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ANATOLI KARPOV MIJAIL PODGAETS La Defensa CARO-KANN Volumen 2 El Ataque Panov Ss : Editor: Jesiis Domingo Coordinacién editorial: Paloma Gonzalez ‘Traducci6n: Antonio Gude nila transmisign [No esté permitids la reproducciGn total o parcial de este libro, ni tampoco su tratamiento informético, de ninguna forms 0 por cualquier medio, ya sea electrOnico, mecdnico, por fotocopia, por registro w otros métodos, sin el permiso previa y por escrito de los tituares del Copyright. Titulo original: Caro-Kann Defense. Panov Attack Publicado por primera vez en Rusia en 2006 por Russian Chess House Esta edicién se ha traducido de la edicién en inglés publicada en 2006 © 2006 by Russian Chess House © 2006 by Anatoli Karpov, Mijail Podgaets © 2008 by Ediciones Tutor, S.A. Marqués de Urquijo, 34. 28008 Madrid Tel.: 91 559 98 32, Fax: 91 541 02 35 E-mail: info@edicionestutor.com www.edicionestutor.com Socio fundador zB de la World Sports Publishers’ Association (WSPA) Maguetaci6n: Juan Morafio ISBN: 978-84-7902-697-4 Depésito legal: M-4107-2008 Impreso en Graficas Cofés Impreso en Espaiia Printed in Spain Sumario bl) Capitulo 1 1 e4 062. d4 d5 3 ed cd 44 D6 5 Ac3 Dob 6 DB 7 Indice del capitulo 1 34 Capitulo 2 1e4 c6 2.d4 d5 3 ed cd 4c4 D165 Dc3 De66 Wes . Indice del capitulo 2 Capitulo 3 Jet e204 ds 3 ed ed 4o4 QY65 hed go Indice del capitulo 3 ...... Capitulo 4 ea eee : Indice del capitulo 4 Capitulo 5 aes ee toe ee Indice del capitulo S....... Capitulo 6 ee enter fe a Indice del capitulo 6 “at 217 Apéndice: Sistema Steiner le4c62c4 . Indice del Sistema Steiner 219 eae Partidas ilustrativas ..... indice de las partidas ilustrativas . 269 Signos convencionales + z + F — | mig 9 ° Jaque Jaque mate Enroque corto Enroque largo Buena jugada Mala jugada Jugada interesante Jugada dudosa Jugada extraordinaria Grave error Ligera ventaja de las blancas Ligera ventaja de las negras Ventaja de las blancas Ventaja de las negras Ventaja decisiva de las blancas Ventaja decisiva de las negras Posicién igualada Posicién complicada, dificil de evaluar Posicién complicada tendente a la igualdad Enciclopedia de Aperturas de Informator Introduccién El sistema de apertura caracterizado por las jugadas 1 e4 c6 2 dé d53 ed cd 4 c4!? oi se llama Ataque Panov en honor del maestro y te6rico soviético Vasili Panov, quien publi- 6 sus andlisis en 1930, En aras de la precisi6n, conviene aclarar que, ya en 1925, habfa en- sayado Alekhine la idea de cambiar en d5, seguido del avance del peén ¢ (en una partida contra Tartakower), aunque sin éxito, En 1931 se jugé 1a famosa partida Nimzovich-Ale- khine, en la que el cuarto campe6n mundial luché con éxito contra el Ataque Panov, si bien al comienzo del afio siguiente, incluyé la variante en su propio repertorio consiguiendo éxi- tos sonados: jnada menos que ocho partidas ganadas de diez!, un resultado que podria en- vidiar cualquier variante de apertura. En 1933 la variante fue puesta a prueba por Mijail Botvinnik, en su match contra Salo Flohr, con distinto grado de éxito (un punto de dos partidas), pero en los afios que siguie- ron, el Ataque Panov rindié espléndidos servicios a Mijail Moiseevich, con victorias espec- taculares y convincentes sobre H. Kmoch (Leningrado 1934), R. Spielmann (Moscti 1935), A. Budo (Leningrado 1938), A. Konstantinopolsky (Sverdlovsk 1943) y H. Golombek (Moseti 1956), que dan buena fe de ello. En nuestros dfas, el Ataque Panov ha quedado entre bastidores, pero en modo alguno ha pasado a ser un sistema de apertura de segunda clase. Baste con decir que es practica~ do por grandes maestros de elite, como M. Adams, J. Polgér, A. Morozevich y V. Ivanchuk. 