Los ANOS DE LA VIOLENCIA EN COLOMBIA
(1946-1953), APUNTES CRETICOS A LA HISTORIOGRAFIA
SOBRE LA IGLEsta!
Maria del Rosario Vézquez Pilienos
Resumen: Este articulo oftece un anéliss eri
sacal y pastoral del clero catico en a La Violencia (Colombia, 1946-1953). Recoge los rasgos fundamentales de
enfoque, al que identifica como “historiografia vigente”,y propone, ademés, amplia ls posiilidades de interpretaci
alsuperar los analisis centrados en las rlaciones de poder e ineluir aspectos que permiten abordar de una manera més
profunda la realidad cultural y espritual de este objeto de estudio,
ico de la produccién historiografica sobre la participacign politica,
‘ho
Palabras clave: Historiografia, iglesia Catdlica, Colombia, La Violencia, historia del pensamiente religioso.
Abstract: This artice offers a critical andlisis of the historiographical production about the political, social and
pastoral participation of the catholic clergy in The Violence (Colombia, 1946-1953). It takes the fundamental features
from that approach, which itidentifes as “present historiography". Besides, it proposes to enlarge the possibilities of
injerpretation when overcoming the analysis centered on the relations of power and including aspects that allow to go
deeper in the cultural and spiritual reality ofthis subject matter,
Key Words: Historiography, Catholic church, Colombia, The Violence, History ofthe religious thought.
Résumé: Cet article propose une analyse citique de la production historiographique relative ala participation
palitque, sociale et pastorale du clergé catholique dans la période de La Violence (Coiombie, 1946-1953) Le document
effectue une synthése des caractérstiques fondamentales de cette analyse quil identifie comme «/historiographie en
vigueur Il propose, en outre d étendre les possibilits interpretation en dépassant le cadre des analyses centrées sur
lesrelations de pouvoir. I suggérefinalementcincluredes aspects qui permettent d aborerc' une maniére plus profonde
la céalitéculturele et spirituele de cet objet étude.
Mots clef: Historiographie, Eglise catholique, Colombie, La Violence, histoire de la pensée religieuse
feo fe cabrado ep dncin yon as esos de Cals Custvo Pano, rose del ast de Humane, Univer de La Sans
Pessamiente y Cultura 9 Numero 6 + 2003L 0s partidos politicos tradicionales colombianos,
elliberal y el conservador, cuentan con casi si-
glo y medio de historia. Su aparicién formal se re-
montaa 1848 y 1849 respectivamente. Desde enton-
ces, y hasta mediados del siglo XX, las diferencias,
entre las dos colectividades se han definido a través
de las armas*. A lo largo de la segunda mitad del
siglo XIX, el pais pas6 por siete guerras civilesnacio-
nales y decenas de conflicts y levantamientos re-
gionales, estos iltimos amparados por el federalismo
de la Republica Radical’. La tiltima guerra civil de-
clarada, la de los Mil Dias, dejé al pais en la mas ab-
soluta pobreza y con una cifra aproximada de 100.000
muertos.
Con el cambio de hegemonia en 1930 se desatan
nuevos brotes violentos en varios departamentos, es-
pecialinente en los de Santander y Boyacé, al noro-
riente del pais. Este antecedente repercute a su vez
enla siguiente etapa de persecucién politica, conoci-
da como la Violencia (1946-1958)*. El asesinato del
lider liberal Jorge Eliécer Gaitdn el 9 de abril de 19485
2 Elmo iparidta lobia ha psado por assigns hegemands:
iver (1881885) conserador (19851930, 936) yeas
ora 19469578 paride 19s ica el Fete Nacional con saea
‘de lov do arose apse des Repl drat dics
‘Shon Hast fc, ste cago aid ceupad pot presenta de
‘stasdorclctviades
La Cation dione (185) compel edema ultazay ce
Teese oberoe con stoeomin pra acre gee sin gi et st
espe de supe desmanislamieto deans wna eins
{ueepliqucls marera como cotinad func eo poe sab
‘Sten gupnit portant una ompenstn mds np pt
Hes camas ga confer astern del experienc yous en Co
Tomb fr, reel, br cat shod 3 deeb e553, 9p.
