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| . David Maldavsky _ Sobre las ciencias _ de la subjetividad Exploraciones y conjeturas Nueva Vision ‘ —— Escaneado con CamScanner roe Capitulo 3 PARA UNA EPISTEMOLOGIA PSICOANALITICA: SINGULARIDAD Y SUBJETIVIDAD En colaboracién con Ruth Kazez y Sebastian Plut { Sobre la teoria psicoanalitica de la singularidad En una conferencia pronunciada por uno de nosotros hace poco en Jerusalem, un participante tuvo una intervencién ilustrativa. En la conferencia habiamos expuesto la hipétesis de que buena parte de la narrativa de Kafka podria ser empleada para profun- dizar en el estudio de la estructura del preconciente en pacientes anoréxicos, y quizds en general en las adicciones. Tal hipotesis se enmarcaba en un supuesto mas global: que diferentes manifesta- ciones li ntarse con discursos de pacientes -aquello que puede TesUIvar comin, Un mistio lenguaje del erotsne——> gue puede resiTtay comun, un mismo Tenguaje del eratisnto mas alla de que en otros omo el referido a las defensas, existen notables diferencias. Fue entonces que el participante in- tervino, diciendo que To que habia escuchado le sonaba como una bofetada, y que él suponia que Kafka se sentiria injuriado ante esta propuesta de homologarlo con determinados pacientes. Al es- cuchar esta critica, quien sosten{a la conferencia se hallé tentado de decirle que la forma de exponer de su interlocutor era Ilamati- vamente similar, en cuanto a sustantivos y verbos, a ciertas pre- sentaciones literarias y ciertas producciones discursivas en se- sion, propias de individuos en quienes predomina el sentimiento OW tori (lap: dt erties) 4 la 55 uc Rae Cc os e Escaneado con CamScanner injusticia (como Sarmiento, entre los autores, y los pacien; caer o paranoicos, en el contexto clinico). Sin embargo, are por responder que la critica le resultaba muy interesante, ya que planteaba el problema del pasaje de un conjunto de hipétesis Be- néricas a otro, © .. Vesde este punto ae vista, el problema podria plantearse asi: es aceptable que algunos cuentos de Kafka (“Un artista del hambre” o “Investigaciones de un perro”, por ejemplo) tienen lamativas similitudes, en cuanto a estructura del relato, en cuanto a sustantivos, adjetivos o ver. bos, en cuanto a cierta concepcién del espacio, del tiempo y de la causalidad, asi como en lo que hace a los procesos retéricos, con la presentacién discursiva de ciertos pacientes anoréxicos; sin em- bargo, cabe preguntarse por qué Kafka colocé tal sustantivo es- pecifico, combinado con tal adjetivo, y no tales otros disponibles L precisamente en este mismo lenguaje del erotismo. El expositor sostuvo que uno y otro nivel de investigacién son validos, pero que mientras el primero considera un elemento comtn a numero- sas manifestaciones (el mismo lenguaje del erotismo, concepto que trasciende la perspectiva clinica), la existencia del segundo, que se interroga por las particularidades de un discurso especifico, pone en evidencia la necesidad de desarrollar también una teoria psicoanalitica de la singularidad. El desarrollo de esta hipétesis cobra mayor vigencia en el mar- co de las investigaciones que pueden realizarse a partir de las transformaciones animicas sobrevenidas en un paciente en el curso de un tratamiento psicoanalitico. Suele decirse que la clinica in- terroga a la teo que la cuestiona, que Te ajo, de m: al de disponer de h esis que-permitan establecer nexos entre los enunciados mas abarcativos y la singularidad de una evolu- a los nexos entre la singularidad y las hipétesis m as an tach ica. Ahora nos interesa as bien consider: icoanalitico global con el cual ii n ser encarados. lo desde la perspecti- va de la teoria sobre las series complementarias, que conjugan i 7 iertas disposiciones (a Su vez universa- les, particulares y singulares) co! = La teorfa de las series complementarias implica tomar en cuen- tala fa de una tensién entre término: is. Laten- sién derivada de la disimilitud puede ser o bien mimima, en cuyo caso la ensambladura no presenta mayores problemas, o bien ex- 66 ‘ trema, hasta el punto de perderse to i if de los segmentos arrasa con el chet iclen