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240 ‘Wiis, TA. (1985). Coping and substance vse initiation. En S. Shiffman & TA. Wills (Eds). Co ‘ping and substance use. Academic Press, London. Zannaca, JL. (94), Jventud espanola, Diteccén General dela Juventud, Ministerio de Cultura. ‘2mwbeno, NE}, Hanbine, WM, APSLER, R (1978). What is drug abuse! Journal of Drug issues, 8, pags. 935. ‘Zucten, RA, GoMBERG, ESL. (1986), Biology of eleobolism reconsidered: he ease for a biops- Yelilogial process. American Psychologist, 41, pigs. 783-793, Revista Espanola de Terapia del Comportamiento 1989, Vol. 7, 22 ANALISIS FUNCIONAL DE LAS TERAPIAS CONDUCTUALES: UNA CLASIFICACION TENTATIVA Eugenio Diaz Gonzales, Patrica Lands, Maria de Lourdes Rodrigue, Emilio Ries Silvia Sanche Resumen Los procedimientos de cambio conductual, agrupades bajo las terapias de conduc- tay el andlisis conductalaplicado, se han clasificado con base en criterios etiolégico- tecnoldgicos derivados del modelo clinico-psiquitrico Se hace una ertica de este modelo y se propone una clasficacién funcional alter- nativa de los procedimientos de cambio conductual. En un escrito previo (Ribes, Diaz Gonzalez, Rodriguez y Landa, 1986) se examina ron las limitaciones que impone el modelo médico-clinico ala aplicacién de la metodo- Jogia conductual para resolver los problemas de naturaleza individual. ‘Se consideran las siguientes limitaciones: 1) identificar el problema de comportamiento con base en criterios morfolégicos, suponiendo que dichas morfologias —en la mayorla de los casos— conllevan ‘anormalidades intrinsecas; 2) interpretar el problema de manera restringida, refiriéndolo ala especificidad de Ja cireunstanciaen la que la persona solicitao se le presenta el apoyo «terapeéu con ¥ 3) plantear la intervencién «terapéutica» en términos tecnolégicos, suponiendo que existe una correspondencia biunivoca o multivoca (dependiendo del enfoque par- ticular) entre los procedimientos y l(s) morfologias)identificada(s) como pro- blema. El cambio de comportamiento se estructura con base en la(s)técnica(s) Aisponible(s, en lugar de hacerlo después de una evaluacién funcional genuina del problema individual. ‘Adin cuando existen diferencias conceptuales importantes entre la modificacién de 241 me condita, las terapias conductuales y el analisis conductual aplicado, consideramos que Jas limitaciones recién sefaladas se aplican a todas las formas conductuales de aplicacion. clinica, En todo caso las diferencias entre ellas se manifiestan en los crterios de clasifica- cién de los procedimientos conductuales y en la agrupacién tenica de dichos procedi- mmientos. Las llamadas terapias conductuales y la modifieacién de conducta pueden ser siempre analizadas en términos de componentes ténicos desde el marco del andlisis con dductual aplicado. Sin embargo, la integracién de dichas técnicas en los procedimientos de cambio conductual y los crterios para clasificarlos, derivados de marcos conceptuales distintos, difieren, muchas de las veces radicalmente, de las categorias y principios meto- doldgicos del andlisis conductual aplicado. Enesteescrito nos proponemos plantear una manera muy distinta de concebir las téc- nicas de cambio concuctual disponibles, ubicdndolas en un taxonomia funcional que per- mita desagregar procedimientos compuestos en términos de caracterstcas vinculadas ala interaccin de la naturaleza del problema, os efectos del procedimiento a accién de! «te~ rapeuta» y otros aspectos relacionados. Esta clasificacion se propone como una aternativa ‘als formas actuales de agrupar a los diversos procedimientos de cambio conductual. La cuestion central que define el uso de las t€enicas de modificacin de conducta, sean concebidas como «terapias» conductuales, como andlisis conductual apicado, ocomo alguno de sus sucedneos pragmaticos (la terapia racional emotiva) y copnoscitivos (as parad6jicamenteIlamadas terapias cognitivo-conductuales, ya veces llanamente cognos- ‘itivas), es la suposicién de que constituyen téenicas o paquetes tecnologicos disefiados ‘ex profeso para product cietos resultados con base en la naturaleza del problema de com- portamiento que aqueja al individuo. Este supuestoesté vinculado a un conjunto de pre- ‘misas que, ain cuando se han esaminado en otros esritos (Ribes, 1977, 1980; Ribes y col, 1986), es conveniente explictar