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Ejes politicos de la diversidad cultural CARLOS VLADIMIR ZAMBRANO. Capitulo 1 LA PROMOCION DE LA DIVERSIDAD CULTURAL. TRANSICION NACIONAL Y RECONFIGURACION DE LA DIVERSIDAD! El sentido que asume este capitulo es no eludir la reflexion sobre el pais que tenemos y renovar las reflexiones sobre Ja multicausalidad de los viejos y nuevos problemas que os aquejan, pues la Constitucién Politica promulgada en 1991 desato fuerzas sociales que en adelante es preciso Promover con mayor radicalidad, en abierta oposicion a las tendencias funcionalistas y mediaticas que las niegan. Lo vertiginoso de la época esta apartando a la academia de la reflexion profunda y paciente, situacién que es necesario evitar a toda costa, ya que la responsabilidad de pensar el ais y ayudarle a remontar la ingobernabilidad persistente €s una cxigencia. Es necesario recuperar la naturaleza de la investigacion, del estudio y de la conceptualizacién, para Gesentraiiar el nudo gordiano en el que se entrelazan de manera confusa las acci {por ejemplo, creyendo que un acto de adm Estado es una p ). ‘De alguna manera, se invita a reflexionar sobre los modos de pensar lo que pensamos y sobre las maneras de hacer io que hacemos, para evitar caer de bruces en la batahola inmediatista y superficial que esta imponiendo el des canto. Se traia, pues, al fin y al c Gagacién epistemologica —real y radical politica miento social— sobre las propiedades sujetos que han tenido a cargo desarrollar (vale deci titucionalizar) la Constitucion. Expertos del campo ¢ tucional daran mejores luces al respecto. Mientras tanto, se ofrece este analisis. El tema a tratar aqui es el de las diversidades étnicas y culturales de la poblacién colombiana, promovidas por los articulos 7 y 70 de la Constituc ‘Como el énfasis de los articulos esta en el verbo “promo- \dio es la “promocién de la diversidad” salos ni la Constitucion. A cada noci6r se le asigna un significado antropolégico: por “promocién” ‘se entenderain los impulsos sociales operados en un tiempo determinado para avanzar hacia una posicién politico-cul- tural distinta a la existente; bajo “diversidad” se toda la pluralidad humana de la sociedad colombiana, perjuicio de las especificidades y diferenciaciones absolu- tas de cada porcion de poblacion. ‘La promocién de la diversidad se analizaré en el lapso transcurrido entre la promulgacion de la Constitucién (1991) y el final del afio 2001. El estudio abordara fenémenos ocurridos en ese tiem- po (promocién} en la realidad social colombiana (diversa), ¥y no tratara las teorias ju Jes, pues circunscribir la reflexion a los desarrollos juridi- cos producidos por el sistema judicial y legislative limita y sus diversas manifestaciones ex Befaoeconnr migunnd igre inne ago conven onc tiende a confundir los aleances de un eventual andlisis cul- tural, raz6n por la cual el lugar hasta ahora asignado ha de ser recontextualizado. La estrecha relacion entre lo juridico y lo pe wra cuando ella tiene componentes ju- icos y antropologicos. Se trata de promover ta para incorporar lo cultural, siguiendo ‘ciplinarios, aproximandose de otra manera a © dad del problema: formen de ambos (Geertz, 1994: 197). La periodizacion en este contexto anal Para historiar sucesos judici jones jurisprudenciales y doctrinarias lo constitucional, sino para explicar en apenas. Profundizacion en la transicion gencia del campo: jades que tienen 1991) y reflexionar sobre los alcances y limitaciones del horizonte propuesto por el Constituyente de 91, pues fue él quien permitié desatar los Jazos que amarraban la sociedad plural colombiana desde Mucho antes de la Constitucion de 1886, Un cambio cultural en desarrollo y una ca en gestacion construyen y redefinen historica, J socialmente los derechos, los sistemas juridices que los ¥ gministran y los procesos judiciales que los ej ¢ Gho que produce configuraciones normativas ¢ hnales emergentes (no siempre novedosas, Jos matices) y realidades sociopoliticas y también emergentes, ‘Hasta el 2001, ato en que see se podia observar es que en Colombia se avanzaba a tran- cas y a mochas en el programa constitucional de 1991, que existian voces de reformistas de la Consti habia producido el fastidio de un sector po pronunciamientos de la Corte Constitucional. Cs ‘Muy pronto se pr titueidn por parte del gobierno, a pesar de la pérdida e1 amas del referendo de Uribe Vélez, que continud la pol ‘ciado el gobierno de Pastrana. Por su part gobierno de Ernesto Samper encontré en el llamado “p Eeso 8.000" tin poderoso cuestionamiento a su legitimid yen la lucha por recuperarla, un poderoso freno a las p Hicas sociales comprometidas con la Constitucion de 1991 y con el desarrollo del pais. La transicién nacional ordenada por la C: 1991 sigue produciéndose de manera con! dictoria y asimétrica, pero lo cierto es que los intereses que aspiran a limitarla han dado un giro radical y se han es- tabilizado. panorama de protestas sociales —incluidas las de la diversidad eultural— y de radicalizacion comienza a emer- ger de manera preocupante, porque ay gente dispuesta a ceder, en el mejor de los casos, recursos, pero no derechos ‘conquistados. Desde luego, también hay gente dispuesta fa ceder derechos por cuotas, porque el caudillisma, el pax triarcalismo y el presidencialismo son afables contertulios del clientelismo. Resulta paradojico que el retrazo social de los colombia- nos se haya escenificado en la década del Estado social de 42 derecho, aunque se hayan dado algunos logros mas nos estructurados, mas o menos eficientes, mas o menos pu: blicitados, como los relativos a la diversidad cultural, contenidos histéricos fueron promovidos y desarroll Jos campos indigena, afrocolombiano, de la discapacidad de género, Los logros se dieron sobre todo en el campo i gena, que ha accedido al sistema de salud, al judicial y a la feducacién, y que ha hecho efectivas las instrucciones consti- tucionales de la circunscripcién electoral y de reconocimien- to de entidades publicas del Estado a sus cabildos, En relacion con las politicas culturales orientadas a pro~ mover y conducir la diversidad de contenidos culturales, se introdujeron el Sistema Nacional de Cultura, el Ministerio de Cultura, la Ley de Cultura, la proteccién del patrimonio artistico, etnologico y cultural y la promocién de las indus- trias culturales. Desde Iuego, éstas son conquistas que to- davia tienen mucho camino que recorrer para armonizar los procesos politico-culturales locales, regionales y nacionales con los intereses econémicos de las industrias, con la gober- nnabilidad cultural y con la centralidad de las identidades en €lordenamiento social y politico de los colombianos. La dificultad de Ja realizacién material del Estado social de derecho no demuestra su ineficacia, sino mas bien la gran capacidad de sus adversarios para impedir desarrollar yeoncretar la voluntad del constituyente primario. Ademas, da cuenta del costo social de las politicas fiscales impucstas por los organismos internacionales —tan controvertidos— ¥y aceptadas sin dilacién por los gobiernos nacionales. Esas ‘as son eficaces para aplicar medidas de regresiGn so- porque, por ejemplo, mientras que el Fondo Moneta- rio Internacional observa con satisfaccién el respeto de los paises a suis criterios macroecon6micos, las estadisticas mi- cro muestran caidas en los indices sociales, de empleo, de calidad de vida, de educacion y de esperanza de vida (pero Jos crecimientos en los indicadores de miseria generalmen- te los brinda la porcién de la sociedad que no opta por las salidas criminales) En Colombia tenemos derecho a votar, pero no a cambiar de politicas. Lo politicamente correcto seria que los pueblos votaran sus po ¥y que los gobiernos las aceptaran. Con la pérdida del referendo, el gobierno perdié en el terreno de 43 tas politcas, pero no perio el presidente, pues él qued re- ereinde un elevado indice de popularclad que no ha des- Pomido, a Pesar de que as fue leido el mensaje politic para Sotener que acepiar Ia voluntad popular. Ee nccsaarlo comprender rapidamente los cambios en ta sociedad, la cultura yla politica que se estan prod floch los movimientos Sociales, en el Estado en las fhciones. Esta reflexion es una apro fsuntos que se sintetiza en dos temas: la transi fal colomblana y la promocién de la dversidad mos quince anos. Pero tambien hace eco de una do de der que se percibe en los examenes acadéi tares del periodo 1991-2004 en Colom! 3) con respecto ambi Jlentadoras, segtin como acada le, Distintos puntos de vista, incluso contradictorios vergen —marcados por el desencanto unas veces franco y otras veces politicamente correcto— en la supuesta incapa- cidad que ella ha demostrado para orientar el pais y en la Iegada de un gobierno decidido a cambiarla. El modelo cul- tural que se est imponiendo es un modelo riistico que se preserva en la mentalidad colonizadora, religiosa y patriar- ‘eal de un sector de la poblacién colombiana que se autode- nomina “raza emprendedora’, sector que se ha empalmado y.acoplado a las tencencias politicas actuales trazadas y di- rigidas por el nuevo orden internacional, por la lucha ani terrorista y por la reduccién de cualquier posibilidad de im- plementaci6n autonoma de politicas. Eneditoriales de prensa, foros y seminarios de andlisis se promueve con constancia—abiertay veladamente— de estar haciendo lo correcto cuando de desmontar titucién se trata. No se convoca a una proxima constituyen- te, porque ya se ha encontrado el camino para poder hacerlo desde el ejecutivo, siendo esto el ejemplo mas contundente del despecho postconstituyente. Muchos de los que la pro- movieron, defendieron y construyeron son los mismos que hoy la rechazan, razin por la cual la desazén es mayor, Sin- dicada y juzgada con pena capital, la Constitucin de 1991 en el corredor de la muerte invita a la sana reflexion sobre el pais que queda, para bien o para mal. Son ya catorce afios a la sombra di icionales, tiempo que ha c Ja inestabilidad que se padece. De cont debemos ponernos prestos a reivindicar una -a para la Jos colombianos liderada por aparejados la novata del 91, sucedido en el pais solo fuera materia de regula. ‘ional para qué? Supongo que una na- cién exige cambios cuando esta madura para ellos. La pre- gunta cs si en la década precedente el pais acumul6 sufi- ciente madurez hist6rica para lanzarse a otra constituyente, para no estar, dentro de diez afios, aforando la de 1991, 0 eva, pues, de cambi fuerzas, sino para cont as que despertaron en 1991 UN MODO PARA OBSERVAR LA TRANSICION Aqui se propone el analisis y la caracterizacion de tres fe- némenos politico-culturales emergentes (FPcE), emergen: 48 fssumira o escapara de las situaciones politicas que se han puesto en marcha: transieién nacional pluralista, 