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Remys Alberto Carvajal

Mario Alberto Hernández

Alejandro Zapa

Conciencia (2008) de Carlos Larracilla. Óleo sobre tela, 150 x 100 cm.
Xitlalitl Rodríguez

Daniel Alejandro Colmenero

Kaleb Gómez

José Jared Galván

Ricardo Yáñez

enero-marzo 2011
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7
Visítanos en la red y descarga N u m e n N u m e n invita a colaborar con obra inédita en poesía y
www.myspace.com/numenpublicacion cuento a los estudiantes y egresados de la licenciatura en
LAS LETRAS ESTÁN AQUÍ Letras.
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rebasar las cinco cuartillas a doble espacio, tipografía Times
New Roman, 12 puntos y márgenes de 2 cm.
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Cervantes 15 de marzo de 2011.
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Rojo Café Biblioteca Iberoamericana
La Tetería Casa Julio Cortázar
Malasangre Casa Vallarta
Centro de Arte Audiovisual
Departamento de Letras Guadalajara y
Cd. Guzmán
Centro Cultural El Refugio
Museo de las Artes
Museo de las Artes de Zapopan
Patio de los Ángeles
1
7

Índice
LAS LETRAS ESTÁN AQUÍ
Es la mano de un santo
que…
R e my s A l b e r t o
C ar va j a l / 3
Editorial
Minificciones sobre
Una mujer(?) flotando en un espacio negro negro con nada más hombres que cambian
encima que una franela a manera de turbante, mucho maquillaje M ar i o A l b e r t o
en su cara y tres burbujas/esferas adentro de otras tres esferas/ Hernández / 4
burbujas orbitando alrededor de ella*: los matemáticos comien-
La expansión del jardín
zan a correr estadísticas en sus computadoras: ¿cuáles son las
en los ojos
probabilidades de que un hombrecillo se encuentre con esta
Alejandro Zapa / 6
escena en su pequeña vida?; los físicos experimentan ansiosos:
¿es la poca ropa lo que la hace levitar o acaso la tela roja imi- El arenero de Infanta
ta el movimiento de unas hélices?; algunos sociólogos escriben Sinalefa
páginas y páginas de cómo la presión que las manos de ella(?) X itlalitl R odríguez / 7
ejercen sobre su caja torácica es un fiel reflejo de la opresión que
sufre la mujer actual (alguna vez costilla al fin y al cabo); un his- La tierra clama sangre
toriador emérito, seguido por muchos más, asegura que localiza- Daniel Alejandro
C o l m e n e r o / 10
rá en el mapa el lugar exacto del escenario y promete organizar
tours anuales (a precios accesibles y a plazos) hacia aquel punto.
(eidos)
De este cuadro, Numen hace una de las posibles lecturas
K aleb G ómez / 11
infinitas (mas siempre pertinentes) y rechaza determinadamen-
te aquéllas que subrepticia pero escandalosamente le niegan al Lingua linguarum
artista una de las características más propias de la condición J osé J ared G alván / 12
humana: la habilidad de imaginar. Está claro que no es del todo
relevante hacer un absurdo esfuerzo callabocas para sacar de al- El corazón es músico
gún archivo olvidado el acta de nacimiento que pruebe la exis- R i car d o Yá ñ e z / 16

* Perdón por el decir burdo.


