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I. 18 de noviembre de 2015 be qué tenemos miedo? Para tratar nuestro tema, “fobla y pénico”, he elegido hoy como titulo, de forma un tanto des- fesada con respecto a lo que habia anunciado concerniente a los “advenimientos de reales" "éDe qué tenemos miedo?” Cuanto menos es luna extraordinaria coincidencia que hace que ‘emplece este trabajo a menos de una semana de los ditimos atentados de Paris, Para muchos fue una noche de pénico, pero también estd cla- ro que dejan un estupor y una angustia que no es sélo de algunos, que es un miedo comparti- do, y podemos pronosticar que las consecuen- clas serén masivas. Por otra parte, lo propio de lun acontecimiento es marcar una discontinul- dad. Sin embargo, tampoco es un prondstico, es algo que ocurre, tanto el psicaandlisis como el ‘campo social estén ambos concernidos y que nos lleva @ una cuestién que es de siempre, y no sélo para el psicoandlisis, la de la angustia, e las distintas coyunturas en que puede apare- cer. Nuestro titulo inscribe la disimetria entre los dos términos. La fobla esté en singular para ha- cer referencia a la historia del psicoandlisis que 10 COLETTE soLeR. Advenimientos def eal, de la sngusta al sintoma Ge Ia fobia hace un sintoma, un sintoma que ‘organiza el campo libidinal de un sujeto particu: lar, un sintoma que tlene una funcién particular y pienso que hay que volver a interroger. En Cambio, los pénicos estén en plural, porque un panico obedece a la temporalided del acontec! lento inesperado que afecta a un individuo 0 @ Un grupo. A nivel colectivo la causa de los péni- cos es slempre del orden del accidente: en la multitud desaparicién del Jefe —decia Freud—, para nosotros, los atentados sorpresa —y sin ‘embargo anunciados—, los accidentes de la técnica —ferroviaria, por ejemplo—, los acci- dentes de gestion de las masas —en los pere- arinajes, por ejemplo—. Hay que destacar que ie nacién haya aparecide @ principios del siglo pasado con la Gran Guerra. La expresién ahora frecuente de "crisis de pénico” es cada vez més utlizada y tiende @ reemplazar incluso la de er- sis de angustia. Observo que hay una evolucién en el uso y en las connotaciones de los dos términos y es sin duda significative. El término “péinico” se ha movilizado en campos cada ver mas diversos: pénico de los mercados financle- ros, panico en la multitud de peregrinos, pero también panico individual en situaciones muy diversas "y algunas veces incluso bastante inofensivas. Uno cree que ha perdido las laves, o el mévil, y entonces pénico; dice: “he tenido lun momento de pénico*. El rasgo comin en to- dos los casos es que un pénico desorganiza, deshace las regulaciones de un funcionamiento 1.18 noviembre 2015 n previamente ordenado, sea el de las finanzas, de las diversas multitudes o de las intenciones y de las referencias individuales. El término viene del dios Pan, “que pasaba por trastornar, asus- tar a los espiritus”. Es sinénimo de enloquecl- miento extremo y desorganizador. De hecho, fue reflexionando sobre el pénico ‘como comprendi una observacién de Lacan que me parecia un poco sorprendente. En su confe- rencia de 1975 en Ginebra, sobre el sintoma, subraya que lo inconsciente de Freud no es 10 no consciente, y afiade que lo que hay de cons- lente en la conclencia consiste en “gozar de un saber”. Creo que en este caso hay que entender gozar en el sentido de disponer, como cuando decimos gozar de un blen, pero équé hay del saber en cuestién? Tal vez es justamente el que el panico suspende, todo lo que uno sabe que constituye su realidad, con sus coordenadas de lugar, de tiempo, de identidad, que son inhe- rentes a la propla conciencia de uno mismo. Hay una particularmente importante @ nivel del tiempo, es que en efecto la conciencia va de la mano de una anticipacién subliminal de lo que seguiré al momento presente, Ahora bien, el acontecimiento que da pénico pulverize preci- samente este saber que constituia nuestra se~ guridad, y entonces hay sentimientos de pavor, de terror, de horror; no faltan términos para decir el miedo panico, provocedos por un acon- tecimiento accidental, imprevisto. Debido a ello. No tiene mucho que ver con el psicoandlisis y 2 ‘COLETTE SOLER, ‘Advenimientos del real de fa angustia al sintoma tuna cuestién seré saber qué podemos decir que venga de la experiencia analitice. Es cierto que ‘ocasionalmente recogemos el testimonio de momentos de pénico que el sujeto ha experi- mentado que pueden ser interrogados, pero el dispositive analitico, que asegura al sujeto un laz0 social regulado, no precario, es poco prop|- cio a la temporalidad de los efectos de pénico, y ‘cuando el panico esta ahi, tiene mas bien como efecto interrumpir por un momento el trabajo analizante. No ocurre lo mismo con la angustia, evidentemente. En camblo, la fobla como sintoma es una no- cién analitica, ha sido diagnosticada y estudiada fen el psicoanalisis, Es incluso el sintoma mayor, casi inevitable, de la primera Infancia, y una “plataforma giratoria", segin Lacan. Pero tam= bién aqui percibimos algunos cambios; algunos analistas llegan a pregunterse si ain existen las. fobias. No obstante, se han enumerado muchas formas: agorafobia, claustrofobla, zoofobia, fo- tofoble, fobias escolares, y un largo etcétera, para designar miedos irracionales, subjetivos. Sin embargo, muy a menudo se hace un uso onfuso del término, como cuando se dice de alguien que es un poco fébico. Entonces fobia ‘se confunde con las conductas de evitacién. Pa- Talelamente e| término surgié de la psicopatolo- gia, y su sentido ha Ido modificéndose @ medida que se ha aplicado més a fendmenos de socie- dad como los de las llamadas homofobla o isle~ mofobia. El término xenofobie aparecié en el 18 noviembre 2015 3 contexto del asunto Dreyfus, y se debe a Anato- le France. YVerios la evolucién del sentido. Ori- ginariamente las foblas se presentan como mie- os, temores, aparentemente Inmotivados, @ un objeto 0 a una situacién que no implica peligro real: fobias a clertas Imagenes, o a animales que ya no se encuentran en la realidad, espa- ios demasiado amplios 0 demasiado estrechos (egorafobia 0 claustrofobla), etc. Entonces, cuando hablamos de homofobla éde qué se tra ta? Se capta que en estos casos la reaccién ft bica es casi sinénimo de reaccién de odio con respecto a estos objetos sobre los que en nues- tra lengua solemos decir que no los pademos sufrir, © que no los podemos ni ver. Digo odio, pero es en todo caso un odio que no se confie- 52, un odio negado, le mayorla de las veces dlagnosticado por el otro, un odio que se con- cede razones, buenas razones, como la protec clén de le familla en el caso de la homofobia, © Ta seguridad en el de la islamofobia, etc. A ve- ces tengo la impresin de que en nuestras tie- rras cristianas es el amor obligado hacia el pré- jimo fo que fuerza al odio a hacerse una coarta~ da con el miedo y a blandir los peligros supues- tos para disfrazerse de prudencia. Este fend- meno plantea en todo caso la cuestién de la re- lacién entre el miedo y el odio. Al elegir mi titulo: "De qué tenemos mie- ‘do?", postulo evidentemente que hay un miedo fn el origen tanto de la fobia como de los