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“age Oa 8, Edcones Sala SA. Soe tie Aull, Ale, Tare, Altguara S.A © De esta edicién: 2014, EDICIONES SANTILLANA S.A. fav. Leandro N. Alem 720 (CL001AAP) Ghudad Autonoma de Buenos Aires, Argentina ISBN: 978-950-46-3510-9 Hecho el depésito que marca la Ley 11.723, Impreso en Argentina, Printed in Argentina Primera edicién: enero de 2014 Coordinacién de Literatura Infantil y Juvenil: Mania FERNANDA MAQUIEIRA Discfio de la coleccién: Manet Esteana Tlustraciones (originales a color) SANDRA LAVANDEIRA Mara ds yen lesen Mara Inés Faon ; stad por Sand Lavine - Ite. Buenos Aes Santillana, 2014 144i; 12x200m.- (Naan) ISBN 978-950-463510.9, 1. Uiteraura afl y ave Argentin. 1 Lavardira, Sand, i, cop Awss9242 ‘Todos los derechos reservados. Fsta publiacion no puede ser repro- Aucids, ni en todo ni en parte, niregstrada en, otrensmitida por un sister de reeuperacin de informacién, en ninguna forma ni por rng medio, ea esi, oeguice, eleetnic, magico, leetrodptico, por fotocopia, o cualquier oto, sin el permiso previo or escrito de In editorial, oe © santiwana Leyendo leyendas Marla Inés Falconi llustraciones de Sandra Lavandeira —EE———— escrita, si no se segu‘an contando, cortian el riesgo de perderse para siempre. Con la conquista espafiola y el avance de lg civilizacién occidental, estos pueblos se fueron sepa. rando, y algunos también fueron desapareciendo junto con sus leyendas. Por suerte, mucha gente que sf sabia escribir, a medida que las escuchaba, las fue recopilando. Atin hoy, hay quienes van recorriendo poblaciones muy pequefias para que los ancianos les cuenten cuentos y Ieyendas y después los escriben, asi como los escucharon, sin cambiarles nada para que nosotros podamos conocerlos como originalmente se contaban. Las leyendas que se cuentan en este libro res- petan la forma original, “adornadas” por detalles y situaciones que se me fueron ocurriendo mientras las lefa, para hacerlas mds comprensibles y también més divertidas. A veces, los personajes hablan parecido a la gente de la regién donde se originé Ia leyenda, y usan expresiones y dichos poco frecuentes en las grandes ciudades. No se preocupen, al final de cada una estd todo aclarado. Si estas leyendas les gustan, no se olviden de contarselas a alguien todas las veces que puedan, as{ nosotros también ayudamos a que no se pierdan, Maria Inés Fatcony EL chews LEYENDA DE ORIGEN CALCHAQUI Kins Capac era el jefe de los huma- huacas. Los humahuacas vivian, como cortespon- de, en la quebrada de Humahuaca, y hablaban quechua. En su idioma, Aino pac queria decir Aguila Jefe, y estaba muy bien dicho, porque Aino cra todo un Aguila (0 un aino, como se prefiera), y también era el jefe EI pueblo lo adoraba y lo obedecia con gusto, porque Aino las tenfa todas: era un jefe comprensivo, justo, simpatico, valiente, inteligen- te y lo que se dice un verdadero bombonazo. Las tenfa todas, menos una: Aino era muy timido con las mujeres. ;Y eso que todas las huma- huaquitas estaban locas por él! Pero bastaba que una chica lo mirara para que Aino se pusiera colorado como un tomate y empezara a tartamudear. Su mami ya estaba preocupada. —Este chico no se me va a casar nunca —suspiraba—. ;Cudndo voy a tener nietos, eh? {Con las chicas tan lindas que hay en Humahuaca! PR6LOGO QUE SON LAS LEYENDAS Pi pueblos que habitaban Ja Argentina desde mucho antes de que llegaran los espafioles tenian sus propias religiones, con sus dioses, sus fies- tas y sus ceremonias, y también tenian su manera de explicar el mundo en el que vivian y las cosas que los rodeaban. En cada uno de estos pueblos se contaban cuentos que explicaban el origen de las plantas, de los animales, del Sol, de la Tierra y hasta del hombre. Estos cuentos se Ilaman leyendas. Son tan antiguas, que nadie sabe quién las inventé y hasta se llega a creer que son historias ciertas. Como la gente de estos pueblos no habia aprendido todavia a leer ni a escribir, las leyendas no figuraban en ningun libro. Los mas ancianos se las contaban a los mds jévenes, y cuando estos enveje- cfan se las contaban a los més jévenes, y cuando estos envejecian, a los otros, y asi a través de afios y afios, de generaciones y generaciones. Como no estaban 10 Pero sus suspiros se perdian en el aire, Por que Aino seguia huyéndoles a las j6venes como cuan. do era chico, y las humahuaquitas se refan de 4 lly. méndolo aguilucho, en ver de éguila, ‘A & no le importaba. Aino era feliz como todos los humahuacas, y eso era ser muy feliz. Por aquel tiempo, la quebrada era un lugar muy verde, muy bonito y muy fértil. Todo lo que plantaban cre. cfa répido como perejil: el maiz, los tomates, las papas, las flores, los arboles... y el perejil. Los huma- huacas no tenfan que preocuparse por su alimente, y, la verdad, tampoco tenian que esforzarse demasiado, Solo era cuestién de echar semillas, ise a dormir, y al dia siguiente recoger los frutos. Un verdadero parai- so, Tenfan tiempo para reuniones, juegos, competen- cias, bailes y diversiones, y como si todo fuera poco, tenfan un jefe que era una maravilla. Tan felices vivian, que los calchaquies y los diaguitas, que eran sus vecinos, los empezaron a envidiar. Los enyidiaban por separado, claro. Iban Jos calchaquies y decian: —Ay, qué envidia, Y después iban los diaguitas y también decfan: —Ay, qué envidia. Los calchaquies y los diaguitas vivian del otro lado de las montafias, en unas tierras también nT bonitas, pero nada verdes y, mucho menos, férti- les, y esto les parecia absolutamente injusto. Los calchaquies espiaban a los humahuacas y dectan: ‘Ay, qué injusto. Y los diaguitas también espiaban a los humahuacas y decian: —Ay, qué injusto. Ahi, los calchaquies y los diaguitas se die- ron cuenta de que pensaban lo mismo. —Hagamos una alianza —dijo un cal- chaqui —Ha... ga... mos. —dijo un diaguita, arrastrando las palabras, porque era un poco len- to—. Alianza para qué? —Para destruir a los humahuacas... —el calchaqui se mordié la lengua justo cuando iba a decir “pedazo de estipido”. No le parecia un buen comienzo para una alianza. —Destruir a los humahuacas... si, sefor —dijo el diaguita sin apuro, sonriendo con su boca sin dientes—, ;Para...? El calchaqui pataled contra el piso (no lo pudo evitar), pero junté aire, puso su mejor sonri- sa y contest, —Para quedarnos con sus tierras, mi ami- g0 —lo de “mi amigo” lo reforz6. — Ustedes... 0 nosotros? — dijo el diaguia, siempre sonriendo y moviendo la cabeza de artiba abajo, y no dijo més. —jHay alianza 0 no hay alianza? —se impacienté el calchaqui. —Yo no he escuchado ninguna noticia, usted quién le ha dicho..2 El calchaqui ni contest6. No lo soportaba més. Salié corriendo montafia abajo en busca de su jefe. A El diaguita lo vio irse y comenté: —le habran dado ganas de ir al bafio también se fue para su pueblo. El calchaqui lleg6 corriendo, y se metié en la casa del jefe (del jefe calchaqui, claro). Como era medio consejero, medio brujo y medio amigo, no tuyo ni que golpear, Ahi mismo, con la lengua afuera, le conté lo que se le habfa ocurrido: hacer una alianza con los diaguitas para atacar a los humahuacas y que- darse con sus tierras. —Eso si —aclaré—, yo con los diaguitas no hablo. Al jefe calchaqui le gusté la idea, Su Ppue- blo no lo queria demasiado, y si consegufa Ilevar- los a vivir a la quebrada se iba a anotar un Poroto 13 (un romate, una papa, y todo lo que por ahi se sembraba). / s{ que empezaron las tratativas Mensajero va, mensajero viene, fijaron un dia de reunion. Ahi estaban el jefe diaguita, con sus ancianos conse cros diaguitas, sus bru- jos diaguiras y sus guetreros diaguitas, y el jefe calchaqui con sus ancianos consejeros calcha- qufes, sus brujos calchaqufes y sus guerreros calchaqaem Es una injusticia que los humahuacas la pasen tan bien —decian los calchaquies. —Es una injusticia —aprobaban los dia- guitas. Y se anotaba: punto uno, acuerdo. —Tenemos que hacer algo —decian los diaguitas. —Tenemos que hacer algo —aprobaban los calchaquies. Y se anotaba: punto dos, acuerdo. —Atacarlos —decian los ealchaquies. —Atacarlos —decfan los diaguitas. Y se anotaba: punto tres, acuerdo. Asi Ilegaron al punto noventa y nueve: todos de acuerdo. Formarian un ejército de gue- rreros calchaco-diaguita 0 diago-calchaqui (el nombre no quedé muy claro), y atacarian con un éxito seguro, porque los humahuacas eran “unos 4 estuipidos campesinos”, al decir de todos. Has dia y hora fijaron, cantidad de guerteros, do arcos, de flechas, de hondas, de piedras, de lag zas, y ya estaban por celebrar cl acuerdo cuandy el diaguita aquel de la montafia, el desdentade logr6 redondear un pensamiento que le vent, dando vueltas desde el principio de la reunién, y hablo: —Se olvidan de Aino Capac — dijo. Se produjo un silencio. =) um divllle co apreanes peamiane: al jefe calchaqui, que no querfa que tanto trabajo sc fuera al tacho. —Ningiin detalle... no, sefior —dijo al dia- guita, mostrando las encias. Los calchaquies sonrieron nerviosos (ellos con dientes). —Los humahuacas son unos estdipidos campesinos, pero, si Aino se los pide, son capaces de seguirlo hasta el fin del mundo. ¥ Aino es muy valiente, y se los va a pedit: ¥ si Aino dice piliar —queria decir “pelear”—, van a piliar, Si, sefor. Aunque més no sea a los tomatazos. Y nos yan a vencer, con alianza y todo. Si, sefior, No dijo més, pero fue suficiente para que el acuerdo se pospusiera para préxima fecha, cuan- do hubiera un plan bien pensado. 