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Esther Diaz (editora) ri WW xey-e1| (1) EL CONOCIMIENTO CIENTIFICO a4 EN LAS POSTRIMERiAS DE LA MODERNIDAD LA POSCIENCIA eae ae) EN LAS POSTRIMERIAS DE LA MODERNIDAD Esther Diaz ac) Poe eer One uu nm Rec ee Cr aCe SNe eC ie i ae On a ear Ls Copémico, Bruno, Galileo y Newton, entre otros, estremecieron un saber Pee eA ue ea end respecto de las verdades oficiales. Lograron asi un nuevo dominio de saber y de poder See On ee Oo ee te Oca) Per ee ue an) de conocimiento sino también el tipo de deseo que lo moviliz6. La ingenieria genética, eee ce Ree CeCe CR eee Cae cio Rk Reus CRTC ates cd sin cuerpo, esto es, una nueva representacion del objeto de deseo. Actualmente, se podria decir que el medio es el deseo. A partir de esta nueva disposicion Cee as Rn eee) Cen eee ec) eu Se produce entonces una filosofia de la ciencia que analiza los nécleos duros de la epistemologia, tales como las estructuras de las teorias cientificas, sus intentos eect Rie ee ecu eek omic) Pee a ee ee ote ec Pe SC a ae eee ed Preterm cee Emcee mee Ceo ace Ce eee es ue eee Pees eu a a au convivan amigablemente diferentes posturas tedricas, sin declinar la defensa (a veces OCC RoR eo ome RRM ur Rae cm Cue Ce OE cue ee Ru Ce Cen Pree eet ie acumen ee os sin relacionarla con el cuerpo, con el deseo, con el poder, con la ética, con las mujeres, con los hombres. PU Ee Cd LA PROBLEMATICA DE LAS HUMANIDADES Y LA HERMENEUTICA Enrique Moralejo Como es sabido, las ciencias fisico-experimentales se constituyeron definitivamente en el siglo xvul, lo cual significa que, al lograr establecer bases absolutamente sélidas y definitivas, pudieron erigir sobre ellas un saber de validez universal. El desarrollo constante y progresivamen- te acelerado de la tecnologia -que no es un instrumento de la ciencia, como equivocadamente se supone, sino la manifestacion clara de su esencia en términos de un tipo de saber capaz de control y dominio -tal como lo mostrara Martin Heidegger-' es el testimonio elocuente de ello. Con las disciplinas humanisticas no ha ocurrido lo mismo; si bien se ha profundizado en la comprensién del hombre y sus realizaciones, no se han podido convenir categorias y métodos comunes. En este terreno ha predominado la discusion sobre las posibilidades de acuer- do; las perspectivas multiples, sobre el criterio uniforme y universal- mente admitido. En el intento de simplificar una cuestion de por si muy compleja, se pueden mencionar las dos concepciones opuestas principales: una sostiene que el conocimiento de los problemas sociales e histéricos debe regirse por el mismo criterio y metodologia de las ciencias naturales, y ésta es la posicion del naturalismo; la restante propone, en cambio, resignarse al esfuerzo constante de establecer nuevas formas de com- prension, admitiendo la complejidad infinita del hombre y sus realiza- ciones, asi como el caracter irrestrictamente epocal e histéricamente condicionado del conocimiento. Obviamente, la acritud de la polémica sobre el tema fue alimentada, y lo sigue estando, por el éxito incuestionable de las ciencias fisico- matematicas, que atin da pabuloa la ilusi6n de extender sus conceptos 1. Véase M. Heidegger, “La pregunta por la técnica”, en Epoca de Filosofia, 1, 1, Barcelona, 1985, [245] 246 5 ciencias sociales y métodos al campo de las realizaciones humanas. El naturalismo a ultranza adolece de una especie de ingenuidad gnoseolégica, pues se empefia en suponer que los hechos y objetos -tanto para la percepcién directa como para la ciencia- son realidades tltimas y definitivas y asi dadas a la conciencia, sin advertir que son resultado de un proceso constitutivo. Pero no todas las culpas son endosables a esa idealizacion positivista del método natural; a la confusion también ha contribuido una insuficiente comprensién de las bases de la ciencia, que ha llevado a imaginar candorosamente formas alternativas de conocimiento del mundo fisico. Segtin lo demostrara ya Kant respecto de aquello de que dependemos de los sentidos como fuente de conocimiento -el mundo fisico-natural-, la unica forma posible de acceso es la ciencia experi- mental, cuyos principios tltimos fueron establecidos definitivamente en los siglos XVI y XVII.” Si el propdsito es conocer el comportamiento de la naturaleza para poder dominarla, es imposible salir del estrecho circulo de la ciencia fisico-matematica; pero esto de ninguna manera puede llevar a concluir que ésa sea la unica forma de relaci6n posible con la naturaleza ni que el saber sea entendible exclusivamente como dominio. El reconocimiento del caracter insoslayable de la ciencia experimen- tal no implica erigirla en el modelo indiscutido de conocimiento, tras- plantable a todo otro campo. Sobre esta conviccién fundamental se apoya la tarea que sigue, en la cual, juego de resenar las bases concep- tuales del pensamiento cientifico moderno y su inaplicabilidad a los problemas que surgen en el estudio de la sociedad, la historia y la cultura, se trata de establecer perspectivas propias para su adecuado tratamiento. En ese sentido, el intento de justificar la necesidad de acunar categorias y conceptos especificos no implica el desarrollo de la metodologia y demas caracteristicas de ninguna disciplina en particu- lar. El propésito, aqui, es critico y epistemoldgico, es decir, provocar la reflexion respecto de los fundamentos ultimos, y como tales generales, de las disciplinas humanisticas. A modo de orientaci6n previa, puede ser de utilidad la definicion de estas disciplinas que adopta Julien Freund: Entendemos por ciencias humanas las disciplinas que tienen por objeto investigar las diversas actividades humanas, en tanto que implican relaciones de los hombres entre si y de los hombres con las cosas, asi como las obras, instituciones y relaciones que de ello resultan.* 2. Veéase I. Kant, Critica de la raz6n pura, Buenos Aires, Losada, 1970. 