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JUSTICIA CRIMINAL CONSENSUADA (Algunos modelos del derecho comparado en los EE.UU., Italia y Portugal) LUIS ALFREDO DE DIEGO DIEZ Doctor en Derecho-Magistrado SEAVICIODE-PUBLIGACIONES. a UNIVERSIDAD-DE-GADIZ trrant lo bllench Valencia, 1999 Copyright @ 1999 Todos fos derechos reservados Ni la totalidad ni parte de este fepcoducirse o transmitirse por ninedn procedimento electronics 6 incluyendo fotocopia, geibacién mignética, o cualguer almacenamiento. de informacion y sistema de recuperacisn sia permiso escrito del autor y del editor te ALIS ALFREDO DE DIEGO Di. © TIRANT LO BLANCH EDITA: TIRANT LO BLANCH Cl Ans Graficas, 14 - 46010 - Yatencia TELPS.: 96/361 G0 48 - 50 PAX: 96/369 41 SI Enmaillb@tirant.com hp //wyow tirant.com DEPOSITO LEGAL. V - 2526 - 1999 LS.B.N.: 84 - 8002. 882-3 IMPRIME: GUADA LITOGRAFIA, 6.1. - PMe Capitulo 1 LA PLEA BARGAINING DE LOS EE.UU. wre ds SUMARIO La plea of quilty como alternativa al jury trial . Momento procesal Tipologias ce bargaining en relacién con el objeto de negociacion 3.1. Sentence bargaining 3.2. Charge bargaining 3.3. Otvas tipologias La transparencia del precedimiento: su documentacién . Problemas que plantea: criticas en clave garantista y de defensa social 5.1. La desvirtuacién del pape! de las partes en el proceso penal 5.2. Criticas garantistas 5.3. Criticas desde el interés social Su justificacion institucional . Control judicial: participacion en las negociaciones; voluntariedad y exactitud de la confesion E] Ministerio Fiscal . Consideraciones finales LA PLEA OF GUILTY COMO ALTERNATIVA AL JURY TRIAL La decisién del acusado de declararse culpable (guilty plea), que constituye la base de un alto porcentaje de las condenas en los EE.UU.4, es el acto del reo mediante el cual, manifestando Aunque no disponemos de cifras plenamente actualizadas, es harto significativo el estudio realizado en 1967 por Zimmne, Franklin E. y Fass, Richard S., publicado en la obra The Criminal Justice System. Materials on the Administration and Reform of The Criminal Law, Little, Brown and Company, Boston and Toronto, 1980, quienes, en la pag. 494, afirman que las declaraciones de culpabilidad, o de conformi- 32 LUIS ALFREDO DE DIEGO DIEZ su conformidad con los cargos que se le imputan, renuncia a su derecho al juicio oral y pierde voluntariamente la posibilidad que los cauces procesales le ofrecen de ser absuelto?. Ciertamente, la plea of guilty implica la renuncia, al menos, a tres derechos constitucionales capitales: el derecho a seins , = 7 dad con los cargos imputados, constituyen el 90% de todas las condenas, y quizis el 96% de las condenas por delitos menores. Por su parte, | Feeuey, Malcolm M.,on The Processis the Punishment, Handling Cases in a Lower Criminal Court, Russell Sage Foundation, New York, 1979, pag, 185, sefiaia que, en la mayoria de las jurisdiceiones nacionales son vosueltos sin ira juicio entre el 90 y el 98% de todos los casos criminales. | Mas modernamente, Bassioum, M. Cherif, en el trabajo «Lineamenti del processo penale», incluido en la obra colectiva Il processo penale negli ‘Stati Uniti d’Ameriea, a cargo del propio Bassiouni y de Ennio Amodio, Giuffre Editore, Milano, 1988, pag. 73, indica que «en las grandes areas metropolitanas como Chicago, New York, Los Angeles 0 Detroit, el 80- 90% de los procesos se concluyen en el tramite de la plea bargaining. Bn a eseala nacional, sélo el 6% de los procedimientos Hegan al juicio oral con el jurado», También FrigpMan, Lawrence M., en Introduceién al Derecho Norte- americano, traduccion de Joan Vergé i Grau, Zaragoza, 1988, pag. 197, adyierte cémo «la mayoria de los hombres y mujeres que se hallan entre barrotes no es porque un jurado les haya mandado alli. Llegaron alli porque se declararon culpables. En ciertas partes del pais, més del 90% Gel conjunto de condenas