6 __ LADEFENSA CARO-KANN. Volumen 2 La fortuna del Ataque Panov en los matches ha sido notable. Recordemos los encuen- tros por el Campeonato Mundial Chiburdanidze-loseliani (Telavi 1988) y Karpov-Kamsky (Elisté 1996), en los que se produjo un debate tedrico sobre este sistema y s6lo con gran- des dificultades pudieron las negras contener el ataque enemigo. E] material que se ofrece en este libro est dispuesto de la forma que a continuacién in- dicamos. En la primera mitad los autores tratan de aquellas variantes defensivas en las que las negras se abstienen de realizar la jugada ...e7-e6. Asi, el capitulo 1 est consagrado a la va- riante 1 e4 6 2 dé d5 3 ed ed 4 04 Df6 § De3 Deb 6 Dl3; el capitulo 2, a la variante 1 e4 6 2.d4 d5 3 ed cd 4.04 DA 5 Dc3 Deb 6 gS. En el capitulo 3 se estudia la continuacién Led 06 2d 5 3 ed ed 4 c4 DIG 5 Dc3 g6. En la segunda mitad, nos ocupamos de la linea principal, 1 e4 e6 2. d4 53 ed ed 4.c4 Ayf6 5 Bic3 e6. Las posiciones que se producen tras el cambio en d5 (6 en c4), con el peén aislado en d4, son andlogas a varios esquemas del Gambito de Dama Aceptado y la De- fensa Nimzoindia,si no trasponen directamente a alguno de ellos. En consecuencia, los lec- tores que estudian las formaciones indicadas tienen a su disposici6n un esquema universal, susceptible de inmediata aplicacién, en diversas aperturas que, a primera vista, parecen di- ferentes. El material de la segunda mitad se divide en tres capftulos Después de 6 @f3, las ne- gras pueden elegir entre 6 ... Qc6 (capitulo 4), 6 .. &b4 (capitulo 5) y 6 £7 (capi- tulo 6). En el apéndice se analiza el independiente Sistema Steiner: 1 e4 ¢6 2 c4!? EA 2 Bee ey Vv En algunos casos, este sistema traspone inevitablemente al Ataque Panov, pero en otros se asemeja a esquemas indios o de la Defensa Eslava. Es importante mencionar que al oe minar e] Ataque Panoy, junto con el Ataque Steiner, el lector obtiene una informaci exhaustiva tanto sobre el potencial ofensivo de la idea c2-c4 en la Defensa Caro-Kann, cO- mo tarabién de las posibilidades que las negras tienen de neutralizar el ataque. | La secci6n de partidas ilustrativas contiene material reciente, como suplemento tudio teérico del Ataque Panov. Capitulo 1 1e4 c6 2 d4.d53 ed cd 4c4 Af6 5 De3 Dc6 6 APB De modo que volvemos al plan en que las negras rechazan el inmediato avance ...e7- e6. Obviamente, tratan de resolver el pro- blema del centro de otra forma. Hay dos caminos principales: 5 ... c6 y 5 ... 86, pero primero nos ocuparemos de 5S. Re61? (después de 1 4 c62 d4.d53ed cd 4.c4 Afb 5 Bc3). XH Bek & mal Kika mf Bae AAR B Owens! La idea parece artificial, pero debido a algunas mejoras (sobre todo por parte del gran maestro inglés Anthony Miles), esta salida de alfil adquirié la reputacién de ser una interesante y, en cualquier caso, til ju- gada para seguir la lucha de la apertura. 6 Dge2. Considerado lo més peligroso, pues el caballo se dirige a f4, desde donde puede “tocar” las casillas d5 y e6. No se lo- gra ventaja con 6 cd &xd5 7 Dxd5 Wxd5 8 Be2 Dc69 BF Wed 10 De2, en vista de 10 ...e5! 11 b3 Wa6 12 @xc6+ Wxc6 13 0-0 Hd8 (Kosten-Miles, Edimburgo 1985), mientras que 6 c5 se examinard més ade- lante,con un orden de jugadas distinto, 5... Oc6 6 DB Re67 5. 6 ..de 7 D4 gd. Una jugada inter- media necesaria. Es més flojo 7 ... &8 8 &xc4 e6, debido a 9 dS! e5 10 0-0!, y no puede aceptarse el sacrificio de pieza, 10 ef? 11 el+ e7 12.d6, mientras que 10... 