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BIOPIRATER{A EL SAQUEO DE LA NATURALEZA Y DEL CONOCIMIENTO por VANDANA SHIVA traduccién de ISABEL BERMEJO. SOUTH END PRESS BROOKLYN, NEW YORK AND BOSTON, MASSACHUSETTS Derechos Reservados © 1997 por Vandana Shiva ‘radueckin del inglés: Isabel Bermejo Esta edicién © 2010 por South End Press Se permite la reproducciin de hasta 500 palabras secuencales cuando la fuente «ext debidamentectaday cuando el mimero total de palabras no eaceda de 2,000, Para clear con un niimero de palabras mayor, por fivor eseriba a South End Pres para el correspondiente permis, Portada: Alexander Dwinel Fotografia de portada: Alexander Dwinell Fotocomposicidn: Text Grif primera edicién em inglés South End Press, EE UU tieulo origina: Biopicacy: The Plunder of Nature and Knowledge primera edicién en espafiok: Iara Editorial, Espata Library of Congress Control Number: 2010927371 ‘Biopiratria: Fl saqueo dela narualeaay del conocimicnto ‘Vandana Shiva ISBN: 978-0-89608-791-0 South End Pes teconoce con graitud e spoyo isituconlfandamentl de Medes vets College de la Universidad de la Ciudad de Nueva York por proporcionar ‘un hogar fisico¢ intelectual para el mundo de la publicacén independicme, Jee. escribe. rebélate, South End Press Medgar Evers College, 1650 Bedford Avenue, Brooklyn, NY 11225 14 13 12 11.10 12345678 INDICE PROLOGO LAS PATENTES SOBRE LA VIDA (IS4REL BERIETO) INTRODUCCION LAS PATENTES AL SERVICIO DE LA PIRATERIA, CAPITULO UNO. CONOCIMENTO, CREATIVIDAD ¥ DERECHOS DE PROPIEDAD INTELEGTUAL CAPITULO Dos G25 POSIBLE CREAR LA VIDA? GES POSIBLE SER DUER@S DE LA via? CAPITULO TRES LA SEMILLA Y LA TIERRA caPfruLo cuaTRO LA BIODIVERSIDAD Y EL SABER DE LOS PUEBLOS. caPiruLo cINco ‘TRIP, UNA ZANCADILLA ALA VIDA, CAPITULO SEIS HACER LAS PACES CON LA DIVERSIDAD. CAPITULO SIETE. NO VIOLENCIA ¥ EL CULTIVO DE LA DIVERSIDAD 19 25 39 65 89 1 125 143, PROLOGO. LAS PATENTES SOBRE LA VIDA Isabel Bermejo Dicen que la ciencia anda desciftando el c6digo informético de la vida, y que ahora las multinacionales quieren cultivarla en sus la- boratorios, para que no ande suelta por ahi, la loca, desrochando colores y alegrias cada primavera. Pero la vida es musica, Tiene notas, y ritmos, y cadencias, y melodfas propias. ¥ es una magia poderosa y juguetona que mueve el corazén, los pies y el alma. Y Ja vida, como la msica, se hizo para desparramarse, regalando igual a los pobres y 2 los poderosos. Hay en el mundo miltiples can- ciones, para quien quiera oft. Y esas canciones son un trocito del alma de los pueblos y —al igual que la vida— no pueden culti- varse en el laboratorio de una transnacional. Por es0, ahora que el capital quiere aduefiarse de las notas con que se componen las can- ciones diversas de la vida es preciso pararle los pies, entre todos La imposicién de una economia de libre mercado supuso en el pasado convertir en mercancia el trabajo y la tierra. Para ello, la teorfa liberal redujo a las personas a simples «recursos humanos», desgajando de su vida una de sus dimensiones més ricas y comu- nitarias —e] trabajo—, mientras que la tierra, sustento de fertili- dad y vida, quedaba reducida a «recursos naturales» apropiables, ‘comprables y vendibles. Actualmente, el capital transnacional pre- tende ir mas alli, introduciendo en el mercado las propias bases dela vida y su capacidad reproductiva, y reduciendo la diversidad de la naturaleza a «recursos genéticos» sobre los que reclama dere- chos de exploracién exclusiva, Biotecnologlas de ayer/manipulacién genética de hoy Todos los pueblos han cosechado la abundancia de la naturalera, y se han servido de las funciones diversas de los seres vivos para universales como el pan, el vino y el queso utilizamos levaduras, bacterias y hongos. Y mucho antes de que las multinacionales far, ‘macéuticas comercializaran la aspirina se conocia el efecto calmante de Ia corteza del sauce, y otros muchos principios curativos pre- sentes en la naturaleza. Las nuevas tecnologias de singenieria» 0 manipulacién genética desarrolladas en las ikimas décadas, sin embargo, son radicilmente diferentes de esa sbiotecnologia» tradicional. No se trata ya de co- sechar los bienes que nos regala la naturaleza, ni de servimos de rocesos y funciones naturales de los seresvivos, sino de sdisehary en el laboratorio ‘organismos con caracterfsticas nuevas. Como quien recorta revistas de colores para componer con los pedacitos tuna imagen més a su gusto, la biotecnologia moderna busca des. componer los organismos vivos en simples segmentos genéticos, para luego recomponer en un tubo de ensayo formas de vida con funciones nuevas, a la medida de las necesidades industrales. Aun ue todavia de forma muy rudimentara, ls técnicas de manipu. lacién genética permiten aislar en el laboratorio trocitos del mare. rial que determina las funciones de un organismo vivo (los genes), copiarlo, y preparar verdaderas ensaladas genéticas, combinande genes de bacterias y virus con plantas, animales, y material vive rocedente de seres humanos. Con ello la ingenieria genética lleva camino de reducie la vida 8 trocitos de material genético, que se convierten en la materia Prima de fuuros negocios y de un dominio absoluto del mundo. Hace afios se consiguié manipular organismos sencillos —bacte. rias— para la produccién de férmacos y sustancias de urilidad in. dustrial. En 1996 han salido al mercado internacional las prime. tas cosechas de plantas manipuladas genéticamente, cultivadas en EEUU. Y para el futuro la industria promete maravillas, presen- 10 tindonos la «revolucién biotecnolégicar como la solucién a todos Jos problemas de la humanidad. De cémo controlar la vida: las patentes biotecnolégicas Si bien las soluciones «milagrosas» prometidas no acaban de lle- gar lo cierto es que las expectativas de negocio y poder despertadas Por Ia ingenierfa genética han sido enormes, y han atraido inver- siones multimillonarias. Por ello el capital transnacional quiere ase- gurarse a toda costa el control del «material» bioldgico, y el mo- nopolio absoluto de la biotecnologla : Pero la vida es misica, y tiende a desparramarse y a fluir, y no ¢s posible encerrarla en una caja fuerte abe seal wees ital transnacional ha optado por la solucién més eficaz p ee iones de dominio, reclamando derechos de patente del ‘material biolégico que pregona haber inventado en sus laborato- Fios, Basta con describir la composicién quimica o una funcién de un trocito de material genético, para proclamarse su «inven- tor y reclamar derechos exclusivos sobre su furura utilizacién, y sobre todos los organismos vivos portadores de la «neva» carac- terfetica genética. Las patentes ororgan privilegios exclusives —y cexclayentes— de explotacién, y suponen en la préctica la creacién cde monopolios absolutos, que la industria transnacional utiliza para frenar el desarrollo de posibles competidores. Ademis, en el caso de los seres vivos las patentes conceden a su titular derechos que se extienden también a la descendencia del organismo patentado, permitiendo con ello la apropiacién no s6lo del material biol6gi- 0, sino de ls funciones reproductivas de la vida. El afin de aduefiarse de las bases de la vida estd llevando a una loca carrera por descifrar la composicién genética de los organis- mos vivos, y por acaparar el mayor nimero posible de patentes genéticas, y con ellas el monopolio de lo que constituye la base de Ia alimentacién, de la salud y de la propia vida. En EE UU se han concedido multitud de patentes sobre plantas, animales, y sobre el material genético bioldgico procedente de seres humanos. Las patentes en algunos casos son tan amplias que abarcan a especies enteras de plantas, y permiten a la agroindustria imponer a los agticultores todo tipo de condiciones para su cultivo, y prohibir- WW les guardar semilla de su propia cosecha. Y los tribunales reciente- mente han sentado un precedente muy grave, al desestimar la re. clamacién del incauto sdonante» de la primera linea celular hu. mana patentada en EE UU, que pretendia recuperar los derechos Sobre su propio cuerpo. El duefio de la lina celular patentada «Moo ‘s ahora la multinacional Sandoz, que ha pagado més de 2.000 tillones de pesetas por los derechos de patente concedidos en su dia al médico del Hospital que descubrié caracteres interesantes en el material biolégico extirpado a un paciente. La Convencién Europea de patentes es més restrictiva, pero los Brandes laboratorios se valen de mil wiquifuelas para conseguir Patentar sus winventos». Monsanto, uno de los gigantes quimicos que hizo negocio con la produccidn del devastador «Agente Na- anja» ucilizado en la guerra del Vietnam, y que recientemente ha invertido enormes sumas en ingenierta genética, ha obtenido una atente europea que le concede derechos exclusivos sobre todas las Plantas manipuladas genéticamente con resistencia a los insectos. Esta patente ha sido recurrida recientemente por ONG y agricul- tores, y se espera que serd revocada, ya que contraviene le actual normativa; de lo contrario supondrfa la concesién de un mono- Polio absoluto sobre toda las plantas manipuladas genéticamente resistentes a los insectos, incluidos los cultivos alimentarios béei 0s. La primera patente europea concedida a una industria del see. tor farmacéutico sobre células sanguineas humanas ha sido tam. bin recurrida por varias ONG y un sector de la comunidad medica que considera que la apropiacién y el comercio con material bio. [gio bésico para la medicina es inaceptable. Sin embargo la industria transnacional lleva afios presionando Para que en Europa se establezca una normativa més ampli, y la Unién Europea aprobé en julio de 1998 una nueva Directive so bre Invenciones Biotecnol6gicas que amplia el campo de las pa- fentes alas plantas, a los animales, y ala materia biol6gica huma. na. Esta normativa ha sido recurrida pot vatios palses europeos, a Pesar de lo cual el Estado espafiol pretende ahora incorporarla —sin siquiera un minimo debate— a la legislacién de patentes. Y las brisas por aprobar esta nueva legislacién seguramente no son nada casuales. En 1999 se ha iniciado la revisién del capitulo sobre Derechos de Propiedad Intelectual introducido en la Ronda de 2 In ‘del Tratado General sobre Comercio y Aranceles (Garr), rade por 