3. J. Freund, Las teorias de las ciencias humanas, Barcelona, Peninsula, 1993, p. 7. La problematica de las humanidades y la hermenéutica 247 1. EL SIGLO XVIII Y EL PREDOMINIO DEL ESPIRITU ANALITICO Para poder entender la pretensién del naturalismo de negar toda tidad a las humanidades, es necesario remitirse a la época de la Ilustraci6n, pues en su ambito cultural se cobra conciencia plena de los cambios operados en el modo de entender el conocimiento y el papel de la razon y se gestan las ideas que proyectan su influjo incluso sobre el siglo xx. Estos cambios son consecuencia del derrumbe y la desarticu- laci6n de la metafisica teolégica. Para ésta el hombre era una unidad en la que se articulaban armoniosamente entendimiento, voluntad y sen- timientos. Estas facultades actuaban en conjunto, destacandose una de ellas segtin el tipo de acto realizado; asi, en la accion predominaba la voluntad, pero en el conocimiento se destacaba el entendimiento o el sentimiento en la apreciaci6n valorativa. Al desmembrarse la interpre- tacion metafisica del mundo se independizan esas facultades, por lo que el conocimiento de la naturaleza, por ejemplo, queda circunscripto a la esfera del entendimiento y al aporte de la materia en la percepcion sensible. Con la quiebra de los rigidos sistemas de la metafisica, desaparece también la posibilidad de que el pensamiento opere deduciendo a partir de principios generales; el nuevo modelo para la Mustracién sera la ciencia natural, que se basa en el andlisis. El punto de partida de la fisica no son los principios racionales sino los hechos, a los que se accede por la observacién. No obstante, esto no significa admitir un dualismo irre- ductible entre la universalidad del pensamiento y la particularidad de la materia sensible, pues la suposicién fundamental para la Ilustraci6n es que hay una formao regularidad general, que no es postulable, como si fuera un axioma, sino hallable en lo empirico. La observacién y el analisis permiten encontrar el modo en el que se relacionan los hechos y acontecimientos aparentemente independientes, modo que tiene una estructura general, racional y, como tal, pasible del calculo y la mate- matizacion. Tal como lo sintetizara Ernst Cassirer en su conocida obra sobre el tema: Porque lo que se busca, y lo que se presupone como consisten- cia inquebrantable, es el ordeny legalidad absolutos de lo real; esta legalidad significa que lo factico, en cuanto tal, no es mero material, no es una masa inconexa de singularidades, sino que muestra en si una forma que la penetra y domina. Esta forma se nos da en su determinabilidad matematica, en su figuracion y articulacién se- gun numero y medida. Pero no pueden ser anticipados por meros conceptos sino que ha de encontrarselos en lo factico. El camino 248 Las ciencias sociales nos Ileva, por lo tanto, no de los concepts y principios a los fend- menos, sino al revés.* En consecuencia, el orden y la regularidad que representa la razon no es ela priori al que deben conformarse los hechos; es expresion, por el contrario, de su vinculacién intima y de su conexién inmanente. Asi se justifica el origen del espiriiu analitico inspirado en el proceder del calculo matematico, que René Descartes desarrolla en primera ins- tancia e Isaac Newton lleva a su culminacion cuando descubre una misma regularidad para todo el mundo fisico. Pero esta genial sintesis entre los hechos positivos y lo racional que representa la ley de gravita- cién universal no fue hallada de golpe y por azar; por el contrario, fue el fruto de un largo esfuerzo metédico. En esa direcci6n esta el empeno de Galileo por encontrar una explicaci6n general del movimiento en la naturaleza, problema que no tiene solucién si se atiende simplemente a los hechos pues éstos se presentan, en cada caso, como totalidades completas. Para su adecuada comprension es necesario previamente descomponerlos en sus partes y elementos, para ver los factores que intervienen en cada caso y luego componerlos nuevamente, pero en una sintesis que registre y tenga en cuenta las condiciones asi halladas. Seguin Galileo, la ciencia de la naturaleza construye sus conceptos ra- cionales a partir de este trabajo de andlisis 0 “resolutivo” -resoluci6n, es decir, separacion de un todo en sus partes componentes- y de sintesis o “compositivo”. Asi, por ejemplo, la regularidad universal en la trayec- toria parabolica del proyectil, que aparece ante la percepcion visual como un todo, no puede entenderse por la simple observacion de uno o muchos casos; es necesario descomponer el fenémeno, investigando las condiciones operantes en cada una de sus fases. De esta manera, el impulso inicial del proyectil, su desaceleracion y posterior caida son explicados a partir del hallazgo de distintas fuerzas actuantes. Si bien el papel del analisis esta extraido de las matematicas, la Ilustracion, que en él ve el proceder especifico de la raz6n, lo convierte en el instrumento general para la comprensién de la realidad, en todas sus formas, sean naturales o espirituales. Incluso esta convencida de la idea -de enorme influjo incluso en nuestro presente- de la unidad e invariabilidad de la razon, suponiendo que opera de igual modo en todos los sujetos pensantes, en todas las naciones y épocas, en todas las culturas.* Asi, por ejemplo, tanto la idea del Estado en Thomas Hobbes 4. E. Cassirer, La filosofia de la llustracién, México, FCE, 1981, p. 22. 5. Véase idem, 1981, p. 20. La problematica de las humanidades y la hermenéutica 249 como la de “contrato social” en Jean-Jacques Rousseau dan por sentado que ambas nociones representan una “voluntad general”, resultado de la reunion y sintesis de las “voluntades particulares”. En la teoria de la “division de poderes” de Montesquieu, la garantia para alcanzar mayo- res posibilidades de libertad esta en lograr un “equilibrio estable”, en donde cada fuerza en particular sea limitada y contenida por otra con- traria, principio en el que se ve claramente reflejada la teoria fisica de Newton. Habiendo sido tan importante su hallazgo para las ciencias experi- mentales, el intento de la Ilustracion de generalizar el procedimiento analitico tuvo -y tiene atin hoy- efectos negativos sobre las posibilidades de avance en la investigaci6n de los temas sociales, histéricos y cultu- rales, pues en este ambito los hechos, acontecimientos y obras consti- tuyen, ante todo, unidades complejas e independientes, no subsumi- bles bajo reglas. Al desarticularlas, en la pretensién de hallar supuestos componentes minimos, la totalidad desaparece, para no poder ser re- construida. Sila estructura psiquica de la persona es descompuesta en sus elementos ultimos, como pretendia la psicologia atomistica desde David Hume y aun hoy en dia lo intenta, lo que se puede luego rearmar es una abstracci6n genérica, aplicable a cualquier individuo, pero de la cual ha desaparecido la persona concreta analizada. La raiz del equivoco” esta en una insuficiente