Diseño original: Postof. Diagramación
e impresión: Editorial Página Seis
www.pagina6.com.mx
Universidad de
Guadalajara
D r. M arc o A n t o n i o
C o r t é s G u ar d a d o
Rector General tencia de la protagonista(?) de esta obra; Llegue como llegue, con el ropaje (o
lo realmente importante es que, de alguna desnudez) que sea. Lo que diga, cuchichee
D r. M i g u e l Á n g e l forma, el artista se las arregló para crear o gritonee: los lugares(?) y gentes(?) que re-
N avarr o N avarr o un producto que, al chocar con un par de fiera, las otras cosas, la física(?) rescrita en
Vicerrector Ejecutivo ojos, generará uno de los momentos más cada esquina del círculo; esa reconfigura-
hermosos y que sustentan, en gran parte, ción resignificadora de la sangre, cueros,
Lic. José Alfredo la creación artística: la lectura. vacío, sexos: toda la potestad orgullosa de
Pe ñ a R a m o s Con sus bártulos (palabra resurrecta), la raza, de lo humano, de lo ridículos que
Secretario General
tilicheantes que son, cada una de las artes llegamos a ser. Por favor, cambie de ojos si
a gusto se asientan en sus recintos respec- es que piensa echarse una platicadita con
Centro Universitario
tivos, y sedentarias se aquietan para no el llegante, sáquele brillo a los mismos de
de Ciencias Sociales y
residir en otros lados. † siempre por lo menos (no hay necesidad
Humanidades
M t r o . Pa b l o A rr e d o n d o
¡Qué cosa más falaz! Si el descampa- de extraerlos de sus cuencas).
Ramírez do es donde habitan… ni madres, un lugar A[r]mable lector, no rezongue si el
Rector de Centro sin lugar [mamaste], con leyes que bien visitante no vuelve el rostro —si se nos
pueden ser «léllez», «∞» ó «01000100» antoja que tenga uno— ante su llamado
y lo mismo daría: ¡qué desconsiderados trivial: sus búsquedas insustanciales de
al someter al juicio de la probeta (natural actas de bautismo de cuanto personaje se
Consejo Editorial N u m e n de las regiones bañadas por la Coca-Cola) muestra en esas otras formas que sacan
Samuel Bernal a aquello, eso que es y que viene de por de quicio al quicial conocido de lo real.
Joel Castillo allá! [No se me alebreste]. Usted se lo ganó por metiche. ‡
F ra n c i s c o E s t ra d a
Corrección
D a n i e l B arra g á n

Portada:
Conciencia (2008) de
Carlos Larracilla. λ
Sin negarse a reformas hogáricas futuras y
Óleo sobre tela, ocasionales visitas a sus vecinas, eso sí.

No, no se crea: mejor siga leyendo.
150 x 100 cm.
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Es la mano de un santo que…

R e m y s A l b e r t o C ar v a j a l

Entonces yo salgo a caminar y el sol se arrancó de las orejas el hombre que en


revuelve en un pajar… arranca lágrimas el día caminó por la ciudad… y en las
que de las cuencas brotan luengas... No noches, el día llora porque en el faro la
se oye nada… Mis dedos no saben ma- luz se atrapó para morir y no volver a ti…
nejar… ni voces que gritan perdidas en siento caer al sitio en donde la distancia
bosques que lloran… y lagunas brotan de se va… y en los dedos juegan los días que
lo alto de una montaña que se derrumba no volverán… mira el árbol caer al mar y
y cae sobre… La ciudad arde en llamas no volver más, mira el fruto partir en…
y los hombres se arrastran mirando el mil cuerdas vibran que en la garganta
sol cayéndose de lo alto de una estrella se convierten en notas que hablan de ti
que… un pequeño que se ahogó en sus y… nosotros nos vemos sonreír sin abrir
manos que son lodo… Hay dos distan- la mirada de un cantar… es la distancia
«Di-bu-jar», «di-bu-jar» recibe
cias que el sol no sabe apagar… es el frío que unió el camino del sol que se mu- (en lengua cerébrica) y decodi-
fica la mano derecha de Remys
que en las noches nos ataca y congela rió ayer, que se hundió en ti y… de mí…
(L.h. 04B-09A). Al principio, cuan-
los brazos de aquel que quiere respirar… dos pulmones que se afligen en el mar do se comportaba, se esperaba a
tener papel y pluma cerca para
y en la distancia camina un hombre que y dos ojos que se ahuyentan de las olas ejecutar la orden; ahora, que ya
en los brazos lleva el sol y en los pies que en la arena… derrumban ciudades… dejó la etiqueta atrás, bosque-
ja con y sobre lo que sea: gises
el alma… Mira el monte que se cae de y en la puerta sonó un pulgar llamar… sobre mosaico Guadalajara, plu-
tus entrañas y ve cómo la sangre fluye mueren al fin… Hay dos lágrimas que no mones sobre carnita humana o
crayolas en papel del baño. Está
y mana de las ventanas de la ciudad… serán; Dos lágrimas que en tu adiós no ella tan metida en lo suyo que
hay un camino que el mar no se atreve caerán; Dos lágrimas que el sol lloverá; apenas le sobra tiempo para
hacer la otra cosa para la que Re-
a andar porque en él surge el sol que se Dos lágrimas que tus ojos no verán de mi mys Carvajal la adiestró: escribir.
hace mil estrellas… esta es la vida que se soledad… Resignado, Remys ya anda en
planes de azurdar a su izquierda.
¡Canija mano diestra, que ya no
da trazo sin huarache!