syd
Nimero 6 + 2003Si bien es importante explicar las relaciones
entre el cleto, las clases dirigentes y el Estado, la au-
tora realiza una identificacién tal entre estos tres ac-
tores sociales, que incluso llega 2 la concuusion de
que la Iglesia habria podido, por sisola, evitar la Vio-
lencia y,en consecuencia, la considera cémplice por
no haberlo hecho". Sin embargo, tal acusacién no
cuenta con una sustentacién argumentativa suficien-
te, pues la tesis s6lo seria verificable a través de una
concatenacién de hechos histéricos que no se pre-
sentan con suficiente coherencia.
También para La Rosa, la Iglesia habria sido co-
responsable de la crisis del 46 al 53 en la medida en
que su accién social, a través de FANAL y de la
UTC%, habria obedecido a una estrategia para no
perder del todo sus espacios de influencia
sociopolitica y, de esta manera, contrarrestar el in-
flujo delcomunismoy dela CTC, fuerzas que,a juz-
{gar por el anslisis del autor, parecieran serlas tinicas
legitimamente democraticas. La Rosa acierta al cali-
ficar la actuacién de la Iglesia en este plano como
reformisme moderado», pues de hecho su estrate-
gia para detener el avance de corrientes y de practi-
cas que le eran antagénicas resultaba complementa~
ria con una auténtica promocién humana en lo so-
cial, plonamentecoherente con sui misién y su labor
pastoral, en primera instancia religiosa ~perspectiva
sin la cual no se puede comprender la accién que irra-
ia la Iglesia hacia otros campos de la realidad so-
ial®-, Sin embargo, tal moderacién no justifica la
aseveracidn de La Rosa segiin la cual la Iglesia no
respondic a la cimensién de la problematica de des-
igualdad e injusticia
La nsistenciaen un severo control jeranquicoy la incap=
cidad para permitir que otras ideas o programas compi-
tieran con sus programas hicieron que los programas apo-
yyados por a Iglesia fracnearan. Ete fracaso (do FANAL
dela UTC) y la destruccin de los programas que habian.
surgido como competencia levaron a que temas de vite
importancia comola reformaagrariay la condici6a de los
‘rabajadores permanecieran sin resolver ye volvieran mis
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Pensamieato y Caleura
1
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‘complicados, especialmentea partir de finales dela déca-
dade 1940, La Vielencia, que ya en 1948 estaba bien avan-
zada, yel 9 de abil sé sivieron paraapuntalarlos pro-
‘blemas, tensionesy cortradiciones existentos ena socie~
dad colombiana®
La reiterada imagen de la Iglesia como institu-
cién oligérquica merece ser matizada criticamente.
Respecto de las interpretaciones precedentes, pueden
anotarse, por ejemplo, las siguientes observaciones:
1. Comoesevidente, Liberalismo y Socialismono,
se pueden entender automaticamente comossi-
nénimos de democracia libertad y justicia so-
ial, y de ello ha dado cuenta la historia. Cada
una de las doctrinas politico-econémicas des-
taca acepciones diferentes de estos términos. No
es lo mismo hablar de igualdad jurfdico-polit
cay socioeconémica; tampoco el derecho de
propiedad se entiende de lamisma manera. Por
otra parte, la doctrina social anterior al Conci-
Tio Vaticano Il presenta una propuesta critica
frente tanto al Liberalismo como al socialismo,
yy su accién sélo puede ser entendida desde la
posicion que ha asumido hist6ricamente respec-
toaestas dos doctrinas. Este tipo de interpreta-
ciones demuestra que los autores estudiados
elaboran una historia de la Iglesia y juzgan su
labor en el campo social desde sus particulares
convicciones politics y generacionales, ig
rando la evolucién de la doctrina social de la
Iglesia hasta esa época.