2d6 condujo a indudable ventaja blanca en la partida Hebden-Martin (Edimburgo 1985): 11 @hS @xh5 12 Wxh5 0-0 13 Ded We7 14 Qd2 Ad7 15 c3 £5 16 Axd6 Wxd6 17 We2, etc. En respuesta a 7 ... &g4, las biancas normalmente entran en la variante 8 {3 2d7 9 Qxc4 €6 10 d5 eS (pero no 10 ... ed?!, en vista de 11 We2+ @e7 12 Dfxd5 Axd5 13 Dxd5 Geb 14 Vis! Qxd5 15 0-0-0 0-0 16 @xd5, con una enorme ventaja, Yurtaey-Fette, Lungby 1990) 11 d3, pero después de 11 ... &.d6, las cosas no salieron 8 __LADEFENSA CARO-KANN. Volumen 2 mal para las negras. Por ejemplo: 12 &g5 B15 13 D2 Dbd7 14 Qd3 xd3 15 Wadd (Dzhandzhava-Komarov, Novosibirsk 1989) y aqui, en opinién de L. Dzhandzhava, 15 _.. Wo6! garantiza la plena igualdad. El gran maestro inglés A. Kosten em- prendi6,con mucho éxito, una nueva lucha por la ventaja: 8 Wad+!? (en lugar de 8 £3) 8. R479 Wxed 6 10 Re2 Deb 11 0-0 Me8 12 Hdl £d6 13 ast A fin de explotar el retraso en desarro- No de as negras, las blancas tienen toda la justificacién del mundo para realizar esta ruptura central, Tomar el peén es demasia- do peligroso, de modo que el caballo debe retirarse. Si 13 .. Db4?! 14 Wb3 ed, entonces 15 a3 Deb 16 Hfxd5, con ventaja. Podrian ganar un pe6n, con 13... De7 14 Wb3 Rxi4 15 Bxf4 Dfxd5, pero después de 16 @®xd5 Oxd5 17 2d6 Bc6 18 Wg3, la debi- lidad de las casillas negras se hace sentir. En la partida Kosten-Komarov (Fran- cia 1994), las negras prefirieron 13 ... a5 14 Wa3 eS, sin ver 15 Dest, un bonito gol- pe tactico que garantiza a las blancas una pequeiia pero duradera presién en el final (con la pareja de alfiles a su favor): 15 ~ fe 16 de 2xe6 17 Wxd6 Wxd6 18 2 xd6 de7 19 Bal Zhd8 20 #3, etc. Volveremos sobre la idea ...2.c8-e6, al estudiar la variante 5 ... cb 6 D3. 5 .. Deb. La idea de esta jugada, en comparacién con 5 ... e6, es clara: las ne- gras atacan de inmediato el peén de d4, dejando al alfil de casillas blancas con mas libertad de accién a lo largo de la diagonal B-h3. Las blancas tienen dos posibilidades de luchar por la iniciativa. La primera esté vinculada a la idea de Botvinnik 6 2¢5 (a Ja que se consagra todo el capitulo 2), pe- ro aqui nos ocuparemos de 6 f3. Debido al despliegue simétrico de los caballos, es- te sistema a menudo se conoce como Va- riante Cuatro Caballos. HU s@ek & Be Bawa 6 ... 24 parece, por supuesto, lo més natural, pero también examinaremos otras jugadas de alfil. ao 6... £5?! Una continuacién casi olvi- dada por completo. Segin un andlisis de Nenarokov, las blancas tienen una ligera yentaja posicional tras 7 c5! e6 8 @bS! Dd7 9 £4 Se7 10 b3 0-011 0-0. 6... Be6!? Una jugada que ya conoce- mos, aunque con la inclusion de 5 ... De6 6 283, las cosas cambian un tanto, pues las blancas ya no disponen de un jaque en a4, ni tampoco de la maniobra g1-e2-f4, pe- Jedc62d4 dS Sedcd4ct MESAIAGEDB ro el juego se centra en la clavada del ca- ballo de 6. Después de 7 c5 (a 7 Wb3 lo mis simple es 7... dc! 8 Qxcd Qxc4 9 Wxc4 e6, recomendacién de E. Vadimi- rov), las negras no tienen una facil elec- cién. 7 ... g6 es insuficiente para igualar, en vista de 8 &bS! 279 4e5! En la antigua partida Dake-Alekhine (Pasadena 1932), las negras quedaron en mala posicién, sin tastro de contrajuego: 9 .. We8 10 Wad &d7 110-0 0-0 12 &£4 a6 13 Bxc6 be? 14 Bfel Ob5 15 @d2 Ba7 16 Me2 Be8 17 Bael. Por supuesto, 13 ... bc? es un importan- te error posicional. En general, Botvinnik consideraba que después de la correcta, 13 .~- &xc6, las negras no deberfan tener difi- cultades: 14 4xc6 be 15 Bfel DhS 16 gS We4!, y es peligroso 17 &xe7, debido a 17... fai, con ataque. Sin embargo, en la practica no se han visto deseos de poner a prueba el andlisis de Botvinnik. La partida Anand-Miles (Wijk aan Zee 1989), por ejemplo, se de- sarrollé “a lo Alekhine”, y no “a lo Botvin- nik”:9 ... 247 10 @xc6 bc?! (zpor qué no 10... &xc6?), y las blancas de nuevo obtu- vieron ventaja: 11 0-0 0-0 12 Hel @e8 13 h3 Hh8 14 fd Des 15 b4 £6 16 DB Wd7 17 a4 a6 18 Sh? g5 19 We2 h5 20 Weé! No conduce a la igualdad 7 ... &g4!? (en lugar de 7... 