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in MEDICINA BREVES OBS ERVACIONES SOBRE LA APARICION DE LA PUBERTAD EN LA MOJER CHILENA I DE LAS PREDISPOSICIONES PATOLOJICAS PROPIAS DEL SEXO Memoria de prueba para optar al grado de Licenciado en la Facultad de Medicina i Farmacia, leida el 25 de Diciembre de 1886 Por F LOISA p- Paz SANTIAGO DE OHILE IMPRENTA NACIONAL, CALLE DE LA MONEDA, NUM. 112 188s Me memprorT A BREVES OBSERVACIONES SOBRE LA APARICION DE LA PUBERTAD EN LA MOJER CHILENA I DE LAS PREDISPOSICIONES PATOLGJICAS PROPIAS DEL SEXO Memoria de prueba para optar al grado de Liceyciado en la Facultad de Medicina i Farmacia, leida el 25 de Diciembre de 1886 POR Froisa Rr Paz SANTIAGO DE CHILE IMPRENTA NACIONAL, CALLE DE LA MONEDA, NUM. 112 Vedado estaba ala mujer chilena franquear el umbral sagrado del augusto templo de las ciencias, La lei se oponia a ello cerrindola el paso que conducia a las aulas oficiales, en las diversas gradaciones de la enseanza secun- daria i superior. La preocupacion social que dlguien con epiteto rudo pero indu- dablemente justo, tildaria de afeja, se lo prohibia tambien ame- nazéndola con el duro cefio de su solemne encono i hasta con el ernel dictado de una reprobacion condenatoria, Sensible como mujer por estructura, timida por consecuencia de su sensibilidad especial, acaté) ella jinconsciente la prohibicion injusta que se le imponia i temié traspasar Ia linea que sellé sefia- lara comoUinnite @ sufactiyidad social i al desarrollo de st inteli jeneia. ‘Comoreonseouencia de*ese malhadado estado de cosas, el com- plemento de su educacion moral, faé por mucho tiempo una mez- quina 9 Supefficialisimy instruction, I Pero los tiempos cambian, Los lejisladores con ellos cambiaron tambien su modo de pensar i la lei se dicté en Chile, reconociendo a la mujer un derecho que naturalmente posee: instruirse para instruir @ sus hijos. Se declardé que la mujer chilena podia ser admitida a la prueba de opcion de grados. Una barrera estaba franqueada, quedaba aun otra que salvar es que no era ménos penosa, menester cra obtener el pase de la sociedad para que la nifia pudiese salir del hogar i llegar, sino con eatisfaccion manifiesta suya, al ménos sin su reprobacion, al san- tnario de las letras i de las ciencias para volar a él sia que se la mirase a su vuelta con recelo i de reojo, TIL Con sensata cordura i carifiosa solicitud mis padres aprovecha- ron la nueva disposicion legal; en cuanto a la sociedad no temie- ron enconarla, pues eran nobles los propésitos que alentaban al pensar en procurarme un caudal de conocimientos superior al que recibian el comun de las de mi sexo. Cursé humanidades; fuf la primera en mi pais en graduarme de bachiller en filosofia i humanidades. {Murmuraron algunos, desaprobaron otros, aplaudieron pocos 0 muchos? No lo sé6; solo si siento profunda gratitud por la deter- minacion que en mi favor tomaron mis padres. Por otra parte, siento al reconcentrarme intimamente que no he perdido instruyéudome i que no he rebajado mi dignidad de mujer, ni toreido el carécter de mi sexo! N6! La instruccion, como muchos pretenden, no es Ia perdicion de In mujer: es su salva- cion. IV Excusdd, atin, botorables*senores, que tras estos desusados phrrafos que Sityen de=portada a mi Memoria de prueba, haya cacrito.]4s siguientesofrases, que’son como la intima confesion de Ja primera mujer chilena que con levantado propésito haya. osado liegar/hastareste reeinto\dende jse somete; ay prueba jise-consagra ‘al sacerdocio de la mas noble de las profesiones, porque, gqule cdsa hai mas noble i grande que aliviar a la humanidad doliente i sal- yar Ia vida del deudo querido? ‘Tras mis estudios humanitarios decidime por abrazar Ia carrera de la medicina, He cursado en medio de penosas i drduas tareas seis aos de estudios médicos, seis aflos que, como puede comprenderse, debie~ ron ser bien penososos por la naturaleza de los ramos que consti- tuyen el estudio de la medicina, ‘Al pretender obtener el {ftulo de médico-cirujano, he pensado —5— maduramente acerea de la grave carga que echaba sobre mis dé- biles fuerzas de mujer; rudo es el trabajo, lata la ciencia, dificil la mision...... pero ges superior a Ja enerjia, a las dotes de observa- cion ia Ia intelijencia de las de nuestro sexo? No lo sé, pero sien- to aqni en lo interior de mi ser que no me arrepiento hoi en el comienzo de la juventud, de la jornada que emprendf cuando aun era nitia tierna i que me prometo seguir en medio de los afanes i yicisitudes de la vida, gLa sociedad criticardé severamente Races isd cargo a Ja que os6 trazar el camino porque han empezado a segeir su res- pectiva jornada otras de mi sexo? jLa miraré esa sociedad, digo, de reojo icomo sospechosa de carecer de los sentimien.tos delicados i especialisimos que caracte- rizan a !a mujer ila hacen digna del noble rol que desempefa en Ja humanidad? Hai reacios que piensan que la mujer, haciéndose médico, pier- de los razgos de su cardcter, para varonilizarse i abdicar asi de Jas prerogativas de que goza en la sociabilidad? Obtenida vuestra benévola aprobacion, seguiré tranquila mi obra empezada dejando a los moralistas i fildsofos discutir el pro- blema