2, En segundo lugar, la historiografia vigente des-
conoce la importante labor social dela Iglesia a
través de sindicatos" , cooperativas, FANAL, la
UTC, las misiones y las obras de beneficencia a
su cargo. Las juzga con criterios seculares y
actuales, menosprecia el sacrificio y el esfuerzo
que implicaron por parte de religiosos y de lai-
cos catélicos, y en la medida en que no promo-
vian la beligerancia politica y la lucha de clases
W Lakers, Maun, op pp Wy 15. Porlodems as onelusonesce Ls
Row scbelasupustsfapornc lx UTC, desvada de i oretion
‘ts, mec ans yona nest Scat mo ey
tment, pesto gel str prt sso obment en algnos pa
{eae v Congres Neca dees ogatvaton, Binns Ron ran
‘elimporuncia eelar os investigace masprtunda aca delete
femague apenas oboe
47 Porn 10 exis 73 sinicatn ction, de los cuales 48 et aris
Gus Pmt "La cutn sari en Colombi, 1WOI% En: New
stn de Camb, Planet Bape, 1p.
5 Ninero 6 + 2003,Mora Ror Ver Pe
las califica de paternalistas. Ademis, ignora los
pronunciamientos de la jerarquia ~en un con-
texto y con tna visi6n preconciliara favor de
Ia justicia, sus denuncias acerca delabuso al que
eran sometidos los obreros, sus criticas a la os-
tentacién y a los excesos de la propiedad priva-
da, su defensa al derecho de asociacicn sindi-
cal ysusllamados a la préctica dela verdadera
caridad®.
3. Por otra parte, responsabilizar a la Iglesia por
1h continuidad de la grave situaci6n de des-
igualdad existente en 1946 supone caer en un
juicio histérico despreporcionado e injusto, que
s6lo beneficia a los grupos de la sociedad que,
por su estatus, roles y poder politico y econd-
ico, son los primeros responsables de la dis-
‘ribuci6n equitativa de la riqueza y de a aper-
tura de espacios democraticos. En este sentido
resulta ilustrativo el problema agrario. Duran-
te el gobierno del liberal reformista, de Alfonso
Lopez Pumarejo se expidis la ley 200 de 1936, 0
Ley de Reforma Agraria, que encontrésus més
duros opositores en terratenientes y politicos de
los dos partidos tradicionales, en el gremio de
agricultores (SAC) y en una organizacion
bipartidista, la APEN (Asociacién Patridtica
Econdmica Nacional), cuyo lema era “Propieta-
ios de Colombia, unios”. La Conferencia
Episcopal definié claramente su posicin al de-
fender el derechode propiedad y aceptar lapo-
sibilidad de expropiaciones en aras del bien
comin, siempre y cuando esta medida obede-
cieraa lanecesidad de implementar soluciones
drdsticas. Ademas, insistia enel derecho de los,
propietarios a recibir una justa indemnizacién.
De esta manera, los obispos sostuvieron una
posicién distante tanto del capitalismo a
ultranza como delas versiones més doctrinarias
del socialismo; ademés, las principales dife-
rencias de la Iglesia con el gobierno de Lépez.
