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82 GACETA JUDICIAL PERJUICIOS.— ACCION DE RESPONSABILIDAD CIVIL POR CULPA AQUILIANA. CULPA CONTRACTUAL Y CULPA AQUILIANA 1.—La jurisprudencia de la Corte so- bre culpas contractual y aquiliana, reite rada en numerosos fallos, se funda en las multiples y sustanciales diferencias, que distinguen las dos clases de respon. sabilidad citadas. Estas diferencias, que a la vez que las caracterizan las colocan bajo regimenes legales distintos y de es: pecialidad obligatoria en su aplicacién, se refieren a su origen, a las reglas so- bre capacidad que les son aplicables, a la extensin y limites de la indemniza- cién a que dan lugar, a las condiciones de su exigibilidad y al régimen probato- tio de la culpa que les sirve de fuente. A mas de estas caracteristicas que no dejan confundir las dos responsabilida- des, conviene destacar la circunstancia constitutive también de una modalidad diferencial, de que solamente la culpa contractual, esto es, la que incide en el cumplimiento de una obligacién preexis: tente, es la que admite las tres gradacio- nes de grave, leve y levisima que esta- blece y define el articulo 63 del C. C. con el objeto muy importante de determinar el alcance de la responsabilidad del deu- dor en los distintos contratos segin el beneficio exclusive o comin que de ellos reporten los contratantes, como lo esta- tuye el articulo 1604 del mismo cédigo. La culpa extracontractual, que incide en un simple hecho ocurride al margen de toda relacién convencional, no admite esta clasificacién tripartita porque la res- ponsabilidad que genera da derecho a una indemnizacién total cuya unica me- dida es la realidad del daiio sufrido y en 1a cual no cabe tampoco Ia clasificacién de perjuicios previstos e imprevistos que si condicionan la extensién de la respon- sabilidad contractual. La reduccién en la apreciacién del dafio que autoriza el articulo 2351 del C. C,. en el tratado de la culpa delictual, en el caso de que el que lo ha sufrido se expuso a él impru- dentemente, es un fenémeno juridico en la concurrencia de culpas, que nada tie- ne que ver con la gradacién en tres de que sélo es susceptible la culpa contrac- tual, 2—No es legal involucrar 1a res- ponsdbilidad contractual y la responsa- bilidad delictual en una misma relacién juridica, pues, como lo ha dicho la Cor- te, “ni la ley ni la doctrina autorizan el ejercicio de esta accién hibrida, segin expresién de los expositores, porque la yusxtaposicién 0 acumulacién de estas dos especies diferenciadas de responsa bilidad es imposible, ya que la contrac: tual, por su propia naturaleza, excluye la generada por el delito. Corte Suprema de Justicia.—Sala de Casa. cién Civil—Bogoté, febréro veinticinco de mil novecientos cuarenta y dos. (Magistrado pongnigs,Dr. Hernan Salamanca) Relata este expediente como hecho ori- ginal del juicio sobre responsabilidad ci- vil que contiene, que en las primeras ho- ras de la mafiana del 18 de marzo de 1938, Miguel Antonio Ramirez Soto, quien tran- sitaba por la acera occidental de la calle 45 en el crucero con la calle 40, en Ia ciu- dad de Medellin, cayé en una caja o hi- drante que para el servicio de bomberos tiene instalado el acieducto de propiedad municipal de cincuenta centimetros de ancho y otro tanto de fondo y que se ha- llaba sin tapa desde varios dias antes a pesar de estar colocada en ta zona: desti- GACETA nada al transito de peatones. Por efecto de la caida se hizo Ramirez Soto una he- rida en un pie, en apariencia leve, que a consecuencia del agua y materia sucias que contenia la caja del hidrante se infec- t6 en forma tan grave desde el principio que a pesar de la intervencién enérgica de varios facultativos médicos no fue posi- ble evitar la muerte que le sobrevino al cabo de diez dias como efecto natural e inmediato de la septicemia que se le des- arrollé, Con base en este hecho y alegando que el municipio de Medellin es responsable civilmente como duefio y empresario del acueducto por la culpa de sus empleados y agentes de dejar sin tapa, vigilancia ni medida alguna de prevencién y seguridad un hueco peligroso sobre la acera de la: calle publica, Rosina Acevedo v. de Ramf rez por si y