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Este sello aparece en Literatura aprobada por la Conferencia, Co Ue coe Coa Ree TC cr SCO Tec aa PetuiceN a ana OT Impreso y distribuido por: MONACO STEAD EER | PET ON UE OM BSE Lie AIBA Tinos, (98) 5566345 - 566543 ASTURIAS (Espaiia) | OFFSET MIJARES - D.L.: AS: 3,705 / 92 i Las Doce Tradiciones . ,; Destilacién de la Experiencia de 1 j Recién llegados a los grupos, muchos de nosotros nos dijimos: «sto de Las Tradiciones debe ser sélo para los funcionarios de A.A. Yo soy apenas un miembro del montén, Ademés, esas son teglas para el mangjo de los grupos, Curioso, porque todos me han dicho que no existen reglas en A.A.», Posteriormente, cuando pudimos enterar- nos més profundamente, nos dimos cuenta que nuestras Tradiciones NI son reglas NI son para los funcionarios. Por el contrario, tienen un profundo significado para cada uno de nosotros, en forma similar a Los Doce Pasos, Y en forma similar también a Los Doce Pasos, Las Doce Tradicio- nes no fueron creadas desde el principio para orientamos contra los problemas que pudieran presentarse en el futuro, No, Primero fue Ja acci6n, Los grupos iniciales de A.A. no tuvieron otro método que ensayar, fracasar, volver a ensayar, etc., hasta cuando pudieron ob- servar cudl sistema no funcionaba, cudl funcionaba a medias y cudl era el mejor de todos, Las oficinas iniciales de A.A. (que posteriormente formaron la Ofi- cina de Servicios Generales), fueron informadas por carta acerca de Jos éxitos y los fracasos, Las Doce Tradiciones son entonces el pro- ducto de diez afios de experiencias compartidas, En 1946 se publi- f caron en su versidn original o «extensa», en la Revista Grapevine, Hacia 1950 ya habfan sido condensadas a sus textos actuales,y fue- \ ton adoptadas por la Primera Convencién Internacional de A.A. «Nuestras Tradiciones son una guia para mejores formas de traba- joy de vida», dijo nuestro co-fundedor Bill W. «Y son para la su- pervivencia de los grupos lo que Los Doce Pasos son para la so- briedad y 1a paz mental de cada uno de los miembros... La mayor parte de las personas no podrian recuperarse si no existiera el grupo. El grupo debe subsistir o el individuo perecerd...» L0$ DIBWJOS DE ESTE FOLLETO SON TOMADOS DEL A.A. GRAPEVINE La Primera Tradicion Nuestro bienestar comin debe tener 1a preferencia; el restablecimiento perso- nal depende de la unidad de A.A. Nuestra sobiedad individual depended! grup. El grupo dpendedenosotres Ponto nos dros cuenta de que deberos daponer nuestros deseos V ambines personales paramo. pefucicar grupo. f El ejemplo mas simple para esta Tradicién nos lo suministra nuestro hermano que llega be- bido alas reuniones, Si él insise en interrumpir la reunidn, lo «invitamos» a que salga del salén, y que egrese cuando e encuentre en un estado més propicio para escuchar el mensaje, En est for- ma estamos déndole preferencia al «bienestar comtin». Pero se trata de SU bienestar, también. Si 61 vaa dejar de beber, el grupo ha de continuar funcionando, para que él pueda asistr. Sin embar- go este caso es s6lo un raro aspecto del problema. Cuando hemos logrado alguna sobriedad dentro ; de A.A., seguimos alimentando secretamente a nuestro Gran Ego, Admitimos que no podemos go- bemar el alcohol, y que no podemos mantenernos alejados de é] solamente con nuestro esfuerzo, Hasta aqui, muy bien, Pero entonces encontramos que hay todavia muchos etazos de nuestro Bgo. Esto nos puede levar a tomarle el inventario a nuestros compaferos y a murmurar acerca de sus supuestos efectos. Y nos puede legar la tentacin de sentimnos mejores que los demés en todas las