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UN DESPERTAR AL PROLETARIADO SINDICALISMO PROGRESIVO El presente folletu aspira a ser una manera de expo- sicién una parte de la doctrina del sindicalismo revolu~ cionario. Es inutil decir aqui la importancia que tiene © puede tener, en la crisis mundial que atravesanios, es- ta direceién del movimiento obrero, A nadie que no des- econozea de un modo radical la actual situacién social del mundo, se le oculta que es un factor revolucionario - (social) de primera fuerza. El sindicalismo revolucionario encarna, a Ja hora presente, lo que hay en el marxismo de verdadero, de profundamente original, de superior a todas las férmu- las: asaber, que la lucha de clases ¢s el alfa y omega del socialismo; que no es un concepto sociolégico para uso de los sabios, sino el aspecto ideolégico de una guerra social emprendida por el proletariado, si el movimiento es el estado natural de la materia, la justicia es el estado natural de Ja humanidad. La justicia, por lo tanto, no es mas que el movi- miento en la sociedad; es la humanidad en estadd dina- mico, progresivo, la humanidad militante o prodactiva, euyas fuerzas tienden hacia wna adaptacién incesante a una‘realidad siempre nueva; la corrupeién 0 decadencia es por el contrario, la pretenci6n de inmovilizarse en el gozo fuera del movimiento social, creador infatigable de furmas sociales nuevas. Asi dijo Proudhon, Edouard Berth eal ‘Los caracteres generales del sindicalismo El sindicalismo es la tecria que presta a las orgunizaciones obreras profesionales, ani- madasde espfritu revolucionario, un valor de transformacién soeial. Es un socialismo obrero. Por su concepcién de la lucha de cla- ses se opone al puro corporatismo, cuyo mo- delo mas perfecto es el trade-unionismo in- glés; por la preponderancia que concede a las instituciones proletarias, se separa del socia- lismo parlamentario y por su interés por las creaciones positivas y su desprecio de la idio- logia, se diferencia del anarquismo tradicio- nal. Ha sido cenfundido tan frecuentemente con tina u otra de estas tres concepciones que, para comprender bien su cardcter propio, es necesnrio precisar lo que le distingue de ellas. Sabiendo lo que no es, comprendemos mejor lo que es: I.—_Corporatismoe, secialismo parla— mentarioc, auarquismo Elcorporatismo y el sindicalismo tienen bases comtines; es decir, uno y otro estan constituidos por grupos profesionales. Pero el corporatismo no aspira a renovar el mun- do, Desea simplemente mejorar la situacion delos obreros que organiza, proporciondn- doles en la sociedad actual un puesto cémo- do. Noes nim4&s ni menos que una de las mialtiples agrupaciones de intereses que pulu- lan en torno de nosotros. Asi como los capi- ws fps talistas se asocian para practicar.sus capi- tales, del mismo modo los trabajadores «u- nan sus esfuerzos para conseguir ventajas in- mediatas. E) sindicalismo acusa al corporatisme de agudizar por eso el egoismo corporativo. Al transformarlosSindicatos en Apenci:nsde Ne- gocios, alno darlos como objetivo m4s que preocupaciones materiales lanzfndolosen Ja senda de las puras empresas mercantiles, des- atrolla s6lo en ellos Ja preocupacién de sus intereses particularistas, en perjuicio de los intereses generales de todos. El proletaria- do se encuentra de este modo dividido, en contra suya, en un fraccionamiento infinito de grupos no solidarios. que persiguen sepa- redamente sus reivindicaciones especiales. No les une ninguna lucha comfin, ningtin lazo in- terior les solda, ninguna gran idea politica les anima, El corporatismo no solo eleva esta _mura- Na dela China entre los grupos profesiona. ¢ les. sino que también pone en oposicién a los sindicados con Ja masa de no sindicados. Constituye una aristocracia obrera extrema- Gamentedura. Estos obreros de orgianizacio- nesfuertes, de mayor jornada detrabajo cor- ta, que tienen abarrotadas las cajas de resis- tencia, forman una pandilla de aprovecha- dos, celosa de sus. privilegios, indiferente a las’ miserias del préjimo, que desprecia todo lo ajeno y solo se preoccupa de sus prerrogati- vas. Poco le importan las batallas que deba- jo deella oagsulado. emprenden otros tra- bajadores menos favorecidos: los negocios son los negocios, - “5— . Elcorporatismo alos ojos del sindicalis- mo, liga en virtud de eso las capas econémi- camente superiores del proletariado a la bur- guesia, Un comtin ideal de vida burguesa es elque empuja a que tanto a los obreros como ‘a los capitalistas, a alcanzar beneficios por los mismos procedimientos. Los grandes sin- dicatos, organizados conforme al tipo