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CENTRO JURÍDICO DE DERECHOS HUMANOS

Agosto 13 de 2020

Honorable Magistrado
LUIS ALBERTO ÁLVAREZ PARRA
CONSEJO DE ESTADO
Sec. Quinta

Acción de Tutela Asunto


Rad. 11001-03-15-000-2020-03381 COADYUVANCIA
Actor
Juan José Coba Oros y otros (Art. 13 Decreto 2591/9, Art. 71 Código
Accionados General del Proceso)
Consejo de Estado (Sec. Tercera)
Tribunal Administrativo de Casanare

LUIS FELIPE VIVEROS MONTOYA, abogado en ejercicio identificado con datos profesionales y civiles
que aparecen al pie de mi firma, con todo comedimiento me permito intervenir como coadyuvante en
el proceso de acción de tutela instaurado por Juan José Coba Oros y otros contra el H. Consejo de
Estado (Sección Tercera) y el H. Tribunal Administrativo de Casanare en razón de la Sentencia de
Unificación de 29 de enero de 2020 sobre caducidad en procesos de reparación directa que versen
sobre graves violaciones a derechos humanos y crímenes internacionales.
El Coadyuvante sustentará en primer lugar que tiene un “interés legítimo en el resultado del proceso”
y después ofrecerá argumentos por los cuales el H. Consejo de Estado debe hacer lugar a las
pretensiones del amparo interpuesto por Juan José Coba Oros y otros contra la referida Sentencia de
Unificación emitida por la H. Sección Tercera del Consejo de Estado.

I. INTERÉS LEGÍTIMO EN EL RESULTADO DEL AMPARO CONSTITUCIONAL

El 29 de enero de 2020 la H. Sala Plena de la Sección Tercera del Consejo de Estado emitió una
Sentencia de Unificación (SU) respecto de la caducidad en casos de graves violaciones a derechos
humanos y crímenes internacionales. La SU hizo a un lado la jurisprudencia de esa corporación y otros
tribunales administrativos del país en la que se había establecido una excepción interpretativa a la regla
de caducidad y en su lugar determinó que “no resulta determinante la situación causante del daño [v.gr.
delitos de lesa humanidad o crímenes de guerra], sino la condición particular de quien acude a la
administración de justicia” y que:

“[L]a jurisprudencia de la Sección Tercera del Consejo de Estado se unificará en relación con la
caducidad de las pretensiones indemnizatorias formuladas con ocasión de los delitos de lesa humanidad,
los crímenes de guerra y cualquier otro asunto en el que se pueda solicitar la declaratoria de
responsabilidad patrimonial del Estado, bajo las siguientes premisas: i) en tales eventos resulta exigible
el término [de dos años] para demandar establecido por el legislador; ii) este plazo […] se computa
desde cuando los afectados conocieron o debieron conocer la participación por acción u omisión del
Estado […] y iii) el término pertinente no se aplica cuando se observan situaciones que hubiesen

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impedido materialmente el ejercicio del derecho de acción y, una vez superadas, empezará a correr el
plazo de ley […]”1.

De acuerdo a la SU las razones que motivaron el trámite fueron de seguridad jurídica, esto en cuanto
habría posiciones jurisprudenciales diversas e incompatibles en las subsecciones de la H. Sección
Tercera y por ende era necesario “fijar[] un criterio uniforme” al respecto2.

Existen razones de orden público que configuran un interés legítimo en el resultado del presente
amparo constitucional que además son complementadas con motivaciones particulares referidas al
Coadyuvante.

En primer lugar, la SU de 29 de enero de 2020 resolvió un proceso particular con efectos generales de
precedente vinculante respecto de jueces y tribunales de lo contencioso-administrativo en todo el país.
Se trata de una interpretación autorizada y vinculante del Artículo 164(2)(i) de la Ley 1437 de 2013 que
por lo tanto tiene implicaciones para abogados que representan víctimas de graves violaciones de
derechos humanos y crímenes internacionales en procesos de reparación directa ante la jurisdicción
contencioso-administrativa. La sentencia además está fundada en apreciaciones respecto de la
actuación de apoderados judiciales en procesos penales y contencioso-administrativos que tienen
incidencia en el derecho de acceso a la justicia de víctimas de violaciones de derechos humanos. En
mi condición de Co-Director del Centro Jurídico de Derechos Humanos y apoderado de víctimas en
procesos de reparación directa que versan sobre crímenes internacionales y graves violaciones de
derechos humanos considero importante participar en este proceso de tutela para aclarar las razones
por las que en ciertos eventos las demandas han sido instauradas por fuera del término de dos años al
que se refiere la norma.

En segundo lugar, la SU de la H. Sección Tercera interpretó el derecho fundamental de acceso a la justicia


respecto de cuestiones y asuntos que involucran el derecho a la vida, integridad y libertad personal.
En concreto, si bien la SU tiene un alcance general respecto de la cuestión de caducidad, es cierto
también que la misma tiene efectos desproporcionados respecto de víctimas de ejecuciones
extrajudiciales4.

Para ilustrar este punto considero importante informar que el Coadyuvante es apoderado en proceso
de reparación directa por la ejecución extrajudicial de Cesar Raúl Cano Zambrano por parte del
Ejercito Nacional5 . En esa causa el H. Juzgado 35 Administrativo de Bogotá emitió sentencia de
primera instancia donde dio aplicación a la SU de 29 de enero de 2020, decretó la caducidad y condenó
en costas a la parte actora muy aunque dio cuenta de que en efecto se probó que la víctima fue
ejecutada extrajudicialmente6. Lo mismo acaeció en el Juzgado 58 Administrativo de Bogotá respecto


1
Consejo de Estado Sala Plena Sec 3a (Exp 61033) (Sentencia Unificación Caducidad Rep Directa Crímenes Internacionales)
§5 (pg 40-41).
2
ibid §3.
3
“Art. 164. Oportunidad para presentar la demanda. La demanda deberá ser presentada […] 2. En los siguientes términos, so
pena de que opere la caducidad […] (i) Cuando se pretenda la reparación directa, la demanda deberá presentarse dentro del
término de dos (2) años, contados a partir del día siguiente al de la ocurrencia de la acción u omisión causante del daño, o cuando
el demandante debió tener conocimiento del mismo si fue en fecha posterior y siempre que pruebe la imposibilidad de haberlo
conocido en la fecha de su ocurrencia […]”. ‘Código de Procedimiento Administrativo y Contencioso Administrativo (Ley
1437/2011)’ Art 164(2)(i) <https://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=41249&dt=S> accessed 5 June 2020;
la norma de caducidad del anterior Código que es aplicable a muchos de los casos de la Unión Patriótica establecía que "La de
reparación directa caducará al vencimiento del plazo de dos (2) años, contados a partir del día siguiente del acaecimiento del
hecho, omisión u operación administrativa o de ocurrida la ocupación temporal o permanente del imnueble de propiedad ajena
por causa de trabajo público o por cualquiera otra causa". ‘Código Contencioso Administrativo (Decreto 01/1984)’ Art 136(8)
<https://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=6543> accessed 5 June 2020; Nota: ambas disposiciones
proveen además que la desaparición forzosa sólo tiene caducidad una vez sese la misma o haya determinación penal de la misma
con carácter final.
4
p.ej. Juzgado 35 Adtvo Bogotá (Auto Admisorio/No caducidad) (Exp 2015-916) (Ma Gabriela Molina y otros vs Min Defensa)
(21 Sep 2016); Juzgado 58 Adtvo Bogotá (Exp 2016-268) (Ana L Rhenals y otros vs Min Defensa) (7 Dic 2016) (Admite
demanda/no caducidad ejecuciones extrajudiciales).
5
Juzgado 35 Adtvo Bogotá (Sent 1a inst/Aplica SU Caducidad) (Exp 2015-916) (Ma Gabriela Molina y otros vs Min Defensa) (5
Jun 2020).
6
ibid 10.
2

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de la víctima de falso positivo Jorge Eliecer Rhenal Núñez7. El primer caso ocurrió en el departamento
de Antioquia, el segundo en la Guajira. Se trata de asuntos que involucran víctimas a lo largo y ancho
de la geografía nacional y por comprometen los intereses del coadyuvante así como el interés general
de víctimas de falsos positivos como clase determinable. De hecho, tribunales y juzgados en Antioquia,
Bogotá y Casanare han decretado caducidad en casos de falsos positivos en autos admisorios,
audiencias iniciales y sentencias de primera y segunda instancia8.

En tercer lugar, el amparo constitucional vis-a-vis la SU de enero 29 de 2020 compromete la


responsabilidad internacional del Estado en asuntos en los que el Coadyuvante representa víctimas en
el sistema interamericano de derechos humanos. En concreto, el Coadyuvante es representante de
víctimas en el caso acumulado respecto de falsos positivos ante la Comisión Interamericana P-191-07
y otras (Informe No 34/15)9. Ese caso está en etapa de fondo y en el mismo se discute entre otros asuntos
la efectividad de la acción de reparación directa bajo la Convención Americana sobre Derechos
Humanos (CADH). De la misma manera, el Coadyuvante es representante de víctimas en el caso
Integrantes y Militantes de la Unión Patriótica Vs. Colombia ante la Corte Interamericana de Derechos
Humanos10. En ese caso también se debate la efectividad de la acción de reparación directa y además
se arrimó como prueba la SU de 29 de enero de 2020 entre otras razones por la referencia directa a la
inaplicabilidad de la jurisprudencia de la Corte IDH en Órdenes Guerra11.

En cuarto lugar, la SU de enero 29 de 2020 está siendo aplicada por medio de normatividad emitida en
virtud del estado de emergencia económica, social y ecológica. Esto tiene implicaciones de alcance
constitucional evidentes. En concreto, el gobierno nacional decretó el estado de excepción (estado de
emergencia económica, social y ecológica) el 6 de mayo de 2020 “con el fin de conjurar la grave
calamidad pública que afecta al país por causa de la pandemia del nuevo Coronavirus COVID-19”12.

