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Una de las formas que el ser humano ha encontrado para expresar lo que
siente sobre su mundo interior y lo que siente sobre el mundo que lo rodea, es
a través del arte. Siendo la persona un ser social por naturaleza es que cobra
en él tanta importancia el comunicar ese sentir que nace a partir de la relación
entre ambos mundos (interior y exterior).
No es pues en vano que a menudo se asocie “arte y sociedad”, ya que el arte
se alimenta de lo que sucede en la sociedad, sin embargo no debe entenderse
que el arte es solo reproducción de la realidad sino que es a su vez el ejercicio
de la libertad creadora tomando la realidad como base para de esta forma
conocerla y transformarla “no es exclusiva o absolutamente prisionero de lo
social y de su crisis, puesto que la trasciende…El arte es, así, un medio
fundamental para que la sociedad se conozca mejor” (Pantigoso, 1999: p 175)
Sin embargo este camino del conocimiento se ve muchas veces frustrado por
falta de un guía que muestre la mejor ruta a seguir, la manera de evadir los
baches y trampas que la vida presenta, ¡Cuan difícil es conocerse y
reconocerse parte importante de esta sociedad!
Es en esta búsqueda que el arte en la escuela se presenta como una estancia
en donde el alumno aprende a conocerse mejor y a reconocer su realidad. “El
arte tiene como objetivo fundamental, promover la expresión de cada individuo
a partir de su historia personal y su percepción de la misma, y del mundo que lo
rodea” (Diseño curricular nacional 2005: p. 139). Solo conociéndose a sí mismo
puede expresar, solo comunicando puede lograr que lo entiendan y
comprendan, y en este camino buscar transformar (mejorar) la realidad que lo
rodea.
Y es en esta forma como debiera plantease la razón de ser de la educación por
el arte. Lamentablemente, como ya se mencionó en el punto 1.2. (Aspecto
educativo), en la escuela actualmente se le da más importancia a la
transmisión de conocimientos que al desarrollo socio-emocional, olvidando que
no es solo la acumulación de saberes sino también el manejarse e integrarse
en la sociedad lo que va a permitir a la persona sentirse más feliz con ella
misma y esto se va a reflejar en su modo de ver y comportarse en la sociedad
en que vive. “El desarrollo intelectual es mucho más que una mera transmisión
de conocimientos; es el desarrollo de las facultades mentales. Debemos
atender el desarrollo socio-emocional y espiritual de niño; no debemos atentar
contra el mismo, ni atentar contra el desarrollo de la creatividad.” (Bullón, Ada
1990 p. 13)
Siendo la escuela un microcosmos donde se reproduce la vida de afuera,
donde los alumnos enfrentan diversas situaciones en su relación con los otros,
donde aprenden que sus acciones pueden afectar a muchas personas, donde
resuelven discrepancias y aprenden a manejar sus conflictos “Quien educa es
la vivencia y la convivencia, y la Escuela es solamente un lugar donde esto
puede suceder.” (Pantigoso, 1999 p. 177) Es pues este accionar con los demás
lo que debe permitir comprender a la persona que no es un ser individual sino
que vive en un mundo rodeado de seres a los que debe valorar e intentar
comprender y respetar.
Y es en este punto que el arte al trabajar con la parte socio afectiva de la
persona logra incidir en su relación con el entorno y en la mejora del mismo
“Ahora bien, si aceptamos que una de las finalidades de la Educación es lograr
que los individuos sean capaces de relacionarse de manera constructiva y
sensible, con ellos mismos y con el medio ambiente, a través de las diferentes
formas del lenguaje, entonces aceptaremos también que el Arte es un medio
eficaz para lograrlo, porque, coincidentemente, ésa es también –como hemos
visto- una de sus finalidades: la relación igualmente sensible y constructiva con
la realidad interna y externa, utilizando las distintas formas de expresión”. (Loc.
cit)
Si por una parte el arte ha sido postergado en la escuela, por otro lado el tipo
de educación por el arte que se implanta en ella tampoco es la mejor, la
mayoría de veces el área de educación por el arte se ve limitado a la repetición
y copia de obras de arte ya existentes, sin dejar paso a la búsqueda de nuevas
formas, a la expresión de la persona.
De lo anterior se desprende entonces que el arte en la educación como señala
Pantigoso: “…no es el objeto del proceso educativo, pero sí uno de sus
componentes… “ (Loc cit) Y el arte como parte del proceso educativo, el cual
es un proceso conjunto de los individuos que pertenecen a él, busca el
bienestar general del grupo. No debe pretender la educación por el arte crear
artistas, no le corresponde este trabajo, sino lo que debe hacer es buscar el
encuentro de la persona consigo misma y con el entorno, no de manera brusca
sino convenciéndola que esta es la mejor forma de vivir. “… la intención y
propósito no de convertirlos en artistas o atender –discriminatoriamente- a dos
o cinco con aptitudes, sino de lograr objetivos formativos, en función de todo el
grupo” (Niño Albán, 1989: p. 2)
ARTE DRAMÁTICO
Desde siempre el arte dramático nos ha permitido expresarnos, es inherente al
ser humano la necesidad de mostrar mediante acciones sus deseos,
necesidades, afectos, penas, etc. El representar implica ponernos en nuestro
papel o en el papel del otro y ello nos permite entendernos y entender mejor los
conflictos que se presentan en las personas bajo determinadas circunstancias.