péni- cos, Curlosamente un colega, que se interroga- 1“ COLETTE soteR. ‘Advenimientos del real, dela angustia al intoma ba sobre lo que empuja @ alguien a un anélisis, recordé que una vez Lacan dio una respuesta curiosa: el miedo. La férmula no es banal. Me- ros banal que la que se repite hasta la sacledad y que dice que lo que empuja al anélisis es el sufrimlento. Es un buen término, viene bien con Jo que Freud sitéa como la causa de la primer experiencia traumética de angustia; a saber, un peligro. £1 término es expresivo a la vez que vvago, dado que son muchos los posibles pell- gros para el cuerpo y para el sujeto. Decimos de los nifios que no tienen sentido del peligro, fs verdad en lo que se reflere al cuerpo, pero fen cambio) pueden tener miedo del otro muy pronto, de su voz y de su mirada, a menos que sea miedo de la oscuridad, a oscuridad en le ‘que ya no hay referencias. Asi pues édénde es- tén los peligros y a qué apuntan? Situaciones de peligro Si hemos de creer a Freud, el de Inhibicién, sintoma y angustia, las situaciones de peligro son siempre situaciones frente a las cuales el Individuo esta 0 ha estado sin recursos. El re- curso mas primario es la huida, cuando se trata de un peligro exterior, hay un terror a la huida imposible frente a algo Irremediable, por ejem- plo el aniquilamiento en los atentados, las ca- ‘téstrofes naturales, un tsunami, una erupcién volcénica repentina, etc. El peligro interno es otra cosa, es mas bien le intensidad de la exci- tacién pulsional 0 de los deseos de los que no 1 £8 noviembre 2015, 15 hay medio de huir, y que a menudo no pueden satisfacerse sin provocar represalias inevitables de la realidad, y que no se podrd evitar. ‘asi los miedos son miltipies: hay primero el miedo de si, como vemos de forma nitida en las fobias del impulso, miedo de lo irreprimible, lo imposible de contener. Pero écual es ese "si" al que se teme? Este miedo de si es siempre en ltima instancia un miedo de algo éxtimo, algo que nos divide y que en altima instancia ‘viene del cuerpo: las excitaciones, los deseos, las pul- siones, los sintomas, en fin, los goces’ con sus consecuencias posibles, a menudo indeseables. Esta es toda una parte de nuestras cuestiones del afio. Luego esté el miedo a los otros cuando éstos representan un peligro, de lo cual los. atentados nos brindan una experiencia actuall- zada. No obstante, el miedo que inspiran los terroristas sélo difiere por su amplitud y su al- cance politico del caso mas conocido de los ¢l- versos delincuentes, de los psicépatas, de los enfermos mentales, todos estos sujetos que se supone peligrosos y de los que se ocupan las Instituciones del estado como la policia o la psi- ‘uiatria. Luego esté lo que inspira el Otro con maydscula. Es lo mas conacido en el psicoanali- sis, sobre ello Lacan insistié mucho en su Semi- nario La angustia. Ahora bien, desde el momen- to que hablamos de! Otro con maydscula, es decir, de aquel que habla y cuyo deseo hace Pregunta en el seminario la imagen de la mantis religiosa es su paradigma— el Otro del 16 COLETTE SOLER. Advenimientos defo real, dela angusti al sintoma lenguafe supuesto por la palabra es también Convocado. Por elo'ys no podernos peneor los dos tpos de pelo como hizo Freud, istne Suiendo el que viene del nteriory el que viene del exterior. En efecto, el Otro del lenguaje que precede’ al sujeto y que lo acoge en at-bat, titerior pues, es tambien consteuyente del aut Jeto mismo, es su otra escera. Ya noo pose tos eonsiderar exterior ol sujto. Aat el deseo, por elem, uno To encuentra en la plabre él Otro, pero el sujeto mismo "desea en cuanto gue Otro", Para todo agucl que habla a tplen, dentrofuere es Insulente, Lacan Insité mur ho en ello fa susttuyd pcr los dos ures to. oligieas ae son la bance de Moebius yl Gross cap, due de sgune manera subverten ae relaclones srverso/reverso, dentojtuers Feo mismo que decir que miedo Sei y miedo de Gtr au eabo de sing, no san'ma ave primeres aproximeciones, ya que no catan‘en oposicién binaria. i ae Hay que afer también un miedo de to de la natualeze? Este parece que aumenta en nuestro tempo. con les reocupactones, sabre Ins entermedsges,pere tambien sobre el cme Y las catéstrofes ocurridas 0 anunciedas. Pero hay una sutleza, porque la neturaleze a me. nud i constderarnes'un Otro can moyGeeuae: ten oto tiempo se nabria cho que le personal amos, incluso heblamos dela madre natural. Ze, la que Rimbaud invoco eh su poem pars Ge mea a su Durmiente del vale. Tambien a 1 18 noviembre 2015, v7 ‘que suscita en algunos el femoso “sentimiento Ocednico” que deja a Freud muy desconcertado y que supone, creo yo, confundir dicha natura leza con un Otro benevolente, si no con el dios del amor. Esto porque, como sefialaba Lacan, no podemos dejar de pensar que las cosas, no ‘s6l0 las cosas de nuestro mundo social, sino también las cosas de la llemada naturaleza, es- tan "tramadas”. En otras palabras, que el fuera de sentido del azar no existe y que incluso la desgracla —de la enfermedad 0 de los acciden- tes de la vida— tiene un sentido, sea éste el de! castigo o de la persecucién por parte de un Otro oscuro. Freud se detuvo en este hecho, ya lo he evocado, y explica que se debe a que en el in onsciente la suerte, el azar, y especificamente la mala suerte, representa la instancia parental, ‘0 sea lo que desde Lacan llamamos el Otro. Hay que efiadir que hoy en dia la mala suerte no fengendra sélo la culpabilidad; también suscita ‘Scusaciones parenoldes y posturas de victima: el Otro, social esta vez, no hizo lo que habla ‘que hacer, no detect6 al terrorista bajo el ciu- adano tranquilo, habria debido prever el tsu- nami, la erupcién del volcén, etc., y debe in- demnizar, Vean el contraste con los inmensos debates que en el siglo XVIII siguieron al te- rremoto que destruyé la ciudad de Lisboa. No se preguntaban sobre e| Otro social, sino sobre hada menos que la eventual responsabilidad de fos pecadores, que con su mala conducta ha- brian suscitado la justa cblera del mismo Dios. 18 coLerte sotee. -Advenimientos dl real, dela angustia al sintoma Es el mismo procedimiento. En todos los casos, bajo diversas formas, la respuesta al azar mas fuera de sentido posible convoca al Otro. Pe- quefo hecho clinico que tiene toda su importan- ia, pues deberia guardarnos de pensar que to- dos los accidentes de la vida que en ocasiones fulminan al individuo sean para €l lo real; a ve~ ces el Otro se esconde tras el suceso mas in- sensato, Lo desarrollé con ocasién de la Jornada de apertura del Colegio clinico, Tras haber hablado durante un afio de una angustia que no es sin el ‘Otro, que responde a lo desconocide que es el deseo y el goce del Otro en cuanto que me ‘apuntan como objeto, Lacan pasé a dar otra férmula: “la angustia, ‘afecto tipo de todo adve- nimiento de Io real". Se trata entonces de lo real en su mayor opacidad, definido como fuera de lo simbélico y de lo Imaginario, un real sin el Otro y cuyo posible estatuto habrd que estudiar. Cuando Freud, en £! malestar en fa cultura, ob- servaba un doble origen de la angustla, diciendo que “la angustia de! individuo es provocada bien Por la amplitud del peligro, bien por la suspen- sidn de los lazos afectivos™, se aproximaba a