en representacién de SUyERae} nor hijo Horacio Ramirez Acevedo; medio de apoderado, y en libelo el 1° de julio de 1938, demandé leet cipio de Medellin, representado gage sonero municipal, para que 9p definitiva se declare que ek. mandado es responsable de, causados a los actores Miguel Antonio Ramireg,| y padre legitimo, ocun tancias ya dichas, y. garles la suma de cialmente se fije, g la de $ 10.000, o perjuicios mo dad de $ 50,1 FSU esposo las circuns- nto debe pa- ‘© la que peri- fijen peritos, por feccién, y la canti- en que estiman el valor de los gi enfermedad y fune- rales de Migu pnio Ramirez. por efec- to del hecho yg-exnresado. Contest6 Ia» disattanda el Personero opo- niéndose a lav Agéelaraciones solicitadas. Acepté el hediieyve:la caida en el hidrante del acueducto:s4f propiedad y administra- cién municipalsen' el cual niega que hu- biera aguas Whbaguras infectas de modo que no puede*ggfialarse como causa oca- sional y tiwi@atde la muerte de Ramirez Soto el acefdelgte que sufrié, y explica que ia vigilangly-Sétplas empresas de servicios publicos s@¥gage por medio de reglamen- JUDICIAL 83 tos, en forma que resulta absurdo obligar al acueducto a vigilar permanentemente las tapas para que no se las roben y evi- tar que los particulares descuidados se caigan en las cajas. Trabada sobre estas bases la litis, fue decidida en primera instancia por sentencia de 22 de febrero de 1939, proferida por el Juzgado 3° del Cireuito de Medellin, en la cual se declara que el Municipio es civilmente responsa- ble, como duefio de la empresa del acue- dueto y sus anexos, de la muerte de Ra- mirez Soto, y por consecuencia debe pagar a los demandantes, seis dias después de ejecutariadm, la sentencia, la suma de $ 3.68786 en que se estiman los perjui- ciasamakeriaies que se causaron por el he- chwesteferido. Se negaron los demés pedi- meditos y no se hizo condenacion en cos- Sentencia acusada El oportuno recurso de apelacién que ambas partes interpusieron contra la re- solucién del Juzgado Ilev6 el negocio al conocimiento del Tribunal Superior del Distrito de Medellin, donde se surtié el segundo grado dei juicio que fue fallado er sentencia del 25 de marzo de 1941, en la que se decidié, reformando la recurri- da, que los demandantes carecen de per- scneria sustantiva para demandar para si y no para la sucesién de Miguel Antonio, los gastos hechos por razén de su enfer- medad y muerte; que el Municipio de- mandado debe pagar a los actores, en ra- z6n de los perjuicios materiales y mora- les que sufrieron por la muerte de su es- poso y padre, por mitad para cada uno, la suma de $ 5.856.11, y que no hay lugar a hacer las demas declaraciones solicitadas. Sin costas. La parte motiva de este fallo no es mas aue la aplicacién, sobre los hechos acre- ditados fehacientemente en los autos, de la doctrina legal contenida en el articulo 2347, entre otros, del titulo 34, libro 4° del C. C. que regula lo relativo a respon- sabilidad delictual y cuasidelictual por el hecho de personas que estén bajo la de- 84 GACETA pendencia de otra y que no proviene di- reetamente del hecho personal del respon- sable, sino de presunciones de culpa que la ley establece contra éste consistente en una falta de vigilancia o en una mala eleccién del empleado o persona bajo cui- dado. Consideré el Tribunal que el proce- so ofrece mérito probatorio suficiente pa- ra tener por demostrados la culpa del demandado, los perjuicios sufridos por el actor y la relacién de causalidad entre aquélla y éstos, elementos constituciona- les de la responsabilidad que en la sen- tencia aparecen deducidos de las declara- ciones de los testigos presenciales del ac- cidente, que recogieron al herido y'lo-con- dujeron a su casa, donde fue a lacama para no levantarse més; de las exposicio- nes de los médicos que atendieron a Ré- mirez Soto, quienes afirman_ perentoriax mente que su muerte fue una consecueh- cia inmediata y natural de la herida con- tra la que lucharon con todos los recursos de su ciencia; de las pruebas auténticas que establecen la propiedad y manejo del municipio demandado sobre la empresa del acueducto de que hace parte el hidran- te cuya caja, colocada sobre la acera de la calle