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CAPITULO SEIS La Realpolitik se vuelve contra si misma La Realpolitik, una politica exterior basada en célculos de poder y en el interés nacional, redundé en la unificacién de Alemania. Y la unificacién de Alemania provocé que la Realpolitik se volviera contra si misma, dando lugar a lo contrario de lo que se habia propuesto. Porque la practica de la Realpolitik evita carreras armamentistas y guerras sélo si los principales actores de un sistema internacional son libres de adaptar sus relaciones de acuerdo con circunstancias cambiantes, o si los modera un sistema de valores compartidos, 0 ambas cosas. Después de su unificacién, Alemania se convirtié en el pais mis fuerte del continente, y fae aumentando su fuerza con cada decenio, revolucionando asi la diplomacia europea. Desde el nacimiento del moderno sistema de Estados en tiempos de Richelieu, las potencias situadas en los extremos de Europa, Gran Bretafia, Francia y Rusia, habian estado ejerciendo presion sobre el centro. Ahora, por primera vez, el centro de Europa era suficientemente poderoso para presionar a la periferia. ,Cémo reaccionaria el continente ante este nuevo gigante situado en Centroeuropa? La geografia habia creado un problema insoluble. Segiin todas las tradiciones de la Realpolitik, era probable que surgieran coaliciones europeas para contener el crecimiento de Alemania, la potencia que se perfilaba como predominante, Como Alemania esta en el centro del continente, se hallaba en constante peligro de padecer lo que Bismarck Ilamé «le cauchemar des coalitions: la pesadilla de las coaliciones hostiles que la rodearan. Pero si Alemania trataba de protegerse simultaneamente contra una coalicién de todos sus vecinos, del este y del oeste, éstos se verian amenazados individualmente, y acelerarian la formacién de coaliciones. Ciertamente, las profecias que se realizan por si mismas Ilegaron a formar parte del sistema internacional. Lo que atin era Hamado el nuevo orden de Europa estaba en realidad dividido por dos conjuntos de enfrentamientos: la enemistad entre Francia y Alemania y la creciente hostilidad entre el Imperio austrohiingaro y el ruso. En cuanto a Francia y Alemania, la magnitud de la victoria de Prusia en la guerra de 1870 habia suscitado un permanente deseo francés de revanche, y la anexién de Alsacia-Lorena por parte de Alemania dio a ese resentimiento un punto de atencién tangible. El resentimiento pronto se mezclé con el temor cuando los gobernantes franceses empezaron a sentir que la guerra de 1870-1871 habia marcado el fin de la época del predominio francés y un cambio irreversible en la alineacién de fuerzas. Ya no era aplicable el sistema de Richelieu, de enfrentar a los diversos Estados alemanes en una fragmentada Europa central, Francia, indecisa entre el recuerdo y la ambicién, sublimé sus frustraciones durante casi cincuenta afios en el propésito obsesivo de recuperar Alsacia-Lorena, sin considerar nunca que, si triunfaba en tal empefio, no haria mas que salvar el orgullo francés sin alterar la subyacente realidad estratégica. Por si misma, Francia ya no era lo bastante fuerte para contener a Alemania. En adelante, siempre necesitaria aliados para defenderse. Por la misma razén, Francia fue permanentemente una aliada potencial de cualquier enemigo de Alemania, limitando asi la flexibilidad de la diplomacia alemana ¢ intensificando toda crisis en que aquélla se viera envuelta. El segundo cisma europeo, entre el Imperio austro-hiingaro y Rusia, también fue resultado de la unificacién alemana. Tras ser nombrado Ministerprasident en 1862, Bismarck habia pedido al embajador austriaco que transmitiera a su emperador la asombrosa proposicién de que Austria, capital del antiguo Sacro Imperio romano-germénico, desplazara su centro de gravedad de Viena a Budapest. Al embajador le parecié tan ridicula esta idea que, en su informe a Viena, la atribuyé a agotamiento nervioso de Bismarck. Y sin embargo, una vez. derrotada en la lucha por la hegemonia en Alemania, Austria no tuvo mas remedio que actuar siguiendo la sugerencia de Bismarck. Budapest Hegé a ser socio equivalente, a veces predominante, en la recién creada doble monarquia. Tras ser expulsado de Alemania, el nuevo Imperio austro-hiingaro no tuvo por dénde extenderse, salvo en los Baleanes. Como