113 patses de todo el mundo. Este capiculo obliga a todos los ples elect derechos de pene par It caren ciones» biotecnolégicas, permitiendo sin embargo la aplicacién de sistemas alternativos («sui generis) eficaces para la proteccién de obeenclons veges, La menein de une epeiinsu eeton ba supuesto una ranza para aquellos palses que no quieren oblegarseal tema de parents impuesto por EEUU y el capital transnacona,y la India y los pales scan eminliderando un splante> de las regiones empobrecidas, que reclaman ie rohit cidn de las patentes sobre seres vivos. Si en la UE se legisla en este setio, sn embargo, edi defender lentes de protec, cién més acordes con la cultura y necesidades de los pueblos en el seno de une onan que eel mje lad de los poderooe, y que ademds tiene la facultad de imponer sanciones comerci ret eae ee eee epee, do geo poet ae competent s Soke tea es teo de tecnologias y productos, el capitulo de patentes del GATT legitima una nueva forma de dominio universal de las personas y Ja naturaleza, a través del control de las bases mismas de la vida. Biopiraterfa: del libre acceso a los bienes y al saber comtin, para seguir creciendo y engordando i i -cnolégica no ‘Como suele ocurtr en estos casos la capacidad biotecnolégica anda demasiado bien repartida por el mundo. La investigacién cn ingenierfa genécica —muy cara y especializada— estd domi- nada en la actualidad por un nimero cada vez menor de Stenson conde on oe pls mds es del sis zados por EEUU y Japén. En los tiltimos atios los gigantes Goes quimica y farmacéutica han ido absorbiendo pro- gresivamente a laboratorios independientes y casas de semilla, y fy un paste de consrcioeagroqincnfarmenticos conto, Jan la préctica totalidad de la investigacién en este campo. Por ‘tra parte, en aquellos paises que todavia pueden permitirse el lujo de financiar programas de investigacién publica, una mayorfa de Jas instituciones independientes han sido literalmente tomadas por 13 4a industria, que cofinancia proyectos de investigacién y compar- ts laboratorios con universidades y centros oficiales de investiga. cidn, y que determina el destino de las inversiones piblicas la ‘rientacién de la investigacién, aprovechando los resultados en be- neficio propio. Con las ultimas fusiones de grandes gigantes del Sector se va perfilando un panorama enormemente preocupante, en el cual una decena escasa de transnacionales con un historial que dista un tanto de ser ejemplaren Jo que respecta al respeto por la vida, dominan la biotecnologla, y a través de Ia Biotecnologia la alimentacién, la salud, y el bienestar futuro de nuestro pequefio mundo vivo. Peto la diversidad de la naturaleza tampoco se reparte en todo el mundo por igual. Y, miren por donde, en el reparto esta vez le ‘0c6 la mejor parce a la regiones pobres, que hoy albergan la ma. prende la via, se encuentra en las zonas tropicals y subtropicales. ‘Se calcula que mas las 4/5 partes de la riqueza biolégica de la Tie. 1a se encuentra en regiones del llamado Tercer Mundo, y los cen. tros de diversdad de los culivos alimentarios, vitals no slo para {a agricultura de los pafsesricos, sino también para la seguridad alimentaria del planeta, se encuentran en estas regiones. Y en este caso, quien dice naturaleza habla también de mujeres y de hom. bres, de comunidades, ya que la diversidad de la naturaleza—como Ja miisica— forma parte de la vida y de la cultura de los pueblos dde estas regiones. Los pueblos campesinos ¢ indigenas de todo el ‘mundo han participado en la evolucin y el cuidado de la diversi- dad. En los Andes, uno de los centros de diversidad del matz de 4a patata, los campesinos conversan con la madre tierra, y-con las Papas y el mafz que son sus hermanos, y la ecrianza» de la diversi. dad ¢s parte de su cultura y su cosmovisin. ¥ el conocimiento de 4a8 pautas y ritmos que requiere la crianza de los bienes de la na. turaleza, y su buen uso (lo que los occidentales llamarlamos scologia y gestién sostenible) constituye un impresionante legado colectivo de las comunidades locales, Sin embargo, con el sistema de patentes los tinicos derechos y el nico conocimiento que obtiene reconocimiento es el del in ‘estigador de bata blanca que cuenta con el apoyo de un buen equi- 14 abogados, marginando a quienes han sido los depositarios, By ee colectivos de esa riqueza. i Las patentes son la férmula ideal para legitimar la piraterfabio- [égica a gran escala. El capital transnacional predica el libre acce- so a la riqueza genética del Tercer Mundo, conservada como pa- trimonio de la humanidad, a la vez que reclama proteccién y csechon deel oesteventeie pn nt ewncsonen Ly buscadores de oro de antafio se han convertido hoy en gran: defensores de la diversidad biol6gica y rastrean zonas hiimedas, selvas y rincones perdidos en busca del material biolégico que se Perfila como al gran negocio del futuro. La proteccién de islotes de la naturaleza y la catalogacién de oe eo ha pee luna nueva dimensién, como reservas de un lucrativo «capital» genético , mientras que las comunidades locales sirven de guias inocentes de la Merck, Novartis, Monsanto. facilitando su la bor de prospeccién. La compafila Merck, por ejemplo, tiene un acuerdo especial con el Instituto de Diversidad Biol6gica y el go- bierno de Costa Rica para explotar la biodiversidad de sus Par- ques Nacionales que le permite patentar el material interesante. En los ltimos arfos se han cursado multiples patentes sobre los cultivos més importantes para la alimentacién humana, casi todos ellos procedentes de regiones del Sur. Sélo el matz, la cose- cha dorada de los pueblos indigenas de las Américas, —hoy el tercer cultivo més importante del comercio agroalimentario internacio- nal—, ha sido objeto de 2.181 patentes, de las cuales el 85% es- ‘dn en manos de cinco transnacionales agroquimicas. a Las plantas y extractos de las selvas y regiones remotas tienen fackicvenl pean farmacéutico, y son uno de los objetivos prioritarios de equipos de etnobotdnicos, que se aprovechan de los conocimientos indigenas sobre propiedades medicinales de las es- pecies de su entomo. ¥ el argumento de «revalorizam el valor de Ja diversidad biol6gica para ayudar a su conservacién (poniéndole precio y trasadando su tutela de las comunidades locales al mer- ‘ado) ha avalado diversos acuerdos entre compafifas farmacéuticas gobiernos, 0 directamente con comunidades locales, que facil- Mediate re eeseeistta arial biolégico valioso que las ttansnacionales patentan una ver analizado en sus laboratorios. La larga lista de plantas y extractos curativos procedentes del Tercer 15 Mundo y patentados por la industria transnacional constituye la bochornosa historia de un nuevo expolio de los bienes y del saber colectivo de las comunidades indigenas. Las propias comunidades ind(genas son un interesante objeti- vo de Ia avaricia biotecnolégica. El Proyecto «Vampiro» (Proyecto de la Diversidad del Genoma Humano) es una iniciativa finan- cciada por varios paises (EEUU, UE y otros) que pretende tomar ‘muestras genéticas de unas 700 comunidades indigenas de los cinco continentes, La definicién que hace el proyecto de las poblaciones indigenas amenazadas: «Grupos carentes de interés hist6rico, que deberian ser muestreados antes de su desaparicién como comuni- dades integrales preservindose asf su papel en la historia de la hu- tmanidad», nos da una idea de la sensibilidad y respeto del proyec- to hacia esas poblaciones. El material genético es recogido a menudo sin conocimiento de los «donantes», y se almacena en sbancos genéticos» custodiados por los paises que financian el pro- yecto, por supuesto a disposicidn de los grandes laboratorios, y del sjército. Y dadas las cifras astronémicas que se barajan en la venta de parentes, han surgido multitud de empresas que se dedican a {a caza y captura de genes humanos de interés, y que revenden luego la patente a los grandes grupos farmacéuticos. El gigante ale- man Boehringer Ingelheim es propietario de genes interesantes des- cubiertos en los habitantes de l isla Tristan da Cunha, cuya pa. tente compré por 70 millones de délares a un equipo médico de California que habla estudiado esta poblacién. Y en EEUU se patentaron Incas de célulasclonadas procedentes de una mujer del pueblo Guaymi (Panama), y de comunidades indigenas de las is- las Salomeén y de Nueva Guinea que tenfan caracteristicas pecu- liares de posible interés. Algunas de estas patentes han sido retira- das posteriormente, sin duda gracias a la movilizacién de la Coordinadora de Pueblos Indigenas; sin embargo el dafo a la dig- nidad de unas personas y una cultura quizds sea irreparable, Alternativas: de cémo la vida ha de seguir desparramando primaveras Dicen que el zorro no es buen guardin del gallinero. ¥ el merca- do y el capital ransnacional difcilmente pueden ser buenos guar- 16 dianes dela misia de avid. Sin embargo hoy ncestamos mis ca que suene Ia misica viva, para sanar a un planeta mal- aque munca que euene Se alentar equilibrios de la naruraleza que la avaricia ha roto, vas Jer cele pes biti y eral ee bs rueblos, y con el planeta. Oey ee errge Pine rasa eae lane Y en muchos rncones las comunidades han empeado yaa organ resistr, para recuperar sus propias melodias. ‘ONES precio hablar de ella Que en todas partes ve pa que nos quieren arrebarar la misica de la naturaleza y de los pueblos. Para aque las gents salgan ala calle, y digan jNO! Y es preciso cuidar y cultivar nuestras canciones, para que no ierdan, nuestra reserva de misica nunca se agote. Peed dad tia roel nes, Aqui y alld, en pequeiitas experiencias, ya se esté haciendo Tee buscar alternativas. Entre todos, cada pueblo la suya, pero apoyindonos para que las fuerzas sumen y no resten, sale oe ee Ia solucién universal del liberalismo econémico. Tambien hay quien trabaja en ello hace tiempo, y qui- 2ds pueda echarnos una manita en el camino. ‘ Hes precto quits haces oft rambldn ali donde deciden por nosotros tantas cosas. Que nos escuchen quienes dicen represen- tar al pueblo, para que defiendan las mltiples canciones de la vida en los Parlamentos,y en las embajadas internacionales, y hasta en la sede central del pensamiemto liberal, la Organizacién del Libre Comercio. ”7 INTRODUCCION. LAS PATENTES AL SERVICIO DE LA PIRATERIA La segunda