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LOS eI Oe vit RACISMO | ts etude fetonteal Trquierdo (coordinador) COTA Ate OMe OREM Coa ao) Alicia Castellanos Guerrero * José Jorge Gomez Izquierdo rr oval "Buea (( i a) Note AL C55 set. \036277 206, 1676 Primera edicién: 2005 © José Jorge Gémez Izquierdo (coordinador) © Benemérita Universidad Auténoma de Puebla © Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades © Plaza y Valdés, 8.4. de CY. Derechos exclusivos de edicién reservados para Plaza y Valdés, S.A. de C.V. Prohibida la reproduccién total 0 parcial por cualquier medio sin autorizacién escrita de los editores, Plaza y Valdés, S.A. de C.V. Manuel Marfa Contreras, 73. Colonia San Rafael México, DF. 06470. Teléfono 5097 20 70 editorial @ plazayvaldes.com Francesc Carbonell, 21-23 Entlo. 08034 Barcelona, Espafia Teléfono; 9320 63750 Fax: 9328 04934 pyvbarcelona@ plazayvaldes.com ISBN: 970-722-373-1 Impreso en México / Printed in Mexico Agradecimientos el aio de 2003 los autores nos reunimos en tres ocasiones dentro del marco del Seminario de Estudios sobre el Racismo en/desde México para esbozar las Iineas generales de lo que deberia ser el contenido y tematica de este proyecto edito- rial, ahi mismo llevamos a cabo un intenso intercambio de ayuda y consejos que, por medio de una lectura eritica y de un sinntimero de sugerencias rec{procas, nos permi- tieron mejorar y enriquecer cada uno de los capitulos que forman el presente volu- ‘men, Sin el apoyo incondicional y siempre generoso del maestro Roberto Vélez Pliego, director del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Benemérita Univer- sidad Auténoma de Puebla, simplemente no hubiera sido posible llevar a buen térmi- no los trabajos que hoy ponemos a la consideracién del lector. Mil gracias doy ala maestra Susana Plouganou por su intenso y bien dispuesto trabajo en la correccién de estilo de los textos. Externo mi deuda con el doctor Javier Pérez Siller, quien en acto de auténtica solidaridad entre colegas puso a mi disposicién su invaluable y espléndi- do acervo particular de textos de Historia Patria mexicana. A los doctores Alicia Castellanos Guerrero y Gilberto Lopez y Rivas mi més profundo agradecimiento por la confianza y respaldo que siempre me regalaron. Finalmente, dedico este libro a Monika y Ximena, quienes con su amor y belleza siempre me impulsan a seguir adelante con mucha felicidad. | 1 ste libro, como toda obra, es fruto de un intenso trabajo colectivo. Durante 2 La degeneraci6n de la raza a finales del siglo xx. Un fantasma “cientifico” recorre el mundo Fernanda Niiitez Becerra* Laexperiencia nos muestra, desgraciadamente, cuanto falta para que consideremos como nuestros semejantes a hombres que se diferencian de nosotros por su aspecto exterior y por sus costumbres. Cuar.es DARWIN, 1871 ierre André Taguieff, especialista francés en los estudios sobre el racismo, ex- plica que lo que cominmente entendemos por éste es una ideologfa, es decir, una 0 varias teorfas seudocientificas de la desigualdad de las razas humanas. que la supuesta existencia de una o varias razas superiores se funda sélo un grosero y no comprobable —por inexistente— determinismo biolégico. Pero eficacia de las ideologfas reside en que, aunque se basen en falacias o teorfas no probables, generan en ciertos grupos ¢ individuos un conjunto de conductas y ticas discriminatorias que acompafian actitudes violentas de intolerancia y pa- * Doctora en Historia por la Universidad Denis Diderot, Paris VII. Investigadora titular del Institu- Nacional de Antropologfa e Historia, centro regional de Veracruz. 67 Los CAMINos DEL RACISMO EN MEXICO siones negativas, como el odio y el resentimiento.! Propone, en consecuencia, que el primer paso para luchar y acabar con el racismo consistirfa en refutar, basdindose en Jos actuales conocimientos cientificos, todas esas falsas tesis que nombran la diversi- dad humana mostrndolas como lo que son: prejuicios, estereotipos, mitos, ya que s6lo una infinita repeticin de estos lugares comunes ha permitido que se revistan con una apariencia de veracidad. Esa denuncia tanto en el orden politico como en el cfvico es necesaria e impostergable, pero en el ambito cientifico social existen también tareas urgentes, porque es evidente que el conjunto de las tesis racistas, dominante durante casi un siglo ya que sdlo se volvié politicamente incorrecto a partir de la destruccién del régimen nazi, logr6 permear el ambiente cultural de esa época y contintia omnipre- sente en opiniones, lugares comunes y estereotipos de nuestro tiempo. Lo mas ex- traordinario es que sigue siendo vehiculado por lugares comunes revestidos de ciencias biolégicas. En una resefia reciente acerca del trabajo de algunos historiadores so- bre el racismo, mostramos cémo la ideologfa nazi y sus delirios sobre la raza y las razas no fue obra de algunos locos aislados, como se sigue creyendo a veces, sino que las ciencias biomédicas en general estuvieron comprometidas para dar a la ideologia nazi su caucién y programa politico, y que la gran mayorfa de los médi- cos y bidlogos alemanes de esa época pertenecfan a una de las grandes organizacio- nes nacionales nazis.” Consciente de estas ambiguas relaciones entre el desarrollo de las ciencias biolé- gicas como ideologia social y la modernidad politica y juridica, analizaré en este ensayo las obras de algunos doctores mexicanos de la segunda mitad de siglo xIx. Trataré de acercarme a un momento de nuestra historia, en la segunda parte del siglo xIx, cuando ya superados los intentos imperiales, un grupo de cientificos e intelectuales se dio a la tarea de consolidar una naci6n independiente. Para volver efectiva esa repdblica tenfan que definir de manera clara las bases tedrico/legales que lograrfan que todos los mexicanos fueran iguales ante la ley. Pero esta tarea de vindi- cacién de la dignidad ciudadana se enfrentaba en el Ambito cientifico, sobre todo médico, con los primeros estudios sobre las razas, que parecfan llegar a conclusiones que hoy caracterizariamos como ampliamente racistas, Es importante sefialar que en el Ambito cientifico social, ese periodo se caracteriza por una extraordinaria agita- ' Pierre André Taguieff, “El racismo”, Debate Feminista, nim. 24, México, 2001, pp. 3-14. * Femanda Najfiez, “Las peligrosas relaciones de las ciencias biomédicas con el nazismo” (Reflexio- nes en tomo a la obra editada por Benoit Bassin, L’hygiene de la race, 2 vols., La Decouverte-Syros, Parts, 1998), Desacaios. Revista de Antropologéa Social, nim. 4, Racismos, verano, 2000, pp. 181-187. 