15 Diaguitas y calchaquies anduvieron toda la semana caminando de un lado para otro pensando en vor alta, hasta que la idea aparecid. Otra vez reunién con consejeros, brujos y guerreros. —Lo que tenemos que hacer es distraer a Aino Capac. Cuando esté distraido, atacamos —dijo un diaguita. —Distraer c6mo? —pregunté un cal- chaqui. —Eso no lo pensé. La reunién se volvié a posponer hasta que a alguien se le ocurriera cémo distraer a Aino Capac. Otra vez camina que te camina, hasta que aparecié Ia idea. Ahora, le aparecié aun calchaqui —Sefores, tengo la solucién —dijo triun- fante, Se fue hasta la puerta, golped las manos e hizo pasar a la mujer més hermosa que jams dia- guitas, calchaquies o humahuacas hubieran visto: Zumac Huayna (0 “flor hermosa”, propiamen- te,dicho en quechua). Los consejeros, brujos guerreros y jefes quedaron mudos, boquiabiertos... y babosos. — Esta quién es? —le pregunté un conse- jero calchaquf a otro. —la Zumac, la hija de la Kakuy. 16 —sLa hija de la Kakuy. do, pues! Ia joven les sonrefa con una sonrisa ange. lical y no podian dejar de mirarla. iComo ha creg. —Zumac Huayna se ha ofrecido —explics el calchaqui tratando de que alguien le diera bol. lla—. jEy, muchachos! ;Me siguen? Todos carraspearon y trataron de ponerse setios. —Zumac se ha oftecido a ayudarnos —todos la miraron con una sonrisa boba—. Lo que vamos a hacer... Pero nadie lo escuchaba. Fue necesario des- pedir a Zumac y tomarse un recrefto antes de que el calchaqui pudiera explicar su plan, que fue acepta- do por unanimidad, Fijaron la fecha del ataque para la prime- ta noche de luna nueva 0, lo que era lo mismo, la primera noche sin luna. Los guerreros se escon- derian en la montafia, y Zumac Huayna bajarfa al pueblo de los humahuacas para entretener a Aino Capac, que, daban por descontado, no podria resistirse a los encantos de su hermosura y caeria perdidamente enamorado, Entonces, cuan- do Aino Capac estuviera distraido, el ejército calchaco-diaguita 0 diago-calchaqui (no habfan logrado ponerse de acuerdo) atacarfa. Aino Capac no iba a tener tiempo de alertar a su gente, y mucho menos de organizar la defensa Yasi se hizo. Los guetreros se escondieron, no sin antes darle a Zumac un besito de despedida y buena suerte. Ninguno quiso dejar de hacerlo, asi que la joven bajé hacia la quebrada con la cara tampada de besos. ‘Zumac era muy linda, pero nada buenita y, por supuesto, muy mentirosa, asi que cumplié de maravillas su papel, como una verdadera espia pro- fesional. Legando al pueblo, empezd a llorar (0, mejor dicho, a hacer que lloraba, pero parecfa que lloraba de verdad, porque le salia muy bien). Decfa que se habia perdido, y que le daba miedo volver sola por las montafias en una noche tan oscura, y que si no se podia quedar hasta mafana, y que tenia tanto miedo, y que querfa ver al jefe (esta era la par- te mas importante), y que queria ver al jefe, y que queria ver al jefe. Lo dijo como cincuenta veces. (Comonlosihumahtsessictanimuysbiend gente, le dijeron a todo que si, pero llevarla a ver al jefe... A eso nadie se animaba. Sabian perfectamen- te lo incémodo que se pondria Aino frente a una desconocida tan linda, y tenfan miedo de que se enojara con ellos, porque Aino era muy bueno, pero también tenia su caracter. 18 Quién sabe si Zumac hubiera logrado sy objetivo, si justo en ese momento, no hubierg pasado por ahi la mismisima madre de Aino, Poco le importé a la vieja humahuaca g Zumac estaba perdida, 0 qué le pasaba. La vio y pens6: “Mujer, bonita, extranjera... Mmmm.,, Capaz que con esta tenemos suerte”, Y antes de que Zumac le pudiera contar su mentira, la agarré de una mano y se la llevé corriendo a la casa de Aino. —Nene —le dijo (Aino no habia podido sacarle esa costumbre)—, acd hay una sefiorita de no sé dénde, que necesita de tu ayuda. A ver qué podés hacer —y agregé mas bajito, acercén- dose a su hijo—: Esmerate, nene. Y, tan rapido como habia llegado, desapa- recié por la puerta, dejando a Aino frente a frente con Zumac. Zumac sonrié, y Aino se dio cuenta de que se estaba poniendo colorado como un tomate. —Si... si... se... se... sehorita —jy ahora el tartamudeo!—. ;En qué... en qué ppt... puedo ayudarla? Zumac lo miré extrafiada. Nadie le habia dicho que el jefe humahuaca era tartamudo, Aino se pasé la mano por la frente, Trans- piraba como si hubiera salido a cazar guanacos, 9 =U... t... u.. usted dird —insisti6. Zumac se sobrepuso a su sorpresa y vol- vid @ contar otra vez la historia de la jovencita perdida en la noche, pero, como ya estaba justa- mente frente al jefe, le agregé otro dato: dijo algo asi como que unos hombres muy malos la yenian persiguiendo (no dio sefas ni nombres), que por eso se habfa perdido, y que por eso... jjQUERIA porMIR auf...!!! Donde pudieran protegerla, agregé. Aino tragé saliva. ;En qué lio lo habfa meti- do su madre? —E... 2. esta bien —dijo por fin—. Le... le... le vamos a dar protec... protec... protec cién. Ordenaré a mimi (;a mimi)... a mis guar- dias que la acomoden en una casa desocupada y cuiden su pupt... puerta toda la noche. “jIdiota!”, pensd Zumac, “;quién quiere a tus guardias?”. Claro que no dijo eso, Bajé suave- mente los parpados de largas pestaiias, y con un hilito de yoz susurré; —No. Quiero dormir aca... Aino se froté la cara con las manos. qué le estaba pasando esto? Por —U... u... usted comprendera, sefio... seflo... sefiorita... —Llimeme Zumi —dijo Zumac. 20 —Si... no... eh... se... zu... zu.., Sefiorita —ahi Aino suspir6 para adentro, Furioso consigs mismo—, dormir acé no es posible. —Acd... —volvié a repetir Zumac e hing que una légrima le rodara por la mejilla. “Genial”, pensd. —Ph... No —tepitié Aino. —Por favor... —Dos ldgrimas. —No... no... no se ponga a llorar, mimi.., —Zuni... —Minii... mire. Yo... acd... —Acé... —tepitié Zumac. Aino se dio por vencido. —Estd bien. Acd —acepté. “jEsal”, se dijo Zumac, apretando los purios disimuladamente. —Puede dormir en mi cama. Yo me aco- modo por ahi. Aino noté que el malhumor habia hecho que se le fuera el tartamudeo, —Todavia no tengo suefio... —dijo Zumac, que tenia bien clarito que el que se tenia que dormir era Aino, y no ella. —Como quiera. Ahora, si me disculpa, tengo cosas que hacer. “Si... enamorarte de mi”, pensé Zumac con una sonrisa maléfica. Y puso manos a la obra. Hizo de todo, baild, canté, tocé los tambo- riles, cont6 historias, sonrié... pero no logré que Aino le Ilevara el apunte. El jefe leia y anotaba signos raros en una picdra chata... como si hicie- ra cuentas, 0 escribiera cosas que ella no enten- dia. Ni siquiera la miré. La verdad es que Aino no estaba haciendo nada importante, slo se escondia detrés de las piedras para no tener que hablar con ella, y lo tinico que querfa, desespera- damente, cra que Zumac se durmiera de una buena vez. Cada tanto, Zumac se asomaba por la ven- tana y movia un pafuelo amarillo: era la seal con- venida para que los guerreros siguieran esperando. Cuando sacara el pafuelo rojo, querfa decir que podfan atacar, ;Pero qué! Aino estaba mds des- pierto que una lechuza a medianoche. Claro, ni ella ni los diaguitas ni los calchaquies habfan ofdo hablar de la terrible timidez de Aino, y esto estaba desbaratando sus planes. " En un momento, Zumac se senté en la cama, tratando de pensar qué otra cosa podia hacer para llamar la atencién de Aino, pero, antes de que se le ocurriera, se qued6é dormida. 22 Cuando Aino la vio, respiré aliviado, §¢ paré para estirar las piernas, y levanté un pafiuely rojo que vio tirado en el piso. Después se asomé a la ventana. Necesitaba respirar un poco de aire fresco. Distraido, se paso el pa‘tuelo por la cara, Todavia estaba transpirando Los guerreros vieron el pafiuelo rojo, pero no vieron a Aino, porque, si se recuerda, era una noche muy oscura. “Listo”, pensaron, y al grito de “Al ataque!”, salieron de su escondite y bajaron por la montafia sacudiendo las lanzas en el aire. Aino se refteg6 los ojos (también con el paftuelo). No veia alos guerreros, pero ve‘a las lan- zas. La verdad es que creyé que los que estaban atacando eran “los hombres malos” que perseguian a Zumac, y como habia prometido protegerla, corrié a dar la sefial de alarma: cinco golpes de tambor y un estornudo (era en clave). Los humahuacas eran un pucblo muy pacifico que no peleaba nunca, pero tampoco eran tontos. Tenian muy bien armados sus sistemas de defensa. Hombres, mujeres, chicos y ancianos corrieron al fondo de sus casas en busca de las municiones: tomates. El ejército diago-calchaqut o calchaco-dia- guita (ni esa noche se habian puesto de acuerdo) se vio detenido por una lluvia de tomates que cafa 24 por todas partes. Y qué punterfa tenfan los huma. huacas! Por un momento, esto los desconcerté, pero enseguida se dieron cuenta de que una flecha puede mds que un tomate, y esquivando los golpes siguieton avanzando, Zumac se desperté con los gritos, tompié uun jarrén en la cabeza del humahuaca que Aino habfa dejado para cuidarla, y huyé a las montafas Aino llegé a verla entre tomate y tomate, Abf entendid todo. “Seré timido, pero no tonto”, pen- s6, “zmird si me dormia?”