comprension del problema por parte de la Ilustraci6n: la sintesis que las leyes y los conceptos generales expresan realmente representan un completamiento hipotético de los hechos ob- servados en su aislamiento. La vinculaci6n racional no es hallada sino conjeturada de determinada manera; la prueba esta en que es infinito el numero de hipotesis virtualmente comprobables, y en ello se sustenta el avance constante de la ciencia en una misma direccion. Tal proceder, como luego lo formulara Wilhelm Dilthey con mucha claridad, es real- mente constructivo. sree 2. UNA TEMPRANA REACCION HISTORICISTA: GIAMMBATTISTA VICO Ya en la misma época de éxito del naturalismo -otra manera de referirse al método resolutivo-compositivo— hubo alguien que planted una perspectiva nueva, original, que en ese momento no tuvo grandes repercusiones, pero que posteriormente ejercié una enorme influencia en el desarrollo de las ciencias de la cultura: Giammbattista Vico. Este cuestiona el racionalismo moderno que, como ya se anticip6, es resul- 250 Las ciencias sociales tado de la desarticulaci6n de la concepcién metafisica monoteista y de la separacién de las distintas capacidades del hombre. Pues si bien el funcionamiento diferenciado de las facultades tuvo el efecto positivo de afinar y desarrollar su ejercicio independiente -la razon en la ciencia, la voluntad en la accion moral 0 politica, el sentimiento en el arte o en la religion-, ello fue al precio de la pérdida de la unidad del todo, tanto en el hombre como sujeto de conocimiento como en la concepcion del mundo como objeto. Y al quedar excluidos sentimientos y voluntad de la tarea de conocimiento, sus respectivos contenidos -la belleza en el arte, la decision en la moral 0 en la politica, por ejemplo- dejaron de ser pasibles de un saber riguroso.® Contra estas limitaciones del espiritu analitico arremete Vico, en especial enfrentandose a Descartes, al senalar que su criterio de la verdad, basado en la “claridad” y la “distincion”, es insuficiente, por proveer de una certeza meramente subjetiva y psicolégica. Ese criterio, sostenia Vico, no es garantia de la verdad del contenido; la prueba esta en que muchas veces se cree y se esta cierto de determinadas ideas que realmente son disparatadas y sin fundamento. La verdad del contenido tiene que ser asegurada por medio de otros mecanismos que no depen- dan de la certeza subjetiva. Por ese motivo Vico se plantea la necesidad de establecer un principio que sirva para distinguir lo que puede cono- cerse de lo que no puede conocerse; es decir, de una doctrina que fije los limites del conocer humano. Vico encuentra el principio que busca en Ia doctrina de que verum et factum convertuntur, es decir, que la condicién para que se pueda conocer algo con verdad, 0 sea, para que se le pueda entender y no solamente percibir, consiste en que el sujeto que conoce haya fabricado aquello que conoce.’ El hombre no puede conocer lo que la naturaleza es en su esencia porque no la ha creado -sélo un Dios creador estaria en esas condicio- nes-, sien cambio conoce con evidencia un resultado matematico, por- que éste es un objeto que él ha construido en la fantasia a partir de determinados supuestos. De esta manera, este principio establece las bases ciertas para el conocimiento de la historia, pues en ella se dan los diversos contenidos -lenguaje, costumbres, leyes morales y juridicas, obras de arte- realizados por el hombre. Con genialidad inocultable, 6. Véase W. Dilthey, Introduccién a las ciencias delespiritu, Madrid, Alianza, 1980, pp. 504 yss. 7. RG. Collingwood. Idea de la historia, México, Fe, 1980, pp. 70 y 71. La problematica de las humanidades y la hermenéutica 251 Vico intuy6 que en su soluci6n al problema del conocimiento desapare- cia la oposicin sujeto-objeto; el conocimiento del mundo fisico, aunque progresivo, es inagotable, pues depende de una realidad dada, no crea- da. En el ambito de lo culturale historico, en cambio, no hay un resto que por principio pueda permanecer oculto, lo cual brinda al conocimiento una seguridad absoluta. El hombre actua y crea instituciones, con lo cual se va conformando el contenido historico; luego lo puede conocer porque puede reconstruir ese proceso en su conciencia, reproduciendo las diversas instancias y condiciones que le dieron origen. Esa reconstitucién es posible y da lugar a una certeza que en nada desmerece la que Descartes aplicé exclusivamente a las matematicas y a la fisica, porque hay una especie de armonia preestablecida -sostenia Vico- entre quien estudia la histo- ria y quien protagoniz6 los hechos historicos; ambos poseen una misma naturaleza. Lo humano conoce con certeza lo humano; la seguridad de este principio esta asentada en la suposicion de una “comun naturaleza”, idea ésta que es de vigencia irrestricta en los siglos XVII y XVIII, pero, como. luego se vera, en el XIX y el xx sera revisada, al comprobarse que lo humano, lejos de ser fijo e invariable, se transforma con el paso del tiempo. En contraposici6n a la idea de progreso indefinido que se iba gene- ralizando a partir de su constatacion en la ciencia natural, Vico reha- bilit6 la antigua noci6n de eterno retorno, pues atribuia a la historia un desarrollo ciclico, pero con la particularidad de que la repeticion de cada ciclo implicaba nuevos aspectos, distintos del anterior, por lo cual la imagen adecuada a ese desarrollo era un curso en espiral. Esta necesi- dad de distinguir lo diferente y especifico de cada edad se tradujo en la preocupaci6n metodolégica de estudiar cada institucion -el derecho, las lenguas, las costumbres, las practicas sociales y politicas, la moral, la familia— en su contexto particular. De esta manera la historiografia vi- quiana Ilamé la atencién por primera vez sobre la necesidad de consi- derar cada hecho cultural e histérico en su especificidad, sin pretender | subsumirlo bajo conceptos 0 leyes generales. Las tres edades sucesivas que caracterizan cada ciclo son la edad de los dioses, de los héroes y de los hombres; en esta Ultima es cuando el hombre cobra conciencia de si mismo y de su relacion con los demas y recurre a formas racionales de comportamiento, pues si bien a la prime- ra le corresponde como instituci6n tipica el “derecho sagrado” y a la segunda el “derecho heroico”, a esta ultima le pertenece el “derecho racional y universal”, a diferencia del heroico, que esta asentado en la fuerza. Pero para Vico este progreso