68 LA DEGENERACION DE LA RAZA A FINALES DEL SIGLO XIX ci6n y fermentacién tedrica. No es pertinente hacer aquf el recuento de esas transfor- maciones radicales, s6lo diremos que en dos décadas se consolidan las modernas disciplinas cientificas; emergen, por ejemplo, la higiene social, la antropologfa, la sociologia, la psiquiatrfa, la medicina legal, todas impregnadas por ese nuevo para- digma del positivismo que vefa en los sectores pobres de la sociedad un peligro laten- tee inminente para la civilizacién, en tanto que factor de degeneracin nacional. La ‘consecuencia inmediata de ese paradigma en lo social fue provocar una medicalizacion del crimen y de la marginalizacién; cada vez més se tendié a considerar que la crimi- nalidad, como la vagancia o la prostitucién, no obedecia a factores sociales 0 a defi- ciencias morales, sino a un impulso innato en ciertos individuos determinados biolgicamente. Esta conviccién de la predominancia de lo biolégico sobre el plano social dard a los médicos y a ese mismo sector cientifico el fantdstico aplomo para elaborar las teorfas mis descabelladas, logrando el aura de infalibilidad que no ha- “fan podido obtener hasta ese momento. El resultado de la evoluci6n y crecimiento de las ciencias biolégicas fue otorgar a los médicos el derecho de predicar una nueva “moral sexual y conyugal, convirtiéndose en los nuevos drbitros sociales. Asif, a veces nos quedamos estupefactos al leer las teorias “locas” de algunos “médicos considerados en su momento hombres cientificos y positivistas, que hoy Nos parecen productores de discursos ante todo moralistas que clasificaron a indios, ‘Prostitutas, criminales y locos con pretensiones de regentar la vida sexual de sus “conciudadanos en una pura accién altruista a fin de salvar a una patria en peligro de -extincién. Todos somos iguales, menos ustedes En 1871 se promulga en México el primer Cédigo Penal que declara inexistente cualquier referencia a la condicién social, econémica o racial de los implicados en -algiin juicio. Vemos surgir lentamente el ascenso de ese individualismo juridico que Seculariza la nocién de delito, hasta entonces muy imbricada, con la de pecado, y que al mismo tiempo intenta homogenizar a la poblacién introduciendo categorias uni- “Yersales para erradicar las singularidades hist6ricas, culturales y sociales que ¢a- Tacterizaron durante siglos a una sociedad corporativa de Antiguo Régimen durante el periodo colonial. * Beatriz, Urfas Horcasitas, Ind(gena y criminal. Interpretaciones del derecho y la antropologia en México, 1871-1921, México, Universidad Iberoamericana, 2000, pp. 9-10. 69 Los CAMINOS DEL. RACISMO EN MEXICO Los reclamos actuales de los “nuevos indigenistas” defendiendo la aplicacién en Jas comunidades indfgenas de una justicia basada en la “costumbre” actualizan una discusién existente desde hace varios afios entre los especialistas de la historia de la jurisprudencia; saber si el fin de esos particularismos juridicos y politicos, que caracte- Fizaban a las monarquias absolutistas y que permitfan e incluso fomentaban el ejerci- cio de la justicia de manera descentralizada, conllevaba més justicia a los acusados de algtin delito que el movimiento de concentracién y centralizacién de lo jurfdico en Jas manos del Estado. Esa maduracién de lo que se puede llamar la modernidad jurf- dica se habfa llevado a cabo en Francia e Inglaterra desde finales del siglo xvi. En resumen, hay que saber si la desaparicion de la pluralidad de disposiciones y de ordenamientos legales y el fin del derecho consuetudinario result6 benéfico para la sociedad 0 no. Tomés y Valiente afirmaba, por su lado, que el derecho penal del Estado liberal fue més justo, més técnico, menos severo que el de la monarquia abso- uta y que la dureza de la ley penal fue menor, lo cual permitié que dicho Estado protegiera la convivencia de manera menos opresiva, reduciendo los delitos, hacien- do menos crueles las penas y mejorando el aparato juridico, ocupandose no solamen- te del delito, sino del delincuente. Sin embargo, otros investigadores afirman que el nuevo modelo juridico surgido de la Declaracién de los Derechos del Hombre se basaba en un individuo “ideal” al cual realmente s6lo podfan asimilarse pocos ciudadanos y, por lo tanto, dejando de lado las condiciones reales de los individuos en la sociedad, la mayorfa de la pobla- cin se encontraba totalmente desprotegida, y que este sistema se puso en practica justamente cuando se produjo una agudizacién de la represién politica en el siglo xix y se necesitaron nuevos mecanismos de control para someter a los grupos que la revolu- ci6n industrial asimilaba a la esfera mecdnica del trabajo. Sin olvidar el hecho de que quienes aplicaban e interpretaban las leyes eran individuos de las clases altas.* En lo que sf hay acuerdo es que en México, hasta 1871, fecha en que se codifica la ey penal, la justicia habia seguido siendo una mezcla de elementos tradicionales y modernos, y ia adopeién de un enfoque racionalistae individualista que excluyera las consideraciones de las circunstancias tardé mucho en aplicarse, El casuismo que caracteriz6 la aplicacion de la ley durante la época colonial tuvo gran arraigo y co- ‘stié con las tendencias modernizadoras; suponia que los funcionarios judiciales debfan analizar e interpretar las condiciones concretas que rodeaban cada caso ¥ situaci6n particular. 4 Beatriz Urfas H., “De la justicia ala ley: individuo y criminalidad en México independiente 1821- 1871", Revista de Investigaciones Juridicas, nim. 21, 1997, p. 628. * Ibidem, p. 643. 70 — LA DEGENERACION DE LA RAZA A FINALES DEL SIGLO XIX Para finales del siglo x1x y durante las primeras décadas del xx el vinculo entre lo penal y lo cientifico desembocé en la biisqueda de los determinantes biol6gicos de la criminalidad. Las ideas lombrosianas del criminal nato irrumpen en ese sector “cien- tffico” mexicano y se adoptan sin mucho miramiento ni distincién las nuevas ideas y tecnologfas de médicos, criminélogos y penalistas extranjeros, en muchos casos ene- mistados entre sf, convirtiendo a la criminologfa mexicana en una mezcolanza de ‘elementos modemos, tradicionales, importados y locales pero que conflufan en una misma biisqueda por la esencia y particularidades del criminal mexicano para quien parece ser que efectivamente se endurecieron las penas y los castigos en el porfiriato. Indios y mujeres, criminales en potencia Europa, desde la aparicién de las teorfas de Lombroso, es decir, desde que la usa del crimen estaba en una herencia “podrida”, surgieron criticos acérrimos, que ponderaban como causalidad criminolégica la de un medio ambiente criminal y pro- ‘miscuo, la falta de educacién y de civismo de las clases bajas; pero en México no bo tal discordia y mas bien las causas criminégenas se sumaban, y “corrientes inol6gicas de etiologias adversas se trocaron en subdisciplinas con un discurso ie [...] la ilusi6n de consenso fue esencial para el éxito de la disciplina”.” Poner en practica ese deseo teérico de inclusién de todos los mexicanos ante la ey, fue mucho més dificil de lo que se esperaba y sucedieron hechos curiosos, por jemplo, se prohibe el uso del término “indio” en el discurso juridico, por con- drsele infamante y se cambia por el de “los Ilamados indios”; en cuanto a la a igualdad entre los sexos con respecto al voto, ésta siguid siendo tedrica, pues Mujeres pudieron votar hasta mas de un siglo después. Juridicamente, ellas com- artieron la suerte de los pobres de solemnidad y de los menores y ni siquiera pudie- Participar como sujetos activos en un proceso judicial, “por razén de su Elisa Speckman Guerra plantea que las mujeres criminales en ¢l porfiriato fueron castigadas mas mente que los hombres, ya que adems de la pena por el delito cometido recibfan un castigo > por romper con el “deber ser” que la sociedad les habfa marcado, “Las Flores del Mal. Mujeres inales en el porfiriato”, Historia Méxicana, XLVU: 1, 1997, p.185. 