colonizacién EL 17 de abril de 1492 la Reina Isabel y el Rey Fernando conce- dian a Cristébal Colén privilegios de «descubrimiento y conquis- ta». Un afio mis tarde, el 4 de mayo de 1493, el Papa Alejandro VI promulgaba una «Bula de Donacién» mediante la cual oorga- baa los Reyes Catdlicos Isabel de Castilla y Fernando de Aragén todas las islas y territorios «descubiertos o por descubrir a cien le- guas hacia el oeste y hacia el sur de las Azores, en direccién a La India», que no estuvieran ocupados © bajo el dominio de algdn rey 0 principe cristiano en Navidad de 1492. Como Walter Ullmann afirmaba en su obra Medieval Papalism: EI papa, vicario de Dios, regfa el mundo como si se tratase de un instrumento 2 su servicio; el papa, apoyado por los cané- nicos, consideraba el mundo como propiedad propia sobre la ‘que podia disponer a voluntad. Ast, los actos de piraterla quedaban legitimados, convirtiéndose en voluntad divina. Las gentes y las naciones colonizadas no per- tenecfan al papa que hacia «donacién» de ells; la jurisprudencia canénica, sin embargo, otorgaba a los monarcas europeos la po- testad de gobernar sobre todas las naciones, «dondequiera que se encuentren y cualesquiera credo profesen». El principio de wcu- pacién de hecho» por parte de los principes crstianos, la conside- tacién de estas regiones como territorios eocioso, y el «debers de 19 incorporar a 1@s «salvajes» constitufan elementos de todas las car- tas y patentes, La Bula Papal, la Carta de Colén, y las patentes concedidas ppor los monarcas europeos sentaban los Fundamentos juridicos y ‘morales para la colonizacién y el exterminio de los pueblos no eu- ropeos. La poblacién nativa americana disminuyé de 72 millones ‘en 1492, 2 menos de cuatro millones pocos siglos mis tarde. Quinientos afios después de Colén, las patentes y los derechos de propiedad intelectual (DPI) contintian el proyecto colonizadon, si bien en una versién mas secular. La Bula Papal ha sido sustitui- da por el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT, del inglés General Agreement on Trade and Tariff). La ocupacién de hecho practicada en nuestros dias por las compafifas transna- demuestra que la ciencia, a pesar de afir- ‘mar la méxima objetividad, en realidad es muy subjetiva y opor- ‘unista en su tratamiento de la naturaleza. Un caso en el que se aprecia muy bien la inconsistencia de esta nocién de lo «naturaby es el de la fabricacién mediante ingenicria genética de proteinas humanas para leche en polvo para bebés. Gen Pharm, una compaffa biotecnolégica, es propietaria de Herman, cl primer toro transgénico de una ganaderfa lechera. Herman fue manipulado genéticamente por I@s cientific@s de la compafita ‘cuando todavia cra un embri6n, inseruindole un gen humano para la produccién de proteina humana. El objetivo era la produccién de leche con destino a preparados de leche en polvo para bebés. ‘A la hora de reclamar derechos de propietlad sobre Herman y sobre su descendencia, se considera que el gen insertado y el orga- nismo del que forma parte no son naturales. Sin embargo, cuando de lo que se trata es de valorar la seguridad de Ia leche en polvo con ingredientes derivados de esta manipulacién biolégica proce- dentes de la ubre de los descendientes de Herman, la misma com- pafifaafirma: «Hacemos estas proteinas exactamente igual que se hacen en la naturaleza». Algunas declaraciones de Jonathan MacQuitty, Gerente de Gen Pharm’, inducirfan a creer que la le- che en polvo fabricada a partir de a protefna humana conseguida mediante manipulacién genética en la leche de las vacastransgénicas, cs leche humana. «La leche humana es la formula ideal, y @ lo lar- ‘go de los tiltimos 20 afios las compafilas de alimentos infantiles han ido afiadiendo cada vez mds (elementos humanos). Desde esta pers- pectiva, las vacas, las mujeres y los nifios son meros instrumentos para la produccién de mercancias y el aumento de beneficios.” 6, Comunizado del Rural Development Foundation lnteraationl, Ontario, Canad, Junto de 1993, 7. New Sint, 9 de enero de 1993. Por sila inconsistencia existente entre la nocién de lo natural y de lo nuevo cuando se refiere a la proteccién mediante patentes, y cuando atafie a la proteccidn de la salud y del medio ambiente fuera poco, Gen Pharm, «propietaria» de Herman, ha ido cam- biando progresiva y completamente el objetivo supuestamente per- seguido al hacer un toro transgénico, Ahora, la compafifa incluso hha conseguido el parabién desde el punto de vista ético, argumen- tando que su utilizacién como semental, para la produccién de una versién modificada del gen humano de la lactoferina, puede bene- ficiar a enfermos de cdncer 0 de SIDA. Las patentes sobre organismos vives alientan dos formas de vio- lencia. En primer lugar, los seres vivos son tratados como si fue- sen simples maquinas, negindoles su capacidad de autoorga- nizacién. En segundo lugar, al permitir la concesién de patentes sobre los descendientes de las plantas y de los animales, se niega la capacidad de reproduccién inherente a los seres vivos. Los organismos vivos, a diferencia de las maquinas, se organi- zan a s{ mismos. ‘Teniendo en cuenta esta capacidad, no pueden ser tratados como simples sinvenciones biotecnol6gicas», econstruc- ciones genéticass, ni «productos de la mente» que requieren pro- teccién mediante derechos de «propiedad intelectual». El paradigma ingenieril de la biotecnologia se base en la pre- suncién de que la vida puede ser creada. Las patentes sobre la vida se basan en la presuncién de que la vida puede tener duefio por- que ha sido construida. La ingenierfa genética y las patentes sobre la vida son la expre- sidn dltima de la comercializacién de la ciencia, y de la mereanti- lizacién de la naturaleza iniciada con las revoluciones cientifica € industrial. Como Carolyn Merchant expone en La Muerte de la Naturaleza, el auge de la ciencia reduccionista hizo posible decla- “ rar a Ja naturaleza muerta, inerte, y sin valor. De ahi que se per- mitiera la explotacién y la dominacién de la naturaleza, con una total indiferencia por sus consecuencias sociales y ecolégicas El auge de la ciencia reduccionista acaecié de la mano de una ‘reciente comercializacién de la ciencia, y tuvo como resultado la eGo Mean, The Deh of Nes Wor, Elo and be Sif Relation Noes Ys Mayr Row 980 6182 44 dominaci6n de las mujeres y de los pueblos no occidentales. Sus sistemas de conocimiento diversos no se consideraban formas le- gitimas de conocer. Con la comercializacién como objetivo, el reduccionismo se convirtié en el tinico criterio que conferia vali- dez cientifica, El saber ecoldgico y no reduccionista, asi como los sistemas de conocimiento ecoldgicos y no reduccionistas, fueron rechazados y marginados. El paradigma de la ingenierla genética pretende ahora deste- rrar los iltimos vestigios de los paradigmas ecolégicos,redifiniendo a los organismos vivos y a la biodiversidad como fenémenos «he- chos por el hombre». Con el ascenso del paradigma de 1a biologia reduccionista al servicio de los intereses comerciales de la ingenierta genética, se ha redisefiado la propia industria biotecnolégica. La nueva ima- gen ha sido conseguida por medio de financiacién, ademis de re- compensas y reconocimiento, La ingenierfa genética y el auge del paradigma see eae El reduccionismo en la biologfa tiene multiples facetas. A nivel de especie, el reduccionismo ororga valor Ginicamente a una especie —dl ser humano— y confiere un valor utilitario a todas las de- iis. Elimina, por tanto, y empuja a la extincién a todas las espe- cies que carecen de, o que tienen un valor utilitario muy bajo para el ser humano. La consecuencia inevitable de este pensamiento reduccionista aplicado a la biologia es el monocultivo de las espe- cies y la erosién de la biodiversidad, especialmente en el campo de lo forestal, de la agricultura y de la pesca. Llamaremos a esto reduecionismo de primer orden. La biologla reduccionista se caracteriza cada vez mis por un reduecionismo de segundo orden —el reduccionismo genético—, que reduce el comportamiento de los organismos biolégicos, in- cluyendo el ser humano, a genes. El reduccionismo de segundo ‘orden amplifica los riesgos ecolégicos del reduccionismo de pri- mer orden, y entrafia nuevas cuestiones probleméticas, como la concesién de patentes sobre seres vivo. La biologia reduccionista supone ademds un reduccionismo 45 ‘cultural, dado que devalda muchas formas de saber y muchos sis- temas éticos. Entre otros, los sistemas de agricultura y medicina no occidentales, y todas las disciplinas de biologia occidental que no se prestan al reduccionismo genético y molecular, pero que son necesarias para relacionarse de forma sostenible con el mundo vivo. El reduccionismo fue promovido vigorosamente por August ‘Weismann, que hace cosa de un siglo postulé la separacién abso- Jura de las células reproductoras —la Minea germinal— del resto del cuerpo, el soma. Segiin Weismann, las células eproductoras se separan del resto en los inicios del desarrollo del embrién, y con- tinvian su existencia aislada hasta la madurez, momento en que contribuyen a la formacién de la siguiente generacién. Esta teoria apoyaba la idea de que los rasgos adquiridos en respuesta directa a unas condiciones ambientales no podfan ser heredables. Esta imaginaria «barrera de Weismann» es todavia el paradigma uili- zado cuando se discute de conservacin de la biodiversidad en ér- minos de conservacién de «germoplasmay. El germoplasma, ‘Weismann sostenfa hace tiempo, estaba aislado del mundo exte- rior. Los cambios evolutivos hacia una mayor aptitud —entendi- da en términos de mayor capacidad reproductiva— eran tinicamen- tee resultado de errores fortuitos que tenfan la fortuna de prosperar en la competicién por la vida.? Hace un siglo, el experimento clésico de Weismann fue acep- tado como la prueba irrefutable de que los caracteres adquiridos no son hereditarios. Weismann cort6 el rabo a 22 generaciones sucesivas de rarones, encontréndose siempre con que la siguiente generacién nacfa con rabos normales. El sacrificio de cientos de colas de ratén sélo probaba que este tipo de mutilacién no es he- reditaria."” La biologla molecular, y el descubrimiento en los aos cincuen- + ta del papel del Acido nucleico, respaldaron la tesis de que la in- formacién fluye tinicamente de los genes al cuerpo, dotando a la genética mendeliana de una sélida base material. La biologia 9, Robent Wason, Bijond Naval Slaom, Cambridge; MA, The MIT Pres, 1983 pls. 10, }.W. Pollard, ls Weismann’ Barrier Absolute en eds. M.WHo y BT'Saunders, ‘yond Ne-Darwiism: Ireducson tthe New Evolutionary Paradis, Loses, Academic Press, 1984, pp. 291-315. 