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HEGEMONIA,
Término tadicionalmente usado desde los
‘Sempos clasicos como sinénimo de supremacia
de una comunidad poltica sobre otras, a panir
-€ una traslacin al latin del témino griego he-
_zzmon («el que marcha ala cabeza»), su uso en
icho sentido, ya en la época modema, fue le-
‘stimado por los teoricos de la Razén de Esta-
4d como opuesto a la nocién de equilibrio en
Js relaciones internacionales. Asi ingresé el
-soncepto en la teoria politica. Esa utilzaciGn,
sin embargo, fue ampliada por algunos escrito
‘es del Renacimiento al emanciparto de su ex-
-susivo significado poliico-miltare imerpre-
“Selo como primado civil y moral, ya no basado
1 uso de la fuerza sino en la cultura y las
bres. Asi, Maquiavelo en sus consejos
Principe uilizaba la figura del centauro para
“ealificar lo esencial de latarea que aquél debia
der: mezzla de fuerza y de inteligencia,
violencia y de razén. Y serd ese sigaifica
como doble perspective de la accién politi
om el que el vocablo «hegemonta» ingresa,
Js mano del marxismo, en la teoria social
mpordnca para, posteriormente, extender
aplicacin a los ESTUDIOS CULTURALES.
Si bien ha sido Antonio Gramsci quien en
‘Cuadernos de la reel mis ha conteibuide
a difusiGn del tino, al punto de colocarlo
ee de sus indagaciones e6ricas, el mis-
habia sido ya utilizado, aunque con sigoifi-
Jiversos, en las discusiones en el interior
Ja socialdemocraciarusa a principio dels
XX. Desde Plejanov hasta Lenin, Ia into-
i6n del término tiene que ver con la nece
de analizar un proceso no previsto en la
clisica que Marx habia propuesto sobre
la evolucion de las sociedades: aquellos casos
en fos que la incapacidad de la burguesa para
evar a eabo sus tareas hist6ricas de indole de-
‘moerética obligaba ala clase obrera a reempla-
zarla y cumplirese papel frente al absolutsmo,
‘esto es, a dar cuenta de una separacin histri-
ce entre lo que se entendfa como «naturaleza
de clase» de la tareay el agente social que de-
ba llevara a cabo. Bste tema, que se plantearia
, expre-
sim tomada de Georges Sorel para alu a una
‘unidad orgénica entre economia, politica, deo
logias y CULTURA que, como sistema hegem6-
nico, caracteriza a cada sociedad en sus distin-
tos momentos, En ese sentido, y colocdndose
en el extremo opuesto a las concepciones que
combate, a relacién entre la economia y las
otras esferas de Ia vida social no sera de causa
efecto sino de medio-fn, en tanto las superes-
sructuras serfan el campo en que los hombres
(9. por lo tanto, las clases sociales) toman con-
ciencia de su posicion y construyen sus objet
vos, conforméndose asi en ellas la trama viva
ea historia.
Esta reformulacin de la retacin entre los
concepios de base y superestructuras, que Io
leva al uso de la expresion eblogue histrico»
para refertse a ella, introduce otras distincio-
nes. Ast, cambia la definici6n del Estado mo-
dderno que, de epitendmeno politico de los mo-
vimientos de Ia economia, deviene un érgano
susceptible de ser dividido para su andlisis en
dos niveles de accisu: como sociedad politica y
como sociedad civil. La primera dimensién
alude al Estado como intituciones de gobier-
no; la segunda, a lo que Gramsci —hegeliana-
‘mente considera la trama privada, ética del
Estado, «al conjunto de los organismos vulgar-
‘mente llamados privados [..] y que correspon
den la funcin de hegemonia que el grupo do-
minante ejerce en toda la sociedad». Aqui las
diferencias con el uso marxiano del téri
son notorias: mientras que para Marx el con-
cepto de sociedad civil -en linea eon la econo-
mfa poltica clisica~ aludiria a la economia,
para Gramsci su marco de referencia estara en
un plano de ls superestructuras: el del Estado.