26) 8 BS @xf3 9 Wxt3 6. Las negras se han asegurado contra la amenaza ®f3-e5, pero a costa de perder el importante alfil de casillas blancas, La partida Brunner-Miles (Bad Worishofen 1989) continu6 asi: 10 0-0 @e7 11 Qf 0-0 12 &xc6 be 13 b4 Dd7 14 bS HB 15 Habl 26 16 be 2x06 17 Abs Was 18 Mfcl Ba8,y las blancas acordaron ta- blas. ;Demasiado pronto! El plan para mejo- tar la posicién se aprecia facilmente: 19 a3! DIB (no es posible 19... a6 20 Ads &xd4?, debido a 21 b7! Wad 22 Mb4) 20 Hb4 2Dg6 21 2g3 e7 22 Hebi. La inica columna abierta se encuentra en poder de las blancas, cuyas piezas son muy activas. No puede hablarse, por tan- to, de igualdad. Quizé el gran maestro Dreev sea quien haya penetrado més profundamente en la posicién: 7 ...a6!? Una eficiente profilaxis. Ahora el juego blanco, basado en clavar el caballo de c6, no existe y no hay por qué entregar e! alfil de ¢6. En la partida Brunner-Dreev (Biel 1995), el juego siguis con 8 h3 2£5 9 e2 26 100-0 2g7 11 2f4 0-0 12 Des Dd7! 13 @xd5 Bdxe5, y los oponentes conclu- yeron la paz. 6... &g4 es la continuacién principal, con la que las negras subrayan la amenaza sobre el pedn de d4. (Ver diagrama 7.) 7 cd. Estamos convencidos de que otras jugadas son bastante més flojas que la captura en dS. No tiene sentido jugar 7 ¢5?, pues tras 7 .. &xf3 8 gf g6, la posicién negra es mejor. 30__LADEFENSA CARO-KANN. Volumen 2 Iam wee, ‘Todavia es menos provechoso 7 Se3 06 8 Be? Be7 9 0-00-010 Des Rxe2 11 Wxe2 de! (un tema conocido: la debili- dad del peén de 06, tras el cambio de caba- los, queda compensada por el peén aislado de d4) 12 )xc6 be 13 Wxed Wd7 (De Fir- mian-Christiansen, Key West 1994). 7 2e2. Una jugada tramposa, Si las ne- gras se dejan tentar y muerden el anzuelo,7 »de?!, entonces, después de 8 d5 @ xf3 9 Qxf3 DeS 10 0-0, se arriesgan, como suele decirse, a no salir vivas de la apertura, Has- ta qué punto esto es cierto puede verse al menos en la partida Mikenas-Flohr (Olim- piada de Folkestone 1933); ja7 11. We2 Dxf3+ 12 Wxf3 0-0-0 13 b3! e6 14 be ed 15 Bf4.d416 DbS 2517 Mab] Wob 18 Wh3+ Wa7? El segundo error, y esta vez decisivo. Con 18 ... 1d7 el resultado de la partida no estaria claro, mientras que ahora... (Ver diagrama 8.) 19 Dxa7+! Bxa7 20 Wa3, y las negras tuvieron que rendirse. Lo mejor para las negras es no aceptar el presente griego, y jugar tranquilamente 7 .. €6. No hay debilidades de peones, ni tampoco problemas con e! desarrollo, asi que {de dénde pueden obtener ventaja ias blancas? 7 = @xd5 8 Wb3. Ha pasado de moda la linea 8 Be2 €6 90-0 2e7 10h3 @h5. El inico problema que tienen las negras es que estén retrasadas uno o dos tiempos en desarrollo. Es posible que las blancas quie- ran explotar esto con 11 Wb3!, pero las negras disponen de suficientes recursos de- fensivos: 11 ... Q!? 12 Se3 0-0 13 Midi Db4!? 14 d5!? DaxdS 15 Qxb6 Wxb6 16 @xd5 ed 17 Bxd5 Wxb3 18 ab 2xf3 19 Qxf3 Qd8! 20 B47 Bb6,y el pedn ex- tra no juega ningwin papel. 11... Qxf3!? 12 @xf3 Wad7!? (la mane- ra més concreta de igualar) 13 @xd5 ed 14 Wxd5 Wxd5 15 Oxd5 Hd8 16 Dxe7 xe] 17 Be3 Dxd4 18 Bel biG 19 acl Deb. En la famosa partida Nimzovich-Ale- Khine (Bled 1931) se jugé 8 &b5 Was 9 Wb3 &xf3 10 gf Qxc3, En esta posicién, el gran pensador de ajedrez Aaron Nimzo- vich se confundi6: (Ver diagrama 9.) 11 Qxc6+?! be 12 Wb7? Dd5+! 13 Bd2 W6! 14 Wxa8+ bd7 15 0-0 De7. La dama puede salvarse con 16 #5, pero la partida ya no. Un afio después, el cuarto campeon ed C624 dS Seded4o4 DESAI AGS HIG 11 9 del mundo mostré el camino correcto para las blancas: 11 be! e6 12 d5i, y tras 12... ed?!, obtuvo una fuerte iniciativa: 130-0 0-0-0 14 @xc6 be 15 Hbt (Alekhi- ne-Winter, Londres 1932). Sin embargo, la clave de este debate tedrico radica en 12... a6! (en lugar de 12...ed?!), como en la partida Keene-Roth (Aarhus 1976): 13 de ab 14 cb Hb8 15 Mbl Bxb7 16 a4 b4.17 Qd2 We5+ 18 &£1 Wd6, con igual- dad. Sin embargo, jes ésa realmente la cla- ve? Muchos jugadores no confian en las variantes forzadas, donde todo pende de un bilo. Asf que, en respuesta a 8 &b5 co- menzaron a jugar 8 ... 