7 Robert M.Buffington, Criminales y ciudadanos en el México moderno, México, Siglo XI, 2001. p. 21. ® Manual razonado de prdctica criminal y médico-legal forense mexicana, citado por Beatriz ‘Urfas Horcasitas, en Indfgena y criminal, op. cit., p. 50. i n Los CAMINOS DEL RACISMO EN MExIco “Jas llamadas mujeres” comparten con “los Ilamados indios”, y con “los Hamados pobres” no slo la exclusién en el discurso, sino también su marginacién real en la sociedad, Porque ademés de ese discurso juridico que pretendia la universalidad de la igual- dad,? los otros son igual de importantes y se desarrollan de manera paralela formando el contexto cientifico del positivismo, el de las nacientes sociologia y antropologia modernas con la rama criminalista, el del médico, el literario y el periodfstico. Si bien todos ellos estén impregnados de un ideal comtin —crear una nacién mexicana mo- derna “homogeneizando” las diferencias entre sus pobladores, creando, construyen- do (al menos simbélicamente) una base de uniformidad juridico/politica, cultural, econémica, social y racial— también estan sumergidos en un fuerte moralismo donde Jo deseable es el propietario blanco casado y de preferencia rico. Ademis, todos ellos coinciden en percibir los peligros que la modernidad conllevaba y en asustarse con las crecientes cifras de criminalidad en la ciudad de México, que podrian ser inter- pretadas simplemente como concomitantes al aumento normal de la poblacién, como fue el caso en todas las ciudades europeas, o también con la subjetiva y cambiante nocién de delito; pero que dejaron en las mentes de los contempordneds esa sensa- ciGn de que al debilitarse los mecanismos de control social tradicional, la modernidad propiciaba la delincuencia y ésta se daba exclusivamente entre las clases pobres de la ciudad cada vez més identificadas como “clases peligrosas”.'° Sin embargo debe- Mos recordar que esta “marea de criminales”, 0 ese “ejército de prostitutas” que amenazaban con inundar las ciudades y el descubrimiento del “criminal nato” no es exclusivo de México, pues en muchas partes se da un intenso debate de ideas sobre la naturaleza del criminal que provocar la creciente medicalizacién del crimen, de donde surgiré la higiene social. Como la tuberculosis, la criminalidad y la prostitu- cidn se exacerbaban en los medios urbanos insalubres, mal aireados, promiscuos, por es0 la etiologfa y la profilaxis del crimen eran similares a las de la tuberculosis." La importancia que estos primeros cientificos sociales le dieron al estudio de la criminalidad y de las razas, al andlisis de los huesos y cerebros, ha sido interpretada como un intento por “sondear en las profundidades del ser social la esencia misma de ___ ° Beatriz Urfas Horcasitas, Historia de una negacién: la idea de igualdad en el pensamiento polt- ico mexicano del siglo XIX, 1IS/UNAM, México, 1996. "°Blisa Speckman, “La identificaciGn de criminales y los sistemas ideados por Alphonse Bertillon: discursos y practicas (Ciudad de México 1895-1913)”, Historia y grafia, Universidad Iberoamericana, ntim. 17, 2001, Pierre Darmon, Médecins et assassins a la Belle Epoque, Seuiil, Paris, 1989. "' Pierre Datmon, op. cit.. p. 112. 2 LA DEGENERACION DE LA RAZA A FINALES DEL SIGLO XIX divisién y encontrar soluciones concretas a los problemas planteados por la hetero- sneidad étnica, social y cultural en un contexto politico moderno”.'? Fueron los médicos los primeros en estudiar y medir acriminales e indigenas y en omparar sus mediciones con los restos prehist6ricos encontrados. Buscaban, entre as cosas, determinar el origen de los rasgos atavicos (criminégenos) y el efecto de colonizacién en la degeneracién de las razas indigenas y de los estratos inferiores la sociedad supuestamente tan proclives a la criminalidad. Recordemos que la nagen de las razas autéctonas sufrié transformaciones a lo largo de la historia; sien siglo XVIII se sustituye la representacién medieval (animalidad, sexualidad des- dada, diabolismo), por la del “buen salvaje”, libre, inocente; en el XIX aparece en se Ambito “cientifico” una nueva representacién, esta vez negativa de lo salvaje, Jo se ve grandeza ahf donde el indio real esta muerto."? Los grupos raciales que no nerados, igual que algunos sectores pobres de la sociedad, como los vagos y las stitutas.'* ‘Aunque también debemos mencionar la influencia de las teorfas sobre la degene- acién social que conllevaban las sociedades modernas, y las de Ja inferioridad de ‘ciertas razas, 0 mds bien de todas las razas no occidentales y civilizadas que circula- en México a partir de las tiltimas dos décadas del siglo 1x. En 1857 el alienista sgenerescences physiques, intellectuelles et morales de U'espece humaine, Apoyan- e en consideraciones bioldgicas, filoséficas e incluso teoldgicas, el autor lanza un ito de alarma que parece querer despertar los miedos escatolégicos medievales. ibe que “el hombre ha sido creado para llegar a la meta disefiada por la sabiduria eterna, pero sélo puede lograrlo si las condiciones que aseguran la duracién y el wrogreso de la especie humana son més potentes que las que la llevan a destruirla y a degenerarla”. Bajo la influencia de diversas patologfas: orgénicas (como la tubercu- losis o Ia sifilis) o sociales (industrializacién, urbanizacién, pauperismo, alcoholis- ‘Mo, tabaquismo, libertinaje), las “fuerzas del mal” le ganan a las “del bien” y la ‘humanidad comienza su descenso por la pendiente de la degeneracién y no tendré nada mejor que ofrecernos que un abanico de frutos secos, imbéciles, histéricos, tarados, cretinos que nos anuncian el fin de los tiempos, el tiltimo peldafio del mal Beatriz Urfas Horcasitas, Indigena y criminal... op. cit..p. 21. 