una tal distincién. El caso dé la suspensién de los lazos afectivos es lo que é| habia establecico para el panico producide en la masa que se * Freud, 5. (19212). Pseoogia de las masas y andisis del yo. Obras compietas (Vol. 7, pp. 2563-2610). Madr Biblioteca Nueva (1972,) 1+ 18 noviembre 2015, 19 esate, lo cual supone claramente que estos lazos, que evidentemente no son sin el Otro, hay que ponerios en la cuenta de lo que él lla- ‘ma en otro lugar los recursos del individuo fren te al peligro. Sabemos que describe la verdade- ra experiencia traumatica como la de un sujeto expuesto sin recursos a un peligro real. El "sin recurso” refiere la criatura abandonada @ le Hi- flogiskelt, al desamparo, helplessness. Esto nos invita a distinguir dos estratos del miedo, la an- gustia del Otro y la falta del Otro, en los dos casos el de en sentido objetivo: angustia ante el Otro, angustia por la ausencia del Otro. Y cuan~ do falta, uno trata de inventarlo. Es por lo que hice una pequefia contribucién, hace mucho tiempo, titulada "E| apocalipsis” —tomaba apo- calipsis en el sentido banal, el momento en que la Justicia divina va a ejercerse como castigo de las pecadores— £/ apocalipsis.. 0 peor. Hay que afiadir que para Freud, que evidentemente no habla en los términos de Lacan, lo real sin Otro es el de la pulsién. Finalmente sefialé que hay dos estratos de traumatismo: el del encuentro fallido con el Otro que es el de todo nifio —que describe, aunque en otros términos, al comien- z0 de "Mas allé del principlo del placer” y que luego no deja de insistir en la transferencia. Es tuna experiencia en la que el nifio experimenta a Un Otro —los padres, dice Freud—, a un Otro que falta (fait défaut], y tripiemente: falta a su demanda de amor exclusivo, a su demanda de saber sobre el goce y finalmente a su demanda 20 COLETTE SoteR. ‘Advenimiants de lo Fal, cela angustia al sintoma de poder, espermética —digamos. Es el Otro fraumético del huerto de los olivos —"Padre, épor qué me has abandonado?”"— que Lacan retoma cuando habla de! "padre* traumatico” en singular, parent. Falta para siempre en cuanto a responder al sujeto, pero esta falta es estructu- ral: se debe a que el lenguaje del Otro que ha~ bla, lo simbélico, esté agujereado, trou-matico escribié Lacan, Les otros peligros, los de lo real, actuales, los traumas que no son del Otro, no estén programados, son por accidente. Los ac- ‘dentes son diversos, hay los que vienen de la haturaleza (tsunami) 0 de las técnicas humana (actidentes de ferrocarrl, atémicos), pero no conciernen especificamente al psicoanalisis. El {nico al que el psicoandlisis se enfrenta propia~ mente es lo que Lacan acaba nombrando el acontecimlento de cuerpo”, que no es aconte- Cimiento de sujeto, sino del cuerpo que tiene y {que no es, el acontecimiento de goce de cuerpo ‘que es también de lo real. Traumatizado por e! Gtro 0 por lo real del cuerpo, Freud habria dicho pulsién, lo que no es lo mismo. Y he aqui una alternativa planteada entre, bien el terror ante Ia inminencia del goce enig- matico del Otro, bien el desamparo o dereliccién frente a un real ineluctable. La fobia es una gestién sintomatica de le primera; los panicos, més diversos, responden a una oscura percep~ TN. Tr parent se raflere en francés indistntamente a pa- re omadre — 1+ 18 noviembre 2015, 2 clén de la segunda. Es por ello que frente a las llamadas “crisis de pénico” de los sujetos de hoy, la primera cuestion es saber en cada caso si se trata o no de una angustia relativa al Otro bajo la forma que sea. Podemos tratar de situar los efectos subjeti- vos de los atentados en esta altemativa —no hablo del andlis's politico que se pueda hacer. No cabe duda, estas masacres tienen un senti- do. Preciso, desde una perspectiva laica, que e! hecho de que tal o cual haya sido afectedo no tlene sentido, es puro azar. Pero estos asesina- tos tienen un sentido, que se declara, es explic'~ to, puesto que se fustifica en nombre de una clerta concepelén religiosa y de las obligaciones ‘que supondria, Que esta concepcién la juzgue- mos Insensata, loca, barbara, no cambia nada el hecho de que da sentido a los actos asesinos de los terroristas, sélo que este sentido no es admisible pare nosotros. No olvidemos que el sentido es sélo para sujetos que dan sentido. {Come repercute la cosa en el psicoandlisis? Este por definicién no se ocupa las victimas ~ puede que se ocupe de los allegados de las vic~ timas— sino més bien de todos aquellos y aque- llas que estén en andlisis y que no han sido vic~ timas directas, En el psicoandlisis somos pues testigos de las reacciones diferenciales al cho- {ue [choc], como suele decirse, Francia est en cchoque. El choque es sideracién y silencio, mu tismo aterrorizado. Ahora bien, el choque es para todos, de una u otra forma, en todo caso 1S A 9 eed ovesazau 0) 1e6ed ap o|paw unBuIW euay Ou Z0A exausLd Jod and 3p oyray [2 40d 03596 ns eqeojidxa ‘ofap anb eve e| ud ‘an A sofiy sns @ 4 J{nu ns e opeyew segey sea opepizins eigey as anb e1quioy un ap eDiaDe eqewojui ‘a1qnp0 ap sajeuy e ‘ossons un “lenp -INPul euaniniadns e UeinBase anb sosinoes 0] ap ajgesedaus! epipued e| ap sows) | AeY ‘ugpe|god e| ua apunyip as anb 0} ap ajuoz|i0u IP ua ‘souueUy sootued so) uD upiquea ‘a ied e190 40g “ugPeniesue> ap oUNsU! 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Advenimientos de 10 fa, de fa angst al sintoma famila. Sin duda diremos: un loco, el suicisto altruista de un loco; pero ello no impide que le problematica esté ahi, con su peradoja: morir porque uno se cree amenazedo de morir de. hambre. ‘Aqui nos hallamos en el terreno de la relacién ‘entre lo que llamamos el sujeto y su cuerpo. El Sujeto, que no es un alma, el sujeto una vez Gefinido por e! hecho de ser representado por Jos significantes de su palabra, sea a nivel de su conciencia o de su Inconsciente, podemos for- mular que tiene un cuerpo, que no lo es, como hace Lacan en su segunda conferencia sobre Joyce, tardiamente pues. Tal vez vuelva sobre festa cuestién, pero sefialo que a partir de ahi Lacan introdujo diversas consideraciones bas- tante nuevas. Y en primer lugar que, si tiene un. ‘cuerpo, a los sujetos se los tlene por el cuerpo. ‘A menudo evocd el habeas corpus de Ia ley in- lesa. Esta prohibie que se juzgare a alguien sin {ue se le significara presenciaimente el cargo. Ley suspendida en general en cagos de urgen- cia, por ejemplo en Guantnamo. Esta se preste ‘2 muchas discusiones, se destaca con frecuen- Gia su alcance democratico de proteccién de los derechos individuales contra eventuales abusos de poder, pero lo que aqui me interesa es que implicaba que no se pudiera condenar en au- sencla, era preciso que el cuerpo de! incrimina~ do estuviere alll. La Insistencia de Lacan en es- tas cuestiones fue creciendo en los ditimos afios. 