2) fa reconfiguracion de la diversidad cultural y 3) la génesis terpretaciones de! pai de lo multicultural —esto no implica desconocer to global en el que se mueven—. Es preciso e tas posibilidades interpretativas propias para no perder esfuerzo tratando de mostrar qué tan globalizado ha sido lo sucedido en Colombia, mientras que las configuraciones es- pecificas locales y regionales se pierden de vista. [Lo que ha sucedido en Colombia es paradigmatico si se compara con otros procesos multiculturales nacionales ¥ glbales. Por tal razon, merece un esfucrzo de andlisis. Los tres FPcE que aqui se abordaran estan en desarrollo, pero débilmente comprendidos, mas no por eso deben ser deses- timados en el horizonte de los balances y estudios y menos ‘aun descuidados a la hora del debate sobre la pertinencia ono del eventual cambio constitucional. El estado actual de los FPcE quizas no tenga el nivel ptimo de institucio- nalizacién, pero los FPcE son una realidad obstinada que se fragua en medio de multiples tensiones, malentendidos y relegamientos de la agenda nacional (cifrada en asuntos mucho mas rentables econémica y politicamente, como la guerra y la organizacién de las finanzas pil argo, la consideracién de ellos brinda horizontes ¢ impo- ‘para avanzar en la consolidacion de la paz, del Es- tune de Jon jes de ‘Steinberg, 1999: 1 46 tado social de derecho y de las reformas politica, judicial y territorial, entre otras. En tanto fenémenos, los FPcE son una manifestacién de la realidad politica del pais, son politico-culturales porque obedecen a las practicas sujetos que tratan de posi cionarse en la sociedad para actuar en ellay generar nuevos: Ambitos de representacion y simbolizacién para legitimarse’, y son emergentes por encontrarse en evolucion, desarrollo y profundizacién, por ser novedosos en el panorama de las, Juchas sociales y_ porque permiten la aparicién de nuevos sujetos politicos. Ademas, lo emergente involucra una ten- sion que no existia entre la legitimidad cultural y la racionalidad pol in FPCE es una manifesta: tnucturante de la realidad, con cualidades transi - bituales que obedecen a incansables practicas, reflexivas y operativas, de los sujetos diferenciados entre si, cuando tra- tan de ubicarse en randose y redefini resolver ia tension Espana, del movimiento indigena, d genesis entre poblaciones que rei trales, de la presencia de la mi negritudes, de los raizales ¥ ‘vés de nichos musicales, de la aparicién de las identidades municipales y de la produccidn de movimientos regionales como el del Macizo esindisoluble, aunque con- jen avenido. Pero una cosacs ogica de la realidad nacio- que produce el encuentro Cultura ce In produccion de fen a7 turante-desestructurante? Dado que dicha relacién es pro- sin y de cambio en la cultu- fay en la politica, esera posible hacer una de sus peculiaridades autonomas para est Lo primero que se debera resol ‘comunes, es la tensién entre la c la relacion constitucién- es avanzar en la profun culturales de la accion pol otorga estatus d produce en ese de conflictividad y comps politicas que se desarrollan en el hial las herencias de las luchas y tensiones de esa relacion. Se trata, pues, de avanzar en la critica a los lugares comunes a las prenociones, a lo evidente que configura tal hiato—, ‘ya que la ausencia de critica es la que, al tenor de las eva- Tuaciones constitucionales, genera tanto desasosiego. ‘Aunque este trabajo tiene dificultades y producira no po- cas confusiones, es un ensayo al respecto, que responde al reto analitico. Es un modesto, aunque deliberado y provoca- dor, intento de renovar la esperanza en la produ yesclarecedora de la academia, reuyendo a os problemas nuevos del pais con moldes anacrénicos. 'No se puede seguir tratando dichas realidades con las an- tiparras de antafo. Se apela, pues, la transformacion del sujeto cognoscente, Con esta mirada, limitada al horizonte de Jo multicultural, se desea proponer que, junto con el deba- tea la Constitucin, se le dé un debate al sujeto, pues bien es cierto que los cambios exigidos los realizaron perso- nas que no estaban preparadas para ello y que, en muchos ‘campos, siguieron atados a los viejos referentes. Las emer~ gentes estructuras que se impulsaron siguieron ocupadas por individuos cuyos habitos los condujeron a reproducir lo que se trataba de sustituir: dificultades tipicamente hu- manas, por obvias razones, propias de los cambios cultu- rales, De cara a la década pasada, el problema asi do no es juridico en estricto sentido, sino que es, mas bien, fundamentalmente antropologico. 48 Los FPCE Los FPcE tienen un sustrato empirico, por lo que, al ser pen- sados, deben reportar relaciones sociales que emanan de a realidad concreta. Los FPcE son complejos, sinécticos y transicionales en el contexto del cambio cultural. Los FPci articulan 1o pc convergen loe: os FPcE son expres pais que ayudan,a de la diversidad .$ condiciones. a génesis del campo étnico es cen- tral, De ahi que aparezca resaltada en el cuadro 2. Un bre- vve repaso a la genesis de ese campo indica la forma como el, pais ha asumido las luchas por el recon: vversidad y cémo se van estructurando en hha dicho que ese campo es el resultado analizar la formacién de los nuevos anhelos soc 1, La transicion pluratista nacional pais con claros horizontes de futuros mt Estado, en la nacién y en la parti \dernizan? Se trata lades que produ- Qué efectos nica, hoy la percibe mul después de 15 an cion politica de la diversidad configuracién del campo € ciacion de la diversidad mi hha producido un orden mi lad) y 3) la diferen- jad ampliada}..No se Logica de la cian desde el pais de “una sola raza” al pais de “mi la religién catélica, “como esencial clemento del orden s0- cial’, ala libertad de izo perder de vista tres cosas: jue la misma diversidad, idad. ralista no es una formula para el orde: ral, sino que es, mas bien, una reali dad politico-cultural que considera la historia de los proc sos de diferenciacion de la diversidad, aborda sus cambios y su variabilidad, reconoce las interacciones entre la vida cotidiana y el mundo y atiende la dimension politica de la diversidad, E1 doble giro —diferenciacidn de la sociedad y redimensionamiento de la diversidad— plantea supuestas jamenazas a la integracién social, pero también oportunida- des para una reorganizacion social. En este sentido, es mas ‘amenazante y desintegradora una politica que desconozca ‘esas realidades diversas y en permanente variacion. es que es ese tipo de politicas el que ter J] que saca a protestar ala gente a las calles, a las ciudades y alos mon: tes. Las més de las veces, las incoherencias provienen de las politicas y no las realidades sociales: gacaso los matri- ‘monios interculturales no se produjeron antes que quier politica familiar de corte nacionalista?, gpor qué los, matrimonios entre locales y forasteros siempre han crea- do problemas de seguridad a los Estados? Dicho con prudencia, existen condiciones favorables (no sé si necesarias y suficientes) para “pluralizar’ la politica, desplazando el eje del Ambito estatal al de la nacién, del am: ito de la politica a la cultura, de las burocracias a los pue- bos. Existe, en buena medida, la oportunidad de reformul Jas metas de una eventual reforma y de apuntar a un Est munidad de configuraciones diver- Los mul tiva, porque ayuda a const berg, 1999: 50), El individuo moderno es aquel que se controla a si mis- mo, a diferencia del de la tradicion, que esta con: forme con la regla del grupo, porque tiene miedo de perder el honor y la reputacién, En cierta forma, se transita hacia €l control de la historia como produccion en la que los an- hhelos convergen con perspectiva de futuro para transfor- marse en relaciones sociales pactadas que permiten desa. rrollar a la sociedad de manera yma y con el control del destino colectivo. No esta por demas decir que Ios pe- riodos de ajuste constitucionales forman parte de esta rea~ lidad y son producto de ella 2. Reconfiguracién de la diversidad Qué entendemos por la reconfiguracién de la diversidad? En la teoria antropolégica, la configuracion es la ordenacion cultural de una colectividad humana, la forma cultural que halla lugar en el espacio y que es percibida por la trama de las relaciones sociales internas y externas que le imprimen el cardcter y la personalidad coiectiva o basica. La configu: racién es a la vez procesual fa. Procesual, porque no sélo considera la forma, sino la dindmica mediante la cual se ordena. Conflictiva, porque se realiza con base en proce: sos de articulacién y disgregacién, conjuncién y contrapo. sicién e identificacién y diferenciacion. Las ide1 un acto de afirmacién total y uno de diferenciacién rel entre el “nosotros” y los “otros” de una configuracién. Por 51 to tanto, en el seno de las deliberaciones identitarias existe un potencial conflicto, de modo estructural, ye procesualmente en la diacronia de esas deliberaciones. Es preciso comprender que en la medida en que se fomen- te la lucha por la identidad también se genera la lucha por la diferencia, estableciéndose la tensién. La configuracion €s especifica de la diversidad al imaginar, producir y reor- ganizar los comportamientos, los sentidos de pertenencia y las orientaciones colectivas que identifican a los miem- bros en el interior y los diferencian respecto de otros en el exterior (pero se debe tener en cuenta que hay también ferenciaciones internas e identificaciones externas). La op- yracién no es una mera eleccion no la lucha por fenomeno, pero n¢ yy la emergencia p ‘afios educabs do la inexistencia de los minos “guambiano’, “nukak’, “desana’ o “camentsa”. Hace 10 anos sorprendis al pais l fencia de Lorenzo Muc- las, que hizo mas por cambiar la representacién de los in- imaginario nacional en los seis meses de su periodo constituyente que mas lustros de cartillas de colombiana: de un sopetén los arrancé del pasado le y los sent6 en el presente. 