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illar Crimp san Baudrillard, Douglas ; Mal Foster, enneth Frampton, Jurgen Habermas, Frederic Jameson, mR Craig Owens, Rosalind Krauss, pavvatdl W, Said, Gregory L. Ulmer LA POSMODERNIDAD Seleccion y Prologo de Hal Foster editorial [airds Numancia, 117-121 08029 Barcelona Titulo original: THE ANTI-AESTHETIC: ESSAYS ON POSTMODERN CULTURE Traduccién: Jordi Fibla © 1983 by BAY PRESS © de la edicién en castellano: 1985 by Editorial Kairés, S.A. Primera edicién: Octubre 1985 S€ptima edicién: Diciembre 2008 ISBN-10: 84-7245-154-2 ISBN-13: 978-84-7245-154-4 Depésito legal: B-52.100/2008 Fotocomposicién: Fepsa. Laforja, 23, 08006 Barcelona Impresion y encuadernaci6n: Indice, Fluvia, 81-87. 08019 Barcelona Este libro ha sido impreso con Papel certificado FSC, proviene | a brtiosas con la sociedad y el medio ambiente y. cuentaicon jos requisitos 8 Ser considerado un “tibro amigo de los bos«ues”, ‘Todos los derechos reservados, Cuslguier forma de ‘eproducnidn, Gaipibocién, emt ransformaciGn de esta obra solo Puede ser realizada con la autorizacién de sus Prevista por la ley, Di i necesita fotocopiar o escanear al La modernidad, un proyecto incompleto Jiirgen Habermas En la edicion de 1980 de la Bienal de Venecia se admitié a los arquitectos, los cuales siguieron asi a los pintores y cineastas. La nota que sono en aquella primera bienal de arquitectura fue de decepcion, y podriamos describirla di- ciendo que quienes exhibieron sus trabajos en Venecia for- maban una vanguardia de frentes invertidos. Quiero decir que sacrificaban la tradicion de modernidad a fin de hacer sitio a un nuevo historicismo. En aquella ocasién, un critico del periodico aleman Frankfurter Allgemeine Zeitung, pro- puso una tesis cuya importancia rebasa con mucho aquel acontecimiento en concreto para convertirse en un diagnés- tico de nuestro tiempo: «La posmodernidad se presenta claramente como antimodemidad», Esta afirmacion describe una corriente emocional de nuestro tiempo que ha penetra- do en todas las esferas de la vida intelectual, colocando en el orden del dia teorias de postilustracién, posmodernidad e incluso posthistoria. La frase «los antiguos y los modernos» nos remite a la historia. Empecemos por definir estos conceptos. El térmi- no «moderno» tiene una larga historia, que ha sido inves- tigada por Hans Robert Jauss'. La palabra «moderno» en El texto de este ensayo corresponde inicialmente a una charla dada en septiembre de 1980, cuando la ciudad de Frankfurt galardoné a Habermas con el premio Theodor W. Adomo. En marzo de 1981 se dio como conferencia en la Universidad de Nueva York, y en el invierno de ese afio fue publicado bajo el titulo «Modernidad contra Bpamodemidad» en New German Critique, Se reproduce aqui con permiso del autor y editor, 19 forma latina «modernus» se utiliz por primera su fon siglo V2 as | pasado romano ue sficialmente gstinne es een diverse aoe io mino Cae de una época que se Telacion, Una y gray if “mntigtiedad, a fin de considerarse g v4 ‘On ¢| (ea resultado de una transicién de Io antiguo an aaa nas escritores limitan este concepto de “modernidag, al Renacimiento, pero esto, historicamente, es demas Ly reducido. La gente se consideraba moderna tanto durante ‘ periodo de Carlos el Grande, en el siglo XII, como c Francia a fines del siglo XVII, en la época de la fam, is «querella de los antiguos y los modernos». Es decir, que ¢| término «moderno» aparecio y reaparecio en Europa eXac- tamente en aquellos periodos en los que se formé la Con- ciencia de una nueva época a través de una relacion reno. vada con los antiguos y, ademas, siempre que la antigiiedad se consideraba como un modelo a recuperar a través de alguna clase de imitacién. ia, inspirada por la del conocimiento y ial y moral. Otra mo a raiz de este ba una nueva Edad Media. * XIX emergié st lizada de modernidad a fin de distinguir el presente, que se habja el media tiva de que s noved simph derno ment ha sic yan autor llega dern cano ejem del z ha p mediados del siglo P: ado. Desde entonces, la sefial distin- tiva de las obras que cuentan como modernas es «lo nuevo», ne sera superado y quedard obsoleto