euniones. Bueno, pero este es un programa egoista, jo es verdad? Después de todas las miserias que pasamos durante nuestro alcoholismo activo, ;por qué no permitimos un poco de satisfaccién per- sonal? Todos nosotros sebemos una buena raz6n para que no sea as( la auto-indulgencia constitu- ye un peligro personal inmediato,y atenta contra la sobriedad. Mis atin, atenta contra la misma esencla de la sobriedad individual, que es la unidad del grupo. Porque la murmuraci6n, por bien in- tencionada que sea, puede destuir la confianza mutua, tan vital para cada grupo, Un hablador com- pulsivo puede dafiar la efectividad de una reunién de discusiones, Hemos oido decir varias veces: «Yo no he vuelto a ese grupo. Allé el tnico que puede hablar es Fulano», Cuando A.A. era muy incipiente, los primeros miembros vieron claramente que la preservacién de la unidad era cuestiOn de vida 0 muerte, tanto para ellos mismos como para los alcohélicos que habrian de recuperarse posteriormente, La Primera Tradicién establece este propdsito, que es el propdsito comin de Las Doce Tradiciones, Cuando A.A. legé a los 35 aftos de existencia, reiterd la misma concepcidn en el tema de la Convencién Intemacional de 1970 asi: Debemos hacer ésto para el futuro de A.A.: Colocar en primer lugar nuestro bienestar comin, para mantener nuestra AsociaciGn unida, De la unidad de A.A. dependen nuestras vidas, las vidas de todos los que vendran, Cada una de las otras Once Tradiciones expone una forma especifica de proteger la unidad de los grupos y de A.A. como un todo, Aquellos primeros miembros de A.A, alcanzaron a recono- cer la potencialidad de destruccién latente en Jos miembros guiados por ansias de poder o mando, Los «todopoderosos» contindan entre nosotos, Son aquellos que siempre estin seguros de tener la raz6n en todo; aquellos que siempre estén listos para asumir el liderazgo, pero que no estén cis- puestos a compartilo, Sin embargo, los grupos necesitan gente que los haga funcionar, ;Cémo po- dremos entonces solucionar el dilema? La Segunda Tradicién nos proporciona la respuesta... “Ahora que e sido nombrado Sexe voy mate a este gro que sun verdad dar La Segunda Tradicion En cuanto a nuestro grupo y sus asuntos, slo existe para nosotros una autoridad fundamental: un Dios de amor que se manifiesta en la conciencia de nuestro grupo. Nuestros lide- reso son mds que setvidores de confianza y no gobiernan “Sélo hay una forma dehacerloy yo les voy a deci vale" N Unmiambra de AA puede ser ecngido para servi de muchas manera, Secretario de grupo Delegado a Intergrupos Representante de Servicios Generales (@ AA. es a la vez una democracia y una «benigna anarqu{ay, al decir de Bill W. Los grupos eligen sus propios funcionarios, quienes no tienen autoridad para ordenarle a nadie lo que se debe hacer, En la mayor‘a de los grupos, los cargos se rotan cada seis meses, y entonces se eligen personas distintas, Si un grupo desea formar parte de la estructura mundial de servicios de A.A., eligen un R.S.G, (Representante de Servicios Generales), para un perfodo de dos afios. Los R.S.G. e las éreas eligen los miembros del comité de dichas éreas, y entre todos nombran un delegado para la Conferencia de Servicios Generales, que se lleva a cabo anvalmente, La Conferencia es lo més parecido a un gobierno para los A.A. Produce opiniones acerca de los temas més importantes, aprucba la seleccién de algunos candidatos a Custodios para Ja Junta de Servicios Generales, y elige directamente a otros, Pero ni la Conferencia ni la Junta pueden dar drdenes de ninguna clase a los grupos o a los miembros de A.A. “A extatlecer un fondo especial we poveyamagi” (que