corpo- ratista, no se diferencian en nada de lasgran- ‘des asociaciones patronales; en ellos, como ‘en éstas existe Ia imisma ceutralizaci6n. la misma prdctica de compromisos. la misma preocupacién exclusiva del poder financiero. .Es natural. La autoridad de los jefes, indis- pensable para la buena marcha de los nego- cios, se impone igualmente 1 ina “‘emprésa”’ obrera quea una “empresa”? burguesa. Los conflictos entre los asalariados y capitalis— tas, désdee] momento en que se reducen a meras disputas entre comerciantes, no pue- den dar otro resultado que alianzas analogas a las transacciones con erciales. En fin, co- mo se parte del principio de que el dinero di- rige el mundo. los sindicatos se convierten 16- gicamente en las casns de banca y sociedades de seguros del proletariado. que acumulan Jos capitsles para obtener beneficios vy en pre- visién de los riesvos. Semejante método no deja de ser beneficio™ so para los espiritus positivos que saben uti- lizarlo. Cierto que los €xitos materiales ob- tenidos por la practica corporativa pueden a veces asombrarnos com nos sorprenden jos resultadosde un negocio comercial financiero bien dirigido, pero no ofrecen nada nuevo que 4nterese al porvenir social y tenga algtin va- aegis lor por la cultrra. :No es lo caracteristico de todos los hombres y de todus los grupos de hombres, educados en la escuela del capita- lismo? ;Y no es precisamente porque la socie- dad actual tasa las cosas segiin su valor mer- cantil por lo que el socialismo-sindicalista la combate? i El Socialismo parlamentario y el Sindtea— Jismo, persiguen te6ricamente el mismo fin:la- _ socializacién de.los medios de produccién y de cambio. Pero el sindicalismo acusa al so- cialismo de partir del fatalismo econémico para ira parat.al estatismo y a la corrup- cién democratica. Los representantes del socialismo parla- mentario. caricaturizando las observaciones clasicas sobre e] proceso del capitalixmo sis- tematizado por Marx, han considerado ‘“‘la evolucién econémica”’ como el agente miste- rioso de la trasformacién social La conceri- tracién de la industria. la centralizacion del capital, la reduccién de las clases medias, el acrecentamientodel proletariado,parecia has- ta estos filtimos tiempos que debian bastar para imponer el socialismo como por una ne- cesidad férrea. El capitalismo iba a engen— drar autemAticamente el ‘‘colectivismo”,, ¥ la cuesti6n social se habia convertido en una cuesti6n de nimerocs. En cuanto a la maru- dez hist6rica del proletariado, a su actitud para reemplazar a ia burguesia. a su adqui- sici6n de capacidad politica, nadie hablaba de ello, La voluntad obrera desaparecia ante el fatalismo econGnico. Este fatalismo econémico va acompafiado de un fatalismo politico. los socialistas par- ia jJaimentarios han creido que no habia mds que apoderarse del Estado para eambiar la faz del mundo, Unsimple uecreto de Ja autori- ‘dad politica, sancionaba la obra de la evolu. cion capitalista, y asi, la: sociedad nueva se ‘creaba m:cdnic: mente. Este optimismo gu- beruamental que reduce todo a una simple modificaci6n del personal politico. lo han ‘ccompartido por iguallas dos formas del sv- cialixmo parlamentario: el socialismo refor- Inista yc sociali-mo revolucionario. Uno y fotro tienen la mi-ma fé’en la virtud magica del p: der. Solo se diferencian en la manerade emprender la conquista del Estado. Los re- formistas aspiran a poseerlo poco a paco, en colaboraci6n con los demas partidos, hasta el momento en que, habiendo alcanzado la mayoria parlamentaria. dispongan de todo id ‘Los revolucionarios lo quieren en bloque, por un golpe de fuerza dictatorialmente, Pe- TO nilos unos nilos otros parecen compren- er que la posesién de] Estado por politicos ‘socialistas no haria adelantar a la cuestién niuna pulgada. Los sentimientes y actitu- des de los hombres no se trasforman por una forden dictada desde el poder, y ¢] mecani-mo jegislativo no suple a la realidad desfallecien- te. El Estado, organismo muerto y exterior ja la sociedad, no produce nada: sdlo la vida les creadora. ‘ Este error del socialismo parlamentario idimana, ‘segiin el sindicalismo, de su creen-« cla en que Tos partidos eran la expresién po- itica de las clases. MAs, si las clases son las productos naturales de la economia y de la historia, los partidos no son mAs que crea —s3— ciones artificiales de la sociedad politica. Sus Tivalidades e intrigas no afectan al fondo realdel mundo social. No hay ninguna rela- eién entre ln ascencioén al poder de politicus socialistas ¥ los progresos de la clase traba- jadera. La participacién en el gobierno ue diputados