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Los ANOS DE LA VIOLENCIA EN COLOMBIA (1946-1953), APUNTES CRETICOS A LA HISTORIOGRAFIA SOBRE LA IGLEsta! Maria del Rosario Vézquez Pilienos Resumen: Este articulo oftece un anéliss eri sacal y pastoral del clero catico en a La Violencia (Colombia, 1946-1953). Recoge los rasgos fundamentales de enfoque, al que identifica como “historiografia vigente”,y propone, ademés, amplia ls posiilidades de interpretaci alsuperar los analisis centrados en las rlaciones de poder e ineluir aspectos que permiten abordar de una manera més profunda la realidad cultural y espritual de este objeto de estudio, ico de la produccién historiografica sobre la participacign politica, ‘ho Palabras clave: Historiografia, iglesia Catdlica, Colombia, La Violencia, historia del pensamiente religioso. Abstract: This artice offers a critical andlisis of the historiographical production about the political, social and pastoral participation of the catholic clergy in The Violence (Colombia, 1946-1953). It takes the fundamental features from that approach, which itidentifes as “present historiography". Besides, it proposes to enlarge the possibilities of injerpretation when overcoming the analysis centered on the relations of power and including aspects that allow to go deeper in the cultural and spiritual reality ofthis subject matter, Key Words: Historiography, Catholic church, Colombia, The Violence, History ofthe religious thought. Résumé: Cet article propose une analyse citique de la production historiographique relative ala participation palitque, sociale et pastorale du clergé catholique dans la période de La Violence (Coiombie, 1946-1953) Le document effectue une synthése des caractérstiques fondamentales de cette analyse quil identifie comme «/historiographie en vigueur Il propose, en outre d étendre les possibilits interpretation en dépassant le cadre des analyses centrées sur lesrelations de pouvoir. I suggérefinalementcincluredes aspects qui permettent d aborerc' une maniére plus profonde la céalitéculturele et spirituele de cet objet étude. Mots clef: Historiographie, Eglise catholique, Colombie, La Violence, histoire de la pensée religieuse feo fe cabrado ep dncin yon as esos de Cals Custvo Pano, rose del ast de Humane, Univer de La Sans Pessamiente y Cultura 9 Numero 6 + 2003 L 0s partidos politicos tradicionales colombianos, elliberal y el conservador, cuentan con casi si- glo y medio de historia. Su aparicién formal se re- montaa 1848 y 1849 respectivamente. Desde enton- ces, y hasta mediados del siglo XX, las diferencias, entre las dos colectividades se han definido a través de las armas*. A lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, el pais pas6 por siete guerras civilesnacio- nales y decenas de conflicts y levantamientos re- gionales, estos iltimos amparados por el federalismo de la Republica Radical’. La tiltima guerra civil de- clarada, la de los Mil Dias, dejé al pais en la mas ab- soluta pobreza y con una cifra aproximada de 100.000 muertos. Con el cambio de hegemonia en 1930 se desatan nuevos brotes violentos en varios departamentos, es- pecialinente en los de Santander y Boyacé, al noro- riente del pais. Este antecedente repercute a su vez enla siguiente etapa de persecucién politica, conoci- da como la Violencia (1946-1958)*. El asesinato del lider liberal Jorge Eliécer Gaitdn el 9 de abril de 19485 2 Elmo iparidta lobia ha psado por assigns hegemands: iver (1881885) conserador (19851930, 936) yeas ora 19469578 paride 19s ica el Fete Nacional con saea ‘de lov do arose apse des Repl drat dics ‘Shon Hast fc, ste cago aid ceupad pot presenta de ‘stasdorclctviades La Cation dione (185) compel edema ultazay ce Teese oberoe con stoeomin pra acre gee sin gi et st espe de supe