52 procesos como - ‘modaron sus estructuras organizacionales para responder Jos retos constitucionales, emergieron lideres mas acostum- brados a negociar con organizaciones no gubernamentales yfondos multilaterales que con espiritus ancestrales, hecho {que ha producido tensiones internas y rede! estructuras culturales y politicas en los pueblos. Muchos no indigenas comenzaron a organizarse en torno a cabildos in- digenas, a recuperar tradiciones refundidas y a reivindicar derechos a tierras; territorios, etc. (como los kankuamo de costa atléntica). La Oficina de Asuntos Indigenas se ha lle- nado de demandas de reconocimiento de este tipo de cabil- dos, se han organizado cabildos indigenas en las ciudades yen las cabeceras de los municipios, se han visto negros y ‘antioquerios gobernando indigenas con 1a anuencia de las, comunidades. Los afrodescendientes aparecieron, como los gitanos, y algunos sectores mestizos ascendencia étnica yc’ puede haber intereses estratégicos, estos colombianos estan replantedndose su existencia en el pais y el modo de parti- cipar en él. No se esta aqui para tildarlos de oportunismo, sino para estudiar por qué han optado por ello. 3. Génesis del campo étnico La génesis del campo étnico corresponde ala aparicion de un espacio social para resolver los asuntos étnicos de la diver- sidad cultural, de acuerdo con los presupuestos tedricos del ‘campo propuestos por Bourdieu (1991 y 1995). Se ha dicho fen otro lugar que la genesis del campo étnico ie em- Piricamente con los espacios generados por la asimetria de las relaciones Estado-diversidad étnica, sin menoscabo de Ia capacicad de inclusion de otros sujetos de la diversidad, ¥y que puede concordar con la delimitacién que proviene de Ta cuestion étnico-nacional (cfr. Diaz Polanco, 1985), que in- troduce el marco en el que se producen los conflictos entre etnias y naciones. Sin embargo, tales compatibilidades no son las que lo definen, aunque son titiles para circunscribir- Ioen|a realidad inmediata. Lo que define el campo étnico es el modo como éste contribuye a la construccién y definicion 53 de un sujeto para la politica étnica y cémo contribuye ala construccién de un sujeto étnico para la politica. En Colombia hay campo étnico, que es el espacio multi- cultural en desarrollo. El campo étnico se define por las re- Jaciones de la diversidad étnica y sus “otros” entornos y no sélo por las formas estructuradas preexistentes (pueblos in- digenas, afrodescendientes, gitanos, inmigrantes, etcétera) Aunque el campo étnico tiene historia (la de la exclusio esté por historiarse la historia producida a partir del rec: nocimiento y la inclusin, la de la pugna por la hegemonia cultural diversa en el Estado. La génesis del campo étnico es portadora de la paradoja seguin la cual toda emancipacién produce la correlativa sujecion, pues todo reconocimiento ‘modifica la forma de dominio dotandola de poder, poder que puede ser personificado, El andlisis del campo étnico tiene ‘como responsabilidad, entonces, describir las tensiones y explicar las paradojas de la construccién social, no demos- trar que el reconocimiento de los derechos de la diversidad étniea produce efectos inmediatos en la reproduccion de la “autoctonia” de las etnias. La lucha por el reconocimiento de la diversidad étnica no trata de la transacciGn por derechos, sino de la produceién, del sujeto histérico que lucha contra la sujecion a otros y que termina sometiéndose y sometiendo a esos otros a sus propias conquistas. El sujeto del reconocimiento de la diver- sidad étnica no esta personificado en el gobernador nasa, ni en el magistrado, ni en el sistema juridico paéz 0 en el co- lombiano, ni en el pueblo indigena, ni en la sociedad nacio- nal, sino que tiene la cualidad de estar dispuesto a acatar y a obligar a obedecer lo que Io une y compromete al campo Gtnico. El sujeto, “en el sentido de soporte material de pro- piedades” (Valentine, 2000}, es construido de modo perma- nente para operar dentro del campo étnico en las luchas por ¢lreconocimiento y en la estructuracin de relaciones socia- les de la diversidad. Producido el sujeto en este espacio, no cs arrancado de las estructuras en las que se desenvuclve cotidianamente, sino preparado cualitativamente para in- tervenir de manera diferente. El sujeto no es una persona definida previamente que adquiere las propiedades de modo natural y espontaneo, sino que las adquiere en el careo po- litico. Puesto que el campo étnico es estructurante del su- 54 jeto étnico, éste, al ser estructurado, es resultado tanto de Jas luchas presentes como de todas las del pasado. La génesis del campo étnico es un FPcE que procede de Jas luchas que confrontan la hegemonia cultural de las for- mas de dominacién imperantes dentro de un marco nacio- nal y, en ese sentido, genera un sistema propio de relacio- nes politicas ¢ institucionalizaciones burocraticas que, en este caso, he llamado “espacio multicultural en desarro- Ilo”, Al enfrentar al Estado, que representa las formas do- minantes, los pueblos indigenas lo reconstituyen a efectos, de consolidar la regulacién que prevalecera en sus relacio- nes. La presion de la lucha, por ejemplo, impuso la destina- ion de presupuestos que no existian y gener la apertura de nuevas oficinas gubernamentales para tratar sus asun. tos (como la Oficina de Minorias Etnicas de la Procuraduria General de la Nacién). Asi las cosas, Colombia pasé de te ner una Oficina de Asuntos Indigenas en 1991 a una trein- tena de ellas diseminadas por todas las estructuras que de- sarrollan programas gubernamentales. El Estado ampli su accién en relacién con los pueblos indigenas transfor- mando las formas de sujecion, sin erradicarlas, y los indi- genas, que sienten que aun falta mucho camino por reco- juen en la lucha. En ese sentido, se puede decir que \dyuvé a realizar el Bstado con el que se relacionan hoy, asumié unas relaciones impulsé otras, que se ajustaran mas a sus anhelos. Esta concepcidn invi- ta.a situarse en una perspectiva sinéctica y estocastica de Ja realidad social, remontando la dicotomia reconocimien: to negativo/positivo o la dialéctica dominado/dominador, ara establecer unas relaciones mucho mas complejas de espacio y tiempo. Ninguna de las instancias creadas en el campo étnico es étnica culturalmente hablando, sino que son politicas que responden a la logica que la misma politica impone. El cam- po étnico no descansa en las particularidades de las cultu: as étnicas, pero su finalidad es la proteccién de ellas a tra: és de su promocién en la politica. Esto ha conducido a los, indigenas a trabajar en el gobierno, donde, a pesar de que puedan tener concepciones de mundo, tiempo o solidarida: des acordes con las reivindicaciones indigenas, tienen que actuar en los marcos de la cultura politica dominante. La hhegemonia cultural impone toda su fuerza y lo cultural del Suleto etnico propiamente dicho se diluye contextualimente en eleampo desarrollando otras propiedades culturales que no tenia antes, pero que son utiles para acttar efieazmen- fe en la politica, cosa que ayuda a realizar sus demandas La percepcién del campo etnico es inequivoca: la preten sion del campo étnico no es volver paez a la nacion colom= biana y tampoco es reducir alos colombianos a los pacces, atinque la hegemonia tienda a hacer es0 y pretenda esta falizar sus hichas Elobjeto del campo no son conduicen a mejorar un idioma etnico pérdidas ocreando nuevas, sinolas pe litica resuelve los problemas que son objeto de la a¢ litica. Las regulaciones propias del campo étnico sor por el hecho de ser producto de luchas politicas colectivas que promueven la diversidad y la respetan, no por haber- 8e producido en y por una comunidad. Es decir, el campo pucblos diferenciados entre 8 de cualidades diversas con Tal homogenizac ice a que se reduzcan las dife- rencias politicas, sino que las engendra. LOS FPCE Y LA SOCIEDAD POSTCONFLICTO mmbianos es Uno de los problemas que mas agobia a el de la guerra. Los colombianos hi décadas en. teras a resolverlo, La idea general consiguiendo la paz se resuelve el confficto armado. Se tiende a pensar que el silencio de los fusiles permitira el retorno de la sociedad asus cauces. No obstante, el camino recorrido en medio de Ja confrontacién ha dejado muchas huellas en los colom- bianos que es preciso no olvidar. La sociedad postconflicto 56 no es la que resuelve el problema de la guerra, Al contrario, 8 la que es capaz no sélo de reconocer los signos de las he. en los movimientos sociales (entre ellas, las territoriale La sociedad poste no es un escenario de futuro, si que es, sobre todo, un escenario del presente sobre se descargan los anhelos sociales, no como utopia intelec- tual, sino como realidad social actuante. Los movimientos sociales son cl libro para leer las tendencias que los ciuida- danos configuran, y la lectura es la forma de interpelar el Estado y la sociedad real Colombia ha cambiado de manera signi timos diez afios, pero, contrariamente, la reflexi ‘ser mas bien parca. Se percibe cierto reza- ‘is que tenemos: mi ‘se atiende la realidad militar de la frentes sociales y ella de forma difer si bien no deja de estas Dan muestra de el de la diversidad étnica, las de los campesinos y tres de coca, las de los deudores de vivienda urbat Jos movimientos regionales y las propuestas sobrt nizacion territorial, el espacio pitblico y los santuarios eco- ogicos y et 108. No cabe duda de que la guerra afecta a convivencia entre los colombianos, pero también no cabe duda de que una buena parte del pais se moviliza entre los intersticios de la coexistencia frat vés de las grietas rada, se comunica a tra- les que dejan las batallas y usa todos 's para dar soluciones sociales a guerra y, al mismo tiempo, para plant iblemas que no son de incumbencia Los afanes de los politicos, encerrados en st termuno, cada vez. mas aislados del resto de los colombianos, no in terpretan la historia subterranea que corre estructurando formas de convivencia y espacios lizadas por la hegemonia de zados hacia las ciudades que los acogen como desplazados, ‘emergen nuevas aspiraciones colectivas que se can: través de los movimientos sociales y de la resistencia coti- diana que es necesario estudiar. De tales formas sociales, simples pero efectivas, trata la perspectiva de la sociedad postconflicto, es decir, trata de las acciones de las perso- nas que van resolviendo los problemas a medida que apare- cen acciones colectivas que son las que han permi €l pafs no se desintegre. Al reconocerlas se da un nificativo para entender cémo las res sociales progres ydi- consensos sobre qué pais tenemos se gesta en Co- la posibilidad de otra Asamblea Constituyente. Va iaciones evolucionan, la a para hacerles frente repro- 10. eQué traducen las reivindi- caciones territoriales exigidas entre 1991 y 2004, cuando, por ejemplo, no se ha logrado sancionar una ley de ordena: miento territorial, pero se aprueban planes de ordenamien- to territorial (POT)? La propuesta que en este anali lar una politica con base en lo qué duce la hegemonia del Est se esboza es desarro- 1a sucedido en Ios tres ivo 0 negativo de I de profundizacion o no en la p: fuente y parte de cualquier un pais mas Las herencias son siempre un eje de re ferencia inevitable para plantear retos que permitan avan- mn de la convivencia entre los colom- bianos y, en ese sentido, al recuperarlas, haran surgir el presente social, cultural y jardn la fuerza so- cial necesaria para desarrollar las iniciativas de pais que se han moldeado silenciosamente (las politicas que se han he- cho in presentia). Como dijo Jesis Ibanez, se trata de “hacer venir lo que ya esta presente” (cfr. Ibaftez, 1990). En efec: 58 