piiblica, permanecié desde muchos dias antes del accidente de que se trata desprovisto de tapa y sin sefial de peligro ni prevencién ninguna, y de las probanzas que se adujeron para demostrar el dafic sufrido representado por la cesién de su- ministros de dinero, alimentos y cuidados por la muerte de Ramirez Soto, esposo ¥ padre de los demandantes. Al lado de la culpa del Municipio hallé el Tribunal base probatoria suficiente pa- ra coneluir que a Miguel Antonio Kamirez Soto también podia imputarsele descuido en el accidente en que recibié la herida mortal, de tal modo que dando aplicacién a la norma del articulo 2357 del C. C. que determina los efectos de la concurrencia de culpas redujo en un veinticineo por ciento la apreciacién del dafio. En lo tocante a justiprecio de la indem- nizacién el Tribunal se apoya en dictamen pericial legalmente producido, cuyas con- clusiones sobre avaltio acepta en parte y JUDICIAL en parte desecha para fijar él la cuantia del dafio a cuya reparacién condena. Esta sentencia, compendiada en la me- dida que requiere la decisién que ha de darse, es la acusada ante la Corte en el recurso de casacién oportunamente inter- puesto por el Fiscal 1° del Tribunal sen- tenciador en interés del Municipio deman- dado, cuya defensa ante esta Superiori- dad ha estado al cuidado de un apoderade judicial que acredité su personeria con los requisitos exigidos por los articulor 173 y 252 del C. J. EI recurso La aeusacién contra el fallo definitive de segunda instancia se apoya en el pri- mero de los motivos legales de casacién que enumera el articulo 520 del C. J. y esté formada por dos cargos, que engloban di- ve disposiciones legales, y que la Cor- jera con la separacién con que es- tan stos en la demanda fundamental acen directa de los articulos 63. 1757 del C. C. en que dice el recurrent indo una decision de la Cor. te, de 191% Sue incurrié el Tribunal al exonerar al ditt de la carga de la prueba de la culpa, reste caso, tratandose g‘is6lo interesaba al de jata o grave, equi- valente al dolo, efWUeT"@ebe probarse por- que no es presumibl’iflp en los casos es: pecialmente previstos%pdr’ la ley. “Con: témplase en los autos “dice la demanda— una situacién juridica gndloga a una rela cién contractual que se'traduce en pres. tsciones que s6lo interesan al acreedor, er decir, al pueblo en genemsl. en este caso. Por tanto si se acepta el principio de que las nociones sobre culpa eivil contractual son aplicables a la culpa apuiliana, no se podrian desechar Jas conseeaencias de es. ta tesis, si como en el casa de autos favo- recen a la entidad que represento. Efec- tivamente, tratandose de sun servicio de proteceién social que sélo aprovecha a le ciudadania, el Municipio s6lo seria res. ponsable de la llamada culpa Ita o grave. de un servicid’y mandante, seria’ GACETA Y esta falta de aquel cuidado que aun lar personas negligentes o de poca prudencia suelen emplear en sus negocios propios, no est comprobada en el expediente, né puede presumirse”, Se considera el cargo. Para caracterizar las especies de res ponsabilidad que pueden afectar juridica mente al individuo en el ejercicio de sus actividades civiles y delimitar su campe legal de aplicacién, ha dicho la Corte: “Bien sabido es que las dos maneras en que puede violarse un derecho con dafic de otra persona determinan las dos espe cies de responsabilidad civil: por culpa contractual, cuando no se cumple oportu- na y completamente la obligacién corre: lativa que a favor de otro se ha contrai. do, en virtud de la celebracién de un con- trato; y por culpa extracontractual, que los romanos lamaban culpa aquiliana, cuando fuera de toda relacién juridica an- terior, sin ningiin vinculo_ preexistente. se viola un derecho ajeno amparado por la ley. En el primer caso, es indispensa- ble la existencia de una relacién juridica preestablecida que vincula a un acreedor con un deudor determinado, al paso que er la culpa aquiliana el acréedor se deter- mina solamente al consumarse el hecho ihcito que le causa perjuicio. La respon: sbilidad por la primera de estas culpas se gobierna por las reglas generales de las convenciones, y la determinada por la cul- pa aquiliana por los preceptos contenidos