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DEL ASESINATO CONSIDERADO COMO UNA DE LAS BELLAS ARTES $F» famoso libro de Tomas de , Quincey es al mismo tiempo una obra de critica y una obra histérica. Si estuviera dividi- do en varias partes, éstas po- drian titularse: 1.* Del asesi- nato en la antigtiedad, 2.* Es- B pejo de asesino. 3.* Manual del perfecto asesino. Pero el autor, x 2 : que como buen inglés “caréce “* qé-savoty Faire, ha preterido mezclarlo tode en un farrago-de datos, de opi- niones, de himnas.termmentotas y Ge fronlas: Es- tas ultimas son las que mas han Visto Tos Técto- res, a pesar de ser las menos numerosas. Tomas de Quincey no empleo el tono irénico sino para escapar a la censura, En el fondo, su admirable alma de tierna crueldad era incapaz de burlarse 7 E. GOMEZ CARRILLO de un verdadero artista en crimenes. Asi, des- pues de haber analizado con sonrisas secas algu- nas «pufialadas groseras» de malhechores sin sa- gacidad y sin experiencia, y casi todos los ase- sinatos hist6ricos, no puede menos de ponerse serio al contar las hazafias de su favorito, el famoso John Williams, creador impecable de la muerte. Lo que podemos Hamar fa parte histérica es la menos importante en la obra que analizamos. El erudito Tomas de Quincey, que a los quince afios componia odas en griego y que a los veinte habia leido todos los libros antiguos, no encontr6, en los siglos pasados, ningun asesino digno de rivalizar con su admirable John. Tomds de Quin- cey dice: «La historia de estos sicarios es cosa perfectamente magnifica. El tinico caso que se haya presentado de un ejército regular de asesi- nos, es el de ellos. Liegaron a ser tan numerosos en el desierto, que Festo tuvo que atacarlos con las legiones romanas. Una batalla se did. Los si- -carios murieron. jCuadro sublime!» Hablando del Viejo de la montafia, dice: «Era un artista tan fervoroso que, cuando en cierta ocasion uno de ‘sus favoritos atento humildemente cortra su vida, mostrése tan satisfecho que a pesar de la traicién 9 £., GOMEZ CARRILLO creole duque en el acto, y le dié una pensién para. tres generaciones.» Los asesinatos politicos parécenle sublimes por lo que tienen de peligrosos para el artista que los ejecuta. La lista antigua esta lena de nombres ilustres: tres Enriques de Francia; un Guillermo de Orange; el duque de Buckingham; Gustavo Adolfo; Wallenstein; etc. Después de citar estos nombres, de Quincey exclama: «jOh, gloriosa pléyade de asesinados! La admiracién crece de punto si se considera que esta brillante constela- cion de manifestaciones artisticas, que compren- de tres majestades, tres altezas serenisimas y una excelencia, se verificaron en un lapso cortisimo de tiempo: de 1588 a 1685.» El asesinato que mas le entusiasma de los siete de la brillante constelacién, es el del rey de Suecia, que, sin embargo, es el unico que: no esta probado. «Harte—dice—hace mal en du-- dar. Fué asesinado, y yo considero este asesi- nato como un caso tinico por su superior cali- dad; porque fué llevado a cabo en pleno dia, en el campo de batalla, caracteres que no se en- cuentran en ninguna otra de las obras de que yo me acuerdo. Concebir la idea de un asesinato secreto por un motivo secreto, como un mintscu- lo paréntesis en la gran frase de matanzas de la. batalla, hace pensar en sutiles artificios de Ham- let; y es una tragedia dentro de la tragedia. Este, como los otros seis asesinatos, pueden ser estu- diados con provecho por los aficionados inteligen- 10 PRIMEROS ESTUDIOS COSMOPOLITA& tes. Son modelos ejemplares, patrones acabados.: Muchos grandes fildsofos estuvieron a punto de ser asesinados. A la edad de treinta y seis afios, Descartes fleté6 en Hamburgo un buque, y se em- barcé en él con objeto de hacer un viaje de estu- dio. Al cabo de poco tiempo descubrio que su tri- pulacién se componia de bandidos que, creyén- dole incapaz de comprender una palabra de ale- man, discutian en su presencia los detalles de su asesinato. Descartes, a pesar de tener grandisi- mo miedo, ptisose de pie, trocé la placidez habi- tual de su rostro por un aire feroz, requirié la es- pada, y dijo a sus marineros que iba al puntoa atravesarlos si no se arrodillaban ante é1, lo que hicieron intimidados por la sorpresa. Spinosa, a pesar de lo que en general se cree, murio asesinado. He aqui la historia de su muer- te misteriosa, segtin uno de sus biégrafos: «El médico, venido de Amsterdam, orden6 al ama que matase un gallo viejo y que hiciese un caldo para el fildsofo. Este bebié el caldo y comid un trozo de gallo viejo con buen apetito a eso de las once y media del dia. A las doce, como era domingo, el ama y su marido fuéronse al templo a hacer sus devociones y dejaron al fil6sofo encerrado con el médico. Al volver del sermén supieron con sorpresa que Spinosa habia expirado a las tres de la tarde en presencia de aquel facultativo que regresoé en seguida a Amsterdam sin cuidarse para nada del cadaver, pero no sin apropiarse el dinero y un cuchillo con pufio de plata, que 11 GOMEZ CARRILLO era todolo que habia en el cuarto mortuorio.» Hobbes asegura en sus Memorias que «se en- contré tres veces a punto de ser muerto de muer- te violenta». Malebranche fué