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David Le Breton _— I. LOS «CRECIENTES» En la juventud éramos un todo y el terror y el dolor del mundo penetraban en nosotros total y enteramente. No existia una separacién definida entre la alegria y el pesar: se fundian en una sola cosa, del mismo modo que nuestra vida de vigilia se funde con el suefio y el dor- mir. Nos levantébamos por la mafiana como un ser, y por la noche nos sumer- giamos en un océano, nos ahogAbamos por completo, aferrados a las estrellas ya la fiebre del dia. Henry Miier, Primavera negra’ La adolescencia no es un hecho, sino, ante todo, una cuesti6n que atraviesa el tiempo y el espacio de las socie- dades humanas. Algunas se preocupan por distinguir las clases etarias y las responsabilidades que les estan ligadas. Estas definen un periodo intermediario entre la infancia y la madurez social, de manera precisa o difusa segiin las situaciones. Otorgan entonces un estatuto especifico a los jévenes en materia de sexualidad 0 de compromiso en su comunidad. Otras no las tienen en cuenta, y la madu- racion social se da de forma insensible, sin ceremonias ni atenci6n particular. Una cronologia de esta edad, pues, no esta necesariamente delimitada y depende de una apreciacién cultural infinitamente variable. A menos que se fije un estado civil arbitrario, tanto la adolescencia como el momento de su entrada o de su salida suscitan Interrogaciones interminables. Las definiciones son "Henry Miller, Printemps noir, Paris, Gallimard, 1975- runavera negra, trad. de Patricio Canto, Buenos Aires, Santiago Rueda, 1964.] 5 multiples, segtin las épo 18 y las sociedades, asi como log criterios de acceso é la madurez social. SENTIMIENTO Adolese a viene del latin adolescens, participio presente de adoles , que signi r, a diferencia del parti- cipio pasado adultus, que mare el hecho de haber dejado de crecer. Las dos expresiones aparecen de manera significativa alrededor del siglo xvi, durante un periodo en que el sentimiento de la diferencia de las edades co- mienza a ponerse de manifiesto en los medios sociales privilegiados. En la medida en que designa un fendmeno de crecimiento, la nocién de adolescencia remitié primero ala medicina, debido a la pubertad, y a la psicologia, debi- do a las particularidades del psiquismo del joven y, sobre todo, de la famosa «crisis». La juventud, por su parte, seria de entrada una nocién que depende del lazo social. Tal era ya antafo la posicién de Debesse (1937), quien distinguia adolescencia (psicologia) y juventud (so- ciologia). Del mismo modo, para otros investigadores, la ado- lescencia seria el periodo que da paso a la juventud pero, en los mundos contemporaneos que coexisten en la actualidad, semejante cronologia de las edades no es muy pertinente, aunque la escolarizacion obligatoria, €” particular, impone una larga moratoria. La adolescencia se vuelve a menudo precoz, y algunos comportamientos calificados de «adolescentes» ataniena numerososjovenes que en ocasiones superaron ampliamente la treintena. Hoy en dia, la adolescencia se ha vuelto una cuestion social, y resulta dificil coincidir en una definicion pree™” a su respecto. El acceso a la universidad 0 al primer bajo, hasta el comienzo de la desocupacién para oe caracterizaria la entrada en la juventud, la salida 6 universo adolescente de la segunda parte de la ensefanza secundaria, pero también aqui las fronteras son vagas, porque autonomia no siempre rima con una vida estu- diantil que puede ser precaria. Convertirse en un hombre o una mujer no esta ya ritualizado, sino que se efectia a través de una progresién personal. La adolescencia es ante todo un sentimiento. LA EDAD DE SUSPENSION La adolescencia no es algo que caiga de maduro; nacié insensiblemente en nuestras sociedades en los medios burgueses a partir de un cambio de afectividad en el seno de las familias a lo largo del siglo xvm, que ademas con- sagra la invenci6n de la infancia; se cristaliza lentamente con el correr de siglo xix a través de la instauracién de la escuela obligatoria por las leyes Ferry. Se emancipa en los anos sesenta, y particularmente en mayo de 1968. Y debido al consumo juvenil y a la dificultad reciente de la entrada en la vida, es entronizada en los aitos noventa, pero se fragmenta en pre 0 posadolescencia, en adules- cencia’... al tiempo que sigue suscitando el problema de su definicién, de lo cual da testimonio la ausencia de estatuto juridico de la adolescencia todavia hoy. El derecho reconoce solamente dos categorias definidas Por el estado civil: el menor y el mayor. Pero la nocién de menor agrupa un amplio abanico de edades (Feuillet et al., 2012). Laadolescencia es para nuestras sociedades un periodo mas o menos largo entre la infancia y la maduracién so- cial, un periodo de formacién escolar o profesional. El joven no es ya un niiio, sin disponer todavia de los dere- chos 0 de la amplitud de accién de un adulto. Este * Palabra formada por adulto y adolescencia y utilizada por Tony Andrella. [N. del Td Hperiodoes, ante todo, de resoluci6n para ¢l de la cuesti6n del sentido y el valor de su existencia. La adolescencia, en efecto, es un tiempo de suspension en el que las signi ficaciones de la infancia se alejan mientras que aquellas de la edad de hombre o de mujer solo se dejan presentir Eljovenestaen busca de diferenciacion en lo que concierne a sus padres, entra en un cuerpo sexuado y accede a una autonomia creciente. Dilema dificil, pasaje en ocasiones doloroso en una sociedad donde ningtin acontecimiento ritualiza su avance. En el contexto del individualismo democratico, cada adolescente se convierte en su propio barquero y decide en soledad acerca del sentido de su existencia (Le Breton, 2007). EL TIEMPO DE UNA CEREMONIA En las sociedades tradicionales, hoy enormemente destruidas por la globalizaci6n, los jovenes no viven ese largo intervalo marcado a veces por desasosiego: los ritos de pasaje se abstienen de él, llevando de la infancia a una posicion activa y responsable en el seno de su comunidad. Alli, las generaciones se suceden,y los saberes no caducan, garantizados por los antepasados y una cosmologia que engloba al conjunto de las relaciones con el mundo. Esas sociedades instituyen ritos de pasaje entre la infancia y la maduraci6n social que eliminan la cuestion de la transi- cion adolescente. Al término de la redefinicion inducida por el rito se pasa de una clase etaria a otra, y la prece- dencia adolescente no dura mas que el tiempo de las ceremonias. Una vez realizadas éstas , el exnifo, segin las indicaciones culturales propias de cada sexo, S€ ha vuelto un hombre o una mujer de su comunidad. Otras sociedades no conocen esos ritos de pasaje y SU entrada a la maduraci6n social es gradual. La adolescencia n° exis- te en una sociedad que no tiene un tiempo de margen 8 consagrado a la transmision entre la inf responsabilidades sociales «adultas», Elacceso a la maduracion social esta guiado Por orien- taciones precisas. Los ritos de pasaje son una de las modalidades corrientes en las sociedades tradicionales para llevar al joven a sus nuevos deberes bajo la égida de los mayores. Dispone de un margen de maniobra limitado, las orientaciones para existir con los otros le son sumi- nistradas por el lazo social. Pero la dimensién comunitaria sigue siendo esencial, y las representaciones sociales y culturales son compartidas por el conjunto de la comunidad, aunque existan diferencias a este respecto, por ejemplo entre los hombres y las mujeres. En nuestr S sociedades divididas en clases sociales, en grupos parti- culares a menudo surgidos de diferentes culturas, el pasaje de la infancia a la edad de hombre ya no esta sefialado, y el adolescente permanece en una larga fase intermediaria. fancia y las

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