... Lo cierto es que dormidos 0 despiertos, los humahuacas no podian contra semejante ejér- cito. Eso de la alianza estaba funcionando muy bien. Los calchaco-diaguitas eran muchos y los diago-calchaquies parecfan muchos més, Cuando terminaron con los tomates, los humahuacas empezaron con las papas, y después, con los zapallos, y hasta perejil tiraron, pero no conse- guian detenerlos. Aino peleaba con yalentia, Atajaba las fle- chas con el pecho, con las manos y hasta con los dedos de los pies. Por cada flecha que recibia, tins. ba por lo menos cinco tomates, pero, a paar de eso, se habia dado cuenta de que los iban a vencer, Entonces, subié al recho de su casa y les greg can toda su furia: —Jamés podran sacarnos de nuestra tic- rra! ;Echaremos raices si es necesario! jj¥ el que intente arrancarnos de este lugar conocer’ el dolor, se los aseguro!! Su yor soné como un eco entre las monta- fias. Todos los humahuacas levantaron sus brazos para apoyarlo, y €n ese momento, sintieron que sus pies se hundian en la tierra, y un tronco duro y leno de espinas los recubria para protegerlos Todos los humahuacas se habian transfor- mado en cactus. Cactus enormes y pinchudos que levantaban sus brazos al cielo. Los diaguitas y los calchaquies noraron que los tomatazos habian terminado. Entre sombras, por aquello de la noche oscura, vefan que los humahuacas se habfan quedado muy quietos. Entusiasmados por cl triunfo, se lanzaron al tiltimo ataque. Corriendo, se arrojaron contra los cactus creyendo que eran perso- nas, y las espinas los hicieron aullar de dolor. “Yo se los dije”, se sonrefa Aino, el cactus més grande. Los diaguitas y los calchaquics salicron corriendo de la quebrada, tratando de arrancarse como podian las espinas que les habjan quedado clavadas. —Va a ser mejor atacar de dia —dijeron los jefes—. Ya los tenemos listos, no tienen més municiones. 26 Pero, cuando amanecié, no Jo que estaban viendo. Los huma desaparecido, no quedaba ni uno, pers ran hablan desaparecida las casas, y las cereay planraciones, los doles, y todo. En la quate sobre una tierra seca y rojiza, solo quedaban una, plantas enormes que ellos nunca habfan vis, a tuido del viento que no cesaba, Los diaguitas y los calchaquies volvieron ; sus tieras. La quebrada reseca ya no les serva pay nada y, aunque les hubiera servido, ya nadie queria bajar, por miedo a los pinchazos. A Zumac no volvieron a ver. Avergonzada por no haber podide enamorar a Aino, parece que se quedé a vivir sola en las montafias. Desde entonces, la quebrada de Huma huaca tiene ese aspecto, seco y drido, y esta lena de cactus que siguen cuidando su tierra, En pri- mavera les brotan unas enormes flores rojas, blan- cas o amarillas, Dicen los que saben que son las almas de los humahuacas que se asoman para ver su tierra y para recordarles a todos que jams los van a poder sacar de ahi, Ti Pudieron huzeas hay” Algunas palabras J ekptesiones tatas TA BUENO: esta bueno. Algo sobre | cactus El cactus también se lama cardén, Su tronco y sus ramas son de una madera muy fuerte que se utiliza en el campo para la construccién de casas. Esta recubierto de espinas, que en realidad son las hojas. Crece en lugares muy secos, ya que es una planta que necesita poca agua para vivir. 28 Algo sobre los calchawliies Y los diaguitas Estos dos pueblos formab, una misma cultura, Fso quiere dec costumbres muy parecidas y habla lengua, pero mientras que los calc en los Valles Calchaqufes de la pr ta, los diaguitas vivian un poco Catamarca. De todas las poblaciones que habiaba ta Argentina antes de la llegada de los espafole, Parece que la cultura diaguita era la més dese rrollada. Vivian en casas de piedra con techos de Paja, y formaban poblaciones bastante numero- sas. Se ve que eran un montén, No solo cultiys- ban la tierra, sino que también conocfan el rie- go. Esto, que ahora nos Parece muy simple porque cualquiera tiene un; dera en su casa, Pan Parte de HT Que ten, ban la tisg, haqufes vivian ovincia de S4) mas al sur, ey ‘a canilla y una rega- en aquella época era algo bas- tante complicado. Ellos plantaban sus semillas y después tenfan que hacer canaletas para desviar el agua de los rios, y asi evitaban que las plantas se secaran. Plantaban mata, tapallo y porotos, Dicen que, alrededor del ano 1470, 16, fincas! que tenian su imperio en el Pert, llegaron hace, Catamarca y los conquistaron, y les Nsefiaron a y 5 S s ezas, algunas de ta construir caminos y fortalez e cuales todavia se conservan EL FUE¢CO LEYENDA DE ORIGEN TOBA H... muchisimos afios, vaya uno a saber cudntos, la gente no conocfa el fuego. Todo un problema, porque sin fuego tenian que comer la carne cruda, que era horrible, y no podian cocinar ni un caldito; porque cuando hacia frfo se congelaban; por- que a la noche no yefan ni medio si no habia luna, y seguramente tampoco podian festejar los cumpleafos, porque no habja velitas que apagar. Un dia, una vieja que estaba tratando de comer un pedazo de carne cruda se puso a pro- testar, porque, como casi no tenia dientes, no le podia dar ni un mordiscén. —Yo no sé qué le hacen, che, que la car- ne esta cada dia mas dura —decia—. Si sigue asi, cualquier dia de estos me voy a morir de hambre. —Tendria que hervirla —le dijo el carancho desde la rama de un Arbol. Por esa 82 época, los animales y las personas hablabay igualito. —jDejate de hablar pavadas!, cquergy —se molesté la vieja. No son pavadas —se defendis g carancho—. Usted calienta un poco de agua, pone la carne adentro, y le queda tiernita, tiernj- ta. Se llama carne hervida. —(Dénde se ha visto agua caliente! ;Est4s borracho, vos? No sabés que el agua es fifa? —Si la pone al fucgo se calienta —asegu. 16 el carancho. —jQué fuego ni fuego! ;De dénde has sacado eso? —Yo lo he visto. —jBah! —dijo la vieja—. Seguro es una de esas cosas modernas que no sirven para nada, —Es titil —insistié el carancho. —A mj dejame de... :cémo dijiste que se llamaba eso? —Fuego. —A mi dejame de fuego y carne hervida. Yo lo que necesito son unos buenos dientes, y eso no hay fuego que lo pueda conseguir. —Ahi tiene razén. Dientes nuevos no s¢ dénde hallar. Ahora, si quiere fuego, yo sé quién tiene. 33 —iYa te dije que no quiero, che! —se enojé la vieja—. Y no me molestes mds, que no puedo comer. El carancho, ofendido, levanté yuclo yse fue a otro drbol. “jHabrase visto lo tontos que son estos animales!”, pensé Pero la vieja, a pesar de haberlo sacado volando, lo habfa escuchado, y le conté a otra vieja lo que el carancho le habia dicho, y esta vieja a otra, y esta a otra mds, hasta que el asun- to del fuego llegé a ofdos del cacique. Entonces este mandé llamar al caran- cho. —Usted dir4, cacique, para qué me nece- sita —dijo el carancho cuando llegé a la reunién de jefes. Estaba acostumbrado a tratar con los jefes. Ya més de una vez le habfa hecho algiin favor a la gente del pueblo, y era un pdjaro muy apreciado por todos. —Miré, Taynik{ —dijo el cacique. Asi lo llamaban en su lengua: Jayniki, “carancho”—. Acé la vieja anda diciendo que vos le mencionas- te no sé qué invento para calentar el agua, 0 algo asi... Es verdad eso? —Asi es. El fuego, le dicen. —Y qué vendrfa a ser el fuego? —quiso saber el cacique. am 34 —Y... vea... El fuego es algo calicnge Ms caliente que el sol. Ni se lo puede toca, —;,No estas macaneando vos? Para nada, jefe. Yo lo vi. esd —Depende para qué.. —No sé... No cono: co... Para qué se usa eso? —Y bueno... el fuego es tan caliente gue, sisted loldejalprendido por la noche y ducrme ahi cerquita, ya no tiene més frio. —;Prendido? —Asi se dice. Prendido-apagado. Iguali- to al sol. —jAjal z¥ para qué quiero fuego, enton- ces, si el sol esta ahi, tan a mano? —Porque, a este que yo le digo, usted lo prende cuando quiere, zme entiende? —Ie expli- 6 el carancho—, ;Quiere sol a la noche? Bue- no... vay prende un fuego, y lo tiene. El cacique empezé a interesarse, aunque todavia no entendia bien de qué se trataba, Y vos sabés dénde hay de eso? —pre- gunté. —EI jaguar y el zorro saben tener, Yo lo he visto. —Y se puede consegui. 35 —Usted ya los conoce, jefe. Se lo van a mezquinar. No son gente facil. —;Por qué no nos hacés la gauchada, che? —dijo el cacique—. Capaz que te dan un poquito. Para probar aunque mis no sea No es tarea sencilla la que me pide... el carancho se hizo el importante—, pero déjelo en mis manos. Voy a ver qué puedo hacer. —Tre lo agradezco, che —lo despidié el jefe—. Y que haya suerte. El carancho anduvo un par de dias revo- loteando, tratando de encontrar la forma de tracr fucgo al pueblo, hasta que un atardecer lo vieron salir volando, monte adentro. Algo se le habfa ocurrido. Antes de llegar, pasé por el rio y se pegé un chapuz6n. El carancho odiaba mojarse, pero esto formaba parte de su plan, Chorreando agua, volé como pudo, has- ta la cueva del jaguar y del zorro, y bajé sin que lo vieran. Los encontré mateando y contando his- torias junto al fuego, “/8i que la pasan bien estos dos!” pensé, Entonces, doblé un ala, se hizo el rengo, y se acercé temblando como una hoja. or es 36 Bh! ;Taynikil Qué le anda pasandy —pregunts el 7orv0, que fue el primero que j vio. {Ni me hable, amigo! —dijo el caran. cho, haciendo castafictear el pico—. Dia de malg| suerte, si los hay. —Ya lo veo —dijo el jaguar—. ;Lo ag. rré la tormenta? | — Qué tormenta ni tormenta! Una pie. dra —mintié el carancho. —Una piedra lo mojé asi? ;Debié de ser una bombita de agua! —se rid el zorro. —No, amigo. Una piedra de verdad. Yo andaba volando por el monte, cuando un idiota tiré una piedra con la honda y me dio en el ala Mire cémo me la dejé. Ni estirarla puedo. —i cémo fue que se mojo? —qui saber el zorro, que no entend{a qué tenia que ver Ia piedra con el agua. —Ahi només perdi el equilibrio, y me fui de cabeza al rio el carancho traté de darle dramatismo al asunto, —Una desgracia con suerte, De no estar al rio abajo, no contaba el cuento, mi amigo —comenté el jaguar, —Ya lo creo que si —dijo el carancho—, Y ahi que sali del rio, me di‘cuenta de que andabs ~ 38 cerca de su casa, y me dije, “voy ah cer Una visi taa mis amigos, mientras me seco un poco”, —Hizo muy bien. Para eso estin log amigos —dijo el zor70. —Acérquese, acérquese al fitego para que se le vaya el frio. —Se lo agradezco. El carancho se acercé al fuego. La verdad es que estaba agradable ahi, pero él no tenia tiem. po que