se consiguen de esa forma.» E] mismo porcen- taje se apunta en la obra de Newman, Donald J. y ANDERSON, Patrick R., Introduction to Criminal Justice, Random House, Inc., 4th ed., New York, 1989, pag. 304, ahadiendo que esta alta proporcién de declaracio- nes de culpabilidad no se da solamente en los Tribunales sobreeargados y metropolitanos, shay evidencias que indican que la proporeidn de Ueclaraciones de culpabilidad es aproximadamente la misma en los Tribunales menos abrumados de trabajo y rurales. Por ejemplo el porcentaje de declaraciones de culpabilidad en Vermont es aproximada- mente el mismo que en Manhattan.» Ci. Borroms, A. E., y McCuean, J. D., Defendants in the criminal process, Routledge & Kegan Paul, London, Henley and Boston, 1978, pag. 104. 2 LA PLEA BARGAINING DE LOS EEUU. 33 r un jurado®. Pero también mediante la guilty plea renuncia el acusado a hacer valer, a través de una motion to suppress evidence en la fase anterior al juicio, la exclusion del material probatorio viciado por haber sidorecopilado vulneran- do principios constitucionales?. A fin de paliar esta ultima Suactn, a Ee pees oF Ta Federal Rules of Criminal Procedure' la posibilidad de una conditional plea, gracias ala cual el acusado se reserva el derecho a impugnar los actos ejecutados con violacién de la 4.°, 5." y 6." enmiendas de la Constitucién®. Aparte de esta modalidad condicional, la confesién de culpa- bilidad puede adoptar en la practica procesal norteamericana tres formas basicas": 1° Voluntaria o no influida (voluntary or uninfluenced plea), en la cual el inculpado confiesa porque su culpabilidad resulta tan evidente que el juicio y las pruebas serfan un puro tramite previo a la condena, o para acallar sus remordimientos % Véanse la 5." y 6.* enmiendas a la Constitucién de los EE.UU., en los anexos a este capitulo. Sobre el desarrollo de los derechos y garantias constitucionales a los que el imputado renuncia al declararse culpable, puede verse FaNcuiorti, Vittorio, . Resulta obvio que este planteamiento no favorece la credibi- lidad del sistema dejusticia penal: la condena, en vez de ser una afirmaci6n jurisdiccional fundada en las pruebas del juicio y filtrada por los debates contradictorios, viene a depender del Gato de tratos secretos en los cuales las partes estan a menudo motivadas por razones extrafas a la justicia. Resalta a este respecto Vicorit!™ que: Se acusa al Ministerio Fiscal de hacer depender su discrecionalidad de factores casuales o de minima importancia, de estar demasiado condicionado por el deseo de vencer por encima de la atenci6n a la % Goxpstemn, Abraham S., The Passive Judiciary..., op. cit., pag. 41. 93 Zimeinc, Franklin E. y Frase, Richard S., ibidem. * -VicoriTl, Vincenzo, Pubblico ministero e discrezionalita dell’azione penale negli Stati Uniti d’America, en op. cit., pags. 263-264. 64 LUIS ALFREDO DE DIEGO DIEZ comunidad, La propia necesidad de mostrarse habil, eficiente y mere- cedor de la estima social, puede empujar al Ministerio Fiscal a no arriesgarse y, por tanto, a no ejercitar la accion penal en los casos inciertos o demasiado dificiles, a procurar soluciones que eviten la publicidad de los debates, etc. Esto no es tanto una consecuencia del hecho de que el Ministerio Fiscal pueda aspirar a ser reelegido, sino mas bien una implicacién natural del caracter rigurosamente acusatorio del proceso y de la competitividad de la cual esté impregnado. De otro lado, y precisamente por la ficcién negociada de los hechos, la etiqueta condenatoria puede resultar equivoca y de escasa fiabilidad. Conello se incide negativamente en el trabajo de Jas autoridades correccionales, quienes reciben escasa infor- maci6n sobre el condenado, sobre los hechos del caso y sobre los objetivos del Juez respecto de la pena”. 