18 noviembre 2015 Fd de su ensefianza, Es un tema que hay que se- our. piscusiOn Pregunta. El advenimiento de un real impll- ca el acontecimiento de cuerpo. C.S.: 4€s una pregunta o una afirmacién? Pregunta (continuacién). —Podria hablarse de anudamiento, previo al saber hacer de Joyce? CC. S:: Hay dos preguntas en Io que usted di- ce! una sobre Joyce, una sobre adyenimiento de fo real y acontecimiento de cuerpo. No es lo mismo, Cuando Lacan evoca el advenimiento de lo real es en Televisin, y los sitda como un efecto de la clencia, de la fisica, con sus repercusiones tEcnicas, como el alunizaje. Introduce este tér~ ino antes de decir “la angustia afecto tipo de todo advenimiento de lo real", en un contexto fen que el aconteclmiento de cuerpo en sentido estricto, @ saber, el goce de un cuerpo vive, no fest inmediatamente convocado, presente. Pera mi definir lo que él llama “advenimiento de lo real” constituye un interrogante. En cambio, el acontecimiento de cuerpo lo desarrollé mucho. En la conferencia sobre el sintoma describe el acontecimiento de cuerpo gracias al cual Freud 2s COLETTE SOLER Adveninientos del real, dela angustia al sintoma descubrié lo inconsciente. Es un acontecimiento de cuerpo, la ereccién del nfo, que ademés se encuentra con las palabras presentadas a partir del “hablar” de los padres trauméticos, Ni rastro Ge la nifia. Més en general, el acontecimiento de cuerpo, si dejamos aparte las amenazes de muerte, es el modo de gozar fijado pare cada Sujet. Hay objetos para gozer que pueden ve rar en le vide, pero ie modelidad propia de go- Zar del cuerpo se fifa en la primere Infancia. Hay un ejemplo muy preciso en Televisién al comienzo de la respuesta @ la pregunta 5. Inte- rrogado sobre "por qué se goza mal’, Lacan di- ce que hay que invertir la hipétesis habitual, el menos la que dominaba en 1968: No es la re- resign (répression) la que produce represién (refoulement), sino la. represién (refoulement) Ta que ha produciéo la represién (répression). Freud no andaba lejos de ello, y segin Lacan la prueba de ello es el Hombre de los lobos. Este Analisis no fue un éxito como caso, pero si un &xito en cuanto a establecer “lo real de los he- chos". eDénde podemos leer esta tesis en el Hombre de os lobos? Es un suleto engustiado y aque tiene précticas sexuales particulares fijadas esce siempre. Su partenaire es temenino, pero s6lo goza de ella de una manera espectfica, pues S6lo practica el colto 2 tergo. Freud busca origen de ello, trata de establecer que hubo una. escena accidental, un hecho, una contin- gencia. A los dieciocho meses habria asistido Un colto a fergo entre sus padres y ello le excté 1-18 noviembre 2015 2 tanto que defecé. Freud busca pues establecer ‘que hubo un hecho que no viene del discurso del Otro, que es contingente, y que fi16 para slempre las précticas de este hombre. Creo que ‘esto es lo que Lacan considera un apuntar a lo real de los hechos en el Hombre de los lobos, el acontecimiento de cuerpo fijado cronolégica~ mente’ en una edad muy precoz y que segul- damente permanece Inmodificado. Esto quiere decir que el sintoma de goce de cuerpo, del ‘cuerpo sintoma que suple la no relacién, no es- 18 determinado por el Otro, por su palabra y su iscurso. Esto es capital y las consecuencias clinicas inmensas. En cuanto a Joyce, la hipétesis de Lacan, si he leido bien, no es que el anudamiento prece- 4a, anticipe, sino que va haciéndose in progress ‘a medida que Joyce fabrica su obra. Pregunta. — Lacan dice que el inconsciente es gozar de un saber. Al final trae algo como "mi consciente esté unificado con mi incons~ ciente"? C.S.: Si, hablanda de é! mismo, es en “Linsu que sait de 'Une bévue..". Es interesante que Usted evoque esto, pues en el texto que he ci- tado la conciencia es definida por el hecho de © y, Tea, évdnementillement: cronolgicamente, 5 un ‘érmino derivado de événement: scontacimiente ‘opeziioio ey epueWHap 2} ap 1199p |= anb odsan> [ep abysadns e| ap so} ua opely 9306 tos snbiod oveu)Sew! odiano jo vod uaiq UeN Uupique3 sajeisied sauoysind ey “odiano ap ew0) fun 2quaUe;0s OU ‘owls|UeBuO [9p [e9s 0 auodns “ous2ujBew S2 Ou 2906 ap owvalWwDaUOD2 19 ‘owia.axa eped ua sosa{n6e UO? ynbqs3] e2ue | eIsey en 50] Uo ‘ofadso jap uabew} too ezuaywio> ‘oueulSewi 0] $8 oduono ja esi 2] 9p obse} 0] ¥ “uoAsaNd e359 a1qos U9! eun Ay ueDe7 ap ezueyssu e} UZ 2's D ‘ueDe7 ejnuusay ‘ofendvay [2 apaoues o| sou odueno ays3— "eIUnBDid earedo eigejed ap eapppid ensanu anb ajgsod s2 ow -927 saou0u3 afen6ua} [ap UOUEIA OU ‘SoIUaIL “fpaquose uos odieno ap sewiowuls so] :921p sou anbiod ayany seu oypnws ewud4 ap A [eui6u0 equnbo.d 2] Uenanue! ueDe7 ap sauo|re0geIo ‘SewDID se) anb Sy “Se>UpISIY sauOIs:aNUOD Se Uenjansau 25 anb 02169) ayuaweyapiod se eu -o1us [op SqUBD{|UBIS eUaped e| opuerji2sap OB “om “2i4le2yuBIs ug!onaASNs euN o> ‘afen6ual {Uo eypay edojpzaul BUN s2 ewoqUIs (3 “afenBua} J 52 anb upwos oquawisja uN dey euqejed 2} 52 nb sisiigue0aysd jap owuaunaasul ja A soweggia Tey anb [op upisianuo> ap ewOUs ja ave and Uoiesisow ue3ey ap A pnaij 9p eared e| and trod upiquie} A ‘epinBasua 4 ‘e:veay9 eve!> eun ‘989S0U sisiiguB0d|sd j9 anbsod ‘020d UN opepiAio & sroz axquoteu st 2Y ag “seougYsiY souo|sianuoD se] ap ewalqosd FP von odiand ap seworujs uaanpai ag “299 ‘2019 eled @| U0d sisiipied eun anjonsas as oW9D? ‘ua6110 [2 apsap jie Fis3 “sINB|s ap UeIsanD e> jDead | 8p A ugidez\jenjdaou09 e| =p uoH janb sejnuioy seiuei gzuene sand ' isd j2 va ueisajeu un ofnpoud anb sa sisaiod! jpadsa eiguaysisas eun usanpoid anb 0 iP UOS 0195 OU ueIe] |p SaDuEAE SOU 1b 019949 Ua Jeye\Su09 apand ag sD [°] ewunB aig 50 -aquapsuoou! jap 1aqes ns A aqu9)>su0> ‘eoyqun as e500 @| ‘3490U A ep ednoo anb aU9y> -Su9Du! 0] aqUawenisnj>x9 emUIs oun oedso a 59 ua |S "Sopenyts sowieisa sajend se] ua sepeu 391009 52] sepo} ap sayUa}>suo> sowios opuend J2ges un ap sourouodsiq. “aqua/ssuoqu 0] ap Ie Banpai as equs;2suosu| 0] ap odwe> ja ose IP opep A ‘aqua!ssuosu! ns ua ayuaWieAlsnioxa ‘8 enuguod esuaé |9 onbiod s2 anb opuesiaasd eayasnt 0} ueDey ‘sopeayjun upiso aqua!9su0a p anb sages 2 agua ‘pepmunuos eun osnpoul ‘esnqunf eun 4agey epand and ‘opiqes ou sages un ap 2908 52 ‘olsaqes ujs oiad uaqes un ap o70p “e/2U9)9 tuo2 e| ap oia{ns ja 0d opiqes ou sages un o1 1d 's0pez06 $93U0241U6}s op Jas un ‘oAnUesNS Tap opques ja ua 1ages un $9 21U2/2su0U) 13 “ages un ‘9p s8u0dsIp ap opnUas |2 uD ‘sages oqJaA "19qRS eons e ensnbuee] op “03 o| ap Sowauuenpy ‘S10 AL13T00 ee 30 COLETTE soLER. Advenimientos dal real, dela angusti al sintoma ‘Asi que el “goce-sentido" [Joul-sens] vehicula las pulsiones parciales e implica al cuerpo ima~ ginario. El acontecimiento de cuerpo es una epi- fania de goce viviente. Es lo que Lacan escribe en el redondel de lo real del nudo borromeo, es el campo de la vida. Nos habia habituado a de- cir que el cuerpo no esté vivo, es "desierto de goce", con los oasis de las zonas erégenas, y es incluso el cadaver. E! nudo borromeo precisa- mente anuda lo que dijo hasta entonces, con la dicho-mensién suplementaria del goce viviente. Pregunta [..] C. S.: "La pulsién es el eco en el cuerpo de! hecho que hay un decir”; habria que explictar la tesis, pero no podemos reducir todo el goce a las pulsiones tal como Lacan las desarrollé co- mo la realidad sexual del inconsciente, oral, anal, escépica... Claro que hay goce pulsional, éste tiene sus objetos electivos, sus zonas cor porales electivas ligadas al lenguaje y deriva en la metonimia, lugar del goce pulsional. Pero el goce del orgasmo no se reduce a ninguna de festas pulsiones aun si éstas intervienen. Po- ‘drlamos decir que el “goce-sentido”, con un ‘gulén, es el goce pulsional, pero est él otro, el falleo, y también el goce sintoma que fija el go- ce falico. | | | 11. 