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SANTOS Santos dominado por los sonidos de la selva, el comandante de las Fare se paré y leyé su discurso. Conmovido, reconocié el dafio que habian causado y les prometi6 que esos horrores no iban a volver a suceder. En un,instante, se le quebré la voz y casi que estuvo a punto de descomponerse pero tras una pausa casi imperceptible logré retomar fuerzas y terminar sus palabras. Sergio Jaramillo, el alto comisionado para la paz, como repre- sentante del Gobierno tomé la palabra y en nombre del Estado por primera vez acepté la parte de responsabilidad que le cabia en esta masacre. Sus palabras Ie hicicron recordar todo el pueblo que el Bjército habfa llegado a Bojaya un mes después de la matanza, Al finalizar la ceremonia, la humedad de la selva nos seguia sofocando pero inexplicablemente el aire se sentia menos pesado, Aquella tarde me fui de Bojayé con el presentimiento de que el pais urbano, ese que no sabe dénde queda Bojayd, nunca ibaa estar a la altura moral de los habitantes de este olvidado pueblo de la tibera del rio Atrato, 350 CapiTULo 18 PARIR PARA LA LUCHA EL 28 de agosto del 2008, Luz Marina Bernal llegé al Instituto de Medicina Legal con el coraz6n que le latia a mil por hora. Llevaba ocho meses buscando a su hijo Fair Leonardo de 26 afios y en todo ese tiempo era la primera vez que una doctora de ‘Medicina Legal la habia llamado para pedirle que fuera lo mas pronto posible. “Teémula, salié de su casa en Soacha, un municipio conformado por barrios populares situados en el sur de Bogoté, con la impresién de que cada paso que daba la alejaba mas de la estacién de buses. Su larga espera habia llegado a su fin, se decia para sus adentros intentando encontrar sosiego. Queria creer que atris quedaba la zo- zobra vivida en los iltimos ocho meses pero, con cada nuevo paso, aumentaba la carga de la fatalidad que recaia sobre sus hombros. Cuando se subié al transporte puiblico sintié que sus pies no tocaban el piso y que adquiria cierta levedad que la sustraia de lo terrenal, No tiene claro cémo logré mantenerse en pie a lo largo de las cuatro horas que le tomé llegar a Medicina Legal desde Soacha. Lo tinico que recuerda es que caminé y caminé sin darse : 351 Santos cuenta de nada y que estuvo a punto de ser atropellada por un bus de Transmilenio. Se sentia hermética, con su mente clavada en aquella fatidica madrugada del 8 de enero del 2008. Ese dia Luz Marina salié de su casa a las seis de la mafana en compaaia de su esposo sin presentir la tragedia. A las cuatro de la madrugada se habia levan- tado a cocinar el almuerzo que les tenia que dejar a sus hijos, John Smith de 27 afios, conductor de buseta, y Fair Leonardo de 26 afios, un joven rubio, alto y fornido. De sus hijos, Fair Leonardo cera el que mas brega le habia dado; nacié prematuro por cuenta de las complicaciones surgidas luego de que un carro la atropellara cuando tenia seis meses de gestacibn. A los tres afios Fair Leonardo contrajo una meningitis cere- bral que lo condené a un estado vegetative por espacio de siete meses. “Si su hijo se salva, puede quedar con retardo mental 0 paralitico”, fue el diagndstico que le dieron en el Hospital Militar, Practicamente desahuciado lo trastad6 a la Clinica San Rafael y allé Luz Marina estuvo a punto de desconectarlo pero no puder Moribundo, lo evé a Villavicencio, una poblacién que qu a 120 kilémetros de Bogota bajando por las estribaciones de! Cordillera Oriental y pidié una cita con una médica que le mendaron, “Ella le salv6 la vida”, me relata Luz Marina, una de 57 afios, pequefa, de una espesa melena canosa que vez fue rubia y que lleva ensortijada en una gruesa trenza/ llega hasta la espalda. En su rostro de facciones finas, envej prematuramente, sobresalen dos grand. i ojos azules, los {que tenia su hijo Fair Leonardo. Debido a su discapacidad mental Fair Leonardo nunca aprender a leer ni a escribir y por ello llevaba colgado sobre st! tun pequefio cart6n arrugado en el que estaba escrito su Ja direccién