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Educaciow porn todoy Cducacién poratodor no es un proyecto lucrativo, sino un esfuerzo colectivo de estudiantes y profesores de la UNAM para facilitar el acceso a los materiales necesarios para la educaci6n de la mayor cantidad de gente posible. Pensamos editar en formato digital libros que por su alto costo, o bien porque ya no se consiguen en bibliotecas y librerias, no son accesibles para todos. Invitamos a todos los interesados en participar en este proyecto a sugerir titulos, a prestarnos los textos para su digitalizacién y a ayudarnos en toda la labor técnica que implica su reproducci6n. EI nuestro, es un proyecto colectivo abierto a la participacién de cualquier persona y todas las colaboraciones son bienvenidas. Nos encuentras en los Talleres Estudiantiles de la Facultad de Ciencias y puedes ponerte en contacto con nosotros a la siguiente direccién de correo electrénico: eduktodos@gmail.com ttp://e 1d di MATEMATICAS E IMAGINACION MATEMATICAS E IMAGINACION EDWARD KASNER y JAMES NEWMAN Con dibujos y diagramas de: RUFUS ISAACS COMPANIA EDITORIAL CONTINENTAL, S. A. MEXICO — ESPANA — ARGENTINA — CHILE SUCURSALES, DEPOSITOS Y REPRESENTACIONES EN: Bolivia — Brasil — Colombia — CostaRica — Dominicana — Ecuador — El Salvador Estados Unidos — Guatemala — Honduras — Nicaragua — Panama — Paraguay — Per Portugal — PuertoRico -- Uruguay — Venezuela ‘Titulo original en inglés: MATHEMATICS AND THE IMAGINATION Traducido por: CECSA Revisado por: MIGUEL LARA APARICIO, M. en C. Profesor de la Facultad de Ciencias, Universidad Nacional Auténoma de México Edicién autorizada por: SIMON AND SCHUSTER. NEW YORK Copyright © 1967, by Ruth G. Newman Primera edicién en espafol: Septiembre de 1972 Derechos Reservados © en Lengua Espafiola~1972, COMPANIA EDITORIAL CONTINENTAL, S. A. CALZADA DE TLALPAN NOM. 4620, México 22, D. F. MIEMBRO DE LA CAMARA NACIONAL DE LA INDUSTRIA EDITORIAL Registro Nim. 43 Av. REPGBLICA ARGENTINA NOM. 168, BARCELONA 6, ESPANA Sorts Nom. 1262, BUENos AIRES, ARGENTINA AMUNATEGUI NOM. 458, SANTIAGO DE CHILE, CHILE IMPRESO EN MEXICO PRINTED IN MEXICO A R G. sin cuya desinteresada ayuda y comprensién no hubiera habido libro. RECONOCIMIENTO Estamos agradecidos a muchos libros, que por ser muy numero- sos nos vemos imposibilitados de mencionar. Algunos de ellos figu- ran en la bibliografia seleccionada. Deseamos expresar particularmente nuestro agradecimiento a Mr. Don Mittleman, de la Columbia University, cuya ayuda en la pre- paracién del original ha sido generosa e inapreciable. Contenido Cap. PAc. INTRODUCCION 13 I. NOMBRES NUEVOS PARA CONCEPTOS VIEJOS 17 Palabras faciles para ideas dificiles... Trascendente. . . Curva no simple... Curva simple... Grupo simple Bolcheviques y jirafas... Turbinas... Giros y desliza- das... Circulos y ciclos... Patocirculos... Relojes. . . Hexdgonos y parahex4gonos... Radicales, hiperradica- les y ultrarradicales (no politicos). .. Nombres nuevos pa- ra el cuarto de los nifios... Googol y googolplex... El milagro del libro que se levanta... E] matescopio. Il. MAS ALLA DEL GOOGOL 35 Contar—el idioma de los nimeros. .. Contando, equipa- rando y “Yendo a Jerusalén”... Numeros cardinales. .. Ajedrez césmico y googoles... El contador de arena... Induccién matematica... El infinito y su prole. .. Zenén de Elea... Rompecabezas y disputas... Bolzano... El rompecabezas de Galileo... Cantor... Midiendo la vara de medir. .. El todo no es mayor que alguna de sus par- tes... El primer transfinito—Aleph cero... Aritmética para hombres de espiritu infantil... El sentido comin choca con un tronco sumergido. .. Cardinalidad del con- tinuo... Extravagancias de un matematico loco... La tortuga desenmascarada... Movimiento inmovil. .. Vida privada de un niimero. . . El edificio que construyé Cantor. 8 cONTENTIDO Cap. Ill. =, i, e (PIE) Los chinos y las arafias de luces... Creptsculo del sen- tido comin... 7, i, ¢... La cuadratura del circulo y sus primos... Imposibilidad matemitica... Bolso de seda, regla y comp4s... Rigor mortis... Ecuaciones algebrai- cas y numeros trascendentes... Galois y las epidemias griegas... Duplicadores de cubos y trisectores de 4ngu- los... Biografia de x... Infancia: Arquimedes, la Biblia, Jos egipcios. .. Adolescencia: Vieta, Van Ceulen. .. Edad madura: Wallis, Newton, Leibniz... Ancianidad: Dase, Richter, Shanks... Victima de esquizofrenia... Dadiva a las compafiias de seguros... (€)... Logaritmos o tra- moyas del comercio. .. Mr. Briggs queda sorprendido. Mr. Napier explica... Biografia de e; o e, la generosidad del banquero... La glandula pituitaria de las mateméa- ticas: la funcién exponencial. .. (i)... Humpty Dumpty, doctor en semé4ntica... Numeros imaginarios... La V-1 o “zDénde estoy?”... Biografia de i, el anfibio que se ha elevado por sus propios méritos... Omar Khayyam, Cardan, Bombelli y Gauss... i y la Rusia Soviética... Misica descriptiva de las matematicas... Almuerzo en la cama; o Cémo llegar a ser un gran matematico. .. Geometria analitica... Representacién geornétrica de i -. El plano complejo... Una férmula famosa, fe y humildad. IV. OTRAS GEOMETRIAS—EL PLANO Y LA FANTASIA El pez parlante y San Agustin... Un nuevo alfabeto. . . Los sumos sacerdotes y el arrogante espantajo... Mate- maticas puras y aplicadas. . . Euclides y el estado de Texas ... Sastres matemiticos... La geometria—un juego... Aparecidos, golpecitos en la mesa y el pais de los muer- tos... Tropiezos de la cuarta dimensién... Henry More viene a redimirla. .. La cuarta dimensién—un nuevo ma- nantial. .. Una cura para la artritis... La sintaxis sufre un retroceso... El deleite del fisico... Dimensiones y variedades... Férmulas de la distancia... Escalando un muro infranqueable... La geometria definida de cuatro dimensiones... El “tesseract”... Una fantasia de cua- tro dimensiones. .. Novela en Planolandia. . . Gatode tres Pac. 99 Car. VI. cOoONTENIDO dimensiones y rey de dos dimensiones... El valiente Gulliver y los guantes... Voces engafiadoras y huellas extrafias... Geometria no euclidiana. .. Credos espacia- Jes y adornos de los sombreros de las damas... Espacio privado y publico. .. Escribiendo de nuevo nuestros libros de texto... El principe y los Beocios. . . E] quinto flexible ... Los mateméticos se unen para romper sus cadenas. . . Lobachevsky rompe un eslabén... Riemann rompe otro ... La tractriz y la seudoesfera... Arcos de circulos ma- ximos y osos... El escéptico insiste—y anda... Geodé- sicas... Adventistas del Séptimo Dia... Curvatura... Torres de Eiffel lobachevskianas y tineles holandeses rie- mannianos. . PASATIEMPOS DE EPOCAS PASADAS Y RECIENTES Bellotas de rompecabezas y robles matematicos. .. Carlo- magno y las palabras cruzadas... Mark Twain y la “hija del granjero”. .. La sintaxis de los rompecabezas. .. Car- olyn Flaubert y el camarero... Un lobo, una cabra y un repollo. .. Esposas y maridos celosos... Desvios... Pois- son, 0 al que nada le viene bien... Altas finanzas; o el lobo internacional de la cerveza... Leones y jugadores de péquer... El sistema decimal... La prueba del nue- ve... Buda, Dios y la escala binaria... La marcha de Ia cultura; o Rusia, la patria del sistema binario... Los anillos chinos... La torre de Hanoi... El ritual de Be- narés... Nim, Sissa Ben Dahir y Josefo... Bismarck juega al “15”... La plaga de rompecabezas del “15”... La arafia y la mosca... Una pesadilla de parentela. . . El cuadrado m4gico... Témese un numero de 1 a 10 . .. El ultimo teorema de Fermat. .. El legado perdido en Jas matematicas. PARADOJAS PERDIDAS Y PARADOJAS RECUPERADAS Grandes paradojas y parientes lejanos... Tres especies de paradojas... Paradojas extrafias, pero correctas... Ruedas que se mueven més rapido arriba que abajo... La familia de la cicloide La calamidad del transporte; 0, cémo no pueden decidirse las locomotoras... La re- forma de la geometria... Sobrevienen trastornos. . . Conjuntos dé puntos: Las Mil Noches y Una Noche de las 131 157 10 Cap VIL. cOoNTENIDO matematicas... Hausdorff narra un cuento increfble. . . Los sefiores Banach y Tarski frotan la lampara magica ... El Baron Munchhausen queda eclipsado por un gui- sante... Sofismas aritméticos... Trastorno ocasionado por una bagatela; o, dividiendo entre cero. . . El infinito— molesto por excelencia... Sofismas geométricos... Pa- radojas légicas—los chismes de parientes de las matema- ticas... Dialécticas engafiosas del cazador furtivo y el principe; del barbero introspectivo; del ntmero 111777; de este libro y Confucio; del Honorable Bertrand Russell . Scylla y Caribdis; 0, gqué hardn los pobres mate- miaticos? AZAR Y PROBABILIDAD La pista del taco de billar... Un poco de tiza y mucha charla... Watson queda al descubierto gracias a la infe- rencia probable... Encuentra que todo es absurdamente simple. .. Ostras apasionadas, patos que bailan el vals y el silogismo. .. El crepusculo de la probabilidad. .. Nos interesamos en el comportamiento de una moneda... Ne- cesidad biolégica y un par de dados... {Qué es la proba- bilidad?... Una serie de opiniones: del meteorédlogo, un contrabandista, un jugador de bridge. . . El punto de vista subjetivo—basado en la raz6n insuficiente, contiene un elemento de verdad... Los necios en Marte... El punto de vista estadistico... Lo que sucede, probablemente sucedera... Tirando monedas... Frecuencias relativas ... La aventura de los bailarines... Scherazada y John Wilkes Booth: un desafio a las estadisticas... La roja y la negra... Charles Peirce predice el tiempo... Herodo- to explica... El cAlculo del azar... Los beneficios del juego por dinero. . . De Mere y Pascal. .. Mr. Jevons pres- cinde de un reconocimiento... La verdadera guia de la vida... Dados, monedas, permutaciones y combinacio- nes... Midiendo las probabilidades... D’Alembert hace caer la bola. . . El Conde Buffon juega con una aguja.. . El punto. .. La bola negra y la blanca... El teorema del binomio... El calculo de la probabilidad reexaminado - +. Se encuentra que se basa en una hipétesis. . . Laplace no necesita hipétesis... Napoleén lo reprende. .. M. le Marquis omite un factor y pierde su cabeza... Fourier, Pac. 179 Cap. VIII. x cOoONTENIDO de la Vieja Guardia... El Dr. Darwin de la Nueva... El silogismo descarta a un adherente... El sefior Sécrates puede no morir. GEOMETRIA DE LA LAMINA DE HULE Siete puentes sobre un jarro de cerveza... Euler tirita ... Se reconforta con noticias de su patria... Inventa la topologia... Disipa el dilema de los paseantes del Do- mingo... Las cunas y los pitagéricos... Talismanes y figuras extrafias... La posicién es todo en topologia. . . Da Vinci y Dali... Invariantes. .. Transformaciones. . . El sombrero inmutable. .. Torneo por la copa del califa; 0, seleccién de pretendientes por medio de la ciencia. . . E] teorema de Jordan... Sélo parece idiota... Circulos deformados... Hechos raros que se refieren a la plaza Times Square y a la cabeza de un astronauta... Deporte excéntrico que practican algunos distinguidos caballeros en Princeton... Su pasién por las rosquillas y por las donas... Modestia obligada de lectores y autores... El anillo. .. Recital lacrimoso alrededor de una columna en Paris... Dentro y fuera de la rosquilla... Cirugia gas- trica: de la rosquilla a la salchicha en un solo corte. . . Rosquillas de n dimensiones... La cinta de Mébius. . . Fomenta el descontento industrial... Nunca toma lados .-- Lleva a la ruina al pintor.. . Los anillos de hierro. . . Cotill6n matematico: 0, ,Cémo puedo librarme de mi pa- reja?... Topologia, el pindculo de la perversidad; 0, sa- cAndose el chaleco sin quitarse el saco... De nuevo a la tierra: a colorear mapas... El problema de los cuatro colores... El teorema de Euler... La ley universal mas sencilla. .. El rompecabezas de Brouwer. .. La busqueda de invariantes. CAMBIO Y MUTABILIDAD—EL CALCULO El clculo y el cemento... Significado de cambio y ra- zon de cambio... Zenén y el cinematégrafo. .. La “Fle- cha Voladora”, tren local: se detiene en todos los puntos ... La geometria y la genética... Los matematicos pre- paran trampas... Lamentable similitud con el “boomer- ang” Historia del cdlculo... Kepler... Fermat. Historia del rectangulo maximo... Newton y Leibniz crt Pac. 211 237 12 Cap. cOoNTENIDO ... Arquimedes y el limite... Contraccién y dilatacién; o, “gLlegaré el circulo al limite?”. .. Breve diccionario de matematicas y de fisica... Idilio militar; 0, la rapidez de la bomba que cae... El cdlculo en funciones... La derivada..: Derivadas superiores y radios de curvatura ... Erudicién loable de los ingenieros de automéviles. . . La tercera derivada como amortiguador de golpes... La derivada encuentra su camarada... Integracién. . Kepler y la boca del tonel. .. Midiendo longitudes. .. Mé- todos de aproximacién. . . Midiendo 4reas bajo curvas ‘Método de las franjas rectangulares. .. La integral defin’ da... Integral indefinida. .. Una es la inversa de la otra ... Los lineamientos de la historia y la descendencia del hombre: 0, y = e*... Curvas enfermizas y en forma de orquideas... El copo de nieve... Perimetros infinitos y estampillas postales... Anticopo de nieve... El espé- cimen patoldgico supercolosal: la curva que llena el es- pacio. .. La increible curva cruzada o entrelazada. EPILOGO. LAS MATEMATICAS Y LA IMAGINACION Pic. 281 Introduccién La moda en materia de libros, en los ltimos diez afhios mas 0 menos, ha tendido en forma creciente a la ciencia popular. Aun los periédicos, en sus suplementos dominicales y las revistas han dado cabida, en sus columnas, a temas relacionados con la relatividad, la fisica atomica y las més recientes maravillas de la astronomia y de Ja quimica. Si bien esto es sintomAtico del creciente deseo de saber lo que ocurre en los laboratorios y observatorios, como asimismo en los cénclaves de los hombres de ciencia y de los matematicos, quienes inspiran cierto temor reverente, una gran parte de la ciencia moderna permanece oculta por un velo de misterio aparentemente impenetra- ble. Predomina la sensacién de que la ciencia, al igual que la magia y Ja alquimia en la Edad Media, es practicada y sdlo puede ser compren- dida por un reducido grupo esotérico de personas. El matematico es considerado todavia como el ermitafio que sabe poco de las formas de vida fuera de su celda y que invierte su tiempo creando teorias incom- prensibles e increfbles en una jerga extrafia, drida e ininteligible. Sin embargo, las personas inteligentes, hastiadas del ritmo ner- vioso de su propia existencia —el agudo impacto de los aconteci- mientos del dia— estén 4vidas de saber algo de los conocimientos adquiridos por vidas mds contemplativas y sosegadas, reguladas por un reloj mas lento y m4s acompasado que el suyo propio. La Ciencia, particularmente la Matematica, aunque parezca me- nos prctica y menos real que las noticias contenidas en los ultimos despachos de los boletines radiales, parece estar construyendo el unico edificio permanente y estable en una época en que todos los demés se desmoronan o vuelan hechos pedazos. Esto no quiere decir que la Ciencia no haya experimentado también cambios revolucio- narios. Pero ello ha tenido lugar tranquila y honorablemente. Lo que ha dejado de ser util, se ha descartado s6lo después de una ma- dura reflexién y el edificio ha sido erigido con constancia sobre las realizaciones creadoras del pasado. 