perder. Tenia que robarse el fuego antes de que los ottos se dieran cuenta de sus intenciones, —Mire... yo no sé si es atrevimiento quedarme un rato —dijo—, pero el ala que me golpearon me esté doliendo mucho. —Me imagino —dijo el jaguar, mientras le daba una chupada al mate. —Usted no tiene alas... no se puede ima- ginar —retrucé el carancho. —Gran verdad —afirmé el zorro. —Un ala es algo muy frdgil... y se tiene que mover patejo. Si no le queda el andar torcido, Vuela en circulos només —exagerd el carancho. —No bromee, Tayniki... yolar4 rengo, a lo sumo. —Si no bromeo. Usted, seguramente, si Je arruinan una pata, también corre en circulos, Feo espectaculo, vea —artiesgé el carancho, 39 —A mi, si me arruinan una pata, igual corto derechito para donde yo quiera —contest6 el jaguar en tono menos amistoso. —Eso no es posible —insistié el carancho. —Digalé, Guayaga le dijo al zorro, a quien también llamaban asi—. Digalé acé, al amigo, si no es asi. Usted también tiene cuatro patas. —Pero nunca se me arruiné ninguna —dijo el zorro, distraido. —;Pero alguna vez vio un zorro corrien- do en redondo, ch? —insistié el jaguar, que no querfa perder la discusién—, ;Alguna yez vio un jaguar...? —No. Si no es para morderse la cola... —coincidié el zorro. —Ahi tiene —dijo el jaguar, —Yo no creo... —insistié el carancho—. Tendria que verlo —Oiga, amigo —protest6 el jaguar, que ya se estaba enojando—. No estard queriendo que me quiebre una pata para demostrarle, zno? —jPero cémo se le ocurre, amigazo! La mala suerte no se le desea a nadie. —Asi es. Se hizo un silencio. El carancho sabia que ya tenfa al jaguar justito donde queria: 40 dispuesto a hacer cualquier cosa para demosgg que tenia razén. —lgual no creo... —dijo entonces_ Tendria que ver. : Mite que es cabezén, amigo! Quigg ver? Le vua mostrar. —iNo! jPare, mi amigo! No es necesari —mintié el carancho. —Es necesario, porque usted me esti tomando de mentiroso, y a mi eso no me gusta, Ya va a ver —el jaguar ya estaba decidido. —Pero qué va a hacer? —el carancho se hizo el asustado. —Me voy a arar la pata a un palo, para que usted vea como, con tes, gual camino derechito —le dijo mientras se ataba un palo ala pata delantera, —iQué zor10 es este jaguar! —comenté el zorro—. ;Mire lo que se le ocutrié! Cuando el jaguar tuyo empez6 a caminar apoyado en las cierto, caminaba derechito, —2Y? ¢Ahora qué me dice? —Que usted, que es jepuar —admitié el carancho—. Pero habrig zorro, la pata arada, Otras tres. Y era —Acese, mi amigo, arese usted también, vamos a mostrarle, a 41 El jaguar hizo que el zorto también se arara un palo ala pata. Era justo lo que el caran- cho queria —Camine, camine para que vea.., —insistié el jaguar. El zorro caminé, y caminaba derechito, también. —Despacito puede ser... —dijo el caran- cho—, pero a la carrera... Mmmm... Yo no creo. — Pero que habia sido duro de pelar! ;Quie- re una cartera...? Amigo zorro, le corro una carrera hasta el drbol aquel —el jaguar estaba dispuesto a cualquier cosa para demostrar que tenia razén, —Muy cerca... —dijo el carancho. —Esta bien, hasta el otro de mas lejos. e parece bien aht? —Me parece bien —dijo el carancho—, aunque no creo que puedan llegar... van a corret en circulos, —Ya va a ver —lo desafié el jaguar—. {Listo, amigo zorro? —Listo. —jAhora! —grité el jaguar, y los dos salieron cortiendo a toda velocidad. Era lo que el carancho querfa: que estuvieran bien lejos del fuego, y con las patas atadas para que nollo\pudiccm nectar men tenee ean 42 amigos! Y muchas gracias, _—Hasea pronto, acon el pico, levanté vue. ¥ tomando una bras Jo derechito y sin problemas : ‘Al escuchar el grito, los dos animales se fre. naron, Se ha curado de golpe —comenté el zorro, No, mi amigo... jSe esta robando el fuego! FH jaguar eraté de corterlo, pero, claro... eafa solo tres patas. Si que <1 carancho nos metié el perro} —se lamenté el zorro, cuando vieron que ya no lo podian alcanzar. El carancho volaba contento, pero la brasa le quemaba el pico, asi que de ranto en tanto la gol- peaba sobre los drboles, yel fuego se iba prendien- do por donde él pasaba. En el pucblo todos lo estaban esperando. —j¥...? (Has uaido el fuego? —pregunto el cacique. El carancho abrié el pico y dejé caer una bra- sita apagada, —jAy, carancho! —dijo el cacique—. {Tanto Ifo para esta cosita? —Esta cosita es capaz de hacer eso, jefe... —acla- 16 el carancho, sefialando los arboles en llamas. Asi fue como la gente conocid el fuego. Aprendieron a cuidarlo para que no se apagara, rt) pero también a respetarlo, porque era Peligroso. [a vida del pueblo cambis, y fue mejor. Descle exe dia, el carancho fue para ellos un héroe, respetado y admirado, al que nunca més se atrevieron a sacar volando. col Algunas palabras y expresiones tatas ‘Tayniki: Carancho en lengua toba. El caranch ¢ un ave rapaz, con un pico grande y ganchudy patas anaranjadas y un mechén de plumas en jy cabeza que parece peinado para atrés, Dice, que vuela sin gracia. Macaneanpo: Mintiendo. SABEN TENER: Tienen. Tienen algunas veces, Mezquinar: Que son mezquinos, egoistas, no quieren compartir. Gaucuapa: Favor. Capaz QuE...: Puede ser que... Aunque MAS No sea: Aunque sea. No contaBA EL CUENTO: Se moria. No vivia para contarlo. Y anf Que...: Y fue asi que... Anpar TorcIDO: Que camina torcido. Guayaca: Nombre que se le da al zorro en lengua toba; guayaga lachigf. Le VUA Mostrar: Le yoy a mostrar. Nos mert6 et perro: Nos engafid, Duro pe Petar: Dificil de convencer. 15 Algo sobre el fuego Aunque el fuego es algo natural, que no necesita de la mano del hombre para producirse, y ghora se prende girando una perilla, apretando un botén o raspando un fésforo, las tribus pr no lo conocian 0, mejor dicho, lo conocéan pero nitivas no sabfan cémo prenderlo cuando lo necesitaban. Asi es como comfan los alimentos crudos 0 suftian fifo en cl invierno © ni siquiera podian cocinar ucensilios de barro para usar. Cuando la casualidad o la perseverancia hizo que se dieran cuenta de que raspando dos piedras, 0 dos ramas, podian encen- der hojas secas y hacer un lindo fueguito, su vida cambid, Su manera de vestirse, el lugar donde ele- gian vivir, su forma de alimentarse, todo mejora- ba, y asf también su cultura y su conocimiento. ie i 46 Algo sobre los tobas Cuando los esparioles Megaron 2 Amétgg los tobas ya vivian en la llanura chaquena desi, hacia cientos de afios. Era un puchlo ndmada esto quiere decir quenno se quedaban siempre en el mismo lugar, sino que iban todo el tiempo d. acd para alld buscando el lugar donde hubierg més alimento. Las mujeres juntaban los frutos de los arboles y los hombres cazaban y pescaban, 4 buscaban la miel de las avispas. A los espanoles no les fue nada fécil ocupar su territorio, Los tobas eran guerreros y se defendian con coraje, Recién en el afto 1924 pudieron hacer un acuer. do pacifico con el gobierno nacional, EI pueblo toba atin existe, Muchos de ellos viven en el Chaco, pero otros se instalaron en las afueras de Rosario 0 de Buenos Aires. LoS HOMBRES DE ARRO LEYENDA DE ORIGEN PAMPA AGUIRRE ALEJANDRA DOCENTE, Gans un indio viejo que vivia en ciclo. ;Quién sabe cudnto tiempo llevatia ahi! Tan- to, que un dia se empezé a aburrit, Desde arriba miraba para la Tierra porque andaba con ganas de bajarse, pero la Tierra todavia era puro lodo y barro, y le daba como rechazo andar ensucidndose, Igual le miraba y la miraba, hasta que un buen dia se deidid y se ti por la Via L4ctea como si fuera un tobogtin, (Por aquel entonces la Via Lictea llegaba hasta acd. Vea bendon de al Iba Chachao despatarrado, riéndose como un chico, porque era un indio viejo, y los viejos, a veces, son un poco asi como los chicos. Se revoleaba y se ponia de cabeza, levantaba las patas, y se tiraba de panza, y gritaba “ay, ay, ay”, “uy, uy, uy”, porque no tenia de dénde agarrarse, hasta que de golpe no pudo frenar y fue a dar con el trasero al barro. —jLa pucha, que habia sido larga! —dijo Chachao, mirando para arriba—. Lo dificil va a ser volverse. ‘ 48 Y, divertido con su travesura, largo un, carcajada de boca sin dientes. a —W ahorita que ouacer acd? |Si habia sidy puro barro esta porqueria... Traté de pararse, pero el suelo se le escy. rria entre los pies, y patind hasta que se fue 3) piso. —Mejor espero que seque un poco, $i me paro ahora, capaz que me quiebro un hueso, Y, como estaba sin hacer nada, agarré un poco de barro y empezé a darle forma entre las manos. —Bicho feo el que me salié —dijo miran- do su obra—. Mejor le pongo unos cuernos —y se los puso—. Ast esté bien. Con cola o sin cola? Sin cola. ;Gordo me qued Y miraba lo que habfa hecho y se reia, por- que era verdaderamente muy feo, Entonces hizo otro. —Este va a ser... chiquitito, Eso es. Chiqui- tito y con orejas.., Ahi va queriendo, Me gusté. Y asi fue modelando uno por uno todos os animales, y los puso uno al ladito del otro y los miré. —Son lindos pero abutridos —dijo, Entonces tomé aire y soplé sobre ellos, Y Jos animales de barro tomiaron vida y se movieron 49 pero no podian caminar porque ellos también se resbalaban en cl barro y se cafan con las patas abiertas y la nariz contra el suelo. Chachao se refa al verlos, pero después le dio pena y para ayudarlos sopl6 otra ver, y un Pee Aire ares ico ee el agua, y también secé el barro. Los animales, al poder pisar en firme, salieron corriendo, cada uno para su lado. —jLinda la hice! —dijo Chachzo alarmado, y alié cortiendo atris con las pocas fuerzas que le {quedaban, menos atin porque estaba muerto de tsa Chachao corrié para todos lados hasta que le falté el aire, pero no pudo agarrar ni a uno. Fstaba tan agitado, que tuvo que sentarse a des- cansat. —Fsto