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FFRODUCCION AL, DERECHO CIV 38 25. MORAL ¥ DERECHO.—La necesidad de distinguir ‘el derecho y la moral serviraé para poner de relieve una nota que ‘al primero que todavia no ha sido suficien- temente esclarecida en las nociones que hasta aqui hemos desarroliado, Nos referimos al “bien comin”. Durante largo tiempo en le historia de los pueblos han permanecido entremezclados y confundidos el Derecho, 1a Moral y la Religion. En las sociedades antiguas esto era muy Lee er uaa Jos conceptos. En Roma aparece la distincién entre Moral y Derecho, como lo prueba la célebre frase de Paulo: “non ‘omne quod licet honestum est”, pero no hay todavia una clara delimitacién de esas nociones. El Cristianismo fij6 desde un principio una adecuada distincién entre Moral y Derecho sin incurrir en una sepa- ‘racién inaceptable. El racionalismo, en cambio, formulé una radical entre el orden juridico y el orden moral. ‘Como un brote de la Reforma Protestante se inicia esta tesis ‘eon Grocio y Puffendorf, alcanza una apariencia cientifica con Thomasio y ilega a sus Gltimas consecuencias con Kant y Fichte, Para Kant, la Moral comprende el orden del fuero in- ‘terno, de la libertad incondicionada, en tanto que el Derecho s6lo tiene por objeto la coexistencia de la libertad de cada ‘uno con 1a libertad de los demés, segan una ley universal de libertad. De aqui que, segtin este autor, el Derecho se atenga ‘wlo al resultado de las acciones sin ocuparse de los méviles que las han guiado y de aqui que pueda darse un orden juri- dco inmoral, o lo que es 1o mismo hechos justos, o conformes I derecho, que en esto queda fa justicia kantiana, reproba- por la Moral y viceversa. Ast queda el Derecho vaciado todo contenido moral. * — Que el Derecho no se ocupa de los méviles de los actos f-fumanos es rotundamente falso, como se advierte especial- de la i para juzgar a éstos. Pero si no cabe la separacién radical de los érdenes juri- dico y moral procede efectuar su distincién. En efecto, si bien Moral y Derecho tienen el mismo objeto material, que es la actividad humana, difieren en cuanto a su objeto formal, es perfeccién natural del fin tiltimo de éste. La Moral encauza los actos humanos hacia el Bien, el Derecho los encauza inmediatamente a la obtencién de bienes naturales y s6lo mediata y. pasivamente al logro del Bien, ‘La medida del derecho, entonces, no es directamiente el bien de la persona, sino la. justicia entendida objetivamente como la proporcién entre las exigencias de la persona —cria- tura racional— y los bienes aptos para proveer a dichas exi- gencias en vistade Ia consecucién de los fines humanos. 26.—Por esta identidad de objeto material de Ia Moral y el Derecho se comprende Ia intima vinculacién que bay entre ambas dis- ciplinas, Por otra parte 1a consideracién del objeto formal de ambas disciplines impone que Ja vinculacién se establezca en términos de subordinacién de! Derecho respecto de la Moral. Porque no hay “bien 31 Del Vecchio, Dabin, ctados por P. Roubler, Thlorie Généeale de Droit, Parla, 1946, p. 38. RETRODUCCION AL DERECHO CIVIL 38 comséin” posible, a que tiende el Derecho, si no ve respeta y salvaguarda ‘el “bien personal” de los individuos que integran ta sociedad. Pues si ft instaurase un orden social que lesionara el “bien persona!” ya no einaria el “bien coman”. ‘Para que se comprenda bien el alcance de esta dependencia del bien. comtin respecto del bien personal, ha de distinguirse en cuanto « Gate ef bien de ia persona y el bien del individuo. Sin duda el bien ‘comin puede requerir y frecuentemente requiere el sacrificio del bien del individuo como parte del todo que.es la sociedad, pues siendo Ia ‘de uno solo"? Pero esto ha de entenderse en tanto no esté en juego ‘1 “bien personal”, es decir, aquel bien que necesita ef hombre para el Gesplieque de su dimensién personal y en definitiva para fograr su fin Gitimo, su destino sobrenstural: éste es negocio entre el alma y Dios ‘que no puede