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EL HISTORIADOR FRENTE A LA HISTORIA Corrientes historiograficas actuales Horacio Crespo @ Enrique Florescano Luis Gonzalez y Gonzdlez e Miguel Leén-Portilla Carlos ‘Marichal e Carlos Martinez Assad Alvaro Matute @ Josefina Muriel Juan A. Ortega y Medina e Sergio Ortega Noriega Silvio Zavala UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO MEXICO 1992 104 EL HISTORIADOR FRENTE ALA HISTOREA Se han publicado también obras dedicadas especificamente a la educa- sion de las mujeres en diversas instituciones, por ejemplo: Les Vascos en Mexico y su Colegio de las Vizeninas, México, Cigatam, 1987, obra de varios autores; La revolucidn pedagégica en Nueva Espana, 1754-1820 (Maria Igna- cia de Autor y Echevers J los Colegios de la Ensenianza) de Pilar Fox y Fo2 (2 v., Madrid, 1981) y Pilar Gonzalbo Aizpuru, El humanismo y le edacacién en ts Nucoa Esparia, México, Caballito, 1985, 159 p. Pilar Gonzalbo Aizpuru ha publicado también una importante obra, Las mujeres endo. Nueva Espana. Educacién y vida cotidiana, en 1987, ademas de diversos articulos sobreel tema, De ellos eitaremos "Continuidad y ruptura ena educacién femenina en el sighe XVI", aparecido en Presencia y Trans- ‘parencia,, “Ensayos sobre la mujer en la historia de México"(1987) y "La educacién femenina”, en Historia de la educaciim en la época colontad (1990). En la historia de la familia tenemos como ejemplos los articulos “Ma- riage and Legitimacy in Mexican Culture. Mexico and California” de Woodrow Borah (Galifornia Law Review 64, 1966, p. 9416=1008) y “Women, the Family and the Law in Eighteenth Century Mexico”, de Edith Coutu- Fier. A €stos hay que afadir, por su importancia, fos trabajos “Women and Family in Mexico City, 1800-1857" (tesis doctoral presentada ante la Universidad de Stanford en 1977) y “Marriage patterns in Mexico City, 1810", publicado en Journal of Famaly History (volumen 3, 1978), ambos de Silvia M. Arrom, ademas de “La mujer y la familia en In sociedad de Maria de Jestis Rodriguez Valdez y “Mujeres y fami Nueva Espatial de Frangois Giraud, trabajos ambos presentados en el taller La Mujer en la historia de México, en el mM (COLMEX), en 1984, Finalmente, el libro To Love, Honor and Obey in Coloniat Mexico cover Marriage Choice, 1372-1821, California, Stanford University Press, 1988. En lo que respecta al tema de histovia social destacan: Michelle Rasaldo Z. y Louise Lamphere (eds), Women, Cultare anal Society, Stanford, Stanford University Press, 1974 Doris M. Ladd, The Mesican Nobiliy at Independence, 1750-1826, Austin, Texas, 1976, y Latin American Perspectives, Women and Clas Sugg, Austin, Texas, 1977 Edith Couturier,"Women in a Noble Family: the Mexican-Counts of Regla, 1750-1830", en Latin American Women, Connecticut, Greenwood Press, 1978, ‘Ana Maria Atondo R., “Prostiutas,aleahuctes y mancebas, siglo XVI" en Familia ‘ysexuafidad en Us Nuevos Espana, México, ScpSctentas, 1982 Jobn Tutino, "Power, Classand Family: Men and Womenin the Mexican Elite, 750-1810", en The Americas, v, 39, 1983, Silvia Atrom, "Cambios en la condicibn juridics de la mujer mexicana en el siglo NIX", Memoria del Congreso de Historia del Derecho Mexicana, México, 1981, Agradezco a la maestra Ana Rita Valero su colaboracién en el aspecto bibliogratico, ‘HISTORIA GUANTITATIVA HoRActo CRESPO La llamada “historia cuantitativa” ¢s la materia de esta reflexién; materia cuyos aleance y terreno propio, su vocacién y sus limites, suscitan alguna ‘ud, en tanta que nose define por un objeto. En su misma designa- presente la referencia a un método, fo cual ha suscitado cierto ‘esciindalo —felizmente ya amortiguado con la legitimidad otorgada por varias déeadas de trabajo y resultados— entre los cultores de Clfo quienes categorizan la historia en hechos tinicos, irrepetibles, 