8 Guy Rozat, Los origenes de la nacién. Pasado indigena e historia nacional, Universidad Tbero- ‘americana, Departamento de Historia, México, 2001. Beatriz Urfas Horeasitas, Indigena y criminal... op cit. p. 64. B i ‘Los CAMINOS DEL RACISMO EN MEXICO hereditario. El catastrofismo de Morel anuncia ya el pensamiento de Darwin, tendré un impacto considerable sobre el cuerpo médico e invadira muchos libros de medici- na hasta finales del siglo, que es cuando Lombroso y su “fantdstico hombre criminal nato” pueden hacer su triunfal aparicién.'* Debido a que ¢l darwinismo social de finales del siglo planteaba la existencia de una jerarquia racial que explicaba que el grado evolutivo de la humanidad y la varie- dad de razas era el resultado de la adaptaci6n al medio, era importante la medicién 0 antropometria como la practicaron los médicos del Museo Nacional, pues habia que reconstruir los “tipos” de cada raza original y luego ver y entender cémo debian darse los cruces entre las razas para que no produjeran seres “degenerados”. Las sociedades, co algunos sectores, podfan haberse quedado estancados en alguna etapa de su desarro- Hoy cada etapa corresponderta a formas de organizacién cultural més 0 menos avanza- das, como lo plantea Julio Guerrero en su libro La génesis del crimen en México." Y finalmente, también fueron los médicos los que empezaron a escribir acerca de las patologfas y las enfermedades que provocaban la decadencia de las naciones. Porque lo que importaba era la vitalidad, la fuerza de estas nacientes naciones modernas. “Mejorar la raza” fue una preocupacién importante. Qué hacer con esa masa de salvajes, incultos y barbaros indigenas que poblaban el pais y que cada tanto se su- blevaban causando panico en la sociedad, qué hacer con las plebes urbanas que de tepente se volvieron visibles porque pululaban hacinadas arrastrando sus miserias y contagiando con su desvergiienza a la parte “sana” de la sociedad, qué hacer con tantos criminales, vagos y prostitutas que retacaban las céirceles, y finalmente, qué hacer con la mitad del género humano? ;Qué hacer con esas mujeres que empezaban en otras partes del mundo a exigir sus derechos y a reivindicar un lugar en el mundo publico? El deseo de disciplinary regenerar cientificamente a la sociedad era una preocu- pacién que el México porfiriano compartié con la Europa de su tiempo y con el mundo anglosajén, aunque los métodos y las teorias fueran contrarias entre si. Los cientfficos sociales comenzaron a pensar y desarrollar sus teorfas positivas, todas impregnadas del biologismo que estaba detrés del darwinismo social imperante, to- dos vefan peligro real en las plebes urbanas marginadas, en los criminales y alcoh6- licos, en las prostitutas; tenfan miedo a que estos sectores minados biolégicamente Proyocaran la degeneracién de la raza. Es por ese motivo que intentardn racionalizar “cientificamente” la desigualdad social de acuerdo con criterios higiénicos, morales Y raciales, en un orden jerarquico indiscutible, donde las clases altas de la sociedad, 'S Pierre Darmon, op. cit., pp. 40-41. '® México, Librerfa de la vda. de Ch. Bouret, 1* ed., 1901 4 PGENERACION DE LA RAZA A FINALES DEL SIGLO XIX instruidas, educadas, cultas e higiénicas eran superiores moralmente, y al final de la pirdmide social, abajo incluso de la famosa raza indfgena, estaban los africanos, “lo 4s contrario a la hermosura, hombres pestilentes, de piel negra como la tinta, la tos, labios gruesos y negruzcos...”."” La herencia—pensaban los doctores— era la garantfa de la perpetuacion de la raza, ‘toda mejora, era también el origen de todo deterioro”.!8 Asi, para que la raza fuera “mejorando”, era imprescindible vigilar a los sectores capaces de minarla. Solamente la civilizacién, los avances cientificos, el progreso econémico, la educacién y la higiene podfan acabar con la patologfa individual y cial latentes en la sociedad. Por eso el miedo al atavismo, del que hablaba Morel a iados del siglo, a esos “saltos para atrés” o rasgos primitivos que podfan resurgir ‘en cualquier momento por medio de la herencia, en individuos, grupos o razas predis- estas a la regresién y degeneracién. fiebre por medir craneos, cerebros, pies, 0S... y otras cositas!? juestros cientificos decimonGnicos, deseosos de probar el origen hereditario del cri- y del vicio, asf como de todas las taras, le daréin gran importancia a la reconsti- istituye un ejemplo de ello. Los lombrosianos “demuestran” la frecuencia del al- lolismo, la tisis, la sifilis, las enfermedades nerviosas 0 mentales en los descen- "Gustavo Ruiz S., La herencia en sus aplicaciones médico-legales, México, Imprenta del Comer- cio de Dublén y Chivez, 1877. '8 Ibidem, p. 7. '® Lombroso abrié la vfa al frenesf de las mediciones y los crimindlogos, adeptos a esa escuela, ibrfan cada dia nuevos estigmas de delincuencia y criminalidad. Se hicieron invest liciones de todo tipo. En Italia, Gradenigo compara las orejas de 14 mil mujeres normales con las de , La femme criminelle et la prostitués a nee intado por Pierre Darmon, Grenoble, 78 LA DEGENERACION DE LA RAZA A FINALES DEL SIGLO XIX mo el de la prostitucién nata, o el de las enfermedades que provocaba la masturba- sign, y es el temor a la sifilis que también fue creciendo desmesuradamente a lo largo de la segunda parte del siglo XIX. ‘Los doctores estaban convencidos que la causa por la cual una mujer se dedicaba a prostitucisn radicaba en que tenfa una predisposicién biol6gica para ello, que la fa heredado de padres viciosos, alcohdlicos 0 sifiliticos. Como afirmaba el doctor astién Labastida, “el abuso alcohélico no solo ejerce su funesta accidn en las perso- entregadas a la intemperancia, sino que es un mal de familia que alcanza ala ‘raza que llega hasta extinguirse”.** El doctor Sanchez Santos (prologuista de Baca y ara) mencionaba varios “stigmas” de naturaleza psicolégica y fisiolégica transmi- tidos por los alcohdlicos a sus descendientes y calculaba que uno podfa producir hasta 640 descendientes degenerados que poblarian los espacios oscuros de Ja ciudad.” El doctor Francisco Giiemes ejemplifica la urgencia de controlar a las prostitutas liciendo: “en todo el mundo, la prostitucién acorta la existencia, enerva y vuelve wstarda la raza, acaba la salud, el vigor y el coraje, multiplica los vicios al mismo mpo que crea desorden y miseria”.2* Y a principios del siglo xx el famoso especia- a en la prostitucién, doctor Lara y Pardo? aseguraba que ésta, segtin lo habia ‘demostrado la ciencia, era un estado de inferioridad psicolégica y social, una degene- aci6n como la vagancia, la criminalidad 0 la mendicidad. También explicaba otro punto fundamental en la concepeién sobre la prostituta nata; consideraba que la ser- dumbre (el servicio doméstico) constitufa por sf misma un grado aunque menos centuado de degeneracién, y los doctores “sabfan” que las sirvientas eran el venero donde salfa la prostitucién.