se debieron mas bien al riesgo que suponia el
ciclo de reformas secularizantes, pues étas
48 ChPastaalcoetva de 1908 em: Confers de Cai. 18
1i5},e Cates Boga, pp. 28, 28,9 Cres Ea ST La
ghia colrbna eM dior Herder, Baron,
erp nit
Mtl
Cone eps de Cao 108
Peasamiente y Caltutt
amenazaban la autonomia y la integridad de
Jas instituciones educativas a su cargo®:
La eforma dela constitucin, en 1936, fue un primer in
tento de modernizacién del Estado, pero al lado deacies-
tos sociales se perseguia también la descrstianizacin de
la sociedad: laeducacién, el matrimonio, la separacibn de
Ia Iglesia y del Estado, la reforma 0 abolicién del concor
dato, a campafa contra el clew extranjero, labenevoler-
‘a prestada alla propaganda protestant, el fomento de
sindialismo izquiendista no eran objetivos inocentemente
perseguidos. Dentro de certs formas externas de cort-
sia, obispos, cro y gobernantes vivieron fuertes tensic-
nes que, a veces, revstieron apariencias de ruptura y aun
de porsecucién. La hostilidad adquiris matios cetarios
y hasta grotescos: de escuclasy puestos oficiales se rtirs
€l crucifijo, se expuls6 a los jesultas y a los hermancs
lasalistas de alguns centros de educacién, lapolica hos-
tigaba muchas marifestaciones pilicas dete, e incluso
hhubo algunos sacerdotesasesinads. Noen vano leg el
liberalismo para “demoler estructura colonicles”,segtin
dca el presidente Léper Pumargjo (1934-1958)
Por otra parte, es importante recordar que el
primero y el mas duro golpe a la ley 200 provino,
precisamente, del segundo gobierno de Alfonso
Lopez. (1942-1945). El decreto 2345 de 1944 preten-
di racionalizar y reglamentarlas relaciones entre los
terratenientes y os campesinos. Sin embargo, laSAC
se opuso con el eterno argument de que la agri
cultura no podria resistir las nuevas cargas. Final
mente, después del debate en el Congreso se res-
tringié et pago de mejoras y se suprimié la duracion
minima de dos anos para los contratos®, se prohi-
bieron los cultivos plurianuales en los terrenos
usufructuados por los aparceros -1o que de paso les
impedia la siembra de café-, y la compra de tierras
por parte del Estado, con miras a su parcelacién sélo
se podria efectuar, a partir de entonces, con pagos
de contado®. Todo lo anterior se estipulaba en la ley
58 GiTinoo Mir. Avan, Ase atin de prin ged Ales pe
Pama 13341338) Planes, Bogs, 15, pp. 882 y 3710,
51 Cases, op p12
52 Gunn op p35,
58. Prcat Duo. Oey vac: cine Clin 193
1951, Norma, gots 201 9.38 Enel sap“ consol dl
‘novo ber de desl" exc elprocen de orci
ensldacin dl poser rely su dretangren ene Et Se or
‘sconce que oe pbs del wormudor LipezPumane (93418385
181985) apr delasexpectatas poplars gue dspertarun yl pe
sobre quota, aia ls condaeron sa oman pe
‘gus ts sl prpare de se, 9 mplementcon
{legs modends, aed co a aad ois s+
{inte depend uunzn, raiment aa epi el moins
‘reo cuando aes al deh cuts perio pore gabe, Ch
itor de Ct, p.208264
106 Nimeso 6 + 2003100 de 1945, la cual, como se ve, cedié a las presiones.
de los propietarios y para colmo, extendié a quince
hos la prescripcién extintiva del dominio prevista
inicialmente para diez afios por la ley 200, proximosa
‘cumplirse precisamente en el aio 46. Con ello retro-
cedié el masimportante intento del Estado por hacer
cefectiva la funcién social de la propiedad y atender a
Jas demandas de miles de colonos y arrendatarios.
4, Finalmente, el apelativode “oligarca” aplicado
a la Iglesia no resiste, de todos modos, una mi-
nima revisi6n de su papel historico en la bene-
ficencia, la atencién ininterrumpida a los més
abandanados ~ancianos, leproscs, nifios de la
calle, enfermos terminales, prostitutas, etc y
a promocién de su doctrina social, en campos
tan variados que van desde la mejorade condi-
ciones del campesinado hasta la promocién del
sindicalismo -tareas todas ellas en las que difi-
cilmente se suele encontrar a los miembros re-
presentativos de la «oligarquia» nacional, en-
tre algunos de cuyos miembros se encuentra a
os més tradicionales criticos de la Iglesie-.