7, CONTROL JUDICIAL: PARTICIPACION EN LAS NEGOCIACIONES; VOLUNTARIEDAD Y EXACTITUD DE LA CONFESION Recuerda Datey% que la condena consiguiente a una plea of guilty es necesariamente fruto dela interaccién de los compor- °5 -Véanse Zire, Franklin E. y Fraser, Richard S., The Criminal Justice System..., op. cit., pags. 500-501, quienes, a modo de ejemplo, sefalan que «an comité de calificacién de prisiones o un comité de libertad condicional, basAndoseen laetiquetacondenatoria en el caso de un cargo derobo amano armada reducido a un robo sin armas, puede llegar ala errénea conclusion de queel prisionero no estaba armadocuando cometié elrobo y puede poner demasiado pronto en libertad a delincuentes peligrosos. Quizas el peligro opuesto esté mds presente atin. Debido a la generalizacién de la plea bargaining y de lareduceién de cargos, dicho comité puede llegar a estimar que todos los presos que se declararon conformes con cargos de robos sin armas estaban armados». Datey, Richard M., «ll plea bargaining: uno strumento di giustiza senza dibattimento», en I/ processo penale..., op. cit., pags. 163 y ss. LA PLEA BARGAINING DE LOS EE.UU. 65 tamientos del 6rgano de la acusaci6n, del acusado y del Juez. El prosecutor debe establecer los cargos contra el acusado y puede solicitar del Juez la aplicacién de una determinada pena; al acusado le corresponde elegir entre la declaracién de culpabili- dad y el juicio oral, y al Juez determinar la pena. Pero, antes de que el procedimiento concluya con la determi- naci6n de la pena, el control judicial sobre la plea bargaining viene dado, en un primer momento, a través de la posible participacién del Juez en las negociaciones que llevan a cabo el Fiscal y el acusado; y, después, aceptando o no la declaracién de culpabilidad en funcién de su «voluntariedad» y «exactitud». a) Encuantoa la primera actividad decontrol apuntada, esto es, la efectiva participacion del Juez en la negociacién, varia segiin los distintos ordenamientos”’. La mayor parte de los Estados han optado por seguir el modelo federal y prohibirla expresamente*®. Sélo algunos como Illinois, Vermont, y Caroli- na del Norte, autorizan explicitamente la intervencién del Juez en el curso de la transaccién. La ley de Illinois permite al Magistrado desarrollar un papel activo, pero le prohibe poner en marcha !a negociacién®, E] Estado de Vermont subordina la participacién del Juez a la presencia de un Secretario que documente el procedimiento oa la disponibilidad de un equipo idéneo para la grabacién, Carolina del Norte es el tinico Estado que reconoce al Juez amplias facultades, autorizando su implicacién en cualquier estadio de la plea bargaining y confirmando expresamente su poder de intervenir también en la discusién preliminar entre acusacién y defensa!*?. °T Sobre esta problematica véase Datey en op. et loc. cit. *S Laregla 11). 1, infine, de las Reglas Federales sobre el Enjuiciamiento Criminal, prohibe expresamente al Juez participar en las discusiones sobre la plea bargaining. % Tilinois Ann. Stat ch. 110A § 402 Smith-Hurd 1976. 100 Vermont. Rules of Criminal Procedure, 11 (e) (1), 1974. ‘North Caroline, Gen. Stat. § 15A-1021 a 1027 66 LUIS ALFREDO DE DIEGO DIEZ El problema dela participacién del Juezen Jas negociaciones ha sido fuente de discusiones y motivo de desacuerdo entre quienes defienden la plea bargaining. Frente ala implicacién del Juez en la negociacién se ha sostenido, sobre todo, que no puede tomar parte con pleno conocimiento y de manera signifi- cativa en las discusiones porque desconoce multiples cireuns- tancias que, por el contrario, estén bien presentes entre la acusacién y la defensa, tales como la disponibilidad y credibili- dad de los testigos de cargo y de descargo, las imputaciones hechas al inculpado en otros procesos, el eventual status del propio imputado en libertad condicional (parole) 0 sometido a probation, el estado y condiciones de la persona ofendida por el