de su casa, su cédula y el teléfono por si se si le daba una convulsién. A Pair lo conocian en el barti 352 fiscal levantando la ceja—. Las mat “Parte paracta tucha el Gringo y con frecuencia las vecinas lo llamaban para que les ayudara a transportar el mercado a sus casas. A las doce del dia, segin cuenta su hijo John Smith, Fair Leonardo recibié una llamada al celular y escuché que su hermano decia a su interlocutor que ya iba para alla. Supuso que le habian ofrecido un trabajo y no detecté ninguna sefial fuera de lo normal cen la llamada, Se sentaron a almorzar y a la una y media los dos hermanos se despidieron. Fair Leonardo abraz6 a John Smith: —Perrito, cuidese le dijo carifiosamente. —2Y por qué no me acompaiia a trabajar? —le pregunts John Smith. —Vaya y haga la primera vuelta y lo acompaiio por la tarde —e respondis. Fair Leonardo nunca legé a la cita. Por la tarde, cuando su madre volvis a su casa, no lo encontr6, Lo esperé despierta hasta las diez de la noche pensando que podria haberse perdido —eso le sucedia con frecuencia—, pero cuando se desperté a las doce de la noche y jio que no habfa legado, empez6 a temer lo peor. Al otro dia estuvo en la Inspeccién de Policia preguntando por él —Pair Leonardo lavaba con frecuencia las motos de la inspeecién—, pero no le dieron ninguna raz6n. Con el desespero a flor de piel se fue a la Fise: para denunciar la desaparicién de su hijo, peto le dijeron que no podia hacer la denuncia porque todavia no habjan pasado las 72 horas de margen que exige la ley en estos casos, ‘A los cuatro dias volvi6 pero tampoco tuvo suerte. Fue aten- dida por una fiscal muy grosera que no tom en serio su denuncia Por mas de que le explicé que su hijo era un chico especial que Padecia de convulsiones. “Yo conozco esa historia —Ie dijo la fs vienen aqui a poner una ‘¢ desaparecieron y le hacen perder a . 353 | | uno cl tiempo porgue luego apareven enrumbados con la novia en Giratdot... [Eso les pasa por querer tener a sus hijos debajo de las enaguas!”, le dijo. A la salida, un vigilante le dio una hoja donde habia ins- trucciones para buscar a las personas desaparecidas. Durante el mes siguiente estuvo en todas las clinicas, hospitales y casas de albergue que pudo encontrar, pero en ninguna sabian de su hijo Fair Leonardo. Su desespero la llevé a tocar las puertas de RCN y Caracol, los canales de televisién més grandes del pais, y dejé un teléfono para que la lamaran, Se la pasé del timbo al tambo hasta que se dio cuenta de que la gente que la llamaba a decirle que habia visto ast hijo lo hacia para divertirse porque encontraba cierto morbo en su dolor. Luz Marina recorrié todas las carceles, se adentré en la pe- ligrosa calle del Cartucho, donde dormitaban los drogadictos y reinaba la mafia, a preguntar por su hijo. No encontr6 ningdn rastto de él. Por eso, cuando re que la citaban de manera urgente, sinti6 que su desesperada buis- queda habia llegado a su fin, Por instrumentos llegé al edificio de Medicina Legal y subié al tercer piso como si fuera una autémata. ié Ia llamada de Medicina Legal, en la Salud6 a la misma doctora que la habia atendido durante las miles de visitas hechas a ese lugar, una de las pocas personas que le dicron una mano en su dramatica busqueda. su hijo —le dijo cuando la vio, mientras le acercaba un asiento para que se sentara al lado de ella y pudiera quedar de frente al computador—. Respire profundot le voy a leer ef nombre de treinta personas a ver si identifica @ alguna de ellas. Luz Marina obedecié con una humilde docilidad, como si presintiera cl fatal desenlace. El nombre de Fair Leonardo fue él —Creo que encontramos 354 Parir pata la Tucha primero de la lista, Luz Marina sintié que la inundaba una pro- funda tristeza que la acabé de desconectar del todo. Mientras ‘oia la vox de la doctora leyendo los demas nombres de la lista se Ie fue abriendo una li ca de tiempo que la retrotrajo veintisiete afios: primero se vio a ella misma caminando por la calle con Fait Leonardo en el vientre antes de ser