6 ‘molecular demostré cémo podia pasar la informacién de los genes a las proteinas, sin el més minimo atisbo —hasta recientemente— de la existencia de una transmisién en sentido inverso, La infe- rencia de que no podia darse este tipo de transferencia se convir- tid en lo que Francis Crick denominé el dogma central de la bio- Jogla molecular: «Una vez que la “informacién” ha,pasado a las proteinas, no puede ya salir de ellas.!" El aislamiento del gen, la emolécula maestrar, forma parte del construido para albergar sus genes, que son «mo- tores de autoconservacién» cuya propiedad primordial inherente es el «egoismor. eae estarfan aislados del mundo exterior, en comunica- cidn con él tinicamente por vias indirectas y tortuosas, manipu- Jando el mundo por control remoto. Los genes estén en ti y estén en mi; nos han creado, en cuerpo y en mente. ¥ la conservacién de los genes es la razén iltima de nuestra existencia."” sce reduccionismo tiene implicaciones epistemol6gicas, éticas, ecolégicas y socioeconémicas. temolégicamente, conduce a una visidn del mundo, y de la rica diversidad de seres vivos que pueblan el mundo, como si se tratase de una miquina. Nos hace olvidar que los organismos vi- vos se organizan a s{ mismos. Nos priva de nuestra capacidad de reverencia ante la vida —y, sin esta capacidad, la protecci6n de las diversas especies del planeta no es posible. Ingenierfa, frente a desarrollo orginico El rasgo distintivo de los sistemas vivos es su capacidad para auto- ‘organizarse. Los sistemas capaces de autoorganizarse son auténo- mos, y se tienen a sf mismos como referencia. Esto no significa {que estén aislados, y que no interactien. Los sistemas autoorga- nizados interacnian con su entomno, pero mantienen su autono- mia, El medio se limita a provocar los cambios estructurales que experimentan; no le da instrucciones ni les dirige. Un sistema vivo 19, Richard Dawkinn Tbe Seth Gone, Oxford, Ingherra, Oxford Universcy Pres, 1976. 51 determina sus propios cambios estructurales, y qué ‘comportamien- to del medio provocard estos cambios. Un sistema autoorganizado sabe lo que tiene que importar y exportar al entorno para mante, nerse y para renovarse. Los sistemas vives son complejos. La complejidad de su estruc- tura les permite regularse y organizarse a s{ mismos. También per- mite Ia aparicién de nuevas propiedades. Una de las propiedades que distingue a los sistemas vivos es su capacidad de suftir conti- fiuos cambios estructurales, sin perder su forma y su esquema organizativo, Los sistemas vivos también son diversos. Su diversided y sin- gularidad se mantiene por medio de una autoorganizacién espon- tinea. Los componentes de un sistema vivo estén renovindose y reciclindose permanentemente, en una interaccién estructural con Su entorno, pero el sistema mantiene sus pautas, su organizaci6n, y-su forma distintiva, Otra caracteristica de los sistemas vivos derivada de su com- plejidad y su autoorganizacién es la de restablecer su propia sa. lud, y de reparar los dafios sufridos, La libertad de las diversas especies y los ecosistemas para auto- ‘organizatse es la base de la ecologia, La estabilidad ecoldgica es el resultado de la capacidad de las especies y de los ecosistemas para adaprarse, evolucionar, y responder. De hecho, cuanto més grado de libertad tiene un sistema, mds puede expresar su autoorga- nizacién. El control exterior reduce el grado de libertad de un sistema, y en consecuencia reduce su capacidad para organizarse y para te- novarse, La vulnerabilidad ecolégica se deriva de que las especies y los ecosistemas han sido sometidos a un proceso de ingeniera y de control, hasta tal punto que pierden su capacidad de adaptarse y de evolucionar. Los cientificos chilenos Humberto R. Maturana y Francisco J. Varela han distinguido dos tipos de sistemas —autopoyéticos y alopoyéticos. Un sistema es autopoyético cuando su funcionamiem. to esté dirigido principalmente hacia la autorrenovacién. La refe- rencia de un sistema autopoyético esté en si mismo. Por el contra. rio, un sistema alopoyético, como una maquina, toma como 52. referencia una funcién externa al sistema, como puede ser la pro- duccidn de un determinado rendimiento productivo.”” Los sistemas autoorganizados crecen de! interior hacia fuera, con- forméndose hacia el exterior. Los sistemas mecinicos, organizados desde fra, no crecen estén hechos, ensamblados desde el exterior. Los sistemas autoorganizados son distintos y quultidimen- sionales. En consecuencia, manifiestan una diversidad Sen funcional. Los sistemas mecénicos son uniformes y unidimen- cals Prseatr unibutndd ecru! y sida funcional. Los sistemas autoorganizados son capaces de restablecer su pro- pia salud, y de adaptarse a unas condiciones ambientales cambian- tes. Los sistemas organizados de forma mecénica no pueden cu- i adaprarse; se descomponen. ki a “Guano mls complea s una esroctnldindmice, mi dig dda por fuerzas endégenss. Su modificacién depende no sélo de es- timulos exteriores, sino de condiciones internas. La autoorgani- zacién es la esencia de la salud y de la estabilidad ecolégica de los sistemas vivos. ho ‘Cuando se manipula mecdnicamente un organismo o un sis- dap mejorar a Rincla ‘unidimensional, como podria ser el aumento de una productividad unidimensional, la inmunidad del organismo disminuye, o bien éste se hace més vulnerable a la enfermedad y al ataque por parte de otros organismos, o bien el organismo se hace dominance en el ecosistema y desplaza a otras especies, provocando su extincién. La aplicacién del paradigma de Ia ingenierfa a la vida tiene como resultado un aumento de ls pro- blemas ecoldgicos. Con la ingenieria genética se esté profundizan- do en este paradigma, lo cual puede tener unas repercusiones eco- légicas y éticas importantes. Implicaciones éticas de la ingenierfa genética Cuando se trata a los organismos como si fueran mAquinas, se pro- duce un cambio de valores éticos —se asigna a la vida un valor ia amine Nermny Fano] Vi, Te Tr of odo The Bip Ao of Haman Uden, Bron, Shab atetone PE 53 utilitario, més que valor intrinseco. La manipulacién de los ani- ‘males con fines industriales ya ha tenido unas repercusiones éti- as, ecol6gicas y de salud importantes. La visién reduccionista, que considera al animal como una méquina, elimina las barreras deti- vvadas de preocupaciones éticas sobre el rato que reciben los ani- males, en aras de maximizar la produceién. En el sector de pro- duccién ganadera industrial predomina esta visidn mecanicista. Por cjemplo, un gerente de una industria cérnica afirmaba que: ‘Una cerda de cria debe considerarse y tratarse como una valio- sa pieza de maquinatia, cuya funcién es echar al mundo le- chones como si se tratase de una méquina de salchichas,?" ‘Tratar a los cerdos como méquinas, sin embargo, tiene unas re- percusiones importantes en su comportamiento y en su salud. En ls instalacones de cra industrial a los cerdos ¢ le core la eos, 4os dientes,y los testiculos porque se pelean entre sf recurren a lo que la industria califica de wcanibalismo». El 18 por ciento de los Jechones nacidos en crfa industrial mueren asfixiados por su propia madre. Un 25 por ciento nacen con defectos congénitos, como pa- tas aplastadas, fata de ano, o glindulas mamarias invertidas. Son propensos a enfermedades, como la cenfermedad plétano» (denomi- nada ast porque a los cerdos que la sufren se les arquea el lomo en forma de plétano), o el Sindrome Porcino de Stress. Con la ingenierla genética es seguro que estas tensiones y en- fermedades se incrementarén. Actualmente, el cuerpo del cerdo portador de la hormona del crecimiento humana pesa tanto que sus patas no pueden sostenerlo, Salud y bienestar animal son cuestiones intrinsecamente rela- cionadas con el impacto ecol6gico de las nuevas tecnologias sobre [a capacidad de autoregulacién y de recuperar la salud de los or- Banismos. La cuestién del valor inteinseco estd intimamente rela- cionada con la cuestién de la capacidad de autoorganizacién, que 4 su vez tiene mucho que ver con la salud. En el desarrollo de un organismo, las células parecen recibir ins- 21, L). Taylor dado en David Ca (Continuura, 1985; p32 (Otd McDonald Factory Farm, Nueva York 4 trucciones sobre su respectivo destino al mulkiplicarse, y adoptan una diferenciacién permanente para conformar los distintos érganos. Pero las instrucciones, o el esquema de cémo se desarrola la estructura ‘orginica completa se conservan latentes, no se sabe cémo. Cuando una parte del organism suf dates, algunas efulas uve al stax do indiferenciado, para poder fabricar nuevos tejidos especializados ‘Asi, los organismos disponen de una capacidad de restauracién autodirigida. Esta facultad de reparaci6n, a su vez, esté relaciona- da con la tesliencia de un ser vivo. Cuando los organismos son tratados como si fuesen maquinas y se les manipula sin tener en cuenta su capacidad de autoorganizarse su capacidad para la cura y para la reparacién se desmorona, y su mantenimiento requiere cada vez mas de insumos y controles. licaciones ecolégicas y socioeconémicas de la ingenierfa genétic La ingenieria genética no sélo tiene implicaciones para las condi- ciones materiales de nuestra vida, nuestra salud y nuestro entorno 4 nivel epistemoldgico y ético. Las técnicas utilizadas en ingenie~ fa genética, por su propio cardcter, tienen implicaciones directas para la salud. La ingenierfa genética traslada genes de una especie a otra por medio de «vectores» —normalmente una recombinacién hetero- génea de parisitos genéticos naturales procedentes de diversas fuen- tes, que incluyen virus relacionados con el cincer y con otras en- fermedades de los animales y de ls plantas, sefialados con uno 0 mds genes «marcadores> de resistencia a los antibiticos. La evi- dencia acumulada en los tiltimos afios confirma el temor de que estos vectores consticuyan una fuente importante de contaminacién genética, pudiendo tener unas consecuencias dristicas a nivel eco- legico y de salud piblica. Se sabe que la transferencia genética ho- rizontal mediada por vectores,y la recombinacién, contribuyen a Ja generaci6n de nuevas cepas de bacteris patégenas pandémicas.