to, se trata de sacar a la luz el pais que esta en el siglo XXI, pero en su siglo XI Para alcanzar lo anterior se precisa leer la coyuntura mas ites de la inmediatez, colocandola en la pers: pectiva de ella socialmente va estructurando en los sujetos y en los derechos que emergen de las luchas socia- les, Se necesita superar la reflexion que se debate entre la desmesura de los expertos, que creen hacer pais desde los, tescritorios siguiendo el costoso instructive de Harvard (que es el mismo que se baja de la pagina web del Banco Mun- dial por muchos pesos menos), y la moderacion académica de quienes estudian y acttian siguiendo el paso y toman: do el pulso a la sociedad colombiana y sus profundidades, para darle cabida a las construcciones de las identidades ¢¢ identificaciones territoriales que emergen de las contra- diceiones sociales, En la medida en que la guerra se ha ra- dicalizado, la paz se ha fortalecido, puesto que es uno de los ejes basicos para la solucién del conflicto armado. Se hhacen esfuerzos por entender la logica de la guerra’, se requiere ponderar tal aspecto con amplitud si antropologica.e histérica, mas alla de los limites que lo cir- cunscriben a ser un corolario previsible después del silen- ciamiento de las armas. La sociedad postconilicto es Ja convergencia en un mo- mento determinado de las dinamicas de los movimientos so: ciales, que son estructurantes de realidades sociales, cul: turales y politicas, y, en ese sentido, no son meros actos de protesta. asi, la sociedad postconflicto posce Ja capacidad para conformar identidades (cfr. Mouffe y La- clau, 2000) 0 identidades proyect 7 59. os colombianos. En este sentido, emergierot lidades politico-culturales como, por ejemplo, la integraci6 de los distintos movimientos y sectores sociales que apoy ton la candidatura de Floro Tunubala a la gobernacion del Cauca y los progresos de la politica para el reconocimiento de tos derechos de los minusvalidos, homosexuales ¢ inmi- grantes, En general, se han presentado inesperadas confi- guraciones observables en la poblacin, como los cabildos de indigenas urbanos de reira, Armenia, Medellin, bildos rurales, como los del Hi y que han iniciado sendos procesos de recuperacion c territorial y social al amparo de la Constitucion de 1991, no sin resistencias de los propietarios de fine Igunas ve- ces, de las propias organizaciones indigenas. Tal parece que el asunto no se va a detener, aunque exis- tan fuerzas contrarias a su desarrollo y promocion nacio- nal. Se ha delineado en los ultimos aftos una situacion de transicién, més que por lo que es preci- so tener en cuenta, ante la posibilidad de una nueva refor- ma constitucional, que lo ganado no puede ser perdido. De uuna tradicién siempre sera incierto el momento de fandar- la, invariablemente sera contradictorio la, con fre: establecerla, pero siempre sera facil dar Lo que nunca acabara de sorprendernos es la capacidad que tienen las tradiciones de levantarse de las cenizas, de sobrecogernos con sus reapariciones. En el balance de la Constitucién de 1991 convacado por la Facultad de Derecho, Ciencias Politicas y Sociales de la Universidad Nacional, Uprimny (2001) realizo un intere- , promoviendo a la vez una discu- sién sobre e] Estado social de derecho impulsado por el Para él, dicho Estado “es una formula politica —de amplia laceptacion en el derecho constitucional contemporaneo— enriquecida (para el caso colombiano) con los aportes del ‘multiculturalismo” (Uprimny, 2001: 97). Segan él, la Cons titucin de 1991 es un texto “que se proyecta hacia el futu- pues mas que codificar las relaciones de poder exis: ites, ese documento juridico tiende a delinear un modelo de sociedad a construir” (Uprimny, 2001: 98). Para realizar su balance, Uprimny se bas6 en el trabajo de Ruti Tietel Ju- 62 0 cultural para la transformaci6n politico-cultural de eolombianos, pues, concebida como dispositive cultural, la Constitucién ha sido una herramienta usada y realizada so- cialmente, y no s6lo desarrolada juridicamente. ‘Al ser utilizada, la Constitucién devino palabras de Geertz, se trata de “la perfeccion acuerdo comunitario y no la realizacion de un mandato ab- soluto” (Geertz, 1994: 238), idea que se constata con vances en materia jurisprudencial sobre la diversidad ge- nerados por las sentencias de la Corte Constitucional y con fos impactos de la apropiacién étnica de los derechos de la diversidad”. Alentrar en la arena, la Constitucidn ha sido interpreta- day luchada socialmente, ha producido significados distin- tos ampliando los originales, incluso ha visto transforma nes en los hechos (la traduccion a los idiomas ‘cosa que no demuestra la presencia de una cri do, sino la vitalidad que tiene. El aparente desorden no abe- dece a su cardcter “utépico” ni a que se ha “quedado corta”, sino a las complejas realidadles sociales que son movilizadas, por lo que las exigencias de simbolizacién y representacion del orden social que se construyen bajo su proyecto deben. 63 ‘onstitucién de 1991 no actus sobre co- sas filtradas y limpias, sino sobre situaciones estructuran- tes-desestructurantes que demandan las sensibilidades le- gal y etnografica a las que apcla Geertz, sensibilidades que “se alimentan tanto del orden como del desorden” (Geertz, 1994; 244). Como herramienta cultural, la Constituci susceptible de ser interpretada al arbitrio de ‘tura, que tiene la capacidad de transformarlo todo: El derecho, en lugar de constituir un mero agregado técnico @ La problematica multicultural resulta paradigmatica. En efecto, pasé de ser fundamentalmente indi porar a otros sujetos como los negros cont les e insulares y a los gitanos. Los cons constitucionalizar los derechos de los pueblos indigenas y garantizar la participacién politica en los érganos de repre- sentacion. Cabe decir que lo consagrado en la Constitucion debe ser comprendida en forma inequivoca, pues desde mesas de concertacién para la constituyente se trazé ese de- rrotero. La presencia del transitorio 55 constitucional para negritudes"® en cierta forma lo explica, porque cada colecti- vidad busco acomodar los derechos para que beneficiaran ‘ales de produceion, el derecho ala propiedad cle a sus colectividades genéricas. El transitorio 55 expres6 la respuesta del Estado a la necesidad de una legislacion es- pecifica para los afrodescendientes distinta al fuero indige- nna existente hasta ese momento. Sin embargo, los mismos derechos que en su momento fueron para indigenas vienen siendo reivindicados por otros actores promovidos a la poli- tica, y en el seno del movimiento indigena, en poco tiempo, Jas organizaciones sociales se han visto enfrentadas a una division del trabajo que posibilité la aparicién de las orga- nizaciones propiamente politicas y electorales, los resguar- dos se convirtieron en unidades administrativas del nuevo Estado y los cabildantes, casi sin saberlo, quedaron some- tidos al escrutinio publico como autoridades oficiales. No 8 en vano que muchos cabildos hayan sido tutelados en Jo que va corrido de la vigencia constitucional. Ademas de Jo anterior, la multiplic de los cabildos ha puesto en aprietos a las comunidades indigenas, pues el fenémeno dobedlece a logicas que si bien son propiamente culturales, no estan ancladas en seculares y tipicas tradiciones, sino en acciones estratégicas y tacticas para tomar posicién en Ta coyuntura actual, retomado e impulsando instituciones tradicionales, como en el caso del pueblo zenti de Cérdo- bba, en cuyo territorio se han organizado cerca de 250 ca~ bildos. Algo parecido ocurrio con la irrupcién de los indige- nas de Suba y Bosa en Bogota, que demandaban derechos e impugnaban al Estado y a la Oficina Gubernamental de Asuntos Indigenas. Lo relatado aqui no esta ausente de conflicts y preo- cupaciones internas que buscan el control de la situacion. Pero esto, que en apariencia es un caos etnopolitico para, quienes se han opuesto al reconocimiento de los indigenas— ‘produce —progresivamente— una capacidad de accién po- litica sin precedentes, al punto que se puede afirmar que ellos —los indigenas— son quienes han logrado comprender mejor el presente hist6rico de sus reivindicaciones y la co- yuntura que han debido sortear, aunque no se puede decir lo mismo acerca de la capacidad desarrollada para avanzar en la trascendencia nacional de estos hechos. El éxito alcanzado por las luchas indigenas bajo el ampa- To de la Constitucién de 1991 en materia de reconoci to de derechos y logros institucionales para el desarrol tegral de sus comunidades no se puede aplicar de cara a la transformacion estructural del Estado y del replanteamien- todel regimen de convivencia de la comunidad nacional. Es posible que la estrategia indigena se limite a su inclusion en el Bstado social de derecho y no a la transformacién de Jas estructuras nacionales. Pero, aun asi, dado que el de- bate lo plante6 el constituyente, las voces indigenas al res- pecto estan silenciadas, ¢Cuales son los efectos de la expansion de las reivindi- caciones étnico-culturales? En primer lugar, la constante haabilidad de sectores, étnicos y no étnicos, organizados a partir de las identidades particulares para apropiarse de los vances constitucionales en materia de diversidad étnica. En segundo lugar, la progresiva ampliacién conceptual de Jo pluriétnico a lo multicultural, incorporando a otros suje tos colectivos {negros y gitanos) y a ciertas organizaciones regionales (como la del Macizo Colombiano), 0 el fomento del debate sobre lo nacional. En tercer lugar, dichos avances or- ganizativos y de movilizacién identitaria plante tas convergencias dan cabida a la ever €l sentido del pluralismo integral en la redefini tado social de derecho, UN MODO PARA OBSERVAR LA PROMOCION Lapromocién de la diversidad se constituyé en una practica politico-cultural del Estado, un particular plurietnicismo de Estado, para poderlo diferenciar del m aunque comprende al primero, no se agota en la promocién de lo étnico. Del mismo modo, la promocién de la diversidad se convirtié en una practica politico-cultural de la sociedad 66 que reivindicé las identidades para subirse al tren multi- eultural. Diana Rojas (1999) ha demostrado los alcances institucionales que Colombia ha logrado en materia indige- na, aunque ello no sea sinénimo de eficacia social. En este sentido, se ha dado un crecimiento en materia burocriitica bastante significativo. La Corte Constitucional, con reserva critica que no es pertinente desarrollar en estas lineas, ha sentado doctrina en materia de diversidad cultural, alos ingentes esfuerzos de magistrados como ta (a. e. p. d.) y Carlos Gavi ‘Sanchez y abogades co explicacion politico-cul dad bajo el amparo de la Constitucién de 1991 se tiene un doble razonamiento, conceptual y transicional-contextual, que se ha sintetizado en los cuadros 1 y 2. En el cuadro niveles horizontal y vertical que integran las dimensiones ju- ridicas, antropologicas y politolégicas de la promocién de la diversidad (lo multicultural) en la década pasada. Los am- Ditos se refieren, pues, a: 1) Bl Estado: lugar de las tensiones y las luchas que, bajo la orientacién legal y constitucional, construyen las ba- ses de la produccién de la hegemonia y las formas de do- minacién que se pactan al obedecer a la Constitucion, a ‘sus anhelos y a desarrollos 2) La Nacién: dimensién que cobra inusitada importan¢ Porque constituye la manifiesta orientacién simbél tulturel que cohesiona a la poblacion diversa dentro del territorio, al producir los lazos de pertenencia a la comu- nidad nacional, conv’ Tos discursos y las imagenes en hechos percibibles por los ciudadanos. 