hacia la racionalidad autonoma no 252 Las ciencias sociales tiene el mismo sentido que para la Ilustracion moderna que, al conside- rar el pasado como carente de racionalidad plena y ajeno a la esencia del hombre, incurria en una vision ahistorica de la sociedad. En cambio, a juicio de Vico, el mito, la poesia y la fantasia no son simples creaciones que tengan que ver con el sentimiento tnicamente; poseen, por el con- trario, un contenido verdadero, en la medida en que son depositarios de criterios, vigentes en cada época historica, utiles para una ordenada comprensi6n de la naturaleza, de la vida y la sociedad, desde modos de siembra y laboreo de la tierra, pasando por pautas generales para ad- ministrar justicia en el terreno econémico y juridico, hasta llegar a formas de entender y relacionarse con lo sagrado. Al ser tan novedoso y profundo el planteo de Vico, no fue entendido en su propia época, como tantas veces ocurre; recién a partir de fines del siglo xIx pudo ser apro- vechado en todas sus proyecciones.* 3. LA HERMENEUTICA: LOS ORIGENES Los problemas especificos de las ciencias del hombre y de la cultura requieren un doble enfoque, que hasta ahora las dos posturas resena- das cubren tnicamente en forma parcial y por separado: el historicismo de Vico mostré las condiciones necesarias para acceder a la compren- sion de los hechos histéricos y culturales en su individualidad, pero no pudo justificar adecuadamente la dimensién de universalidad que toda forma de conocimiento requiere; este requisito lo satisfizo solo en parte el espiritu analitico, por medio de una generalidad construida, hipoté- tica y, como tal, despojada de contenido concreto. La hermenéutica, como se vera, intenta una soluci6n satisfactoria de ambos problemas, sobre todo a partir de la etapa fundamental representada por la obra de Dilthey. La palabra ‘hermenéutica’ aparece ya en Platon, aplicada en el 4am- bito de la religiosidad griega, con el significado de técnica 0 arte de la interpretaci6n. ° Su funcion es establecer el sentido correcto de lo que la sacerdotisa 0 vidente profetiza en forma confusa, sin intervenir respecto de las posibilidades de verdad de su contenido. En el medioevo tiene un uso no sistematico, y es recién en la modernidad cuando se comienza 8. Véase G. Vico, Ciencia nueva, Madrid, Orbis, 1985. 5, 1978, pp. 321 y ss. 9. Véase W. Dilthey, El mundo histérico, México, La problematica de las humanidades y la hermenéutica 253 a hablar de ciencia hermenéuticacon un sentido mas 0 menos unificado. Johan Conrad Dannhauer utiliza por primera vez en el siglo xvit el término latino ‘hermenéutica’, y ademas es quien plantea que debe convertirse en ciencia universal, debido a que todas las ciencias requie- ren la interpretacion. Al universalizarse su uso, adopta un cardcter preparatorio que amplia la logica en términos de una ldgica de la inter- pretaci6n. Su funcion es establecer claramente el sentido de lo dicho en un pasaje dificil, desentendiéndose respecto de su verdad 0 falsedad. En este proposito de universalizacion de la hermenéutica, Dannhauer an- ticipa a Schleiermacher y a Dilthey.'” El fuerte impulso que la hermenéutica recibe en la modernidad es por influencia de la Reformay del humanismoy su revalorizacion del modelo de la cultura clasica. La Reforma protestante, por necesidades teolégi- cas, plantea la autosuficiencia del texto biblico, que no requiere el aporte de la tradicion doctrinaria que exigia el catolicismo. La figura moderna de este enfoque es Matias Flacius Illyricus, quien en el siglo xvi sostenia que era posible aislar un sentido literal en el texto biblico, con lo cual se podian superar las confusiones y contradicciones, a partir del estudio cuidadoso del vocabulario y de las figuras de estilo. Sobre la base de este sentido literal era perfectamente posible captar su sentido espiritual, siempre que se siguiera el precepto de que cada pasaje biblico debe ser comprendido en el contexto del todo que forman las Escrituras. Esta maxima anticipa el famoso circulo hermenéutico de que el todo debe ser comprendido desde las partes y éstas a partir del todo. Flacius fue el primero que vio la importancia de este principio interpretativo: analizar las partes segun la intencion del todo de la obra. En los siglos xvi y xvul se dan tres formas de hermenéutica: la teolégica, en el uso ya mencionado; la profana, orientada a la correcta interpretaci6n de los textos clasicos griegos y latinos, y la juridica, que se ocupa de reglas que conciernen a la justa aplicacién de las leyes. A estas tres se afaden en el siglo xix una hermenéutica historica y otra filolégica de las lenguas vivientes. En estos usos la hermenéutica es considerada como una disciplina auxiliar para solucionar cuestiones de litigio o para aclarar un pasaje oscuro. Este trabajo es posible por una habilidad particular o “sutileza en la comprensi6n”, con lo cual se inaugura una distincion entre com- prendery explicar, de proyecciones muy importantes en el pensamiento contemporaneo, como luego se vera. ‘Interpretar’ significa aportar con- 10. Véase R. Walton, Clases inéditas en la Maestria de Filosofia de la Cultura, Universidad Nacional de General San Martin, segundo cuatrimestre de 1999. 254 Las ciencias sociales ceptos que sean pertinentes para la comprensi6n del sentido; es un arte de reparacién: los pasajes oscuros requieren reglas que los aclaren. Tiene que ver con una situacién pedagogica, en la que se ayuda a com- prender, e implica una funcion auxiliar o complementaria, pero por eso también exterior a la comprension.'' Paul Ricoeur distingue dos grandes movimientos en la historia mas reciente de la hermenéutica: un primer movimiento de universalizacién de la hermenéutica, por el que las hermenéuticas regionales se incluyen en una hermenéutica general. Este proceso se inicia, como ya se vio, con Dannhauer en el siglo xvil y culmina en el xix con Friedrich Schleierma- cher y Wilhelm Dilthey. El segundo movimiento es de radicalizacién de la hermenéutica, por el cual una preocupacién ligada a la teoria del conocimiento, es decir, una preocupacion gnoseolégica orientada a fun- damentar las ciencias del espiritu, se subordina a una preocupacién ontolégica, segiin la cual este comprender no es primariamente conoci- miento sino un modo de ser del hombre: Martin Heidegger y Hans- George Gadamer son las figuras principales. 