eorepania me En Ja teorfa freudiana de las series complementarias se conju an factores filogencticos hereditarios yvivendiales ; snecesario deslindar entre las diferentes tensiones@ntenidas en dichas series, ya que no todas ellas implican el mismo tipo de con- { flicto en relacién con la singularidad. En estas series complemen- tarias pees por Freud, wno de los polos es el vivenciar, pero el ot Stitucional sexual, o bierre jjinstinto (herencia arcaicay-o bien onservacion, entre otras alternativas. En cada una de tales series este ultimo polo tiene lun valor especffico en el marco de la teorfa psicoanalitica de la Lingularidad. Para tomar en consideracién sélo algunos de estos términos, citaremos ellos que resultan_igualadores, como-podrian | er tanto el sal Respecto del p que Freud (1916-17, 1918b) lo considera un saber, cion para el entender, que dota de cierta formalizacién al vivenciar contingente, y ofrece asimismo ciertos contenidos ala investidura | pulsional. El instinto tiene para Freud dos valores diferentes sex erspectiva desde la cual se mire: la pulsién o la vivencia (y la impresi6n sensorial). En determinado momento el esquema és activado por la pulsién y se vuelve hacia el vivenciar, con lo cual le da forma al mundo sensorial. Es posible que el instinto 1940a) denomina energia neuronal, y que también se valga de la vida pulsional. Esta energia inviste lahuella filogenética que es activada como contenido, constituyente del niicleo de lo inconsciente, al cual Freud (1915e) considera de ori- gen instintivo. : Justamente han sido las semejanzas en los desenlaces animicos, a pesar de las diferencias en cuanto al vivenciar, las que han Tle- ) a postular la existencia de vado a Freud (1916-17, 1918b, 1940a esta he ii gica para ciertos proceso productos psiquicos. ti i 8 gun la p emplee lo que Freud ( Escaneado con CamScanner ntra en una te ente, siendo la tramp ans S posib animico ACIoR - aje en lo ente ata e que ituye el lenguaye e ; n que se const equema filogenético. “eatam, * i col i ieglideg yencia fe muerte,.como otro univerga} bien cee ge 1a pulsis de er deMBros. En dicha Tabor eda su vez in ial uno de sus integrantes, ulsién ra a la cual Freud otorga un papel muy comply autoco at-principio de placer. Como ya lo expusimos en 91 on Mas a a n ésta eS inteyrante de Eros, en ultima instangj, capitulo 2, si biel ‘9 de las pulsiones de vida una modalidad del jmpone en el sen ano se trata de una muerte apresurada, sing morir. Claro ae manera dle esa estructura quimica pulsional ad (1920; ) sostiene, pues, que la pulsién de autoconservacign Freud (19 a ‘una legalidad singular a la tendencia a morir, y sapira a el precipitarse hacia la muerte en un deslizarse en su arraceida. En términos de Freud “el organismo s6lo quiere morir a su manera” (pg. 39), vale decir, aleja a otras modalidades del morir, que no son las propias, y dota de particular eficacia a cier- tas alternativas del perecer, aparecidas durante la existencia, acordes con las disposiciones econémicas propias a la desapari- cién vital, a las que ubicarfamos en el camino por el cual puede comenzar a subjetivarse la muerte. Asi ocurre cuando la pulsién de autoconservacién no esta desconstituida en su funcién, mien- tras que una perturbacién en dicha pulsién, como lo describe Freud (1940a) al final de su obra, conduce a la alternativa opuesta, es decir, morir de muerte ajena. Pareceria pues que la singularizacién (impuesta por la pulsién de autoconservacién) en cuanto al morir es un requisito para la ulterior subjetivacién del propio perecer. __Claro esta, pulsién de muerte y filogenia son términos que introducen una legalidad sal, contrapue al-vivencia contingente. Otros términos de estas series complementarias, combinados tambié i ya 13 mbien con el vivenci: ente; no tienen ya wi icter unive 1 del instinto (fantasias primor- Tlingit materno, legalidad inherente a la estru 2 nguistica, entre sion de 67 Ya ubicamos en ste lugar, no universal, pero tampoco individual, sino mas bien ener: = bial oe Pulsién de autoconservacién, que a su vez entra om omplementaria con el vivenciar accidental. Algo sim 68 Escaneado con CamScanner sented 2 “donde pueden dex cary jerome prions eto, je masoquismo erdgeno. De allt surge una compteneae ne ant: = qui : 7 jon adicio- singularizacion del exo con le: pulnian ae aac ore ner ae “morir a su manera” propio de la auitocingervecion eon sduasauismo erdzend coloreg deun mono earcetnes ik caters as Masia origina 2 seas e caracter filogenético, a las cuales ales. Por ejemplo, noesl0 mismo Ta fan- irae de Te oralidad 9 > la analid: io erogeneidades dife- renciales. Ya nos hallamos pues en un terreno que.no es e! la TSalidad sino et de ta generalidad, en contraposicién con el 5 que aluden a lo general se enlazan_a su roblematicos con Tas referidas_a lo universal, enfoque del conflicto entre sexualidad y pulsion —Los desenlaces posibles del conflicto suelen consistir } “finalmente la pulsién de muerte se expresa en el seno de la sexualidad como masoquismo erégeno (de donde luego puede derivar un determinado lenguaje del erotismo), y en el de la auto- ervacién como morir de muerte ajena, y no propia, con todo lo a la cuestién de la singularidad. _ la combinatoria sélo pulsién, instinto iversal, lo general y la singu- cons cual pasamos a acercarnos Hasta aqui incluimos en y vivenciar, para dar cuenta de lo uni jaridad de una vida y unos procesos animicos. Es hora de incluir otros términos, no universales, pero tampoco vivenciales, sino mas bien generales, que entran a su vez en diferentes nexos sea con el instinto, sea con las pulsiones, con las vivencias, 0 con todos ellos. Podriamos ubicar en este terreno a las disposiciones al desarrollo de ciertas defensas, 0a las peculiaridades de algun fragmento del | funcionamiento neuronal (sensibilidad visual o auditiva, por ejem- plo, o destreza con Ja musculatura fina). : . ‘También en el plano del vivenciar es necesario deslindar entre | la incitacién erégena y el mundo dela sensorialidad, pero ademas entre los discursos aportados por uno y otro en los progenitores y la pugna con las leyes barriales o societarias, todos los ewes age vez adquieren eficacia diversa a medida que lo animico los habili- Li i lo ejizacién interna. Con ello queremos decir que ba por oo aa do, por una apertura proyectiva, esa animico mismo va plasman u presunta exteri ridad objeti: eficaz que se estructura a partir 69 Escaneado con CamScanner ‘tad sigiied tal como lo expondremg é a jalidad P' i rmiten a; a f jaciert® spar pservaciones pel 28Tegar al es. dew tas 0! ulos 8 Y 9: - sicoandl ico de “3 5) ac) Obra seri je capt jicto entre, por Un ty oso del abt Tg parca oT ya COUBLUMILTOSYp a So imgente. Ademés, podemos consiq serie 1a eficacia de vivencias “pres. por la familia, sea POF un grupo tidas a menudo en silencio, como Tag. ; jas generaciones y como ritmog 9 de caracter Caen on Senna familiarizados a cones estados de afecto. 51 Igo similar podemos pensar respecto de i ajena, al imi birla rengien amillaciones, el resentimiento 0 la culpa, sea de los celos, 1a or ejemplo, cuyos integrantes han una familia, sea de un as cial aciones colectivas. sufrido por largo eerie complementarias la referencia a1 En todas ots vo tanto una alusiOn a la realidad objetiva va. contingente een una necesidad de tomar en cuenta la eficacia Hiable, sine mie arado desde lo animico como tal y vuelto eficaz g oe ae ceianmente de esta actividad psfquica generadora de lp Biferoute, especto de lo cual lo antiguo entra siempre en pugna, /- Cabe por fin destacar que estas consideraciones, que preten- den abrir el interrogante sobre el enfoque dela singularidad enel marco del psict isis; in un espacio para la reflexion acerca del valor de la sn fieaciég en la investigacién. Si tomamos el ejemplo empleado al comiénzo del apartado, un tipo de enfoque cuantificante podria partir del interrogante acerca de las oportu- nidades en que Kafka hace referencia al problema del hambre, la devoracién o el ayuno en su narrativa. O bien, de un modo algo més sutil, acerca de las oportunidades en que el comer aparece como una claudicacién vejatoria, contrapuesta a una tendencia a sostener un ayuno infinito. Igualmente, podrian realizarse cuantificaciones para discriminar si existen o no nexos sistemati- cos entre ol tragar y el dar