muerto por un fa- moso prelado. ¢Asesinado?... No. El obispo irlan- dés Berkeley le hizo una visita, y discutiendo con €l lleg6 a exasperarlo de tal modo, que, por la tar- de, presa de fuerte fiebre, tuvo el fildsofo que me- terse en la cama. Por la noche murio. Kant se sal- v6 milagrosamente de un pufial, pues dando un pa- seo por el campo lleg6 a un punto en donde otro ser acababa de ser asesinado. Si hubiese salido de su casa un cuarto de hora antes, la pufialada hubiérale tocado indefectiblemente. El asesino no tenia, seguramente, preferencias, y lo unico que queria era matar a alguien. Los poetas, y muy especialmente Milton y Sha- kespeare, antojansele a Tomas de Quincey aficio- nados al asesinato. Milton, ya lo hemos visto, hermosea con una mancha de ptirpura el fratrici- dio inicial dela Humanidad. En cuanto a Shakes- peare, no hay mas que recordar sus matanzas de Duncan, Banquo, Gloucester, etc. El siglo xvi fué completamente estéril en obras de artistas asesinos, El xvi también. El asesinato como arte, como una de las bellas artes, no fué cultivado fervorosamente sino en el x1x. Después de referir la muerte de Abel, de Quincey escribe las siguientes lineas, que nos servirdn para poner ‘fin a esta parte historica, la menos importante de ‘su trabajo: 12 PRIMEROS ESTUDIOS COSMOPOLITAS «Una vez los origenes del arte asi establecidos, es en verdad lamentable ver como se adormecié sin hacer progreso ninguno en las edades siguien- tes. En efecto: voy a verme obligado a dejar a un Jado todos los asesinatos profanos o santos como jndignos de ocupar vuestra atencién. La Grecia misma, en el siglo de Pericles, no nos produjo ninguna bella obra, o al menos no dejé de ella traza alguna. Roma fué muy poco original en las. artes todas para hacer en ésta algo nuevo. La lengua latina no tiene una palabra que se adapte al acto. ¢Como se dice el hombre fué asesinado? Inter fectus est, interemptus est, lo que no indica sino un homicidio, por lo cual la latinidad cristia- na de la Edad Media tuvo que introducir una pa- jabra: Murdratus est, dice el mas sublime dialec- to de los tiempos géticos. Al mismo tiempo la es- cuela judia de asesinatos guardaba incélume el arte y lo inculcaba poco a poco en el Occidente. Volviendo a la antigiiedad clasica, no puedo: menos de pensar en que Catilina, Clodio y algu- nos otros, habrian sido artistas de primer orden. Es lastima que la afectacién de Cicerén haya pri- vado a su patria de algunas bellas obras. Como tipo de asesinado, nadie mejor que este retérico. jOh, Gemini! j|Cémo hubiera aullado de terror si hubiese sentido a un artista debajo de su cama! Y estoy convencido de que hubiera preferido lo utile de arrastrarse por una cloaca, a lo hones- tum de hacer frente al audaz asesino.» Tal es la historia del crimen artistico. 13. B, GOMEZ CARRILLO If Veamos ahora un ejemplo admirable de artista de crimenes. Tomas de Quincey le consagra la mitad por lo menos de su célebre obra. Se llamé John Williams, y fué algo asi como el Homero de su arte. Los Tropman y los Vacher son, cincuen- ta o sesenta afios mds tarde, sus mds admirables discipulos. Rival suyo nadie lo fué ni podra serlo, como nadie jamas se creera digno de compartir la gloria del cantor de la J/iada. Era A no ser porque desde un principio me propuse no buscar fuera del libro mismo de Quincey ejem- pio ninguno, seriame facil, encontrandome en este sitio, probar que su método es perfecto desde un punto de vista cientifico. Los asesinos que han. ensayado sistemas nuevos, no han hecho sino obras de escaso mérito. Los que han seguido es- crupulosamente la clasica tradicién, en cambio, han obrado de manera admirable. Dos casos de actualidad quiero no mas indicar: el primero es el 2 EB. GOMEZ CARRILLO cuddruple asesinato cometido hace apenas dos me- ses por el campesino francés Brierre. Sometién- dose a la ley von varietur de romper primero et crdneo y de degollar en seguida, este artista maté asus cuatro hijos con una admirable maestria. El segundo caso es la tentativa del «simpatico» Edward Smith Guilmour, inglés de origen, que, olvidando las sanas tradiciones, quiso usar ar- mas perfeccionadas, bolas de acero, sacos de arena, pinzas finisimas, y que no consiguié ma- tar ni aun a una pobre mujer a quien sorprendié dormida. Ambos casos merecen ser meditados. por los que estudian el arte escabroso de Wil- liams y de Tropman. En suma, el verdadero arte del asesino se redu~ ce a ejecutar el martillazo en la cabeza y la cuchi- llada en el cuello, como el arte del maestro de armas esta en las ocho paradas y sus respuestas. Buenos 0 malos, todos hacen lo mismo. jPero con cudnta facilidad se nota la diferencia entre la obra de un trabajador genial y lade un aficiona- do sin talento! Hablando de un asesinato a la ma- nera de Williams, de Quincey exclama, cual si se tratase de un cuadro: «jVil plagio de ideas ajenas! Su estilo es duro, como el de Alberto Durero, y grosero como el de Fuseli.» Mas lejos, refiriéndo- se a otro artista malo, compara su manera a la de Thurtell. ¢Quién es Thurtell? Un aficionado que dejé dos © tres proyectos de asesinato muy sabiamente: compuestos. Uno de ellos es

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