cuando aparezca la novedad del estilo siguiente. Pero mientras que lo que esta simplemente «de moda» quedaré pronto rezagado, lo mo- derno conserva un vinculo secreto con lo clasico, Natural- mente, todo cuanto puede sobrevivir en el tiempo siempre ha sido considerado clasico, pero lo enfaticamente moderno ya no toma prestada la fuerza de ser un clasico de la yntoridad de una época pasada, sino que una obra moderna llega a ser clasica porque una vez fue auténticamente mo- derna, Nuestro sentido de la modernidad crea sus propios canones de clasicismo, y en este sentido hablamos, por ejemplo, de modernidad clasica con respecto a la historia del arte moderno. La relacién entre «moderno» y «clasicon ha perdido claramente una referencia historica fija. La disciplina de la modernidad estética El espiritu y la disciplina de la modernidad estética asumio claros contornos en la obra de Baudelaire. Luego Ja moder- nidad se desplegé en varios movimientos de vanguardia y finalmente alcanzo su apogeo en el Café Voltaire de los dadaistas_y en el _surrealismo. La modernidad estética se caracteriza por actitudes que encuentran un centro comun en una conciencia cambiada del tiempo. La conciencia del tiempo se expresa mediante metaforas de la vanguardia, la cual se considera como invasora de un territorio descono- cido, exponiéndose a los peligros de encuentros subitos y desconcertantes, y conquistando un futuro todavia no ocu- pado. La vanguardia debe encontrar una direccion en un paisaje por el que nadie parece haberse aventurado todavia. Pero estos tanteos hacia adelante, esta anticipacion de un futuro no definido y el culto de lo nuevo significan de hecho la exaltacion del presente. La conciencia del tiempo nuevo, que accede a la filosofia en los escritos de Bergson, hace 21 mas que expresar la expericiencia de la Movilidad en sociedad, la aceleracion en la historia, la discontinuidag 4 Ja vida cotidiana. El nuevo valor aplicado a lo transitorio, lo elusivo y lo efimero, la misma celebracion del dinamismg revela el anhelo de un presente impoluto, inmaculadg y estable. é Esto explica el lenguaje bastante abstracto con e| que ej temperamento modernista ha hablado del «pasado, Lag épocas individuales pierden sus fuerzas distintivas, La me. moria historica es sustituida por la afinidad heroica del presente con los extremos de la historia, un sentido de] tiempo en el que la decadencia se reconoce de inmediato en lo barbaro, lo salvaje y primitivo. Observamos la intencién anarquista de hacer estallar la continuidad de la historia, y podemos considerarlo como la fuerza subversiva de esta nueva conciencia historica. La modernidad tebela contra las funciones normalizadoras de la tradicién; la modernidad vive de la experiencia de rebelarse contra todo cuanto es jormativo. Esta revuelta es una forma de neutralizar las pautas de la moralidad y la utilidad. La conciencia estética Tepresenta continuamente un drama dialéctico entre el se- creto y el escandalo publico, le fascina el horror que acom- pafia al acto de profanar y, no obstante, siempre huye de los resultados triviales de la profanacién. Por otro lado, la conciencia del tiempo articulada en vanguardia no es simplemente ahistorica, sino que se dirige contra lo que podria denominarse una falsa normatividad en la historia. El espiritu moderno, de vanguardia, ha tratado de usar el pasado de una forma diferente; se deshace de aquellos pasados a los que ha hecho disponibles la erudicion objetivadora de] historicismo, pero al mismo tiempo opone tina historia neutralizada ue esta encerrada en el museo del ‘icismo. Inspirandose en e| ji espiritu del surrealismo, Walter Ben- SURE Ja relacién de la modernidad con la historia Nos recuerdo (imo Hamar una actitud posthistoricista Francesa, aioe compre ension de si misma de la Revolucion misma mani volucion citaba a la antigua Roma, de la era que la moda cita un vestido antiguo. La 22 moda mueva tiempc Jezitzel tiemp< sencia antigu menta Ah«c pezad mas € tenta | una re tavio yaa} repite menté ces la de «p de la este f sider: de un fenon De neocc su lit Bell < de O socie valor tada nism la pe Tienc Peres este 1 Conc; Cieda a tiene olfato para lo que es