desmanislamieto deans wna eins {ueepliqucls marera como cotinad func eo poe sab ‘Sten gupnit portant una ompenstn mds np pt Hes camas ga confer astern del experienc yous en Co Tomb fr, reel, br cat shod 3 deeb e553, 9p. syd Nimero 6 + 2003 Si bien es importante explicar las relaciones entre el cleto, las clases dirigentes y el Estado, la au- tora realiza una identificacién tal entre estos tres ac- tores sociales, que incluso llega 2 la concuusion de que la Iglesia habria podido, por sisola, evitar la Vio- lencia y,en consecuencia, la considera cémplice por no haberlo hecho". Sin embargo, tal acusacién no cuenta con una sustentacién argumentativa suficien- te, pues la tesis s6lo seria verificable a través de una concatenacién de hechos histéricos que no se pre- sentan con suficiente coherencia. También para La Rosa, la Iglesia habria sido co- responsable de la crisis del 46 al 53 en la medida en que su accién social, a través de FANAL y de la UTC%, habria obedecido a una estrategia para no perder del todo sus espacios de influencia sociopolitica y, de esta manera, contrarrestar el in- flujo delcomunismoy dela CTC, fuerzas que,a juz- {gar por el anslisis del autor, parecieran serlas tinicas legitimamente democraticas. La Rosa acierta al cali- ficar la actuacién de la Iglesia en este plano como reformisme moderado», pues de hecho su estrate- gia para detener el avance de corrientes y de practi- cas que le eran antagénicas resultaba complementa~ ria con una auténtica promocién humana en lo so- cial, plonamentecoherente con sui misién y su labor pastoral, en primera instancia religiosa ~perspectiva sin la cual no se puede comprender la accién que irra- ia la Iglesia hacia otros campos de la realidad so- ial®-, Sin embargo, tal moderacién no justifica la aseveracidn de La Rosa segiin la cual la Iglesia no respondic a la cimensién de la problematica de des- igualdad e injusticia La nsistenciaen un severo control jeranquicoy la incap= cidad para permitir que otras ideas o programas compi- tieran con sus programas hicieron que los programas apo- yyados por a Iglesia fracnearan. Ete fracaso (do FANAL dela UTC) y la destruccin de los programas que habian. surgido como competencia levaron a que temas de vite importancia comola reformaagrariay la condici6a de los ‘rabajadores permanecieran sin resolver ye volvieran mis |B“ Acil'sioench oe fenimeno qu waumatn la vda de Colombia, y que ober ste npeiopor lagen no pode vrs deat mado gue {ls misma cmpidad het op. p20 |H- Lagi parps nas sine a problemi socom rede ANAL Feel gra Naina indada penser 16, Ge UTC Ununde tabs de Colombia, central bea gue ie “ambi aol reat, en Ty mee peer jericaen 15 fe Lows tgp 82.8800, Pensamieato y Caleura 1 oan 946-52 gts ros Res be a ‘complicados, especialmentea partir de finales dela déca- dade 1940, La Vielencia, que ya en 1948 estaba bien avan- zada, yel 9 de abil sé sivieron paraapuntalarlos pro- ‘blemas, tensionesy cortradiciones existentos ena socie~ dad colombiana® La reiterada imagen de la Iglesia como institu- cién oligérquica merece ser matizada criticamente. Respecto de las interpretaciones precedentes, pueden anotarse, por ejemplo, las siguientes observaciones: 1. Comoesevidente, Liberalismo y Socialismono, se pueden entender automaticamente comossi- nénimos de democracia libertad y justicia so- ial, y de ello ha dado cuenta la historia. Cada una de las doctrinas politico-econémicas des- taca acepciones diferentes de estos términos. No es lo mismo hablar de igualdad jurfdico-polit cay socioeconémica; tampoco el derecho de propiedad se entiende de lamisma manera. Por otra parte, la doctrina social anterior al Conci- Tio Vaticano Il presenta una propuesta critica frente tanto al Liberalismo como al socialismo, yy su accién sélo puede ser entendida desde la posicion que ha asumido hist6ricamente respec- toaestas dos doctrinas. Este tipo de interpreta- ciones demuestra que los autores estudiados elaboran una historia de la Iglesia y juzgan su labor en el campo social desde sus particulares convicciones politics y generacionales, ig rando la evolucién de la doctrina social de la Iglesia hasta esa época. 