14 Mateméticas e Imaginacién Asi, en cierto modo, la popularizacién de la ciencia es un deber que se debe cumplir, el deber de infundir valor y de proporcionar sa- tisfacciones a todos los hombres y mujeres de buena voluntad que en todas las partes del mundo estan perdiendo paulatinamente su fe en la vida de la razén. Para la mayoria de las ciencias se ha des- corrido gradualmente el velo de misterio, pero las matemiticas, en gran parte, permanecen atin sin divulgar. Lo que los libros mds populares sobre matematicas han tratado de hacer es: o discutirlas filos6ficamente 0 aclarar las ideas apren- didas alguna vez y ya olvidadas. Sobre este particular el propésito que nos ha guiado al escribir este libro ha sido algo diferente. Los franceses aplican el término “haute vulgarisation” al feliz resultado que ni desagrada por su con- descendencia ni confunde en una masa de verbosidad técnica. Nuestra finalidad ha consistido en extender el proceso de “haute vulgarisation” de aquellas avanzadas de las matemAticas que se men- cionan, si se lo hace, slo con un murmullo y a las que se alude sélo por su nombre, para demostrar, por su misma variedad, algo del caracter de las matemiticas, de su espiritu osado y libre de tra- bas y de cémo, en su doble aspecto de arte y ciencia, han continua- do guiando a las facultades creadoras mds alla atin de la imagina- cion y de la intuicién. En la extensién que permite un volumen tan reducido sdlo puede haber instantaneas y no retratos. No obstante, esperamos que aun en este calidoscopio pueda ha- ber un estimulo para despertar un interés m4s amplio y un mayor reconocimiento hacia la reina mds arrogante del mundo intelectual. MATEMATICAS E IMAGINACION “No iré tan lejos como para afirmar que construir una historia del pensamiento humano sin un profundo estudio de las ideas matemdticas de las sucesivas épocas €s como omitir a Hamlet en el drama que recibe su nombre. Eso sera pretender demasiado. Pero es, por cierto, andlogo a excluir el papel de Ofelia. Este ‘simil es singularmente exacto, pues Ofelia es esencial al dra- ‘ma, es muy encantadora —y un poco loca—. Admita- ‘mos, pues, que el estudio de las mateméticas es una lo- cura divina del espiritu humano, un refugio ante la urgencia aguijoneante de los sucesos contingentes”. Aurrep Noara WaTrEHEaD Science and the Modern World Capitulo 1 Nombres Nuevos Para Conceptos Viejos Ast como de los viejos campos ve el hombre, afio tras afo, venir el nuevo trigo, del mismo modo, de los viejos libros, viene toda esta nueva ciencia para que el hombre aprenda. Cuaucer De cuando en cuando hay una limpieza de casa en matemiti- cas. Se descartan algunos nombres viejos, otros son sacudidos para quitarles el polvo y se les retoca y, finalmente, se asignan un lugar y un nombre a las nuevas teorias que vienen a constituir nuevas adiciones al menaje de la casa. De este modo, lo que nuestro titulo significa realmente es palabras nuevas en matematicas y no nue- vos nombres, sino palabras nuevas, nuevos términos que han veni- do, en parte, a representar conceptos nuevos y una revaluacién de otros viejos en las matematicas mas o menos recientes. Ya hay, se- guramente, abundancia de palabras en matematicas, asi como en otras materias. En realidad, hay tantas palabras que es ain més f4cil de lo que debiera ser, hablar muchisimo y no expresar nada. A palabras enhebradas como las cuentas de un collar se debe prin- cipalmente el que la mitad de la poblacién del mundo haya sido inducida a creer cosas absurdas y a santificar hechos erréneos, Frank Vizetelly, el gran lexicégrafo, calculaba que hay en uso 800 000 palabras en el idioma inglés. Pero los matematicos, generalmente astante modestos, no estan satisfechos con estos 800 000 vocablos; démosles, pues, unos pocos mis. Mientras avanzamos en el camino de la ciencia, podemos irla Pasando sin nombres nuevos hasta que adquirimos nuevas ideas y nuevas formas. Una peculiaridad de las matematicas es que ellas no usan tantos nombres largos y dificiles como otras ciencias. Ademds, son mas conservadoras que ellas ya que se apegan, con més firmeza, a los 18 Matematicas e Imaginacién vocablos viejos. Los términos que empleé Euclides en sus Elementos son atin hoy corrientes en geometria. Pero a un fisico de Jonia la terminologia de la fisica moderna le pareceria, para ponerlo en lenguaje familiar, griego puro. En Quimica, las sustancias no més complicadas que el azicar, el almidén o el alcohol tienen nombres como éstos: Acido metilpro- penilenedihidroxicinamenilacrilico o 0-anhidrosulfaminobenzoina o protocatechuicaldehidometileno. Resultaria muy incémodo tener que emplear tales términos en nuestra conversacion diaria. ;Quién podria imaginarse, aun a un aristécrata de la ciencia, en la mesa del desayuno, diciendo: “Al- canceme, por favor, el Acido 0-anhidrosulfaminobenzoico”, cuando todo lo que necesitaba era aziicar para su café? La Biologia tiene también algunos trabalenguas atormentadores. El propésito de estas largas palabras no consiste en asustar a la gen- te, sino en describir, en forma cientificamente concisa, lo que el li- terato expresaria en media pagina. En Matematicas hay muchas palabras faciles, tales como “gru- po”, “familia”, “anillo”, “curva simple”, “limite”, etc. Pero a estas palabras comunes se les atribuye, algunas veces, un significado muy particular y técnico. En efecto, he aqui una verdad de perogrullo en la siguiente definicion: La matemdtica es la ciencia que usa pa- labras fadciles para expresar ideas dificiles. En esto difiere de cual- quier otra ciencia. Existen 500 000 especies conocidas de insectos y cada una de ellas tiene un largo nombre en latin. En las matema- ticas somos mas modestos. Hablamos de “campo”, “grupos”, “fami- lias”, “espacios”, aunque se atribuye a estas palabras mucho mas significado del que las mismas implican en la conversacién comun. A medida que su uso se hace mas y mis técnico, nadie puede adi- vinar e! sentido matematico de una palabra, asi como uno no podria adivinar por qué una “farmacia”* es el lugar donde venden hela- dos y paraguas. Nadie podria acertar con el significado de la pala- bra “grupo” tal como se la emplea en matematicas. Sin embargo, es de tal importancia, que se dictan cursos enteros sobre la teoria de los “grupos” y se escriben centenares de libros sobre este tema. Debido a que los matemiticos se las arreglan con palabras co- munes, surgen muchas ambigiiedades divertidas. Por ejemplo, la palabra “funcién” expresa probablemente la idea mds importante en toda la historia de las matematicas. Sin embargo, la mayoria de las personas, al ofrla, pensaran que una “funcién” significa un acon- tecimiento social nocturno, mientras que otras, menos dispuestas so- cialmente, pensar4n en su higado. La palabra “funcién” tiene, por lo menos, una docena de significados, pero poca gente sospecha su acepci6n matematica. Este significado (del cual nos ocuparemos + En los Estados Unidos las drugstores, o farmacias, expenden, ademés de productos medicinales, gran variedad de articulos de uso comun. . Nombres Nuevos para Conceptos Viejos 19 detalladamente mas adelante) se expresa, en su forma mas simple, con una tabla. Dicha tabla da la relacién existente entre dos canti- dades variables cuando el valor de una de ellas esta determinado por el valor de la otra. Asi, una cantidad variable puede expresar los afios transcurridos desde 1800 hasta 1938, y la otra el nimero de hombres que en los Estados Unidos usaban bigotes en forma de ma- nubrios; 0 una variable puede expresar en decibeles la cantidad de ruido producido por un orador politico y la otra las unidades de pre- sién sanguinea de sus oyentes. Usted probablemente no adivinaria jamis el significado de la palabra “anillo” tal como se la emplea en matematicas, pues fue introducida en el algebra moderna en los Uiltimos veinte afios. La teoria de los anillos es mucho mas reciente que la teoria de los grupos. Se la encuentra en la mayoria de los nuevos libros de Algebra y nada tiene que ver con compromisos matrimoniales. Otras palabras comunes empleadas en matemticas, con un sen- tido muy particular, son “dominio”, “integracién”, “diferenciacién”. El no iniciado seria incapaz de adivinar lo que ellas representan; sdlo los matematicos lo sabrian. La palabra “trascendente”, en ma- tematicas, no tiene el mismo significado que en filosofia. Un mate- matico diria: El numero 7 igual a 3 14159... es trascendente, por- que no es la raiz de ninguna ecuacién algebraica con coeficientes enteros. Trascendente es un nombre muy elevado para un numero pe- quefio, pero fue inventado cuando se creia que los ntmeros tras- cendentes eran tan raros como los quintillizos. La obra de Georg Cantor en el reino del infinito ha demostrado que, de todos los nti- meros de las matematicas, los trascendentes son los mas comunes, 0, para usar el término con un sentido ligeramente distinto: Jos nt- meros trascendentes son los menos trascendentes. Hablaremos de esto ultimo cuando nos refiramos a otro famoso numero trascen- dente, e, la base de los logaritmos naturales. Cuando se usa la pala- bra trascendente, la gente mas educada podria pensar en la “epis- temologia trascendente” de Manuel Kant, pero, en ese sentido, nada tiene que hacer con las matemiticas. Por otra parte, tomemos la palabra “evolucién”, usada en las ma- temAticas para denotar el procedimiento, aprendido por la mayoria de nosotros en la escuela primaria y prontamente olvidado, de ex- traer raices cuadradas, cubicas, etc. Spencer, en su filosofia, define la evolucién como “una integracién de la materia y una disipacién del movimiento, de una homogeneidad indefinida e incoherente a una heterogeneidad definida y coherente”, etc. Pero eso, afortunada- mente, nada tiene que ver con la evolucién matemAtica. Como vemos, las matematicas usan palabras simples para ex- presar ideas complicadas. Ejemplo de una palabra sencilla usada en forma complicada lo da el vocablo “simple”. “Curva simple” y “gru- 20 Mateméticas e Imaginacién Ficura 1 po simple” representan conceptos importantes en matematicas su- periores. La curva que aparece en la Fig. 1, no es una curva simple. Una curva simple es una curva cerrada que no se cruza a si misma y puede ser como la de la Fig. 2, por ejemplo. Hay muchos teoremas importantes sobre tales figuras que hacen que la palabra valga la pena. Mas adelante hablaremos de una extrafia clase de matemati- cas llamada “geometria de la lamina de goma” y tendremos mucho més que decir de las curvas simples y no simples. Un matematico francés, Jordan, dio el teorema fundamental: Toda curva simple tiene un interior y un exterior. Es decir, toda curva simple divide al plano en dos regiones, una, dentro de la curva y otra, fuera de ella. Hay algunos grupos en matematicas que son grupos “simples”. La definicién de “grupo simple” es, realmente, tan dificil, que no puede darse aqui. Si quisiéramos tener una idea clara de lo que es un grupo simple tendriamos que invertir, probablemente, largo tiempo estudiando muchos libros y luego, sin suficientes anteceden- tes matematicos, no comprenderiamos posiblemente su verdadero sentido. Antes que nada, tendriamos que definir el concepto de “grupo”. Luego tendriamos que dar una definicién de “subgrupo” y posteriormente de subgrupo autoconjugado, y sdlo entonces estaria- mos capacitados para definir qué es un grupo simple. Un grupo simple es sencillamente un grupo sin ningin subgrupo autoconjugado —simple, verdad? A menudo se alude erréneamente a la Matematica como a la ciencia del sentido comin, pero la realidad es que ella puede sobre- Ficura 2 Nombres Nuevos para Conceptos Viejos 21 pasar al sentido comin e ir mas allé de la intuicién y de la imagi- nacién. Se ha convertido en una materia muy extrafia y quiza ate- rradora, desde el punto de vista ordinario, pero el que penetra en ella se encontrara en un verdadero pais de hadas, un pais de hadas extrafio, pero que al menos tiene sentido, si no sentido comun. Desde el punto de vista ordinario las matematicas se ocupan de cosas ra- ras. Le demostraremos a usted que si de vez en cuando tratan de cosas extrafias, la mayor parte de las veces se ocupan de cosas fami- liares en una forma extrafia. Si usted se mira en un espejo comtn, sin hacer caso de sus atributos fisicos, podra usted encontrarse ri- sible pero no extrafio; un viaje en subterraneo al parque de diver- siones de Coney Island y una nueva contemplacién de su persona en uno de los espejos deformadores le convencerén que, desde otro punto de vista, usted puede ser extrafio ademas de risible. Depende mucho de lo que uno esté acostumbrado a ver. Un campesino ruso, que visits Moscié por vez primera, concurrié a diversos espectaculos publicos. Fue también al zoolégico y vio las jirafas. Quizd usted encuentre en su reaccién una moraleja de la misma manera que en las fabulas de La Fontaine: “Mire”, dijo, “lo que los bolcheviques han hecho de nuestros caballos.” Eso es lo que las matematicas modernas han hecho de la aritmética y de la geometria sencillas. Existen otras palabras y expresiones, no tan familiares, que han sido inventadas atin mas recientemente. Témese, por ejemplo, la palabra “turbina”. Por supuesto que la misma ya era empleada en ingenieria, pero en cambio es completamente nueva en geometria. La acepcién matematica de esta palabra se aplica a cierto diagrama. (La geometria, contra todo lo que puedan pensar otros, se ocupa del estudio de diferentes formas, muchas de ellas hermosas y que poseen, ademas, armonfa, gracia y simetria. Por supuesto que se han escrito libros voluminosos sobre geometria abstracta y espacio abs- tracto en los cuales no aparece ni un diagrama, ni siquiera una forma. Constituye ésta una rama muy importante de las matematicas, pero no es la geometria estudiada por los egipcios y los griegos. La mayor parte de nosotros, si sabemos jugar al ajedrez, nos conformamos yitey Wee, nny, wl m \! = \ ~ x ~~ s S = < x ‘ Turbinas Ficura ° 22 Matemdticas ¢ Imaginacién con hacerlo sobre un tablero con piezas de madera, pero hay al- gunas personas que lo juegan con los ojos vendados y sin tocar el tablero. Seria una acertada analogia decir que la geometria abstrac- ta es como el ajedrez a ciegas —es un juego sin objetos concretos. ) La figura que antecede representa una turbina, en realidad dos de ellas. Una turbina consiste en un némero infinito de “elementos” inser- tados con continuidad. Un elemento no es simplemente un punto; es un punto con una direccién asociada —como en una lima de hie- rro. Una turbina esté compuesta por un numero infinito de estos elementos, acomodados de una manera particular: los puntos de- bern estar dispuestos en un circulo perfecto y la inclinacién de los filetes debe formar el mismo Angulo a todo lo largo del cfrculo. Hay, pues, un nimero infinito de elementos de igual inclinacién con res- pecto a las tangentes del circulo. ,Qué sucederia en el caso especial en que el Angulo formado por la direccién de un elemento y la direccién de la tangente fuese igual a cero? Pues que la turbina se convertiria en un circulo. En otras palabras, la teoria de las turbinas es una generalizacién de la teor{a del circulo, Si el angulo antes citado mide 90°, los elementos sefialan hacia el centro del circulo y en ese caso especial estamos ante una turbina normal (véase el diagrama de la izquierda). Existe una geometria de las turbinas en lugar de una geometria de los circulos. Es una rama relativamente técnica de las matema- ticas que se ocupa de la resolucién de los grupos continuos de trans- formaciones relacionadas con ecuaciones diferenciales y con la geo- metria diferencial. La geometria relacionada con las turbinas tiene el nombre, algo raro, de “giros y deslizadas”. * El cfrculo es una de las figuras mds antiguas en matematicas. La linea recta es la linea mds simple, pero el circulo es la mas simple de las curvas no rectas. Se le considera, a menudo, como el limite de un poligono con un nimero infinito de lados. Usted mismo podra observar que a medida que se inscribe en un circulo una serie de poligonos, en la que cada uno de éstos tiene mds lados que su predecesor, cada poligono tiende a semejarse mds y mds a un circulo.t Los griegos ya estaban familiarizados con la idea de que, a me- dida que aumenta el numero de lados de un poligono regular, éste difiere cada vez menos del circulo en el cual esta inscrito. Realmen- te, bien podria ser que ante los ojos de un ser omnisciente, el circulo Se presentara como un poligono de un infinito nimero de lados rectilineos.