° _ Este miedo a la sifilizacién mundial y a la consecuente aniquilaci6n racial, provo- que en el ambito internacional se organice la lucha mundial contra ese peligro. En 899 se crea en Bélgica la Sociedad Internacional de Profilaxis Sanitaria y Moral?! y poco tiempo después, en México, “un selecto grupo de nuestros médicos originard la fundacin de la sociedad de Profilaxis sanitaria y moral cuyo esencial propésito, si 25 Sebastian Labastida, “Acci6n del alcoholismo més allé del individu”, Gaceta Médica de Méxi- 0, t. XIV, nim.15, 1879, p. 309. ® Picatto, op. cit., p. 161 % Francisco Giiemes, Algunas consideraciones sobre la prostitucién piiblica en México, México, “Imp. Srfa de Fomento, 1888, p. 9. ® Luis Lara y Pardo, Estudios de higiene social, La prostitucién en México, México, Libreria de la ‘Vda. de Ch. Bouret, 1908. % Ibidem, pp. 110-112. Alain Corbin, Les filles de noce. Misere sexuelle et prostitution au xtNe siecle, Paris, Champs Flammarion, 1982. pp. 390-391 79 Los Camtnos pet. RacisMo EN MEXICO ansfa llegar a fines positivos ha de ser sanear dentro de la moralidad, como afirma e} doctor Lavalle, porque no cabe dudar que las prostitutas forman la vanguardia de ejército cuya derrota se nos ha encomendado”. Segtin apreciamos, el temor a la degeneracién de la raza tiene un trasfondo emi- nentemente racial y sexual que prepara el eugenismo que se desarrollaré a principiog del siglo xx, ya que la raza s6lo podfa salvarse aplicando un estricto control sobre la sexualidad y la reproduecién de la poblacién. Raza y castidad Es en el seno de esta sociedad de médicos preocupados por el porvenir de la raza donde se discute ampliamente acerca del papel de la prostitucién y de la sexualidad dentro de ese proyecto de higiene moral. Porque si la prostitucién era vista como amoral, también es cierto que desde los principios de la humanidad le fue reconocida su imprescindible funcidn de reguladora social de la polis. Siempre las prostitutas fueron vistas como un “mal necesario”, una “valvula de escape”, una proteccién a la castidad de las mujeres decentes, pero en ese fin de siglo la discusién se amplié porque al mismo tiempo, 0 detrds de los estudios acerca de la sffilis 0 del alcoholis- mo, por ejemplo, estaba latente la visién burguesa de la doble moral. Para que las mujeres llegaran virgenes al matrimonio y fueran esposas sumisas y obedientes, tenia que haber prostitutas. En todos los ensayos médicos consultados, los doctores hablan sobre la sexualidad moderada dentro del matrimonio como la “salvacién” de la fami- lia, considerada la piedra angular del edificio social, de la mujer como “Angel del hogar”, “la madre de esta nacién en ciernes”. Desgraciadamente no todas podfan casarse, incluso muchos decimonénicos se quejaban de que cada vez habia menos matrimonios, y aqui es donde entran las pros- titutas y el sistema que se impuso en México a mediados del siglo (1865) para contro- larlas higiénicamente y reglamentarlas. Recordemos que Ia prostitucién crece a la Par que la ciudad de México, de repente se vuelve muy visible en ese siglo del “ner- viosismo ¢ histeria”, como lo califica un médico mexicano. Frente a los peligros que acechaban al hombre antes del matrimonio, y en ese Sentido al porvenir de la raza, los doctores recomendaron la castidad, y ni siquiera me *E, Lavalle Carvajal, La buena reglamentacion de la prostitucién es conveniente, iétil y sin peli- 870s, México, Imp. de Ia Srfa, de Fomento, 1911. Es médico de la Inspeccin de Sanidad y miembro fundador de la Sociedad Mexicana Sanitaria y Moral de Profilaxis de las Enfermedades Venéreas. * José Olvera, “Discurso sobre causas de las neurosis en México”, El Observador Médico, t. 1 niim. 4, 1870, 80 LA DEGENERACION DELA RAZA A FINALES DEL IGLO XIX yo a escribir “masculina”, pues para ellos era algo obvio y sélo a ésta se referfan, | mujeres no tenfan ningtin derecho a ejercer algo que desde nifias si habfan ido “bien educadas”— habfan aprendido a reprimir. Pensaban que si el hombre una falta era una insignificancia mientras que en la mujer, un delito, Por eso, or Lavalle decfa “que el consejo de ir con prostitutas se da al chico y no ala no solamente porque la sociedad tolera el pecaclo venial del uno y no absuelve ido como mortal de la otra”. Ademés, las mujeres “decentes” tenfan armas suy preciadas, que les ayudaba en los transes dificiles: el pudor y la religién. Como los doctores eran hombres, sabfan que Ia castidad absoluta hasta el matri- jo era casi imposible de lograr. Discutian las diferentes teorfas para saber el de nocividad de la abstinencia, pero les provocaba mas panico atin ese vicio tan dificil de nombrar” del que hablaremos a continuaci6n. Asf que vefan en las stitutas sanas, controladas y de burdel, un paliativo nada despreciable para la Recordemos que el acto sexual 0, como decfan los doctores, “de reproduc- n”, también después del matrimonio debia ser practicado sobriamente y de mane- a esporadica. El doctor Lavalle escribe un largo estudio “cientffico” para comprobar a castidad era un medio profiléctico infalible e inofensivo, idéneo, aunque muy {il de cumplir; pero por otro lado, también “demuestra” que el abuso del acto jenéreo resultaba mucho més pernicioso. Para ayudar a los jévenes a ser castos hasta | matrimonio recomendaba la cultura fisica, las artes y las ciencias, y era tajante: el fen con instintos sexuales ya despiertos y el soltero en plena virilidad no debfan freeuentar los espectéculos pomograficos pues les eran mas perjudiciales a ellos que las sefioritas que de todas formas no los entendian, y a quienes les eran vedados por conveniencias sociales; en casos extremos, recomendaba la visita a prostitutas itroladas.*> . Otro especialista en prostitucién, pero mucho més radical, el doctor Cicero —€l sf der en el seno de esa sociedad de la dieta genésica absoluta y prolongada"-, afir- ba que la castidad no causaba ningtin desequilibrio orgdnico y preconizaba el re- o genital fuera del hogar santo y legal. Como sus pares, confirma que: la solicitud genésica es mas apremiante en el varén que en la hembra, queriéndolo ast a anatomia y la fisiologia de los érganos sexuales. En efecto, los masculinos estin més expuestos a las excitaciones materiales que los femeninos y no tienen més desahogo que el de la eyaculacién, mientras que los femeninos estan protegidos contra aquella excita Lavalle y Carvajal, op. cit. p. 15. 35 Lavalle Carvajal, op. cit., pp. 4-5. 81 Los CAMINOS DEL RACISMO EN MEXICO cién.