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“ provoce ue corresponde al Estado y lo que corresponde a la socie~ dad, En la prctia, personal del Estado —ucionarios Policas, representantes— tiene que confirma la vigencis de ambss fronteras, tiene que confirmar la autoridad sobe- ana del Estado, su autonomia y su coherencia frente a os Intereses sociales. Tiene que concretar la idea del Estado. Pero puede hacerlo s6lo a medias. a debilided del Estado se decide ahi, en la prictica. Y ‘no es un problema de dinero ni de eapacidaé tecnoligics 0 militar, ytampoco es un problema moral, de corrupci6n. Es, en el més exigente sentido de la palabra, un problema social. Todo lo anterior significa, en muy resumidas cuentas que un Estado es un hecho histérico, que sélo puede en- tenderse en la prictica y que tiene que estudiarse empirica- sete Joel Mig oo a estudiar licado sistema de interaccién que forman funcionarios, politicos y caciques, y que configura so que, sin mucho pensar, Ilamamos Estados. Sefiala un ‘camino que vale la pena conocer: éste es s6le el umbral. Furwanpo Escatanre Gonzatso 1 EL ESTADO EN LA SOCIEDAD ‘Una nueva definicién del Estado (para superar el estrecho mundo del rigor) Este articulo enmarca las ideas que me han preocupado en las tltimas dos décadas. En él tengo cuatro objetivos prin- cipales. En primer lugar, quiero presentar una versién con- cisa del enfoque de “el Estado en la sociedad’, en especial a la luz de la bibliografia que he consultado y que me ha pa- recido insatisfactoria. Mi segundo objetivo es el principal para este texto: presento una nueva definiciOn de Estado en lugar de la de Max Weber, que tanto se ha usado y que, ime parece, ha llevado alos especialstas por senderos esté- riles. Tengo la esperanza de que la nueva definicidn ofrezca alos politélogos una manera mejor y més fundamentada de concebir al Estado y les sugiera lineas de investigacién innovadoras. En teivet lugat, estus ensayys scchiaean de manera implicita lo que se ha convertido en el método es- tindar en ciencias politcas y en las disciplinas de las cien- cias sociales relacionadas. Quiero explicar detalladamente ceémo abordar mejor la investigacién comparativa y esta- blecer por qué creo que los cientficos sociales deberian abandonar las anteojeras que han limitado st trabajo. Por ‘ltimo, quiero mostrar cémo la perspectiva del Estado en la sociedad puede ofrecer respuestas nuevas y fascinantes a cuestiones ya muy analizadas en estudios comparativos, describiendo el trabajo de varios académicos jovenes que han utilizado este enfoque. [BL Estapo EN LA SOcIEDAD coMo ENFOQUE PARA ESTUDIAR LA DOMINACION ¥ EL CAMBIO La dominacién y el cambio no son de ninguna forms temas originales. Identficar y analizar los patrones de domina- ‘cin —las maneras recurrentes en las que algunos usan le violencia, las amenazas y demas medios para que otros 4c: ‘tien de formas que de otra manera no habrian clegido— ‘eudndo y por qué cambian esos patrones, es algo que ht los pensadores de todas las épocas y prictica- ‘mente de todas las culturas. Estos temas hun estado en el centro de las ciencias sociales modernas durante los dlti- ‘mos dos siglos. En cuanto a mi, comencé a estar consciente de estas cuestiones cuando todavia estaba en la universidad, en la tumultuosa década de 1960, mientras veia ami alrededor el ‘mundo volteado de cabeza. Yo, junto con miles de estu- diantes universitarios iguales a mi, gritaba consignas, hac plantones y marchaba, con la esperanza ée producir un ‘cambio en la politica estadunidense sobre Vietnam y, con el tiempo, de transformar el modo en que se eercia la autor: dad tanto en Estados Unidos como en la escena internacio- nal, No cteo que pueda subestimar el impacto duradero que la Guerra de Vietnam tuvo en mi, especialmente al cultivar Jo que se convertiria en la preocupacién de toda mi vids: cémo se establecen, se mantienen y se transforman Ta ail= toridad y el poder. Desde una posicién atin mas distante, fui testigo du- rante mi adolescencia y mis afios de universidad de una revolucién épica en el mapa del mundo. El derrumbe de los grandes imperios europeos llew6 a la apsricién de mu- chos nuevos Estados en Arica Avia Ls nuevos lideres icos hacian todo tipo de enérgicas declaraciones so- bre las perspectivas del cambio social dentro de sus fron- teras, as{ como respecto a su intencién de romper el do- minio de las formas de autoridad anacrénicas a nivel internacional. Era un momento de gran optimismo. In- cluso en medio del interminable ruido de fondo de la Guerra Fria, con sus mensajes no tan sutiles sobre el po- der en el mundo —sobre la dominacién gubernamental y la vulnerabilidad personal—, la Guerra de Vietnam y el largo proceso de descolonizacién del que formaba parte me volvieron extremadamente consciente de los patrones de dominacién y me hicieron confiar en que seria posible ponerles fin a as formas més perniciosas. Los libros que devoré en esos afos lidiaban —a veces de forma explicita, y con mayor frecuencia implicita— con la cuestién de quién hace las reglas que dictan cémo acttian los otros, quién impone su voluntad sobre los otros yy cuindo se transforman esos patrones. Las obras de cien- Cas sociales que lef provenian de diferentes campos, y los autores intentaban sentir el pulso del nuevo mundo de la posguerra. Las mas populares, y probablemente las menos satisfactorias, eran con mucho las obras derivadas de la teorta de los sistemas sociales de Talcott Parsons. El enfo- que de Parsons subsume tanto al Estado como ala sociedad ‘en una amplia concepcidn del llamado sistema social, cuyas diversas partes estin vinculadas por un conjunto de valores unificados y de gran aleance. En tiltima instancia, de acuer- do con el enfoque del sistema social, este conjunto de valo- tes es el que ocupa el lugar principal en el anilisis del po- der, la estructura y el cambio. Parsons destacaha quie +l estudio de la estructura y el proceso politicos estaba "en el contexto de un anilisis tebrico general de la sociedad total como sistema social’ Apuntaba que “el nticleo de una so- "Talcott Persons, The Socal System (El sistema socal) “Taloott Parsons, “The Political Aspect of Socal Structure and Pro- cess, en David Easton (coord), Varieties of Polite! Theory. p73. CEL aspecto politico del estructura el proceso sociales’, en David Easton, (coord), Enfogues sobre tara politica, p13 ‘iedad, como sistema, es el orden normativo, organizado dentro de un patrén, a través del que se organiza colectivs~ ‘mente la vida de una poblacién”? Su analisi se basaba en e! concepto de un singular conjunto de valores y normas s0- ciales que, sostenia, habian internalizado los miembros de la sociedad Siguiéndolo, y haciendo una lectura un poco tendenciosa de Weber, otros especialstas vieron normas ¥ valores que entretejian alas elites e instituciones del Ambi- 10 social, politico religioso y econémico. En Estados Unidos, ya veces en Europs, los especialis: tas caracterizaban la operacién de estas fuerzas —Ios valo~ res dominantes y sus lazos con las elites e instituciones sociales— como pluralismo, la operacién armoniosa de intereses encontrados y grupos privilegicdos. De nuevo, Parsons explica el fundamento de las teorias pluralistas del periodo: “Ninguna sociedad puede mantener la estabi- lidad frente a las exigencias y las tensiones variables, a ‘menos que las constelaciones de iritereses de sus miem- bros se basen en la solidaridad y las lealtades y las obliga clones internas"* En otras partes del mundo, en especial en los paises re- ‘én formados de Asia y Africa donde se presumia que es- taba ausente esta solidaridad normativa, el foco de interés «era el desarrollo de una ética lo suficientemente poderose ‘como para transformar las normas e instituciones diver- gentes (inarménicos, con frecuencia vistos como tradi- redominar son violentas y reales. En Israel, después de las guerras de 1967 y 1973, estos conflictos eran intensos y generalizados. Los estudiantes Jos presenciaban a diario en forma de huelgas espontineas de los trabajadores, el establecimiento repentino de asenta- rmientos ilegales en Cisjordania, la resistencia de numero- sas parejas a las bodas religiosas por mandato del Estado, las marchas de los llamados Panteras Negras que protesta~ ban contra la dominacin asquenazi, actos aislados de re- sistencia de los palestinos en los territorios ocupados y ‘mucho més. Israel era un caos,y Ios tipos de conflictos que cian dificiles de detectar antes de estas des guerras ahora salian a la luz y era imposible pasarlos por alto. Me pre- guntaba si los conflictos que subyacian a estos actos, asi ‘como las coaliciones que se formaban a su alrededor, po- drian decirnos mucho mas sobre los patrones de domina- cin y cambio que los designios y objetivos de entidades 0 actores individuales, por poderosos que fussen. De hecho, ‘apodtia el Estado israeli, aparentemente inflexible, seguir 2" Recentemente un especalista traté este tema spuntando que cul- (quier“intento de preservar ls representaciones hegendniess particulars de clase, género y comunidad [..] se ve interrumpldo por momentos de discus” Lela Fernandes, Praducing Worker: The Politics of Genser, (Cas, and Culeare in he Caeuta Je Mil px. ciles batallas internas? (La respuesta pronto quedaria en claro: no podria)” 5 Por supuesto, durante el seminario no podta imaginar- ‘me que mis preguntas a los alumnos me llevarfan a pensar y escribir sobre estas cuestiones durante el siguiente cuar- to de siglo. De hecho, las ideas generadas en esa clase resul- taron ser la semilla del enfoque del Estado en la sociedad, asi como el origen de una definicién revisada de Estado. Mi énfasis estaré en el proceso: en las luchas en curso entre coaliciones cambiantes y las reglas de conducta diaria. Es- tos procesos determinan cémo las sociedades y los Estados crean