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Disenso Ensayos sobre estética y politica Jacques Ranciére Jacques Ranciére es uno de los principales referentes de Ia filosofia francesa contemporénea. Marcado en una pri- ‘mera etapa de su pensamiento por las ensefianzas, de su profesor Louis Althusser, colaboré en la redaccién de Para leer El capital, texto decisivo para la interpretaciin marxista de la época. Gran parte de su obra esta enfocada en la comprensién de los fundamentos del movimiento de mayo del 68 franeés; ademds, es conocida por las eriticas radicales a sus contemporéneos, como Gilles Deleuze, Antonio Negri, Giorgio Agamben, Alain Badiou y Jacques Derrida. Es profesor emérito de la Universidad de Paris 8 y de la European Gra- uate School. Jacques Ranciére Disenso Ensayos sobre estética y politica Edicién e introduccién Steven Corcoran ‘Secciém de Obras de Filosofia Primera edicién en inglés, 2015 Primera edicion en espaiol, 2019 Primera edicién electrénies, 2010 Diseio de portada: Laura Esponda Aguilar (©2010, 2015, Jacques Rancidre and Steven Corcoran, [sta traduccion se publica por aeuerdo con Bloomsbury Publishing Ple. Titulo original: Dissensus: On Politics and Aesthetics D.R. © 2009, Fondo de Cultura Econémica Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 Ciudad de México ‘www.fondodeculturaeconomica.com Comentarios: editorial @fondodeculturacconomica.com ‘Tel. (55) 5227-4672 Se prohibe la reproduecién total o parcial de esta obra, sea cual fuere el ‘medio. Todas los cantenidos que se inluyen tales como earacteistcas tipogrtieas y de diagramacin, textos grificos, ogotipos, ieonos, im ‘genes, ete, son propiedad exclusiva del Pondo de Cultura Beonémica y testin protegidos por las leyes mexicanas e internacionales del copy right o derecho de autor. ISBN 978-607-16-6306-1 (ePub) ISBN 078-607-16-6197-5 (impreso) Primera parte La estética de la politica I. Diez tesis sobre la politica* Tesis 1. La politica no es el iereicio del poder. La politica debe defi- nirse en sus propios términes como un modo especifico de actuar que es puesto en prictiea por un sujeto especifico y que tiene su propia racionalidad. Zs la relacién politica lo que permite pensar el sujto de Te politica y no al contrario. (Cuando la politica se identifica con el ejerecio del poder y la Iueha por conseguitlo, se preseinde de ella desde el principio, Mas atin, nando se concibe como una teoria del poder —o como una investigaciéa en los tecrenos de su legtimidad— también se preseinde de su forma de pen- samiento. Si la politea tiene una particularidad que la convierte en algo distinto a un simple modo de agrupacin més amplio o una forma del poder que se caracteriza por su modo de legitimacién, es porque coneierne a un tipa de sujeto distintive, y que Te coneieme bajo Ia forma de un modo de relacin que lees propio. Esto es precisamente lo que dice Aristteles en el Libro I de la Politica, euando distingue el dominio politica (como el dominio sabre Tos iguales) de todos las otros tipos de dominio, y de nueva en el Libro II, cuando define al ciuda- dano como aquel que «tiene parte en el hecho de gobernar y del ser gobernado».* Toda la politi esté contenida en esa relacién espectica, I. Diez tesis sobre la politica’ ‘Tesi 1, La palitiea no es el gjerecio del poder. La politiea debe defi nirse en sus propios términos como un modo especfico de actuar que es puesto en préctiea por un sujeto espeetfico y que tune su propia racionalidad. Es la relacié politen lo que permite pensar el sujeta de la politica y no al contrario. Cuando la politica se identifica com el ejervcio del poder y la lucha por consoguitlo, se preseinde do ella desde el principio, Mas ain, cuando se coneibe como tna teoria del poder —0 como una investigacién en los terrenos de su legitimidad— también se prescinde de su forma de pen- samiento. Si la politiea tiene una particularidad que la convierte en. algo distinto a un simple modo de agrupacién mas amplio o una forma del poder que se caracteriza por su modo de legitimacién, es porque concierne a un tipo de sujeto distintivo, y que le concieme bajo la forma de un modo de relacion que lees propio. Esto es precisamente lo quo dice Aristétles en el Libro I de la Politiea, cuando distingue el dominio politico (como el dominio sabre los iguales) de todos los otros tipos de dominio, y de nuevo en el Libro II, euande define al ciuda- dano como aquel que «tiene parte en el hecho de gobernar y del ser sgobernado».