socialistascomo Millerand, Briand y Viviani. no ha cambiado la naturaleza del Estado, no ha modificado jas relaciones en- tre las clases niha dado al proletariado la capacitacién que necesita. Y lo que es cierto dela conquista fracmeéntaria del Estado por algunos socialistas, es igualmente exacto con Tespecto a xu conquista global por todo el partido socialista. (uando Augusto bebia, quiz4 Polonea estuviera borracha; pero aun qQuealgunos socialistas sean ministros © aun- que todos los minixtros sean socialistas, los obreros segitiran siendo obreros. _ ¢Cuales son las bases de la democracia? E} individuo y el Estado que es la resultante de las voluntades individuales. Rousseau ha ex. plicado en qué ficcién descansa semejante ré- Zimen. La sociedad politica considera, no #@ jos hombres reales dela vida practica-obre- ros, capitalistas, terratenientes, ete.,— sino a un tipo deun hembre abstracto, despojade de todas las cualidades concretas, y que es el mismo en todos los grados de la vida social: tlciudadano. Gracias a este artificio, puede creerse que todos los hombres tienen iguales derechos, a pesar de su situacién social, que son valores idénticns que no hay mAs que adicionar v cuya lev la dicta el namero. Sobre este polve de hombres, el Estado es- tablece su dictadura. No ha hecho diyisiones aui9i_ mAs que para reinar. Porla mAs rara para- doja, se justifica de la desorganizaci6n que él mismo crea,. Mas entre el individuo y el Estado existe un abismo que les impide comunicarse direc- tamente. Se necesita intermediarios: éstos son los partidos. Su papel consiste en reco- gverla voluntad popular y expresarla. Susti- tuyen al ciudadano, actdan por él, son sus (representantés). Tal es el principio de la de- mocracia; el ciudadano es el comparsa de un drama qué otros representan por él. No pue- de ejercer su poder mas que por delegacién y debe abdicar en sus mandatarios. El sindicalisme denuncia este principio de accién directa de la democracia como corrup- tordela personalidad humana, El mecanis- mo representativo supone, por difinicién, que él cindadano es impotente. Es impotente por que es incompetente. Yes incompetente por que es un personaje abstracto, separado de ‘Jas condiciones reales de la vida, que tiene que emitir una opinién, no sobre los proble- masque caen bajo sus sentidos y forman Ja materia de su-existencia, sing acerca de ese conjunto de cuestiones vagas, que se desig- nan con el nombre de “interés general’ y que ignora. Necesita, pues, ser sustituido por un mandatario competente, y, nueva paradoja, él, que es la incompetencia misma, ha de es- coger Ja competencia. Una vez efectuada tal eleccién, permanece inerte. Ha delegado su poder: ya no tiene que hacer mas que esperar, Es la pereza obli- gatoria. Este rey débiles, al mismo tiempo, un rey olgaz4n. jNingdGn sentimiento de res. —10— ponsahbilidad, ninguna nocién del esfuerzo, ningdan llamamientoa las fuerzas vivas del individuo! Nada o casi nada: el gesto facil del lector, una vez cada cuatro ofios. Inercia que se agravya con la desmoralizacién. ¢Qué puede salir de los regateos, de las. astucias, de las duplicidades de la “politica’’ vulgar, sino un horroroso rebajamiento de los carac- teres? Las rivalidades de los partidos no son mAs que carreras desenfrenadas de clientelas Avidas de las prebendas y sinecuras que otre-, ce la posesién del Estado. Elsocialismo parlamentario no era el al= quimista que podia trasformar el plomo vil en oro puro. Su tactica demccratica ha des- truido sus afirmaciones revolucionarias. Ha sido un partido igual que los demAs, no me- jor ni peor. No quiere decir esto que el sindi- calismo ignore su papel propio, particular. El sindicalismo mo niega los partidos. Niega s6lo su aptitud para trasformar el mundo. Los te6ricos del anarquismo han atacado mucho, en estos filtimos tiempos. al sindica- lismo. No me refieroalos anarquistas indi- vidualistas, cuyos principios son, a priori, antitéticos de las premisas sindicalistas, sino alos anarquistas comunistas, cuya critica del Estado ha sido con frecuencia comparada con el antiestatismo obrero. El anarquismo censura el pragmatism yv antiintelectualismo del sindicalismo. Esto ha nacido de la experiencia obrera ¥ no de teo- rias, por eso, siente un desprecio enorme ha- cia los dogmas v las férmulas. Su método es mas realista. Parte de las preocupaciones econémicas mds humildes para elevarse pro- —11— gresivamente a las ideas generales mAs altas Condtuce primero a tos trabujadores a la de fensa de sus intereses inmeciatos pera llevar ios nego a sacar desu misma actividad une jdea de conjunto. La menor de sus econecep- ‘giones