2c8!?, una sélida continuacién que permite a las negras lo- grar la igualdad, sin innecesarias preocu- Paciones. Asf es c6mo evolucionan los acontecimientos: 9 h3 @hS 10 0-0 e6 M1 Bel Be7 12 He5 Bxc3 13 be Bg6 14 Sxc6+ Bxc6 15 d5 Hxc3 16 Wel Bc7 (merece consideracién 16 .. d3!? 17 Rb2 Bxd5 18 Bxd5 ed 19 @xg7 Bg8, y si 20 &16, entonces 20 ... $8!) 17 de 0-0 1S eft Bxf7 19 Bg5 o xe5 20 Dxg5s h6 21 Bxf7, tablas (Jasin-Bagirov, Bakti 1961). 8. 2xf3 9 gf (no es posible, de nue- Vo, 9 Wxb7?, por 9 ... Adb4! 10 ef Lbs, encerrando a la dama). En el tablero te- nemos el esquema de la Variante Cuatro Caballos. Las negras disponen de dos continua- ciones aceptables: (I) 9... 26, que condu- ce a inmensas complicaciones, y (I) 9... €6, después de la cual el juego se simplifi- ca y se produce una transicién al final. Las demés posibilidades no son fiables para las negras. Asi, pierde 9... Dxd4? 10 @b5+! DxbS 11 Wxb5+ Wa7 12 Wxd7+ dxd7 13 Dxd5 (Rantanen-Baljon, La Valetta 1980). También es malo 9 ... Qdb4? 10 #3. El caballo no puede zafarse y nadie pue- de acudir en su ayuda. En la partida Ge- ler-Orev (Kislovodsk 1968) siguié 10 a5 11 d5 a4 12 Wd1 Db8 13 a3 2 4a6 14 &b5+ Dd7 15 0-0 Ac? 16 &xad, y la ventaja blanca adquirié proporciones de- cisivas. Es dudoso 9 ... &xc3?! Cierto que las blancas harfan bien en olvidarse de la casi- lla b7, pues en la variante 10 Wxb7?! Dxd4 11 be Dc2+ 12 he2 Rds 13 Web+ Wd7 14 Wxd7+ Sxd7 15 Bh3+ heb, no ganan el caballo, Por ejemplo: 16 2f4 e5! 17 Hacl ef 18 Bxc2 c5, con igualdad (andlisis de Moiseev y Ravinsky). Sin em- bargo, es més sencillo 10 be Wb6 11 d5, po- 10___LADEFENSA CARO-KANN. Volumen 2 AB AAR Be Bwee7t|, Todavia es menos provechoso 7 @¢3 268 Be? Be7 9 0-00-010 Aes Bxe? 11 Wxe2 de! (un tema conocido: la debili- dad del peén de c6, tras el cambio de caba- llos, queda compensada por el peén aislado de d4) 12 &xc6 be 13 Wxc4 Wd7 (De Fir- mian-Christiansen, Key West 1994). 7 &e2. Una jugada tramposa. Si las ne- gras se dejan tentar y muerden el anzuelo,7 + dc?!, entonces, después de 8 d5 @ xf3 9 Qxf3 WeS 100-0, se arriesgan, como suele decirse, a no salir vivas de Ja apertura. Has- ta qué punto esto es cierto puede verse al ‘menos en la partida Mikenas-Flohr (Olim- piada de Folkestone 1933): 10 ... Wd7 11 We2 Dxf3+ 12 Wxf3 0-0-0 13 b3! e6 14 be ed 15 4 d4 16 AS 5 17 Bab! Wo6 18 Wh3+ ‘Wd7? El segundo error, y esta vez decisivo. Con 18 ... Hd7 el resultado de la partida no estaria claro, mientras que ahora... (Ver diagrama 8.) 19 @xa7+! @xa7 20 Wa3, y las negras tuvieron que rendirse. Lo mejor para las negras es no aceptar el presente griego, y jugar tranquilamente 7 .. €6. No hay debilidades de peones, ni tampoco problemas con el desarrollo, asi que de dénde pueden obtener ventaja las. blancas? 7 @xd5 8 Wh3. Ha pasado de moda Ja linea 8 Qe? €6 90-0 &e7 103 Bh5. EL linico problema que tienen las negras es que estén retrasadas uno o dos tiempos en desarrollo. Es posible que las blancas quie- ran explotar esto con 11 Wb3!, pero las negras disponen de suficientes recursos de- fensivos: 11... D6!? 12 Ke3 0-0 13 Hfdt Db4!? 14 d5!? DAxds 15 Qxb6 Wxb6 16 Axd5 ed 17 Bxd5 Wxb3 18 ab Rxf3 19 @xf3 2.48! 20 M47 Bb6,y el pedn ex- tra no juega ningtin papel. 11... &xf3!? 12 &xf3 Wd7!? (la mane- ra més concreta de igualar) 13 &xd5 ed 14 Wxd5 Wxd5 15 Dxd5 Hd8 16 Dxe7 bxe7 17 Be3 Axdd 18 Biel Sf6 19 acl Dc6. En la famosa partida Nimzovich-Ale- Khine (Bled 1931) se jugé 8 @b5 WaS 9 Wb3 2 xf3 10 pf 2xc3. En esta posicién, el gran pensador de ajedrez Aaron Nimzo- vich se confundié: (Ver diagrama 9.) 