4. LA UNIVERSALIZACION DE LA HERMENEUTICA EN DILTHEY El segundo momento importante en el movimiento de universaliza- cion de la hermenéutica se basa en el reconocimiento de la existencia de lo que Dilthey denomina “conexiones efectuales”. Por su medio es posi- ble incorporar la interpretacion de los textos -tarea a la que se limité la hermenéutica anterior- al campo mas vasto del conocimiento historico. De este modo el texto se convierte en un documento que proporciona la clave para la comprension del nexo histérico. Los detalles del texto sdlo pueden entenderse desde el conjunto y, a Ia inversa, el conjunto, cons- tituido por la conexi6n de la historia, se comprende a partir del texto. El principio hermenéutico del todo-partes vale para la conexi6n de la vida animica y la vida histérica. Porque la realidad histérica se asemeja al texto, el fundamento de la historiografia es la hermenéutica. Como se ve, es posible pasar de la conciencia al texto y de éste a la historia debido a que en cada caso conforman conexiones, que a la vez estan unidas entre si, cuyos enlaces pueden ser recorridos por la com- prension. Dilthey, superando las concepciones anteriores que reducian al hombre a conciencia intelectual y el mundo -tanto fisico como espi- 11. Véase idem. La problematica de las humanidades y la hermenéutica 255 ritual- a relaciones abstractas, demuestra que tanto el hombre como la sociedad 0 la historia son realidades concretas, compuestas de diversos nexos efectuales, centrados en si mismos: el hombre es vida, en la que se articulan de diversas maneras la razon, los sentimientos y la volun- tad; la sociedad esta compuesta de organismos e instituciones en los que los individuos interactuan necesitandose y condicionandose, en la familia, el derecho 0 la economia; la historia, por ultimo, es el curso general que anuda todos los nexos en la cultura y la tradicion. Por lo tanto, el individuo es el punto de cruce de mitiltipies conexiones que lo mantienen vinculado a totalidades que se amplian hasta llegar a la €poca en la que vive 0 a la historia universal. Dilthey logra, por primera vez, una clara diferenciacion entre lo que él llama “ciencias del espiritu” y las ciencias de la naturaleza, a través del modo como se da el acceso a sus objetos respectivos de conocimien- to. Mientras que para las ciencias de la naturaleza los hechos son fené- menos que vienen a la conciencia desde afuera, y de los cuales no se puede conocer su ser en si, para las ciencias del espiritu la realidad y los hechos son dados en toda su plenitud y originalidad; no vale aqui la distincién fendmeno-cosa en si. Las realidades psiquicas tienen la ven- taja de que pueden ser captadas inmediatamente por una vivencia tal como son en si mismas. Al saber construido por hipétesis de la ciencia experimental, Dilthey contrapone un saber de lo dado directamente. Hay que tener en cuenta que el motivo central del pensamiento de Dilthey es fundamentar las ciencias del espiritu frente a las ciencias naturales, procurando alcanzar para ellas una objetividad que les sea especifica. Plantea que ya desde fines del siglo xvii se van dando diver- sas disciplinas diferenciables de las naturales, a las que se denominé de diversas maneras ~ciencias morales, sociales, historicas, de la cultura, y también del espiritu-, pero sin clara conciencia de un fundamento propio que las diferenciara. Dilthey sugiere que es en la autoconciencia, \ en la conciencia que el hombre tiene de si mismo como voluntad inde- pendiente, donde arraiga la necesidad de establecer una distincion entre el reino de la naturaleza y el reino del espiritu: El hombre encuentra en esa autoconciencia una soberania de la voluntad, una responsabilidad de las acciones, una capacidad de someterlo todo al pensamiento y de resistir a todo dentro: del castillo de la persona, con lo cual se diferencia de la naturaleza toda. De hecho, se encuentra dentro de ésta, para emplear una expresién de Spinoza, como un imperium in imperio.'? 12. W. Dilthey, Introduccién a las ciencias del espiritu, p. 41 256 Las ciencias sociales En esta capacidad del hombre de afirmarse en su propia libertad, resistiéndose y oponiéndose a sus inclinaciones, construyendo un mun- do articulado -la cultura- que se sustenta en si mismo al margen de las. contingencias y que en su desarrollo y conexi6n constituye la historia, es en donde Dilthey ve la posibilidad de fundacién de un dmbito propio. Esta autonomia se justifica en que existen dos formas distintas de experiencia; mientras las ciencias de la naturaleza se basan en el dato externo, las del espiritu lo hacen en el dato interno. Ambas formas estan basadas en el sujeto, pero en un caso dan lugar al conocimiento del mundo exterior y, en el otro, del mundo interior. A éste se accede en la autorreflexi6n, la cual toma el dato externo -la naturaleza- pero ahora como la huella y los efectos que la voluntad deja impresos en ella, evidenciando su capacidad de transformacion. Es decir, el sentimiento que la conciencia tiene de su autonomia incluye también la posibilidad de considerar la naturaleza no sélo como un objeto construido en el fenomeno sino como el ambito en el que el hombre realiza sus posibili- dades de libertad y creaci6n. Con esta distinci6n Dilthey se aleja de toda forma de construccion metafisica, para optar por el irrestricto respetoa los hechos, en un caso externos, en el otro internos. 4.1. Vida, expresién y comprension La existencia ajena se nos da desde afuera, en un primer momento, en hechos sensibles 0 fendmenos -sonidos, ademanes, acciones-, y s6lo por un proceso de reproducci6n o “formacién segunda” esos datos ai: lados son completados desde la propia vida. Por lo tanto, la comprensi6n (Verstehen) es el mecanismo que va desde los signos a su interioridad, que es un algo psiquicoen el que se unifican. Esta tarea de conocimiento se objetiva y es susceptible de un procedimiento técnico cuando la manifestacion de vida es tal que se puede volver sobre ella en forma reiterada; eso ocurre cuando cristaliza en una obra o se fija en un texto. Dilthey denomina interpretacién (Auslegung) a la comprensi6n técnica de las manifestaciones de vida fijadas de este modo. Dilthey sostiene que la interpretacion es una obra de arte personal, que se acrecienta en el contacto con las creaciones humanas y el estudio y se apoya en la afinidad o parentesco entre el intérprete y lo interpre- tado. La interpretacién fija en reglas su procedimiento, con lo cual supera las dificultades con que tropieza y transmite de esta manera el resultado del arte personal. El tratamiento de estas reglas es el arte o técnica de la interpretacién, tarea que identifica y define a la hermenéu- tica para Dilthey: La problematica de las humanidades y la hermenéutica 257 Asi como en las ciencias de la naturaleza el conocimiento de las leyes es posible tnicamente mediante el ntimero y la medida, aplicados a las experiencias y a las reglas contenidas en ella, asi también en las ciencias del espiritu toda proposicién abstracta solo se puede justificar por su referencia a la vida animica, tal como se nos da en la vivencia y en la comprensién.'