echa sus raices en lo mAs hondode la vida: La teoria sale dela prdctica. Para el anarquismo, en cambio, es la idea ja que engendra la accion. Relega’ la econo- unia a segunde término, para poner en el pri. mero la ideologia, No admite que el sindica lismo se baste a si mismo: el medio sindical no leparece utilizable sino como terreno favo- rable para la propaganda de las ideas le son importadas de fuera, ]as concede el anarquis- moun valor revolucionario. El arar quisme pretende nada menos que el sindicalismo le esté subordinado. Rechaza ademas la nocién de clase y ta Ju cha de clases, que son concepciones sindica~ listasfundamentales Sedirige, no a losobre- ros, sino a todos los hombres. Noes un mo- vimiento obrero: es un movimiento humano. Puesto que las ideas dirigen el mundo, pue- den convencer por igual a todos los hombres. No hay clase social que posea una gracia revolucionaria como privilegio. Asi se expli- ca que los anarquistas se hayan entregado con tanto ahinco a Ja cultura ideolégica wa la educaci6n libresca. La supersticién cienti- fica, la adoracién de la cosa escrita, el inte- lectualismo en todas sus formas no han teni- do adeptos mds fandticos. La negacién abstracta del Estado que han formulado tantas veces, s6lo tiene analogias pg negativas con el anti-estatismo obrero. El sindicalismo;en cambio, eleva contra él sus instituciones positivas. Y espera deshacer progresivamente su imperio, por que va apo- derandose de sus funciones poco a poco. ‘ Con respecto al parlamentarismo, tami- bién existe una diferencia. El anarquismo es antiparlamentario: se dirige al ciundadanoa, le dice que no vote, que se desinterese de la ma- quinaria del Estado. El sindicalismo es ex- traparlamentario; ignora al ciudadano, sdlo conoce al productor. Pero si para la realiza- cién de su propia obra de nada le sirven las vias parlamentarias, deja, empero, a los sin- dicados en libertad de utilizar log partidos politicos fuera de los sindicatos para otras obras. Noles eneadena a ningfin dogma. No hay, pues similitud entre e] annrquis— mio y el sindiealismo. Existe, cierto, unin. nue va temiencia que con el nombre de anarguis- mo obrero aspira a confundirse con el sindi- calismo. Pero, en realidad, vuelve la espalda «las teorias anarquistas tradicionales, ye} anarquismo oficialle combate, considerAn- dolo como una desviacién. 1!.--El socialiemo delas instituciones Ni corporatismo, ni socialismo parlamen- tario, nianarqguismo, ;En qué consiste, pues el sindicalismo? Yo lo he calificado de socia- lismo obrero. Pero es afin mas exacto lia- marlo un socialismo de las instituciones. eOué nifies, esto? El sindicsalismo parte de este postulado: lo que diferencia a las clases sociales son susins- —13.- tituciones y sus concepciones juridicas, poli- ticas y morales. Cada clase se crea en rela- ‘ci6n con su estructura econdémica, sus pro- pios 6rganos de lucha, afirmando de esta manera su nocién particular del derecho. Y¥ como las clases estan asien oposicién, no so- lo por su modo de existencia, sino también y principalmente por su modo de pensar, apa- recen ante el observador social como otros tantos bloques distintos unos de otros. Sus luchas constituyen la trama de la historia. El fin de cada una de ellas consiste en impo- ner ala sociedad’su “idea” propia a las ins- tituciones que la sirven de base. La lucha de clases no es,en Gltimo resultado, masque una lucha por un derecho o un principio. Asi. pues, como he de advertir mas tarde apropésito de Marx toda la lucha de clases se reduce a un doble movimiento de negacién y de construccién. La negacién se ejerce so- bre las ideas e instituciones nuevas. En efec- to, nun ca hay mds que dos clases que se dis- putan ¢] campo de la historia: la clase que re- presenta el orden reinante yla clase que lu- cha por un orden contrario. las otras clases son relegadas aun segundo plano, intervie- nen'mAs o menos en el conflicto general, pero no pueden imprimir su ritmo al movimiento histéGrico. El drama social moderno lo representa la burguesia y el proletariado. La clase cbrera es hoy la clase revolucionaria, como enel an- tiguo régimen lo fue la burguesia contra el feudalismo. Yes la finica clase revoluciona- ria, porque de todas las clases explotadas es la Ginica cuya liberacién es incompatible con los principios del capitalismo, la propiedad y el Estado, y esto por que esté fuera dela pro- piedad y del Estado. La misién del sindicalismo consiste, preci— samente; en organizar a los trabajadores px- ra.el triunfo del ideal nuevo que lievan den— tro de si. ¢Cual es este ideal nuevo? Ese] de- recho del trabajo a.organizarse