CapiTuLo |
EL CRISTIANISMO Y LA FILOSOFIA
BIBLIOGRAFIA
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raleza y Dios (Madrid *1959) 343-409; Ip., El problema filosdfico de las re-
ligiones (Madrid 1993) 260-325.
La filosofia trata de clarificar los problemas existenciales, aun-
que nunca los resuelve definitivamente. Por eso, ella es siempre pro-
blematica y esta nt a a 2
sobre los grandes temas de a,
por ejemplo, la misma vida, la muerte, el hombre, el mundo, Dios, el
mal, la libertad, etc. La filosofia es un camino, a veces un sendero in-
terrumpido, y una marcha a la busqueda y a la posesion de la verdad.
Por este motivo, el hombre naturalmente hace filosofia y se encuen-
tra inmerso en ella sin pretenderlo. Es legitimo y natural que un filé-
sofo se instale en un sistema concreto, y desde él piense, tenga su
propia vision y se proponga afrontar la problematica existencial. Sin
embargo, no es correcto encerrarse tozudamente en él y negarse a re-
conocer el valor de otros sistemas diversos y posibles. La historia de
la filosofia es el testimonio evidente de tantos sistemas que se suce-
g pero que son, al mismo tiempo, expre-
sion creadora smo espiritu humano._ a.
Cualquier historiador dé Ta filosofia sabe por propia experiencia
que, cuando uno entra en el universo de un filésofo o de un sistema
filos6fico, suele toparse frecuentemente con no poca oscuridad que,
poco a poco, se va cambiando en claridad y en luz. A el)
e d
D " om-
b np I
en la medida en que se avanza en el pensamiento y se entabla un did-
logo razonable, los prejuicios defensivos van mitigandose y desva-4 Historia de la filosofia medieval
neciéndose, y entonces comienza a aparecer una claridad especial.
Luz que a unos deslumbra, a otros ofusca, a no pocos desconcierta y
Para otros es tan extrafia que se transforma en oscuridad, y se la re-
chaza porque rebasa eso que Kant, en la introduccién a la Critica del
juicio, solia amar los «abismos de la razon».
omo la ciencia, e in
b n el m En esta perspectiva,
‘opper cuando dice: «Toda ciencia es cos-
mologia, creo, y para mi el interés de la filosofia, no menos que el de
la ciencia, reside exclusivamente en su audaz intento de enriquecer
nuestro conocimiento del mundo y la teoria de nuestro conocimiento
del mundo. Me interesa Wittgenstein, por ejemplo, no por su filoso-
fia lingiiistica, sino porque su Tractatus era un tratado cosmolégico
(aunque rudimentario) y porque su teoria del conocimiento estaba
estrechamente vinculada con su cosmologia. Para mi, tanto la filoso-
fia como la ciencia pierden su atractivo cuando abandonan ese obje-
tivo, cuando se convierten en especialidades y dejan de contemplar
los enigmas de nuestro mundo y de admirarse ante ellos» !. En este
sentido podemos decir con se; y :
(G)_CAMBIO DE PARADIGMA CULTURAL
DER BRAD ISMACULTURAL
Se podré discutir si es el hombre el que cambia las ideas o son las
ideas las que cambian al hombre. Es cierto que el hombre elige aquel
tipo de verdades que le van mejor, pero también es cierto que las ver-
dades cambian y condicionan el elegir mismo del hombre. Es un
axioma claro que para com
ore tiene de sin porque el valor antropoldgico sea, desde!
los origenes del pensar filos6fico, el valor dominante y central de la
cultura occidental, sino porque el hombre, en cuanto tal, se interpreta
como un ser reflexivo y pensante, capaz de elaborar y de construit
una filosofia, una ciencia y una cultura 2. El patrimonic @
' Popper, K., El desarrollo del conocimiento cientifico (Buenos Aires 1979)
160-161.
