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(emma ans 86 es imposible incorporarla en este trabajo. Véase el paragrafo 13 del Discurso, en pp. 39 y 55). Obsérvese que, como todo racionalista, al estilo griego, las ménadas almas, piensan a partir de principios de la Logica, como el de no contradiccién y el de razén suficiente. Estos principios, como entre los griegos, son innatos. El de Leibniz es un innatismo de principios. El de Descartes, uno de ideas. El de Kant sera uno. de formas. Lo que se perfila aqui, es el tema, cldsico de la metodologia, de la diferencia entre naturaleza y sociedad, entre ciencias natura- les y sociales. Como se comprende, para los dualistas tiene que haber dos ciencias, tan distintas como lo son sus objetos. Para los monistas, en cambio, basta una sola Clase de ciencia y método. La contradiccién consiste en que todo racionalismo tiende al monismo; pero el racionalismo moderno, fuertemente cristianizado, se ve obligado a pensar un alma libre, separada del cuerpo. Y esto implica un dualismo que pone en aprictos al racionalismo original, 2.3. Kant Kant es tal vez el fildsofo mas presente en los libros de metodologia. Pero merece ser visto después de Hume, porque su filosofia, en realidad, es una respuesta a le del pensador escocés, 3.<, Laciencia moderna y el capitalismo La Filosofia moderna, que suele hacerse comenzar con Des- cartes, es, en realidad, el pensamiento propio de la época de la burguesia, de la llamada modernidad, Poco sucle hacerse notar, por otra parte, que filésofos como Descartes, Leibniz, Spinoza, Locke, Hume y Kant, son fildsofos de la época en que la burguesia preparé las bases de la que seria la sociedad capitalista. De alli que, vista desde finales del siglo XX, esa filosofia puede ser interpretada como el pensamiento que fundaria la manera burguesa de ver el mundo. Y, entre los elementos de ese mundo, sin duda esti la ciencia. Y, para lo que nos interesa, también el derecho, Y respecto de éste, la filosofia moderna puso las cosas de manera que apareciera el sujeto de derecho, el individuo ciudadano, anterior y opuesto al estado. Y puso las cosas, también, de manera que el método juridico, esto es, la tarea de los juristas, consistiera en 87 encontrar el espiritu de la ley, la voluntad del legislador, pero haciéndolo de manera que estuviera garantizada la seguridad burguesa, llamada “juridica”; de manera que el resultado de la busqueda de la soluci6n juridica fuera la “correcta”, la unica posible, la “verdadera”. a ciencia, entonces como ahora, transcurtié al margen de la Filosofia. Los famosos experimentos de Galileo, siempre puestos como ejemplo de una nueva manera de concebir la ciencia, se realizaron bastante antes de que Hume pusiera las bases definitiva de lo que seria el positivismo contemporaneo. Esto es, la Filosofia moderna, acerca del tema del pensamiento, de la ciencia, era una respuesta a las necesidades de ese nuevo mundo que estaba crean- dose, La Filosofia continental buscaba los fundamentos de un mundo que se pretendfa racional, donde todo debia estar bien previsto. La Filosofia inglesa, mas bien, buscé fundamentar otro aspecto de esa sociedad: la necesidad de disponer de una ciencia eficaz, que tuviera asidero en la realidad, en los hechos; que permitiera hacer m4quinas que funcionaran, y que funcionaran bien, Una combinacién de racionalismo con empirismo era lo adecuado. Y en eso consiste nuestra ideologia occidental: una que combina la seguridad —la razén—, con la eficacia, que sélo puede darla la experiencia 3.1. Produccién mercantil, eficacia y capital La sociedad burguesa es una cuya reproduccién requiere 1a produccién ampliada de mercanefas. Y, como es sabido, no-hay valores de cambio —mercancias—, sino montados sobre valores de uso; es decir, lo que se puede cambiar debe existir en un producto, en una “cosa” que es consecuencia de un proceso de trabajo. Esto es, la reproduccién de la sociedad mercantil capitalista requiere de la produccién de cosas. La autovalorizacién, que es la dynameis del capital, requiere de la fabricacién concreta de cosas concretas. La sociedad mercamil capitalista precisa, para su reproduccién, de la eficacia fabril. Es la Gnica sociedad histéricamente conocida, cuya reproduccién depende de la produccién ampliada de cosas en proceso fabril. La nuestra es la civilizacién de la eficacia. Pero no de cualquier eficacia, sino de la eficacia fabril. Claro, toda sociedad ha de ser eficaz si ha de conservarse. En su relacién con la naturaleza, todo grupo humano ha de ser capaz 88 de tomar lo necesario para subsistir. Eso puede ser llamado “efica- cia”. Pero existen diferencias. En una tribu amazonica, tal vez la magia del brujo no es eficaz para curar al enfermo, pero si lo es para mantener la unidad del grupo, que es condicién imprescindi- ble para su conservacién. La ciencia de Platén, en la sociedad antigua, no intentaba producir objetos materiales —valores de cambio—, sino encontrar la “verdad de la polis”; es decir, su eficacia tenia sentido politico y no econémico. La eficacia de la sociedad primitiva, salvaje o natural, tiene poco en comin con la eficacia propia del capitalismo. Desde un punto de vista, puede decirse que en aquel tipo de grupo, el objetivo de la activi- dad es la produccion de objeto utiles, mientras que, en el capitalis- mo, el objetivo es el plusvalor realizado a través de la venta de valores de cambio; 0 sea que, en este tiltimo caso, el objetivo del proceso de produccién es el plusvalor, y para ello es necesario un proceso de trabajo concreto que sea “eficaz” en la produccién de valores de uso, 3.2. Ciencia y maquinismo La maquina es el soporte material del significado diabélico del capitalismo, Gran parte del esfuerzo de Marx, estuvo destinado a seflalar la diferencia fundamental entre cl capitalismo y las socieda- des precapitalistas, Como relacién entre el productor y el medio del trabajo, el capitalismo se diferencia de otras formas sociales, en que el hombre esta “separado” del medio de produccién. Esta separacién no es juridica; no se trata de que el productor no sea propictario; porque el siervo puede también no serlo, y el esclavo, a su vez si puede serlo. “Separacién” quiere decir imposibilidad de control de la maquina por el hombre; mas todavia: quiere decir dominio de la maquina sobre el hombre. El significado ultimo del capitalismo, es que el hombre manipula la maquina, pero es ésta la que domina a aquél; esto es lo que Marx expresa, en una vision dantesca, sobre todo en un capitulo —que fue después conocido como “capitulo VI, inédito”— que habia escrito, y que finalmente no ingresé a la edicién definitiva de E/ capital. En la maquina, el hombre ha sido desplazado del acto produc tor. Es la maquina la que “hace”; no el hombre. En el mundo antiguo, el herrero posee un saber que le permite manipular la herramienta de un cierto modo “eficaz”. Pero la maquina moderna vo rio on del Da da- lio BS) sta, ea 10, ite 89 tiene, ella misma, incorporado el “saber”, El herrero controla con su mente y sus manos el movimiento de la naturaleza, (esto apare- ce en cl pensamiento griego no como control sino como ayuda a la potencialidad inmanente de la physis). En cambio la maquina lleva incorporada en si misma la naturaleza. Es la maquina la eficaz; no e| obrero. Cuando mas, puede decirse que éste debe acoplar su eficacia a la eficacia dominante de la maquina, La ciencia moderna ha de ser eficaz porque debe permitir construir maquinas eficaces; maquinas que hagan cosas que tengan yalor de