0 dicho de wtra manera, esencialmente cuatitatioos, sin posibilidad de cuantificacion, ‘Se trata, primero, de mostrar cémo el desarrollo de nuevas postulacio- nes tedricas en Ia historingrafia posibilité su aparicidn, en ese momento pleno de cuestionamientos y dudas que siguié a la Primera Guerra Mun- dial, Momento signado, en lo que hace a nuestra disciplina, por el desmo- ronamiento de jas certitumbres que proporeienaban el idealsmo historieista y cl positivismo, y por el crecimiento y maduracién de las posiciones criticas que —si no las tinicas, las mas radicales y finalmente productivas—tuvieron su punto de expresion mas coherente e iniluyente en la revista Annales, fundaca por Lucien Febyre y Marc Bloch en 1929. ‘A comienzos det siglo xx, una suerte de compromiso. —por lo demés, caracteristico de la época— se haba establecido, en términos del cual los historiadores adheriana la teoria “idealista”, con su distineién tajante entre historia y ciencia, y su confianza en la intuicién como el arma tltima con la que cl historiador podia “hacer hablar al pasado". Mientras, en la préctica, esos mismos historiadores fundaban su método sobre! postulado fundamental de la escuela positivista, que colocaba a la investigacion histérica frente a dos abjetives principales: uno, el descubrimiento de “hechos nuevos”, precisos y verificables, ya que estaban persuadtidos como J-B. Bury —elsucesor de Lord Actonen Cambridge—deque “una reunién completa de los menores hechos de la historia hurmana finalmente dard sus fratos", yel otro a eliminacidn del error respecto cle esos mistnos “hechos a través del ejercicio met6dico de ta “critica histérica”. Pucnte tendido sabiamente entre Ranke yComie por Lord Acton, quien en la presentacién, de esa pretendida summa det conocimienta histérico que cra la Caméradge ‘Modern History pronosticaba en 1902 que esa obra, edificada sobre tal cont- 108, EL HISTORIADOR FRENTE A LA HISTORIA bernio, seria “el mapa y la brojula del siglo por venir", Como a toda grandilocuencia apodictica, los opacos hechos se encargarian de darle un mentis A en el citeuto vicioso det insatisfacci6m producida pie fatal enid subetivismo yel relativismo, exeluyente de toda nocién de verdad objetiva, Y propios del idealismo historia, con la consiguicrte exclusion de los historiadores de la preocupacidn por las grandes cuestiones tedricas que ‘agitaban la época, s¢ sumaron la creciente pasidn pedantesca por el detalle desprovisto de toda significaciéin, el descrip! visino ramplon y la obsesidn por el hallazgo de causalidades cada ver sis mecanicitas, Esto hizo que la historia como disciplina fuera naufragando en mediocridad y despresti- gio cada vee mas arentuaclos; sin negar las grandes obras de las maestros ‘del siglo 1x, su hereneia asfisiaba y cerraha todo horizonte a la investiga- cid creativa, Por otra parte —y esto fue analizado y reeonotide por Febvre en distintas oportunidaces—, el profundo cambio del clima espiritual general espoleado por la inmensi revolucién en la fisica y en otras. ciencias naturales; a renovacion que supuso la teorka de la relativietad Ja banca rrota del mecanicismo; el ascendiente, difuso pero profundo, del intuicio nismo vitalista de Bergson, ficron ereando un marco dindmico en el que fue imposible la sobrevivencia del hbride historicismo positivista. La historia también se apresié a vivir su propia revolucién eopernicana y a reformular epistemoldgiea y met6dicamente sus condiciones de eientifici- clad. La sOlida tarea de Henri Berry su escuela de sintesis histérica en Franeia, la reaccién sociologizante basada en el pragmatismo de algunos historiadores estadounidenses, el aumento de la influencia del marxismo, el avance de algunas javenes eienciasdel hombre y, finalmente, el fecundo y decisive trabajo dé los Anmedes, constituycron los aflucntes aurnomos