* Sin embargo, a falta de completa omnisciencia, con- tinuaremos considerando al circulo como una curva no recta. Cuan- do se estudia al circulo desde este punto de vista, surgen algunas Nombres Nuevos para Conceptos Viejos 23 OOOO OOOO Ficura 4. El cfirculo como limite de poligonos inscritos interesantes generalizaciones. Existe, por ejemplo, el concepto in- dicado por la palabra “ciclo”, que fue puesta en uso por el matematico francés Laguerre. Un ciclo es un circulo con una flecha, como éste: Ficuns 5 Si al mismo circulo se le pone una flecha en sentido opuesto, se convertird en un ciclo diferente. Los griegos fueron especialistas en el arte de plantear proble- mas que ni ellos, ni las generaciones de matemAaticos que los suce- dieron, fueron capaces de resolver. Discutiremos mAs adelante los tres problemas m4s famosos de este tipo — la cuadratura del circulo, la duplicacion del cubo y la triseccién de un Angulo. Muchos matematicos bien intencionados, autodesignados y auto- ungidos y una gran cantidad de locos y maniaticos, que desconocen tanto la historia como las matematicas, aportan, cada afio, una abundante cosecha de “soluciones” a estos problemas insolubles. Sin embargo, algunos de los problemas cldsicos de la antigiiedad han sido resueltos. Por ejemplo, la teoria de los ciclos fue empleada por Laguerre en la solucién del problema de Apolonio que se enuncia asi: Dados tres circulos fijos, hallar otro circulo tangente a los tres. Resulta ser una cuestién de geometria elemental de escuela secun- daria, aunque implica inventiva y cualquier estudiante secundario aventajado podria intentar resolverlo, Tiene ocho soluciones como Se indica en la Fig. 6(a). Todas ellas pueden construirse con regla y compas y se han encontrado muchos métodos de solucién. Dados tres circulos, habré 24 Mateméticas e Imaginacién LSD x 7 Ficura 6(a). Las ocho soluciones del problema de Apolonio. Cada circulo en trazo fino es tangente a los otros tres dibujados con un trazo m4s grueso ocho circulos tangentes a ellos. Dados tres ciclos, sin embargo, habr4 un solo ciclo en el sentido dextrégiro, que sea tangente a los tres. (Se dice que dos ciclos son tangentes entre s{, inicamente si la di- reccién de sus flechas coincide en el punto de contacto.) De este modo, utilizando el concepto de los ciclos, tenemos una solucién definida en lugar de ocho. Con el concepto de los ciclos, Laguerre fund6 las bases de una elegante teoria. Ficura 6(b). Las ocho soluciones de Apolonio reunidas en un solo diagrama Nombres Nuevos para Conceptos Viejos 25 Otra variacién del circulo, introducida por el eminente mate- miatico norteamericano C. J. Keyser, es la que se obtiene tomando un circulo y quitandole un punto,’ Esto origina un cambio muy serio en el concepto. Keyser lo denomina un “patocirculo” (de cfirculo pa- tolégico) y lo ha utilizado en la discusién de la légica de los axiomas. Aun hemos hecho otra alteracién en el concepto de circulo, in- troduciendo con ello otra palabra y un nuevo diagrama. Témese un circulo y en lugar de quitarle un punto, destdquese uno de ellos como punto inicial. Esto se llamara un “reloj” y ha sido usado en Ja teoria de las funciones poligénicas. “Poligénica” es una palabra adop- tada recientemente en la teoria de las funciones complejas —allé por el afio 1927—. Existia ya una palabra importante “monogénica”, propiciada en el siglo xrx por el famoso matematico francés Augus- tin Cauchy y usada en la teoria clasica de las funciones. Se la em- plea para indicar funciones que tienen una sola derivada en un punto, como en el cAlculo diferencial. Pero la mayor parte de las funciones, en el dominio complejo, tienen un ntmero infinito de derivadas en un punto. Si una funcién no es monogénica jamas podré ser bigénica © trigénica. La derivada tiene, o bien un unico valor, o un namero infinito de valores —ser4 monogénica o poligénica, pero nunca inter- media. Monogénica, implica una variacién de crecimiento, poligénica, en cambio, muchas variaciones de crecimiento. La derivada com- pleta de una funcién poligénica est4 representada por una congruen- cia (un doble infinito) de relojes, todos ellos con distinto punto de origen, pero con la misma rapidez uniforme de rotacién. Seria inttil intentar dar una explicacién simplificada de estos conceptos. (El ne6fito tendré que ser indulgente con nosotros, en algunos breves in- tervalos como éste, en atencién al lector matematico mds experimen- tado.) EI paso ha sido relativamente dificil en el ultimo pArrafo y si al- gunas de las olas poligénicas lo han arrastrado al agua, le arrojare- mos un salvavidas hexagonal. Podemos pasar a considerar una palabra muy simple, que ha sido utilizada en la geometria elemental para designar cierta clase de hex4gono. La palabra sobre la cual deberé usted fijar su atencién es “parhex4gono”. Un hex4gono comin tiene seis lados arbitrarios. Un parhexdgono, por el contrario, es aquel he- xAgono particular en el cual un lado es a la vez igual y paralelo al lado opuesto (como en la Fig. 7). Ficura 7. El parhex4gono 26 Matemdticas e Imaginacién Si los lados opuestos de un cuadrilatero son iguales y paralelos se le llama paralelogramo. Con el mismo razonamiento que aplica- mos para la palabra parhexagono, podriamos haber Iamado “parcua- drilatero” a un paralelogramo. Damos a continuacién un ejemplo de un teorema sobre el parhexé- gono; témese un hex4gono irregular cualquiera, no necesariamente parhex4gono, ABCDEF. Trdcense las diagonales, AC, BD, CE, DF, EA y FB formando los seis triangulos, ABC, BCD, CDE, DEF, EFA y FAB. Determinense los seis centros de gravedad: A’,B’, C’,D’,E/y D Ficura 8. ABCDEF es un hex4gono irregular. A’B’C’D’E’F’ es un parhexagono F’de estos triéngulos. (El centro de gravedad de un tridngulo es el punto alrededor del cual el tri4ngulo quedaria en equilibrio si fuese una figura de cartén recortado y estuviese sustentada sdlo por ese punto, el que, por otra parte coincide con el punto de interseccién de Jas medianas. ) Tracense A’B’, B'C’,C'D’, D’E’, E’F’,y F’A’ nuevo hexagono interior A’B’C'D’E’F’ ser4 siempre un parhex4gono. La palabra radical, favorita convocatoria a las armas entre re- publicanos, demécratas, comunistas, socialistas, nazis, fascistas, trotskystas, etc., tiene un cardcter menos exhortatorio y belicoso en matematicas. En efecto, todos conocen su significado: es decir, raiz cuadrada, citbica, cuarta, quinta, etc. Combinando con ésta una pala- bra ya definida, podriamos decir que la extraccién de una raiz es la evolucién de un radical. La raiz cuadrada de 9 es 3; la raiz cuadrada de 10 es mayor que 3 y la m4s famosa, a la vez que la mas simple de todas las raices cuadradas, el primer ntmero inconmensurable des- cubierto por los griegos, la raiz cuadrada de 2, es 1,414... Hay también radicales compuestos — expresiones como: V7 + +/10- El simbolo de un radical no es la hoz y el martillo, sino un signo que data de hace tres o cuatro siglos y el concepto de radical mate- matico es atin més antiguo. El concepto de “hiperradical” o “ultra- tradical”, que significa algo superior a un radical, pero inferior a un trascendente, es de origen reciente. Tiene un simbolo especial que veremos a su tiempo. Antes debemos decir unas pocas palabras so- Nombres Nuevos para Conceptos Viejos 27 bre los radicales en general. Existen ciertos nimeros y funciones en matemAaticas que son bien comprendidos, Muchas ideas para las cua- Jes no hay representaciones concretas o diagramaticas son dificiles de explicar. La mayoria de las personas no pueden pensar sin palabras; es necesario, pues, darles una palabra y un simbolo para fijar su atencién. Caen dentro de esta categoria los términos hiperradical o ultrarradical para los cuales, hasta ahora, no ha habido ni palabras ni simbolos. Encontramos por primera vez estos ultrarradicales, no en la ciu- dad de México, sino al tratar de resolver ecuaciones de quinto grado. Los egipcios resolvieron las ecuaciones de primer grado hace quizA 4000 afios. Es decir, encontraron que la solucién de la ecuacién: ax +b=0, representada en geometria por una linea recta, es: x=, a La ecuacién de segundo grado: ax? + bx + c = 0 fue resuelta por los hindtes y los drabes con la formula: ba VEP — 4ac om a Las distintas secciones cénicas, el circulo, la elipse, la parabola y la hipérbola son las representaciones geométricas de las ecuaciones de segundo grado con dos variables. Luego, en el siglo xvi, los italianos resolvieron Jas ecuaciones de tercero y cuarto grados, obteniendo formulas extensas que involu- craban races ctibicas y cuadradas. De manera que, alla por el aiio 1550, pocos afios antes del nacimiento de Shakespeare, hab{an sido resueltas las ecuaciones de primero, segundo, tercero y cuarto grados. Hubo luego una pausa de 250 afios, porque los matematicos estaban luchando con la ecuacién de quinto grado, la “quintica general”. Fi- nalmente, en los comienzos del siglo xx, Ruffini y Abel demostraron que las ecuaciones de quinto grado no podian ser resueltas con radi- cales. La quintica general no es, pues, como la cuadrdtica, ctibica o bien bicuadratica general. Sin embargo, dicha ecuacion presenta un problema en Algebra que teéricamente puede ser resuelto mediante operaciones algebraicas. Sélo que estas operaciones son tan dificiles, que no pueden expresarse con los simbolos utilizados para los radica- les. Estos nuevos elementos superiores se denominan “ultrarradica- les” y también ellos tienen sus simbolos especiales (indicados en la Fig. 9). Combinando esos simbolos con los radicales podemos resolver ecuaciones de quinto grado. Por ejemplo, la solucién de: x° +x =a vo yp Ficura 9. Un retrato de dos ultrarradicales 28 Matemdticas e Imaginacién podria escribirse x = -Y@" ox = @. La utilidad del nombre y del simbolo especial es manifiesta. Sin ellos, la solucién de la ecuacién de quinto grado no podria expresarse en forma compacta. Nos permitiremos dar ahora algunos conceptos algo mas faciles que los que hasta aqui nos han ocupado. Estas ideas fueron expues- tas, hace algin tiempo, a un cierto numero de nifios de un jardin de nifios. Fue sorprendente comprobar cudén bien comprendieron todo lo que se les dijo, hasta el punto de que constituye realmente una razonable deduccién afirmar que a los nifios de un jardin de nifios pueden gustarles las disertaciones sobre matematicas para gra- duados, siempre que se les presenten en forma clara los conceptos. Estaba loviendo y se pregunté a los nifios cudntas gotas de Iluvia caerian sobre Nueva York. La respuesta m4s alta fue: 100. Nunca habjan contado més all de 100 y lo que querian significar, al usar dicho numero, era simplemente algo muy, muy grande —tan gran- de como ellos podian imaginarse—. Se les pregunté cudntas gotas de lluvia caian sobre la azotea, cudntas sobre la ciudad de Nueva York y cudntas sobre todo el estado de Nueva York en 24 horas. Pronto tuvieron una nocién de la magnitud de estos nimeros aun cuando no conocian los simbolos para representarlos. Al cabo de un rato estaban seguros de que el ntimero de gotas de agua era muchisimo mayor que cien. Se les pidié que pensaran en el numero de granos de arena de la playa de Coney Island y determinaron que el nime- ro de granos de arena y el de gotas de agua era aproximadamente el mismo. Pero lo importante es que los nifios se dieron cuenta de que el nimero era finito y no infinito. A este respecto demostraron su clara superioridad sobre muchos cientificos que hasta el dia de hoy usan la palabra infinito para indicar algin gran namero, como por ejemplo un billén de billones. Algo que dichos cientificos no comprenden, evidentemente, es que el contar es una operacién exacta.* Puede ser maravillosa, pero no hay nada misterioso ni incierto al respecto. Si usted cuenta algo, el resultado que obtendr4 ser4 perfecto o estard equivocado, no existe término medio. Es lo mismo que alcanzar el tren. O lo alcanza 0 lo pierde y si lo pierde por una fraccién de segundo es lo mismo que si hubiese llegado a la estacién una semana después de la salida del tren. Hay una famosa cita que ilustra esto: “Cudnto se gana con un poco mds y lcudnto se pierde con un poco menos!” Un mimero grande es grande, pero es definido y es finito, Por supuesto que en la poesia el finito termina alrededor de 3 000; cual- * Nadie afirmarfa que 141 es “casi igual a 2” Esto es tan disparatado como decir gue un billén de billones no es un néimero finito, simplemente porque es grande. Cual- guicr niimero que puede ser nombrado 0 concebido en término de niimeros enteros, es finito, Infinito significa algo completamente diferente, como lo veremos en el capitulo sobre el googol. Nombres Nuevos para Conceptos Viejos 29 quier nimero mayor es infinito. En muchos poemas, el poeta hablaré del nimero infinito de estrellas, pero si alguna vez hubo una hipér- bole, ésta lo es, ya que nadie, ni siquiera el poeta, ha visto alguna vez mas de 3 000 estrellas en una noche clara, sin el auxilio de un telescopio. Para los hotentotes el infinito comienza en tres.t Pregintele a un hotentote cudntas vacas posee y si tiene mds de tres respondera “muchas”. El numero de gotas de Iluvia que caen sobre Nueva York es también “muchas”. Es un ntmero finito grande, pero no en modo alguno, cercano al infinito. Pues bien, he aqui el nombre de un ntimero muy grande: Goo- gol.* Mucha gente diria: “Un googol es tan grande que usted no puede nombrarlo o hablar de él, es tan grande que es infinito”. Por lo tanto, hablaremos de él, explicando exactamente qué es y demos- trando que pertenece a la mismisima familia que el numero 1. Un googol es el numero que uno de los nifios del jardin de nifios escribié en el pizarrén: 10000000000000000000000000000000000000000000000000000000 000000000000000000000000000000000000000000000 La definicion de un googol es: un 1 seguido de cien ceros. Se resol- vié, después de cuidadosas investigaciones matematicas en el jardin de nifios, que el ntimero de gotas de Iluvia que cafan en Nueva York, en el término de 24 horas o en un ajfio o aun en un siglo, es mucho menor que un googol. En realidad, el googol es un nimero mas grande que los mayores nimeros usados en fisica o en astronomia. Todos estos nimeros requieren menos de cien ceros. Si bien es cierto que conocimientos como éste son, por supuesto, asequibles a todo el mundo, parecen constituir, sin embargo, un gran secreto en mu- chos sectores cientificos. Una publicacién cientifica muy distinguida, aparecié con la reve- lacién de que el ntimero de cristales de nieve necesarios para format la era glacial era un billén a la billonésima potencia. Esto es muy sorprendente, y también muy tonto: Un billn a la billonésima po- tencia, se escribe asi:** 1000000000 100900000, Una apreciacién mds razonable y un numero algo mas pequeiio, habria sido 10°. En efecto, se ha estimado que si el universo entero, que usted admitira que es un poquito mas grande que la tierra, estu- viese Ileno de protones y electrones, de manera que no quedase espa- cio libre, el numero total de protones y electrones seria 10*° (es + Aunque con toda justicia debe sefialarse que algunas de las tribus del Congo Belga pueden contar hasta un millén y atin més. * No tiene nada que ver, ni siquiera aproximadamente, con un autor Tuso. ** Sabido es que, en algunos pafses, se llama billén a mil millones, y no a un mi én de millones, como se hace entre nosotros. (N. del T.) 30 Mateméticas e Imaginacién decir un 1 seguido de 110 ceros). Desgraciadamente, tan pronto como la gente habla de nameros grandes, pierde la chaveta. Parecen hallarse bajo la impresién de que, ya que cero es igual a nada, pueden agregar a un ntmero tantos ceros como les plazca sin que ello traiga consecuencias serias. Tendremos que ser un poco mas cuidadosos, pues, al hablar de ntimeros grandes. Volviendo a Coney Island, el numero de granos de arena de su playa es aproximadamente igual a 10°, 0, en forma mas descriptiva: 100000000000000000000. Este es un nimero grande, aunque no tan- to como el mencionado por la divorciada, en un reciente juicio de divorcio, que habia telefoneado que amaba a su esposo “un millén de bill6n de billén y ocho veces la vuelta al mundo”. Era el mayor numero que ella podia concebir y demuestra qué clase de cosas pue- den incubarse en un nido de amor. Si bien la gente habla mucho, la produccién total de palabras, desde el comienzo de la charla, hasta la fecha, incluyendo toda el habla de los nifios, los cantos de amor y los debates del congreso, totaliza aproximadamente 10". Es decir diez mil billones. Contraria- mente a la creencia popular, éste es un ntimero mayor de palabras que el que se habla, en promedio, en el “bridge” de la tarde. Mucha de la veneracién hacia la autoridad de la palabra impresa se desvaneceria si uno fuese a calcular el numero de palabras que se han impreso desde que aparecié la Biblia de Gutenberg. Fs un ntimero algo mayor que 10". Una reciente y popular novela histérica, es la responsable de la impresién de varios cientos de billones de palabras. El mayor numero visto en las finanzas (aunque se estan estruc- turando nuevas marcas) representa la cantidad de dinero en circula- cién en Alemania en el punto dlgido de Ja inflacién. Era menor que un googol, simplemente: 496,585,346,000,000,000,000 Un distinguido economista responde por la exactitud de esta cifra. El nimero de marcos en circulacién era casi igual al namero de gra- nos de arena de la playa de Coney Island. El promedio del ntimero de dtomos de ox{geno contenidos en un dedal es muchisimo mayor. Estaria representado quiza por 10000000 00000000000000000000. El numero de electrones, cuyo tamafio es muchisimo ms pequeiio que el de los 4tomos, es mucho més grande. El ntimero de electrones que pasan a través del filamento de una lampara eléctrica comin, de cincuenta watts, en el término de un minuto, iguala al numero de gotas de agua que caen por las catara- tas del Niagara en un siglo. Uno podria también calcular el numero de electrones contenidos, no s6lo en una habitaci6n, sino en toda la Tierra y fuera de ella, en las estrellas, en la Via Lactea y en todas las nebulosas. La razon Nombres Nuevos para Conceptos Viejos 31 que nos guia