y mantienen distintas formas de estructurar la vida cotidiana; la naturaleza de las reglas que gobiernan la con- ducta de la gente, a quién benefician y a quiénes ponen en desventaja; qué elementos unen a las personas y cuales la dividen; qué significado comparte la gente acerca de sus re- laciones con los otros y su luger en el mundo. Estos proce- s0s también determinan las formas en que se cuestionan y se cambian las reglas y los patrones de dominacién y sub- ordinacién. ‘Mi visién del funcionamiento interno de la domina- ctén y el cambio empieza con el axioma de que en ningén lado existe un conjunto snico ¢ integrado de reglas, ya sea codificadas en la ley del Estado, santificadas como escritu- ras religiosas 0 consageadas como reglas de etiqueta para la conducta cotidiana. Simplemente en ninguna sociedad ‘existe un cédigo universal indiscutible —en la ley, la reli- «gi6n 0 cualquier otra institucién— para guiar la vida de la gente, El modelo del Estado en la sociedad aqui empleado se centra en las interacciones cargadas de contictos de riltiples conjuntos de directrices, formales e informales, ‘que establecen cémo actuar y que Son promovidas por di- © WeaseJoel 8, Mig, Through the Lens of Irae: Eeporations in State and Scien, ferentes agrupaciones de la sociedad.” Estas miltiples agru- paciones, las cuales usan recompensas y sansiones sutiles y no tan sutiles —incluyendo a veces la violencia— pare tra~ tar de conseguir lo que quieren, inchuyen conjuntos laxos de personas as{ como organizaciones sumamente estructu~ radas con miiltiples recursos a su disposicién. En resumen, todas las sociedades tienen batallas en curso entre grupos que promueven diferentes versiones de cémo deberia ‘comportarse la gente. La naturaleza y los resultados de ¢s- tas cha dan alas socieddes su estructura cadcter ds- intivos. En este sentido, los Estados no difieren de cualquier otra organizacién formal o de las agrupaciones sociales in- formales. Sus leyes y regulaciones deben competir con ‘otros tipos muy diferentes de comportamiento sanciona~ do, con frecuencia con resultados completamente inespe- rados para las sociedades que los Estados pretenden gober- nar... y para los Estados mismos. Michel de Certeau capta esta dindmica en la lucha oculta de los pueblos indigenas de ‘América del Sur contra los colonizadores espafiles. ~ Sumisos y hasta aquiescentes, a menudo estos indios hacian se las acclones stusls, de las representaciones y dela leyes ‘que les eran impuestas algo diferente de lo que el conquist- dor creia obtener con ells as subvertian no mediante el re chazo o el cambio, sino mediante su manera e utlizaras con fines y en funcién de referencias sjenas al sistema del cual no ppodian hui” "You Peledy Gershon Shai, “The Roots of Peacemaking: The Dy- ‘namics of Citizenship in Ital, 1948-93 International Journal of Middle Eas Studies 28, pp. 391-413. Deseriben ete axoma como un “marco con- exp ge eons as miles conepeions de de cua (393). * Michel de Certau, The Pace of Beryday Life px. (Lime li elo covdano, xu) Los fracasos o los resultados desiguales de las politcas del Estado no se explican slo por las politicas mal disefa- das, los funcionarios incompetentes o los recursos insufi- Cientes. Los Estados deben competir con grupos opositores, slgunos de los cuales son discretae indirectamente subver- sivos, como los indigenas que cita De Certeau, mientras que otros son abiertamente contenciosos. Esas multiples agru- paciones de la oposicin han creado coalciones para forta- lecer su postura, yéstas se han introducido en a estructura de los propios Estados. Las luchas resltantes entre las coal cones tuvieron su costo: Ia implementacién de las politicas de Estado y las consecuencias para la sociedad terminaron siendo muy diferentes de los planes originales del Estado. Hasta los planes nacionales mis enérgicos, como lo demos- {6 Scott en su discusisn de los designios del modernismo, pueden legara convertirec ei insensstoocs desastrceaa “Algunas de ls dficultades para reconocer las limitacio- nes de los Estados provienen de ideas populares sobre éstos y de los modos convencionales en que los han entendido las ciencias sociales. En la prensa y en el discurso cotidiano se ha representado al Estado como si fuera un cuerpo ¢o- hherente, integrado y orientado a ciertos objetivos. De ma- lucia ant.opomsrfica, los medios noticiosos han subrayado la coherencia total del Estado, su singular modo de pensar (China negé hoy.."). Ademis, los dirigentes del Estado han promovido implacablemente la idea de que el mismo, ‘como entidad propositiva y coherente, es una representa cidn del significado trascendental al ue se referia Shils en sus ensayos: el Estado es la encarnacién de la nacién 0 de la gente, y sus reglas —La Ley tienen una santidad es- pecial Como observé un activista egipeio al criticar el james C, Scot, Seeing Like @ Seat: How Certain Schemes fo Im- prove the Hunan Condition Have Fale " Sh, Center and Periphery. pp. 75-7. feconoce que el centro n0 tien el monopolio de le ated, y que eisten multiples fuentes de au- artesto de un socidlogo que supuestamente habia “difama- do" a Fgipto al reerirse en un documental al fraude electo- val: "I gobierno ha convencido al pueblo de que Fgipto ¢ {ebierno son una y la misma cosa" Aunque esa nocién ba sido refutada a menudo (por ejemplo, la declaracién de la kente de ser fel a una ley superior), ha tenido un efecto considerable en el pensamiento popular. De hecho, la gente caracteriza alos dems por su aveptacién de esa Ley singt- lar, por ejemplo: “Ella es una ciudadana respetuosa dela ley, pero éles un transgresor dela ley’. La eualidad trascenden- tal de la Ley, entonces, se representa no sdlo en su pape! de conectar a las personas, convirtigndolas en El Pueblo, sino también en su cualidad moral fundamental como forma correcta de comportarse. Muchos de los mismos elementos que se encuentran cn el pensamiento popular han aparecido también en la bibiograa de ls cencas sociales con un gio lier ‘mente distinto. Weber, que tan larga sombra ha proyecta- do en las ciencias sociales del siglo xx, ofrecié lo que aho- Fh ft Be convertdo en una defniién clisia de Estado, sta ain goza de gran aceptacién como la manera de en- tender a los Estados de hoy. Primero, escribi, ‘el Estado moderno #9 una asociacién obligatoria que uiguniza la dominacién’® Para él, el Estado (..] es una relacién de do- ‘inio de hombres sobre hombres basada en el medio dela coaccién legitima (es decir: considerada legitima)"™ En su afirmacién més citada, “El Estado es aquella comunidad ‘humana que en el interior de un determinado terrtorioze- ‘old ea No obi un cen gue log imponese ave nora + ceed por mdi dea imagen dea soi ie precip (p19 "le i Rsk tae The Nw To Fn eo se 1000,p.A. “From Max Weber: Ey in Silay tid etd por. Gerth Wight Mls 8 [Ema dsecl comerpoins pe) “hd 9.78 Economia sedate lama para si (con éxito) el monopolio de la coaccién fisica legitima’.” Weber suponia que los Estados son asociacio- nes orientadas a ciertos objetivos, pero, como pueden coi tener objetivos encontrados, prefirié definirlos en térmi nos de sus medios (el uso de la fuerza). Para él los Estados son asociaciones propositives con intenciones diversas pero medios similares ‘Aunque Weber colocé con prudencia entre paréntesis las palabras “con éxito” en la cita anterior, en la prictica to- dos los tipos de Estado, tanto los que tienen éxito al mono- polizar la violencia como los que no, han aparecido en los estudios de ciencias sociales como si fueran organizaciones, propositivas y muy unidas, con objetivos auténomos, que usan a violencia y la legitimidad como herramientas efica- ces para mantener el control sociale implementar potiticas. Weber fue mucho mas exacto que muchos que siguieron sus supuestos. Tuvo el cuidado de observar lo limitada que ceracn realidad la experiencia de los Estados que centraizan y monopolizan con éxito la violencia. Otros, desafortuna- damente, ampliaron el supuesto basico de que, con recur- 80s extraordinarios a su disposicidn, cualquier tipo de Es- tado controla el uso de la violencia, la amenaza de violencia yy otros medion para inducir las personas que se encuen- tran en su territorio a someterse o incluso @ adoptar una serie casi interminable de leyes y regulaciones.* A estas re- las se les confiere una singularidad (de nuevo La Ley), y el papel del Estado es construir el Gobierno de la Ley.” » Bid, p78 eonoma y soeadad 1056.) "La ley existe cuzndo se da una probabilidad de que una orden sea rantenide por un equipo epeifico de hombres, que se valdnin de le compulsién fiscao psguica, con la intenciin de obtener conformidad con el orden, 0 de aplica sanciones por su tansgesion." From Max We- ber, p80. (Eaves de sociolgi contemporna, p. 145] La estructura buroritie oftece todo esto en iss condiciones ms favorsbles.Especialmenteenlo que toca als admistracin de asia tal estructura cea la base pra la organiacin de un derecho sistematisa- Cuando se intenta analizar Estados individuales ¥ pa- ‘tones particulares de dominacién, surgen varios proble- ‘mas seios en euanto a eémo han usado los especialstas la definicién de Weber. El énfasis en el monopolio enmasca- "a situaciones en las cuales la autoridad es fragmentaria y disputada. Incluso una palabra como “legitimo” desvia la atencién de formas de autoridad en conilicto 0 del des- acuerdo con las formas dominantes de autoridad. Los es- Pecialistas rinden tributo al hecho de que Weber sin duda zo se estaba refiiendo a todos los Estados sino que s6lo intentaba crear un Estado ideal tipo, heuristico. Sin em- bargo, el uso que hace Weber de un Estado idea tipo que ‘monopoliza la fuerza legitima y gobierra por medio de tuna ley racional les deja muy pocas formas de referirse a los Estados de la vida real que no cumplen este ideal. Los Estados reales son desviaciones del ideal o versiones co- rrompidas del mismo. La definicién de Weber tiene al Estado trabajando a toda méquina y, aunque por supuesto no pretendia que se tomara el tipo ideal como tipo normal, esos precisamente lo que ha sucedido en Ia investigacin posterior. Desde lue- 0, en Ia sociedad humana real ninguin Estado puede hacer todo lo que puede un Estado ideal, como deja perfectamen- te en claro Weber. Han existido diferencias enormes entre los Estados en relacidn con los recursos que controlaban sus lideres y funcionarios para obtener recursos y para lo- {grat una distribucidn sesyada de oportunidades économi~ ‘as (entre otras); en la mera cantidad de ingresos que po- dian obtener mediante impuestos, ayuda, imposicidn de uotas, ete en la eficacia para garantizar que los recursos do y racionalfundado en eyes tl como en su mayor perecién técnica 4 eed la époa imperial romans [..] Ala justia ‘acon base de no cones juridea rigurosamente formes se opone tna especie de lustcta que ante todo queda vinculda alas tradciones sgrais" Pom Mas We be p. 216. Economie y sociedad. 