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1 La teologia de la liberacién: un aporte latinoamericano a la teologia Una de las palabras clave de nuestro tiempo es «libera- cién» porque condensa gran parte de las aspiraciones del hombre contemporaneo, especialmente en el tercer mundo. Alli es precisamente donde esa palabra ha sido puesta sobre el tapete por los movimientos de liberacién, para ser asumida luego en todos los niveles de lenguaje, aun el teolégico. El «hecho mayor» que cobra cada dia mas vigencia es el que numerosos cristianos, tedlogos, y aun las mismas iglesias en sus documentos oficiales, se comprometen con la liberacion del hombre y de los pueblos. La teologia, convertida (segiin luego explicitaremos) en reflexién critica de la praxis eclesial —y aun de la praxis his- térica a secas—, a la luz de la palabra de Dios, interpreta y asume ese hecho y el proceso de liberacién que est4 en ca- mino. De ahi nace en todas partes del mundo, en forma més o menos reflexiva, la «teologia de la liberacién». Es el primer gran aporte original del pensamiento teolégico latinoameri- cano a la iglesia, siendo asi que América latina es un conti- nente donde la fe Ileva siglos de existencia. La teologia de la 14 La teologia de la liberacién: un aporte latinoamericano liberacién parece ser, segin tedlogos europeos, «la primera gran corriente teolégica moderna nacida fuera de Europa» 1. La circunstancia histérica latinoamericana es tinica: pues somos el tinico grupo de naciones del tercer mundo que es globalmente cristiano y el tnico grupo de naciones cristia- nas que pertenece al tercer mundo. Por ello la toma de con- ciencia de la situacién de subdesarrollo y dependencia reper- cute aqui necesariamente sobre la praxis y la inteligencia de la fe. Y, viceversa, el reconocimiento por la iglesia de que «la lucha por la justicia y la participacién en la transforma- cién del mundo» es una «dimensién constitutiva de la pre- dicacién del evangelio» (Tercer sinodo, Justicia en el mundo, n. 6), se hace mas acuciante en nuestra situacién de injusticia y de «prenuncios en la dolorosa gestacién de una nueva civi- lizacién» (Conferencia episcopal de Medellin, Introduccién). La teologia de la liberacién es la reflexion de fe que asume criticamente ese cambio histérico con toda su riqueza y sus ambigiiedades. No es sino el momento teolégico de la nueva experiencia que hace la fe cristiana al asumir desde el evan- gelio la transformacién del mundo en una situacién de de- pendencia. En el presente capitulo resefiaré primeramente el surgi- miento de la teologia de la liberacién, para luego describir alguna de sus caracteristicas fundamentales. En los siguientes tocaré, en una perspectiva critica, pero en simpatia con la teologia de la liberacién, dos problemas que son basicos para 1. Asi se expresan V. Cosmao y Fr. Malley en Foi chrétienne et changement social en Amérique latine: Foi et Développement 1 (1972), 3. Sobre la teologia de la liberacién cf. el mimero 96 de Concilium (1974), dedicado a ese tema. Amplias bibliografias ofrecen: Fr. Malley, Libération. Mouvements, analyses, recherches, théologies, Paris 1974; Fe cristiana y cambio social en América latina. Encuentro de El Es- corial 1972, Salamanca 1973, 393-414; F. P. Vanderhoff, Bibliography: latin American theology of liberation, Ottawa 1972; R. Valenzuela, De la dependencia a la teologia de la liberacién, Cuernavaca, CIDOC, Doc. I - I, 73-386; R. Vekemans, Desarrollo y revolucidn, iglesia y liberacion. Bibliografia, Barcelona 1972. La teologia de la liberacién: un aporte latinoamericano 15 su recta comprensién, a saber, el de su relacidn con las ideolo- gias, especialmente con las ideologias de liberacién, y el del lenguaje teolégico que emplea, en cuanto surgido de la pra- xis y a ella orientado. Luego, en el capitulo cuarto, esbozaré criticamente algunas lineas-fuerza que actualmente se estén dando en dicho movimiento teolégico. Dicho sea de paso: hablo de «movimiento», porque no se trata de una escuela teolégica, sino de una corriente de pensamiento que a su vez admite dentro de si varias vertientes distintas, las cuales, sin embargo, tienen un espiritu comin, a pesar de sus diferencias, a veces bien profundas ?. 