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ERWIN LEUCHTER ENSAYO SOBRE LA EVOLUCION DE LA MUSICA EN OCCIDENTE INDICE Prefacio « ta ere ediciéa Hi nacimjem de la frie culta ep Occideme .. o El edvenimiento de la polifoala ... 2 La concepcién musical renaccatista a El nscimiento de a Spera y su evolucda en el siglo XVEL ‘La mmsica provestante .. La smisica en ef THuminiamo del siglo XVII ‘La reforma de Ia Spore Ey Romantica musical-y sa evolociéii en el siglo XIX La eacida, courra a concepciéo roméatica ... [La calbinacidn’ de 1a concepciéa romintica en La sce codtempo- mano y de sus manifestaciones, es una hipétesis 2 Ja que recurre Ja limitada inteligencia humana. Al desintegrar lo infinico de Ja evalucién y proyectatla ast en ] espacio finito, 1a, ciencia histérica pone estos fragmentos al alcance de tal ineeligencia. : : Pero dado el nexo causal de los aéontecimientos, toda delimitacién en “épocas” resulta hasta cierto punto arbitra- tia, ya que cada fase de la evolucién infinita se presenta “sub specie aetemitatis”, como heredera del acervo de todo el pa- sado y engendra a su vez una serie aparentemente nueva de manifestaciones, infinita como la que ella parece limitar. Asi, la evolucién, en su esencia, es tinica e indivisible, ya qiie “todo es fruto y germen al mismo tiempo” (Schiller) Sin embargo, la ciencia histética no existitia de no dis- poner el espiritu humano del concepto clasificador de “épo- a”, Pero, ya que se aplica tal método, es indispensable tener L divisién en “épocas” de Ia historia del espititu hu- a ERWIN LEUCHTER presente que —asf como ef todo es una unidad indivisible— asimismo cada “época", como parte y a la vez suma del todo es igualmente indivisible. “Cada escalén en el orden jerér- quico de Jo manifestado es parte de una unidad trascendental y consticuye 2 la vez una unidad dentro de los limites de su ente auténemo, hecho en que se manifiesta la indivisi- bilidad del Ser tinico" + Toda investigacién histética —se refiera a manifesta- ciones culturales, sociales o politicas— debe emprenderse con el criterio més amplio para evitar, en lo posible, conclusio- nies erréneas que puedan resultar de la abseraccién de una materia parcial. El fin dleimo de la ciencia histética, su con- clusién suprema es la visién de [a unidad de todo lo mani- festado. EI propésito del presente estudio es cxamninar la evolu- ign de la misica en Occidente y Megat a comprender los distineos “estilos”, etapas de dicha evolucién, como mani- festaciones de la misma fuerza creadora que ha plasmado la imagen total de la evolucién del espiritu en Occidente, ‘Al cumplir esta tarea seré necesario encarat la produc- cién musical de siglos remotos. Para comprender esta miisica y hhacerle justicia deben dejarse de lado las convenciones estéticas que constituyen la concepcién artistica del presente. Pues nada es mis sujeto a transformaciones en el curso del tiempo que los conceptas estéticos y por ende menos a pur ercnuar la inves gacin hisica Solo sis logea Lagat a las fuentes espirituales de la produccién artistica de épocas remotas, podrén resurgir Jas obras cn su verdadera csencia. El eseudio de la evolucién de la miisica en Occidente debe iniciatse por un examen de la produccién musical en la primera Edad Media, originada en la idea culeual e intima- 4 HL, Biitener: Introduccion a “Lee Sermones de Magister Echebort”. 