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Minificciones sobre hombres que cambian

M ar i o A l b e r t o H e r n á n d e z

El simio
Vestido impecablemente con su uniforme de guardia de
seguridad un hombre de unos cuarenta años resguarda la
entrada del palacio presidencial. Con la mano derecha mueve
ágilmente su tolete demostrando que gracias al paso de los años
ha llegado a la perfección de esa práctica. Un manifestante sin
identificación alguna pide hablar con el primer mandatario.
Protesta por la nueva ley que prohíbe utilizar paraguas los días de
lluvia. El guardia de seguridad le impide el paso al manifestante
quien adquiere una actitud conflictiva. Al guardia no le queda
1986: el mundo entero estaba
unido por un balón con la XIII otra alternativa que utilizar su arma en contra del manifestante.
Copa Mundial de Futbol, que
consagró a Diego Maradona. El
Los golpes sobre aquel individuo no surgen efecto. El tolete se
nigeriano Wole Soyinka, ganaba ha transformado en una banana. El guardia desgarra a tirones su
el premio Nobel de Literatura,
convirtiéndose en el primer es-
ropa y dando saltos atraviesa la avenida esquivando los autos
critor africano en conseguir el que pasan a toda velocidad. Ya sin obstáculos el manifestante
galardón. El rey Juan Carlos de
España entregaba el Príncipe
llega hasta la oficina del primer mandatario. De forma sumisa
de Asturias a Mario Vargas Llosa. pide que se restrinja la ley contra los paraguas. Después de
Caetano Veloso editó Nonesuch,
dándole de nuevo la vuelta al
unos minutos sale del lugar con la promesa de que se tratará el
bossa nova. En México, Juan Rul- tema en la próxima junta de cabildo. El primer mandatario se ha
fo se convertía en un ánima más
de Comala, Fernando del Paso
quedado molesto porque una vez más su simio ha dejado pasar
terminaba de escribir Noticias a uno de esos tantos incómodos manifestantes.
del Imperio, el Monterrey salía
campeón del Torneo Prode. Y en
Tala, Jalisco, nacía Mario Alberto El cigarrillo
Hernández, ecléctico cazador de
imágenes para luego narrar otro
Un hombre de edad avanzada se encuentra sentado en una vieja
mundo posible. banca del subterráneo esperando el último tren de la noche. Saca

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un cigarrillo para aminorar un poco la soledad del lugar. Fuma
lentamente y piensa en aquellos días que tuvieron momentos
mejores. Lee una hoja de periódico que ha encontrado en el
suelo. Extrañamente la impresión del periódico está fechada un
año después del día en que transcurre esa noche. El hombre sale
de su admiración al escuchar a lo lejos el sonido del tren que
viene. Aspira más rápidamente de su cigarro. Desea acabarlo
antes de que arribe el tren. Fuma de forma profunda y certera. En
la última bocanada el hombre siente que su cuerpo se evapora.
El tren llega a la estación y sólo se encuentra con un cigarrillo
que yace apagado en el suelo y con secuelas de humo de un
hombre que ha desaparecido. La máquina sigue su camino y el
humo poco a poco se aleja.

El escritor
Un viejo escritor redacta la que será la mejor historia de su carrera
literaria. Cada línea que escribe va impregnada de una excelente
creatividad y originalidad narrativa. Antes de finalizar su relato
el hombre relee cada parte que ha escrito. Gusta de supervisar
detalladamente sus obras antes de finalizarlas. Una vez pasado
el control de calidad el hombre va y se recuesta tranquilamente
en su cama. Poco a poco su cuerpo se va transformando en
palabras que vuelan hacia la hoja de papel. Las palabras se
colocan exactamente en el lugar que les corresponde. Sin duda
la historia ha tenido el mejor final que hubiese podido tener y el
hombre así finaliza con su vida mereciendo el final con el que
todo escritor sueña a lo largo de su carrera.

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La expansión del jardín en los ojos

Alejandro Zapa

Nuestros pájaros tienen domicilio


en los bolsillos de los árboles,
descifrar su canto es tener
una sola llave de todas
las puertas de la sinfonola.

No habrá otro lugar en la tierra


donde la luz mueva cortinas
y las enloquezca al ritmo de vals.

Alcemos los ojos al cielo sepia de las tardes.


Herido por la entrante noche
el día se apaga
Dicen que lo vieron bailar en El
Parián de San Pedro Tlaquepa-
en su cuna de eterna lumbre.
que; también cuentan que ven-
dió chunches en el Tianguis Cul-
tural; otros más osados afirman
Los nudos de la guayaba
que era editor de libros; algunos se desatan y dan respiraciones
están seguros que es saxofonista
de ritmos guapachosos; jóvenes
a la calle ansiosa de nuevos frutos.
rumoran con orgullo que es su
profesor; lectores tienen su obra
en libros como No comas ángeles
y Tragacanto, o en las antologías
Poesía viva de Jalisco y 101 poetas
101 pintores. La verdad es que
todo es cierto pero Zapa (Ciudad
de México, 1972) prefiere cami-
nar y seguir musicalizando con
poemas la cotidianidad y tantán.

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El arenero de Infanta Sinalefa

Xitlalitl Rodríguez

I
É s t a , como casi todas las historias sobre gatos, no tiene como
personaje principal una sílaba tónica; aunque también se trate
de un relieve, de un dardo que atraviesa el aro minúsculo de
una vocal. Ese animal juega con sus garras a matar un molusco
en nuestra lengua. Le importa tan poco que luego lo libera
Como si fuera poca cosa cam-
como a un insecto, y lo deja descansar sobre pequeñas piedras, biar la arena, comprar el kilo de
uno, dos, tres, monosílabas. Rocas lisas y ovaladas. Átonas. güiscas de la semana, recoger
los restos de la presilla casual,
Exhalación descolocada. Nunca la misma en el mismo sitio. De echarse los vanguardistas con-
nuevo vocal, vocal cerrada, vocal casi, vocal abierta. Desde la ciertos de piano (a cuatro patas)
y demás excentricidades felinas,
glotis se asoma. Sonantes antes y después. Se alarga. Y aunque a esta gata se le ocurre hacerse
sílaba, no es tónica. Termina siempre con las patas donde llamar por el nombre de Infanta
Sinalefa Icazbalceta Duverdiva-
empieza el salto. Esconde números. Las cifras son una bola de lle. ¡Pobre Xitlalitl (modelo ’82)!
estambre que, como casi todas las historias sobre gatos, nunca Son unos ruborzotes los que
pasa cuando sale a buscarla gri-
termina. Se mueve en la misma cuenta. Revuelve sus patas en tando su nombre (sí, así comple-
el aire para darle vuelta, pero es el mismo. El sentido es una tito) por toda su cuadra; nomás
escucha, pequeñitas y molestas,
pluma de paloma balanceándose hasta el piso, pero ella rasga el las risitas de todos mientras ella
aire, apenas para que el ave —metonímica— caiga inadvertida. se desinfla los pulmones para
encontrarla. El único pedacito de
Este animal, animalito, pronuncia una u pensando en una i. felicidad que le queda a Xitlalitl
Garcilaso y sus cabellos que al oro oscurecían. Su coda es un Rodríguez (Letras hispánicas
2002-2007) es recontar sus boni-
paisaje marino que la persigue desde sus ojos. Y Simbad, sin tos moretones en las pantorrillas
embargo, sin Aleph. Ésta, como casi todas las historias sobre y mandar eseoeses encriptados
—que la liberen de esta capri-
gatos, tiene como personaje principal una Sinalefa. chosa gata— en poemarios
(Polvo lugar, Datsun), antologías
(Poesía viva de Jalisco) y revistas
(Luvina, Replicante). Quizá tú en-
cuentres uno algún día, lector.