* Toda la politieaesté contenida en esa relacin expecifia, ‘en este «tener parte» (avoir-part)! que debe ser interrogado sobre su signifieado y eus eondieiones de posibilidad. Una indagacién sobre lo que es «propia» de la politea debe distin- nse cuidadosamente de las propuestas actuales y muy extendidas sobre el regreso dea politica. El contexto de consenso estatal que se ha ‘desarrollado desde la dévada de 1990 ha traido consigo una abundan- cia de afirmaciones que proclaman el fin de la ilusi6n de lo socal y el regreso a una forma spura de la politica. Por lo comm, estas afirma- cones también recurren a los textos aristotélicos antes mencionados, ‘que se leen a través de las interpretaciones de Leo Strauss y Hannah Arendt, En elas, el onden politico «propio generalmente se identifica ‘con el del eu zn —vivir eon miras al bien, en opasicién al En —con- ‘ebido como un orden de a vida simple—. En eonsecuencia, la frontera ‘entre lo politien ylo doméstivo se eonvierteen la frontera entre lo poll- ‘ico ylo social, vel ideal de la eiudad Estado, que se define por su bien ‘comin, se pone & a trste realidad de una demoeracia moderna que se proyecta como el dominio de las masas y de la necesidad. En la priti- a, esta celebracién de la politica pura renuneia ala virtud asociada al bien politic y la entrega alas oligarquias gubernamentales iustradas por sus expertos. Es decir, Ia supuesta purificacién de lo politic, libe- rado de la necesidad socal y doméstica, es equivalente ala pura y sim- ple redueci6n de lo politico a lo estatal(/étatigue). ‘Tras la bufoneria del «rogreso» de lo politico y dela filsofia polt- tien que hoy se proclaman, hay un eirculo veioso que earacteriza ala ‘lasofa politica misma, Hse eireulo viciosa consiste en la manera parti- cular on que sv interpreta ol vinculo entre la relzei6n politia y el sujeto politico; es deer, en In suposieiSn de que hay un modo de vida «pro- pio» de Ia existencia politica, el eval nos permite deducir Ia relacion politia de las prapiedades de un orden especifico del ser e interpre- {arlo en relacién con la existencia de un personaje que posve un bien 0 tuna universalidad espectfica, en contraste con el mundo doméstico 0 privado de las necesidades y los intereses. En resumen, la politica Tega ser vista como la realizacién de un modo de vida propio de quienes cestin destinados a ella Se plantea como el fundamento dela politica el ‘mismo reparto que, en realidad, es su objeto ‘Asi, lo propio de a politica se deja a un lado desde el principio si se le concibe como una forma de vida especifica. La politica no puede definirse de aeuordo con ningin sujeto preesistente. La «diferencia» propia de la politica lo que permite pensar su sujeto— debe buscarse cen [a forma de su relacin. En la ya mencionada definiciéa arstotlica del eiudadano, el sujeto (palit) reeibe un nombre que se define por ‘un tener parte (méthexis) en un modo de actuar (arin) y, ala ver, en al padccer que eorresponde a ese actuar (drjesthai). Si hay algo (Tinter-érre)' de personas entregadas a la aceién politics. Sabemos que esta oposicin, que reem- plaza ala oposiciin entre el zn y el eu zn, sostiene una idea especifica de Ia pureza politica. Por ejemplo, en la obra de Hannah Arendt, el trden de la prixis es un orden de iguales que poscen el poder de Grjein,e= decir, el poder de comensar de nuevo (commencer): «Actuar —explica en La eondivién humana, en su sentido més general, signi- fica tomar una iniciativa, comenzar (como indica la palabra griega rjein, *comenzay”, “conduct” y finalmente *gobernar’)»; y Arendt concluye esta idea Vineulando el Grjein con el «prineipio de la liber tad>.