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Falacias y falsedades Michel Shermer ‘Traduccidn de Eva de Aguirre Ilustraciones de Ana Cristina Vélez 25 desviaciones del pensamiento La méxima de Hume Mita den os nia a foo cescocés David Hume (1711-1776), cuya Investigacién concerniente al entendiniento huma- no es.un clasico del andlisis escéptico. La obra fue publicada por primera ver de manera ané- hima en Londres, en 1739, como Tralado de la naturaleza humana. En palabras de Hume: “Sa- 1i6é muerta de la imprenta y no llegé ni a conse- gir la distinci6n de suscitar un murmutlo en- Ire ios fandticos”. Hume se io atribuy6 a su esti- lo literario, rehizo el manuscritoy le dio el titu- lo de Resumen de un tratado sobre la naturaleza ‘humana, que publicé en 1740, y luego el de En- s2v0s flos6ficos relacionados con el entendimien- to humano, publicado en 1748. Adin asi la obra no fue aceptada, de manera que en 1758 pro- dujo la versién final, bajo el titulo de Investiga- cin concerniente al entendimiento humano, que hoy se considera su obra filos6fica capital. Hume distinguia entre el “escepticismo an tecedente", tal como el del método de Renato Deseartes, que consiste en dudar de cuanto no tuviera un criterio “antecedente” infalible como base de credibilidad, y el escepticismo “conse- cuente”, el método empleado por Hume, que reconoce las “consecuencias” de la falibilidad de nuestros sentidos, pero las corrige por medio de la raz6n: “El sabio adecua lo que cree a la evi- dencia”. Imposible encontrar un lemia mas es- céptico. ‘Ain més importante es la prueba reina de ‘Hume para analizar los casos presentados como milagros, cuando las demas pruebas han falla- do, Para responder cuando uno se enfrenta a un erédulo honesto que presenta un fenémeno paranormal o sobrenatural para el que aparen- temente no hoy ninguna explicacién natural obvia, Hume propone un argumento que le pa- recié tan importante que puso sus propias pala- bras entre comillas y las consider6 una maxima: La consecuencia obvia es que (y ésta es una méxima general a la cual vale la pena prestarle atencién), “ningiin testimonio es suficiente para decidir si algo es un milagro, a menos que sea de tal naturaleza que su falsedad sea ms mila- *grosa que el hecho que pretende establecer”. Cuando aiguien me dice que vio un kombre resucitado, de inmediato me pregunto qué e: 1o mis probable, que esa persona me esié enga- fiando o la hayan engafiado, o que el hecho re- latado hubiera sucedido en realidad. Cotejo un milagro contra el otro, y de acuerdo con su su- perioridad, la que descubro, declaro mi deci- sién, e indefectiblemente rechazo el milagro ‘mayor. Sila falsedad de su testimonio fuera mas milagrosa que el acontecimiento que relata, en- tonces, y s6lo entonces, podria hacerme cam- biar de opinién. ({1758], 1952, p. 491) Problemas del pensamiento cientifico 1. La teoris influye sobre la observacién. Hablando del afin humano por compren- der el mundo, el fisico y premio Novel Werner Heisenberg condluy6: “Lo que observamos no es la naturaleza misma sino la naturaleza ex- puesta a nuestra manera de interrogarla". En mecénica cuintica, esta nocién se ha formaliza- do como la “interpretacién de Copenhagen” de Ja accién cvdntica. “Una funcién probabilistica no prescribe un determinado evento sino un Revista UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA, 255, 63 {aero-Maizo 1994 continuo de posibles eventos, hasta que una ‘medicin interfiere con ¢l aislamiento del siste- ma y un evento particular se vuelve realidad” (Weaver 1987, p. 412). La interpretacion de Copenhagen elimina la correlacién uno a uno centre teoria y realidad. Esta teorfa en parte cons- truye la realidad. La realidad existe de manera independiente del observador, por supuesto, pero la forma como la percibimos esté influida por las teorfas que enmarcan nuestra manera {de examinarla, Ast, os filésofos dicen quella cien- ia estd cargada de teorfa. El hecho de que la teorfa moldea las percep- ciones de la realidad no s6lo se aplica ala fisica ‘cuintica sino a todas las observaciones del mun- do. Cuando Cristébal Colén legé al Nuevo ‘Mundo, tenia la teorfa de que se encontraba en ‘Asia y procedié a pereibirlo como tal. La canela cera