su servicio va Entonces, ;quiéa es la autoridad aquf? A.A. es un movimiento espiritual y como tal, la «autoridad supremay, es el concepto espiritual de la «conciencia de grupo», Su voz se escucha cuando un grupo bien informado del tema de que se trata, se reune para llegar a una decisin, El resultado se basa en algo mas que un simple recuento de votos «SI» y «NO» emitidos. Las ideas de la minorfa merecen cuidadosa consideracién. {Qué sucede entonces con el tipo impertinente, que siempre alega tener la raz6n? Pues... escuchémosle, porque puede ser que, por esta vez, esté en lo certo. $i estd equivocado, entonces, si recuerda la Primera Tradi- ci6n tanto como la Segunda, se plegaré a la decisi6n de la conciencia de grupo, Ahora bien, parece muy confusa estanocidn, gverdad? Recordemos las primeras reunio- nes a las que asistimos, Algo intangible habfa en esos salones, pero que nosotros, recién legados, alcanzAba- mosa percibir, y que no era otra cosa que la conciencia del grupo. Y era real, déndonos la bienvenida, sin establecer barreras ni normas... Grigio ben de todos yi A sautoidadsobrenat, “°° 3° "Gracias (Por qué no hablmos un poco ata ce como se dee leva e La Tercera Tradiclon El nico requisito para ser miembro de A.A.es el deseo de dejarla beber ‘Todis las organizaciones tienen el derecho de dita sus opias noma de afliacin, yo es verdad? rtonces por qué ‘AA. deci omiirest prnilego, sendo cinluyente, nunca excluyente? La respuesta es fil. Los prineros miembros trataron de hacer las oosas en forma distina y fracasaronrotun- amen, Cuando nuestra Asciaién estab apreximndose aos 10 aos de vida, resuerda Bill W, ee pidié alos grupos que caviaran una lista de sus requisitos de afiacidn, ¥agrega: «Si tedas esas regulacones se hubieran puesto en pécticaen todas putes, huber sido précticament imposible para culquer bolo el ingresur en A.A. Casi el noventa por ciento de los riembros més aniguos y mejores no hubieranpodido prtenecer¢ A.A, Lopcament, las sts de normas se tron por la ventana, ys reempliaron por una sola frase ec: La Tercera Tran Pero alguien pda preguntas sla Train noes ens isma una norma, qu estcbleoe al mens LUN requsiodealacidn, Leimosla de nuevo, y enuncimos una pregnt diferente: Quin determina sila son cumple on el requis, si verdaderamente dese dejar de beer! Obviamente, nad, salvo el mis- ro intersido Los deméstnen qu rere, Es ms, ni sigue hay necesdad de que odie en voz aa. Y 0 fue una fortuna para michos de nosotros, quene legams @ A.A. con soloun deseo a medias, no “tes igi Heros hee aun lad todas as que wt ude pada, rags yormas de aii ue wining quan a podtan inpdie ques nos una vl seus Deseamos que usted tanga Dir De ay din misma oportunidad de recuper: cidn que nosotres tums muy definido, de permanecer sobrios. Hoy estamos vivos, rm) gracias a que A.A, nos dejé la \ puerta abierta, El problema que encara esta Tradiciéin no es tinicamente de historia antigua, Se mantiene actualmente, por ejemplo, cuando un grupo dis- “AS cutela posbilidad de excluir miembms aloahdlico que ademes tienen otros problemas con drogas. La Tradicién no menciona requerimientos negatvas, no exige que el miembro NO sea un Mdrogudicto,o ex-convict, que no sea homosexual, o que no ten- ga antecedentes de enfermedades mentales. Todos los elcoho- “ay «” Ticosson bienvenidos. AS £Y qué sucede con el grupo que desea imponerrequisitos positivas adicionales al «deseo de dejar la bebida»? Podnia tratarse de un grupo con «intereses especiales», en el cual para ser miembro se debe ser por ejemplo, médico o joven, o vardn, o sacerdot, 0 funcionato piblico, Por su propia iiciatira, aquellos que