al dar todos estos ejemplos de nameros muy grandes es destacar el hecho de que, por muy grande que sea el conjunto a contarse, un numero finito bastar4, Tendremos ocasién de referirnos, mas adelante, a conjuntos infinitos, pero aquellos que se encuentran en la naturaleza, si bien a veces son muy grandes, son todos, por cierto, finitos, Un celebrado hombre de ciencia afirmé recientemente, con toda seriedad, que crefa que el niimero de poros (por los cuales respiran las hojas) de todas las hojas, de todos los arboles en todo el mundo, seria, sin duda alguna, infinito. Es innecesario decir que no era un ma- temAtico. El nimero de electrones de una sola hoja es muchisimo mayor que el numero de poros de todas las hojas de todos los Arboles de todo el mundo, y sin embargo, el numero total de electrones, en el universo entero, puede determinarse por medio de la fisica de Einstein. Es muchisimo menor que un googol —quizd un 1 seguido de 79 ceros, 10°, de acuerdo a lo calculado por Eddington. Palabras de sabiduria pronuncian los nifies, por lo menos tan a menudo como los hombres de ciencia. El nombre “googol” fue inven- tado por un nifio (sobrino del Dr. Kasner, de nueve afios de edad), a quien se le pidié que propusiera un nombre para un numero muy gran- de, a saber: un 1 seguido de cien ceros. Estaba muy seguro de que este numero no era infinito y, por lo tanto, igualmente en lo cierto de que tenfa que tener un nombre. Al mismo tiempo que indicé la palabra “googol”, sugirié el nombre para otro numero atin mayor: “Googol- plex”. Un googolplex es mucho mayor que un googol, pero contintia siendo finito, como se apresuré a sefialar el inventor de su nombre. Primero se sugirié que un googolplex seria un 1 seguido por tantos ceros que uno se cansase de escribirlos. Esto es una descripcién de lo que sucederia si uno tratara realmente de escribir un googolplex, pero las distintas personas se cansan en tiempos diferentes y no con- siderarfamos a Carnera* mejor matematico que al Dr. Einstein, sen- cillamente porque tiene més resistencia. El googolplex es, pues, un numero finito determinado, formado por tantos ceros después de la unidad, que el namero de ceros sea igual a un googol. Un googolplex es muchisimo mayor que un googol, muchisimo mayor aan que un googol de veces un googol. Un googol de veces un googol seria un 1 seguido de doscientos ceros, mientras que un googolplex es un 1 con un googol de ceros. Usted podr4 formarse alguna idea de la magni- tud de este numero grandisimo, pero finito, por el hecho de que no habria lugar suficiente para escribirlo si usted se dirigiese a la es- trella ms lejana, recorriendo todas las nebulosas y poniendo ceros en cada pulgada de camino. Cuesta creer que un nimero tan grande pudiera tener realmente aplicacién alguna vez, pero quien asi pensara no seria matematico. Un numero de la magnitud del googolplex podria tener un uso real * Se hace referencia a un famoso boxeador. (N. del R.) ‘32 Mateméticas e Imaginacién en problemas de combinaciones. El tipo de problema en el cual podria aparecer cientificamente seria el siguiente: Considere que este libro est4 compuesto de carbono, nitrégeno y otros elementos. La respuesta a la pregunta: ,Cudntos dtomos hay en este libro? seria, por cierto, un numero finito, menor atm que un googol. Ahora imaginese que el libro est4 suspendido por un cordel cuyo otro extremo usted sos- tiene. ,Cudnto tiempo sera necesario esperar antes de que el libro salte hasta su mano? zConcibe usted que ello pueda suceder alguna vez? Una respuesta seria: “No, eso jams ocurrira, a menos que intervenga alguna fuerza exterior”. Pero eso no es correcto. La con- testacién correcta es que eso suceder4, casi con certeza,en algun tiem- po, antes de que transcurra un googolplex de afios —quiza mafiana. La explicacién de esta respuesta podemos hallarla en la quimica- fisica; la mecdnica estadistica, la teoria cinética de los gases y la teoria de la probabilidad. No podemos desarrollar todos estos temas en unas pocas lineas, pero lo intentaremos. Las moléculas estan en perpetuo movimiento. El reposo absoluto de las moléculas implicaria cero gradvs de temperatura absoluta y esta temperatura no sdlo no existe, sino que es imposible de obtener. Todas las moléculas del aire circundante bombardean el libro. Por ahora el bombardeo desde arriba y desde abajo es aproximadamente el mismo y la gravedad ejerce también su accién sobre el libro. Es necesario, pues, esperar el momento favorable en el que un enorme nimero de moléculas bombardee el libro por debajo y muy pocas por encima. La gravedad sera entonces vencida y el libro se levantar4. Seria algo similar al efecto conocido en fisica como movimiento browniano, que describe el comportamiento de las pequefias particulas en un liquido, que danzan por todos lados debido al impacto de las moléculas. Seria and- logo al movimiento browniano en una inmensa escala. Pero la probabilidad de que esto suceda en un futuro préximo o en cualquier ocasién determinada que podamos mencionar, est4 com- prendida entre En otras palabras, para estar bas- googol ¥ googolplex” tante seguros de que el libro se elevaria, tendriamos que esperar entre 1 googol y 1 googolplex de afios. Cuando se hacen trabajos de investigacién sobre electrones 0 sobre problemas de andlisis combinatorio, como el del libro, necesi- tamos niimeros mayores que los usados cominmente. Por esta razon, nombres como googol y googolplex, aunque parezcan simples bromas, tienen un valor real. Sus nombres contribuyen a fijar en nuestras mentes el hecho de que todavia estamos tratando con ntmeros fini- tos. Repetimos: un googol es 10°; un googolplex es 10 elevado a la potencia googol, el cual podemos escribir asi: 101 = 1Qeeve! Hemos visto que el ntimero de afios que habria que esperar para ver el milagro del libro levantandose, seria menor que un googolplex. En ese nimero de aiios la Tierra bien podria convertirse en un pla- Nombres Nuevos para Conceptos Viejos 33 neta frio y muerto como la Luna, o quiz4 deshacerse en una cantidad de meteoros y cometas. El verdadero milagro no sera que el libro se eleve, pero si, que con la ayuda de las matemAticas podremos pro- yectarnos en el futuro y pronosticar, con exactitud, cudndo probable- mente se elevar4; es decir, algin dia comprendido entre hoy y el afio googolplex. soe ® Hemos mencionado unos cuantos nombres completamente nue- vos en matemadticas —-nombres nuevos para conceptos viejos y nuevos. Existe atin otro nuevo nombre que es conveniente citar antes de concluir. E] popular relator cientifico Watson Davis nos ha dado la palabra “Matescopio”. Con el auxilio de los magnificos microscopios y telescopios mo- demos, el hombre, equidistante entre las estrellas y los 4tomos se ha aproximado un tanto a ambos. El matescopio no es un instrumento fisico, es un instrumento puramente intelectual: la visién, siempre creciente, que las matemAticas proporcionan de ese pais de hadas que queda mas allé de la intuicién y de la imaginacién. Los matematicos, a diferencia de los filésofos, nada dicen acerca de la verdad final, pero pacientemente, como los constructores de los grandes micros- copios y telescopios, pulen sus lentes. En este libro le haremos ver a usted a través de los lentes mds nuevos y mas poderosos que los matematicos han pulimentado. ;Prepdrese, pues, para contemplar visiones extrafias a través del matescopio! NOTAS DE ESTE CAPITULO 4 Véase el Capitulo sobre Pr. Pag. 22. 2 Véase el Capitulo sobre Cambio y Mutabilidad. Seccién sobre Curvas Patolégicas. Pag. 22. 2 N. B. Este es un diagrama que el lector tendré que imaginar, pues escapa a la capaci- dad de todo impresor el trazar un circule al que se le ha supnmido un punto. Como el punto carece de dimensiones, nunca seria echado do menos. De abf que un cfrculo al que Ie falte un punto sea puramente conceptual, constituyendo por lo tonto una idea que no puede representarse grificamente. Pag. 25. Capitulo 1 Mas Alla del Googol Sino esperdis lo inesperado, no lo encontraréis; puesto que es penoso descubrirlo y, ademés, dificil. HeERAcuiro La matematica bien puede ser una ciencia de proposiciones de rigurosa légica en forma canonica precisa, pero, en sus innumerables aplicaciones, sirve tanto de instrumento como de lenguaje, el de la descripcién, del ntimero y de la magnitud. Describen, con economia y elegancia, las érbitas elipticas de los planetas tan facilmente como la forma y las dimensiones de esta pagina o la superficie de un mai- zal. La danza giratoria del electrén no puede ser vista por nadie; los mAs poderosos telescopios sélo pueden descubrir una escasa parte de las distintas estrellas y de los frios y alejados rincones del espacio. Pero con ayuda de las matematicas y de la imaginacién, lo muy pequefio y lo muy grande —todo, puede ser trafdo al dominio del hombre. Contar es hablar el idioma de los nimeros. Contar hasta un googol o solamente hasta diez, es parte del mismo proceso; el googol es simplemente mas dificil de pronunciar. Lo esencial es compren- der que el googol y diez son parientes, como las estrellas gigantes y los electrones. La aritmética —este lenguaje para contar— empa- renta a todo el mundo, tanto en el espacio como en el tiempo. Para entender el significado y la importancia de las matematicas, para apreciar su belleza y su valor, debe comprenderse, ante todo, Ja aritmética, pues, en su mayor parte, desde sus comienzos, las ma- tematicas han sido aritmética con atavios sencillos 0 complicados. La aritmética ha sido la reina y la criada de las ciencias desde los dias de los astrdlogos de Caldea y los sumos sacerdotes de Egipto hasta la época actual de la relatividad, los quanta y la maquina de calcular. Los historiadores pueden discutir acerca del significado de los antiguos papiros, los tedlogos pueden argumentar sobre la exégesis de las Escrituras, los filésofos pueden deliberar sobre la doctrina pita- Qorica, pero todos ellos convendran en que los ntimeros que aparecen 36 Mateméticas e Imaginacién en los papiros, en las Escrituras y en las obras de Pitagoras, son los mismos niimeros que se usan hoy. Como aritmética, las matemati- cas han ayudado al hombre a formular horéscopos, a hacer calen- darios, a pronosticar las crecientes del Nilo, a medir terrenos y la altura de las pirdmides, a medir la rapidez de una piedra cayendo desde lo alto de una torre en Pisa y la rapidez de una manzana que cae de un drbol en Woolsthorpe, a pesar las estrellas y los 4tomos, a marcar el transcurso del tiempo y a hallar la curvatura del espacio, Y aunque el cAlculo, la teoria de la probabilidad, el Algebra matri- cial y la ciencia del infinito también son matematicas, éstas siguen siendo aun el arte de contar. 4. Cualquiera que lea este libro sabe contar, y sin embargo, zqué es contar? Las definiciones de los diccionarios son casi tan ttiles como la que da el de Johnson para una red diciendo: “Una serie de intersticios reticulados”. Aprender a comparar es aprender a contar. Los nimeros vienen mucho después, constituyen un artificio, una abstraccién. Contar, y comparar son casi tan naturales al hombre como sus dedos. Sin la facultad de comparar y sin los dedos, es dificil que hubiese Ilegado a los nimeros. Quien nada sabe de los métodos formales para contar, esta toda- via capacitado para comparar dos clases de objetos y determinar cul es la mayor y cual es la menor. Sin saber nada acerca de los nime- ros uno puede determinar si dos clases tienen el mismo ntimero de elementos; por ejemplo (salvo accidentes anteriores), es f4cil demos- trar que tenemos el mismo nimero de dedos en cada mano con sélo equiparar dedo con dedo de cada una de ellas. Para describir el proceso de equiparar, sobre el que se basa el de contar, los matematicos emplean un nombre pintoresco. Lo laman: establecer una “correspondencia reciproca uno-a-uno” entre clases. En realidad, eso es todo lo que constituye el arte de contar, tal como Jo practican los pueblos primitivos, nosotros o Einstein. Con unos pocos ejemplos lo aclararemos. En un pais de monégamos no es necesario contar los esposos y las esposas a fin de averiguar el nimero de personas casadas. Si se tienen en cuenta los pocos solteros libertinos que no acatan la costumbre o las leyes, es suficiente contar ya sea los esposos o las esposas. Hay precisamente tantos en una clase como en la otra. La correspondencia entre las dos clases es uno-a-uno. Pero existen ejemplos mas ttiles. Muchas personas estan reuni- das en un gran salén y hay que darles asiento a todas. El problema es éste: hay sillas suficientes, que alcancen para todos? Seria un trabajo contar las personas y las sillas, y en este caso, un trabajo inne- cesario. En el jardin de nifios éstos practican un juego llamado ‘Yendo a Jerusalén”; en un cuarto leno de nifios y sillas hay siempre Més Allé del Googol 37 una silla menos que el ntmero de nifios. A una sefial dada, cada nifio corre a ocupar una silla. El que queda de pie es “eliminado”. Se quita entonces una silla y el juego contintia. Aqui estd la solucién para nuestro problema, pues sélo es necesario pedir a todas las perso- nas que se encuentran en el salén que tomen asiento. Si todos se sientan y no quedan sillas desocupadas, es evidente que hay tantas sillas como personas. En otras palabras, sin conocer en realidad el na- mero de sillas o personas, uno sabe que el numero de ambas es el mismo. Las dos clases —sillas y personas— son, como se ha visto, iguales en numero debido a una correspondencia uno-a-uno. A cada persona le corresponde una silla, y reciprocamente a cada silla, le co- rresponde una persona. Al contar cualquier clase de objetos, éste es el tnico método que se emplea. Una clase contiene las cosas que deben ser contadas; Ja otra clase esté siempre a mano. Es la clase de los numeros enteros ‘© “ntimeros naturales” los que, por conveniencia, consideramos que aparecen ordenados de la manera siguiente: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7.... Equiparando, en una correspondencia uno-a-uno, los elementos de la primera clase con los ntimeros enteros, experimentamos un fend- meno que, no por lo comtn, deja de ser menos maravilloso —el ulti- mo niimero entero necesario para completar las parejas indica cudn- tos elementos hay. see Para aclarar Ja idea de contar partimos de la suposicién, sin garantia alguna de que el concepto de ntimero fue comprendido por todo el mundo. El concepto de ntimero puede parecer intuitiva- mente claro, pero no obstante ello, se requiere una definicién precisa. Si bien la definicién puede parecer peor que la enfermedad, no es tan dificil como parece a primera vista. Léala cuidadosamente y vera que es, al mismo tiempo, explicita y econémica. Dada una clase C, que contiene ciertos elementos, es posible encontrar otras clases, tales que los elementos de cada una de ellas puedan ser equiparados uno a uno con los elementos de C. (Cada una de estas clases es asi llamada “equivalente a C”.) Todas estas clases, incluyendo a C, cualquiera que sea el caracter de sus elemen- tos, participan de una propiedad comin: todas ellas tienen el mismo numero cardinal, que se denomina nimero cardinal de la clase C.* Entonces, el nimero cardinal de la clase C es el simbolo que representa el conjunto de todas las clases que pueden ponerse en correspondencia de uno-a-uno con C. Por ejemplo, el ntimero 5 es simplemente el nombre, o simbolo, asignado al conjunto de todas las clases, cada una de las cuales puede ponerse en correspondencia uno-a-uno con los dedos de una mano. De aqui en adelante podemos referirnos sin ambigiiedad al nt- mero de elementos de una clase como al numero cardinal de dicha clase, o mas brevemente, como “su cardinalidad”. La pregunta: 38 Mateméticas e Imaginacién “,Cuédntas letras hay en Ja palabra matemdticas?” es igual a la pre- gunta: “,Cudl es la cardinalidad de la clase cuyos elementos son las letras que forman la palabra matemdticas?” Empleando el método de correspondencia uno-a-uno, el siguiente dispositivo grafico contesta Ja pregunta e ilustra el método: M AT EM AT ICA 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 1 Es evidente ahora que este método no es ni extrafio ni misterioso; no fue inventado por los matematicos para hacer que algo natural y facil parezca antinatural y dificil. Es el método empleado cuando contamos nuestras monedas o nuestros pollos, es el método apropia- do para contar cualquier clase, no importa qué tan grande, desde diez hasta un googolplex —y més allA. Pronto nos referiremos al “mas all4” cuando volvamos a ocupar- nos de las clases que no son finitas. En realidad trataremos de medir nuestra clase para medir —los nimeros enteros. Por lo tanto, debe comprenderse a fondo la correspondencia uno-a-uno, pues nos aguar- da una revelacién sorprendente: unas clases infinitas también pue- den contarse y por los mismisimos medios. Pero antes de intentar contarlas practiquemos con algunos nimeros muy grandes —gran- des, pero no infinitos. on se ® “Googol” ha sido incorporado ya a nuestro vocabulario. Es un miimero grande —un 1 seguido de cien ceros. Pero mayor atin es el googolplex: un 1 seguido de un googol de ceros. La mayor parte de los ntimeros que se encuentran en la descripcién de la naturaleza son mucho mas pequefios, aunque algunos pocos son mayores. En la ciencia moderna suelen aparecer nimeros enormes. Sir Arthur Eddington sostiene que hay, no aproximadamente sino exac- tamente, 136 - 2° protones,* e igual numero de electrones en el universo. Aunque no es facil imaginarselo, este ntimero, como simbo- Jo escrito en el papel, ocupa poco lugar. Ni siquiera es tan grande como el googol y queda completamente empequefiecido ante el googol- Plex. Sin embargo, el ntimero de Eddington, el googol y el googolplex, son finitos. Un verdadero gigante es el ntimero de Skewes; mucho mayor atin utter ng atrmation, Gualauera sue tenga ane Se aes eng one, teria para Jus ur. Pero, ¢quién puede ser el juez? He aqu{ el nimero exacto, sogin sostiene, hasta Ia Ja Gltima cifra: 15.747.724.136.275.002.577.605.653.961.181.555.468. - te Aiken lfra: 25.747 724. 