uso y de cambio. La ciencia convertida en técnica —tec- nologia—, debe predecir el movimiento de la naturaleza para incorporarlo en el artefacto llamado maquina. Si la prediccién es errénea, la maquina no “hara” las cosas que se espera que haga. Y como la accién del artefacto es completamente material, la prediccién cientifica ha de tener referente empirico; se espera que la maquina repita experimentos previos. Se espera que funcione; que produzca cosas que tienen valor. La maquina es un cosmos en pequefio; tiene dentro de si, como dynameis, la naturaleza entera. Se movera conforme con cierta programacién, conforme con ciertas reglas que son las “leyes de la naturaleza” —aqui el racionalismo—, a cuya busque- da, a través de experimentos, apunta la ciencia. Por eso la ciencia es un conjunto de conocimientos que pueden probarse empirica- mente, aunque a veces la empiria esté muy lejos de las teorias més generales. La ciencia moderna permite predecir porque su misién es construir maquinas que “hagan” cosas. A primera vista parece que la maquina es fruto de la ciencia y la técnica. Pero es al revés. Son laciencia y la técnica quienes se han desarrollado como consecuencia de la necesidad de eficacia febril de la sociedad burguesa. 3.3. Método cientifico y sociedad capitalista Los modernos aceptamos “Ia verdad” de un método cientifico basado en el principio de la comprobacion, porque la sociedad capitalista necesita la eficacia febril para autorreproducirse. La ciencia moderna es experimental, porque s6lo una ciencia asi es funcional al capitalism, La ciencia puramente matematica, de los griegos, pero también de Descartes, es iitil solo a medias, La Logica puede ser de gran ayude, pero a condicion de que trabaje 90 sobre enunciados con referente empirico. De lo contrario pueden resultar maquinas inutiles. De una sociedad asi, es hija nuestra ciencia, y, por tanto, la Teoria del Conocimiento apropiada. El positivismo es, por eso, la ideologia propia de la sociedad burguesa. Y el gran filésofo de este signo, es Hume. Vale la pena decir que la afirmacién de que el positivismo es la ideologia propia de esta sociedad injusta, que es el capitalismo, no quiere decir que el positivismo sea una ideologia detestable. Su afén por hablar s6lo de aquello de que tenemos experiencia, de preferir los conocimientos apoyados en la informacion empirica, no tiene en si mismo nada de malo, Al contrario. Pareciera que la humanidad se ha enredado en un problema tan enorme, que la ciencia moderna puede ser de buena ayuda, por ejemplo, para detener al desastre ecoldgico a los cuales ha conducido el uso capitalista de los resultados de la ciencia. La mentalidad positivista no es algo para rechazar, sino algo para aprovechar, Lo que si parece poco apropiado, es suponer que es la tinica manera de pensar, sobre todo cuando se trata del mundo humano. 3.4. El fetichismo cientificista Laciencia, la moderna, es la forma de pensar propia de un sistema social historicamente determinado, y no existe fuera de este sistema social. Es decir, es una creatura humana, de un tiempo y un espacio, Lo no plausible es convertir, a la ciencia, y ala filosofia que la fundamenta, el positivismo, en un fetiche. Es decir, en algo que, creado por el hombre, se vuelve contra él para dominarlo, Lamentablemente, vivimos dominados por el fetichismo cientificista y la necesidad de la técnica. Asistimos, azorados, quienes amamos la Filosofia y las otras humanidades y ciencias sociales, al sacrificio de la cultura en el ara de las necesidades del capital. Los nifios son martirizados cada vez con mas matematicas, fisicas y quimicas, las becas son para los de las “ciencias duras”, los mimos presupuestarios son para esos sectores universitarios, y todo porque la idea de acercar la universidad a la sociedad, es entendida, por los burécratas de la ciencia, como la obligacion de preparar los técnicos que el capital necesita, pero que los capitalis- tas no quieren preparar, seguramente porque afectaria sus ganan- cias. Y deben prepararlos las universidades publicas, sostenidas 91 con el trabajo de todos, de modo que los capitalistas consigan apropiarse de la preparacién de cientificos por la cual no han pagado nada. En cl fondo de este proceso, al que asistimos impotentes, se esconde este fetichismo que hace de la ciencia un sujeto y no un objeto. “La ciencia precisa apoyos”, dicen los cientificos. Y en el mismo lenguaje se instala el fetichismo: la ciencia es el sujeto, “La ciencia permitira el desarrollo”, dicen los politicos. “La ciencia mejorar la tecnologia”, dicen los capitalistas. Y agregan: “la ciencia nos haré mas competitivos”. Siempre la ciencia es un sujeto, no un objeto iitil al hombre. Los nifios y los jévenes deben ser edueados, dicen, para servir a la ciencia, para mejorarla, para practicarla, Lo que aprendan estara ordenado a esta necesidad universal. El capital, principal beneficiario de la ciencia, ha insta- lado su racionalidad en nuestra concepcidn del conocimiento y la educacién. Y, en la medida en que el positivismo es la filosofia propia de este mundo fetichista, si es un pensamiento frente al cual es preciso estar en guardia. No se trata de negar el aporte positivista, sino de denunciar el fetichismo de un pensamiento que, siendo histérico, se pretende universal. La ciencia es tan historica como el pensamiento de los griegos, y lo demuestra, precisamente, la comparacién entre ambos. Negar esta historicidad, seria creer que el hombre es un ente cuya naturaleza, universal y eterna, consiste en una especie de “capacidad cientifica”, que sélo en la modernidad se ha desarrolla- do plenamente. Como si esta capacidad hubiera estado siempre alli, en potencia, en los hombres anteriores, y hubiere irrumpido con fuerza s6lo en el mundo capitalista, No es asi. No hay tal «capaci- dad cientificay natural. La ciencia es un producto capitalista. (Aunque a veces tenemos la tentacidn de decir lo contrario: el capitalismo es un producto de la ciencia) No se trata de negar la utilidad 0 eficacia de la ciencia, sino precisamente de lo contrario. Pero si se trata de destacar el feti- chismo de la ideologia cientificista. El derecho no ha escapado ¢ las necesidades de la tecnologia que necesita el capital. La seguridad juridica, la paz burguesa, ha descubierto que la Logica y la Informatica prometen la panacea en la interpretacién y aplicacién de la ley. El suefio de que las maqui- nas sustituyan a los hombres, se ha instalado en el mundo de los jueces, y en la ilusién de los mas adelantados juristas del positivi 92 mo contemporaneo, Por eso asistimos a un proceso donde, para los positivistas, todo pensamiento que no sea el de ellos, debe ser ignorado, y, si es posible, expulsado. De alli que hoy, la Metodo- logia Juridica, es otro campo de combate ideolégico. Y no puede no serlo, ni eso debe asustar a nadie, Alcontrario, puede ser un espacio més en la resistencia a la deshumanizacién de los juristas, 4. Hume “Todo saber dado o recibido por medio de un argumento, proviene de un conocimiento preexistente”, dice Aristoteles en el primer parrafo de su obra conocida como Segundos Analiticos. Esto vale, dice, para todas las ciencias especulativas, que son las “verdaderas” disciplinas, porque conducen a resultados irrebati- bles, ciertos, “légicos”, racionales. Se trata de conocimientos, provenientes de conocimientos anteriores, por deduccién, a través de alguna de las formas del silogismo. Es, por tanto, la de Aristé- teles, una ciencia, un saber, totalmente racionalista. Platon, por