si que es diversién —decia mien- tas se apantallaba con su sombrero. De pronto entrecert6 los ojos enfocando hacia la Via Lactea. — ,Qué es eso que veo alld? ;Ahijuna gran siete! ;Hay uno que se esta subiendo pal cielo! —y latgando el sombrero, salié corriendo para detener al atrevido, que no era otro que ¢l fiandi. —Bajate de ahi, che, que eso no es para vos! —le gritaba. Pero el fiandu segufa Jo mas cam- pante, sacudiendo sus largas patas. » 50 —Bajate te digo! No enue $08 de barry y vas a enchastrar todo el camino? i Pero el fiandit, en vez de bajar, |e hacig burla desde lejos y seguia subiendo encan, mirando que linda se vefa la Tierra desde ¥, por mucho que Chachao corria y po, mucho mds que le gritaba, no lo podia alcangar | Era un andi, después de todo, ¥, si algo saiy hacer ese animal, es correr. Asi que Chachao, sin pensar mds, sacé sus boleadoras y las revoleg jPunterfa la de Chachao! Le enroscg las } paras al pobre fiandt, que cayé resbalando todg desparramado, con el cogote hecho un nudo, —Pa’que aprendas —dijo Chachao, Yel fiandii aprendi6. No subié bajar de cabeza no le habia gustado n: huellas de sus dedos quedaron marcad para siempre formando la Cruz del Su doras de Chachao se estamparon a | mds, porque] ada, pero las as en el cielo 15 y las bolea. | la izquicrda, y hoy se las conoce como las estrellas Alf, y Bera del] Yo solo no uae pod ma ler con todos estos Bichos’, pens6) Vie necesinr ayuda’, 52 Entonecs se sent cerca de la laguna, dondg todavia quedaba un poco de barto, y empers a cong truir nuevas figuras, pero csta ver, sélo con ds pat, lo més parecidas a el que podia, para que no se le fyg ran corriendo, sino que lo ayudaran a atrapar a Jo, demés. Se refa el viejo Chachao cada vez que termi. naba alguna, porque le salian todas torcidas y tidicy. las, como él mismo. Una muy narigona, la otra muy panzona, la otra muy patona y asi. Las iba poniendg en fila hasta terminar la tiktima para echarles cl soply de vida. Pero tan distraido y entretenido estaba, que no escuché que su hermano Gualicho tambicn se habia venido por la Via Lactea, y se acercaba sin hacer ruido, un poco porque queria ver lo que Chachao estaba haciendo con tanto interés, y otro poco pare asustarlo. Y lo asusté. Asi te queria agarrar! —le grité en la oreja. Chachao pegé un salto, y la figura casi terminada que tenia en la mano se le aplasté como empanada, —eTe asustaste, hermanito? —se teia Gualicho a las carcajadas, —@Qué hacks acd vos? ;Quién te dio permiso pa bajar? —;Permiso decis? Yo no ne s de todos. —No te hagis el zonzo, che. Sabés muy est prohibido bajar. Ah... gs? —dijo Gualicho- sito permiso. La Via Lact bien ju . q ~Y entonces ue ; q agatrado. Chachao sabia perfecta- mente que él tampoco tendria que haber bajado, yo! tayo. _—minti. —Y yo también vine por un asunto, —Ah... esi? 2¥ qué asunto, si se puede saber? —pregunt6 Chachao, seguro de que Gualicho men. yo vine por un asunto tfa. —Se puede. Se puede. Te vine a buscar —Entonces, ya que me encontraste, te podés volver pa’ arriba. Yo voy prontito. —Vos te venis conmigo, quién sos vos para darme érdenes? —Tu hermano, —Yo me voy cuando quiero. Ya te lo tengo dicho. Termino unos asuntos y voy. And4 yendo nomas. Chachao queria al menos terminar sus figuritas para que fueran a buscar a los animales, Peto no queria que Gualicho viera cémo las hacia Porque tenia miedo de que se las destruyera. 54 —Te espero —dijo Gualicho, sentindos a su lado—. No tengo apuro Chachao fruncié Ia boca, pero no di, nada, Cuanto més le discutiera, peor. Ya lo cong, cfa bien a su hermano. —2Y eso para qué es? —quiso saber Gua licho mientras lo miraba modelar. No te importa —Si me importa. ;M usés esa por. queria en mi contra? Benen sserirutcontra, y no ninguna porqueria. —Si, lo es... {Mira aquel! Si hasta se parece a vos de puro feo y deforme. Chachao tuvo ganas de meterle una pia, pero se contuvo, Gualicho estaba buscando pelea, ya lo conocia. Lo mejor era ignorarlo. — {Te falta mucho? —pregunté Gualicho, que realmente se estaba aburriendo. —Si. Si te aburris, andate. —Y esas cosas no se mueven? —No, no se mueven. — r SLC BYACctroly, seer Padre h = ti, m fia - smo; asi que fixe para © més le, El Octayi vio sale mi en voz al; UY conten, "a las palabras de su 0, rete ocurre algo, padre par, My —La encontraré; At traréis si podéi 1 - 0 Ais si podeis, la encontraréis a ne 1a enconty, —iYo tambié, kis. i70 tambi Ny Sus espaldas. ay pan m i PFaban y habia sido que €l dedo de Kooch, ras Ke am k , ‘ 5 ‘ooch, divertido—, Ty . ca go kes sinieblas, habia hecho una chispa, y esa Pero Kook, oon" Me sal time piss 5° imeformé en una gran bola de fueeo: Peete meanR LCS! Un dio, iin disp Se geo que se pegs! Kooch empero Lor: Fara 1 avive anes he = mds crecia el agua pace chant _oprer com0 Joco de un lado a otro, tratando de 8 rodillas, » Y fire ey ie » ¥ después que |, i agarlo. pecho, puss a la cintura, y 4c gO se calvé de morir ahogado, pero me 2 Ces é ' fo e 5 —Epa, epa PUG 4 | joy a quemar —decia— Ahorita se me incendia habla aprendido ~ dijo Kooch todo y me voy 2 aburrir otra vez habia existi nadar porque y como se le iba a quemar el agual? No istido el agua cl a a muy vivo este Kooch. asombro, la bola de fuego Peligroso. Si si IBt0S0. Si sigo asi, me cra voy a aho Pero, para su edé suspendida en el aire, y no quemd Mejor que de}, ; bie oe de una vez a ae se qui es hi; ir te Pa P0c0 de hipo, las an Patna tt i ade Kooch habia creado el Sol. Y entonces, Pararon. .C, pudo ver. on: Content | Fue tanta la huz que aparecié de golpe, estaba Kooch Porque lo habj: fa logrado! OLY fue que que tuvo que refregarse los ojos para que se le acostumbraran a la claridad. Tu lindo todo esto —dijo, encantado su creacién—. Me salié bien. Y, asi como antes se habia sentado en la oscuridad, ahora se tir6 al solcito, escuchando el ruido del mar y el soplar del viento. Y ahi se que- vaya uno a saber, Se que- viento, » que con. —Ta gi © ‘salié bie, Ta giieno, eH0... Me salig i dij bi —dijo n ; 0 Se Ve ni medio, ‘ dé, horas, afios, siglos, Entonces , con un dedo, » tre 8t6 de separar dé hasta que el Sol dejé de calentar. —Epa, epa —dijo Kooch cuando le al t lo que habia Hectic, Py | empez6 a dar frio—. pA este que le pasa? Yo no rea 88 lo hice parz farol. ies ue se prend, » Me salvé de ah AY se apa 2y ahora me voy a ogarme, y 'BUe co, Fmeeeenselar? Quemay eee abrié un ojo, it ste » Y Vio toso. Es y luminoso, ¥10 Que ¢| que el Sol habj. »SINO Brig Gel, agua y la habia © abia calentag, > “tte. Cannes ee formande, pst : é re. C] aNdo Ja Od tenfani idea ti? Wes de es “ Abs »» Koo, Ger dNacs ch : 2 estas Ai de ser que en He donde salicron? estan volviendo eee me equivoqué dijo ce as tinieblas. Tanto a da gue estuerg, Y per © bata nsand como antes, pepd lo que todo iba a vol meager descos lve a A ex le salié bi nsolad viento aC salié bien; or ¥ empezd a empujar a | l suspiro se by ipujar a |, iz0 Mit _ —iMird yos, 6 suspiro! —dij » como : ‘Piro! —dijo Kooch me funciona esto del » entusiasmado. haci § ciendo un terrorifi, lo unos rayos lumin ico rui do de truenos y tn mucho miedo. rane 10508 que qe a Kooch le dieron =U; oldos iY shonin mee los—. e¥ ahora qué Pi, vie "pdndose los ? Una cosa era la osc uri ee Bsicodo ad, Y tra este F 89 No me ahogué ni me quemé ni ge amd: ba fescue aet eat nal a ele Be fa ye pudo seBeit pensando, porque las de tanto chocar y chocars empezaron 2 sabes Te yse le calan encima en forma de agua. oar no entendia nada __jOura ver apt popped Mahora ne cs} ico? ;Mds me valfa haberme quedado quie- 2H fede el principio, qué rantol No, no va a ser Hilo que me-mate.. me parece que evo —dijo ya bastante llorando. ;Como aahogar ota Ver. ¥ con las manos sobre la cabeza, ahogarse con el agua que venta de arriba, corrié etre = eames cee habia ‘nrentado, asi que cuvo que crear una islas Y la avg con montatias y cuevas para esconderse fas Ventajas de ser dios, sin para no ta que parara de lover. duda. Como eso de que “siempre que Hovi6, pars” ya funcionaba; enconeess Un buen dia, va y deja de Hover y el Sol vuslve a brillar. Kooch estuvo a punto de suspirar alivia- do, pero se acordé del viento y s€ tapé Ia boca. jLa sorpresa que se llev6 cuando salié de la cueva! Es que, com tanta Iluvia, a la isla le ra tod o lo que estaba viend o. —Esto Esto es mi nucho mejor de Io que yo me hice! le “ Y UN genio, Mirg | Y fue : = que sali : a 0 @ conocer sus nueyy *volcatse por el pasto, ya jugar con gs con los eps aoe mee aaburrir! S perfecto, : » parece, 16 realmente cans. ado, si se la habia. pa a : asado si Para alld sin dormir ni an, siglos saltando de aci n mi cd proce inuto! Kooch—, 5] S. : jué no eguro que en algo me sats dormir nunca? Y entonces se aviv, oqué, —Demasiada luz —dijo, Y, como era un dios, empuy. a 'PUjs al Sol hasta que ya no lo vio indy lah parapoderdormiz,-?