atropellada; luego en la sala de partos teniendo a su hijo prematuro; lo volvi6 a ver ya postrado en la cama del hospital convertido en un vegetal, lo divisé en su milagrosa recuperaci6n en Villavicencio; se vio acariciindolo a sus seis aflos, todavia ivo, en contra de todos los pronésticos, a sus doce cuando ya empezaba la pubertad y finalmente a sus veintiséis afios, metido en ese cuerpo de hombre alto y fornido que albergaba la mente de un nifio de diez. De ese tiinel del tiempo en el que ella queria perderse la sacé 1h voz insistente de la doctora de Medicina Legal: —2Cuintas personas ha podido identificar? —Al primero, a Fair Leonardo —Ie respondié—. Ese es mi hijo. . —2Me regala el ntimero de la cédula de su hijo? le pregunté la doctora de Medicina Legal. —Si, claro... La doctora digité la cédula de Fair Leonardo en el nuevo siste- ma de biisqueda de desaparecidos que estaba estrenando Medicina Legal. Al cabo de un segundo largo aparecié en pantalla el rostro de su Fair Leonardo —o lo que quedaba de é—. Casi no tenia quijada y su rostro estaba précticamente destrozado". —2Lo reconoce? —le pregunté la doctora. — Si —respondié Luz Marina casi sin aliento. —Me puede decir, gpor qué lo reconoce? 15 Segin el informe de Medicina Legal, Fait Leonardo recibié tece impactos de bala: uno le desbarat In mandibula y otto le destroaé el toto, . 385, antos —Porque mi hijo es un ser inconfundible —le respondié Luz, ‘Marina todavia con la mirada clavada en ese rostro descompuesto por las balas—. Usted me puede decir en queé sitio de Colombia se encuentra? —Su hijo se encuentra en Ocafa, en una fosa comin como, N.N.—le respondié—, junto con otros veintinueve muchachos mis quienes también podrian haber salido de Soacha, como Fair, —2Y cémo hago para recuperar los restos de mi hijo? —pre- gunt6 Luz Marina, aiin aténita de saber que a Fair Leonardo lo encontraran muerto en un pueblo situado a setecientos kilometros de Bogota, cercano a la frontera con Venezuela. —Pues lo primero que tiene que hacer es ayudarme a ubicar a otras madres de esta lista. Si usted me las trae y se logra la iden- tificacién de los cuerpos yo me encargo de hacer el puente entre Medicina Legal y la Fis Jas exhumaciones de los treinta muchachos. alia de Ocafia para que en un dia hagan Luz Marina salié de Medicina Legal hacia la una y media de la tarde pero no recuerda muy bien qué pasé de ahi en adelante. Deambul6 por las calles de Bogota y cuando se dio cuenta estaba entrando a su casa a las nueve de la noche. “Fair Leonardo est muerto”, fue lo tinico que pudo decirle a su familia, No pudo contarles nada mas por que no le salian las palabras. Durante las semanas siguientes fue varias veces a Medicina Legal con el propésito de averiguar mas sobre las circunstancias en que su hijo encontré la muerte y lo que fue descubriendo le removi6 todas las entrafias: a su hijo lo identificaron por cotejo de la huella dactilar el 28 de agosto de! 2008, pero de acuerdo con los informes que tenia Medicina Legal, habia sido asesinado siete meses antes —el 12 de enero de ese mismo afio—, es decir, cuatro dias después de que desaparecié. 2Si a Pair Leonardo lo mataron a los cuatro dias de desaparecido, por qué vino a saber de su muerte sicte meses después? ¢Cémo era posible que a Fait 356 ani para a tacha lo hubiesen enterrado como un N. N., si llevaba colgado en el cuello cl numero de su cédula, un carnet que explicaba su con- ‘dicién especial y en el que habia unos nimeros a donde llamar en caso de emergencia? ‘Todas esas preguntas empezaron a retumbar en su cabeza. Con el paso de los dias, Luz Marina veia con desespero cémo se posponia su viaje a Ocafia para recuperar el cuerpo de su hijo. el trabajo que le habia encomendado la doctora de Medicina Legal y contacté en el barrio a cuatro madres cuyos hijos habian desparecido casi que por la misma época de su hijo Fair Leonardo y las convencié de que Esperando que se agilizaran las cosas, hi fueran a Medicina Legal. El 23 de septiembre, un mes después de que Luz Marina identificara