? Si lo humano es considerado solamente como aquello a lo que se accede mediante la percepcion, queda reducido a un “hecho fisico” y es objeto del conocimiento propio de la ciencia natural; surge en cambio como objeto de las ciencias del espiritu en la medida en que los hechos humanos pueden ser revividos, pues se expresan en “manifestaciones de vida”, y éstas pueden ser comprendidas. La conexi6n entre la vivencia -la vida humana-, la expresién-los signos u objetivaciones de la vida— y la comprension -la formacion segunda o reproduccién- constituye la via por la que se manifiesta lo humano como objeto de las ciencias del espiritu.'* El conocimiento de las realizaciones humanas no consiste en remon- tarse de los efectos a sus causas, como en las ciencias naturales, sino en referir una expresi6n al contenido psiquico que esta incorporado a ella; el objeto sensible es considerado como algo extrafio en lo que se expresa una interioridad, y el comprender es el proceder con el que se llega a esa interioridad. Los materiales muertos -documentos y obras en general- son tomados como expresiones de vida ajenas, de los que se extrae la vida animica que los ha producido y se ha solidificado en ellos. De esta manera las ciencias del espiritu van de la expresiéna la vivencia, pues el punto de partida es la vida que fluye en nosotros, debido a que “slo la vida comprende la vida” -en una frase que hace recordar, curio- samente, a Vico: lo humano conoce con certeza lo humano-. Todo objeto de cultura es expresi6n de la vida, por lo que tiene un significado, y el conocimiento consiste en pasar de la expresi6n a lo expresado; en inter- pretar el signo. 4.2. Vivencia, estructura y significado En la concepcién de Dilthey la vida no es el hecho bioldgico sino la vida humana, experimentada por cada uno en toda su complejidad. Es 13, W. Dilthey, El mundo historico, p. 339. 14, Véase idem, pp. 107 y ss. 258 Las ciencias sociales la conjunci6n de las innumerables vidas individuales, que constituyen la realidad social e histérica, integrada por las obras y realizaciones de todo tipo -instituciones, leyes, artes, religion, filosofia-. El sujeto que conoce es siempre parte de la vida y slo puede conocerla desde dentro. Y la vivencia es el modo de experiencia en el que se da la propia vida, en una percatacion directa e inmediata. Siendo la vivencia una parte del curso de la vida, tiene una duracién en el tiempo y un significado uni- tario. Configura un todo, separable del contexto general de la vida, pues constituye la “unidad mas pequefia”. Pero también la nocién de “viven- cia” es utilizada por Dilthey, en un segundo sentido, para la captacion de conexiones mas abarcadoras, siempre y cuando contengan un “sig- nificado comuin”.'° Dilthey Ilama “vivencia” a la conexi6n, por ejemplo, entre la percep- cion de una sefial de peligro, el sentimiento de temor que despierta y la accion de huir ejercida por la voluntad; los tres momentos 0 aspectos configuran un todo, que se puede separar del contexto general de la vida. Opone a la psicologia explicativa o constructiva una psicologia descrip- tiva y analitica; la explicativa es la que subordina los fenémenos de la vida psiquica a una conexion causal, y lo hace reduciendo la vida psi- quica a un numero limitado de elementos, univocamente determinados. Esta forma de psicologia atomistica responde a un mecanismo resolu- tivo-compositivo (resefiado al comienzo de este trabajo, en el punto J), con el que establece relaciones hipotéticas, que como tales son abstrac- tas e intelectuales. La psicologia propuesta por Dilthey se basa, en cambio, en un proceder que analizay describe las conexiones que “son vividas”, respetando su significado unitario; dice textualmente: Entiendo por psicologia descriptiva la exposicién de las partes yconexiones que se presentan uniformemente en toda vida psiqui- ca humana desarrollada, enlazadas en unica conexién, que no es inferida o interpolada por el pensamiento sino simplemente vivida. Esta psicologia consiste, por lo tanto, en la descripcién y andlisis de una conexion que se nos da siempre de modo originario, como Ja vida misma.'® Precisamente, el objeto de estudio de las ciencias del espiritu son estas conexiones, presentes tanto en el individuo como en el todo social e histérico. Si la categoria basica para el mundo fisico es la relacion causal, la nocién fundamental que Dilthey encuentra para el mundo 15. idem, p. 218. 16. W. Dilthey, Psicologia y teoria del conocimiento, México, Fce, 1978, p. 204. La problematica de las humanidades y la hermenéutica 259 espiritual es la conexi6n estructural. Las partes estan vinculadas con el todo a través de un significado, Se pueden sintetizar en tres los equivocos del pensamiento moderno -como ya se vio en la descripcion del espiritu analitico- que dificultan la adecuada comprensi6n del hombre y sus realizaciones sociales y culturales: 1) el hombre es una realidad separada del mundo; 2) sus capacidades -razon, voluntad, sentimiento- funcionan independiente- mente, y 3) el componente psiquico es fijo y permanente. Dilthey de- muestra que estos tres supuestos son insostenibles; respecto del prime- ro senala que no hay tal separaci6n, pues ya en el nivel de las necesi- dades primarias -hambre, proteccién- el estimulo es respondido por el hombre adaptandose al mundo o transformandolo de acuerdo con sus requerimientos. El mundo de la vida integra en una unidad los condi- cionamientos del medio fisico con las transformaciones efectuadas por el hombre. Respecto del segundo supuesto, la respuesta es que la vida configura en cada acto y expresién una estructura compleja de elemen- tos no reductibles unos a otros, pero en la que cada uno de ellos -razon, sentimientos 0 voluntad- participa en la tarea de los restantes. El per- cibir en el conocimiento, por ejemplo, no es ajeno al agrado 0 desagrado que lo percibido provoca en el sentimiento ni a la decision de la voluntad de prestar atencién o desentenderse. Pero, ademas, tal estructura -y ésta es ya la respuesta al tercer equi- voco- se halla en proceso permanente de desarrollo, pues la experiencia cristaliza y se convierte en patrimonio del individuo en la forma de una “conexin adquirida de la vida psiquica’”, sobre la que se apoyan los nuevos conocimientos.'7 De este modo Dilthey justifica tanto la evolucion del individuo en su formaci6n, pues ésta se sustenta y potencia en las expe- riencias ya consolidadas, como de la humanidad en la historia, debido a que ésta progresa a partir de lo construido en el pasado. 