732] ferminaran en las manos que se queria; en la coherencia interna que ponfan de manifesto al decidir a quiénes favo- recet, y en los medios que usaban para lograt la distribu- «ign selectiva de recompensas. Esas diferencias entre Esta- dos son sumamente importantes (para los estudiosos del Estado estas variaciones han sido la base de la politica com- parada). No obstante, con la definicién de Weber como punto de partida la diferencia se puede medir s6lo como distan- cia del tipo ideal. Mientras la idea que se tiene del Estado sea uniforme y constante, la variacién de los Estados, in- cluso el fracaso de algunos, slo puede expresarse en tér- ‘minos de desviacién del estandar. Si Ios Estados reales se quedaban por debajo del estindar, como solia ocurrir, ha- bia que inventar todo tipo de excusas para expresar el espa cio entre la prctica realy el ideal, Términos como “corrup- ign’, “debilidad” y “capacidad relativa” implicaban que las formas en las que las cosas funcionaban realmente eran de alguna manera exégenas al modelo normativo de lo que son, © deberfan ser, el Estado y sus relaciones con la socie- dad. La comparacién se hace al especificar y medir la des- viacin de la norma o del ideal. La capacidad del Estado se ‘mide con una vara cuyo extremo es una variante del Esta- do ideal de Weber. El supuesto de que sélo el Estado crea o deberia crear reglas, y que s6lo él mantiene o deberfa mantener lng me- dios de violencia para hacer que la gente obedezca esas re- las, minimiza y trivialza la rica negociacién, interaccin y resistencia que ocurre en toda sociedad humana entre mil tiples sistemas de reglas. Plantea une sociedad humana don- de una organizacién increfblemente coherente y compleja éjerce una extraordinaria hegemonia de pensamiento y de accién sobre el resto de las formaciones sociales que se in- tersecan en ese territorio. No brinda ninguna forma de teorizar sobre el terreno en el que compiten los diversos con- juntos de reglas, excepto formularlas en negativo, como “ Jet s.sacat fracasos o Estados débiles, incluso como “no Estados" En resumen, considerar el Estado ideal de Weber como el Es- {ado normal confunde tanto como lo que alas, al compa rar continuamente a los Estados reales can la versin ideal de lo que los Estados son o deberian ser. LUNA NUEVA DEFINICION DE ESTADO. El enfoque del Estado en la sociedad que se ofrece aqui su- flere una definicién de Estado diferente dela de Weber. El Estado es un campo de poder marcado por el uso y la amen- za de violencia y conformado por 1) Ia imagen de wna org- nizacién dominante coherente en un territorio, que es na representacin de las personas que pertenecen a ese tervito- vio, y 2) las précticas reales de sus miltiples partes, ‘Los Estados reales estin determinados por dos elemen- tos, imdgenes y précticas» Estas pueden estar sobrepuestas Y roforzaise entre sf, 0 pueden ser contradictorias y muta: mente destructivas. La imagen ha tendido a ser homéloga de un Estado a otro, en especial Ia imagen del Estado mo demo que tiene sus origenes entre los siglos xv y xv en el noroeste de Europa y que llegé a abarcar el mundo entero en la dltima mitad del siglo xx. A la inversa, las pricticas ® Akbil Gupta, “Blurred Boundaries: The Discouse of Corruption, ‘the Culture of Polis, and the Imagined State, American Ethneogor on, Pp. 375-402 Eneotebrillanteariculo Gupta hace une etnogeti del Es: ‘do consderando tanto sus “peeticas coidanas” como ni “construc, «én discursiva’ Le por primera vex ef borador del aiulo a fnsles de los ochena,y creo que deforma subconsciente tu un efecto tracer, ental en mi trabajo hacia Ia presente defnicién de Estado, Mientas su “construcein discursva®difere de lo que entiendo por Imagen, alr, ealo deja en claro la necesidad de “tomar en cuenta conaitcion (del. Estado] a través de un conjunto compleo de representicionesypicticas Aue se nterscean especialmente” (p. 377) Estas ideas se etomarin mis adelante, han tendido a ser diversas y, aunque sin duda hay patrones comparativos reconocibles, no es posible clasificerlas con precisién Primero es la imagen. Tomo esta idea de Shils, quien us6 el término para describir el “centro’, no el Estada "La Jmagen —decia Shils— amalgama las numerosas intitus ciones a las que pertenecen los actores, en pro-de las cus les ejercen la autorida, en la imagen de un centro de loo. ciedad dominante y nico.” En esta definicin la imagen del Estado es lade una entidad auténoma, integrada y do, zminante que controla, en un territorio determinado, la creacién de reglas, ya sea drectamente através de sus pro. Pios organismos o indirectamente permitiendo que cvres onganizaciones autorizadas —negocios, familias, clubes similares— generen ciertas reglas de alcance limitado.” La imagen implica percepcién. Aquila percepcidn del Es- tad esl ue tines anes ext dene Poe Ee fritoria que consideran suyo cone principal y mis adecus, do creador de reglas dentro de sus limites teritoiales En ese sentido, a percepcion asume una entidad tiniea que ea bastante auténoma, unificada y centralizada. Aunque todos econocen la complejidad y vastedad de esta organizacion — que sus partes no siempre trabajarén en perfecta armor nia, que la“imagen’ es un retrato que no muestra todas no Imperfecciones—, la imagen del Estado induce sla gente» Pereibir sus componentes como si estuvieran genérica, ‘mente integrados y acuaran en conjuncién entree, La imagen postula una entidad que tiene dos tipos de fronteras: 1) fronteras territoriales entre el Estado y otros 2 Shis, emer and Periphery. p74 (eursivas mis). "Weber escribe “sls demés aociaclones o personas individuals sos es concede el derecho de a coaccin sca ena medida ch ger 1 Bstado lo permite. Este xe consider, pues, como la fuente tne Sel derecho! de coaceién’. From Max Weber. 8 [Economia y sociedad, 1056) * ort s.saeat Hug fatructurado geografcamente el mundo. Webi cnn pert me el ‘territorio’ es una de las caracteristi- ‘entre quienes ocupan el terri- aunque seperado de la pobla~ SepstPtual dea ley pablicay la privada“presupone li sere, facién abstracta entre el ‘Estado; en cuanto portador abe, tracto de los derechos de mando y creador de las ‘notes Juridicas; y todas las ‘atribuciones' personales de los ind eppstado no sélo esté separado, esté elevado, Es deci su Tepresentacidn del pueblo lo distingue de todas loo da: ‘mis entidades, lo que en la imagen no puede significer mie ue intereses particulaes. Sélo el Estado es la representa: Cién general de la unidad del pueblo, que se deriva de ca conexién subyacente, Tales y las que existen entre lo pablico y lo privado. nnumerables pricticas han fortalecido la imagen de que {os separadores teritorales de los mapas son reales efeste Tee bs dirigentesnacionales han empleado visas, psspor. s5% mojones, enrejados y bardas léctricas, polis fromterl. Zi, ciéritos, mapas oficiales y libros de’ texto escolarcy, “aslento” entre los otros Estados del mundo Asimismo, las précticas pueden servir para reconocer, reforzar y validar de numerosas maneras no s6lo al she * Jort.s. coat, mento territorial del control que ejerce el Estado, sino también la separacién social entre el Estado y otras forma- ciones sociales (le divisin entre lo puiblico y lo privado). {Las ceremonias, como una coronacién o una toma de pose sin, por ejemplo, han afirmado solemnemente la separa- «ign. Lo mismo se ha hecho al restringir ciertaslabores del Estado a espacios especiales, como tribunales, ayuntamien- {05 oedificios federales. De estas y otras muchas formas se ‘ha subrayado la imagen del Estado como un cuerpo social distinto, incluso superior. ‘Creo que Foucault intents probar la relacién a menudo andmala entre la imagen y la préctce, incluso cuando las pricticas tienden a reforzar la imagen 0 el mito del Estado: Sin embargo el Estado, sin que sea mis probable hoy que en cuulquier otro momento de su historia, no tiene esta unidad, esta indvidulidad, esta funeionalidad riguross, i, hablando francamente,estaimportanci al ver, despues de todo, el ES ‘ado no sea mis que una realidad compuestay una abstac~ cin mitifcad,cuya importancia es mucho més limitada de lo que muchos de nosotros pensamns(..] Son ls tctias de gobierno las que hacen posible la definiciin y redefnicion contin deo que eaté dents del omnpecncla del Estado y Jo.que no, lo pablico versus lo privado, et: de ete modo, el Estado sdlo puede entenderse en su supervirenca yen ws I- ‘mites con base en la tcticas generale dela gobecnabildad.” Aunque Foucault separa las pricticas, 0 lo que él llama las técticas de la gobernabilidad, de la imagen, ain tiende a ver esas pricticas como reforzadoras de la abstraccidn mi- tificada, la definicién aceptada de lo que el Estado puede hacer y la distincién percibida entre lo pibico y lo privado. No obstante, las précticas también pueden ir en contra de * Graham Burchel, Colin Gordon y Peter Mille (coords), The Fou ‘lt Efet Stadies in Governmental. 