con claridad, con el fin de justificar el examen crtico que se realizay la alternativa de clasificaci6n a ser propuesta. Laaceptaciéa virtual de un modelo médico-clinico por partede lo que genéricamen- te denominaremos el enfoque de modificacién de conducta, ha tenido lugar con matices aparentementecontradictorios. Fl llamado modelo conductual no ha sido mds que un «re- ‘miendo» parcial del modelo médico-clnico, pues nunca se ha cuestionado la orientacién patoldgica de las ténicas de cambio conductual, excepcién hecha de Goldiamond (1974). Elmodelo conductal cuestion6 el causalismo interno del modelo médica, pero nunca puso en tela de juicio 1a concepcién patolégica definitoria de dicho modelo. Las discusiones sobre el modelo médico realizadas en la década de los sesenta (Ullman y Krasner, 1965; Bandura, 1969) criticaron la causacién dela conducia por enidades internas yla concep ida del comportamiento anormal como un fendmeno puramente sintomdtica, Lo que ‘nunca se euestioné fue el hecho mismo de la anormalidad del comportamiento Flmodelo conductual sumié la exstencia de comportamiento anormal, pero a dife- rencia de la concepcin patoldgica especifica del modelo médico, no acepté que esta anor- ‘malidad estuviera determinada internamente. Por consiguiente, la anormalidad del com- portamiento no era intrinseca, sino impuesta. El comportamiento era anormal debido a contingencias externas, y en esa medida, la anormalidad era impuesta'. Sin embargo, "Bl riterio conceptual adoptado para ditinguir la anormalidad conductual dela ancrmalidad médica es semejate al empleado por Murray Sdman (1960) en Tacs af Sciemfe Research (NY: Basic Books) al discus la variabildad en relacion con la conduct: la conductaintrnsecamente ‘variable versus la conducta bajo varabldad impuesta, 23 al margen de fa naturaleza intrinseca o impuesta de la anormalidad, el modelo conduc- ‘ual incorporé la premisa de que la conducta podia ser anormal. Se atribuyé la anorma- lidad del comportamiento a su control del estimulo distorsionado, ala interferencia de conductas reforzadas positivamente por respuestas emocionales, y alos efectos negati- vos de la condueta sobre el propio individuo. Nunca se planteé explicitamente que la conducta per se no puede ser anormal, y que a diferencia de los fenémenos biol6gicos, Ja anormalidad es siempre la consecuencia de un juicio de valor socialmente estipulado. La anormalidad no es una condicién; es una atribucién. La anormalidad del comportamiento se identfie6 con formas 0 morfologias parti- culares de comportamiento, siguiendo la normatividad impuesta por el modelo médico- clinico de la psiquiatria De este modo, la metodologia conductual, adoptando un enfo- {que patolégico-climinativo, se dirigié a la remocién de aquellos comportamientos con- siderados anormales y al establecimiento de nuevos comportamientos como proceso de rehabilitacidn o prétesis conductual. La depresion, las obsesiones, la ansiedad, las fo- bias, las alucinaciones, las conducias grotescas, el consumo de alcohol ytabaco, las pric~ ticas homosexuales (estas utimas hasta que dejaron de ser consideradas anormales), y ‘muchas otras conductas, constituyeron el objeto de los procedimientos de cambio con- ductual. La anormalidad se identificaba con la morfologia de los comportamientos,si- guiendo el cinon psiquidtrice. La diferencia estribaba, ahora, en que se suponia que esta anormalidad era impuesta por las contingencias del ambiente, y no era determina da por procesos o entidades internas. -Establecda la anormalidad del comportamiento con base en los criterios del modelo linico-psiquistrio, pero desechando los supuestos correspondientes a su causacion por ‘entidades o procesos internos, as estratepias generales de modificacin de conducta se dirigieron al disenio de procedimientos y «paguetes» de técnicas especifieas para los dis- ‘tintos tipos de comportamientos andmalos, De este modo, se supuso que para cada tipo de anormalidad se podria disponer de un procedimiento 0 paquete de procedimientos «te- rapéuticos», de manera andloga a lo que ceurre en la prictica médica. La investigacién clinica —o aplicads, como algunos prefieren llamarla— se orient teenolégicamente, es decir, a a bisqueda, dseno y prueba de ténicas, procedimientos o paquetes que, funda- ‘mentados en un andlsis terico acerca de fa naruraleza impuesta dela