3) La participacion: que es propiamente 1a accion politica de los sujetos que tratan de posicionarse reflexivamente mediante la resolucién de las tensiones entre los anhe- los que se promueven y la realidad. De ahi que los com- 67 ponentes matriciales, si bien pueden ser separados con fines analiticos, estén intimamente relacionados. Asi, el Estado tiene predominancia juridica, pero no es ajeno a las formas culturales que asumen la cién politica. La nacién, manifiestamente: namental y social, no deja de tener ambitos de legitimidad en lo juridico y en lo cultural. dad (sombreados en el cuadr seccién de énfasis y Ambitos. pluriétnico; y el centro politico, la autonomia. La sigui matriz es util para comprender la promocién de la diversi- dad como totalidad y para aclarar los limites internos. Cuadro 1 ‘PROMOCION DE LA DIVERSIDAD (Enfasis legal, cultural y politico) Antropolégico Enfasis Ambito Juridieo Politoligico ‘dentidad (unidad en fae S = rain | koomninons | Papin | Deion | Ph Esta matriz establece los frentes de las relaciones: el de los énfasis, el de los ambitos y el de la totalidad, es decir, los frentes de relacion configuran el concepto de la promo- cién de la diversidad. tegra lo vertical y horizontal como total Se desprende de la matriz, tedricamente, que hay promocién, de la diversidad cuando ¢l Estado la reconoce, la fomenta, la protege, la apoya, la impulsa, la desarrolla y la organi 68 za, fundamentando las politicas bajo criterios diferenciales de aplicabilidad sobre una poblacion multiple cultural, ét- nica, histérica, social y genéricamente hablando —sin per- juicio de las especificidades y diferenciaciones absolutas de ‘cada porcion de poblacién diversa y de sus interrelaciones, La conduccién politica profundiza la autonomia para la ‘organizacién efectiva del Estado y de la sociedad al reco- ‘mocer como principio constitucional la centralidad que las identidades colectivas tienen en la conformacién del orden. Si la existencia dé la promocién de la diversidad obedece conceptualmente a esta percepcion, en Colombia emergen dos tipos complementarios —pero conflictivos— de ella, que son la promocién de la diversidad desde el Estado y des- dela nacion. Desde el Estado, porque es promovida juridi- ‘camente por la Constitucién de 1991, con efectos directos fn los ambitos gubernamentales, presionados por distin- tos sectores sociales y por la obligatoriedad que impone la Constitucion. Desde la nacién, porque se producen impul- 0s sociales operados por cada segmento de la totalidad que se percibe diversa, en un tiempo determinado, anima- dos para avanzar hacia una posicién politico-cultural dis- tinta a la que tienen. Los ENFASIS 1. Bl énfasis juridico Hay énfasisjuridico cuando se promueve la diversidad desde ¢leampo del derecho. La competencia de este énfasis corres onde a lo legal, a la produccién de normas, a la adminis- tracion de justicia y a la formacion de derechos. Bl Estado Social de derecho asume la proteccidn de la diversidad étni- ea impuesta por la Constitucién de 1991 y procede a regla- te en leyes y decretos, que coadyuvan al ional y al estimulo de los alcances legales nto de a diversidad. Obligado por el deber de Feconocer la diversidad, el Estado se enfrenta a una socie- ad nacional movilizada, cuyos actores no necesariamente ‘eoinciden con los que él imagina constitucionalmente. Se Genera un campo de tensiones propias que tiende a coni- Cy gurar, juridicamente, la representacién de los sujetos que derechos que se establezcan. De ahi que ica de los sectores sociales, legitimados por el discurso juridico o legelizados por su ordenamiento, defina los términos de su accion en las arenas local, regio- nal o nacional, niveles a los que acceden con el tinico abje- to de materializar los derechos y hacerlos efectivos. Se tra- ta, pues, del paso del reconocimiento juridico a la exigencia legal de los presupuestos de inversion, para decirlo de una forma grosera, pero contundente. La accién politica por el reconocimiento y por el ejercicio de los derechos de la diversidad se legitima en la Coi cion de 1991 y en la politica de reconocimiento que se de- riva de ella y se traduce en la movilizacién ampliada por la sacién de otros derechos conexos. El campo juridi- ien protege, reconoce y establece derechos, no esta tensiones propias del desarrollo jurisprudencial a, el Enfasis juridico comprende los aspec- la proteccidn legal de la diversidad y ga- ejercicio del reconocimiento del que ella es ob- \do y otorgando los derechos que permiten la tegral de la diversidad. 2. El énfasis antropologico Se produce el énfasis antropolégico cuando se promueve la diversidad y las identidades como fundamentos para ca- racterizar genéricamente a la poblacién del pais y apoyarla diferencialmente. Lo antropologico insiste en la poblacién, los sujetos y la ciudadania, en suma, en la gente diversa que comparte algin sentimiento de comunidad nacional. Lo antropoldgico trata los procesos simbélicos e imaginarios que cimientan las bases de la representacion colectiva de Ja comunidad imaginada, que, para efectos de la C - cién de 1991, apunt perspectiva de es tidades colectiva: a la vez que prodi tegradas en el orden nacional, integracién que se basa en la promoci6n de la diversidad y en el desarrollo autonome de sus peculiaridades. Este énfasis atiende las dinamicas pro- 70 : yi pias y locales que dan cohesién simbélica a las comunida- des, proyectando ¢ institucionalizando la politica de unidad fen la diversidad como proyecto de Nacién y, por lo tanto, sentido de comunidad nacional. Aqui la partici- a se fundamenta en la pluralidad de distintos toricos de las colectividades y, por lo tanto, de .cién y diferentes maneras de cemergencia gradual ss, la promocién de tica, y concibe a la poblacién por la diferenciacién objetiva =multicultural y pluriétnica—, para potenciar la mision plural de Ia accién politica. 3. El énfasis politoldgico Hay énfasis politolégico cuando se promueve la diversidad desde la accién politica. En este énfasis la politica es el mul- ticulturalismo. EI multiculturalismo del Estado social de de- 10 fue definido en el articulo 7° de la Cons- titucion de 1991, con el objetivo de reconocer y proteger la diversidad. Lo politico en el ambi Ja gobernabilidad cultural, m: inclusiva de la diversidad y la movilizacién de sentidos plu- Talistas, que permitan la accién constructiva de las identi- icha gobernabilidad continuamente vigila ¥ atiende los cambios en la sociedad y toma las decisiones Pertinentes, a la vez que mantiene activos los lazos de pa- Fentesco imaginado de la comunidad nacional. Es decir, la obernabilidad es el ejercicio propio del gobierno que busca Inrealizacion efectiva del Estado social de derecho multicul- tural, como ordenamiento del pais, con base en la centra- lidad de la promocidn de la diversidad, para la produccién, de los referentes simbélicos de la nacién. En este sentido, la, Participacién politica se concibe otorgando autonomia a las ‘colectividades, ahondando en la descentralizacién de las fun- n ciones del Estado, respetando la pluralidad de la poblacién, racionalizando la funcién pablica y liberando las fuerzas so- cciales y politicas en localidades y regiones. En conclusion, el €nfasis politologico es en esencia un multicultu que propende por la estabilidad de las tensiones propias de Ja diversidad mediante la gobernabilidad cultural. A través de ello, se garantiza la accién politica participativa y auté- noma en la produccién del orden plural. Los AMBrros 1. El dmbito del Estado Laaccidn estatal, comprendida legalmente, es la proteccién, de la diversidad, proteccién que otorga capacidad para pro- mover las identidades colectivas mediante politicas multi- culturalistas. Cuando la Corte Const pueblo arhuaco de de actuacién de Ia reconocié y protegié la identidad arhuaca y de paso estable- cié jurisprudencia para resolver problemas similares entre los pueblos indigenas y las précticas religiosas, sin menos- cabo de los derechos a la libertad de cultos, y configuré los lineamientos para acciones multiculturales (Sentencia SU- 510/98). Como la promocién no es aséptica, ésta produce y reproduce tensiones y cierta inestabilidad. 1 Estado per se ‘no promueve necesariamente lo que es exigido y demandado, ¢; incluso exigiendo, tiende a constresir. En este ambito se puede ubicar el FPcE de la emergencia del campo étnico, 2, El ambito de la Nacién El reconocimiento de 1a diversidad conduce a una mejor ‘comprensién del componente de la poblacién nacional, que 9 diversa cultural y étnicamente, es decir, multicultural y phuriétnica, hecho que genera ciertos trazos de goberna- bilidad, cuya conduccién politica obedece a esa condicién, Por ser el ambito de la realidad social y cultural, lo nacio- nal produce la tension entre las normas y las acciones de la conduccién politica que, al resolverse, debe ajustarse a la objetividad de dicha realidad que, a su vez, se transforma 72 por efecto de ella. La situacién nacional de la diversidad es dinamica y fragmentada, se expresa en movimientos socia- Jes, que si bien no estan satisfechos, comprenden que en la década pasada se han logrado avances significativos y que, aunque no ausente de dificultades, hay un horizonte mas © menos claro para actuar. En pocas lineas, el ambito na- cional ha de comprender los efectos de la sociopolitica del reconotimiento, que estimula la movilizacion de los secto- ‘res que consideran deben ser atendidos diferencialmente de acuerdo con sus especificas identidades, ajustando todo ejercicio gubernamental a la objetividad particular de cada una de ellas. La evolucién de este ambito en la década de 1991 a 2001 permite plantear el FPcE de la transicién na- cional pluralista, 3. El émbito de la participacién La accion politica multicultural se caracteriza en este am- bito por la movilizacién social para hacer efectivos los dere- chos de la diversidad cultural consagrados en la Constitu- cién de 1991 y para ampliar los escenarios de la promocién de