En desarrollo de lo anterior, el gobierno nacional ha emitido una gran cantidad de decretos legislativos
—con fuerza y rango de ley del Congreso de la República— incluido el Decreto Legislativo 806/2020
“por el cual se adoptan medidas para implementar las tecnologías de la información y las
comunicaciones en las actuaciones judiciales, agilizar los procesos judiciales y flexibilizar la atención a
los usuarios del servicio de justicia, en el marco del Estado de Emergencia […]” 13 . El referido
DL806/20 provee una gran cantidad de medidas relacionadas con el estado de emergencia. Sin
embargo, y sin que se ofreciere ninguna motivación clara para ello, se incluyó normatividad por la cual


7
Juzgado 58 Adtvo Bogotá (Exp 2016-268) (Ana L Rhenals y otros vs Min Defensa) (20 Mayo 2020) (decreta caducidad en
aplicación SU C Edo 20 Ene 2020 - ejecuciones extrajudiciales) §.III.
8
Trib Adtvo Antioquia (Rad 2018-01700) (Carmen Tabera vs Min Defensa) (20 Feb 2020) (Aud Inicial/decreta caducidad aplica
SU C Edo); Juzgado 65 Adtvo Bogotá (Exp 2019-368) (Ana Maria Meza Jaraba y otros vs Min Defensa) (17 Feb 2020) (rechaza
demanda por caducidad en aplicación SU C Edo 20 Ene 2020 - ejecuciones extrajudiciales); Trib Adtvo Casanare (Rad 2014-
163-01) (Guillermina Mora y otros vs Min Defensa) (12 Mar 2020) (sentencia fondo/decreta caducidad por SU C Edo); Juzg 1
Adtvo Yopal (Rad 2017-411) (Jhon Fredy Suárez C vs Min Defensa) (18 Feb 2020) (Aud Inicial/decreta caducidad aplica SU C
Edo); Juzg 1 Adtvo Yopal (Rad 2017-507) (Flor Alba Vega y otros vs Min Defensa) (27 Feb 2020) (Aud Inicial/decreta
caducidad aplica SU C Edo); Juzg 2 Adtvo Yopal (Rad 2017-495) (Luz M Achagua F y otros vs Min Defensa) (2 Mar 2020) (Aud
Inicial/decreta caducidad aplica SU C Edo); Juzgado 2 Adtvo Yopal (Rad 2015-485) (José Barón U y otros vs Min Defensa) (18
Mayo 2020) (sentencia fondo/decreta caducidad por SU C Edo); inter alia Juzgado 2 Adtvo Yopal (Rad 2015-556) (Concepción
Sánchez S y otros vs Min Defensa) (18 Mayo 2020) (sentencia fondo/decreta caducidad por SU C Edo).
9
Álvaro Enrique Rodriguez Buitrago et al v Colombia (admissibility) (2015) (IACHR) App No 1132/06 et al. Report 34/15.
10
Este caso tiene más de seis mil víctimas y por determinación del Presidente de la Corte IDH el Centro Jurídico de Derechos
Humanos es uno de tres representantes que tienen el deber de representar a miles de víctimas que no arrimaron poder ante la
Corte. ‘Información de Casos Ante La Corte IDH: “Integrantes y Militantes de La Unión Patriótica vs Colombia”’
<https://www.corteidh.or.cr/docs/tramite/integrantes_y_militantes_de_la_union_patriotica.pdf> accessed 10 August 2020;
Integrantes y Militantes de la UP (Merits) (IACHR, 6 Dec 2017) (Case 11.227) Report 170/17; ‘Nota CDH-10-2018/013 (Corte
IDH) (Integrantes y Militantes de La UP) (Solicitando Información Sobre Representación de Víctimas)’.
11
‘Memorial de Remisión de Prueba Superviniente (SU 29 Ene 2020 C. Edo) Integrantes y Militantes de La UP vs Colombia (7
Jul 2020)’.
12
‘Decreto 806 (Medidas Agilizar Los Procesos Judiciales y Flexibilizar La Atención a Los Usuarios Del Servicio de Justicia En
El Marco Del Estado de Emergencia Económica, Social y Ecológica) (4 Jun 2020)’ 5
<https://dapre.presidencia.gov.co/normativa/normativa/DECRETO%20806%20DEL%204%20DE%20JUNIO%20DE%202020.p
df> accessed 6 July 2020.
13
ibid 1.
3

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se le otorga competencia a los jueces y tribunales contencioso-administrativos para aplicar la caducidad
de manera anticipada y sumaria14. En los considerandos del DL806/20 consta:

“Que para la jurisdicción de lo contencioso administrativo se establece la posibilidad de proferir


sentencia anticipada cuando se trate de asuntos de puro derecho o no fuere necesario practicar pruebas;
cuando las partes o sus apoderados de común acuerdo lo soliciten; cuando se encuentre probada la
cosa juzgada, la transacción, la caducidad […] Con esta medida los jueces administrativos podrán
culminar aquellos procesos que se encuentran en los supuestos de hecho señalados y se evitará
adelantar la audiencia inicial, de pruebas y/o la de instrucción y juzgamiento, circunstancia que agilizará
la resolución de los procesos judiciales y procurará la justicia material”15.

La aplicación de la SU de enero 29 de 2020 por medio del procedimiento establecido en el DL806/20


tiene carácter de orden público en la medida de que se trata de cuestiones relativas a un estado
excepcional como cuestión de derecho constitucional que por lo tanto debe ser valorado por el H.
Consejo de Estado en este contexto.

De las consideraciones citadas se sigue que los coadyuvantes tenemos un “interés legítimo” en el
sentido exigido por el Decreto 2591/91 y la interpretación que del mismo ha hecho el H. Consejo de
Estado y la H. Corte Constitucional16.

Por ende, se solicita muy comedidamente que se reconozca la calidad de Coadyuvante del suscrito y
se incorpore el presente memorial y sus anexos al expediente para lo que corresponda.

II. DE LAS RAZONES CONSTITUCIONALES POR LOS QUE DEBE CONCEDERSE EL AMPARO

Con todo comedimiento y por la importancia que reviste la SU de 29 de enero de 2020 de la H. Sección
Tercera del Consejo de Estado, se solicita que el H. Juez de Tutela tenga en cuenta los siguientes
argumentos y cargo de orden constitucional por los cuales debe hacerse lugar a la solicitud de amparo
impetrada por el Sr. Juan José Coba Oros y otros.

A. Defecto procedimental y fáctico: la SU estableció cargas argumentativas y probatorias


que aplicó retrospectivamente y sin que la parte actora tuviese oportunidad procesal
para satisfacerla; las conclusiones de la SU están soportadas en prueba no decretada o
que fue indebidamente valorada

La SU estableció inter alia que la única excepción que da lugar a la inaplicación de las normas de
caducidad es la existencia de “supuestos objetivos” que impliquen imposibilidad material de ejercer el
derecho de acceso a la justicia:

“A juicio de la Sala, el término de caducidad de la pretensión de reparación directa no resulta exigible


en los eventos en los que se afectan de manera ostensible los derechos al debido proceso y de acceso
a la administración de justicia, por la configuración de circunstancias que obstaculizan materialmente
el ejercicio del derecho de acción […] La Sección enfatiza en que se trata de supuestos objetivos, como
secuestros, enfermedades o cualquier situación que no permitan materialmente acudir a esta
jurisdicción”17.

Es fundamental aclarar que esta excepción es aplicable con independencia de y aún cuando se tuviere
conocimiento de la relación estatal con el hecho dañoso según la misma sentencia18. En ese sentido,
la SU determinó en el caso concreto que los accionantes tuvieron conocimiento del hecho dañoso por
la denominada “confesión por apoderado judicial”19. También se hace énfasis en que la SU concluyó
que no existió ningún impedimento material para acceder a la justicia por el hecho de haber otorgado

14
ibid Arts 12, 13.
15
ibid 13.
16
Consejo de Estado Sec 2a (Rad -2014-01380-01 AC); Sentencia T-269/12 (Corte Constitucional, Tutela); Sentencia T-406/92
(Corte Constitucional, Tutela).
17
SU Cons Edo (Caducidad Rep Directa Crím. Internacionales) (n 1) §3.3.
18
ibid.
19
ibid §4.2.
4

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poder para el proceso penal y una serie de actuaciones dentro del mismo20. Asimismo, la SU infirió de
los argumentos de la demanda —y presumiblemente de las pruebas obrantes en ese sentido— que del
hecho de que “la relación de los demandantes era de unión” se sigue la conclusión de que “el hecho
de que uno se enterara de la muerte y circunstancias en que ocurrió era susceptible de ser conocido
por todos, debido a tales lazos fraternales” 21.

Lo anterior implica un defecto procedimental que configura violación del derecho al debido proceso
y acceso a la justicia22. Asimismo, esta situación dio lugar a un defecto fáctico en la medida de que las
conclusiones centrales de la sentencia están fundadas en: (i) prueba que no fue decretada y por ende
no pudo ser valorada, así como hechos notorios y públicos que no fueron valorados; y (ii) prueba que
ha sido valorada para un fin respecto del cual no fue ofrecida y que no podía ser previsto por los
demandantes y que en todo caso fue valorada indebidamente23. Al respecto se precisa que:

En efecto, la SU infirió el conocimiento del hecho dañoso así como la ausencia de circunstancias
materiales de impedimento de acceso a la justicia de evidencia que fue aportada al proceso con el fin
de probar el carácter antijurídico del hecho (el proceso penal) y el perjuicio moral (lazos fraternales).

Si bien es un fin legítimo que la SU pretenda unificar criterios sobre la caducidad, la forma en que fue
aplicado el nuevo criterio resulta desproporcionada en el proceso en cuestión en lo que hace relación
al nuevo criterio de inaplicabilidad de la caducidad. Al respecto, se aclara que, si bien el criterio de
conocimiento del hecho dañoso no es nuevo según la ley y jurisprudencia, si que lo es la excepción de
caducidad con base en obstáculos materiales para ejercer el derecho de acceso a la justicia.

En ese sentido, la sentencia omite referirse al hecho de que el demandante actuó razonablemente al
presentar argumentos y ofrecer pruebas que tenían el fin de cumplir con los requisitos que la
jurisprudencia del Consejo de Estado, tribunales y jueces de todo el país habían aplicado de manera
relativamente consistente y constante, v.gr. la doctrina de no caducidad vis-a-vis crímenes
internacionales y graves violaciones de derechos humanos. Puesto de otra manera, no es razonable
derivar conclusiones negativas de pruebas y argumentos que fueron ofrecidos precisamente para
cumplir con un criterio jurisprudencial anterior que ahora se repudia pero que en ese momento había
sido aplicado por el Consejo de Estado, jueces y tribunales en casos similares. No consta en la SU
tampoco que a la parte actora se le hubiese corrido traslado ni se adoptaran medidas procesales para
que, en vista de la novísima excepción de caducidad, pudiera ofrecer pruebas y argumentos que
permitieran a la H. Sala Plena de la Sección Tercera aplicar una figura que en el evento implicó la
negación del derecho de acceso a la justicia y la reparación integral en un asunto constitutivo de graves
violaciones a derechos humanos.

Al contrario, la H. Sala Plena omitió valorar que la ejecución extrajudicial ampliamente probada tuvo
lugar en un contexto de hecho públicos y notorios que según las reglas de la experiencia debieron
llevar a la Sala a concluir —o por lo menos a preguntarse— si los demandantes se encontraban bajo
miedo o temor insuperable que pueda ser caracterizado como circunstancia material que impide el
derecho de acceso a la justicia en el caso concreto.

