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I. ANTECEDENTES
II. CONSIDERACIONES
PRIMERA. Concepto de consulta popular. La consulta popular constituye un
mecanismo de democracia participativa directa consagrado por la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos (en adelante Constitución o CPEUM), con el propósito de
consolidar y transformar la democracia y generar una cultura participativa en la sociedad,
que permita a las y los ciudadanos ejercer su derecho constitucional de votar, expresar su
opinión y decidir sobre temas de trascendencia nacional o regional.
SEGUNDA. Derecho ciudadano. Conforme a los artículos 35, fracción VIII de la
Constitución, y 7 de la Ley, es un derecho y una obligación de la ciudadanía votar en las
consultas populares.
TERCERA. Objeto de la consulta popular. El artículo 5 de la LFCP señala que serán
objeto de consulta popular los temas de trascendencia nacional. La trascendencia
nacional de los temas que sean propuestos para consulta popular será calificada por la
mayoría de los legisladores presentes en cada Cámara, con excepción de la consulta
propuesta por los ciudadanos, en cuyo caso lo resolverá la Suprema Corte de Justicia de
la Nación. Asimismo, de acuerdo con el artículo 35, fracción VIII, numeral 2o. y con el
artículo 64 de la Ley, el resultado de la consulta será vinculante para los poderes
Ejecutivo y Legislativo federales, así́ como para las autoridades competentes, cuando la
participación total corresponda, al menos, al cuarenta por ciento de los ciudadanos
inscritos en la lista nominal de electores.
CUARTA. Concepto de trascendencia nacional. El artículo 6 de la Ley establece lo que
ha de entenderse por trascendencia nacional en el tema propuesto para una consulta
popular, considerando fundamentalmente su repercusión en la mayor parte del territorio
nacional, así como el impacto en una parte significativa de la población.
QUINTA. Temas que no son objeto de la consulta popular. En términos del artículo 35,
fracción VIII, numeral 3o. de la Carta Magna y del artículo 11 de la Ley, no podrán ser
objeto de consulta popular la restricción de los derechos humanos reconocidos por la
Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, ni
las garantías para su protección; los principios consagrados en el artículo 40 de la misma;
la permanencia o continuidad en el cargo de los servidores públicos de elección popular;
la materia electoral; el sistema financiero, ingresos, gastos y el Presupuesto de Egresos
de la Federación; las obras de infraestructura en ejecución; la seguridad nacional; y la
organización, funcionamiento y disciplina de la Fuerza Armada permanente. La Suprema
Corte de Justicia de la Nación resolverá, previo a la convocatoria que realice el Congreso
de la Unión, sobre la constitucionalidad de la materia de la consulta.
SEXTA. Derecho a presentar petición de consulta popular. Conforme a lo previsto por
el artículo 35, fracción VIII, numeral 1o, inciso b) de la CPEUM y por el artículo 12,
fracción II, de la LFCP, podrán solicitar una consulta popular el equivalente al treinta y tres
por ciento de los integrantes de cualquiera de las Cámaras del Congreso.
SÉPTIMA. Fecha de la consulta. Conforme al artículo 8 de la Ley, la consulta o
consultas populares a que convoque el Congreso se realizarán el mismo día de la jornada
electoral federal.
OCTAVA. Oportunidad. El artículo 13 de la LFCP señala la oportunidad para presentar la
petición de consulta popular, estableciendo que ésta podrá presentarse ante las Cámaras
del Congreso, según corresponda, a partir del uno de septiembre del segundo año de
ejercicio de cada legislatura y hasta el quince de septiembre del año previo al año en que
se realice la jornada electoral federal. Por tanto, dado que las elecciones federales se
llevarán a cabo el primer domingo de junio de 2021 y la fecha límite para presentar la
petición de consulta popular concluye el 15 de septiembre de 2020, se considera que la
presente se encuentra presentada en tiempo y forma.
NOVENA. Requisitos de la consulta popular. De conformidad con los artículos 21 y 22
de la LFCP, la petición referida deberá cumplir con el nombre completo y firma del
solicitante o solicitantes, el propósito de la consulta y los argumentos por los cuales el
tema se considera de trascendencia nacional y la pregunta correspondiente. Además,
deberá acompañarse del anexo que contenga nombres completos y firmas de por lo
menos el treinta y tres por ciento de los integrantes de cualquiera de las Cámaras del
Congreso, sin que puedan presentarse peticiones suscritas por legisladores de ambas
Cámaras.
DÉCIMA. Sustento de la petición de consulta popular. El tema que motiva la presente
PETICIÓN DE CONSULTA POPULAR repercute en todo el territorio nacional e impacta
en una parte significativa de la población mexicana, en términos del artículo 6 de la Ley
Federal de Consulta Popular, al estar involucrados sus intereses e instituciones y dado
que los hechos que la originan revisten por sí mismos una importancia y gravedad tal, que
es preciso se sometan a este mecanismo de participación ciudadana, en atención a las
consideraciones que más adelante se precisan.