pero vigorosas de la “niieva historia”. éCudles fueron, en sintesis apretada, las propuestas elaboradas por los Annales y compartidas por un numero creciente de historindores, en Francia y en otros paises? En primer lugar, un giro capital en la raiz epistemolégica del quehaeer historiogrifico. En palabras de Lucien Febyre: “Noexiste elPasada, exe hecho daclo—el Pasacdo— esacolecciénsle cadaveres de ta que el historiador tendria por funcidn eneontrar todos los ejern) para poder fotografiarlos € irlas identificando uno a uno, No existe el Pasaclo que engendra al historiador. Existe el historiador que hace nacer la historia” (L. Febvre, Introduccisn a Gh, Morazt, Tred essais sur histoire et culture, 1948, p. Vill). EI historiador deja dé ser el escriba pasivo de los acontecimicntos pretéritos, el medium a través delcwal se expresa el legado secular de la humanidad, yse convierte en un interrogador comprometido con las causas del presente, que construye problemiéticas y disctia hipotesis. “Un documento, repetia Mare Bloch, 5 un testigo, pero los testigos Taramente hablan sin quese les pregunt... Desele el momento en que nas HISTORIA GUANTITATIVA tor proponcmos obligarles a hablar, aun contra su gusto, se impone un cuestionario. Tal es, en efecto, Ia primera necesidad de toda bisqueds histirica bien llevada" (M. Bloch, Fatroduccién a la historia, p. ero juno con este cambio radial de atid respecto‘a a posicion dt historiador frente a sm materia, la materia misma se ensancha prot menic. Los limited que impo el docunento escrito deben ser sabtepaca dos; deben aprovecharse todos los testimonios de la actividad humana: enguajes, signos, formas del paisaje, sistemas ce reparto de tierras, técni- cas, joyas y utensilios, juegos, fiestas. ¥ la amplitud de las fuentes se corresponde con el cambio de vocacién de la disciplina entera: ya no s6lo historia politica, historia de los grandes acontecimientos, historia de Ia evolucidn del estado, sino una historia abarcaclora de muliplicidad de fenémenos y procesos, camino hacia la historia total, en la que todo lo que pertenezca al dominio humano cabe clentro de tos limites de lo historizable. Ampliacién de los problemas, democratizacién —valga la licencia— de los ohjctos de estudio, imaginacién metodolégica, ésa ¢s la gran tradicién de los Annales que ha informado a seis décadas de logos historiagréficos fundamentales Imaginackin metodolégica. Este es un rasgo esencial. Si los Annales comparte con Henri Bert la critica rigurosa al historicismo positivista y ta refundacidn epistemoldgica de la historia, lo verdaderamente original de la empresa de los primeros fue cl caudal de noxedades metocolégicas que inspiraron yel impetucon.que las promovieron. Incluso serfa dificil sefialar tuna adscripeién teGrica ccrrada tanto para Febvre como para Bloch; en realidad, fueron mostrando la historia que proponfan en la prictica, en sus obras y en la de los allegados, en sus criticas, comentarias y resefias, en sus indicaciones de fuentes y archivos, en la amplitud temdtiea dle la revista. En sus paginas, desde ef Luterm, de Febvre aparecido en 1928, Les caractires originaux de Uhistoire rurale francaise, de Bloch, en 1931, La sociedad feudal, del mismo, en 1939, cl Rabelati de Febvre en 1943, ia fundamental obra péstuma de Mare Bloch, Apologie pour U'Hlistoire ou Métier historien, aparecida en 1949, el mismo afo en el que Braudel publics su Mediterréneo, durante dos décadas de trabajo fecundo—a pesardela guerra yde la trigica yheroica muerte de Marc filoch en 19444—, se construyeron los pilates que consolidaron la nueva escuela histérica francesa. La renovacion metodoligica se vio impulsada también por la estrecha relacién planteada con el conjunto de las ¢iencias sociales y humanas: con Ja geografia —disciplina formadora de Febyre y en la que destaca