Rew. de Psicol. Gral. y Aplic, 1990. 43 (2), 187-192
| LA CORRELACION HERENCIA-AMBIENTE
L
EN EL DESARROLLO DE LA INTELIGENCIA:
UN ESTUDIO EXPERIMENTAL
F. J. CARRILLO GISTAIN; Rt. SANCHEZ TURET
Universidad de Barcelona
Introduccion
Un discurso sobre las relaciones 0 interacciones en-
te herencia ¢ inteligencia 0 sobre ambiente e inteli-
gericia, es complejo. Facilmente se corre é! riesgo
de caer en generalizaciones ya Sea minimizando el
influjo del ambiente y dando él maximo peso al dato
genético en unos casos, mientras que en otras, mini-
mizando el dato genético y dando una gran impor-
tancia al ambiente. Desde el punto de vista practico
siempre resulta pelgroso supravalorar el elemento
genético porque puede conduei a actitudes de cd-
modo fatalismo en la aceptacién del «statu quon.
Tanto e dato genético como el ambiental fiener un
impacto significativo en ef desarrollo de la inteligen-
Gia, dada la forma como ésta es medida por 10s
tests. Que el dato genético sea muy importante esta
confirmado por numerosas investigaciones sobre
modelos animales y sus gemelos homocigéticos.
Se admite que, desde el punto de vista genético,
las variaciones de la intelgencia dependen de un
‘modelo poiigénico; cada gen posee una accién equi-
valente @ los demas genes para este cardcter. La
Cuantia de este influjo genético poligénico respecto
ala cuantia en que influye el ambiente es lo que lla-
mamos cindice de heredabilidad.
Frente a todos los argumentos genetistas que
aseguran un determinads grado de heredablidad
para la inteligencia, hay un hecho itrefutable, y es
que 108 organismos vivos van aprendiendo y modifi
cando su comportamiento, su conducta, mediante
condicionamientos y también por el aprendizaje, el
trabajo, la cultura... Ademas, 10 que cada uno haga
con esta dotacién genética depende del ambiente,
(*)
deberia ser r= 1 si la inteligencia estuviera total-
mente determinada por la herencia. La realidad no
es ésta y la correlacion que hemos obtenido entre
las 99 parejas de MZJ es de r,= 0,91. Eta correla-
cién es clertamente elevada y asi era de esperar en-
tre sujetos genéticamente idénticos y educados y