que desfavorablemente para la mujer han resuelto ya los malhumorados pesimistas i otros, Lal seguir mi obra empezada, bendiciré la hora en que la pa- ternal solicitud de los autores de mis dias concibis el proyecto de dedicarme a un jénero de vida en que el alivio de las dolencias humanas i !a satisfaccion de @ereerel. mas benemérito de los apostolados, retemplan Ia esquisita sensibilidad de la mujer que puedefpoPmedio'de @lagadora intuicion, entrever las'dulzaras de Ja practiéa de Ti Caridad en un gtado herdico! ELosek RODIAZ Santiago, diciembre de 1886. BREVES OBSERVACIONES Sobre la aparicion de la pubertad ey la mujer chilepa i de las predisposiciones patolojicas propias del sexo. Sefiores miembros de la comision examinadora: Revisando la literatura médica nacional i los numerosos traba- jos que se han presentado ya en memorias de pruebas o en dife- rentes certimenes, he encontrado un lamentable vacio en todo lo que se relaciona con la aparicion de la pubertad en la mujer chi- Jena. Animada tambien por el deseo de contribuir aunque en reducida eseala, al estudio de las afecciones. que se desarrollan en nuestro pais i que tienen caractéres especialmente chilenos, he querido presentaros estestrabajo.gue se relaciona esclusivamente con Ja fi- sioloffai.patolojiade la mujer chilena vistas las condiciones de yida,*clinia i costumbres, Es un tema de alto interes, i que naturalmente para su diluci- dacion se necesita de nn, largo,i meditado, estudio, ide un estenso vonocimiento detas Casas de las diversas enfermedades-en nues- tro pais. Queriendo hacer algo digno de vosotros, algo que pueda intere- sar vuestro ilustrado criterio, le he elejido como tema de mi pre- sente Memoria, para cuyo desarrollo, reclamo de vosotros algunos momentos de atencion. He creido conveniente dividir mi trabajo en dos partes: en la primera nos ocupamos de las Gonsideraciones jenerales sobre la aparicion de la menstiuacion i demas condiciones individuales de ta mujer chilena, En Ja segunda parte tratamos de las predisposiciones patclijicas propias del sexo, comprendiendo una estadistica de 16,139 casos sobre el niimero i proporcion de las enfermedades que la afectan en sus diferentes edades, PARTE PRIMERA CONSIDERACIONES JENERALES SOBRE LA CONFORMACION I DEMAS CONDICIONES INDIVIDUALES DE LA MUJER CHILENA Durante los primeros catcrce afios de su existencia, la mujer nacida en Chile no presenta particularidad alguna que lame la atencion; su desarrollo jeueralmente es proporcionado a su edad, a pesar que varias veces este desarrollo siendo prematuro predis- pone a su organizacion para dar mas tarde facil acojida a enfer- medades cr6nicas especialmente del aparato pulmonar que traen como resultado final Ja cesacion de la existencia, Obzervemos a la mujer chilena en plena pubertad, vedinosla en los catorce afios de su vida, esta es la faz de su existencia que marca el paso de la infancia a la edad adulta, perfodo en el cual se operan importantes modificaciones en el organismo femenino, pasando la nifia a cumplir los deberes que la Providencia le se- Hald, No haré mas que bosquejar el cuadro qué con tanta maestria han descrito(Bicrre de Boismont)Gallard i Raciborsky sobre los fendmenos tisicosyque el establecimiento de la menstruacion pro- voca ela mujer. En esta época de Ia vida el organismo femenino entero, Ha ad- quiiridé\un cidrto Sralol ALCAbsaerallo,|la vibddidad Eprépinl G2 Aus Grganos jenitales comienza a despertarse, vitalidad cuya primera manifestacion es la aparicion del fendmeno menstrual. Los cambios fisicos sobrevenidos en la cavidad pelviana en la edad de la pubertad, os son bastante conocidos; los ovarios aumen- tan de volfimen, el titero i el resto de los 6rganos jenitales se mo- difica geémo esplicarnos la causa de este cambio? Las variadas i numerosas teorfas que se han dado a este respecto dejan mucho que desear, Ia que creo mas cierta i razonable es la de Pligger i Schrafier que dan al sistema nerviosv, un papel predominante, bajo cuya influeneia ¢ intervencion se hace el trabajo preparativo de la erupcion catamenial. Observadas a la lijera estas modificaciones fisicas pasemos & examinar los trastornos que esperimenta en su ser moral. Supongamos ana majer linfitiea, nerviosa, que es el tempera- mento predomiuante en la mujer chilena, excesivamente excitable, de imajinacion viva, ete., qué fendmenos irén a tener lugar en este ser cuyo sistema nervioso ala menor excitacion sufre grande- mente? Veamos lo que pasa. La pequefia nifia, como podemos Hamaxla, abandona los juegos de la infancia, sus distracciones habituales para ser mas reservada que dates, esperimenta languidez, pierde su actividad i vivacidad ordinaria, se fatiga lijero, etc., siendo es- tos sintomas en union con los observados en la rejion abdominal Jos acompafiantes obligados del estado en que la pequefia nifia se viste con el ropaje de mujer. Tndudablemente que estos fendmenos son diferentes en cada mujer, asi es que miéntras en unas son manifiestos, en otras pacan desapercibidos, i no son raros los casos en que el temperamento de la mujer siendo por excelencia nervioso, predominando los fe- némenos de excitacion de este aparato, sobrevienen al