° Asi, solo una ver que se define un modo y un mundo propios del actuar, unt vertiginoso atajo permite plantear una serie de ecuaciones ‘entre o, en otzas palabras, Ta eloecién «mediante sorten», Platén no abunda en €], pero clar ‘mente esta elecein de réyimen, que irbnicamente se dice que es «de dios», también se refiere al régimen que s6l0 un dios puede salvar: la demoeracia. As, la democracia se earacteriza por el sorteo o la com- pleta ausencia de cualquier titalo para gabernar. Es el estado de excep- iin en el que los opuestos no pueden funeionar, en el que no hay ringsin principio de reparticién de roles. «Tener parte en el hecho de gobernary de ser gobernador es algo muy distnto a la reciprocidad. Al contrario, es Ia ausencia de reeiprocidad lo que constituye la esencia ‘excepcional de esta relacin, y esta ausencin de reciprocidad descansa ‘en Ja paradoja de un titulo que es una ausencia de titulo, La democra- cia es la situacién especifica en la cual la ausencia de titulos es lo que ‘otorga el titulo para ejercer la arjé. Es el comienzo sin comienzo, una forma de dominio (commandement) del que no domins. En esta logi- ‘a, la expecifcidad de la arjé —su redoblamiento, es decir, el hecho de {que siempre se precede a si misma em al crculo de su propia disposi- ibn y eercicio— queda destruida. Pero esta situaci6n de excepcién es idéntica a la condicidn misma que hace posible la especiicidad de la politica en general. Tesis 4. La democracia no es un régimen politico. En euanto ruptura de la ligica de la aré, es decir, de la anticipacién del dominio en s isposicién, es el régimen mismo de la politica eomo una forma de relacin que define un sweto especifico, Lo que hace posible la méthaxis propia de la poitea es la ruptura con ‘todas las logicas que distribuyen las partes conforme al ejerccio de la ‘azjé. La alibertade del pueblo, que constituye el axioma de a democra- ‘a, tiene como contenido real la ruptura con el axioma de la domina- «ibn, es decir, con cualquier tipo de correlacién entre la capacidad para ‘gobernar y la capacidad para ser gobenado. El ciudadano que tiene pate en el hecho de agobernar y de ser gobernada» sélo puede once birse a partir del démos como figura que rompe con todas las formas de correspondencia entre una serie de eapacidades carrelacionadas. Asi, la democracia no es un régimen politico en el sentido de que forme una de las posibles constituciones que definen las maneras en ‘que las personas se reinen bajo una autoridad comiin. La democracia, ¢s la insitucién misma de la politica, de su sujeto y de su forma de reac. La democracia, lo sabemos, fue un término inventado por sus adversorios, por todos aquellos que tenian algin «til» para gober= ‘ar: antigledad, nacimiento,riqueza, virtud o eonocimiento. Al usar la palabra democracia como término de escarno, estos adversarios mar- ‘aron un giro sin precedentes en el orden de las cosas: el «poder del démos» significa que quienes gobiernan son aquellos cuya {nica earac- ‘eristica en comiin es que no poseen un titulo para gobernar. Antes que ser el nombre de una comunidad, el démos es el nombre de una parte de Ta comunidad: los pobres. Pero precisamente «los pobres» no ‘designa una parte de la poblacion econémicamente desfavorecida, sino s6lo a las personas que no euentan, que no tienen ningén titulo para ercer el poder de la aré, ningin ttulo por el cual ser tomadas en ‘cuenta Esto es precisamente lo que dice Homero en el episodio de Tersites, 18 mencionado, Ulises golpeari con su cetro en lz espalda de aquellos «que insistan en hablar si pertenecen al démos: el grupa indiferenciado de los que estén «fuera de la cuentas (andrithmo’) Esto no es una deduecién sino una definicin. Ser parte del démos es estar fuera de la cuenta, no tener vox para hacerse escachar. Un extraotdinario pasaje del canto XII de la Tada sTustra este punto, En él, Polidamante se queja de que Héctor ha ignorado su opinion; «contigo ~dice—, si uno pertenece al démos no tiene derecho a hablar>.