155 468,044.717.914,527.116.709.366, Més AUé del Googol 39 que el googolplex. Sirve para indicar la distribucién de los nuimeros primos? y se escribe asi: tow” O, por ejemplo, el namero total de jugadas posibles en un juego de ajedrez, que es: 10% Y hablando de ajedrez, como lo sefialé el eminente matematico inglés G. H. Hardy, si imaginamos al universo entero como un tablero de ajedrez, a los protones que hay en él como piezas de dicho juego y si convenimos en llamar una “jugada”, en este juego césmico, a cualquier intercambio en la posicién de dos protones, el numero total de jugadas posibles, por una extraordinaria coincidencia, seria el niimero de Skewes: 19" No hay duda que la mayoria de la gente cree que dichos nimeros forman parte del maravilloso progreso de la ciencia y que hace unas pocas generaciones, para no hablar de siglos atras, nadie podria haberlos concebido, ni en suefios, ni con la imaginacién. Hay en ello algo de verdad. Por una parte, los antiguos y engorro- sos métodos de notacién matematica hacian muy dificil, cuando no realmente imposible, la escritura de grandes numeros. Por otra parte, el ciudadano término medio de hoy encuentra semejantes sumas it mensas como representaciones de gastos en armamentos y en las dis- tancias estelares, de manera que esta completamente familiarizado e inmunizado con los grandes ntimeros. Pero habia gente inteligente en la antigiiedad. Los poetas de toda época podran haber cantado a las estrellas como infinitas en numero, cuando todas las que alcanzaban a ver eran, acaso, tres mil. Sin embargo, a Arquimedes no lo desconcertaba un numero grande como un googol o atin mayor. Lo dice en un pasaje de introduccién a su obra El contador de arena, verificando que un numero no es infinito por el solo hecho de ser enorme. “Hay algunos, Rey Gelon, que piensan que el nimero de granos “de arena es infinito en multitud y yo me refiero a la arena que existe, “no sélo en las proximidades de Siracusa y en el resto de Sicilia, sino “también a la que se encuentra en otras regiones, ya sean habitadas “ono. Por otra parte, hay algunos que, sin considerarlo como infinito, “piensan que atin no se ha fijado un numero lo suficientemente gran- “de como para exceder su multitud. Y es claro que aquellos que sos- “tienen este punto de vista, se imaginasen una masa formada por “arena, tan grande como la masa de la tierra, incluyendo en ella 40 Mateméticas e Imaginacién “todos los mares y las depresiones, llenos hasta una altura igual a la “de la montafia més alta, tendrian todavia mayores dificultades para “reconocer que podria expresarse algiin ntimero, lo suficientemente “grande, como para exceder la multitud de la arena asi tomada. Pero “trataré de probar mediante demostraciones geométricas que usted “podra seguir, que, de los nimeros nombrados por mi e indicados “en la obra que envié a Zeuxippus, algunos exceden, no sélo el nd- “mero de la masa de arena igual en magnitud a la tierra rellenada “en la forma descrita, sino también la de una masa igual en mag- “nitud al universo”. Los griegos tenfan ideas muy definidas acerca del infinito. Asi como les estamos reconocidos por muchos de nuestros juicios y de nuestra ciencia, asi también les debemos muchas de nuestras sofis- ticaciones con respecto al infinito. En realidad, si hubiéramos con- servado siempre la claridad de su vision, no habrian surgido jamas muchos de los problemas y paradojas relacionados con el infinito. Ante todo, debemos darnos cuenta que, “muy grande” e “infinito”, son completamente distintos.* Usando el método de la corresponden- cia uno a uno, los protones y los electrones del universo pueden con- tarse, tedricamente, con la misma facilidad que los botones del cha- Jeco. Suficientes y mds que suficientes para esta tarea o para la ta- rea de contar cualquier coleccién finita son los nimeros enteros. Pero medir la totalidad de los ntimeros enteros es otro problema. La medicién de esta clase exige un elevado punto de vista. Ademds de ser, como lo pensé el matematico alem4n Kronecker, la obra de Dios, que requiere valor para apreciarla, la clase de los ntimeros enteros es infinita —lo cual es muchisimo ms inconveniente. jEs mas que herejia, pretender medir nuestra propia, interminable vara de me- ir! ee 8 Los problemas del infinito han desafiado 1a mente del hombre y han encendido su imaginacién como ningtn otro problema en la historia del pensamiento humano. E] infinito nos parece, a un mis- mo tiempo, tan extrafio como familiar. Algunas veces mas alla de nuestra comprensién, y otras veces natural y facil de entender. Al conquistarlo, el hombre rompié las cadenas que lo aprisionaban a la Tierra, Para esta conquista se requirieron todas sus facultades: su capacidad de raciocinio, su fantasia poética y su afén de saber. Establecer la ciencia del infinito implica el principio de la in- duccién matemdtica. Este principio afirma el poder del raciocinio por recurrencia o repeticién. Simboliza casi todo el pensamiento matemftico, todo lo que hacemos cuando construimos agregados No hay un punto donde lo muy grande comience a confundirse con el infinite, Usted Puce escribir un nGmero tan grande como le plazca, no estar mis cerca del Snfintio que et nimero nGimero 7. Asegdrese que usted entiende muy claramente esta distincién y habré dominado muchas de Jas sutilezas del transfinito. Més Allé del Googol 41 complejos partiendo de elementos simples. Es, como lo destacé Poin- caré, “a la vez necesaria al matemitico e irreductible a la légica”. El enunciado del principio es: “Si una propiedad es cierta para el numero uno y si demostramos que es verdadera para n+ 1,* con tal que lo sea también para n, sera verdadera para la totalidad de los ntimeros enteros.” La induccién matemAtica no deriva de la ex- periencia, sino que mas bien constituye una propiedad de la mente, intuitiva, inherente y casi instintiva: “Lo que hemos hecho una vez lo podemos hacer nuevamente”. Si podemos formar ntmeros hasta diez, hasta un mill6n, hasta un googol, legamos a la conclusién de que no hay barrera, de que no hay fin. Convencidos de esto, no necesitamos proseguir eterna- mente, la mente llega a comprender lo que nunca ha experimentado: el infinito mismo. Sin ninguna sensacién de discontinuidad, sin transgredir los cdnories de la légica, el matematico y el filésofo han tendido un puente sobre el golfo que separa lo finito de lo infinito. Las matematicas del infinito constituyen una confirmacién completa del poder innato de razonar por recurrencia. En la acepcién en que “infinito” significa “sin fin, sin limites”, sencillamente “no finito”, probablemente todo el mundo comprende su significado. No surge dificultad alguna donde no se requiere una definicién precisa. Sin embargo, a pesar del famoso epigrama que dice que la matemAtica es la ciencia en la cual no sabemos de qué estamos hablando, por lo menos tendremos que ponernos de acuerdo para hablar sobre lo mismo. Evidentemente, aun personas dotadas de temple cientifico pueden argiiir amargamente, hasta el punto de la mutua difamaci6n, sobre temds que van desde el marxismo y el materialismo dialéctico hasta la teoria de los grupos y el principio de incertidumbre, s6lo para descubrir, al acercarse al agotamiento y al colapso, que se encuentran del mismo lado del cerco. Tales argu- mentos son generalmente el resultado de una terminologia incierta; suponer que todo el mundo esta familiarizado con la definicién ma- temdtica precisa de “infinito” equivale a construir una nueva Torre de Babel. Antes de intentar dar una definicién, hariamos bien en mirar hacia atras y ver como los matematicos y filésofos de otras épocas trataron el mismo problema. El infinito tiene un doble aspecto: el infinitamente grande y el infinitamente pequefio. Repetidos argumentos y demostraciones, de fuerza aparentemente convincente, fueron propuestos, descarta- dos y una vez més resucitados para probar o negar su existencia. Pocos de esos argumentos fueron rebatidos alguna vez, cada uno fue enterrado bajo una avalancha de otros. El feliz resultado de esto fue que el problema nunca se aclar6.** * Donde n es cualquier ndmero entero, positive. ** Nadie ha escrito més brillante ¢ ingeniosamente a la vez sobre este tema que Bert. rand Russell. Véase particularmente sus ensayos en el volumen Mysticism and Logic. 42 Mateméticas e Imaginacién * La lucha, que comenzé en la antigiiedad con Jas paradojas de Zenon, jamas ha cesado. Los puntos dudosos, fueron discutidos con un fervor digno de los primeros martires cristianos, pero sin una dé- cima parte del cacumen de los tedlogos de la Edad Media. Hoy en dja algunos matematicos opinan que el infinito ha sido reducido a un estado de vasallaje. Otros estan todavia pregunténdose qué es. Los rompecabezas de Zenén pueden contribuir a enfocar me- jor el problema. Zenén de Elea, como se recordar4, dijo algunas cosas inquietantes sobre el movimiento al referirse a una flecha, a Aquiles y a la tortuga. Esta extrafia asociacién fue empleada en defensa del principio de la filosofia eledtica, de que todo movimiento es una ilusién. Algunos, probablemente “criticos contrariados”, han sugerido que “Zenén mismo no se lo tomaba en serio cuando propuso sus rompecabezas”. Prescindiendo del motivo de los mismos, baste decir que son desmesuradamente sutiles y, quiza por eso, desafian atm hoy toda solucién.t Una paradoja —la Dicotomia— afirma que es imposible reco- rrer una distancia dada. He aqui el argumento: primero, debe re- correrse la mitad de la distancia; luego, la mitad de la distancia restante; luego, otra vez, la mitad de la que queda y asi sucesiva- mente. jSe deduce que siempre queda alguna parte de la distancia a recorrer y, por lo tanto, el movimiento es imposible! Una solu- o + $ GR Ficura 10 cién de esta paradoja muestra que: las distancias sucesivas a reco- rrer forman una serie geométrica infinita: ee : atatetistaat cada uno de cuyos términos es la mitad del que le precede, Aunque esta serie tiene un infinito numero de términos, su suma es finita e igual a 1. En esto, se dice, radica el defecto de la Dicotomia. Zenén supuso que cualquier totalidad, compuesta de un numero infinito de partes debe, en sf misma, ser infinita, mientras que, como lo indudable que se han dado para las paradojas diversas explicaciones. En ditimo andlisis, 1as explicaciones de los acertijos se basan en la interpretacién de. los funda mentos'de las mateméticas. Mateméticos como Brouwer, que descartan el infinito, no aceptarin, probablemente, ninguna de las soluciones dadas. ‘Més Allé del Googol 43 acabamos de ver, un infinito n@mero de elementos forman la tota- lidad finita — 1. La paradoja de la tortuga establece que Aquiles, corriendo para alcanzar la tortuga, debe llegar primero al lugar de donde ella par- tié —pero la tortuga ya ha salido. Esta comedia se repite, sin em- bargo, indefinidamente. A medida que Aquiles llega a cada nuevo punto de su carrera, la tortuga, que habia estado alli, ya lo ha aban- donado. A Aquiles le resulta tan improbable alcanzarla, como a un jimete que va en un carrusel al jinete que va adelante. Finalmente, la flecha en vuelo debe estar moviéndose en todo instante de tiempo. Pero a cada instante debe estar en algiin lugar del espacio. Sin embargo, si la flecha debe estar siempre en algin sitio, no puede, en cada instante, estar también en transito, pues estar en transito equivale a estar en ninguna parte. Aristételes y otros santos menores, en casi todas las épocas, tra- taron de destruir estas paradojas, pero no lo hicieron muy habil- mente. Tres profesores alemanes triunfaron donde los santos habian fracasado. A fines del siglo xrx, parecia que Bolzano, Weierstrass y Cantor habian dejado tranquilo al infinito, asi como a las paradojas de Zenén. El método moderno de tratar las paradojas no consiste en des- cartarlas como simples sofismas indignos de merecer seria aten- cién. La historia de las matemAticas, en efecto, refiere una rehabi- litacién poética de la actitud de Zenén. Bertrand Russell ha dicho que Zen6n fue “una notable victima de la falta de juicio de la pos- teridad”. Esa injusticia ha sido reparada. Al ocuparse de lo infini- tamente pequefio, Weierstrass demostré que la flecha en movimien- to estd, realmente, siempre en reposo y que nosotros vivimos en el mundo inalterable de Zenén. La obra de Georg Cantor, como pronto veremos, demostré que si creemos que Aquiles puede alcan- zar a la tortuga, debemos estar preparados para admitir una para- doja atin mayor que todas las que Zenén jamds pudo haber con- cebido: jEL TODO NO ES MAYOR QUE MUCHAS DE SUS PARTES! Lo infinitamente pequefio habia sido un engorro durante mas de dos mil afios. Aun en las mejores circunstancias, las innumerables opiniones que provocé merecieron el lacénico veredicto de los tribu- nales escoceses: “No probado.” Hasta que aparecié Weierstrass, el Progreso total fue una confirmacién del argumento de Zenén con- tra el movimiento, Hasta las bromas eran mejores. Segiin Carlyle, Leibniz cometié el error de tratar de explicar a una reina —Sofia Carlota de Prusia— el c4lculo infinitesimal. Ella le manifesté que la conducta de sus cortesanos la habia familiarizado tanto con lo infinitamente pequefio, que no necesitaba un preceptor matemAtico para que se lo explicara. 