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i SOIIITIIIION be HISTORIA DE LA CIVILIZACION DE ARAUCANIA = (Continuacion ) CAPITULO Tt La edad de piedra Orijen del americano.—Orijen del chileno.—La tradicion—La lingiistica ila antropolojia.—Los restos materiales.—Las_ piedras horadadas—Una maza restaurada.—Las hachas 0 fogui.—Las puntas de flechas.—Lac. Piedras sagradas.—La piedra de Retricura.— Amoletos.—Otros utensilios. —El hombre primitivo.—Sus habitaciones,—Sus vestidos, alimentos i ca- ractéres fisicos. Hasta hoi permanece en estado de problema el orijen del hombre americano, Escritores i antropdlogos han establecido innumerables sis- temas, en desacuerdo por lo comun, acerca de esta cuestion tan compleja. Muchos de los primeros han sostenido sus teorfas segun el escaso desenvolvimiento cientifico de su época i el criterio do- tminante de ajustar estos estudios a la significacion biblica. Por medio de conjeturas caprichosas i fantasticas, se atribuia ‘rome citi 20 MEMORIAS CIENT{VICAS 1 LITERARIAS a los aborijenes de América procedencia de diversos pueblos del oriente o del occidente. Asi fué como se legé a suponer gue descendian de los judios, de los fenicios, griegos, cartaji- neses, céntabros, expafioles, romanos, noruegos, chinos, mogoles, tartaros, australasios i polinesios. A veces para refutar una hipétesis, ideaban otra no ménos singular i desprovista de fur La misw cel primitivo habitante de Chile. damento sdlido. a diversidad de opiniones reina en cuanto al orfjen Autor hubo que, paralojizado por la semejanza de algunos rasgos fisicos i de costumbres, crey6 que los primeros publadores de este pais procedian de los tartaros (1). Et Cabildo de Valdivia habia comunicado al rei que el con- quistador del mismo nombre puso Imperial a la ciudad del valle de Cagten o Cautin, porque en las casas de los naturales se hallaron Aguilas de dos cabezas hechas de madera, que no sobresalientes de las chozas de log indios. Siendo esa insignia propia de los romanos, no falta- eran sino las puntas de palos ron candorosos cronistas que supusieran que de aquel pue' descendian los araucanos (2). ron otfos que les frisios, pueblo de la Jermania que habitaba la isla de los batavos, hoi de la Holanda, habian po- blado esta parte dei continente, en atencion a su admirable habilidad en el arte de la navegacion. La simple semejanza dela costumbre de pasar la flecha de los indios chilenos de los noruegos, did motive a un autor para afirmar qne unos i otros tenian un comun orijen (3). No falté quien atribuyese a los indi la singular procedencia de los arevacos, pueblo de la antigua Hispania, en la actual provincia de Castilla la Vieja, o de Ja Escitia, nombre antigno de las poblaciones diseminadas en los paises Hamados hoi Rusia, Turkestan i Siberia occidental (4). (2) Frat Anrosto oe Catan Agi (2) Gay, Documentos, 3. (3) Scuurer, Recherches historiques, ete. (4) Rocwa, Dratado iinico del orijen de los indies etc Cronica moralizada del érden de San HISTORIA BE LA CIVILIZACION DE ARAUCANIA 281 El prolijo cronista Rosales cree que los espafioles de las islas Hespérides, que se ha supuesto son las Canarias o las del Cabo Verde, pasaron al Brasil, i que por una espansion considerable llegaron hasta Chile. Varios autores pretenden que la poblacion primitiva chilena se deriva de inmigraciones venidas del norte, de tribus radicadas en Jas otillas del Orinoco o en Caracas (1), Un historiador chileno, Pérez Garcia, sostiene que los habi- tantes del norte del Peri llamados chinchasuyos, se juntaron con los del este, los antisuyos, declararon la guerra a 10s colla- suyos, del sur, i los empujaron hacia Chile, donde se estable- cieron con e] nombre de moluches, jentes a quienes se les declard la guerra. Sentéronse otras deducciones que hacian venir del oeste a los primeros pobladores, ya de los filipinos, ya de los mogoles. Descuella por lo paraddjica la del padre franciscano Ram(rez, quien sustenta la opinion de que venian del noroeste, de fa Siria o de la Palestina, i que tocaron en las costas de Valdivia, Im- perial, Tirua i Tucapel (2). Reputada opinion aeste respecto es la del historiador jeswita Ignacio de Molina, que se manifiesta inclinado a considerar el Asia austral, el Tibet, como la patria de los projenitores de la raza chilena, Cuando la historia no consigue penetrar en la vida primitiva de un pueblo, interviene la tradicion i proyecta alguna Jaz sobre jos hechos en duda. El} pueblo araucano, en realidad, no tiene tradicion acerca de su orfjen, ni sobre un pasado que se aleje a tiempos mui dis- tantes. La observacion directa le hizo comprender que la tierra ha esperimentado las consecuencias de un perfodo dilaviano i forjd u pa leyenda en consonancia con su estado de cultura i su natu ral supersticioso, dnica que se rélaciona con una época remota. Segun cuentan los cronistas, Jos indios antiguos creian que sus antepasados se habian salvado en !a cima de los cerros que ) Papre Ottva, Historia del Pert; M. Brasseur de Bourg-bourg. ies (2) Cronicon sacro imperial de Chile. 282 MEMORIAS CIENTIFICAS J LITERARIAS sobsesalian por su altura, denominados Zvegtreg, Trentren o Lenten, Una culebra del mismo nombre les habia advertido el peligro i otra, Caicai-vilyr, de lus lugares bajos i enemiga de los hombres, habia hecho salir el mar, Aquélla los protejia en la inundacion elevando el cerro en que estaban asilados i ésta los hostilizaba levantando el nivel de las aguas. Pocos lograron salvarse, despues de infinitas penalidades, El agua alcanzé al mayor niimero, que se convirticron en peces i rocas. Por su instinto, los animales se salvaron, ‘Los hombres convertidos en peces despues se mezclaron con las mujeres que iban a pescar: de ahi se derivan muchas fami- lias indfjenas. Al presente, los indios cor

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