2, En segundo lugar, la historiografia vigente des- conoce la importante labor social dela Iglesia a través de sindicatos" , cooperativas, FANAL, la UTC, las misiones y las obras de beneficencia a su cargo. Las juzga con criterios seculares y actuales, menosprecia el sacrificio y el esfuerzo que implicaron por parte de religiosos y de lai- cos catélicos, y en la medida en que no promo- vian la beligerancia politica y la lucha de clases W Lakers, Maun, op pp Wy 15. Porlodems as onelusonesce Ls Row scbelasupustsfapornc lx UTC, desvada de i oretion ‘ts, mec ans yona nest Scat mo ey tment, pesto gel str prt sso obment en algnos pa {eae v Congres Neca dees ogatvaton, Binns Ron ran ‘elimporuncia eelar os investigace masprtunda aca delete femague apenas oboe 47 Porn 10 exis 73 sinicatn ction, de los cuales 48 et aris Gus Pmt "La cutn sari en Colombi, 1WOI% En: New stn de Camb, Planet Bape, 1p. 5 Ninero 6 + 2003, Mora Ror Ver Pe las califica de paternalistas. Ademis, ignora los pronunciamientos de la jerarquia ~en un con- texto y con tna visi6n preconciliara favor de Ia justicia, sus denuncias acerca delabuso al que eran sometidos los obreros, sus criticas a la os- tentacién y a los excesos de la propiedad priva- da, su defensa al derecho de asociacicn sindi- cal ysusllamados a la préctica dela verdadera caridad®. 3. Por otra parte, responsabilizar a la Iglesia por 1h continuidad de la grave situaci6n de des- igualdad existente en 1946 supone caer en un juicio histérico despreporcionado e injusto, que s6lo beneficia a los grupos de la sociedad que, por su estatus, roles y poder politico y econd- ico, son los primeros responsables de la dis- ‘ribuci6n equitativa de la riqueza y de a aper- tura de espacios democraticos. En este sentido resulta ilustrativo el problema agrario. Duran- te el gobierno del liberal reformista, de Alfonso Lopez Pumarejo se expidis la ley 200 de 1936, 0 Ley de Reforma Agraria, que encontrésus més duros opositores en terratenientes y politicos de los dos partidos tradicionales, en el gremio de agricultores (SAC) y en una organizacion bipartidista, la APEN (Asociacién Patridtica Econdmica Nacional), cuyo lema era “Propieta- ios de Colombia, unios”. La Conferencia Episcopal definié claramente su posicin al de- fender el derechode propiedad y aceptar lapo- sibilidad de expropiaciones en aras del bien comin, siempre y cuando esta medida obede- cieraa lanecesidad de implementar soluciones drdsticas. Ademas, insistia enel derecho de los, propietarios a recibir una justa indemnizacién. De esta manera, los obispos sostuvieron una posicién distante tanto del capitalismo a ultranza como delas versiones més doctrinarias del socialismo; ademés, las principales dife- rencias de la Iglesia con el gobierno de Lépez. se debieron mas bien al riesgo que suponia el ciclo de reformas secularizantes, pues étas 48 ChPastaalcoetva de 1908 em: Confers de Cai. 18 1i5},e Cates Boga, pp. 28, 28,9 Cres Ea ST La ghia colrbna eM dior Herder, Baron, erp nit Mtl Cone eps de Cao 108 Peasamiente y Caltutt amenazaban la autonomia y la integridad de Jas instituciones educativas a su cargo®: La eforma dela constitucin, en 1936, fue un primer in tento de modernizacién del Estado, pero al lado deacies- tos sociales se perseguia también la descrstianizacin de la sociedad: laeducacién, el matrimonio, la separacibn de Ia Iglesia y del Estado, la reforma 0 abolicién del concor dato, a campafa contra el clew