? Podemos orillar o aparcar la palabra «cultura», si la sociologia alemana nos
hace ver en ella algo tinico ¢ incomunicable. La podemos sustituir por la palabra «ci-CL. Elcristianismo y Ia filosofia 5
que no puede de ligeramente
‘| hombre griego interpretaba y comprendia el sentido y el valor de
1 cxistencia humana dentro de a perspectiva del orden césmico que
le envolvia. Se trataba de un cosmos eterno, no creado y en perfecto
orden, en donde todos los elementos y todos los seres jugaban un pa-
pel de armonia y estaban estructurados jerarquicamente. Cada cosa
esta en su puesto y todas las cosas en su sitio. El cosmos es un mun-
do totalmente inteligible, en donde ser y pensar coinciden. El hom-
bre encuentra aqui su funcién, su sentido y su razon de ser. En cuan-
to animal racional posee el principio de inteligibilidad, la razon, que
es el criterio diferencial entre el hombre y los demas seres materia-
les, El hombre encuentra su suprema felicidad y su realizacion indi-
vidual en el conocimiento y en la contemplacién, en la theoria ari
totélica. Pero si el hombre es sublime por su razén, es fragil y
efimero por su corporeidad, ya que por ésta pertenece al mundo ma-
terial sublunar. Por esto es mortal, sensible y envuelto en el mundo
de las apariencias y de lo opinable. Ahi radica su permanente ambi
giiedad, tan presente hasta nuestros dias en nuestra cultura occ’
dental. a
Entre los mismos hombres se da una gran desigualdad. Slo los
sabios, los inteligentes, los capaces de elevarse a la perfeccién, me-
diante la contemplaci6n, son los que adquieren un conocimiento per-
fecto, participan del mundo inteligible, se identifican con la practica
del bien, son felices y semejantes a los dioses.
se da un:
n al. En esa perspectiva racional in-
cluso la misma virtud se puede ensefiar. El hombre puede conocer la
verdad, es capaz de lograr la perfeccién y de asemejarse a los dioses,
aunque los dioses, no obstante sus maravillosas potencialidades, en-
carnan las mismas pasiones humanas, son imperfectos como los
mortales y excesivamente humanos.
0,
Ip inuidad en el lenguaje, en los conceptos y en
ja Iégica, pero se da al mismo tiempo una ruptura en el contenido, en
los principios y en las consecuencias cosmolégicas, antropoldgicas y
éticas, Se asiste a una nda sform: n el in-
vilizaciém», que implica la idea de Ja unidad de la naturaleza humana; pero con ello
Ja problematica y la cuestién de fondo no cambi:6 Historia de la filosofia medieval
terpretar y en el vivir. En la confrontacién entre los valores griegos y
cristianos, la primera cosa evidente es que la vision antigua de la re-
lacion del mundo con el hombre se transforma en la relacién de Dios
con el hombre, es decir, se pz ision océn
i. Cambio cosmovisional de profundas consecuencias filo-
s6ficas en toda la filosofia. Ahora es Dios el Eterno y no el mundo;
y, con ello, se afirma la radical trascendencia divina, totalmente des-
conocida para los griegos. Dios ya no es un teorema, sino el creador
del mundo, y, por ello, ° mos tan ordenac
item de tener historia.
———> E\ hombre, en el cristianismo, adquiere un rango especial, no
s6[o porque ha sido creado por Dios a su imagen, sino porque, gra-
cias a su libertad, goza de un poder especial para crear, un poder de
afirmar o negar, incluso para oponerse al proyecto divino de la crea-
cién. Es un ser temporal ciertamente, pero lleva en si mismo un Brine
cipio de trascender jue hace del ser humano un eterno insatisfe-
cho y un homo viator. —_
Para la comprensi6n de un paradigma cientifico es necesario te-
ner presente la categoria d mnte. Como asimismo para com-
- prender adecuadamente un sisfema, una filosofia y una cosmovision
concretas es necesario descubrir el horizonte propio, situarse en él
para poder ver y comprender desde él. El concepto de horizonte es
muy importante para la comprensién de un texto, de un sistema o de
la misma realidad, ya que nprension se hace factible sélo
® ‘desde el marco de un horizonte, como lo subrayan Husserl, Heideg-
ger y Zubiri,
Seg comprensién de un texto se debe hacer a par-
= pero «al concepto de situacién le pertenece
esencialmente el concepto del horizonte. H el 4mt le
ay encierra todo lo que e bite Oe em ata
nado - Si entendemos el horizonte como un punto de vista,
esto significa que sdlo se ve todo aquello que cae en este campo vi-
sual. Pero se dan zonas, cosas y dimensiones que se escapan a nues-
tra visualizacién. No obstante este limite, ¢ des i
aio dé fil
n io d
u supUuc su_mel ambién Zubiri subraya que «para
entender una filosofia hay que descubrir su horizonte, colocarse en
él, y ver las cosas “dentro” de él. Lo demis seria verlas desde fuera,
Por tanto, falsa y formalmente» 4. La filosofia griega nace propia-
> Gapamer, H. G., Verdad y método (Salamanca 1977) 372.