su parte, dice asi: [Los objetos inteligibles (los filos6ficos, que son ain superiores a los matematicos), son] aquellos con que Ia razén toma contacto por si misma y por virtud de Ia dialéctica, tomando las hipdtesis, no por principios, sino por lo que en efecto son: hipdtesis, es decir, pelda- los y trampolines que le permiten lanzarse hasta lo no hipotético, hasta cl principio de todo. Y una vez que haya tomado contacto con 1, ira aprehendiendo la razon, en su camino inverso de descenso, todas las conclusiones, hasta la iltima, que derivan de aquel princi pio, y ya sin recurrir en absoluto a ningun dato sensible, sino tan solo a las ideas en si mismas, pasando de una a otra y terminando en ideas (Repiiblica, 3116). La Dialéctica es, para Platén, la maxima jerarquia en cl conocimiento. Y obsérvese que, en tal caso, no se requicren datos sensibles, sino solamente ideas que se derivan unas de otras, logicamente; se parte de ideas, y se obtienen ideas. Del conoci- miento sensible, nada, ‘ Pues bien; Hume, a la zaga de Occam, Bacon, Hobbes, Locke y Berkeley, los fildsofos de la linea inglesa, pero también de franceses como Malebranche, puso las cosas al revés. Completa- mente al revés: todo conocimiento que haya de tenerse por presti- bs) gioso, ha de provenir de las impresiones sensibles. Para la tradi- cién iniciada por Parménides y Herdclito, que tiene a Platon y Aristoteles como hitos principales, en cambio, el conocimiento inteligible es mas estimable que el sensible. Es decir, el racionalis- mo griego y el empirismo inglés, son exactamente contrarios; antipodas, uno del otro. Es claro, el de Hume supone un punto de partida tan arbitrario como el griego. Para el racionalismo absoluto, el conocimiento prestigioso es el que proviene exclusivamente del intelecto, sin contaminacién alguna de los datos sensibles, y esto es absoluta- mente arbitrario, Un punto de partida tan plausible o repudiable como cualquier otro punto de apoyo que no es argumentado, sino s6lo aceptado dogméticamente. Para el pensamiento empirista, el de Hume, lo asumido dogmaticamente, es lo contrario: es de las impresiones sensibles de lo que debemos fiamos; mas ain, no existen ideas que no provengan de alguna impresién sensible. Y iquién podria decir que uno u otro tienen raz6n, si ambos asumen dogmas que no discuten ni argumentan? Hay que entender que se trata de puntos de partida que no admiten discusién, Para discutir- los, habria que adoptar una de las posiciones, lo cual supone, también, adoptar uno de los puntos de partida, Pero es posible tomar distancia de ambos, tratar de comprender sus posiciones, conocer sus puntos de partida, y oirlos disputarse el fundamento de la verdadera ciencia, del conocimiento prestigioso. Luego de ello, tal vez, pero sin que sea obligatorio, se puede tomar posicién por uno u otro, 0 por alguna posicién intermedia, mas 0 menos dis te de uno y otro puntos de vista. 4.1. Impresiones, ideas, memoria, imaginacién Sin ninguna duda, una breve exposicién, y como tal infiel, de las propuestas de Hume, no deberta justificar la falta de lectura del original. Sin duda no sera una tarea divertida, A cambio, cuando se comprende el punto de partida, sus complicadas argumentacio- nes se aclaran, y, a veces, parece que el lector es capaz de mejo- rarlas. Bl asunto es que Hume parte de la conviccién de que de lo Unico que tenemos total certeza es de nuestras impresione: bles. La idea humana inicial, es que, todo lo que contiene nuestro. entendimiento, se ha constituido ¢ partir de impresiones sensibles, ensi- 94 esto es, “datos” de los que tenemos noticias por alguno de los cinco sentidos. Lo que la mente humana contiene, es un numero indeterminado de percepciones. Las percepciones son de dos clases: impresiones e ideas. La diferencia entre ambas, es la “vivacidad” o la fuerza. Las percepciones que entran con mayor fuerza, son las impresiones, dentro de las cuales se incluyen todas las senSaciones, pasiones y emociones que somos capaces de experimentar, Puede observarse, desde el principio, la importancia que tienen las pasiones, que son mis fuertes, y anteriores, a las ideas. Por otra parte, las percepciones son todas semejantes entre si. Es decir, son como las unidades finales o Atomos de los contenidos, de nuestra conciencia. Podria verse aqui un intento, muy griego, de reducir todo a alguna realidad ltima. Pero, siendo semejantes, de todos modos se diferencian en “vivacidad” y “fuer- las mas fuertes son impresiones, las menos, son ideas. Las ideas, son como reflejos de las impresiones; siempre son primero las impresiones, y de ellas provienen, luego, las ideas. Las percepciones, por su parte, son simples 0 complejas. Las ideas simples provienen de impresiones simples. Las ideas comple- jas se forman a partir de las simples. Hay un camino de la simpli- cidad a la complejidad. Este camino se cumple gracias a unas virtudes del entendimiento, que tienc la capacidad de, o la tenden- cia a —“tendencia” es una palabra muy usada por Hume—, “‘co- nectar” unas percepciones con otras, de manera que los contenidos de conciencia van haciéndose cada vez mas complejos. Este proce- 30 de complejizacién, se leva a cabo gracias ala memoria y la imaginacién. No interesan los detalles, porque bien podria ser que Hume se hubiese equivocado, ala luzde la Psicologia moderna, acerca del papel que le cabe a estas capacidades de la conciencia, Lo importante es captar la idea general: todo comienza con impre- siones simples, que por virtud de la memoria y la imaginacion, se convierten en ideas que pueden ser infinitamente complejas. Y, si todo es asi, es claro que las ideas “buenas” o, tal vez, “verdade- ras”, son aquellas en las cuales la informacién de los sentidos, si bien se ha hecho muy compleja, y tal vez muy lejana en cl tiempo, no deja de ser su base firme. Las ideas que debemos rechazar, son aquellas que han perdido todo contacto con la “realidad”, que es entendida como esas impresiones originarias, La imaginacién parece ser la causante de esas ideas rechazables; una potencia de la 1 95 que hay que cuidarse, porque conduce a ficciones inaceptables. “Memoria”, “imaginacién”, “tendencias”, son las palabras con que Hume quiere explicar el trabajo de la mente sobre la materia proporeionada por las impresiones. Con esto tenemos las bases del positivismo moderno: el conocimiento plausible, el que debemos atender, al que le cabe la cualidad de ser cientifico, es el que, proviniendo de los sentidos, se mantiene anclado en las impresiones originarias, por mas complejo que se haya hecho merced a esas capacidades de la mente. Se puede ver aqui el fundamento filoséfico del requisito que siempre se le exige a la ciencia: basar sus enunciados en la experimentacién. Pero, entonces, qué pasa con la Logica y las Matemiaticas, las cuales no provienen de impresiones sensibles? En primer lugar, Hume piensa que si provienen de impresiones sensibles, Pero no interesan sus argumentos en este caso. Lo importante es que, traténdose de ideas muy complejas, que pueden haber perdido contacto con la realidad, de todos modos son sumamente titiles, de probada cficacia, para ayudar al entendimiento en el proceso cientifico. Pero, se trata de instrumentos que deben usarse sobre ideas que mantengan su anclaje en las impresiones originarias. Por simismas, la Matematica y la Logica no tienen importancia. La adquieren cuando se aplican a esas ideas bien fundadas. Entonces si, el entendimiento posee un poderoso instrumento de expansion de ideas correctas. Puede verse aqui otro de los requisitos que solemos exigirle a la ciencia: coherencia, sistematicidad. Si en un discurso pretendidamente cientifico, hall4ramos inconsistencias Iégicas, nos negariamos a concederle la calidad que preten- de. En esto ultimo, sin duda hubiera estado de acuerdo Aristoteles. Nada mas que no le hubiera parecido aceptable el primer requisito: que el vuelo del entendimiento debe permanecer anclado en la sensibilidad. ... 