Austria no habia participado en el colonialismo de ultramar, sus gobernantes habian Ilegado a la conclusién de que los Balcanes, con su poblacién eslava, eran el blanco natural de sus ambiciones geopoliticas... aunque sdlo fuera para seguir el rumbo de las otras grandes potencias. Pero semejante politica implicaba un conflicto con Rusia. EI sentido comin tenfa que haber advertido a los gobernantes austriacos que no provocaran a los nacionalistas balcdnicos, ni que convirtieran a Rusia en su enemigo permanente. Pero el sentido comin no abundaba en Viena, y menos atin en Budapest. Prevalecié el nacionalismo patriotero exaltado. El gabinete de Viena continué con la misma inercia en el interior (con accesos de histeria en politica exterior) que lo habia aislado progresivamente desde la época de Metternich. Alemania no veia ningin interés nacional en los Balcanes. Pero si estaba enormemente interesada en la conservacién del Imperio austro-himgaro, pues el desplome de la doble monarquia hubiera amenazado con anular toda la politica germanica de Bismarck. El segmento catélico germanoparlante del Imperio habria tratado de unirse a Alemania, poniendo en peligro la hegemonia de la Prusia protestante, por la que Bismarck habia luchado con tanta tenacidad. La desintegracién del Imperio austriaco hubicra dejado a Alemania sin ningiin aliado de confianza. Por otra parte, aunque Bismarck deseara conservar Austria, no tenia deseos de desafiar a Rusia. Fue un dilema que logré disimular durante décadas, pero nunca lo superé por completo. Para colmo de males, el Imperio otomano era victima de una lenta desintegracién que creaba frecuentes choques entre las grandes potencias por el reparto de su botin. Bismarck dijo una vez que, en una combinacion de cinco jugadores, siempre es deseable estar del lado de los que son tres. Pero dado que, de las cinco grandes potencias (Inglaterra, Francia, Rusia, Austria y Alemania), Francia era hostil; Gran Bretafia inalcanzable por su politica de «espléndido aislamiento», y Rusia ambivalente por su conflicto con Austria, Alemania necesitaba una alianza con Rusia y a la vez con Austria, para formar esa agrupacién de tres. Sélo un estadista que poseyera la fuerza de voluntad y la habilidad de Bismarck podria haber concebido tan dificil acto de equilibrio, De este modo, la relacién entre Alemania y Rusia fue la clave para la paz de Europa. Una vez que Rusia entré en la escena internacional adquirié, con asombrosa rapidez, una posicién predominante. En la Paz de Westfalia de 1648, Rusia atin no parecia tener suficiente importancia para estar representada. Sin embargo, desde 1750 Rusia participé activamente en toda guerra europea de consideracién. A mediados del siglo XVIII, Rusia ya inspiraba una cierta inquietud entre los observadores occidentales. En 1762 informé el chargé d'affaires francés en San Petersburgo: Si no se frena la ambicién de Rusia, sus efectos podrian ser nefastos para las potencias vecinas [...] Yo sé que el grado de poder de Rusia no debe medirse por su expansién, y que su dominio de los territorios del Este es mas un fantasma impresionante que una fuente de auténtica fuerza. Pero también sospecho que una nacién que es capaz de desafiar la inclemencia de las estaciones mejor que ninguna otra, por el rigor de su clima natural, que esta acostumbrada a la obediencia servil, que necesita poco para vivir y que, por tanto, es capaz de entablar una guerra a bajo costo [...] semejante nacién, sospecho, probablemente prevalecera [...]". Cuando se celebré el Congreso de Viena, Rusia ya era el pais més poderoso del continente. A mediados del siglo XX habia alcanzado la categoria de superpotencia, y sélo habia dos, antes de entrar en crisis casi cuarenta afios después y perder, en cuestion de meses, muchas de las enormes ganancias logradas en los dos siglos anteriores. El cardcter absoluto del poder del zar permitia a los gobernantes rusos dirigir su politica exterior de manera arbitraria y, a la vez, idiosincrasica. En un periodo de seis afios, entre 1756 y 1762, Rusia entré en la Guerra de los Siete Afios como aliada de Austria ¢ invadié Prusia, se alié con Prusia al morir la emperatriz Isabel, en enero de 1762, y luego se declaré neutral cuando Catalina Ja Grande derrocé a su marido en junio de 1762. Cincuenta afios después, Metternich manifesté que el zar