* Zupii, X., «Sobre el problema de la filosofian: Revista de Occidente 115
(1933) 80.Cl. Elcristianismo y la filosofia 7
mente cuando los primeros ensadotes tratan de ofrecer una vision
1 cosa «es siempre». En ese
horizonte de lo que siempre es, de lo permanente y sustantivo, surge
e | problema central del ho-
. gCOmo se explica que algo que
rizonte griego es el
es, deja de ser? iA qué se debe el
fa y retiene en si lo que cada cosa es desde s siempre. —
——> _ Conla venida del.cristianismo, siguiendo Ia interpretacién de Zu-
biri, se entra en un nuevo horizonte de comprensién, en donde el
problema del n to cede el paso a otro mas radical y fundante,
ib e encia del hecho de la creaci6n.
e las cosas cambii
de éste. El europeo de la Era Cristiana, por su nulidad o
mejor nihilidad. De aqui arranca la diferencia entre nuestro modo de
como algo’ que es, e cristiano es mas radical y se
pregunta cémo de la nada las cosas han pasado al ser. No se trata,
pues, de una diferencia d , Sino que «en este cambio de hori.
dife
EI horizonte cristiano ha condicionado toda la filosofia occiden-
tal, desde la patristica griega y latina hasta Hegel, pasando por Des-
cartes y Kant. El horizonte cristiano va acompajiado de una peculiar
vision del mundo, del hombre y de la vida. En esta cosmovisién es-
tan ado | as; de otro lado, el hombre. El hombre, que
existe entre ellas para hacer con ellas su vida, consiste en la determi-
nacién de un destino trascendente y eterno. Para el griego existen el
cielo y la tierra; para el cristiano, el cielo y Ia tierra son el mundo,
sede de esta vida: frente a ella, la otra vida. Por esto, el esquema cris-
tiano del universo no es el dualismo “ “cielo-tierra”, ’, sino
» § Con el pasar del tiempo, y el sucederse de los diversos
sistemas que la historia de la filosofia nos ofrece, el pensamiento de
la modernidad, y mucho mis el de la llamada posmodernidad, se en-
cuentra-en otro horizonte diverso del cristiano. El horizonte que pre-
§ Ip,, «Sobre el problema del cambiow: Revista de Occidente 118 (1933) 90-91
Historia, Dios (Madrid 1981) 162.8 Historia de la filosofia medieval
valece en los sistemas predominantes de la contemporaneidad creo
que bien puede Ilamarse horizonte de la contingencia y del limite.
De ahi la no poca dificultad del hombre actual para comprender en
su profundidad la filosofia medieval y su metafisica, Pero esto perte-
nece ya a la historia de la filosofia contemporanea.
() IDEAS BIBLICAS Y FUNDAMENTACION FILOSOFICA
) IDEAS BIBLICAS Y FUNDAMENTACION FILOSOFICA__
El cristianismo, en cuanto religién revelada, oftece a la reflexién
humana no slo una nueva temitica filosdfica, sino que los mismos
problemas filos6ficos tradicionales se presentan en otra perspectiva
0 tienen un diverso espesor 6ntico. Entre el pensamiento griego y la
fe cristiana se evidencian diversas orientaciones e interpretaciones
sobre muchos problemas comunes, que exigen ease en Sint
as. En la Biblia se pueden encont
propios de una a metafisea dela creaci6n, cuyo aspecto mas significa-
tivo es el de una l, y que ha tenido
grandes repercusiones en la concepcion. in posterior del hombre. Segui-
damente expondré algunos temas concretos que son fundamentales
en toda la historia de la filosofia medieval e, incluso, occidental,
aunque soy consciente del peligro de caer en una simplificacion en
esta esquemitica sintesis, que pretende ser comparativa y peda-
gogica.
En Ja vision cristiana, que se basa y se apoya en el mensaje bibli-
co, Dios no aparece como conelusién y resultado necesarios de un
proceso cepeculas Oy dialéctico, tal y como se > presenta en. el pens:
eidegger, en
sus comentarios a Schelling, subraya como | en Aristoteles la teologia
es una contiauaciie legitima de la ontologia, es decir, una palo fe
7 Heidegger subraya que el término teologia y teolégico no proviene del ambito
cclesil ni se encuentra en el Nuevo Testamento, sino que proviene dela filosofiapa-
gana y concretamente de Platén; incluso critica y rechaza |
teologia secularizada o la teologia es filosofia aplicada. Para HiC1. Eleristianismo y la filosofia 9
GRR pin0 una Presencia que crea y se manifiesta libremente en la
revelacion y en la creacién. San Pablo (Rom 1,19) dice claramente
que el hombre puede conocer la existencia de Dios no sdlo a través
de la fe, sino también «por la naturaleza».
