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Lina Meruane LAS INFANTAS Cs ‘EEA CADENA Cd oe ci deen (196,20 aie on S82 (CAUBND) Bes Re ecole gue ma ae 1.723 Qed rte rep al pe de en ovale mai edie extn eon, “Todas las cictrices remiten a una solas 1a primera la scsi umbilical ania invisible, Seveno Sanpuy, E Cristo de a rue Jacob reina de piques En cada mazo cincuenta y dos naipes que ain barajo a ojos cerrados, escuchando ss repica; un taconeo preciso y fugaz, como carrera aedlerada en paslls oscuros, arriba bajo por interminables excaleras de pied, luego pasos ques detionen, y arriba otra vex epito, y abajo, las alo- cadas dversiones de palacio, Mi padce me habia ensefiado el valor de cada cart. Las pinta, ategurabs, eran eardinales de una sola familia ‘eal, pero habla que distinguir los corazones rojos de los corazones negros inveridos. Seatenciba con finura la repla de todo juego y la ley del naipe que yo no debia ‘olvidar: el rey manda, la reina obedece, los once restantes son sidivos. Alatardecer lo vein corte y carter junto ates acom- pafantes ocho codos slian venir apoyasse sobre el man tel deterciopelo gastado, cuatro pares de manos con once cartas cada uno, dos parejas que apostaban por el mazo spilado en el centro de la mesa. Un mazo que crecia en ‘cada ronda basta que apareciers el aipe precio. Su dedo anu cede por el grucso ano fureo, apa tubs el teaoro, La pesadae inconfundble mano de ni padee tah eximio jugedor. As dela canasa le decian, por sus escalas de pcss, Soberano, por ls siete euinas que ponts ‘en perectacomparsa sobre el mantel. Conquistadas las da- mus negrasy rojas, los contincanessplaudfan come core sanas. Le guifaban al vencedos le lanzaban sonoros besos {que iefan deshaciéndose en el ace através del sal, ‘Yo no ecoudaba sus nombres, que siempre cambiabsn. Sus gestoss{podia anticiparios:estaban concertador como pasos de bile: la manera de salar enganchando los dedosajenos, la delicadezs al setarseen el borde del ‘mullido tapi yal frotar el vaso de whisky himedo con- tra la solaps el ceremonioso modo de iar las cata s0- bre el mantel y de quedar en suspenso hast a siguiente jugada, Haba cardesen que legaban mis de tes, y yo debia ceder mi expacio sobre la alfombra. Apesadumbradojun- ‘aba mis naipes y me levantaba pars ir a asomarme por encima de alg hombro, un poco mareado por el humo dela sala donde ellos furaban. Era seguro: me aburriria vigndolos perder ante mi pade. A las paridas de los martes legabs otra clase de invi- tados: siempre los mismos tipos, elegantes y pausados al hhablas, que se referfanal bridge como aun arte reservado para hombres de otra categoria: ineleeaaes. Yo ls pre feria por su silencioss manera de engarzarse ene lance, Sélo durante esas veladas lograba concentrarme en mi soliario. Mezclabs mis caras las vees que fuera neesario para perfeccionar la juga, cazar al monarca yasu dam Pero el valet se obstinaba ex Is eatulins, burkindose de mi suerte, corrupto comodin. Yo elegia omitir la advereencia demi padee: que los naipes no dependen del azar sino de Ia desteza de quien los comands, Sobre la mes, él expertoestratega,construia bazas perfectas;y el to Antonio, sur de mi padre cuando éste jugaba de norte, se levansaba con orgllo, se acercaba a sigiloo, y perdia latitud mordiéadole con delicadeaa ‘lcontorno de uns ore. Mientras yo mezclaba ls carts sobre el piso viilaba ‘ami padre, absorto en I misma azafa con los ojos ce~ tados, lo vela barsjar y barajas concentrar su vehemen- ‘ia en una sontisa, lamer el cedro de su puro, ssprstlo sin pris, retomar el nipe, El Rey repartia sus eras sobre el, terciopeo. El juego interrumpido retomaba su curso y yo también exploraba mi solitario en busca de la rena -Exalaba humo, mi padre, y el aroma. tabaco se desha- cia en sus