libremente. Los productores, afiaden que la sociedad es- t4 hecha a imagen de taller, y que ‘si em el mundo moderno la libertad es sierva, es por que el trabajo es esclavo’’. Este mismo prin- cipio de autoridad es la base de la clase (pa- ternal y del Estado. Solamente en la Agrupacidén sindical pue- de tomar cuerpo esta idea nueva del trabaja dor libre en ja sociedad Jibre. Ei Sindicato es la prolongacién del taller: agrupa a los pro- ductores sobre el terreno mismo de la pro- duccién. Organiza sus luchas y responde a las preocupaciones primordiales de su vida. Y asi, superando elestrecho punto ¢e vista de las revindicaciones particulares, lo conce- bimos como dirigido no solo contra tal pa- trono especial, sino contra la clase patronal entera, adquiere entonces una importancia politica inmensa y se convierte en una insti- tucién revolucionaria. Asi, | sindicatos, animados de un gran ideal social. desempe- fian en la emancipacién del proletariado, se- gtin frase de Marx,el mismo papel que los Mu- _nicipios en la emancipacién de la burguesia. Los sindicatos, para quienes los hechos de- terminan las ideas, encuentran de este modo en ia lucha obrera mAs insipnificante el ger- men de la lucha de clases. Mejor dicho, la lu- —15— o eha de clases no es mas que la generalizaci6n deestas minimas hazafias cotidianas consi- deradas como las escaramuzas de una guerra ma4s extensa. Sigamos-la lucha obrera. Al -principio, la rebelhién comienza por explosio- ‘nesibruscas y caéticas de los productores. “Las. primeras huelgas no son otra cosa que los primeros destellos de un vago instinto de clase que nace de la desesperaci6n. Tienen. -sin embargo, el efecto de revelar a los.obre- .ros su sxistencia como electricidad. Los tra- bajadores se desconacen ios unos a los ‘otros: Pero por la disciplina externa que les impo- ne. la clase patronal mantiene su cohesién. Lo que la autoridad patronal hace por la agrupacion en el taller; las huelgas repetidas io realizan por la ufiidad interior; el. senti-_ miento de solitaridad se desarrella. La re- beli6n. momentdnes, en forma de coalicién, cede el puesto a la rebelién permanente en forma de sindicato, Cuanto mas se intensifica la lucha econdé- mica, masse sublimiza. La huelga deja de ser un acto aisiado de corporacién para con- vertirse en un acto de clase El sindicato tiene por finalidad, tanto des- truir el derecho del patrono a intervenir en el trabajo, como obtener ventajas materiales. De este modo, la nocién del trabajador libre crecé poco a poco y se impone a todos lostra- bajadores que toman parte en Ja lucha. Toda tactica de esfuerzos personales. re- novados sin cesar, es lo que constituye la ae- ‘cién directa, Ninguna delegacién ni represen- tacién, sino un llamamiento constante a las ideas de responsabilidad, de dignidad y de —16— en-rgia. Ningan halago a los bajos.instintos; de la pasividad, sino una continua exaltacién* de los sentimientos mas activos del hombre. Mas ain. El sindicalismo no solo opone su aceién directa ala aeci6n indireeta de la. democracia, sino que opone también su orga- nizaciénu libre a la organizaci6n autoritaria de ésta. En vez de reproducir las formaciones jerarquicas de la sociedad politica, se. consti- tuye sobre las bases del federalismo, de la descentralizaci6n y de la autonomia. “El Sin- dicato libre en la Federacién. La Federacién libre en la Confederacién”. He aqui un pro- grama queen nada recuerda los métodos cen- tralistas del procedimiento gubernamental. Se trata de acostumbrar a Jas masas a pres- cindir de jefes y a organizar practicamente la libertad. En fin entre la masa obrera y el sindicato no hay esa solucién de continuidad que a- bre in abismo entrela masa electora y sus representantes politicos. Sindicados y no sin- dicados siguen mezclados en el] taller y en ia vida cotidiana; no se distinguen mds que por su grado de combatibidad. La lucha es la que hace la selecci6n. Los mds valientes vanalacabeza, expuestos a todo, para de- fender, no sus intereses personales, sino los de todos. La fuerza de los sindicatos revolu- cionarios dimana, pues tnicamente, delas cua- lidades morales de los sindicatos, No pue- den prometer a Ios que les siguen, como ha— cen los partidos, puestos y sinecuras en el go- bierny que tratan de conquistar. Pero la ma- sa, que los ha visto actuar, los sigue por ins- tinto. Y esta masa obrera, contrariamente —1T7— dla masa electoral, es capaz de juzgar. Las cuestiones de los sindicatos son“las de su misma vida, tiene competencia para hablar deellas. Es, sin duda, como toda masa, pe— sada y torpe; pero cuando los sindicatos, que sol las minorias