Para el pensamiento cristiano, Dios no se encuentra al final de un
recorrido dialéctico, sino al t
sustenta providencialmente e! mundo. ee
La filosofia griega Ilegé a elaborar una idea muy elevada de
Dios, incluso a concebir la unidad de lo divino como unidad de una
esfera, que podia admitir en ella misma una pluralidad de entidades,
de fuerzas y de manifestaciones, manteniendo siempre los niveles je-
rarquicos con sus diferentes grados énticos. Pero nunca llegé a la
concepcién del Dios biblico como uno, tinico y trino. Los mas desta-
cados filésofos griegos, como Platén y Aristoteles, consideraban a
los astros como dioses o seres divinos. Platon Hamaba al mundo
ios visi Pe
y de a vunidad y trinidad del Dios udeo-cr
no presenta una diversa trascendencia y es totalmente diverso del
mundo, que contrasta fuertemente con ia filosofia de los mas egre-
gios pensadores greco-romanos.
La idea de ics, concebido. como ser trino y personal, afrece una
‘pero — iniciar un nue pensar filos6fico, como se demostrara
a lo largo de los diversos sistemas del medioevo. Para pensar y com-
Prondcr la realidad del Dios cristiano
Frente al necesitarismo griego, que ve ¢ interpreta al mundo
como’ eterno y necesario, se opone el creacionismo biblico, que in-
eee cohen
ica es en si misma déble, ontolégica y teologi
incluso «cuanto més originariamente ella retine esta diualidad, tanto més autén-
ticamente es filosofian: Heipeccer, M., Schelling (Napoles 1994) 103. Para el Hei-
degger de 1936, la expresién onto-teologia no tiene el aspecto negativo que le dara
posteriormente,
ti ae10 Historia de la filosofia medieval
terpreta el mundo y todos los seres naturales como un efecto de la
voluntad libre de Dios, que los ha originado y colocado en el tiempo;
es decir, el mundo nido inicio y es c
¢ nundo 0 te. E] mundo es
gratuito, pero no superfluo, ya que tiene wu
‘inicio |
idad intrinseca.
Para el pensamiento griego, el mundo connota un gran orden estruc-
turado y, por ello, lo llamab: smos. El modo cémo integrar y ex-
plicar cada cosa, cada ser y cada elemento dentro de este orden cons-
tituyé uno de los mayores esfuerzos de las diversas interpretaciones
miticas y de las mas variadas filosofias griegas, desde los presocrati-
cos hasta los estoicos, pasando por Platén y Aristételes. El primero
recurria a w auna actividad demitrgica para poner ar-
monia ontoldgica en la variedad
nia la atraccién finalistica de un h
dian una forma de
emanacion metafisica del vio.
—> En el pensamiento judeo-cristiano se acentia fuertemente el con-
cepto degrees Seatin la Biblia, Dios creé tod §
creé a través de la palabra, es decir, sin
El universo no es hijo de un dios menor y cruel, sino criatura del
Dios Amor y Trino. Lo que ya ofrece un tono especial para afrontar
la existencia y poder habitar en el mundo. El concepto de creacién
de la nada, intetiza la peculiar visién biblica del
mundo y la radical diferencia con la filosofia griega. El concepto de
creacién entra en la filosofia como una nueva cifra ontolégica y con-
diciona toda una serie de temas cosmolégicos,
un suple-
e . La ferencia-
cion radical entre el creador y la criatura. De este modo se corta de
raiz cualquier tipo de panteismo.
La Biblia subraya que Dios creé todas las cosas motivado por el
ien y lo hizo de modo libre y gratuito. Todo, pue ser
nent
gica y etic cierto que Platén, en el Timeo, sostiene que el
Demiurgo plasmé el mundo sirviéndose de una materia preexistente
y segiin la idea de bien. Pero entre ambas concepciones se dan nota-
bles diferencias de fondo. Entre la cosmovisién biblica y la griega
resaltan notables divergencias tanto en sus principios como en sus
consecuencias. El creacionismo presenta, in radice, la dificil solu-
cién al permanente problema del cémo y del por qué derivan del
Uno lo miltiple, del Infinito lo finito. La na dei n de-DiosCL. Elcristianismo y la filosofia ul
es cl Ser por esencia; la creacion es una parncipaciia de esa exis-
bién de todo el medioevo.
Con ello se plantea de un modo original y nuevo la pregunta fun-
damental por el ser. Esta pregunta esencial entra por vez primera en
la filosofi ia occidental, y que sera recogida en la repetida cuestion:
or st nada? La constitutiva finitud del mun-
ae, que connota la idea de creacién, abre una nueva perspectiva so-
bre la cuestién del ser no sélo en sentido ontolégico, sino también
axioldgico y estético. Si en la filosofia griega el problema funda-
mental era el de la esencia (ousia), dado que la existencia no era pro-
blema porque el mundo en su totalidad es un acl y no contin-
ts .