4.2. Las consecuencias antimetafisicas del empirismo El empirismo llama-*metafisico” a cualquier discurso que no mantiene ese anclaje en los datos de la sensibilidad, Todas las ideas de las que no puede establecerse tal conexidn, son tachadas de metafisicas. Por ejemplo, y en primer lugar, la que constituye el nécleo del racionalismo: que la Physis tiene Logos. Esta es una 96 idea metafisica, porque no hay ninguna experiencia de la Physis en su totalidad, como para que podamos decir que “toda” clla esta sujeta, y “siempre”, a las mismas eyes. Hemos visto alguna parte de clla, en algin momento especial. Pero jamas nadie la ha visto atoda, ni nadie puede afirmar nada del futuro sobre la base de alguna impresién, como para que pueda hacerse ese juicio univer- sal “toda la Physis, siempre, tiene el mismo Logos”. Y aqui retomamos el punto de comienzo de nuestro periplo: lo que esté puesto en duda, ahora, es el fundamento de los juicios universales, No hay problema con los particulares, porque éstos son facilmente reconducibles a sus respectivas impresiones. Y sino se encuentran tales impresiones, entonces son falsos, 0 al menos rechazables, por poco confiables. Pero de los universales, jamas podré decirse que estan anclados en la experiencia, si lo que tratan de hacer, es predicar alguna regularidad eterna, de alguna cosa también supues- tamente permanente. La pretensién de que existen las famosas leyes de la naturale- za, invariables, eternas, universales, constituye la principal idea “metafisica”, de la que sin duda hay que cuidarse. Pero, entonces, {qué quedard de la ciencia natural? ¢Es que no puede establecerse ninguna relacién de causalidad entre los fendmenos? Si. Si puede hacerse, Pero eso sera un aporte de la imaginacién, y no una informacion sensible plenamente confiable. 4.3. Necesidad y causalidad Cuando vemos una bola de billar golpeando a otra, decimos que cl movimiento —la fuerza— de la primera es /a causa del movimiento de la segunda. Sin embargo, conforme con el principio empirista, lo vinico que hemos visto, es decir, la tnica impresién de que disponemos para pensar en ese suceso, es la Ilegada de una bola hasta cierto lugar, y el comienzo del movimiento de la otra a partir de ese lugar. Pero no hemos visto “la causa”. Somos noso- tros quienes, merced a la costumbre, diria Hume, damos ese nombre a la idea que se forma con la conexién de las dos impre- siones —la llegada de una bola y la salida de la otra, Es nuestra imaginacion, siempre dispuesta a ir mas lejos de la experiencia, quien, a fuerza de haber visto muchas veces que una impresién sucede a la otra, se atreve a avanzar un paso mas alla, y suponer que, en el futuro, si se da la primera impresion, se daré también la 97 segunda. Interviene aqui otro elemento, que Hume denomina “costumbre”. Cuando nos hemos acostumbrado a tener dos impre- siones sucesivas, la imaginacién nos conduce a la idea de que la primera es causa de la segunda. Y, mas atin, nos conduce a la peregrina idea de que hay fenémenos, en el mundo exterior, que son la causa de esas impresiones, y que, también, estén unidos por lacausalidad. Y decimos, suponiendo que existen esos fendmenos exteriores, que el primero es la causa del segundo. Hay que decir que, si aceptamos su punto de partida. Hume tiene razon. Si de impresiones sensibles se trata, nunca nadie ha visto una causa. Hemos visto fendmenos que se suceden. Pero no “causas”. La causa es un invento de la mente. Esta célebre critica humana de la idea de causalidad, nunca ha podido ser atacada con éxito. Claro, si se acepta su punto de partida: todo lo que no proviene de impresiones, es metafisica, y como tal rechazable. Y, a partir de ella, al hombre no le queda mas que rebajar sus pretensiones de dominacién del mundo con la seguridad racionalista. Lo que se ha quebrado, es la confianza en la raz6n. El empirismo es una tendencia filoséfica que aconseja la prudencia, que argumentaa partirde la debilidad del entendimiento frente a la realidad. El mundo, ahora, ha dejado de ser necesario. Ya no posee esa radical inteligibilidad que tenia en el mundo griego. No hay ninguna seguridad de que lo visto hoy se repita mafiana. La Raz6n, el Logos, ha pasado a ocupar un puesto subor- dinado en el universo; ya no es la dadora de sentido, la que puede decirle al mundo “ta eres inteligible, y por eso existes”; “yo te conozco y por eso existes”. (Aunque el racionalismo volveria por sus fueros casi un siglo después, con Hegel, para decir que “todo lo real es racional y todo lo racional es real”). El empirismo de Hume, invita a la relativizacién de todo lo que no pertenezea a nuestra experiencia, a la modestia en las afirmaciones sobre el] mundo, a la prudencia. Esta, ya lo hemos visto, en las antipodas del racionalismo absoluto 4.4, Elyo Si de impresiones se trata, tampoco tenemos, en realidad, ninguna idea aceptable del alma y de su inmaterialidad. Pero atin ms interesante que esto, es que Hume pone en tela de juicio la idea de la existencia de un yo que recibe impresiones, Lo que 98 surge del pensamiento de este filésofo, es que el yo no es otra cosa sino el conjunto de esas impresiones e ideas. No hay algo asi como un recipiente que recibe impresiones y las procesa: es que no somos, psicolégicamente hablando, sino esas impresio- nes. No hay un sujeto que piensa, sino que somos el pensamiento, Freud tendria aqui un buen antecedente. Pero, para nosotros, juristas, mas interesante es el paralclo entre este sujeto pensante que no cs tal sujeto, con la concepcién de persona juridica de Kelsen, que no es sino un haz de derechos y obligaciones. Como se recordar, para la Teoria Pura del Derecho, la persona juridica noes sino un concepto auxiliar de la ciencia juridica; es por comodidad en la exposicién que se habla de persona juridica; pero, en realidad, y hablando en términos estrictamente juridicos, no se precisa la idea de un “sujeto” que “tiene” derechos y obligaciones; basta, para describir un orden juridico, con la descripcién de los derechos y obligaciones —en realidad sdlo con las obligaciones, ya que los derechos son reflejos de éstas; basta, para la ciencia pura, con describir las normas que establecen las conductas cuya produc~ cién acarreara una sancién para su autor, Hume dice lo mismo, en términos psicoldgicos: no tiene asidero la idea de un “sujeto” que “tiene” impresiones; basta con las impresiones, las cuales, ademas, es de lo Gnico de lo que tenemos noticia cierta. 