1. Surgimiento de la teologia de la liberacién > En la década del 50, hasta mediados de la del 60, se hablaba en América latina ante todo de «desarrollo». La teo- logia asumié ese lenguaje, como lo habfa hecho la teologia europea, y se planted la tarea de pensar también entre noso- tros una teologia del desarrollo, entendido como lo iba a com- prender la Populorum progressio (1967) como desarrollo in- tegral. De ese modo el lenguaje del desarrollo se liberaba de identificarse con la ideologia «desarrollistay y apuntaba a lo que hoy se intenta decir con el término «liberacién integral». Sin embargo, no atendia a lo propio de la situacién real de América latina, sino que pensaba a ésta sobre todo desde la pauta dada por otras situaciones (de los «paises desarrolla- dos») y por la concepcién de un progreso rectilineo de la historia, sin rupturas. 2. Cf. lo afirmado por el Equipo de reflexién teolégico-pastoral del CELAM en Proposiciones sobre teologia de la liberacién: Nuevo Mundo (Caracas) 57 (1974) 178-181. 3. Acerca del surgimiento de la teologia de la liberacién cf. G. Gutiérrez, Teologia de la liberacidn. Perspectivas, Salamanca 1972, 113 s. y H. Assmann, Teologia desde la praxis de liberacién, Sala- manca 1973, 27 s. | 16 La teologia de la liberacién: un aporte latinoamericano Pero, frente al fracaso de la alianza para el progreso y de varias tentativas «desarrollistas» (reformistas y modernizan- tes) en distintos paises, se produce en América latina un tri- ple hecho: 1) las ciencias sociales latinoamericanas elaboran, desde nuevas teorias de la dependencia, * una nueva interpre- tacién del subdesarrollo latinoamericano: lo consideran no co- mo estadio atrasado del capitalismo desarrollado, sino como su consecuencia, es decir, como capitalismo dependiente. Se trataria del «subproducto del desarrollo capitalista de la so- ciedad occidental, considerada como centro del sistema» (cf. el aporte del episcopado peruano al tercer sinodo, agosto 1971) *; 2) en diversos paises, parte considerable del pueblo cristiano toma viva conciencia no sélo de su situacién, sino también de las causas de ésta, asumiendo por consiguiente una actitud de lucha por su liberacién y de ruptura de la de- pendencia que ata la periferia (incluida América latina) a los centros hegeménicos de poder; 3) eso provoca una «fecunda interaccién» entre la fe y dichas interpretacién, opcién y toma de conciencia. Esa interaccién nace de la convergencia entre el movimiento de apertura de la fe al mundo y al hombre de hoy, que parte del concilio, y, por otro lado, la aguda percep- 4. Segtin lo dice el equipo de reflexién teoldégico-pastoral del CELAM, (Cf. J. c.) se ha de distinguir el hecho de la dependencia de las teorias (jen plural!) elaboradas por las ciencias sociales para dar ra- z6n de ella. También se puntualiza alli que no todas las teorias de la dependencia son de origen marxista. La incidencia de esas teorias en la refiexi6n y accién cristianas estuvo principalmente en hacer tomar conciencia del cardcter global y estructural del hecho de la depen- dencia, aunque —segiin las distintas teorias— desde marcos distintos de interpretacién. Con todo no se debe acentuar de tal modo la globalidad de la dependencia que no se reconozca el proceso de liberacién y creacién de cultura que ya se ha ido dando en nuestra historia. Sobre ese particular cf. ciertas afirmaciones de A. Salazar Bondy en Filosofia de la dominacién y filosofia de la liberacién: Stromata 29 (1973) 393-397 y mis criticas a su posicién, Ibid., 440. 5. En el capitulo quinto hablaremos detalladamente de ese docu- mento, publicado en Actualidad Pastoral (noviembre 1971) 243-247. La teologia de la liberacién: un aporte latinoamericano 17 cién de que ese hombre en América latina esta oprimido y que su mundo es un mundo conflictivo en proceso de libe- racién. De esa interacci6n nace como acto segundo una teologia nueva. Pues la teologia, que histéricamente se habia auto- comprendido como sabiduria y como ciencia, ahora sin dejar estas dimensiones, comienza a comprenderse como «reflexién critica de la praxis hist6rica a la luz de la palabra» de Dios °% Pero como en América latina esa praxis es praxis de libera- cién, la reflexién que la discierne y critica a la luz del evange- lio y que relee a éste desde una tal situacién histérica, se constituye como «teologia de la liberacién». Teologia que no nace en las celdas monacales ni en los claustros universitarios, sino en medio de la accidn historica. Surge de la praxis de un pueblo cristiano que lucha por decir su propia palabra y ser sujeto de su propia historia. Pero esa historia es historia de salvacién, y esa palabra es también palabra de fe, es decir, prerreflexivamente teoldgica 7. 