0 y como t a diferencia entre
fa existencia, su modo de ser y su mutua relacion, la comprensién del
ser como acto existencial y, sobre todo, la pregunta sobre «qué es el
segeetogeo son cuestiones filoséficas que tienen su origen en
el pensamiento biblico y que tendran maxima incidencia no slo en
Ja filosofia medieval, sino también en toda la filosofia moderna y
contempordnea. 7.
(3) El Logos _ El Logos
El-Logos encierra una importantisima y decisiva idea de media-
cién y de ejemplaridad con relacin al tema de la creaci era uno
de los temas mas en bi cuando Ilego el cristianism md crane
ero el Logos puede ser x considerado en si mismo, en relacion
con el mundo y en relacién con el hombre. .
Considerado en si mismo, se presenta como el conjunto de las
ideas con las que Dios se piensa a si mismo. n las ideas, si-
guiendo la linea platénica, en cuanto verdades objetivas impersona-
les y pulbsistentes en si se bonvieriea enla idea de un Dios
eterna :
x dios nismo. Es la Palabra, mediante la cual se ex-
esa él a si mismo y, por tanto, como un Hijo de Dios a través del
cual se proyecta. Considerado con relacién al mundo, es su modelo,
® Acustin, Enarrationes in Psalmos 38, 22.12 Historia de la filosofia medieval
su prototipo y su ley. Lo mismo que en el Timeo platénico el De-
miurgo plasmé el mundo segiin el modelo de las ideas ternas, asi en
el L or tanto, el
mundo no es ajeno y extrafio a Dios, sino que es su criatura y en él
pueden rastrearse sus huellas. Considerado cc 16 ibre,
el Logos es el modelo ideal, la pauta espiritual, Ta norma €fica y e
que le vincula a Dios, El Logos, como mediacién ontoldgica, episte-
moldgica y moral, estard presente no solamente en la elaboracién
teolégica posterior, sino también en la cosmovisién del hombre me-
dieval y en la misma estructura filoséfica, en cuanto idea explicita o
implicita del pensar filosé El istoria de la
El hombre
Dado que la filosofia griega es fundamentalmente cosmocéntri-
ca, el tema antropolégico no tenia una prioridad metafisica. Para el
pensamiento griego, el hombre y el mundo se encontraban intima-
mente vineulados y jams contrapuestos, porque tanto el hombre
como el mundo estaban dotados de vida y de alma. En la vision helé-
nica el hombre no entraba en una jerarquia superior al mundo, como
se constata en el famoso texto de Aristételes, cuando dice que «natu-
ralmente hay muchas cosas mas perfectas que el hombre, como son
los astros de los que se compon
es el universo, simplemente atenién-
donos a las cosas visibles».
0)
x : que el hombre es visto ¢ in-
terpretado como una realidad singularisima y_dignisima. Este
ser-imagen-divina no es una metéfora, sino una cifra y una categoria
ontoldgica que diferencian completamente al hombre de todos los
demas seres creados. E
q pre lelant
‘er un buscador insatisfecho, un insaciable promotor de n
“vedades, un inventor. El hombre quiere ser y ser
4s. Acertadamen-
te se podra definir su esencia como NEEM np lcail
la feliz expresién de Spinoza. El hombre, en su estructura ontolégica
y psicolégica, esta en tensién relacional; y con divina inquietud i
cesantemente busca mas e intenta transformarse en un
que diria Leibniz. Ese dinamismo inacabado del hombre estaCL. Elcristianismo y la filosofia 13
en la base de nuevas creaciones cientificas, filos6ficas, artisticas y
técnicas.
partir de Sécrates, se impuso como Ia esencia verdadera del hombre.
Sin embargo, en la vision cristiana el alma, tanto en su origen como
en su relacion con el cuerpo, ofrece marcadas diferencias con la filo-
sofia griega, como se constatara en esta Historia. También respecto a
Ja inmortalidad del alma el pensamiento cristiano se distancia nota-
blemente dela coneepcily mn gt Ba, Lai
a viduacién temporal del espi
existencia corporal, sino eset SialMeTie un espiritu individual y en-
C Of
sino la persona en su componente alma-cuerpo, _—
(G) 1a morat -
Tal vez sea el campo de la ética en donde se dé ms facilmente
un dialogo y una convergencia de steadied exits el sree ay.