III. PROPÓSITO Y TRASCENDENCIA NACIONAL DE LA PETICIÓN DE CONSULTA
POPULAR
Desde una perspectiva global, el costo de la corrupción ronda los 2.6 billones de dólares,
lo que equivale al 5 por ciento del Producto Interno Bruto Mundial, de acuerdo con los
datos más recientes del Foro Económico Mundial, Además, según datos del Banco
Mundial, empresas e individuos pagan cada año más de mil millones de dólares en
sobornos.
De ahí que tanto las múltiples sospechas como las acusaciones formales que se han
presentado contra algunos expresidentes de la República por su presunta participación en
hechos de corrupción y en otras conductas constitutivas de delitos representen asuntos
de interés nacional que, por sí mismos, ameritan y justifican consultar a la ciudadanía, a
efecto de que, en ejercicio de su derecho, exprese su opinión al respecto.
Además, hay indicios de que incuantificables recursos destinados a los sectores más
vulnerables de la población no llegaron a estos, debido a conductas realizadas al margen
de la ley por funcionarios públicos que aprovecharon su cargo para acumular riquezas en
detrimento del pueblo.
Todos estos hechos evidencian la urgencia de hacer lo necesario para que los
expresidentes de nuestro país, con apego al marco constitucional, convencional y legal y
sin demérito del principio de presunción de inocencia, sean sujetos de investigación y, en
caso de ser hallados culpables, paguen por los delitos que hayan cometido en perjuicio
de nuestra Nación
Uno de los motivos que le impidieron a México seguir el ejemplo de otras naciones fue el
enraizamiento de una cultura de corrupción y complicidad, que ha protegido durante
muchos años a los poderosos, pese la brutalidad y los devastadores efectos de sus actos.
Esta cultura contribuyó a generar un ambiente de desesperanza entre las y los
mexicanos, quienes llevan años exigiendo que se le ponga fin al velo de intocabilidad que
ha mantenido protegida a la antigua clase política mexicana. Hoy, según, el Barómetro
Global de la Corrupción: América Latina y el Caribe 2019, 9 de cada 10 personas en
México consideran que la corrupción es uno de los problemas más graves para el país.
En este contexto resulta fundamental restituir la confianza ciudadana y, con ese propósito,
contribuir a materializar el ejercicio de sus derechos para que expresen su punto de vista
sobre temas de trascendencia nacional incluyendo la investigación y el deslinde de
responsabilidades por la comisión de conductas antijurídicas que han dañado
profundamente a la sociedad. Ello, sin menoscabo de las garantías constitucionales y
procesales aplicables, y sin demérito alguno del ejercicio de las facultades y atribuciones
de las autoridades competentes.
A partir del arranque del Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y la
consecuente inauguración de una nueva etapa de la vida pública, México ha dado señales
contundentes para caminar hacia esa dirección. Prueba de ello es que hoy existen
procesos judiciales que vinculan a diversos exfuncionarios que, en otro tiempo, hubieran
sido intocables. Un ejemplo claro es el proceso judicial que actualmente se lleva en contra
del exdirector de la empresa productiva del Estado más importante de las últimas décadas
o el del exsecretario de Seguridad Pública que hoy se encuentra recluido en una prisión
de Estados Unidos de América por sus vínculos con el narcotráfico mientras ejercía sus
funciones.
Sobre el caso que nos ocupa, el pasado 27 de agosto de 2020 el diario de circulación
nacional El Universal reveló que, de acuerdo con una encuesta realizada por dicha casa
editorial, nueve de cada 10 mexicanos quieren que se juzgue a los expresidentes. Al
preguntar si consideran que aquellos deben ser llevados a juicios por ilícitos cometidos
durante sus gobiernos, Enrique Peña Nieto se encuentra en primer lugar con 89.4%,
seguido por Carlos Salinas, con 88.5%, y en tercer sitio aparece Felipe Calderón, con
82.1%.
Con este panorama de fondo, y a la luz de una nueva serie de dispositivos
constitucionales, hoy más que nunca es necesario que las y los mexicanos constaten que
su participación no se agota en las urnas: los mecanismos de democracia directa que han
sido incorporados a la Constitución General de la República deben ser verdaderas vías de
incidencia en los asuntos que le dan forma y fondo a nuestro Estado.
Precisamente la reforma constitucional aprobada en 2019 en materia de revocación de
mandato y consulta popular definió a esta última como el mecanismo de participación que
sirve para que la ciudadanía ejerza el derecho constitucional para votar en torno a temas
de trascendencia nacional de manera que su voluntad, vinculante conforme dicte la ley,
pueda incidir en el debate y en las decisiones que adoptan los órganos representativos
del Estado.