/#MOche La creé : La cre iOjalé no lo hubiera nit ol ie, como tas el Sol se fix m1 hecho! P * Orque, ape- cualquiera, mer, 8 OL vidad volvi6. ¥ ahora que se Kooch se dio cuen- lo aburria, sino sabe, Ia oscu re prado a la tu ela oscuridad sélo | a gale daba bastante miedo ae a mae mori con el agua ni con €) cue Safe ni con ls rayos —tije Kooch— se me voy a morit de miedo. fue que creé la Luna y la puso nico! pero me parece d Entonces en al ciclo. ‘As{ voy a poder dormir, elon —se dijo—. Soy um genio. Y, si le tenia miedo a la oscuridad, tenia sazbn, porgue en la oscuridad, en lo oscuro delo veeuro, vivia Tons, el dios de las tinieblas, Tons, molesto por tanta alegria que vedeaba a Kooch, estaba dispuesto a arruinarle Ia diversién en cuanto pudiera, enviando pests, enfermedades, terremotos y todo tipo de desas- tres. pero con algo Pero Tons sdlo podia aparecer en la oscu- ridad, y Kooch tenia al Sol de dia y a la Luna de noche, y Tons estaba que trinaba porque n° podia hacer de las suyas- Todo hubiera quedado as{ eternamente, si las nubes no hubieran metido la pata. Chis- mosas como eran, de tanto ir de acd para all4 por el cielo, le contaron a Ja Luna lo lindo que era el 9g Sol yle contaron al Sol lo linda ae era la Ty, ; 2 ¥ tanto dijeron, y tanto hicieron, We al fing * Sol y la Luna decidieron no salir y encontrar "70s de la mirada de Kooch iara qué lo habrén hecho! by St que fg una noche oscural ~W ahora qué pasa? —¢9 Preguntas, Kooch Peto no se quedé para averiguatlo, Ty, rapido como le daban las Piemas corsié a cso.” ISH Doce! -¥ encima Bigantes| Los gigantones bajaron Y Se escondieron fnllas\Cucvaside las montahag Para que Kooch ng los viera hasta que Megara el momento adecuado Para salir a romper todo, 1Qué los iba a yer Kooch, si estaba mas escondido que ellos) ¥ fue que uno de log Bigantes, llamado Nosh-te% -vio\spasar ung THB HATE gsc ida sit Yo la rapto —j Cuando sus hermanas 93 Por mucho. que reco; fon encontrar, Las nubes €staban fir, a otro, tronaban See We Para qué les “tal tayos a lo loco, tiraban atboles, Uento, chy a 2 » hacian a or JAS montafias, desbordaben [aight a 010 que encontraban a sy paso, ra Tomi © visto No me acuerdo, nadie J, 6 * Roig Entonces fueron a buscar a Kooch, Po ane, Se pararon en la entrada de |, tando de explicarle lo que habia pas mismo tiempo. Frieron | cee NO |e is a Cueva, ‘ado, a De a una! De + una desesperado—. No griten, por el 0 sea de yo! Pero no lograba hacerlas callar, Enion. ces, suspiré resignado, y otra vez, el Suspiro fur. ciono. Un viento fuerte se llevé [as nubes y Kooch pudo salir de la cueva para ver qué enly que estaba pasando. También salieron el Sol y la Luna, pero por distintos lados del cielo, para disimular jPobrecito Kooch! No podia creer lo que vefan sus ojos. Todo, pero todo lo que él habia cra do, todo, pero todo lo que le daba tanta alga estaba destrozado. Sus animales muertos de fil y de hambre, los rios corriendo por cualquie —Pedia Koog, | amor de dle 95 adando por cl piso, todo era ee escruiccion.!” : mo y Ue e del agua y del fuego, del frio Mga Me sg salvé del miedo, pero me sg mori de tristeza —dijo. ee cA x es aS a es Kooch subié a la one ne i i s lo rae Jos cuatro vientos para que todo: aste, Tons! Desataste la ia te va a a mi tierra, peT0s ahora, la furia te furia © ee ima. Esto no se : ere pudo oftse la carcajada maléfica de oscuridad. a ce reite només —dijo Kooch sin asustarse ni un poco—. Refte todo lo que cee ras, pero escucha bien lo que te digo: prontito va nuver el hijo de'Teo, y esc hijo va a ser mucho més poderoso que vos, y que su padre Nosh-tex, y que tus otros hijos gigantes, y un dia... va a destruirlos a todos. Y eso es lo que yo digo. Aho- rareite, si todavia tenés ganas. Pero Tons no se rio 0, por lo menos, nadie lo escuchd, ‘Tons Entonces Kooch bajé de la montafa, ¢ché una tiltima y triste mirada sobre su querida isla y se fue, atravesando los mares, para nunca mds volver, 96 Dicen que en su c nostalgia de su isla, creaba muccgs ot? en no se quedaba a vivir en ninguna, [ri fue una de ellas. Eran tierras Pa a tridas por los vientos de los tristcs Kooch iba dando mientras se alejabs. ? EL hijo de Teo y Nosh-tex nacig mé Elal, y fue el pri otra historia. primer tehuelche. P, Petry Atagonig AS; Teco. ios gue Se Ila C10 esa 6g 97 Algunas palabras y ekptesiones tatas Mntjo: Mi hijo. Modismo que se utiliza mucho en el campo QuE HAY DE SER: GQueé es? Ta GUENO: Esta bueno o est bien. Otro modis- mo del campo. Ta: Esta. Y FUE QUE...: Entonces... AI DE SER QUE...: Parece que... SIEMPRE QUE LLOVIO PARO: Se dice como con- suelo. Las cosas feas siempre se terminan y las lindas yuelven. EsTaBa QUE TRINABA: Estaba furioso. SI TE HE YISTO NO ME ACUERDO: Se dice cuando algo o alguien desaparece de golpe sin dar explicaciones. Ma st, ero si! {Qué me importa! 98, Algo sobre la ations Se llama Pat: P agonia cane desde el rio esis ego, y desde la cordillera de | near océano Atlantico, El clim: Pe ie a alli es Ie Se Ta de Andes hasta d UY SeCO y dy, Tas Lluvis uvias son Son muy €scas: as. Junto ala cor. dillera hay grandes Ags y torren ducidos con el agua de deshielo, caracteriza por enormes mesetas que son algo as; z 'S me: ge s como montafias cortadas Por la ‘ En la P. afta a és ; L van fr tagonia se crian Tutales, ovejas, se culti- ero su : leo, L; eB mayor ri, . La pent iqueza es el petrs Peninsula de Valdés se encuentra ca |, ra en la Patagonia, s , sobre el m dad de Bariloche. at, claro, y también la ciu. 99 Algo sobre lor tefvelches Los tehuelches habitaban desde La Pam- hasta Tierra del Fucgos y estaban subdividi- n varias tribus. Magallanes, al ver- pieles y con las caras pintadas, de una novela, un monstruo see cabera de perro, que se llamaba Paragén, y wo lamé patagones. De ese nombre surgié ede Ia tierra que habitaban: Patagonia. Fran némades, eso quiere decir que iban segiin el clima y las posibi- aban sobre todo fiandies y ban para comer, vestitse ¥ flos a st VEC Jos vestidos con vecordé al petsonaic de un lado para otro Jidades de caza. Caz guanacos, que Wt aun hacer sus casas Los tehuelche: 4 no queda ningiin descendient s fueron exterminados y en la actualida e de ese pueblo. Pelee gL PRIMER TEWELCHE LEYENDA DE ORIGEN TEHUELCHE oo Kooch lo habfa dicho, el hijo del gigante Nosh-tex y de la nube Teo nacid. Y tam- bién, como Kooch lo habia dicho, Nosh-tex sabia que cuando el nifto fuera grande iba a destruir a su gigante padre y a sus gigantes tios, y a todos los otros gigantes que a Tons, el dios de las tinieblas, se le ocurriera enviar. Razon de mds pata que Nosh- tex no lo quisiera ni un poquito. Era claro que en cuanto creciera su hijo lo ibaa matar, asi que penso que era mejor cortar por lo sano y deshacerse del bebé antes de que empezata @ decir ajo. —Me lo como y listo —dijo el giganton, con un pensamiento cruel, pero, sin duda, simple y practico. Nise le o' salir por la culata. i FI caso es que Ja tuco-tuco, que siempre andaba por todos lados buscando comida, lo habia escuchado y sin perder tiempo, agarré al bebé de los pies ¥ lo escondié en su cueva. currid pensar que el tiro le podia ! 104 levantara vue) SS YO tuviera esas abe temblando de mies Teaban. Si un pie se Para su sorpresa, deg escuchd nada més, “Y : ¢T €S0 qué fue? ra? Se habrj e? ¢ ra pensé, evaporado; is Jo habré tragado la tie- ¥ ee habr ido volando?”, del sol y se le vil Piso. El gi . del chingoot Quast semado ad dar al bebé, ' ¥ después se Volvis ay Bi Cueva Cias que a los Pajaros escuch Qo, va de la ates ate ingolo, salian ae as ng Solo le elt : 2 La cy : escansar en ung peace tl al flamenco Se aMenco caminaba en eerie ae a i c ibaa quedar ah; quedar ahé parado remojén » [cualquier di ie 105, Lo que era seguro ¢5 que el flamenco “oleando. ; ee terar a tiempo de lo que estaba inca se iba a pasndo. En la cueva, mientras tanto, Ja tuco-tuco ssaba pasando lista. Todos presentss, menos cl lac yel chingolo. Pobre chingolo —suspird la lechuza—, capaz. que murié por el camino. Todos la hicieron callar a los chistidos, como menco se merecia. La tuco-tuco comenzé la reunién. No era cosa Ficl, porque a esa altura el bebé ya estaba bas- tante crecidito y pretendia gatear dentro de la cueva donde estaban todos amontonados como sardinas, a pesar de ser pajaros, Ninguno se animaba a retarlo. Se corrfan para dejarlo pasar, o fruncfan el pico cuan- do les aplastaba un ala o les pisaba una pata. (Qué lindo bebé! —Muchachos —dijo la tuco-tuco—, la situaci6n es delicada, urgente y desesperante. Todos coincidieron, lo que quiere decir que se armé un insoportable griverio de graznidos dentro de la cueva. El bebé se asusté y empez6 a llorar a gri- tos, y la tuco-tuco creyd que jamés iba a poder con- tinuar con Ia reunién. —jOrden! ;Orden! —pedia, gritando, ela _ también. 106 Tardaron un poco i cro 5, tuco-tuco siguié: PCW $0 cally, u B20. Knosh amigos acg ebé hasta Foor TERE Magar es ins cerca y, por lo que dicen log | tes, parece furioso y b las piedras, ue Nueva afir macién, seguido de los comentarios d habia visto al venir, |__ WiOrden! jOrden! Esto to! —troné la tuco-tuco, Ahi se callaron. las gallinas! Ja! Lo que qui quiero saber es dé; esconder al bebé. :Alguna ides? a Ahi no. gr gritaron. Zi . clint To a Ri = b {Ueno —se animé por fin el chorlo— Ge 4 Presey, debajo ge n MeVO batifondy le lo que cada iy, Parece un galling jLos i Bie Hos iban a comparar cm Podemos Se quedaron Yo no sé si serd una buena idea eae —insistié la tuco-tuco. seen UY Seguro... —siguidé dudan- —Dale, habl., —Tal vez sea peligroso,.. —Hablé de u z n2 vez, chorlo, y de; ee vueltas —Io apuré la tucocty, rlo, y dejate de os ya resoplaban de aburcimieneg, nt /°S "nto, iat > _ més alld del mat... yO sé de una é podria estar seguro... Bue- jerra e7 see seguro... podria estas, al menos, 0 sé : , jos? —pregunt6 la perdiz. —Bueno.