extranjero, labenevoler- ‘a prestada alla propaganda protestant, el fomento de sindialismo izquiendista no eran objetivos inocentemente perseguidos. Dentro de certs formas externas de cort- sia, obispos, cro y gobernantes vivieron fuertes tensic- nes que, a veces, revstieron apariencias de ruptura y aun de porsecucién. La hostilidad adquiris matios cetarios y hasta grotescos: de escuclasy puestos oficiales se rtirs €l crucifijo, se expuls6 a los jesultas y a los hermancs lasalistas de alguns centros de educacién, lapolica hos- tigaba muchas marifestaciones pilicas dete, e incluso hhubo algunos sacerdotesasesinads. Noen vano leg el liberalismo para “demoler estructura colonicles”,segtin dca el presidente Léper Pumargjo (1934-1958) Por otra parte, es importante recordar que el primero y el mas duro golpe a la ley 200 provino, precisamente, del segundo gobierno de Alfonso Lopez. (1942-1945). El decreto 2345 de 1944 preten- di racionalizar y reglamentarlas relaciones entre los terratenientes y os campesinos. Sin embargo, laSAC se opuso con el eterno argument de que la agri cultura no podria resistir las nuevas cargas. Final mente, después del debate en el Congreso se res- tringié et pago de mejoras y se suprimié la duracion minima de dos anos para los contratos®, se prohi- bieron los cultivos plurianuales en los terrenos usufructuados por los aparceros -1o que de paso les impedia la siembra de café-, y la compra de tierras por parte del Estado, con miras a su parcelacién sélo se podria efectuar, a partir de entonces, con pagos de contado®. Todo lo anterior se estipulaba en la ley 58 GiTinoo Mir. Avan, Ase atin de prin ged Ales pe Pama 13341338) Planes, Bogs, 15, pp. 882 y 3710, 51 Cases, op p12 52 Gunn op p35, 58. Prcat Duo. Oey vac: cine Clin 193 1951, Norma, gots 201 9.38 Enel sap“ consol dl ‘novo ber de desl" exc elprocen de orci ensldacin dl poser rely su dretangren ene Et Se or ‘sconce que oe pbs del wormudor LipezPumane (93418385 181985) apr delasexpectatas poplars gue dspertarun yl pe sobre quota, aia ls condaeron sa oman pe ‘gus ts sl prpare de se, 9 mplementcon {legs modends, aed co a aad ois s+ {inte depend uunzn, raiment aa epi el moins ‘reo cuando aes al deh cuts perio pore gabe, Ch itor de Ct, p.208264 106 Nimeso 6 + 2003 100 de 1945, la cual, como se ve, cedié a las presiones. de los propietarios y para colmo, extendié a quince hos la prescripcién extintiva del dominio prevista inicialmente para diez afios por la ley 200, proximosa ‘cumplirse precisamente en el aio 46. Con ello retro- cedié el masimportante intento del Estado por hacer cefectiva la funcién social de la propiedad y atender a Jas demandas de miles de colonos y arrendatarios. 4, Finalmente, el apelativode “oligarca” aplicado a la Iglesia no resiste, de todos modos, una mi- nima revisi6n de su papel historico en la bene- ficencia, la atencién ininterrumpida a los més abandanados ~ancianos, leproscs, nifios de la calle, enfermos terminales, prostitutas, etc y a promocién de su doctrina social, en campos tan variados que van desde la mejorade condi- ciones del campesinado hasta la promocién del sindicalismo -tareas todas ellas en las que difi- cilmente se suele encontrar a los miembros re- presentativos de la «oligarquia» nacional, en- tre algunos de cuyos miembros se encuentra a os més tradicionales criticos de la Iglesie-. El manejo conceptual inapropiado Si bien a historiografia vigente no parte de una fundamentacién te6rica apropiada para el estudio de la Iglesia, es oportuno sugerir una revisin general que permita especificar el contenido y la aplicacién de algunos conceptos. Este seria el caso, por ejem- plo, del articulo de Gladys Rojas “Protagonismo de la Iglesia en el experimento totalitario en Boyacé: 1946-1950”. Esta investigacion describe la participa- ci6n