mismo tiem- po ataques de histerismo o accidentes epileptiformes, precursores para la pobre mujer de una existencia de quejas i dolores. Estas diferencias individuales se relacionan con causas mui di- yersas, sobre todo como dice M, Leven «con el estado nervioso ha- bitual de la mujer.» Estos diversos fendmenos, esta participacion del sistema neryio- so en(Ja fun¢ion menstrital, estos: cambios sobrevenidos moral- mente efel eatdéter de la mujer, i por fin, los trastornos que es- perimenta el ofgdnismorfemenino, por la falta de esta funcion, son a micntender los signos mas evidentes para demostrar que la Mehsttiacion jn 36lo tiehé\su asientd [lodaltne hte BV/ovario Bino! que est bjo el influjo del sistema nervioso que ocupa el primer lugar en su produceion, Detallemos mas este tiltimo fenémeno: he dicho que el papel predominante pertenece al sistema nervioso, vemos perfectamente como la actividad nerviosa que ha tenido su principio en los ova- rios, se comunica no solamente a los plexos ovdticos i uterinos sino que por medio del gran simpitico se comunica a los nervios de todas las visceras de la economfa, i al centro encefélico mismo. Solamente de esta manera encontramos la esplicacion de las trans- = formaciones fatimas i profundas que esperimenta el ser de una nifta cuando llega a ser mujer es decir capaz de reproducir la es pecie, Si nos remontamos al objeto de la menstruacion, vemos que esti eminentemente destinada a ia fecundacion i por eso es que siempre i en todos ios tiempos i paises se le ha dado un cierto rol en In fisiolojia de la especie, i la prueba es que ha servido de pun- to de mira cada vex que se trataba de determinar Ia existencia de un embarazo, Las uumerosas teorias que reinaron en la antigiie- dad para esplicarse el feudmeno intimo de las reglas, ninguna de ellas fué scstenida por bases s6lidas apoyadas en In Anatomia i comprobada por la observacion clivica i la fisiolojia. Sin esta tri- nidad de condiciones, es imposible admitir dato alguno eientifico, aunque vengan las teorias apoyadas por grandes autoridades por- que como lo ha hecho notar M, Du Trachet, «la autoridad de los grandes nombres puede servir de obstaculo al progreso cientico.» No queriendo estenderme demasiado i temiendo molestar vues- tra benévola atencion, dutes de entrar al fondo mismo del asunto, permitaseme detenerme algunos instantes, para citar los datos histéricos concernientes a esta importaute funcion, i hacer notar todo lo que se ha dicho i se ha trabajado desde la época hipocra- tica hasta nuestros dias, para basar en hechos verdaderamente cien= tificos todo lo que se relaciona con la organizacion de la mujer, HISTORIA, La historia de las causas de la menstruacion es de orjjen mo- derno, hace mas de_medio siglo que estaba basada en hipstesis, es\verdad que @lgitnas han coincidide eon los heehos, pero en sti Spoca fueron Sitidas como simples conjeturas i no eran el resul- tado‘de la observaciob. Estaba reservado a los anatomistas i fisio- lojistas modernos dar un rayo de Inz sobre el_orjjen de esta funcion/ La luz rara vez se muestra de una manera stibita, ordinaria- mente va precedida de reflejos que anuneian su venida. Esta re- gla la podemos aplicar a todas las cuestiones cientificas, oscuras en st orijen se iluminan i aclaran con el tiempo, porque avanzan- do éste se aumentan los medios de investigacion haciéndose mas perfectos, Dividiremos la historia en dos épocas desde Hipéerates hasta el siglo XV, 0 6poca del renacimiento, i desde esta época hasta nuestros dias. Segun Galeno, Hrasistrato, faé uno de los prime- ros que admitid la influencia de Ja luna scbre la menstruacion, Aristote la creia; Mead ha defendido esta teorfa i aun entre los modernos ha tenido partidarios. En In época en que florecié la quimica, Gurniet, a la cabeza, creia que no existian mas que menstruos alealinos i dcidos dando per consiguiente lugar a las teorfas sobre las fermentaciones quimicas. Esta teorfa habilmente sostenida, por Diemerbrocke de Graefe, Verheyen Hoffmon, es- taba basada en la existencia de un fermento, que cireulando en Ia sangre rompia por decirlo asi los vasos, de donde manaba cierta cantidad de sangre. En seguida tenemos In escuela meciniea, que bas6 su esplicacion en leyes relativas ala mecénica, esta teorfa fué sostenida por hombres distingnidos tales como Galeno, Boerhaave, Pikearn, Friend. En el siglo XV,o époea del renacimiento, aparece Ia teorfa de los citalistas, encabezadas por grandes auteridades, como Stahl, Haller, Barthez i otros basaban su opinion en Ja existencia de una plétora jencralizada en el organismo femenino. A mediadcs del siglo XVII, Roussel i Aubert, acepta la opinion de Haller, Stahl, Barthez i agregan aun mas, atribuyendo al estado de sociabilidad en que vive la mujer un gran inflajo sobre la pro- duecion del fenémeno menstrual, Para elles la menstruacion no debia existir en la época en que la especie humana vivia al estado salvaje, porque la vida frugal, no ocasiona ningun estado de ple- nitud, entretanto que en la épeca en que las mujeres han gozado de las costumbres i habitos de la vida civilizada, hai una erfsis saludable que es ln menstrvaciom i quéas priva de un superfio