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Adolfo Colombres La COLONIZACION CULTURAL de ila AMERICA INDIGENA Serie Antropoldgica EDICIONES DEL SOL - CEHASS 1987 TRRRAVVARIAAAA — GBBASRBBRRAE. TULO SEGUNDO mroceso de aculturacién Eltos utilizan nuestras palabras verdaderas porque de- sean engafiarnos, y es ast como dicen que el germen de la palabra - alma es el angel de la guarda. Plegaria Mby4-guarani Choque y contacto Se dice que una tribu_est aislada cuando no se ha produci- do contacto entre ella_y la sociedad nacional. Para delimitar mejor este estadio debemos abocarnos en primer término al concepto de contacto, diferenciéndolo del simple choque. El ~choque”és mas bien fisico. Contacto, un concepto de orden cultural. El choque por lo general es hostil, inspirado en una mistica dé radical rechazo a la cultura invasora, e incluso a su instrumental técnico. Se trata ante todo de un enemigo y, aun- que no se le declare la guerra a muerte, se desconfia de él y de le que se vale. El grupo | étnico, pese a los en- jantes. fates 12 nternalizacion oo ee asi la rélacion interétnica,” bajo la forma de un proceso de aculturacién en la mayoria dé los casos, 0 —como rara vez ocurre— de una aceleraciOn evolu- — tiva, a través de la incorporacién y adaptaci6n paulatina a su cultura de los nuevos valores. O sea, el choque es una situacién preaculturativa, marcada por esporadicos encuentros_fisicos que no suscitan en el grupo una seria necesidad.« de.acercamien- to, por lo que se puede decir que mantiene su plena indepen- dencia cultural. Y hablaremos ya de contacto cuando se esta- blecen lazos de dependencia con el invasor, y empieza a teor- ganizarsé_la vida social_sobre nuevas pautas, que.responden.a, una situacién interétnica. Este contacto, advierte Herskovits, Sule" producirse"a vetes S6lO en algunos estratos de las culturas, en juego, quedando otros provisionalmente reservados. Por cierto, es dificil que, ue, una vez producido, no evolucione hacia contacto, y en especial si el indigena se apo- “Gere de algunos instrumentos de la civilizacion. Es como la iglos, apro- of para Fortaleter- se, como” Ocurri6 con los indigenas del Oeste norteamiericano y el Sur argentino, que adoptaron el caballo y las armas de fue- go, 0 como con los cuivas de los llanos de Colombia, y los gua- yaki y mbyé-apyteré del Oriente paraguayo, mds radicales en su oposicién al blanco. Los avé-canoeiros o Indios Negros del Brasil resistieron més de treinta aflos el galanteo de los Srganos proteccionistas, sin dejarse “pacificar” ni salir de la mera situa- cin de choque. Mas ésta no es la regla. Por Jo.general, lain duccién de herramientas revoluciona la vida tribal, al facilitar “em forma insospechada el trabajo. Pensemos por ejemplo en in grupo que cortaba arboles con hachas de piedra a fines de pro- verse de madera para sus chozas. El uso de machetes o hachas de acero reduciré de pronto a dias lo que solfa llevar meses. El indigena dispondrd asi de un tiempo residual que empleard en ‘buend_parte.en_Ja.consecucién de nuevo material. por medios violentos, Es un primer paso hacia el contacto, pues esta caza de instrumental se ird haciendo cada vez més necesaria, afec- tando légicamente la autonomia cultural, Robaré, matars qui- zis a algunos blancos, pero serd a su vez victima de severas re- presalias; de expediciones punitivas que lo hardn cobrar con- ciencia de su debilidad bélica ante el invasor, y pronto buscar pactar con él, para conseguir por ese medio los utensilios codi- ciados, presintiendo que la guerra lo levard al exterminio. Se le suscita ademés una aguda curiosidad, un afin de conocimiento de ese mundo del blanco, que se le presenta como sumamente complejo y poseedor de llaves magicas, que los repetidos en- cuentros y sus derivaciones fueron agrandando hasta el punto de la obsesion. Tanto el choque como el contacto pueden ser directos, si, formman parte de la experiencia inmediata del grupo, o indirec- tos, si se trata de material y relatos que Megan a él através de otro grupo étnico vecino. Contacto intermitente y contacto permanente Establecido un acuerdo minimo.de. paz. con. Ja sociedad na- cional —que ésta suele denominar pacificacién-, queda cum- plida la primera etapa del proceso, y el grupo dejard la catego- tia de aislado para pasar a la de en contacto intermitente, esta- dio en el que conservard casi entteramente la autonomia cultu- ral, sus sistemas normativo y mitico, pese a las modificacionés que empiezan a gestarse, Tomard cierta participacién en la eco- noma nacional, pero todavia no en un grado que actie como factor disolvente. Los contactos con los miembros de la socie- dad nacional no son continuos, al menos para la