erédito, el creer, y entre el ayuno y la | @spiracién a una conviccién siempr i i e decepcionada. } Todo ello podria 2 social m! Escaneado con CamScanner drfa analizarse si dichas historias tienen un revestimiento ligado ala cotidianeidad o si en determinado momento el autor pasa a recurrir a otros personajes 0 historias, de cardcter mitico, griego ojudio, por ejemplo, con lo cual se abrirfan nuevos interrogantes referidos a la relacién entre la singularidad de la estructura yla ingularidad de su manifestacién, Ademas seria posible hacer otro tipo de estudio en el que estu- viera en juego la cuantificacién: hasta donde en otros adictos al no comer se dan los mismos verbos hegeménicos, las mismas arti- culaciones entre tragar yY creer, y otros puntos mas. No se trata ya de una cuantificacién de los singular, ni tampoco de los uni- yersal, sino de una generalidad restrictiva, diferencial y acotada. izds ello ilumine a su vez con renovadas perspectivas la posibi- lidad de interrogarse sobre la singularidad de cada produccién animica del paciente en el curso de un momento de una sesién, 0 en el seno de un texto literario de una autor como Kafka. Cabe destacar, finalmente, que en este marco es necesario ha- cer lugar a otra serie complementaria, de enorme importancia en la vitalidad y la complejizacién de una ciencia. Tal como lo expu- simos en el capitulo 1, esta serie consiste en el contraste entre la teorfa disponible y la singularidad de una manifestacién, que da origen a una tensién que puede resolverse de multiples modos: 1) eliminacién por rechazo de lo diferente contenido en la manifes- tacién, 2) asimilacién abusiva a lo consabido, 3) reconocimiento aparente de lo no coincidente con la teoria, 4) modificacién mini- ma de la masa de hipétesis para dar lugar a lo nuevo en un marco pragmatico ligado a las conveniencias, 5) interrogacién honesta de los propios fundamentos, 6) generacién de una novedad teérica en respuesta a las exigencias derivadas de admitir que un fragmen- to de la realidad (clinica, por ejemplo) no habia sido incorporado en el seno de la reflexién psicoanalitica. Para una teoria psicoanalitica de la subjetividad Deseamos considerar ahora otro problema, y lo introduciremos, como en el apartado anterior, con una anécdota. El desarrollo de la informatica, con su forma, particular de almacenaje y combi- natoria interna, permite crear ciertas ficciones cientfficas, como Podria ser la modelizacién del repertorio lingiifstico y retérico 71 “Escaneado con CamScanner j inherente a una oatructiars inice doterminada, Por gj, de las adicciones y en par’ Mea a ra seguir con |q Ciemptg ion previa) la anorexia, Au! 8) Serfa posible, a"S4meng investigacin, instruir al sistema para que opere avanza ae que se infieren como subyacentes a la Manifestacign lag leye® tales patologias (sintacticas, semanticas, Pragméticag ‘t al de fonémicas, organicas). En consecuencia, seria Posible ¢, 6Bicay un aparato lingiifstico ficticio que produzca Manifesta 01 milares a las de un paciente adicto, Inclusive este apartag ot garfa tal vez a generar un discurso literario que permitinn’® lle. un campo de investigacién y experimentacién al que poder denominar como el de los autématas poéticos. Por supu Tlamog tipo de investigacién puede tener valor tanto en e| came tal teorfa cuanto en el de la ensefianza, e inclusive en el de °° de la ca; pero ademas introduciria una cuestién: si bien log dine asf generados pueden diferir muy poco (cada vez menos ‘Ursos medida en que la investigacién permita perfeccionar e] sisten la del que desarrolla un paciente adicto, hay algo que los distings consistente en la subjetividad. Esta diferencia es correlativa ae otra:.la energia en juego en un caso corresponde a la materia vivat que se desliza hacia su propia extincién, mientras que en el case del autémata poético la fuerza impulsora pertenece al terreno de lo carente de vida, o al menos la materia inerte constituye una parte central en cuanto a la generaci6n, transmisién y acu- mulacion de dicha energia. Si hemos elegido este ejemplo es precisamente porque tal tipo de patologia adictiva se caracteriza por uta abolicién subjetiva que hace