peligroso, En 1840, (Negbier publicé unas observacioues respecto a los ovarios @Hila especie humana en Jas que se vino a ver claramente Mn relagion qué"xistia’@hitre 1a postura ovdriea i el derrame mens- trual, Pouchet, Bischeff i Raciborski han unido sv nombre con uba dineoldvidnlertécdér/a este belid Wbseabtinients MRongeben 858 agregd ala cuestion un elemento nuevo i mui importante publicando sus obeervaciones sobre los drganos eréetiles de la mujer. Por este importantisimo trabajo se dié a la luz piblica el hecho anat6mico que liga de una manera {intima los dos actos fisioldji- cos nya conexion habia pasado desapercibida. Existen ademas varios trabajos de autores que han cvoperado tales como M. Leudet. Lagneau fils, Joulin, Tilt, Jaye, i otros como Vogt, i Lieben i por fin Bitrre de Boismont i Raciborski, cuyas obras constituyen tratadus completos con todo lo concerniente a esta Roe importante funcion, ubras que han sido i serén siempre consulta das con interes, por toda persona que comprendan Ia gran influen- cia que la regularidad de esta funcion tiene sobre el bienhestar del organismo femenino. Ultimamente el Dr. Henri Schrafier en su Estudio Clinico so- bre las enfermedades de las mujeres basado en un gran nimero de observaciones clinicas, combate la opinion segun la cual la mens- truacion se esplicaria por la ruptura de los vasos capilares del ero, ruptura que seria producida por Ja tension, consecutiva al aflujo mui abundante de sangre en los vasos tan numerosos de estos érganos (‘itero i ovario), El principal argumento en contra- rio para el autor es: la falta de cicatriz que debia existir como vestijio de la hemorrajia uterina, asi cree imposible admitir que en una mujer se produzca durante tantos afics, 12 a 13 veces por afio, estravasaciones sanguneas por rupturas vasculares, es decit por un verdadero traumatismo, sin que este deye algun indicio que permita reconocerlo. Todo lo contrario observamos en otros casos anélogos, por ejemplo, las hemorrajias pulmonares, ménos fre- cuentes que las menstruales dejan siempre cicatrices que se com- prueban por la autopsia; fendmenos semejantes observamos en Jas hemorrajias de los otros érganos, cerebro ete. Por otra parte, el frio que jeneralmente es aplicado con éxito en Jas pérdidas sanguineas, produce aceidentes graves cuando una mujer en el perfodo menstrual se espone a la accion brusca de este ajente i no es raro ver detenerse las reglas bruscamente. Por este hecho clinico, la hemorrajia menstrual no constituye en cuan- to a su mecanismo un fendmeno andlogo a las otras hemorrajias, emo adimitir-que el modo de) produccion del derrame sea idén- tico con Jas otras estrayacaciones sanguineas? Tal modo de pensar es inéompatible con Ta realidad de los hechos. Schrafier, para eaplicarse la prodaccion de la hemortajin mens- trual\se espresa/ de esta | tnarera:; «Cudd: mes, dose tres. dias. 4ntes de la aparicion de las reglas, todo el aparato jenital de la mujer es el sitio de una hiperemia considerable, Aumentando este estasis sanguineo, crea un estado de irritacion que primitivamente limitado a los rganos pelvianos se estiende mas tarde a todo el organismo. Los filetes nerviosos del gran simpdtico, obran sobre las estre- midades vasculares, las dilatan i concluyen por producir el derra- me de sangre, Este flujo sanguineo aumenta poco a poco, i despues de haber permanecido en este estado dos o tres dias, disminuye lee hasta cesar completamente. Desocupados los vasos de este exeso de sangre vuelven a su calibre, poco a poco los érganos correspon- dientes toman sus dimenciones normales, la irritacion del sistema nervioso se apacigua i todo entra en calma hasta el mes siguiente en que se vuelve a repetir esta funcion fisioldjicay. En conclusion: Ja hemorrajia menstrual, es consecuencia de la abertura de los ori- ficios terminales de los pequetios vasos del titero, producida potla irritacion de los filetes nerviosos que abren las aberturas termina- Jes de estos vasos. Asi, pues, la exitacion del centro nervioso itero-ovdrico da Ingar por accion refleja a los dos fenémenos siguientes: 1.° Ruptura de un folfculo de Graaf i caida de su évu- lo en la trompa. 2.° Abertura de los orificios terminales de los vasos uterinos, por los nervios vaso-dilatadores, sobre los cuales refleja la exitacion de los filetes nerviosos ovdricos, consecuencia de la ruptura del folfculo ila migracion del 6vulo a traves del canal tubario. De aqui resulta que la menstruacion i la ovalacion son dos fendmenos distintos pero que no se produce el uno sin el otro. Para poder saber aproximativamente Ia edad en que la mujer chilena llega a la edad de la pubertad, caracterizada como hemos dicho por Ja aparicion de la menstruacion, i estando plenamente convencida que la estadistica debia ser en este caso la base de mi trabajo, he interrogado cuidadosamente a 4,600 mujeres; datos que he tomado con el mayor esmero i prolijidad posible en el hospital de San Francisco de Borja, en dispensarfas i en otros puntos de la capital. La molestia que me han sujerido, el tiempo que he tardado para poseerlos, los/ereeré perfedtamente compensados, si con este mo- desto trabajo, logro sumninistrar fechas exactas