103. ‘estos mitos y percepciones. Lo que incluye mi definicién de Estado, permitiendo que surjan nuevas Iineas teéricas, son precisamente esas pricticas —esos actos convertidos fen rutina— que afectan la imagen de un Estedo dominente y coherente, y neutralizan las fronteras territorales y las {ue existen entre lo publico y lo privado. Con frecuencia las précticas se enfrentan a la imagen. Bertrand Russell cap- 16 bellamente la distincién entre imagen y prictica: “Tene- ‘mos, en efecto, dos clases de moralidad, una junto ala otra, ‘una que predicamos pero no practicamos, y otra que pra ‘lcamos pero rara vez predicamos”™ Russell sefial6 la rup- tura entre la imagen y las précticas al hacer énfasis en la moralidad. Mientras la imagen del Estado implica una mo- ralidad singular, una manera esténdar, de hecho la manera correcta, de hacer las cosas, las pricticas denotan miltiples tipos de desemperio y, posiblemente, algo de controversia sobre cul es la forma correcta de actuar. Estas pricticas no han sido simples desviaciones de la (buena) conducta normativa tal como la proponen los céi- 40s del Estado, Han sido eédigos morales por derecho pro- Pio, que compiten con lo expresado en la imagen del Estado por el predominio en el reclutamiento de funcionarios para las oficinas publics, la distribucién de los recursos del Esta- do, la discrecionalidad en la aplicacién. de regulaciones y ruicho, mucho mas, Jean-Frangois Bayart, Stephen Ellis y Béatrice Hibou distinguieron muchas de estas précticas en un libro reciente ¢ innovador sobre Africa, La criminalisa- ton de U'érat en Afrique.” Aunque los autores dieron una definicién técnicamente restringida de lo que entendian ppor “criminal’, creo que es una palabra poco afortunada en Bertrand Russell “Faster and Wester Ideas of Happiness’ Scep- thal Esays. ("Teas de flicidad orietalesy occidentale’ en Enya de tm escépic,p 2331 "Jean-Frangois Bayar, Stephen Elis y Béatrice Hibou, La criminal sation de Tat en Afrique, este contexto, ya que implica una conducta que no sélo es ilegal sino también moralmente incorrecta. Desde un pun- to de vista analitio, privilegia las leyes y cédiges de a ima- gen del Estado en cuestién (0 de los Estados en general), Convirtiéndolos en el esténdar analitico del iavestigador, por encima de los estindares a menudo contradictorios texpresados en las pricticas de sus partes. Lo que facilmen- te se puede etiquetar como corrupcién o criminalidad, como el nepotismo 0 el contrabando, también se puede ver, por ejemplo, como una moralidad que favorece los la- 20s de parentesco por encima de la meritocracia, 0 que ex- presa el derecho de trénsito de la gente y sus bienes a través de las fronteras arbitrariamente impuestas por la ley del Estado.” {Como resulta posible entender la aparicién de nume- rosos conjuntos de pricticas, muchas de las cuales pueden estar en conflicto con los dictados de la imagen (y la mora- lidad) del Estado? La difcultad para controlar las partes re- ‘motas de los Estados, los muchos frentes en los que pelea ‘con agrupaciones que tienen esténdares de conducta con- flictivos, y la tentarién de los funcionarios de aceptar re- glas alternativas que, por ejemplo, les den mayor poder © Tes permitan enriquecerse en lo personal o privilegiar al {grupo al que sean mis leales, han levado a diversas préeti- ‘as de ciertas partes o sectores del Estado. Distintas partes o fragmentos del Estado se han aliado entre si, as{ como con grupos externos, para favorecer sus objetivos. Esas pricticas y alianzas han servido para promo- ver una variedad de conjuntos de reglas, co frecuencia ‘muy distintas de aquellas propuestas en las propias leyes y reglamentaciones oficiales del Estado. Estas alianzas, coui- Bn lugar de tratar Ia cortupeién como un aspecto disfunconal de las organizaiones del Estado, veo como un mecanismoa travs del cal ‘al Estado’ se conetituye dtcurslvamente” Gupta, “Blred Boundaries’ p37 ciones o redes han neutralizado la frontera territorial y 90- ‘al precisa que habia intentado establecer la primera repre sentacion del Estado, as{ como la clara distincién entre el Estado como preminente creador de reglas y la sociedad ‘como receptora de esas reglas. ‘Los ejemplos de tales pricticas que neutralizan los limi- tes asociados con la imagen del Estado empiezan con los fancionarios nacionales que usan su oficina para llevar a cabo negocios privados, asestando asi un golpesilencioso ala division entre lo pibico y lo privado, En un caso asombro- ‘0 que me contaron, un funcionario africano Tlev6 a su vaca 4 pastar en el césped del efico estaal en el que trabajaba. Hl articulo de Gupta sobre “fronteras desdibujadas” analiza To contrario: cuando el espacio privado es usado para nego- ‘ios piblicos. Cuenta el caso de Sharmaj, un funcionario agrario indio que tenia los registros de cerca de sooo parce. its. En la parte de abajo de su case tenia una habitacion que tusiba como “oficina’. “Ahi era donde por lo regular se lo podia encontrar, rodeado de clientes, aduladores y colegas!” Uno de sus asistentes ayudaba a mediar entre Sharmaji y a mte que venia a cambiar 0 registrar titulos de propiedad, Grund en lao cuanto se ncositaia para “hacer el tba jo", Otro ayudaba a Sharmaji con las tareas oficiales y tam~ bign con las tareas domésticas. Se habia perdido la distin ‘ign entre el espacio piiblico y el privado, el trabajo piblico 'ylos honorarios piblicos y privados. ‘que hace Ellis de Sudéfrica durante el apar- theid (y atin después) presenta ejemplos mas complejos del desdibujamiento de la divisién entre Estado y sociedad. [Algunas pandillas explicitamente criminales han desarrollado tstrechaseelaciones con las fuer2as de seguridad, Esto ha pro- {ducido, dentro de ciertas secciones de las fuerzas de seguri- ddad, una actitud sumamente ambigua hacia deverminados ti- > Gupta, "Blurred Boundaries’ p. 379. pos de crimen. Durant la iltima fase de a guerra de guerrillas llgunos poliias y militares desarrollaron incluso empresas Criminals, como el tific de armas, pledras preciosas, mail y marihuana, en parte en su propio benefcio y en parte como ‘medio para encubrir que se proporcionaban armas y fondos & las miei informales que se oponian al Congreso Nacional ‘Africano yal Partido Comunista Sudafricano. La diversidad de Violaciones ala ley sancionada por el Estdo inclua sofistica- das operaciones de contrabando y frauies monetarios, que Tlevaron a los propos servicios secretos del gobierno a mante- ner relaciones de negocios con importantes grupos de contra~ bandistas, gente que lavaba dinero part la mafia italiana y otros agentes del submundo criminal internacional.” ‘También las fronteras territories enfrentan la acome- tida de précticas contrarias. Nicole Watts ha mostrado ‘cémo alianzas clave entre funcionarios turcos liberales y activistas kurdos debilitaron la imagen territorial del Esta- do turco, abriendo la puerta a una imagen rival, la de Kur- distén.® De hecho, costiene Watts. las alianzas transnacio- rales entre quienes promueven los derechos kurdos y los fctivistas de derechos humanos europeos han creado en conjunto una nueva entidad imaginada. Ln} el Kurdistin virtual de Occidente, que abarea partes de ‘Alemania, Francia, uecia, Gran Bretafic y otros pases euro- eos [J a informacin la tecnologia y las baja tarifasaéreas hhan permitido un nuevo nomadismo que promueve la rein vencién de una comunidad kurda. El Kurdistin virtual de Oc- cidente, que existe [.] sin el beneficio de mapas terstoriales codificados 0 del reconocimiento formal, desempefia no obs- * nayar, Elis y Hibou, La eriminalisation de état en Afrique pp. 63-63, “Nicole Wats, Virtue Kurdistan West Stars and Supr-tervitorial CCommasities nthe Late ath and Early 21st Comrie tante un papel conereta en los asuntos de Turqui, sus pobla- céones kurdasy sus telaciones con Europa.® Las coaliciones dentro de Turquia ¥ con los paises euro- gos refutaban la imagen de Ia moral y la representacién Fel Estado turco. Ismail Besikei, quien se pas6 afios en pri- Sin por sus escritos sobre los kurdos, cuestion6 la exclusi- ‘dad de la moral del Estado: “Las realidades sociolégicas Son negadas por medio de una ideologia oficial [es decir, la moral]. La ideologia oficial no es cualquier ideologia. La jdeologia oficial implica una sancién legal. A aquellos que fe apartan de las fronteras de la ideologia oficial se les ‘muestra el camino a la prisién”® A pesar de los riesgos, en ‘Turquia tanto los funcionarios piblicos como los actores privados establecieronalianzas que cuestionaban la moral y {a representacin contenidas en la imagen del Estado, adoptando pricticas que negaban la rectitud moral y la ex- clusividad de la ideologia del mismo. “AL encapsular tanto la imagen como las practicas, esta definicién de Estado usa el concepto de “campo’, adoptén- olo Cy adaptandolo) de Bourdieu, quien observa que el “campo” resalta relaciones en un espacio multidimensio- nal, en el cual el elemento simbdlico es tan, importante Como el material (Io que llama “sustancias”). “Lo que esté en juego —escribe Bourdieu— es la representacion misma {del mundo social’ El fenémeno central es la lucha. “Todo “© Nicole Watts, “Kurdish Rights, Human Rights: Boundaries, of “Transnational Activism’ ensayo preseatado en el Workshop on Bounds ies and Belonging, julio de 1992p. "Cada en Nader Entesar, Kurdish Ethnonationlisn, p10 “Phere Bourdieu, "The Socal Space and the Genesis of Groups ‘Theory and Society 14, pp 725-74. También estoy en deuda cone des arollo del concepto de "umpo politico” de Zubuda, Sant Zsa, slam, the People and the State: Essey on Polial Ideas and Movements inthe ‘Middle East pp-s45-152 * Did, 723. ‘campo es el escenario