2 | mm EL NACIMIENTO DE LA MUSICA CULTA EN OCCIDENTE. mente vinculada a los oficios religiosos, al punto que los conceptos “‘misica” y “‘msica eclesidstica” resultan sinéni- ‘mos para el histotiador. Indudablemente hubo una vasta priduecién de miisica no eclesiéstica. Pero muy poco es lo que se sabe al respecto. Esta se debe al hecho de que'los clétigos, nico sector ilus- trado de la sociedad de entonces, no han dejado sino muy es- casas referencias sobre la musica profana de su tiempo. Y ‘no por negligencia sino porque anatematizaban Ia miésica ofana, relugio de costumbres paganas hasta muy avanzada Edad Media. Del sinnimero de juicios condenatorios que ilustean fa posicidn de Ja mésica profana en el primer milenatio cristiano, se citardn los siguientes: “Hay gente que viene a Ia iglesia los domingos y los dias de los Santos, no para celebrar las ‘ceremonias, sino para bailar y cantar palabras vergonzosas, conduciéndose como paganos” (Del Acta del Concilio de ‘Maguncia del afio 826). “Los legos que velan al difunto deben hacerlo angustiados y devotos. Que nadie se atreva 2 entonar cantos diabélicos, costumbre que el diablo ensefié alos paganos”. (Abad Burchard de Worms, siglo XI) *. La carencia de datos positivos sobre Ja misica profana obliga al historiador a limitar el examen de las manifesta- ciones musicales en los primeros sigles cristisnos al de la nisica eclesiéstica, Ia sola que permite fundar la investiga- cién en documentos de la época. El Cristianismo nacié en Oriente, De all surgieron asi- misino sus primeras manifestaciones culturales, hasta cierto ‘punto opuestas a la modalidad occidental. Po: tal razén la historia de la rndsica en el primer milenario es, en definitiva, 2 Vee: leman). W, Brunies: Das dewtsebe Volhulied (La cancién popalar B ee eagene ca la nis ue, idlnces ae 260 ala misia edesistin, a principio del siglo X. Aunque faltan noticias seguras referentes a una existencia anterior de la polifonia es dable suponer que ela ful prac dada desde tempos ramtes en el ate popu y que tu adopcién por la Iglesia eatlca resus del proceso de “oct dentalizaciba” que ven‘a sufrendo la misica inngica,. de corigen oriental, desde su primera apaticién en Occ Tal hipéecss se basa en slgunas observaciones relatives 4 la conceptiGn esendialmente diferente de ls melodas sa tess y prokanzs del Medioer. ‘Ambas aspecto de una indamente sven: Evan bere byt te tan ops nuevas formas de la vida social y en las mentes plasmadas por Ia Filosofia caresiana se desarolla un persamiento emi- fentemente analitico ‘que se manifesta en una cantidad de Rx {pin apf sigo dl inne mis que una determinada etapa de un proceso de evolucién cep, que en el pei. Pus, pr ms innove dor que pretenda ser, todo movimiento revolucionario estd somelido al ping universal de concatenacién de los he- chos, “fruto y germei™ al mismo tiempo. A eg pl Vo a a ar una nueva etapa en renacentista de indivi- m ERWIN LEUCHTER ualizacién cuya wiltima fase es quizi la iniciada por ef Ihu- ual El elemento caracterfstico, la fuente de energla que ali- ‘menta todas las actividades del siglo XVIH, es el anhelo de una definitiva “liberacién del individuo”. No cabe duda, de que e! individualismo —ya desde el Renacimiento— ve- nia haciendo sentir su fuerza vivificadora en Occidente. Pero sélo en el siglo XVIII, al iniciarse la separacién mate- rial entre Ja Iglesia y el Estado, el individuo se emancipa en absoluto del dominio de la teocracia medioeval. Exe siglo en que la supremacia eclesiéstica queda su- perada ha sido hasta hoy la época de més franca proclama- cién de la vida terrena que propugnaba una religiosidad antidogmatica de caracteristicas panteistas. Es evidente que tal tendencia se vi6 favorecida por la orientaciin terrenal que sustenta el Protestantismo, hecho que hace comprensible la ya mencionada falta de resisten- cia de éste frente al movimiento iluminista. La superacién de Ia Iglesia como suprema izacién de Ia comunidad hens nenfese "isiblemence en la concepcién del Estado, que, si bien remonta a los albores del Renacimiento, sélo en el siglo XVIII legs a matetiali- zarse plenamente, El Estado mediocval-teocritico era consi- derado como una “institucién divina”. Con el incipiente Re- nacimiento se inicia la secularizacién progresiva del Estado que “deja de ser una institucién divina para convertirse en Ja obra de un convenio forjado por la razén humana” *, La realizacién de tal concepto del Estado es indepen- diente de la organizacién de éste —sea monérquica o