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Ab W., Presider lo Eaconshs . Baveetona. 140. (Geet, PHASE 1019) Qué caracteristicas debe tener el responsable de tales asambleas liesrgi- 25 pata poner en movimiento © ayudar a que funcionen todos estos elementos? ¢Quiéa, pues, podré o deberd presidir Ia asam. blea litirgica? Y geémo deberd actuar esta persona pata servit realmente en su funciéa? TL Et PRESIDENTE DE LA ASAMBLEA Nuevo Testamento referida a la funcién ministerial (cf. Rom 12,8; 1 Tes 5,12; 1 Tim 5,17; 3,12; 3, sign técnica y capaz de expresar la novedad de le celebracién cristiana y el sentido de Ja asambles; es una palabra funcional, que indica relacién con el grupo. 1. Leyes para determinar el presidente de una asamblea littrgica Advertimos inicialmente gue tratamos de leyes teolégicas. Ea cesta Inca la primera que lamaremos ley de la secra- mentalidad de Ia asam! de una asamblea aquélla, El guién esté condicionsdo por el gué. A mayor entidad eclesial de una sccién comunitaria comesponderé una més total presencia de la responsabilidad pastoral de la Iglesia. Nétese bien que el miem. bro de la asamblea que ejerza Ia presidencia hay que determi. narlo precisemente en esta dimensién sacramental y no tanto en funcién de otras cualidades (incluso no en foncién solamente de su santidad personal). Es cietto que esta ley comporta el peligro de una disociacién entre ministerio y santidad, y a veces una a entre presidente y asamblea; pero no podemos olvi. 25. ene dar que estamos ante una accién ptblica de Ja Iglesia, que el rinisterio comporta también un carisma y que ¢l fundamento de toda asamblea es «un solo S no puede que se responsabilice de ella una per- sona que no garantice esta apertura. He abi una ley con muchas tiempos. ¢Cémo admitir 1a Una tercera ley es la ley de le gratuidad. Una asamblea livie- ica puede ser tanto més democritica en la constitucién de su presidente cuanto més proporcionada sea su posibilidades que ya tiene como comunidad ctistiana. Una asam- bblea puede autoconstituir su presidente en 1a medida en que no que ya es. Pero cuando esta asamblea es- pere recibir Ia acciGn salvifica gratuita de Dios en Cristo (por i entonces su presidente deberé set alguno amégico» de la intervencién jerarquica. Por esto ¢s absolu en el marco del culto cristiano de que aquella accién comunitaria cumpla su finalidad: ser accién cultual en Ja fe de Ia Iglesia. El que preside una asamblea livér- + CEB, Tena, BI plenteamionto de la funciém presidencial en la actus lided, ex Ja obea colectiva Presidir la asamblea, cit, pp. 17-43. -26- implicaré de una forma tan decisiva la fe de Ia Iglesia como una celebracién eucarfstica. Por otra parte, notemos el valor que tiene el hecho de que los crstanos sigan en su oraci6n Ia pauta dada por el magisterio pastoral de Ia Iglesia. 2. Leyes de la actuacién del presidente Saber quién debe presidir es s6lo un paso para el buen fun- cionamiento de la asamblea; hay que saber también cémo debe actuar este presidente para que todo tenga coberencia Una primera y global afirmecién es ésta: no se puede ser responsable de Ia asamblea si no se piensa la Tglesia como comu- i Nadie en el mundo es duefto son temas que hay que tratar en este dente de una asamblea no puede ver su intervencién como icar desde una perspectiva asambleas, tanto de grandes como de pequefas dimer ese una aportacién direetamente desde la psicologis en A. Ji Lat tbe rnicat de le dindmice de grupo al. servicio de ta asamblea en Pre. sidir la asamblec, cit., pp. 197-204. “2 siraple despliegue visible de su impulso personal y_catismético, sunque esto enriqueaca Ia espiritualidad de los reunidos; tampoco puede tener de sf el concepto de orgenizador de un espectéculo abjerto a quien . El presidente es el responsable de que ‘una asamblea livirgicg sea ella misma. Una segunda ley es consccuencia de Ia precedente: el presi dente bysca en todo momento la comuniGn. Un presidente par- mblea. Un presidente subjetivista, jones, es un factor de desinte- scepeién de personas, negando as{ Jo més radicalmente : el amor. En los niveles de mayor mediacién jerdrquica, un presidente que no integra desfi ura gravemente Ja imagen de Cristo-cabeza, a quien sactamen- talmente debe representar en medio de la asamblea. En la tra- duccién préctica y positiva todo esto se llama aceptecién de los carismas, promocién de relaciones entre los. miemb cién de funciones para que todos poedan in también atencién a los més pobres y débiles siblidedes; se llama, igualmente, educaciéa de Ia comunidad para que las personas sepan aceptarse mutuamente con todas sus limi- taciones y aspiraciones... Servidor de la comunién, el presidente es también respon- sable de 1a catolicidad. Aqui hay que pensar en situaciones con- cretas. Cuanta mis homogeneidad tn la asamblea, més necesidad hay de que el presidente le preserve del sectarismo; cuanta més heterogeneidad, mas necesidad de ser descaradamente radical en Ia finalidad y més atencién a que se cumpla el precepto del amor. Esto implica saber acoger a los miembros que vienen a la asam- bea desde otros lugares y culturas, siguiendo la tradicién original de Ia Iglesia: «jSed solicitos en la hospitalidad!» (Rom 12,13). jAtencién a este aspecto en nuestro tiempo de traslados ince- santes de poblacién! Por otra parte, 12 catolicidad no excluye Ia adaptaci6n a la asamblea litirgica concreta, con todas sus particu- lavidades: lengua, stmbolos, eic. Le asamblea es siempre conczeta, se integran en una asamblea desde otras procedencias deben sen- titse acogidos en la fe y en el amor, pero no deben esperar que 28 aquella asamblea se autodiluya en beneficio —teéricemente— de Ja catolicidad; Ia consecuencia seria una imposibilidad de integra- ‘ign por avsencia de entidad comunitaria. Fs un trabajo delicado éste, que requiere un paciente examen y una atenta pedagogis. Finalmente, una ultima ley que afecta por modo especial a Jos presidentes que ejercen una medicci6n jerdrquica: la ley de idad en la fraternidad. Toda asamblea litirgica es una también el presbitero, también el obispo. La funcién jerdrquica es un servicio fraternal, s6lo inteligible en Aeitcamblen como le jerarguta es icamente intel en el intetior de la Iglesia, Pero el servicio fraternal que le corresponde cs el de representar a Jesucristo de una forma activa y eficaz: es fl sacramento del Sefior en medio de los hermanos reunides, La preside sporta unos signos y sobre todo comport 4 Jos presentes como amigos (ef. Jn 15,15) y estar en medio de ellos como quien sirve (Le 22,27). CONCLUSION pretacién servicial del ministerio y la Linea dé identidad misma de Ie Tglesia. Estas lineas concentran esponténeamente cuando la Tg cual sucede precisamente en las asambl de los ficles, unidas a sus pastorese (Const. Lumen gentiun, a. 26). P. Tena Ab, Fresidir lo Ekeorstia. Pecelons, Fo Cusd. PHASE net) Yi Pere TENA ACTITUDES Y EXIGENCIAS ESPIRITUALES DERIVADAS DEL MINISTERIO SACRAMENTAL bvio to que podemos decir acerca de las actitudes configuran el ejercicio consciente del ministerio tal y que alimentan de una forma bien concreta la espiritualidad ue, en primer lugar, surge 1a urgencia espiritual de una Cristo, como oftecimiento salvifico al Padre, como don del Espiritu a los hombres, ct te de la vida misma de la Iglesia. Sin entrar en los problemas de in intema y externa en la celebracién e los sacramentos, ests claro que el caso dptimo es el de i Esta entrada no se hace sin un profundo sentido ministerial. En otros téminos, dejando de lado cualquier presensin de protgonism, de dueiio, de los misterios divinos un sentido igualmente profundo de su accién; si se quiere, con un sentido inteligente del “opus operatumm a Christo in Ecclesia”. ‘Cuando el minisuo vive su condicion como “consagrado-enviado”, esta identificacién con Cristo en la celebracin tendré su momento de Plenitud significativa. En este'sentido, el ministerio sacramental es Fécilmente ls ‘caer en la tentaciOn de pensar ‘humana, y depende simplemente de él; entonces, Ja tentacion de lo administrativo 0 de lo despético o, si se quiere, de lo democrtico,.. Nada de esto es vilido para el sentido propio del ministerio. ) En segundo lugs ‘icio del ministerio sacramental pide ~exige— una “conformaci tual con el misterio que se celeb. La sracia del Espiritu Santo, ‘comunicado por la impesici de las ‘manos, es Hamada a esta conformacién, impuesta como tarea al ministro. -35- sacrificio eucaristico, que se manifi vida del presbitero, este mismo orden, que perfilan ta espiritua- lidad el ministr. Su condicién de presidente de la asamt Por ejemplo, es una lamada constante al amor y al respeto por la Iglesia santa de "en la cual a sido puesto por el Espiritu para ejerver la . Hechos 20,28). Su condicién de int tro debe asumir en Ia celebracién de Jos diversos sacramentos son momentos de esta configuracin espiritual ‘con el Pastor que da la vida a las ovej pirituales surge de fa condicicn el ministro preside es de tro motivo para salir de si mismo, afin de encontrar, en el sentido que tiene recitar lunos textos que pertenecen a ‘que ponen en comunién la Coracion de aquella comunidad reunida con Ia oracién de otras comunidades de la Calica, Igualmente, la fuerza q presidencia de una celebracién configura Consiguiente, la comunidad debe encontrar 36 lun acto absolutamente colegial y una accién expresiva de Ia totalidad de la persona del minist fc ‘el sentido ministerial, hi Jas rafees mismas de su comprensiGn, 4) Finalmente, la respor det ministerio sacramental impulsa a actividades que van més alld bracién misma del sacramento. Toda la accién pastoral se pues iderar, en definitiva, como un ‘esfuerzo en pro de la “plena verdad” de los sacramentos. La vida cristiana, en su desarrollo, no es Ja persecucién de la “ph configuracién sacramental con Cristo vida” (2 Cor 4, en tra expresién conmovedora: “jhijos mios!, por quienes suffo de nuevo dolores de parto, hasta ver a Cristo formado en vosotros” (Gal 4,18). CONCLUSION Hablar de la espiritualidad titdrgica es, en definitiva, hablar de las consecuenci ialmente a la liturgia de la Telesia, nacido en la Josotros estamos unidos de ‘manera singular y ex tf. Somos, en cierto sentido, por ella y para ella..”, Juan Pablo Il, carta Dominicae coenae), es vital entrar totalmente linémica, De lo contrario, tendremos un ejecutor de ritmos vélidos y licitos, pero no un pastor, una imagen viva del Seftor. Demasiadas veces, durante aos pasados, se ha puesto en cuestién la importancia del ministerio sacramental de! presbitero © del ministro ordenado en general. La célebre sospecha de la “sacramentalizacién” invadi6, de manera muy negativa, el espiritu de muchos sacerdotes y digconcs, y 1a celebracién de los sacramentos fue considerada como una 3. PERE TENA (Roma)

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