En ese sentido, se reitera que la SU determinó que la imposibilidad material de ejercer el acceso a la
justicia está referida a “supuestos objetivos, como secuestros, enfermedades o cualquier otra
situación que no permita materialmente acudir a esta jurisdicción, pues lo referente a la


20
ibid.
21
ibid.
22
Sobre el defecto procedimental ver Sentencia SU-159/02 (Corte Constitucional, Tutela); Manuel Fernando Quinche Ramírez,
Vías de Hecho: Acción de Tutela Contra Providencias (Ed Jurídica Ibáñez 2008) §3.2.3.
23
La Sentencia T-902 de 2005 define de manera muy precisa esta modalidad del defecto fáctico, al señalar que “se presenta
cuando el funcionario judicial omite el decreto y la práctica de pruebas, lo cual tiene como consecuencia impedir la debida
conducción al proceso de ciertos hechos que resultan indispensables para la solución del asunto jurídico debatido”. Sentencia T-
902/05 (Corte Constitucional, Tutela) §4.a).
5

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imposibilidad de conocer la relación del Estado con el hecho dañoso no da lugar a la inaplicación de
reglas de caducidad, sino al cómputo a partir del momento en el que, dado el conocimiento de los
hechos, surge el interés para reclamar la indemnización de perjuicios causados”24.

La H. Vicepresidenta del Consejo de Estado y Magistrada Ponente de la SU en cuestión, Dra. Marta


Nubia Velásquez Rico, participó el 20 de mayo de 2020 en el Tercer Conversatorio del Colegio
Colombiano de Abogados Administrativistas que trató exclusivamente sobre la mentada decisión25.
Es importante resaltar que la Magistrada Velásquez manifestó que participaba en el conversatorio en
su condición de “ponente” de la SU26.

Al respecto, se deja absoluta constancia y claridad de que las referencias a la presentación de la H.


Vicepresidenta se hacen dentro del marco del respeto y deferencia que su condición de Magistrada
demanda y que su distinguidos antecedentes académicos y profesionales le merecen. Más aún, estas
referencias se hacen desde el reconocimiento de que sus manifestaciones están referidas a fines y
preocupaciones legítimas desde el punto de vista constitucional. Es más, es precisamente en
reconocimiento de su condición y antecedentes, así como de su calidad de ponente de la SU de enero
29 de 2020, que se hace referencia a su presentación pública respecto de la decisión materia de este
proceso de amparo constitucional.

En el evento —transmitido en directo por plataformas web, de manera pública y que es accesible en
la plataforma YouTube— la Magistrada Velásquez explicó qué circunstancias constituyen un supuesto
objetivo de impedimento de acceso a la justicia y cuándo se presume que el interesado conoció del
daño27. Para los presentes fines, la Magistrada Velásquez manifestó que por ejemplo “una persona
[que] puede quedar con un trastorno psicológico de tal naturaleza que le prueba al juez que no
pudo, que no estaba en condiciones [de acceder a la justicia]”28 estaría bajo la excepción a la regla de
caducidad. De la misma manera, según la SU del Consejo de Estado son también circunstancias
objetivas aquellas que “impiden agotar las actuaciones necesarias para la presentación de la demanda,
dentro de las cuales se encuentra la constitución de apoderado”29.

Como se dijo, los demandantes no tuvieron la oportunidad procesal de argumentar y ofrecer pruebas
respecto de la existencia de un obstáculo material para acceder a la justicia en el sentido antes expuesto.
Sin embargo, existe un contexto de hechos públicos y notorios que son consistentes con los hechos
descritos en la sentencia que razonablemente sustentan la conclusión de que los demandantes tenían
temor insuperable para demandar al Ejército Nacional.

Se hace énfasis en que esta circunstancia es de naturaleza objetiva. No se trata entonces sobre la
determinación de si en un caso concreto todos y cada uno de los demandantes tenían esa afectación
psíquica, sino más bien sobre si es razonable presumir que un individuo en esas circunstancias pudiese
sufrir un temor insuperable para ejercer el derecho de acceso a la justicia.

Según la información pública y de fuentes independientes debe concluirse que las víctimas de falsos
positivos están razonablemente atemorizadas para ejercer su derecho de acción frente a La Nación
Colombiana, Min. Defensa Ejército Nacional, que no es lo mismo ni es equiparable a participar en


24
SU Cons Edo (Caducidad Rep Directa Crím. Internacionales) (n 1) §3.3. (pg 27).
25
Los otros dos ponentes fueron el Humberto Sierra Porto, juez de la Corte IDH, y Enrique Gil Botero, quien ha sido presidente
del Consejo de Estado, comisionado de la CIDH y Ministro de Justicia. ‘Tercer Conversatorio Del Colegio Colombiano de
Abogados Administrativistas (Marta Nubia Velásquez Rico, Enrique Gil Botero, Humberto Sierra Porto) (Mayo 20, 2020)’
<https://www.youtube.com/watch?v=mfOxClv2psI&feature=youtu.be> accessed 5 June 2020.
26
ibid min39:00.
27
La exposición de la Mag. Velásquez está en: ibid min38:00-1:11:00 y 1:53:00-1:54:00.
28
ibid min.53:00-55:00.
29
Se trata entonces de tres premisas definitorias: (i) Circunstancias objetivas o materiales; (ii) circunstancias que transgreden y
obstaculizan el acceso a la administración de justicia y al debido proceso de las víctimas; (iii) El plazo de caducidad comenzará a
correr una vez se encuentren superadas las circunstancias materiales que transgredían los derechos al acceso a la administración
de justicia y al debido proceso. SU Cons Edo (Caducidad Rep Directa Crím. Internacionales) (n 1) §3.3.
6

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procedimientos respecto de los perpetradores individualmente considerados por las siguientes
razones:

Primero, instancias de derechos humanos en Naciones Unidas y la Organización de Estados


Americanos han dado cuenta del fenómeno de los falsos positivos y el temor y riesgo para familiares
y testigos. Según los informes de 2010 y 2012 del Relator Especial sobre Ejecuciones Extrajudiciales,
Sumarias y Arbitrarias de Naciones Unidas, el fenómeno de los falsos positivos se presentó de manera
generalizada por lo menos desde 200430. El Relator asimismo determinó que desde 2010 los falsos
positivos persistían en el país31. Es de resaltar que el Relator concluyó que existían riesgos para familiares
y testigos en casos de falsos positivos e “inst[ó] al Estado a que intensifique considerablemente los
esfuerzos para […] ofrecer una protección eficaz a las víctimas y los testigos” 32 . En el 2013, la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos presentó su Informe de País: “Colombia: Verdad,
Justicia y Reparación”, en el que se verificó la prevalencia de las ejecuciones extrajudiciales y la
impunidad respecto de los perpetradores, conclusión que necesariamente implica la libertad de los
perpetradores y riesgo para familiares y testigos 33.

Segundo, tampoco es posible a la luz de hechos notorios y públicos concluir que las circunstancias que
razonablemente pudieren crear temor insuperable respecto de los demandantes como víctimas de
falsos positivos han cesado y por ende pueda darse cómputo al término de caducidad. Bajo el régimen
establecido en la Ley 1820/16 se han otorgado “tratamientos penales especiales diferenciados para
agentes del Estado”34. Uno de esos tratamientos especiales diferenciados es la libertad transitoria,
condicionada y anticipada35. Esta medida aplica para agentes estatales, incluidos miembros de la fuerza
pública, que hayan cometido crímenes internacionales36 o delitos contemplados en el Código Penal
Militar cuando exista al menos relación indirecta con el conflicto37. Si el agente estatal, por ejemplo un
militar responsable o procesado por ejecución extrajudicial, tiene ya al menos cinco años privado de
su libertad, podrá gozar de la libertad condicional si firma un acta de sometimiento y compromiso de
colaboración con la JEP38. En concordancia con este beneficio, también se determinó en ese régimen
que todas las ordenes de captura contra miembros de la fuerza pública quedasen en suspenso39.

Tercero, cuando se adoptó el Auto 005/2018 —sobre falsos positivos— de la Sala de Reconocimiento
de la JEP dio cuenta de que casi dos mil militares habían manifestado la intención de acogerse a la JEP
y sus beneficios40. Según algunas fuentes públicas e independientes, a noviembre de 2017 la aplicación

30
Informe del Relator Especial sobre las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, Philip Alston (31 Marzo 2010)
(A/HRC/14/24/Add.2) 8-18 párr 10-42; Informe del Relator Especial sobre las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias,
Christof Heyns (15 Mayo 2012) (A/HRC/20/22/Add.2) 8-11 párr 8-39.
31
Informe del Relator Especial sobre las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, Christof Heyns (15 Mayo 2012)
(A/HRC/20/22/Add.2) párr 11-32.
32
ibid 19; Informe del Relator Especial sobre las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, Philip Alston (31 Marzo
2010) (A/HRC/14/24/Add.2) 18, 30.
33
Verdad, justicia y reparación (Informe de País: Colombia) (OEA/Ser.L/V/II Doc.49/13.Spanish) 2013 párr 21, 138, 143.
34
Según los principios aplicables a la totalidad de la ley, estos beneficios son “simétrico[s], simultáneo[s], equilibrado[s] y
equitativo[s]” vis-a-vis los indultos y amnistías aplicables a las FARC ‘Ley 1820 de 2016 (Por Medio Del Cual Se Dictan
Disposiciones Sobre Amnistía, Indulto y Tratamientos Especiales y Otras Disposiciones)’ Art 9
<https://www.jep.gov.co/Marco%20Normativo/Normativa_v2/03/AITPE02.pdf> accessed 3 April 2019.
35
ibid Arts 46, 51.
36
v.g. delitos de lesa humanidad, genocidio, graves crímenes de guerra, la toma de rehenes u otra privación grave de la libertad,
la tortura, las ejecuciones extrajudiciales, la desaparición forzada, el acceso carnal violento y otras formas de violencia sexual, la
sustracción de menores, el desplazamiento forzado, además del reclutamiento de menores conforme a lo establecido en el
Estatuto de Roma.
37
‘Ley 1820 de 2016 (Por Medio Del Cual Se Dictan Disposiciones Sobre Amnistía, Indulto y Tratamientos Especiales y Otras
Disposiciones)’ (n 34) Art 51.
38
La Ley 1820/16 lista los mecanismos para acogerse a los beneficios, sea de renuncia a la persecución penal, sea la libertad
transitoria condicionada y anticipada. Se requiere principalmente que el procesado o condenado que haya cometido delitos —o
presuntos delitos— en su calidad de agente estatal (i) solicite libremente la intención de acogerse al sistema de la JEP, (ii) que se
comprometa a contribuir a la verdad, no repetición y reparación de las víctimas y atender lo que la JEP le requiera. ibid Arts 51,
52, 53.
39
Ley Estatutaria de Administración de Justicia en la Jurisdicción Especial para la Paz 2019 Art 50.
40
. JEP (Sala de Reconocimiento), ‘Auto de Avocamiento de Conocimiento Del Caso No 03 “Muertes Ilegítimamente
Presentadas Como Bajas En Combate Por Agentes Del Estado” (Auto No 05/2018)’ [13])(a) <https://www.jep.gov.co/Sala-de-
Prensa/Documents/Auto%20005%20-%20Apertura%20Caso%20003%20Muertes%20ileg%C3%ADtimamente%20presentadas
%20como%20baja%20en%20combate%20SRVR%20(1).pdf> accessed 8 April 2019.
7

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de la Ley 1820/16 hizo crisis por el elevado número de solicitudes de libertad que militares radicaron
ante los jueces de aplicación de penas41. Asimismo, el Krok Institute for International Peace Studies
de Notre Dame University reportó que “[s]egún el listado entregado en marzo de 2017, se tenían como
potenciales beneficiarios de la Ley 1820/2016 […a] 1.779 miembros de la Fuerza Pública”42. Según
esa misma fuente, “[p]ara junio se habían beneficiado un total de […] 188 (11%) miembros de la
Fuerza Pública, cifra que aumentó considerablemente para septiembre [de 2017] cuando […] 812
(47%) miembros de la Fuerza Pública fueron cobijados con los beneficios de la Ley [1820/16]”43.
Según cifras tomadas de la página web oficial de la JEP, a 19 de marzo de 2019 se habían suscrito
1.973 actas de compromiso por parte de miembros de la fuerza pública —tramitadas por la JEP y por
ende favorecidos por los descritos beneficios de la Ley 1820/16— de un total de 1.993 actas44.