conscientes, se dirigen a ella en un momento erftico, estA siempre dispues. ‘ta a responder a su Hamamiento. La expe- siencia ensefia que las huelgas, por ejemplo, ponen en pié, como un solo hombre, a todos los obreros, cualesquiera que sea su _ religién y su credo politico, Como esos circulos ¢con- céntricos que produce una piedra al caer en cana superficie de agua, cada sacudida de la _elase obrera acta, por propagacién molecu- Nar, sobre la masa de los proletarios. Todo por consiguiente, es nuevyoen el sin- dicalismo: las ideas y la organizacién. Es el- movimiento audazg de una clase joven y con+ quistadora, que saca todo de si misma, qué se afirma por creaciones inéditas y que trae al mundo, empleando la frase de Nietzsche una nueva estimacién de los valores. Moral de clase Es comprensible que de la diferenciacién radical entre la cluse obrera y In burguesta, cuya persistencia acabamos de comprobar. dimane tina moral distinta. En efeeto, seria por lo mencs extrafio que +18 — entre un proletario y un capitalista no hubies se nada de.coman, excepto la moral. jComo!’ Los‘hechos y actitudes de un ex— plotado, gdeberian ser apreciados con el cri; terio de su enemigo de clase? iEsto seria completamente absurdo! La verdad es que, asf como hay dos clases! en la sociedad, hay también dos “mofales: lay de los capitalistas ylade los proletarios,” La moral natural o zoolégica, eseribe Marx Nordau, declararia que el reposo es el mérito supremo y¥ no darfa al hombre el tra-; bajo como cosa déseable Y gloriosa, simo en cWanto ese trabajo fuese indispensable a su existencia material. Pero los explotadores entonces se yerian en-un aprieto. Em efecto, su interés reclama que la musa trabaje mas de lo necesario para ella y produzca mas de lo que su propio uso exige. Ves que quieren apoderarse precisamente del sobrante de la produccién; a este efecto, han suprimido la moral naturale iventado otra, que han he- cho establecer asus filésofos,. alahar a sus predicadores, cantar a ~us poetas, vy. segfin la cual, la ociosidad seria madre de todos los vicios y el trabajo una virtud, 14 mas hermo- sa de todas las virtudes...... Es inatil observar que semejante moral es- ta hecha para uso exclusivo de los proleta- rios, pues los ricos que la ensalzan no , se cui- dan de someterse a ella, La ociosidad sélo es uo vicio en los pobres, . En nombre delas prescripciones de esta : —19-. noreal especial, los obreros deben trabajar sm escanso en provecho de sus patronos, y to- a tibieza de su parte en el esfuerzo de pro- dnéci6n, todo lo que tienda a reducir el bene- cio del explotador, cs .considerado como una faceién inmoral. Y partiendo también de la jnisma moral de clase, son glorificados el sa- riticio x los intereses patronales, la, asidui- idad en las obrastimaés duras y peor remune- ‘radar, los escr upulos.s estG@pidos que crean honrado obrero”; en una palabra. todas las denas ideolégicas y sentimentales que cla- an al asalariado en la argolla del capital. Para completir la obra de esclavigacién se japela ala vanidad humana; todas.las cuali- ades del buen eseclavo son exaltadas, ensal- gadas, y hasta se ha imaginado distribuir re- compensas—jla medalla del Trabajo!—a los lobreros borregos que se han distinguido por fa flexibilidad desu espinazo, su espfritu de resignaci6n y su fidelidad at patrono. - Deesta moral criminal, la clase obrera es- A saturada, E> Desde que nace hasta que muere, el prole- ariado es envafisdo eon ella; le dan esta mo- ralcon la leche mas o ‘menos fulsificada del biberén que. para él, sustitiye con demasia- la frecuencia al seno materno; m&s tarde, en a escuela ldica, se la ineculcan también. por osis prudenciales via infiltracién continta, or mil vy mil procedimientos, hasta que, ya- ente en la fosa comfin, duerme su eterno eno. El razonamiento de un ‘tamarell’’ es, en ecto, del mismo orden, con la diferencia de que en vez de hacer vibrar la cuerda pa- tridtica, es el puntillo de honor, la vanidad, ja gloria del proletariado, lo que ha tratado de exaltar. Su tésis va a parar a la negociacién formal de la lucha de clases, pues no tiene en cuenta elestado de guerra permanente entre el c:pi- tal y el trabajo. Ahora bien,el simple buen sentido sugiere que, siendo el patrond el enemigo dei obrero, no hay m4s deslealtad por parte de éste en tender emboscadas contra su adversario que en combatirlo cara a cara. Por consiguiente, ninguno de los argumen- tos sacados de la moral burguesa vale para, apreciar el sabotaje, ni ninguna otra tactics proletaria; y asimismo ninguno de estos ar- gumentos vale para juzgar los hechos, ges- tos, actitudes, ideas o