ser interferido por 1a consecucién de bien social ‘slguno ‘por eminente o importante que sea pera Ia sociedad. No seré “bien comtin”, aunque lo paresca, aquel que exija el s0- ctificio del “bien personal”, que es inviolable y sagrado en cuanto cons- Aituye el designio final de 1a obra de Dios que es la creacién de! hombre. En sums, el “bien individual” puede y debe ser postergado en ef ‘eventual conflicto para que sea logrado ei “bien comin", pero 8 con- cién de que aquél no lleve aparejado un “bien personal”, pues si asi fuera no resultaria el bien comin de tal postergacién**™ La distincién efectusda precedentemente se apoys en la de indi- _xiduo y persona, segiin Santo Tomés. El “individuo” es el ser en cuanto ‘istinto de otro de la misma naturaleze. La “individuacién” es lo que hace que una cosa difiera de otra cuya naturalezs comparte. La “per- ona” es un todo independiente, dotado de inteligencia y voluntad, un foco de actividad pasible de imputacién, de mérito y de culpa, desti- mado a vencer al tiempo en ta eternidad de Ie gloria. ___ Algunos ejemplos pueden ilustrar convenientemente Ia distincién. (Bite trata de 1a explotacién de los bienes materiales, el “bien comén” esis imponer un cercenamiento ‘mayor o menor de las facultades del io y consiguientemente una disminucién o postergacién del “Ailen individual” de éste. Pero si se trata de 1a educacién del hombre {> ha de tolerarse 1a imposicién ineludible de une cierta concepcién 4% Santo Tomés, De refimine principium, Wro 1, exp. TX. ‘108 Conf: Pio X11, Radiomensaje de Pentecostée del 1° de junio de 1943, tens Poni coerién cata 182165, EA, Gea, Be An 1580, n 18, n° 7 36 Jomax JOAQUIN LLAMBIAS de ideas elegidas por e1 Estado, es decir, por quienes comandan 1a s0- tiedad, porque ello podria frustrar el “bien personal” consistente en el econo a 1a verdad . 27.—Para terminar estas nociones relativas a tas vinculaciones entre Moral y Derecho, agregaremos que Josserand no distingue les fronteras de uno y otro orden, que segin 1 no han existido sino en 1a imaginacién de los autores, pues el Derecho no seria otra cose que a moral social, 1a moral en acciéa, “ia moral en 1a medida que es susceptible de coercién”* Por su parte Ripert no cree que haya una diferencia de naturaleza entre Moral y Derecho, pues entiende que ambos érdenes, pero desde que se habla de dominio de uno sobre otro te concede también 1a distincién conceptual de uno y otro. 27 bis, PENETRACISN DEL FACTOR MORAL EN El, DERECHO POST ‘TIVO ARGENTINO: TEXTOS DEL CéDIGo Cvil.—Una buena demostra- ciéa de Ia sabiduria de nuestro codificador se obtiene por la verificacién de in penetracién del factor moral en el Cédigo Civil argentino. Desde Tuego, Vélez Sérsfield no confundié ambos érdenes, el moral y ef jurf- dico, Pero al elaborar fas normas juridicas siempre atendié a iss direc- tivas morales pera que aquelles no pudieran conspirar al desarraigo de éstas, Ello aparece con evidencia en el tratamiento del contenido mo- ral de) acto juridico (intra, t. Il, niims. 1465 y os.); en la elevacién a le categoria de valores irrenunciables, que los perticulares no pueden desconocer en sus convenciones, a los que hacen al “orden piblico fa las buenas costumbres", art. 21 (Acerca de Ja identificacién de a nocién de buenas costumbres con Ia moral, remitimos a lo dicho infra n? 1465); y en Ia regulacién de le sancién de nulidad absolute, con todo lo que ello implice, que recae sobre los actos juridicos violatorios del orden moral (con. art. 1047, véew infra, 1, mime 1890-1892 y 1971 y sa). 27 bis 1. APLICACIONES JURISPRUDENCIALES: REMISION.— La ju- Fiaprudencia de los tribunales ha tenido numerosas oportunidades para sefialor esa preeminencia de Ia moral, toda vez que los perticulares han ‘Str Sobre estos desarrollos, ver Maritain J., Para una filosotia de Ia per- wn QE RETIN RL SE A ree eae wie toons mem om G. Ripert, La régie morale dans Jes obligations civiles, nims, 13-18, INTRODUCCION AL DERECHO CIVIL 37 ‘pretendido, con desmedro de ells, procurar la obtencién de sus desig ‘Bios mediante 1a realizacién de actos juridicos. Como hemos tratado ‘e008 fallos en el t. Il, n? 1466, remitimos a lo dicho en ese lugar. 