11 Qxc6+?! be 12 Wb7? Dd5+! 13 Rd? Wh6! 14 Wxa8+ dd7 15 0-0 Dc7. La dama puede salvarse con 16 a5, pero la partida ya no. Un aiio después, el cuarto campeén 1edc6 2d4.d5 3 ed cd 4c4 D165 Dea e665 HIS 11 BS S Oe), del mundo mostré el camino correcto para las blancas: 11 be! e6 12 d5!, y tras 2 ... ed?!, obtuvo una fuerte iniciativa: 13 0-0 0-0-0 14 &x06 be 15 Hbi (Alekhi- ne-Winter, Londres 1932). Sin embargo, la clave de este debate teérico radica en 12... a6! (en lugar de 12...ed?!), como en la partida Keene-Roth (Aarhus 1976): 13 de ab 14 cb Hb8 15 Rb1 Hxb7 16 ad 4.17 &d2 WeS+ 18 bf Wd6, con igual- dad. Sin embargo, jes ésa realmente la cla- ve? Muchos jugadores no confian en las variantes forzadas, donde todo pende de un hilo. Asf que, en respuesta a 8 @b5 co- menzaron a jugar 8 ... Bc8!?, una sélida continuacién que permite a las negras lo- grar la igualdad, sin innecesarias preocu- paciones. As{ es cémo evolucionan los acontecimientos: 9 h3 @hS 10 0-0 6 M1 Het e7 12 Hes @xc3 13 be O96 14 @xc6+ B x06 15 dS Hxc3 16 Wel Be7 (merece consideracién 16 .. Hd3!? 17 Rb2 Hxd5 18 HxdS ed 19 Qxg7 Ng8,y si 20 &16, entonces 20 ... £8!) 17 de 0-0 18 ef+ Qxf7 19 BeS Bxe5 20 Axes h6 21 Dxf7, tablas (Jasin-Bagirov, Baki 1961). 8... Qx63 9 gf (no es posible, de nue- vo, 9 Wxb7?, por 9... Ddb4! 10 ef Hbs, encerrando a la dama). En el tablero te- nemos el esquema de la Variante Cuatro Caballos. Las negras disponen de dos continua- ciones aceptables: (I) 9... 2b6, que condu- ce a inmensas complicaciones, y (II) 9 ... €6, después de la cual el juego se simplifi- ca y se produce una transicién al final. Las dems posibilidades no son fiables para las negras, Asi, pierde 9... Axd4? 10 @b5+! ®xbS 11 WxebS+ Wd7 12 Wxd7+ bxd7 13 Dxd5 (Rantanen-Baljon, La Valetta 1980). También es malo 9 ... Qdb4? 10 2e3. El caballo no puede zafarse y nadie pue- de acudir en su ayuda. En la partida Ge- ler-Orev (Kislovodsk 1968) siguié 10 ... aS 11 d5 a4 12 Wdl Ob8 13 a3 D4a6 14 Qb5+ Dd7 15 0-0 Dc7 16 Qxad, y la ventaja blanca adquiri6 proporciones de- cisivas, Es dudoso 9 ... 2xc32! Cierto que las blancas harian bien en olvidarse de a casi- Ha b7, pues en la variante 10 Wxb7?! Dxd4 11 be Ac2+ 12 He2 Hs 13 Weo+ WAT 14 Wxd7+ Sxd7 15 Qh3+ be6, no ganan el caballo. Por ejemplo: 16 2f4 ¢5! 17 Bact ef 18 Bxc2 BcS, con igualdad (analisis de Moiseev y Ravinsky). Sin em- bargo, es mas sencillo 10 be W6 11 d5, po- 12___ LADEFENSA CARO-KANN. Volumen 2 niendo de relieve la ventaja posicional de Jas blancas. aS B 8 Seo), Las blancas se encuentran en una en- crucijada: (A) 10 £23, 0 (B) 10 d5. A 10 Se3. Digdmoslo de inmediato: és- ta no es la mejor jugada. Aunque tam- bién en este caso, y como demuestra la practica, a las negras les resulta muy difi- cil refutarla, con un juego preciso de su rival. 10 ... e6. Como veremos, las negras Jo tienen todo en orden con su estructu- ra de peones. Pero aqui el retraso en de- sarrollo puede adquirir proporciones amenazadoras. Mucho depende de la si- guiente jugada blanca. Asi, después de 11 Hedi?! Qb4! 12 a3 #5, las negras se sa- cuden facilmente sus temores, pues tas blancas no logrardn realizar el avance d4-d5 en un futuro préximo. En la parti- da Marin-Magem (Berga 1995), el juego continud asi: 13 @d3 Hc8 14 Bgl 0-017 15 defi (la idea de enrocar se ve en la va- Tiante 15 @h6 g6 16 @xf8 Dxd4!) 15 ... S.xc3 16 be g6.17 Gh6 He8 18 Hes BAS 19 c4 @a5i!, y el ataque blanco finalmen- te se extingue. La ruptura en el centro conduce a con- secuencias confusas: 11 d5 ed 12 Bgl g6. Por ejemplo, la partida Plaskett-Wells (Londres 1991) condujo inmediatamente a tales complicaciones que es imposible comentarlas: 13 0-0-0 @d6!? 