petenecen a Doctores Intemaciona- lesen A.A.o Gerle Joven en A.A, se consideran asf mismos como miembros de A.A. en primer lugar, y ass ten areuniones generales ademés de ls reuniones de carder particular que satsfacen sus necesidades indivi- cuales, Estos grupos de vinteress especiales son slo un ejemplo de le ampli variedad en nuestra AsociaciGn, Nuestras Tradiciones permiten una libertad sin paralelo, no sé6lo para los miembros individualmente, sino pata los grupos... Hay grupos de todas clases. grupos pequefos La Cuarta Tradicion Cada grupo debe ser autnomo, salvo en asuntos que afecten a ottos grupos, oaA.A. como un Todo, Pero dondequiera que dos o mas personas se reunan para pra cat los princiias de AA, eviste un grupo deAA sisus mien membros bros dicen que es ai Usted mismo dice que oe! Un miembro que tenga la oportunidad de viajar, encontrard que el espiritu de A.A. es muy si- mnilar en todas partes, Pero aparte de este parecido intrinseco, también encontraré enormes diferen- ciasen los grupos, En un lugar verd el viajero a tes personas hablando de Los Pasos en lasala de una esidencia; en otro, 300 personas estardn escuchando las intervenciones en un vasto auditorio de una iglesia, En algunos lugares, un profundo silencio acoge con respeto al orador que empieza: «Mi nombre es Juan, y soy un aleohdlico», En otros grupos, todo el mundo responde alegremente: «Ho- la Juan». Hay ottos sitios donde el orador se identifica con su nombre completo, En unos grupos las reuniones duran una hora. En otros, 90 minutos. En cada vecindario de cada regién del mundo, el grupo local tiene la libertad de trabajar segtin sus propias costumbres, Como siempre, fa libertad conlleva responsabilidad, Debido al hecho mismo de su autonomia, cada grupo debe evitar cualquier accién que pueda perjudicar alos A.A. como un todo, Y porque ta- les acciones han ocurrido, se han hecho necesarias Las Tradiciones. «Implicita a través de Las Tra- diciones», escribié Bill W., «est la confesidn de que nuestra Asociacién tiene sus fallos. Admiti- mos que tenemos defectos de cardcter como Asociacién, 'y tales defectos nos hostilizan continuamente», Cuando el Gran Ego crece desmedidamente, puede llegar a inspirar a un grupo la idea de asu- mit todo el trabajo de informacién pdblica en su regidn, sin tomarse siquiera la molestia de consul- tar con los otros grupos locales. Una vez que el grupo decide: «tenemos todas las respuestas», se abren las compuertas, El grupo puede entonces decidir, pongamos por caso, que La Undécima Tn- dicin se ha vuelto obsoleta, «(Esta es una edad competitival ;Salgamos de nuestro encierro y dé- mosle a A.A. un impulso vigoroso y efectivo! ;Hagamos promocidn!», Para el piblico en general, este grupo particular representa a Alcoh6licos Andnimos. Sus malos efectos se reflejaran, no sélo en Jos grupos ignorados de la vecindad, sino también en toda la Comunidad. En cierto sentido, La Cuarta Tradicidn es como el Cuarto Paso: sugiere que el grupo de A.A. debiera tomar un honesto inventario de sf mismo, sometiendo cada una de las acciones que piense emprender a la pregunta: «;Podra ésto romper alguna de Las Tradiciones?». Ast como el miembro individual que determina adoptar Los Doce Pasos como guia hacia la sobriedad, el grupo prudente reconoce que Las Tradiciones no son meras f6rmulas tcnicas, sino guias seguras hacia el cumpli- miento del objetivo primordial de todos los grupos de A.A... Hay grupos detodas clasts. grupos pequetios La Cuarta Tradicion Cada grupo debe ser auténomo, salvo en asuntos que afecten a otros grupos, 0aA.A.como un Todo, Pero dondequiera que dos o mis personas se reunan