6. Asi la caracteriza G. Gutiérrez, 0. c., p. 38. Sobre el método de esta obra cf. J. van Nieuwenhove, La théologie de la libération de G. Gutiérrez. Reflexion sur son projet théologique: Lumen Vitae 28 (1973) 200-234. Sobre el método de la teologia de la liberacién en general cf. ademas R. Vidales, Método en la teologia de la Liberacién. El acontecimiento como lugar teolégico: Christus (México) 456, 28-32; Id. Cuestiones en torno al método en la teologia de la liberacidn: Ser- vicio de Documentacién MIEC-JECI (1974); E. Dussel, Teologia de la liberacién y ética. Caminos de liberaci6n latinoamericana I, Buenos Aires 1974, 165-221; Id Método para una filosofia de la liberacién Salamanca 1974. 7. En el comentario citado en la nota 1 dicen V. Cosmao y Fr. Malley: «La “teologia de la liberacién”, sean cuales fueren sus ambigiiedades y sus riesgos, aparece ya desde ahora como uno de los grandes movimientos teolégicos de la historia del cristianismo: un pueblo se reconoce en un lenguaje que reinterpreta y reexpresa su fer. 2 18 La teologia de la liberacién: un aporte latinoamericano 2. Una nueva perspectiva teolégica Hay tedlogos conspicuos que a pesar de ello afirman que la teologia de la liberacién es un subcapitulo de la teologia, como podrian ser, v.g., una teologia de la politica o de cual- quier otra de las realidades terrestres. Estimo que se trata precisamente de todo lo contrario, es decir, de un nuevo plan- teamiento global del quehacer teolégico (que explicita, sin embargo, algo tradicional en la iglesia). Pues no se trata sélo de reflexionar, a la luz de la fe, acerca de la praxis de libera- cién histéricamente situada, sino también desde esa praxis, que es ella misma praxis de fe. Esa teologia no es fruto del trabajo académico de tedlogos aislados. Cuando hemos habla- do de «praxis de liberacién» y de la «fe como praxis» nos hemos referido a la praxis del pueblo de Dios, y no sélo a la del tedlogo. Este no es sino el intérprete reflexivo y critico de aquél. Al ser asumido el lenguaje de liberacién por la teologia, éste comienza a moverse en tres niveles de significacién e interpretacién §: 1) en el nivel politico, en cuanto se refiere a la liberacién de nuestros pueblos oprimidos por el imperia- lismo, o de sectores sociales oprimidos por otros sectores, que obran como gerentes de aquél; 2) en el nivel de la interpre- tacién global de la historia, concibiéndola como el proceso de la liberacién del hombre, que esta ahora por dar un nuevo paso cualitativo en nuestra América; 3) en el nivel teolégico, ya que a la luz de la fe se comprende esa historia como his- toria de salvacién, y por tanto, como historia de la liberacién del pecado considerado integralmente, aun en sus consecuen- cias estructurales: sociales, politicas, juridicas, culturales, eco- nomicas, etc. La teologia reasume facilmente el lenguaje de liberacién, pues se trata de un lenguaje biblico, que antes de su laicizacién en la filosoffa, en las ciencias sociales 0 en 8. G. Gutiérrez, o. c., p. 67 s. Gutiérrez caracteriza luego el segundo nivel como el de la utopia, cf. Ibid., p. 309 s. La teologia de la liberacién: un aporte latinoamericano 19 los movimientos de liberacién nacional, habia nacido de la fe. Pero al reasumirlo lo libera de toda Optica reduccionista, re- firiéndose asi a la liberacién integral. Dicha liberacién de todo reduccionismo y univocismo abre el lenguaje de liberacién a la trascendencia escatolégica del «ya, pero todavia no» y a la libertad del discernimiento, sin vaciarlo de su situacionalidad histérica y de su eficacia practica. Para comprender lo nuevo del quehacer teoldgico latinoa- mericano trataremos de desglosar brevemente otras de sus caracteristicas fundamentales: 1) su punto de partida; 2) la tuptura epistemolégica que implica; 3) los nuevos caminos hermenéuticos que intenta. 3. Punto de partida A primera vista se podria pensar que el punto de partida de la reflexién teolégica que analizamos es la praxis de libera- cién, en la que el cristianismo latinoamericano descubre una nueva manera de ser cristiano. Esto es verdad: sin embargo estimo que hay que radicalizar el planteamiento. Pues dicha praxis ya es una respuesta que supone una palabra interpe- lante; es un compromiso que de alguna manera responde a una «pro-missio». ;De dénde le surge al pueblo de Dios lati- noamericano la exigencia de un tal compromiso? Desde el pobre. Esa palabra cuestionante (que para la fe no es sino encarnacién de la Palabra) lo interpela desde el pobre, el mismo pueblo oprimido, las clases explotadas, en cuyo cla- mor, a veces mudo, pero histéricamente bien determinado, el creyente escucha la palabra de Dios hecha historia. La opcion cristiana por el pobre y oprimido es la res- puesta a dicha palabra oida en la fe, pero a través de una determinada interpretacién histérica y socioanalitica de la tal pobreza y opresién. Por ello dicho compromiso de liberacién no sélo comprende al pobre en forma individual e interper- sonal, sino también estructuralmente, como miembro de un pueblo dependiente y de una clase explotada por un sistema injusto. 