® Th. Bond Neal Son 25, Ng Wan Ho soo Fc, Fl aT, fone prc net Nationa Counc ot Women Symon, Reina Unido 22 de mar, 996 55 itica también tiene importantes repercusi nes a nivel ecoldgico, aunque la industria de biotecnologia y los FesPonsables de regular estas actividades insisten en afirmar que Jas mds de 500 liberaciones ‘experimentales realizadas en Estados Unidos no han tenido consecuencias adversas.™ Las pruebas ex- petimentales realizadas no estén pensadas para recoger datos sobre el medio ambiente, y ademds las caracteristicas de estas pruebas no reflejn ni remotamente las condiciones reales de la produc. ci6n a escala comercial, que supondra unas superficie incompa. rablemente mayotes, y medios y perlodos de liberacion muy diversos. Sin embargo, como Phil J. Regal ha aficmado: «en low circulos donde se decide la politica a seguir se citan unos datos que no son datos, referidos a unas liberaciones que nada tienen de liberaciones, como si ahora I@s cientific@s dispusieran de in- formacién procedente de 500 pruebas de iberacién reales que pet. mitieran descartar cualquier preocupacién cientifica legiima.® En dos estudios de impacto ambiental muy detallados se ha podido verficar el riesgo que plantea la introduccién a gran exca- Ia de organismos manipulados genéticamente en el sector agricola. En 1994, en la reunién anual de la Sociedad Ecoldgica de América, un equipo investigador de la Universidad del Estado de Oregén presenté los resultados de pruebas tealizadas para evaluar tuna bacteria manipulada genéticamente, que habja sido disefiada ara convertr los residuos agricolas en etanol. Una bacteria que habita tipicamente en las races de las plan- ‘as, Klebsiella planticola, habia sido manipulada para dotarla de un rasgo novedoro, a produccién de etanol; esta bacteria manipula dda fue introducida en cémaras aisladas con muestras de suiclo en las que se habia sembrado trigo. En un tipo de suelo, todas las plantas murieron en presencia de la bacteria, mientras que las plan- tadas en suelo no tratado crecfan normalmente. ,_En todas las muestras a las que se afiadié la bacteria la canti- dad de hongos micorrizas del sistema radical se redujo a menos de la mitad, dafiando gravemente la capacidad de absorcién de 24 Vandaoa Shiva, al, Boag Penang, Red del Tecet Mando, 1996 25. Phil J: Regal, «Scienific Principles for Ecologically Based Rik Ancsmenc of Tansgene Organism, MelealarBelgy Val. 3, 1994 op. 5.13, 56 nutrientes y el crecimiento de las plantas. Este resultado no habla sido eae La falta de este hongo vital se sabe que ree ugar a plantas que son menos compettivas frente alas malas hier- bas, 0 ms vulnerables a la enfermedad. En suelo arenoso con poca materia orgénica, las plantas murieron debido a la produccién de etanol por la bacteria manipulada en el sistema radisal, mientras que en suelos arenosos con un alto contenido de materia orgéni- a, 0 en suelos arcillosos, alteraciones en la densidad de los rnematodos y cambios en la composicién de las especies daban Iu- gar a una disminucién considerable del crecimiento de Jas plan- tas, La directora del equipo de investigacién, la Dra, Elaine Ingham, legé a la conclusién de que los resultados implicaban que la incorporacién al suelo de microorganismos manipulados genéticamente puede tener efectos considerabes y graves. Las prue~ bas realizadas, aplicando una metodologia experimental mas comprehensiva, refutaban ae soe ees de daban efectos ecolégicos sracién. 7a 1994 rtetigatogs ects ike caton abe documen- tado fehacientemente que una planta de colza manipulada genéticamente para dotarla de tolerancia a un herbicida transmi- tia el transgén a plantas emparentadas consideradas malas hierbas, Brasica campestris spp eampesris, Esta transferencia puede ocurtit ‘en sblo dos generaciones de la planta. En Dinamarca B, campestris es una maleza muy comiin en cam- pos de cultivo de colza, donde la eliminacién selectiva de esta planta mediante herbicidas es ahora impracticable. La variedad silvestre de esta maleza estd muy extendida por gran parte del mundo. Una formula para evaluar el riesgo de liberacién de la colzatransgénica serfa medir su tasa de hibridacién natural Ge eos ule lue algunos transgenes podrian converti a la varidad silvestre en = ee niceaoe. mds dificil todavia de controlar. Aunque 2 lo largo del proceso de mejora vegetal de la colza se han realizado cruzamientos con B, campestris, se crela que los cru- ces interespecificos de esta maleza con la colza ocurrfan muy rara vez de forma natural. En un proyecto de evaluacién de riesgos le- 726, Eline Ingham and Michael Hales, «A nore on escent findings om genetic cnginetng td sol organism, 1995, 7 vado a cabo en el Reino Unido se intenté un cruce artifical me- diante polinizacién manual, sin éxito. Algunos estudios, sin em- bargo, han resefiado casos de hibridacién espontinea entre la coba ¥ Ia especie emparentada, B. campestris, en pruebas de campo. Ya en 1962 se habjan medido tasas de hibridacidn entre la colzay B. campestris desde 0,3 hasta un 88 por ciento. Los resultados del equipo danés demostraban que en el campo se pueden dar niveles altos de hibridacién. Sus pruebas experimentales revelaban que la proporcién de semillashibridas producidas oscilaba entre el 9 y el 93 por ciento, dependiendo de las condiciones.” La transferencia de resistencia a los herbicidas a variedades sil- Yestres emparentadas con los cultives y consideradas malezas, ame- nnaza con la creacién de esupermalezas» resistentes a los herbici- das, que serian incontrolables. Como estrategia de Monsanto para vender més Round-Up, y de Ciba Geigy para vender mas Basta, los cultivos manipulados genéticamente resistentes a los herbici das pueden entenderse. Sin embargo, esta estrategia va en contra de una politica de agricultura sostenible, ya que socava la posibi- lidad de controlar las malas hietbas. As{ como la estrategia de la ingenieria genética de conseguir plantas resistentes a los herbicidas no controla las malas ba y en cambio implica el riesgo de una posible aparicién de «superma- lezasy, la estrategia de crear cultivos manipulados genéticamente ‘esistentes a las plagas no controla las plagas, y en cambio implica el riesgo de una posible creacién de «superplagas». En 1996 se sembraron casi dos millones de acres de una varie- dad de algodn manipulada genéticamente denominada «Bollgards en Estados Unidos. El algodén Bollgard de Monsanto es una va. tiedad transgénica a la que se ha incorporado ADN del mictobio del suelo Bacillus thuringiensis (Br), para producir protefnas vene- ‘nosas para el bellotero, una plaga del algodén, Monsanto cobra a Tos agricultores y agricultoras un sobreprecio de 79 dolares por hhectdrea en concepto de «tasatecnolégica» de ls semillas, para que uedan edescansar tranquil@s» dado que «las propias plantas con- oman R Joenseny 8. Andenen, Sponarcous Hybridization Beween Oiled Rape (Brasica Napa) and Weedy B campess (Brasiacen) A Rik of Gaming Genetica Modi Oibeed Rape, American Jounal of Batam 1994 58 twolardn la plaga durante toda la temporada... acabando con los problemas del gusano antes incluso de su aparicién». La compa- fila recaudé 51 millones de délares en s6lo un afo en concepto de esta wtasa tecnolégicas* ‘ ‘Sin embargo, esta tecnologia ya ha fallado a los agricultores y 4 las agriculeoras. En el primer afio de su cultivo el bellotero se propagé en los campos manipulados genéticamente en densidades 20 a 50 veces mayores que la considerada plaga, que suele tratarse jnmediatamente con furigaciones. Ademds, y dado que el Br ha constituido un importante agente de control biolégico utilizado cen agricultura orgdnica, la téctica de la ingenierfa genética socava la prictica ica.” Pe ae eeeolegeey eee a impuesto a los agricultores y agricultoras unas normas enormemente restrctivas. La compafia afirma que: Monsanto sélo otorga licencia a I@s cultivadores para utilizar {a semilla que contiene el gen patentado Bollgard en una cose- cha. Guardar o vender semilla para resiembra consticuye una violacién de esta licencia, y vulnera los derechos de patente de Monsanto. Ello puede dar lugar a acciones judiciales, ampara- das en la legislacién federal.” Monsanto es «propietaria del cultivo cuando se trata de reco- lectar millones de délares de renta de los agricultores y agriculto- ras, pero no se hace cargo de los costes, ni asume responsabilidad alguna por los riesgos que su cultivo transgénico genera Se pretende jure le eosesin de monopalin sobre DA argumentando que la sociedad otorga DPI a las compafifas para poder taba del avance de sus contribuciones. El fallo del algodén transgénico ilustra como la presuncién de que los DPI van a emejorar a agricultura no siempre se sostiene. Por el contratio, ‘os encontramos ante un ejemplo de generacién de costes ecolé- ~~8, Comunicado Raral Davelopmene Foundation International, Etdos Unidos, ur lit Agosto 1896, pp. 7-8. 23, sess Overwhelm Bt Cotton Crops Scene 273, p. 423. 