anormalidad con- ‘ductual, permitiera eliminarla, y de ser necesari, establecer comportamientos habiitado- res o rehabilitadores, Este titimo aspecto no se planted explicitamente en la mayoria de Jos casos, dado que, como en el modelo médico dominant, se supuso también que Ia a la ocurrencia de este ihimo. De la fundamentacién y clasificacién de las técnicas de modificacién de conducta. Como se sefialaba anteriormente, los diversos procedimientos de modificacién de ‘conducta provienen de razonamientos conceptuales distintos. Por una parte, se ence ‘ran el conjunto de técnicas derivadas del llamado andlisis experimental de ia conduct xyel modelo de la triple relacién de contingencia formulado por Skinner (1953), Por otra ma ee parte, estin las lamadas terapias conductuales vinculadas en su origen al condiciona- Imiento pavloviano y a la teoria de Hull-Spence sobre el aprendizaje (Franks, 1965). Dentro de éstas, ha tenido lugar una evolucién, o involucién si se examinan Idgicamen- te las premisas que las fundamentan (Ribes, 1989), al diferenciarse las lamadas tera- plas conductuales-cognoscitivas (Forest y Rathjen, 1978) que hacen hincapié en el pa- pel de las variables simbslicas internas en la produccidn y eliminacién de la conducta anormal. Finalmente, estin algunos procedimientos de cambio conductual,incorrectamente clasificados como terapia conductual, como lo es el caso de la terapia racional emoti- va, que no examinaremos por razones obvias. En el caso de las terapias conductuales, su clasificacién se ha realizado con base en un doble crterio; a) la naturaleza del proceso conductualinvolucrado en la rlacién anormalidad-procedimiento; y b) el conjunto de procedimientos que describen a la terapia como paquete integrado. De este modo, las terapias conductuales se clasifican por el uso de procedimientos de contracondicionamiento, extincién, inhibicién, activa- cién de respuestas incompatible, procedimientos que se supone corresponden funcio- nalmente a la naturaleza det proceso del comportamiento anormal: ansiedad por evita- ign, inhibicién por frustracién, etc. También se consideran las caracteristicas de la ‘operacién de los procedimientos empleados: desensibil inundacién, etc. Por su parte, las técnicas y paquetes derivados del andlisis conductual aplicado, se clasifican con base en la relacién operacién-efectos de dichos procedimientos sim- ples o integrados en programas. Las ténicas, todas ellas derivadas del condicionamien- fo operante, ya sea como extrapolacién de operaciones evaliiadas y empleadas en el laboratorio de conducta animal, 0 como extensiones pricticas de dichas técnicas- operaciones, se agrupan en cuatro categorias fundamentales: a) técnicas para el esta- blecimiento o adquisiciin de comportamiento; b) técnicas para aumentar la frecuenci de comportamiento ya existente; ¢) t&enicas para disminuir o eliminar comportamien- {0 y, d) tdenicas de apoyo y control del estimulo, para asegurar Ia ocurrencia apropi da de la conducta. Este conjunto de técnicas puede utilizarse de manera aislada, o bien pueden integrarse en paquetes 0 programas complejos de intervencién; pueden ser autorregulados por el propio usuario —en mayor o menor grado—, como ocurre con las téenicas de autocontrol;o bien, pueden ser administrados institucional o exter- namente ~en el caso de ambientes semiabiertos como la familia— por personal profe- sional o no profesional, como ocurre en las llamadas economias de fichas o sistemas de administracién de contingencias. El empleo de dichas técnicas 0 paquetes depende de la naturaleza del comportamiento andémalo: sies un exceso o un défcit, 0 un control de estimulos inadecuado. No es extrafio que los procedimientos de cambio conductual tengan criterios de clasificacion ajenos alos de las categorias que describen y agrupan los comportamien- tos anémalos. La clasficacién de las anomalias desde el punto de vista del modelo ‘médico-psiquidtrico constituye una taxonomia etiol6gico-sintomatica (Kanfer y Sas- low, 1969). Esta taxonomia no es indicativa del tratamiento o terapéutica que corres- onde a las anomalias agrupadas, pues esté elaborada con base en crterios morfoldgi cos para describir la sintomavologia, bajo el supuesto de que estén determinados por aus perturbaciones isomérficas més generales en entidades © procesos internos inferidos (Grastornos del pensamiento, de