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E Rios, mi pais o GERCHUNOFF tN dail religiosa o para la fertilidad lirica que ve fiempo, en sintomas andlogos. En Buenos Ai las actividades siniestras, el asalto, el anar atros, el héroe fosco que al pasar en el automé- del pagador de la Aduana o del pagador de una nos Aires se trabaja, se esta triste, se canta. Hemos popular ~el tango~ cuya sensualidad higubre lo ha a manifestacién mundial de los deseos desencadenados del vivir, de la vitalidad borrascosa que se disimula ratica y obcecada. ;Cual seri nuestro signo venidero? 9 ciudad de canciones, esto es, de verbo melodioso, Napoles, o seremos una capital ruda y aristosa -piedra Jas nubes, hueco por dentro- como lo es Chicago, que s, hijos de la procelosa actualidad, somos sus obreros y el habitante de mafiana la responsabilidad del alma que dad metro, a la ciudad pauta de la Argentina. cién del destino, pasé algunos meses en Paris, en Rosenthal, critico de arte de L’Humanité y de quien cia que su alma «florecia en la santidad y en la huma- 9 en contacto con alguien cuyo nombre propagaba en parisienses un libro que acababa de aparecer. Las alas conferencias de Bergson y las damas que asistian Ja duquesa de Broglie hablaban del autor de Du cété o de un nuevo milagro. Me llevaron a su casa, una de nieve y de viento. Recostado en su divin, junto a una miniatura de colores desvanecidos se apoyaba en huir el benévolo resplandor de sus ojos y la apacible , edonida y enorme que se desmayaba en la oscuri- Miraba con una intensidad que hacia dao y ~ 99

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