30. Comunicado Rural Development Foundation Inerational, Eades Unido, J IiolAgate 1996, p. 7-8 59 gicos y sociales para la sociedad en general, y para los agri Y agiculoras en particular Los DP sobre vredades le culive {que estén originando un desastre ecolégico constituyen un siste- ma injusto de privatizaci6n total de los beneficis, y de socializa- ae de los costes. monopolios ligados a este sistema injusto - die rinde cuentas impiden el desarrollo de prisons Qledable dents tuna perspectiva ecoldgica, y justas desde una perspectiva social. Es ‘mas, imponen un sistema agricola que amenaza el medio y la sa. Jud humana. La imposicién de monopolios y de productos manipulados genéticamente, por ironias de la vida, esta intimamente ligada al sistema de «libre comercio». En términos juridicos es precisamente tun tratado de libre comercio, la Ronda de Uruguay del GATT, la que estd forzando a todos los paises a establecer DPI en el campo de la agricultura. En términos econémicos, la introduccign de pro. dluctos manipulados genéticamente estésiendo impuesta alos pales alos ciudadanos y ciudadanas en contra de su voluntad, apelan- do a un clibre comercio» que, como se puede ver en el caso de la soja de Monsanto, se traduce en la toral libertad de las compafilas ‘ransnacionales para imponer a las personas productos peligrosos. Quinientas organizaciones de 75 paises celebraron el 16 de ‘octubre de 1996, el Dia Mundial de la Alimentacién, pidiendo tun boicor internacional a la soja manipulada genéticamente resis- tente al herbicida quimico glifosato, que Monsanto vende como Round-up. Monsanto ha manipulado genéticamente el haba de soja para aumentar sus ventas de hetbicida.” En la Cumbre Mundial dela Alimentacién celebrada en Roma en Noviembre de 1996, la soja transgénica fue objeto también de intensa controversia. Monsanto, que a la hora de solicitar la pa- iE reclamaba que su soja era distinta y novedosa, ahora afitma jue la nueva soja es exactamente igual que la convencional, poder asi mezclar los dos tpos de soja en lon purtos de orgeee importarlas a los mercados europeos. Los ciudadanos y ciudada- ‘nas estén reclamando que la soja manipulada genéticamente se et quete, apelando a su ederecho a saber» y a su wderecho a elegir». 231. The Bonde ofthe Bean, Splice oF Lif, octubre 1996 Tanto la soja como el algodén son ahora monopolio de Monsanto, a raiz de la compra de Agracetus, propietaria de pa- tentes de especie muy amplias sobre el algodén transgénico y la soja, en mayo de 1996, por 150 millones de délares. Estas paten- tes han sido concedidas en base a la novedad del producto, pero ahora, en vista del rechazo de los consumidores y consumidoras, y de la creciente preocupacién por la seguridad de los productos ‘manipulados genéticamente, la novedad se niega ‘Como técnica, la ingenierfa genética es muy sofisticada. Pero como tecnologta para utilizar la biodiversidad de forma sostenible para satisfacer las necesidades humanas, es muy torpe. Los culti- vos transgénicos reducen la biodiversidad, desplazando a cultivos diversos, que constituyen fuentes diversas de nutricién. Ademés, los cultivos transgenicos suponen nuevos riesgos para la salud. Los alimentos manipulados genéticamente pueden pro- vocar la aparicién de nuevas alergias. También comportan un riesgo de scontaminacién biolégicas, de mayor vulnerabilidad a las en- fermedades, de que una especie se haga dominante en un ecosis- tema, y de transferencia genética de una especie a otra. En un experimento llevado a cabo en el Reino Unido por el Dr. James Bishop, se introdujeron genes de escorpién en un virus para fabricar un insecticida con el que matar orugas. Aunque hay multitud de ejemplos de virus y organismos que producen enfer- medades que han ampliado su radio de accién a otras especies, se consideraba que el virus no era peligroso, ya que, en teoria, su cam- po de accién se limitarfa ala especie para la cual se habia dise- ado, y que no ampliaria este campo saltando la barrera entre especies. Se ha documentado cientificamente también que la ma- nipulacién genética puede crear esupervirus, virus resistentes 2 los pesticidas. Por tanto, las posturas complacientes en cuestiones de bioseguridad no estén justficadas por la evidencia cientifica de que disponemos. arene tse ie earn pease cultivos transgénicos en la India. Entre las variedades experimenta- les se encuentra un tomate manipulado con Br, y un hibrido del género brassica. Se dispone ya de suficiente informacién cientifica que documenta que la introduecién del Bt en cultivos manipulados genéricamente esté contribuyendo a la aparicién de resistencia en 61 los insectos, y que por lo tanto se trata de una férmula de control de plagas y enfermedades en las plantas que no es sostenible. Los beneficios que promete la manipulacién genética de los cultivos son ilusorios, pero sus tiesgos son reales. No obstante, la ilusién creada por la ingenierfa genética no es un espejismo tini- camente a nivel de produccién y de consumo de alimentos. Tam- bién lo es a nivel cientifico. Las promesas de la ingenierfa genética se basan en el reduccionismo y en el determinismo genético. Sin embargo, la propia investigacién en el campo de la biologia molecular estd probando que estas dos suy Celebrando y conservando la vida En Ia era de la ingenieria genética y de las patentes, la propia vida estd siendo colonizada. La accién ecolégica en esta era de la biotecnologia implica mantener la capacidad de autoorganizacién de los sistemas vivos libre —libre de manipulaciones tecnolégicas que destruyen la capacidad los organismos para recuperar la salud Y para autoorganizarse, y libre de las manipulaciones legales que destruyen la capacidad de las comunidades de buscar sus propias soluciones a los problemas humanos, partiendo de la riqueza en biodiversidad con la que han sido dotadas. Hay dos vertientes de mi actual trabajo que intentan respon- der a la manipulacién de la vida, y a su monopolio. A través de el Navdanya, una red nacional para establecer bancos de semillas de las comunidades para proteger la diversidad de las semillas ind{- igenas, hemos intentado construir una alternativa a la visidn cienti- fista de la vida. A través del trabajo desarrollado para proteger el pattimonio comin intelectual —bien como «sasyagraha de las se- millas» iniciado por el movimiento campesino, 0 como movimiento or unos derechos intelectuales comunitarios promovido con la Red del Tercer Mundo— hemos intentado construir una alternativa al paradigma del conocimiento y de la vida misma como propiedad privada A medida que nos acercamos al fin del milenio, me parece cada vvez mds que esta libertad de Ja vida, y libertad para vivir, es el ele- ‘mento central del movimiento ecoldgico. ¥ en esta contienda, menudo busco inspiracién en el pocma palestino. 62 «L@s cuidadores de Semillas» Quemad nuestra tierra Quemad nuestros suefios Verted dcido en nuestras canciones ‘Cubrid con serrin eet la sangre de los nuestros, asesinados ‘con vuestra tecnologia el clamor de todo lo que es libre, salvaje ¢ indlgena. Destruid Destruid nuestra hierba y nuestro suelo Asolad alquerias y aldeas ‘que nuesiros mayores construyeron Los drboles, las casas los libros, y las leyes y toda la equidad y la armonta. Arrasad con vuestras bombas Jos valles; borrad con vuestros editores: nuestro pasado, nuestra literatura; nuestra metéfora Desnudad los bosques y la tierra hhasta que ni el insecto ni el ave nila palabra ; encuentre rincén alguno donde refugiarse. Haced eso y atin mas. ‘No tengo miedo a vuestra tiranla No desespero nunca yes que guardo una semilla tuna semi pequefia pero viva ‘que voy 2 guardar con cuidado yaplantar de nuevo. Tl. LA SEMILLA Y LA TIERRA La regeneraci6n es la esencia de la vida, y ha sido el principio rec- tor que servia de guia en las sociedades sostenibles. Sin regenera cién no puede haber sostenibilidad. En la sociedad moderna in- dustrial, sin embargo, no hay tiempo para pensar en la renovacién, yy no cabe, por tanto una vida regenerativa. La ctisis ecol6gica y la crisis de sostenibilidad actuales se deben al menosprecio de esta sociedad por los procesos de regeneracién, En el Rig Veda, el canto a las plantas curativas, las plantas me- dicinales son madres, porque nos mantienen. ‘Madres, 08 presentéis con mil formas y tendis mil brotes. ‘Vosotras, que tenéis mil maneras de cobras, haced que esta persona sane para mi. Regocijaros, plantas que dais flores, y aquellas que dais fruto. El patriarcado quebré la continuidad de los procesos de rege- neracién entre naturaleza humana y naturaleza no humana en la ‘que se basaban las antiguas cosmovisiones. Se separé a las perso- nas de la naturaleza, y se negé la creatividad implicita en los pro- cesos de regeneracin. La creatividad se convirtié en monopolio de los hombres, que se ocupaban de la produccién; a las mujeres se les asign6 tinicamente el papel de la reproduccién o recreacién, 65 que en lugar de entenderse como produccidn renovable, era con- siderada como una tarea no productiva. La nocién de actividad, atributo masculino, se articulé sobre |a separacién entre tierra y semilla, y sobre la identificacién de una tierra inerte y vacta con la pasividad femenina. Dentro del molde pattiarcal, en consecuencia, los simbolos de la tierra y la semilla suffen una metamorfosis; también nuestra percepcién de la natu- raleza y de su regeneraciGn se reestructuran, Esta visién no cold gica de la naturaleza y de la cultura ha constituido el fundamento de la percepcién patriarcal del papel de los distintos géneros en la reproduccién en todas las religiones y a través del tiempo. Esta metdfora (con género) de la serilla/la tierra ha sido ap cada a la produccién y a la reproduccién humana para hacer pa- sar la relacién de dominio del hombre sobre la mujer como algo natural. Pero la naturalidad de esta jerarquia esté basada en un dualismo materia/espfricu, en el que las caracter(sticas masculinas se asocian artficialmente a lo espiritual, mientras que los rasgos femeninos se consideran puramente materiales, carentes de espiti- tu, En palabras de Johann Jacob Bachofen: El triunfo de la paternidad trae consigo la liberacién del espi- ritw de las manifestaciones de la naturaleza, una sublimacién de la existencia humana sobre las leyes de la vida material. La ‘maternidad pertenece a la parte fisca del hombre, lo tinico que ‘comparte con los animales; el principio espiritual de la pater- nidad a dl sélo pertenece. La paternidad triunfante participa de la luz celestial, mientras que la maternidad que trae al mun- do al hijo estd encadenada a la tierra que engendra todas las cosas.' La identficacién de pasividad/materia con lo femenino y ani- mal, y de actividad/espiritualidad con lo masculino y con aquello que distingue al ser humano, es una construccién social clave en la presuncién patriarcal de la superioridad del hombre sobre la ‘mujer. Reflejo de ello son dualismos como cl de mente/cuerpo, en 1. Johann Jacob Bachofen, cada en Marta Weigle, Creation and Procreaton, Philadephia, Univesity of Pennsyvania Pes, 1989, el que la mente se configura como lo no material, lo masculino, y lo activo, y el cucrpo es lo fisico, lo femenino, y lo pasivo. Tam- bién se refleja en el dualismo culrura/naturaleza, unido a la pre- suncién de que sélo el hombre tiene acceso a la