° Ahora bien, Polida- ‘ante no es un rufién como Tersites; es el hermano de Héctor. Fl tér- mino d@mos no designa una eategorfa socal inferior; el que pertenece aldnos, el que habla cuando no tiene que hablar, es quiea toma parte fen aquella delo que no tiene parte. Tesis 5, El pueblo, que es el sujeto de la demoeracia, y por tanto el ‘swieto atémico de la politica, no es ef eonjunto de miembros de la comunidad nila clase trabajadora de la poblacién. sla parte suple- ‘mentaria con relaciin a toda cuenta de las partes de la poblacién, que permite identifiear «la cuenta de los ineontados» con la comunidad entera, El pueblo (dmos) existe s6lo como wna ruptura de la lien de In afd, tuna ruptura de la logica del comienzo / dominio. No puede identifi cntse com la clase de quienes reconocen entre sel mismo origen onaci- riento ni con una parte 0 suma de ls partes de la poblaein Fl pueblo es el suplemento que separa a la poblacién de si misma al suspender ‘todas las Iogicas del dominio legitimo. Tal separacion queda bien ius- ‘trada en la decisiva reforma que dia lugar a Ia democracia ateniense, a saber, la que Clistenes efeetué cuando traz6 de nuevo la distribucion territorial de los démoi de Ia ciudad.” Al constituir a Tes tribus de acuerdo eon tres tipos distintos de distribucién regional —una cireuns- peccibn de la ciudad, otra costera y otra mas del interior—, Clistenes ‘ompis con el antiguo principio que sometia a as tribas al dominio de Jas cacicargos aristocriticos locales, cuyo poder tenfa por contenido ‘eal el poder econémico de los terrateniente,leytimado mediante un ‘nacimientoIegendario, En suma, el pueblo como tal consiste en un artificio que atraviesa la 1ogiea que designa al prineipio de riqueza como heredero del principio de nacimiento. Es un suplemento abstracto respecto a toda cuenta ‘efeetvn de las partes de la poblacién, de sus titulos para tomar parte en 1a comunidad y de las partes en comin que les eoreesponden en fun- cin de esos titulos. El pueblo es una exitencia suplementaria que ins- cre la cuenta de los incontadoso la parte de los sin-parte, es decir, en ‘itima instancia, la igualdad de los seres hablantes, sin la cual la desigualdad misma es inconcebible. Esas expresiones deben enten- {erse no en un sentido populista sino estructural. No es el populacha ‘rahajador y sufriente quien surge en el teteno de la accin politica e identifica su nombre con el de la comunidad. Lo que la democracia Tama el stodor de Ia comunidad es una parte vacia, suplementaria, ‘que separa a la comunidad de la suma de las partes del cuerpo social. ‘Esta separacin incial esablece que la politica es la aeuién de sujetos suplementarios que se inscriben como un excedente respecto a toda ‘cuenta dels partes de a sociedad. E nddeo de la cuestion poltiea reside entonees en la interpreta én de este vacio y excedente, Los eiticos que esperan desacreditar @ Ja demoeracia reducen persistentemente la «nada» constitutiva del pueblo pottico al exeeso (érop-plain) de las masas codiciosas y del populacho iguorante. La interpretacion de la democracia de Claude Lefort otorga un sentido estructural al vaefo democritico.* No obstan- te, esta teoria del vacio puede interpretarse de dos maneras. De acuerda con Ta primera, el vaca es la anarquia, Ia ausencia de toda legitimidad del poder y constitutiva dela naturaleza misma del espacio politica, De acnenda com la segunda, el vacio surge por la «desincorpo- racién de los dos cuerpos del rey, e! humano y el divino. Segén esta ‘tima perspectiva, Ia democracia inicia con el asesinato del rey, cevando lo simblien se deerumba para producir una presencia social incorpérea. Se dice que este vineulo originario Meva consigo la tenta- cién original de crear una reconstruccién imaginaria del glorioso ‘cuerpo del pucblo, heredero del cuerpo inmortal del rey y fundamento de todas las formas de