la diversidad. En el primer caso, trata de aplicar dere- ‘chos de modo particular y no universal; en el segundo, de ampliar el reconocimiento a las recient Jes emergentes. Al estar delimitada la aceién pol interpretacion contextual y especifica de la pobla ‘se pluraliza y diversifica, al tiempo que exige la definicion de una participacién dotada de autonomia, La partis por la via democratica fue garantizada por la Consti de 1991, y en materia étnica la Constitucién ha const Sociedad en general se ha expresado de distintas maneras, aunque son evidentes las limitaciones que se han presen- tado en la década pasada. La diversidad ampliada, o, como se ha preferido llamar aqui, el FPcE de la reconfiguracién de la diversidad, es uno de los aspectos que se desarrollan amparo juridico de la nueva Constitucién, €l pais ha desarrollado, no sin limitaciones, la proteccién de 73 la diversidad étnica y cultural de la nacién mediante el re- conocimiento de las realidades diversas y ha configurado y io derechos para las identidades colectivas moviliza- cas, religiosas, de inmigrantes, genéricas, minus- validas y regional ha profundizado en la cua- sociedad. El pais ha contemplado las diferenciaciones historicas y demandado la. toma de conciencia para realizar practicas politicas pluralis- tas y democraticas mas abiertas, a tono con la complejidad de la poblacién nacional. La vida colombiana ha dado tra- lades multiculturalistas, pero no ha logrado resolver la tensién planteada en torno a qué cuestién se le debe asignar la centralidad en la produccién del orden, por Jo que el segmento de 1a poblacién que demanda derechos multiculturales ha visto en algunas circunstancias fructi- ficar sus luchas, mas no el sentido y significacién de cllas, para avanzar hacia el Estado pluralista social de derecho, que es multicultural. Para los pueblos indigenas, afrodes- cendientes y gitanos y para las colectividades de minusvé- lidos, de género, entre otros, se ha gestado la posibilidad de una gobernabilidad cultural, mas 0 menos eficiente, que apunta a fortalecer Ia autonomia, El Estado colombiano, mal que bien, ha protegido y pro- movido la “unidad en la diversidad”, hecho que ha produci- do el multiculturalism de Estado, que en realidad ha sido un ph , focalizado en los pueblos indigenas y, a partir de 1994, en los afrodescendientes, rompiendo el es- quema de la unidad racial de los colombianos, Pero tales derechos, por ejemplo, en materia legal, no han sido invo- cados por la sociedad para defender la diferencia cultural entre un guajiro, un pastuso oun antioqueno, La nacién se hha pereibido diversa y con posibilidades de promocionarse, or lo que algunos sectores, al organizar ciertas demandas, han consolidado la sociopolitica del reconocimiento, movi Mizando la diversidad y ampliandola en términos de sujetos que negocian los conflictos con el Estado y la sociedad me- diante una incipiente gobernabilidad cultural. Conquista- dos los derechos en 1a accién politica, esta aceién se va phu- a las demandas de autonomia. nuevos, como los desplaza- la de Ia Iglesia Catélica y de dos, han quedado bajo I 7 ciertos sectores de la sociedad civil, razén por la cual ven Jimitada su participacion directa, Los aspectos multiculturales y pluriétnicos en Colom- bia han avanzado conceptualmente (doctrinas y desarro- los constitucionales de la Corte Constitucional, teorias y explicaciones antropologicas y etnologicas de orden multi- cultural, concepciones de politicas y programas institucio- nales).-Indicio de ello es la convergencia de puntos de vista entre sectore: les y gubernamentales en foros naciona- Jes ¢ internacionales en torno a logros y dificultades, terés de otros paises por estudiar la situacién indigena co- Jombiana y la importancia del fortalecimiento étnico en el gjercicio de gobierno, que, aunque limitado, esta en franco proceso de discusién y debate. Aunque la perspectiva aqui planteadaes p 10 dejan de preocupar los hechos que Se producen frente a la diversidad en el contexto de la cri- ssis nacional. Pero si un pais que en medio de una crisis es- tructural avanza en esta materia —que sigue siendo margi- fal en los asuntos del Estado y de la sociedad—, cosa que no han logrado hacer paises con mayor estabilidad institu- ional, eso no sélo conduce a pensar en su fuerza, sino en que es preciso proyectarle el horizonte con mayor y radical intensidad hacia cl lugar que puede ocupar en la construc- cién de la sociedad postconflicto en Colombia, Los ESCENARIOS Los escenarios pueden entenderse como los contextos de la fransicidn. Por lo tanto, los escenarios reflejan realidades Que se pueden constatar empiricamente. Desde esta pers- Pectiva de analisis, los elementos que contextualizan el im- las constituciones aracter juridico. El paso de lo juridico a la realidad concre- procesos de transformacién y los cambios la, produce el nuevo contexto, cualitativamente distinto, que da cabida a Polégica. Al transformar los impulsos en cambi os no son normativos, la Constitucién politica de 1991 se traduce en los FPcE, que expresan de manera total y com- leja los vinculos de la relacién constitucién-pais y marcan Ja tendencia de la evolucién de los contenidos de los FPcE. 78 producidos por la promocién de la diversidad. Es a partir de ellos que es posible proyectar la tendencia, pues ella re- sulta de las presiones de los FPcE sobre la realidad misma, sobre el derecho, sobre la cultura y sobre la politica colom- bianay orienta la vision para la participacion politica para Ia diversidad. Para observar la eficacia del impulso y del cambio cultu- ral—componentes de la promocién de la diversidad—diriase que se debe desplazar cl analisis juridico hacia el antropol6- gico, con el fin de explicar su presencia o no en la sociedad y los modos en que la eficacia ha hecho tal presenci Uprimny (2001), al interrogarse sobre la responsal de la Constitucién de 1991 en la profundizacion de la crisis, colombiana, levanto una tipologia diagndstica con cinco in- terpretaciones utiles, porque cada una de elas ¢Serviria de algo invertir el interrogante y preguntar so- bre la responsabilidad de la crisis colombiana de la inca- pacidad para aplicary realizar ‘ionalmente la Cons- titucién de 1991 0, mas preci cabe promover la lectura del hiato constitucién-pais para intentar compren- der si hay o no una evolucién en materia multicultural en, Colombia? Tal replanteamiento de la pregunta justifica la necesidad de realizar estudios que den cuenta de la interaccion entre una y otro, no tanto para evaluar los “resultados mixtos” (Uprimny, 2001: 98), sino para entender el poder desen- cadenante de lo social de esa relacién, concibiendo la idea ional como mas humana y estructurante ¢ incor- ta gente que apoyndose en ella se promueve so- icamente. De paso, se piensa que tal modelo de a redefinir el desencanto. terpretativa de Uprimny 9's categoria, la contextual y la transicional, son denominadas por él con especificidad: Para las tres restantes no usa un término exacto (cfr. Uprimny, 2001: 100-101), por lo que aqui, con animo enun- tizarén como proteccional, oposicional de Uprimny, la proteccional de- 191; Ia oposicional, la cuestiona; como reproductora del orden imperante. La tipologia de Uprimny devela dos componen- tes, de situaci6n (contextual y transicional) y de cualidad (las tres restantes), con lo cual las interpretaciones de cua- lidad pueden distribuirse—aunque no necesariamente—en. las de situacion y calificarlas. De ahi que la siguiente matriz, por tratarse de aspectos situacionales, que no son de andli- ‘sis constitucional, es —si se quiere— de orden empirico. En este sentido, se retoman los contenidos de situacion, vincu- Iandolos, para aplicarlos al hiato constitucion-pais. Esta matriz es, entonces, contextual-relacional, porque da cuenta de situaciones concretas, operadas en la realidad nacional, por efecto de la introduccién de la Constitucién de 1991, particularmente de la intencion multicultural o, si se quiere, para ser ms exactos, de la promocion de la diversi- dad por ella contemplada. La matriz tambien es contextual- Felacional, porque el hiato constitucién-pais esta inmerso dentro de una compleja gama de relaciones globalizadas y de fenémenos nacionales estructurales, sin cuya conside- facién es imposible dar cuenta de él. Los anhelos estableci- dos en la Constitucién de 1991 se dirimen en un complejo mundo de tensiones que deben superarse para delinear la transicion entre las situaciones preexistentes 0 contextos ¥ Jos anhelos a los que se apunta o las tendencias que marca su propia evolucién y desarrollo. En esta tensién se produ- cen los conflictos por la hegemonia y por las condiciones de 7 produecién de consensos, sobre los que emergen las formas de dominacién que se pactan. Estas formas de dominacion provienen de la arena politica en sus dimensiones global, regional y nacional, pues no se puede desconocer su com- de Estado y de gobierno y la com- plejidad de los movimientos sociales. Parafraseando a Uprimny, la matriz contextual-transi- cional es til porque conlleva una valoracién integral de lo que ha sucedido en el pais en el campo multicultural, por- que define la especificidad de la mirada sobre la promocién de la diversidad y porque plantea estrategias correlativas para comprender y enfrentar los problemas de construc- cién del Estado, la nacién y la participacién politica multi- cultural o pluralista. La siguiente es la matriz contextual-transicional de la promocidn de la diversidad que nos permite analizar la di- namica de la diversidad: Cuadro 2 PROMOCION DELLA DIVERSIDAD (1991-2008) scenario del impulso cultural | Escenario del cambio cultural (Contexto) —Situacion Tendencia a Estado sees La matriz relaciona tres escenarios: el del impulso y el del cambio culturales, en medio de los cuales esta el de tran- con los Ambitos del Estado, la nacién y la participa- que han sido sustituidos por tres nociones de sus res- pectivas competencias, de acuerdo con las Constituciones de 1886 y 1991 (cuadro 2), 78 Los ejes de referencia, en el extremo de los ese. impulso y cambio cultural (situaciones Ay B 5 —— "son el origen legal, cultural y politico del que se tendencia calificada que esta siendo insinuada p nario de transicion. | Elcambio cultural titucion de 1886 porla ral de la nacién que promovi6 la intencién de ca———— daen los anhelos de paz, en la promocién enel desarrollo econémico, en la proteccién del —=—=——— biente, en cl nuevo régimen de convent) ———— cracia participativa para todos los colombianos, $$ ci6n de religion, etnia e ideologia. Mediado por el escenario de transicién, el es———— ‘impulso cultural se remonta hasta la tendencia B) denominada “Estado pluralista social de dere se fragua en la interaccién de los FPcE, que son ——$—$$$— ‘especificos de la transicién. En su