mayor parte el grupo. Irdn hacia el blanco cada vez que necesiten mercade- rfas.o curarse de una enfermedad, y a veces vagarin meses en- teros por montes y selvas, Comoe a antigiia época, Pasarin al estadio de en contacto permanente al producirse una mayor incorporacion de su territorio a la economia nacional. La s iedad_dominante_avanzaré_sobré-éllos,colorizarido-sus tie ras, furdando villorrios en la vecindad de las aldeas y forzdn- os al sedentarismo. Se cristaliza también la incorporacién, ‘por fo general compuisiva, a la fuerza de trabajo, como mano de obra que se explotard sin miramientos. Es probable que la ~colonizacién de tierras se realice bajo la diteccién de los Srga= nos"“protectores”, que fijardn al grupo en una fraccién de su antiguo territorio, hasta que la presién expansiva de la civiliza- cién invada tales reductos, Estos Srganos, como avanzada de la sociedad nacional, suelen instalar desde el mismo momento de la pacificacién puestos permanentes, pard irlos adecuando a la triste realidad que sobrevendrd. En este tercer estadio el proce- so aculturativo se halla bastante adelantado, por lo que es pric- ticamente imposible el retorno a la antigua vida; estan ya pre- sos de las estructuras socioecondmicas del sistema que los in; ‘corpora. Asf van perdiendo Ta autonomia cultural. Su orden normativo se revela de pronto pobre para reglar todos los as- pectos de la existencia, que se ha complicado enormemente. Comenzardn a primar entonces nuevas valorativas, y el indio se vera con los ojos del blanco, se despreciard a si mismo, aplasta- do por el sentimiento de inferioridad que le inculca el proceso, Procurard asemejarse al blanco para disminuir el grado de coac- cién fisica y moral que origina Ia estigmatizaciOn. Asi lo in- trinseco cederd a lo extrinseco, el sentimiento real a la aparien- cia, al menos en la relaci6n interétnica, No por otra causa los bororo del Mato-Grosso levaban atin el estuche peniano tra cional, cuyas pinturas servian para ubicar socialmente al indi viduo, debajo del pantalon. La lengua y los restos desorganiza- da'vez ids escasa por las interferencias,,No falt ‘ma una postura despectiva ante algunas costumbres, cuya vali- ez se ird restringiendo a los mas ancianos. El poder shaménico pierde vigor ante el avance de la medicina moderna y la téc ca, También el que detentan los jefes o caciques, ante el con- tralor creciente de las autoridades nacionales y de los mismos colonos, que pugnan por imponer su cosmovisién, y, también por el surgimiento de falsos lideres que fundan su prestigio en el reconocimiento del blanco. Al perder la fuerza coactiva él Derecho deja de ser exigible, y al apelar al respeto de las tradi- ciones tribales por su valor in se se funde con la moral, pues en definitiva todo queda librado a la subjetividad, Sintetizando, se_ puede decir que en este estadio se acelera la desintegracion, y jet indigena, después de un largo conflicto, toma conciencia de, la condena que pesa sobre su cultura, l Movimientos reculturantes De esta conciencia apocaliptica suele brotar a veces un sen- timiento reculturante que cristaliza en un movimiento, Tal m argent puede wadueise on ua eben a traducirse en una rebel a, naturaleza revolucionar! io revolucionario sera.a.su vez. radical, plano" los elementos culturales del. dominador, 0 sincrético,. ‘cuando se incaute de alguno de ellos para incrementar su fuer” za, Ef planteamiento™ de éstas rebeliones es histérico_y real. Surgen de una voluntad colectiva, y aunque se llegue a invocar 4 los dioses tutelares antes de las batallas, no cuentan mucho Jos factores religiosos en el desarrollo del proceso. Asi, entre 1740 y 1783 Tapac Amaru conmovid al poder colonial en el ajo Peri, pero se habia nutrido demasiado de la cultura pe- ninsular como para combatirla a fondo. Su epopeya fue social, revolucionaria, un ataque frontal a la explotaciOn del indio més que a la misma presencia del europeo y su bagaje cultural, que aprovecharia en lo posible. Por su postulacién implicita de una tercera sociedad podriamos tipificarlo como reformista, aunque desde otra Gptica serfa un movimiento revolucionario de naturaleza sincrética. Las rebeliones posteriores tuvieron un cardcter parecido. Julién Tipac Catari se harfa proclamar “Vi- rey del Peri”. Pero es indudable que estos estallidos sirvieron para fortalecer la conciencia indigena, En la Bolivia republica- na se sucedieron las revueltas de Guaycho (1869); Jesus de Ma- chaca (1921), en que la prensa habl6 de un “‘comunismo incai- co”; Chayanta (1927), que se extendié hasta Chuquisaca y Co- chabamba; Otavi (1925) y Ayoma (1929). Pero en 1898, Pablo Zarate (Willka) habia propuesto en su levantamiento la guerra