para practi carlos prncipios de AA, existe un grupo iVustedes de A.A. i sus mien memo si bros dian que es asi usted mismo dice que oes! Un miembro que tenga la oportunidad de viajar, encontrard que el espirtu de A.A. es muy si- mmilar en todas partes, Pero aparte de este parecido intrinseco, también encontraré enormes diferen- cias en los grupos, En un lugar verd el viajero a tres personas hablando de Los Pasos en la sala de unaresidencia; en otto, 300 personas estardn escuchando las intervenciones en un vasto auditorio de una iglesia. En algunos lugares, un profundo silencio acoge con respeto al orador que empieza: «Mi nombre ¢s Juan, y soy un alcohdlico», En otros grupos, todo el mundo responde alegremente: «Ho- la Juan». Hay otros sitios donde el orador se identifica con su nombre completo, En unos grupos las reuniones duran una hora. En otros, 90 minutos. En cada vecindario de cada regiGn del mundo, el grupo local tiene la libertad de trabajar segtin sus propiss costumbres. Como siempre, la libertad conlleva responsabilidad, Debido al hecho mismo de su autonomia, cada grupo debe evitar cualquier acci6n que pueda perjudicar a los A.A. como un todo. Y porque ta- lesacciones han ocurrido, se han hecho necesarias Las Tradiciones, «Implicita a través de Las Tra- diciones», esctibié Bill W., «esté la confesién de que nuestra Asociacidn tiene sus fallos, Admiti- mos que tenemos defectos de carfcter como Asociacidn, 'y tales defectos nos hostilizan continuamente», Cuando el Gran Ego crece desmedidamente, puede llegar a inspirara un grupo la idea de asu- mir todo el trabajo de informacion piblica en su egiGn, sin tomarse siquiera la molestia de consul- tar con los otros grupos locales. Una vez. que el grupo decide: «tenemos todas las respuestas», se abren las compuertas. El grupo puede entonces decidir, pongamos por caso, que La Undécima Tra- dicidn se ha vuelto obsoleta, «Esta es una edad competitiva! Salgamos de nuestro encierro y dé- mosle a A.A. un impulso vigoroso y efectivo! ;Hagamos promocién!». Para el piblico en general, este grupo particular representa a Alcohdlicos AnGnimos, Sus malos efectos se reflejardn, no sdlo en los grupos ignorados de la vecindad, sino también en toda la Comunidad, Encierto sentido, La Cuarta Tradicién es como el Cuarto Paso: sugiere que el grupo de A.A. dlebiera tomar un honesto inventario de sf mismo, sometiendo cada una de las acciones que piense emprender a la pregunta: «;Podra ésto romper alguna de Las Tradiciones». Asf como el miembro individual que determina adoptar Los Doce Pasos como gufa hacia la sobriedad, el grupo prudente reconoce que Las Tradiciones no son meras formulas técnicas, sino gufas seguras hacia el cumpli- miento del objetivo primordial de todos los grupos de A.A... HLL) grupos grandes | Va A = Use hLAGeN QUE SABE L! wa th asians i a2 in 0) 4 Ye \ of e< va eee me a y ie he i ih ma Y grupos fuera de serie stl ms ve Tew ; Ny A vf en) BO La Quinta Tradicion Cada grupo tiene un solo propésito primordial: evar el mensaje al alcohdlico que ain est sufriendo, No importa qué tan cfrentes sean nuestr YOSOY RESPONSABLE Cuando cudguea, dendoquir, eatnda su mano pidiendo aut, cue qu amano A.A, ex siempre al YPORESTO.. YO SOY RESPONSABLE propiaspreoeupaiones,fods estamos unido por un RESPONSABLLDAD comin. Tear el mensaje alaleohdlico que ain suf, 0 Todos los ingresados a A.A. aprenden (y algunos en la forma més penosa), que el problema de permanecer sobrios tiene absoluta priaridad. Si fallamos en éo, no podremos tener éxito en nada mds. La Quinta Tradicién nos dice que los grupos deben recordar permanentemente su «objetivo pri- mordial», A