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LA DECLINACION GRECO-LATINA La Iengua latina, cuando las circunstancias culturales la obli- gan a adoptar términos griegos, tiende en un principio a la ley de mayor economia, encajando en sus esquemas flexivos todos Jos sustantivos que se presten a ello. Como es natural, era ine- vitable que se equipararan muy pronto los temas en -« y en ay los temas en -og y en -Os (> ~us). 1. Plauto emplea siempre mina, dracuma, tecina, Alcumena, con vocal anaptictica para aliviar el grupo consondntico desco- nocido en latin. Indicio de antigiiedad es también el cambio de timbre en macina, epistula, crapula, spatula. Los masculinos de Ja primera se acoplan a los correspondientes nombres latinos en %, como incola: nauta, poeta, danista, etc. Esta tendencia se mantiene a lo largo de toda Ia historia del latin (cf. pirata, compuestos en -pola, geometra, athleta, patriarcha, propheta), y sélo rara vez se usa la forma griega (zelotes, p. e.), més comin en los antropénimos y étnicos. Por esta razin s¢ explica el cam- bio de género en una serie de palabras que en griego son mas- culinas: ballista, catapulta, paenula, coclea, charta, tiara (pero sacerque tiaras en Verg. Aen. 7, 247). Hay que notar, por tltimo los nominativos arcaicos de nombres propios como Clinia, Phae- dria, Demea, Aenea (Livio Andronico), Tiresia (Lucilio). 2. La segunda declinacién encaja perfectamente en latin, has- ta el punto de que se latiniza Menander (Terencio), Alexander, etc. Los raros Panthus (Verg. Aen. 2, 318; 319; voc. Pantha Virg. Aen. 2, 322) 0 Androgeos (Verg. Aen. 2, 371) son tardios y pos ticos. 3. Mas problemas presenta la tercera declinacién. Hay para- digmas, evidentemente, que se adaptan al latin sin dificultad 196 JUAN GIL (eo, draco, Telamo; Hector), pero en numerosas ocasiones hay discrepancias. Las causas son varias: mayor frecuencia en el uso de casos, contexto sintéctico, evolucién interna del griego, analo- gia, etc., razones que no se excluyen entre sf y que dan a veces fisonomia propia a los helenismos latinos. @) En los antropénimos, el caso més usado es el nominativo ¥y vocativo. Sobre ellos, en consecuencia, se construye la flexién, siempre en virtud de la analogia. Asi KéAyas -avtog pasa a la primera declinacién, como si se tratara de un tema de la prime- ra en -ac: Calcha (Plaut. Men. 748), Antidamat/ ae (Plaut. Poen. 1045/47). El cognomen Mela se forma sobre wéhag -avos. Por otra parte, sobre Palaestrio se declina Demipho (gr. -gav -gav- toc). Otras veces, la presién de la lengua latina se ejerce sobre los helenismos: por analogia con los nomina agentis en -tor se declina Castéris y Hectdris, implantdndose -tris desde Accio. (igual ocurre con los nombres piinicos en -~

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