una valiosa especia asiética,y el primer ar- usto del Nuevo Mundo que le olié a la canela Jo declaré canela. Cuando encontré el aromau- co Arbol de quinbombé, propio de las Indias ‘Occidentales, Colén concluyé que se trataba de ‘una especie asiatica similar al almacigo del Me diterrineo. Una nuez del nuevo mundo la asi- milé a la descripcién que Marco Polo hizo del ‘coco. El cirajano de Colén legé incluso a aseve- rar, basado en algunas raices caribefias descu- biertas por sus hombres, que habfa encontrado cel ruibarbo chino. La teorfa de que estaban en [Asia produjo observaciones de Asia, aunque Co- Jon s¢ encontrara a medio mundo de distancia. Tal es el poder de la teoria 2. El observador cambia lo observado. El fisico John Archibald Wheeler anotaba “Incluso para observar un objeto tan mindsculo como un electrén, (un fisico) debe romper el Vidrio. Tiene que llegar al interior. Debe insta- lar el equipo de medicién escogido... ademas, la medida cambia el estado del electr6n. El uni- verso no ser igual después” (en Weaver 1987, p. 427). En otras palabras, el acto de estudiar iin evento puede cambiarlo. Los cientificos so- Gales también enfrentan este fenémeno. Los antropélogos saben bien que cuando estudian ‘una tribu, el comportamiento de los miembros puede alterarse por el hecho de estar siendo Sbservados por un fordneo. Les sujetos de la ‘experimentacion sicolégica pueden modificar su comportamiento si se dan cuenta de que se es- tin comprobando hipétesis experimentales. Por esa raz6n usan los sicdlogos los controles ciego y dobleciego. La ausencia de tales controles es Comin en los experimentos sobre poderes paranormales, y constituye una de las formas ‘Gisicas en que el razonamento se desvia en las pseudociencias. La ciencia trata de tener en Euenta y minimizar los efectos de la observacién sobre el comportamiento de lo observado; las pseudociencias no. 3, Elinstramento construye los resultados El instrumento empleado en Jos experimen- tos suele determinar los resultados. El tamaio de muestros telescopios. por ejemplo, ha mode- lado y remodelado nuestra historia sobre el ta- mafio del universo. En el siglo XX, los teleseo- pics de 60y de 100 pulgadas de Edwin Hubb!e en el Monte Wilson en el sur de California die~ ron por primera vez suficiente poder de obser- vacién a los astrénomos para distinguir estrellas particulares y otras galaxias, demostrando con Ello que esos abjetos borrosos llamados nébulas ‘que crelamos estaban en nuestra propia galaxia eran en realidad galaxias diferentes. En el siglo XIX, la craneometria definié la inteligencia en funcion del tamafio del cerebro, y s¢ disefiaron instrumentos que la median con aquel pardmetro; hoy en dia se define ia irteiige:icia por a faclidad con que se hacen deierminadas {areas y se mide con otro instrumento, la prue~ ba del coeficiente intelectual, o 1Q. Sir Arthur Stanley Eddington ilustr6 el problema con esta ingeniosa analogia: ‘Supongémonos que un ictiélogo explora a Vida del océano. Arroja una red al agua y atrapa tuna nimero de peces diversos. AI observar lo que ha atrapado procede, a la manera normal del cientifico, a sistematizar lo que ve. Y hace dos generalizaciones: 1. No hay criatura marina de menos de dos pulgadas de largo. 2. Todos los seres marinos tienen agallas. ‘Al aplicar esta analogia, lo que ha pescado representa el cuerpo de conocimiento que cons- tituye la ciencia fisica,y la red el equipo intelec- tual y sensorial empleado para obtenerlo. Arro- {jar la red corresponde a las observaciones. Un observador puede aseverar que la pri- ‘mera generalizacién es incorrecta. "Hay abun dantes seres marinos de menor longitud, s6lo aque su red no esté adaptada para pescarlos”. El jctidlogo hace caso omiso de esta objecién con Revista UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA, 255 64 desdén, “Cualquier cosa no pescable con mi red ipso facto queda por fuera del alcance del cono- cimiento iciologico, y no es parte del reino de los peces, que se definid como el tema del cono- cimiento ictiol6gico. En sintesis,1o que mi red no puede atrapar no es pez”. (1958, p.16) De manera andloga, lo que mi telescopio no puede ver no existe, y lo que mi examen no puede medir no es inteligencia. Obviamente, las