el cadaver de su hijo, Medicina Legal cité a las cua- tro madres de Soacha. Elkin Gustavo Verano y Joaquin Castro habian desparecido el 13 de enero —cuatro dias después de Fair Leonardo— y habian aparecido muertos dos dias después, acu- sados de ser guertilleros, en la Brigada XV de Ocafia, la misma en la que Fair Leonardo habia encontrado la muerte, Otros seis muchachos, Steven Valencia, Daniel Alexander Martinez, Diego Martin, Dubian Soto, Mario Alexander Arenas y Jaime Castillo, desaparecieron de Soacha el 6 de febreto del 2008 y, siguiendo el mismo modus operandi, fueron asesinados, dos dias después en Ocafia. Todos aparecian registrados como indocumentados, un patron que se repetia y que les permitia a los asesinos ocultar su. crimen porque dificultaba la identificaci6n de sus victimas. El dia que llegé con las dems madres de Soacha a la cita de Medicinal Legal se encontré con una marafia de petiodistas y camarégrafos haciendo guardia porque un jugador de fitbol se acababa de mori de un infarto. Los periodistas vieron al grupo de acongojadas madres con las fotos de sus hijos en la mano y los periodistas y se les acercaron a indagar por su historia, Cuando . 357 ella les contaron que eran unas madres de Soacha que acaban de encontrar muertos a sus hijos —desaparecidos ocho meses atris— en una fosa comtin en Ocaia, los periodistas decidieron entrevistarlas y con esa noticia abrieron la emisién del noticiero del medio dia. Las cuatro madres salieron a denunciar en los me- dios la muerte de sus hijos ¢ incluso, alguna de ellas, de manera apresurada, responsabiliz6 a las Fare de los sinatos, Luz Marina fue la tinica de ellas que decidié no salir en la televisién y no lo hizo porque no quisiera hacer la denuncia sino porque no tenia claro quiénes habjan asesinado a su hijo. Semanas después, cuando tuvo el dinero para ir a Ocafia a recoger el cuerpo de su hijo, el soldado que la atendié en la Bri- gada le dio una noticia que la desconcert6 aiin més: su hijo estaba resefiado como el jefe de una organizacién narcoterrorista y sepin el reporte del Bjército, se le habia dado de baja por atacar a una unidad militar con una mini Ingram que portaba en su mano derecha a la hora de su deceso. En ese instante Luz Marina Bernal supo que le estaban min- tiendo, Por supuesto nada encajaba: por el retraso mental que padecia su hijo era pricticamente imposible que él pudiera ser cl jefe de nada, mucho menos de una “organizacién guerrillera y narcoterrorista”. Por su condicién especial su hijo era incapaz de trasladarse a Ocafia por sus propios medios porque no tenia sentido de orientacién y mucho menos podia disparar un arma con la mano derecha, ya que la poca motricidad fina la tenia en la mano izquierda. Su hijo John Smith, que habia prestado servicio militar y sentia una gran admiracién por el Ejército colombiano, miré a su madre con los ojos desencajados: No puedo creet que ellos hayan asesinado a mi hermano —e dijo todavia perplejo como si todo lo que estaba sucediendo a su alrededor fuera inverosimil. 358 Pasir para la Tucha Después de pasar muchas aulagas econ6micas Luz Marina Bernal logré conseguir el dinero para enterrar a su hijo el 26 de septicmbre del 2008 en Bogota. El funeral fue cubierto por varios medios a los que Luz Marina enfrent6 con cierta desconfianza. No queria pelear, no tenia fuerzas. Sin embargo, el 8 de octubre, tras escuchar por la radio al pre- sidente Alvaro Uribe dando su versién sobre lo que habia sucedido ‘con los jévenes de Soacha asesinados, Luz Marina sintié que le subia por la garganta un fogonazo de indignacién tan poderoso que le quem6 el gaznate. Asombrada de que todavia pudiera tener sentimientos tan fuertes, escuché cémo el presidente las desmentia a ella y a las demas madres de los jévenes encontrados muertos en Ocafia y absolvia a los militares que podian estar involuctados en esos asesinatos. “El fiscal general de la nacién me ha informado que los jovenes desaparecidos en Soacha fueron dados de baja en comba- te”, aseverd con ese tono