Al respecto dice Ada Bullón: “Se conoce como arte dramático a todas aquellas
actividades que involucran la representación de interrelaciones y conflictos
humanos, en los cuales se revelan desde estados de ánimo y situaciones
específicas hasta concepciones de una determinada sociedad”. (Bullón 1976:
p. 65) Y son a través de esas interrelaciones que podemos comprender al otro.
En efecto, al ponernos en la representación de uno diferente de sí mismo, se
puede apreciar la óptica ajena descentrando el propio pensamiento. Esto, a su
vez permite que se logre una mejor convivencia al ser capaz de tener muchas
perspectivas de una misma situación “…desde muy pequeño es necesario
poner en sus manos los instrumentos de distanciamiento para que el cine, la
televisión, la publicidad no ahoguen en él esa visión personal del mundo y de
las cosas. También es importante recalcar esto en el ámbito familiar y escolar.
Es necesario que el niño se habitue a la observación, a la reflexión desde sus
propios esquemas para que con ello sus contenidos queden enriquecidos, pero
no por la extensión de lo observado, sino por la divergencia con la que se le ha
hecho posible esa observación y esa reflexión” (Lola Poveda 1995: p. 96)
El arte dramático nos muestra la belleza de la expresión, que tratamos sea
valorada y respetada. Nos muestra la realidad y los conflictos que vive el
hombre: consigo mismo, con la naturaleza, y con los otros, por ende nos indica
en cierta forma la manera de solucionarlos o lo que nos podría suceder de no
resolverlos de la manera adecuada. “Podríamos decir que drama es todo
conflicto humano. El hombre, desde que nace, vive una serie de dramas, ya
sea individual o socialmente. Cuando estos son representados ante un público
tiene lugar el teatro. Por lo que el teatro, constituye una de las diversas
actividades del arte dramático.” (Bullón, 1976: p 65)
En muchas de las escuelas se acostumbra que los alumnos lean obras
dramáticas o asistan al teatro como parte de la apreciación dramática, y el
componente de expresión dramática se limita a la realización de una obra, pero
este componente es mucho mas que eso, es desarrollar una serie de
capacidades y habilidades que ayudan a ser un mejor ser humano. Es así
como encontramos el gran valor que tiene el arte dramático en la educación,
Ada Bullón dice al respecto:
“El arte dramático tiene un valor educativo muy definido. Como todo el arte,
forma parte de la misma esencia humana, ya que es expresión, es
comunicación (...) Es evidente que la capacidad de representar es inherente al
hombre; por ello, los niños, a muy temprana edad, manifiestan el impulso de
hacerlo. Así vemos como juegan a la mamá y el papá, a la tía, representando
las acciones más familiares o aquello que más les ha llamado la atención. Los
niños expresan sus sentimientos a través de sus propias palabras y
movimientos; conforme van haciéndose mayores, crean situaciones cada vez
más complejas” (Ibid. p.p. 65-66).
El arte dramático es pues, una expresión personal de la vivencia y convivencia,
que se da en un contexto de cooperación y coordinación.
ACTIVIDAD DRAMÁTICA
-SIGNIFICADO Y ETIMOLÓGIA DE ACTIVIDAD DRAMÁTICA
Idelfonso Niño Albán nos habla acerca de la actividad dramática y nos brinda el
significado de la misma:
“La palabra actividad, se deriva del latín activitas, -atis que significa
actuar. En psicología, se define como la acción del ser en el momento de
actuar o realizar un acto.
Por otro lado, la palabra drama viene del latín drama y del griego drama,
de dra o, hacer.
Drama, pues es toda acción que tiene por asunto un conflicto de la vida
humana. Como suceso conmovedor de la vida humana, el drama recoge
los conflictos de la vida real; cuando estos parten de una plasmación
literaria, son preparados y representados ante un público convocado para
tal efecto, tiene lugar el teatro.
De acuerdo con ello, podemos de –entonces- que las actividades
dramáticas son todas aquellas acciones o actos que suponen la
representación de conflictos o interrelaciones humanas, a través de las
cuales se manifiestan: estados de ánimo, situaciones específicas e
incluso concepciones de carácter ideológico…
El acto expresa al sujeto del que emana. Esto nos permite afirmar que las
actividades de este tipo, por su naturaleza y características, sirven como
vehículo de expresión, de comunicación y de educación, que conviene
aprovechar al máximo…
Las actividades dramáticas, favorecen además el trabajo solidario y la
creación colectiva de juegos y pequeños roles e incluso obras, que se irán
graduando en complejidad y duración, de acuerdo con los niveles y
grados de estudio.
…las actividades dramáticas…no exigen más que voluntad, iniciativa
pedagógica y capacidad para inventar.
La práctica constante de las actividades dramáticas, puede conducirnos a
la adquisición y desarrollo de habilidades interpretativas: sin embargo ésta
no es la finalidad. Pedagógicamente hablando, el propósito no es formar
actores o descubrir actrices.” (Niño Alban 1989: p. 5-7 )
1973