Cuarto, no es equiparable el temor que pueda sentirse respecto de perpetradores individualizados que
aquél que pueda tenerse respecto de La Nación Colombiana, Ministerio de Defensa Ejército Nacional. Esto,
por cuanto en los procesos penales existen medidas que otorgan protección a sus participes como la
reserva del sumario, medidas de protección a víctimas y testigos, etc. Al contrario, ninguna de estas
medidas de protección existe en la jurisdicción contenciosa. Además, imputar responsabilidad por
graves violaciones de derechos humanos respecto de la entidad que está a cargo de la seguridad y
protección cotidiana del entorno de las víctimas implica un temor que cualquier abogado litigante
puede constatar en sus representados en este tipo de cuestiones. El hecho de que se trate de una
percepción no hace que ese temor sea irrazonable.

Así las cosas, los hechos del proceso interpretados a la luz de hechos notorios y públicos así como de
las reglas de la experiencia debieran haber llevado a que la H. Sección Tercera concluyera que los
demandantes —como víctimas de falsos positivos— razonablemente tenían temor insuperable de
ejercer su derecho de acceso a la justicia demandando al Ejército Nacional por una percepción de
riesgo derivada del contexto y la naturaleza de los hechos victimizantes.

En cuanto lo anterior implica que la Sala no valoró adecuadamente la prueba, la sentencia adolece de
un defecto fáctico. Asimismo, los demandantes no pudieron presentar argumentos y pruebas al
respecto por cuanto se sometió su actuación procesal a un criterio jurídico superviniente o, lo que es
lo mismo, se exigió una carga probatoria de manera retrospectiva respecto de criterios normativos
imprevisibles.

B. Defectos sustantivos y violación directa de la Constitución

La SU de 29 de enero de 2020 adolece de defectos de carácter sustantivo o material y constituye


violación directa de la Constitución. Este tipo de defectos incluyen supuestos de aplicación e
interpretación de la ley y la Constitución por fuera del margen de razonabilidad; interpretaciones que
devienen en un resultado regresivo desde el punto de vista constitucional; u omisiones de preceptos
constitucionales relevantes para la resolución del caso incluido el precedente judicial45.


41
Krok Institute for Internaitonal Peace Studies (Notre Dame University), ‘Informe Sobre El Estado Efectivo de Implementación
Del Acuerdo de Paz En Colombia’ (2017) 28 (último párr.) <https://jepvisible.com/images/docs/interes/kroc-instit-reporte-
avance-proc-de-paz-112017.pdf> accessed 9 April 2019.
42
ibid.
43
ibid 29.
44
JEP, ‘JEP En Cifras 19 de Marzo de 2019 (Número de Personas Con Actas de Compromiso)’
<https://www.jep.gov.co/Infografas/cifras-19-marzo-2019-2.pdf#search=acta%20de%20compromiso> accessed 9 April 2019.
45
Sentencia SU-416/15 (Corte Constitucional, Tutela); Sentencia T-367/18 (Corte Constitucional, Tutela); Sentencia SU-611/17
(Corte Constitucional, Tutela); Sentencia T-647/17 (Corte Constitucional, Tutela); Sentencia SU-072/18 (Corte Constitucional,
Tutela); Sentencia SU-168/17 (Corte Constitucional, Tutela); Sentencia SU-210/17 (Corte Constitucional, Tutela); Sentencia SU-
567/15 (Corte Constitucional, Tutela); SU-159/02 (n 22).
8

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En el presente caso se configuran los siguientes defectos incompatibles con la Constitución:

(1) Interpretación irrazonable del derecho de acceso a la justicia

La SU de enero 29 de 2020 de la Sala Plena de la Sección Tercera está fundada sobre dos aspectos
respecto de los cuales hay interpretaciones irrazonables y por lo tanto inconstitucionales del derecho
de acceso a la justicia.

1.1. La excepción de obstáculos materiales de carácter objetivo para acceder a la justicia es


irrazonable respecto del fin legítimo perseguido y constituye una limitación desproporcionada
del derecho de acceso a la justicia

Respecto de las circunstancias que constituyen la imposibilidad material de acceder a la justicia, la SU


expresó que “se trata de supuestos objetivos, como secuestros, enfermedades o cualquier otra
situación que no permita materialmente acudir a esta jurisdicción, pues lo referente a la
imposibilidad de conocer la relación del Estado con el hecho dañoso no da lugar a la inaplicación de
reglas de caducidad, sino al cómputo a partir del momento en el que, dado el conocimiento de los
hechos, surge el interés para reclamar la indemnización de perjuicios causados”46.

Amén de los secuestros o enfermedades que la sentencia cita como ejemplos de circunstancias
objetivas que no permiten el acceso material a la administración de justicia, es importante determinar
en qué consisten esos criterios objetivos y si son razonables y proporcionados a la luz del fin legítimo
buscado por la SU (seguridad jurídica) y la limitación del derecho de acceso a la justicia de víctimas de
crímenes internacionales.

Reiterando el inmenso respeto con el que se hace referencia a la presentación pública de la H.


Vicepresidenta del Consejo de Estado y Magistrada ponente de la SU en cuestión, es importante poner
de presente que la Magistrada explicó in extenso la excepción por supuestos objetivos que impiden el
acceso a la justicia y el juicio de inferencia de conocimiento del hecho dañoso47. Es significativo resaltar
también en este punto que según la H. Magistrada Velásquez “les están llegando muchos asuntos […]
donde la entidad excepciona caducidad”48, lo que subraya el interés general y relevancia constitucional
que reviste la SU sobre caducidad.

La H. Vicepresidenta se refirió a uno de los elementos central de la excepción por circunstancias


objetivas que no permiten el acceso material a la administración de justicia: la capacidad de otorgar
poder a un abogado49. Se trata de un aspecto tan importante de la sentencia que es el único donde se
cita el artículo 229 constitucional sobre derecho de acceso a la justicia50. La H. Magistrada Velásquez
dio claridades al respecto. En concreto, la Magistrada se refirió a individuos que fueron víctimas de
“desplazamiento forzado” como uno de los supuestos de impedimento material51. En ese sentido,
aclaró que la ubicación geográfica de las víctimas es un criterio central para determinar si las víctimas
estaban en posibilidad de ejercer el derecho de acceso a la justicia y expresó respecto de los hechos
que dieron origen a la SU que el hecho de que las víctimas hubieran ido al “casco urbano” del
municipio es indicativo de que estaban en la posibilidad de “otorgar poder” a un abogado52. En el
mismo sentido la Magistrada Velásquez se refirió a otro caso de una “familia asilada en Canadá” que


46
SU Cons Edo (Caducidad Rep Directa Crím. Internacionales) (n 1) §3.3. (pg 27).
47
La exposición de la Mag. Velásquez está en: (n 25) min38:00-1:11:00 y 1:53:00-1:54:00.
48
ibid min59:00-59:30.
49
“A juicio de la Sala, el término de caducidad de la pretensión de reparación directa no resulta exigible en los eventos en los que
se afectan de manera ostensible los derechos al debido proceso y de acceso a la administración de justicia, por la configuración de
circunstancias que obstaculizan materialmente el ejercicio del derecho de acción y, por ende, impiden agotar las actuaciones
necesarias para la presentación de la demanda, dentro de las cuales se encuentra la constitución de apoderado”. SU Cons Edo
(Caducidad Rep Directa Crím. Internacionales) (n 1) §3.3.
50
ibid §3.3 (fn.44).
51
(n 25) min.53:00-55:00.
52
ibid min.46:20-46:50.
9

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visitaba Colombia dos veces al año y, por ende, “no se entiende” cómo podían ir de vacaciones, pero
no otorgar poder a un abogado53.

La utilización de este criterio es irrazonable a la luz del derecho de acceso a la justicia. En la medida
en que el desplazamiento forzado en Colombia implica el abandono de lugares rurales y apartados y
la migración hacia las grandes ciudades, el referido supuesto no sería causal de impedimento de acceso
a la justicia sino todo lo contrario. Así las cosas, bajo la lógica de la H. Magistrada ponente, la víctima
que esté en Bogotá, Medellín o cualquier otra gran urbe tiene más posibilidades de otorgar mandato a
un abogado. Sin embargo, también son esas personas desplazadas las que por su circunstancia de
extrema vulnerabilidad tiene menos posibilidades de acceder a servicios jurídicos y contratar
abogados 54 . Este tipo de resultados regresivos y descontextualizados son atribuibles a que la SU
escogió por principio interpretar la caducidad con independencia de cuestiones relativas a graves
violaciones de derechos humanos y crímenes internacionales55.

Pero es que además el criterio jurisprudencial tampoco es razonable ni adecuado para lograr el fin
legítimo de seguridad jurídica que motivó su adopción. Según la SU de 29 de enero de 2020, la
determinación sobre si se debe dar aplicación a la excepción de circunstancias objetivas que impiden
acceder a la justicia debe darse caso por caso:

“En síntesis, el juez de lo contencioso administrativo debe, excepcionalmente, inaplicar el término de


caducidad de la pretensión de reparación directa cuando advierta que la no comparecencia ante la
administración de justicia se encuentra justificada por razones materiales, pues el paso del tiempo no
puede empezar a correr contra quien no goza del acceso efectivo a la administración de justicia,
lo cual, se insiste, depende de las circunstancias especiales de cada sujeto”56.

También sobre este punto resulta esclarecedora la presentación de la H. Vicepresidenta. La Magistrada


Velásquez repitió hasta el cansancio que se trata de “parámetros interpretativos” para que “caso a caso”
el juez “determine si la persona realmente conoció, si la persona estuvo realmente en posibilidad de
conocer y en cada caso le pueda garantizar el acceso a la administración de justicia”57. En efecto, los
criterios de la SU y las explicaciones de la Magistrada Velásquez demandan la determinación de
circunstancias supremamente especificas y detalladas que abren la puerta a un amplio margen de
discrecionalidad judicial incompatible con la finalidad de seguridad jurídica pretendida por la sentencia.
Así las cosas, algunas de las cuestiones que habría que determinar son:

¿En qué medida la cercanía a un “casco urbano” es indicativa de posibilidad material de acceder a la
justicia? En el caso especifico de la jurisdicción contencioso-administrativa, todos los tribunales están
ubicados en las capitales de departamento. Asimismo, los juzgados administrativos, que tienen
competencia sólo en cuestiones de menor cuantía, están en su mayoría ubicados en capitales de
departamento o en municipios con decenas de miles de habitantes.