20 La teologia de la liberacién: un aporte latinoamericano Es asi como la efectividad de la caridad operante hace acceder al cristiano a una praxis cualitativamente distinta, es decir, la praxis de liberacién. Esta no implica sélo la denuncia prdctica del pecado personal y el anuncio eficaz de la conversién individual, sino también el cuestionamiento y rechazo radicales del pecado estructural, es decir, de la estructuracién injusta del mundo latinoamericano en sus dimensiones politica, social, econémica y cultural, y asimismo su transformacién global y urgente —su conversién— para acceder asi a un hombre, una socie- dad y una cultura cualitativamente nuevos. Tanto a causa de la radicalidad de ese rechazo cuanto por el cardcter estruc- tural y global de esa transformacién, la praxis de fe que los tealiza y la experiencia e inteligencia de la fe que desde di- cha praxis brotan no pueden ser sino cualitativamente nuevas en la fidelidad a la misma fe de siempre. Dicha praxis cualitativamente distinta es una praxis poli- tica y revolucionaria. Estas dos iltimas palabras no deben sin embargo ser mal interpretadas en forma reductiva: politica no quiere decir politica partidista; revolucién no es sinénimo de violencia. La praxis de liberacién es politica y revolucio- naria porque tiende, segin decfamos, a la transformacién global y urgente de la estructuracién injusta del mundo lati- noamericano. Lo politico se descubre entonces como una di- mensién de toda actividad humana. Lo revolucionario se da en la ruptura con el proyecto histérico de dependencia en todas sus dimensiones, y en la apertura creadora hacia un hombre, sociedad y cultura cualitativamente nuevos. A ellos se apunta por rechazos y gestos positivos casi proféticos: simbélicos, pero eficaces; eficaces, pero también simbdlicos. La teologia de la liberacién: un aporte latinoamericano 21 4. Conversién pascual y ruptura epistemoldégica Al cuestionamiento y rechazo radicales del orden social vi- gente en América latina y de la racionalidad que lo funda- menta y justifica, corresponde una ruptura epistemolégica tam- bién en el modo de hacer teologia. Pero esa ruptura corresponde también a una muerte pas- cual atin mas profunda: a un salto cualitativo en la experien- cia de la fe y, por consiguiente, en la praxis pastoral que nace de esa experiencia de fe. Mas como la fe en Cristo es nece- sariamente siempre la misma y necesariamente fiel a si misma, la crisis y purificaci6n que dicho salto implica sdlo se puede comparar —en el nivel de experiencia espiritual— a la noche del espiritu en la descripcién que san Juan de la Cruz hace del itinerario personal de la fe. En este momento en América latina dicha noche se est4 viviendo, pero no a nivel indivi- dual y en la celda de un conyento, sino eclesialmente y en la praxis de liberaci6n con todas sus implicancias politicas. Por ello el cristiano puede sentirse a veces como pobre y huérfa- no, ya que los simbolos y categorias teolégicas que le servian para expresar su fe estan como pasando por una noche que parece dejarlo desprovisto para expresar su nueva experiencia. Sin embargo ese mismo paso por la noche hace que estos signos cristianos se relean a la luz de un nuevo dia, con un sentido nuevo, desde la nueva perspectiva abierta por la pra- xis de liberaci6n. No por casualidad el actual presidente del CELAM, Eduardo Pironio, habla de la iglesia latinoamericana como de una iglesia pascual °. 