14 Hg5 aa! 15 Be4 0-0 16 b1 Re7 17 MbS Wa7 18 @h6 Bfd8 19 a4 d3!? 20 Bxd3 Od4 21 Wel @xb5 22 Hxd7 Hxd7 23 Wel Dd4, etc, Con mayor frecuencia, las blancas eli- gen entre 11 Bel y 110-00. 1) 11 Bgl. A primera vista, la jugada no requiere mayor explicacién. Con el ata- que al pe6n de g7, las blancas impiden el desarrollo del alfil de £8 y, por tanto, ganan tiempo para organizar la ruptura d4-d5. Sin embargo, y como luego veremos, las cosas no son tan simples... Aen Bag.7 7 je a) Primero hay que decir que es dudo- so ganar un pen, 11 .. Dxd421 12 @xd4 Wadd, en vista de 13 2b5+ de7 14 Hdl WeS+ 15 fl g6 16 Ded 16 17 be? SE7 18 Zgel, con un ataque muy fuerte, Por esta raz6n, trataremos ahora de la conti- nuacién més légica y, posiblemente, mas fuerte, aunque... jno la mas interesante! b) 11 ~ 26 Jed c62d4 dS Sed cd4c4 AES ACIDE DI 13 a 1200-0. En la partida Zaichik-Dolma- tov (Kutaisi 1978), las blancas decidieron prescindir de la ruptura d4-d5, pero el ex- perimento no tuvo éxito: 12 Md1!? @d6 13 h4 0-0 14 hS Ab4! 15 a3 D4d5 16 Ded 1417 hg hg 18 2h3 dg7, y las negras acabaron ganando. IZ... He7. Descartando 12 ... 227, y no sin razén. Después de 13 d5! @xd5 14 Qxd5 ed 15 &c5!, queda claro que el alfil de casillas negras deberia proteger la dia- gonal a3-f8. En la partida Sveshnikov-A. Ivanov (Leningrado 1976) se jugé asi, y las negras no lograron enderezar la situaci6n: 15 ... We7 16 Hel+ Se5 17 {4 De7 18 W5+ £8 19 Bxe5 Hc8 20 b4 b6 21 Gh3! 13 dS. La decisién de postergar in- definidamente la ruptura y jugar de forma més refinada no da resultado, ya que des- pués de 13 $2h6 We7 14 $2h3, las negras con- siguen poner su rey a cubierto: 14 ... 0-0-0! Las blancas pueden forzar unas tablas (jy ademas espectaculares!) pero no mas que eso: 15 d5 (15 Ab5? Oxd4+) 15 ... @xd5 16 Hxd5! (no es posible 16 2)xd5? Hxd5, ya 17 Bxd5 6 17 Wed5 sigue 17... Qd4+) 16 ... Wxb2 17 Bg3 Qh4 18 Qf! Mxg3 19 Dxd8+ Dxd8 20 &xe6+! fe 21 Wxe6+ 2d7 22 Wg8+!, con jaque per- petuo, Después de 13 d5, se tiene la impresion de que las blancas van a embarcarse en una campaiia para retener al rey enemigo en el centro, pero en realidad todo se tra- duce en una prosaica igualdad: 13 .. ed 14 ODxd5 Dxd5 15 Bxd5 We7, y ahora: 1 16 We3 £61 17 We5 (el alfil es intoca- ble: 17 Wxf6? Ddd+ 18 a2 We2s, etc.) 17... Re7 18 We3 26, con repeticién de posiciones (Sveshnikov-Hodgson, Sochi 1986), 0 bien: 16 dpb] 0-0 17 f4 Had8 18 Bg? £619 Bel Hxd5 20 Wxd5 M8 21 Ws a6 22 Wad 2d6, La pareja de alfiles sin duda es una ventaja, pero ,cémo puede operar con una defectuosa formacién de peones en el flanco de rey? Lo mas probable es que las blancas no puedan ganar (Lautier-Ilescas, Esta es la cuestion! Pa- rece que el pedn de 27 puede ignorarse. Este sacrificio lo realizé por primera vez Kasparoy, en una partida contra Ehlvest (Mosci 1977). Vale la pena aclarar que 11 .» £€77!,con el mismo propdsito,es ch mente mas débil, en vista de la variante forzada 12 Hxg7 @xd4?! 13 GbS+ bis 14 Qh6 DES 15 Hxh7+ des 16 Hxhd+ bxh8 17 2i4 Dds 18 Wdl xb5 19 14 __LADEFENSA CARO-KANN. Volumen 2 @xb5, etc, (Ilescas-Van den Doel, Les Es- caldes 1998). Después de 11 ... &b4, surge el mo- mento de mayor interés en toda la varian- tecon 11 Bgl. de 13 .. Wb6!?, las negras encontraron contrajuego: 14 fl Axc3 15 Lxc6+ Wxe6 16 be 2f8 17 Mxb7 0-0 18 Ebs Wee3 19 Bxb7 0-0 20 bl 2f6 21 Wal Wh3+ 22 he? dhe, xy Wel eee ee Bo Ba etata Be B28 |, 1s Si 12 B1xg7, las negras, por supuesto, no ganan el pe6n de d4, sino que concentran todas sus fuerzas en la columna c: 12 ... DAS 13 0-0-0 He8 14 Sb1 &xc3 15 be a6 16 Hel Da5 17 Wa3 W6+ 18 dal Ded, con una amenazadora iniciativa. Es posible 12 0-0-0, pero entonces, cambiando el caballo de c3, las negras hacen inocua la ruptura d4-d5: 12 ... &xc3! 