‘La sociedad civil en Gramsci supone una
‘rama institucional formada por la Failia a
escuela, Ios medios de comunicacion 0 las
iglesias, mecanismos que socialzan ala pobl
cidn en los valores dominantes que por tanto
contribuyen a la elaboracién de consenso de
forma mis perdurable que la que emana de la
violencia monopolizada por la sociedad politi
C2. Asi el Estado, como shegemonia acoraza-
dda de coerciéns, operaria como un campo
‘complejo de dominacién, en el que las institu
7Hegemonia
cciones de la sociedad civil funcionarian como
trincheras protectoras de los érganos de la so-
edad politica
ero en la sociedad civil no operan sola-
mente los difusores de Ia cultura dominante: es
lun campo de luchas, «de relaciones de fuerza»,
de conflictos de hegemonia entre las clases do-
‘minantes y las clases subalternas. A la hegemo-
fa vigente se le opondrd una contrahegemonia
en construccién, una nueva «voluntad colectiva
nacional-popular» que se erigira desde un pro-
‘ceso de «reforma intelectual y moral» hasta
desembocar en una crisis corgénicas de la so:
ciedad, «crisis de hegemonia ...] crisis del Es
tado en su conjunto», como anticipo de una
nueva sociedad.
Algunos autores posteriores, como Louis
Althusser, han rigidizado en clave funcionalis-
ese exquema gramsciano. En efecto, lo que
Gramsci llamé instituciones de Ia sociedad cix
vil aparece en ese fil6sofo marxista francés co-
‘mo «aparatos ideoldgicos de dominacién», con
la diferencia de que éstos no serian definidos
‘como campos de conflicto sino como puras ex-
presiones del dominio de clase, con lo que Ii
Tigueza analitica det concepto se empobrece al
explicar los mecanismos de reproduccidn de un
sistema pero no los de su transformacién,
Otro autor contemporiineo, el socidlogo
francés Pierre Bourdieu, también se mueve en
lun terreno con resonancias gramscianas al estu-
diar tas formas de lo que lama “dominacién
imbotica, tratando de reconstruir en tomo det
concepto de habitus el proceso por el cual lo s0-
cial se interioriza en los individuos a través de
sistemas de costumbres no conscientes —Io que
Gramsci llamaba xe! sentido comin» y lograr
{que las estructuras subjetivas coincidan con las
‘objetivas. Como el habitus obra a la manera de
un conjunto de esquemas o disposiciones social-
mente adquiridas («estructuras estructurantes»),
cordena el conjunto de las pricticas de personas y
‘grupos garantizando su coherencia con los valo-
res predominantes y arraigando la hegemonfa en
las Vidas cotidianas. A diferencia de la pasividad
‘que emerge de la caracterizacién althusseriana
de los aparatos ideoligicos de dominacién, y
ms cerea de la elaci6n gramsciana entre hege-
monfa y prictica historica, la weorizacién de
Bourdieu asume que si bien el habitus tiende a
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reproducir las condiciones histéricas que lo
ddujeron, en su confrontacién con otros a5
de Ia realidad que vive el sujeto queda lugar
ra la aparicin de précticas transformadoras.
Un rasgo comin, sin embargo, de todas
tas aproximaciones conceptuales a Ia nocién
hhegemonia es ta necesidad de ubicar a sus
tadores sociales, a los mediadores entre
fundamentales ¢ individuos, Ha sido Gr
‘ouevamente, quien primero colocara el eje
sa cuestidn al desarrollar una teorfa de los
telectuales que ests indisolublemente lig
la problemética de 1a hegemonia como
cign politica y cultural. Partiendo de la idea:
que todos los hombres son intelectuales (
¢, provistos de racionalidad) «pero no
Jos hombres poseen en Ia sociedad la fu
de intelectuales», Gramsci define esa fu
‘como la de empleados de los grupos soc
fundamentales para las tareas de hegemonia
cial y de gobierno politico, o sea, como
ductores de consenso y/u organizadores de
violencia legitima (Gramsci, 1978).
Las reflexiones gramscianas abren paso 8
posiblidad de incluirlas en una saga que,
Hegel hasta Weber, se formula como teorts
la burocracia, En la medida en que cada
social, nacido en la produccién econé
crea con él capas de intelectuales que le
Poreionan homogeneidad y conciencia de
fines, son ellas las que cumplen las funci
ssconectivas y organizativas» en el interior
bloque historico. Pero esta relacién entre
pos sociales e intelectuales no es lineal en
‘concepcidn gramsciana
Los intelectuales, en su funcién de
cia politica, tienden a generar comportami
estamentales, a considerarse a s{ mismos c
si fueran el Estado, lo que -sefala Gr
genera «complicaciones desagradables» par
arupo econdmico fundamental que es el
do, hasta colocar puntos de crisis en el sist
Pero esta dimensién burocritica de 1a fun
de los intelectuales pertenece, como ha qué
do dicho, a uno de los dos grandes planos
las superestructuras: el de la sociedad poli
Es fundamental la otra dimensién de la fun
intelectual: la de constructora de consensos,.