galaxias y la inteligencia existen, pero cémo las medimos y comprendemos esta muy influ do por nuestro equipo. Problemas del pensamiento pseudocientifico 4. Con solo anécdotay no se construye una Con anéedotas —historias narradas para de- mostrar una aseveracién— no se hace una cien- Gia, Sin evidencia corroboradora de otras fuen- tes, o prucbas fisicas de alguna clase, dan lo mis- imo diez anéedotas o una sola, 0 cien que diez Las anécdotas son relatadas por narradores hu- manos fables. El granjero Robert, de Kansas, puede ser un tipo honesto, religioso, buen pa- dre de familia y no haber suftido de delirios, pero necesitamos la evidencia fisica de una nave 6 seres extraterresties, pues no basta que nos cuente oue vio una y que fue raptado a las tres de la maiana en un camino desierto Lo mismo sucede con numerosas aseveracio- nes relacionadas con la salud. Las historias so bre cémo se le curd el cdncer a la tia Mary al mirar una pelicula de los hermanos Marx o to- mar extracto de higado de gallinas castradas no tienen valor como ¢iencia. El cancer pudo ha- ber entrado en remisién por si solo —lo cual es normal en algunos casos—, 0 puede haber sido mal diagnosticado, ©, 0... lo que se requiere son experimentos controlados, no anécdotas Necesicamos cien sujetos con cdncer, bien diag nosticados y aparejados. Luego precisamos que veinticineo de ellos vean peliculas de los her- manos Marx; veinticinco, peliculas de Alfced Hitchcock; veinticinco, noticeros y veinticinco que no vean nada. Luego es necesario deducir Ja taza de remisién promedio para este tipo de cancer y después analizar los datos de las dife rencias estadisticamente significativas entre los ‘grupos. Si existiera alguna, en todo caso seria necesario obtener confirmacién de otros cient- ficos que hubieran conducido sus propios expe- rimentos aparte del nuestro antes de citar a una conferencia de prensa para anunciar la cura del cancer. 5. El s6lo lenguaje cientifico no hace una cien. Engalanar un sistema de creencias con los atavios de la ciencia por medio del lenguaje y Jergas cientificas, como sucede con la “ciencia de la creacién”, no significa nada si faltan la evi- dencia, la comprobacién experimental y la co- rroboracién. Debido a que la ciencia tiene un carisma tan poderoso en esta sociedad, quienes desean conseguir respetabilidad pero no tienen evidencia tratan de suplirla dando la impresién y sonando como si fueran “cientificos”. El si- guiente es un ejemplo tipico de una columna de la Nueva Era en un periédico: “El planeta Neva adormilado muchos cones y con la incepeién de frecuencias energéticas mayores est4 a punto de despertar en términos de conciencia ¥ espiritualidad. Los maestros de la limitacion y los maestros de la divinaci6n usan las mismas fuerzas creativas para manifestar sus realidades, sin embargo, los primeros se mueven en una espiral hacia abajo y los dlkimos en una espirsl hacia arriba, y cada uno aumenta la vibracién resonante inherente a elias”. ” Dos de los invitados habian escuchado tuna historia mas o menos similar. Al dia siguien- te repetila historia a mis estudiantes y antes de Hegar a la frase final, tres de ellos simultanea- mente dijeron: 2Cual fue la anta? Las leyendas urbanas ¥ los rumores persistentes son ubicuos He aqui algunos: -Elingrediente secreto de la coca-cola es jugo de ciruela. - Una mujer accidentalmente asesiné a su perro tratando de secarlo en su horno microondas. Paul McCartney murié y lo reemplaza al- guien muy parecido. -Kennedy no esta muerto. Vive, parapléjico, recluido en una isla. -En las alcantarillas de la ciudad de Nueva York habitan cocodrilos gigantes. + El alunizaje Fue falso y se filmé en un estu- dio de Hollywood. - Un platillo volador se accident6 en Nuevo Méjico y los cuerpos de los extraterrestres son guardados por la Fuerza Aérea en un depésito secreto, éCudntas historias de éstas ha escuchado us- ted... y euintas ha crefdo? Ninguna es cierta 10. Lo no explicado es inexplicable. Muchas personas estin convencidas de que si algo no se puede explicar, debe ser inexplica- ble y por lo tanto debe ser un auténtico miste- rio de lo paranormal. Un arquedlogo aficiona- do declara que como no puede imaginarse la manera como se construyeron