ja filosofia griega, ya que e onistr el est
perfectos como vuestro Padre cel clestial es per fecto» de Evange-
lio extd muy cerca de la consigna platénica de asemejarse a Dios, y
la: ascesis del estoicismo ha condicionado no poco la pioraliiad del
alma a racional esla que oh det regir el obrar humano, es ‘deci, el alata
rectora debe ser la guia segura de las acciones humanas. Esto es lo
que hace sabio al hombre. Si para el griego el criterio ético consistia
en sintonizar la raz6n humana con 1a logos intrinseco de la naturale-
a iloso! fia griega interpretaba la ley moral como la ley de la
misma naturaleza, de la physis, que se impone implacablemente y
sin excepcién tanto a los hombres como al mismo Dios, ya que la ley
no ha sido dada o puesta por Dios, y El mismo esta sujeto a ella, El14 Historia de la filosofia medieval
mpon le
r 0 s s. Sin embargo, el
da al hombre el Decalogo en forma de orden y de mandamiento. Por
tanto, la virtud, en cuanto bien moral supremo, proviene no de una
rectitud ética con el orden de la naturaleza, sino que es
nos. Aqui se subraya la importancia de la sub-
jetividad personal com: a los mandamientos de Dios y
no a una ley cosm e
L smico, divine este
iodo ef intelectualismo griego queda sustituido por eLvoluntarismo
cristiano, En cumplir la voluntad de Dios consiste la ley moral, y en
é cer el querer de Dios» esta la virtud del hombre. La
untadfel corazén puro ¥ el ojo limpio) entra como catego
ee
ria ética en la filosofia occidental.
categoria biblica no filos6fica, se
> En esta perspectiva,
presenta como e | ético-st 0 y como un acto de desobedien-
cia a Dios. Para Sécrates, el pecado era simplemente un error de
calculo. A esta interpretacién socratica se oponia visceralmente
Kierkegaard, en su obra Enfermedad mortal, en donde el pecado se
juzga como una ruptura violenta, un oponerse «frente a Dios». Los
iegos no han valorado ni sospechado la profundidad misteriosa
que se encuentra en el concepto de voluntad en cuant
que expresa el card tis
‘etividad
\s filésofos gr
$ filésofos
icter de |: ti
La raiz. ncia, en cuanto enfrent
0, que son el postulado de
una . El querer y pretender «ser como dioses»
es el impulso faustico y prometeico de confrontarse con todos los li-
mites existenciales para poder experimentar el misterio de lo desco-
nocido. Esta doble tension del hombre: hacia la obediencia y la des-
obediencia, es un aspecto permanente de una
Onbigitedad, a nl a la que todas las éticas posteriores trataran de dar una
solucién convincente y razonable, —~
El tiempo y la historia
Dentro de los presupuestos ontolégicos y cosmolégicos di
n go no habia O pa enti his
que a Z
de progreso no estaba muy desarrdllada en el mundo griego, mas
bien predominaba el convencimiento del cu-
ria a la vision mitica en cuanto tiempo repetitivo y reiterativo de un
pasado Sriginario gapiebtaleStblabe de catastrofes periddicas que
remitian inexorablemente a la humanidad a las situaciones ancestra~CL. Elcristianismo y la filosofia 15
les, aunque después se reaccionaba hacia una nueva evolucién de la
humanidad, que repetiria el circulo tantas veces recorrido, y que se
traducia en un incesante retomno al pasado AUBSSipions ensefiaban la
teoria de la destruccién ciclica no sélo del mundo natural, sino tam-
bién de las mismas civilizaciones. La historia fundamentalmente se
reducia-al tiempo, que se repetia ciclicamente y reproducia lo ya
acontecido. o, en namie au /
Ja destruccién del uni- #
verso sigue un renacimiento del mismo; por lo cual, todo surgira de
nuevo exactamente como antes.
Versa, ya que 0 eg ma cicl
_ sino rectilinea_En el transcurso del tiempo los acontecimientos im-
portantes podran ser parecidos, pero no los mismos, ya que son irre-
petibles y momentos determinantes que implican Ic is
ina s tiempos finales, o el fin de los tiempos, no seran una
repeticion ni una fotocopia de los origenes, sino el resultado de todo
un proceso que los ha ido preparando, condicionando y causando.
De este modo el t p tr e toria con un : , una
direccién y un significado, que dependen no sdlo de la accién de
Dios, sino én de las acciones, pasiones y decisiones del hom-
bre. h é i existencia tempo-
ral de la humanidad no es un retorno a lo mismo, a lo ya sido, sino
una nueva experiencia como exigencia de eso que se ha llamado «la
metafisica del Exodo».