13 be Wf6!? Esta posicién la de- fendié dos veces el maestro ucraniano Peter Marusenko, en ambas ocasiones con éxito: 14 Mg3 h6 15 243 0-0-0 16 @e4 Ba7 17 Hg4 Hhd8, seguido de 4\c6-a5-c4 (Nie- minen-Marusenko, Port Erin 1999), 14 £4 0-0 15 £519 Wxf5 16 Bh6 g6 17 @xf8 Wxf2 18 @d3 Hxf8, con eviden- te compensacién por la calidad (Stanton- Marusenko, Port Erin 2000). En la partida Ehlvest-Kasparov, antes mencionada, las blancas prefirieron espe- far un poco a enrocar y jugaron 12 2bS5!? dS 13 B xg7. Pero incluso aqui, después Como antes, las negras tienen un peén menos, pero no hay coordinaci6n en las fi- , las blancas, y quizé en torneo el juego de éstas sea atin més dificil que el de su rival. Por cierto que en la lucha anterior, Kaspa- rov logr6 imponerse. No hay nada sorprendente en el hecho de que la idea 11 2g1 haya abandonado la escena. Si la amenaza al pe6n de g7 no preocupa lo més mfnimo a las negras, ;va- Je la pena invertir un tiempo en la jugada de torre? 2) 11 0-0-0. Las blancas dejan la torre en bl y se concentran en preparar la rup- turad4-d5. 11... 2e7. Es dificil decir si es beneficioso incluir las jugadas 11 ... We7 12 dbl. Lo que sf esté claro es que las ne- gras no pueden jugar 12... 0-0-0, en vista de 13 DbS Wb8 14 dS! Axd5 15 Qh3! a6 16 Hxd5 Hxd5 17 Wxd5 ab 18 Qxe6+!, ganando. 12 d5. Tras el desarrollo del alfil de £8, la jugada 12 Hg! parece insigni- ficante. Pero asf fue c6mo jugaron las blancas en las partidas magistrales Nunn- Jed B2d4dSdedcd4c4 HESAIACGE DIS 15 Chandler (Bristol 1981) y Ehlvest-Olll(Ri- ga 1995). La lucha siguié asf: 13 ..0-0 14 d5 Dxd5 15 Dxd5 cd 16 Hxd5 We7, y ahora tras 16 bbl Wxh2 (la jugada de Chan- dler), 0 de 16 We3 26! (como jugé Ol), es evidente que las blancas no consiguen organizarse. Después de 12.... ed surge una posicién critica de la variante 11 0-0-0. 17 a) 13 &xb6 no reporta ventaja alguna, si las negras retoman de dama. Sin embar- 80, después de 13 ... ab 14 Dxd5 0-0 15 Hel £6 16 Hg4!, las blancas siguen te- niendo algunas posibilidades. Por ejemplo: 16... aS 17 bbl BS 18 Dxb6 Dds 19 Wb4 Hc6 20 cd (Short-Miles, Brigh- ton 1984). 16 ... Wd6 17 xbé (tal vez valga la pe- a retrasar un poco esta captura y jugar antes 17 bl!?) 17 ... Dd4 18 Mgxd4 Axd4 19 Dxa8 Bxa8 20 cd BB 21 Wxb7 @xb2+! (Hebden-Nunn, Mar- bella 1982). Por otro lado, el final después de 13 .. Wxb6 14 Wxb6 ab 15 Dxd5 es completa- mente inocuo para las negras, como ha confirmado repetidamente la practica: 15 ... E.xa2 (es posible que atin sea mas fuerte 15 ... @d8!? 16 Hbi 0-0 17 4 Hes 18 Bcd £8 19 Whel Hxel 20 Bxel 28 21 dS Be7 22 He3 Wc7, y la posicién negra incluso es algo preferible, Zajariev- Kiril Georgiev, Corfii 1991) 16 &b1 ZaS 17 Qb5 FB!. Aqui ya es demasiado tarde para jugar 17 ... @d8?! Por ejemplo: 18 Whel+ dd7 19 b4! Ha3 20 2d3 96 21 He3 Ba? 22 bS Dd4 23 WII. La posi- cién del rey en d7 no parece conveniente para las negras (Morovic-Cémpora, Dubai 1986). 18 @xe7 dxe7 19 Zhel+ 2f6 20 Had6+ cgs!? 21 Kgl+ b4, Las blan- cas han sacado lo mejor de ta posicién, pe- To no pueden ocultarse las debilidades de peones en el flanco de rey, y el contrajue- go negro deberfa ser suficiente para unas tablas (Potkin-Kazakov, Moscti 1998). b) La tarea de las negras es més com- plicada dspués de 13 SbS!? 0-0 14 Dxd5 Dxd5 1S Wxd5. a En la partida Onischuk-Kutsin (Niko- laev 1995), las negras no eligieron el mejor orden de jugadas para trasponer al final: 15 ... Wo7?! 16 Wa7! Hfc8 17 db 26 18 Wxc7 Bxc7 19 &xc6l, y tanto 19... be 20b3, como 19... Hx06 20 Hd7 b621 Hel no dejan lugar a dudas: el final es muy de- sagradable. Es probable que con una defen- sa impecable las negras puedan sostener

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