44 Mateméticas e Imaginacién Pero los filésofos y los matematicos, segin Russell, “teniendo menos conocimiento de las cortes, continuaron discutiendo este topico, aun- que sin lograr adelanto alguno”. Berkeley, con la sutileza y el humor propios de un obispo irlandés, hizo algunos satiricos ataques al infinitesimal, durante el periodo de la adolescencia del cAlculo, ataques provistos del duro e inge- nioso aguijén de la mejor escoldstica. Se podia quiz4 hablar, al me- nos con fervor poético, del infinitamente grande, pero, qué era el infinitamente pequefio? Los griegos, renunciando a su acostumbra- da sagacidad, lo introdujeron al considerar que un circulo diferia infinitesimalmente de un poligono que tuviese un gran numero de Jados iguales. Leibniz lo us6 como los ladrillos del calculo infinite- simal. Sin embargo, nadie sabfa qué era. El infinitesimal tenia pro- piedades asombrosas. No era cero y sin embargo era menor que cual- quier cantidad. No se le podia asignar ni cantidad ni tama y no obs- tante ello, un ntimero algo grande de infinitesimales forman una cantidad muy definida. Incapaz de descubrir su naturaleza, si bien afortunadamente capaz de hacer caso omiso de ella, Weierstrass la enterré al lado del flogisto y demés errores otrora apreciados. outa El infinitamente grande ofrecié una resistencia mas obstinada. Sea lo que fuere, resulté una hierba mala. El tema sobre el que se escribieron resmas de desatinos, tanto sagrados como profanos, fue discutido por vez primera en forma completa, légica, y sin valerse de prejuicios propios de un clérigo, por Bernhard Bolzano en un ex- traordinario y pequefio volumen, Die Paradoxien des Unendlichen (Las paradojas del infinito) aparecido, como obra péstuma, en el afio 1851. Al igual que la obra de otro sacerdote austriaco, Gregor Mendel, cuyo notable tratado sobre los principios de la herencia es- capé al olvido sélo por casualidad, este importante libro, escrito en forma encantadora, no produjo gran impresién entre los contempo- rdneos de Bolzano. Es la creacién de una inteligencia clara, pode- rosa y penetrante. Por vez primera, en veinte siglos, se traté al in- finito como problema de la ciencia y no como problema de la teologia. Tanto Cantor como Dedekind est4n reconocidos a Bolzano por los fundamentos del trato matemitico del infintio. Entre las mu- chas paradojas que reunié y explicé, una de ellas, que databa de la época de Galileo, ilustra una fuente tipica de confusién. Constrayase un cuadrado —-ABCD. Tomando como centro el punto A y con una abertura del compas igual al lado, tracese la cuarta parte de un circulo que intersecte al cuadrado en B y D. Tré- cese PR paralela a AD, de tal manera que corte a AB en P, a CD en R, a la diagonal AC en N y a la cuarta parte del circulo en M. Ficura 11. Sustréigase el triangulo APM de la figura. Es facil ver que sus tres lados son iguales, respectivamente, a los radios de los tres circulos Luego: Ro — RY = RP o bien: Ry — ryt = 7Rt © bien: las dos superficies sombreadas son iguales. Por un teorema de geometria, muy conocido, puede demostrarse que si PN, PM y PR son radios, existe la siguiente relacién: «PN = «PR — «PM (1) Hagase que PR se aproxime a AD, entonces el circulo de radio PN se hace mas pequeiio, y otro tanto ocurre con el anillo formado Por los circulos de radios PM y PR a medida que uno de sus radios disminuye. Finalmente, cuando PR se identifique con AD, el radio PN desaparece quedando el punto A mientras que el anillo com- Prendido entre los dos circulos PM y PR se convierte en el perimetro del circulo de radio AD. De acuerdo a la ecuacién (1) se llega a la conclusién de que el punto A ocupa tanta superficie como la cir- cunferencia de circulo de radio AD. Bolzano comprendié que aqui sélo hay una apariencia de pa- Tadoja. Las dos clases de puntos, una compuesta de un solo miem- bro, el punto A, y la otra de los puntos que hay en la circunferencia de circulo de radio AB, ocupan exactamente la misma cantidad de 46 Mateméticas e Imaginacién superficie. ;E] 4rea de ambas es igual a cero! La paradoja surge del concepto erréneo de que el ntimero de puntos en una configuracién dada es una indicacién del area que ella ocupa. Los puntos, en nu- mero finito o infinito, no tienen dimensiones y no pueden, por lo tanto, ocupar superficie alguna. En el transcurso de los siglos se han acumulado paradojas si- milares. Nacidas de la unién de ideas inciertas y reflexiones filos6- ficas dudosas, fueron fomentadas en base a conceptos imperfectos. Bolzano despejé la mayor parte de la confusién preparando el cami- no a Cantor. Es a Cantor que las matematicas de lo infinitamente grande deben el haber Iegado a su mayorfa de edad. Ooo Georg Cantor nacié en San Petersburgo en 1845, seis afios antes de que apareciese el libro de Bolzano. Aunque nacido en Rusia, vi- vié la mayor parte de su vida en Alemania, donde fue profesor en la Universidad de Halle. Mientras Weierstrass estaba ocupado tratando el cAlculo infinitesimal, Cantor se dedicé a la tarea opuesta, apa- rentemente mas formidable. Uno podria refrse de la existencia del infinitamente pequefio, pero gquién se animaria a refrse del infinita- mente grande? Por cierto que no iba a ser Cantor. La curiosidad teol6gica lo impuls6 en su tarea, aunque el interés matemitico se antepuso a cualquier otro. Tratando la ciencia del infinito, Cantor comprendié que el pri- mer requisito consistia en definir términos. Su definicién de “clase infinita”, que parafraseamos, se basa en una paradoja: UNA CLASE INFINITA TIENE LA SINGULAR PROPIEDAD DE QUE EL TODO NO ES MA- YOR QUE ALGUNA DE SUS PARTES. Esta proposicién es tan esencial para las matematicas del infinito como la que expresa: EL TODO ES MAYOR QUE CUALQUIERA DE SUS PARTES, para la aritmética finita. Si recor- damos que dos clases son iguales cuando sus elementos pueden po- nerse en una correspondencia uno a uno, esta ultima proposicién re- sulta evidente. Zenén no se habria animado a contradecirla, a pesar de su escepticismo acerca de lo evidente. Pero lo que para lo finito es evidente, es falso para lo infinito; nuestra amplia experiencia con las clases finitas es engafiosa. Por ejemplo, puesto que la clase de los hombres y la de los matemAticos son ambas finitas, alguien, verificando que algunos hombres no son matemiaticos, legaria co- rrectamente a la conclusién de que la clase de los hombres es la més grande de las dos. También podria inferir que el nimero de enteros, pares e impares, es mayor que el ntimero de enteros pares. Pero ve- mos, de acuerdo con el siguiente apareamiento, que se equivocaria: 1 2 3 4 =°5 6 7... ee lal 2 4 6 8 10 12 14... Mas Allé del Googol 47 Debajo de cada numero entero, par o impar, podemos escribir su duplo — que es un ntimero entero par. Es decir, colocamos cada uno de los elementos de la clase de todos los ntimeros enteros, im- pares y pares, en una correspondencia uno a uno con los elementos de la clase compuesta Unicamente de ntimeros enteros pares, pro- ceso que podemos continuar hasta el googolplex y mas alla todavia. Ahora bien, la clase de los nimeros enteros es infinita. Ningin numero entero, no importa cu4n grande sea, puede describir su car- dinalidad (o numerosidad). Sin embargo, puesto que es posible es- tablecer una correspondencia uno a uno entre la clase de los ni- meros pares y la clase de los nimeros enteros, hemos logrado contar la clase de los nimeros pares del mismo modo que contamos una coleccién finita. Estando perfectamente equiparadas las dos clases, debemos llegar a la conclusién de que tienen la misma cardinalidad. Que su cardinalidad es la misma, lo sabemos, asi como supimos que las sillas y las personas que habia en el salén eran iguales en nimero cuando cada silla estaba ocupada y nadie qued6 de pie. De este modo legamos a la paradoja fundamental de todas las clases infinitas: — Existen partes componentes de una clase infinita que son tan grandes como la clase misma. {EL TODO NO ES MAYOR QUE ALGUNA DE SUS PARTES! La clase compuesta de los nimeros enteros pares es entresacada al ser comparada con la clase de todos los nimeros enteros, pero, evi- dentemente el “entresacar” no tiene el mas leve efecto sobre su car- dinalidad, Ademés casi no hay limite al ntimero de veces que puede repetirse este proceso. Por ejemplo. hay tantos nimeros elevados al cuadrado y al cubo como nimeros enteros. Los apareamientos apro- piados son: 1 ! 1 a 3°45 6... 6... titd 9 16 25 36... 2 Qt 32 42 52 62 123 4 5 1 8 27 64 125216... 1? 2% 3% 43 5% 6? En realidad, de cualquier clase numerable puede siempre sacarse un niimero numerable infinito de clases numerables infinitas, sin afectar Ja cardinalidad de la clase original. soe oe Cantor Ilamé contables o numerables infinitas a las clases infi- nitas que pueden ponerse en una correspondencia uno a uno con los numeros enteros y, por lo tanto, ser “contadas”, Ya que todos los con- juntos son contables y dado que podemos asignar un numero a cada uno, es natural que tratemos de extender esta nocién asignando a la clase de todos los naimeros enteros, un ntimero que represente su cardi- nalidad. Sin embargo, es evidente, de acuerdo a nuestra descripcién de 48 Mateméticas e Imaginacién “clase finita”, que ningtin numero entero ordinario seria adecuado para describir la cardinalidad de toda la clase de los ntimeros ente- tos. En efecto, seria como pedirle a una culebra que se tragase a s{ misma, toda entera. De este modo, fue creado el primero de los ni- meros transfinitos para describir la cardinalidad de las clases infi- nitas numerables. Se sugirié representarlo con un simbolo etimol6gi- camente antiguo, pero mateméticamente nuevo: la primera letra del alfabeto hebreo, N (aleph). Sin embargo, Cantor, decidié finalmen- te usar el simbolo compuesto Ne (Aleph-cero). Si se nos pregunta “geuantos ntimeros enteros hay?”, seria correcto contestar: “Hay niimeros enteros No . Debido a que Cantor sospeché que hab{a otros nimeros trans- finitos, mAs atin, un numero infinito de transfinitos y que la cardina- lidad de los nimeros enteros era la mAs pequefia de todas, le anadié a la primera 8 un pequefio cero como subindice. La cardinalidad de una clase numerable infinita se indica, por lo tanto con No (Aleph-cero). Los nimeros transfinitos que hemos anticipado for- man una jerarquia de alephs: No, Si, Na, 83... Todo esto puede parecer muy extrafio, y seria completamente disculpable que el lector se encontrase, a esta altura, enteramente aturdido. Sin embargo, si usted ha seguido el razonamiento prece- dente, paso por paso, y se toma la molestia de releerlo, vera que nada de cuanto se ha dicho es incompatible con el razonamiento correcto. Habiendo establecido el significado de contar en el dominio finito y lo que significa nimero, decidimos hacer extensivo el proceso de contar a las clases infinitas. En cuanto a nuestro derecho para se- guir tal procedimiento, es el mismo, por ejemplo, de aquellos que de- cidieron que el hombre se habfa arrastrado bastante sobre la super- ficie de la tierra y que ya le habfa llegado el tiempo de volar. Es nuestro derecho a aventurarnos en el mundo de las ideas asi como el de ampliar nuestras miras en el universo fisico. En estas aventu- ras de ideas solamente se nos impone una restriccién: que proce- damos de acuerdo con las reglas de la légica. Al extender el proceso de contar, fue evidente en seguida que ningin numero finito podria describir adecuadamente una clase infinita. Si cualquier nimero de la aritmética comtn describe la car- dinalidad de una clase, esa clase debe ser finita, aun cuando no ha- Ya suficiente tinta, espacio o tiempo para escribir dicho namero. Ne- cesitaremos pues, un tipo de ntimero completamente nuevo, que no Se encuentre en ninguna parte de la aritmética finita, para descri- bir la cardinalidad de una clase infinita. Por consiguiente, se asig- né la cardinalidad “aleph” a la totalidad de los ntimeros enteros. Sos- pechando que habia otras clases infinitas, con una cardinalidad mayor que la de la totalidad de los nuimeros enteros, supusimos toda Més AMlé del Googol 49 una jerarquia de alephs de la cual designamos con aleph-cero al nu- mero cardinal que representa la totalidad de los nimeros enteros, con lo que se quiso indicar que era el mas pequefio de los transfinitos. Después de este intervalo en forma de resumen, volvamos una vez mas a escudrifiar los “alephs” para ver si, con un conocimiento mas intimo, resultan mas faciles de comprender. La aritmética de los alephs tiene poca semejanza con la de los numeros enteros finitos. El comportamiento atrevido de Noes tipico. Un simple problema de suma se presenta asi: Not = No No + googol = No Noto = No La tabla de multiplicar seria facil de ensefiar, pero mas facil atm de aprender: 1X No = No 2X No = No 3X No = No nX Ro = No En la cual n representa un numero finito cualquiera. Asimismo, Qo)? = No X No =o y, por lo tanto, (Ro)* = No donde n es un nimero entero finito. Parece que no hubiera variacién en el tema; la monotonfa pare- ce inevitable. Pero todo es muy engafioso y traicionero. Seguimos adelante obteniendo el mismo resultado a pesar de todo lo que ha- gamos con No, cuando de repente probamos: (Ro) Esta operacién crea, al fin, un nuevo transfinito. Pero antes de considerarlo hay que decir algo més sobre las clases numerables. eaeetre El sentido coman nos dice que hay muchas més fracciones que numeros enteros, puesto que entre dos enteros cualesquiera hay un numero infinito de fracciones. Pero, jay!, el sentido comin esta des- cartado en el pais del infinito. Cantor descubrié una demostraci6n simple, pero elegante, segi la cual las fracciones racionales forman 50 Mateméticas ¢ Imaginacién una sucesién numerable infinita, equivalente a la clase de los nd- meros enteros. Por consiguiente, esta sucesién debe tener la misma cardinalidad.* Se dispone el conjunto de todas las fracciones racionales, no en el orden de las magnitudes crecientes, sino en el orden de los nu- meradores y denominadores ascendentes, en un arreglo asi: ) al- < 2 wee a af 3% 3 34. a 4 5 KA 4 4 4, 1 2 3 4 5 5 S$ S&S S&S S,,, 1 2 3 4 5 Ficura 12. Arreglo de Cantor Ya que cada fraccién puede escribirse como un par de ntimeros enteros, es decir, % como (3, 4), puede efectuarse la ya muy cono- cida correspondencia uno a uno con los ntmeros enteros tal como se indica mediante flechas en el arreglo que antecede. 1 2 3 4 5 6 a 8 9 t ttt dtd dt t.. (1,1) (1) (1,2) (153) (2,2) Bal) 1) 2) 2,3) * Se nos ha sugerido que al Uegar aquf, el lector, cansado, cierra el libro con un suspiro —y se va al cine, Slo podemos adelantarle, para calmarlo, que esta demostracién, como Ie gue sigue sobre la no numerabilidad de los ‘nimeros reales, ot dif. ‘Usted je rechinar sus dientes y tratar de entender todo lo que pueda de ellas, o bien pres Fndiy de ambas, Lo eueneih, anaes de ronearre, co saber due Canter descabus que tes fracciones racionsles son numerables, pero que el conjunto de los nimeros reales no 10 tt, De este modo, y a pesar de lo auc le dicte el sentido comén, no hay més fracciones que aémeroe enterot, hay més némeros ‘reales entre ue elementos en toda la clase de los mémeros ext eee omer en ae Més Allé del Googol 51 Cantor también descubrié, mediante una demostracién (que no tratamos aqui por ser demasiado técnica) basada en la “al- tura” de las ecuaciones algebraicas, que la clase de todos los nime- ros algebraicos, nimeros que son las soluciones de ecuaciones alge- braicas con coeficientes enteros de la forma: aox® + ax +... + aniax ta, = 0 es numerable infinita. Pero Cantor intuy6 que haba otros transfinitos, que hab{a cla- ses que no eran numerables, que no podian ponerse en una corres- pondencia uno a uno con los niimeros enteros. Y uno de sus mayores triunfos tuvo lugar cuando demostré que hay clases que poseen una cardinalidad mayor que No. La clase de los nimeros reales, compuesta de los ntimeros racio- nales e irracionales,; es una de ellas. Contiene a aquellos irracionales que son algebraicos, asi como a los que no lo son. Estos tltimos se denominan niimeros trascendentes.* En la época de Cantor se conocian dos importantes nimeros trascendentes: =, la relacién de la circunferencia de un circulo con respecto a su didmetro y e, la base de los logaritmos naturales. Muy poco mas se sabia acerca de la clase de los trascendentes: era un verdadero enigma. Cantor tenia que probar, a fin de demostrar que la clase de los nimeros reales era no numerable (es decir, de- masiado grande para poderse contar con la clase de los nimeros en- teros), el hecho improbable de que la clase de los trascendentes era no numerable. Ya que se sabia que los nimeros racionales y algebrai- cos eran numerables y que la suma de cualquier numero numerable de clases numerables es también una clase numerable, la unica clase testante que podia hacer que la totalidad de los ntimeros reales fuese no numerable era, por lo tanto, la clase de los trascendentes. Cantor pudo idear semejante demostracién. Si puede demostrarse que la clase de los ntimeros reales, comprendidos entre 0 y 1, es no numerable, se deducird, a fortiori, que todos los nameros reales son no numerables. Empleando un recurso, usado muy a menudo en las matematicas superiores, la reductio ad absurdum, Cantor supuso que era verdadero lo que sospechaba que era falso y entonces demostré que su suposicién lo conducfa a una contradiccién. Supuso que los nimeros reales comprendidos entre 0 y 1 eran numerables y podian, Por lo tanto, ser apareados con los ntimeros enteros. Habiendo pro- bado que esta hipétesis lo llevaba a una contradiccién, dedujo que su Opuesta, a saber, que los ntimeros reales no podian ser apareados + Los nimeros irracionales son aquellos que no pueden expresarse como fractiones racionales. Por ejemplo: V2, V3, ¢, . La clase de los mimeros reales esté formada de racionales como 1, 2, 3, +, 27, ¢ irracionales como los arriba indicados. #32 52 Mateméticas e Imaginacién con los nimeros enteros (y que, por lo tanto, no eran numerables), era verdadera. Para numerar los nimeros reales comprendidos entre 0 y 1 se requiere que todos ellos puedan expresarse de una manera uniforme y que se invente un método para escribirlos en orden, de modo que puedan ser apareados, uno a uno, con los nuimeros enteros. El primer requisito puede cumplirse ya que es posible expresar a todo nimero real como una fraccién decimal infinita. Asi, por ejemplo:* = .3333... = .21428571428571... a 14 v2 le wpe = 1111111... -707... 