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CRITICA DE LAS RAZONES DE EDUCAR Temas de filosofia de la educacién Carlos A. Cullen ” Paidés Buenos Aires + Barcelona + México EDUCAR PARA LA CONVIVENCIA Y LA PARTICIPACION CIUDADANA En su sentido més amplic y por definicién, la educacién es pare convivencia. En efecto, la socializacién consiste. precisamente, en apren- der a vivir con otros, 2s decir a convivir, Aprender a vivir con otros implica “saber” vivir con ots, y este saber es ensefiado por aquellos que tienen el poder (originario 0 derivado) de regular socialmenie la convivencia Sin embargo, este primer sentido esté fuertemente cargado de una especie de naruralisma, axiolégicamente neutro. Como el ser humano tiene que vivir en sociedad, es decir, convivir, aparentemente no importa cual sea el sentido de esa convivencia. En todo caso es necesario ensefiar a vivie con otros. ¥ hacerlo de cualquier forma que sea Si se trata de ensefiar la convivencia, la pregunta, sin embargo, es qué tipo de convivencia, con qué carga valorativa se la comprende y qué relacién ene con saberes enseflables en !a escuela. En efecto, aun partiendo de este sentido mas amplio, ensefiar a con- vivir no siempre quiso decir lo mismo ni siempre se hizo de la misma manera nj tampoco se lo fundamenté con los mismos argumentos. Ense- fiar a convivir es, en realidad, una compleja construccién ideoldgica, donde es posible discernir tanto la funcién integradora de la ideologia, en tanto representacién colectiva compartida, como la funcién de legitima- 210 CRITICA DE LAS RAZONES DE EDUCAR ocultamiento cidn del plus de poder, que pide la autoricad social, y © encubrimiento de inteceses particulares, para legitimar el dominic. Es decir, ensefiar a convivir puede significar integrar a los individuos en un colectivo regido por representaciones comparticas y preseniadas como “naturales” v “obvias”. O bien puede significar quitar a los indi- viduos ese “plus” de legitimidad y consenso que necesita el poder social y que naturalmente no estarian los individuos inclinados a dérselo. O bien puede, lise y Hananente. consistir en “convencer” 4 los individuos que tienen que aceptar, como interés de todos, una convivencia que en realidad slo beneficia a algunos. Por lo mismo que la convivencia se aprende a partir de lo que se enseiia, su sentido puede quedar “naturalizado”, "desviado”, “distorsio- nado”, segtin sean los conocimientos respeciivos que se ensefien. Sin duda que la convivencia define estructuralmente la vida humana, como la vida de la mayoria de las especies. La ¢ificuliad radica en las. definiciones histéricas de \c convivencia, en @! sentido jdeolégico que le dernos. Cuando se dice “educar para la convivencia”. se esté civiendo, cn realidad, “educar pars la aceptacién de las ‘reglas de la convivencia’ ” vigentes en un determinado grupo, con sus respectivos esfuerzos por hegemonizar su sentido, es decir, encontrar bases amplias de consensv. La convivencia humana esta regulada socialmente. Es en realidad un problema cultural. Mas ain, las mismas teorias sobre el instintu gregario, la naturaleza social, el vinculo fundado en necesidades naturales (como la conservacién de la especie o la posibilidad de la supervivencia) son opciones culmurales, ideolégicas, claramente relacionadas con la cuestién del sentidn y del tipo de convivencia. La regulacién social de la convivencia parece exigida por dos obstd: culos: uno relacionado con Ja realizacién del aeseo, y otro relacionado con el ejercicio de! poder. Por eso creo importante relacionar este pro- blema con le formacién de! inconsciente y con las formaciones ideolé- gicas. El inconsciemte se forma a partir del “destino de las pulsiones”. y es la represidn su gran organizador; y las ideologies se forman a partir del “destino de las instituciones”, y es la legirimacién su gran organi- rador, Esta compiicidad de ta convivencia con el deseo y el poder, en tanto construcciones mds sncnes ideolégicas, necesita algunas precisiones Educor para la convivencie y ta perticipacién ciudadene Por de pronto, desde este Optica, ensefiar a convivir es ensefar a saber gué hacer con ei deseo y qué hacer con e} poder. Son saberes en torno al deseo y sox saberes en tomo al poder. Saber convivir es. en realidad, saber qué hacer con el deseo y saber qué hacer frente al poder. Es decir. saber que las interacciones con los ouros estin “reguiadas”, “normadas”. La convivencia humane parece imposible sin que se instale, juato al deseo. la culpa y junto al poder, la coaccién Sin embargo, ensefar a convivir es ensefiar a conocer las reglas de la convivencia, 2 tener actitudes racionales, cognitivas, criticas. frente a estas musmes reglas. En este sentido, ensehar 2 convivir es ensefiar a saber qué hacer con Jos saberes sobre las regizs de