en el titulo XXXIV del libro IV del C. C." (G. J., tomo XLII, p. 493), Esta jurisprudencia, reiterada por la Sala de casacién civil en numerosos y an- tiguos fallos (G. J., tomo XXVI, p. 356), se funda en las miiltiples y_ sustanciales ‘ferencias que distinguen las dos clases Ge responsabilidad precitadas. Estas dife- rencias, que a la vez que las caracterizap las colocan bajo regimenes legales distin: tos y de especialidad obligatoria en sv apticacién, se refieren a su origen, a las reglas sobre capacidad que les son aplica- bles, a la extensién y limites de la indem- nizacién. a que dan lugar, a las condicio- nes de su exigibilidad y al régimen pro- JUDICIAL 85 batorio de la culpa que les sirve de fuen- te. A mas de estas caracteristicas que no dejan confundir las dos responsabilidades, conviene destacar, dada la forma de la acusacién que se estudia, la cireunstancia constitutiva también de una modalidad diferencial, de que solamente la culpa con- tractual, esto es, la que incide en el cum- plimiento de una obligacién preexistente, es la que admite las tres gradaciones de grave, leve y levisima que establece y de- fine el articulo 63 del C. C. con el objeto muy importante de determinar el aleance de la responsabilidad del deudor en los distintos contratos segiin el beneficio ex- clusivo 0 comtin que de ellos reporten los contratantes como lo estatuye el articulo 1604 del cédigo citado. La culpa extra- contractual, que ineide en un simple he- cho ocurrido al margen de toda relacién convencional, no admite esta clasificacion tripartita porque la responsabilidad que genera da derecho a una indemnizacién total cuya tinica medida es la realidad del daiio sufrido y en la cual no cabe tampo- co la clasificacién de perjuicios previstos e imprevistos que si condicionan la exten- sién de la responsabilidad contractual. La reduccién en la apreciaci6n del dafio que autoriza el articulo 2351 del C. C., en el tratado de la‘culpa delictual, en el caso de que el que lo ha sufrido se expuso a él imprudentemente, es un fenémeno jurfdi- co fundado en la concurrencia de culpas, que nada tiene que ver con la gradacién en tres de que sélo es susceptible la culpa contractual. Algunos casos hay en que no resulta facil distinguir la fuente contractual o ex- tracontractual de la responsabilidad’ para determinar las reglas legales aplicables para decidir los problemas y litigios a que frecuentemente dan lugar; pero el caso de autos no ofrece ninguna dificultad por- que la naturaleza aquiliana de la culpa de que se trata se presenta con caracteres inconfundibles que colocan exclusivamen- te su decisién dentro de las reglas conte- nidas en el titulo 84 del-C. C. que gobier- na la responsabilidad comin por los deli- tos y las culpas. La circunstancia de ser 86 GACETA el demandado contratante o tercero res- pecto del actor, posiciones éstas inconfun- dibles y de sencillo reconocimiento, da la base para el planteamiento legal de la cuestién. Respecto de la coexistencia de las dos culpas, la contractual y la aquiliana, y de In imposibilidad de ejercitar indistinta- mente las dos clases de acciones para ha- cer efectiva la responsabilidad a que pue- den dar origen y fundamento, dijo esta Sala de Casacién en sentencia de 1° de di- ciembre de 1988: “...Con la cita del articulo 63 del Cé- digo Civil, que define y clasifica la culpa civil, disposicién referente por sus carac- teristicas propias a la culpa eontractual, Jo mismo que el articulo 1613, citado tam- bién como infringido, parece que el recu- rrente considera que es culpa contractual la que le imputa al demandado; pero al propio tiempo parece hacer alusién a la culpa extracontractual al citar como que- brantadas por el Tribunal las disposicio- nes de los articulos 2341 y 2856 del e6di- go citado que gobiernan la responsabili- dad comin por los delitos y las culpas. En esta forma, fuera de la inconducencia del cargo como cuestién de responsabili- dad por.culpa, se involucyan de manera inaceptable la responsabilidad contractual y la responsabilidad delictual en una mis- ma relacién juridiea, Ni la ley ni la doe trina autorizan el ejercicio de esta accién hibrida, segin expresién de los exposito- res, porque la