delito. También se ha dicho que al Juez le esta permitido proceder ala determinacion de la pena y de las otras consecuencias del delito sdlo cuando la culpabilidad haya sido comprobada a partir de unaespontanea declaracién del acusado, del veredicto de un jurado o de la decisién de un Tribunal. De otro modo, el Juez acabaria por abandonar su propio papel de Arbitro impar- cial asumiendo funciones que corresponden a las partes: deun lado, las propias de la acusacidén como representante de los intereses de la colectividad, y de otro las dela defensa, que opera en interés del acusado!. Sin embargo, la critica mds fundada contra la intervencién del Juez en la negociacién tal vez sea aquélla que sefhala c6mo el imputado puede llegar a ser sujeto de presiones ilfcitas en el caso de que el propio Juez insinte o diga expresamente sin ambages que le sera impuesta una pena mucho mas grave si rechaza la propuesta de transaccién. Tales abusos por parte del Juez han sido denunciados en sede procesal y mientras la Corte ‘62 fr, Acktgy, «Plain Talk About Plea Bargaining», Pepperdine Law Review, nim. 1, 1982, pag. 10. La cita se toma de Datev, Richard M., «ll plea bargaining: uno strumento di giustizia senza dibattimento», en I proceso penale..., op. eit., pag. 165. LA PLEA BARGAINING DE LOS EE.UU. 67 Suprema de los Estados Unidos nunca ha afrontado expresa- mente el problema de la legitimidad constitucional del uso de amenazas 0 presiones por parte del Juez para inducir al acusa- do a declararse culpable, sf existe, por el contrario, una copiosa jurisprudencia en la materia por parte de la Corte Suprema de Carolina del Norte!®. En las sentencias estimando los recursos de los acusados, la North Carolina Supreme Court, ha establecido dos principios fundamentales: en primer lugar, el imputado inducido a decla- rarse culpable por las presiones ejercidas sobre él por el Juez, puede impugnar la condena alegando la no espontaneidad de la declaracién; en segundo término, el imputado que se declara inocente y persiste en exigir el jury trial, no puede, sélo por eso, ser castigado o sufrir tratamientos vejatorios. é 103 Por ejemplo, en el caso State v. Benfield (264 N.C. 75, 140 S.E. 2a 706, 1965) el Juez advirtié a la defensa que, si no habia acuerdo y el jurado pronunciaba un veredicto de culpabilidad contra el acusado por el delito de robo que se le imputaba, éste «deberia esperar ser condenado a una larga pena privativa de libertad». Y pucsto que seguidamente, y a consecuencia de esta anticipacién del fallo, el acusado modified su plea declarandose culpable, la Corte Suprema de Carolina del Norte estimé invalida tal declaracién porque no fue hecha espontaneamente (involuntary). En el caso State v. Boone (293 N.C. 702, 239 S.E. 2a 459, 1977), un acusado de receptacién fuereconocido culpable por el jurado y condenado a la correspondiente pena. Durante el juicio el Juez habia dicho al defensor que a su cliente le seria impuesta una pena privativa de libertad si persistia en declararse inocente rechazando aceptar la propuesta transaccional ofrecida por la acusacién. Mas tarde el Juez, en audiencia publica, afirms que «habria estado coartado de imponer al acusado una pena,grave si hubiera sido declarado inocente, aunque, finalmente, el jurado habia reconocidosuculpabilidad conforme ala acusacién efectua- da» y que «serfa necesario imponer una pena privativa de libertad, a pesar de que el Juez no tuviera atin conocimiento de los antecedentes penales del acusado y de los elementos indispensables para tomar en consideracién su personalidad». La Corte Suprema de Carolinadel Norte anuld la condena en la parte relativa a la determinacién de la pena, reenviando los autos al Juez del fondo del asunto para un nuevo juicio concerniente al tratamiento sancionatorio. 