de una lucha més © menos abierta so- bre la definicién de los principios legitimos de a division del ‘campo* Al descriir al Estado como un campo de poder quiero subrayar fo que Bourdieu lama el “espacio multi ‘mensional de posiciones’, usando la palabra “poder” a fin de denotar las luchas para definir quién dorcina. En resumen, el Estado es una entidad contradictoria 4que actia contra si misma. Entender ls dominacién, en- tonees, requiere dos niveles de andlisis, uno que reconoce la dimensidn corporativa y unificada del Estado —su tota- lidad— expresada en su imagen, y uno que desmantela esta totalided para examinar las pricticas y alianzas reforzadoras| y contradictorias de sus distintas partes. El modelo “el Es- fado en la sociedad” se centra en esta cualided parad6jica del Estado; requiere que los estudiosos de la dominacién y el cambio ean al Estado en términosduales, Este s debe ‘entender a a vez 1) como la imagen poderosa de una orga- Fzacién aramentedeinida y unified, de aque se puede hablar en singular (por ejemplo, un encabezado que dice “Israel acepta las demandas palestinas”), como si fuera un solo actor con una motivacién central cue se comportara de tna manera coherente para gobernar sobre un territorio claramente definido; y 2) como las pricticas de muchas partes o fragmentos laxamente conectados, los cusles con frecuencia tienen fronteras imprecisas entre ellos mismos Y-con otros grupos dentro y fuera de las fronteras oficiales del Estado, y a menudo impulsan eonjuntos de reglas que resultan conflictivos entre si y con las lees “oficiales”. Las teorias que no incorporan los dos lados cel Estado paradé- jico terminan, ya sea idealizando su capacidad de convertir la retrica en una politica efectiva, 0 descartindolo como ‘un batiburrillo de funcionarios corruptos que sdlo ven por sus propios intereses. Bids p.734 ELMEro00 EN LOS ESTUDIOS COMPARATIVOS Ctra dimensién importante del enfoque del Estado en la sociedad es su utilidad para la investigacién comparada 0 como método concebido en sentido amplio. El modelo des- arrollado en este trabajo no se concentra en una imagen estitica de miltiples grupos y sus conjuntos fijos de objeti- vos y reglas que producen resultados definitives, sino que se centra en el proceso, mas que en resultados contunden- tes. Este no es un modelo de boxeo profesional en el que cada combatiente permanece constante durante el combate y se aboca sin vacilar al objetivo de derribar al otro. Mis bien el enfoque del Estado en la sociedad indica a los inves- tigadores el proceso de interaccién de las agrupaciones en- tre si con aquellos cuya conducta real compiten por con- trolar 0 influenciar. Esta es una distincién importante. El proceso dindmico cambia las agrupaciones, sus objetivos yen tltima instancia, las reglas que estén promoviendo. Este retrato tiene gran afinidad con el personaje dela pelf- cula Zelig, de Woody Allen, quien constantemente cambia Ia forma en la que interacta con los demas. Como cual- quier otro grupo u organizacién, el Estado se construye y reconstruye, se inventa y reinventa, mediante su interac- cidn como un todo y de sus partes con otras. No es una entidad fija; su organizaciOn, objetivos, medios, socios y reglas operativas cambian cuando se alia 0 se opone a otros dentro y fuera de su territorio. El Estado se transforma continuamente. Eso lo sefialé Norbert Elias, el gran socislogo del siglo xx. Observé que nuestra manera de concebir los fendme- rigs humans "nos hace sentir que no es posible asumir los sueesos observados como eventos que fluyen en el habla y el pensamiento” Elias condenaba que se viese el cambio, 0 algo dindmico, s6lo en relacién con algo estitico, y deno- “ port s.racon rminé a este fenémeno Zustandoredultion. Sostenfa que mis uc ver 2 la sociedad como es, uno debe verls “como aque- Io en lo que se comierte: en lo que se ha eonvertido en el pasado, en lo que se esté convirtiendo en el presente, er lo que se puede convertir en el futuro” Este trabajo y otros reflean mi propio paso de la causa lided concrets asociada con el Zustandsreduktion de Elias a tun método que toma en cuenta un proceso continuo: “es- tar volviéndose’, Aunque me he besado en gran medida en las ciencias politicas duras y otras diseiplinas de las ciencias sociales, también he ido perdiendo la paciencia con las li- tmitaciones intrinsecas de sus métodos usuales. Mucho se hha dicho ¢el rigor de los métodos empleudos en los enfo- ques de eleccisn racional, empirico/cuantitativo, estructu- ral y otros quc estin en boga en las ciencias sociales. No obstante, este rigor, he descubierto, es tan limitante como esclarecedor. La presentacién de imigenes sumamente ¢s tilizadas en las que la accia esta congelada, en las que se rnos presentan variables independientes estiticas (como preferencies, estructuras o disposiciones institucionales f- jas) que soportan el peso de la causalidad, les ponen a los extudiosos de la dominacién y l cambio’ unas anteojeras demasiado restrictivas. Estos enfoques pueden atcapar la vida politica y social dentro de an mundo de igor muy reringico Una forma en la que lo hacen es 2 través de la busqueda de Io que se podria lamar ef momento del pecado criginak el suceso, condicién © momento decisivos que uno puede volver 2 leer desde el presente para ver cémo fue la situackén. La bissqueds de ese momento congelado encl tiempo esis que determina qué es lo que sigue. En palabres de Waldner, ¢s © ta afimacién viene de uns entrevista que dio en Amaerdim cn 1969 Jotan Goucstlam y Stephen Nennell (coords), The Norbert Hise Reader p 14s x Povano ENTA SOCIEDAD a “coyuntara critica’s" Geoffrey Eley y David Blackburn on brillantemente este tipo de historiografia que, n, intenta sin éxito precisar el momento crucial que tel auge del nacismo en Alemania” Tambiéa aqut Ia caci6n del deszrrollo,o de la falta de éste, esta, en tét- de Elias, en el principio ca relaciba con lo estitico condicién estructural decisiva dl comticto de elites —- EI problema es que este tipo de causalidad dura deter en exceso la situacisn presente y fuerza a la historia fl redil de sus hipStesis. El rigor en boga pucde ati ar alos lectores de hipétesis demasiado restrictivas al 2rla causalidad de un solo sentido que empleza en un Jento clave. Los métodos existentes que se encuentran larmente en la economia politica, la eleccidn racional snilisis estructurales pueden dar demasiada impor- al poder explicativo de las variables independientes, 10 los arreglos institucionsles distintivos. AL fijar esas Gables en el tempo, ignoran cémo a su vez las transfor- + os efectos que desenicadenan. La actual comprensidn del rigor puede distcaer al ob- rador de le dindmica continua que Cover lamé nacrati To inesperado, lo inestable, lo reactivo a la vide cotidia- Cover no descart6 les variables duras —a las que Hams 5: es decir, la ertructura del mundo normativo— pero ‘mismo tiempo observo que noms se transforma conti- inte segun “nos permite someter clegra, char, co per, hacer burla, deshonrar, humillar o dignificar[. misma imposicién de una fuerza normativa sobre un ‘estado de cosas real o imaginario es el acto de creacion Sparrativa’." Las historias de los pafses no terminan con el “ Waldne, Sate Basing and Late Development © Geofirey Eley + David Bleckbum, Reshaping the German Rig ‘bata! Natonalom and Pebtical Change after Bimarck coves, "Noms and Narrative" pp. son s02.('Nosos y narrtia —) * Joes mtenat pecado original o con|a coyuntura critica en la que se da la imposicién de una poderosa fuerza normativa; $610 co mienzan, ya que esas fucrzas invitan a la resistencia y 1a Jucha, la cooperacién y las coaliciones, que transforman él impalso original. Por plantearlo de una manera ligeramente diferente, Jos cientificos sociales necesitan entender los efectos, no sélo ée la revelaci6n en si, sino también de Ta bisqueda de redencién. La revelacion ¢s tin acto fjo en el tiempo, en el cual la Verdad se descubre y se asimila de modo colectivo. La-misma crea los principios fundadores que inspiran alas personas a actuar dentro de un marco de significado com- partido, desplazando sus propios deseos matericles en fa Yor de esos principios consigrados, incluso hasta llegar al punto del martirio o de estar dispuestas a morir por el propio pais. Sin embargo, la basqueda de la zedencidn es fun proceso que estd en curso. Mantiene la esperanza de iberacién de los males y rechaza que sean parte dela con dicién humana: el dolor, la enfermedad, la pobreza, la de cadenciz, e] deterioro, [2 corrupcién, el egoismo, entre otros. La redencién oftece la promesa de liberacién ¥ res. tauraci6n colectivas. Provoca reacciones en curso en cl mundo en el que se encuentra la gente, motivando conti rmuamente respuestas a la fallida condicién humana, ale fallida promess de revelaci6a. Hi tipo de método que insimian Elias y Gover se ex tiende incluso a las dimensiones territoriales de los Esta. os. Los eientificos sociales han solido tratar las configu: saciones territoriales de los Estados como constantes en Sus investigaciones, casi invariables y en gran medida in ‘cuestionables, Se han inctinado a ver el espacio del mundo repartido en blogues estiticos llamados Estados. que pue den experimentar periddicamente un cambio de tipo eup- tivo, como la disolucién de Ia Unida Soviética, pero que permanecen constantes por largos periodos. lan Lustick fue uno de los primeros tedricos de los ultimos afos que LESTADO EREA SOCIEDAD ° “ceections esta perspectiva, exhortando a Jos especialistas a ‘alos Estados como entidades con fronteras cambiantes almente cuestionadas.” Tal como se obscrvé enteriormente, la imagen del E5~ deseansa en la nocién de que existen dos fronteras Jes, la tetTitoriales la separacidn entre el Estado ¥ 7 aerores sociales. No obstante, como lo deja en claro Mefinicion de Estado que agui se ofrece, concentrarse msivamente en lo imagen puede resultar engafloso. Jnos tipos de fronteras han actuado no sélo como siza- Separadores sociales, dividiendo a un pucblo 0 uns Zan de otra y a los actores del Estado de los actores cos th ese territorio, Las fronteras también han st- do campos de significado, en el sentido que propone His. Las pricticas que han neutralizado estas fronteras hhecho mis que destruir la imagen; han creado sus Jas configuraciones espaciales de significado, como lo fen aro Watts en relacion con ¢] caso turco-kurdo. Certeau lo aca al afirmar que la resistencia a la ima- (lo que él amd las leyes histéricas de un estado de ) ya sus “legitimaciones dogmiticas” termina por “ar con sus limites”.