la afectividad y de otras «facultades» cognoscitivas). Por ello, ain cuando el modelo conductual acepta implicitamente la clasifieacién de Jas anomalias del comportamiento formuladas en el marco del modelo médico- psiquidtrico, se ve obligado a agrupar sus tEenicas con base en eriterios independientes, Idemtifica a'la morfotogia del comportamiento, el indicador puramente sintomatico segiin el modelo médico, con el problema a resolver. Lo ubica especfiamente en cir- ‘cunstancias y respecto de personas, con base en el andliss de la anomalfa de acuerdo con los criterios de Ia terapia conductual o del andlisis conductual aplicado, se elige(a) la(s)téenica(s) 0 paquete que se considera pueden eliminar Ia anomalia en cuestién, Kanter y Phillips (1969) han realizado quiz el esfuerzo mis sistemitico por clasificar tanto a las terapias conductales como @ las tonicas del andlisis conductual aplicado bajo uun mismo marco organizador. Dicho marco de clasificacién toma en consideracion el gra do de participacion del usuario y e nivel de participacidn directa del «terapeuta» en el pro- ‘eso de cambio conductual. Es en este sentido una clasificacién organizada con base en el arado de transferencia de la teenologia por parte del «terapeuta» al usuario. Estos autores hablan de cuatro tipos de psicoterapia, en la medida en que el sistema pro ‘puesto abarca a todo tipo de teapia y no s6lo a la conductual: 1) las terapias interactivas; 2) las terapias de instigacion; 3) las terapias de replicacin; y 4) las terapias deinervencién. Las terapias interactivas se basan en entrevistas personales extendidas yel uso fun- {damental dea conducta verbal del terapeuta para inducir ef cambio en el usuario, supo- iendo que la interaccidn diddica es representativa de toda otra interacciOn. En la tera- iade instigacidn se emplean sugerencias y tareas especificasasignadas al usuario para {que las ponga en practica en su medio ambiente. El reporte verbal del usuario o sus autoobservaciones constiuyen el material que regula la partcipacién del vrapeuta, pues elusuario aprende, en cierta manera, a ser su propio terapeuta. En las terapias de rep cacidn, se arguyen algunos segmentos crticos dela vida del usuario dentro del ambien- te terapéutico, suponiendo que se generalizaré al exterior, El erapeuta induce y procura cnsecuencias a las conductas «apropiadas», a la vez que elimina activamente las eon- dductas «inapropiadas«, En las terapias de intervenci6n, el wrapeuta entra directamente en las interacciones del usuario con su medio ambiente y la intervencién se restringe ala conducta especitica seleccionada Como puede observarse, laclasificacién propuesta no rebasa la dimensién de via- bilidad tecnol6gica que caracteriza a los procedimientos de cambio conductual. Consti= tuye un anlisis de factibilided operacional més que de pertinencia funcional Sin embargo, los criterios teenolézicos dirigidos a problemas mas 0 menos espect- ficos no parecen garantizar la efectividad de los procedimientos conductuales que se aplican «terapéuticamente». Ejemplo de ello son las estrategias multimodales (Lazarus, 1973) ola inefectividad relatva con problemas especificos como el aleoholismo (Kelle, 197). Una discusién més extensa de esas limitaciones puede encontrarse en Yates (1977), Kazdin (1979), y Segura (1985). AI margen de otras consideraciones —no menos fundamentales— parece conveniente proponer nuevos crterios de clasifieacgin de los procedimientos de cambio conductual, que ain cuando teconozcan la relacién operaci6n efecto de las ténicas, organicen su aplicaciin bajo crterios genuinamente uncionales, vinculados a la naturaleza de los problemas individuales que se pretenden resolver 246 Una alternativa de clasificacion. Frente a ls limitaciones y deficiencias del modelo elinico, Ribes y cols. 1986) han propuesto una aproximacién metodol6gicaalternativa: el anaisiscontingencial. Se parte de algunas consideraciones planteadas por Goldiamond (1975), ast como por Ribes y Lépez (1985). El andlisis contingencial consta de cuatro ejes bésicos: 4) el sistema microcontingencial, que comprende las relaciones situacionales valoradas ‘como problema por e individuo © por otros; b) /os factores disposicionales, que facili- tan las relaciones microcontingenciales;c) las conductas del individuo que son media-

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