Alejandro I nunca habia tenido un ideario que durara mAs de cinco afios. El consejero de Metternich, Friedrich von Gentz, describié asi la posicién del zar: «Ninguno de los obstaculos que detienen y frustran a los otros soberanos, como la autoridad dividida, las formas constitucionales, la opinién piblica, etc., existe para el emperador de Rusia. Lo que suefia por la noche puede realizarlo por la mafiana.»" La paradoja fue el rasgo mas caracteristico de Rusia. Siempre entraba en guerra y se extendia en todas direcciones, sin embargo se sentia permanentemente amenazada, Cuantas mis lenguas se hablaban en el Imperio, mas vulnerable se sentia Rusia, en parte por su necesidad de aislar de sus vecinos a las diversas nacionalidades. Para sostener su gobierno y superar las tensiones que habia entre las diversas poblaciones del Imperio, todos los gobernantes de Rusia recurrieron al mito de alguna gran amenaza extranjera que, con el tiempo, se convertia en otra de esas profecias cumplidas, y que condenaron la estabilidad de Europa. Conforme Rusia se extendia desde los alrededores de Moscti hacia el centro de Europa, las costas del Pacifico y el Asia central, lo que habia comenzado como una busqueda de seguridad se convirtié en expansion por si misma. El historiador ruso Vasili Kliuchevsky describié asi este proceso: «{...] estas guerras, de origen defensivo, imperceptible e involuntariamente por parte de los politicos moscovitas se volvieron guerras de agresién: una continuacién directa de la politica unificadora de la antigua dinastia [preRomanov], una lucha por territorio ruso que nunca habia pertenecido al Estado moscovitay™, Poco a poco Rusia se convirtié en una amenaza tan grande para el equilibrio del poder en Europa como para la soberania de sus vecinos. Por mucho territorio que dominara, Rusia seguia empujando inexorablemente sus limites hacia el exterior. Esto comenzé esencialmente como una motivacion defensiva, como cuando el principe Potemkin (mas conocido por colocar unas aldeas falsas a lo largo del camino de la zarina) pidié arrancar a Crimea de Turquia en 1776, por el razonable motivo de que esto mejoraria la capacidad de Rusia para defender sus dominios. Sin embargo, en 1864, la seguridad era sinénimo de expansién continua, El canciller Aleksandr Gorchikov definié la expansién de Rusia por Asia central como una obligacién permanente de pacificar su periferia dejéndose Ievar por el simple impulso: La situacién de Rusia en el Asia central es similar a la de todos los Estados civilizados que entran en contacto con tribus némadas semibarbaras, carentes de firme organizacién social. En tales casos, los intereses de la seguridad fronteriza y las relaciones comerciales siempre exigen que el Estado més civilizado tenga cierta autoridad sobre sus vecinos [...] Por consiguiente, el Estado debe tomar una determinacién, o bien abandonar este continuo esfuerzo y condenar sus fronteras a una inquietud constante [...] 0 bien avanzar mas y més hacia el corazén de las tierras salvajes [...] donde la mayor dificultad consiste en poder parar™. Muchos historiadores recordaron este pasaje cuando la Unidn Soviética invadié Afganistan en 1979. Paraddjicamente, también es verdad que durante los ultimos doscientos afios el equilibrio europeo del poder fue conservado en varias ocasiones por los esfuerzos y el heroismo de Rusia. Sin Rusia, es casi seguro que Napoleén y Hitler habrian logrado establecer imperios universales. Rusia, como Jano, fue al mismo tiempo una amenaza al equilibrio del poder y uno de sus componentes claves, esencial para el equilibrio pero no elemento completo de él. Durante gran parte de su historia, Rusia s6lo acepté los limites que le fueron impuestos por el mundo exterior de mala gana. Sin embargo, hubo periodos, especialmente los cuarenta afios que siguieron a las guerras napoleénicas, en que Rusia no aprovecho su enorme poderio y en cambio se dedicé a proteger los valores conservadores en la Europa central y occidental. Aun cuando Rusia buscaba la legitimidad, sus actitudes eran mucho mas mesidnicas y, por tanto, imperialistas, que las de las otras cortes conservadoras. Mientras que los conservadores de la Europa occidental se definian por sus filosofias de moderacién, los gobernantes rusos se alistaban al servicio de verdaderas cruzadas. Como no existia en realidad ningtin desafio