Al respecto, Antioquia es un caso representativo que permite entender las implicaciones del criterio
geográfico. De los 38 juzgados administrativos que hay en Antioquia, 36 están en Medellín y dos en el
municipio de Turbo, en la región de Urabá58 ¿Quiere esto decir que una víctima ubicada en la región
de Urabá tiene acceso material a la justicia, pero quien reside en el oriente antioqueño donde no hay
juzgados administrativos no? ¿Por qué? ¿Y si la víctima reside cerca de Turbo, pero su caso es de
competencia del Tribunal Administrativo de Antioquia en Medellín en razón de la cuantía y la materia?

53
ibid min.1:07:03-1:08:00.
54
Sentencia T-025/04 (Colombian Constitutional Court, Tutela); ver también Auto 092/08 (Compliance re T-025/04) (Colombian
Constitutional Court, Tutela-Supervision of Compliance).
55
“[…] se precisa que […] para tales efectos no resulta determinante la situación causante del daño [v.gr. delitos de lesa
humanidad o crímenes de guerra], sino la condición particular de quien acude a la administración de justicia”. SU Cons
Edo (Caducidad Rep Directa Crím. Internacionales) (n 1) §5 (pg 40-41).
56
ibid §3.3.
57
(n 25) min.1:01:00-1:02:00; 1:06:00-1:07:00.
58
Tribunal Administrativo de Antioquia, información general <http://www.tribunaladministrativoantioquia.info/jueces-
administrativos/> accessed 5 July 2020.
10

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¿Se deben tener en cuenta las condiciones de la infraestructura de transporte? ¿tiene alguna
importancia que los abogados que están dedicados a asuntos de responsabilidad extracontractual del
Estado usualmente están ubicados en grandes centros urbanos? ¿Cómo puede probarse que en un
municipio no hay abogados y en otros sí? ¿Cómo se prueba que una víctima tenía una afectación
psicológica que materialmente le impedía acceder a la justicia?

Hay otras cuestiones incompatibles con el principio de seguridad jurídica que surgen de las claridades
que la H. Magistrada Velásquez hizo respecto de los denominados supuestos “objetivos” en los que
el término de caducidad no corre por impedimento material de acceder a la justicia
independientemente de que se conozca el hecho dañoso59. En ese sentido, la H. Magistrada explicó
en qué consiste el carácter objetivo del impedimento y se refirió a lo que se discutió en el Consejo de
Estado al respecto.

Como se señaló antes, la H. Vicepresidenta se refirió por ejemplo a “una persona [que] puede quedar
con un trastorno psicológico de tal naturaleza que le prueba al juez que no pudo, que no estaba en
condiciones”60. Refiriéndose al impedimento por secuestro, la Magistrada Velásquez manifestó que, si
bien una víctima “no estaba”, las demás víctimas “si estaban”, “los familiares si estaban”, “el que
estaba secuestrado era uno, pero los familiares si sabían y si pudieron demandar en su oportunidad”61.
Esto es, que la falta de conocimiento subjetivo del daño no implica que no haya un criterio objetivo
que indique que el daño debía conocerse por las víctimas. Esto es consistente con la sentencia que
determinó que la inferencia del conocimiento del hecho dañoso que se predique respecto de un
miembro de la familia “cobija a los demás afectados, en cuanto no se advierte que se hubiesen vistos
expuestos a impedimento alguno que hacer uso de prerrogativas establecidas en su favor”62.

Sin embargo, surgen las siguientes preguntas. En eventos en que una de las víctimas no está por razón
de secuestro o circunstancia comparable ¿corren dos términos de caducidad distintos?; y si parte de
las víctimas vive en un lugar apartado y no puede ir a una cabecera municipal para otorgar pder pero
el resto de su familia si tiene esa posibilidad ¿cuándo corre la caducidad para uno y otros?; ¿qué pasa
con menores de edad y otros individuos que no están en capacidad de actuar por sí mismos en cada
una de esas circunstancias? Como puede verse, la SU de 29 de enero de 2020 no se refirió a estas
cuestiones que simplemente parecen estar cubiertas por la lógica del “caso a caso” que resulta de plano
incompatible con el fin de seguridad jurídica legitimo pero inadecuadamente articulado en la sentencia.

1.2. La SU de enero 29 de 2020 también resulta irrazonable desde el punto de vista de los criterios
que permiten inferir conocimiento del hecho dañoso en casos de falsos positivos

La aplicación de la denominada “confesión por apoderado judicial” 63 implica la interpretación y


aplicación inconstitucional de la ley por los siguientes motivos:

En primer lugar, la SU no analizó las consecuencias derivadas de la aplicación de la confesión por


apoderado judicial para un evento que implica la limitación del derecho de acceso a la justicia de
víctimas de crímenes internacionales y graves violaciones a los derechos humanos. Como se explicó
en el acápite “A” supra, la sentencia no analizó el contexto relevante respecto de víctimas de falsos
positivos en Colombia, ni determinó si ese contexto tiene implicaciones respecto del derecho de
acceso a la justicia. Tampoco analizó la H. Sala si existen distinciones entre participar en procesos
penales y hacerlo en procesos contra la Nación, Min. Defensa, Ejército Nacional a la luz de ese
contexto.


59
La Magistrada manifestó que estos supuestos buscan “la garantía del derecho de acceso a la justicia”. (n 25) min52:40-52:50.
60
ibid min.53:00-55:00.
61
ibid min.46:20-46:50.
62
SU Cons Edo (Caducidad Rep Directa Crím. Internacionales) (n 1) §4.4.
63
ibid §4.2.
11

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Segundo, la SU omitió analizar y ofrecer motivación sobre las razones por las que es constitucional a la
luz del derecho de acceso a la justicia establecer que la consecuencia de ejercer ese derecho en un
proceso penal puede tener como consecuencia la limitación del mismo para lograr la determinación
de la responsabilidad estatal (no individual) en eventos de graves violaciones de derechos humanos.
Puesto de otra manera, la SU no justificó por qué es razonable y constitucional limitar el derecho a la
reparación integral por cuenta del ejercicio del derecho de acceso a la justicia penal. De hecho, la SU
determinó que es irrelevante analizar si el asunto está referido a normas internacionales inderogables,
v.gr. crímenes internacionales y graves violaciones a derechos humanos:

“Así las cosas, la jurisprudencia de la Sección Tercera del Consejo de Estado se unificará en relación
con la caducidad de las pretensiones indemnizatorias formuladas con ocasión de los delitos de lesa
humanidad, los crímenes de guerra y cualquier otro asunto en el que se pueda solicitar la declaratoria
de responsabilidad patrimonial del Estado, bajo las siguientes premisas: i) en tales eventos resulta
exigible el término [de dos años] para demandar establecido por el legislador; ii) este plazo […] se
computa desde cuando los afectados conocieron o debieron conocer la participación por acción u
omisión del Estado […] y iii) el término pertinente no se aplica cuando se observan situaciones que
hubiesen impedido materialmente el ejercicio del derecho de acción y, una vez superadas, empezará a
correr el plazo de ley […] se precisa que […] para tales efectos no resulta determinante la
situación causante del daño [v.gr. delitos de lesa humanidad o crímenes de guerra], sino la
condición particular de quien acude a la administración de justicia”64.

Tercero, con independencia de la determinación de la Sala sobre la alegada inaplicabilidad del caso
Órdenes Guerra —asunto que se analiza infra— la SU no tuvo en cuenta en su análisis que su decisión
implicará necesariamente que cientos o quizá miles de casos sobre falsos positivos serán remitidos a
la CIDH y eventualmente a la Corte IDH.

Así las cosas, la SU no interpretó las normas de caducidad a la luz del bloque de constitucionalidad o
internacionalidad que necesariamente tienen por punto de partida que las violaciones de derechos
humanos imputables al Estado implican su responsabilidad internacional salvo que se otorgue acceso en
condiciones razonables y proporcionales a recursos judiciales efectivos. En ese sentido, la Sala no tuvo
en cuenta en una decisión con carácter general que la misma devendrá en la responsabilidad
internacional del Estado por violación del derecho de acceso a la justicia.

Como se dijo, ya esta decisión fue remitida a la Corte IDH como prueba superviniente en el caso
Integrantes y Militantes de la UP vs. Colombia donde se debate la efectividad de la acción de reparación
directa65. Esta Coadyuvancia considera que es necesario que el H. Consejo de Estado, actuando como
juez de amparo, se refiera a este punto específico, máxime si se tiene en cuenta que esa Corporación
venía reconociendo progresivamente estándares de derecho internacional en su jurisprudencia.

(2) La obligación de aplicar el precedente vinculante de la Corte Constitucional y la Corte


IDH

Como cuestión previa de este acápite valga aclarar que no se está cuestionando de ninguna manera
que el H. Consejo de Estado es el órgano de cierre y supremo tribunal de la jurisdicción contencioso-
administrativa. En ese sentido, los argumentos que se presentan bajo este cargo no deben interpretarse
como la insinuación de que el H. Consejo de Estado sea un inferior funcional de la Corte
Constitucional o la Corte IDH.

No obstante, también es cierto que en cuestiones referidas a asuntos con implicaciones


constitucionales y de protección de derechos fundamentales, el juez de lo contencioso administrativo
está asimismo vinculado por la jurisprudencia de la Corte Constitucional. Como ha sido establecido
por la Corte Constitucional, “respetar el precedente constitucional para quienes administran justicia


64
ibid §5 (pg 40-41).
65
‘Memorial de Remisión de Prueba Superviniente (SU 29 Ene 2020 C. Edo) Integrantes y Militantes de La UP vs Colombia (7
Jul 2020)’ (n 11).
12

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no es una opción más dentro de nuestro complejo sistema jurídico, sino un deber, especialmente
porque es a través del ejercicio de esta actividad que se asegura de manera efectiva la eficacia de los
derechos constitucionales”66. En la SU-611/17 la Corte Constitucional manifestó sobre la naturaleza
y carácter prevalente del precedente constitucional en relación con el de los respectivos superiores
funcionales que:

“[E]s permitente destacar que la vinculatoriedad del precedente tiene especial relevancia en el
caso de la jurisprudencia de la Corte Constitucional, pues sus efectos desbordan la
especialización que caracteriza a la administración de justicia y que determina que en cada
una de las jurisdicciones los funcionarios judiciales tengan como referencia, principalmente,
al respectivo órgano de cierre. En efecto, la jurisprudencia constitucional tiene incidencia directa y
general en la jurisdicción en la medida que, por mandato del artículo 241 Superior, a esta Corporación
‘se le confía la guarda de la integridad y supremacía de la Constitución (…)’ […] Bajo este orden de
ideas, el sometimiento general a la Carta Política de todos los órganos de la jurisdicción, incluyendo los
órganos de cierre de las distintas jurisdicciones, y las autoridades administrativas determina que el
precedente constitucional tenga una manifestación especial y amplificada de la vinculatoriedad que se
ha atribuido de manera general al precedente de las altas cortes […] Sobre este respecto, la Sentencia
C-634 de 2011 hizo un análisis en relación con la vinculatoriedad de la jurisprudencia constitucional
para la actividad de las autoridades judiciales y administrativas, en el que precisó que ‘[e]l estándar
aplicable cuando se trata del acatamiento de las decisiones proferidas por la Corte Constitucional,
resulta más estricto’. Lo anterior, teniendo en cuenta el grado de vinculación de cada uno de los fallos”67.