aparecer su presentacién como singularmente similar a la de un autémata poético. Con tales pacientes se presenta enton- ces una meta clinica: que la subjetivacién, abolida por la eficacia de cierta defensa, pueda desplegarse, gracias a una modificacién en el mecanismo dominante. Dicha meta, en cambio, no es perti- nente respecto del autémata poético, que como aparato por ahora se mantiene sélo en el campo que va de la ficcidn a la aspiracion cientifica. f Claro est4, para seguir avanzando resulta necesario explicitar nuestras hipotesis referidas al sujeto (y consiguientemente 4 la subjetividad), término al que hasta ahora aludimos sin mayor precisin, y que podemos considerar desde la perspectiva de los textos freudianos. Cabe destacar que Freud aborda la considera: cidn de esta categoria desde tres tcorias: la de la identificaci™ primaria (en Psicologia de las masas y andlisis del yo), 1a de 2 Ast ry Cione, 712 Escaneado con CamScanner Peete oposicién entre actividad y pasividad (en “Pulsiones y destinos de ulsién”) y la de la conciencia inicial (en el Proyecto). En este ca- pitulo habremos de exponer lo nuclear de la propuesta freudiana, ‘ que sera reconsiderada mas extensamente, junto con la de Lacan, en el capitulo 4. La teoria sobre el eje actividad-pasividad (Freud, 1915c) parte de la consideracién de la relacién entre pulsién, yo y objeto. La pulsién es siempre activa para lo animico, pasivo ante ella. El i] yo puede tramitar esta posicién pasiva al volverse activo ante un objeto. En tal caso el yo ocupa la posicién sujeto, activo respec- to del objeto en nombre de la pulsién. Si el yo no puede ser activo, cede la posicién sujeto a otro, ante el cual se ubica como objeto pasivo, y puede llegar eventualmente a identificarse defensiva- mente con ese sujeto descentrado del yo. La teoria sobre la identificacién primaria hace referencia (1921c) al nexo afectivo del yo con el modelo o ideal. Este nexo difiere de una relacién de objeto (ya que en este caso el yo desea solo tener al otro). En el vinculo con el ideal, el yo aspira a serlo. No es una relacién de objeto sino de sujeto del yo. Esta hipétesis hace referencia al sentimiento de sf que se obtiene como conse- cuencia del desarrollo de una identificacién primaria con un mo- delo. Es una hipétesis articulable con la antes descripta, ya que podriamos decir que no alcanza con la mera actividad para que el yo acceda a la posicién sujeto, sino que adem4s requiere de una identificacién con un modelo 0 ideal. En cuanto a la tercera teoria, parece reunir (Freud, 1950a) las dos ya expuestas pero en un nivel mas sofisticado, ligado con el despertar de lo animico cualitativo como algo diverso del reino de las cantidades pulsionales. Asi ocurre con el surgimiento de la conciencia inicial, que capta sdlo cualidades. Tal conciencia ini- cial es diferente de la conciencia secundaria, que se crea luego de constituido el mundo representacional. La teoria de la conciencia inicial se enlaza con la del sistema de la percepcién, que surge cumo efecto de la organizacién del sistema nervioso. Para Freud (1925a), percepcién y conciencia constituyen enti- dades diferentes, y al mismo tiempo inseparables. En principio, el sistema esta constituido por la percepcién, y la conciencia es slo un fenémeno. La conciencia sensorial es originaria y es un requisito para la inscripcién de huellas mnémicas, cuyo origen es perceptual. } , . La nocién de conciencia sensorial constituye una bisagra entre las hip6tesis neuroldgicas y:biolégicas por un lado, y, por el otro, 73 ‘Escaneado con CamScanner ica, En efecto, segtin la hipétesig conn aad eet contenido de concieng; "teu cual Cla) de ol Proyect®r el context de una teorfa que parta do} sun oD n nel origen hay 861 8 jo neuronas y cantidad. R| geste a n conJ 1 oigiibuido por Froud a un snjunto de neue as 4 conciencit © “on sensorial. A tra turalene fer en88 Se prope Ue tiene una func! objetivo yde naturaleza emporal, conse c e se distribuyen las energias m nde tes en el per! in temporal de los procesos Cuantitativos g rae. i a nervioso, de acuerdo con un Criterio, Pa. iste ioso, de 4 > Un inde ga por cl sistete las incitaciones