9 de di smbre de 2015 Estaba poniendo en cuestién qué es lo que esté amenazado en las situaciones de peligro traumético, formulando le hipétesis de que el ‘cuerpo estaba ahi en primera fila. Preciso que el objetivo de los desarrollos que siguen es poner fen perspectiva la multiplicacién de las foblas y panicos. Historias de cuerpos Evocaba la segunda conferencia sobre Joyce, escrita tras 1976, donde Lacan dice, cito: "Séia participan en la historia los deportados: puesto ue el hombre tiene un cuerpo, es por el cuerpo or lo que se lo tiene. Reverso del habeas cor- pus.'", Reverso, en efecto porque el habeas ‘corpus era una ley que apuntaba a la proteccién de los individuos contra los eventuales abusos de la autoridad, mientras que la deportacién atae siempre al abuso. Esta frase, “sélo participan en la historia los deportados", no sorprende, tras 1976, en al- # Lacan, 3 (2002). Jaye el sintoma Otros escrits (9p. 581"557), Buenos Ares: Paidos p.: S85. 2 ‘COLETTE SOLER. Adverimientos eo reel dela angusts a sintome ‘uien que escribié hystoria con y para subrayar su componente de deseo! y para decir que la historia que se cuenta es en el fondo del orden de la novela, y en el mejor de los casos del mi- to. ¥ ahi donde Freud dijo “novela del neuréti- 0" para subrayar la componente de deseo que anima la historla que cada uno se cuenta sobre si mismo, Lacan dijo: *mito Individual del neu- Fético". La diferencia estriba en que el mito no ‘es s6l0 imaginario, tiene relacién con un real, puesto que relata’un imposible de decir, sea Este del deseo o del goce. La cuestién que se plantea es la de lo que hay de real en la histo~ Fa. Lacan conviene con Joyce, para quien nada Importante, nada serio, ocurre en la historia de los historiadores. De hecho, creo que para Joyce tenia otro peso, y mas que en la historia de los historladores. De esto testimonia su hermano Stanislas, que era mds bien un militante de los Ideales sociaistas y pacifistas, quien ademas fue arrestado por ello, y quien refiere en My bbrother’s keeper que cuando intents hablar con James de la guerre en curso, éste le respondié: ‘esto no me interesa, lo Unico que me interesa fs el estilo, Evidentemente no es ésta la posi- ‘ién de Lacan, qulen conviene en la idea de que fo ocurre nada en la “historia de las historiaco- res". De hecho, los historladores, 8 pesar ce su Fh Ths Recordemos que en francis stra se excribe con 7: bysténe. Be ah‘ juego de ects. 2 lemtre 2018 2 preocupacién por los hechos, lo que buscan es Interpretarios, expresar su sentido. En efecto, la historia se relata, sus hechos s6lo son por ser ichos, siempre pues entre simbélico e imagina- fio. Ya en 1972, en “L’étourdit", Lacan habla sefialado, en términos mas moderados, que el rama de los historladores es no poder leer mas Que el sentido y ser por ende la “ciencia del fembarazo’”, Era relativamente emable, pues habria podido decir peor, como en ..0 peor pre- cisamente, a saber, que el sentido es “confusio- ral". Subrayo que en la conciencia comin, si festa expresién tlene un sentido, hoy en dia se tiene la sensacién de esta brecha entre lo real de lo que adviene y la historia que de ello se relata, que se libra a los prejuicios de los de- S205 én Juego. Es lo que Indican nociones como eber de memoria, conflictos memoriales, histo- Fla de los vencedores, etc... Precisamente en aviembre nos anunciaban manifestaciones re- Currentes en Corea del Sur en protesta contra la Iniciativa del gobierno que decidié retirar los libros de historia de las escuelas y remplazarios or nuevas versiones en pos de la gloria del pais, y patriéticamente més edificantes. En efinitiva, sin forzar las cosas podernos decir més: Ia historia sélo es si es relatada, pe- ro desde el momento que es relatada, que de ‘aigin modo se la hace hablar, en la medica que scan, 2 (2002) ep tp. 595, 2 pean 3 (1972). bre 19. Ou Pre.p- 151, Adverimiantos deers, dela angusts a sintome ro se puede decir la verdad de lo real, miente ‘sobre su real. El estatuto de lo que llamamos un hecho esté en juego abi. La tesis de Lacan for- mulada en reiteradas ocasiones, pero espec mente en E/ sinthome, es que de hecho sélo hay “al ser dicho", y que ademds los dichos es- tn suspendidos de la enunciacién, del acto de decir, que hace ex-sistir los dichos en el lengua Je. ES tanto como decir que el hecho no hay que Confundirio con lo real. El hecho supone ser als- lado, formulado y recibido, mientras que lo real no demanda nada. En efecto, un hecho enun- lado sélo tiene peso si es tomado en conside- racién, adoptado de alguna forma por el interio- Cutor individual 0 colectivo. No tiene tempoco el mismo estatuto que lo que llamamos el saber, fen todo caso el saber Inconsclente, ni que el saber en lo real de la ciencla, Ambos tienen una eficiencia que prescinde muy bien de ser sabi- dos. Los planetas experimentaron la gravitacién antes de que Newton diere su formula; en uanto al saber Inconsclente, no espera a ser sabido para producir sintomas. De ahi, de este lado performativo de los dichos, y por ende del Vocabulario, se comprenden las luchas feroces sobre la forma de nombrar los acontecimientos ‘ocurrides y, por ejemplo, si uno dice “genocidio armenio® no es el mismo hecho histérico que si dice las "masacres de los armenios" que ocasio- fnaron tantos muertos a principlos del siglo XX. Tan verdad es que nombrar es enudar lo real con el verbo. Este estatuto discursive del hecho Score 2015 3s Permite comprender también las evoluciones de fa ciencia histérica @ medida que la historia deje de ser solo el relato de las guerras entre pode- Fes absolutes y se tienen en consideracién nue- vos hechos, integréndose por ejemplo datos de Ja economia, de las familias, de la infancia, ete Entonces Zcdmo entender con justeza que Ia historia s6lo esté hecha de deportades, en otras Palabras, de cuerpos desplazados? Podiria creer~ Se que esto significa que las grandes deporta- clones impuestas por ejemplo, las de los ne- fos~ 0 las grandes migraciones voluntarias. 0 Seudo voluntarias —por ejemplo las contempo- réneas al nazismo, o las que conacemos hoy, on esas masas que huyen de las hambrunas © las querras— son lo real dela historia, asi como fo real del psicoanalisis se sitda a nivel del goce. Pero Lacen es més preciso y mas sutl, si Dlen distingue le historia de los historiadores en lo Que no ocurre nada serio, y en esto conviene con Joyce, pero affade que de la historia, cto, “sélo se relatan éxodos [..1", "Relean la histo: Fla, es todo lo que se lee en ella de verdad”. Se relatan los éxodos, no son lo real de la historia, pero son lo més verdadero que se lee fn ella. La historia se lee porque no hay mas historia que la relatada, en ese relato se lee el ‘Sentido, al igual que se lee lo inconsciente, gra- ias 2 los trazos de escrito que deja: se lee 3 Bartir de los archivos, y lo més verdadero que Se inscribe en los archivos —entléndase lo me- Res engafioso, lo que menos miente— es el 38 ‘COLETTE SOLER. Advenimientos deo reel, dee angusto al sintoma Gesplazamiento de los cuerpos, los éxodos que, a falta de relato, se engulliian