También resulta vinculante en virtud del bloque de constitucionalidad (Art. 93 C.P.) el derecho
internacional de derechos humanos, incluida la Convención Americana sobre Derechos Humanos
(CADH) y la jurisprudencia de la Corte IDH. Si bien dio razones para no aplicar una decisión
específica del tribunal de San José, la misma SU del Consejo de Estado de 29 de enero de 2020 aceptó
que “las sentencias de la [Corte IDH] resultan vinculantes en tanto interpreten las normas de la
Convención”68. En efecto, la Sección Tercera del Consejo de Estado ha aplicado la regla de control
de convencionalidad en múltiples oportunidades69. Según la Corte Constitucional:

“Igualmente, no todos los tratados internacionales incorporados en nuestro ordenamiento pueden ser
incluidos en el bloque de constitucionalidad, pues el Constituyente introdujo esa prerrogativa
únicamente para aquellos tratados que versen sobre derechos humanos o sobre la prohibición de
limitarlos en los estados de excepción, tal como lo dispone el artículo 93 de la Carta. En materia de
derechos humanos, las obligaciones de respetar y garantizar sin discriminación los derechos de las
personas bajo su jurisdicción, se encuentran consagradas, especialmente, en el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos (artículo 2.1) y en la Convención Americana de Derechos Humanos
(artículo 1.1). Esta Corporación ha señalado que tanto la jurisprudencia de las Cortes
Internacionales de Derechos Humanos, como las recomendaciones de los organismos
internacionales que tienen funciones de monitoreo al cumplimiento de las obligaciones internacionales
en materia de derechos humanos, también tienen fuerza vinculante al momento de interpretar el
alcance de los derechos fundamentales”70.

En cuanto al alcance de la vinculatoriedad del precedente, tanto la jurisprudencia de la Corte


Constitucional como de la Corte IDH es obligatoria incluso respecto de la interpretación y aplicación
de principios constitucionales (incluyendo aquellos que tienen base en el bloque de
constitucionalidad)71. En relación con la obligación de seguir el precedente, la Corte Constitucional ha
reconocido que un juez de la República puede separarse del mismo pero que está sometido a una
“carga argumentativa” que debe cumplir con criterios de “transparencia y suficiencia” y que la


66
Sentencia T-292/06 (Corte Constitucional, Tutela) §28.
67
SU-611/17 (n 45) §§8.14-8.16 (énfasis propio).
68
SU Cons Edo (Caducidad Rep Directa Crím. Internacionales) (n 1) §3.2.3.
69
Consejo de Estado Sala Plena, Sala 16 Especial de Decisión (Rad 11001-03-15-000-2018-00320-00(PI)); Consejo de Estado
Sec 3a (Rad 34315); Consejo de Estado Sec 3a (Rad 38058); Consejo de Estado Sec 3a (Rad 45092); Consejo de Estado Sec 3a
(Rad 45902); Consejo de Estado Sec 3a (Rad 48202); Consejo de Estado Sec 3a (Rad 53833); Consejo de Estado Sec 3a (Rad
54364); Consejo de Estado Sec 3a (Rad 61449); Consejo de Estado Sec 3a (Rad 61636); ver también Corte Suprema de Justicia
(STC 220-2020 Rad 11001-02-03-000-2019-04222-00); Corte Suprema de Justicia (STC 1224-2018 Rad 54001-22-13-000-2017-
00411-01).
70
Sentencia T-352/16 (Corte Constitucional, Tutela) §4.3 (sobre la vinculatoriedad de decisiones de la Corte IDH la Corte
Constitucional cita a C-084 de 2016, T-568 1999, C-010–00, T-1319 2001, C-067 de 2003 y C–038 de 2004).
71
T-406/92 (n 16) §7; Quinche Ramírez (n 22) §3.4.3.
13

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inaplicación de un precedente vinculante sin esos criterios constituye una violación al derecho a la
igualdad72.

2.1. El precedente de la Corte Constitucional y la Corte IDH que no fue aplicado y tenido en
cuenta en la interpretación de la H. Sección Tercera del Consejo de Estado del derecho de
acceso a la justicia

La H. Sección Tercera del Consejo de Estado no consideró ni dio aplicación a la sentencia T-352/1673.
En la referida sentencia, la Corte Constitucional estudió varias acciones de tutela contra decisiones de
jueces de lo contencioso administrativo que decretaron la caducidad de la pretensión de reparación
directa en casos de ejecuciones extrajudiciales cometidos por la fuerza pública74. En concreto, la Corte
determinó que la obligación internacional del Estado de investigar, juzgar y sancionar hechos
constitutivos de graves violaciones a derechos humanos incluye el deber específico de reparación
integral de víctimas de esos hechos cuando los mismos le son imputables al Estado:

“El derecho internacional ha aceptado que una reparación idónea no solo debe contener una
indemnización monetaria, sino también otras retribuciones que corrijan y compensen, en cuanto ello
sea posible, la dignidad vulnerada. Se hace alusión a las medidas de restitución, satisfacción,
rehabilitación y garantías de no repetición”75.

Según la Corte Constitucional, el derecho a la reparación integral tiene esos cinco elementos que han
sido incorporados a la Constitución Política por medio de instrumentos internacionales como la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos y los Principios Básicos de Naciones Unidas sobre el Derecho de las Víctimas de Violaciones
Manifiestas de Derechos Humanos y Derecho Humanitario 76 . Subrayó también la Corte
Constitucional que:

“[E]l derecho a la reparación integral es un derecho fundamental de las víctimas del conflicto armado,
porque: ‘1) busca restablecer la dignidad de las víctimas a quienes se les han vulnerado sus derechos
constitucionales; y 2) por tratarse de un derecho complejo que se interrelaciona con la verdad y la
justicia, que se traduce en pretensiones concretas de restitución, indemnización, rehabilitación, medidas
de satisfacción y no repetición’”77.

También señaló la Corte Constitucional que el Estado debe garantizar el derecho a la reparación
integral “a través de recursos judiciales idóneos”, que “[n]o basta que existan recursos judiciales
idóneos en el papel”, y que “el acceso a dichos recursos no se puede ver obstaculizado” y por ende
debe darse aplicación al “principio pro persona y a la interpretación más favorable […] de las víctimas”78.
La Corte fue enfática también al señalar que existe un derecho a la reparación por vía judicial que debe
cumplir con los criterios del Artículo 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos79.

Con base en esas premisas, la sentencia T-352/16 determinó que la caducidad en casos de ejecuciones
extrajudiciales constituye violación directa del bloque de constitucionalidad, dejó sin efectos las
declaraciones de caducidad y ordenó que se aplicara el criterio de la sentencia de la Sección
Tercera del Consejo de Estado (47671) de Septiembre 7, 2015:
“En relación con lo expuesto en precedencia, esta Sala advierte que si bien los jueces administrativos
basaron sus decisiones en una norma que se encuentra vigente en el ordenamiento jurídico y

72
Sentencia SU-354/17 (Corte Constitucional, Tutela) §§4.4, 4.5, y 5.
73
T-352/16 (n 70).
74
ibid §2.
75
ibid §4.3.1.
76
ibid (citando a Convención Americana sobre Derechos Humanos (22 Nov 1969) 1144 UNTS 123 Arts 68, 63(1); International
Covenant on Civil and Political Rights (adopted 16 December 1966, into force 23 March 1976) 999 UNTS 14668 Art 9; Basic
Principles and Guidelines on the Right to a Remedy and Reparation for Victims of Gross Violations of International Human
Rights Law and Serious Violations of International Human Rights Law (UN Commission on Human Rights, Res 2005/35)
(adopted by UNGA Res 60/147, 21 March 2006) ('2005 Basic Guidelines & Principles’)).
77
T-352/16 (n 70) §4.3.1 (citando a C-753 de 2013).
78
ibid §4.3.1.
79
ibid §4.3.2. ‘La reparación por la vía judicial y el acceso a la administración de justicia como reparación’.
14

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es aplicable, el resultado de su resolución no se acompasa con la Carta Política, toda vez que
luego de realizar una integración normativa con los postulados contenidos en los diferentes
instrumentos internacionales y de los principios de interpretación, así como lo dicho por esta
Corporación en copiosa jurisprudencia sobre la materia, esta Sala encuentra que, para los casos en que
se imputa la responsabilidad del Estado por actuaciones cometidas por la Fuerza Pública contra civiles
con ocasión del conflicto armado, el estudio de la caducidad de la acción de reparación directa debe
corresponder con la Constitución Política, atendiendo el bloque de constitucionalidad, es decir a las
normas de derechos humanos y de derecho internacional humanitario, así como los principios de
interpretación de los tratados y los demás postulados de la Carta Fundamental.
Por consiguiente, los jueces administrativos deberán, atendiendo a la calidad de víctimas del conflicto
armado interno de los demandantes, por la muerte de Fausto Hernán Cañas Moreno Y Gustavo y
Yefer Arialdo Mora Sanabria, respectivamente, estudiar nuevamente la caducidad de las
acciones de reparación directa interpuestas por los accionante, por tratarse de violaciones de
derechos humanos y de derecho internacional humanitario, teniendo en cuenta la Carta
Política y los instrumentos internacionales integrados mediante el bloque de
constitucionalidad, así como los principios que se desprenden de las diferentes disposiciones
normativas internacionales, además del pronunciamiento del juez natural de lo contencioso
administrativo, y que se exponen a lo largo de esta providencia.
En consecuencia, no le corresponde al juez constitucional determinar la responsabilidad de Estado en
los casos puestos en conocimiento de la Sala en esta oportunidad, ya que la jurisdicción idónea para
hacerlo es la contencioso administrativa, a través de la acción de reparación directa, por lo que, esta
Sala dejará sin efectos las decisiones de los jueces administrativos dentro de las acciones de
reparación directa interpuestas por Benigno Antonio Cañas Quintero y Dulcinea Sanabria
Sánchez, respectivamente, para que, profieran nuevamente una decisión acorde con lo
dispuesto a lo largo de la presente sentencia”80.