mundanas y las que ¢jntite de ea cal es el fragmento objetivo del Proceso, Tig por el 3 i i ue la conciencia, como fenémen a e TEE Por lo tanto la conciencia Pertenece ait ail subjetividad. La percepcién queda entonces categoriza, ia como cualidad en la conciencia. ‘das 4 a Ahora bien, existen dos. conteni los de conciencia que corres. ponden a esta forma primordial de la cualificacién: IMPpresioneg sensoriales (ya mencionadas) y afectos, siendo estos tltimos l6gi- camente anteriores en cuanto a su aparicién en lo animico. [4 conciencia es pues anterior a la percepcién, dado que surge Por el registro cualitativo—como un afecto— enla serie Placer-displacer, que depende exclusivamente de las variaciones cuantitativas en el ello, Sélo después de generadas las zonas erégenas, y de logra- da la investidura de la periferia corporal, surge la posibilidad de que se origine un nuevo tipo de cualificacién, la ligada a la per- cepcién. La cualificacién de la sensorialidad D _Ensuma, la aparicién de un sujeto es coincidente con el surgi- miento de la conciencia como lugar de cualificacién, primero en términos de afectos yi. luego de impresiones sensoriales. Con la (oa, de la cualificacién de un sentimiento, a la que Freud 2 ‘enomina matiz o t i i subjetivadge no afectivo, comienza el proceso de ibid peel atecto Se constituye por una transmudacién de la carga, pereepeisn ae tS; esta constituido por tres elementos: des- : ‘a descarga matiz afectivo. Este tiltimo es el componente y z afectivo. Este w los otros dog femal dado a ue en ciertos afectos, como el dolor, I y faltan (Prev, 1oagdy pcesearga Y percepcién de la descarga) Que el matiz afectivo se constituya mo primera cualis. — Cualificacién existen diversos requisitos, referidos 74 Escaneado con CamScanner ala economia pulsional, a la estructura neuronal y ala naturale- za empatica de los vinculos originarios, que ahora no considera- 0s. Bastenos con decir que el matiz afectivo, como contenido de conciencia, inicia el camino de la distincién del yo respecto del ello al corresponder al surgimiento de la cualificacién como algo diverso de las relaciones puramente cuantitativas. El afecto apa- rece entonces como conciencia de la propia vitalidad pulsional y, simultdneamente, de la vitalidad de los interlocutores primordia- les. La constitucién de esta conciencia originaria ligada al sentir retine ademas las otras dos teorias de la subjetividad, ya que es consecuencia de un primer tipo de salida de la pasividad ante la pulsién y supone una forma primigenia de la identificacién pri- maria. Si el matiz afectivo no se constituye o no persiste, resulta amenazado el desarrollo de la subjetividad. El entorno del nifio tiene inicialmente la funcién de permitir el despliegue de esta subjetividad, concebida como proceso que co- mienza a desarrollarse con anterioridad a la constitucién de la sensorialidad, y que luego se ensambla con ella. A partir de este ensamble entre vida pulsional y cualificacion afectiva y sensorial puede comenzar a desarrollarse el conjunto de las inscripciones psiquicas, de las huellas mnémicas, en cuyo caso las diversas erogeneidades van adquiriendo su lenguaje, se crean su representatividad simbélica. En la constitucion de la subjetividad adquiere también eficacia la identificacién con el propio nombre y con el apellido, asi como la conquista de la inteleccién de los shifters, y en particular uno de ellos, correspon- diente a la primera persona del singular, tal como lo expondre- mos en el capitulo 8. .Cabe destacar que, con anterioridad al desarrollo de la cuali- ficacién sensorial, cuando el mundo perceptual tiene sélo un ca- racter ritmico y aparece como conjunto de perfodos, esto se tradu- ce animicamente como numero. Es posible que las matematicas (y en parte la musica y el ajedrez) sean un despliegue de la légica interna de esta primera formalizaci6n del mundo, anterior al de- sarrollo de la cualificacién. Pero volvamos al nucleo de nuestra argumentacién. Hemos establecido algunos nexos entre singularidad y subjetividad que en este punto se hacen evidentes: el camino de la singularizacién incluye el momento en que se decide el proceso de