El manejo conceptual inapropiado
Si bien a historiografia vigente no parte de una
fundamentacién te6rica apropiada para el estudio de
la Iglesia, es oportuno sugerir una revisin general
que permita especificar el contenido y la aplicacién
de algunos conceptos. Este seria el caso, por ejem-
plo, del articulo de Gladys Rojas “Protagonismo de
la Iglesia en el experimento totalitario en Boyacé:
1946-1950”. Esta investigacion describe la participa-
ci6n militante de miembros del clero en dicho de-
partamento en lacontienda bipartidista, del lado del
Conservatismo y en contra del avance del comunis-
mo y de! Liberalismo™. Es un ejemplo tipico de falta
St fsa cas echvamenton fae nls yd pres parti a atera
‘Serta pcp delays tink y soa ta
Conserv a oganzcin de ropes arodos la prin fi ¥ mom
Stenameio dog apa al tral et lo pssst
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Spc aden atnvesdeexpnsiones arent pals, 0008p
ted denaria del” pope! prog de psa na onnizacin de
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amon bart! arbor ae Afacesde te
{yu sapere geeraliacn pads replat cn
{tu instgacin euenes capa de da cunts de cote cata
‘ligne eigen esting Roy ap st p28
a 19459, guerre arg ate
de rigor hist6rico y de parcialidad en la interpreta-
cidn de la actuacién de la Iglesia en los aiios de la
Violencia. Aunque no pueden negarse los episodios
deabierto compromiso partidista, especialmente de
algunos sectores del bajo clero rural en Boyaca, es
necesaria Ia superacién de generalizaciones que ig-
noran la heterogeneidad de posiciones pastorales
respecto a la participacin politica de la Iglesia. in-
cluso obras representativas de la literatura liberal de
la Violencia como EI Cristo de espaldas, de Eduardo
Caballero Calderdn,dan testimonio del hechode que
Ja confrontaci6n bipartidista se habia salido de las
manos de la acci6n pastoral de la Iglesia. Es decir, ni
era necesaria la militancia conservadora desde el
piilpito para que se asesinaran liberales ni era sufi-
ciente la predicacién de los parrocos pacifistas para
evitarlo, Lo anterior demuestra que lo que se pone
en entredicho no es la innegable participacién de la
Iglesia en los hechos que antecedieron y que tuvie-
ron curso durante la Violencia, sino las gene-
ralizaciones que impiden interpretaciones més acor-
des con a complejidad del tema y que, en consecuen-
cia, repercuten en juicios historicos que magnifican
las responsabilidades al resaltar la militancia de al-
gunos miembros del clero. Por lotanto, un tema pen-
diente de la investigacién es el peso de cada uno de
os sectores ~clericales y moderados- en nimero,
importancia jerarquica e influencia politica durante
dicho periodo.
totalitario” para designar la situacién politica de
Boyacé durantelos aftos cincuenta~y,particularmen-
te, los términos de la influencia social que ejercia la
Iglesia en ese departamento- constituye una distor-
sin terminoldgica insostenible desde cualquier pun-
to de vista, tanto desde la teorfa como desde los he-
chos hist6ricos®. La autora desconace las diferencias
que se dieron en el interior del Conservatismo, como
eel caso de los grupos minoritarios, de inclinaciones
yafinidades fascistas, seguidoresdel politico maniza~
lita Gilberto Alzate Avendafo, del laureanismo, de-
fensor de un proyecto corporativo, de restriccién al
sufragio y a las libertades individuales, y del
‘ospinismo, sector mas moderado y conciliador con
los liberales. El sectarismo conservador provenia
‘munity vera, Ser, Ho fc, Fae Barns, P38
pesos,
Némero 6 + 2003
107principalmente del alzatismo y del ala laureanista;
ademés, Gomez ocup6 la presidencia de la Republi-
caentre 1950 y 1953, lo que fortalecié a sus seguido-
res durante un tiempo. Sin embargo, la implantacién