- Ja que el beb noe queda le =e, Muchas horas de vuelo.. TA Ws llegar, Se vaca cacr en el mar y Se _aahogar ajo a echuza, negava como se x ric, 28 Gage? la hicieron calls ls cisidos. re para qué lado? —quiso saber la tuco- ae para el Ocsten Tal vex la escucharon nombrar... Post osu? —dijo temblando el gorién—, No estaris hablando de... No estar hablando de... de la Patagonia, zno? De esa, justamente. {La conocian? Ni un graznido, ni un grito, ni un cantito, nada, ‘Todos cerraron’ ell pico: Ese) lugar sera tan, peligroso que no se animaban ni a nombratlo, Nos faiste alguna vez? —quiso saber Ia tuco-tuco. —Si, un par de veces. ; Ani af hubo algin comentario de admira sign. Se deca que la Patagonia era ol reino de Kies, Ie, ol fel, y su hermana Shie, la nieve, Que ella : recorrer a tierra desparra- tenfa la costumbre de c y atris ven‘a su hermano mando su manto blanco, los Y tursfrmaba todo en un hilo dy y Bntre los dos no dejaban que los animales sohye 8 fn ge es plans csieran, Napa a su ters, y si selesunia Malp,elyienea Ctalsugae fon frecuencia mucho peor. Por ese ni a tan sorprenidos de que el choslo hub, estado ai, Ea ce €ncontraste con,, con ell Svlepresinnrcn = Bueno, encontrarme, no, Hay ung & ca del afio en que ellos ni aparecen, &; aprovechy mos ese momento, podremos entrar sin ern —Hevenlo si quieren. Se va a mori i fifo —comenté la lechuza, ~ {No seas pijaro de mal agiiero, chel ret6 la tuco-tuco—. Es peligroso, pero se puck intentar. zAlguna otra idea? Silencio total. Slo se escuchs un provechit del bebé, pero todos se hicieron los disimulades —Bueno —dijo la tuco-tuco, mientras le daba palmaditas en la espalda—. Si esta es la unica idea, queda aprobada por unanimidad, Pasemos al otro tema: zquicn lo leva hasta all —Hl chotlo, obvio dijo la perdiz vip damente— Es el tinico que sabe el caring, —Yo puedo guiarlos hasta alld, si quieren, pero llevarlo, no, No es que no quiera, no pen, sen... Es que el bebé ya esté muy grande... lo TY se caerfan aj er. entrar en la némin que son el f el cisne, S) , sy } COntenty ate de p ‘amenco... y,, “EO que son esos. Nuevos graznidos de de alivio, TOSo. —Esté bien... EI flamenco... SRO es — aren tuco-tu No, y el chingolo tAmPoCo, Siempre igual esos dos. Cuando se los necesi desaparecen inciendo el pico, la nieve y el fr Vike largo y petig Co. no perdamos tiempo. El cisne Puede hacerlo —dijo la tuco-tuco, Todos los oj Cisne, que con e| cu 95 se dieron vuelta hacia el de arriba, ello estirado los miraba des- —A este cogotudo Pescuezo —Je comenté la un dia le voy a retorcer el puesto a que dice que no. Perdiz a la lechuza—, Te - medio det, cliyé la echua y ming Para otng | a. 0, "Yo ya se log dije” ett dicig. El chotlo tiene ray Pdjaro més fuerte 40 cept la e aceptd su scopes el ie Fr oncluida. Pero Pre se dio por c sd ylaasiys, no hay tiempo que ede « | : ee Jos demds estuvie cai) cco igante se escu- Aig I rque ya los pasos del gig jcuerdo pore lu- i tre sus p) ca. juito ent n cer zo un hueq) chabal isne hizo ui ce EI cisn sigan daron al bebé para que el gig; mo: jidié con un as y ahi ac La tuco-tuco se despidid mas } a, La lo vier: ; . tr Wgrimas en los 0j0S. wt sorb ya —Agari oa vaa salir bien. ee ae oe cos desided shan ‘igante ee = que los pasos del gigants do escuchar ; amos, ripdo, en caller momen —Vamos, 7 lo distraigo llega... arene , sm pair neg e ingificane a 4 lijo un paj ee tenido en cuenta. ee a isieron detenerlo, pet sia ae oe ito se acercé a Nosh- ee 2 ae un silbido insoportal a, desde una ram: om oo alee esi papers = jarito lo esquivd y el pajarito ee male vez silb6, pero mas otra rama. lg ee iFuera! —grito el gi me A gigante ‘ ito wee! jatito no se dab, shea eas Nosh-tex peleara con a) ; Cor f a aaa bebé, as que revolonede tt pee ease el ofdo, le silbaba pr ga por dlants, por aria po aba an ; 0. tantos manotazos y patadas al ai estar zapatcando un malambo, Al fire como no lo pod podia atra rama. par con la P ettas y Bigante pegs ire, que pare, Al final se cans « mano, leartj6 ur arama ane ee. pease porque el pajarito er, nae i ‘icMpo, pero una astilla : chav en peo, Emons sito s Yano podria dsracea gigame y como wa @ I cue de tuo tuo pray oe - te saya al lear an hero, ods coe yudarlo, Y en eso estaban sya, ¥en ene Sree ier sees ieas a ae pols pace on oe 4a rida dl psu cus cho le qued6 un: 5 ae Q a Marca roja, col tna eondeconcién, para que nade Pea valiemte que habia so, Desde ee da, maron “pechico colorado” "lee Yaino quedaba més ay sed que remontar v Ore ve beso al bebe desaon ben ee i ’ cesarean. as. 3 as y se elevé hacia Jeg6 sus al pedian del bedé el cisne des? los se des| gnvoees add Beenie monica yieron al flamenco, do a toda velocidad con el chingolo ‘ado del cuello. Mil diseu el chingol —dijo el pas por llegar tarde vine famenco— o me cont rodo, volando pero-- No le pud Me atrapé un giga mada en la que Habfa salido Jos tirones; e avisar a tiempo —aclaré el nte —y mostré sélo habla que- de abajo de [a perdiendo casi chingolo— su cabera desplu dado un copete- mano del gigante @ todas las plumas. que pueda hacer? — dijo el flamencos ne se alcjaba. Entonces (0 Aj. WricermmibeciaXe coger ver gue lo sefalaba con él edo. Inmediatamente las blaneds) plusas| de Aamens) = vyolvieron r0sas manecer. Bl bedé lo habla disculpado, af el flamenco, mucrto de vyergitema, gu cabeza entre las plamas. apenado, viendo como el s- dos escucharon al bebé decir: como el al pero aun escondié ay 1l¢ — obs, che... chau! — pricy golo a los saltos—. Oipan, «12 nt a 08 Olgan,zqué nomi ton al bebé he Ahi todos se miraron, Se habyan oly do del nombre. Fue entonces cuando ¢) ¢, grit: ‘ = erik J mutmuraron todos ls pig tos—. El bebé se llama Elal. Y se quedaron mirando como se hasta que se perdié en el cielo. Elal no se ahogé en el mar como ensaba la lechuza, y guiado por el chorlo Megs sano y salvo al cerro Chaltén, Ahi el cisne lo cuidé durante tres dfas y tres noches, hasta que el bebé Pudo bajar y enfrentarse con Shie Kékeske, due, dicho sea de paso, estaban furiosos con é por haber entrado en su tierra, La lucha fue dura, pero Elal pudo dominarlos, y por eso atin hoy le guardan rencor, El cisne, viendo que Elal Ya podia cuidarse solo, volvié a su laguna, El chorlo también se despidi6, Prometiendo regre- sar en el verano, Elal se qued6 solo. Ya no temfa al frio ni a la nieve, pero se aburria muchfsimo, Entonces estiré un dedo y dijo “ajé”, y creé a los tehuel- ches para que fueran sus compafieros, alejaba 115 juchar contes el fro y * vidar a los animales, y todo lo que ellos en esas tras: y viejo, Ela! llamo al f se alejé para Les enscid 2! Ad a cul see, les epsene a Coa wet ya espera, Is i vir buen aban saber para i etn dia, yo cansado Y vi a cado sobre su. cuellO, ,, montado cisne Y> 2 oe ndo el cisne se cansaba d ‘ donde esta caia, a des- Ta que cl cisne se posaba gic ie ¢ CONVIFtO ane Sa er ccren Dicen que cuando el Jar, Blal arrojaba una flecha y volar, surgia una isla en mera estrella, y los t ches, ra estrella, y lo chuel: 1 suben a acompafal Ya no quedan_ ‘Todos siguieron el camin desde las estrellas. rlo al cielo. ae ches en la Patagi san dell ycuan sue 116 7 Algunas pala Bae 4 etptesiones tarye Algo sobre: lor pajaros Le sauté EL TIR¢ . tevés de lo oa ee CULATA: Le sais | EI pechito colorado es un pajaro negro Tocorroeo, We ble planeade, Od | gue dene ume vnaneha roja en el pecho y en el Berar corer rma ‘las, Esta mancha, tan parecida a ice re a ee RR AEE leas cutters fp wma Se eee dio lugar a muchisimas + Pi sen | jyendas, todas distintas segiin quién las relate. El pechito colorado vive en Chile y en cas todo | rues pas. Parece que, tal como cuenta la leyen- da de Elal, canta mientras vuela, y no precisamen- te con dulzura: su canto es mas bien un chillido insoportable. EI flamenco es un pajaro de patas muy lar- gas y plumas rosadas que vive en la orilla de las lagunas. Es comun yerlo parado en el agua sobre una sola pata. Se puede quedar asi durante horas, pero también es capaz.de volar, y muy répido. Tie- ne un pico enorme, mucho mas grande que su cabeza, Cuando mete el pico en el agua, saca can- grejos y peces pequefios mezclados con el barro del fondo, pero adentro del pico tiene una especie de | colador que le permite separar el alimento del | barro y comérselo sin problemas. EL coLisnt LEYENDA DE ORIGEN ONA dos hijas del cacique Ionco Mainqué ran muy lindas. Qué digo lindas... Hermosas eran. Pefenhuaitén y Pefenkuru, asi se llamaban. La Huaitén y la Kuru, asi les decfan. Era mas facil. La Huaitén era rubia como el sol y la Kuri era morocha como la noche, pero, si le ten- go que decir cual de las dos era la més bonita, créame, no podria. Ni yo ni nadie. Y, a pesar de eso, a la Kurt se le habia metido en la cabeza, y2 de chiquita, que su her- mana mayor efa mucho més linda, y que todos la querian més, y que @ ella nadie le Ilevaba el apun- te, y no sé cudntas macanas que no tenfan nada de cierto. Pero ya s€ sabe cémo son estas cosas: la nadie la podia convencer de lo Kurt estaba celosa, ¥ jo. jLa de dolores de cabeza que le habra dado al cacique! ja de caprichos que le habra hecho! ¥ el pobre lonco Mainqué, con toda pacien- cia, teataba de calmarla, y de explicarle, y de pedirle, 129 ‘No era Suficiente Con un son dos. Ya no saben A hacer para my tn —dijo la Kurg, : na, que, mientras tanto, tejia scarpines y pafiole. 