a la legitimidad de los zares, éstos tenian una limitada comprensién de los movimientos republicanos, aparte de considerarlos inmorales. Fueron los promotores de la unidad de los valores conservadores, al menos hasta la guerra de Crimea, pero también estuvieron dispuestos a aprovechar su legitimidad para aumentar su propia influencia, lo que le valié a Nicolas I el apodo de «gendarme de Europa». En la clispide de la Santa Alianza, Friedrich von Gentz escribié acerca de Alejandro I: El emperador Alejandro, pese a todo el celo y entusiasmo que constantemente ha mostrado por la Gran Alianza, es el soberano que mAs facilmente podria prescindir de ella [...] Para él, la Gran Alianza sélo es un instrumento con el que ejerce su influencia en asuntos generales, que es uno de los principales objetos de su ambicién [...] Su interés en la conservacién del sistema no es, como el de Austria, Prusia o Inglaterra, un interés basado en la necesidad o el temor; es un interés libre y calculado que Alejandro puede abandonar en cuanto otro sistema le oftezca mayores ventajas™ Como los norteamericanos, también los rusos consideraban que su sociedad era excepcional. La expansién de Rusia por Asia central, poblada tnicamente por sociedades némadas o feudales, tuvo muchas similitudes con la expansién de los Estados Unidos hacia el oeste, y la justificacién de Rusia, de acuerdo con la anterior cita de Gorchakoy, fue paralela al modo en que los norteamericanos explicaron su propio «destino manifiesto», Pero cuanto mas se acercaba Rusia a la India mas despertaba la desconfianza briténica hasta que, en la segunda parte del siglo XIX, la expansién rusa por el centro de Asia, en contraste con la marcha de los Estados Unidos hacia el oeste, se convirtié enun problema de politica exterior. La facilidad de penetracién de cada pais fue uno de los pocos rasgos comunes del excepcionalismo ruso y el norteamericano. El sentido de unicidad norteamericano se basaba en el concepto de libertad; el de Rusia surgié de la experiencia de un sufrimiento comin. Todo el mundo podia compartir los valores norteamericanos; los de Rusia eran privativos de la nacién rusa, con exclusién de casi todos sus sibditos no rusos. El excepcionalismo norteamericano provocé un aislacionismo que se alternaba con ocasionales cruzadas morales; el de Rusia evoco un cierto sentido de misién que a menudo lo condujo a aventuras militares. EI publicista nacionalista ruso Mijail Katkov definié del siguiente modo la diferencia entre los valores occidentales y los rusos: [...] alld todo se basa en relaciones contractuales y aqui todo se basa en la fe; este contraste fue originalmente determinado por la posicién que la Iglesia adopts en el Oeste y la que adopté en el Este. Allé existe una doble autoridad basica; aqui una autoridad™. Los escritores e intelectuales nacionalistas rusos y paneslavos atribuyeron, invariablemente, el supuesto altruismo de la nacién rusa a su fe ortodoxa. El gran novelista y apasionado nacionalista Fedor Dostoievski interpreté el altruismo ruso como una obligacién de liberar a los pueblos eslavos de todo régimen extranjero, incluso desafiando la oposicién de toda la Europa occidental si era necesario. Durante la campafia rusa de 1877 en los Balcanes, Dostoievski escribié: Preguntad al pueblo, preguntad al soldado: por qué se han levantado? {Por qué van a la guerra y qué esperan de ella? Os dirdn, como un solo hombre, que van para servir a Cristo y para liberar a sus hermanos oprimidos [...] Velaremos por su armonia mutua y protegeremos su libertad e independencia, asi fuese contra toda Europa". En contraste con los Estados de la Europa occidental, a los que simulténeamente admiraba, despreciaba y envidiaba, Rusia no se consideraba una nacién sino una causa, mis alla de la geopolitica, impelida por la fe y unida por las armas. Dostoievski no limité cl papel de Rusia a liberar a sus camaradas eslavos ¢ incluyé velar por su armonia, empresa social que ficilmente podria convertirse en dominacién, Para Katkov, Rusia era la Tercera Roma: El zar ruso es mas que el heredero de sus antepasados, es el sucesor de los césares de la Roma de Oriente, de los organizadores de la Iglesia y de sus concilios, que establecieron el credo mismo de la fe cristiana. Con la caida de Bizancio surgié Moscu, y comenzé la grandeza de Rusia. Después de la