* Discutian las diferentes teorfas para saber el grado de nocividad de la abstinencia, pero les provocaba més pénico ain ese vicio tan dificil de nombrar del que hablaremos a continuacién. Por consiguiente, la mayoria de los médicos proponen tener en activo y en ser cio, aunque ocultas y “saneadas”, a las prostitutas. Como dice Lavalle, “la carne tarifada es seguridad para la doncella”. El sistema de la tolerancia o reglamentarismo aspiraba a desempefiar el papel de “sifén en estas letrinas de las defecaciones mora- les, protege del estupro, de la violacién, de la tan funesta pederastia”,’” pero sobre todo, del famoso vicio de Onan. EI suicidante onanismo Creo que para estos médicos, quienes consideraban que la virilidad y la fuerza de las naciones radicaba en Ia fuerza de Ia raza, habfa un peligro inmensamente mas grande el cual las prostitutas podian ayudar a prevenir ademés de la tan vilipendiada homo- sexualidad, y éste era el onanismo, el “suicidante onanismo”, como diria el doctor Lavalle. En efecto, a pesar de la pretendida cientificidad de los doctores asi como de los incuestionables avances en la medicina y en la higiene, los médicos de finales del siglo x1x dieron credibilidad y difundieron increfbles supersticiones, mentiras y lu- gares comunes respecto al cuerpo y sus funciones. Empiezan a insistir en la educa- cién sexual previa al matrimonio, pero cuando leemos sus tesis nos damos cuenta de las numerosas lagunas que atin habia y de cémo en ese terreno, mds que en otros, los prejuicios disfrazados de cientificidad rigurosa apuntalaron el miedo y el alejamien- to entre los sexos. ‘Solo asi comprendemos el increfble combate que libraron contra la masturbacién, practica sexual que consideraban tan perturbadora que temian que fuera epidémica. Como lo sefiala Peter Gay, se trata de una campaiia reveladora que condensa de for- ma admirable las angustias de la clase media del siglo x1x, especialmente acerca de la sexualidad, en un mundo en que decrecfa lo estable y aumentaba lo extraiio. El tema del “autoabuso” habfa sido discutido desde mediados del siglo xviii entre el sector médico (el pionero libro de Tissot, De !’onanisme, traducido varias veces 3 sbidem, pp. 24-25. % Ibidem, p. 25. °* Peter Gay, La experiencia burguesa de Victoria a Freud. La educacién de los sentidos, vol. |, México, kcE, 1992, p. 274, 82 LA DEGENERACION DE LA RAZA A FINALES DEL SIGLO XIX desde 1758, hablaba de todos los males que el famoso vicio de Ondn conllevaba), pero un siglo después adquiere un nuevo esplendor ya que llega a apuntalar el miedo a la degeneracién de la raza entre el sector criminal del que hablabamos. Para los médicos decimon6nicos si bien la autopoluci6n no mataba (aunque hubo doctores que pensaban que el resultado de la masturbacién significaba la muerte prematura), definitivamente acababa con la fuerza del practicante que si llegaba a teproducirse concebiria seres débiles y enfermos contagiados ya por ese mal. Ade- mis, los médicos temian que esa “terrible plaga” fuera epidémica y, por lo tanto, que corroyera a la sociedad. Y es que desde la medicina hipocratica la pérdida del “licor seminal” habfa sido vista como funesta y agotadora porque el semen era considerado ‘un humor vital; atin en el siglo x1x sigue siendo “un Ifquido de composicién muy rica”, cuya pérdida sin sentido podia descomponer todo el organismo.* El doctor Gustavo Artiga, en su tesis de medicina escribe sobre el terrible peligro de los que abusan del placer venéreo. Allf afirma que el papel del médico resulta Vital, no sélo para curar el cuerpo sino para influir en lo moral y evitar los males que Jo acechan. Pinta “con vivos colores, el sombrfo cuadro del vicio” y como moralista pretende “sofocar en el hombre el exagerado amor a los placeres que proyoca esa media mitad del género humano que llamamos La Mujer y apagando ese exceso de amor, para evitar asi muchas de las enfermedades que como consecuencia de los placeres venéreos conducen al hombre a su degradacién y envilecimiento”, El peor de esos males era la espermatorrea y su estudio pretende explicar el manantial de penas, congojas y enfermedades que puede provocar el asqueroso vicio de los place- tes solitarios o el abuso de las relaciones sexuales, que hacfan que el individuo prac- ticante experimentara una sensacién obtusa de placer que lo podia conducir al marasmo Y luego a la locura.” Ya lo decfa desde mediados de siglo el sifilgrafo francés Fournier en un estudio sobre el onanismo, “si el placer de la reproduccién causa felicidad y salud, el exceso es malo, pero mil veces peor cuando el semen es desperdiciado. Este es el vicio mas funesto, se le Ilama onanismo, es un habito infame, escondido, que no respeta a na- die”, Este médico recuerda al moralista, al legislador y al médico el deber de prevenir Semejantes desdrdenes.*! Da consejos a las familias para que puedan reconocerlos y 3 Femanda Niiiez, “Las debilidades de la carne. Cuerpo y género en el siglo xviii", en el libro colectivo, Cuerpos y sensibilidades, Rosalina Estrada y Laura Chézaro eds., BUAP/COLMICH (en prensa) 40 Breves consideraciones sobre las pérdidas seminales, México, Imprenta de Ignacio Escalante, 1889, pp. 8-11 41 De lonanisme, causes, dangers et inconvenients pour les individus, la famille, la société. Remedes, "Paris, Bailliere et fils, 1875. 83 i Los CAMINOS DEL RACISMO EN MEXICO. tomar medidas preventivas a tiempo; les sefiala los pequefios signos que convertiran a los j6venes en onanistas, pues es muy importante detectarlos a tiempo, porque esa pasion en los adultos “se ve més entre los afeminados, los imbéciles y los cretinos”. Considera que la pasién por el libertinaje solitario podfa provenir de una disposicién hereditaria, aunque reconoce otras causas como la pereza, la lectura de obscenidades, Jos alimentos muy nutritivos, las especias, alcohol y café, montar a caballo, la cons- tipacién, sin olvidar sefialar que la educaci6n ptiblica también tiene responsabili- dad en dicho extravio. Lo mismo pensaban nuestros criminalistas, ademas de estimar que hijos de padres lascivos sucumbfan mis facilmente a las tentaciones de la vo- luptuosidad,? Por esos afios, el doctor Ramén Lépez y Mufioz, quien trabaja las tesis darwinistas, escribe sobre este vicio, de manera muy similar a la de sus pares europeos 0 norte- americanos: [..]el estado célibe hace mas perjudiciales los trastornos a que se expone... desgraciada- ‘mente cxiste una costumbre viciosa que conduce al individuo a la degradacién y al agota- miento de sus sistema nervioso, el onanismo, aunque la denominaci6n es impropia, pues la falta de Onan consistié en impedir la concepeién en su mujer eyaculando fuera de su seno, sin embargo tiene esto de comin con la manstrupaciGn que procura el ejercicio de la fun- cin, natural 0 provocada, tan sélo por el placer y no por llenar el objeto de la reproduc cién, Sea lo que fuere, el contacto sexual ficticio en ambos sexos tiene resultados desastrosos, siendo el més comin el tabes dorsalis, Este vicio era considerado muy grave, como lo apuntaba el doctor Lépez, porque al agotarse el sistema nervioso, el “infeliz degradado moral y fisicamente” podia terminar completamente loco. La lista de enfermedades que provocaba esa prdctica amoral y antihigiénica era Jarguisima, empezando por la total descompostura del aparato nervioso, a lo que le segufan enfermedades en los aparatos digestivo, respiratorio, circulatorio, hasta el sistema muscular; incluso afirman que la propia constitucién de los 6rganos cambia- ba sin explicar bien cémo. A algunos desgraciados les podfa dar esa espantosa enfer- medad que era la espermatorrea, seguida de blenorragias, impotencia hasta terminar en la esterilidad. Por eso los médicos que estudiaron este fastidioso tema insisten en * Fournier, op. cit.,p. 15. **“La ley del habito en biologfa y sus aplicaciones en patologia terapéutica e higiene”, Gaceta Médica de Mexico, t. 15, 1880 y “Patogénesis de algunas lesiones medulares por el onanismo...", Gace- ta Médica de México, t. X1, 1876. 