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105 a Wi Nvensioan Peoucoaica NACIONAL La tinaja encantada surco, la reja del arado — madera — tropez6 contra un objeto duro y se rompié. Era una tinaja de iendo compensar con algo Ia rotura del arado, el labrador se lev la tinaja a Le conté la desgracia a su mujer, pero ésta empezé a gritar y a demostarle, el pobre hombre tuviera la culpa de aquel accidente. 1 aldeano se preparaba para ir a] mercado. Al pasar delante de la tinaja, se le caygron en ella unas monedas. Fue a recogerlas, y cuando lo hubo hecho vio que en el habia otro pufiado exactamente igual. Sacd este pufiado de monedas, y se con que quedaba otro. Comprendié que la tingja estaba encantada y que su jenio consistia en volver a tener lo mismo que se sacaba de ella. De este duramente su conducta, diciéndole que no comprendia cmo por una miserable tinaja de barro echaba por los suelos su honra y su fama. Entonces el juez le contest6: WiNiversox peoncoaica NACIONAL — Es que no se trata de una tinaja cualquiera. Ven y lo verds. Y llev6 a su padre ante la tinaja, cuyas propiedades milagrosas le explicé. Pero apenas habia terminado de hacerlo, cuando ya estaba el padre echado sobre Ia tinaja, vertiendo en ella todo su dinero y sacando monedas a puiiados. Tanto se incliné el viejo que se cay6 dentro. Acudié el hijo a sacar a su padre de la tinaja. Pero cuando lo hubo sacado, vio dentro a otro anciano exactamente igual que su progenitor. Lo sacé también, y al punto aparecié un tercer viejo, un tercer padre, a quien el juez tuvo que rendir el mismo tributo de respeto y carifio. Mas no bien estuvo fuera este tercer padre, cuando ya un cuarto padre se agitaba quejumbroso en el fondo de la tinaja. Y el mal juez, desesperado, se encontré con que tenia que pasarse la vida sacando padres de la tinaja, o dejar incumplidos sus mas sagrados deberes filiales. (cuento popular japonés, transmitido por tradicién oral) er” aa ACIONAL Caramelo salva el dia En una linda finca nacié un bello dia un caballito dorado como cl sol, con crines blancas como la nieve y ojos negros como pedazos de carbén. Los demés animalitos de la finca lo lamaron Caramelo. Caramelo pasaba sus dias cabalgando de un lado para otro, conversando con todos. Un dia, ensayando su voz descubrié que al gritar $BUUUUU! Todos los pajaritos salian volando asustadisimos. Esto le parecié muy divertido y decidié ensayar su nuevo grito por toda la finca. Primero fue a los establos, donde estaban ordefiado las vacas. Al gritar iBUUUUU! Las vacas se sobresaltaron, se pusieron furiosas y para completar se rego toda la leche. Caramelo salié volado de ahi entre los mugidos de indignacién de toda la manada. Luego fue al gallinero, Y qué revuelo de plumas el que se formé cuando Caramelo grit: BUUUU! Le tocé al gallo asumir el papel de lider para sacar a aquel caballo de alli. Luego fue a la porqueriza y grité mas duro que antes jBUUUU! Los pobres cerdos que estaban tomando su siesta en un gran charco de barro quedaron sentados en el abrevadero. Después de esta tltima hazafia Caramelo se fue muy feliz a su potrero; jera el mejor de su vida! Pero los otros animales no estaban tan contentos: Patos, pavos, gallinas, cabras, n 108 aversion Anewo 2 corderos, vacas y burros hicieron una gran reunién y decidieron castigar al culpable. Por la tarde a la hora de la comida, le dijeron a Caramelo que lo que habia hecho no era divertido, ese no era un sonido apropiado para un caballo y lo mandaron a dormir sin cenar, El se puso muy triste pero no entendia... ,Por qué lo regafiaban por algo tan divertido? Un par de dias después, Caramelo se encontraba mascando hierba en su potrero cuando oy6 un gran alboroto en el corral de los patos. Salié a todo galope para ver qué pasaba y se encontré con que un gran zorro tenia agarrado en su bocota a uno de los patos. Caramelo, sin pensarlo, grité lo més fuerte que pudo BUUUUU! Y claro, el susto del zorro fue tan tremendo que solté el pato, salié corriendo sin mirar para donde iba y acabé metiendo en el charco de barro con los cerdos, Esa noche, patos, pavos, gallinas, cabras, corderos, vacas y burros hicieron una gran fiesta en honor de Caramelo. Le colgaron una gran medalla en el cuello y le dieron muchos abrazos. El gran toro tomé Ia palabra y dijo: “Camelo, gracias por asustar al temible zorro, de ahora en adelante cuando quieras pedes usar tu BUUUUU; pero, por favor, avisanos antes de gritar para asi no asustamos”.

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