total contra el poder dominante para recuperar las tierras, con desconocimiento de las autoridades politicas del pais, y gobier- no indigena. Es en los movimientos revivalistas donde més elemento _cultural. El término_revivalismo nombr miento, el resurgimiento de algo, en este c cultural. Sera pacifico cuando se origina en una reval conceptual de la cultura aplastada, regreso_a las raices que se” Opera sin violencia fisica contra la. dominacién, y no depende para él logro de sus fines de una intervencién sobrenatural ni de_un apocalipsis, Es el caso paradigmético de la Négritude africana, y su corolario en las Antillas francesas, amado Anti- Nanité, Pero esto suele ocurrir en instancias ulteriores del pro- ceso aculturativo, como respuesta a la asimilacion y la discrimi- nacién racial © contramito del colonizado. Propios de los primeros estadios son los revitalismos milenaristas y mesidni- cos. Enel milenarismo se habla de una nueva era o milenio que sucederd al actual, donde todo ser recreado y se acabarin los males, No se salvan los hombres concretos —pues por lo comiin se anuncia la muerte de toda esa “humanidad”, restando s6lo ‘una pareja elegida para engendrar la nueva raza—, sino la esen- cia del grupo, su especificidad cultural. Se detallan con minu- ciosidad Jos signos que anunciarin 1a’ vecindad del milenio. Tanto para los incas como para los mayas y los aztecas, el mundo se renovaba por eras y lo poblaban humanidades dife- rentes, Estos, a su vez, influenciaron a otras tribus de los lla- nos, lo que explica la gran difusién de estas concepciones no inspiradas en el cristianismo. El milenarismo es puro o radical cuando postula un milenio en el que serin abolidos todos los elementos de la cultura invasora. Asi, a los pocos afios de la caida de los incas se expandié por los Andes un profundo re- vivalismo, que hablaba de la resurrecci6n de las huacas que ha- ‘pian destruido los espafioles. Segin cuenta el padre Crist6bal de Molina, hombres que decian estar posesionados por ellas exigian, en un estado de verdadero trance, el abandono de Dios y el cristianismo, del nombre de bautismo y la ropa euro- ‘pea. Sédlo los que se despojasen totalmente de las improntas de |i conquista y passsen por duros ejercictos de purificecién se- fan agraciados por las huacas y vivirfan en el nuevo milenio'. Tales movimientos preocuparon 2 las autoridades coloniales, quienes los reprimieron severamente, En el Chaco argentino podemos recordar el Movimiento de Napalpi, de 1924, que in- fluy6 a su vez en el de El Zapallar (1931-1934), Ambos pro- pugnaban un nuevo milenio donde se habrian recuperado ya Jos patrones tradicionales de vida. Cuando en el milenio postu- lado sobreviven elementos de la cultura invasora, estaremos an- te un milenarismo sincrético, como el de Pampa del Indio (1933-1934), El revivalismo mesidnico o salvacionista seria, para Maria I. Pereira de Queiroz, una rama de los movimientos milenaris- tas?, pero a mi juicio esté lo suficientemente diferenciado co- mo para merecer un trato auténomo. Se caracteriza por la me- diacién en el proceso de un mesfas o salvador, ya sea un hom- bre concreto que dice ser dios o estar investido de poderes di- vinos —lo que es menos comin—, o un dios que se anuncia, momentineamente representado por sus profetas. También pueden ser los antepasados los que anuncian su regreso, cuyo rol es activo en los llamados Cultos del Cargo. No sélo se salva- r4 ya la esencia cultural del grupo, sino también cada uno de sus miembros, aunque en forma colectiva, Crece en sociedades descontentas u oprimidas, apartadas por las circunstancias del eje de equilibrio tradicional. Propugna un paraiso a la vez sa- grado y terrenal, o la legada de un héroe civilizador (Wiraco- cha, Quetzalcéatl), aunque a veces ambas cosas, 0 sea, la llega- da de un héroe que habré de conducirlos hacia el paraiso, en 1) fr, Caatoou de Molina, tos y fbulor de los Inet, Buenon A tex, Editorial Futuro, 1967. ® {or Inean o 2) Gi Mata Perec de Qelros, Hitrla»etnologa de los mou ‘nlnton meianicon, Mexico, Salo Rt Eaten. S068, 66 igracion larga y penosa, Contra lo que se suele pensar, no ar amity a influencia dei Crtanismo para el surgimiento de los mismos, como lo prueba el hecho de que casi no se die- ron en pueblos que desconocfan el mito del héroe civilizador. La Tierra sin Mal de los guaranies, que acabaria con los desdi- chados ciclos histéricos de la raza, no estd inspirada tampoco en el paraiso cristiano, Los mitos del fin del mundo ya existian entre los guaranies y otras etnias. Entre los grupos indigenas, rara vez el mesias es un Cristo o un santo catélico, sino un ava- pajé 0 un fandeni, es decir, un shamédn o un jefe. Observa