en el gran aguje- ro en la memoria, Esta incicacién es muy in teresante para nuestro tema del Seminario del Campo lacaniano titulado "Hystorizar, relatar, ‘escribir la historia", En este punto de las rela. clones entre verdad, mentira, escrito no para leer y lectura, la pagina 287 del epfiogo del Se- ‘minario XI es una referencia a la que remito 2 aquellos que se quieran dirigir a ella. En cuanto @ los cuerpos no deportados, que por tanto estén en el misma espacio, se les tra: ‘ta més con la segregacién. Esta va en aumento, yy hay que distinguiria de la discriminacién. Se hha vuelto un tema de actualidad, que bien pre- aljo Lacan. Es un tratamiento de las incompati- bilidades por el acantonamiento de los cuerpos fen espacios diferentes. No es. algo inédito, siempre ha existido, pero lo es la amplitud de! fenémeno, pues esté a la altura de la globalize- cién que he unificado el espacio de! planeta, y bastante sabemos hoy hasta qué punto los mu Fos de la Segregacién ya no son simbélicos, y or uno que cayé en 1989 cada dia se constru yen otros nuevos: Israel, Hungria, Méjico, etc, sin contar con que el acantonamiento de las poblaciones no necesita siempre muros, coma prueban el Apartheid en Sudafrica, las poblacio- es negras en los Estados Unidos, e incluso més Soft, los barrios de nuestras grandes cludades. Todo esto daria que pensar que en ultima Instancia, cuando hay peligro, siempre es nues- cere 2015 ” tro cuerpo el objeto en peligro, el que puede semos arrebatado, o que puede ser devorado, Pisoteado, martirizado, hambriento, masacrado, ¥ que por lo tanto, si se da el caso, las angus tas f6bices y los pénicos en aumento indican fo mismo que las grandes migraciones de la histo- Fiat a saber, que la supervivencia del cuerpo es fn definitive e! valor ultimo. Hasta el punto que ‘se podria pensar que es demasiado evidente para merecer ser subrayado, Trascendencias minisculas Pero es y ha sido siempre asi en todas par tes? Probablemente no, Conocemos bastante pocas 0 episodios histéricos en los que se hizo Patente que la amenaze mayor no atafia al Cuerpo y en los que el valor timo no era la supervivencia. Ocurre cada vez que uno se su- ‘ma a una causa por la cual consiente al sacrfi- lo posible de la vida. Precisamente Lacan evo- teaba como una de las tres formas del "deseo de muerte” aquella en la que se acepta morir por aguello sin lo cual la vida no valdria la pena vie Yirla, es decir, por un elemento que trasclende la supervivencia individual, suficiente para hhacer frente al instinto de conservacién. En L’époque des traumatismes comenté am- pllamente la arenga del rey Henry ante Ia famo- 2 batalla de Azincourt, en la cual Shakespeare, heroizando la memoria’ de esta batalla en la que los ingleses, en patente mineria y apenas tras haber salido de otra batalla que les dejé rendi- P Uy [2 gosew xx OBIS Jap leUy 13 “auaU ‘—esne9 eun 10d “Ug} “od sou s91anb ey “pep ovainb— sour ‘opesodns ‘opjuaiuoo e19 suanw e| e opaiul Jeno e] ua A “sepeztuedou seaiond se) © soUaI 2] ‘pag 40d ayvewaigesod.y) ‘seDu01u9 eqewey 3s anb 0} @ a1u0y oanoined UaIWUBS [ap @2009 B59 UD [894 U9Iq U9!DEUE eno sod {35 “eined e| od ounw upiaessue6 eun epor 2 eI ua “Bt Ie pt fap euaN6 e| a1gos eDjug.eUr ‘seul 794 epeo ensaadsiad aun Aoy sowauan 2 Upiquiey onsasqo ‘sauelquies so] ap eziany e169 ‘9p ensnoue -oido1 ey 8 ‘Suan e| op uo!DEUas ‘anbiod oyanu e| © opaid sua “6 soe equa e| -Jea1 s9qey apand ou anb e}93p opuend pnois e upze e| ejlep og “saqueiqey So) 2p odsan> |B $@ anb aseq ap de> je seayL2es osnpu 9 'spjesodi0> soyep so] © sopaju so| sedadns Suuod ond eunpeuie ap apadsa eun wos aeuopury ap zede> so —o>1Un soiq j2 40UoY PP ‘ened e|— syuoiod aqueiqulas un anb sono '50) owo9 Jesrs0Wsp 9p uelap ou A sasquioy ‘DquBUIRS)PO1d OS O18d “Is ‘soxOSOU BUD 9p Seiedg2isd @ ugindiuew anb sosoibija1 soongu 2) 'sofenjes ‘So1equeq ‘op 2g “oysayiuew ap ‘aauaulajquiay uaued o| Koy 9p sazeyiwer sersit o1ioa $0] spw9py “OUD4dNS J0jeA j@ $9 OU ‘0:10 [2p e] 0 eidoud e| ‘epin e| anb e>ipul oj sose> 9p so] ua o10d “souoy 9p souWND so} ua ow =0 ‘Uauil UN 9p epeUeds upiquier 195 apand Jouoy [2 ‘02/> 40g “soUoy jo “40d JOU ua ageu e)ped and pepii9s e| Jepaide esed jeuy JP esey sesn “eUapUBsen eUN 9p siqWOL Fp “souol je egewel| |p anb 0} ap uss ‘epin &| 2p (ou ‘epipid e| sa ewiaudns ezeuawe e| anb on 9s Tp uD A ‘ugder ofan jap ooueasiy aquewesnu ‘he oiposide un eieieu “2 0189 en 2p wy un, unBas uaiea seiquiou 507 2epIA e| anb SPU! eUD|eA anb e500 e159 e aLeP Diquiou 9nd? “es9!Mbjen> Jojen un ap auqwou Up epIA | eBsouue as sajen> so] us ows|o: “24 ap $0589 $0) Sopo3 opud} ja UB A ‘so\dw} Sonne sousnw Aey O94 ‘oyORW | e Jowar seiadns uaijuLiad onb sowisue2aui so} sopor eb ‘Ueysqo ou UosezueD}e “sop ‘wos Je ensue 2 2p eos 0 3p souBHUIUaAPY pee iterl ca 0 ccouerre souek, avenimientas deo real, dels angustle {que atin habla conocido con ocasién de las dos ‘grendes guerras; a saber, los mértires que pue- {o calificar como martires laicos. No es que hoy no convaquemos valores, incluso por las ondes circula el tema de que somos atacados en razén {de nuestros valores, las consignas de la repibll- ‘ca: libertad, igualdad, traternidad, y lalcidad. Ninguna duda’ al respecto, pero ‘muy pocos, aparte de nuestro ejercito profesional, estarian dlspuestos @ mori por elias. I tampoco aquellos Que se presentan como los apéstoles de los vie- Jos semblantes: patria, derecho de sangre, ra- 2as —de hecho por es0 son saspechosos de fari- selsmo. En cambio, esto arde en al menos una parte del mundo musulmén, y recuerdo la sor- Drendente observacién de Lacan, que decia que fl resultado de una batalla dependia de quien gozaria més de morir. En este caso no es un buen pronéstico para nosotros, pues parece que hhayamos pasado al régimen de “vivir a cual- guler precio". Signo de que en las evoluciones de nuestra cultura el cuerpo es desde ahora lo ‘més precioso que tenemos, y ni siquiera la fama lo supera. Esto viene bien con lo que Foucault formulaba de los objetivos del estado llamado moderno, a saber, "hacer vivir’. Observen ade- mas que tras siglos de monotelsmo, que opera~ ban Infravalorando nuestra vida terrestre en provecho de una salvacién superior, llegamos hoy a una unanimidad globelizada (a excepcién de aquellos que esperen el apocalipsis, desde luego) sobre la necesidad de salvar, no nuestras, 8 detente 2015 a falmas, sino el planeta, para asegurar la vide terrestre de las generaciones futuras. Ya nada parece trascender a la supervivencia. Pero esta frase es demasiado radical. He recordado una ‘expresién sobre el modelo de las vidas rinis- ulas de Pierre Michon: no nos quedan sino trascendencias mindsculas. Como, por ejemplo, ‘cuando se aspira a "ser iti” Junto a esto hay evidentemente un descenso de las defenses contra el miedo, y en este con- texto fobias y panicos se multiplican y se nos Dproponen a estudio, Esto guarda relacién con el tema del malester en le cultura del que habia- ‘mos en nuestras jornadas del pasado fin de se- mana. Es el estatuto de nuestros goces de ha- biantes lo que genera el malestar. Nuestro go- ce, en otras palabras, el de nuestro tiempo, de- cia Lacan en Television, “desde ahora s6lo se sitta por el objeto a", y ademés "ya no se fenuncla