84 LA DEGENERACION DE LA RAZA A FINALES DEL SIGLO XIX que “la frecuentacién del acto venéreo a la par que hace més imperiosa su necesidad disminuye el placer”, porque desde el doctor Tissot, los médicos querfan provocar el miedo, la pedagogfa del terror, contando detalladamente los atroces sufrimientos de €505 seres consumidos por el vicio. “Las victimas llevan una vida muy penosa, abandonan a sus amistades, se vuelven jrascibles, sombrios y desesperados” —decfa el doctor Artiga-; una de ellas incluso le ‘rogaba a su médico que la castrara, pues la melancolfa se apodera de estos enfermos y son asaltados por ideas siniestras que los llevan al suicidio. El insomnio es frecuen- te, los vértigos y temblores de piernas, la anestesia de miembros, hasta terminar abo- rreciendo a las mujeres. Por eso Artiga instaba al médico a volver nauseabundo el degradante y abyecto uso de la masturbacién y demostrar al vicioso su irremediable y espantoso fin. EI médico espafiol Pedro Felipe Monlau y Roca anoté en su Higiene del matri- monio o libro de los casados en el que se dan las reglas para conservar la salud de los esposos, asegurar la paz conyugal y educar bien a la familia, que el autoabuso producfa: “tisis, ancurisma, palpitaciones, temblores, convulsiones, eclampsia, epi- epsia, pardlisis, joroba o desviaciones de la columna vertebral, perturbaciones de Jos sentidos como pérdida de la memoria, disminucién e incluso pérdida de las facultades intelectuales, idiotez y brutalizacién”. Y en caso de que el miserable masturbador sobreviviera, tendré “una salud precaria, una vida breve y la impotencia mas vergonzosa”.# Una sensibilidad exquisita Como podemos imaginar, en las mujeres atacadas por este vicio las consecuencias eran mucho peores, debido a su naturaleza mAs nerviosa y sensible. Asf la masturbadora Podia ser atacada por la terrible y mortal ninfomanfa 0, peor atin, por la locura y _ terminar suicidéndose. Pensaban que la mujer “se manueliza” debido a la sensibili- dad exquisita de su aparato genital. Hubo autores que escribieron especificamente sobre los “‘vicios genitales” de las _ Mujeres, como el doctor Pouillet,* quien después de dar un recorrido histérico por os pueblos que —desde Sapho y sus tribadas, pasando por la decadente Roma hasta la ‘oscuridad de la Edad Media— han usado y abusado de ese acto contra natura, opinaba + Citado por Peter Gay de una traducci6n del doctor Paul Emile Gamier, Parfs, 1853 (4*ed., 1885), p. 279, 4S Thesée Pouillet, Psychopatie sexuelle de l’onanisme chez la femme, 7? ed., Paris, Lib. Vigot- freres, 1897. 85 hi, LOS CAMINOS DEL RacISMO EN MEXICO que de todos los vicios humanos era el que més amenazaba la vitalidad esencia intelectual y moral de las personas. Dicho vicio era llamado de diferente, formas: manuelizacién, manstrupacién, libertinaje solitario, pasion contra natura, crimen de Onan, Incluso “ninfomanfa”, pero el mencionado médico decia que estabg mal denominarlo asf.*° Ese vicio, esencialmente orgdnico, podia atacar a mujeres con ciertas predisposi. ciones por ser ellas més sensibles, aunque también habfa otras causas que influfan en su desarrollo, como el temperamento bilio-sangufneo o bilio-nervioso 0 la idiosin. crasia. Desgraciadamente, no nos dice cudl. Asimismo, menciona que contribuyen 4 esta flaqueza el clima y la poca higiene de algunas, pero sobre todo sefiala que dicho acto era muy practicado por las “idiotas”. Habia causas externas o mecéinicas como la préctica de la equitacién 0 el trabajo en la maquina de coser y causas sociales; las ricas por ociosas y las pobres por promiscuas. También influfan mucho las conversa. ciones, las lecturas, la observacién de cosas lascivas, la experiencia en las viudas, Todo podia orillar a las mujeres a su préctica, y cuando se acababan los motivos, los doctores explicaban que 1a herencia tenfa mucho que ver si no es que todo; la pasién del libertinaje solitario provenia de una disposicién hereditari Pero, {c6mo detectar, cémo diagnosticar ese espantoso vicio? El doctor Pouillet da pistas: el tinte palido, los ojos tristes, las pupilas dilatadas, los parpados pesados, sudores, languidez, temblores, desmayos y una tristeza inexplicable hablan ya de que algo malo le sucede a la joven, a quien hay que llevar imperativamente al doctor para gue éste revise si hay algtin crecimiento desproporcionado del aparato genital, leucorreas, vulvitis, vaginitis, inflamacién grave de la matriz, cafda de ésta. El médi- Co debfa buscar posibles afecciones locales o desgarramiento del himen, lo que trac- fa muchos problemas a la joven cuando contrajera matrimonio, Las consecuencias ue eran terribles en los hombres se convertfan en mucho miis graves en las mujeres, @ veces desembocaban en la muerte. Algunas terminaban con cdncer de matriz, con incémodas incontinencias urinarias peritonitis, cistitis 0 célculos. La muerte legaba or fin, pero con atroces dolores, En general, las mujeres se volvfan estériles, pero fambién podfan abortar y si no Io hacfan, sus hijos podian nacer flacuchos, pilidos, enfermizos, morir j6venes o volverse neurdpaticos, raquiticos, escrofulosos, tuberculosos © epilépticos. En general, y seguimos con el doctor Pouillot, la histeria, esa famosa enfermedad femenina por excelencia, también podia atacar a aquella que se masturbara, Pues él habia confirmado que era una dolencia comtin entre las j6venes, las viudas y y destrufa la “6 He analizado detenidamente Ia invencién de esta terrible “enfermedad” eminentemente femenina que conducfa alas mujeres a la locura, ala que el Dr. Bienville consagra un estudio en 1771, La Nynfomanie (ou traité de ta fureur uterine, en Las debilidades de la carne, cuerpo y género en el siglo xVM, op. cit 86 LA DEGENERACION DE LA RAZA A FINALES DEL SIGLO XIX practicaban el onanismo conyugal, y si creemos que ahi terminaban los males uivocamos, pues Pouillot afirma que las jévenes onanistas podfan caer en slepsias y éxtasis. Pero también menciona que las que abusaban del coito asf como He masturbacién eran