aspiraciones de la cla~ se_obrera, Sise desea razonar sanamente sobre todo estos puntos es menester no referirse.a la mo- ral capitalista, sino inspirarse en la moral de los productores que se elabora cotidianamen- te en el seno de las masas obreras y que esta llamada a regenerar las relaciones sociales, pues ha de ser lo que regule las del mundo de mafhana. El lema detodos los socialistas preocupados de mantener intangible la virtud revolucio- naria de las inatituciones ant6nomas del pro- letariado, sigue siendo Ia vieja frase de la In ternacional: ‘‘La emancipacién de los traba- jadores debe ser obra de los trabajadores mismos’’, oy=3 El presente esquema les puede servir como erientaciOn para la organizacién sistema sin- dical. 29 En el préximo folleto se explicard los, dehe- . res generales, de los secreturios, de las comi. siones y delegados. dentro 0 tuera de los gru- pos, sindicatos, fecleraciones ete, - En el grupo o secci6n debe tener un comité compuesto de un secretario, un recaudador v 4 delegados, los delegados de diferentes. gru- posde una misma dependencia deben agru- parse, cuyo conjunto es el. comité ejecutive del sindicato. este comité entre sus miembros por medio de una eleccién disignard los se- eretarios, comisiones (1) y delegados, éstos filtimos serdn aprobados en una asamblea’ general por que. son los que van a constituir la directiva dela central de los sindicatos o sea federaci6n; por filtimo Ics delegados de diferentes federaciones sonlos que-van a cons- tituir la directiva- dela Gran Confederacién’ General de los Trabajadores: del Pera. LAS PALABRAS DE UN ANTIGUO _ LUCHADOR El Sindicato y el Sindicado Todo obrero agrupado en el sindicato, es, 6 debe ser un ser consciente, ¥, como tal, de- be actuar segdn los dictados de sus honradas eonvicciones, con un criterio claro, elevado ¥ definido, en concordancia con los principics hasicos del Sindicalisino y los generosos sen- timiento> dela sctidaridad y Ja libertad. a (1) Etard compuesto de un secratario y dos delega~ Os 23 Todo sindicato es, o debe ser, no un reduc- to de rebeldes por temperamento o por la mi- seria en que yiven llamado a sostener conti-~ ‘nuas luchas por llenar estomagos famélicos, sino mds que todo, un fare de luz resplande- fciente que invada lus obscuras regiones de ia ignorancia. a finde salvar.ajos sindicatos de los esceilos de la tenebrosidad religiosa, del enmarafiado embuste politico estadual y ‘de la vorégine capitalista. No es suficiente estar afiliado al sindicato ‘para llamarse sindicalista, come no es nece- sario gritar adjetivos altisonantes contra el orden actual, para liamarse revolucionario y partidario de Ja accién directa. Bl verdadero sindicalista es aquel que tra- baja, constante y tesanueramente, por desa- rroHar en los dem&s obreros el habito de aso- viacién vy elespiritu de clase, a fin de hacer tangible y eficiente la solidaridad y la defen— sa. El sincdicalista de verdad, fomenta en el seno dela masa, la rebeldia consciente del in dividuo, para que, en los momentous de lucha, las reivindicaciones de toda la gente de tra- bajo estén lamadas a triunfar por la inteli- wencia y la accié6n del individuo desarrolla- dos oportunamente,asi come también, por la combinacién de las fuerzas cbreras y la eficaz aplicacion de los medios defensivos y ofensi- vos. Las luchas del sindicalismo tienen la vir- tualidalidad de ser la palpitacidn efectiva del sentimiento de justicia en el seno de esta in. . Justa sociedad: sus luchas son manifestacio- nes vigorosasde vida y conformacién saluda- bles, inchas saturadas de generosos anhelos wg de dicha universal. Sus triunfosse deben nig sélo al namero y el fervor combativo de su adherentes, sino también al proceso evoluti vo de las ideas y la ciencia, que van haciendg brecha en elespiritu conservador y avaro de las castas dominadoras. 7 El sindicalismo con sus programas de ae cién inmediata—del dia—y mediata—del pot venir—actfa sobrela realidad viviente sin des! cuidar el faturo de emancipacién integral hacia el cual encamina todas sus fuerzas aspiraciones. Es asi como abre un amplio camino al pr greso en todo orden, y crea en el proletaria do, hAbitos de regeneracién moral y. fisic arrestos de rebeldia y de sacrificios por su fr dencién intelectual y e¢onémica. Por eso el werdaleris sindicalista no es romantico revolucionario ni un fandatico di materialismo histérico, no es uh gregari irrazonable ni un declamador antrop6fag de tiranos y explotadores, sino un obrero off servador y estudioso, un hurgador de la Fi losofia en bGsqueda de la werdad, un amant de sacar provecho de las durag lecciones de] experiencia, a