® Mientras Lustick exhort a ‘Copecialistas a observar la vaciabilidad en las fronteres faprales tanto fisicamente como en términos del de ppblico sobre su ubleaciéa concreta, yo sugiero que, uso cuando les fronterss fisicas sean estitieas, su ro como fronteras que abarcan a un pucblo coneetado, ‘medio de un significado compartido puede variar derablemente. Tas redes de contrabando, las relaciones tribales y de ue han rebssado las fronteres terrtoriales y las exis- © an Lustck, Unsere states, Dipuied Lands Britsie and Ina SGeoacc ond Aeris ral and the West Bank- Caza wpe Cretan, Tite Practice of Bseryday Life 9.98. (Le ievenionde To edisw. p38] tentes entre lo piblico y lo privado, los movimientos se paratistas y regionales, ciertos tipos de solidaridades reli- ‘giosas,y otras muchas formaciones sociales, han planteado Giscretamente sistemas de significado que Implicaa fron- ‘eras muy difecentes de aquellas representadas en la ima gen del Estado. Algunos han procurado cambiar las fron- eras en Jos mapas; otros actian s6lo para minimizar le imporcancia de esas fronteras. En ambos casos, han desa. fiado abierta o disimuladamente un clemento clave de Is imagen del Estado: su afirmacién de ser la personificacion del purblo perteneciente a ese tersitorio y la saposicién de que la conexida de ese pueblo cireundado por las fronteras del Estado es un (o el) Lazo social primordial. Ea resumen, la refutacidn de reglas ba implicado, también, una lucha ‘continua por los sistemas de significado y las divisiones territoriales y sociales que identifican a un “grupo de per sonas que adquieren su significado por le incorporacién de alores que las trascienden’.® Las fronteras territoriales pueden variar aunque las fronteras formales en Jos mapas permanczcan inalteradas; el significado unido e esas feon- {eras en Ia imagen del Estado se puede cuestionar de dives sas formas. NUEVAS RESPUESTAS A VIFIAS PREGUNTAS! LAINVESTIGACION QUE ENELEA EL PNTOQUE DEL ESTADO EN LA SocTENAD Ie intentado demostrar que cl enfoque del Estado en la sociedad sugiere una definicion diferente del concepto de Estado y una manera alternativa de concebitlo y de hacer investigacidn comparativa. Este enfoque también deberd conducir a nuevos tipos de respuestas y explicaciones para euestiones perennes que han atraido a los especialis~ "Shy, Center and Peripher 9.38. sas en estudios comparados. Para cemostrarlo, resumiré tres eatudios que emplean deliberadamente este enfoque, sodos provenieates de mi institucidn, la Universided de Swashington, y que ee ocupan de temas tan fundamentales, smo el conflicto comunal o étnico, la relacién entre Los ‘mientos socicles y el Estado (en particular el sistema sidico del Estado) y el establecimiento de las fronteras lanacién. ‘Tema 1: La creciente violencia énica Gall © Murchis se interesé por la violencia aparentemente “enterminable entte los judi 1os drabes palestinos y en ‘clos protestantes y los catolicos en Trlanda del Norte. Se -ganta por qué el aparentemente poderose Estado brit Sco fue incopar de imponer en dos peque‘ios territorios Cometidos, Palestina en las décalas de ig20 y 1939 ¢ Iran Gr ucl Nore desde 1969 hasta el decenio de 1990, algun tipo de solucien satisfactoria para mitigar el devocden de Jos grupos eivales.* ;Cémo se puede entender l persisten “Gary hasta la intensificacion de la violencia étaice frente al “enéigico compromiso de un Estado poderoso de imponer fl orden? Las tensiones drahes-hudias se incrementaron “ajo el mandato britinico en Palestina desde el principio ‘hasta el fn, culminando en una guerra que los judios is: ‘eles llaman su guerra de independencia y & la que los nbes palestines Se refieren simplemente como al-nckbé, ‘el desastre. En d territorio lands absorbido por el Reino ‘Unido se eaconaron tensiones similares alo largo de ders Gis, y la vielencia desbordd incluso en cudades de Gran Bieta: sélo en los ultimos ais los eatsicos y los protes Niall, Muh, Labor the State end Ethnic Conflee A Compare sive Seuly af Britis Rule in Palestine (2920-1930) nd Northern Ireland (2975-1990). 5 yore s.aatcpat, tantes han llegedo a una especie de resoluciéa del condlicto, Los desventurados funcionarios britanicos, en ambos ¢2 508, pareeieron estancarse un par de decenios, por lo me ros. en sus intentos por mitigerel contlicto entre sus stb ditos 0 ineluso a violencia dirigida contra ellos y el piiblico del Reino Unido. La violencia intermitente en Pa lestina creci6 constantemente de 1920 2.1948; cada estali- do hasta finales de los treinta iba acompaiado de otro libro blanco 0 comisién proveniente de Loncres que proponts tuna respuesta als interminable agitacién y brutalidad. Nin- guno funcion6, En Irlands del Norte la violencia aleanz6 su saéximo nivel dgunos afos después del inicio de the trou bles [los problemas] en 1960, y los britinicos necesitaron ‘un cuzrto de siglo para controlar la violencia por completa yllegar 2 una solucién # largo plazo. Ta razén por la que aument6 la violencia frente al com ‘promiso de una de las grandes potencias del mundo de errs dicarla, sostiene © Murch, empieza con el escepticismo en ‘tomo a la imagen del poderoso Estado britinico, La inepti- tud gparentemente inexplicable de Gran Bretafia eva en su anilisis al euestionamiento inicial acerca del aleance y a co herencia éel Estado, Fese al constante Hamamiento a impo. reer el orden 2 sus burécratas en el extranjero que hicieron los dirigentes del Estado britanico, os clementos del Estado {que se maponia debian encontrar una solucién coataban con un conccimiento dolorosamente limitado sobre los grupos locales y con recursos deplorablemente insaficentes para hacer el trabajo, En ambos casos, partes del Estado britanico localizadas en estos teeritorios intentaron superar estas de fie‘encias formando coaliciones con los organismos locaies de la sociedad. De hecho, legaron a depender de los judios ¥¥ de los protestantes para el capital, el conocimiento local. a mano de obra calificada, el personal de seguridad y mis. (6 Murchii sostiene que cada uno de estos grupos coaccio- nabs al Estado al regatearle el capital. En Palestina, las severas restrieciones fiscales que Lon. Jes les impaso a alto comisionado y a su gobierno pales- Sno hicieron que éste dependiese muchisimo de la ina rxci6n judia y las inversiones de capital de ésta, sumque aument6 le irs interminable de los lideres drabes. La mapacidad de Gran Bretafa pam encontrar algiin tipo de do en Irlands det Norte desde 1968 hasta 1974 con~ Joa su énfesis ca la seguridad. Para lograri los func. fos locales reforzaron un buen mimeo de organismos seguridad, Cayo personal estaba integrado casi exclast jente por protestantes La devolucién de una “solucion™ Londres al Ulster promovié une coaliciin entre cemen éel Estado britinico ylos protestantes. sas coaliciones en Palestina Islanda del Noste se in secaron y neutralizaron los limites entre el Estado y ss formaciones socicles implicitas en la imagen del Es 'yeafatizadas por los funcionarios britinicos en le Gran Bretaia. EI discreto intercambio por capttal ja {seguridad protestante fue un apoyo britinico tanto cto como inditecto para que cads uno de €30s grupos tuviera un mercado labora) dividide étnicamente. El reato laboral dividido exciula a arabes y catdlicos de 105 sectores € industrias y mantenis sus niveles sala por debajo de los de los trakajadores judios y protes 05, lo que sirvi6 de acicate para continuar cl conflicto De manera que las prictices cotidianas del yasto publi has politicas de seguridad y lo percepeidn de ingresos en ded estructuraron Y exacerbaron las dvistoncs com Seales de la comunidad, incluso mientras los funcionsrios ondinenses hablaban y actuaban sin cesar para salvar esas ivisiones, De exe modo los funcioaarios britinicos ex Pa Jestina ¢ Inland del Norte resultaron ser cémplices en la ‘escructuracidn de las bases del continuo conilicto a través eu efecto en el mercado Isboral étnicamente dividido, en Sposicién dicecta a los objetivos de los éirigentes del Esta Go y los funcionarios ministeriales en Londres. Su depen dencia de los judtos y de los protestantes los lew a ignorar Losclasivismo que los dos grupos dominantes ejescian en el mercado lsboral 7 que marginaka econémica y politica mnente 2 Arabes y catolicos, La habilidad de los judios y los protestantes para cividir cl mercado labora les pecritis Tonservar su ventaja econdmnica y politica. Pero la historia no termina con la economia politica de tun mereaco laboral dividido y las coaliciones dominantes ican sobre como y por qué el conflicto co: fan intenso en los dos tervitorios. Arabes y {atdlicos continuaron inflayendo en:la sucesi6n de aconte Gmientos mediante la resistencia violenta precisamente forgue no aceptaban con ecuanimidad 1x coalicién dom. Fante que el Estado habia entablado con los judlos y los protestantes. Y su resistencia tuo efectos profundos. En Palestina la evuelta 4rabe finales de los treinta ocasioné aque resurgicra el interés de Londres y se propusiera un ul {Emo libro blanco que ea gran medida aceptaba las deman Gas irabes (aunque en ese entonces al ideraago irabe le cekeabo bastante