la convivencia: aprender enten- der como se constituyen hist6ricamente, cémo se wasmiten. cOmo se pue- den cambiar. Es discutir la tesis de 1a socializacién por la mera represién, y log criterios de lewitimacién desde la mera imposiciés {Para qué convivir? ; Sie para no destruimos © para adaptarnos a una realidad dada, para ocupar un lugar que nos asigne el poder de otros? ; Se wala, acaso, de convivir para sobrevivir, como una ley natural, sin impor- tar el sentido de la vida, de ls convivenci2 e. incluso, de 1a superviven- cia? Esta es Ja cuestiGn que esta en juego. Ensefar a convivir ne es meré- mente socializar o adaptar a los individuos al orden social dado. ‘A pasur de csios supuesios digumnos claramente que educar es socializar. pero mediante la ensciianza de saberes legitimados piblicamente. que por !o mismo implican un aprendizaje en condiciones de sujetos autonomos, capaces de comunicarse argumentativamente sus razones. de reconstruir histéricamente Jos saberes acerca de las reglas sociales y de convivencia, y de fundamentar éticamente su pretendida legitimidad. Y aesta definiciOn precisa de educacién se refiere también ensefier a convivir, Hay saberes en toro a la convivencia que tienen gue legitimarse publicamente, es decir, por su universalidad, su posibilidad ce critica histérica y su sometimiento a principios éticos fundamentales. Por eso es necesario que construyamos las bases de un curriculo de formacién ética y ciudadana porque de eso se trara en la convivencia-, ‘con todas Jas opciones frente al conocimiento y los valores, que implica un curriculo, y no que nos contentemo: con enunciar una lista de temas © de contenidos sin marcos te6ricos, sin opciones de politice educativa sin claras referencias de su cardcier piiblico. CRITICA DE LAS RAZONES DE EDUCAR Sin eufemismos de ninguna naturaleza, hoy hay que ensefiar la convi vencia justa, no cualquier convivencia, no cualquier udapiacién social. Y hay que enseiiarla, porque la coavivencia justa implica conocimientos en tomo a la sociedad y a los derechos y las obligaciones. Y son conocimien- tos histéricos que fueron condensandose en saber qué son los derechos humanos, por qué un orden democratico garantiza mejor esta justicia de la convivencia, y por qué se nos exige una participacién activa para cambiar lo que la obstaculiza y lo que tiende a legitimar un orden social de exclu. sién, marginacién y ausencia de sentido. De aqui la necesidad de plantear ta ensefianza de la convivencia, como ensefianza para la participacién ciudadana, Y entonces trabajar para en- tender qué significa hoy la ciudadania La convivencia, entonces, es una categoria ética en un sentido estricto, y no meramente una cuestién de socializacién del deseo. a ciudadania es una categoria politica en un estricto sentide de !2 oaiabra, y no me- ramente un problema de adaptacién legitimadors dei orden vigente Sin duda que ensefiar convivencia es una cuestion més que curricular. en el sentido que atraviesa todas las practicas institucionales y la vida escolar misma. Poro esto no quiere decir que no tengamos que plantearlo como una cuesée curncular formal. Porque, en definitiva, se trata de un problema de conocimiento, de saberes, de posibilidades de relacionar hechos y valores, teorias y pricticas, instrumentos y fines. La pregunta que quisiera hacer es la siguiente: ,c6mo el conocimiento mismo y nuestras relaciones con él ensefian la convivencia, o ensefian un sentido posible para la convivencia? Mi tesis, obsesivamente repetida en el ditimo tiempo, es que sélo legi- timado como publico el conocimiento educi para la convivencia dig- namente deseada. Quisiera entonces relacionar la ensefianza de la conviven- cia y de la paricipaciGn democrética con la afirmeién siguiente: la escuela es el Ambito de vigencia de fo piblico 0, mejor dich, puede ser un ambito de vigencia de lo publico 0 todavia mejor expresado. ¢s un émbito donde debemos construir un espacio pablico. Precisamente porque enseriamos, es decir trabajamos con ¢l conocimiento. En este sentido, estoy proponiendo una definicién normativa de la escuela: la escuela no es sino la obligacién moral de pensar piblicamen- te, es decir ensefiar y aprender: Educar para la convivencia y ld participacién ciudadana 23 1. conocimientos destinados a todos, sin restricciones ni exclusiones, sin discriminaciones de ninguna especie; conocimientos criticos, porque vinculan la teoria a la practica, to instrumental a lo valorativo, lo cientifico a lo politico, to compren- sivo a lo wransformador, 3. conocimientos solidariamente responsables, porque estin orienta cios por ua interés enfancipatorio, en relacién con todas las violen- cias internas y externas. Fsta concepcién se basa y fundamenta en lo que ya algunos autores estan llamando la justicia politica, es