2 Pero ahora se nos presenta el segundo requisito: ,Cémo haremos las parejas? ,Qué sistema puede idearse para asegurar la presencia de todo decimal? Hemos encontrado ya un método para lograr la presencia de toda fraccién racional. Por supuesto que no podriamos escribirlas realmente todas ellas, asi como tampoco seria posible escri- bir todos los numeros enteros; pero el método de aumentar los nu- meradores y los denominadores era tan explicito que, si hubiésemos tenido un tiempo infinito para hacerlo, habriamos escrito realmente todas las fracciones y habriamos estado seguros de no haber omitido alguna. O, dicho en otras palabras, era siempre cierto y en forma concluyente, que después de haber apareado una fraccién con un numero entero, sabiamos cuél seria la préxima fracci6n y la proxima y la de més all4 y asi sucesivamente. Por otra parte, cuando un numero real, expresado como una frac- cién decimal infinita,.est4 apareado con un numero entero, gqué método hay para determinar cul sera en orden el proximo decimal? Usted tiene que preguntarse solamente, cual serd el primero de los decimales infinitos que debe aparearse con el ntimero entero 1 y asi vislumbraré la dificultad del problema. Sin embargo, Cantor supuso que existe tal apareamiento sin intentar dar su forma explicita. Su plan era: Con el nimero entero 1 asociar el decimal: a,a,a;..., con el ntimero entero 2, b,bzb;..., etc. Cada una de las letras representa un digito de la fraccién decimal infinita en la cual aparece. El arreglo definido del apareamiento entre los decimales y los nimeros enteros. seria entonces: 10. a; a3 a3 a4 as... 20. by be bs ba bs. 3*0. 61 C2 C3 Ca Ce.e- 44-0. di dads dy ds... Més Allé det Googol 53 En esto consistia el arreglo de Cantor. Pero en seguida se hizo evidente que presentaba, en forma notoria, la misma contradiccién que habia estado buscando. Y en esta derrota radica su triunfo, pues no importa cémo estan dispuestos los decimales, cualquiera sea el sistema adoptado, ser4 siempre posible construir una infinidad de otros que no estan presentes en el arreglo. Vale la pena repetir este punto; habiendo ideado una forma general para un arreglo, en la creencia de que la misma incluiria a todos y cada uno de los decima- les, descubrimos que, a pesar de todos nuestros esfuerzos, algunos decimales han sido omitidos. Esto fue demostrado por Cantor con su famosa “prueba diagonal”. Las condiciones para determinar al decimal pasado por alto en el arreglo son sencillas. Debe diferir del primer decimal del arreglo en su primera cifra, del segundo decimal del arreglo en su segunda cifra, del tercero en su tercera y asi sucesivamente. Pero entonces, debe diferir de cada decimal en todo el arreglo en, por lo menos, una cifra. Si (como indica la figura), trazamos una diagonal en nuestro modelo de arreglo y escribimos un nuevo decimal, cada uno de cuyos digitos difiera de cada digito interceptado por la diagonal, el decimal que asi resulte no puede encontrarse en el arreglo. EI nuevo decimal puede escribirse asf: 0. a1 a2 a3 a4 as en el cual a, difiere de a,, a, difiere de bz, a; de cs, a, de d,, etc. Por consiguiente, diferira de cada decimal en una cifra por lo menos, y del enésimo decimal en, por lo menos, la enésima cifra. Esto prueba, en forma concluyente, que no hay manera alguna de incluir a todos los decimales en algun arreglo posible, que no existe modo alguno de aparearlos con los nimeros enteros. Por lo tanto, como Cantor demostr6: 1. La clase de los nimeros trascendentes es, no s6lo infinita, sino también no numerable. 2. El conjunto de los ntimeros reales comprendidos entre 0 y 1 es infinito y no numerable. 3. A fortiori, la clase de todos los nameros reales es no numerable. 54 Mateméticas e Imaginacién soe oe Cantor asigné un nuevo cardinal transfinito a la clase no nume- rable de los nimeros reales. Fue uno de los alephs que hasta la fecha permanece sin resolver. Se sospecha que este transfinito, llamado el “cardinal del continuo” y que se representa por c 0 C, es idéntico a 1. Pero atin no se ha ideado una demostracién aceptable para la mayoria de los matemiticos. La aritmética de C es casi la misma que la de No. La tabla de multiplicar tiene la misma cualidad monétona formal. Pero cuando C se combina con No, lo absorbe por completo. Asi: C+No=C C-—Ro=C CXNo=C yaun: CX C=C Por segunda vez esperamos una variacién en el tema cuando recurrimos al proceso de elevar a una potencia. embargo, por el momentg quedamos defraudados, puesto que: C%y = C. Pero asf como (No)"* no es igual a No, andlogamente C? no es igual a C. Estamos ahora en condiciones de resolver nuestro anterior pro- blema relacionado con la elevacién a.una potencia, pues, en realidad, Cantor encontré que (No)*® = C. Andlogamente C° da origen a un nuevo transfinito, més grande que C. Este transfinito representa la cardinalidad de la clase de todas las funciones uniformes. Es también una de las 8 pero como vimos anteriormente, una WJ que es desconocida. Se la designa a menudo con la Letra F.* En general, el proceso de elevar a una potencia, al ser repetido, engendra transfinitos de orden superior. Asi como los nimeros enteros servian de vara de medida para Jas clases de cardinalidad No, la clase de los nimeros reales sirve como patrén de medida para las clases de cardinalidad C. En efecto, hay clases de elementos geométricos que no pueden medirse de otra manera que con la clase de los nimeros reales. De la nocién geométrica de punto, surge el concepto de que en un segmento de recta dado hay un infinito nimero de puntos. Los puntos de un segmento de recta son pues, como dicen los matema- ticos, “densos en todas partes”. Esto significa que entre dos pun- tos cualesquiera hay una inifinidad de otros. El concepto de dos puntos inmediatamente contiguos carece, por lo tanto, de sentido. Esta propiedad de ser “densos en todas partes” constituye una de las caracteristicas esenciales de un “continuo”. Cantor, refiriéndose a la “cardinalidad del continuo”, reconocié que la misma se aplica tanto a la clase de los nimeros reales como a la clase de los puntos de un segmento de recta. Ambos son densos en todas partes y ambos tienen la misma cardinalidad, C. En otras palabras, es posible apa- rear los puntos de un segmento de recta con los ntmeros reales. Las clases de cardinalidad C poseen una propiedad similar a las clases de cardinalidad No, pueden ser “entresacadas” sin afectar, en Més Allé del Googol 55 modo alguno, su cardinalidad. Con respecto a esto, vemos, de una manera muy sorprendente, otro ejemplo del principio de la aritmé- tica transfinita, que el todo no es mayor que muchas de sus partes. Por ejemplo, puede demostrarse que hay tantos puntos en una linea de un pie de longitud como en otra de una yarda de largo. El seg- mento AB de la Fig. 13 es tres veces més largo que la recta A’B’. Sin embargo, es posible poner la clase de todos los puntos del seg- mento AB en una correspondencia uno a uno con la clase de los puntos del segmento A’B’. L ™ Ficura 13 Sea L la interseccién de las rectas AA’ y BB’. Si entonces a un punto M de AB corresponde un punto M’ de A’B’ perteneciente a la Iinea LM hemos establecido la correspondencia deseada entre la clase de los puntos de A’B’ y los de AB. Es facil ver intuitivamente y de- mostrarlo geométricamente, que esto es siempre posible y que, por lo tanto, la cardinalidad de Jas dos clases de puntos es la misma. Asi, pues, ya que A’B’ es menor que AB, puede considerdrsela una fraccion de AB y habremos establecido, una vez mAs, que und clase infinita, puede contener como partes propias, subclases que le son equivalentes. Existen en geometria ejemplos m4s asombrosos que ilustran sobre la potencia del continuo. Aunque es suficientemente asombro- sa la afirmaci6n de que una linea de una pulgada de longitud contiene tantos puntos como otra que se extienda alrededor del ecuador o como la de una linea que vaya desde la Tierra hasta las mds lejanas estre- llas, es fantastico pensar que un segmento de recta de un milloné- simo de pulgada tiene tantos puntos como los que existen en todo el espacio tridimensional del universo entero. Y sin embargo, esto es cierto. Una vez que se han entendido los principios de la teoria de los transfinitos de Cantor, dichas proposiciones dejan de parecer las extravagancias de un matematico loco. Las rarezas, como Jo ha dicho Russell “no parecen entonces més extrafias que lo que parecian las personas antipodas, ya que en otros tiempos eran concebidos 56 Mateméticas e Imaginacién como imposible, porque se encontrarian muy molestas al tener que apoyarse sobre sus cabezas”, Aun concediendo que el tratamiento del infinito sea una forma de locura matematica, uno se ve obligado a admitir, como lo hace el duque en Measure for Measure: Si estd loca —y no puedo creer otra cosa, su locura tiene el mas extrano cardcter de razén; sus palabras poseen un encadenamiento como no he conocido jamés en las palabras de la locura. * Hasta ahora hemos eludido deliberadamente una definicién de “clase infinita”. Pero al fim nuestra herramienta nos habilita para hacerlo. Hemos visto que una clase infinita, ya sea su cardinalidad, No, C o mayor, puede ser “entresacada” en una innumerable variedad de modos, sin afectar su cardinalidad. Mas brevemente, el todo no es mayor que muchas de sus partes. Ahora bien, esta propiedad no per- tenece, en modo alguno, a las clases finitas; slo pertenece a las clases infinitas. En consecuencia, es un método tnico para determinar si una clase es finita 0 infinita. Asi, nuestra definicién reza: Una clase infinita es aquella que puede ponerse en una correspondencia rectproca uno a uno con un subconjunto propio de si misma. Provistos de esta definicién y las pocas ideas que hemos re- cogido, podremos examinar nuevamente algunas de las parado- jas de Zen6n. La de Aquiles y la tortuga puede expresarse como si- gue: Aquiles y la tortuga, corriendo el mismo camino, cada uno de ellos debe ocupar el mismo numero de posiciones distintas durante su carrera. Sin embargo, si Aquiles desea apresar a su mas pausado y resuelto competidor, tendr4 que ocupar mds posiciones que la tor- tuga, en el mismo periodo de tiempo transcurrido. Como que esto es manifiestamente imposible, usted podra apostar su dinero a fa- vor de la tortuga. Pero no se precipite usted. Hay mejores maneras de ahorrar dinero. En efecto, después de todo habria sido mejor apostar a favor de Aquiles porque él es el probable ganador de la carrera. Aun cuando podamos no haberlo comprendido, acabamos de probar que podia alcanzar a la tortuga demostrando que una linea de un mi- llonésimo de pulgada de longitud tiene tantos puntos como una linea que se extienda desde la tierra hasta Ja estrella mas lejana. En otras. palabras, los puntos del reducidisimo segmento de linea pueden po- nerse en una correspondencia uno a uno con los puntos de la linea grande, porque no hay relacién entre el namero de puntos de una linea y su longitud. Pero esto revela el error de pensar que Aquiles no puede apresar a la tortuga. La proposicién de que Aquiles debe ocupar tantas posiciones distintas como la tortuga, es correcta. Asi- mismo lo es la que expresa que debe recorrer una distancia mayor que Ja tortuga en el mismo intervalo de tiempo. La tnica proposi- Més Allé del Googol 57 cién incorrecta es la deduccién de que ya que debe ocupar el mismo numero de posiciones que la tortuga, no puede ir mds lejos mientras asi lo hace. Aun cuando las clases de puntos de cada linea, que co- rresponden a las varias posiciones tanto de Aquiles como de la tor- tuga, son equivalentes, la linea que representa la trayectoria de Aquiles es mucho més larga que la de la tortuga. Aquiles puede an- dar mucho mas lejos que la tortuga sin tocar, sucesivamente, mas puntos. La solucién de la paradoja de la flecha en vuelo, requiere una palabra acerca de otro tipo de continuo. Es conveniente y por cierto familiar, considerar al tiempo como un continuo. El tiempo continuo tiene las mismas propiedades que el espacio continuo: Los instantes sucesivos de cualquier intervalo de tiempo transcurrido, asi como los puntos de una linea, pueden ser puestos en una correspondencia uno a uno con la clase de los ntimeros reales; entre dos instantes cuales- quiera pueden interpolarse una infinidad de otros; el tiempo tiene también la propiedad matematica antes mencionada —es denso en todas partes. El argumento de Zenén afirmaba que en cada instante la flecha estaba en alguna parte, en algiin lugar o posicién y, por lo tanto, no podia, en algin instante, hallarse en movimiento. Aunque el enunciado de que la flecha tenia que estar, a cada momento, en al- gun lugar, es cierto; la conclusién de que por lo tanto no podia estar moviéndose es absurda. Nuestra tendencia natural a aceptar este absurdo como verdad, nace de nuestra firme conviccién de que el movimiento es completamente distinto del reposo. No estamos confundidos acerca de la posicién de un cuerpo cuan- do éste se encuentra en reposo —experimentamos la sensacién de que no hay misterio alguno en el estado de reposo. Deberiamos sen- tir lo mismo cuando consideramos un cuerpo en movimiento. Cuando un cuerpo esta en reposo, est4 en una posicién en un instante y un instante después esté todavia en la misma posicién. Cuando un cuerpo se encuentra en movimiento, existe una corres- pondencia uno a uno entre cada instante y cada nueva posicién. A fin de aclarar estos conceptos podemos construir dos tablas: una de ellas describira un cuerpo en reposo y la otra, un cuerpo en movi- miento. La tabla de “reposo” expresar4 la historia y la geografia de la vida de la Estatua de la Libertad, mientras que la tabla del “mo- vimiento” describiré la odisea de un automévil. Las tablas indican que a cada instante corresponde una _posi- cién de la Estatua de la Libertad y del taxi. Hay una correspondencia uno a uno espacio-tiempo tanto para el reposo como para el mo- vimiento. No encierra paradoja alguna el rompecabezas de la flecha cuan- do observamos nuestra tabla. En efecto, seria extrafio si hubiese en ella espacios vacios; si fuese imposible, en cualquier instante, determinar exactamente cuAl es la posicién de la flecha. 58 Mateméticas e Imaginacién REPOSO MOVIMIENTO En la Isla Bedloe En la Isla Bedloe En la Isla Bedloe 3 P.M. En las montafias Ficura.14. En los tiempos indicados, la Estatua de la Libertad esta en el punto sefialado, mientras que los pasajeros del taxi contemplan los distintos paisajes de la derecha Casi todos nosotros jurarfamos por la existencia del movimien- to, pero no estamos acostumbrados a considerarlo como algo que hace que un objeto ocupe posiciones distintas en diferentes instan- tes. Estamos dispuestos a pensar que el movimiento dota a un ob- jeto de la extrafa facultad de hallarse continuamente en ninguna parte. Trabados por las limitaciones de nuestros sentidos, que nos impiden percibir que un objeto en movimiento ocupa simplemente una posicién después de otra, haciéndolo m4s bien rdpidamente, alentamos una ilusién sobre Ja naturaleza del movimiento y la con- vertimos en un cuento de hadas. Las matemAticas nos ayudan a analizar y aclarar lo que percibimos hasta un punto donde nos ve- mos obligados a reconocer, si no deseamos dejarnos guiar mas por cuentos de hadas, que vivimos, ya sea en e] mundo inmutable de Russell o en un mundo donde el movimiento no es sino una forma de reposo. La historia del movimiento es la misma que la del reposo. Es la misma historia contada en un tiempo més r4pido. La historia del reposo es “est4 aqui”; la del movimiento es: “esté aqui, esta allf”. El hecho de que, en este sentido, se asemeje al espectro del padre de Hamlet, no es motivo para dudar de su existencia. La ma- yoria de nuestras creencias estan encadenadas a fantasmas menos sustanciales. Quiz4 no sea facil para nuestros sentidos comprender Més Allé del Googol 59 el movimiento, pero, con ayuda de las matematicas, puede enten- derse correctamente su esencia. + oe 8 Al comenzar el siglo xx se admit{a, generalmente, que la obra de Cantor habia aclarado el concepto del infinito de tal manera, que podia hablarse de él y tratarlo igual que a cualquier otro respetable concepto matemiatico. Pero las polémicas que se suscitan dondequie- ra se encuentren los filésofos matematicos, ya sea por escrito o per- sonalmente, demuestran que ésta era una opinién equivocada. En sus términos mas simples esta controversia, en cuanto se refiere al infinito, se centra alrededor de las preguntas: “dExiste el infinito?” “Hay algo semejante a una clase infinita?” Semejantes preguntas pueden tener poco significado, a menos que se explique antes la expresién “existencia” matematica. En su famosa obra “Agony in Eight Fits”, Lewis Carroll caz6 el “snark”.