28, sin siquiera darse cuenta de que la Kuri estaba UN Poco... molesta. :Y mire que era rato no darse ruental, porque la Kurd estab inquieta como sise —Vamos, hermana, quedate tranquila, todo va a salir bien... —Ie decia [a Huaitén, pen- sando que estaba Nerviosa por e] nacimiento, ocurra algo”, pensaba la Kurd, Yal final se le ocurrié, El dfa que Nacieron log Bemelos, Ja Kurd se los llevé més rapido que volando, los Metid adentro recibir érden, |a caja al hon 80lped las puertas y ten del palacio con perros Yel guerrero es sin p nbro, ‘miné echando é y todo, » que estaba a Lo tinic ‘0 que a tor 4 peg de su hermana, aun Patecta ser feliz, 125 La Kuri espiaba escondida detrés de una sauna, ¥disfrutaba como loca “Ahora vas a ver lo que es bueno”, pensa- “ahora vamos a ver quién la pasa mejor Y fue ella, si, sefior, porque mientras que la Huaitén se fue a vivir al bosque con sus perritos y el ba. principe se volvié a su tera, la Kurt se quedé yiviendo en el palacio como gran reina y sefiora, porque nadie se acordé de echarla Lo que la Kurd no sabia era que la caja con los gemelos no se habia hundido en el rio ni se habla destruido contra las rocas como ella pensaba. El dios Uenechén los habia protegido y habia guiado la caja, sana y salva, derechito hasta la orilla, ‘Al ratito només, pas6 por ahi una pareja de viejitos que volvia de buscar lena para el fogén. —:Qué es es0, viejo? —pregunté la vieja, tirdndole de la manga a su marido. Qué es qué? —pregunt6 a su ver el vie= jo, que no vefa dos en un burro. _Fs0, Eso —contesté la vieja, de mal humor. Bl rlo, qué va ser. Ahf siempre estuvo el rfo. 128 We : i ahi qued6, con el pa que s P20 en el aire ania , Mujer tenia en id n un nia en log te. Mechén, Dlan Tag 120 a Como la vi idi ic} a decidicron quedars BY el visio no 5 © con los bebé ASi fue co » bebés, dado: como los gemel aS or ls vig y se hen eA i Silimamd yap ee ands yl i. pee Papa, o casi mas lindos, M4 lindes que estaban os, esas vueltas de la an Sefior bre al qu 71 €1 tlo se encontraro » UN dia que nunca habian visto, MO miraba Banke, los miraba, Yeon i Para ee pees mira los mechéniblancs después les pasd la m min pee tlance eee rad . Hasta que el varén, los miraba, se cans6 y le dijo: —Hola, pa. Porque cl principe. hombre no era otro que el tenfan, hij, + Y los miraba, y los y los mira. que ya lo habfa reconocido, Después d dost elion ne le abrazarse y | el prin lorar em ‘ ae icipe y los gemelos se despidi ociona: eee lejdndoles montones de sien de los lento, y se volvieron al ea los en agra- =v io. hija micntr acd Vamos a vivir? — ientras se acercaban, Preguntaba la 129 NX, sh LN este P Y, si. ; mama ya 2 vivir aca también? alacio es tuyo? no. ahi fue que el principe les conte lo que pain pasado. Entonces ¢l hijo se paré en la puerta del palacio y dijo: Yo no entr echaste sin averiguar lo que 5 un padre injusto. a ligrima, abraz6 hasta que mamé no vuelva. habfa pasado y Yosla «go no se hace. So ‘Al principe se le cay un asu hijo y dijo: Es cierto. Entonces inmediatamente mand6 @ los guerreros a que buscaran la Hiusieén, Los guerre- viendo y al rato la trajeron de vuelta ros salieron Com dos cachorros, que ya eran unos terti- metian miedo. "Todos se abrazaron, lloraron y festejaron, Y los perros también movieron a cola y ladraron un rato largo. Recién ahi se acordaron de la Kurt. Entonces el principe mando a los guerre- ros a que la buscaran, y los guerreros otra ver salie- ron corriendo, pero para adentro del palacio. aba enterada de todo, se La Kurd, que ya est or ls pasos, diendo “no puedo rent junto con los bles perros qu escondia 132 Ngo sobre el colly, El colibri es do. Como se aliment. un pico muy la mite absorberlo el ave més chi 8 chi a del néctar sea del rg0, en forma de as lor » ¥ agita mucho las al » qe le pe, SS Pata pode A ane Sane 133 Algo sobre lor onas Los onas habitaban en Tierra del Fuego pueblos némades; por eso, sus viviendas va faces de armar y desarmar. Bran una espe se de carpa cbnica hecha con pieles y cubiertas Vivian principalmente de la caza del Con sus pieles hacfan la ves- erse del frio. A pesar de estar intes ni practi- pan con ramas. porto y del guanaco. timenta para proteg tan cerca del mar, no eran navega caban [a pesca. EL MAIL LEYENDA DE ORIGEN GUARANI | 7 Vos era buen cacique- | Muy narigon, eso si. | Tanto que, cuando hablaban de al, le decian Narigueta, © bien le decian Flor de | Napia, el Narigon, también le decian. Y cso que lo querfan. iUy, silo querian! Nunca se habia yisto un cacique mas justo que el Narigon. Per- dén, que Aba. El ya habia oido que Jo Hamaban asi, y se hacfa el zonzo- Después de todo... qué podia decir? Su nariz cra realmente grande, | saliente, prominent. y colorada. Pero... tam- bién tenia un@ yentaja: gracias 4 semejante nariz, Aba podia oler sus presas a gran distan- cia, y esto Jo hacia uno de los mejores cazado- res de la regio™ y, cuando Aba salfa a cazar, jpara qué le ahi si se armaba la fiesta. Porque Aba cuento!, 2” : raia comida para mucha gente, y para siempre ** a muchos dias, también. Ie me d » equé Veron? aa: 2qUé le dijergns oP ; ie, Cuan A caza ni medio do Abé se a a al Mo; te —Ya esti OY ci me ay ie Jo matamos y listo. ‘ Os cincuen Gero ta di iban a ayudar, ;$i emcee habrén si ‘an sido zo; 4 ; zo! Abd, que tenfa m : Pero mu ucho olfato ae Be nee Para las maldades, no re ‘a cuz alo. Segula haciendo su vida spect _ 10 mej mo si 80 lo tenk. Mejor, porque ahora tent, a ‘Mla muy contento, a _un hijo, y sind ag A 8 AU 5 exaba “iza, su mujer le dijo; que Jo Pteparando para 139 ge-ve que la mujer algo sospechaba © Mini, seriora —le contests Abs—. Siem- pe fui a cazat solo ¥ Soa me past feed Pero mind, serior —insistié la mujer—, ue ay ties peligrosos : Ya lo sé, zalguna ver me lastim6 un tigre? No, sefior. Pero mind, senor, que ahora vos tenés un hijo. mark Dios de Los bosaues 8 Gurises: Chicos Expresion util argentino. No BS BUENA © induce a una person Que SOLO AS ce de algo que malas acciones. Jo de onsejERA: Se di aa realizar Sp 18 HIZO 2 Se imagind que sol esa manera. Usre: Usted. En algun: nunciar la d final. Lz encand: Lo engaitd Modismo al hablar. ‘Anu tree: Se usa para reafirmar Jo que uno esté haben cise uocuce tenia as regiones suclen no PrO- contan’ raz6n? IMine QUE HABIA SIDO yivor Demuestra sorprest veaba de encerat. “Abd era un vivo, y yo m1 me habia dado cuenta’. Un suroner: Por ejemp! st TAL cosa: Com Ss clan las for! lo. o si nada pasara- NO VUELYES. Modis- mas verbales tee oe ols 148 con el usted, o el vos, Us, ados sobre todg Litoral. ng Flor bE TROPEZ6N: Un ran tropezdn, Cxupate Esta MANDARINA: Te venet. Te engage Te derroré, Nato: Que tiene nariz chiquita. SILBANDO Bayrro: Se dice de disimular algo, SE LAS Vio VENIR: Se imaginé lo que iba a Pasar Se imaginé las terribles consecuencias. CANTABAN LAS TRIPAS: Tenia mucha hambre, de quien esta ‘tratando ri bi El maiz. es un cereal e es originario de dos los pueblos. Aunque espaftola se a et jeapués de la conguis eNaaaten ; ‘| s América, de zi mundo y ahora se cultiva ae i6 por el ) fa, que nos Sesion los ysanes de math, harinas eG oon te cen China como choclos, también se ha as 10s Ct a 2 OC! | Pais | polenta), aceites, Y Seis ie gluten que fe tiene una sustaneia que s lemma gluse! 9 planta spara hacer plastico! Y eso n neta se usa... jpara ha en para hacer papel: hojas tambien sir dice una planta completa. 150 Algo sobre los ong Is mi: es Suaranies ‘a argentina habitaba in la Brasil. allay ee y también en e] Pa ragua es0p61, yy : Vivian en al Parte de Ideas, d grandes. E; “teas, donde las ¢. eee Hic del aides, een lea, uw Una plarg ramente para estar duende de madera = = ‘ Ls#R0S DE CONSULTA Para escribir estas leyendas se han consul- tado algunos libros importantes tales como: Dic- “dona folelbrico de la flora y a fauna de América dle Félix Coluccios Lo que cuentan los tobas de Bue- naventura Teran; Cuentos, Mitos y Leyendas para ninos de América latina; Leyendas de nuestra tierra de Perla Montiveros de Mollo; Cuentos y Leyendas del Altiplano de Antonio Saravia; Relatos) cerem2- vrs en la veligiosidad popular de Marfa E. Valen- tid Cuentos y leyendas ‘populares argentinas de Ber- ta Vidal de Battinis Leyendas de la Patagonia; Cuentos, mitos y leyendas patagonicos; Mitas y leyen- das, Textos de historia argentina de Rubén Guaman Carrasco. MARIA INES FALCONI Cuando yo tenfa cinco afios queria aprender danza ¢ldsica, © espafiola, 0 tap... pero me mandaron a aprender danzas folcl6ricas, nunca supe porqué. Me quedé con las ganas de bailar en el Teatro Colén, pero en cambio entre zamba y chacarera, aprendi a gustar y a querer las cosas de nuestra tie- 1a: su miisica, su arte y sus historias. Cuando crecf, hice y hago muchas cosas: maestra, escritora, directora de teatro, profesora de teatro, mama, esposa y ama de casa, pero no fui bailari- na: ahora, bailo slo en los casamientos. Y, entre tanto inventar mis propias historias cuando me siento a escribir, me dieron ganas de volver a leer las viejas leyendas y recontarlas, para que otros también las conozcan y las disfruten, Fue una experiencia rara: yo habfa escrito obras de teatro como El Nuevo o Chau, sefior miedo; habia escri- to novelas como Cartas para Julia 0 Las dos Marfas 0 cuentos como los Bichos de Cuento, pero nunca habfa escrito historias que ya estuvie- ran inventadas. ;Y no saben cudnto lo disfruté! De todas las que lef tuve que elegir slo algunas, pero si a ustedes les gustan tanto como a mi, tal 154 vez escriba més algiin dia. Me escribe leyendas... gseré “leyendista’ que agregar esto a la lista. Pregunto: ¢ ?, Voy a | Que tener Inpice PROLOGO...- Qué son las leyendas EL CACTUS... Leyenda de origen calchaqui EL FUEGO ... Leyenda de origen toba Los HOMBRES DE BARRO... Leyenda de origen pampa ‘La FLOR DEL LILOLAY .. Leyenda de origen espafil transmitida por el pueblo kolla Koocu, EL CREADOR .. 85 Leyenda de origen tehuelche Leyendo leyendas Maria Inés Falconi llustraciones de Sandra Lavandeira Antes de que naciera la Argentina, su territorio estaba poblado por muchos grupos de indigenas, cada uno con Sus Creencias y su sabiduria. A ellos pertenece una gran cantidad de relatos que fueron pasando de grandes a chicos, de generacion en generaci6n, de boca en boca. Las ocho leyendas que integran este libro presentan una época en que los dioses andaban por la Tierra, los animales hablaban y la naturaleza crecfa poco a poco. www. librosalfaguarainfantil,com/ar ISBN 975-950-4b-3510-9 ON? I INFANTIL \ 89504

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