valores, de representaciones colectivas em
seno de las instituciones de Ia sociedad civil.En la definicién ampliada de Gramsci, el
‘moderno opera una reconciliacién «n
i de los intereses fragmentados de la so-
‘mediante la elaboracién de un eonsenso
neo» compuesto de simbolos y valores
wnicos. Pero esa expansién tiene quie.
hhasta Hegar a un punto de saturacién en el
ya no es capaz de integrar sino que co-
a desagregar: es el momento de Ia crisis
a en el blogue histérico. Alli, la volun-
scolectiva nacional-estatal entra en tensién
fa voluntad colectiva nacional-popular, que
siendo claborada en la relacién entre
‘grupos de intelectuales y las clases subal-
4 favor de una reforma «intelectual y
i» en direccién hacia una forma superior
ilizaciGn. En este punto surge el papel del
Principe el partido polftico-, capaz de
lar en un movimiento complejo el «sen-
el «saber» y el «comprendet» sociales que
yen cl nicleo de la accién histérica.
Iaspirados por los textos gramscianos, un
ativo micleo de investigadores ingleses,
cabeza de los cuales hay que ubicar a Ray
Williams, incorpora y desarrolla la n0-
de hegemonta como uri elemento clave de
yestudios culturales,
Definida en general como una manera par-
de ver el mundo, la naturaleza y las rela-
hhumanas, sus efectos sobre la eoria cul-
seiiala Williams son directos porque
Y supera a dos poderosos conceptos an
los de cultura ¢ ideologfa. Tendria un
mayor que el de cultura, tal como fuera
‘anteriormente, por la capacidad de ad-
sobre la distribucidn de poder que califi-
tun proceso social. También que el de ideo-
Porque no incluirfa solamente un sistema
nte de ideas y creencias, formal y art
sino la conciencia heterogénea, difusa e
ipleta que guia las pricticas sociales e in-
Para Williams ({1977a], 1980), ela hege-
constituye todo un cuerpo de prcticas y
ivas en relaci6n com la totalidad de la
{...] es un sistema vivido de significados
jores (que otorga) un sentido de realidad
Ja mayoria de las gentes de la sociedad».
permite que la cultura no sea considerada
luna «superesiructuray en Ia medida en
{que la tradicin y la préctica cultural son com-
prendidas como algo més que reflejos de una
estructura econémica.
Una hegemonia es siempre un proceso
compuesto de experiencias, relaciones y actos
y no se produce de modo pasivo: es permanen-
temente desafiada y resistida por otras presio-
nes que constituyen los momentos contrahege-
‘ménicos o de hegemonias alternativas. Si la
hhegemonfa, por definicién, siempre es domi-
inte, jamas fo es de un modo total o exclusi
vo, en la visién de Williams, por lo que los
Procesos culturales no deben ser vistos como
simplemente adaptativos sino como un proceso
‘complejo y vivo en el que se articulan y enfren-
tan la dominacién y la resistencia
Lecturas sugeridas
Bounorr, Perre (1991), EI sentido préctico, Max
cl, Taurus.
Gausc, Antonio (1978), Los intelectual y la or-
ganizacin de la cultura, Mexico, Juan Pablos
Editor.
Porravmeno, Juan Carlos (1990), Los usos de
Gramsci, Buenos Aites, Gralbo.
Porrew, Hughes (1973), Gramsel y el blogue his-
‘rico, Buenos Aires, Siglo XX
\Weuaus, Raymond (1977), 1980), Marxism y te
‘ratura, Barcelona, Penineuia.
— (1976), 2000), Palabras clave, Buenos Aires,
‘Nuova Visi,
Juan Carlos Portantiero
HERMENEUTICA
Y CIENCIAS SOCIALES
La palabra hermenéutica tiene una historia
larga y sinuosa que comienza en la Grecia clé-
sica, como tantas cosas; pero en su origen de-
signa algo bastante modesto: la wéenica d
terpretacién de los documentos escritos para
establecer su significado correcto, Con el tiem-
po, Ia definicién ha cambiado y el término se
usa para referirse a la interpretacién de todo
lenguaje imaginable; en sustancia, sigue siendo
un recurso auniliar para evitar malentendidos al
imerpretar un texto, un cuadro, una acciGa,
‘Ahora bien, como cualquier otra herramien-
ta intelectual, es stil s6lo si se supone que el
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