27 bis 2. MORAL, BUENAS COSTUMBRES ¥ BUENA FR; DIRECTIVAS CONSAGRADAS POR LA LEY 17.711.—En este orden de materias, la ley 17.711, que introdujo trascendentes reformas en el Cédigo Civil, ha ‘acentuado eta penetracién de In moral en el ordenamiento juridico, como se lo advierte a través del principio que veda el abuso de dero- ‘cho (conf. nuevo art. 1071, véase intra, n™. 1265 bis y 1285); de Ia vivencia de la equidad que esté Iatente en varias de las soluciones 1o- que ‘al principio de buena fe erigido en criterio clave de celebra- ibe, i én y ejecucién de loa contratos (conf. nuevo art. 1198, ‘Péimera parte); y de la consideracién de la Tesiin como vicio del acto furfdico (véase infra, t. TI, n? 1475 bis). 28, DERECHO NATURAL ¥ DERECHO PosITIVo.— Am- bos conceptos integran el que ya se ha dado del derecho. Pues ai éste es el ordenamiento social justo, el “derecho natural” ‘constituye el meollo o nitcleo de ese ordenamiento que con- forme a la naturaleza humana tiende a la instauracién de la justicia en la sociedad, y el “derecho positive” es la positiva- ‘cién o concrecién del derecho natural, es decir, la traduccién del derecho naturel y su adaptacién a las circunstancias so- ciales concretas de un momento histérico determinado, “hic et nunc”, ‘entre ambos érdenes es dable comprender el derecho posi- five, —es el pensamiento de Renard— como la interpreta- ‘cin del derecho natural influida por: 19, las condiciones del medio social; 2°, las posibilidades de la coacci6n, y 3° la preo- cupacién de consolidar el orden establecido. El derecho natural ejerce sobre el derecho positivo uns [doble accién. Una accién negativa que tiene el sentido de una 38 Jonax Joaquin LLAMBtAS barrera: significa la paralizacién del derecho positivo en la medida que éste contradice sustancialmente al derecho na- ‘tural, por resultar entonces un derecho injusto, es decir, un no-derecho. Y una accién positiva en cuanto el derecho natu- ral es un manantial de orientacién del derecho positivo, del que no organiza soluciones pero al que imparte directivas. Desde este punto de vista el derecho positivo agrega al de- echo natural una doble ermadura de formulas y sanciones. Por esa influencia del Derecho Natural sobre el Derecho Positive la historia juridica muestra un continuo desliza- miento de las nociones generales de justicia y moral social hacia el derecho positive. Recuérdense los ejemplos que su- ministra el derecho romano con la “actio dol?” y el derecho ‘contemporéneo con el reconocimiento de la propiedad inte- Jectual: es que el progreso del derecho positivo se realize mediante una invasién progresiva de la moral social. 29. —Desde le antigiedad se ha admitido le concepcién de un orden juridico vilido para todos los pueblos y épocss, superior « las determinaciones contingentes de los hombres y cuyo imperio persiste faén contrariando las normas positivas sancionadas por los ‘Recuérdese Ia respuesta de Antigona cuando el tirano Creén le repro- chaba haber transgredido el edicto que prohibia la sepultura de Po- Tinice, hermano de aquélla: “Es que Zeus no ha hecho esas leyes, ni creia que tus edictos valiesen més que las leyes no escritas e inmuta- bles de los dioses, puesto que ti eres tan slo un simple mortal. Inmu- tables, no de hoy ni de ayer, y eternamente poderosas, y nadie sabe cculindo nacieron. No quieto por miedo a les Grdenes de un solo hom- ‘bre merecer el castigo divino”.