constitucién o no de la subjetividad, desde su origen en el surgimiento de la con- Ciencia inicial en ad er ste nexo permite inferir que en 715 ii i Escaneado con CamScanner sones (mds a menudo de lo sas ocasion es Tun dexenlace, la falta de waht eS) la singularizaciOn out iho extil representado en su dels ¢2iin por lo cual el PA tuyen un lenguaje de su erotismo, su® resiones no en un plagio, un discurso inconsistente, onc We resultan mas bit ‘imico abuilico, inerte, inherente a la qe" dor de un esti eonciencia del propio dolor. * alta de cualificacir suede describirse a sf mismo como un Zelig, ¢ _ El pac cil i abilica de la presentacién ajena, y una adhesivae’ Le ada al préjimo, carente de cualificacién afectiva, Preei a ' em éste es e] punto que antes foneideremos al aludir a log a tématas pocticos, y que ahora podemos enfocar desde la 6ptica de las investigaciones cuantitativas. En efecto, la estadistica puede poner en evidencia entonces un repertorio de recursos lingitistiegs ue, pese a su aparente riqueza expresiva, resulta no representatj. vo de la subjetividad de un paciente. Es necesario preguntarse en. tonces cuales son los criterios para no renunciar a la cuantificacién cuando se trata del estudiv de la subjetividad. Quiza corresponda realizar una sutilizacién de la observacién, poniendo de relieve ¢] valor de ciertas clases de sustantivos, adjetivos o verbos regentes (golpear, apegarse, dormir, contar) sobre el conjunto, a las que po- driamos incluir en un algoritmo. E] problema resulta complejo, ya que partimos no tanto de la consideracién de todo el material emergente en un mismo pie de igualdad, sino del privilegio de algunos de sus fragmentos como mas significativos que el resto. Asi podemos decir, extremando las cosas al maximo, que en algunas ocasiones el verbo dominante puede ser uno que aparece una sola vez en el discurso, 0 incluso que se esboza en el decir para luego quedar interferido y sustituido por una verborragia inconsistente, como si se tratara de enmen- dar una autodelacién. Lo que acabamos de exponer es valido tam- bién, por supuesto, para otras partes de la frase (sustantivos, ad- jetivos), cualquiera sea la funcién que tengan en ella. Esto hace més compleja la labor de cuantificacién al confrontar casos clini- cos, pero abre el camino para los estudios estadisticos centrados en las evoluciones clinicas singulares. El problema suele plantearse también en otro marco, referido a la clinica psicoanalitica, en el que un discurso inconsistente, resistencial, puede ser tomado por el analista como representati- vo de la subjetividad del paciente. Es habitual que entonces el ’ analista responda con una fascinacidn porque su clisé tedrico s° ‘a perfectamente a lo que escucha de su paciente. En tal caso numerosas 76 Papi silo Escaneado con CamScanner seda noico, 4 eae acompana de noticias, que el terapeuta recibe a través de terceros ye en un comienzo procura desdefiar), acerca del agravamiento ‘a un perverso) y analista una relacién confortable que se clinico del caso (mayor hipertensién, adiccién ma por ejemplo). Frases inconsistentes se articulan foam ‘esa nes clisé y con una vaga inquietud del analista respecto de la vacuidad del vinculo, que requiere de un interlocutor pertinente para transmudarse en preocupacién clinica y quiza también teéri- ca. Desde esta perspectiva podemos decir que el andlisis del analista, y sobre todo la supervisién clinica, aparecen como so- rtes de una politica epistemolégica que permita al terapeuta el rescate de su subjetividad y la de su paciente. Como se advierte, la consideracién de ciertos problemas psicopatolégicos y clinicos en el marco de la teoria psicoanalitica Ileva a que nos interroguemos acerca de sino habremos mantenido una postura cientifica y epistemoldgicamente ingenua al suponer que la subjetividad es un componente siempre presente en el pa- ciente, y sdlo es necesario detectar su modalidad singular. Puede ser, por el contrario, que el paciente responda masa las caracteristicas del sonambulismo o de quien no ha despertado de un estado hipnético, de lo cual derivan consecuencias referidas a las metas clinicas (por ejemplo, cémo hacer