N umen 7 / enero - marzo 2011 7


II
E l c e m e n t o de las lápidas a las cuatro de la tarde convierte
a Sinalefa en un gato con sed. Su lengua es un cardumen de
peces vistosos y desprovistos de sombras. Anda Sinalefa sobre
las tumbas hasta llegar a un árbol. (Un sauce es pequeño bajo
el salto pero una vez arriba, el animal escucha: la savia produce
rumores y marca círculos en la madera.) Apunta las orejas hacia
el cielo. Su cola, ese mástil peludo y amotinado contra toda
rectitud se estremece en el aire. Mastica una hoja hasta tragarla.
Hace lo mismo con dos o tres y luego monta otra rama. Las
garras se hunden en la corteza, uno, dos, como en una almohada
domesticada por alguien que sueña un paseo en carriola. Gato
brinca. Gato vuelve al suelo entre flores y cruces artificiales. Es
difícil entender los atisbos de la naturaleza felina: Tantos pájaros
sobre agujetas e instalaciones públicas, y la Infanta se preocupa
por la escasez de tierra y los seis pies que apenas quedan debajo
para escarbar el contingente sanitario de su asombro.

III
L e n c e r í a fina
o —incluso—
cutre,
vestidos de ancho vuelo y una
correcta disposición de bagatelas
son lujos de los que uno debe prescindir
cuando vive con un gato.
Pero el cabello
—y esto es irrefutable—
debe lucir alto

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montado sobre la nuca
y listo para saltar.

«M u e r e n t r e s personas y un portugués»: decía un recorte


de periódico pegado en la cocina. Enfrente, una catalana,
una gallega y dos mexicanas pensaban que el último bastión
de humanidad en el barrio, en el país, en el exilio; eran sus
nombres. Lou Andrea Salomé llamaron al gato: un apelativo de
mujer para la obesa habilidad de la locura. Virginia llamaron
al florero. Kiki, al escusado. Sylvia Plath (y no pretendían más
elocuencia que la indispensable para funcionar en casa) era el
horno. Por las noches recogían los cabellos que el clonazepam
y las fiestas prolongadas dejaban caer sobre el suelo, y
reproducían su longitud en el vaho de la ventana. Escribían una
palabra que correspondiera al tamaño del dibujo y contaban el
número de sílabas. En casi todos los casos eran palabras de tres
o más golpes de aire. Así vivieron (felices sería mucho decir,
pero el olor a esmalte lo sugería), envueltas en la ronca fonética
del primer mundo; temerosas de un diptongo mal cortado que
comprometiera su libre, sofisticada, fértil, brutal ingesta diaria
de galletas.