menudo, un entusiasmo irreflexivo coloca al grupo fuera de su senda, Uno de ellos, por ejemplo, ofrecié un programa adicional que inclu‘a ayudar a os reciénllegados a buscar trabajo. La Quinta Tradicién no se opone a que un miembro de A.A. sugiera a otro compafiero alguna buena oportunidad de empleo, pero cuando el grupo se converte en una agencia de colocaciones el recién Ilegado podria sentirse confuso acerca del objetivo primordial, La funciGn de A.A. es ayudaule a ad- quirir la sobriedad; después podré él por si mismo buscar la forma de emplearse, Un miembro puede discretamente prestar un poco de dinero, necesario para una comida 0 una noche de hotel, Puede también si lo desea, invitar a un compafiero arruinado a que viva en su casa temporalmente, Pero el grupo de A.A., como tal, no es entidad bancaria, ni departamento de bie- nestar, ni oficina de alojamientos. Adin actuando a nombre propio, como persona sin titulos académicos de medicina, un miem- brode A.A. no debiera atribuirse un grado honorario de médico y diagnosticar, analizar y dar trata- miento a los casos de neurosis de otras personas, Exactamente porque este fallo es tan comiin, el gru- pode A.A, debiera, en todas sus actuaciones, explicar abundamentements que no esti tratando de invadir el campo de la medicina, A través de la experiencia de sus miembros, el grupo slo esté ca- lificado para transmitir este mensaje: que un alcob6lico puede recuperarse en A.A. Y nada més, Sin embargo, un grupo se sintid hace poco suficientemente equipado para fundar un «centro de informacién sobre el alcoholismo». La tentacién es comprensible, y era mucho més fuerte en la época en que fue escrita La Quinta Tradicién, porque la ignorancia piblica acerca del cardcter de en- fermedad del alcoholismo estaba en ese entonces mucho més difundida que ahora. Desde entonces, se han creado otras agencias para asumir la tarea de informar al piblico sobre el alcoholismo, Este no es un objetivo de A.A., pero estas entidades también estén tratando de ayudar al alcohélico acti- vo.Por tal motivo son amigas nuestras, y La Tradicién Sexta marca claramente las fronteras de nues- tra amistad... La Sexta Tradicion Ungrupo dé A.A unca debe respaldarfnaniro peste nombre de A.A, a ninguna entidad llegadao empresa ajna, para evita ue problemas de cer, propiedad y presto nos desvien de nue propdsito primordial Nos dimos cuenta de que existen metas, motivaciones y ambiciones detoda clse., 1} queel buen nombre de AA, ¥ podria resutar manchado! “Sti é a = Sis “rata ICO ae — : ° La «empresa extrafia» puede ser una entidad que combate el alcoholismo, o una empresa que los A.A. deseen iniciar, Esta tiltima clase fue la que més se present6 en los albores de nuestra Aso- ciacién, Las entidades oficiales eran bastante escasas en aquella época, y algunos miembros pensa- ron que A.A. deberfa cubrir todos los campos relacionados con el alcoholismo, Conducidos por un asuper-promotor», (de aquellos descritos en Los Doce Pasos y Las Doce Tradiciones), un grupo construyé un centro integral de tratamiento, que inclufa una seccién de desintoxicaci6n, ;Imaginé- monos un grupo manejando semejante proyecto! Discusiones sobre presupuestos, arquitectura, per- sonal directivo, tarifas, cuerpo médico y reglamentos, (Mientras el pobre recién llegado era recibi- do con un tajante: «Espérenos un minuto, que ya lo atendemos»). Aunque aquel ambicioso centro fracas6, algunos miembros a titulo individual han fundado exitosamente clubes, fincas de reposo, casa de desintoxicacién, etc. Las empresas son manejadas por miembros de A.A. y patrocinadas por otros miembros. Pero el dinero y la