militante de miembros del clero en dicho de- partamento en lacontienda bipartidista, del lado del Conservatismo y en contra del avance del comunis- mo y de! Liberalismo™. Es un ejemplo tipico de falta St fsa cas echvamenton fae nls yd pres parti a atera ‘Serta pcp delays tink y soa ta Conserv a oganzcin de ropes arodos la prin fi ¥ mom Stenameio dog apa al tral et lo pssst ie destrandy scorn cone andy ens hos de via ‘ane lcs de 98 Ale, muta ia psn lg eta Spc aden atnvesdeexpnsiones arent pals, 0008p ted denaria del” pope! prog de psa na onnizacin de Sas pralclo CTcy como stent leginadce lade amon bart! arbor ae Afacesde te {yu sapere geeraliacn pads replat cn {tu instgacin euenes capa de da cunts de cote cata ‘ligne eigen esting Roy ap st p28 a 19459, guerre arg ate de rigor hist6rico y de parcialidad en la interpreta- cidn de la actuacién de la Iglesia en los aiios de la Violencia. Aunque no pueden negarse los episodios deabierto compromiso partidista, especialmente de algunos sectores del bajo clero rural en Boyaca, es necesaria Ia superacién de generalizaciones que ig- noran la heterogeneidad de posiciones pastorales respecto a la participacin politica de la Iglesia. in- cluso obras representativas de la literatura liberal de la Violencia como EI Cristo de espaldas, de Eduardo Caballero Calderdn,dan testimonio del hechode que Ja confrontaci6n bipartidista se habia salido de las manos de la acci6n pastoral de la Iglesia. Es decir, ni era necesaria la militancia conservadora desde el piilpito para que se asesinaran liberales ni era sufi- ciente la predicacién de los parrocos pacifistas para evitarlo, Lo anterior demuestra que lo que se pone en entredicho no es la innegable participacién de la Iglesia en los hechos que antecedieron y que tuvie- ron curso durante la Violencia, sino las gene- ralizaciones que impiden interpretaciones més acor- des con a complejidad del tema y que, en consecuen- cia, repercuten en juicios historicos que magnifican las responsabilidades al resaltar la militancia de al- gunos miembros del clero. Por lotanto, un tema pen- diente de la investigacién es el peso de cada uno de os sectores ~clericales y moderados- en nimero, importancia jerarquica e influencia politica durante dicho periodo. totalitario” para designar la situacién politica de Boyacé durantelos aftos cincuenta~y,particularmen- te, los términos de la influencia social que ejercia la Iglesia en ese departamento- constituye una distor- sin terminoldgica insostenible desde cualquier pun- to de vista, tanto desde la teorfa como desde los he- chos hist6ricos®. La autora desconace las diferencias que se dieron en el interior del Conservatismo, como eel caso de los grupos minoritarios, de inclinaciones yafinidades fascistas, seguidoresdel politico maniza~ lita Gilberto Alzate Avendafo, del laureanismo, de- fensor de un proyecto corporativo, de restriccién al sufragio y a las libertades individuales, y del ‘ospinismo, sector mas moderado y conciliador con los liberales. El sectarismo conservador provenia ‘munity vera, Ser, Ho fc, Fae Barns, P38 pesos, Némero 6 + 2003 107 principalmente del alzatismo y del ala laureanista; ademés, Gomez ocup6 la presidencia de la Republi- caentre 1950 y 1953, lo que fortalecié a sus seguido- res durante un tiempo. Sin embargo, la implantacién de un régimen totalitario habriasupuesto la formali- zacién por parte del Estado-enestecaso, del gobier- no departamental-de una serie de restricciones juri- dicas y politicas referentes a las posibilidades de militancia en los diferentes partidos, de expresidn y de control social y cultural, que, a pesar de la violen cia sectaria y del fortalecimiento del gecutivo, no abarcan el significado de ese concepto. El régimen politico del pais y del departamento en dicha época podria