toaltarismo, Contra esta aficmacion puede sos- tenerse que los dos cuerpos del pueblo no son una consecuencia ‘moderna del acto de saerifear el cuerpo del soberano, sino un ele ‘mento constitutivo dela politica, Es el pueblo, y no el rey, que incial- ‘mente tiene un doble cuerpo. ¥ esta duaidad no es otra cosa que el suplemento pore] que la politica misma existe eomo suplemento a toda ‘cuenta social y como excencién a toda légica de dominacién, El séptimo titulo, die Platén, es In xparte de dios». Yo sostengo que la parte que «pertenece a dios», es decir, el titulo de los que no tie- nen title, cantiene todo lo que es teol6gico en la politica. La atencién, que hoy recibe el tema de lo steolégico-poitieo» disuelve la cuestion de la politica en la del poder y en Ja dela situacién originaria que lo funda, Sirve para redoblar la fiecién liberal del contrato mediante la representacién de un suerificio originario. No obstant, la division dela ‘arjé que funda la polities, y por tanto la democracia, no es un sacrificio fundacional, Esa neutralizacin de todo everpo sactfcal. Esa neutra- lizacidn puede leerse « manera de fabula al final de Edipo en Colono: fet acosta de la desapavicién del cuerpo encsfiial, dena ir #asear el cadaver de Edipo, que la demoeracia ateniense reibe los efeetos bené- ficos de su entiero. Querer exhumar el cuerpo no sélo es asociar la forma demoeritica con un escenario de peeado o maleficio original; significa, de manera més radical, reducir la lgica de la politica a ‘cestin de la escena originaria del poder o, en otras palabras, reducir lo politic ato stata. Al interpretar la parte vacia en términas de psi cosis, la dramaturgia dela catistrofe simbélia original transforma la texeepein polities en un sfntoma sacrificial dela democrasia: aubstme l caricter ltigioso propio dela politica dentro de cualquier nimero de versiones del pecado 0 de asesinato original ‘esis 6. Si la polition es el trazado de una diferencia evanescente can respecto ala distribucién de las repartciones y de las partes sociales, se deduce que su existencia de ninguma manera es necesaria, sina que ‘2eurre emo un aeeidente siempre provisional en ta historia de las formas de dominacién, También se deduce que el objeto esencial del Titigiapotitia es Ia existencia misma de la potion 1Lapolitica noes de ninguna manera una realidad que pueda deducirse de las necesidades que conducen al pueblo a reumirse en comunidades, 1a politica es una excepcién en relacién con los principios segin los caales esas reuniones ocurren, Hl orden «normal» de las cosas es que Js comunidades humanas se reinen bajo el dominio de aquellos que estén ealificados para gobernar, y cuyos titulos son evidentes por el Ihecho mismo de que gobiernan. Tas miltplesttulos para gabernar se reducen finalmente a dos titulos prineipales: el primero devuelve a la sociedad al orden de la fliacién, humana y divina es el poder del ‘nacimiento; el segundo la devuelve al principio vital de sus actvida- ‘des —es el poder dela riqueza—. La evolueién enormal» de la sociedad se presenta entonces como el trinsito del gobierno de! navimicnto al sobierno dela riqueza. La politi existe como desviacién de este orden ‘normal de las casas; es esta anomalia que se expresa en la naturaleza de los sujetos politicos, que no son grupos sociales, sino més bien for- ‘mas de inseripeién de la euenta de los incontados. 1a politica existe en la medida en que al pueblo no se le identifica ‘con una raza o una poblacién, na los pobres con um sector desfavore~ ‘do en especficn, ni al profetariada con un grupo de trabajadores industriales, ete, sino, més bien, com sujetos que inseriben, como suplemento de toda cuenta de las partes de la sociedad, una figura ‘especifiea de Ia cuenta de Ios incontados o de Ia parte de los sin-parte. ‘Que esa parte exista es la apuesta misma de In politica. El conflicto politico no leva consigo la oposicién entre grupos con distintosinter~ ‘ces, sino la oposicién entre logieas que euentan de forma