acepter la aprobacion de Gran Bretafla). Sin embargo, ese cambio de li politica quedé anulado por lt fuunada de Gran Bretaia en la segunda Guerra Mundiah undo Is accion bntenica primordial estaba dirigia ea por completo de Palestina En Ittanda del Norte el éxito de Tos catélicos al exage rat su difiell situacign llevé a la ereacién de politicas com. pensatorias pars reafrmar Ia educaci6a eatdlics yas tases Aeremplea La conciliacén exitosa de la mayoria de las Gqucias econémicas de los catdlicos. sostiene © Murch, fe tn precursor necesario al cese al fuego del a [Ere to Repablicano Ieandés] en 1994 ¥ los comienzos del ac- tual proceso de paz. De hecho, los catélicos lograron di- Solver In alianza Estodo-protestantes y las pricticas que se Iubian derivado de elas, con lo cual abricron un nuevo pitulo en lahistoria de Irlanda del Norte. Te ESIADO EN LASOCIEDAD s Tema 2: El poder creciente del sistema juridico Igual que © Murch, Patricia Woods investiga las relacio tres del Estado en la socieded, en particular cémo se da el conflicto social entre grupos de interés y moximientos so ales que se alincan con partes del Estado, on su caso el “stems juridico de Israel Al incorporar a su analisis el sis “era juridico, Woods amplia el andliss del Estado en Ia so SGedad y tambien ubica su trabajo en un crecente cuerpo GnvestigaciOn que pregunta como y por qué los sistemas Goridicos, desde ls Unisn Furopea hasta Argentina y Pabis ‘an, han logrado expandir dramaticamente el poder de los ibanales a partir del ultimo euarto del siglo xx.” Ella se entra en la Suprema Corte de Justicis de lac. Sin fanfa jes, la Suprema Corte asumié el poder de la epelacicn ju- Gal, rlai6 las Teglas vigentes para permitiraindividuos y pos un aceeso mas facil al tribunal, y comenz6 2 intro~ jer nuevos principios de razonamieato legal, Ademis, de nefa uuicho mis visible, emitié decisiones controver jes sobre algunos de los asuntos mals delicados del pais: én es judfo, las relaciones entre drabes y judios, y el uso Ja tortura por parte de organismos de seguridad estata-~ ‘por nombrar algunos. En el curso dela década de 1990 Suprema Corte orupé tn destambrante edificio nuevo Yerasalén, incliné a su favor la balanca de poder entre amas del Estado israeli y adquiri6 una notoriedad sin scedentes en la sociedad Israclt. Las acciones de la Su = parila Woods, Courting the Court: Soil Visio, tate Author, ine Religions La Debates in lvl véancetabién Pola R Newer cing tbe Sate Courts end Constitiona Fotis te Palivas; Mack | FSDjalogue with Dictators: foie Resistance in Argentina snd Bro- Taw and SectlIngeiry 20 (privavera de 1999) pp a: Matin roy Ale Stone. "The New Constitutional Politics of Europe". Com Fpewine Pale Sead, nie. opel, The New Conetttinal Poles 1G Farepe 26 lenccode 1959), PP. 397 20. prema Corte ban constituido poco menos que una revolt ign en el Estado y la sociedad israelfes. ‘Woods centré su investigacién en un elemento clave de este proceso de atribucién de poderes: el desplazamiento ‘por parte de la Suprema Corte tanto de los tribunales estaia~ Tes abinicos coma del parlamento, la Knéset, en cuestiones de ley de categoria personal (familiar) y de autoridad re- Tiglos, a cravés de una serie de resoluciones vinculadas con ln religidn y otras cuestiones relacionadas. En 1987, Por pri- meri vez, a Suprema Corte de Justicia comenz6 a desafiar fen sepetidas ocesiones las resohuciones de las autoridades rabinices. Los jueces no pudieron haber tomado a la ligera esta decisiGn de desestimar a los dirigentes rabinicos, que en Israel son porte integral, aunque controvertia, del Estado. De hecho, en la siguiente déeads esto provocé enormes de- ‘mostraciones piblicas contra la corte, severas denuncias en [a prensa ortodoxa y ultraprtedoza, ¢ incluso amenszas de muerte al presidente del tribunal, Aarén Barak. ;Qué anions 2 los jucces a dar ese paso? Una incursién anterior en esas aguas habia llevado a que la Knéset revocata el fallo menos de tres semanas despues de emitida la decisién de le corte. (lor qué aricrgaese una vez mas ala retribucioa par'amen {aria, que podia reveri? los otras logros aparentes de Ja Su prema Corte, com el poder de apelacién judicial? ‘Woods sostiene que cruciales “aliancas implicitas” en tne la corte y fuerzas sociales dentro y fuera de Israel les iron. los jucces fa motivecién y la energia pars desafiar a ‘otros sectores del Estado, Al hacerlo, slteraron el equilibrio Gel poder existente entre las instituciones estatales clave. “Tres conjuntos de grupos sociales recurrieron ala corte en Ia década de 1980, despues de ser rechazados en repetidas ‘ocasiones por a Kndset: ol movimiento feminist, el movi rmiento por el pluralismo religioso y e! movimiento por los Gerechos civil, La sola existencia de movimientos socia- Tes en Israel es in fenémeno relativamente nuevo, ¥ la cor te parecio poreibir este cambio y se previpit6 a aprovecher Jb. De todos modos, ninguno de estos movimientos fue ‘is que una sefalen el radar de Ia sociedad israel peque 40s, marginales, a menudo rebeldes, por supuesto sus cat Si pormonsron eal pblacin one en gencral No obo ; el mas exitoso de ellos, el movimiento femini ind efecando cambios de gran sleance en la soiedad i, al recurrira Ja Suprema Corte en una serie de casos resultaron ser fundamentales. La corte, a su vez, aprovechs la creciente demanda del vimiento generada por sus decisioncs en sus juicios y yelaciones, 251 como las controversiaslegales que el movi ato plantcaba cn sus casos. Usando la ley general israclt particular leyes bésicas que prometian igvaldad de gé. sro) y a ley natural sugerica por los lideres del movi -nt0, los juleces sopesaron algginas de las cucstiones anie iémicas dc limites que quepa imaginar: quien es judio (y én no) y quin es israeli (y quién no)? Estas euestiones fon al corazn de interrogantes relstivas a limites de of, quién estd dentro y quien esta fuera de la nacién-© 2 sociedad. Quien es precisemente ls gente ale que el lo representa? Goa el paso del tiempo la corte misma se transformé Ikalianza implicita con el movimiento feminista y los BeVOS tipos de casos que esta alianza le impuso. Desde un cipio us6 los casos de las mujeres para formula juicios ay precisos afirmando que ls éecisiones ¥ las pricticas jonas del Estado debian ser anuladas porque pisoreaban girantias legales de igualdad de género expresadas ea la ‘general israeli No obstame, el lenguaje de la ley natural Se enconiraba en las decisiones, no en las bases de esas islones, expreseba una vision de los derechos que invo- ran als cociedad, las libertades personales y la respon did del Estado de defender al individuo, incluso a.ex- sas de valores y cucstiones comunales muy arraigados, mis tarde, incluso de la seguridad. Fl nuevo lenguaje bién implicaba que la Suprema Corte era, de todas lis - oets MteRAL instituciones del Estado, la que estaba en le posicion ade cuada para custodiar la imagen del Estado contenida en la Jey general isacity en la aceptacisn de a ley natural en Is rack En resumen, li alianza implicita con cl movimiento feminista dio animo la corte, cam6 las bases del razona ‘mieato legal y fortalecié significativamente al tribunal en clBstado israli ‘Al mismo tiempo, los juristas de la Suprema Corte de Justicia encontraron otras compensaciones fuera de las fronteras del pats, lo que los llev6 también hacis una pos- ura mis activists. Las entrevistas de Woods indican que los jueces han estado muy invelucrados en mumerosas co- munidades legales transnacionales y les ha preocupado mucho su reputacién en esos circulos. Por ejemplo, un buen niimero de ellos ha dado clases regularmente en des. tacadas escuclas de derecho en los Estados Unidos. Estos Iezos han prestonado surly no tan sutilmente a los jueces para someter sus acciones a la prueba de Ta ley natural y la [ey internacional de derechos humaaos, incluso cuando ‘no usaron esis leyes Como criterio estricto para tomar sas decisiones. Estas fucrzas externas también han influido so- bye las Lucas en las que los jueves ian procurado ampliar el poder de la Suprema Corte frente al parlamento, los serv Gos de inteligencis, los tibunales rabinicos y otras institu CGones estatales, En un caso reviente que lam6 la atencién Gel mundo entero, la corte reconocié la influencia de sus aliados jucidicos del exterior al probibir el uso severo ¢ in. ‘Gluso moderado de la fuerza (tortura). Los intentos de la Kenéset de invalidar esa resolucton fracasaron de inmedisto debido al miedo a la fuerza de esos aliados externos ¥ su hhabilidad para movilizar a opiniSn mundial.* En sintesis, lo que procura explicar Woods ¢s cmo los movimientos sociales —incluso les que son bastante pe- * piscurie de You Bilin, aise de Justicia de Tsar. ante el As sociation of Israel Studies Anna Meeting, Tel Avy 26 de junio de eos. uefion— serfan capaces de interactuer con tna parte del {stado —el sisters furidico— y provocar el cambio en ol equlibrio del poder entze las instituciones del Fetado que Sprolucran la expansién del poder del sistema juridico en Toracl. La autora ce interrogs sobre el évito de la Suprema rte en las luchas acerca de cul deberia ser la imagen del eitas de los juristas que se intersecan en la frontera entre riblico y lo privado implicita en la imagen estableciéa Estado, alianzas con fuerzas sociales dentro y fuera de han fortalecido el imperio de la justicia. Més allé de cotas élianizas implicitas han transformado a los grupos: ernos, asi como la corte misina, levindola a nuevas “mas de rézonamiente legal y a nuevas Sreas de cuestio~ ‘ento, como el derecho de los arabes a comprar ticrras ‘usentamientos judios que los excluyen y la eapacidad de servicios de seguridad de usar Ia fuerza fisica para inte 1gar alos sospechosos de terrorismo. Tema 3: Estadoy nacion spablemente ningsin fenémeno ha tenido un efecto tan ffundo en el establecimiento dc las fronteras sociales 10 Ja guerra. El maravilloso estudio de Kenneth Lawson, far at the Grassroots", considera cOmo el compromiso del do en la guerra —en este ejemplo la primera Guerra sndial— tuvo una oleada de efectos incluso en pequefios ‘los que se encontraban Iejes, muy lejos de donde sas tomaban la fatidica decision de entrar en guerra.” Tn Pack City, Utah, y en Roseland, en la Columbia Briti- © Kenneth Grepony Lawson, Wart the Grassroots: The Great War “es the Nationlisatin of Chie Tife. fe Torts, 100A. nica, la distante guerra del Estado parecia flotar en el aire, vvigorizando e] sentido de propésito nacional de la gente y traduciendose en niveles notablemente mais altos de partici pacién civica, No era simaplemente que la gente fortaleciera Sus lazos entre sf y con el Estado en pro del esfucrzo bélico. Por supuesto, eso ocurrié, En el periedico de Park City, Fark Record, a final de ie primera Guerra Muncial cl editor escti ‘bid ce los habitantes de la ciudad que “siempre se podria contar con que hicieran su mézima contribucién al bien comnii!.