de un régimen totalitario habriasupuesto la formali-
zacién por parte del Estado-enestecaso, del gobier-
no departamental-de una serie de restricciones juri-
dicas y politicas referentes a las posibilidades de
militancia en los diferentes partidos, de expresidn y
de control social y cultural, que, a pesar de la violen
cia sectaria y del fortalecimiento del gecutivo, no
abarcan el significado de ese concepto. El régimen
politico del pais y del departamento en dicha época
podria catalogarse, més bien, como lo que Stanley
Payne alifica de derecha conservadora autoritaria®™
Este tipo de especificaciones resultarian convenientes
para lograr un andlisis mas objetivo y matizado del
problema. Por otro ado, la misma autora se encarga
de desvirtuar su argumentacién acerca del pretendi-
do totalitarismo boyacense. Segiin sus propias fuen-
tes, cuando la jerarquia eclesidstica prohibié votar
por los candidatos nueveabrilefios y comunistas, la
prensa liberal invitaba a los catélicos desu partido a
Ja desobediencia: "Ni los sefiores Builes, Jaramillo,
Luque [...}ni ningiin otro sacerdote que proclame la
lucha electoral contra el Liberalismo deben ser
‘obedeciclos. No merecen ni obediencia ni respeto”™.
La pregunta es: sila prensa liberal podfa manifes-
tarse de esa manera en contra de la jerarquia ecle-
siastica, gen donde queda el totalitarismo?
Laseleccién e interpretacién de fuentes
Las obras estudiadas citan fuentes gubernamen-
tales, asi como pastorales, conferencias episcopales
y prensa con compromiso politico 0 religioso. A pe-
sar de la importancia del empleo de fuentes de di-
versa indole, la historiografia vigente presenta un
‘manejo claramente parcializado en la seleccién e in-
terpretacién. Rojas, por ejemplo, describe can deta-
56 Of pp 25-30 ate dita eteefescismo unt dere radial y
sna derahcomervadom attra Sra ntrente slic acc
‘nal Comersatimnn dela prinera mid sige XX cua sponar uh
Sass crept mas pertne se Ia historia de is ideas pls y
Feri alee los agoncaractersis del Consett colo
Roenese prod
57 Rows, Guat, Pgs de geen een
titan Bo
Pescamiente y Cultars
108
lle la supuesta participacién del clero en las practi
cas de fraude electoral del lado de los conservado-
res, Sin embargo, sélo presenta tna fuente para res-
paldar sus graves afirmaciones: un articulo del pe-
ri6dico gaitanista Jornada, de noviembre de 1948, es-
crito pocos meses después del ascsinato del lider,
cuando atin estaba fresco el odio de sus seguidores
en contra de todo lo que estuviera o pareciera aso-
ciado al Conservatismo*.
Lo~anterior indica la necesidad de tener en cuen-
ta la funcion proselitista de los peri6dicos, para evi-
tar que las citas se acomoden a la versién de los he-
chos de los grupos de interés que representan oa las
parcialidades del historiador. Cualquier investigador
sabe que la prensa de la época, y mas en la provin-
cia, carecia por completo de objetividad al referirse a
Jos acontecimientos sobre los que informaba, pues
constituia el principal medio de propaganda politi-
ca partidista en una época de guerra civil no decla
rada, Por lo tanto, es un grave error metedolégico
utilizar esos textos como fuentes imparciales para do-
cumentar acontecimientosde orden publico. La pren-
sa de la época puede ser mejor empleada ~como, de
hecho, lohace Abel- para presentar un estudio de su
instrumentalizacién como medio de propaganda
politica y como indicador de una cosmovisién inten-
cional titil a los fines de los partidos, asf como de
referente fundamental para una historia y aun para
una sociologia de las ideas politicas y religiosas.
Ademés, la documentacin hemerogrfica merece ser
contrastada con el tratamiento dado por la contra-
parte a les mismes acontecimientos.