68 LUIS ALFREDO DE DIEGO DIEZ b) No obstante la amplia discrecionalidad del Fiscal en la confesi6n negociada, y si bien el acusado tiene derecho a disponer de su defensa declaréndose culpable, la decisién de aceptar la confesién es competencia judicial. Dependera de que tal declaracion haya sido voluntaria y exacta; caracteres sobre los que, segin GoupsTein™, incide el control judicial, aun cuando la amplia interpretacién jurisprudencial de estos requi- sitos convierta al Juez en un mero espectador pasivo de la transaccién, en un organo receptor de la voluntad negociada de Jas partes con escasas posibilidades de control real. Por voluntaria se entiende la declaracién que no ha sido jnducida mediante coaccién, amenaza o promesa de cesar hostigamientos indebidos. Ello no significa que ciertos alicien- tes estructurales, o los que sean fruto de las negociaciones, den lugar necesariamente a una confesién involuntaria. El tema no es, ni mucho menos, pacifico. Algin autor se ha llegadoa cuestionarla yoluntariedad de larenuncia al privilege against self-incrimination®®® cuando el acusado se declara cul- pable tras una negociacion. El «precio» por acogerse a tal privilegio seria —segun Fancutortr°s— el riesgo de una conde- na mas grave, lo cual supone una pesada carga sobre la voluntariedad dela decision. Pues bien, el Tribunal Supremo de los EE.UU. ha sido insensible a esta tesis sobre una voluntad coartada. Ni siquiera consideré que el riesgo de una pena de muerte pudiera constituir presién indebida sobre el imputa- do!®7. Y tampoco estimé como motivo invalidante de la declara- 104 Goxpsrem, Abraham S., The Passive Judiciary..., op. cil., pags. 39y ss. Se trata del derecho «a no declarar contra si mismo», garantizado por la 5. enmienda Fancutorti, Vittorio, «Spunti per un dibattito sul plea bargaining», en Il processo penale..., cit., pag. 287 407 North Carolina v, Alford, 400 U.S, 25 (1970). Alford, acusado de homici- dioen primer grado, delito para el que estaba prevista la pena de muerte, negocié una declaracién de culpabilidad por homicidio en segundo grado Pero Alford, aun declardndose formalmente culpable mediante la guilty 105 108 LA PLEA BARGAINING DE LOS EE.UU. 69 cién de culpabilidad del acusado, el hecho de que el Fiscal le hubiere «amenazado» con cargos més graves si finalmente decidfa declararse inocente; antes al contrario, esto fue conside- rado legitimo siempre que no se tratase de una estrategia del acusador para negociar mas ventajosamente a sabiendas de que carecia de fundament 9108, La voluntariedad implica también conocimiento, de modo que el Juez ha de comprobar que el acusado no haya sido engafiado y que comprende tanto la naturaleza de la acusacién 108 plea, se manifestaba publicamente inocente. El Tribunal, al afirmar la logitimidad de la plea de Alford, se expresa asi: «el hecho de que Alford no se hubiera declarado culpable si no hubiese existido la posibilidad de aminorar la pena no demuestra necesariamente que su declaracién no fuese producto de una eleccién libre y racional, especialmente cuando el acusado ha sido asesorado por un abogado sobre si tal declaracién le resultaba ventajosa». Bordenkircher v. Hayes, 434 U.S. 357 (1978). Paul Lewis Hayes fue acusado por un Gran Jurado del condado de Fayette (Kentucky) de poner en circulacién un documento falsificado por la cantidad de $88.30, castigado con pena de dos a diez afios de prisién. Hayes y su abogado se reunieron con el Fiscal quien ofrecié una condena de cinco afios si Hayes se declaraba culpable de dicho delito, advirtiéndole que si rehusaba la oferta y no evitaba el juicio, solicitaria la aplicacién de la «Kentucky Habitual Criminal Act» y la condena de Hayes a cadena perpetua por haber sido previamente condenado por dos delitos graves (felony). Hayes decidié declararse inocente; el Fiscal obtuvo del Gran Jurado una acusacién (indictment) en los términos antedichos y, ya en el juicio, logré que se hiciera efectiva la