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La tierra clama sangre

Daniel Alejandro Colmenero

Su nobleza sorbió la muerte de los hombres que hicieron los hombres,


Y ahora quiere más
Tiene hambre.
Pero no de vida verde y raíces.
Ya no.
Sólo beberá del jugo coagulado de esta humanidad degenerada.
Luego, vomitará nuestros crímenes por sus férvidos volcanes.
Y orinará nuestros errores sobre los drenajes inundados, fétidos
Y llorará nuestros lamentos como lluvia ácida, diluvio cáustico.
Y exhalará nuestro aliento tóxico en esta atmósfera de putrescencia.
9:40 p.m.: Daniel Alejandro Col-
menero, a cinco minutos de Y volverá a tener hambre. . .
bajar automáticamente los pár-
Su estómago rugirá
pados y dejarlos así por varias
horas, recapitula a lo random (y los terremotos nacerán de su vientre famélico)
su día y su chiquita vida (1992),
para reclamar la droga con la que el hombre envició el hambre de la tierra . . .
contando —con números, no
con palabras— recuerdos que va y nos consumirá.
aborregando. Así van llegando,
y se consumirá . . .
de lejos y de cerca, la gigantesca
olita que lo condenó a su estado dejando sólo el cadáver de su nobleza pervertida.
de nadador (¿narrador?) jubila-
do [9:41]; la séptima envoltura
de chocolate de esa tarde [9:42];
el piropo que un día alguien, en-
tre ofensivo y ganoso, le aventó
[9:43]; su colaboración en la re-
vista Vaivén [9:44]. Ya vigilioso,
Daniel (primero de Letras) nego-
cia para ver qué alcanza a impor-
tar de allá, sin que la aduana lo
increpe, y ponerlo, quizá, en un
papel [9:45]. Shhh.

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(eidos)

Kaleb Gómez

Esta ternura y esos ojos ausentes


Nadie quiere esto, a ti no le interesa
(así está bien)
Ni la sal las luces el aroma…
Ni tus alas como cera derretida

¿Acaso no lo ves?

Que mi nombre se yergue


donde no me buscas
donde yo te evito
En la radio anunciaron —la
Por debajo y sin quererlo fuente poco confiable— que
Como tu Ícaro sin plumas… bien cargados de chocolate los
ríos se andaban desbordando.
Enchocolatadas las carreteras y
Y el eco de tus dedos va el ganado; ombligos saltones,
pancitas, costillitas tísicas: tipos
tejiendo mi leyenda de todos lados como en balnea-
Y mis lágrimas evocan tu suspiro rio. Kaleb, afecto al cacao desde
1990, andaba entre todo ese
gentío, empanzado y reventan-
Y el mundo se pospone y nos inventa, te; con caries, pero feliz. Y ¡zas! La
última canción que se corta de
Un mal trazo de libertad súbito, el headbangueo-chinga-
Y una mímesis de cosa arrepentida. cuellos estropeado; se va la luz
y el relamo de un último cachito
de chocolate (amargo)… Por la
ventana escurren goterones es-
pesos, borrascosos: transforma-
dores que explotan y chocolate
oscuro sobre la noche.

N umen 7 / enero - marzo 2011 11


Lingua linguarum

J o s é J ar e d G a l v á n

A la MAGA de género masculino,


aunque a veces se hermafroditiza,
gracias a la magia de los elfos.

Eres lengua

Ondas acústicas
que se infinitizan en el pentágono de la estrella;
rectángulo áureo que se articula
que se expande en el reino volátil de Eolo.