actual, aunque esto se a dentro de Ja espesura de lo que existid en otro tiempo Este es el concepto que tiene Benjamin de la Jeztzeit, del presente como un momento de revelacién; un ‘tiempo en el que estan enredadas las esquirlas de una pre- sencia mesianica, En este sentido, para Robespierre, la antigua Roma era un pasado cargado de revelaciones mo- mentaneas. Ahora bien, este espiritu de modernidad estética ha em- pezado recientemente a envejecer. Ha sido recitado una vez mas en los anos sesenta. Sin embargo, después de los se- tenta debemos admitir que este modernismo promueve hoy una respuesta mucho mas débil que hace quince afios. Oc- tavio Paz, un compaiiero de viaje de Ja modernidad, observ ya a mediados de los sesenta que «la vanguardia de 1967 repite las acciones y gestos de la de 1917. Estamos experi- mentando el fin de la idea de arte moderno». Desde enton- ces la obra de Peter Burger nos ha ensefiado a hablar de arte de «posvanguardia», término elegido para indicar el fracaso de la rebelion surrealista?. Pero. {cual es el significado de este fracaso? {Sefiala una despedida ala modernidad? Con- siderandolo de un modo mas general, {acaso la existencia de una posvanguardia significa que hay una transicion a ese fenémeno mas amplio llamado posmodernidad? De hecho, asi es como Daniel Bell, el mas brillante de los neoconservadores norteamericanos, interpreta las cosas. En su libro Las contradicciones culturales del capitalismo, Bell argumenta que la crisis de las sociedades desarrolladas de Occidente se remontan a una division entre cultura y sociedad. La cultura modernista ha llegado a penetrar los valores de la vida cotidiana; la vida del mundo esta infec- tada por el modernismo. Debido a las fuerzas del moder- nismo, el principio del desarrollo y expresion ilimitados de la Personalidad propia, la exigencia de una auténtica expe- Tiencia personal y el subjetivismo de una sensibilidad hi- perestimulada han llegado a ser dominantes. Segun Bell, este temperamento desencadena motivos hedonisticos irre- conciliables con la disciplina de la vida profesional en SO- ciedad. Ademas, la cultura modernista es totalmente in- 23 mod! muev compatible co n la base moral de una Conducta racj finalidad, De ac ste modo, Bell aplica la carga de | sabilidad para la disolucién de la ética Bistesiaais (onset que ya habia Preocupado a Max Weber) en la “cultura adversaria», La cultura, en su forma moderna, incita e] Odio contra las convenciones y virtudes de la vida Cotidiana, que ha llegado a tacionalizarse bajo las presiones de los impera- tivos econdmicos y administrativos. Hay en este planteamiento una idea compleja que lama la atencion, Se nos dice, por otro lado, que el impulso de modernidad esta agotado; quien se considere vanguardista puede leer su propia sentencia de muerte. Aunque se consi- dera ala vanguardia todavia en expansion, se supone que ya nO es creativa. El modernismo es dominante pero esta Muerto. La pregunta que se plantean los neoconservadores €s ésta: {cémo pueden surgir normas en la sociedad que limiten el libertinaje, restablezcan la ética de la disciplina y el trabajo? {Qué nuevas normas constituiran un freno de la nivelacién producida por el estado de bienestar social de modo que las virtudes de la competencia individual para el éxito puedan dominar de nuevo? Bell ve un renacimiento teligioso como la tinica solucion, La fe religiosa unida a la fe en la tradicion proporcionara individuos con identidades claramente definidas y seguridad existencial. Modernidad cultural y modernizacion de la sociedad Desde luego, no es posible hacer aparecer por arte de Magia las creencias compulsivas que imponen autoridad. En consecuencia, los andlisis como el de Bell sélo abocan a una actitud que se esta extendiendo en Alemania tanto como en Estados Unidos: en enfrentamiento intelectual y Politico con los portadores de la modernidad cultural. Ci- taré a Peter Steinfels, un observador del nuevo estilo que los 4 neoct los 4 cion¢ ment con quer misn tural con doct grate lame dore: actit cio. ident Tetirs al dc tervi Many que Mod, anali Seva, Por | —_— nservadores han impuesto en la escena intelectual en 000! y enti Jon anos act La