de capataz.con que Uribe pronuncia sus discursos, ante un nutrido grupo de empresatios y banqueros que asistian a la reunién anual de Asociacién Nacional de Instituciones Financicras (Anif) en Cartagena. “No fueron a coger café, iban con propésitos delincuenciales y no murieron un dia después de su désaparicién sino un mes més tarde”, sostuvo con una seguridad que a Luz Marina le hizo hervit la sangre. Sin embargo, la frase que en realidad le destapé su ita fue cuando lo oy6 decir que los jévenes de Soacha no habian sido “ajusticiados por el Ejército”. Esa frase recumbé una y otra vez en su cabeza vestida de canas, —Voy a demostrarle a este sefior quiénes somos nosotros —se dijo a si misma mientras una ligrima resbalaba por sus mejillas. Desde aquel dia Luz Marina dejé la tristeza a un lado y se dedic6 a reconstruir los tiltimos cuatro dias de vida de su hijo. Averigué que ese dia, después del almuerzo con su hermano, Fair : 359 Santos Leonardo se habia ido a una fonda paisa, un restaurante del barrio donde fue visto por ultima vez. Pudo establecer que ese restau- rante era el punto de reclutamiento de los muchachos y que uno de los reclutadores habia contactado a su hijo a sabiendas de que cera un joven discapacitado para ofrecerle un trabajo en el area de construcci6n. Alli, en esa casa, Fair Leonardo fue ocultado hasta que su contacto en la Brigada XV de Ocaiia lo lamé a peditle “la mercancia”. Esa noche del 8, a las 10:15, Fair Leonardo tom un bus en compaiiia de uno de los reclutadores que lo llevé a Aguachica, A su Ilegada en la madrugada del 9 fue entregado a un soldado adscrito a la Brigada XV que los estaba esperando en una moto. El uniformado lo monté en la parrilla, lo llevé hasta Ocaiia y lo dejé en una casa alquilada por los militares que utilizaban para esconder a los jévenes que llegaban con la falsa promesa de oportunidades laborales. En esa casa Fair Leonardo pas sus tltimas horas de vida. Como lo hicieron con los demés j6venes, a Fair Leonardo le qui- taron sus documentos y para mantenerlo controlado le echaron ala comida una sustancia para drogarlo. Hasta esa casa Ilegé el reclutador de Fair Leonardo a cobrar la plata por la “mercancia” que les habia entregado. “Por mi hijo los militares le pagaron alos reclutadores doscientos mil pesos”, me cuenta Luz Marina con ojos de tristeza. El 11 de enero a Fair Leonardo lo vieron salir en tuna moto conducida por un militar vestido de civil y a eso de las ‘once de la noche se toparon con un falso retén militar en el que habia seis soldados armados hasta los dientes. Les pidieron los documentos pero Fair Leonardo no los tenia. —Usted se va y usted se queda por indocumentado —le dijo uno de los soldados mirando a Fair Leonardo. ‘A Fair Leonardo lo matan @ las 2:30 de la madrugada del 12 de enero, en la vereda EI Tirol y en el reporte espuireo se di 360 Parie para la lucha que muri6 en combate en un enfrentamiento con seis militares. Segain el informe del Bjército que sustenté la operacién, la Brigada recibié una informacién proveniente de la red de cooperantes en la que se decia que cuatro sujetos portando armas que cobraban extorsiones en la vereda El Tabaco estaban por la vereda El Tirol. El comandante de la unidad dio la orden para que la tropa se desplazara al lugar sefialado, Los soldados divisaron a los cuatro delincuentes y los pararon para hacerles una requisa pero, segtin el informe, les abrieron fuego. Como resultado del enfrentamiento, sigue el informe, se dio de baja al jefe de la onganizacion, que resulté ser Fair Leonardo, el hijo discapacitado de Luz Marina. La justicia colombiana ha dicho que 4754 jévenes fueron asesinados por los militares de esa manera durante el gobierno del presidente Alvaro Uribe. Sin embargo, Omar Eduardo Rojas, un teniente coronel retirado de la Policia, afirma en un libro publicado ‘a comienzos del 2018 que los falsos positivos en Colombia podrian nis de 10 000. ‘MobUus OPERANDI Los medios colombianos bautizaron estos asesinatos de civiles a manos de militares como “falsos positivos” —el¢érmino correcto es el de ejecuciones extrajudiciales— un generoso eufemismo que sirvi6 para que los colombianos pensaran que los “falsos positi- vos” eran una especie de error mintisculo como el que se da en los eximenes de embarazo y se olvidaran de lo que en realidad eran: ‘una prictica macabra que se llev6 a cabo durante el gobierno de Uribe en cicrtas unidades militares en las que se asesinaron civiles ppara hacerlos aparecer como guertilleros muertos en combate con el propésito de que los militares pudieran acceder a beneficios que incluian desde medallas hasta salidas dominicales. : 361 Santos EI critetio con que eran escogidas las vietimas reflejaba el nivel de degradacién de la guerra: los seleccionados eran, en su mayoria, j6venes desempleados que se alimentaban del rebusque y que provenian de familias humildes de los barrios populares. Estos colombianos eran vistos por sus verdugos como desechables que podian ser objeto de limpieza social. Los jdvenes eran reclutados con falsas promesas de empleo y llevados a lugares remotos donde Jos despojaban de sus documentos antes de asesinarlos para luego hacerlos aparecer como guerrilleros muertos en combate. Con estas bajas reportadas, los militares podian acceder a una serie de premios debidamente establecidos mediante la politica del body counting Los falsos positivos se produjeron en 27 de los 32 depar- tamentos del pais y en mas de 180 unidades técticas adscritas a casi la totalidad de las brigadas que integraban las siete divisiones existentes en ese momento. Este sistema de premios perverso fue creado al amparo de la politica de seguridad democritica del gobierno de Alvaro Uribe, una estrategia disefiada por Marta Lucia Ramirez, su primera ministra de Defensa’ ! En el papel, que todo lo resiste, se decia que el objetivo final de la politica de seguridad democratica era asegurar el imperio de la ley en todo el tetritorio nacional, proteger a todos los colombia- ‘nos, estimular el pluralismo y fortalecer el Estado de derecho. Sin ‘embargo, en la prictica, la guerra contra las Fare se salié de madre. Una de esas primeras directivas ere6 un sistema de “condeco- raciones de servicios distinguidos” que incentivaba a los militares 4 que tuvieran mas bajas en sus operaciones militares. Esta fue firmada por el general Martin Orlando Carrefio, jefe del Bjército entre 2003 y 2004. Mis tarde, en noviembre del 2005, el entonces 16 | Ramirez ser la viceprsidente del nuevo gobierno de Ivin Duque, ganador d€ las leecones del 2018, eiunfo que signifies la vuelta del unibismo al poder leg? de ocho aos de oposicicn, 362 Parr para la lucha ministro de Defensa Camilo Ospina firmé otra directiva en la que tas6 los premios de acuerdo con el niimero de bajas. Si usted era comandante de division y queria ser merecedor a la medalla de orden publico, la codiciada gris, coma se le conoce a esta presea en el ambito castrense, tenfa que conseguir trescientas bajas; si era ‘comandante de brigada, con seis batallones de mas de mil hombres bajo su mando, la podia obtener con ciento cincuenta bajas y si era comandante de batallén con cincuenta. “Las bajas no es lo mis importante, es lo tinico” decia una de las tantas directivas que han sido denunciadas por Human Rights Watch. La manera de medir el éxito en la guerra contra las Pare se empez6 a calcular por el ntimero de bajas y el propio presidente Uribe se convirtié en el principal impulsor de esta politica. Cada semana se desplazaba a los diferentes batallones con el propésito de verificar personalmente el mimero de bajas reportadas en las operaciones militares. Yo tuve la oportunidad de asistir a uno de esos consejos de seguridad que Uribe hacia a puerta cerrada cada semana en las diversas unidades militares y lo vi preguntarle con la lista en mano a los oficiales por las bajas, como si estuviera indagando por los novillos de la finca. Los oficiales le respondian dandole el parte de guerra y solo le cambiaba el semblante cuando fa que el ntimero de muertos en combate