Asi mismo, cuando se muestra el horror de la
Violencia se recurre a los testimonios de los libera-
kes, se omiten los demds 0 se ignoran el asesinato y
1a persecucién de sacerdates por parte de liberales y
de conservadores insatisfechos con la defensa que
miembros del clero hicieron de sus files, sin impor-
tar su filiacién partidista. En otros casos se genetali-
2a, atribuyéndolea toda laiglesia la responsabilidad
individual de miembros que, aun en las investiga-
ciones historicas que los presentan,aparecen dibuja-
dos, con contornes difusos 0 poco convincentes. Es
€l caso del padre Eutimio Ramirez, mencionado al
‘menos en cinco ocasiones por su manifiesto proseli-laste lec Clntia(246-185). apes ie Naat ae igs
tismo antiliberal y anticomunista, con lo cual Rojas
pretende probar la beligerancia del cleo en todo el de-
partamento de Boyacé. No obstante, estas denuncias
no son comprobables por causa del insdlito proceder
de la autora, quien cambié el nombre del sacerdote ci-
tado -como ella misma lo reconoce-sin dar razones al
lector sobre los motivos de una decisién tan lamativa
en un trabajo de investigacién histérica®.
Finalmente, respecto al empleo de fuentes de
cardcter religioso llama la atencién que ninguno de
Jos autores comprenda adecuadamente la posici6n
general de la Conferencia Episcopal frente al debate
politico de la época, ni tampoco la de alguno de los
personajes representativos de la jerarquia, desde el
particular enfoque e interpretaciOn de la Iglesia. Es
decir, cuando se citan estas posiciones, no se expli-
can en relacién con el contexto ideolégico, social,
pastoral e hist6rico que permitiria su comprensién
desde el punto de vista del clero. Por el contrario,
dichas citas presentan una Iglesia descontextualizada
y evasiva frente a la dimensién de los problemas que
afectaban al pafs, y no se las compara con anélisis
coincidentes de temas comunes hechos por lideres
destacados de los dos partidos politicos. Si la Tglesi
por ejemplo, vefa en el alcoholismo un problema so-
cial de primer orden con gravesconsecuencias, dado
elambiente de violencia politica generalizado, no se
menciona el hecho de que personajes de la talla de
Rafael Uribe Uribe®o de la del mismo Jorge Eliécer
Gaitén ~y no solamente el gobierno o el clero-
consideraran también este problema como una prio-
ridad de la mayor gravedad. Fra tan clara la con-
ciencia del problema social que representaba, que
hasta los propios seguidores de Gaitén explicaronlos
desmanes de les bogotanos durante el9 de abril como
resultado del consumoexcesivo de alcohol". La his-
toriografiavigente, en su afin por resaltar las causas
‘onémicas y estructurales de la violencia, ter-
mina por ignorar, y en algunos casos incluso por
23,297,288 28
Che i pps,
(Cf sous Joc Mat, “Rall Urb Unb Es aie Paes
Polite Cabin, Imprnta Nail Bot 18, p43,
61 Cf: AmomsNows Moreno. p28 Havtorconentalapeacupecin
es prmeaseganzaconeebras pore akabola fy ema
feetiaason su ona, Brau se ee al obsticl qe itoproiems
‘pent paraatr durante as cmpanss degre de AUNT ts
‘coment sae el Bogota del ert Fle Gnas, lence
‘hye que revolute do ited unetaipetin Ge Brn
bp.ck p33, 3 y 2
Pessamiento y Caltura
109
menospreciar, otro tipo de argumentos que también
son validos, aunque por su evidencia no necesiten
estar respaldados en grandes modelos de in-
terpretacién sociolégica. Si bien escierto que la Igle-
sia preconciliar no realiz6 un andlisis socioeconémico
politico lo suficientemente critico frente a las ca-
rencias del bipartidismo en los afios cuarenta y cin-
cuenta, no por ello dejé de proponer y de hacer efec-
tiva una respuesta para enfrentar la violencia y los
problemas del pafs desde la particular concepcién
de su misién pastoral, moral y social.
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