En este sentido, es deber del Estado mexicano, a través de sus Poderes de la Unión,
sensibilizarse con esta exigencia ciudadana y, en el marco de las funciones que a cada
órgano le atañe, debemos atender al claro mandato popular del proceso electoral de
2018, consistente en el combate a la corrupción y a la impunidad, y actuar en
consecuencia. Por ello, es claro que la presente consulta nos atañe a todas y todos los
mexicanos, ya que tiene repercusión en todo el país y genera impacto en la mayor parte
de la población.
En la LXIV Legislatura del Senado de la República hemos trabajado sin descanso para
aprobar reformas constitucionales y legales en materia de combate a la corrupción,
cáncer que ha aquejado a nuestro país, elevando a rango constitucional delitos como el
enriquecimiento ilícito y el ejercicio abusivo de funciones que ameritan ahora prisión
preventiva oficiosa, dado el grave daño que provocan en los intereses de la población y
en la economía nacional.
La Cámara Alta no puede ni debe ser omisa ante actos que han afectado en grado sumo
la subsistencia de millones de mexicanos y la estabilidad de la economía del país. Por
ello, es necesario impulsar los mecanismos de participación que hemos incorporado a
nuestra Ley Fundamental.
La Cuarta Transformación ha demostrado que entre sus principales prioridades se
encuentra el combate a la corrupción y el crimen organizado. Una expresión de ese
compromiso ha sido la adopción de nuevos dispositivos legales que coadyuvan a su
extinción; sin embargo, la función del Poder Legislativo no se agota en la creación de
nuevas leyes y su mejora continua, también es parte de su marco competencial el activar
mecanismos como la consulta popular, cuya petición y aprobación le han sido conferidas
como atribuciones por la propia Constitución
En atención a lo anterior, la presente petición de consulta popular tiene como propósito
que las ciudadanas y los ciudadanos, en un auténtico ejercicio democrático, hagan uso
de su derecho constitucional al voto para expresar su opinión frente a este tema de
trascendencia nacional, para determinar si están de acuerdo en que se investigue y en su
caso, se juzgue a los expresidentes de los Estados Unidos Mexicanos, que sean resulten
responsables de algún acto u omisión contrario a las leyes mexicanas.
A través de esta vía podremos garantizar que la ciudadanía sea partícipe en la toma de
decisiones sobre un tema que atañe a todas y todos los mexicanos: la impartición de
justicia sin distingos, garantizando así un trato igualitario ante la ley sin prerrogativa
alguna.
Además, su trascendencia nacional descansa en que los sujetos a los que se refiere la
consulta popular fueron los máximos representantes del Poder Ejecutivo que, en términos
de los artículos 80 y 89 constitucional, representaron a la Nación Mexicana con facultades
que incidieron en todo el territorio nacional, como la preservación de la seguridad
nacional, la dirección de la política exterior y la ejecución de las leyes del Congreso de la
Unión; quedando su actuación limitada por la Constitución y las leyes mexicanas. Dichos
sujetos en los términos del artículo 128 constitucional, se comprometieron a guardar la
Constitución y las leyes que de ella emanen, lo que más allá de un acto protocolario, les
obliga a actuar plenamente en el marco del Estado de derecho.
Además, la consulta popular resulta trascendente, pues pretende someter al escrutinio
público la opinión sobre posibles hechos de responsabilidad jurídica de aquellos
individuos que fueron investidos de autoridad pública con respecto a sus gobernados,
quienes, en el marco de un sistema democrático representativo, delegaron en forma
condicionada el poder de gobernar. En ese espectro, dichos funcionarios tuvieron deberes
de gran relevancia nacional como el orientar las decisiones políticas en el mejor interés de
los gobernados al ejercer un cargo público, el deber de ejecutar o gestionar la decisión
política con la mayor diligencia y honradez, el deber de rendir cuentas del ejercicio del
poder del pueblo y el deber de asumir las consecuencias positivas y negativas del
ejercicio de su mandato.
Los argumentos anteriores colman los supuestos previstos en el artículo 6 de la Ley
Federal de Consulta Popular y demás disposiciones normativas aplicables.
Por otro lado, cabe precisar que el tema de la presente solicitud no corresponde a los
supuestos enunciados en el numeral 3º de la fracción VIII del artículo 35 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que a la letra dice:
(…)
En este punto resulta pertinente señalar además que México es Estado Parte y promotor
activo de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción y de otros
instrumentos mundiales como el Convenio para Combatir el Cohecho de Servidores
Públicos Extranjeros en materia de transacciones comerciales internacionales. De
conformidad con los compromisos adquiridos por nuestro país al ratificar estos Tratados,
el Estado mexicano está obligado a promover y fortalecer las medidas para prevenir y
combatir más eficaz y eficientemente la corrupción, lo que es propósito de esta petición.
A efecto de dar cumplimiento a lo que dispone el primer párrafo del artículo 22 de la Ley
Federal de Consulta Popular, se agrega Anexo que contiene el nombre completo y firma
de las Senadoras y Senadores que suscribimos el presente escrito.