sobre la época en que aparece en jeneral en la mujer chilena la primera menstrua- cion. Pare detallar-con mas ‘precision 1a edad\en- que'se-desartolla Ta pubertad en las diferentes provineias del territorio chileno, he dividido a Chile en tres grandes rejiones, correspondientes a}eli- ma i en consecuencia tambien a su civilizacion e industria. La primera, comprende la rejion del norte; esté colocada entre el 19° i el 33° de latitud (1). La segunda rejion del centro o agricola, estd limitada al norte por la cadena transversal de Chacabuco i al sur por el 41° i 30° (1) Jeografia fisica de Chile por D, Barros Arana, Santiago, 1871. patie = de latitnd, i por fin la vejion austral o insular que se estiende des- de el 41° i 30° de Jatitud hasta el Cabo de Hornos. La primera rejion o del norte, se halla cruzada de oriente a poniente por cadenas de montafias, el cultivo en esta seccion del territorio chileno es mui reducido, porque cxisten rios insignifi- cantes que muchos de ellos se pierden intes de Hegar al océano, El clima de esta rejion es ardiente i seco; por la gran escasez de Muyias s¢ ha dicho con propiedad «que hai un verano desde se- tiembre a abril, i un invierno en los otros meses». La vejetacion i agricultura son casi desconocidas, la mineria es Ja que constituye su principal riqueza, Comprendo en este grupo Ins provincias de Atacama, Coquimbo i Aconeagua, Aqui la mujer tiene una vida activa, sdbria en sus costumbres, Teiva en ella el temperamento linfitico nervioso, Eu cuanto a la resistencia ia la enerjia vital para soportar las enfermedades es hasta cierto punto favorable. De las 4,600 observaciones que constituyen Ia base de mi tra- bajo, 1,200 pertenecen a la rejion del notte, 2,300 a la central comprendiendo en ésta las provineins de Santiago, Colchagua, Talea i Curicé, i 1,100 a la rejion austral con las provincias com. prendidas entre las de Maule i Llanquihue, Distingamos primero en Ja rejion del norte 1,200 observaciones forman la cifra de esta seccion, REJION DEL NORTE Edad dela primera aparicion menstrual Afios, | 8 >» Por este cuadro vemos que es la edad de 13 afios, en la que he observado 335 casos, en seguida la edad de 14 afios con 250, i por fin las de 12 afios con 174 casos. Debajo de estas cifras, los ntimeros que espresan el maximun de lus menstruaciones son Ins siguientes. Afios 16... 130 casos. Bon BO wee 150° > DVT ceseners 80» De LO neecets 40 > { El clima ardiente i seco a la vez, Ia vida activa, el desarrollo preeoz i considerable del sistema muscular, Ia alimentacion gro- sera, pero bastante sana, son circunstancias que me esplican este desarrollo prematuro de los menstruos en las mujeres que han sido criadas en esia rejion, REJION CENTRAL Hemos comprendido aqut las provineias de Santiago, Colcha- gue, Tales i Curie6. Estas’ proyinciag’ son indudableniente mas comerciales, mas fértiles i saludables que Jas dela rejion del norte haliéndose cubiesa por.una abundante vejetacion, siendo la agtia culthra.su principal riqueaa. Nnda tehemos que agregnr a lo dicho anterformente, respecto a TES condiciones fisicas dela vida dela mujer, solo aly con poca diferencia, haré notar el inujo poderoso que en, estarejion ejerce Ta onlfura-i la! vida del erat mundo ‘sobre €l-desariolto corporabi sobre la aparicion de In menstruacion. Jeneralmente los autores que han trazado Ia historia de esta funcion, creen que es mas precoz en las enpitales de las grandes ciudades cultas i civilizadas, porque colocadas en mejores condi- ciones de vida, llevan una existencia amenizada con todo jénero de diversiones que apresuran la aparicion de la catamenia, Despues de haber enumerado el término medio de la edad en que aparece en Ia rejion ceutral, me detendré especialmente en la culta i populosa Sautiago, Ries SeSuTG ras REJION CENTRAL Epoca en que aparece la primera menstruacion 14 casos 84 > 188 424 ss sssereee 2300 casos. Por el siguiente cuadro, vemos que en esta rejion la edad co- mun se encuentra entre los 14 i 15 afos, pero aqui el mimero 14 representa la cifra mas elevada, miéntras que el guarismo 13 representaba en Ja rejion del norte la cifra mayor. Los otros mimeros situados por debajo de estas cifras, i que in- dican el término medio son: setae, 462 casos 424 » La provincia de Santiago, que esta situada, podemos decir en el centrs mismo de esta rejion, cuyo clima es por excelencia templa- do, donde el comercio es mayor que en las otras provineias, he obtenido algunas diferencias relativas a la edad. Examinémosla separadamente i venmos las diferencias que existen en la capital con el total que he obtenido en toda la rejion central. pea (poets PROVINCIA DE SANTIAGO vueyYuvevy se eteeeees cee 981 observaciones, En la capital vemos, pues, que en la edad de 16 afios, la cifra mas elevada, en seguida 15,14 i 18. Como estos datos los he tomado en mujeres que viven pendientes de su salario para man- tenerse, i que pasan la mayor parte de su existencia llenas de privaciones, ejerciendo en jeneral profesiones penosas, creo que son cauusas mas que suficientes para esplicarnos por qué en la capital, Ja aparicion de la primera erupcion menstrual In podemos consi. derar mas tardia, REJION AUSTRAL 0 INSULAR Se estiende esta rejion desde el 41° i 30° de latitud hasta el cabo de Hornos, existe en ella una grande i espesa vejetacion, la tem peratura es fresca, las uvias son casi constantes i es un clima enteramente marino, La mujer en esta rejiou leva wna vide de summa actividdd, ila alim@ntacion es/Pindafite Verificdindose todas las funciones con Suma regiilaridaa: Gomprendo aquiflas provincias situadas entre Mawlé i Llanqui- hue; 1,100 casos forman el conjunto de este tltimo grupo de obsery aciones, REJION AUSTRAL O INSULAR Epoca de la aparicion de la primera menstruacion Aiios 11 . 