4.3. Las objetivaciones en la sociedad y en la historia Sobre la base de la conexi6n adquirida, la experiencia del individuo y de la sociedad cristaliza en nuevas objetividades de caracter comuni- tario. Asi se explica la conformacién de las diversas instituciones, en la economia, el derecho, la ciencia 0 la cultura. Las objetividades son cognoscibles, en la medida en que se presentan en forma de signos que pueden ser interpretados. Estos signos remiten a un significado, que es 17. Vease idem, pp. 36 y ss. y 249 y ss. 260 Las ciencias sociales aquello que unifica e identifica cada objetivacion comunitaria. El saber puede avanzar de lo individual a lo social e histérico, pues en todos los casos son parte de una misma vida, en la que cada componente se ilumina mediante el aporte de los restantes: “La vida se nos da en la vivencia, en la comprensién y en la captacion historica”.'* Si en la ciencia natural rige una unica relacion basada en la equiva- lencia entre la causa y el efecto, que se despliega en un espacio homo- géneo y en un presente intemporal, la comprensién de la vida humana se concreta, en cambio, en las diferentes vinculaciones que establecen los nexos efectuales. Mientras la relacion con el presente esta dada fundamentalmente en el sentimiento que despierta lo util o valioso para la vida, la vinculaci6n con el pasadose sustenta en el significado. A éste se accede mediante la razon, que debe comprender las objetividades en las que se asienta la vida individual y comunitaria. Pero respecto del futuro la conexion es de otro tipo, pues aqui deseos ¢ ideales ofician de fines para la accion de la voluntad. De esta manera, la vida es interpre- table mediante una teleologia, que es una causalidad no mecanica, pues actta por fines. Esta presente tanto en la reaccion ante el impulso como en la accién deliberada por motivos racionales, posibilitando la explica- cin del desarrollo y el progreso en el individuo y en la historia. La relacion que une en el mundo fisico es interpolada y por eso tiene forma de hipotesis; las diversas conexiones en el mundo de la vida, en cambio, constituyen estructuras con un significado que las unifica en cada caso. Mientras el numero de categorias requeridas en las ciencias naturales es limitado, en las ciencias humanas es indeterminado; se encuentran entre las principales: vida, vivencia, significado, valor, fin, estructura, conexién adquirida, desarrollo. Son categorias incompara- bles entre si, pues ninguna es reducible a otra: “Cada una de ellas nos hace accesible el todo de la vida para la comprensi6n, desde un punto de vista diferente”.'° 5. EL GIRO HERMENEUTICO EN EL PENSAMIENTO CONTEMPORANEO El fuerte impulso de la hermenéutica en el mundo contemporaneo obedece a la conviccion cada vez mas generalizada del caracter condi- 18. W. Dilthey, El mundo histérico, p. 318. 19. idem, p. 261. La problematica de las humanidades y la hermenéutica 261 cionado de la vida humana. La vieja ilusi6n ilustrada de la plena auto- ) nomia de la conciencia paulatinamente va siendo reemplazada por el convencimiento de la insuficiencia de la razon para contrarrestar facto- res inconscientes, prejuicios ideolégicos y otros diversos condicionamien- tos. Por estos motivos, ciertamente, ya no es posible volver a la antigua ’ comodidad de las teorias, que brindaban seguridad al conocimiento aplicando principios absolutos y conceptos univocos; el camino obliga- do es el que transita la experiencia hermenéutica -y aca esta su verda- dera justificacion-, que acepta las limitaciones de la raz6n y la inexis- tencia de principios Ultimos, asumiendo la finitud del hombre. Pero ademas comprueba, y con moderado optimismo, que la adecuada acti- tud en la comprensi6n y en la interpretacion abre y extiende aquellas posibilidades reales existentes, proyectandolas hacia el futuro. Este nuevo clima espiritual y el renovado impulso de la hermenéutica se pueden entender mejor si se tienen en cuenta los cambios profundos respecto de la interpretacion del ser del hombre, que se van produciendo a partir de mediados del siglo xix -de los cuales sélo se esbozaran algunas lineas, dentro de los limites previstos para este trabajo-.?° Como herencia atin de la metafisica moderna, se suponia que la esencia del hombre residia en su racionalidad, por lo cual la actividad te6rica era considerada su expresién mas genuina. Sobre todo a partir de las inves- tigaciones de Friedrich Nietzsche -y ya en Dilthey-, profundizadas por Heidegger en la misma direcci6n, se llega a la conclusién de que el hombre no_sdlo no es definible por su capacidad racional sino que tampoco posee una realidad definitiva. Es decir, el hombre, a diferencia de las cosas u objetos, no posee una esencia 0 sustancia fija que permita definirlo. Su ser es un algo abierto, incompleto, que muchos pensadores contemporaneos denominaron “existencia”. Pero del hecho de que la existencia no sea una cosa completa y terminada no se deduce que no sea nada; posee algtin modo de ser. El modo de ser de lo que todavia no es pero puede llegar a ser es el ser posible. Al modo de ser de lo que es real -el objeto en la naturaleza- sé “accede mediante la conceptualizacion en el conocimiento; al modo de ser del hombre, que no es real en el mismo sentido, no se puede acceder de idéntica manera y desde fuera; es necesario interpretarlo. Por eso la tarea de la comprensi6n hermenéutica consiste en asumir la posibilidad 20. Para una ampliacién del tema, véase E. Moralejo, “Experiencia y lenguaje en la hermenéutica de Gadamer” y R. Pardo, “El giro hermenéutico en las ciencias sociales”, en E. Diaz (ed.), La ciencia y el imaginario social (Buenos Aires, Biblos, 1996), y E. Moralejo, “La hermenéutica contemporanea”, en E. Diaz (ed.), Metodologia de las ciencias sociales (Buenos Aires, Biblos. 