Revolucién, ese apasionado sentido de misién seria recogido por Ia Internacional comunista. La paradoja de la historia rusa se encuentra en la continua ambivalencia entre el impulso mesidnico y un omnipresente sentido de inseguridad. En su aberracién Ultima, esta ambivalencia provocé el temor de que, a menos que el Imperio se extendiera, se desintegraria. Asi, cuando Rusia actué como primer motor en el desmembramiento de Polonia, en parte lo hizo por razones de seguridad y en parte por conseguir un engrandecimiento al estilo de! siglo XVIII. Un siglo después, esa conquista habia cobrado sentido por si misma. En 1869, Rostislav Andreievich Fadeyev, funcionario paneslavista, escribié en su influyente ensayo «Opinién sobre la cuestién de Oriente» que Rusia debia continuar su marcha hacia Occidente para proteger sus conquistas: EI historico avance de Rusia, del Dniéper al Vistula [el reparto de Polonia], fue una declaracién de guerra a Europa, que habia irrumpido en una parte del continente que no le pertenecia, Ahora, Rusia se encuentra en medio de las lineas enemigas. Esa situacién solo es temporal: 0 bien rechazara al enemigo, o abandonara la posicién [...] Deberd extender su hegemonfa al Adriatico, o retirarse de nuevo mas alla del Dniéper [.... El andlisis de Fadeyev no fue muy distinto del de George Kennan, realizado desde el lado opuesto de la linea divisoria, en su articulo sobre las causas de la conducta soviética. En él, Kennan predijo que si la Unién Soviética no lograba extenderse sufriria una crisis y se desplomaria”. La elevada opinién que Rusia tenia de si misma fue rara vez compartida por el mundo exterior. Pese a sus extraordinarias realizaciones en literatura y en misica, Rusia nunca parecié el mismo tipo de iman cultural para los pueblos conquistados como lo fueron las metrépolis de algunos otros imperios coloniales. El Imperio ruso tampoco fue visto antes como modelo, ni por otras sociedades ni por sus propios stibditos. Para el mundo exterior, Rusia era una fuerza elemental, una presencia misteriosa y expansionista, a la que se debia temer y contener, ya fuese gandndosela o mediante confrontacién. Metternich habia intentado ganarsela y, durante una generacién, su éxito fue casi total. Pero después de la unificacién de Alemania e Italia, las grandes causas ideoldgicas de la primera mitad del siglo XIX habian perdido su fuerza unificadora. El nacionalismo y el republicanismo revolucionario ya no parecian amenazas contra el orden europeo. Y cuando el nacionalismo se convirtié en el principio organizador prevaleciente, las coronas de Prusia, Rusia y Austria tuvieron cada vez menos necesidad de unirse en defensa comin de la legitimidad. Metternich habia logrado establecer una aproximacién de gobierno curopeo porque los gobernantes de Europa consideraron que su unidad ideolégica era un dique indispensable contra la revolucién. Pero en la década de 1870-1879 o bien habia cesado el miedo a la revolucién o los gobernantes pensaron que podian derrotarla sin ayuda exterior. Para entonces, habian transcurrido ya dos generaciones desde la ejecucién de Luis XVI; las revoluciones liberales de 1848 habian sido contenidas; y Francia, aunque era una repiblica, habia perdido su celo proselitista. Ya ningiin lazo ideolégico comin contendria el conflicto cada vez mas enconado entre Rusia y Austria por los Balcanes, o entre Alemania y Francia por Alsacia-Lorena. Cuando las grandes potencias se miraban unas a otras, ya no veian a sus asociadas en una causa comin, sino a unos rivales peligrosos y hasta mortales. El enfrentamiento se impuso como el método diplomatico habitual. En un periodo anterior, Gran Bretaiia habia contribuido a la moderacién, actuando como guardian del equilibrio europeo. Aun ahora, de todos los principales paises curopeos, sélo Gran Bretafia se encontraba en posicién de continuar una diplomacia de equilibrio del poder, libre de animosidades irreconciliables para con alguna otra potencia. Pero Gran Bretafia se habia confundido sobre lo que constituia la amenaza central, y no volveria a reorientarse en varias décadas. E| equilibrio del poder del sistema de Viena, con el que estaba familiarizada Gran Bretaiia, se habia alterado radicalmente. La Alemania unificada estaba reuniendo la fuerza necesaria para dominar por si sola toda Europa, hecho al que Gran Bretafia siempre