lucha toma Ja forma de exponer toda manifestacién de lo que podria considerarse una mentalidad oposicionista y des- Sabrir su «logica part vincularla a las diversas formas de extremismo: trazar la conexion entre madernismo_y_nihi-_ Jismo,., entre regulacion gubernamental y totalitarismo, entre Erriearde los gastos en armament y subordinacidn al co- munismo, entre Ja liberacion femenina y los derechos de los homosexuales y la destrucci entre 1a iz- ion de la fami quierda en general y el terrorismo, antisemitismo y fas- cismo...” EI enfoque ad hominem y la amargura de estas acusa- ciones intelectuales han sido también voceadas ruidosa- mente en ‘Alemania. No deberian explicarse tanto de acuerdo con la psicologia de los escritores neoconservadores, sino que mas bien estan enraizados en la debilidad analitica de la misma doctrina conservadora. El neoconservadurismo dirige hacia el modernismo cul- tural las incomodas cargas de una modernizacion capitalista con mas 0 menos éxito de la economia y la sociedad. La doctrina neoconservadora difumina la relacion entre el grato proceso de la modernizacion social, por un lado, y el lamentado desarrollo cultural por el otro. Los neoconserva- dores no revelan las causas economicas y sociales de las actitudes alteradas hacia el trabajo, el consumo, el éxito y el ocio. En consecuencia, atribuyen el hedonismo, la falta de Keaitieaeion social, la falta de obediencia, el narcisismo, la al Reis # posicion social y la competencia por el éxito, ieee is la «cultura». Pero, de hecho, la cultura in- mart fa creacion de todos estos problemas de una Segiin he indirecta y mediadora. : duel teaavie pa neoconservadora, aquellos intelectuales thodernidad nee comprometidos con el proyecto de analizadas, eiecan eon los sustitutos de esas causas NO Sevadurismo no se lode Animo que hoy alimenta el neocon- i Por las consee origina en modo alguno en el descontento uencias antindmicas de una cultura que sale 25 de los museos y penetra en la corriente de | Vida org; i tdinar: Este descontento no ha sido Ocasionado por Iog intent les modernistas, sino que arraiga en Profundas Teag, tua. contra el proceso de modernizacion de la Sociedad, Bajo presiones de la dinamica del crecimiento econdmicg - i éxitos organizativos del estado, esta modetnizacién ect penetra cada vez mas profundamente en las formas anterig res de la existencia humana. Podriamos describir esta Sabor. dinacién de los diversos ambitos de la vida bajo los impera. tivos del sistema como algo que perturba la infraestructur, comunicativa de la vida cotidiana. Asi, por ejemplo, las protestas neopopulistas sdlo ex. presan con agudeza un temor extendido acerca de la des- truccion del medio urbano y natural y de formas de socia- bilidad humana. Hay cierta ironia en estas Protestas bajo el punto de vista neoconservador. Las tareas de transmitir una tradicién cultural, de la integracion social y de la socia- lizacion requieren la adhesién a lo que denomino raciona- lidad comunicativa. Pero las ocasiones de protesta y des- contento se originan precisamente cuando las esferas de la accion comunicativa, centradas en la Teproduccion y trans- mision de valores y normas, estan penetradas por una forma de modernizacion guiada por normas de racionalidad eco- nomica y administrativa... en otras palabras, por normas de tacionalizacion completamente distintas de las de la racio- nalidad comunicatiya de las que dependen aquellas esferas. Pero las doctrinas neoconservadoras, precisamente, des~ vian nuestra atencién de tales procesos sociales: proyecta® Causas, que no sacan a la luz, en el plano de una cultura Subversiva Y sus abogados, _Sin duda la modernidad cultural genera también sus pf Bias aporias, Con independencia de las consecuencias de la Tnizacion social y dentro de la perspectiva del mism? febatrolia Cultural, se originan motivos para dudar del pro- de critica de ciniads Tras haber tratado de una es me ocupare Hage cernidad —la del neoconservadu un dominio qi epi eaine difere, 0 le la modernidad y sus deszontenins ¢ nte que afecta a esas aporias de la mo Cultural, Problemas que con frecuencia solo sirve?

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