propiedad estén involucrados. Por ello, se ha visto el beneficio de mantener la operaciGn de tales actividades, en forma totalmente separada de los grupos de A.A., cuidando también de que los nombres no contengan expresiones tales como «Paso Doce», 0 la sigha «AA», Hacia las empresas extrafias que tienen relacin con el alcoholismo, la politica de A.A. es la de «cooperaci6n pero no afiliacién». Un grupo coopera, por ejemplo, recibiendo a los pacientes en- viados por las clinicas, 0 patrocinando grupos en las instituciones. Pero en una regiGn, se solicit6 ayuda monetaria para un centro de rehabilitacién DENTRO de una reunién de A.A., implicando con ésto una clara afiliacién, En otra parte, se registr6a A.A. dentro de los henefactores de un Fondo de Beneficencia... c¢ ate Los miembros de A.A que trabajan en empresas extra- iias «usan dos sombreros», pero. \ La Sexta Tradicién advierte que we jno deben ser usados al mismo x tiempo! Mientras esti en su trabajo, puede ser un consejero sobre alcoholismo, pero no un «consejero A.A.» Mientras est en las reuniones de grupo, es simplemente un miembro de A.A. yno un experto en alcoho- lismo oie EC =< To Eee Ett Hay dos éres principales de peligro. Pero nustorumbo ha ido debidamenteseilado } 7 gh ¥ los peligros marcados claramente, Si navegamos A ll alados de els, podremos tener 1 De iM ee Mp an un vj rani, tf Aa i b B a Hh La Séptima Tradicion Cada grupo de A.A, debe mantenerse a si mismo, negndose arecibir contribuciones de fuera. "Pasar el sombrero n as reunions, es muestra manea de demostrarnystra responsabidad para elfuncionaiento de AA Nuestra propias contribuionessutentan el grup, la Oficina de Servicios Generales, y todas les aotividades de AA, Parte denuestra Cuando érames recuperacion akahelosacvs ee siempre estitamas anus ptiendo algo, al convertimos enuna otra en seres forma, humanos responsables, Gracias... Tenemos que mantenernos Anosettos MisMOs La experiencia nos ha demostrado también que AA, comoun todo, debe ser autonoma e independiente, Tenemos que ser practicos. Un grupo no podria fun- cionar en un banco de un parque, y un «sombrero vacion no puede llenar una cafetera. Tan pronto como nos incor- poramos al grupo, aprendemos que hay gastos necesarios para que el grupo pueda actuar en forma efectiva, Luego se van ampliando nuestros horizontes. ;Qué pasa con el Intergrupo 0 la oficina local a donde llamamos pidiendo ayuda? Las compaiifas telefénicas no prestan ¢l servicio gratuitamente. Mas adelante nos enteramos de la existen- cia de la Oficina de Servicios Generales y de la labor que adelanta con todos los grupos. La actividad de A.A.es au- tofinanciada en todas partes, a todos los niveles, y en ca- da uno de ellos la responsabilidad depende de nosotros, Jos miembros individuales, porque nosotros SOMOS A.A. Quizé, especialmente cuando somos recién llega- dos, nuestras contribuciones son en monedas més que en billetes, Los primeros miembros actuaron igual, y les pa- recié que A.A. necesitarfa una ayuda externa considera- blemente més cuantiosa que las modestas contribuciones internas que por entonces se recogian, Sus planes origina- les requerfan ayuda en gran escala. (Por aque] entonces no se habia dado forma a La Sexta TradiciGn, Bill recuerda el La seduccion del diner ha perdido a mus’ También podria hacerlo con nosotros. proyecto de «una gran cadena de hospitales»), Pe- 10 John D, Rockefeller, uno de nuestros primeros amigos, dijo: «Mucho me temo que el dinero pue- da deteriorar ésto», Unos pocos miembros habian llegado a la misma conclusién, Gradualmente, esta minoria fue convirtiéndose en mayorfa, a medida que la experiencia