Al- fred Métraux que para los mesias guaranies el mito es como una obra de teatro que ellos ponen en escena. Rara vez la Bi- blia jugé este: papel. Los mesianismos que se pueden detectar en el campo de la etnologia son movimientos religiosos de reacci6n contra el avance y la tirania del blanco, incluso en los ‘casos de tribus sin contacto directo, como se alcanzé a estudiar en Oceania, En otros términos, es dado afirmar que el mesia- nismo utiliza la religiOn en su busqueda desesperada de soluci nes a problemas sociopoliticos y socioeconémicos. Cohesiona al grupo para enfrentarlo a la sociedad opresora. Al extenderse su influencia, las rivalidades intertribales tienden a desaparecer en un ascendente pantribalismo. Procuran asi revertir el proce- so aculturativo, afirmando el derecho del grupo a gobernarse segiin sus pautas. Pero cuanto més avanzado esté dicho proceso aculturativo, menor sera ya el rol a desempeftar por el factor religioso, y el mesianismo cederé el terreno a rebeliones arma- das de cardcter laico, En esta instancia el indigena ha sido inva- dido por un pesimismo que hunde sus raices en la relacién in- terétnica. Piensa que la aculturacién lo ensucid, y que ya no es digno de aspirar al paraiso, drama notorio entre los guayaki, como veremos, Sélo los que conservaron intactas sus tradicio- nes organizaron éxodos hacia la Tierra sin Mal. Tanto el milenarismo como el mesianismo suponen un alto grado de violencia, propia de todo parto histérico, que sera ‘cometida por el pueblo mesiénico en cumplimiento de un man- dato divino, o directamente por las fuerzas sobrenaturales, es pecie de viento, inundacién, fuego, terremoto o peste que arrasard el mundo, 0 s6lo el mundo de los invasores. Mientras al revivalismo pacifico. requiere.para su surgimiento dos socie- ades de“naturaleza y_organizacién diferentes unificadas por ‘una relacion de dominio (factor exdgeno), el milenarismo y él iiesianismo han podido darse también, aunque en minima es- 67 cala, ante-la-intervencién_de fi endégenos (enfermeda- = des, sequias, hambre, etc.). an ee eternal Un movimiento mesidnico sera puro cuando sus elementos Goctrinarios respondan totalmente a la tradicién y los mitos del grupo, y el paraiso propugnado o el héroe civilizador no acusen influencia alguna de la cultura occidental. Asi, entre los guaranies que escaparon a la vara de los jesuitas, como los mbya, hallaremos formas de mesianismo de radical rechazo al blanco, donde se patentiza el dolor de ver sus tierras invadidas y a muchos de sus hermanos ganados por el conquistador, y convertidos de este modo en animales, segin su concepcién. Los que habian padecido o padecian el poder de la Compa- fifa de Jesis, recurrian ya a formas sincréticas, que evidencian una toma de conciencia de la imposibilidad de volver a la anti- gua vida tribal. Asi en 1556 los guaranies se vieron conmovi- dos por un mesianismo formado alrededor de un nifio que de- cia ser hijo de Dios. La histeria colectiva los llevé a sublevarse, Abandonaron o destruyeron sus bienes, entregindose al frene- si de los cantos y los bales. Los movimientos mesiénicos sis exéticos sern a su vez reformistas, si sélo procuran recuperar el eje de equilibrio perturbado por un mal (Factores endogenos © exdgenos), y revolucionarios, cuando tiendan a sustituir un eje de equilibrio que ya estiman inconducente, por otro inspi- rado en una perspectiva menos mitica y més histérica, La etnia guarani es quizds la de mayor tradicién mesianica en América. Los movimientos comenzaron en 1556, con el ca- 80 citado, En 1557, los indigenas del cio Jejui profanaron el bautismo que habjan recibido de los misioneros. En 1578 sur- gen otros movimientos mesiénicos en Jejui e Ypané, y un afio después se da la gran rebeldia del cacique Oberd, quien prome- tea los suyos una intervencion sobrenatural en Ia lucha, La fe- licidad solo regresaria con la expulsién de los espafioles, Entre 1635 y 1637 se da el movimiento liderado por el cacique Ya- Buacaporo, sincrético en sus elementos, Predicaba la destruc- Gin de los jesuitas, y se “bautizaba” a la gente para quitarle el bautismo. Luego hubo otros de menor intensidad, y termi. naron por perderse en el Paraguay, aunque siguen latente entre los cuatro grupos orientales que resistieron e] proceso acultura- tivo la ereencia en la Tierra sin Mal. Entre 1850 y 1900 apare- cieron movimientos de esta naturaleza en la region del rio Ne- 8ro, al Sudeste del Brasil, con numerosos profetas que proclas maban el regreso de Cristo, Incitaban a bailar en tomo a la 68 ‘cruz; se decfan padres de los misioneros y capaces de sanar a la gente soplando o frotando su cuerpo. Revelaban la influencia guarani, por ser grupos emparentados