diferente las reparticiones y las partes de la comunidad. El combate entre «ticos» y spobrese es el combate sobre la posibilidad misma de dividir esas palabras en dos, de insltuirlas como categorias que inscriben otra ‘cuenta de la comunidad. Hay dos formas de contar las partes de la comunidad. La primera .6lo cuenta Ins partes reales, os grupos cfectivos que se definen por las iferencias de nacimiento y por las diferentes furciones, lugares e intereses que preparan al cuerpo socal para la exclusién de todo suple- ‘mento, La segunda cuenta «ademés> una parte de los sin-parte, Ala primera la llamo policia y ala segunda politica. ‘Tesis 7. La politiea se opone claramente a la polsia. La policia es un reparto de lo sensible (partage du sensible) euyo prineipio es la ausen- cia de vacio y de suplemento. La policia no es una funcién social sino una constitucién simbiliea de lo social, La esencia dela policia no yace ea la represion ni tampoco en l control sobre Jos vivos. Su evencia radica en una elerta manera de reparto de lo sensible. Llamo «reparto de lo sensible» ala ley general- mente implicita que define les formas del tener parte, al definir pri- mero los modas de pereepeién en que se inscriben. El reparto de lo sensible es la separacién del mundo (du monde) y dela gente (de mon- de), el némein sobre el cual se fundan los némoi dela eomunidad. Esta repartcion debe entenderse en el date sentido de In palabra; por un lado, como aquello que separa y excluye y, por otzo, como aquello que permite participar. Un reparto de lo sensible se refiere ala manera en (que esté determinada la relaeién entre un comin conpartido (un eom- ‘mun partagé) y la distribueién de partes exclusivas en Ja experiencia sensible. Esta dltima forma de distribueiém, que, por su evidencia sen- sible, anticipa la distribucion de partes y eparticiones (parties), presi pone el repartode lo que es visible yde lo que no lo es, de lo que puede olrsey de lo que no se oye. ‘La esencia de la policia radica en una repartcién de lo sensible que se caraeteriza por Ia auseneia de vacto y de suplemento: aqui la socie- dad se compone de grupos vinculados a modos especii lugares en los que esas ocupaciones se ejereen y a modos de ser que corresponden a esas ocupaciones y esos lugares. No hay lugar para el vaelo en esa adaptacion de funciones, lugares y formas de ser. Es esta cexelusién deo que ano hay» lo que constituye el principio de la policia, ene centro de las pricticas estatales. La esencia de la politica consiste ‘nacimiento-; el segundo la devuelve al principio vital de sus aetivida- des —es el poder de la riqueza. La evolucién «normal della sociedad se presenta entonces como el trinsito del gobierno del nacimienta al gobierno dela riqueza, La poltia existe como desviacién de este orden. normal de las eosas; es esta anomalia que se expresa en la naturaleza de los sujetospolitcas, que no son grupos sociale, sino ms bien for sms de inseripei6n de la eventa de los incontados. La politica existe en la medida en que al pueblo no se le identifica com tn raza o una poblacién, nia los pobres con un sector desfavore- ido en espectico, ni al proletariado eon un grupo de trabajadores industriales, ete, sino, mas bien, con sujetas que inscriben, como suplemento de toda cuenta de las partes de la sociedad, una Agura cspeutfea de la euenta de los incontados o dela parte de los sin-parte. (Que esa parte exista es la apuesta misma de la politica. El conficto politica no lleva eonsigo Ia oposicin entre grupos con distintos inter- ses, sino la oposicién entre logicas que cuentan deforma diferente las repatticionesy las partes de la comunidad. El combate entre «rics ‘pobres» es el combate sobre la posibilidad misma de dividir esas palabras en dos, de instituelas como categorias que inseriben otra ‘cuenta dela comunidad. Hay dos formas de contar las partes de la comunidad. La primera s6lo eventa las partes reales, los grupos efectivos que se definen por las diferencias de nacimiento y por