para que un paciente somnoliento despierte) y al campo de la investigacién, ya que este estado de sopor duradero puede quedar encubierto con una facha- da inconsistente. Esta argumentacién conduce a enfatizar tanto més el valor que puede tener, en el marco de una ciencia de la subjetividad y su patologia, el enfoque de diferentes estudios es- pecificos (cuantitativos, cualitativos 0 mixtos) desde la perspecti- va de un programa global de investigacion, observacién con la que nos introducimos en el cierre del capitulo. entre paciente (que puede plagiar a un histérico, a un para | { | | Las dons deracion pretenden poner ~ en evidencia que’ acta ol prose a acié n - le problemas porque debe ai Escaneado con CamScanner ign de la singularidad, pero p | cuenta la cuestion jue es necesario encarar gj , tT, tomarse en do més madi eter y su recuperacién en anne ma dela subjetividad re ativo de casos. La epistemolo, ‘ props, ii ro llamativame™ nabré de construirse a partir del estudic detens. | del psicoandlisis 0 adquisicién de conocimiento, sus Problemag y i do de sus a catar las cuestiones mas espinosas, sus formas de Cologia, desarrollada a partir de la meta | Esta epister oe tension fecunda con las de otr i puede alee o la fisica, aunque probablemente com : a. argumentative fe | ae vcatiweones psicoanaliticas en lag neuro. ear eae (neurosis, estructuras narcisistas no PSicéticas psicosis f © a reaaies tiene eficacia un universo Tepresentacionaj ee bren a su vez la posibilidad de establecer nexog con a otras disciplinas, desde la lingitistica ala antropo- | Jogiay la historia de la cultura. Ante estas disciplinas el psicoa- i nélisis no permanecié meramente en una postura receptiva sino e a su vez reelaboré los hallazgos recibidos para lograr una com- { wotibilidad interna con sus propios postulados, y al mismo tiempo 1 a este camino realiz6 aportes al estudio de tales otros campos 1 i del saber y la investigacin. ; En cuanto a las patologias caracterizadas i) subjetivacién, tan numerosas, y que abarca! } ‘or e] PSicologia, a8 Cienciag su densidag Por la ausencia dela n desde las neurosig téxicas (adicciones, afecciones psicosomaticas S, epilepsias, autismo) alas traumaticas, ademas de situaciones como Ja violencia crimi- nal, la promiscuidad y el incesto consumado, ponen en evidencia Ja eficacia de factores cuantitativos en que convergen una ensam- bladura pulsional y otra neuronal, junto con una estructura psicética. Por esta convergencia tan compleja de factores determi- nantes el psicoandlisis puede abrirse a los aportes de disciplinas | como la neurologia, la biologia, la fisica la economia, ademas de ‘as mencionadas poco mas arriba. También 1 go biologista io de placer, en lug: Supuestame Pane universo sim- | a psicoanalitica, mos pensar que el creador del psicoandli- or abrir para la nueva ciencia el cam- on la neurologia y la biologia. En este is inherente ala reflexién lem: Escaneado con CamScanner sentido podemos aco que plante6 el interrogante acerca de las diferentes posibilidades de reordenar los hallazgos aportados por esos otros campos problemAticos en el marco de la reflexion psicoanalitica, sin perder los criterios que son inherentes a nues- tras investigaciones y sin subordinarlas a las légicas internas aje- nas, con la consiguiente pérdida de la especificidad te6rica. Al respecto, cabe destacar que a menudo resulta una medida del valor de las hipotesis propias de una teorfa el hecho de que ermita realizar nuevos avances en la investigacién. Si la fecun- didad interna se vuelve un pardmetro central (no tanto por la cantidad de trabajos publicados, que pueden ser pura repeticién carente de novedad, cuanto por la apertura de otros horizontes conceptuales), entonces el discernimiento de un nuevo campo de jnvestigacién, como lo es el de las patologias de la subjetividad, asi como los hallazgos especificos correspondientes a este tipo de problema, pueden ser colocados como una buena prueba de la efi- cacia contenida en las propuestas teéricas de Freud y sus discipu- los mas creativos, que se desarrollan hasta el presente. ‘scaneado con CamScan

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