yuxtaposicién o acumula- cién de estas dos especies diferenciadas de responsabilidad es imposible, ya que la contractual, por su propia naturaleza, ex- cluye ‘la generada por el delito. Lo que puede acontecer es que hay hechos que ademas de tener la calidad de culposos con relacién a determinado contrato, por su propia mesmedad juridica, indepen- diente de todo arrimo contractual, pue- den constituir asimismo fuente de respon- sabilidad como culpa delictual, dando asi origen y posibilidad a dos acciones que pueden ejercitarse independientemente pe- re que no son susceptibles de acumula- ci6n porque se llegaria asi a una injusta JUDICIAL e injuridica dualidad en la reparacién del perjuicio...” (G. J., tomo XLVIL, p. 454). Lo que va expuesto es bastante para rechazar el cargo de violacién de los pre- ceptos citados al principio, cuya mencién resulta fuera de lugar con ocasién de un litigio que se ha desarrollado sobre un caso inequivoco de culpa extracontractual. b) Buscando apoyo en la misma tesis, juridicamtene equivocada, de que los mis- mos principios y normas son aplicables a los fenémenos de la responsabilidad civil sin que importe su origen delictual o con- tractual, abre el recurrente el segundo ca- pitulo de su acusacién contra el fallo del ‘Tribunal, y dice: “Las nociones sobre cul- pa grave y dolo que se dejan expuestas deben tenerse presentes sin lugar a duda para la inteligencia y aplicacién de los ar- ticulos 1494, 2341, 2347 y 2356 del C. C. en los cuales se funda la sentencia reeu- rrida, El olvido de los conceptos funda- mentales y el estudio de estas disposicio- nes especiales independientemente, como si estuvieran desvinculados de otros prin- cipios de mayor contenido juridico, levé al H, Tribunal a la aplicacién indebida de las normas citadas”. “Errada aplicacién hace el fallo de las referidas normas, por- que en el caso de autos, como se ha repe- tido téntas veces, el Municipio sélo seria responsable de culpa grave. Esta negli- gencia que equivale al dolo, no puede pre- sumirse e incumbe al actor la prueba so- bre esta cuestién fundamental”. Afirma el recurrente que la sentencia es violado- ra del art. 2347 citado por cuanto pres- cindié completamente de la norma excul- pativa que contiene su inciso final, en cu- yo caso esta la entidad demandada que “no puede descuidar sus funciones esen- ciales para dedicar gran parte de su pre- supuesto a la creacién de un numeroso cuerpo de policia especial, a fin de que, al pie de cada lugar peligroso, esté un agen- te esperando que los individuos de mala fe retiren las tapas y las sefiales, 0 que éstas se destruyan por el transcurso del tiempo para reemplazarlas al minuto si- guiente”. Se considera: GACETA No ve la Sala, y la demanda omite ex- plicarlo, el concepto en que la sentencia acusada quebrante el articulo 1494 del C. C. que determina las cuatro fuentes de que pueden nacer las obligaciones civiles, entre las cuales est4 el hecho que ha in- ferido injuria o dao a otra persona, raiz de la responsabilidad que se demanda en este juicio. El articulo 2341 del cédigo citado, con- tentivo del principio general de que todo el que ha inferido daiio a otro por su cul- pa o delito debe repararlo, tampoco apa- rece victima aqui de ninguna infraccién, puesto que la sentencia no se apoya en este precepto que mira a casos de respon- sabilidad por el hecho personal; de modo que si es aplicable al caso y el Tribunal no ly aplieé, el cargo por indebida aplicacién queda en el aire. E] fallo acusado se basa legalmente en Ja disposicién de los articulos 2347 y 2356 del C. C. que consagran ta responsabili- dad indirecta por el hecho de personas que estan al cuidado o bajo la dependen- cia de otra, o proveniente de cosas some- tidas al control o vigilancia de otra perso- na y sobre las cuales se han edificado ju- risprudencialmente en repetidas senten- cias de casacién las presunciones de cul- pa consistente en una falta de vigilancia o en una mala eleccién. No esta desviada en la sentengia la aplicacién de estos pre- ceptos y doctrinas porque la cuestién de hecho revelada por el mérito de las. prue- bas sometia la decisién al imperio de es- tas reglas que gobiernan los casos en que la responsabilidad