Signas Literarios2(jlio-diciembre, 2005), 91-102
Lo Que SARMIENTO NUNCA ESCRIBIO? LA ESCENA AUSENTE
DE RECUERDOS DE PROVINCIA
Alejandra Laera®
Universidad de Buenos Aires
PALABRAS CLAVEr SIOLO XIX, AUTOSIOORAFIA, ESCENAS DE INICIACION,REESCRITURA, AUTORIA
ensayos de conocidos autores; después, intentaba reeseribirlos usando
las palabras mas adecuadas y los comparaba con el original para descu-
briry comegirsus propios errores. De este modo, ejervtaba la memoria, ampliaha
el vocabulario y “adquiria método en la organizacién del pensamiento” (Auto-
biografia) Cien afios més tarde, también Robert Louis Stevenson, en su juven-
tud, pasaba las tatdes intentando remedar las eualidades de los libros que lela, y
aungqe sus tentativas eran casi siempre vanas adquirié asi buena préctica “en el
ritmo, en la ammonia, en la construceién y la coordinacidn de las partes” (“Un
periédico”). Stevenson cra, en dofintiva, un “mono de imitacién'y Al menos, 50
es lo que cuentan ambos en sus autobiogratias. Notablemente, y bese @ los dis
tintos resultados que el método haya dado en cada caso, el episodio en el que se
aprende a escribir no es narrado con un tono en el que el voluntarismo s¢ con-
funde con la frustracién propia del momento recordado, sino con el deleite de la
cevocacién de un episodio de infancia,
C= era niflo, Benjamin Franklin solia leer con atencién cuentos y
slelaeralit@yaioo.com .
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91Alejanira Laera
Sila escena de iniciacidn en Ia Lectura es casi un t6pico de las autobiogra-
flas—segin se verifica en la mayoria de los textos y tal como lo explica sagezmen-
te Sylvia Molloy para Hispanoamérica (Acfo}—no es menos cierto que tambicn
la escena de iniciacién en la escritura resulta un lugar recurrente de buena
parte de las natraciones del género, Por eso, al “lector con el libro en a mano”
que propone Molloy, me gustaria agregar el “futuro autor con fa pluma en la man
tal como nos incita a imaginarlo Stevenson cuando narra que en sus paseos juven
les siempre llevaba dos libros en el bolsillo: uno para leery otto para escribir.
Franklin, a quien tanto admiraba desde el Rio de la Plata Domingo Faustino
Sarmiento, y Stevenson, quien sospecho Ie habria gustado de haber tenido
‘oportunidad de conocer su obra, euentan, por un lado, la escena de iniciaeién en
Ja lectura casi ala vez que el aprendizaje de la escritura, y por otto lado, cdmo el
self-made-mari no es s6lo producto de un origen umilde, menor, que la forma-
«ida intclectual viene a corregir, sino de una rebeldia institucional que los lleva 2
dojar la escuela para aprender a escribir. Es interesante que, entre los puntos de
contacto —casi todos ellos buscados— que Sarmiento tiene con Franklin, la
diferencia pase, precisamente, por el modo en que alguien cuenta cémo aprende
a ser escritor. Quiero decir: en Recuerdos de provincia, su autobiografia de 1850,
cexplica, detenida y reiteradamente, c6mo se convirtié en lector, pero nunca cémo
s8e hizo escritor. No hay, para la escritura, ninguna escena de iniciaci6n, Hay
cn sustitucién, excenas de reconocimiento de la figura de escritor y hay, también,
escenas fundacionales, pero no es lo mismo. Lo que Franklin, y después Steven-
son, ha contado es eno se iniciaron en Ia eseritura mientras esribian; es decir: e+
‘mo manipulaben las palabras, y las palabras ajenas, para aprender a escribir. Es,
con una problemtica distinta y para remitimos otro cago argentino, lo mismo
«que narra Lucio Victorio Mansa, en 1889:
Me senté, me puse a coordinar las esas come ideas, que no son tales, sino
nebulosos informes del pensamiento, Poco a poco, algo fue trazando la torpe
‘mano; borraba mis dele que quedaba legible ..] Era un péle-méle de impro-
siones en fermentacién, (Qué noche aquellat Come quien espanta moscas que
porturban, las fui desechando, desenmarafiendo, ype, al fin, sentirme algo
‘ductio de mi mismo, y haciendo pasar lo que queria del cerebro a Ia punta de
Jos dedos, escribir una quisicose, que tomé forma y extensién, Fue un triunfo
de lanccesidad y la inconciencia. Yono sabia escribir, pero podia eseibi. ("De
«cémo el hambre”)
Esto es, justamente, lo que nunca cuenta Sarmiento,
2LoqueSarmiento..
Reconocimientos: leer los gestos
Hay, en Recuerdos de provincia, una escena de reconocimiento. En ella, Sar-
miento declara que se ha convertido en un escritor, Bs el aio 1841. Después de
haber publicado sa primer aticulo para un diatio chileno —sin su firma, con seu-