20 casos Bo 1S 366 » Pools: 288 » >» 14 266 » > 16 . 150 » 1100 observaciones. 18 Por estas cifras vemos que es la edad de 12 i 13 afios Ia que nos muestra la época mas frecuente de la primera aparicion de Ia menstruacion en la rejion austral o insular. I Ahora por lo que toca a la mujer chilena en su organizacion fisiea, i en su cardcter moral no puedo ménos de estudiarla aun- que sea superficialmente ya que aun por estranjeros ha sido con- siderada i justamente apreciada. Clasificaré en tres grupos perfectamente distintos a las muje- res chilenas, desde el punto de vista de su aspecto esterior, gru- pos que por lo demas existen con caractéres mas o ménos marca- dos en todas Jas naciones, Colocaré en el primero ala mujer de las clases acomodadas, por cuyas venas corre Ja sangre azul, ya porque son de orfjen pu- ramente espaficl, proveniente del cruzamiento de la raza espaiiola con las demas naciones europeas. En ellas las buenas condiciones de habitacion i de los demas elementos de la vida, se traducen por una talla regularmente elevada, por lo jenerai de 1 metro 65 centimetros, por un aspecto de salud mui manifiesto, i por una gordura jemela con la obesidad, i que Hama la atencion de los es- tranjeros ide los hombres de ciencia los cuales Ja atribuyen al reposo a que se entregan las que no tienen que sostener lo que se ha dado en lamar lucha por la existenciaiala enorme can- tidad de alimentos que cada una desnuestras sefioras chilenas injieren. Si hubiératos deWablandeysu aspecto esterior, de susemblan- te ide su conformacion fisica, relativa ala estética, diriamos que au talla es proporcionada, susmiembros guardan perfecta regula ridad con el tronco, su aspecto esterior agradable i modesto, sus facciones regrlarmente, perfiladas, en su mirada-seorevela la jsene cillez de su alma, i por fin su conjunto atrayente, nos harian de- cir apoyandonos no en el testimonio nuestro sino en el de Ja jene- ralidad de los que han visitado nuestro pais que entre las mujeres chilenas de las clases acomodadas es donde se encuentra un ni- mero mas considerable que en otras naciones de modelos de be- Neza. Pasemos ahora al segundo grupo; seria éste, a mi modo de ver, formado por Jas mujeres que habitan los campos i cuyas condicio- nes de vida no pueden armonizarse con una constitucion debilita- ae da i raquitica, Es en este grupo donde encontramos los mejores tipos de robustez i de resistencia fisica mas acabadas. El ambiente puro, la constante actividad, los trabajos manuales no enervantes, a que se entregan, han conservado en este gru los caractéres de la raza de que en gran parte Jescienden. Listas mujeres son de elevada talla, de miembros fornidos, de gran resistencia ffsica i su buena organizacion no es engafiosa como pasa en muchas de los tipos del primer grapo que hemos establecido; son capaces de soportar las fatigas i los trabajos i llegan jeneralmente a una edad mut avanzada, Todos sabemos que es aqui en Chile, i que son sus campos los que muestran los ejemplares de vida de 100, 120 aftos iqne son en jeneral las mujeres Ins que legan felices o desgra- ciadamente a esta edad. El tercer grupo, es el que mas nos vaa detener, porque es tie- cesario decir en alta voz los sufrinientos que la agobian i los incal- culables males que pueden resultar para ia nacion de la desaten- cion a este respecto por parte de los encargados de velar por la virilidad de la raza i del bienestar del pais. Este grupo est constituido en primer lugar por las mujeres a quienes las vicisitudes de la vida, las han obligado a vivir en una posicion decente a toda costa i que tienen que luchar con el misterio por conservarla; i en segundo lugar por las mujeres del pueblo, como se tas lama, que viven de una parte reducida del miserable salario de sus hijas o esposas, en habitaciones malsanas i en el seno de la infeccion, Las primetas se entre- gan jeneralmente al trabajo del taller’ia la costura, i su cons- titucion_se debilita bajo la influencia de las largas i contfauas veladas, retribuidas/con jescasa racion de alimentos por las de lag clases )acomodadas. HW] celibato i la tisis son el premio de Bus sadifficios. “Las ségundas, representan las mujeres de nues- tra clase proletaria; predomina en ellas la_constitneion fuerte ila ‘gran mayorla Son jentes’ trabajadoras \que pasan toda su existen= cia en los quehaceres domésticos ya de lavanderas, cocineras, etc., otras buscan con su trabajo la subsistencia para sf i sus hijos por- que el salario del duefio de casa no les es suficiente aun para las necesidades mas premiosas de su albergue. Es imposible que nna