decir la necesidad de postular que los principios éticos constitutivos de la vida social no pueden dejar de institucionalizarse odblicamente. Y la escuela es la institucién publica del conocimiento La convivenc onces, no puede ser sino una forma de postuiar y re Ensefar a convivir es ensefiar que las relaciones so- clales deben basarse en la equidad y en fa Solidaridad. Que la igualdad io es con respecto 2 la libertad, como diria Bobbio, y por lo mismo frente a la ley, ce Getechos 0 juridica, de oportunidades, de hecho o sustancial Por 2so la convivencia es, en realidad, ciudadania; es reconocer el es pacio de 10 publica. constituirlo, cvidarlo y criticar lo que obstaculice su conformacién. Que la escuela ensefie la convivencia y ta participacién ciudadana tiene que ve" con aquello que Giroux ilamaria los “macroobjetivos”, que son justame te ios que atraviesan todos los “microobjetivos” que poda- mos ponerros al ensefiar contenidos educativos prescriptos curricu- larmente. Estos macroobjetivos tienen que ver, fundamentalmente, con la forma de relacionarnos los docentes con el conozimiento, con las formas como comp-enderos y ensefiamos las relaciones del conocimiento con la préctica social. con las relaciones econémicas y politicas, en dltima instancia cca los “aiores deseables, y con los principios de libertad y justicia que los hacen precisamente deseables, Se trata entonces de ensefiar a convivir desde los principios mismos de Ja justicia y desde las reglas de participacién cwudadana, porque creemos en la democracia y porque sabemos que su gran supuesto es, precisamente, el reconocimiento de la igualdad de los hombres en su dignidad y en su libertad, con las respectivas exigencias. La escuela ensefia la conviven- izar ia justic aie CRITICA DE LAS RAZONES DE EDUCAR cia, porque enseiia una forma de relacionarse con el conocimiento que no puede entenderse sino como piblica, en los sentidos ya mencionados Quisiera explicitar esta idea sefialando las formas de relacionarse con ¢] conocimiento, que no permiten aprender a convivir justamente y 2 participar democraticamente Por de pronto, el autoritarismo. Pero me refiero aqui al autoritarisme mental, al dogmatismo, a la incapacidad de exponer Jo que se enseiia a Ja critica, a su relativizaci6n histérica, a su interaccién con las relacior sociales y de poder, que han ido generando y produciendo diversos co- nocimientos seleccionados por el docente En segundo lugar, el sesgo iluminista de la educacidn. que supone que el alumno es un “salvaje cultural” o una tabula rasa, que postuia e! oly de los sentidos sociales y de la vide cotidiana, para poder aprender disciplinadamente una ciencia, una técnica o una norma de conducta. Creo que la forma iluminista de relacionarse con ¢! conocimiento es profunde- mente antidemocratica, aunque postule ilusonamente una defensa de ja autonomia de la razén y entienda que sélo el uso “puro” de la razén nos da “mayoria de edad” En tercer lugar, la razdn insirimental, que va hoy, claramente, es ta razén competitiva. Se trata de imaginar el funcionamiento de la razén en términos puramente manipuiativos de la realidad, desde ei supuesto de que la unica ligica posible es la de medios y fines, y que e! snico modelo de realidad son las cosas. Esta raz6n instrumental, erigida en canon o regia de la raz6n y del conocimiemto mismo, es un obstéculo para la convivencia, porque implica pensar al oro como medio y no como fin en si, y pensac tas relaciones humanas simplemente como mecanismos de algin tipo de engranaje Desde el autoritarismo, el iluminismo y el instrumentalismo es impo- sible ensefiar la convivencia, y menos atin la ciudadania. Quiero insisti en este tema, porque realmente es la relacién critic con el conocimiento la que permite constituir al sujeto de la convivencia jusia, es decir al sujeto social capaz de respetar al otro, de escuchar sus razones, de defen- der con coherencia lo que se afirma, sin pretender instrumentalizar al ou, descalificarlo ni dominarlo dogmaticamemte Ensefiar la convivencia jusia y la participacién ciudadana es oriemtar Educer para la convivencia y la participacuin ctucadana 215 el conocimiento escolar a le construccién de lo piiblico. Es, en realidad, una educacién pare to pébbco. Pero esto necesita algunes precisiones més, porque es indudable que lo pablico es, terminando el siglo, uno de los t6picos politicos y sociales més cuestionados. Justamente porque estamos criticando e: autontarismo, el iluminismo y el instrumentalismo en el conocimiento, es:amos defendiendo una concep- cién de lo piblico que incluye la democracia, la participacién social sin discriminaciones y I apertura a horizontes integradores de ia vida cotidia- na y, de togas las manifestaciones de la personalidad, de los individuos y de los grupos Y esto no