se habia opuesto en el pasado, cuando se hacia por medio de conquistas. Sin embargo, la mayoria de los gobernantes britnicos, con excepcién de Disraeli, no vieron una raz6n para oponerse al proceso de consolidacién nacional en la Europa central, que los estadistas britanicos habian considerado con beneplacito durante décadas, especialmente cuando su culminacién era resultado de una guerra en que Francia habia sido, técnicamente, la agresora. Desde que Canning aparté a Gran Bretafia del sistema de Metternich, cuarenta afios antes, la politica britanica de «espléndido aislamiento» le habia permitido desempefiar el papel de protector del equilibrio, en gran parte porque ningin pais era capaz de dominar por si solo el continente. Después de la unificacién, Alemania fue adquiriendo progresivamente esa capacidad, y, de manera un tanto engafiosa, lo hizo desarrollando su propio territorio nacional, y no mediante conquistas. El estilo de Gran Bretafia consistia en intervenir sélo cuando ya se hubiese atacado el equilibrio del poder, y no ante la perspectiva de un ataque. Como se necesitarian varias décadas para que se hiciera explicita la amenaza alemana al equilibrio europeo, las preocupaciones de la politica exterior de Gran Bretafia durante el resto del siglo se centraron en Francia, cuyas ambiciones coloniales chocaban con las suyas, especialmente en Egipto, y en el avance de Rusia hacia el estrecho de los Dardanelos, Persia, la India y después hacia China. Todas estas cuestiones eran coloniales. Respecto a la diplomacia europea que originé las crisis y las guerras del siglo XX, Gran Bretafia siguié practicando su politica de «espléndido aislamiento». Por todo lo anterior, Bismarck fue la figura dominante de la diplomacia europea hasta que fue destituido en 1890. Deseaba la paz para el recién creado Imperio alemén, y no queria fricciones con ninguna otra nacién. Pero, a falta de lazos morales entre los Estados europeos, se enfrentaba a una tarea herctilea. Estaba obligado a mantener a Rusia y a la vez a Austria fuera del bando de Francia, su enemiga. Esto exigia impedir que Austria desafiara los legitimos objetivos rusos, y lograr que Rusia no socavara el Imperio austro-hingaro. Necesitaba buenas relaciones con Rusia sin echarse encima el antagonismo de Gran Bretafia, que miraba con desconfianza los designios rusos sobre Constantinopla y la India. Ni siquiera un genio como Bismarck habria podido efectuar indefinidamente tan precario acto de malabarismo; las tensiones cada vez més intensas del sistema internacional estaban volviéndose incontrolables. No obstante, en los casi veinte afios en que Bismarck goberné Alemania, practicé la Realpolitik que habia predicado con tanta moderacién y sutileza que el equilibrio del poder nunca se rompié. El objetivo de Bismarck era no dar a otra potencia, salvo a la irreconciliable Francia, ninguna causa para entrar en una alianza dirigida contra Alemania. Bismarck, que profesaba que la Alemania unificada ya se habia «saciado» y que no tenia mas ambiciones territoriales, traté de apaciguar a Rusia convenciéndola de que Alemania no tenia interés en los Baleanes, dado que esa regién, afirmé, no valia los huesos de un solo granadero de Pomerania. Pensando en Gran Bretafia, Bismarck no lanzé en el continente ningiin desafio que pudiese motivar la preocupacién britinica por el equilibrio, y mantuvo a Alemania fuera de la conquista colonial. «Aqui esté Rusia, aqui est4 Francia, y aqui estamos nosotros, en el centro. Ese es mi mapa de Africa», fue la respuesta de Bismarck a un partidario del colonialismo aleman; pero la politica interior lo obligaria, mas adelante, a modificar esta actitud. Sin embargo, no bastaba con apaciguar a los demas; lo que Alemania necesitaba era una alianza con Rusia y a la vez con Austria, por muy improbable que pareciera a primera vista. Bismarck, no obstante, logré forjar esa alianza en 1873, la primera de las Ilamadas «Ligas de los Tres Emperadores». Al proclamar la unidad de las tres cortes conservadoras, se asemejaba mucho a la Santa Alianza de Metternich. ;Se habia enamorado stibitamente Bismarck de aquel sistema de Metternich, que él pugnara tanto por destruir? Los tiempos eran otros, en gran parte como resultado de los triunfos de Bismarck. Aunque Alemania, Rusia y Austria se comprometieran, muy a la manera de Metternich, a