4.5, La totalidad, el universo, la continuidad, versus la parti- cularidad, y la contigiiidad Otra idea que con Hume cae estrepitosamente, es aquélla segtin la cual, existe, fuera de nosotros, un universo Unico, del cual se puede predicar alguna clase de totalidad, como fuera la de que esta sujeto a las mismas, inmutables y eternas leyes naturales. Esto, porque no hay impresiones de tales objetos, y no hay que confiar en esas ideas sin asidero, Lo que desaparece, entonces, también, es la idea segiin la cual el mundo exterior es continuo. Lo tnico que sabemos por la experiencia sensible, es: tenemos impresiones, éstas son particula~ res y multiples, y estén unas a.lado de las otras en el tiempo (esto es, unas son antes que otras). Y eso es todo, El mundo, al revés que entre los griegos, ya no es uno, sino miltiple. No hay conti- nuidad causal, sino simple contigiiidad entre impresiones. Wa ay sa; io- to. tie 99 Lo anterior se comprende mejor, tal vez, si tenemos en cuenta la nocion de causa de Aristotcles. La palabra griega es aitia (de donde wtiologia, por ejemplo de una enfermedad: las causas que la han provoca- “do). Para Aristdteles, cuando algo es aitia de algo, en realidad no se trata “de dos “algos”, sino de un mismo ser que se presenta en el primer momento de una forma, y enseguida de otra forma. Por ejemplo, el caballo es la aitia (en este caso el felos: aquello hacia lo cual tiende) del potrillo, y el potrillo es la aitia del caballo ya desarrollado. La aitia no es sino la cosa en su estado anterior: el ternero respecto del toro, la semilla respecto del arbol, el hierro respecto de la herradura, Pero no es que la aitia “haga” lo que viene después, Es solo que lo anterior es la misma materia pero de otra forma. Lo que esta ausente en Aristételes es la idea i de que “algo” —o alguien— “hace” otra cosa. Por otra parte, el movimiento no empezé nunca ni jamas terminara, porque el mundo es uno y eterno. Es decir, en la idea aristotélica de la causalidad, ‘no esté supuesto que el mundo es miltiple, sino que es uno, nada mas que se presenta ora de una forma, ora de otra. Hay un principio —pero no es “comienzo”— que explica el movimiento; es su /ogos. Pero no hay una cosa que produce otra. Esta concepcidn resulta dificil de entender, porque la tradicion griega, entre nosotros, ha sido tergiversada por el aporte cristiano. Cuando aparece un dios, que es creador y omnipotente, la concepcién de Aristoteles ya no tiene cabida, Ahora hay un algo —dios—, que esta fuera del mundo, y que lo “crea”, y a partir de la nada. Ahora hay una suprema causa, que es una otra sustancia respecto de lo causado, El mundo uno de los griegos, se ha dividido en dos: dios-mundo, alma-cuerpo, causan- te-cauisado, sujeto-objeto, actuante-paciente. De todo lo cual no habra mas que un paso para llegar a la separacién individuo-sociedad, estado-ciud: dano, derecho-obligacion, derecho-moral, ciencias naturales-ciencias sociales, sujeto de derecho-cosa. Y asi es como nuestra ideologia occiden- tal, mitad griega, mitad cristiana, no pude facilmente comprender el mundo uno de Aristoteles, Para nosotros que algo es “causa” de otro algo, quiere decir que el primero “hizo” lo segundo; como si lo hubiera creado. Le imputamos a lo causante, el haber realizado una accién, como le imputamos actos a los individuos. Lo causante, la causa, “hace” lo causado. Como cuands decimos, supongamos, que el calor causé la dilatacién de los ricles, lo cual causé el descarrilamiento, O como cuando decimos que la opresién causé la revolucién. Tenemos una concepcién animista de la naturaleza, porque le atribuimos las caracteristicas del dios creador omnipotente, Creemos que sélo los pueblos a los que Hamamos. primitivos, tienen una concepcién religiosa, animista, del mundo. Pero no es asi; no tenemos los titulos que creemos tener para llamar primitivos a los otros. _— 100 Lo que con Hume queda en tela de juivio, entonces, es esta concep- cin animista del mundo, tanto como 1a concepcién monista de Aristote- les. Ahora, lo que tenemos, no es sino un haz de impresiones, de donde provienen nuestras ideas, las cuales, a su vez, se conectan por virtud de la memoria y la imaginacién, para formar ideas muy complejas, muchas, de las cuales, han perdido toda conexién con las impresiones originarias y. por tanto, deben ser seriamente criticada, a la vez que, prudente- mente, debemos desconfiar de ellas. Nada de continuidad causal: solo impresiones particulares contiguas. Nada de un fenémeno que “hace” —causa, “crea” — otro: s6lo impresiones contiguas. Tal vez, en este mismo tono, puede ampliarse la critica que hace Hume a la idea de causa: no sélo tenemos una concepcidn animista del mundo, sino que le atribuimos caracteristicas politicas, Esto, porque cuando decimos que algo causé otra cosa, en realidad estamos diciendo que le atribuimos la fuerzasuficiente para haberlo “creado”, para haberlo hecho. Esto es muy obvio cuando un médico, ofreciendo una explicacién ctiolégica de un cuadro infeccioso, afirma que la fiebre es tan alta que “no pudo” ser causada por la bacteria detectada, sino que “seguramente” hay otra causa, La idea del poder de las causas, es aqui evidente, Pero mucho més lo es en las explicaciones sociolégicas, que algunos consideran como superacin de la causalidad simple: las complejidades causales. Sesudos socidlogos explican que los hechos humanos no pueden ser explicados por una sola causa; que la causalidad es miltiple. ¥ gpor qué es esto asi? Sencillamente, porque una causa sola “no tiene la fuerza suficiente” para convencernos de que podemos atribuirle a algo, el ser “autor” (de auctor, el que, conforme con las leyes, tiene el poder sufi- ciente para hacer algo), “hacedor”, el que, con un acto, produce otro algo. Por eso las revoluciones no pueden explicarse “sélo por causas econdmicas”; porque no le atribuimos a estas cosas, el poder suficiente para producir la revolucién, 4,6. El mundo objetivo La filosofia de Hume nos depara una perplejidad més. Es que, conforme con su punto de partida, en realidad sdlo suponemos, gracias a la imaginacion, que existe un mundo exterior a nosotros. Porque, si debemos fiarnos s6lo de nuestras impresiones, entonces como estar seguros si alli afuera hay algo que corresponde con estas impresiones, de las cuales éstas serian algo asi como un reflejo? A esta conclusion se le llama “solipsismo”; se dice que el empirismo “cae” en el solipsismo, porgue, para ser consecuente, on ue. te’ ro an es ser ud za ser fi- tro as ite Ic, OS, 0S. 101 es necesario admitir que lo tinico existente con seguridad, son mis impresiones, siendo todo lo demas, producto de mi mente. Es posible que el solipsismo sea una consecuencia de este empirismo a ultranza. Sin embargo, no deberiamos asustarnos, porque es cierto que creemos en la existencia del mundo exterior, y en que nuestras impresiones corresponden con su impacto en nuestros sentidos. Tambign algunos creen en dioses, otros en almas, o en las dos cosas. Y otros creen en la existencia de leyes inmutables y eternas. Respecto de la creencia en el mundo objetivo, el sentido de la filosofia de Hume, cualquier cosa sea lo que él, personalmente, haya pensado de este problema, es que se debe poner en duda todas las creencias. Podemos, si, apostar a la existencia de ese mundo exterior, a que mafana se seguiré comportando como hoy; podemos apostar a la existencia de buenas probubilidades de que en el futuro todo sea igual, pero con todo cuidado, con toda pru- dencia, sin megalomanias racionalistas, sin, por eso mismo, conde- nar a nadie que piense o crea distinto. No es que no haya un mundo exterior, sino que de él no sabemos nada que no provenga de nuestras impresiones sensibles. No se trata de negar que existe ¢l mundo objetivo, porque su no existencia es una suposicién que nadie esta interesado en hacer. En efecto {cual beneficio obtendremos de negarlo? Pero, a cambio de no negarlo, debe aceptarse la necesidad de dar lugar al tiempo, a la experiencia, de avanzar paso a paso en el conocimiento, descon- fiando de las teorias totalizadoras, de las catastrofes preanunciadas, de los finales tremebundos, tanto como de los paraisos que prome- ten