significa ore cose que definir Ie publice por ia dimensién élica de la justicia, y definir la justicia también por se dimensi6n politica © piblica. No basta “dar 2 cada uno Jo suyc”; 2s necesano, ademés. que el equilibrio la equidad xsf alcanzada sea mantenid por normas uni- versaimeate acepiadas No basta definir Jo pibtico por la m raz6a como principio que define la igualdaa por la digni necesario, ademas, mostrar cOmo esta autonomia reconoce el deseo ¥ sus singularidades, y las instituciones sociales y sus regularidades. Ensefiar Ja convivencia justa y la participacién ciudsdana democrauce es ensefiar 2 pensar auténomamente, sin que esto implique dogmatisme. soberbia iluminista ni manipulacién instrumentalist. Es, fundamenta meni un modo de relacionarse con el conocimiento, una direc: cién de los saberes que se aprenden, una forma de saberse vinculado 2 la historia y a la sociedad. Ensefiar la convivencia justa y la participacién ciudadana es algo més que socializar el deseo “omnipotente” de los individuos. Es hacerlo. po- niendo en cuestidn, al mismo tiempo, los criterios de iegitimacion del poder “hegeménico” que pretende controlar este mismo proceso de sociz lizacién. Quisiera afiadir a estas reflexiones sobre la ensefianza de lu convivencia una tltima meditacién. ;Por qué esta insistente demanda que !a escucla. lz educaci6n, se responsabilice de la convivencia social y de le ciudadania moderna? Mi respuesta es tajante: porque este modelo de globalizacién excluyente, de descentralizaciones segmentadoras, de competitividad sal- vaje y de vaciamiento de la memoria y de la utopia, necesita socializacién ra aulonomia en cl uso de la jad misma: es ensefi 216 CRITICA DE LAS RAZONES DE EDUCAR minima, necesita contencién de ia posible violencia social, necesita contro- lar el deseo de justicia y legitimar el poder injusto Temo que, detrds de la insistencia en que la escuela ensefie la conviven- cia, se esconda el mandsto de fragmentar la resistencia y de defender una sociedad minima, adaptada a las exigencias del modelo socioeconémico hegeménico. Como diria Claus Off, las contradicciones de la democracia, dependiente de este modelo de capitalismo salvaje, exige una lenta trans- ferencia de la responsabilidad puiblica a los movimientos sociales, y los agentes socializadores dispersos. Por eso mi insistencia en interpretar la ensefianza de la convivencia y la participacién ciudadana en términos de convivencia justia y de cons- irucci6a participativa de lo publico. No vaya a ser que se esté pretendien- do responsabilizar a la escuela de los serios problemas que este modelo de reiaciones sociales y politicas genera, para ia equidad, la solidaridad y la responsabilidad histérica. Por eso, también, mi insistencia en las relaciones del docente con el conocimiento. Creo que, desde estas premisas, es posibie discutir un ser tido positive para la lamada transversdlidad de la enseiianza de la convi- vencia y la ciudadania, y es posible tambien profundizar sobre la necesidad de plantear estos temas en todo el ambito de 1a cultura escolar, y con especial énfasis en la dindmica institucional del mabajo escolar. Los docentes no somos ni Awellas ni espejos. No se wata que los demas,» alumnos, sigan nuestros rastros, porque asi llegardn a la ver- dad, y menos que se vean reflejados en nuestra superficie, porque asi se comprenderan a si mismos. Somos simples sefiales, de que no hay hue- llas dejadas por la realidad marcando un tinic camino, y de que hay muchos espejismos, que nos ilusionan con poder aposentamnos y dejar de caminar, Enséifar a convivencia, si se trata de ensefier la convivencia justa, es convivir con jos otros, sin imposiciones autorita=as, sin descalificaciones iluministas, sin competitividades instrumentalis.as. Pero esto implica que sabemos lo que ensefiamos, que sabemos por qué lo enseiamos y que sabemos para qué lo ensefiamos. Ensefiar a convivir justamente, y entonces a participar con entusiasmo en la ciudad, es aprender a construir lo puiblico, sabiendo que cuidar a los ott0s es cuidarnos a nosotros mismos y que cuidamos a nosotros mismos es cuidar la igualdad de oportunidades y los espacios publicos, para el Educar para ta convivencia y la paricipacidn ciudadana 207 'g020 compartido, e! conocimiento comunicado, el trabajo solidario y la esperanza comin. {,Acaso lo mas deseado en el deseo no es ser reconocido como deseo, y por lo mismo, la convivencia justa? ;,Acaso lo mas poderoso de! poder ito consiste en ser legitimado como poder y. por lo mismo, la participa- cin ciudadana en la construccién de lo pablico? Aprendamos a relacio- narnos publicamente con el conocimiento, y entonces estaremos ense- Hand la convivencia y la participacién ciudadana, la justicia y ta demo- cracia.

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