la gran influencia de Vidal de ta Blache—, la psicologia social, la antropalogia, la sociologia, la arqucologia, fa economia. Préstamos interdisciplinarios, mutuos aprendizajes, trabajos colectives formaron parte del programa de in que se efectiviz6 a partir de 1947, en Ia VI Seceién (Ciencias Econdmieas y Sociales) de la Escuela Prictica de Alios Estudios en Pari dirigida por Fernand Braudel. Por laamplitud sle sus teméticas y la fluidlez 108 EL HISTORIADOR FRENTE ALA HISTORIA experimental de sus métodas en este programa se reflejé toda la potencia- Hidad de la renovacién historiografica, Y aqui fue donde el desarrollo dela historia cuantitativa tuvo su principal soporte y escenario, ‘Aunque pueden rastrearse otros antecedentes, més en Ja forma que en la esencia, Como podrian scr las obras de Took, Rogers yd’ Avenel sobre recios en Inglaterra y Francia, la historia cuantitativa es deudora, cn la Fise ce ou poibilad flsrn, al fermento tet yala acci6n practica de los Annales. Sin embargo, ni Febvre ni Bloch, los “padres fundadores”, fueron historiadores cuantitativos, ELimpulso hacia el niimero provino de otra socidlogo, economista e historisdor estrechamente ligado, hacia el final de su vida, alos Annales, Francois Simiand, y de la obra de su discipulo Ernest Labrousse. Su primer libro, Espuisse de Uhastoire des prix aw XVII sidele, aparecido en 1933, establecié un modclo de historia cuantitativa, pleno de rigor y sustancia. Su siguiente libro, La crise de leconomie frangaise @ ia vieille de la Révolution, de 1943, tuvo una inmensa repercusion y promovi6 que muchos historiadores jovencs se volearan, a partir de 1945, a Ia investigacién cuantitativa, desbordando inclusive los marcos de la historia econmica que le dicra nacimiento. La historia cuantitativa —y vale la pena disipar él malentendido—no es sindnimo de historia econ mica, aunque sea en este sector del conocimiento histérico donde nacié y once su aplicaciones précticas se hayan extendido mas, quizfs.con mayo- res resultados, La historia econémica es un método, una forma de ordenamiento y utilizacién de los datos hist6ricos, una exigencia de rigor en el plantes- miento del objeto, las hipétesis ysus comprobaciones. Su campo de trabajo es extenso y abarca priicticamente todos los terrenas en los que las posibilidades de medicién no estén radicalmente excluidas por el objeto mismo de posible investigacién. [Las fuentes dela historia cuantitativa son de varios tipos y es en relacién a ellas. que se establece el primer conjunto importante de problemas para Ja disciptina, Una elemental clasificacion puetle desglosarkas en dos pean grupos: fuentes organizadas numéricamente de manera expresa y deliberada y fuentes susceptibles de dicha organizacién pero que en su presentacién original no lo estén, Las primeras, por lo general de origen institucional, se clasifican a su vex.cn dos tips, por sus eatacterstieas concretas y formas de ullizacion critica. Unas fueron el resultado de una finalidad utilitariainmediata; entre ellas estzin los padrones, censos fiscales y militares, relaciones de precios de mercado, estado y evaluacién de las cosechas, informes sobre fas miis diversas matcrias 0 actividades, etcétera; carecen de orden sistemdtico, y su informacion es muy susceptible de acusar sesgos marcadas, tanto por sus objetivos expresos como por las condiciones de su produceién, Este tipo de fuente numérica caracteriza al periodo pre-estadistico aunque abvia- mente, puede existir en el periodo estadistico, es decir aquel en que yahay HISTORIA CUANTITATIVA 109, recopilacién orginica de datos numéricos, levantados sisternsticamente, direccionados respecto de un asunto espectfico, con determinada Periodicidad, con homogeneidad; en sums, con metodologias, cient fica y téchica, adecuadas. Las otras, el segundo tipo de fuentes, conocida