colaborar en la represin de las tendencias subversivas en sus propios dominios, una aversién comin a la politica radical no habria podido mantener unidas a las Cortes de Oriente, ante todo, porque cada una confiaba ya en que los trastornos internos podrian reprimirse sin ayuda del exterior. Ademas, Bismarck habia perdido sus intachables credenciales legitimistas. Aunque no se hubiera hecho publica su correspondencia con Gerlach (véase el capitulo cinco), su actitud subyacente ya era del dominio publico. Como partidario de la Realpolitik durante toda su carrera publica, no podia hacer creible una sibita devocién por la legitimidad. La rivalidad geopolitica cada ‘vez mas enconada entre Rusia y Austria Ileg6 a trascender la unidad de los monarcas conservadores. Cada uno buscaba en los Balcanes los restos del decadente Imperio otomano. El paneslavismo y el anticuado expansionismo contribuian a impulsar una politica rusa de aventurerismo en los Balcanes. EI simple miedo estaba originando actitudes semejantes en el Imperio austro-hingaro. Asi, aunque sobre el papel el emperador de Alemania fuera aliado de los conservadores monarcas de Rusia y de Austria, en realidad estos dos hermanos se miraban con odio. El problema de cémo tratar a dos asociados que se veian uno al otro como amenazas mortales estaba destinado a obstaculizar el sistema de alianzas de Bismarck durante el resto de sus dias. La primera Liga de los Tres Emperadores ensefié a Bismarck que ya no podria controlar las fuerzas que habia desencadenado con s6lo apelar a los principios internos de Austria y de Rusia. En adelante, trataria de manipularlas subrayando la fuerza y el interés propios. Ante todo, dos acontecimientos demostraron que la Realpolitik se habia convertido en la tendencia dominante de la época. El primero ocurrié en 1875, en forma de seudocrisis, una artificial psicosis de guerra desatada por el editorial de un importante periddico alemin cuyo provocativo titular rezaba: «Es inminente la guerra?» Este editorial se escribié como reaccién a un aumento de los gastos militares y a la compra de gran niimero de caballos por parte del ejército de Francia. Bismarck bien habria podido inspirar esta psicosis de guerra, aunque sin intentar ir mis lejos, pues no hubo una parcial movilizacién alemana ni amenazadores traslados de tropas. Enfrentarse a una amenaza inexistente es una manera ficil de fortalecer la situacién de un pais. Una habil diplomacia francesa creé la impresion de que Alemania estaba plancando lanzar un ataque preventivo. El Ministerio de Asuntos Exteriores francés publicé un relato en que se decia que el zar Ie habia indicado al embajador francés que apoyaria a Francia cn un conflicto franco-aleman. Gran Bretafia, siempre temerosa de que una sola potencia dominara Europa, empez6 a agitarse. El primer ministro Disraeli dio instrucciones a su ministro de Exteriores, lord Derby, para que hablara con el canciller ruso, Gorchakov, con el designio de intimidar a Berlin: Mi propia impresion es que deberiamos hacer algin movimiento concertado para conservar la paz de Europa, como lo hizo Pam [lord Palmerston] cuando desconcerté a Francia y expulsé a los egipcios de Siria. Podria haber una alianza entre Rusia y nosotros con este propésito especial; y tal vez podria invitarse a Italia y a otras potencias, como Austria [...]. El hecho de que Disraeli pudiese insinuar una alianza anglo-rusa aun desconfiando profundamente de las ambiciones imperiales rusas, muestra que tomaba muy en serio la perspectiva de una dominacién alemana en la Europa occidental. La psicosis de guerra ces6 con tanta rapidez como habia estallado, por lo cual no se pusieron a prueba los planes de Disraeli. Aunque Bismarck no conocié los detalles de la maniobra briténica, era demasiado astuto para no haber intuido la subyacente preocupacién de los ingleses. Como lo ha demostrado George Kennan‘, esta crisis fue mucho menor de lo que la publicidad la hizo parecer. Bismarck no tenia la menor intencién de entrar en guerra tan poco tiempo después de haber humillado a Francia, aunque no le disgustara la idea de haber dejado a Francia con la impresion de que volveria a hacerlo si lo obligaban. El zar Alejandro II no estaba dispuesto a ofrecer garantias a una Francia republicana, aunque no le molestaria dar a Bismarck la impresién de que existia tal