cultura, mientras que la mujer esté encadenada a la tierra que engendra todas las cosas.” Estas dicotomfas artificiales ocultan el hecho de que lo esen- cial en la naturaleza es la actividad, y no la pasividad. i Las nuevas biorecnologias reproducen la vieja divisi6n patriar- cal de actividad/pasividad, cultura/naturaleza. Esta dicotomia se converte en un instrumento del patriarcado capitalista para colo- nizar la regeneracién de las plantas y de los seres humanos. La rei- vindicacién de la actividad y de la creatividad de la mujer y de la naturaleza fuera del molde patriarcal vinicamente pueden llevarse a cabo descolonizando la regeneracién. Los organismos vivos: las nuevas colonias tierra, los bosques, los rios, los océanos, y la atmésfera han sido Fenian -aeeioasdiny soomniiaatioc BI saphal denc so. ra que buscar nuevos tertitorios coloniales que invadir y explotar os espaciosinterioes de los cuerpos de las mujeres, de las plantas y de los animales—, para continuar el proceso de acumulacién. La tecnologia de la pélvora hizo posible la invasién y la ocu- paci6n de tirras colonial la tecnologia de ingenierfa genética esta facilitando la invasin y la ocupacién de la vida de los organis- mos, las nuevas colonias. La biotecnologta, doncella del capital en la era posindustrial, hace posible la colonizacién y el control de lo auténomo, Jo li- bre, y lo autorregenerativo. Mediante la cencia reduccionista, el capiral puede alcanzar espacios a los que nunca habla accedido. La fragmentacién implicita en el reduccionismo abre nuevos filo nes para la explotacién y la invasién. Bajo el patriarcado capita- lista el desarrollo recnolgico avanza sin vacaciones desde lo que ya ha transformado y agotado, levado por su apetito depredador, hacia lo que todavia no ha sido consumido. En este sentido, a 2 Thid los ojos del patriarcado capitalista las semillas y los cuerpos de las mujeres, fuente de energla regenerativa, son una de las tltimas colonias*. Mientras que ancafio el antiguo patriarcado recurria al simbo- lo de la semilla activa y la tierra pasiva, el patriarcado capitalista, a través de las nuevas biotccnologias, reconstituye la semilla como elemento pasivo, y ubica la actividad y la creatividad en la mente ddl ingeniero. Hace quinientos afios, en los comienzos de la colo- nizacién de los teritorios, la transformacién de la nocién de tie- ‘ra como sistema vivo en simple materia se acompafié de una des- valorizacién de la contribucién de las culturas no europeas y de la naturaleza. La transformacién de la semilla, fuente de vida, en ‘materia prima sin valor, viene ahora acompafiada de una desvalo- rizacién de quienes regeneran la vida a través de la semilla —es decir, los agricultores y agricultoras, y los campesinos y campesi- nas del Tercer Mundo. De terra mater a terra nullius ‘Todas las culturas sostenibles, a pesar de su diversidad, han consi- derado la tierra como terra mater. La construccién patriarcal de la pasividad de la tierra, y la consiguiente creacién de la categorfa ‘colonial de la tierra como terra nullius,tenta una doble finalidad: Inegaba la exienca y los derechos adquitidos de los habantes criginarios, al tiempo que refutaba la capacidad regenerativa y los procesos de vida dela tetra La aniqulacign de gueblos ne nas en todo el mundo se justificaba moralmente aduciendo que no eran realmente humanos; formaban parte de la fauna. Como ha apuntado John Pilger, la Encyclopaedia Britannica no parecta tener duda alguna al respecto en lo que se refiere a Australia: «El bombre en Australia es un animal de presa. Mds feroz que el lin- ce, el Ieopardo, o la hiena, devora a su propia gente». En un li- bro de texto australiano, Triumph in the Tropics, se comparaba a 3. Claudia von Weil, Wornen and Nene n Capitals, en Maria Mic, men Toe Las Colony Londtes, Zed Books, 1989 ‘ake Pgs Soe Coun Lado, Vag, 1989, 68 los aborigenes con sus perros medio salvajes*. Puesto que se trata- ba de animales, los y las indigenas australian@s, american@s, aftican@s y asidtic@s carecfan de derechos como seres humanos. Sus tierras podfan ser usurpadas, siendo terra nullius —tierras sin gente, vactas, yermas e infrautilizadas. La moralidad de las misio- nes justificaba la ocupacién militar de los recursos en jodo el mun- do con destino a los mereados imperiales europeos. De este modo, los hombres europeos podian describir sus invasiones como des- ccubtimientos, su piraterfa y robo como comercio, y la extermin: cin y la esclavitud como misién civilizadora. Las misiones cientificas coincidfan con las misiones religiosas cen su negacién de derechos a la naturaleza. El auge de la Filosofia mecanicista que acompafs a la expansién de la revolucién cientt- fica se basé en la destruccién del concepto de una naturaleza auto- regenerativa, y autoorganizativa, sustento de toda vida. Para Francis Bacon, a quien se conoce como el padre de la ciencia moderna, la naturaleza no era una madre, sino més bien una hembra a quien la agresiva inteligencia masculina debia someter. Como sefiala Carolyn Merchant, esta transformacién de la naturaleza, de ma- dre viva que nos alimenta, en materia inerte, muerta y manipulable se ajustaba perfectamente al imperative de exploracién de un ca- pitalismo en crecimiento, La imagen de una tierra que nos alimenta constituia un freno cultural ala explotacién de la naturaleza. En palabras de Merchant: «No es facil asesinar a una madre, ni vaciar sus entrafias, ni mutilar su cuerpo». Pero la imagen de supremacia y de dominacién creada por el programa de Bacon y por la tevo- lucién cienttfica eliminé toda moderacién, sirviendo de sancién ‘cultural al despojo de la naturaleza. La supresin de las cualidades animistas y orgénicas que se ari- bufan al cosmos supuso la muerte de la naturaleza —el efecto de ‘mayor alcance de la revolucién cientifica. Dado que la naturaleza se presentaba ahora como un sistema integrado por particulas muertas ¢ inertes ditigidas por fuerzas externas, no inherentes al sistema, el marco mecanicista vendria a legitimar la manipulacién de la naturaleza. Por si fuera poco, el orden mecanicista, como ha 69 marco conceptual, se asociaba a un sistema de valores basado en cl poder, perfectamente compatible con Ia orientacién del capita- lismo comercial.” Armedida que el desarrollo negaba la capacidad productiva de la tierra, y creaba sistemas de agricultura incapaces de regenerarse y de sustentarse a si mismos, la representacién de una ticrra inerte adquirié un significado nuevo y siniestro. La agricultura sostenible se basa en el reciclado de los nutrientes del suelo. Ello supone que se devuelven al suelo parte de los ‘nutrientes procedentes del mismo, y que sustentan el crecimiento de la planta. El mantenimiento del ciclo nutritiv, y a través de ello de la fertilidad del suelo, se basa en una Ley inviolable de la restitucién, que reconoce a la tierra como el origen de la fertl dad. El paradigma de la agricultura de la Revolucion Verde susti- tuy6 el ciclo de nutrientes regenerative por flujos lineares de insumos de productos quimicos comprades en las fabricas y por producciones de mercanclas agricolas destinadas al mercado. La fertlidad ya no era una propiedad del suelo, sino que pasé 2 de- pender de los productos quimicos. La Revolucién Verde se basé fandamentalmence en semillas milagrosas que requerfan fertilizantes quimicos y que no producfan materia vegetal para su incorpora- , en el que se otorgé al genetista molecular Kenneth Hibberd y coinventores derechos de patente sobre el cultivo de tejidos, la semilla,y la planta entera de tuna linea de maie seleccionada a parti de cultivos de tefido." La Solicitud de Hiibberd inclufa 260 reivindicaciones independientes, ‘que otorgaban a los cientificos de genética molecular ttulates el impedir a otr@s la utilizacién de esos 260 aspectos. Aun- que el caso Hibberd sienta un precedente juridico que en aparien- 17. Chad en Fiat he Sd p26, 18, Fi he Sad, p 256. 78 cia afecta tinicamente al contexto legal en que se mueve la com- petencia entre compafilas, tendr4 unas repercusiones mucho més profundas en la competencia entre la industria de semillas y los agricultores y agricultoras. ‘Como Kloppenburg ha apuntado, con Hibberd se ha estable- ido un marco juridico que permite a la industria semillera hacer realidad una de sus mds antiguas y queridas ambiciones: obligar a todos los agricultores y agricultoras a comprar semilla todos los atios, en lugar de obteneria mediante la reproduccién. Las paten- tes industriales permiten la utilizacién de un producto por terce- ros, aun cuando pueden negar el derecho a fabricarlo. Dado que la semilla se hace a sf misma, una patente de uso muy estrita su- pondria que el agricultor y la agricultora que compran semilla ppatentada tendrian licencia para usar (cultivar) la semilla, pero no para fabricarla (para guardatla y resembrarla). De aplicarse el Bo- rrador Dunkel del GATT, el agricultor y la agriculrora que guarde y resiembre la semilla de una variedad vegetal protegida o patentada staré violando la ley. Los derechos de propiedad intelectual son un intento de ha- cerse con bienes que pertenecen a la naturaleza, a los agriculto- res y a las agricultoras, y a las mujeres, calificando esta invasién de mejora y progreso. La violencia y el saqueo, como instrumen- tos de creacién de riqueza, son esenciales al proceso de coloniza- cién de la naturaleza y de nuestros cuerpos a través de las nuevas. tecnologias. L@s explotad@s se convierten en criminales, y I@s que exploran reclaman proteccién. El Norte requiere que se le proteja del Sur para ast poder continuar el expolio ininterrumpi- do de la diversidad genética del Tercer Mundo. Las guerras de Jas semillas, las guerras comerciales, la proteccién mediante pa- tentes, y los derechos de propiedad intelectual en el GATT son una reivindicacién de posesién nacida de la separacién y la frag- mentacién. Si el régimen de derechos que reclama Estados Uni- dos se llega a aplicar, la transferencia de fondos de los paises pobres a los ricos exacerbard la crisis del Tercer Mundo, multiplicéndola porns) 19; Rural Advancement Foundadon lveriathnal, Badin UNICED end GATT, (Ouaws, Canad, 19, 79 Los Estados Unidos han acusado al Tercer Mundo de pirate- ta. Los célculos de regalias perdidas ascienden a 202 