trabajo, ampliamente citado, Uprimay ——__——— problema de la viabilidad y la necesidad de un ———————— cial de derecho pluralista en Colombia’, Result. = te que, proviniendo su trabajo de una perspecti- —$—$—$— ala que aqui se maneja —aqui se plantea como ‘¥no como asunto viable—, se coincida en. €l LA———$$== " tico. La diferencia entre Estado social de derech- ——— tay Estado pluralista social de derecho, plantead ——___ lineas, no es meramente semantica, sino que ob caracterizacién pluralista del Estado social (qu—=—=—=—>———— Ia diversidad de su pobl ——$$= éllo) y del derecho. Con Pluralismo juridico es una consecuencia de un Es Talista, no la causa definitoria de la pluralidad. far la exclusion, la participacion genere las expe——————— ‘inclusion, que se materializan mediante los van orientacion multicultural, La promocién de la diversidad ha movilizado politicamen: te la pluralidad del pais. Leida la matriz desde la base, la promocion de la diversidad otorga sentido de procedimien- to estructurante a la participacién, sobre el que se arma el ‘Tomando como a, se dice que sin aceiones de participacién no se generarian formas plurales de acci6n politica reconocida y legitima, ni las reconfigura- clones de la diversidad, ni la genesis del campo étnico. Pero las dindéimicas del campo étnico, al evolucionar, inciden so- bre la legitimidad de las reconfiguraciones de la diversidad y afectan la participacion de la politica (redefiniendo o am- pliando las formas de participacion). La promocién de la diversidad adquiere en la transicién Ja vitalidad de la construccion y el desarrollo, que es el con- texto objetivo y, por lo tant igar de observacién de los cambios “que estén cam ‘A fuerza de ser reiterati- escenario de impulso cultural comprende los dos dis- ivos culturales que marcan la coyuntura constituyen- os te, la Constitucién de 1886 y la Constitucién de 1991. EI escenario de cambio cultural, por su parte, comprende los FPcE y sus tendencias, que delimitan lo sucedido en la dé- cada pasada. La Constitucién de 1991, si bien es un impul- so cultural, es a la vez transicional, ya que tiene que desa- rrollarse legislativa e institucionalmente. Los FPcE, si bien ‘son cambios culturales, son a la vez transicionales, porque Jas dinémicas internas los modelan progresivamente, por lo que asignan el tiempo de andlisis, lo presentifican y permi- ten estudios profundos de la coyuntura, 1 Elescenario de impulso cultural Enel orden vertical de descripcién en este escenario apare- cen los niveles conceptuales de Estado, nacién y participa ion, bajo categorias que le son propias. La situacién A es un contexto, definido por la Constitu- cion de 1886, que desde 1886 hasta 1991 habia definido el Estado como republicano, a la nacién como uniforme cul- turalmente, prohispana y catélica, donde 1a participacién politica era exclusiva de los sectores dominantes, y, por lo tanto, excluyente para amplios sectores diversos, 80 La Constitucién de 1991 vino a transformar este orden de cosas y generd un nuevo contexto en el que se promo- via un Estado social de derecho con aportes de visiones multiculturalistas para dar cabida a las reivindicaciones de los pueblos indigenas, iniciando el proceso de redefini- ein de Ia naci6n bajo el proyecto de unidad de los colom- ianos en su diversidad, con lo cual se abrié la posibilidad democratica de la inclusion autonoma de actores que has- ta.ese momento no lo habian hecho o lo habian hecho mar- ginalmente. Este es el motivo por el cual una parte del es- ‘cambio constitucional, forma tambien parte de sin perder la cualidad de ser a la vez impul- sor de cambio cultural Las constituciones politicas son reflejo de las demandas del poder constituyente primario, por lo que la autonomia juridica es relativa, aunque predominante. Por lo demas, ‘concebir estdticamente la Constitucién de 1991 implicaria agotarle el tiempo social de evolucién y desarrollo, no solo por el transito de una constitucion a otra, sino porque no podria siquiera pensarse en términos de Ios estudios cons- fitucionales, pues se excluirian del andlisis jones del sistema judicial y de la Corte Cons! hacen que, en derecho, la concepciones constitucionales se enriquezcan y profundicen. 2, Bl escenario del cambio cultural Como todo impulso cultural genera una movilizacién diree- tamente proporcional, tiende a materializarse en cambios que alteran, reproducen, sustituyen o crean formas cultu- rales concretas, entre las cuales destaca la produccién de sentidos sociales que coadyuvan a renovar o transformar Jas estructuras materiales de la sociedad. Los FPcE, en tan- tofenémenos totales, permiten vislumbrar el campo étnico, campo de lucha multicultural en el que se desarrolla el dia dia de la lucha por lograr la consolidacién multicultural del pais (en la década pasada sélo ha logrado promover la diversidad étnica). En el campo étnico se solidifican las lu- chas como conquistas burocraticas que impelen a los ac~ tores a luchar por su control. Este espacio produce la he- 81 gemonia, que se ubica en la tensién entre la etnizacién del estado 0 la estatalizacion de las etnias. En consonancia con la emergencia de dicho campo, apa- rece la reconfiguracién de la diversidad, que, producto de la movilizacion y el amparo legal, promueve actores que se de- finen desde la logica de la diversidad, reconfigurandola. De esta forma, por ejemplo, se ha presentado la posibilidad de la movilizacion identitaria de los municipios afectados por la precaria reforma constitucional, que movilizan y politi- zan sus identidades hasta ese instante folclorizadas. Emerge también, con fucrza, la reivindicacién de las culturas popu- lares. El par de FPcE descritos se prayectan para consolidar Ja transicion pluralista nacional, pues los sujetos promovi- dos en la década que va de 1991 al 2001 estardn dispues- tos a luchar para no perder sus alcances (subjetividad) 0, por lo menos, generaran el espacio para enfrentar 0 nego- iar y transformar las reglas de juego (objetividad). La tran- sicién no obliga a que la tendencia se consolide, como tam- poco permite que se niegue la objetividad de los fendmenos que se han producido. La tendencia es producto no de la orientacién normati- va de la Constitucién de 1991, sino de la resolucién histo- rica de las tensiones entre el ejercicio normativo y la rea- lidad social que evoluciona a su amparo. Se puede decir, igualmente, que en ella se cristaliza la produccién del sen- tido que orienta los habitos y las précticas que dan forma ‘las iniciativas de la promocion de la diversidad. Si bien la Constitucién de 1991 prefiguro un Estado social de dere- eho con promocién de la diversidad, durante la década de 1991 42001 algunos sectores sociales han demandado am- pliarla y profundizarla de cara a lo multicultural, hecho que aporta interesantes elementos para pensar el Estado plura- lista social de derecho, que es a todas luces una radicaliza- ci6n no prevista por el constituyente, pero que no es ajena @ su voluntad y es concordante con ella. Como prerrequisi- to esta el reconocimiento de las reconfiguraciones de la di- versidad, es decir, la tendencia a admitir que la diversidad no es inmévil ni esta paralizada y que se han ampliado los sujetos y las reivindicaciones. En consecuencia, en estos 10 aifos, en materia de conciencia diversa y de la moviliza- ign social concomitante, el pais ha cambiado, por lo que es 82 posible prever que de continuar la tendencia su curso nor- mal, Colombia puede ser concebida juridica, antropolégica ypoliticamente como multicultural, stricto sensu. Los FPcE 0n, pues, fenémenos concretos y totales producidos por la promocidn de la diversidad, son un cambio cultural en si, mientras que la tendencia es cambio cultural para si. 3, Bl escenaria de transicion En el escenario de transicién la Constitucién de 1991 ad- quiere el sentido falsbordiano de herramienta util para im- y promover el cambio cultural y es visualizada como ‘un instrumento de promocién de la diversidad, de las po- liticas de reconocimiento de las identidades colectivas, del smulticulturalismo y de la autonomia para la gobernabilidad cultural. Los FPcE son las materializaciones efectivas y hui- dizas que se producen en la realidad social, bajo el amparo de la legitimidad y la legalidad que la Constitucién de 1991 da a la movilizacién social que demanda el reconocimien- to de sus particularidades. En este sentido se piensa, por ejemplo, en la participacién electoral de los pueblos indige- nas y afrodescendientes, en la destinacién de presupues- tos para impulsar los programas de fortalecimiento étnico, en las posibilidades sociales de participacién publica de los, hhomosexuales, en la participacién paritaria de hombres y mujeres en la administracién publica, en el derecho al tra- bajo sin discriminacién alguna para personas discapacita- das, en los conflictos intestinos que se fraguan en la lucha por el control de los espacios que se generan para ellos, en los enfrentamientos a los opositores naturales de las reivin- Gicaciones que plantea la diversidad y en las tensiones bu- Tocraiticas y legales propias para ejercitar los derechos. EL ESTADO PLURALISTA SOCIAL DE DERECHO Se llega hasta el Estado pluralista social de derecho, que Seria el Estado multicultural por antonomasia, porque es el ‘camino a seguir cuando la promocién de la diversidad inci- de en lo transicional y afecta la relacion constitucion-pais, ‘Como se vera, el basamento de dicho Estado establece una Telacion de continuidad conceptual, historica y logica entre 83 Jos desarrollos liberales de la comprensién del Estado, que pasa por el Estado social, el Estado social de derecho a secas | de derecho con aportes del multicultura- lismo. Es un Estado que en lo estatal aspira a ser democré- yralista (por reconocer la diversi recho (por consider para la coordinacién pr fuentes de los cuatro componentes que lo integran). Empiricamente, la promocion de la diversidad generé un cambio constitucional que sustituy6 el Estado republicano, la nacién hispana, catélica y racialmente uniform hha promovido de la diversidad fue una de las intenciones del constituyen- te de 1991, que impulsé la transformacion de la represen- tacion que el pais tenia de si mismo y de los habitos en la cultura politica que, sin temor a equivocos, se estan produ- ciendo, independientemente de los juicios criticos que sobre lla recaigan. En Colombia, por presion social o sin promocién de la diversidad ha tenido eco en el Estado y Ianacién. Desde el Estado, porque se han generado progr: 808 institucionales, y desde la Nacién, porque cada segm to de la totalidad que se percibe diversa ha buscado que di- cha promocién los afecte positivamente. La promocién de la diversidad configura un conjunto de realidades producidas por la relacidn constitucién-pais, que vincula las