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de las fuerzas productivas ¢s un factor de cambio y de desarrollo y, en corsecuencia, es posible que ca a situaci6n de dependencia haya desarrollo, én espe- cial en Ia etapa de la Satemacionalizatén del merca do interno. SOCIOLOGIA LATINOAMERICANA por Juan Francisco Marsal Formas de historiarla, No son escasas las obras dedi- ‘cadas a extudiar la cvoiucién de Ia sociologia latinos- ‘mericana y abundantes las que se han ocupado de la historia de diversas sociologias de las nacioncs latinoa- mericanas. Con las primeras se puede intentar una asificacién tipolégica En primer lugar estin as historias progresistas que hhacen culminar la sociologia Iatinoamericana con la sociologia universitaria o de citedra. La més caracte- ristica es Ia obra de Alfredo Povifia, Historia de la sociologia letinoamericana (Fondo Gultura Bcondmi- ca, México, 1941) pare quien las etapas son el “rea- listo social” sociologis positivista y la “Sociologia cn las universidades™, La otra version de historia progresista lo constituye La sociologie en la América Latina (Eudeba, Buenos Aires, 1964), de Gino Ger- mani, también tripartita, pero con el fltim término colocado de otra manera. Las dos primeras fases ="Presociolégica” y “Jniversitaria o de Gatedra” culminan en una etapa final de “recepeién de la s0- ciologia cientifica”. La forma mis reciente de historiar la sociolog{a la- tinoamericana es la que ba dominado en el XI Con- ‘eso Latinoamericano de Sociologia celebrado en Gosta Rica: La sociologia es estudiada en conexién con la historia social y politica de latinoamérica y, fen sus formas més radicales, como parte del sistema productivo, Eliseo Verin, por ejemplo, en su ponen- ia (Imperialismo, lucha de clases y conocimiento, 25 afiot de sociologia en Argentina) distingue entre ‘una etapa premodern, otra de institucionalizacién © cientifismo y otra actual de erisis y diversificacion. (Delich, por otro lado, ha insistido en que estos os de sere no se eteyen y sguen corte eo, El racioralismo social. La historia del pensamiento social latinoamericano es, por un lado, la historia de una serie de recepciones y un esfuerzo por la ori inalidad, por otra. Las ideas sociales del periodo ‘colonial se sittian, desde luego, entre las de recepei lo que Ratil Orgaz llamé la “refracci6n de la cultu- a europea”. Propiamente lo que hubo en el periodo colonial fue filosoffa moral. Aunque los historiadores berales del siglo pasado sean los principales culpables de lo mal que te conoze lo que sucedié dentro de las ‘colonias espafiolas en América, parece evidente que 206 ‘en las universidades coloniales pretominé el escolasti- cismo que ni en Io social ni en lo politico desarrolld sistemas auténomos. Era un esfuerzo filos6fico por ‘encontrar una explicacion religios: del mundo. ‘Tampoco hay que exagerar los cambios que aporté Ja independencia en este terreno. En el racionalismo social postrevolucionario se puedea distinguir dos co- rientes. Una os el racionalismo tradicionalista conti- uador de la escoléstica y otro es el racionalismo ilustrado o russcauniano. Todo este tipo de pensa- miento en realidad puede caber dentro de la casilla de “reflexiones racionales sobre lo social”. Los “realistas sociales”. La realidad social y politica de los paises hispanoamericanos tras Ia independen- cia fue may distinta de como la Inbian imaginado las, elucubraciones racionalistas de los ideblogos de las ites criollas. La anarquia subsiguiente, la aparicion, de los caudillos y las luchas civiles que desgarraron a latinoamérice durante le primera mitad del siglo XIX evaron a sus élites a buscar luz en otras doctrinas europeas distintas del “‘utopismo de los Hustrados”. Nuevas corrientes intelectuales entonees fueron absor- bidas por los idedlogos criotlos: el sansimonismo, el historicismo, los eclécticos. En Argentina, por ejem- plo, Ia llamada “gencracién del 37” (Echeverria, Alberdi y Sarmiento) fue de “realistas sociales”. Lo fue como Mora, en México, Lastarria en.Chile, Saco ‘en Cuba, Arosamena en Panamé, etc. Es interesante notar que los realistas sociales fueron los primeros ‘en hacer hincapié en la necesidad de una “sociolo- gia nacional”, atenida 2 la descripcién de las realida- des de los paites latinoamericanos. Esta tendencia va 2 ser reivindicada més adelante por algunos socidlo- 0s contempordncos como Ia “auténtica tradicién cultural latinosmericana’”, aunque separindola del elemento liberal y europefste de sus predecesores decimonénicos. Por otro lado el socidlogo puertorriquefio Quintero Rivera en sus Notas para ef estudio de le trayectoria del anilisis social en Puerto Rico en base al desarro- Mo de las clases sociales sus