En esta vision biblica de la historia lo decisivo no es el determi-
nismo de un ciclo temporal, que suprime toda individualidad, sino la
b len jet d cr yres| ble hi
es isiOn cristiana la historia no es
L € uel¥ m
S poral | o criatura respons: ido a la vision
cristiana de Dios, del hombre y del mundo se supera la dimension
esttica de la cosmologia griega y se ofrece una perspectiva esencial-
mente dinamica. La concepcién dindmica del tiempo, en cuant:
aguipeestonnerlicgsy 0 ir-po 10 es enajenacidn de lo eterno, sino la forma
pecifica en la que el hombre experimenta su cia como
ser-en-el-mundo y su vocacién de trascendenci ues, NO
puede reducirse a una realidad fisica ni a una entid: cuantificable
de un modo fijo matematicamente, sino que es una categoria perso-16 Historia de la filosofia medieval
G@ Hacia nuevos valores
El mensaje cristiano ha ofrecido a la historia de la cultura y dela
filosofia la mas profunda y radical revolucién de los valores, debido
a su peculiar vision de Dios, del mundo, del hombre, de la moral
de la historia. o Niet fi 7
retamente las Bienaventuranzas,
ofrece mas que una nueva ética, un nuevo espiritu y una manera sin-
gular de relacionarse con Ja inmanencia, con la trascendencia, con el
otro y con la naturaleza; es decir, sresupuest icos y
Ogi la creacién de un humanismo integral y abierto. —
La humildad, en cuanto reconocimiento de las propias posibilida-
des y de los propios limites, y mucho més en cuanto negacién de si
mismo y afirmacién del propio anonadamiento, era desconocida a
los filosofos griegos; pero es en el la
condicién basica para penetrar en la vei
cultura de la solidaridad y de la paz, sof Jos
manos y vi d. El principio cristiano de I:
jumildad y de la magnanimidad es un modo peculiar de ser, de vivir
y de relacionarse con los otros. El ideal supremo helénico del domi-
nio de las pasiones y de la superacién de la vanidad de las cosas, que
se practicaba como expresién del hombre autarquico y autosuficien-
te, capaz de lograr por si mismo el ultimo fin de la felicidad, queda
totalmente transformado por el principio cristiano de que la salva-
cin no se encuentra en el mundo ni siquiera en si mismo, sino fuera
de él, es decir, en Dios. L
—»> EI pensamiento griego ofrece, entre tantas cosas admirables, la
bella y profunda teoria deféros,jcomo puede encontrarse en Platon.
sno es Dios, porgm je poseer lo que no se tien
Es una fuerte tensidn que hace que la persona humana salga de si ha-
cia lo diverso. Es un camino y un impulso de perfeccién que puede
orientar hacia lo sensible y suprasensible, hacia lo divino, pero no es
Dios. El eros griego vive y se mueve dentro de la dialéctica del te-
ner-necesitar, de la presencia-ausencia, de la posesién-carestia, del
dar-recibir en un proceso inacabado, que se realiza y se consuma so-
bre todo bajo los impulsos fulgurantes de la belleza.
biblic es de diversa naturaleza y se realiza me-
diante una dindmica interna diversa. El amor hom-
_ bre hacia Dios, sino bajada o salida de ! s. No es
logro o conquista, sino don, gracia. Por tanto, no esta motivado por
‘el valor del objeto al que se dirige, sino que es algo gratuito, esponté-
poCl. Elcristianismo y la filosofia 17
neo y libre. Mientras que en el mundo griego es el hombre el que
ama y no Dios, ya que era indigno para un ser ee el sebaiaee a
los seres s inferiores, ne q
Hamento Dios es definido reiteradamente como amor. Y este amor
cristiano se ha convertido en una nueva cifra para la é
Fe y filosofia
Desde el punto de vista del conocer filos6fico, los griegos des-
confiaban totalmente de saree interpreta-
ban que el ella estaba en relacion con Ts cosas sensibles yc .
La Biblia no se plantea prob om filoséficos, sino que es un
mensaje de salvacién, es una religién. Y, en cuanto palabra divina, se
presenta como objeto de fe. No es que se oponga a la raz6n humana,
sino que la trasciende, es un suplemento de luz. La fe no es algo irra-
cional o contrarracional, sino meta-racional; y su ensefianza no se re-
fiere a un saber de las cosas, sino a un orientar la vida humana segin
un proyecto divino, es decir, a un saber sapiencial. Por eso, la Biblia
no se puede leer con simples ojos de cientifico, como se puede hacer
con los textos de Platn, Aristételes u Homero. La Biblia cambia
completamente de significado e. se la trata como un simple ta °
ot el cristianismo ha influido mucho en la historia de la filosofia
occidental, y desde San Agustin hasta nuestros dias esta presente,
pasando por Descartes, Kant, Hegel, Heidegger y tantos otros fildso-
fos. En tono irénico, pero no at ello menos certero, soli repetir He-18 Historia de la filosofia medieval
«Entre los alemanes, todos me entienden en seguida cuando digo
que la filosofia esta viciada por la sangre teolégica».