* Sembraban "parcelas de guerre" recolectaban znero para los “Bonos de la Libertad’, se presentzban como voluntarios para cl combate, organizeban manifestaciones piblices de apoyo y mucho mas. La poblacién de Rossland Dfrecid voluntarios para ayudar « reanir 3 los 50 000 hom. bbres que el gobierno canadiense le habia prometido a Gran Bretama, La Rossland Rifle Association brid. su campo de ‘iro a fin de preparar hombres para el frente, y el Rossland Farmer's Institute don6 haring para aliviar “la carestia y el ‘sufrimiento” ocasionados por la guerrs. Todos estos actos fortalecieron la imagen del Estado en un momento en cl aque la unidad y el apoyo piiblico eran crucisles para el éxito, ‘Sin embargo, la respuesta de los ciudadans 2 la guerra fue mis alld de un edlculo de lo que se necesitaba pars I victoria. Inclufa también una expresion continua de emocién que ha~ cia més estrecha la definiién de “el pucblo” 0 “la nacién’ re ibujando las frenteras sociales de una manera que dejeba & ‘lgunos ciudadanos fucra de l nacién. Al mismo tiempo que expresaban un apoyo inconiicional al Estado, los ciudadanos Jocales cuestionaban la imagen de la representacién de la po blacién que brindabs el Estado, redefiniendo quién pertene- cia realmente “al pueblo” Una tercera ciudad inclaida en el Tid pon Las parels de era ojrnes dee vctortase serbian entre aon peas yplios Como pore) para cortibat at apcvio namvento dela blac. (E] eseudio, Boyle, en el condado de Roscommon, Inlands, le eosital Estado un retain mis dif La mayo parte de poblacin no demostraha entusiasmo sino horror o indi erencla a la movilzacién de la guerra. Los ciudadanos se an de brizos, negindole al Estado britanico la repre- cci6n que afirmaban los Lderes oficiales y; con eso, la vlizaciSn que el Estado intentaba llevar 2 cabo, El estudio de Lawson usa rincones remotos de la socie~ para estudiar la relacién entre el Estado y el pueblo ‘ste pretende gobernar, Este tema ha constituido una guicrud central en las cieacias sociales, especialmente ‘os campos de la sociedad civil, y los estudios de pobla- ms alejadas permiten ver cémo las aceiones de las Fur ‘socisles, incluso cuando son bastante marginales y en riencia apoyan por completo al Estado, pueden re ls fronteras sociales. Al hacerlo transforman 3 1a so- |, redefiniendo quiénes estin fuera y quignes dentro, scansforman al Estado en términos de representaciSn 0, ode Lawson, de ques pertenee por derecho pro- En Park City los asistentes a una reunion patridtica se llevé 2 cabo poco después de que los Estados Uni entraran en la guerra les pidieron a grupos de imi- res, en especial a los que el periédico local llamaba el smento austriaco’. los que procedian del imperic 2us- InGngaro, que ratifcaran su Iealtad. Ye se ibaa trazando ites. Luego se produjo una serie de actos violentos con- inmigrantes cuyo compromiso se cuestionaba. Como bib un historiador sobrelasarciones que se levaon 3 a lo largo del pais: “La gente era azotada, golpeada, juumada, humillada y linehcda a voluntad”” Un "ex: 3jero” de Park City vio aparecer su nombre por error en lista de “apéticos” durante la Cuarca Campafia de Bo de ka Libertad, A pesar de que é1 habia comprado un Thoms Lawrence ctadoen Bip. 290 bono y podfa probarlo, lo maltrataron y pricticemente Io echaron de la ciudad Lawson no slo considera el rato a los “ciudadanos ex- sranjeros” (como los denominaha el peridcico local) sino, también los opostiores de conciencia ala participacién de Jos Estados Unidos en la guerra o al nuevo concepto de na- cidn que estaba surgiendo a nivel local. Los disidentes se ofendian por peticiones a la Gudadanfa en general como la si- aguiente: “No podrias descubriste ante lz bandera con la mis ima sensacida de propiedad si no compraste [Bonos de la Libertad." Lawson comenta: 1a propiedad indica la posibilidad de que una bandera y el Es rado-nacién que zepresenta sean una mera exiensién de uno mismo [..] Esto sugiere nada menos que una especie de tras~ cendencia de la separacidn entre el individuo, lz naciin y el Estado, ya que este ultimo ge ve simplemente como una ex- presion del yo y dela scentidad nacional colectva (..] La otra cara dea moneds de ete tac esque lo ltemenie ocos que no se identificaban ya fuese con la nacibn 0 con l Estado, o quienes por cualquier raz6n resentian haber sido le- vados ala guerra, cotriron grandes restos por permit que se conocieran sus seatimicntos 0 por negarse a compartir el sxctificio* “El americanismo forzoso", como lo llama Lawson, se dirigié en Park City primero a aquellos a los que se con Sideraba,desleales pero. se_smplid « los “eiudadanos textranjeros" y, inclmente, a los sindicalistas radicales del International Workers of the World (nww], En Rossland la situacion no era macho mejor. "Extranjeros enemigos, epi ticos, evasores del zeclutamiento, objerores de conciencia y agitadores sindicales radicales encabezaban a los grupos Bid. p25, bid, pp. 126-127, {[excluidos)."* Los ‘extranjevos” enfrentaban la misma ani sradversién como inmigrantes en Pack City. ¥ en Boyle, {nlanda, la guerra reflejaba un nuevo trazo, mucho mas r= ical, de las fronteras sociales, condenando al Estado bri nico como zepresentacidn del pueblo ¢e Irlanda. Ahi la serra dio por resultado una “coaversién politica en masa ‘unz reconfiguracion civil. Acentué las diferencias que dstian dentro de la sociedad irlandesa en torn al signifi- 10, las condiciones y el contenido del nacional'smo des" En resumen, le primera Guerra Mundial lev6 alos Bsts- 5 a movilicar al sector civil haciendo hincapié en su ex in del pueblo, alo que Lawson se referia mis arriba 10 la traseendencia de la separzci6n entte el individu, la ci6n y el Fstado. Le pedfan al pueblo que actuara de acuer con el seniimiento de que el Estado, en ese momento cil, expresaba su identidad colective y necesitaba sus 120 colectlvo, Es0s llamamientos zesonaban en Ja socie- , pero tarmbien tenian efectos no plancedos en la ncciéa exacramente a quien representaba el Estado. En los tres i525 que estudid, Lawson enconteS que “para creat, confi- ar ¢ imponer las fronteras sociales que definen a ls na- $n, €903 grupos individuos a los que se percibe fuera de fronteras nacionales tienden a ser exeluides de Ja par- jpacién civil en los mismos tésminos”™ Esa exclusiva se iujo tanto en casos en los que la mayor parte de ls so- respondié positivamente = las instigaciones de] Es- fo, en los Fstados Unidos y Canada, como donde respon # as pstciones de! Estado oponigniose al Estado, en “bids par. id pach Dd, pp 263-264, conctusi6x Los temas centriles en los tres trabajos de investigacién que he recapirulado —coailicto émieo, el creciente poder de tos sistemas juridicos y la compleja relacién entre Esta do y maciSn— tambien han recibido considerable aten- ciéa en muchos otros trabajos de clencias sociales. Sin embargo, O Murch, Woods y Lawson han aportado una perspectiva fresca y esclarecedora.a sus respectivos temas. Han tratado al Estado como una entidad mucho mis ten- tativa y limitada que muchos de los trabajos usuales. O Murchii y Woods descubrieron pricticas en las que dis- tintas partes del Estado actuaban en éitecciones opuestas. En los estudios de ambos se hallaron coaliciones clave en. tre los grupos sovisles y ciertas partes del Estado. Las précticas de esas alianzas neutralizaron la separacién en. tre lo piiblico 7 lo privado que pregonaban los dirigentes del Estado, incluyendo a los funcionarlos, los servidores publicos britinicos en el extranjero y los jueces de Ista ‘quienes se abocaban a eses pricticas neutralizadoras. Cada tno de los tres casos de Lawson demostré lo problemit co que es ver las fronteras ternitoriales del Estado como luna simple representacién dei pueblo o de Ta naci6a, in- cluso cuando [a imagen vigente del Estaco induce a hacer- To en el habla cotidiana. Hasta cuando la gente actuabe para reforzar la imagen vnitaria y heroica del Estado, ter- minata dedicindose a précticas que trazaban nuevas 1i- neas de inclusién y exelusién. Algo extrafo pasaba con las fronteris de significado, con frecuencia en conficto con dl intente de movilizacidn bélica que los funcionarios es- tatales tenian en mente. Tin este trabaio abogo por modifcar el fuerte énfasises- tructural en los anilisis instituctonales para incorporar Yarlables culturales, través de sus précticas, los Estados reivindican la conciencia colectiva de su poblacton. Las ins [LESTADO EN A SoCiEUAD 6 ‘izuciones ylos simbolos han éstado en el centro de la con sna reinvencién de la sociedad. No otstante, prevalece trenienda discusién sobre quién —el Fstado como un les partes del Estado, otras organicaciones sociales ¥y Se conecta con las formas de conctencla colectiva Jasociedad.

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