®® Es lo que escribia concordantemente Cicerén: “Hay una ley ver- dadera, la recta razén iqscripta en todos los coraones, inmutable, eter- ‘na, que tama a los hombres al bien por medio de sus mandamientos y ‘Jos aleja del mal por sus amenazas; pero que sea que ordene o probiba, ‘nunea ee dirige en vano a los buence ni deja de impresionar a los malos. -No ve puede alterar por otras leyes, ni derogar alguno de sus precep- tos, ni abrogarla por entero; ni el Senado ni el pueblo pueden libe- rarnos de su imperio; no necesita intérprete que Ja explique; es la misma en Roma que en Atenas, la misma hoy que mafiana, y siempre: Sétocles, Antigone, V. 446. FTRODUCCION AL, DERECHO CIVIL 39 ‘una misma ley inmutable y eterna que rige « Ia vex a todos los pueblos yy en todos los tiempos. El universo entero esth sometido a un solo amo, ‘a un solo rey supremo, al Dios todopoderoso que ha concebido, medi- tado y sancionado esta ley; desconoceria es huirse a si mismo, renegar de mi naturaleza, y por ello mismo padecer fos castigos més crueles, ‘aunque se escape a los suplicios impuestos por los hombres” ‘A cata ensefianza de Cicerén la denominaron los juristas romanos 30.—La doctrina del derecho natural, que remonta a tan ilustres origenes, da un fundamento firme al orden juri- ico que consiste en la comprensién de la naturaleza racional { social del hombre y no en la pura voluntad de éste, la cual es inepta para justificar la imperatividad de la norms. En efecto, ¢cuél razén podria legitimar, en conciencia, que un ‘grupo de hombres —gobernantes, mayoria electoral— impu- ‘iesen su criterio sobre los demas, si no fuese por su concor- dancia con los principios superiores que rigen la conducta? Conviene recordar con Leén XIII que la sociedad “asi como ‘mo engendré a la naturaleza humane, tampoco crea el bien : que le es conveniente, ni el mal que se le opone; sino més ‘ bien son anteriores a la misma sociedad y proceden entera- ‘mente de la ley natural”. Por ello dice Zorraquin Becé que “hay normas superiores a 1a voluntad humana y a la misma comunidad que deben guiar el establecimiento del derecho , titviéndole de fundamento racional. ¥ la conformidad entre éste y aquéllas torna obligatorio el derecho positivo, que de ‘tro ‘modo seria Ia imposicién de una voluntad sobre otra, ‘* Cicerén, De republica, libro III, XXII. 3% Justiniang, Institutes, 1, 1, 11. 30 Lesa XH, Bnclelicas Libertas, 9 10, del 20 de junio de 1888, 40 Jonas Joaquin LLAMRIAS ‘A Ja fuerza como base del derecho se sustituye ese funda- mento legitimo que a la vez permite encauzarla y limitar sus poribles excesoe”.” iy Conviene agregar que los principios del derecho natural no son el producto de una interpretacién subjetiva sino un conocimiento objetivo que obtiene la razén de 1a considera- cién de la naturaleza racional y social del hombre. Hay una primera intuicién en nuestra conciencia que nos permite dis- cernir el bien del mal y la consiguiente ordenacién de ta raz6n que nos urge a hacer lo primero y eludir lo segundo. De aqui se sigue, en la consideracién del bien comin, que no es el de Juan o Pedro sino el de todos y cada uno simultineamente, ‘que hay una primera nocién de lo justo y de lo injusto, por confusa que sea, que est presente en nuestra conciencia. Es a ella a la que alude el Papa Pio XI en la enciclica “Mit ‘brennender sorge” cuando dice que “el derecho natural esté impreso por el dedo mismo del creador en las tablas del cora- z6n humano y 1a sana razén no obscurecida por pecados y Pasiones es capaz de descubrirlo”. 30 bis. — Ahora bien; ¢cusles son las normas que el derecho po- sitivo debe estructura: en un momento dado y bajo la égida del dere- cho natural para Grdenar y organirar la actividad humans? ‘Antes de dar una respuesta a esta delicada cuestién conviene te- ner presente la advertencia de Santo Tomés de Aquino a los estudiantes de la Universidad de Paris, en el siglo xm: “Una inteligencia bien dis ciplinada, bien organizada, no debe pedir a las cosss mayor certidum- ‘bre que Ta que en sf mismas evan. La certidumbre no puede ser tam- poco tan grande en una materia contingente y variable como lo es en tuna materia necesaria y ein variacién. La cualidad de un buen estudian- te ex Ia de no exigir una certidumbre mayor que Ia que conviene a Ia materia de que se trata y de no contentarse tampoco con una certidum- bre menor”? ‘Aleccionados con esta ensediansa sin per, podemos responder apli- cando a In cuestién eve miamo criterio: ve trata de un asunto que de- pende de las oportunidades y de les circunstancias de tiempo y lugar © R. Zorrequin Bect, KI derecho y ta jatici, “Rav. Fac. da Derecho y ‘Clencias Soclales”, fulio-agosto 1950, 5. 