millones de délares al afio en el sector agroquimico, y de 2,5 tillones de déla- ‘es anuales en el farmacéutico.” En un estudio realizado en 1986 por el Departamento de Comercio de EE UU, las compafias de EE UU afirmaban que perdian 23,8 trillones de délares al afio de- bido a una proteccién inadecuada o ineficaz de los derechos de Propiedad intelectual. Sin embargo, como ¢l equipo del Rural Advancement Foundation International de Canadé ha demostra- do, si se tiene en cuenta la aportacién de los campesinos y campe- sinas del Tercer Mundo, los papeles se invierten de forma dramé- tica: los Estados Unidos adeudarfan a los pafses del Tercer Mundo 302 millones de délares en concepto de regalia en el sector agrt- cola, y 5,1 uillones de délares en el farmacéutico, Es decir, sélo en estos dos sectores de la industria biolégica, los Estados Unidos adeudarian 2,7 tillones de délares al Tercer Mundo." Para impe- dir que estas deudas sean tenidas en cuenta es preciso delimitar la cteacién, a través de los derechos de propiedad intelectual; sn ello, |a colonizacién de los procesos regenerativos de la renovacién de la vida es imposible. Sin embargo, si se permite que esto ocusra también, en nombre de la proteccién de patentes, de la innova- adopeada pore pena el 4 de junio de 1992, publcada por Secrcare de CNUMAD: Conches, Suis 86 la actividad del hombre (varén) es una auténtica creacién porque se desarrolla ex nihil es falsa desde el punto de vista ecol6gico. Nin- grin artilugio tecnolégico ni ninguna mercancla industrial sale de [a nada; no puede darse ningtin proceso industrial donde antes no habla nada, La naturaleza y su creatividad, asf como el trabajo so- cial de las personas, se consumen en todos los niveles de la produc- cién industrial, en forma de materia prima y energia. La semilla biorecnolégica ala que se trata como una ereacién para poder pro- teger su propiedad mediante una patente, no podrfa exisir sin las semillas de los campesinos y campesinas. La presuncién de que slo Ja produccién industrial es verdaderamente ceativa, porque produce de la nada, esconde la destruccién ecoldgica que acompafia este tipo de produccién. La frontera creativa patriarcal hace que la destruc- cién ecolgica pueda percibirse como una creacién, y la regenera- cién ecoldgica como el proceso que subyace al colapso de los ciclos ecolégicos y la crisis de sostenibilidad. Sustentar la vida significa, sobre todo, regenera la vida; sin embargo, segtin la visién patriar- cal regenerar no ¢s crear, sino que es solamente repetir. Esta definicién de la creatividad también es falsa porque no repara en que el trabajo de las mujeres y de los productores y pro- ductoras en las economias de subsistencia se dedica al cuidado de los nifios y al cultivo, y que ambas actividades contribuyen a con- servar la capacidad regenerativa. La nocién de creaci6n en términos de reduccién de la nove- dad es también falsa. La regeneracién no es una simple repeticin. Implica diversidad, mientras que la ingenierfa genera uniformidad. La regeneracién, de hecho, es la forma en que la diversidad se pro- duce y renueva. Aunque ningein proceso industrial surge de la nada, el mito patriarcal de la creacién carece de fundamento especial- mente en el caso de las biotecnologias, que utilizan organismos ‘vives como materia prima para la produccién industrial. Restablecer los lazos La separacién y la fragmentacién son el origen del dominio pa- ttiarcal sobre la mujer y sobre la naturaleza. La navuraleza se sepa- ala cultura; la mente se separa y se eleva a un nivel superior que la materia; la mujer se separa del varén, y se 87 identifica con naturaleza y materia. La dominacién sobre la mujer y sobre la naturaleza es uno de los resultados de este proceso de Fragmentacin; otro sla ruptura de los ciclos regenerative. La rmedad y la destruccién ecoldgica nacen de esta interrupcién de los ciclos de renovacién de la vida y de la salud. La crisis de salud y la crisis ecolégica ponen en entredicho la presuncién de que el hombre es perfectamente capaz de ejercer de ingeniero del ‘mundo, manipulando incluso las semillas y los cuerpos de las mujeres. La naturaleza no es la construccién pasiva y teducida a esencia que el patriarcado presupone. La ecologia nos obliga a re- conocer nuestras relaciones no arménicas y arménicas cuando interactuamos con la naturaleza. La comprensidn y percepcién de conexiones y relaciones es nuestra necesidad ecolégica més apre- miante. La principal conttibucién del movimiento ecologista ha sido cl darse cuenta de que no existe una separacién entre mente y cuer- po, y entre lo humano y Ja naturaleza. La naturaleza es un entra- mado de relaciones y de lazos de los que depende nuestra vida y nuestra salud. Esta politica de restablecer lazos y de regenerar se Presenta como alternativa a la politica de la separacién y la frag- mentacién que nos esté levando al colapso ecoldgico. Es una po- Iitica de solidaridad con la naturaleza, Supone una transformacién radical de la naturaleza y la cultura, de forma que se impregnen ‘mutuamente, en lugar de estar separadas y enfrentadas. Al asociarse con la naturaleza en su politica de regeneracién, las mujeres estén reclamando simulténeamente su propia actividad y creatividad, y la actividad y la creatividad de la naturaleza. Esta politica no tie- ne nada de esencialista ya que, de hecho, se basa en la negacién de la definicién patriarcal de la pasividad como esencia de la mu- jer y de la naturaleza. Tampoco tiene nada de absolutista, dado gue lo natural se construye a parte de las diversas elaciones en lugares diversos. La agricultura natural y el parto natural impl ‘can una creatividad y sensibilidad humana del més alto grado, y una creatividad y conocimiento que surge de relaciones de asocia- cién y participacién, no de separacién. La politica de asociacién con la naturaleza, tl y como se viene modelando en la vida diaria de las mujeres y de las comunidades, es una politica de restablecer anos, y de regeneracién a través del dinamismo y la diversidad. 88 TV. LA BIODIVERSIDAD Y EL SABER DE LOS PUEBLOS Los tr6picos son la cuna de la diversidad biol6gica del planeta, con tuna multiplicdad de sistemas incomparable. Una mayorfa de los ppalses del Tercer Mundo estan situados en los tr6picos y, por tan- to, albergan una ingente riqueza en diversidad biolégica, que esté siendo destruida muy rdpidamente. Las principales causas de des- truccién a gran escala de esta biodiversidad son: 1. La destrucci6n de habitats debido a megaproyectos financia- dos internacionalmente —como la construccién de embalses, autopistas, minas, y acuiculeura— en zonas ricas en diversidad biolégica. La Revolucién Azul es un ejemplo de amo zonas costeras muy ricas en diversidad marina, y zonas de interior ri- cas en diversidad agricola estin siendo destruidas debido a los ctiaderos intensivos de gambas. % 2. Una tecnologia y una econom{a que pugnan por sustituir la diversidad por la uniformidad en los bosques, en la agricultu- 1a, en la pesca, y en la ganaderfa. La Revolucién Verde es un ejemplo de la susticucién deliberada de la diversidad biolégica por la uniformidad biol6gica y el monocultivo. La erosién de la biodiversidad origina una reaccién en cadena. La desaparicién de una especie puede influir en la extincién de 1. Vandana Shiva, Monoculee ofthe Mind, Zed Books, Londes, 1993, (Eden e- pula, Monacalitesybiecnalopa, Red de Terex Mundo, Unga, 1994.) 89 innumerables especies, con las que estarfa intertelacionada a tra- vés de las redes y cadenas alimentaras. La criss dela biodiversidad, sin embargo, no es sélo una crisis de desapaticin de las especies, que constituyen la materia prima industrial y pueden reportar a las empresas montones de délares. Se trata, fundamentalmente, de uuna crisis que amenaza los sistemas que sustentan la vida y la sub- sistencia de millones de personas en los paises del Tercer Mundo. La Biodiversidad es un recurso de los pueblos. Mientras que ‘el mundo industrializado las sociedades opulentas han dado la espalda a la biodiversidad, en el Tercer Mundo los pobres conti- nian dependiendo de los recursos bioldgicos para tener acceso a tuna alimentaciOn nutrtiva, al cuidado de la salud, ala energia, al vestido, y a una vivienda. Laaparicién de las nuevas biotecnologias ha alterado el signi- ficado y el valor de la biodiversidad. Si antes constituia la base del sustento de la vida en las comunidades pobres, en la actualidad hha pasado a convertirse en materia prima de compafilas muy po- derosas. Aunque cada vez se habla més de biodiversidad global y de recursos genéticos globales, la biodiversidad —a diferencia de la atmésfera y de los ooganos— en términos ecolégicos no es un bien comunal global. La biodiversidad existe en unos palses con ‘retos, y es utilizada por unas comunidades concretas. Su cardcrer global le viene dado tinicamente en funcién del nuevo papel que ‘ Get sendo adjudicado, como materia prima dels compas lobales. La aparici6n de nuevos regimenes juridicos de propiedad inte- Jectual, junto con una nueva y vertiginosa capacidad de explota- cién de la biodiversidad, generan nuevos conflicts en torno a la biodiversidad —entre propiedad privada y comunitaria; entre uti- lizacién global y local. La biodiversidad: jrecurso de quién? La biodiversidad ha sido siempre un recurso comunitario local. Un ecurso ¢5 propiedad comiin cuando existe un sistema social que asegura su utilzacién ajustindose a principios de jusica y de sos- ‘enibilidad. Ello implica compaginar derechos y responsabilidades de los usuarios, compaginar utilizacién con conservacién, y la exis- tencia de un sentido de cooperacién con la naturaleza en la activi dad productiva, y de un espititu de mutua correspondencia entre los miembros de la comunidad. Dependiendo de que hablemos de propiedad privada, o de pro- Piedad comunitaria, la propiedad de los recursos y el concepto de conocimiento y de acceso al conocimiento difieren en muchos as- pectos. Los sistemas de propiedad comunitaria reconocen el valor intrinseco de la biodiversidad; para los regimenes de propiedad re- gidos por DPI, el valor se crea a través de la explotacién comer- cial. El saber y la gestién de los recursos en sistemas de propiedad

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