catalogarse, més bien, como lo que Stanley Payne alifica de derecha conservadora autoritaria®™ Este tipo de especificaciones resultarian convenientes para lograr un andlisis mas objetivo y matizado del problema. Por otro ado, la misma autora se encarga de desvirtuar su argumentacién acerca del pretendi- do totalitarismo boyacense. Segiin sus propias fuen- tes, cuando la jerarquia eclesidstica prohibié votar por los candidatos nueveabrilefios y comunistas, la prensa liberal invitaba a los catélicos desu partido a Ja desobediencia: "Ni los sefiores Builes, Jaramillo, Luque [...}ni ningiin otro sacerdote que proclame la lucha electoral contra el Liberalismo deben ser ‘obedeciclos. No merecen ni obediencia ni respeto”™. La pregunta es: sila prensa liberal podfa manifes- tarse de esa manera en contra de la jerarquia ecle- siastica, gen donde queda el totalitarismo? Laseleccién e interpretacién de fuentes Las obras estudiadas citan fuentes gubernamen- tales, asi como pastorales, conferencias episcopales y prensa con compromiso politico 0 religioso. A pe- sar de la importancia del empleo de fuentes de di- versa indole, la historiografia vigente presenta un ‘manejo claramente parcializado en la seleccién e in- terpretacién. Rojas, por ejemplo, describe can deta- 56 Of pp 25-30 ate dita eteefescismo unt dere radial y sna derahcomervadom attra Sra ntrente slic acc ‘nal Comersatimnn dela prinera mid sige XX cua sponar uh Sass crept mas pertne se Ia historia de is ideas pls y Feri alee los agoncaractersis del Consett colo Roenese prod 57 Rows, Guat, Pgs de geen een titan Bo Pescamiente y Cultars 108 lle la supuesta participacién del clero en las practi cas de fraude electoral del lado de los conservado- res, Sin embargo, sélo presenta tna fuente para res- paldar sus graves afirmaciones: un articulo del pe- ri6dico gaitanista Jornada, de noviembre de 1948, es- crito pocos meses después del ascsinato del lider, cuando atin estaba fresco el odio de sus seguidores en contra de todo lo que estuviera o pareciera aso- ciado al Conservatismo*. Lo~anterior indica la necesidad de tener en cuen- ta la funcion proselitista de los peri6dicos, para evi- tar que las citas se acomoden a la versién de los he- chos de los grupos de interés que representan oa las parcialidades del historiador. Cualquier investigador sabe que la prensa de la época, y mas en la provin- cia, carecia por completo de objetividad al referirse a Jos acontecimientos sobre los que informaba, pues constituia el principal medio de propaganda politi- ca partidista en una época de guerra civil no decla rada, Por lo tanto, es un grave error metedolégico utilizar esos textos como fuentes imparciales para do- cumentar acontecimientosde orden publico. La pren- sa de la época puede ser mejor empleada ~como, de hecho, lohace Abel- para presentar un estudio de su instrumentalizacién como medio de propaganda politica y como indicador de una cosmovisién inten- cional titil a los fines de los partidos, asf como de referente fundamental para una historia y aun para una sociologia de las ideas politicas y religiosas. Ademés, la documentacin hemerogrfica merece ser contrastada con el tratamiento dado por la contra- parte a les mismes acontecimientos. Asi mismo, cuando se muestra el horror de la Violencia se recurre a los testimonios de los libera- kes, se omiten los demds 0 se ignoran el asesinato y 1a persecucién de sacerdates por parte de liberales y de conservadores insatisfechos con la defensa que miembros del clero hicieron de sus files, sin impor- tar su filiacién partidista. En otros casos se genetali- 2a, atribuyéndolea toda laiglesia la responsabilidad individual de miembros que, aun en las investiga- ciones historicas que los presentan,aparecen dibuja- dos, con contornes difusos 0 poco