———> No se puede pasar por alto que el filosofar actualmente en el
mundo occidental implica, implicita o explicitamente, tener en cuen-
ta el hecho de la fe. Por este motivo, podemos encontrar diversas ac-
te del fil
mado cristiano suele filosofar distinguiendo los campos de la fe y de
la razén, Esto que, en teoria, no crea grandes problemas, en la pc
1 problema y la dificultad del filosofar del reyente esta en
: camcler entre paréntesis» los contenidos de la fe sin que ellos incidan.
en el pensar estrictamente filosdfico. Entiendo que entre la fe y la ra-
z6n siempre se dard una cierta dialéctica y tensin, pero no debe ser
una dialéctica de la exclusi6n, sino de la integracién y de la comple-
mentariedad. Pero la tensién entre ambas no es facil de resolver y
est ahi como un enigma malicioso. La historia de la filosofia ha co-
nocido y experimentado abundantemente la dialéctica de los «maxi-
mos y de los minimos». A veces se ha dado un maximo de fe y un
minimo de razén; otras veces, un minimo de fe y un m&ximo de ra-
bn, Han existdo épocas en las que la fe ha absorbido ala raz6n, y
otras en ie qe la razén ve querido. serlo todo a
equilibrio entre estas realidades. Fe y razon estan destinadas a convi-
vir o en fraterna desarmonia o en rivalidad declarada, pero se necesi-
tan mutuamente. A veces la filosofia ha sido transformada en teolo-
gia, como en otras se ha transformado en retérica, en dialéctica, en
hermenéutica, en estética o en ética. La biisqueda de la verdad, sea a
través de la razon o a través de la fe, siempre resulta una lucha de gi-
gantes, es decir, 7 noble tarea de 8 sspiritis generosos y Sagaces.
que ha ido ereciendo y configurindose a lo largo de la
istoria, con sus antitesis y tensiones dialécticas internas segin las
exigencias de los diversos tiempos, los diferentes sistemas y las so-
luciones que han sabido ofrecer los genios creadores de la historia de
la filosofia medieval. Por mucho que nos cueste aceptar una verdad a
dos velocidades, no podemos negar que existe un ritmo propio de JaC1, Eleristianismo y la filosofia 19
razon y de las pruebas de Jaboratorio, y existe otro diverso que pro-
viene de la gratuidad de la revelacién,
Ca) CONFRONTACION ENTRE LA FILOSOFIA GRIEGA
Y EL CRISTIANISMO _
La confrontacién entre Ja filosofia del naciente cristianismo, y
mas concretamente del medioevo, y la filosofia griega es el resultado
de un encuentro y de un didlogo entre el pensamiento cristiano y el
pensamiento pagano. El cristianismo, en cuanto religion, contcse un
mensaje de salvacién, y, ‘Para demostrarla, c
ando el cristianismo comenz6 a ser un hecho sociolégico cet nota
bles proporciones en el Imperio romano, se sintié la urgencia de pre-
sentar su contenido Cocca con el ropaje y el ale ce Ta cultura
de entonces. De ahi :
, que no| acepto a todas por igual, sino que hizo una
seleccion segiin su utilidad y sus razones convincentes. Conviene
destacar aqui las siguientes:
= Ss La filosofia de los platénicos tuvo una acogida es-
pecial entre los primeros pensadores cristianos. Su concepcién de
Dios, su tendencia ideal en la ética, su escatologia, su desprendi-
miento del mundo y su preferencia por lo suprasensible el mundo
ideal despertaro: eI
Agustin decia que «ni a acercado tanto a nosotros» como Pla-
ton, al que tanto debe en todos sus escritos. A este respecto escribe
Santo Tomas: «Agustin, que estaba tan empapado de la doctrina de
Jos platénicos, cuando encontraba algo en sus escritos conforme a la
fe, lo tomaba; y cuando encontraba algo que se oponia a nuestra fe,
lo corregia» °. En Justino, en Atenagoras, en Clemente de Alejan-
dria, en Origenes, en Eusebio de Cesarea, etc., se encuentran no po-
cas citas de las obras de Platén. El mismo San Jerdnimo se lamenta- _
ba de que los latinos casi no conocian nada de este filésofo griego. ~
El discipulo de Platén no ofrecia tanto interés como
su maestro, ya que el Dios de Aristdteles debid de presentarse a los
Pprimeros cristianos como muy distante del mundo, excesivamente
conceptual y frio. Incluso su moral aparecia demasiado humana y na-
2 §. TomAs, Summa theologica 1 4.84 a5.