de ningin otra! modo”. Pero entonces écémo se situaba hasta ahora el anterior al huestro? Sin duda ya se situaba por el objeto 2, Porque el objeto resuita del efecto del lenguaje Sobre el viviente, pero no se sabia, porque la manera de vivir las pulsiones se ordenaba tam- bién por los semblantes que presidian el orden del discurso, incluso también por el semblante de los semblantes, Dios mismo, una trascen- "aan, 3. (1974). Televiibn otros exerts (pp. 535-572). Bustos Aires, Paid (2012). p. S60, Tortuaimente “deste ahora solo Se st pore susde-govar™ 2 COLETTE SOLER. . Adveninientas dela rea, dela angustia al stoma dencla trascendente, cuando se trataba de los mmisticos y el goce pocia adquirir la forma del amor absolute, Entonces se podia ignorar el po~ der del objeto 2 y en caso necesario sacrificar @ fos semblantes, pero esto se acabé, el cuerpo {que hace falte pare gozar sigue siendo el valor Ultimo. lugar con el miedo? El probleme es que, si creemos a Freud, es e! riesgo de la muerte Io que da su precio a la vi= a, Asi que voy a dirigitme a otro fendmeno, pues el miedo o la angustia no son los nicos ffectos que el peligro suscita, las respuestas Son mucho mas variadas, cuanto menos quiero Fecordarlo en este inicio de curso. ‘A veces el peligro vital, el riesgo de la vide, lejos de dar miedo, fascina, suscita una extra ‘traccién, como si hubiera un gusto por el pell- {9r0 vital, no condicional, no subordinado @ un ‘bjetivo. Conocemos a estos sujetos a los que ‘5 llama atrevigos, que buscan el riesgo, se lan- zan a empresas extremadamente peligroses, aventuras diversas que no se justifican por nin- {gun objetivo de utlidad, tal como pudieran ser fa Investigacién o el descubrimiento, Es verdad que en nuestro mundo se puede comerciar con tllo, pero no es éste el tema. £5 un hecho que hay sujetos que tlenen, no sélo una propensién 2 ponerse en peligro, sino un gusto por el peli- {r0. Los hay gue incluso son designados como Que desafian 2 la muerte [trompe-la-mort), Stent 2015 a fes0s que rozan el riesgo repetidamente pero (ue misteriosamente siempre se salvan. £Cusl fs el mecanismo de estas conductas que pare- ‘cen indicar que el riesgo de la muerte puede tener una funcién subjetiva? 2Es goce del riesgo Por la excitacién que da el sentimiento de estar vivo, 0 ignorancia del riesgo en sujetos que no _creen en su propia muerte, 0 aun algo asi como lun desafio con ese Otro que es la naturaleza en €l peligro extremo? No sabemos cul es en ver- dad el mecanismo de estas conductas, y dejo fsto por ahore en suspenso, pero si les recuer- do que, segin Freud, en nuestro inconsciente no nos pensamos mortales. Paso a otfo caso de figura mucho mas exten- ‘ido: le propensién a jugar con la angustia, mas ‘exactamente a jugar a hacerse miedo. Las pell- ‘euias de terror, por ejemplo, son toda una in- dustria que vive de este gusto par el miedo, que fexplota esta apetencia, inventando peligros fic- tUcios de los que nos hace testiges, peligros que hho nos conciernen realmente y que sin embargo IProducen angustias que podriamos considerar ticipativas, como “participativas” son, seguin 1can, las identificaciones de la histeria. Pero no lest ‘sélo las peliculas de terror, sino todas es- i lnvenciones del deporte 0 del citco, tales como el tren de la muerta 0 el salto con gomas, hhechos para experimentar —pero sin coste— a ida mortal, el encuentro con el propio ase- no, etc. Se hace pues uso del miedo como de luna’.diversién, en el sentido preciso de lo que | U3 “soylu so) usoip owen ‘sex0n ap so opuens ‘key an ugmowiue> e| uedA A “peplun6as 210} f2un uo> opaius jap e208 as arb | Uo UoDe}Dx f2un ‘upissanp eun 19284 apand 9s opal [2 uod ‘anbsod opaiui asis9ey & eGanf 9s ‘sand Isy ‘aan e| 40d “e907 ‘anb o9sap jap eidoud epin « p10 e| ap ou ‘opin ‘'sauopows ep sou spua 209 0} ap seufns se} ap enles sou 10d pez ‘suadsns (3 “asuads anbiod ‘sajqusoy A sojeaus sly SOWALAND :ey>}!4U)| U9 -39)9 uN ua Ueseg 9s SeIsy “120009 9p oGeDe ‘and seapppid seuenxe se| ep01 2p 032.095 [2 as a3s9 204 je] “sbie9 sns ap eun s9 and ‘es JP U2 upiquies use.9 ‘010 [2 ua uBeiD onbiog “upiseudxe e| ap o2Q9WOIp! 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Pensaba de nuevo en el famoso juego de la bobina, célebre en el psicoandlisis desde que Freud lo describlé en su nieto, al inicio de *Mas alld del principio de placer’. €i nifio juega a ha- cer desaparecer una bobina lanzéndola por el borde de su cuna. éQué interpretacién hacer? Hay varias. Freud reconoce primero en la bobi- nna que decaparece a la madre que se ausenta Fegularmente sin provocar protesta, observa él, or parte del nifio. Tal vez —hipétesis de Freud— con ello asume de forma activa lo que padece en la realidad. Pero entonces épor qué el tiempo ques e destaca del juego es el mo mento en que hace desaparecer la bobina, y no aquel en que la hace reaparecer, ya que final- mente la madre vuelve? Lacan produjo una In- terpretacién en el umbral de la cual Freud se detuvo. Juega con la pérdida, e incluso con su érdida. Lo que hace posible el juego es la sim- Bolizacién minima mediante dos. significante: Fort-Da, con los que acompafa los gestos de lanzar y de recoger, que en el fondo permiten representar la pérdida. Pero hay més. Desde el momento que esta minima pareja de significan- tes estd funclonando, tanto la plena presencia como la plena ausencia se plerden, Io real de la madre se socava de ausencia, de alguna mane- ra, y entonces Lacan puede escribir: DM, deseo de la madre. Tal es el ejemplo princeps del efecto negativador del lenguaje que permite decir @ Lacan que Juega con su propia pérdida, ‘scribe con su objeto "a". Obviamente no taro que los juegos tengan la misma fun- in en los nies pequefas, conde es un ins- ymento de su entrada en el universo simbéli- y c0sa que ya no ocurre con los adultos. Su 30 con la pérdida de la vida es més bien un porte del deseo, un sucedéneo, como dije, Fa engafiar a la vacuidad, Pesadilias Paso ahora a otra realidad que convoca al edo, incluso al terror, y que no es un juego: @ ber, 12 pesadilla. Aqui no es asunto del sujeto, | agente es lo Inconsclente. Hay ademas une ado} en lo que Freud dice, que en su in- nsciente el sujeto no se sabe mortal aun jando el inconsclente Fabrica las pesadillas. La pesadilia es una excepcién en la teoria de! jefe segin Freud. En todas las formaciones fel inconsciente, el suenio eminentemente, las presentaciones y los significantes, que consti- tuyen lo que Freud llama “procesos secunda fies’, funcionan como para-excitaclones por le Geriva de ios deseos y pulsiones. En este sentl- o el suefio esta segin Freud al servicio del de- se0 de dormir, de continuar durmiendo, y lo “consigue por esta deriva. En términos nuestros fl suefio es envoltorio simbélico-Imaginario de Ia cosa real, protege pues del despertar a lo real el goce opaco. Por esto Freud sitda la pesadila Como una excepcién en relacién con su teoria el suefio, En efecto, a la Inversa que el conjun- “2 COLETTE SOLER, . ovenimietas de red, de a angustia al sintome to de los suetios, la pesadilla es efraccién que despierta, antes de que el sujeto retome sus feferencias en la realidad, es decir, continue Gurmiendo, Fue Lacan quien permitié'sityar una homologia entre, Por un lado realidad y real, y or el otro suefo y despertar. La realidad es lugar del sentido, del suenio del sentido llamado ‘comin, diria yo. El psicoanalista, Lacan mismo, puede burlarse del sentido comin porque cada Gla verifica que las verdades de sus analizantes fr tienen sentide camdn; ello no impide que el Giscurso del amo fabrique sentido comin; por fes0 se dice que Ios locos son insensatos, cose ‘que no es asi a ojos del psicoanalista. piscusiONn Pregunta. —éPodria usted precisar la cvestién del suefo, incluso de la pesadila, en la psicosis? . 