las diferentes funciones, lugares © intereses que preparan al exerpo social para la exchsién de todo sple- ‘mento, La segunda cuenta «adensés» una parte de los sin-parte. A la primera la amo poliefay ala segunda politica. ‘esis 7. La politica se opone elaramente « la poeta, La polieta es un veparto de lo sensible (partage du sensible cuyo principio es la ausen- cia de vacto y de suplementa, La policfa no es una funein social sino una constitucién simbélica de lo social. La esencia de la polieia no yace en la represin ni tampoco en control sobre los vivos. Su eseneia radia en una eierta manera de repario de lo sensible. amo «reparto de lo sensible» ala ley general- ‘mente implicita que define las formas del tener paste, al definir pi- ‘mero los mors de pervepeién en que se inserben. El reparto de lo sensible es la separacién del mundo (du monde) y de la gente (de mon- de), el némein sobre el cual se fandan los némoi de la comunidad. Esta roparticiin debe entenderse en el doble sentido de la palabra; por un Jado, como aquello que separa y excluye y, por otro, como aquello que permite participar. Un reparto de lo sensible se refiere a Ia manera en que esta determinada la rolaci6n entre un comtn compartido (un eom- ‘mun partagé) y la distribueién de partes exclusivas en la experiencia sensible. Esta ditima forma de distrbucién, que, por sa evidenc sible, anticipa la distibueion de partes y repartciones (parties), presu- pone el reparto de lo que es visible y de lo que nolo es, de lo que puede tse y de lo que no se oye. ‘La esencia de la poiefaradiea en una repasticion de lo sensible que se caracteriza por la zusencia de vacio y de suplemento: aqui la socie- dad se compone de grupos vinculadas a modos especficos de hacer, a Iugares en los que esas oeupaciones se ejereen y a modos de ser que corresponden a esas ocupaciones y esos lugares. No hay lugar para el vacio en esa adaptacién de funciones, lngares y formas de ser. Es esta exclusion de lo que «no hay» lo que eonstituye el principio de la policia ene centro de las pricticasestatales. La esencia de la politica consiste en perturbar este acuerdo complementindolo con una parte de os sin- parte, identificada incluso con toda Ja comunidad. El itigio politica es Jo que le da existencia ala politica, separéndola de la policia que cons- tantemente la hace desapareeer, ya sea neyéndola pura y simplemente, (0 ya sea revindicando la ligica politica como suya. Antes que nada, la politica es una intervencién sobre lo visible y lo decibe, ‘esis 8. Bl trabajo eseneial de la pottiea os la configuracién de su pro- pio espacio. s revelar el mundo de sus sujetos y sus operaciones. La eseneia de la poltioa es la manifestacién del disenso como la presen- cia de dos mundos en umo solo, ‘Comencemos con tn dato empiric las intervenciones policies en los espacios piblicos consisten fundamentalmente en disolver manifesta- cones y noen interpelar a los manifestantes. La policia noes laley que interpela a los individuos (como en el «ioiga, usted!» de Louis Althus- sen), a menos de que se le confunda con el sometimiento religioso.” ‘Antes que nada, consiste en recordar la obviedad de lo que hay 0 mis bien de lo que no hay, y su lema es «iavence, aqui no hay nada que ver!» La policies quien dice que aguf, en esta ealle, no hay nada que ‘very, asi no queda més que avanzar. Afirma que el espacio para cireu- Jar no es mis que el espacio de eirculacién. En cambio, a politica eon- siste en transformar este espacio de por el hecho mismo de que no tiene ttulos para ‘gobernar; que el principio de comienzo / daminia esté por ello irreme- iablemeate dividido, y que la comunidad politica es, en esencia, una ‘comunidad ltigiosa, tal os cl seereto de la potitiea que Ta flosafia ‘encontrd por primera vez. $i podemos desir que los «antiguose tienen cierto privlegio sabre los «modernos» es porque fueron los primeros ‘en perebir este secreto, y no por haber sido los primeros en eontrastar J comunidad del «bien» con la de lo «itil». Bajo