convincentes. Es €l caso del padre Eutimio Ramirez, mencionado al ‘menos en cinco ocasiones por su manifiesto proseli- laste lec Clntia(246-185). apes ie Naat ae igs tismo antiliberal y anticomunista, con lo cual Rojas pretende probar la beligerancia del cleo en todo el de- partamento de Boyacé. No obstante, estas denuncias no son comprobables por causa del insdlito proceder de la autora, quien cambié el nombre del sacerdote ci- tado -como ella misma lo reconoce-sin dar razones al lector sobre los motivos de una decisién tan lamativa en un trabajo de investigacién histérica®. Finalmente, respecto al empleo de fuentes de cardcter religioso llama la atencién que ninguno de Jos autores comprenda adecuadamente la posici6n general de la Conferencia Episcopal frente al debate politico de la época, ni tampoco la de alguno de los personajes representativos de la jerarquia, desde el particular enfoque e interpretaciOn de la Iglesia. Es decir, cuando se citan estas posiciones, no se expli- can en relacién con el contexto ideolégico, social, pastoral e hist6rico que permitiria su comprensién desde el punto de vista del clero. Por el contrario, dichas citas presentan una Iglesia descontextualizada y evasiva frente a la dimensién de los problemas que afectaban al pafs, y no se las compara con anélisis coincidentes de temas comunes hechos por lideres destacados de los dos partidos politicos. Si la Tglesi por ejemplo, vefa en el alcoholismo un problema so- cial de primer orden con gravesconsecuencias, dado elambiente de violencia politica generalizado, no se menciona el hecho de que personajes de la talla de Rafael Uribe Uribe®o de la del mismo Jorge Eliécer Gaitén ~y no solamente el gobierno o el clero- consideraran también este problema como una prio- ridad de la mayor gravedad. Fra tan clara la con- ciencia del problema social que representaba, que hasta los propios seguidores de Gaitén explicaronlos desmanes de les bogotanos durante el9 de abril como resultado del consumoexcesivo de alcohol". La his- toriografiavigente, en su afin por resaltar las causas ‘onémicas y estructurales de la violencia, ter- mina por ignorar, y en algunos casos incluso por 23,297,288 28 Che i pps, (Cf sous Joc Mat, “Rall Urb Unb Es aie Paes Polite Cabin, Imprnta Nail Bot 18, p43, 61 Cf: AmomsNows Moreno. p28 Havtorconentalapeacupecin es prmeaseganzaconeebras pore akabola fy ema feetiaason su ona, Brau se ee al obsticl qe itoproiems ‘pent paraatr durante as cmpanss degre de AUNT ts ‘coment sae el Bogota del ert Fle Gnas, lence ‘hye que revolute do ited unetaipetin Ge Brn bp.ck p33, 3 y 2 Pessamiento y Caltura 109 menospreciar, otro tipo de argumentos que también son validos, aunque por su evidencia no necesiten estar respaldados en grandes modelos de in- terpretacién sociolégica. Si bien escierto que la Igle- sia preconciliar no realiz6 un andlisis socioeconémico politico lo suficientemente critico frente a las ca- rencias del bipartidismo en los afios cuarenta y cin- cuenta, no por ello dejé de proponer y de hacer efec- tiva una respuesta para enfrentar la violencia y los problemas del pafs desde la particular concepcién de su misién pastoral, moral y social. Bibliografi ABEL, CHRISTOPHER, Politica, Iglesia y parti dios en Colombia, Universidad Nacional de Co- lombia, Bogota, 1987. ARCHILANEIRA, MAURICIO, “La clase obre- a en Colombia (1886-1930)" en: Tirado Mejia, Alvaro (dir), Nueva historia de Colombia, t. 11, Planeta, Bogoté, 198%. », “La clase obrera colom- biana (1930-1945)", en: Tirado Mejia, Alvaro (dir), Nueva historia de Colombia, tI, Planeta, Bogota, 1989. BETANCOURT, DARIO Y GARCIA, MARTHA. Origen y evolucién de la violencia en el occidente colombiano 1946-1965, Universidad Nacional, ‘Tercer Mundo, 1990. 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