@clach
Historias
de la ensenianza
de la Historia
Relatos que son...
teorias
Ana Zavala
Magdalena Scotti
(compiladoras)
Mariana Albistur
Liliana Carvajal
Sonia de Mello
Lydia di Lorenzo
Andrea Garrido
Lizzie Keim
Federico Lanza
Sibila Nufiez
Mariana Rava
Verénica Winkler
Ema ZaffaroniLYDIA DI LORENZO
Una mirada al espejo
Ja tradicion judeocristiana, los espejos deben taparse cuando muere un familiar.
mtacién de este acto se vincula con la idea de no verse reflejado en el espejo,
hacia adentro, concentrarse en el dolor, velar —echar un velo— sobre las ima-
propias representadas en el espejo.
De alguna manera, la propuesta educativa de la investigacién-practica supone
‘operacién similar: atenuar las miradas narcisistas que nos impiden adentrarnos
en la comprensién de nuestras acciones y, también, en el sentido que estas generan
en nuestros alumnos.
La negacién del espejo hacia nuestra propia imagen (cuidadosamente construi-
da durante arios) implica la posibilidad de adentrarnos analiticamente en nuestras
propias contradicciones. La negacién del espejo, desde la perspectiva del conocimiento
del otro, en este caso el alumno, supone la posibilidad de acercarse a verlo tal cual
es y ano distorsionar su imagen de manera que se parezca o identifique con noso-
tros o con aquello que nosotros mas rechazamos. Por tanto, en la accién
introspectiva el docente puede intentar reconstruir su yo mas intimo. La
autoobservacion implica una nueva mirada hacia s{ mismo, una mirada que relativiza
la condescendencia o el masoquismo pero, también, ‘una mirada que reconoce sus
aciertos y, sobre todo, su deseo de ensefiar. Esta no es una tarea sencilla. Intentaré,
en este trabajo, develar mis propios problemas a partir de las representaciones erré-
neas acerca de mf misma y de mis alumnos, que se reflejan en la practica educativa,
quitando los «velos» a mis propios espejos.
Dos historias de desencuentros. Las miradas erréneas
Primera. Alumna de primer afio de bachillerato. En el mes de mayo trabajé activa-
mente, realizé los trabajos domiciliarios, participé en clase, tuvo una actitud aparente-
mente atenta. Yo tenfa expectativas de que lograra una buena calificacién en el escrito.— =~ see
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: Sin embargo fue netamente insuficiente. Cuando entregué los escritos conversé parti-
cularmente con ella; le sefialé mi sorpresa y, adelantandome alo que me pudiera decir,
le expliqué que tal vez tuviera alguna dificultad particular en los trabajos escritos. Le
recomendé alguna estrategia de estudio para el futuro. Le dije que lamentablemente
con un escrito tan bajo no tendria una calificaci6n aceptable en la primera reunion de
profesores. Précticamente le pedf disculpas. Mi alumna me miraba, escuchaba atenta=
mente y asentia a todo lo que yo le decia. Antes de retirarse con su escrito en la mano,
me miré sonriendo y me dijo: