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Régimen Tributario contemplado en el Anteproyecto de Ley del Juego presentado

por LAE

Estimado Sr/a…

Me pongo en contacto con Usted en calidad de Presidente de la Asociación Española de


Apostadores por Internet (AEDAPI), entidad que viene desarrollando una actividad
informativa dirigida a todos los actores implicados en el proceso regulatorio del juego
por Internet.

Desde AEDAPI le queremos trasladar nuestra preocupación por la actual redacción del
Anteproyecto de Ley de Regulación del Juego publicado en la Web de LAE. Como
seguramente conoce, el mencionado Anteproyecto ha sido sometido recientemente a
audiencia pública. Adjuntamos a esta carta las alegaciones presentadas por nuestra
Asociación.

Dentro de los temas que más nos preocupan de la actual redacción se encuentra el de la
fiscalidad. El Anteproyecto establece en su Exposición de Motivos como principalísima
ratio legis el dimensionamiento del mercado regulado a la demanda existente. Nosotros
estamos totalmente alineados con dicho objetivo: creemos que la nueva regulación
tiene que permitir que los apostadores españoles puedan dirigirse a un mercado de
operadores regulados, lo suficientemente amplio y atractivo como para obviar a la
mayor proporción posible de juego con operadores offshore no regulados. Más que
cualquier otra medida, y muy especialmente más que las medidas preventivas y
sancionadoras, lo que va a marcar la diferencia permitiendo dimensionar realmente el
mercado onshore será la forma en que se fiscalice el juego.

El Anteproyecto establece un sistema de fiscalidad sobre ingresos brutos (“turnover


tax” en jerga anglosajona), definidos como el importe total de las cantidades que se
dediquen a la participación en el juego, así como cualquier otro ingreso derivado.
Nosotros creemos que el sistema adecuado es, por el contrario, el basado en gravar
los beneficios brutos (“Gross Profit Tax” o GPT), y no en gravar el volumen. Varios
son los argumentos y contra-argumentos que queremos trasladarle con esta carta.

En primer lugar, la fiscalidad sobre el beneficio es más atractiva al usuario que la


fiscalidad sobre los ingresos brutos al permitir la primera mayores premios que la
segunda. Eso es muy relevante a la hora de dimensionar la oferta de todos los juegos
online, al encauzar el natural interés de los usuarios de conseguir mayores premios hacia
los productos de los operadores regulados. Dicho de otra forma, para lograr un
adecuado dimensionamiento de la oferta, la Ley debería permitir que el juego regulado
fuera igual o más atractivo que el offshore para los usuarios a la hora de conceder
premios.
En segundo lugar, la fiscalidad sobre el volumen restringe totalmente la oferta en
determinados ámbitos, al dejar fuera del sistema a los principales operadores de
productos de gran éxito en nuestro país, como el cash póquer y las apuestas
cruzadas. En ambos casos, los operadores son simples intermediarios entre dos o más
jugadores, llevándose un pequeño porcentaje del premio en forma de comisión. El
volumen no puede ser nunca la base imponible porque no refleja el beneficio del
operador. Sería como hacer tributar a una agencia de valores por el volumen
intermediado en bolsa.

En tercer lugar, el argumento utilizado durante las conversaciones del Grupo de Trabajo
de Coordinación Normativa en materia Tributaria de que un sistema incrementa más las
ludopatías que el otro, carece de toda lógica. Si bien es cierto que la fiscalidad sobre
beneficio tiene más atractivo para los usuarios, como hemos señalado, esto no es
suficiente para sacar una conclusión tan poco razonada. Por el contario, la reducción de
las ludopatías en el juego online pasa a nuestro juicio con un aumento del juego
regulado y correlativa disminución del no regulado. Es decir, la lucha contra la
adicción debe provenir, una vez más, del incremento de la oferta de operadores
regulados, que son los que pueden ayudar en el objetivo común de promocionar un
juego responsable. Sin existir todavía datos comparativos suficientemente contrastados
la experiencia parece indicar que aquellos países donde la tributación es sobre
beneficios (por ejemplo, Gran Bretaña), al haberse reducido enormemente el juego no
regulado, tienen un mayor control sobre las adicciones, que los países donde el juego es
muy restringido (ejemplo, Francia) o está prohibido (ejemplo, EE.UU.).

En cuarto lugar, el otro argumento utilizado durante las conversaciones del Grupo de
Trabajo en el sentido de un sistema es más fácil de gestionar que el otro, también carece
de toda lógica. En ambos modelos las autoridades fiscales deben tener en consideración
todas las transacciones para asegurarse de que se está pagando la cantidad correcta en
concepto de impuestos. Pero en el caso de tributación sobre beneficio bruto (GPT) la
tributación es más fácil de gestionar puesto que los ingresos anunciados en las
cuentas que los operadores tienen que presentar por ley son uno de los elementos
inspeccionados con mayor atención en la auditoría anual de los estados financieros
de la empresa. Es decir, el beneficio bruto, tiene traslación directa a la contabilidad de
los operadores, mientras que el volumen operado no tiene necesariamente reflejo en los
estados financieros.

En quinto lugar, una fiscalidad basada en el beneficio bruto (GPT) es el sistema que se
ha adoptado por países como Inglaterra y Dinamarca, y al que se está dirigiendo Italia.
En este sentido es importante recordar que todas las Comunidades Autónomas que
hasta la fecha han regulado el ámbito de las apuestas han establecido la fiscalidad
sobre el beneficio bruto (GPT): Madrid, País Vasco, La Rioja y Ceuta. Y este
parece ser también, a tenor de lo establecido en las Leyes de Medidas Fiscales y
Administrativas que acompañan la Ley de Presupuestos Generales del Estado para el
año 2011, el camino que van a emprender Castilla-León, Aragón, Navarra, Murcia y
Valencia. Adoptar una solución distinta para la totalidad del Estado que la que se está
adoptando para las diferentes comunidades mostraría una falta de cohesión jurídica de
consecuencias difícilmente predecibles.
Por último, dimensionar la oferta supondrá un aumento del negocio regulado en España,
y con ello una mayor capacidad de obtener ingresos fiscales para el Estado y las
Comunidades Autónomas.

Esperando que los argumentos anteriores sean de su interés, quedo a su total disposición
para lo que considere necesario.

Cordialmente,

Sacha Michaud

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