* Nadie tenia conocimiento del “snark” o sabia mucho de él, excepto que existia y que era mejor mantenerse alejado de un “poojum”.t E] infinito también puede ser un “boojum”, pero su exis- tencia, en cualquier forma, es una cuestién de considerable duda. “Boojum” o variedad de jardin, el infinito, ciertamente, no existe en el] mismo sentido en que decimos: “Hay peces en el mar”. Al fin de cuentas la proposicion “Hay un ntimero Mamado 7” se refiere a algo que tiene una existencia diferente a la del pez en el mar. “Exis- tencia”, en la acepcién matem4tica, es completamente distinta de la existencia de objetos en el mundo fisico. Una bola de billar puede tener como una de sus propiedades, en adicién a su blancura, re- dondez, dureza, etc., una relacién de circunferencia a didmetro que in- volucra el ntiimero z. Estamos de acuerdo en que tanto la bola de bi llar como = existen; debemos también convenir en que la bola de billar y ~ evan diferentes clases de vidas. Ha habido tantas opiniones sobre el problema de la existencia, desde Euclides y Arist6teles, como filésofos. En épocas modernas las diversas escuelas de filosofia matemtica, la escuela Logistica, los Formalistas e Intuicionistas han discutido la poco menos que vidriosa esencia de Ja existencia matematica. Todas estas discusio- nes van mas all4 de nuestro saber, nuestra finalidad o nuestra in- tencién. Una asociacién més extraia atin que la tortuga, Aquiles y la flecha, ha defendido la existencia de las clases infinitas —defen- dido en el mismo sentido en que habrian defendido la existencia del némero 7. Los Formalistas, quienes piensan que las mateméti- cas son un juego sin sentido, pero que no por eso juegan con no * “Snark”, palabra formada por la combinacién de snake (culebra) y shark (tibur6n), inventada por Lewis Carroll (Charles L, Dodgson) para designar a un animal absurdo que aparece en su poema The Hunting of the Snark (1876). Una de sus variedades se conoce como “boojum”. + “Boojum”, una especie de los cazadores del cual “desaparecen suave silenciosamente”. (Citas del Webster's New International Dictionary of the English Lar guage.) 60 Mateméticas e Imaginacién menos gusto y la escuela Logistica, que considera que las matema- ticas son una rama de la Légica —ambas se han puesto de parte de Cantor y han defendido los alephs. La defensa se basa en la nocién de autoconsistencia, “Existencia” es una expresién metafisica li- gada con nociones de ser y otros espantajos peores aun que los “boo- jums”. Pero la expresién “proposicién autoconsistente” suena como él lenguaje de la légica y tiene su mismo olor de santidad. Una proposicién que no es contradictoria consigo misma es, de acuerdo a la escuela Logistica, un verdadero enunciado de existencia. Desde este punto de vista, la mayor parte de las matemAticas de Cantor sobre el infinito es inexpugnable. Sin embargo, se han descubierto nuevos problemas y nuevas paradojas provenientes de partes de la estructura de Cantor, debido a ciertas dificultades ya inherentes a la l6gica clasica. Se centran alrededor del uso de la palabra “todo”. Las paradojas que se encuen- tran en la conversacién ordinaria, tales como: “Todas las generali- dades son falsas incluso ésta” constituyen un verdadero problema en los fundamentos de la légica, asi como lo fue la paradoja de Epi- ménides de donde provienen. En ella, se hace decir a un cretense que todos los cretenses son embusteros, lo cual, si es cierto, con- vierte en mentiroso al que habla por decir la verdad. Para tratar este tipo de paradojas, la escuela logistica invent6 una “Teoria de Tipos”. La teoria de tipos y el axioma de reductibilidad, sobre el cual se basa, deben ser aceptados como axiomas a fin de evitar paradojas de esta clase. Para poder lograr esto se requiere una reforma de la logica clasica, la cual, por otra parte, ya se ha emprendido. Como ocurre con la mayoria de las reformas, no es del todo satisfactorio —ni aun para los reformadores— pero mediante su teoria de tipos se ha eliminado el tiltimo vestigio de inconsistencia de la casa que Cantor construyé. La teoria de los transfinitos puede todavia ser absurda para muchos matematicos, pero es, sin duda alguna, cor sistente. El grave cargo de Henri Poincaré expresado en su afori mo: “La logistique n’est plus stérile; elle engendre la contradiction”, fue bien refutado por la doctrina logistica en lo que ataiie al infinito. A los alephs de Cantor, pues, podemos atribuir la misma exis- tencia que al némero 7. Puede hacerse, con respecto a cualquiera de ellos, una proposicién de existencia libre de contradiccién en si misma. En Ultima instancia, no hay raz6n valedera para confiar mis en lo finito que en lo infinito. Es tan permisible descartar al infinito como lo es el negar las impresiones de nuestros sentidos. No es ni m4s ni menos cientifico proceder asi. En ultimo andlisis, esto es una cuestién de fe y discernimiento, pero no es comparable a creer o no en Santa Claus. Las clases infinitas, al ser juzgadas Por normas finitas, engendran paradojas mucho més absurdas y much{simo menos agradables que la creencia en Santa Claus; pero cuando se las juzga con normas adecuadas pierden su rara apa- Més Allé del Googol 61 riencia y se comportan en una forma tan sujeta a prediccién como cualquier nimero entero finito. Al final, en su propio escenario, el infinito ha asumido una po- sicién respetable al lado del finito, tan real y tan segura como la de éste, si bien enteramente distinta en caracter. Sea lo que fuere, el infinito, ya no es mds una vaca color purpura. NOTAS DE ESTE CAPITULO + Distinguimos a los némeros cardinales de los mimeros ordinales, ya que éstos denotan Ja relacién de un elemento en una clase con respecto a los otros, con referencia a un siste- ma de orden. Asi hablamos del primer Faraén de Egipto, o del cuarto ntimero entero en su orden usual, 0 del tercer dia de la semana, etc. Estos son ejemplos de ordinales. — Pag. 37. > Para la definicién de los mimeros primos, véase el Capitulo sobre Pre. — Pag. 39. * Se dice que esta serie converge a un limite: 1. La discusion de este concepto debemos posponerla para tratarla en los Capitulos sobre Pre y el cdleulo. — Pag. 42. 4 Un niimero trascendente es aquel que no es la rafz de una ecuacién algebraica con coeficientes enteros. Véase Pre. — Pég. 51. © Cualquier decimal como 0.4 tiene a forma de fraccién decimal infinita: 0,9999. . .Pég. 52. © Una interpretacion geométrica sencilla de la clase de todas las funciones uniformes F, es la siguiente: Con cada punto de un segmento de recta, aséciese un color del > pectro. La clase F estaré entonces compuesta de todas las combinaciones posibles de colores ¥ Puntos que puedan concebirse. — Pag. 54. Capitulo I PIE (x,i,e) Trascendente e¢ Imaginario A fin de alcanzar la Verdad, es necesario, una vez en la vida, poner todo en duda — hasta donde sea posible, Descartes Quiz4 la ciencia pura comienza donde termina el sentido comin; acaso, como dice Bergson: “La inteligencia se caracteriza por una falta natural de comprensi6n de la vida”. Pero no tenemos que pre- dicar paradojas ni que convencer con epigramas. Sélo que el estudio de la ciencia, particularmente las matematicas, lleva a menudo a la conclusi6n de que uno necesita solamente decir que una cosa es in- crefble o imposible, para que la ciencia le demuestre que est4 equi- vocado, Para el buen sentido comin resulta natural que la Tierra sea plana y que esté inmévil, que los chinos y los antipodas caminen suspendidos por los pies como las arafias de luces, que las rectas paralelas nunca se encuentran, que el espacio es infinito, que los nu- meros negativos son tan reales como las vacas negativas, que —1 no tiene raiz cuadrada, que una serie infinita debe tener una suma fi- nita, o que debe ser posible, con regla y compas tnicamente, cons- truir un cuadrado cuya superficie sea exactamente igual a la de un circulo dado. Pero, ghasta dénde hemos sido conducidos por el sentido comin para Iegar a estas conclusiones? No muy lejos! Y sin embargo, al- gunas de esas proposiciones parecen enteramente plausibles, m4s aun, irreprochables. Seria erréneo afirmar que la ciencia ha demos- trado que todas son falsas. Podemos todavia adherirnos a la hipstesis euclidiana de que las rectas paralelas nunca se encuentran y que permanecen siempre equidistantes, mientras recordemos que se trata solamente de una hipétesis, pero las proposiciones acerca de la cua- 64 Matemdticas e Imaginacién dratura del circulo, la raiz cuadrada de —1 y las referentes a las series infinitas, pertenecen a una categoria distinta. El circulo no puede evarse a un cuadrado equivalente utilizando s6lo regla y comp4s. —1 tiene raiz cuadrada. Una serie infinita pue- de tener una suma finita. Tres simbolos: 7, i, e, han permitido a los matematicos demostrar estas proposiciones, tres simbolos que repre- sentan los frutos de siglos de investigacién matemitica. gCémo se ajustan ellos al sentido comin? se oe El problema mas famoso en toda la historia de las matematicas es la “cuadratura del circulo”. Otros dos problemas que desafiaron a los geémetras griegos, la “duplicacién del cubo” y la “triseccién del Angulo” pueden considerarse sucintamente con el primero, como te- mas de interés, aun cuando sélo la cuadratura del circulo involu- cra az. En la infancia de la geometria se descubrié que era posible medir la superficie de una figura acotada por lineas rectas. En realidad, la geometria fue ideada para esa misma finalidad — medir los cam- pos del valle del Nilo, donde cada afio las inundaciones provocadas por las crecientes del rio arrasaban todas las marcas puestas por el agricultor para sefialar cudles eran sus campos y los de sus vecinos. El medir las d4reas limitadas por lineas curvas presentaba mayores dificultades, y se empefiaron en reducir cada problema de este tipo a uno de medir superficies con fronteras rectas. Evidentemente, si puede construirse un cuadrado de 4rea igual a la de un circulo dado, midiendo el 4rea del cuadrado, queda determinada la del circulo. La expresién “cuadratura del circulo” deriva su nombre de esta aproxi- maci6n. El numero z, es Ja raz6n de Ja circunferencia de un circulo a su didmetro. El area de un circulo de radio r esta dada por la formula: ar, Ahora bien, el 4rea de un cuadrado cuyo lado mide A, es A*. De este modo la expresién algebraica A? = =r? indica la equivalencia de area entre un cuadrado y un circulo dados. Extrayendo la raiz cua- drada de ambos miembros de esta ecuacién, se obtiene: A = ryz. Como r es una cantidad conocida, el problema de la cuadratura del circulo queda reducido, en efecto, el cAlculo del valor de 7”. Puesto que los matemAaticos han logrado calcular « con extraor- dinaria exactitud, ,qué significa entonces la proposicién: “Es impo- sible Hevar un circulo a un cuadrado equivalente?” Desgraciadamen- te este asunto suscita muchos conceptos erréneos que desapareceran si el problema fuese comprendido. se Se proclama que la cuadratura del circulo es émposible; pero, équé significa “imposible” en matematicas? El primer buque a vapor PIE (7, i, e) — Traseendente e Imaginario 65 que cruzé el Atlantico, llevaba, entre su cargamento, un libro que “demostraba” que era imposible, para un buque a vapor, cruzar nada, y muchos menos el Atlantico. La mayor parte de los sabios de hace dos generaciones “demostraron” que seria siempre imposible inventar una maquina voladora mds pesada que el aire. El filésofo francés Augusto Comte, demostré que seria siempre imposible, para la men- te humana, descubrir la constitucién quimica de las estrellas. Sin embargo, poco tiempo después de hecha esta afirmacién, se aplicé el espectroscopio para analizar la luz proveniente de las estrellas y hoy sabemos més acerca de su composicién quimica, incluyendo las pertenecientes a las nebulosas mas distantes, que lo que sabemos del contenido de nuestro botiquin. Como ilustracién, diremos que el helio fue descubierto en el Sol antes de serlo en la Tierra. Los museos y las oficinas de patentes estan atestadas de cafiones, relojes y desmotadoras de algod6n, ya anticuados, cada uno de los cuales dio por tierra con predicciones de que su invencién era im- posible. Un hombre de ciencia que afirma que una maquina o un proyecto es imposible, sélo revela las limitaciones de su época. Cua- lesquiera que sean las intenciones del profeta, su prediccién no tiene ninguna de las cualidades de la profecia “Es imposible volar hasta la Luna” no tiene sentido, mientras que “atin no hemos inventado un medio para volar hasta la Luna” si Jo tiene. Las proposiciones acerca de la imposibilidad en matematicas son de un cardcter completamente distinto. Un problema en matemiti- cas que no puede ser resuelto en los siglos venideros no siempre es imposible. “Imposible”, en matemiticas, significa teéricamente im- posible y no tiene nada que ver con el estado actual de nuestros co- nocimientos. “Imposible”, en matematicas no caracteriza al proceso de hacer una bolsa de seda de Ja oreja de una puerca, o una oreja de puerca de una bolsa de seda; sé caracteriza la tentativa de demostrar que 7 por 6 es igual a 43 (a pesar de que las personas que no estén fuertes en aritmética logran, a menudo, lo imposible). Por las reglas de la aritmética, 7 por 6 es igual a 42, asi como, de acuerdo a las reglas del ajedrez un peon debe efectuar, por lo menos, 5 movimien- tos antes de que pueda ser convertido en reina. Donde falta una prueba teérica de que un problema no puede ser resuelto, es legitimo intentar una solucién, no importa cuaén impro- bable sea la esperanza de buen éxito. Durante siglos la construcci6n de un poligono regular de 17 lados fue correctamente considerada dificil, falsamente considerada imposible, por cuanto Gauss, a los diez y nueve afios de edad, en 1796, logré hallar una construccién elemental. Por otra parte, muchos problemas famosos, tales como el Ultimo Teorema de Fermat*, han desafiado toda solucién hasta la fecha, a pesar de heroicas investigaciones. Para determinar si tene- mos derecho a decir que la cuadratura del circulo, la triseccién del Angulo y la duplicacién del cubo son imposibles, debemos encontrar 66 Mateméticas e Imaginacién demostraciones légicas que impliquen un razonamiento puramente matematico. Una vez que se han aducido dichas pruebas, continuar buscando una solucién equivale a cazar un bipedo de tres pies.* es 8 Habiendo determinado lo que los matematicos entienden por im- posible, el simple enunciado “es imposible levar el circulo a un cua- drado equivalente”, queda todavia sin sentido. Para darselo, debemos especificar cémo debe llevarse el circulo a un cuadrado equivalente. Cuando Arquimedes dijo: “Dadme un punto de apoyo y moveré la Tierra” no estaba haciendo alarde de su fuerza fisica, sino que es- taba enalteciendo el principio de la palanca. Cuando se dice que un circulo no puede ser llevado a un cuadrado equivalente, todo lo que ello significa es que esto no puede hacerse solamente con regla y compds, aunque la operacién Megue a ser posible con ayuda de un integrador grafico o mediante curvas de grado superior. Repitamos el problema: Se pide construir un cuadrado de drea igual a la de un circulo dado, mediante un dibujo teéricamente exacto, usando tnicamente dos instrumentos: la regla y el compas. Se entiende por regla el sencillo instrumento conocido para trazar una linea recta, no para medir longitudes. Por comp4s entendemos un instrumento con el cual se puede dibujar un circulo, con cualquier centro y cualquier radio. Ambos instrumentos deben usarse un mii mero finito de veces a fin de no tener que recurrir a procesos de limi- tes o de convergencia que requieran un numero infinito de pasos.* La construccién, por razonamiento puramente légico y basdndose solamente en los axiomas y teoremas de Euclides, debe ser absoluta- mente exacta. Los ‘conceptos de “limite” y “convergencia” ser4n explicados con més detalles mas adelante,’ pero conviene aqui que nos refiramos brevemente a ellos. Consideremos la ya conocida serie: 1+ + + + + + + e = +... La suma de los 5 primeros términos de esta serie es 1,9375; os la suma de los primeros 10 términos es 1,9980...; para los prime- ros 15 términos su suma da: 1,999781... Se ve claramente que esta serie tiende a “redondearse”; es decir, los términos adicionales que se Je agregan se hacen tan pequefios que aun un numero inmen- so de ellos no lograr4 hacer que la serie crezca més all de una cota finita. En este caso la cota o limite es 2. Una serie semejante se dice que “converge” a un “limite”* Las analogias geométricas de los conceptos de limite y conver- gencia son igualmente provechosas. Un circulo puede ser considera- do como el limite de los poligonos con un nimero creciente de lados que pueden inscribirse sucesivamente en él, o circunscribirse alrede-

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