el desarrollo indefinido. La perplejidad a que nos conduce Hume, puede ser tomada como una invitacién a la modestia y la tolerancia, 4.7. Dios y dios S Estd de mas decir que con Hume no queda ningun lugar para ningin dios, sea o no creador y omnipotente. No habiendo ninguna impresién sensible de una cosa tal, ninguna idea al respecto debe ser mantenida. De alli que Hume, y el positivismo en lo que tiene de él, hayan sido siempre mal visio por las iglesias, al menos las oceidentales, Se sabe los problemas que han tenido los cientificos cteyentes, para compatibilizar sus teorias cientificas con las creen- ae 102 cias religiosas. Y se sabe cudles han sido las respuestas de las iglesias ante buena parte de los descubrimientos y los experimentos de la ciencia moderna, Y es completamente explicable que Hume fuese vituperado por los espiritus religiosos, y, sobre todo, que haya tenido inmediatamente respuesta por parte de un fervoroso creyente, como era Kant, 4.8. El monismo empirista El mundo ideoldgico griego, al menos el de los filésofos, puede ser considerado un monismo dialéctico. Monismo, porque en esa ideologia no cabe la existencia de un dios fuera del mundo; porque el ser es uno, eterno, inmutable, eteétera, No cabe tampoco la posibilidad de que alguna sustancia no sea material; todo es reductible a los atomos, en Demécrito por ejemplo, 0 a la materia en Aristételes. No caben scres de distinta naturaleza: todos son igualmente reductibles a la unidad. Y este monismo es dialéctico, porque el movimiento es explicado de una manera especial: el movimiento sucede entre contrarios; se pasa de una privaciénasu contrario, dice Aristoteles; se pasa de no-musico a mtsico, y no se pasa de no-miisico a pintor, porque no-misico no es el contrario de pintor (cl contrario de pintor es no-pintor). La idea es que el movimiento sea siempre el mismo —por tanto, en realidad, no hay movimiento—; que sea completamente racional, que proceda como lo hace la légica bivalente: 0 se es 0 no sees, cs blanco o no-blanco (blanco no es contrario de negro). La semilla es la no-planta, y por eso puede llegar a ser planta; pero una semilla no Hega a scr un diamante. Si eso pudiera suceder, entonces el mundo no seria necesario, seria irracional, y, por tanto no se podria conocer, La unidad y el movimiento dialéctico, son las Ilaves del mundo necesario, absolutamente racional, de la ideologia griega. Este monismo, como es facil de ver, se quiebra en el mundo cristiano, cuando junto a un dios separado del mundo, aparecen las sustancias incompatibles, de distinta “naturaleza”, absolutamente separables, como el alma y el cuerpo, la materia y el espiritu inmaterial, la inteligencia y la voluntad, el estado y el ciudadano, el derecho y la obligacién. Cuando aparece este dualismo, aparece también la necesidad de tener una teoria—y una ciencia— para el alma-hombre, y otra para el cuerpo-hombre. Una teoria que salve la libertad del alma-espiritu inmaterial-hombre ante los embates de as os ne uc sO te Ja necesidad cuerpo- materia-hombre. El cuerpo 103 —"la carne", sera concebido como de naturaleza baja, rastrera, pecaminosa, que incita a la desnaturalizacién del alma-pensamiento, y por eso es martirizable por escncia. La libertad serd vista como conse- cuencia de un buen razonamiento: conocer el bien, permite actuar bondadosamente; pero la voluntad puede ser quebrada por el Mr. Hyde que es la tendencia malvada del cuerpo, asiento de las pasiones vituperables. Trasladado esto ala concepeidn de la historia, por ejemplo, resulta que el estudio del transcurrir del hombre, no puede hacerse de la misma manera que el sucederse los fendmenos naturales. El hombre, artifice de la historia, acta, o bien libremente, o bien obnibulado por las pasiones carnales. Nada de esto, en cambio, sucede en la naturaleza, El racionalismo posterior, buscard aproximar la historia a la naturaleza, buscando las leyes que permitan pensar en el mundo humano de la misma manera que se puede pensar el mundo natu- ral, En el fondo, la cuestién no ha salido de alli: monismo versus dualismo. Pues bien, cl empirismo de Hume, es también un monismo. No habiendo almas ni dioses, no queda otra cosa que la informa- cidn proporcionada por los sentidos, que, parece, son excitados por el mundo externo; y como las impresiones no informan de ninguna sustanci: algo diferente a la materi inmaterial, no hay ninguna razén para creer que exista , cualquier cosa que sea esto, De alli a la concepcion de la unidad de la ciencias, hay sélo un pequeno paso, que todo positivista que se respete da con sobrado placer. Si la realidad no informa de ninguna naturaleza inmaterial, si todo queda unizado en tanto que tenemos del mundo exterior sélo la informacién que nos proporciona la experiencia sensible, entonces todo lo existente es de la misma naturaleza, O, al menos, no tenemos ninguna noticia de algo distinto. La ciencia, en consecuen- cia, es una, el métodoes unico, y el criterio de verdad es el mismo para toda clase de conocimientos, De alli que casi todos los libros de divulgacién sobre Metodologia de la Ciencia, expongan el “meétodo cientifico” como si existiera uno solo: es que la mayo- ria de esos libros han sido e. itos por positivistas. 104 4.9. El mundo humano; el relativismo moral Como es facil imaginar, una concepcién como la de Hume tiene que conducir a la idea de que es posible la existencia de muchos sistemas de valores, sin que sea posible decir, con certeza, que uno es mejor, o “més verdadero”, que otros. Los racionalis- tas, en cambio, estan convencidos de poder explicar, “racional- mente”, los valores que adoptan, a partir de la observacién de la naturaleza. Se dice de estos dltimos, que son “cognitivistas”, es. decir, que creen en la capacidad de la mente para producir juicios éticos “ciertos”, irrebatibles. Los empiristas, escépticos, no creen ni siquiera en la causalidad; mucho menos, por tanto, en la posibi- lidad de justificar un cuerpo de valores. La posicién empirista es relativista, postula la tolerancia. La posicién racionalista es absolu- tista, y postula la intolerancia. Se entiende por qué: si alguien, el jefe, cl sacerdote, el cientifico, conoce el Logos universal, cono- ce también cuales son los valores que se deducen del mismo, y, por tanto, esta en condiciones de decirlo a los demas, quienes, si se oponen, lo hacen s6lo por ignorancia, y pueden —y deben, que es lo peor— ser reducidos. Como veremos, esta discusion se traslada al método juridico, alli donde éste se preocupa por saber como deben —o pueden proceder, 0, de hecho proceden, quienes aplican la ley. Para los racionalistas, cognitivistas, la interpretacién de las normas es una actividad racional, que puede desarrollarse con la misma firmeza, con igual garantia de verdad, que la observacién de la naturaleza, Para los empiristas, escépticos, esto es tan relative como lo es la justificacion de un sistema de valores. 