5.1 Todos los sujetos, cualquiera que sea su estructura clinica, suefan, cuentan suefos. Lacan, al final de Televisién, sostiene la tesis de jque basta una formacién del inconsciente pare testimoniar de la transferencia, es decir, de la dimensién de sujeto supuesto saber. Ahora Bien, @ menudo se dice que en la psicosis, en particular en la paranoia, no hay esta dimensién Ge sujeto supuesto saber, pues qulen sabe es el Sujeto que le habla. £Cémo se entiende esto? 'No es una contradiceién si nos detenemos un poco en esta expresién: el sujeto supuesto sa- ber. Esta Implica dos suposiciones: una suposi- “elén de sujeto y una suposicién de saber. Para aquellos que conocen la escritura del matema e la transferencia, es lo que esta escrito bajo la barra: la s miniscula del sujeto significado or la S maydscula del significante de la trans- ferencia escrito sobre la barra, y seguido en el paréntesis los significantes del Inconsciente su uesto (Si, 52, ..Sn), es decir, el saber incons- Gente. En esta doble suposicién el engafo se refiere @ Ia del sujeto, pero no a la suposicién del sa- ber, que es la que cuenta, Toda formacién del Inconsciente supone el Inconsciente trabajedor que combina significantes. Ahora bien éno est fan presente en la psicosis como en la neurosis? La dificultad en esta expresién de sujeto su- puesto saber es que Lacan la propuso en una Gpoca en que el acento estaba puesto en el su- Jeto del Inconsciente; Iuego propane el Incons- lente sin sujeto, conserve la misma expresién para la transferencia, pero el acentoes comple- tamente distinto De hecho, se puede Interrogar esta expresién ‘con Ia estructura de la palabra o con la de! sig- nificante. EI grafo del deseo representa la es- tructura ‘de la palabra: los significantes estan el lado del Otro, incluso cuando escucha, De hi la férmula “recioo mi mensaje del Otro’. El Otro es entonces el sujeto donde se deposita mi Verdad. Para el psicoandlisie esto encajaria bien, el sujeto llega, habla al analista, hay la Suposicién de que e! psicoanalista podria trans- so COLETTE SOLER, . évenimintos deo feel, dela angustla al sintoms ritirle algo de su verdad, y que por fo tanto es sujeto supuesto saber. Pero la estructura de lenguaje condujo @ La- can @ le nocién del Inconsciente como un saber Separado del Uno que representa al sujeto, y ‘gue trabaja. Una formacién del inconsciente Gescifrable implica los significantes del incons~ Gente. Por lo tanto, en este sentido sues y pesadillas son trans-estructurales por completo. En cambio la estructura de la palabra, de le i- Feccién, varia segin las estructuras cinices. Por ello tengo mis reservas cuando escucho @ alguien que habla de un paciente apoyando su Glagndstico en un suefo, No se puede fundar ningun diagnéstico en un suefio. No hay suefios tipo que serian psicéticos y otros que serian Suefios neuréticos. No porque en un suet haye mucha sangre, mucho rojo, atrocidades y poco Sentido legible el sujeto es psicético. Las forma- Clones del inconsciente son trans-estructurales, pregunta, —éCémo comprender que los he- chos se dicen? C. 5.2 Les he recordado "no hay hecho @ me os que sea dicho". No he dicho "los hechos se icen". A partir de ahi Interroguemos: cacaso la fobla es un hecho? Es un hecho desde que se Ia llamé fobia. An= tes podian observar a un sujeto salir gritando ‘ante una arafa, eso no constituia una fobia. Sélo es fobia a partir del momento en que se le core 2015, fe llama fobia. Este es el poder del nombre. Cuan- i sacan ice “cc paltras orn iy aaa? fee mots fn os choses), est esl sigen oe Inari. tao'no quer Ser que lo el oa ite ues esl, fo nue tls Pomivaste, noel sbapo’ Berkley: pore Alen a3lo xisten represertaciones: Per pera Bite ran se ucleun ecto ney sce scree Bie nombrany » domi ez mor sprees aficarente fablado” Lacan asec este Grell: no best con que un sufte ergs Un coma muy vibe, muy’ locales, pa te sere ci rd on aa. Fre ae a ne Be sc cteracun aes tears fe oo localsado, ade, nombrado, Eo Be inicunrers; cietan tate reson rue ay uches rics ee ee eat como sntomaicasy rose ‘Guede her ssado al dicho. sf te pregunta. ~Con respecte a esto se me ocure ‘ample. Recbo na persone fue he Ve: de incest. ¥ dee gue no se sete vctina euanto que no sole dio que eso nose hacia ‘que hubo juridizacién. ot 6. 5: He aqui es un eerplo simple y con- incente. Ocuré algo que lamamos Incest Co rsona Io vivl6 a su manera, no hacen faa ye #959 sque2yluB)s [2 anb sep sa1anb opand sa? “opeynaiue ou aUeDyIU6}s un, SOWDeD Spuend— "(eponpen ‘joyedse ua) elunboid oa Anu “jequawepuny upirewuye eA Mo inne eainynun 50 2 a aban) f o3uenubiseuape> | 99 Ea auyooe am 06am “uauay se] anb seuosiad uesquanoua 3s A ‘Sjpopred sono sevgeree senone woo opuee2> ap odes vo ab nb umn A eo ted eun on empnass ey “euphe ‘opuen> ‘ou anb 9) ue sn SOWIDEP opuens 5 "D eugered 11891 0} v2 21089 pepinnesado eun Ae4.onb ovuou -Mbs 12 21905"-— “(upeaenuniaa) ebunBaig faidwe, eun 2p sowe|qey ju $9, S0WD3p |S euosiad BUN e SOW ‘epaud eun 9p sowejaed ou ek soueIng of “ueinaiyan 9s /3aU luesed sajaeisie saiueaylubis So} sopoa -Isd ju ‘spwapy “Jopeinonue ou, ou -ue2|ubis 0.90 epey 01990 [o e2iI820) 98 OU OP uena ‘ojos oun Aey opuens oonpasa aqueritubs 9p Jeigey opend as anb ouap #3 “upoenaMe. un $9 sque>ylubis euaper e A ‘ie;2U9.9 ezajeimeu ns 40d ano oyvawiow ap 40d opeinonue gs e1ipusy ou 053 “openane gisa ou Iu IB e190) e| ue and ousip a9qey 0249 oN ofegen auuoue er" ouls “ead | ueuuos ou seigejed sel ‘ses 2p amued anb A ‘usu ouejnge2on 3 “sOpei2UnUD 50) SOA Loytod uos 0195 ou o1ed ‘ozyneg ay ‘afm fuuo}sad sasex ap sowielaeH “Onn uosied s9 olingeoon j9 anb sowan opnuas ‘opesquiou. jed © 229) or9fns 19 40d eugejed ns ua epemunuosd opis ey ou and 012d wove je enensue e| ap “es 01 3p sowUeUDNPY ss sioe eawaep 6 "ga108 aLL09 ca nol ‘auuonul e| 9p opnues ja sod equnBaud e} u> sous equ {5 S0UaU O} J0d “Yeas 0} se ayaMU ey s pianos son “ooodwex id 95 ou ueDe7 anb ewunBaid eun so ‘ua2e7 ap sises oso 89 “Ay jan 9p seu oj $9 ‘Sopezejdsap sadiano f ‘sodian> 9p seucisiy se1s3 “U9/6 youeipo “uoxesarep ‘uoueWe "uoses61e 2p ‘uebay anb ‘ejopueauqe "21035 uupienunue> anb Sonia uos up}se|ged ap sowaiu Sezeidsap Ae opuend “euoWOW | JeAl0suo> fied salquiou So] 9p exsi| e| vavey ‘souanly “Anu OUaw9UDs “soplun st ‘ouisiz2u j9p ue|nu anb soueW: sou60u ap een e| ap sopez =103 S0POx9 #0} 'S0A)4 50] 9p SOPOX9 S01 "SODOxD “sjreu upi2eu0dep 9p sodue> so} eso -uanuy ugisa sed ‘soperiodsp $0} ap ejgey e195 Sevopeuersiy 59} 2p e107514 7? — “eIUN5aid ‘oonupuiase 2 Ows|uy Js UD ayuEDy.UbIs |@ anb ap ‘euEAd cuca Bue 2p 1 0} 99 SORUBILNINDY "jmt0s 31109 6

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