no pyoviene directa- mente del acto personal del demandado sino que es legalmente presunta por su culpa in eligendo o in vigilando. La causa préxima o inmediata del dafid reside en éstos casos en el hecho del! hijo, del pupi- lo, del demente, el empleado, el animal o la cosa, pero como la actividad de estas personas o el hecho del animal o de las cosas debe estar sometido al control y vi- gilancia de otra persona, la ley presume la culpa de ésta, sin la cual el dafio no se hubiera ocasionado. Al hacer la sintesis fundamental de Ja JUDICIAL 87 sentencia recurrida se dijo que al juicio se allegaron pruebas fidedignas y plenas sobre la propiedad y manejo de la empre- sa municipal del acueducto de la cual ha- ce parte el servicio de hidrantes que ma- nejan los empleados del municipio del cuerpo de bomberos; que la caja del hi- Grante en que cayé Miguel Antonio Ra- mirez, situada sobre la acera de la calle piiblica, estuvo destapada desde los pri- meros dias del afio de 1938, varias sema- vas antes del dia del accidente, y por eso se llené de basuras y de sedimentos hi- medos ¢ infectos, segiin la expresién de Préspero Villegas, Jestis Ortega y Anto- nio Montoya, testigos que declaran, entre ctros, sobre este punto preciso. Est, ade- completamente demostrado con un apreciable conjunto de pruebas que la culpa de visible negligencia imputable a los empleados municipales esté vinculada con relacién de causalidad inmediata al dafo sufrido por los actores. Probados estos hechos por la parte de- mandante, queda colocada la entidad de- * mandada en presuncién de culpa. Sostie- ne el recurrente que el Tribunal omitié jiegalmente la aplicacién del inciso final del articulo 2347 del C. C. en que puede apoyarse la exoneracién de la responsa~ bilidad det demandado, porque del proce- so aparece que el Distrito de Medellin no tiene medios de prever e impedir acciden- tes como el de que se trata, empleando el cuidado ordinario y la autoridad compe- tente; pero no es aceptable esta alegacién porque no resiste la confrontacién con la realidad procesal en que aparece de bulto como una contradiccién al pretendido cui dado municipal el hecho de que la caja donde se produjo el accidente permanecié peligrosamente destapada sobre la zona de seguridad de la calle por espacio de varias semanas consecutivas. Este caso especial de deseuido o negligencia ilustra como ejemplo el precepto legal que da ba- sea la presuneién de culpabilidad (nume- rales 2° y 8° del articulo 2356 del C. C.). Por lo demés, este cargo por violacién directa de la ley sustantiva resulta im- procedente formularlo, porque vinculado 88 GACETA este aspecto de la exoneracién de la res- ponsabilidad del demandado o la cuestién de hecho que el sentenciador dedujo sobre el mérito de determinadas pruebas, no es posible formularlo téenicamente en casa- cién sino a través y como consecuencia de errores de hecho o de derecho en la apre- ciacién probatoria, como lo dispone el in- ciso de? numeral 1° del articulo 520 del CJ. Estas cuestiones enfocadas por los car- gos que contiene la demanda de casacién son los tinicos temas que jurisdiccional- mente compete dilucidar a la Sala en la decisién de este recurso. Otros aspectos menos invulnerables contiene la sentencia recurrida, como el relativo al justiprecio de la prueba pericial sobre avaluacién de la indemnizacién debida, para cuya consi- deracién esta inhibida la Corte por no ha- ber sido tales cuestiones materia de acu- JUDICIAL sacién, ni de mencién siquiera en la de- manda fundamental del recurso. Por lo expuesto, la Corte Suprema en Sala de Casacién Civil, administrando justicia en nombre de la Republica de Co- lombia y por autoridad de la ley, no casa la sentencia proferida por el Tribunal Su- perior del Distrito Judicial de Medellin el 25 de marzo de 1941, que ha sido objeto de este recurso. No hay lugar a condenacién en costas. Publiquese, notifiquese. c6piese e insér- tese en la Gaceta Judicial y devuélvase al Tribunal de origen. Isaias Cepeda—José Miguel Arango.— Liborio Eseallén. — Fulgencio Lequerica ‘Vélez.—Ricardo Hinestrosa Daza.— Her- nén Salamanca. — Pedro Leén Rincén, Srio. en ppdad.

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