dimensiones culturales con los sentidos promo- vidos por el constituyente y los que se materializan en su desarrollar la génesis del campo étnico, la reconfiguracion de la diversidad, Ia transicion pluralista nacional y generar sentidos sobre eventuales corolarios, como puede ser la Iu- cha por desarrollar y conformar el Estado pluralista social de derecho, la diversidad ampliada y lo multicultural, stricto sensu, aunque para llegar a esta situacién tendencial que- da atin mucho camino por recorrer. Altransformarse la orientacion del Estado que prevaleci6 @urante mas de 100 aos, se le dio la posibilidad de promo- vyerse al segmento indigena y afrocolombiano de la poblacién. La complejidad de la dinamica estatal colombiana atiende estos asuntos como periferia de lo que considera sustancial para su estructura, y aunque la politica, con sus afanes de inmediatez y eficacia, la tienta con prudencia, se promue- vyen debates y practicas que pueden llegar a darle cabida en Jas reformas del Estado al papel que juegan las identidades ‘en la construccién del orden. El poco perfil politico asigna- 0 las identidades hiace pensar que su importancia es una mera intencién subjetiva de los analistas, pero al analizar Jas dinamicas sociales en materia de la promocion de la di- versidad bajo la éptica del campo étnico, las posibilidades antes subjetivas tienden a replantearse teniendo como base la objetividad de los hechos. De ahi que los estudios sobre multiculturalismo en Colombia, proviniendo de perspecti- ‘vas distintas, hagan convergencia en horizontes similares y coincidan en los alcances de la promocién de la diversidad en estos aftos y en la necesidad de avanzar hacia un Esta- do pluralista social de derecho 0, en caso de no ser asi, en lamecesidad de evaluar su vialidad. Las practicas derivadas de la representacion de la na- cién uniforme que obligaban a todos los colombianos a ser catélicos, a hablar espafiol y a blanquearse se han venido fransformando a partir de la dignidad de las culturas y de Jas identidades, consagrando derechos que permiten el res- peto de la pluralidad de confesiones, ideologias y tradicio- ‘hes que conviven en el pais. Esto, que es un salto cualitati vo en términos politicos, porque hace coherente la realidad del pais con la intencién constituyente, ha generado mu- hos procesos sociales complejos que estan reconfiguran- do ¢ introduciendo otros nuevos que legitimamente reivin- dican su diversidad y exigen ser tratados de acuerdo con ello. Incluso entre las mismas comunidades han apareci- do disidentes culturales que les plantean interesantes re- tos, como es el caso de los arhuacos protestantes, los pae- ces fuera de sus resguardos y la indigenizacin de algunos sectores campesinos, De tal manera, en perspectiva, dadas las bisonas realidades emergentes en el pais, lo que se plan- tea como horizonte de deliberacion y accion es el papel que as os colombianos tenemos para trabajar en los ambitos de la diversidad ampliada. Laexclusién de las practicas politicas de la diversidad que ‘no eran consecuentes con el papel que ella habia desempe- fado en el desarrollo de la nacién abrié paso al reconoci- miento. En la actualidad hay dificultades superables para remontar la inclusién abstracta y discursiva de muchos sec- tores. Los colombianos poco a poco nos hemo: brando a incorporar en nuestros referentes co ‘somos diversos y que ello no es incompatible con el ser co- Jombiano. Desde muchos lugares, desde muchos medios de comunicacién, desde la academia o a partir de acciones po- liticas se avanza en la profundizacién de la vision compleja y multicultural del pais, manteniendo la tensién entre ho- ‘mogencidad y heterogeneidad inmanente a estos procesos, De todas maneras, esta es una lucha que se plantea sin so- dad, aparicién de la cultura como reivindica- presiones de la diversidad sobre el Esta~ y la participacion y promocién de la diversi- dad marcan la década de 1991 al 2001 y la agudizacion de los conflictos estructurales del pais. No obstante, aunque Ja guerra tiende a suprimir les en la resol ciamiento de las armas vivira el pais (entre otras cosas, ¢l Sinico silenciamiento viable), pues la diversidad no se aca- lara con ellas. La ref ‘obre los procesos estructuran- tes en el pais y las realidades emergentes es una necesidad impostergable, ya que son asuntos de competencia de to- dos los colombianos que afectan la cotidianidad, los pac- tos de convivencia, las representaciones de lo que somos y las posibilidades de coadyuvar al desarrollo social, politico y cultural de la nacién, LA RELAGION CONCEPTUAL-CONTEXTUAL-TRANSICIONAL Hay relacion eonceptual-contextual-transicional cuando se constata que la promocién de la diversidad coadyuv6 a la generaci6n de los FPcE, para un pais multicultural y pluriét- nico, mediante la proteccién de la diversidad y el desarrollo 86 de la autonomia. Ahora bien, se debe decir que la relacion de marras no es otra que la de ligar teoria y practica, en este easo, de inducir la comprension hacia la relacién conectiva entre pensamiento y realidad. Si bien es cierto que se pue- de afirmar que en Colombia se ha avanzado conceptual y politico-culturalmente en materia de diversidad, debe ser €laro que los avances tienen mayor impacto en materia de diversidad étnica. De ahi que la génesis del campo étnico sea el FPcE de mayor centralidad, pues es el campo de si- necsis de toda la.dinamica de 1a diversidad existente en el ‘pais. Los FPcE son una realidad objetiva en evolucién, pero ‘una cosa es tratar de hacerlo evidente y otra postergar el de- bate a una serie de cuestiones que le limitan sus alcances, posibilidades y horizor este apartado contiene ‘algunos aspectos que impiden su visualizacién y limitan la ‘eomprensidn de los hechos estudiados. ‘Quedan muchos vacios por resolver de cara @ las inédi- tas formas actuales de exigencia de reconocimiento multi cultural, de cara a la necesidad de cambios de mentalidad ¥ produccién de cédigos interpretati Tacién de las definiciones raciales Sociedad, de cara a la socializaci dizacién en derechos culturales y de la al conflicto interno y de cara a la globalizacién y a las poli- ticas neoliberales. De persii igenas, se escamotea el problema de fondo: 'stado y la sociedad en materia de diversi- dad que, aunque los hechos acumulados en la década pa- sada le plantean una tendencia objetiva, tiene que definir Sus relaciones. ¢Cémo llevar a cabo la unificacién (norma- tiva, simbolica y lingdistica) de Ia vida social de cara a la reciente diversidad?, gla promocién de la diversidad ha de radicalizarse para lograr el Estado pluralista social de derecho?, clograran las identidades colectivas la centrali- dad deseada en la construccién del orden social, politico yeultural? En lo tocante a un Estado pluralista social de derecho, bien como tendencia 0 bien como viabilidad, se estan pro- duciendo las convergencias de ciertos horizontes analiticos 87 (cfr. Kincheloe y Steimberg, 1999; Arditi, 2000; Huntington, 2000; Kymlic- bertson, 1987) templar, para radicalizar o para sostener nismos de transicion hacia el Estado pluralista social de derecho. Los efectos concomitantes de tal decision en otros Ambitos de la estructura del Estado se trataran con arre- glo a la logica que imponga dicha percepcién del Estado. De este modo, se debe entender que si el Estado social de derecho a secas es un ente organizador que fue desplaza- do por la ideologia neoliberal (que centré el mercado como aglutinador y organizador de la sociedad y mostré sendos fracaso hist6ricos), el retorno al neoestado como organi- zador de la sociedad debe actuar partiendo de la herencia acumulada que, multiculturalmente hablando, se define a partir de liberar las fuerzas politico-culturales de las iden- tidades colectivas y pensarlas como organizadoras de la so- jedad. Parafraseando a Lechner, en la diferenciacién fun- mnal, que bajo el impacto de la globalizacién hace aficos igua “unidad” de la sociedad, la vida social no puede prescindir de mecanismos de cohesidn social. Transformar la diversidad factica en una pluralidad politica supone un ordenamiento: un orden articulado de las identidades co- lectivas (cfr. Lechner, 1995). El retorno a innovadores sen- tidos de comunidad imaginada, pensando en la sociedad y sus diversos componentes, es el reto para la continuidad mn del presente nacional. jorizonte y el fin de la ac- cién politica, Salta a la vista el desfase entre las imagenes estaticas que tenemos de la diversidad y sus jovenes modalidades dad cultural ampliada”. Tal desajuste es en parte inevitable, pero tiene efectos inconvenientes. Por un lado, distorsiona ‘que se evaltia el desempeno politico. Por otro lado, como la accion politica se guia por imagenes de la diversidad obsoletas 0 criterios de orientaci6n inadecuados, no est en condiciones de dis- tinguir los objetivos factibles de las viejas realidades y mu- 88 ‘cho menos de identificar las incipientes tendencias. Parece, ‘como seiala Giddens, que el desconcierto no esta en la rea- lidad social, sino en los modos de interpretarla. No esta en snas 0 en los negros y en sus contradictorias accio- -as, sino en el modo de interpretarlas. Ello condu- ce a esa aparente ausencia de alternativas que caracteriza a algunos de nuestros pensadores. En este sentido, Lech- ner (1995) sefala que [.-] no dejade ser deseoncer Conviene, pues, someter a revision nuestra concepcién de la diversidad, es deci nnemos, el pais que posi Se ha prestado gran atencién a los cambios estructurales, pero no a los cambios de la diversidad. Las transformacio- hes del pais, promovidas por la Constitucién, conducen a luna transformacién de la propia diversidad. Los derechos que protegen las culturas generan cambios en las culturas que defienden. Ademas, como ha prevalecido una vision estatica de la diversidad centrada en lo indigena, en cier- ta forma romantica, que es la misma visién “racial”, vela- damente se confunden los pueblos indigenas (lo sociopoli tico) con razas étnicas. Ast, por ejemplo, suele decirse que los guambianos son una raza distinta a los arhuacos y a Jos antioquenis" Una parte de la diversidad ha crecido queriendo ser ex- Cluyente y ejercitando derechos que considera propios, y otra parte ha demandado reconocimiento queriendo ser in- Cluida. Asi como hace diez aiios se descartaban los peligros de la diversidad para la integracion nacional, cosa que esta demostrada en los hechos, en lo sucesivo las conquistas indigenas no se verdn mermadas por la inclusién de otros actores, pero si se vera mermado el posible liderazgo de su conviene revisar el pais que te- el impulso cultural de 1991. 29 de k ral y plura apitulo 2 DINAMICAS POLITICO-CULTURAL RECONOCIMIENTO DI eS DEL DIVERSIDAL vo hay bajo el que es ¥ de much ta, de ar

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