fin de no incurrir continuamen te en errores y fracazos que debiliten las ier zas proletarias haciéndoles marcar el paso para no dar paso atras vergonzosamente. | El sindicalista de verdad, extendiendo s miraje al porvenir, no sélo faplica 3u criti: analitica y demoledora al orden burgués, si no que también formula y propaga teoria sociales, econémicas que han de poner a la inmoralidades y aberraciones del sistema cé | | : —25— italista. El sindicalista és o debe ser un Avi- do de saber mAs y mds cada dia, no para con- _yertirse en un sabihondo como abandan por alli muchos, sino para superarse intelectual y moraimente, a fin de poder convivir en ese orden de ética superior, de trabajo libre, de bienestar general, con que suefia y por el que lucha tenaz y briosamente. »El Sindicado y el Sindicato El Sindicato no debe olvidar su importan- te rolen el avance de lu civilizacién, Siendo su objetivo difundida cultura en todas sus fases, no debe jamaAs escatimar los. recursos econGinicos de que disponga. pues, siendo el sindicato la suma de los erzos materiales y pecuniarios de los sindicados, él debe pro pender a la consecucién de los propésitos y fines para que fué creado, En el siclo actual de la humanidad, corres- ponde al Sindicato poner al alcance de todos los asociados y sus respectivas familias, lo necesario para que estos obtengan una ins- trucci6n cientifica, una educacién integral y libre, una mejor comprensién de la mision histérica del proletariado, desarrollando mas y mds, el espiritu de clase y de rebeldia con- tra el mal y el dolor universal. Estudio, profundo estudio dela estructura dela sociedad burguesa, capacitacién técni- ca del trabajo que cada cual desempefia, co- nocimiento del funcionamiento administra- tlvo de cada industria u oficio, control del trabajo en todo centro de explotacién capi- —26— talista y una sélida y estrecha relacién fra- ternal de los gremios u organizaciones indus- triales, he ahila labor de hoy en adelante de todo sindicado y de todo sindicate, pues, no hay que olvidar que el sindicalismo tiende no s6lo a apoderarse de la fabrica, el taller y el campo, sino en manejar la produccién y sa- ber administrarla para su mejor distribuci6n y libre intercambio de los productos. El sindicalismo que es la fuerza organiza- da del propio trabajador en constante movi- miento de aunarse, necesita de afillados que aunen su autonomia consciente con la solida- ridad de clase, pues sabido es, que de la_efec- tiva unién fraternalde los obreros y de su enérgica accién, dependerd el triunfo de sus reivindicaciones y postulados ideolégicos. ¥ esa union fraternal serA potente y arrollado- ra, cuando los sindicados dandose perfecta cuenta de la cuestidn social en sus diversos aspectos, tengan un ascendrado amor a la Verdad y ala Libertad; cuando sepan apli- carcon inteligencia y oportunidad la fuerza de que dispone para ln lucha contru. quienes les cercenan sus derechos y les arrebatan el fruto de su trabajo. ° Debe tenerse presente, que la trinidad coa ligada de opresores, esquilmadores y embau- cadores, es unn fuerza debidamente organi- zada que se impone brutalmente sobre el pro- letariado por medio dela tirania legal escu- dada en la Ley, o por ja violencia tepresen- tadaenel fusilolas torturas de las prisio- nes. Corresponde, pues, a todo sindicalista, =—27— afanarse uno y otro dia, por organizar a to- dos Jos que viven del trabajo, afianzando y robusteciendo cada vez mAs, la vida dela asociacién gremial o industrial. ¥ corresponde a todo sindicato, dar un mayor impulso a la ilustracién y educacién de los sindicados: una educacién desprovista de prejuicios y del dogmatismo politico de la democracia actual, una educacién despro- vista de los absurdos metafisicos de las reli- giones deistas; una educién, en fin, que ense- fieaamarel Bien yla Armonia, el Trabajo emancipado y la Ciencia, también emancipa- da del oficialismo estadual y de las murallas eonservadoras de la Universidad burguesa. DELFIN LEVANO HIMNO DE LOS TRABAJADORES I Venid todos compafieros ala lucha que se empefia la encarnada y libre ensefia luce al sol del porvenir. Ir Mutuo pacto en nuestras penas nos resulte un acicate, la gran causa del rescate no halle nunea traidor vil. Tit El rescate del trabajo de sus hijos provendra, 6 al trabajo daran honra 6 en la lucha morirdan. IV En los campos y talleres nos explotan 4 destajo como 4 bestias de trabajo nos revienta el capital. Vv Nuestros amos y sefores prometieron aliviarnos, pero en vez de mejorarnos nos mezquinan hasta el pan, Digitalizads por Hempnidad

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