Es importante clarificar que la Corte Constitucional interpretó que la caducidad en casos de falsos
positivos no es aplicable por incompatibilidad con el derecho de acceso a la justicia y a la reparación
integral en casos de graves violaciones a derechos humanos —esto es por violación directa de la
Constitución— y no así por no aplicar el precedente judicial. La distinción es fundamental porque, se
reitera, la Corte Constitucional rechazó el cargo de los demandantes sobre no aplicación de precedente
por parte de los jueces administrativos y, al contrario, decidió estudiar y declarar el cargo de violación
directa de la Constitución de oficio81. La referencia de la Corte Constitucional a la sentencia de la
Sección Tercera del Consejo de Estado de 7 de septiembre de 2015 no está fundada en el deber de
aplicar el precedente. Al contrario, lo que hizo la Corte fue determinar que el estándar que esa
decisión incorpora constituye una interpretación compatible con la Constitución en eventos
de ejecuciones extrajudiciales.

En otras palabras, lo que la Corte determinó es que no ha lugar al cómputo de términos de caducidad
en eventos que involucren crímenes internacionales o graves violaciones a derechos humanos y que
interpretaciones en contrario constituyen violación directa de la Constitución. Como se dijo, la Sala
Plena de la Sección Tercera no dio aplicación a este precedente de la Corte Constitucional que es
claramente relevante para interpretar la caducidad a la luz del derecho de acceso a la justicia y a la
reparación integral protegidos bajo el bloque de constitucionalidad.

Este precedente dio aplicación directa a la Constitución y encontró que en casos de ejecuciones
extrajudiciales las violaciones a derechos humanos y derecho humanitario trascienden los intereses de
los demandantes y comprometen a la sociedad y a la responsabilidad internacional misma del Estado
colombiano. La SU de 29 de enero de 2020 es claramente incompatible con esta interpretación y
aplicación de la Constitución hecha por el órgano de cierre en materia de interpretación de la carta
magna colombiana.

2.2. El precedente o criterio vinculante de la Corte IDH que fue omitido por la H. Sección
Tercera del Consejo de Estado


80
ibid §§5.2, 5.3 (citando Consejo de Estado (Exp 47671) (7 Sep 2015) (No aplica caducidad Ejecuciones Extrajudiciales)).
81
T-352/16 (n 70) §4.2.
15

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Como quedó establecido antes, tanto el Consejo de Estado como la Corte Constitucional han
establecido que las decisiones de la Corte IDH son vinculantes en lo que se refiere a la interpretación
y aplicación del bloque de constitucionalidad. Al respecto, la SU se refirió a la sentencia de la Corte
IDH en Órdenes Guerra y argumentó que la misma no es parámetro de control de convencionalidad
por cuanto no se trataría de determinaciones de la Corte IDH sino de un allanamiento de
responsabilidad de Chile82. Según el la Sección Tercera del H. Consejo de Estado:

“La decisión de la de la Corte [IDH] se fundamentó en la aceptación de responsabilidad por parte de


Chile, Estado que indicó que […] en los casos en los que se pretendía la reparación de los perjuicios
causados por un delito de lesa humanidad la acción civil no debía prescribir. Este allanamiento no
se confrontó con las normas internas y la Convención, cuyo alcance tampoco fue delimitado.
Pues bien, las sentencias de la [Corte IDH] resultan vinculantes en tanto interpreten las
normas de la Convención. El fallo analizado no contiene una interpretación del artículo 25 de
la CADH –acceso a la administración de justicia–, pues, se insiste, avala la aceptación de
responsabilidad de Chile, en cuanto a los efectos de sus normas de prescripción de las acciones
civiles frente a los delitos de lesa humanidad […] En las condiciones analizadas, la Sala concluye
que, como en el caso Órdenes Guerra y otros vs. Chile no se interpretó la Convención Americana de
Derechos Humanos a la luz de reglas con contenido material similar a las que prevé nuestro Código
Contencioso Administrativo y la Ley 1437 de 2011, tal pronunciamiento no resulta vinculante para
resolver el presente asunto”83.

El argumento de la SU del Consejo de Estado es (i) incorrecto como cuestión de derecho internacional,
y en todo caso es (ii) incompleto en la medida de que el caso Órdenes Guerra vs. Chile no es el único
caso de la Corte IDH que es vinculante y relevante para decidir sobre la cuestión de caducidad en
casos de ejecuciones extrajudiciales.

(i) El caso Órdenes Guerra vs. Chile sí es vinculante bajo la doctrina del control de
convencionalidad

La Sección Tercera del Consejo de Estado determinó que Órdenes Guerra de la Corte IDH no era
vinculante con base en un error de interpretación de derecho internacional. En efecto, la conclusión
de la SU está fundada en una confusión entre (a) el allanamiento en un caso seguido de la declaratoria
de responsabilidad internacional por violaciones determinadas de la CADH —lo que en efecto
sucedió— con (b) eventos de soluciones amistosas que retiran de la jurisdicción internacional una
disputa.

Por ejemplo, en el año 2013 la Corte Internacional de Justicia tomó nota de que Ecuador y Colombia
llegaron a un acuerdo amistoso y que, aunque ya se había surtido gran parte del procedimiento
contencioso, era pertinente ordenar el “discontinuance of proceedings” y por ende “retirar el caso de
la Lista” de asuntos contenciosos ante ese tribunal internacional 84 . Lo que sucedió en Ecuador vs.
Colombia (Aerial Herbicide Spraying) fue entonces que la Corte Internacional de Justicia no ejerció
jurisdicción internacional por el allanamiento de Colombia seguido de un acuerdo amistoso para
retirar el caso de la jurisdicción de ese tribunal internacional.

En contraste con el ejemplo anterior, en Órdenes Guerra la Corte IDH ejerció jurisdicción
internacional por las siguientes razones:


82
SU Cons Edo (Caducidad Rep Directa Crím. Internacionales) (n 1) §3.2.3. (pg 25-27); Órdenes de Guerra et al v Chile
(Preliminary Exception, Merits, Reparation and Costs) (IACtHR, 29 Nov 2018) Ser C No 372.
83
SU Cons Edo (Caducidad Rep Directa Crím. Internacionales) (n 1) §3.2.3. (pg 26-27).
84
“Whereas, according to the letters received from the Parties, the Agreement of 9 September 2013 establishes, inter alia, an
exclusion zone, in which Colombia will not conduct aerial spraying operations, creates a Joint Commission to ensure that
spraying operations outside that zone have not caused herbicides to drift into Ecuador and, so long as they have not, provides a
mechanism for the gradual reduction in the width of the said zone ; and whereas, according to the letters, the Agreement sets out
operational parameters for Colombia’s spraying programme, records the agreement of the two Governments to ongoing
exchanges of information in that regard and […p]laces on record the discontinuance by the Republic of Ecuador of the
proceedings instituted by its Application filed on 31 March 2008; and Directs that the case be removed from the List”. Aerial
Herbicide Spraying (Ecuador v Colombia) (Discontinuance/Removal from List) [2013] ICJ Rep 278 279.
16

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Primero, la Corte IDH determinó que el allanamiento de Chile respecto de los términos jurídicos
establecidos por la Comisión Interamericana en el Informe de Fondo (equivalente a una decisión de
primera instancia en el SIDH) era compatible con la CADH y su propia jurisprudencia85.

Segundo, a pesar del allanamiento, la Corte IDH determinó cuáles era los hechos probados vis-a-vis el
régimen de reparaciones del Estado Chileno, su caracterización bajo la Convención Americana, y el
alcance de las reparaciones derivadas de la declaratoria de responsabilidad internacional:

“En aras de asegurar una mejor comprensión de la responsabilidad internacional estatal en el presente
caso, en los siguientes capítulos la Corte estima pertinente: retomar los hechos contenidos en el
Informe de Fondo [de la Comisión] aceptados en su totalidad por el Estado; realizar algunas
precisiones sobre las violaciones a derechos humanos reconocidas por el Estado; y, luego,
resolver la controversia subsistente en torno a las reparaciones”86.

Tercero, la Corte IDH declaró la responsabilidad internacional del Estado por la violación del
derecho de acceso a la justicia derivado de la implementación de normas de prescripción (4 años)87 en
casos concretos de graves violaciones al derecho a la vida e integridad personal88:

“En este caso, las acciones intentadas por las víctimas fueron de carácter civil, propiamente, y no consta
que estuviesen aparejadas o relacionadas con algún proceso penal […] la Corte entiende que los
fundamentos del Estado para considerar imprescriptibles las acciones civiles por reparaciones de daños
ocasionados en hechos calificados o calificables como crímenes contra la humanidad, con base en la
jurisprudencia de la Corte Suprema, son aplicables a cualquier acción civil, independientemente de si
ésta es resarcitoria en el marco de un proceso penal o si es una demanda en la vía civil propiamente
dicha. Es decir, tal imprescriptibilidad se justifica en la obligación del Estado de reparar por la
naturaleza de los hechos y no depende por ello del tipo de acción judicial que busque hacer valer […]

[En la medida que las víctimas del caso fueron pretermitidas de acceder a la justicia y reparación
integral], este Tribunal declara que el Estado es responsable por la violación del derecho de
acceso a la justicia, en los términos de los derechos a las garantías judiciales y a la protección
judicial, reconocidos en los artículos 8.1 y 25.1 de la Convención Americana, en relación con
los artículos 1.1 y 2 de la misma […]”89.

Por otro lado, la misma Corte IDH en Órdenes Guerra afirmó que los jueces y tribunales domésticos
tienen “el deber de ejercer un efectivo control de convencionalidad” y que la jurisprudencia de la Corte
Suprema chilena donde “había declarado la imprescriptibilidad de la acción civil en este tipo de casos”,
v.gr. acciones civiles de reparación relacionadas con crímenes de lesa humanidad constituía un ejercicio
de ese deber de control de convencionalidad90. Esto es consistente con pronunciamientos de la Corte
IDH en los que ha sido enfática en reivindicar la obligación de funcionarios públicos y en especial de
jueces y tribunales nacionales de ejercer el denominado control de convencionalidad, esto es aplicar e
interpretar el derecho doméstico de manera compatible con la Convención Americana así como la
jurisprudencia de la Corte IDH en materia contenciosa y consultiva91.

Por las anteriores consideraciones, la H. Sección Tercera estaba en la obligación de dar aplicación del
criterio internacional según el cual las normas procesales de prescripción y caducidad constituyen
limitaciones desproporcionadas al derecho de acceso a la justicia de víctimas de graves violaciones de
derechos humanos y crímenes internacionales.