opcién'®. De este modo, Disraeli estaba reaccionando a lo que s6lo era una quimera. Sin embargo, la combinacién de inquietud briténica, maniobras francesa y ambivalencia rusa convencié a Bismarck de que slo una politica activa podria impedir la formacién de la coalicién que, una generacién después, se convertiria en la Triple Entente, dirigida contra Alemania. La segunda crisis si fue real. Surgié de otra alarma en los Balcanes, y demostré que ni los lazos filoséficos ni los ideolégicos podian mantener unida a la Liga de los Tres Emperadores ante el choque de los intereses nacionales basicos. Como puso en evidencia el conflicto que a la postre arruinaria el orden europeo de Bismarck y llevaria a Europa a la Primera Guerra Mundial, la trataremos aqui con cierto detalle. La cuestién de Oriente, aletargada desde la guerra de Crimea, volvié a dominar el panorama internacional en la primera serie de complicadisimos embrollos que, al avanzar el siglo, se volverian tan estereotipados como las obras del teatro japonés kabuki. Cualquier hecho casi accidental desencadenaria una crisis; Rusia amenazaria y Gran Bretafia enviaria a la Marina Real. Luego, Rusia ocuparia alguna parte de los Balcanes otomanos como rehén. Gran Bretafia amenazaria con declarar la guerra, y comenzarian entonces las negociaciones en las que Rusia moderaria sus exigencias, y en ese momento desapareceria el embrollo. En 1876, los biilgaros, que durante siglos habian vivido bajo el dominio turco, se rebelaron, y se les unieron otros pueblos balcanicos. Turquia respondié con una terrible y brutal represién y Rusia, dejandose Ilevar por sus sentimientos paneslavos, amenazé con intervenir. En Londres, la respuesta de Rusia hizo que se alzara de nuevo el tan familiar espectro del dominio ruso en el estrecho de los Dardanelos. Desde los tiempos de Canning, los estadistas britanicos habian observado la maxima de que, si Rusia controlaba los Dardanelos, también dominaria el Mediterraneo oriental y Oriente Préximo, amenazando asi la posicién de Gran Bretafia en Egipto. Por tanto, segtin la tradicional sabiduria britinica, habia que apoyar al Imperio otomano, por muy decrépito ¢ inhumano que fuese, y aun a riesgo de entablar una guerra con Rusia. Esta situacién puso a Bismarck en un grave dilema. Un avance ruso capaz de provocar la reacci6n militar britanica probablemente haria que también Austria entrase en liza. Si Alemania se veia obligada a elegir entre Austria y Rusia, se vendria abajo la politica exterior de Bismarck, junto con la Liga de los Tres Emperadores. Pasara lo que pasase, Bismarck corria el riesgo de contrariar a Austria o a Rusia y, muy posiblemente, de incurrir en la ira de todos si adoptaba una actitud neutral. «En el caso de diferencias de opinién entre Austria y Rusia —dijo Bismarck ante el Reichstag en 1878—, siempre hemos evitado formar una mayoria de dos contra uno, tomando el bando de una de [las] partes [...].» Esa moderacién era tipica de Bismarck, aunque también definiria un dilema creciente conforme avanzaba la crisis. El primer paso de Bismarck fue tratar de estrechar los lazos de unién de la Liga de los Tres Emperadores, intentando crear una posicién comtn. A comienzos de 1876, la Liga de los Tres Emperadores redact6 el llamado Memorandum de Berlin, en el que advertia a Turquia que cesara la represin. Parecia implicar que, dadas ciertas condiciones, Rusia podria intervenir en los Balcanes en favor del nuevo orden de Europa, asi como los congresos de Verona, Laibach y Troppau, obra de Metternich, habian designado a alguna potencia europea para que aplicara sus decisiones. Pero habia una diferencia enorme entre emprender dicha accién en aquellos tiempos y en la nueva coyuntura. En la época de Metternich, Castlereagh era el ministro britinico de Exteriores y habia visto con buenos ojos la intervencién de la Santa Alianza, aunque Gran Bretafia se hubiese negado a participar en ella. Pero en la nueva situacién el primer ministro Disraeli considerd el Memorandum de Berlin como el primer paso para desmantelar el Imperio otomano con exclusién de Gran Bretafia. Esto se asemejaba demasiado a esa hegemonia europea a la que Gran Bretafia se habia opuesto durante siglos. Quejandose ante Shuvalov, embajador ruso en Londres, Disraeli dij » Le escribié a su habitual

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