9. Cf. Escritos pastorales, Madrid 1973. Sobre esa nueva expe- riencia espiritual cf. también: S. Galilea, La liberacién como en- cuentro de la politica y la contemplacién: Concilium 96 (1974) pp. 313-327; R. Mufioz, Dos experiencias tipicas de las comunidades cristianas latinoamericanas comprometidas en el movimiento de libe- racion: Ibid., pp. 431-439; G. Gutiérrez, Evangelio y praxis de libe- racién, en Fe cristiana y cambio social en América latina, pp. 231- 245: alli emplea la expresién: contemplativus in actione politica, de la que haremos mencién en seguida. En ese mismo volumen ver tam- 22 La teologia de la liberacién: un aporte latinoamericano Esa comprensién global e histérica del conflicto gracia- pecado y del misterio pascual, hace que la teologia de la li- beracién aborde preferentemente temas pascuales como son, por ejemplo, los del éxodo y del hombre nuevo ™. Pues la liberacién de Israel incluye la liberacién politica, pero no se reduce a ella y el hombre nuevo recreado a imagen de Cristo no es un hombre meramente interior sino total y social. Para expresar dicha nueva experiencia vivida en la radica- lidad que le dan la fe y la situacién conflictiva latinoameri- cana, nuevamente podriamos recurrir a la herencia ibérica, tan propia de América latina, y caracterizarla con Gustavo Gutiérrez en lenguaje ignaciano: se trataria de una contem- platio in actione politica. Contemplacién que se da, no mera- mente en la accién expresamente apostdlica, sino en la accién secular de un mundo ya adulto que vive un proceso revolu- cionario. El vuelco cualitativo al que nos referimos mds arriba ha- ce que se comprenda de manera distinta la praxis pastoral y misionera de la iglesia. La evangelizacién practicada en una situacién de injusticia y dependencia se convierte en una evan- gelizacién liberadora 4. Asi es como, por un lado, se purifica bién el comentario al seminario dirigido por mi, redactado por F. Ur- bina, en especial, p. 365 s. 10. El ntimero 1 del afio 1971 de la Revista Biblica est4 inte- gramente dedicado al tema éxodo-liberacién, y el ntimero 1 de 1974, de la misma revista, al tema del hombre nuevo. Las rafces biblicas del tema de la liberacién las hace notar M. E. Pironio en Teologia de la liberacién, Buenos Aires 1970. Otros estudios biblicos que lle- gan a conclusiones divergentes entre si son: S. Ruiz, Teologia biblica de la liberacién: Misiones extranjeras 22-23 (1974) pp. 467-504, y J. Mejia, La liberacién. Aspectos biblicos y evaluacién critica: Teo- logia 10 (1972-1973) 25-61. 11. Sobre evangelizacién liberadora cf. L. Gera, La iglesia frente a la situacién de dependencia, en L. Gera-A. Biintig-O. Catena, Teo- logia, pastoral y dependencia, Buenos Aires 1974, p. 32 ss. Cf. tam- bién el fasciculo 135 (1974) de la Revista Eclesidstica Brasileira, dedicado a la «evangelizacao libertadora». Alli ver especialmente E. Hoornaert, A evangelizacao segundo o tradicao guadalupana, 524- 455 (Recogido en Panorama de la teologia latinoamericana III, Sala- manca 1976). La teologia de la liberacién: un aporte latinoamericano 23 el mensaje cristiano del uso ideolégico que le truncaba su di- mensi6n histérica y critica, y lo reducia al 4mbito de lo me- Tamente interior, individual y privado, o a un nivel de ex- presién abstracta, genérica, atemporal y no comprometida; y, por otro lado, se descubren sus implicancias histéricas y poli- ticas concretas, que apuntan a la liberacién integral en Cristo, dentro de la tensién escatolégica del «ya, pero todavia no». Pues la liberacién integral no se agota en las liberaciones histéricas, pero las incluye. De esa nueva praxis cristiana estA naciendo una nueva inteligencia de la fe, una teologia desde una perspectiva dis- tinta: la teologia de la liberacién. Esta es radicalmente pobre. Lo es no sdlo porque su punto de partida la lleva a solidari- zarse con el pobre, ni slo por la provisoriedad que le da su cardcter no académico de reflexidn critica de la praxis, sino especialmente por la pobreza que surge de la desnudez de una fe que pone en cuestién un mundo rico de categorias y conceptualizaciones teolégicas para des-ideologizarlas en me- dio de un proceso de liberacién. Una teologia que nazca de la praxis entrafia una doble ruptura epistemoldégica. Por un lado, implica ruptura el hecho mismo de que el pensamiento teolégico pase por el compro- miso histdrico del tedlogo: la transformacién del mundo y de si mismo. Y por otro, el que se ponga humildemente a la es- cucha del pueblo de Dios, que es el sujeto comunitario de esa praxis liberadora y de la nueva inteligencia de la fe que ella implica. El teélogo tiene una funcién profética cuando expresa reflexiva y criticamente la creatividad teolégica del pueblo cristiano latinoamericano. De ahi la importancia teo- légica que tiene en nuestro continente el discernimiento de lo que ha sido Ilamado

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