1997). 262 Las ciencias sociales como tal, hacerla ser, proyectarla. Sobre esta base es entendible la expresion de Ricoeur antes citada, acerca de que la hermenéutica con- temporanea tiene una proyeccién ontolégica en la obra de Heidegger y Gadamer, pues la comprensiénes el “poder ser”?! de la existencia misma. Lo que realmente somos cada uno de nosotros radica, exclusivamente, en la comprensi6n que tengamos de nuestras posibilidades propias, concretas, efectivas: en el trabajo, en el estudio, en la relaci6n social o amorosa, en la politica. De esta manera la comprension, que Dilthey circunscribia a las cien- cias del espiritu, ahora es extendida en su aplicaci6n a la totalidad de la experiencia de la vida y del mundo; por eso es procedente hablar de un “giro hermenéutico” en el pensamiento contemporaneo. En esta ampliacién de horizontes ocupa un lugar verdaderamente relevante aquello que Heidegger llamé6 “hermenéutica de la facticidad” en Ser y tiempo, al mostrar que lo primero requerido de interpretacion es quien la lleva a cabo, es decir, la propia existencia. Pues quien conoce, como ya se anticip6, no es un sujeto universal y absoluto, ahistorico, tal como se lo penso tradicionalmente, sino un ser finito —Dasein,” “ser-ahi"- situado, sujeto a condiciones especificas ~econémicas, sociales y cultu- rales en general-. El da(“ahi”) indica que el ser (sein) le es dado al hombre -nace en un determinado pais y época, sin haberlo elegido-, como un hecho (factum) con el que se encuentra, sin habérsele permitido otra opcion. Luego dependera de su propia decision qué hace con eso que le ha sido dado, silo deja como esta o lo asume y transforma creativamen- te. Pero la facticidad esta inadecuadamente descripta si slo se atiende a lo dado, que como tal tiene que ver con el pasado; la existencia es también proyeccién hacia el futuro. La hermenéutica de la facticidad tuvo la virtud de mostrar que el ser del hombre, si bien es algo dado o impuesto, no es cerrado y basado en la autoconciencia solamente, tal como lo penso la modernidad; es, por el contrario, esencialmente apertura al mundo y a los demas hombres, con los que conforma una misma estructura de partes inseparables. En consecuencia, el modo especifico de ser del hombre no es el conocimien- to-que separa y contrapone el objeto al sujeto, como ocurre en la ciencia experimental-, ni la vivencia, tal como lo supuso Dilthey -encerrada en 21. Véase M. Heidegger. Ser y tiempo, Santiago de Chile, Editorial Universitaria, 1997, p. 167 22. Dasein es el término aleman acufado por Heidegger, que puede ser traducido por existencia o existir, siempre y cuando se tenga en cuenta la etimologia originaria: el da indica que el ser del hombre esta abierto a si mismo, al mundo y a las demas personas. La problematica de las humanidades y la hermenéutica 263 la estructura psiquica-, sino el trascender en la comprensi6n, con lo cual queda justificada, por primera vez, la posibilidad de un acceso directo al mundo social e historico. Si comprender es llevar a cabo las posibilidades que se tenga, des- plegandolas, el circulo hermenéutico -que primero se aplicé al texto y después a la estructura psiquica y a la historia universal-, se amplia hasta abarcar cualquier forma de experiencia. Incluye también el cono- cimiento en las ciencias naturales, aunque en éstas el proceso queda fijado a determinados supuestos y principios. El movimiento es circu- lar, pues la comprension parte siempre de determinados supuestos, pero se adelanta hacia nuevas posibilidades, respecto de las cuales se proyecta la existencia. La hermenéutica pone en continua confronta- cin estas dos dimensiones, a los efectos de poder remover los prejui- cios heredados del pasado, y asi posibilitar la apertura de nuevos ho- rizontes de futuro. Esta circularidad es “virtuosa” y no viciosa, como aclara Heidegger, pues no se repite en los mismos términos; la propia existencia se ve en la necesidad de entrar en dialogo y discusi6n con la historia de la hu- manidad y el pensamiento en ella decantado, tanto para saber qué es ella misma como para decidir qué quiere ser y como puede plasmarlo. Es en esta mediacién y contraposicin dialéctica con el pasado donde Gadamer” encuentra que no solamente la ciencia sino también el arte, la historia y la filosofia son dadores de verdad. Estos ambitos de signi- ficatividad, inalcanzables por medios cientifico-naturales, constituyen el auténtico campo de investigacion para las humanidades. De esta manera la hermenéutica justifica la importancia de la formacién, pues en elestudio.del pasadoy en el contacto con sus obras la vida individual se reconoce a si misma comprendiéndose, a la vez que ilumina el propio presente. En su enfoque particular, Gadamer se proyecta desde la hermenéu- tica de la facticidad heideggereana hacia una forma de comprensi6n que se sittia en el seno del lenguaje mismo, y cuyo modelo es la conversacién. y el debate. El acento ya no esta puesto en la existencia propia sino en la experiencia de conocimiento de las posibilidades, tanto propias como comunitarias. Un mismo didlogo, inacabado e inacabable, retine a la hhumanidad y nos compromete a cada uno en el presente. En éste esta- mos, ademas, en permanente contraposicién con lo diferente, sea en la conversaci6n con un interlocutor inmediato o al hacer contacto con un pais o una cultura extranos. En este didlogo continuo, en un suelo 23, Véase Verdad y método, Salamanca, Sigueme, 1991. 264 Las ciencias sociales comtn, y como fruto del consenso o del reconocimiento de las diferen- cias, surge lo que puede admitirse como verdadero. Los diversos contenidos de las diferentes disciplinas humanisticas se van articulando en este espacio comun de discusi6n; no necesitan con- ceptos técnicos, a diferencia de las ciencias naturales, pues el lenguaje de la experiencia hermenéutica de conocimiento es el habla natural. Las palabras se van modificando al relacionarse con las demas y pueden asi expresar nuevos contenidos. Como dice Gadamer: “El lenguaje es el elemento omniabarcador”, que se identifica con el pensamiento. No hay un criterio fijo que oriente respecto de las posibilidades de verdad de los contenidos asi conquistados, mas alla del consenso comunitario y del sentirse personalmente reflejado en ellos.

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