a este tronco, pero su sineretismo era mayor. Entre los tukiina hubo también movi- mientos mesiénicos, que hablaban de un paraiso terrenal y de la destruceién del blanco. Se dieron asimismo en el Chaco ar- gentino en la primera mitad de este siglo, con un cardcter riiar- cadamente sincrético. En 2 América del Norte encontramos movimientos semejantes entre los sioux, en lo que se llamo Ghost Dance Religion (Religién de la Danza del Espectro), que habremos de ver més adelante. El trance de los fieles to- maba en ella la forma de una danza religiosa. Resumizemos ahora en un cuadro los movimientos recultu- ‘antes analizados: Radical Revoluconaia eben Armada Serena Reforma Mowmentos Reeulrantes Pacifico Paro Revivazme 4 Milenarita ) Siceeio Lmme {7 pe Revolconario Integracién y asimilacién Se puede sostener que por lo general los grupos étnicos no se entregan 2 una muerte cultural sin antes debatirse en doloro- sas agonfas, en las que tientan la recuperacién desesperada de su universo mitico, Se ven desgarrados asi entre dos cultura entre su triste realidad y el recuerdo de una edad feliz. La i tensidad de la deculturacién dependerd en gran parte del nivel evolutivo alcanzado por el grupo. Los pueblos agricolas, al fi- jarse a la tierra, desarrollan estructuras socioeconémicas y cul- turales més complejas, capaces de soportar luego, sin desnatu- ralizarse en lo esencial, el embate aculturativo de una macroet- nia, Tal el caso de las poblaciones andinas. ‘Ocurre a veces en pueblos que se hallan recién en las prime- ras fases del contacto, y estin en consecuencia lejos de perder su autonomia cultural, que elementos de la cuftura dominante se infiltran en sus mitos, apareciendo como si Siempre hubiera sido asf, sin que se perciba su cardcter fordneo. La compleja mitogonia de los uros bolivianos, refiriéndose a las auroras que precedieron a nuestra era, dice que el sol salié cuando canté el gallo, animal desconocido en la América precolombina. Entre los chiriguano-chané del Norte argentino, los ancianos que ain recuerdan las narraciones tradicionales acostumbran intercalar en ellas personajes y acciones de indudable origen biblico, Pero nada més extrafio que el caso del general Belaieff, un ruso que entré tanto en el corazén de los mak’a del Chaco paraguayo que con el nombre de Tata-Havatu fue instalado en la cispide del cielo de esta etnia desdichada, desde donde se comunica con los chamanes y caciques de la tribu mediante un aparato telefénico espiritual, Al ingresar el grupo en el estadio de en contacto permanen- te, se inicia una carrera hacia el siguiente estadio, que es ya la ‘integracion. La interaccién es aqui intensiva, agudizindose el mestizaje cultural y étnico. Han reconocido la superioridad, al menos técnica, de la civilizaci6n, y no estén en condiciones de prescindir de ella, Abandonan los aspectos de su cultura que ‘no condicen con el modelo impuesto, adaptan a él sus tradicio- nes, ¢ incorporan elementos del invasor. El esfuerzo que se les reclama es desgastador, y no verén mas que desesperanza, Los mecanismos de dominacién Jes han inculcado el desprecio al pasado, haciéndolos avergonzarse de su condicién y recalcin- doles a Ja vex que pese a poder comportarse en muchos senti- dos como un blanco no son blancos, y.su destino, no otro que la servidumbre y el sometimiento. Vivirén ain en aldeas, ata- dos por los iltimos lazos de solidaridad, pero las deserciones comienzan a sucederse. Huyendo de la miseria Uegarin a los la- tifundios y campamentos mineros, a los ingenios azucareros y otros centros fabriles, a las villas de emergencia que rodean las capitales multitudinarias, donde podrén acortar la distancia aque los separa de la sociedad nacional, cuya mentalidad es alli diferente a la de las éreas de friccién. El proceso aculturativo termina en Ia integracién, pero debe ser coronado por la asimilacién, que es la supresion de toda di- ferencia en el trato social por parte de las capas mas bajas de la sociedad dominante; la admisiOn plena o serniplena del indige- na en el seno de la misma, sin mayor discriminacion salarial y escolar, y extensidn del derecho a usar de los servicios piblicos y el amparo que brinda el Estado en caso de ataques a las per- sonas y los bienes. Asi, por mimetismo al medio, se va proleta- rizando. Como podemos notar, la asimilacién es més una ‘‘con- quista” individual que social, algo que buscaré cada indigena por sus propios medios, casi siempre destribalizéndose, Oculta- réenel fondo de si los restos dispersos de su cultura, recubrién- dolos con un bamiz occidental. Como sefiala Herskovits, no se da nunca un entendimiento profundo, critico, de la cultura a Ja que se asimila, sino