demostrd que los miembros de A.A. PODIAN proporcionar por s{ mismos los fon- dos necesarios para cumplir los propdsitos de A.A. En su més simple aplicacién, La Séptima Tradicién se comprende fécilmente; si nos llega el cuento de que se formé un grupo financiado con fondos de un programa Oficial contra la Pobreza, nuestra reaccin es inmediata: «Estén locos», Pero hay casos no tan nitidos, Un grupo esteblece una ri- faen beneficio de su oficina central, e invita a gen- te exttafia a comprar boletos. Un periddico local publica un aviso invitando al piblico en general a una fiesta (con orquesta) a tanto la entrada, a bene- ficio de A.A. Ambos ejemplos son de aplicacién rutinaria para cualquier entidad, Para nosotros, am- bos significan que se nos ha ido la mano, pidiendo agente extrafia a nosotros una contribuciGn en dinero, Hay también ocasiones en las cuales no te- nemios que pedir, En nuestro dias A.A. goza de una buena reputacién, La Oficina de Servicios Genera- les rechaza muchas ofertas de ayudas y regalos, En La Séptima Tradicién hay un toque de realismo: los regalos espontdneos pueden treer un lazo es- condido. Por ello hemos puesto un limite a la suma que los miembros pueden dejar en sus testamentos, para A.A. 0 como contribuciones voluntarias en vi- da, (En los Estados Unidos el limite maximo es de 300 délares), De esta manera ninguna persona pue- de comprar influencias en A.A., por més dinero que tenga, El dinero puede también ocasionar proble- mas alos grupos cuando el fondo comiin crece des- mesuradamente, més alld de una prudente reserva. Peleando por el uso que se le puede dar a una suma importante, muchos grupos han perdido su unidad y abandonado su propésito fundamental, Pero hay una solucién muy sencilla cuando este problema llegue a presentarse: destinar ese dinero a las acti- vidades y servicios de A.A... Ta Octava Tradiciou Aleohlioos Andnimos nunca tend carcter profesional, pero nuestescenos de servicios pueden emplear atabajadoves especiales Saesing, Por ninguit dinero salda yo ala calle on und ‘ Siendo espiritual, A.A. también tiene los pies sobre la tierra, La Octava Tradicién, como La Séptima, se enfoca hacia una palabra co- min y corriente que no es mencionada en ninguna de elas: dinero, Mu- chios de nosotros hemos tenido que explicarle a personas suspicaces: «No, yorno soy un trabajador social. A mi no me pagan por vetir a con- versar con usted. Lo hago solamente porque es la mejor manera de que yo mismo pueda permanecer scbrio», Esto no significa, claro est, que la idea de hacerse profesional no haya entrado en la mente de algunos miembros. En aos pasados, Bl W, llegé a considerar el actuar como terapista y asi ganar dinero apro- vechando su experiencia en ayudar alos alcoholicos, pero un fuerte co- azo de la conciencia de su grupo le hizo darse cuenta de que él nunca podria colgar un aviso en su puerta: «Bill W. - Terapeuta A.A. - $ 100,00 a hora», Fue muy claro para los primeros miembros que ningtin miembro de A.A. deberfa pedir o aceptar por «transmitir este mensaje a otras gentes, de persona a persona y cara a cara», Pero a medida que el nimero de afiliados crecié y la semilla de esperanza se fué extendiendo y miles de alcohdlicos legaron en busca de ayuda, se fueron presentando nuevos problemas. Las primeras ofici- ras intergrupales eran manejadas usualmente por voluntarios de A.A. Ahora la mayorfa de tales oficinas se mantienen tan ocupadas que se recesitan también empleados de tiempo completo, Naturalmente los A.A. pueden desempefiar tales cargos mas eficazmente que quienes no son miembros.

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