conflictos (1880-1933) (mimeo, Costa Rica, 1974), ha asociado este tipo de andlisis descriptivo @ la clase social de los hacendades que en Puerto Rico esté representado por Salvador Brau, mientras que los andlisis légico-deductivos, que representa Hostos, son més bien earacterfsticos de los profesionales liberales independientes.. La opinidn de Aldo Solari sobre los autores det “ro- ‘manticismo historicista” de que “sstos hombres que a veces se declaran socialists son, en el fondo conser- vadores”, no estd muy lejos de la de Quintero, La sociolog(a positivista. La sociologia positivista se viene a convertir en le ideologia ce las burguesias. ‘riollas en el perfodo de le “ongenizacién nacional” que a fin de siglo pasado de una manera u otra su edi a largos periodos anérquicos. Podriamos decir ‘que en el contexto latinoamericaro juega el mismo ‘papel que la economia clisica pant la burguesia in- ‘lesa, en el siglo XVIII. Em algunos pases como en. el México de Porfirio Diaz, se viene a convertir en la doctrina oficial. el lema Comteano—‘orden y progre- s0”-— se inserta en la bandera del Brasil. En el plano académico el positivismo latinoamericano produjo una abundante literatura, pero quizés las ‘obras mds caracterfeticas son las dedicadas al diag- n6stico de Ja realidad Jatinoamericana desde una 6) fica francamente pesimista ¢ incluso autodenigrato: ‘Faralclamente a esta socioloia oficial se va prod +, dor ciendo también una sociolopia marginal, corvespon: sole", diente al mundo de Tos isi worl Li'sociologta de citedtas. fines del siglo pasado se Puothes Cras Ts printers citedras de sociologia en los pal e. ase fu i AL gf" dy ae ‘a aa er tes y Ta clase obrera ‘que hasta hace poco no efa estudiada por las histo- as de a sociologia latinoamericana, Si acaso, se dej6 constancia del marxismo més dectrinario como de les argentinos Jus B. Justo o Ingenieros, Em cambio los estudios de enfoque socialists sobre le realidad laboral no han sido vedescubiorios asta muy recientemente. ses lsinourericanot en T882 on Bopett, ea tm Buenos Aires, en 1900 en Astnclen Parag fr T9U6 em Beir, ete. Envoy aos vinte on ei Bris Ev dee quvia a foclotogl co “nds 0 menos contemporinea a la de los Estados Gaiden Ree Sin embargo, hay diferencias fundamentstesen e contento unierataie uae Pues ‘Blentn-cu Noviesméaca ve hem danmennee de socilogia con tu conespondiente aiasoeetera instaiva, carrera docente, contol de Uavetp cién, doctorados, etc. en \éfica cn cambio lo aque se Fundan son edfedras asadas en Ton Abitor tradcionales de as Paeldes de Derecho © de Pe Facultades de Derecho losoffa_y Letras. Cumplié pues la sociologia uns funcion instrumental w ortamental para 10s taberer sOciales de mayor arraigo, Los titulares de estas cé- fedres acostumbraban a ter abagudos @encrtoncs OM" ‘enombre con anclaje social alto. En todo caso, Fa socoogia. de cede comience a desenvolverse iro de la eseiela posivsta pero en el sequnde Satis dese enn ie siglo empicza a haceite receptiva tambien alas corrientes iraccionalises y-antipeslvias ou. Sepsis La Hosts antiposvta leaned grarin iuencia a través de figuras como Antonio Caso de México o Francisco Romero de la Argentina. Germania escrito sobre el antipositvisme que “W por ua lado signified una renovacion de los estudios Y tua maduracién del pensarsiento filosSfico en la América Latina, por el otro también implicd la lnrupeién de un inaclonallsme extrem que Ho solo cba el “centiismo” sino que tendia-s despresti toda actitud cients” {Op-ct, pg 29) Este ‘Glicentiismo "Gpituatita”Aervada Gob ELS Safls europess de cnitequcras reaparecotdtenergio arta decad del sevnta como uno de lor prongs IGS del staque a Ta Sociolagin ompiica Bi de aetse + Geibles aero antpostuhas Cot Sip heey es ‘movimientos Farivar del mine periods. fey? Gi sociologia de cited, en conjuntox sea povttvita 5 antipostivists, mance +¢ dingui® ex latinoamasck ‘por aw orgialltad, Fue un ef iatrumento ovo Droceso de recepein dela teorfa socilagie een dominante en et mundo socioldgico hasta mediade el Dali quetama aa sodologt de toda “socio de pentamiento socal Ube llamado enseyismo, publi af ‘fa de frac”, tiene um juicio menos benévolo sobre 4 actuacién en los itimos veinticinco aos (Critica J ftocritea de ls rasén extraviade, Costa Rick, 1974, mimeo). Su extraccién de clase en el ditimo & caarto de siglo es la clave media tradicional ose C © quiere con més precisién, a clase media deeaida de = por Francisco José Delich Extilo de trabajo sociolégico inaugurado en Buenos Altes, trs el acceso al poder del general Ongania Golpe de estado del 28 de junio de 1968) a través de las cétedras de Sociologla (autodenominadas na-

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