superficial, limitado a gestos insignifican- tes, por lo que ese hombre no sentird ya en su plenitud ningu- tno de los dos polos del contacto. Mientras se va confundiendo en el conglomerado nacional, el indigena mostrard siempre, por mas que trate de evitarlo, aspectos valiosos de su cultura, que se difundirin entre otros sectores populares. En un princi- pio éstos sern conscientes de su procedencia, pero luego la irin olvidando, sumergiendo ese bagaje al inconsciente colecti- vo. Asi, seguirin usando términos indigenas y practicando al- ‘gunas de sus costumbres, con las légicas transformaciones del ‘caso, pero desconociendo por lo general su origen. Es lo que se dio en lamar restcultura, o cultura residual. Cuando hay plena conciencia de la fuente —que puede estar proxima o distante— ros hallaremos ante una neoculrura, En la neocultura la memo- ria étnica se ha desvanecido en gran parte o totalmente, pero el hombre apela a los vestigios, y en base a ellos la reinventa, Son formas culturales nuevas, diferenciadas de la matriz, pero que se presentan ante ella como herederas legitimas, Pueden surgir de un movimiento intelectual orientado hacia la creaci6n esté- tica, 0 de la misma vida social de un pueblo identificado racial y culturalmente con la que llamamos sociedad matriz (ubicada en otro espacio y otro tiempo), que se hallare inmerso en una situacién conflictiva con otra sociedad que procura aplastarlo, ‘Vemos jugar esto claramente en el caso de las poblaciones ne- gras de América, herederas de muchas culturas de la costa oc- cidental de Africa, traidas por los esclavos. Podemos hablar también de neoculturas en el caso de los denominados campe- sinos de cultura indigena, que revelan un alto grado de mesti- zaje cultural y racial. Aculturacion y lenguaje Pasemos a considerar ahora los problemas del lenguaje, ‘Aunque nucleados en troncos lingiisticos comunes, cada uno de los cientos de grupos étnicos que pueblan América posee su propia lengua, o la poseyé en el momento del contacto, que ‘marca su maxima pureza, y también el grado cero de su des- composicién, Al desatarse el proceso aculturativo, el dinamis- mo creador propio de toda lengua es coartado por la necesidad defensiva que se suscita en el indigena, que diariamente debe- 4 dar cabida a vocablos del idioma opresor. Asi, en breve, sen- tird la presion deformante de una morfologia y una fonologia nuevas, y no tardardn en alterarse sus estructuras gramaticales ante el impacto de la sintaxis de la lengua invasore. Los admiten a fines de poder expresar las complejas situaciones que se van creando, y también como consecuencia de la misma relacion colonial de dominio, que al convertir las culturas en subcultu- ras les infunde un sentimiento de inferioridad, que cifrarn en su imposibilidad de hablar como el blanco. Varias veces los antropélogos e indigenistas discutieron so- bre Ta conveniencia de preservar o no las lenguas colonizadz, ‘mbuidos de principios “cientificos” y universalistas, adalides _&e Ta unidud cute, oatentan Sie eae ims no haria més que tarda h tanandiada=poraisnee oe ticas le ¢60s pueblos. Hablaban también de la dificultad de traducir alos diversos “dialectos” los textos pri- It mntal. Por ende, era necesario im- ponerles el aprendizaje del idioma colonial y reprimir el uso de Ja Tengua~nativa,de-modo—que-tf pari do, Otros, ‘mejor intencionados, Uegaban al mismo resultado por 0 vias, Mantener ambos idiomas, decian, es apuntalar Ia estructu- ‘Ta_dual_de-dominacion, jonda distancia social entre ~ ambos-grupos. Por un lado el blanco con el idioma colonial porel otro una mayoria oprimida que solo habla la lengua nativa, “Sendo escasos_los_intermediarios, los bilingies. Esta radical incomunicacién impide a los miembros més progresistas de la sociedad dominante egar al indigena e interiorizarse de sus problemas reales. A los partidarios de un bilingilismo generali- zado se les opondré el argumento de que lo nico que se logra- 14 con eso es que el nativo no hable bien ninguno de los dos idiomas, lo que seré igualmente motivo de discriminacién. Esto es en gran parte cierto, pero corregible con la elevacién del ni- vel educativo del pueblo, tarea en la que el dominador no pone por cierto mucho interés, Dejemos a un lado las especulaciones. La experiencia hist tica_de América nos muestra que el monolingilismo Va Si “aeorralado, circunscripto a Tas regiones més apartadas. La ma- Yoria aprende a expresarse en castellano, portugués, inglés, Se trata'de un proceso irreversible qué no habremos de lamentar, pero que obliga a tomar algunas probable que estemos ante wu en el cual | anal p bl mera etapa en Ia extin inunda él léxic “nativas. Penetracin del espafiol es