cafa de un mes @ otto, Cuando no podia ir a las brigadas, el presidente llamaba a los comandantes a preguntarles por las operaciones militares y por el ntimero de bajas. No solo se volvié normal privilegiar las muertes cen combate sobre las capturas sino que se torné habitual que los ‘comandantes salieran a animar a la tropa por la radio empufiando la bandera del body counting. La llegada del general Mario Montoya a la jefatura del Ejército en febrero del 2006, un oficial muy cercano al presidente Uri- be, fortalecié atin mas la politica del conteo de bajas. Desde que era comandante de la Cuarta Brigada en Medellin (2001-2003), 363 Santos Montoya era conocido por la manera desabrochada de exigirles bajas a las tropas y cuando Alvaro Uribe lo nombré comandante del Bjército, en febrero del 2006, sus arengas a través de la radio Presionando a sus tropas a que privilegiaran el conteo de muertos en combate, se convirtieron en el motor de esta politica. Por lo menos una vez al dia el comandante salia por la radio a hablar con las diversas unidades y no perdia oportunidad de incentivar las bajas. Fl coronel Gonziilez del Rio, condenado por falsos po- sitivos, asegura que le escuchd al general Montoya pronunciar esta fr : “No quiero regueros de sangre, quiero rios de sangre. Quiero resultados”. En sus comunicaciones por la radio el general Montoya exal- taba.a las brigadas que mostraban esos “rios de sangre” y cuestio- naba duramente a las que tenian pobres resultados. Estos mensajes diarios fucron creando dentro del Fjército la nocién de que quien producia menos bajas era un oficial que eludia al enemigo y que estaba realizando mal su trabajo. “zAcaso usted le puso el freno de mano a su brigada, coronel?”, eran las preguntas que les hacia con frecuencia el general Montoya a los comandantes que repor- taban menos bajas. Cuando los comandantes respondian que no Jas reportaban porque en su regién no habia problemas de orden Publico, Montoya de inmediato les recordaba que la manera de ‘medir el éxito contra las Farc era mostrando bajas. En una ocasién el general Gonzalez, jefe del comando con- junto del Caribe cuando Montoya era el comandante del Bjército, les dijo en actitud exultante a sus hombres que “él queria era ver el estadio de fétbol Atanasio Girardot de Medellin, lleno a reventar de bajas”. Se volvié regular que los comandantes incentivaran a las tropas a que produjeran bajas a cambio de permisos, un premio que para los soldados, los cabos y los sargentos que llevaban meses de asedio guerrillero en Ia selva sin ver a sus familia, era su tiquete para salir del infierno, " Pare para la lucha “Al comparar a los comandantes por el nimero de bajas se ‘comenzé a incentivat la necesidad de producir bajas a como diera lugar”, me confesé un oficial retirado que recuetda ese momento del pais con gran pesadumbre. “Esa manera de incentivar las bajas se volvid perversa: en ese momento nos degradamos como ejército porque no estibamos ante un conflicto real sino que lo estabamos inventando”. : Niel presidente Uribe, ni el general Montoya ni los demas ‘comandantes partidarios del bad) counting dieron nunca la orden de matar a civiles para hacerlos aparecer como muertos en combate. Pero la forma en que incentivaron las bajas convirtiéndolas en la linica manera de medir la guerra contra las Farc terminé abriendo la puerta de los falsos positivos. Cuando Juan Manuel Santos llegé al Ministerio de Defensa, cn el 2006, ya la alta oficina de derechos humanos dela ONU en) sus informes del 2004 y del 2005 habia alertado al gobierno del_| presidente Uribe sobre el repentino aumento de las ¢jecuciones extrajudiciales en Colombia. Sin embargo estos informes fueron ignorados por Uribe, quien acababa de ser reelegido en primera | ‘vuelta por una mayoria abrumadora gracias a sus éxitos en la lucha _) contra las Farc. Juan Manuel Santos, consciente de que tenia que ir con cautela en.un tema tan delicado, opto inicialmente por negar en piblico las

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