neurasténicas, suftfan de neuralgias, de clorosis, haba algunas n encefalitis, meningitis o pardlisis diversas, todas eran melancélicas 0 ninfomanas. a también demostrado -segtin é1~ que las maniacas y dementes eran onanistas ‘Por eso la mejor medicina era la preventiva, justamente como la higiene lo ee daba. Castidad para las j6venes, matrimonio temprano y moderacién fueron = consignas que se intentaron imbuir a las parejas felizmente casadas en los manuales para ese fin se escribieron. El doctor Artigas lo resume bien: comprender no sélo al masturbador sino a todo aquel que se entrega al hi Pi rade de inves! que ese mismo fenémeno (Ia espermatorrea) te or Y¥ que por ello debe morgerar sus costumbres, madera su lascviay veren la mujer al ngel bueno que puede ser el nticleo bendito de un hogar sagrado donde disfrute leit a "fe con moderacién y con un fin santo, de los dulces placeres del matrimonio y no _ ramera imptidica que sacie con abuso sus torpes y brutales apetitos de la carne. Pero para las viciosas, el doctor Pouillot recomendaba, desde la aparicién de ir primeros sintomas, la persuasién, la amenaza y, por tiltimo, la represién y ore “corporal. No hemos logrado saber si los métodos que él propone fueron utilizados, “pero su s lad es la prueba de que el tema era muy serio. . Darla perinces omental casa dz, hn dag, ur S incorregibles, el método de infibulacién, es decir, coser los grandes bios He ‘Vagina, no obstante éste le parecfa un método barbaro; aunque no asi Ja amput d itori: i facentes. ma ee fo nisin reomeniaba el dotr Desland:eduscign domestica yesreca vig lancia, bafios de agua frfa, gimnasia y paseos al aire libre, y si la larga lista de as no lograba disuadir al masturbador en potencia, ni el miedo o el matrimonio paisa alto a tan funesto habito, no quedaba més remedio que la infibulacién, que cams ‘operacién, segiin él poco dolorosa; por tiltimo, se podfa recurrir a la clitoridectomi Conclusién i a, a aicales Peter Gay nos tranquiliza diciendo que, a pesar de que esas “curaciones eee on existicron verdaderamente, por suerte no fueron muy frecuentes. Aunque rec’ ée é, Pars, 1835. {7 De Vonanisme et des autres abus veneriens, considerées dans le rapports avec la santé, Pats, 87 Los CAMINOS DEL RACISMO EN MEXICO que movilizaron la imaginacién y el ingenio represor segtin lo atestiguan los sofisticados inventos mecanicos de control, los cinturones de castidad para nifias, los anillos para el pene de los nifios o las camisas de fuerza para ambos.** Este catélogo de inyenciones de sometimiento del cuerpo deseante muestra el extravio de la razon cientifica de estos médicos que invadieron el terreno de la Iglesia o refuncionalizaron, a veces sin darse cuenta, los argumentos inquisitivos de la secular pedagogya del miedo de esa institucién y se unieron a ella en su Hamado a tomar las armas para lanzar una cruzada més contra una supuesta amenaza que atacaba tanto al cuerpo como al alma, y de ahi se desparramaba por la sociedad el fantasma de la degenera- cién de la raza. Aunque es muy dificil conocer la penetracién de estas ideas en la mente y en las practicas intimas de los individuos y de las familias mexicanas, pode- mos pensar que haber encontrado en la Biblioteca Nacional de Medicina las obras de los doctores franceses aqui citados y que sus pares mexicanos estuvieran al tanto de sus teorias y los citaran, son un fuerte indice de la influencia de estas consideraciones seudo o paracientificas. La permanencia mas que centenaria de muchos de estos prejuicios como los de la masturbacién y el desbordamiento discursivo disfrazado de cient{ficos en amplios sectores de la poblacién mexicana, muestra la fuerza, penetracién y efecto social que tuvieron. Actualmente muchos médicos en su practica cotidiana han revisado fuerte- mente los aspectos mas ideoldgicos de esas etapas anteriores del desarrollo del saber cientifico que los legitima; pero en el saber biolégico compartido por el conjunto de la poblaci6n siguen imperantes estereotipos y “verdades cientificas” de otra época. En este sentido toman particular relieve los estudios cientffico/sociales contempord- neos que analizan los efectos de esos discursos decimonénicos sobre las pricticas sexuales actuales. Se trata, antes que nada, de mostrar que detras de los éxitos espec- taculares de un conjunto de saberes, cada da mds eficaces y especializados, que sin ninguna duda han ayudado a solventar problemas endémicos y hacer crecer de mane- ra extraordinaria la esperanza de vida humana, se sigue manteniendo con mucho cuidado, como en el siglo xIx, una confusién entre los aspectos etioldgicos y estricta- mente orgdnicos de la enfermedad con las patrafias nacidas de una voluntad estatal decimonénica de controlar la sexualidad de los ciudadanos, como lo hemos observa- do en los discursos y priicticas sociales consagrados a los efectos individuales y co- lectivos del sida. Coatepec, Ver., octubre de 2003 48 P, Gay, op. cit, pp. 283, 285. 88 n México el racismo es asunto de todos los dias, mas sin embargo pocos son los que conocen sus fuentes y las maneras en que se ha instalado en Ja mentalidad colectiva a lo largo de la historia mexicana hasta conyertirse en un sentimiento hegeménico. Los caminos del racismo en México nos revela, precisamente, algunas de las mas significativas etapas, continuidades inter- nas e influencias externas, que ha recorrido esta ideologia para resaltar la diferencia intolerable de aquellos que siendo diferentes, como los numerosos grupos indigenas, no embonan en el prototipo ideal impuesto desde arriba por las elites blancas/criollas/mestizas. Con el racismo se ha producido un consenso social hegeménico respecto al papel subordinado que los “indios” deben aceptar. 4 co. Guy Rozat analiza el /ogos occidental en las notas y cartas de viaje del joven naturalista suizo Henri de Saussure, se trata de prejuicios engendrados por la aristocracia europea, matriz de donde surgira el racismo como una de las ideologias mas influyentes de la modernidad. Fernanda Nifiez Becerra aborda el tema del discurso médico como la fuente por antonomasia de produccién de racismo. Alicia Castellanos Guerrero estudia el discurso legislativo, con ello nos permite observar la conviccién de las élites decimoné- nicas acerca de su superioridad “natural” e ilustra su menosprecio repulsivo, tacito o explicito, ante las masas de poblacién “indias”. José Jorge Gomez Izquierdo ofrece una mirada distinta sobre los fundamentos de la cultura nacional/revolucionaria hegeménica. Las imagenes estereotipadas con las que se identifica la negatividad del “indio” quedan resaltadas tanto en los libros de texto para la historia patria como en el discurso de la ciencia antro- polégica de la Revolucién mexicana. 5 as 9789707223738

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