904, Conviene estar prevenido contra la tendencia que consiste en que- er mecenizarlo todo a fin de suprimir cualquier apreciacion subjetiva. Porque no hay maquinaria alguna que dispenee al jurista de la carga ¥ de la responsabilidad personales que le incumben, de determinar en tun momento dado qué concepciones son buenas para incluir en el articulado de Ia ley 0 en doctrina de derecho positive. un de cristal que advirtiendo un grano de polvo en el fondo del Piente si no dispone del delicado instrumento adecuado para la ex wtraccién del cuerpo extraiio no intentaré a operacion y se resignaré a tolerar la impureza para no'quebrar el cristal. De semejante manera Ia capacidad del derecho positive para traducir eficientemente el dere ‘cho natural esté limitada por su funcién coercitiva, pues no puede Preceptuar Gtilmente sino en la misma medida en que puede constre- fir. ¥ no puede constresir sino en la medida de que disponga de Ia thenica adecuada pera ello. Por tanto ta técnica juridica indica ol I+ tite de In posible incorporaciéa del derecho natural sl derecho positive. ‘No seria prudente —y Ia prodencia es la vistud que rige las cien- ias morales— querer encerrar todo el derecho natural en el régimen el derecho poritivo, pues falte el instrumental técnico adecuado. Cusn- to mis se perfeccione la técnica juridica mejor podré absorberse en el ‘derecho potitivo las ideas incluides en el derecho natural. Pero la per- ‘feccién no es propia de los hombres que han de conformarse modes- tamente con una tolerable mediania. Lo mejor suele ver enemigo de Yo bueno y por ello el derecho positivo se conforma con una adapte- ‘6a de 1a Justicia a Ia circunstancia histérico-tocial concrete, bastante 31, LAS RAMAS DEL DERECHO POSITIVO.— Entendido ‘tl derecho positive como el conjunto de normas aplicades feercitivamente por la autoridad pablica, es menester agru- ‘par cientificamente tales normas para realizar el estudio de jilas. De abi surgen les ramas del derecho positive, 42 Jomax Joaquin LLAsMnins 32.—Le més amplia clasificeciéa, que remonta al derecho ro- ‘mano, opone el derecho piiblico al privado. Para toe romance “pabli- ‘cum jus est quod ad statum rei romanse spectat”, y “privatum quod ‘ad singulorum utilitatem pertinet”, ex decir, que Ia distincién 2 ‘basa en el interte protegido por el derecho: ‘el derecho piblico se ‘referia al estado y @ la cosa piblica —o romana— en tanto que el derecho privado tomaba en cuenta lo pertinente a Ia utilided de los particulares, ‘Modernamente se han dado otros criterioa*® 2) Segin Ia primera opinién to tipico del derecho piblico se- fa referirse a relaciones de subordinacién, mientras el derecho privado za 1a coordinacién de sujetos ubicados en situacién de paridad. De chi que al primero corresponda la justicia distributiva y al segundo Ja conntutativa, zi ‘Esta interesante tesis, desenvuelta por Gurvitch y por Radbruch, ‘presenta el grave inconveniente de dejer al derecho internacional pé- ‘Dlico al margen del criterio preconizado. b) La segunda opinién persiste en el criterio romano que toma ‘en cuenta la distincién de los intereses cuya satisfaccién el derecho ‘procura. Es todavia la que siguen Planiol y Josserand. Pero observa Roubier que la mayor parte de las institucjones se ordenan al interés ‘general, o més exactamente, al “bien comin”, Por lo demés, nos pe- ‘rece, las instituciones pablicas no son fines que valgan por si mismos, ‘sino medios al servicio de les personas humanas. c) La opinién hoy en boga toma en cuenta Ia calidad de los su- Jetos de derecho. Si la norma alude al Estado como poder piiblico es ‘de derecho piblico, si se refiere a sujetoa que obran desprovistos de ‘todo cardcter de soberania politica es de derecho privado, ) Finalmente hay algynos autores que niegan el csnécter cien-_ ‘tifico de Ia distincién, ‘Para nosotros el punto de vista verdadero recoge las dos tenden- ciaa Giltimamente expuestas. La oposicién entre derecho piblico y prt -vado no responde a una diversidad esencial, pues el concepto de de- -recho es uno solo. Pero, con todo, la diferenciacién sobre la base de Ja calidad de Ios sujetos de derecho, es ‘itil para un ordenado cono- -cimiento de las instituciones juridicas. La divisién, entonces, s6lo tiene wun sentido pragméttico y didactico. 