las pirdmides, és- tas debieron haber sido construidas por extraterrestres. Incluso personas més razonables piensan que si los expertos no pueden explicar Revista UNIVERSIDAD DE ANTIOQLIA, 255 o7 algo, esto debe ser inexplicable. Hazafias como doblar las cucharas, caminar sobre el fuego y 1a telepatia se consideran de naturaleza m{stica 0 paranormal porque la mayor parte de la gente no las puede explicar. Cuando se les explica, la ‘gente responde: “Ah, claro” 0 “es obvio apenas tuno lo sabe". Un ejemplo es caminar sobre el carbén, Se especula hasta més no poder sobre los poderes sobrenaturales de quienes dominan ¢l dolor y el calor, o sobre las sustancias quimi- ‘cas mentales misteriosas que bloquean el dolor y evitan las quemaduras. La explicacién simple es quella capacidad de los carbone ligeros y poco densos de contener calor es muy baja, y la con- ductibilidad del calor de ese tipo de carbén a los pies es muy pobre. Mientras tno no se que- de parado sobre los carbones, no se quema: pien- se en una torta en un homo a 450 grados. El aire, la torta y el molde estén a 450 grados, pero sélo el molde metilico le quemaré la mano, pues tiene una gran capacidad de calor y una alta conductividad, mientras que el aire y la torta son livianos y poco densos, y tienen poca capa- idad de calor y poca conductividad. Por eso los magos no nos cuentan sus secretos. La mayor parte de los trucos son muy simples y conocer el secreto Te quita la gracia a la magia. En el universo existen abundantes misterios auteniicos no resucito: y Ho currecty ¢s decir: “Todavia no lo sabemos, pero quizés algin dia o haremos”. El prublema es que ala mayoria nos parece més c6moda la certeza, asf sea pre- matura, que vivir con misterios no resueltos no explicados. 11. Racionalizacion de los fracasos. En la Giencia, el valor de los hallazgos nega- tivos —fracasos— no puede ser més grande. Por Jo general no se desean, y a menudo no se pu- blican. Pero la mayor parte del tiempo lo mis cerca que llegamos a la verdad es con wn fraca- 50. Los cientificos honestos admitiran con tran- quilidad sus errores, pero a todos los mantienen a raya el hecho de que sus colegas les van a pu- blicar cualquier intento de falsificacién. No su- cede lo mismo con los pseudocientificos, qui nes ignoran 0 racionalizan los fracasos, espe- Galmente cuando se los expone. Silos pillan en verdaderas trampas —lo cual no ocurre con fre- ‘cuencia— aseveran que sus poderes no siempre fancionan, pero cuando han de actuar en tele- visi6n o en un Jaboratorio, deben recurrir a las wampas. Si de todos modos no logran hacer lo que dicen que hacen, tienen a mano un némero de explicaciones creativas: demasiados controles ‘en un experimento causa resultados negativos; Jos poderes no funcionan en presencia de escep- ticos; los poderes no obran ante €! equipo elée- trico; los poderes vienen y van, y este ¢s uno de Jos momentos en que se fueron. Finalmente, sos- tienen que si los escépticos no lo pueden expli- car todo, entonces debe haber algo paranormal; ‘caen en la falacia de que como algo no se ha cexplicado entonces es inexplicable. 12, Razonamiento sobre lo posteriori “También conocido como past hoc, ergo propter hoc, literalmente, con posterioridad a algo. por Jo tanto a causa de eso. En su nivel més primiti- vo es una forma de supersticién, Un beisbolista no s¢ afeité un dia, ¢ hizo dos home runs. Un tahGr se pone sus zapatos de la suerte porque tuna vez, en el pasado, gané cuando los tenia puestos. De manera més suti, también los estu- dios cientificos pueden caer en esta falacia. En 1993, un estudio descubrié que los nifios ali- mentados con leche materna obtienen resulta- dos més altos en los eximenes de medicion de inteligencia. Fue mucho lo que se especul6 so- bre cual ingredicnte deta leche snaterma taba la inteligencia y se hizo sentir culpables 2 las madres que alimentaron sus bebés con tete- ro, Pero muy pronto los investigadores comen- zaron a preguntarse sia los bebés que aliment2- ‘ban de pecho también los cuidaban de manera diferente. Es posible que las madres que alimen- tan a los hijos les dediquen mas tiempo y ésta atencién sea la verdadera causa de las diferen-

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