el anodino término de eflosafa politica» se ocuta el violento encuentro entre a filosofiay In excepcién a la ly de la arjé propia de la politic, para no mencionar el esfuerz0 de la filasofia por reubiar Ia politica bajo los auspicios de cata ley. Los textos del Gorgias, la Repiiblica, el Politico y las Leyes dan testimonio del mismo esfuerzo por borrr la paradoja o el escin- dalo que surge del «séptimo titulo»: el esfuereo por convertir a la ddemocracia en un simple caso del principio indeterminable del «go- bierno del més fuerte», sin dejar otra solucién que compararlo con el gobierno de los sabios (des savants); dan testimonio del mismo esfucrzo por situar a la comunidad bajo una ley Gniea de division y expulsar a parte vacia del dmos del eaerpo de la comunidad. Pero esta expulsién no toma simplemente la forma de una oposi- cim entre el buen régimen de una comunidad que esta unida ya la vee jerarquizada segtin su principio de unidad, y el mal régimen de divisién ‘ydesorden, sino que toma la forma de una presuposicion que identifica tuna forma politica con tun modo de vida. Esta presuposicién ya actia en los ra descrbir a los «malos> regimenes yy en la demceracia. Como se mencioné anteriormente, toda la politica est en juego en la interpretacion de la demoeriti- 2. Al identificala con la dispersion de los deseos del hombre demo- cxitico, Platéa transforma la forma de la politiea en ua modo de existenciay al vacio, en exceso. Antes que ser el teérico de la ciudad ideal» o sverrada», PlatOn es el fundador de la eoncepei6n antropol6- fice de lo politico, la cual identifica a la politica con el despliegue de las propiedades de un tipo de hombre o un modo de vida. Fate «hombres, este umodo de vidao, esta ciudad ya estin all incluso antes que cual ier disearso sobre las lees o las formas de educacién de la ciudad ‘deal, incluso antes que la reparticién de las clases de la comunidad, la ‘eparticin de lo sensible que anula la singularidad politics. ‘Aci, el gusto inicial de la «filosofia politica» tiene una doble conse ‘cuencia. Por tina parte, Platén fmda con él una cominided que es quella que logra un principio de unidad, un prineipio de no division: ‘una comunidad rigurosemente definida como tm cuerpo comin, con sus lugares y funciones y eon sus maneras de interiorizaci6n de lo ‘comin. PlatSn funda una arquipolitica,"entendida como una ley que ‘unifica Tas ocupaciones de Ia ciudad, su thos, es decir, su manera de Ihabitar una vivienda, y su némos, como ley pero también como un stono» espectico segin el cual el thos se revela. Esta eto-logia de la ‘comunidad vuelve indiscernible una vez més la brecha entre politica y poliefa.¥, por su deseo de dar a la comunidad wna baae éinica, la iloso~ fa politica esté condenada a volver a identifcar paltiea y policia, a anlar la politica mediante el gesto que la funda. ‘No obstante, Platén también invents un modo «coneceto» de des- cribir la produccién de formas politieas. En una palabra, inventé las formas mismas de recusaeiin eontra Ia ecindad ideal», las formas ‘reguladas de oposiciGn entre el eapriorismo» filosGfico, por una parte, ¥ €l analisis sociol6gico 0 cientfico-politico eonereto de las formas, politicas como expresién de modos de vida, por otra. Este segundo legndo es mas profundo y ha sido més duradero que el primero. La sociologia de lo politico es el segundo recurso —deiteros ploiis— de la flosofia politica; a través de ésta (si hace falta, simulando estar «en contra» de ella) logra su proyecto fundamental estableer a la comuni- {ad sobre un reparto univoco de lo sensible. in este sentido es notable l anilisis de la democracia que realiza Alexis de Tocqueville, cuyas ‘nnumerables variantes e imitaciones aimentan los discursos actuales sobre Ia demoeracia mademna, la era de las masa, el individuo de Tas, smasas, etc, Este aniisis se inscribe en el acto teérico que anla la sin- sgularidad estroctoral del stiulo sin titulo» y de Ia

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