41 Uiplano on al Digueto, libro I, wit. 19, fr. 1, pare. 2. 2 Véaoe P. Roubier, Théorie gindrale da droit, Pari, 1946, 2° 2, pe. 243 sas F, de Castro y Bravo, Compendio de Derecho Civil, Madrid, 1987, pa. 14-23, SP, Roubier, op. cit, p. 248. RETRODUCCION AL DERECHO CIV “a 33.— Les principales divisiones del derecho piblico ton: 8) Derecho constitucional. Es el que organiza los po- deres, atribuciones y deberes del Estado en si mismo y en su telacién con ios gobernados (faz estitica). b) Derecho administrativo. Es el que organiza el fun- cionamiento de la administracién publica (faz din4mina). ¢) Derecho penal, Determina la represi6n de los hechos que ponen en peligro la digna subsistencia de 1a sociedad. d) Derecho Internacional Péblico. Es el que rige las relaciones de los Estados extranjeros, entre si. 2) Derecho eclesidstico. Segin De Ruggiero es el con- * junto de normas que regulan las relaciones de Ja Iglesia Ca- ‘télica con el Estado. 34,—Las principales divisiones del derecho privado ‘son: a) Derecho Civil, que como tronco comin es el fondo residual subsistente después de los diversos desmembramien- tos ocurridos en el curso de la historia. b) Derecho Comercial. Es el que rige las relaciones de Jos comerciantes y determina las consecuencias de los actos de comercio. 7 c) Derecho del Trabajo. Rige las relaciones entre pa- trones y obreros. d) Legislacién Rurel. Es la que rige las relaciones de Resear tit gent cere ae explotacién agricola-ganadera. - 35.—En lugar aparte ha de mencionarse el Derecho Procesal. ‘Segin Boda es piblico o privado, en funcién del procedimiento de “ JORGE JOAQUIN LLAMBIAS que se trate.“ Para Arauz Castex “no 8 ni uno ni otro”, exth fuera de eta clasificacién “pues tiene naturaleza instrumental" Para Roubier ‘es un derecho mixto abstracto, por oposicién al derecho profesional, ‘0 de lea proferiones, que este autor clasifica como derecho mixto com ereto, entendiendo por derecho mixto al compuesto por elementos he- terogéneoe.!* § 2. El concepto de derecho civil. Dominio de aplicacién. Conexién con otras disciplinas juridicas y ciencias sociales. 36. 'ETIMOLoGiA.— La palabra “civil” con que se defi- ne esta rama del derecho, proviene del latin “civile”. En Roma se distinguia el “jus naturale” que era comin a todos los hombres sin distincién de nacionalidad y el “jus civile” que era el derecho propio de los ciudadanos romanos. La ciudad © “polis” en griego, era nocién equivalente a lo que hoy de- nominamos “Estado”, con lo cual el “derecho civil” se refe- ria al derecho vigerite en Roma y comprendia normas de derecho pablico y privado. 37, DEmEcto PRIvapo.— Con le invasién de los germanoe y la” caida del Imperio Romano de Occidente, los invasores introdujeron sus propias leyes referentes « Ia organizecién de las nuevas naciones. Por ello las normas de derecho piblico incluidas en el “jus civile” per- dieron vigencia siendo sustituidas por las nuevas introducidas por los germance y quedando reservada ia denominacién de aquél pera les normas de derecho privado que, segufan subsistentes. Desde entonces, ‘en tn sentido lato, ee idetitfica el derecho civil con el derecho privada, Ea el curso de la Edad Media adquirieron vigencia toe “eénones” F suscitadas ‘M4 Borda G A, Tratade de Derecho Civil, Parte General, 3° ad, 1, 2° 17. © Asnus Caster M, Derecho Civil, Parte Geneeal, t. 3, 9, p. 16. Roubler P, op. cit, p. 264.

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