repu- blicana— ya que Jo decisive reside en su concepcién secu- een ew Sar hag m Stem tarea la de dar un cuadro sindptico de lb sus tendenciasy se funden las mileiples manifestaciones par- ales en una sola imagen caracteristica. La producrién musical del siglo XX ofrece un axpecto aparentemente confus y, por cet, el debe seo para el contempordneo; tuna generacién venidera, sus ten dencas no seen menie inequivecas que ls de cualquier otra Epoca de transici fa impone el procedimiento del examen: se tratari de demostrar como la mtisica contemporinca se enlaza, coxgénicamente con la del siglo XIX, limitindose en lo demés 167 ERWIN LEUCHTER 2 una mera caracterizacién de sus principales corrientes y El problema que se planted a la miisica del incipiente siglo XX consistfa, como yz se dijo, en encontrar la solucién del antagonismo que en-el arte “neorroméntico” aparece entre ‘sa esencia realista y su apariencia romantica. ‘Cuando en 1886 mvvere Liss tltinto de los tres grandes exponentes de [a misica imperialists, comienza a manifes- tarse una reaccién contra el espiritu de exte arte, rexcién que se concreté en varias corrientes de distinta indole, ero por més opuestas que parezcan las dos tendencias fundamentles de fines del sigle XIX: Neturalismo Tm- presionismé, surgieron sin embargo de un mismo impulso: la ‘oposicién al antagonismo neorroméntico; ambas tratan de so- lucionar el problema al eliminar uno de los dos elementos cos: el Naturalismo adapra la apariencia (los “pro- geamas” y los argumentos operisticos) a la esencia realisa, mientras el Impresionismo, siguiendo el rumbo inverso, con- cverda Ja esencia con la apariencia romantica. Al lado de las tendencias mencionadas obraron otras, como el “Neoclasicisme” de Brahms y la supervivencia del Neotromanticismo en los poemas sinfénicos de Strauss y otros compositores que, a pesat de su alto valor aristico, son ‘menos importantes en cuanto a su influencia en la evolucién de la misica cos . EI Naturalismo en la misica tiene su origen en la lite- satura del titimo tercio del siglo XIX, que se inspiré en Ia actualidad sacial tratando asuntos de la clase media y del eas perenne poema sinfénico a la milsica infénico) See Pina: Lsapatens Goce saw donar los “toménticos”, volviendo a la cién realista de In dpera del Huminismo. De este modo quedé 168 LA REACCISN CONTRA LA CONCEPCION ROMANTICA restitulda la continuidad evolutiva, interrumpida por la suer- te ni gue pom Sp n> Carmen de Biz (1845) es la primera manifestacén del Naruralismo musical que culminard luego en la tendencia ‘verista” de Cavalleria rusticana de Mascagni (1890) y Pe- glace ¢ de Leonicavallo (1892), cuyo decidido realismo pro- dlujo ‘un efecto sensaconal en ef ambiente de la Spera post- ‘wagneriana. Ambos compositores lograron superar el anta- gonian del miss nearenintc inpnicdo segues: scans pe len bp ‘ms "Ere argo en el momento “acu” que caracérea la ilsica verista de fines del siglo XIX abrié nuevas perspecti- vas ala creacién artistica e hizo que exta tendencia lograra a cjercer una decidida influencia sobre una determinada co rriente de la mésica contempordnea. Nacida de uina reaccién criginalmente instintiva contra la apariencia roméntica de la Sper wagnvana. nena ta tind opto bata cok ‘minar en una tendencia antirroméntica por "Ya como el Romantica ee erucioanacénico dentro de una fase evlutiva que s nici con el Haminismo— tonbo de lai dela realidad de va Spoce 2 un mundo de ex- tuck poblado de mers prducosd ta fantasia, asf también esa tendencia antirromdntica eémase, debido a su absoluca identificacién con la actualidad, la defensora de esa posicién ” frente al mundo que la rodea. De ahf que dicho movimiento antirroméntico del siglo XX se defina a si mismo pl cauncaciin de a nombre: a opin al subjedvismo ta toda forma, eendencia que cristaliza en cuanto a la misica tls prowripci de a expres! econ ceo fn en

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