mujer soporte sobre sus delicados i débi- les hombros, una carga tan pesada, sin riexgo de que su organis- mo sufra notables perturbaciones, Come mal, duerme mal, i vive peor, he aquf las tres condiciones innatas, por decirlo asi, en estas mujeres que se habitdan a una vida de quejumbres i miserias sin encontrar un remedio para su situacion. Fasados 4 0 5 afios en una vida semejante, el organismo feme- nino se reciente de las pérdidas que sufre i es enténces cuando encontramos las mujeres raquiticas, pequetias, de aspecto que ins- piran compasion, Visitémosla alli en su miserable tugurio, cons- truido ex-profeso desdefiando las reglas mas rudimentales de la hijiene: alli el sol no entra, porque su miserable albergue no posee ventanas, allf el nivel del suelo es mas bajo que el nivel esterior, por la tendencia implacable de nuestras autoridades de ordenar terraplenar el pavimento de las calles quedando naturalmente el nivel de éstos mas alto que el de las, habitaciones, alli la puerta apénas permite pasar a les moradores i el techo las obliga casi a estar inclinadas; alli habitan confundidos el marido i la mujer, los los hijos dando pébulo a las epidemias i a la corrupcion, agregin- dose a esto la obligada companta de dos 0 tres perros, gatos, i gallinas ete., etc...... ,Qué estrafio, es pues, que con estas condi- ciones de vida i en medio de esta miseria, surja el crimen, como una esperanza i el vicio i corrupeion como un lenitivo de seme- jantes sufrimientos? I desgraciadamente In miseria aumenta, ies la mujer la desti- nada a reproducir i conservar las jeneraziones la que sufre todo el peso de esta vida tan terrible! I entre esta clase, para colmo de desgracias, es donde la fecundidad es incomparablemente superior a las demas. Asi pues, modificar esta situacion) \indéaral poder supremo la decadencia inminente de nuestra raza sino se remedia luego este estado de gOsas*e indicar 16S Medios de hacerlos es el deber de los hombres de ciéncia, que se harian reos ante su conciencia i ante el pais‘de unarculpable negtijéncia; las habitaciones para obreros, construidas por el Estado, el aumento de los salarios, i 1é vi Gia}d@ las tabersas /soh) lds: pritveros Wrecurbos de Que’se debéechak mano. PARTE SEGUNDA PREDISPOSICIONES PATOLOJICAS PROPIAS DEL SEXO En esta segunda parte de mi trabajo que tengo el honor de pre- sentaros, abundan las cifras i como naturalmente es frido, solicito que me escucheis con benevolencia. He reunido una serie de datos con los cuales ke formado una estadistica con 16,439 enfermas, que se han presentado al hospital de San Francisco de Borja de esta capital desde el 1.° de julio de 1884 época en que se comenzé a llevar una estadfstica séria con todos los diagnésticos médicos hasta el 15 de noviembre del corriente ano, He agregado tambien 339 datos tomados de la Casa de Espési- tos de Santiago dat's que los he reunido en la estadistica jeneral. SEXO Clasificando los enfermos, segun el sexo a que pertenecen, he- mos hecho el signiente euadro para el complemento del cual, he revisado la estadistica del hospital de hombres de San Juan. de Dios en el mismo espacio de tiempo que en Ia estadistica femeni- na, con el objeto de saber Ja frecuencia de las enfermedades en los dos sexos, Phoporcion 1884) 1885, 1886 Hombres.........] 2478 | 4,664 | 4,247 | 11,389 Mujeres..........] 2,540} 6,762 | 6,934 | 16,439 [2596 mas | Totales.......] 5,018 tia | 11,181 | 27,828 38040 —2— EDAD Para clasificar con la mayor claridad posible las enfermedades que afectan ala mujer chilena, en los diversos perfodos de su vida he hecho un cuadro cuya esplicacion esti basada en la frecuencia de los variados grupos mérbidos que presenta hasta la edad de la ancianidad o senectud. Num. 1 CUADRO QUE INDICA LA FRECUENCIA DE LAS AFECCIONES PATOLO- JICAS EN LA MUJER CHILENA EN LAS DIVERSAS EDADES DE LA vipa. ‘Totales por edades EDADES 1 mesa 1 affo.. Lato a 5 aitos 5 afiosa 10 »., > 3,679 4,360 1,157 7,325 2,930 1,404 > op : 220 1,033 70 adclanie 120 Potal. 6,762 | 6,034 | 16,439 Hel erichbezaiinie hid Cel loro bitni, {1p1s8/ FebI6s titulod ng tres columnas verticales que son de izquierda a derecha, edades, afios i totales por edades. Edades,—He dividido la. vida en perfodos de tiempos variables. De 1 mes a 1 afio,de1a5, de 5a l0iasi sucesivamente en pe- riodos de 5 afios hasta los 30; i de ésta edad para adelante en perfodos de 10 afios hasta los 70 Como es esta una edad avanza- da i jeneralmente son conducidas a los hospicios por senectud, de aqut resulta que el ndmero de estas enfermas que se presenta a Jos hospitales es mucho menor; éste es el motivo por el cual colo- ee co en Ia estadisticn un niimero reducido i por el que ro he dividido en perfodos despues de esta avanzada edad, Totales por edades,—Suma de los totales parciales de la colum- na anterior. A pesar que por la altima columna de este cuadro se desprende una conclusion, he preferido tomar de 61 los mejores datos i he formado con ellos el cuadro mim, 2. Num. 2 RESUMEN DEL CUADRO ANTERIOR PER[ODOS DE LA VIDA EDADES MUJERES ( 1lmesa 1 affo... Tafo a 5 afos.. 5afiosald >»... 10 >» al5 >... Desde 1 dia a 15 aiios 15 afios a 20 aifios..