penetracion de la cultura al. Es, en el mejor de los sentidos, mestizaje cultural y, de“nuevo, desindianizacion”?. O sea, no se puede ignorar el h BHO de que detras de cada Tenguaje hay una cultura, con la que se cOmpenetra, y que las transformaciones en el area linguistica~ r lo general la pauta de cémo se cumple el proceso acul- . De ahi que los bi "sean por lo comin bicultura” les, permeables a la colonizacién deformante, mientras-los. mo- nolingties-defienden-su_cultura_y_su-organizaciOn social, Como ‘esultado, suele producirse una distancia entre ambos grupos, aunque normalmente menor a la que media entre los bilingiies y la sociedad dominante, Un estudio realizado en el pueblo mexicano de Xalacapin revela que los bilingties tienen mas ti rras que los monolingiies, y que éstos suelen ser peones de los primeros. No obstante, subsisten entre ellos firmes lazos cultu- 3) Angel Rosenblat, La poblacidn indigena y el mestisaje en América, Buenos Aires, Nova, 1954. tales y se complementan de algtin modo —pese a los periddicos estallidos de violencia y las luchas de facciones—, pues se con- fia a los monolingiies la conservacién de las tradiciones tribales (misica y danza, ritos, oraciones, artesanias, etc.). Los bilin- gles no ocultan su ansiedad por participar en el mundo del ‘mestizo, mientras los monolingiies se resisten a aprender caste- llano, tomando como algo de estricta responsabilidad personal la preservacion del nucleo de identidad cultural‘. En la Sierra Norte de Oaxaca se ha comprobado que la superioridad basica del castellano, por sus mayores recursos intelectuales, hace que se lo mire con desconfianza, y hasta con desprecio, por parte de los monolingties. Se espera siempre algin davio de ese abuso de palabras, una mala jugada. Desde el punto de vista de los pueblos dominados podemos decir quereade vociednt se TorTdeerrur lengusje;y-que'sudere~ choral mismo €s inalienable, mas alld dé os inconvenientes qué ~genera la practica, los que deben dar hi i nunca a x tad dé decidir, y ni =a eee” ‘qué compromete tan profundamente el destino de’ ‘Thecho de que esto ocurriera es una prueba més Teierto-que"la-soviedad-macional no se limit6-a polemizar al res- 10 que’ prohibi6 el uso de esas lenguas en las escuelas~” diciales, bajo pena de severos castigos corporales y morales en Spree, caso, y de nulidad en el se is ge cae ee lugar tuna Real Cédula de 1770, mandaba intensficar ia enseflanza del castellano, de modo que “se extingan los diferentes idio- mas de que se usa... y s6lo se hable el castellano”, revocando la politica sentada por el Tercer Concilio de Lima, en 1583, Compulsiones y problemas semejantes explican por qué mu. chos padres tratan de evitar que sus hijos hablen la lengua tri- bal, como-ocurre entre los chiriguano-chanés del Norte argenti- no. El habla en el sentido que Saussure da al término— de los 4) Cfr, Enrique T 4n_Zacapoaxtl hora. es Trueba, “Organizactin de facclones indigenas América’ Indigena, N° XXXII — 4, México, grupos étnicos es el reflejo-de-un-estilo-de vida; ain mis, es el_, “a unas cuantas palabras aisladas que alcanzaron a ser transferi- das al campesinado mestizo de la regién. Pero las culturas més evolucionadas supieron defenderse en y a través del lenguaje, ~como~en los Andes. Idiomas de tal magnitud, que soportaron’ més de cuatro sigloé la colonizacién, se han ganado un pleno ‘derecho’ ta subsistencia, més alld de cualquier teorizacién po- sible. Como americanos debemos combatir todo programa 6 “maquinaci6n, tendiente_a suprimir las lenguas indigenas, por ims que se trate de culturas poco desarrolladas, Por lo contra-” “TiO; es preciso Tomentar su estudio, ya que detrds de cada pala- bravhay un sentido, un poco de alma. La mayor parte de los ~Vocablos que diariamente invaden a la cauta Real Academia, y que dan color y particularidad al habla de los diversos rincones del continente, son de origen indigena, Una cultura nueva pue- de crecer sobre el horizonte linguistico de otra, usufructuando su léxico, pero si no tiene un habla propia, una riqueza diferen- cial, no seré nueva cultura, sino, a lo sumo, una mera variante de otra. O sea, toda cultura comienza y termina en el habla: en Ja forma especial de armar las frases (sintaxis); de prevalerse de cierto tipo de palabras, descartando otras; de crear nuevos tér- minos (neologismos), explorando el mar de posibilidades de la lengua madre, y modificando o destruyendo sus leyes gramati- cales, conforme a las exigencias de la vida, Esta relacion entre la lengua y la sociedad que la utiliza delineard la especificidad de la misma, proporcionando las bases de una sociologia del lenguaje. Olivier Loras sefialaba que el lenguaje, como fenéme- no de