Om antropomorfo
sílaba perfecta
/komplitud fonoloxika/
Jared apresa, entre palma y pal-
ma, la humedad granulada de
las lenguas. Las paladea (¿pe- ¿Cuándo comprender-hás [tu fonétika pɾesénsja]?
dalea?), acaricia con dientes:
¿Cuándo entender-hás ese [niƀél de kan̪tos iŋkonsjén̪tes]?
aire del musgo que se aspira. Su
primera lengua la aprehendió ¿Cuándo viajar-hás a donde
de un obturador que boquea
los sonidos sordos y sonoros
y se alimenta de luz: su lengua
madre. La poesía sabe andar en se funden en voces mitológicas,
bicicleta, repta por pasillos, se
en rimas consonánticas,
acurruca bajo las piedras, llega
de formas insospechadas, y se en tonos electrocardiogramáticos,
anida: bajo las uñas y los pómu-
en susurros ignotos y metafísicos?
los. José Jared (séptimo) fue re-
velado en carne en ’89.

12 N umen 7 / enero - marzo 2011


No sabes, aunque sabes delicioso.
Estás, aunque no eres verbo copulativo;
Cópula cero, tú, lengua entre las lenguas.
Tú, vocal temática del verbo inconjug-A-ble.

Háblame:
/dime/:
[kwén̪tame]:

¿Cómo descubr-i-r tu-s límit-e- s morfo-lóg-ic-o-s?


¿Dónde he de escind-i-r para encontr-a-r
l-o-s fragment-o-s de tu anatomí-a lingüíst-ic-a?

¿Cuál es la etimología de ese léxico


que ahora vaga en un limbo de semas incomprensibles
y sintag[k?] s morfo ic
ma log caó[s*]t a?
de ía

El legado de las lenguas antiguas


se ha asentado en ti.
No trates de relexificarte,
no intentes romancearte,
gramatízate.

Adquiere esa sabiduría metalingüística


para hallar el significado de tu aglutinante
flexibilidad polisintética.

N umen 7 / enero - marzo 2011 13


Reordena tu sintaxis,
incorpora al sujeto,
centraliza el verbo,
reinstaura el objeto.

No olvides

porque el dialecto de mis manos


comprende al de tu piel

porque la polisemia en la herbalidad de tus ojos


se sintetiza en el discurso de mis besos analíticos

porque soy el lingüista capaz de descifrar


los ideogramas de tu escritura cuneiforme

No olvides

porque las lenguas no olvidan


porque las lenguas recuerdan
porque en ellas viven
las historias del pasado
la poesía
el pensamiento.

No olvides

porque aun soy tu oración subordinada


aun soy el predicado,

14 N umen 7 / enero - marzo 2011


cuyo núcleo y sujeto eres tú
y no hay objeto directo o indirecto
sólo esta dualidad lingüística
unida por la acción
de un verbo
in-
conjug-a-ble.

N umen 7 / enero - marzo 2011 15


El corazón es músico

R i car d o Yá ñ e z

E l c o ra z ó n e s m ú s i c o , se sabe,
y calladito dice lo que dice:
Yo nunca quise amar, pero te quise,
va diciendo y lo dice en modo grave.

Dice también que dónde está la llave


del habla que te hablaba, que qué le hice,
y me pide o me obliga a que te avise
que aún te sigue amando, en lo que cabe.

Enceguecido pájaro o estrella


que nada mira pues su luz la ciega,
mi corazón me exige, no, me ruega

Ojos de vez primera, salobre, recordar una tarde, aquélla, aquélla


olas, espumas de un ratito, Mela-
que; y la vida-muerte ya sucedía
en la que todo dijo tan callado
en un batir de sangre y labios. que se supo por fin sin fin amado.
Sin diccionario ni librero hasta
los diecisiete, garabatos y gara-
batos; palabra que no se agluti-
na, palabra nunca en plural. Des-
confiado de las palabras, pues;
que aunque… [sin explicaciones
innecesarias, por favor]. El latido
percusiona, retumba, el suspiro
que se derrama, otros fluidos:
párpados que abren y cierran.
Ricardo, el de Arista y R. Placen-
cia, el de aquí. 1948.

16 N umen 7 / enero - marzo 2011

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