aludida condena por aplicacign de la «Habitual Criminal Act». El Tribunal de Apelacién de Kentucky rechazé las objeciones constitucionales sobre laagravacién de la pena yentendié que nojhubo violacién del derecho de habeas corpus, ni en la determinacién de Ja pena ni en el procedimiento usado por el Fiscal para obtener la acusacién del Gran Jurado. Por su parte, el Tribunal de Apelacion del sexto circuito, revocé la resolucién sobre la base de que la conducta del Fiscal habia violado los principios de Blackledge v. Perry, 417 U.S. 21 (1974), el cual «protege a los acusados del ejercicio vengativo en la discrecionalidad del Fiscal». Finalmente, el Tribunal Supremo mantuvo que la actuacién del Fiscal en este caso no violé el derecho a un proceso justo de la 14.* enmienda. 70 LUIS ALFREDO DE DIEGO DIEZ aceptada, como las consecuencias derivadas de su confesién y Jas defensas a las que puede estar renunciando. Valor para- digmatico asume en la materia la Rule 11(c) y (d) de las Federal Rules of Criminal Procedure que, mediante un cierto control judicial, garantiza al imputado frente a presiones indebidas. Esta norma dispone que el Juez, antes de aceptar una guilty plea por parte del acusado debe asegurarse, dirigiéndose direc- tamente al reo, que la declaracién sea voluntaria (voluntarily) en el doble sentido anteriormente indicado!”. 108 Gotpsrem, Abraham S., ibidem; y ZimRiNG, Franklin E. y FRAsE, Richard S., The Criminal Justice System..., op. cit., pag. 497 (en la transeripcién parcial de la sentencia de un Tribunal de Apelacion Federal). uo Laregla 11 de las federal Rules of Criminal Procedure, cuya traduccion se encuentra en los anexos de este capitulo, dice literalmente en sus parrafos (c) y (d) lo siguiente: «(c) Advice to Defendant. Before accepting a plea of guilty or nolo contendere, the court must address the defendant personally in open court and inform him of, and determine that he understands, the following: (1) the nature of the charge to which the plea is offered, the mandatory minimum penalty provided by law, if any, and the maximum possible penalty provided by law; and (2) if the defendant is not represented by an attorney, that he has the right to be represented by an attorney at every stage of the proceeding against him and, if necessary, one will be appointed to represent him; and (3) that he has the right to plead not guilty or to persist in that plea if it has already been made, and that he has the right to be triedby ajuryand at that trial has the right to the assistance of counsel, the right to confront and cross-examine witnesses against him, and the right not to be compelled to incriminate himself, and (4) that if he pleads guilty or nolo contendere there will not be a further trial of any kind, so that by pleading guilty or nolo contendere he waives the right to a trial; and (5) that if he pleads guilty or nolo contendere, the court may ask him questions about the offense to which he has pleaded, and if he answers these questions under oath, on the record, and in the presence of counsel, his answers may later be used against him in a prosecution for perjury or false statement. LA PLEA BARGAINING DE LOS EE. UU, TL Mayores dificultades plantea el requisito de la exactitud de la confesién, en cuyo tratamientose entremezclan varias cuestiones. En primer lugar, se discute si el Juez ha de realizar alguna investigacién sobre los hechos y hasta qué punto debe aclararlos antes de estar satisfecho de que hay base para la confesién. Otra cuestién, de gran importancia en este tema, es larelacién entre la acusacién admitida y y el hecho realmente cometido. Las Federal Rules of Criminal Procedure ilustran, en este “iltimo sentido, el virtual abandono de un interés en confesiones exactas. Como pone de relieve Goupsten"!, la Rule 11 (f), rubricada «

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