4,10. El discurso La posicién empirista abre un nuevo frente en la reflexion filosdfica: el de la autonomia del discurso. En efecto, para Hume, aquello de cuya existencia estamos seguros, es cl conjunto de nuestras percepciones, y nada més. En realidad, sélo sabe- mos de una sola clase de entes: las impresiones e ideas. Estos entes, para nosotros, existen como pensamientos, desde luego expresados en un lenguaje, Estos “pensamientos”, 0 enunciados, no tienen por qué necesariamente coincidir con algo existente en el exterior, Como son productos de la imaginacién, no existe garantia ne 105 alguna de su correlacién con alguna cosa 0 verdad externa al propio pensamiento, Por el contrario, el racionalismo se provee a si mismo de esa garantia, postulando a priori, que existe un Logos universal, con el cual puede, si es bien guiado por el método, coincidir el logos individual existente en toda mente “racional” —porque existen, bien se sabe, los hombres que no son de razon, quienes pueden ser reducidos a la esclavitud, precisamente por no ser suficientemente humanos. La garantia racionalista esta dada a priori, en el mismo acto intelectual que lo funda: la Physis tiene logos: todo es cuestién de que mi logos interno, que ab initio coincide, por definicién, con el Logos, sea bien entrenado para aprehender lo que, de antemano, se sabe que aprehendera, El discurso, para el racionalismo, si es “verdadero”, esta ligado con el Logos como la parte con el todo, Para el empirismo, en cambio, no hay tal vinculo entre discurso y raz6n universal. El discurso, expresado en algtin lenguaje, es auténomo respecto del ser —o, tal vez hay que decir, heterénomo, es decir, distinto. Con el empirismo, el discurso es un pajaro que ha sido dejado fuera de la jaula. No debe extrafiar, entonces, filésofos del lenguaje muy importantes, estén en la zaga de Hume. Lo que se pierde con Hume, para disgusto de todos los creyentes, es el centro dador de sentido. Si lo dnico confiablemente existente es el conjunto de nuestras impresiones sensibles, entonces las palabras pierden su contacto con ese “algo” que les da sentido, y que estaria, para el racionalismo, en algiin lugar fuera del pensamiento de los individuo: Ahora las palabras tienen un significado que, no solamente es completa- mente arbitrario, sino volatil, sin suelo, pajaros en el viento. Por ejemplo, si vemos una bola de billar arribar a un sitio, oimos un sonido, y vemos. otra bola comenzar su movimiento, {qué hemos visto? Que una bola “choca” con la otra, que hay un “impacto” que “produce” un ruido. Bien, pero gqué quiere decir “chocar™, “impacto”, “produccién”? Estas se han convertido en sélo palabras con las cuales cubrimos nuestra perplejidad ante el espectaculo del mundo, Perplejidad, porque el lenguaje, en reali- dad, no esté en conexidn con nuestras impresiones sensibles. Hay una cesura absoluta entre el discurso y cl mundo de los hechos 0, como quiere Hume, entre lo dicho y lo sentido. El lenguaje, ahora, seria un conjunto de palabras usadas para referir impresiones sensibles, pero las impresiones, sensibles son siempre individuales, “hechos” instantaneos; pero, pretende- mos que, al mismo tiempo, las palabras sean sustantivos, es decir, signifi- cados aplicables, no a individuos, sino a conjuntos, ya no de individuos, sino de ficciones, de ideas las cuales imaginamos aplicables a un gran 106 mimero de entes finalmente también imaginados. Ahora, frente a casi cualquier palabra, es posible preguntar porsu significado, dejando aténito al usuario, En efecto qué significa “chocar” dos bolas de billar, si lo tnico que vemos es finalizar el movimiento de una y comenzar el de otra? Ahora es posible detener cualquier discusién con la pregunta por el significado de las palabras usadas por el adversario. Vale la pena notar que los sofistas, Gorgias notoriamente, habian adelantado varios de los temas huméanos. 4.11. La experiencia como criterio de verdad Pero si para el empirismo escéptico no hay garantias absolutas de verdad ges que se debe renunciar a la ciencia? No; al contrario: la ciencia moderna se ha desarrollado en la creencia de la experi- mentacién como fundamento de la verdad. Hume es un filésofo que-provee, a esa ciencia, de la parte del fundamento que le negaba cl racionalismo absoluto. Lo que los cientificos hacen, es experimentar. Y, cuando lo han hecho repetidamente, con el mismo resultado, acuden a la parte de su cultura que-es racionalis- ta, para formular “eyes” en la creencia de que han descubierto 0 “creado” — una parte del Logos de la Physis. Hume ofrece, a los mismos cientificos, una propuesta mucho mas sensata, en general no tenida en cuenta por ellos, que siguen siendo racionalistas. La propuesta del empirismo escéptico, es, sencillamente, qué las archifamosas leyes de la naturaleza, no son sino enunciados cuya verdad depende de que futuras experiencias las sigan confirmando. Si una ley —que no es sino una formula- cién producida por el cientifico, se obtiene de una extrapolacién hacia el futuro, del resultado de experiencias pasadas—, es luego refutada por un nuevo experimento, entonces la ley ha dejado de tener sostén, y debe ser abandonada. Habra Ilegado la hora de proponer nuevas formulaciones que comprendan las nuevas expe- riencias. Es la ensefianza humana fundamental: no hay garantias, y debemos avanzar prudentemente apoyados en la experiencia; no hay seguridades, y debemos, tolerantemente, hacer lugar a todos los sistemas de valores —tal vez hay que agregar: “que la expe- riencia no haya demostrado como inconvenientes para la perviven- cia humana”, El criterio de verdad, para Tomas de Aquino, por ejemplo, es la correspondencia entre la realidad y el intelecto, Pero jes que es posible tal correspondencia? Como lo sabemos? Dios es la 107 asi garantia. Para cl monismo dialéctico de los griegos, la garantia es ito el propio Logos de la Physis, lo cual no difiere mucho del dios 1g garantia. El criterio de verdad, para el empirismo escéptico, es la a iencia individual. Nada de L rsal, ni de di ‘ experiencia individual. Nada de Logos universal, ni de dioses a garantia. los 4,12. Bl objeto cientifico Obsérvese que el objeto de una ciencia, es considerado de manera distinta por unos y otros. Para los racionalistas, el objeto existe antes que el pensamiento. Para los empiristas, el objeto, en realidad, es una creacién del sujeto. Se comprende por qué: si lo existente, en realidad, son las experiencias, la postulacién de que alld afuera hay “algo” que debe estudiarse, es posterior a las impresiones, Pero, sobre todo, debe haber un trabajo mental previo antes de sostenerse que un grupo de impresiones seran tomadas, en adelante, como generadas por un objeto externo. Recuérdese que es la imaginacién la que “crea” la idea segtin la cual un grapo de impresiones, por ser similares, pueden ser nombradas con una palabra. Vale la pena sefialar aqui una aparente paradoja. El racionalismo ‘acepta la existencia de un mundo necesario, una Physis con logos, sobre la cual acttia el entendimiento para develar su secreto. El empirismo, desconfiado, prefiere creer en experiencias, siempre particulares. A primera vista, pareciera que el racionalismo es objetivista, mientras que el as a empirismo pareciera subjetivista. El primero parece aceptar un mundo on exterior “objetivo”, es decir, independiente del sujeto. El segundo parece 20 sujetar el mundo “objetivo” a las carencias del sujeto. Pero esto tiene otro de Angulo de visién. El racionalismo, en verdad, ha partido del sujeto, no del de objeto. Los racionalistas creen haber partido del objeto. Pero es a2 que al considerarlo, a priori como intcligible, han creado el mundo z exterior como tal Physis con logos. En cambio el empirismo esti dispuesto 2 a someterse a las experiencias. Por tanto, si hay un mundo exterior, sera no éste el que se nos imponga con su fuerza sobre nuestros érganos sensoria- os les. Claro que luego, la mente, gracias a la imaginacién, creara el objeto. e- Pero seré partiendo de experiencias previas. El empirismo propone no n- suponer nada. El racionalismo propone partir de considerar al ser, al mundo, como racional. es es 108 