| 20 » 0% Desde 15 2 50 afios....425 » 030 30 » a40 L4o » 250 50 afios a 60 aiios., 60 >» a 70 » De 50 8 70 008..s.s00 | | De 70°adelantems...... ce 120 Totales......r00| 16,439 16,439 4 Dividimos aqui en la primera columna vertical de la izquierda, Ja vida de la mujer chilena, en tres periodos mui naturales: desde el nacimiento hasta la edad de la pubertad, desde esta edad hasta Ja menopausia, i por fin desde la menopausia hasta la senectud, 0 sea desde un dia a 15 afios, desde 15 a 50, de 50 a 70, i de 70 adelante. En segnidas las edades del cuadro anterior, i por iltimo el to- tal en cada edad, i con su proporcion al lado caleulada sobre el nitmero de 16,439 enfermas que es la suma total. Por fin en las dos filtimas columnas, Ia suma de los cuatro perfodos de la vida o sea sit proporcion calculada sobre el mismo gran total de 16,439 enfermas. Estudiando este cuadro con un poco de detencion, veremos una progresion ascendente de las enfermedades desde la edad de 13 afios hasta los 25, decrece en seguida hasta los 30 para tener un aumento brusco desde la edad de 40 a 50 aiios, i descender nuc- vamente poco a poco desde el nacimiento hasta 1 aio i por fin disminuir considerablemente hasta los 70 afios. Asi, pues, son mas comunes las enfermedades en jeneral desde los 15 hasta los 25 afios i desde los 40 a 50 afos. FRECUENCIA DE LAS ENFERMEDADES EN LOS DIVERSOS MESES I ESTACIONES DEL ANo, Para resolver esta cnestion tomaré en cuenta las enfermas que han asistido al hospital de San Francisco de Borja desde el 1.° de julio de 1884 hasta el 1.° de julio de 1886, para obtener de esta manera dos afios completos i que me permitirdn sacar conclusio- nes perfectamente exactas. Num. 3 gULto 1.° de 1884 at, 1.° DE gunt0 DE 1885 & 4 Octubre Diciembre Mujeres. .| 585] 539) )528) 650| 698) 7,212 Ofdenss..| 7° | ly. 4 PS. i 32,°| 10,9}41."| 3,” Esté en el cuadro nim. 3 la existencia detallada del nimero de mujeres que han entrado todos los meses en los afos de 1884, 1885 i 1886 que forman dos pequetios cuadros de cuyo conjunto resulta el gran cuadro. La existencin mensual esté colocada alli en columnas verticates -correspondientes a los 12 meses del afio. El total jeneral de los dos afios asciende a la cifra de 14,439 enfermas. Cada euadro par- cial consta de dos columuas horizontales, una superior que indica el sexo femenino, una segunda que nos senala el drden que de mayor a menor comprende a cada uno de esos totales i por consi« guiente a cada uno de los meses del afto, Sacando un cuadro apar= te de ese drden que nos resulta en cada aio hemos formado la si- guiente lista, Num 4 1885 a 1886 Julio Enero Tunio Marzo Diciembre Octubre: Mayo Agosto Noviembre Abril Febrero, Setiembre Desde luego este cuadro no indica que la mayor existencia de enfermas ha sido observada en los meses siguientes: diciembre, enero, junio i julio, Podremos decir pues que el mayor ntimero de enfermedades se presentan en Ja mujer chilena en el verano i en el invierno, Queriendo ser atm mas exacta, he hecho cileulos mas menucio- 08 i he reunido en un solo total Ja asistencia de meses andlogos en los dos afios i esos doce totales correspondientes alos doce me= ses del afio han sido divididos por el ntimero de 14,439 para ob= tener de era manera el tanto por ciento de cada mes, En el cuadro nim. 5, ponemos de manifiesto esos eiileulos i los resultados obtenidos. He agrupado en él los mes2s por estaciones ial efecto comienzo por el mes de mayo. ETACIONES TOTALES 1,114 1,064 1,185 1,276 1,262 1,175 1,032 Primavera .........) Octubre : 11143 Noviembre. 4157 | ] (Diciembre .. 1,287 1,216 1,004 Delestudiotde este¥etiadro "se"desprende elaramente que'las en- fermedades son mas frecuentes en los meses de diciembre, #enero, Hel jimio Fjuliofe nfebosfadrinhes en lok masks la fEbeeroea setierhs bre. Pero como sabemos que en todo trabajo estadistico conviene jeneralizar lo mas posible para apreciar a simple vista los resul- tados, he agrupado los meses por estaciones com» lo vemos en eb cuadro citado i enténces tenemos una conclusion mas jeneval: las enfermedades en la mujer chilena principian a aumentar a fines de la primavera, contintia dicho aumento en el verano, disminu- yen a fines de ¢ste para volver a ascender en el invierno. Teneralmente con las afecciones del aparato dijestivo las que se presentan con mas frecuencia en los meses de diciembre i enero, i Jaa del aparato respiratorio las que aamentan en los meses de ju- nio i julio i en seguida por drden de frecuencia las enfermedades cardiacas i uterinas, Habria deseado, sefiores, haber tratado en particular de la sin- tomatolojia i del tratamiento de aquellas enfermedades mas fre- cuentes en la mujer chilena, especialmente de aquellas que tienen su asiento en el aparato-itero-oviirico, pero dejo este estudio para hacerlo con mas minuciosidad i estension en un trabajo posterior. Si hubiera logrado dar a conocer en la presente memoria, aunque sea brevemente, la época mas o ménos exacta de la oposicion de Ja menstruacion en Ia mujer chilena, como tambien uno de los puntos de Ja nosolojia médica de nuestro pais, quedarian por ahora, completamente satisfechas mis aspiracioncs.

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