bajo la designacién de estadistice, surgen directamente relacionadas con el estado moderno —desde las centralizadas monarquias absolutistas—, y sus necesidades crecientes de informacién para la planeaci6n, control y cono- cimiento racional de su actividad y de la sociedad sobre la que ejerce su poder. Ademés, el desarrollo econdmico capitalista produjouna expansion necesariadel conocimiento estadistico, muchas veces generade por empre- sas o grupos privados de la mds diversa fndote, El segundo grupo de fucntes esta constituido por aquellos conjuntos documentales relatives a fenémenos individuales reproducidos cn una ‘escala masiva: registros demograficos civiles, registros parroquiales, actas juridicas y notariales, protocolos de hipoteeas, declaraciones de impucstos, transacciones diversas con ticrras 0 propiedades raices, registros comer. eiales, de precios, de transportes, inventarios, contabilidades, documentos de autoridades educativas, de profesores y alumnos, de autoridades mili- tares, eteétera, La elaboraci6n estadistica deestos materiales es posible por su cardcter repetitive y por sus rasgos comunes que permiten homogenci- zar la informaci6n para que sea seriada y utilizada sistemticamente. Estas segundas fuentes son el objeto privilegiado de la actividad de investigacion de la historia cuantitativa, La organizacién numérica serial de fuentes documentaies requicre de varios pasos que permiten la apreciaci6n critica de las mismas y de su poteneialidad informativa, asf como la seleccién de las técnicas mas ade- cuadas parasu completa estructuracién y-utilizacién. Deben ser analizados Ja naturaleza y el origen de Ia masa documental para evaluar cl sentido y excala de los sesgamicntos que pudieran prescntarse. También es necesa- rio determinar la representatividad del material, siempre cuestionada por las destrucciones “ciegas” producto de los azares del paso del tiempo he mucho mas grave, en ciertas oportunidades por el cardcter mistno de informacién, Debe ser tenido en cuenta el tipa intrinseco de los datos, y su posibilidad de estandarizarse para que resulte una masa homogénea sujeta a los andlisis posteriores. Muchas veces se desconocen las circunstancias que intervinieron en una anotaci6n conereta, por ejemplo, el tipo de transaccién comercial que arroja un precio, y esto genera dificultades de interpretacién o un amplio campo de incertidunbre que pone en peligro la confiabilidad de la serie. La resolucién concreta de estos problemas anunciados en forma muy general es inherente y especifica de cadainvestigacién estadistico-historica Y debe ser abordada en el marco casufstico ‘del trabajo emprendido, atendiendo a todos los lineamientos y precauciones que forman el bagaje hhdsico para el tratamiento de fuentes cuantitativas. La delicada cuestidn a0 EL HISTORIADOR FRENTE A LA HISTORIA dle las pesas y medidas, de las unidades de cuenta, ee las monedas utilizadas yysu valor, de las modificaciones de las tasas impositivas, etcetera, también debe enfrentarse de forma ajustada y precisa —y para ello un cierto arsenal de erudici6n es imprescindible— para que no resulten inservibles grandes esfuersos de investigacién y recopilacién previos. La afte} preocupacién metodologica de la critica de las fuentes —tan cara a tos historiadores tradicionales, desde los epigrafistas a Ranke—reaparece asf metamorfo- seacla ch uma técnica mis o menos compleja de scleccién, admision cordersimiento dedatos en una serie deunidades homogéneas y por lotanto, comparables, en un contineim cuya diacronia, predsamente, los introduce en [a temmporalidad histories La construccién dle una se cuantitativa reposa sobre una base episte- a el cambio de actitud de los historiadores, al que ya lo anteriormente, E] documento que aparecia como, testigo insoslayable de un acontecimiento «nico y distinto, el “hecho” histérico —soporte del historicismo positivista— inserito en una cronolo- xgia preestablecida fundada sabre 1a legitimidad que otorgaba la preemi- nnencia de lo politico —y dentro de ésta, el orden seeveneial del Estado y suis avatares—, se convicrte entonces en un dato que vale en funciém de su naturaleza repetitiva, y es comparable, a aves de Ia unidad-tiempo ‘estab lecida, por la coherencia intcrna de la misma serie a la que pertenece. Es el valor relativa respecte del conjunto lo que otorga significacién al documento y no su supucsta Telacién intima con lo real-acontecide en el pasado Ya no es el documento ef que establece las reglas del juego frente a un usuario pasivo extasiado por su revelaci6n: “Dejar que el documento, y solo el documento, hable", esa maxima que desde Ranke era Ia regla cardinal del buen métier. Por el contratio, son las preguntas que el histo- riador plantea desde su problematica y sus hipétesis las que dirigen la beisqueda yorientan lascleccién de! material. No queda espacio para la visién ingenua que confunde el vestigio documental —del orden que ste fuera— com la materia del pasado. El producto intelectual de la investigaciGn hist6rica ho es una suerte de resurreceién de los tiempos pretéritos, sino wna construccién cientifica estructurada sobre una teorfa, wn problema, lipé- tesis y demastraciones rigurosas. La materia no 63 ¢l pasado; éste no existe. Son sus vestigias suerte de cantera documental aprovechable para hacer luz sobre determinados problemas que se plantean en nuestro tiempo presente. De esta formula- cidn se pasa a la construceién de modelos explicativos que deben ser sucesivamente probados, confrontados con las pruebas documentales, cortegidos y vueltosa reelaborar. se disefia el paso logico para laoperacion cienuifica en historia cuantiativa. Ecos de aquella apasionada critica de Febvre a Louis Halphen, arremetiendo contra los jirones —todavia hoy no del todo desechados— de las seguridades positivistas: un HisToRIA CUANTITATIVA Je setade into heenon ZA qué slams los hechow? €Qné ay dees de vee i es ete hon etn dado em a itor como bri "he jue el icmmpoha ealcrraco miso menos profandamen reliant rr par presen bela ine te, yen ra ee gein dura gapeson por acum dca ite ds senate umes inpedeorene ges 8 RE io nen Gc entre tae < eunfos ei apoE ete puro Berthelot se evo ea brian nu on. Vale pora nustos preter Pern cimpordnecs de los Aulard, los Scignobos, los Langlois, Ws Prt Msn“ enone sta tesco fave eran ule len Pr pra ese COMED CSE tod sobre lt pric Oe omibre al que basta poner debajo de siroseop rate Samm arecupe de hehon deren, tro dr led nse = pont” po dena oil de hethoe ids per os capone (-} Hubler sorprentido due ene ave Nae on hatoradoresdcendolea ue wp HinSlogo cn much a mucin Pre el chico propio de ss in Soa 4 i teh ite aiegece tation pectin Ye sc hubiera sorprendi¢o, anon en Hon cales 4 cucigan Ia eos oat un BO on ey de davaron cn i pared. ¥ tratando’ de Foret antes de Nor como dice Halphen, “el pada! a) Ma historia” (L. Febwre, Gombates por ta Porgu Caves que hay que Fistor es oh hse Gneciante una extraia tauiologta, pearag ps 177-178). na hronemot ya de la serie rigurosamente construida- Comicnra 1 mee a labor del hstoriador evnmutaivo: ts del crate Sr ompaabiidad dela seri ronoldgice, te ne wa gr=n impo 8 aoaarnética, no bien ha sido construida siguien erftcos, nose nos sumerge de inmediato en. una ilusion peligrost: Pe eae de disponer de fuentes, seria posible prolongarla sine 604 ensar ds iieacion para la operacién. El solo hecho de pertencees aan ee rn aeguter la comparable covtos Los datos, ose, que pewenccen aun cv legals Pr ejemplo, pai coma oe fe de preci nado deste ch siglo V a aves! : ben sere dc preio o vgcomo ho cravenel, del ganado de cerda deste

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