Vale la pena también considerar la usual clasificacin de los puntos. de vista filoséficos, entre idealistas y materialistas, Suele suponerse que los materialistas, como los empiristas, estén dispuestos a aceptar la primacia del mundo exterior. Sin embargo, la mayor parte de los materia- listas son racionalistas absolutos, en primer lugar los creyentes del mate- rialismo dialéctico, Pero, como hemos visio, considerar, a priori, que el mundo es material, pero que la materia est sujeta a las leyes naturales, es lo mismo que decir que la Physis tiene logos; sélo que en vez de Physis se dice materia, y en vez de Logos se dice leyes generales de la dialécti- ca: Y sucle decitse que los idealistas son quiencs parten de las ideas y no de la materia o “del mundo exterior”. Pues bien, esa clase de materialis- mo, sea cl griego, sea el “dialéctico”, es, en realidad, cl supremo idealis~ mo, puesto que han partido de la afirmacién, no sustentada en ninguna experiencia, segiin la cual, la Physis tiene Jogos, En cambio el empirismo suele ser visto como cl supremo materialismo, porque, se dice, parte de las experiencias, y no acepta ninguna realidad inmaterial. Sin embargo, por su parte, el empirismo ha partido del andlisis del sujeto que tiene las impresiones. Podria decirse, también con razén, que se trata del supremo idealismo, por haber partido del andlisis de las ideas que posee el sujeto. Todo esto es interesante, porque muestra la relatividad de las clasifi- caciones del pensamiento filosdfico entre “objetivistas” y “subjetivistas”, enire “idealistas” y “materialistas”. Posiblemente la mejor clasificacién sea la que se puede hacer entre racionalistas y empiristas. Y no habria que confundir entre materialismo y fisicalismo: los primeros pueden ser, y lo son casi siempre, racionalistas e idealistas absolutos, metafisicos vergon- zantes; los segundos son quienes suponen que todo lo existente es mate~ rial, en el sentido de constituido por entes ponderables y extensos. Pero los fisicalistas pueden ser, y de hecho lo son frecuentemente, empiristas, Es importante tener en cuenta que, a veces, cuando se dice “materialis- mo”, seria menos ambiguo decir “fisicalismo”. Por otra parte, parecicra que, desde cierto punto de vista, es imposi- ble ser materialista —en el sentido de partir de la materia y no de las ideas—, tanto como ser objetivista. Lo primero, porque el materialismo supone partir de la idea de que existe algo que es “/a materia”, lo cual, por otra parte, es algo que siempre ha debido ser imaginado, porque nunca nadie lo ha visto. Y esto supone, en verdad, partir de una idea: la de materia. Lo segundo, es decir, ser objetivista, parece también imposi- ble, porque ain el mas consecuente empirista parte, en realidad, de la seguridad de las impresiones. Y no hay nada mas “subjetivo” y personal, que una impresién sensible. 109 4.13. Necesidad y probabilidad Al desaparecer el Logos universal del circuito cientifico, desaparece la necesidad. Los fenomenos deben ser considerados individualmente. Y, si los reunimos en enunciados generales, sera porque la memoria y la imaginacién los agrupan en razon de su similitud. Pero no hay ningtin Logos o necesidad que garantice la veracidad de esa agrupacion. El (nico sucedaneo de la necesidad, es la experiencia, que siempre sera particular —es impensable una experiencia “general”. Lo que ha desaparecido es, entonces, la totalidad. Lo que existe es la particularidad de nuestras intransferi- bles experiencias. Ahora no hay el “todos”, sino el porcentaje, No puede decirse que en todos los casos una medicina produce los efectos x, sino que, en el 96 por ciento de los casos, la aplicacién de ese producto se observé “ligado” al resultado x. La necesidad ha dado paso a la probabilidad, Lo maximo que el cientifico, si es honesto, puede decir, es que, en el futuro, probablemente sucede- rén los fendmenos hasta ahore experimentados. Eso sf, parece posible decir que algunos fendmenos tienen “mas probabilidades” de suceder que otros. Y no hay inconvenientes en recurrir a la matematica para establecer un panorama de lo probable: los cienti- ficos hablan en términos de porcentajes, de probabilidades. Como se comprende, se necesitaba el arribo de un pensamien- to empirista y escéptico, para que se desarrollara el método prob: bilistico, La probabilidad esta retida con el racionalismo: éste no la necesita, porque el Logos es garantia suficiente. 4.14, El escepticismo y la ciencia moderna El positivismo, en el fondo hijo del empirismo de Hume, convirtid el escepticismo en su contrario: devino la ideologia justificadora de la ciencia moderna, La palabra “positivismo”, que hoy designa una ideologia con tépicos muy variados, algunos de ellos incluso contradictorios, no fue acufiada por Hume, sino, al parecer, por Compte, un filésofo menor si se lo compara con el pensador escocés, Pero la menor cuantia no tiene por qué ser dbice para acufiar frases 0 palabras célebres, EI positivismo es la ideologia que ha hecho de la ciencia un fetiche; el fetiche que Hume, el escéptico, hubiera desechado. Encaramado en Ja divisa del empirismo —atenerse a la experien- 110 cia—, esta ideologia convirtié la prudencia y la modestia, en, otra vez, como con el racionalismo, la apologia del poder del pensa- miento humano. Los avances cientificos le han parecido de tal magnitud, que le ha parecido legitimo proclamar el imperio de la ciencia sobre la vida humana. Ciertamente, el positivismo procla- ma repudiar la metafisica, aquélla de las leyes mas generales del movimiento de la materia, reniega de dioses y pontifices decidores de la verdad. Pero entrega toda su fe en el método cientifico, Si ya no hay verdades absolutas, si hay un nuevo tirano; el método. Si cumplimos con las reglas del método, el conocimiento esta, si no garantizado, al menos santificado. Ya no hay pontifices, pero hay comisiones que revisan, no los resultados, sino el método. Un proyecto académico es bueno, si “ha cuidado la metodologia”. Por eso puede ser examinado por cualquiera, que sepa, no del asunto, sino del método. Porque, ademas, el método es uno solo, panacea que sirve para todo. x El positivismo, hijo putative de Hume, no fue, en realidad, un hijo leal. De la modestia y la prudencia, nada. La ciencia lo puede todo. O lo podra. Sélo es cuestién de tiempo; y de método. Lo demas, es la charlataneria que queda a cargo de los pontifices y las humanidades, : 5. Kant Hume habia dado un golpe terrible adios, al alma inmaterial, a la totalidad del universo, y con esto tiltimo, a las archifamosas leyes que gobiernan la naturaleza. Y lo habia hecho, partiendo de un principio caro a la mentalidad burguesa: el de la experiencia, La burguesia es una clase social dispuesta a aduefiarse del mundo, cabalgando en la eficacia industrial. Pero para lograr esta tiltima, requiere una ciencia que, basada en la experimentacién, mantenga sus enunciados tan anclados en la realidad, como para permitir fabricar las méquinas eficaces. Lo que si, para nada necesita, ni quiere, esa misma burguesia, es atacar ninguno de los dogmas racionalistas: la existencia de dios, del alma, y la totalidad univer- sal y eternamente gobernada por leyes “naturales”, Kant, espiritu religioso donde los hubiere, intentd, si no con éxito, al menos con gran fama, compatibilizar ambas cosas: el principio empirista, y lo otro, dios, el alma y el universo racional. Lo que hizo, en suma, fue aceptar, para el mundo natural, la posicién de Hume: todo

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