85
Órdenes de Guerra et al v. Chile (Preliminary Exception, Merits, Reparation and Costs) (n 82) párr 23-31.
86
ibid párr 31.
87
ibid párr 40.
88
ibid párr 43-75.
89
ibid párr 95, 102.
90
ibid párr 101, 94 (ver también fn.69).
91
Almonacid Arellano et al v Chile (Preliminary Exceptions, Merits, Reparations and Costs) (IACtHR, 26 Sep 2006) Series C
No. 154 párr 124; Dismissed Congressional Employees (Aguado Alfaro et al) v Peru (Preliminary Exceptions, Merits,
Reparations and Costs) (IACtHR, 24 Nov 2006) Series C No. 158 párr 128; Cabrera García and Montiel Flores v Mexico
(Preliminary Objection, Merits, Reparations & Costs) (IACtHR, 26 Nov 2010) Series C No 220 párr 225; Rights and Guarantees
of Children in the Context of Migration and/or in need of International ProtectionOC-21/14) (2014) (IACtHR, 19 Aug 2014)
Series A No 21 párr 31; Gelman v Uruguay (compliance) (2013) (IACtHR) Order of 20 March 2013 párr 66.
17

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(ii) Otros criterios vinculantes de la Corte IDH que no fueron aplicados por la H.
Sección Tercera del Consejo de Estado

Como se ha señalado, la vinculatoriedad del precedente está referido también a principios que tienen
base en el bloque de constitucionalidad92. En ese sentido, lo que resulta vinculante y relevante no es
solamente la regla explicita de Órdenes Guerra sobre prescripción en casos de ejecuciones extrajudiciales,
sino la regla de derecho internacional según la cual el derecho de acceso a la justicia y el derecho a la
reparación integral debe garantizarse de tal manera que los recursos sean efectivos según el estándar
derivado de la Convención Americana. Al respecto, en García Lucero la Corte IDH determinó que el
derecho de acceso a la justicia para obtener reparaciones, cuando está relacionado con graves
violaciones de derechos humanos y crímenes internacionales, tiene carácter de jus cogens y por lo
tanto no debe ser sometido a obstáculos procesales incompatibles con el carácter gravísimo de las
violaciones de derechos humanos que se busca sean reparadas93.

Asimismo, la Corte IDH se pronunció en la Opinión Consultiva 11 (OC-11) sobre las características
de un recurso judicial efectivo bajo la Convención Americana y las circunstancias materiales o de facto
que implican que el recurso sea considerado como incompatible con las obligaciones estatales de
garantizar el acceso a la justicia94. Según la Corte IDH, el Estado tiene la obligación de “organizar el
aparato gubernamental y de crear estructuras necesarias para la garantía de los derechos”, lo que
implica la garantía de recursos efectivos para asegurar los derechos humanos protegidos
internacionalmente95. El tribunal de San José se refirió en concreto al impacto que circunstancias de
“temor generalizado” pueden tener en el derecho de acceso a la justicia96. Al efecto, la Corte IDH
determinó que el temor fundado por parte de abogados y en general de personas que puedan activar
los recursos jurídicos internos constituye un obstáculo que torna el recurso judicial en uno no efectivo
bajo la Convención Americana97.

En ese sentido, las circunstancias y hecho públicos y notorios descritos supra en relación con el
contexto en que se han presentado los falsos positivos en Colombia tienen vocación de cumplir con
el criterio establecido en la OC-11 de la Corte IDH. Según este criterio jurisprudencial internacional
vinculante, la SU de la H. Sección Tercera constituye una interpretación incompatible con el contenido
del derecho de acceso a la justicia a la luz de estándares protegidos bajo el bloque de constitucionalidad.

C. Defecto orgánico

La SU de la H. Sección Tercera hace referencia a la actuación del abogado de las víctimas del caso en
varios apartes. En concreto, fue central en la decisión del caso el hecho de que las víctimas otorgaran
poder para representación en el proceso penal y que después ese abogado interpusiera la demanda por
fuera de los dos años desde que la Sala infirió que los demandantes conocieron del hecho dañoso98.

Reiterando de nuevo el profundo respeto y consideración que tenemos respecto de la H.


Vicepresidenta del Consejo de Estado, su presentación y explicación sobre la SU es pertinente para
aclarar el alcance de la decisión, máxime si se tiene en cuenta su condición de ponente de la misma.
La H. Magistrada Velásquez manifestó respecto a los motivos que fueran tenidos en cuenta para
adoptar la decisión lo siguiente:


92
T-406/92 (n 16) §7; Quinche Ramírez (n 22) §3.4.3.
93
Garcia Lucero et al v Chile (Preliminary Exception, Merits and Reparation) (IACtHR) Series C No 267 párr 123, 182-83, 186-
90, 203-04, asimismo fns.139, 176, 184.
94
Excepciones al Agotamiento de los Recursos Internos (Art 46(1), 46(2)(a) y 46(2)(b) CADH) (Advisory Opinion OC-11/90)
(1990) (IACtHR, 10 Ago 1990) Series A No 11.
95
ibid párr 23, 24, 28.
96
ibid párr 32 y ss.
97
ibid párr 32-36.
98
SU Cons Edo (Caducidad Rep Directa Crím. Internacionales) (n 1) §§4.2, 4.3, 4.4.
18

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“Creo que aquí y con mucha frecuencia uno se mueve en dos extremos y perdóneme aquí tal vez la
crudeza, se mueve entre la necesidad de amparar los derechos de las víctimas pero en muchas ocasiones
y vuelvo y repito perdóneme la crudeza, a veces la desidia de los abogados que contando con
el conocimiento, contando con los poderes uno no se explica como esperan tantos años para
demandar y de golpe en este no era demasiado pero hemos tenido casos como [el de la familia
asilada en Canadá]”99.

Esta línea argumentativa no es anecdótica. De hecho, el Juzgado 35 de Bogotá decretó la caducidad


en la sentencia de primera instancia de un caso de ejecución extrajudicial aunque en el auto admisorio
y la audiencia inicial consideró aplicable que no era aplicable la caducidad en eventos de crímenes
internacionales. Pero muy aunque tanto los actores como el Juzgado actuaron con base en un criterio
jurisprudencial vigente durante la sustanciación del proceso en la primea instancia, el Juzgado en
cuestión condenó en costas a la parte actora con base en la aplicación retrospectiva de la SU de enero
29 de 2020 con las implicaciones que ello tiene100.

La integridad del proceso judicial, la administración de justicia y el adecuado ejercicio de la


representación judicial de víctimas de graves violaciones de derechos humanos son asuntos de
relevancia constitucional que merecen atención por parte de la sociedad y las instituciones. Si hay
abogados que ejercen la representación de sus clientes de manera inadecuada estos deben ser
sancionados. No importa para estos efectos si la no interposición de la acción de reparación directa
por desidia es tanto más seria si se tiene en cuenta que el trámite judicial de este tipo de causas toma
años cuando no décadas, como le consta al H. Consejo de Estado. Los abogados tienen deberes
derivados de la naturaleza de su profesión y la violación de los mismos debe ser objeto de reproche.

Sin embargo, la Constitución Política le asignó facultades de regulación y sanción de faltas a los deberes
derivados de la profesión de abogado al Consejo Superior de la Judicatura. En ese sentido, el
establecimiento de una interpretación de la regla de caducidad con fines indirectos de regulación y
sanción de cuestiones relacionadas con el ejercicio de la profesión de abogado constituye un defecto
orgánico de acuerdo a la jurisprudencia de la Corte Constitucional en materia de tutela contra
decisiones judiciales101.

III. EL DECRETO LEGISLATIVO 806/2020

Sin perjuicio de las consideraciones anteriores, resulta pertinente que el H. Consejo de Estado,
actuando como juez constitucional de tutela tenga en cuenta el Decreto Legislativo 806/2020 “por el
cual se adoptan medidas para implementar las tecnologías de la información y las comunicaciones en
las actuaciones judiciales, agilizar los procesos judiciales y flexibilizar la atención a los usuarios del
servicio de justicia, en el marco del Estado de Emergencia […]”102.

El referido decreto introdujo una norma por la cual se le otorga competencia a los jueces y tribunales
contencioso administrativos para aplicar la caducidad de manera anticipada y sumaria 103 . En los
considerandos del DL806/20 consta:

“Que para la jurisdicción de lo contencioso administrativo se establece la posibilidad de proferir


sentencia anticipada cuando se trate de asuntos de puro derecho o no fuere necesario practicar
pruebas; cuando las partes o sus apoderados de común acuerdo lo soliciten; cuando se encuentre
probada la cosa juzgada, la transacción, la caducidad […] Con esta medida los jueces administrativos
podrán culminar aquellos procesos que se encuentran en los supuestos de hecho señalados y se evitará
adelantar la audiencia inicial, de pruebas y/o la de instrucción y juzgamiento, circunstancia que
agilizará la resolución de los procesos judiciales y procurará la justicia material”104.

99
(n 25) min.1:06:50-1:07:55.
100
J. 35 AdBog (2015-916) (Sent 1a inst./Caducidad 5 Jun 2020) (n 5) 10.
101
Ver inter alia Sentencia C-111 de 2000, Sentencia C-655 de 1997.
102
‘Decreto 806 (Medidas Agilizar Los Procesos Judiciales y Flexibilizar La Atención a Los Usuarios Del Servicio de Justicia En
El Marco Del Estado de Emergencia Económica, Social y Ecológica) (4 Jun 2020)’ (n 12) 1.
103
ibid Arts 12, 13.
104
ibid 13.
19

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Los estados de excepción implican limitaciones a derechos fundamentales que están sometidas a
criterios de estricta necesidad. En la medida que el presente asunto involucra el ejercicio de acceso a
la justicia de víctimas de graves violaciones a derechos humanos, corresponde al H. Consejo de Estado
tener en cuenta el decreto legislativo mencionado en el juicio de amparo de la decisión judicial que
emitió con efectos generales y que tiene vocación de ser aplicada por el procedimiento anticipado
antes descrito.

IV. SOLICITUDES

En virtud de los argumentos y consideraciones expuestos, la Coadyuvancia solicita que se haga lugar
a la pretensión de amparo constitucional del Señor Juan José Coba Oros y otros. En consecuencia,
esta Coadyuvancia solicita muy comedidamente que:

(1) Se admita la presente solicitud y participación en calidad de Coadyuvante y por ende se incorpore
el presente memorial y sus anexos al expediente;

(2) Se ampare el derecho fundamental al debido proceso y acceso a la administración de justicia del
Señor Juan José Coba Oros y otros.

(3) Se ordene sea revocada la Sentencia de Unificación de la H. Sala Plena de la Sección Tercera del
Consejo de Estado de 29 de enero de 2020.

(4) Se ordene que el Tribunal Administrativo de Casanare, en un término razonable proceda a dictar
sentencia que cumpla con el criterio determinado por la H. Corte Constitucional y la Corte
Interamericana de Derechos Humanos según las consideraciones ofrecidas en este escrito.

V. ANEXOS

[…]

VI. NOTIFICACIONES

El suscrito recibirá notificaciones personales en […]

Aprovecho la oportunidad para asegurarle mi respeto y consideración,

Atentamente,

LUIS FELIPE VIVEROS MONTOYA


Abogado
T.P. 141.683 Cons. Sup. Judicatura
C.C. 71.388.756

20

Cr 48 No. 10-45, Piso 9, Oficina 930, Centro Comercial Monterrey <hrcentre.cjdha@gmail.com> Tel: (57 4) 604 3134
MEDELLÍN-ANTIOQUIA-COLOMBIA

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