palabras, Podiaescucharloseiaindome como swheredero. ‘Ay, Principe, romeaban sus amigos, yacaicaban mi ‘spalda buscando la spuesta entre mi cueloy Ta cams. Alguno, el io Antonio muchas veees, gia dec algo en mi odo y ni padre me siraba serio otra vez. Que vol viecan ala mess, que dejaran de espiar mi juego. ¥ me afanaba con el mazo, impaciente, tampeando toda regla para obtener la carta que requers El dinero empezabs a deslizarse hacia el trono. Las manos del Rey con las venas hinchadas y los dedos he- chos puto, La areas lenae. El momento legsbs: los ani- ‘gos de mi padre se vetan obligados a empefiar sus cha- aquetas de vesti, las eamisas de diseRo europeo, sedosas ‘aia nel foo deur sams ids or acaba Sloe, ome todas informecin queer Dias, ches Largs en que nada parece suceder hasta ‘a madrugads. A veces desperto hora antes del golpe p= ‘iéio yal enenderla para del mes de noche e- ueatro la shana cubis de plo sedoso negro. La claidad de ia demora en gas, ents voy buscan- do el exemo de cada bra que ano junto sas dems, gue guano ene mi opa interior Me pefuto con aga de colonia. Es medianoche ya Fs como sos minutos Pissran os talons. Mesendo obrelacamacon amano ete irae imagine qué poe bee suelo, Cero lon jon {pacar ena bara coaun pequto ode vino oo, Lo ‘eo endo eal cquing bre une dos ardos de pin clara Lovo rebalndone en cap deros Lo woo taped cn cxtone y boa ile de ube dormido ante de caren pose esd aca -Messomo porla vant bri yn erat i oi cneton perch, La noche no tee in, ‘Sas aan No ay seu uj ne a prvient.rumpo on la cova ented reigesdory {Team dela bsure repo lo peiics que Reto debe vere ssa Doy nerd al edly aprovecho de eras anes dna en ues. Toma ol lai para cercorre dela et Tomo un cael, lo troy me pregunta i falacé Renato precsamente ho, seesjvere, ‘Una hors transcurre. He enollado varias canas en a ppuata de mis dedos, ahoreéndolos, pero él no aparece. ‘Aguzo mi oidoy entonces og ls rucdas avanzando so- bre a calle. Deseorcho la botella, tomo un sorbo que eax lienta mi extémago, aparo oto trago y melevanto. Abro la puerta. Else ambalea Le muestra el vaso pero Renato so alza a cabeza. Se va acercando, lentamente y Nato que camina diferente. Se dtiene, suspra. Me parece ain ms [pequeio que de costumbre esta noche, aplastado por las sombeas de los drboes. Me sent en elesaldn fio, muer ddo.entee los labios un mechén de peo. CGusndo Renato al fn eniza la es, eparo mis piers dobladas, cubiertas de vello, y me evant el camisén. No ‘me mira La mano le tiembla. No decimos nada, no nos ‘ocamos siguirs Subs, deteigadose cada pato, Yo inssto: uno de tia- to Me muestra la oquedad de eu boca petlente cera los ‘jos y comienza aamarrarlos papeles con una cueda. ‘Tomo Is botela del gollet y entro a mi cuarto, Re- ato me sigue. Esta vez no me siento en asian espero 4 que me escobille el pelo, que hula cl peréume de mi ‘score Tomo los mechones que he ido recoletando, los snrollo los pongo delicadamente en ese nico boil, ‘cos de su chaquetsn, Svavementedeslizo mis manos por las sola, le voy uitando el abrigo y siento su cuerpo escaslde bajo a ‘amis. Renato mira el suelo, y Ia botlla que he dejado. sobre] alfombra.Abro los botones de mi blusa mientras ssudedo tembloroso persige el comienzo de una cana per- ida en ls stbanas revues, Después derecogere diario, eta madrugada, relvo a Ja cama con un vaso de vino, Esa skima botella. Renato sea llevado las demas junto con los diatios, los cartones Y mi cama de dormir; también ua par de artes plésticos. ‘Y macizos mechones que me van dejando clva Sigo escobillindome durance hors, interumpiendo «sta delcada labor solo para tomar otro sorbo,o para un- ‘ar en alcohol un trozo de pan viejo. Hace tanto que no ‘entra aie de calle por la ventana, Los das pasanimper

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