lo viviente, se hace y deviene, y que hay que descongelar las palabras. Con todo esto quiero decir que no hay cultura sin lengua ni habia, y qu 7 los grupos étnicos america- nos-de-lasuya"las-sociedades nacionales’estarn-mutilando “propio proyecto, prescindiendo de su fuente més rica, ‘Aunque ya en el estadio dé en contacto permanerite tales Jenguas van experimentando variaciones un tanto pronuncia- das, ante Ia tendencia hacia el bilingiismo que se suscita, es en el de la integracién donde suelen ocurrir los cataclismos. Del monolingitismo indigena se ha pasado.a.un-bilingiismo imper- fecto. Luego, a medida que perfeccionan el.uso de la lengua colonial, van perdiendo la propia, ante las presiones sociales y la_ausencia de programas educativos q tengan. Podrén entenderla, pero hablarla les resultard cada vez mas penoso. El indigena asimilado se mostrard ya incapaz de entender un discurso en su lengua madre, de la que no recordard mas “Palabras Muchas veces simulara un desconocimiento de I ‘ma mayor que el-real, pues teme ser considerado nuevamente, “un “salvaje”, Y es probable que se avergiience también de ella, pesé a la emocién que lé causa su sonido, > tiempo antiguo”ha sido estigmatizado por la sociedad dominante, que ha condicionado su aceptacién al olvido de su cultura original: Es-comio si un convenio tacito dijera: “Esta bien, te considera~ mos como uno de los nuestros, quitndote la carga de tu pasa- do; pero trata ti también de actuar como los nuestros, sin con- cesiones atavicas, Olvida y olvidaremos”. Tal es el proceso nor- mal, comtin a los pueblos menos evolucionados, como los né- mades selvicolas. En los pueblos sedentarios y agricolas el pro- ceso es mds accidentado, aunque a la larga sus items serdn los mismos. Por cierto que se dan lingiifsticamente situaciones muy par- ticulares, como el caso del guaranf genérico, plasmado en las reducciones y pueblos jesuiticos, hoy inseparable del ser social paraguayo. O sea que se trata de una lengua aborigen que se expandié sobre otros grupos étnicos, ¢ incluso sobre Ia socie- dad nacional, que subsiste sin empobrecerse cuando ya los gru- pos que lo crearon estén en trance de desaparicién. Un ejemplo diametcalmente opuesto es el de los collas del Noroeste argen- tino, que resultaron de la fusién de las naciones apatama, oma- guaca y diaguita-calchaqui, con pronunciade impronta incaica. El quechua que hablaban, vivo ain en la frontera con Bolivia, se perdié hace mucho en esta drea, pese a que lograron mante. ner su sustancia cultural a través de varios siglos de continua interacci6n étnica, y no hace mucho comenzaron a ceder. Es también curioso el caso de los uros del Titicaca y el Poop6, que no obstante su pertinaz aislamiento —dicen no ser hom. bres, sino uros— han perdido su lengua, el puquina, quizis co- mo resultado de la violencia cultural que ejercieron sobre ellos Jos aymaras, en la convivencia a que los forzaron los espafioles. En efecto: en 1971 s6lo quedaban 12 hombres capaces de ha. blarla. Por Jo contrario, los chipaya del Departamento de Oru. 0, que para Métraux formarian una misma familia con los uros, mas incorporados que éstos a la vida y economia del pals, conservan su lengua, tal vez una de las més primitivas de América, emparentada al parecer con el maya, segiin recientes estudios estructuralistas’, Sus mitos refieren que antes de los “Tres Juicios” Ja tierra entera hablaba su lengua. El indigenismo, pocas veces libre de prejuicios occidentales, proponiéndose como meta la aculturaci6n, propende por diver- sas vias, conscientemente 0 no, a la destruccién de las lenguas indigenas, con lo que su tarea quedaré facilitada, Incluso en los. programas de educaci6n bilingtie el fin querido-no.es.la defen- sa de la lengua materna como substracto necesario de un u verso-cultural, sino un mayor éxito en la imposicién de la cul=” ture dominant ‘a en los primeros afios unvacercamie “To monolingue ai nifio indio en su Iengua, pero luego, tras-un breve bilingitismo de transito, la educacidn se imparte ya ene!” ‘idioma nacional. Asi, la lengua matema quedard pronto relega-_ _da, pues al jugar como factor aglutinante resulta contraprodu- Ente al fin integracionista perseguido, y hasta peligrosa, Esim» portante para el colonizador que cuando el indigena compren- da Ta trampa sea ya tarde’ para volver atras, que a sus espaldas “30lo“queden-ruinas. Por eso escasean a nivel oficial los progra=7 mas educativos dirigidos a consolidar y-enriquecer una lengua” aborigen, Tomentando_el_uso_de_la_escritura en ella:_esto.es. ‘contradécit los mecanismos de colonizacion, devolver al grupo Oprimido su derecho de ser. Si hay que enseniar'a un nino indi gena en su lengua para que entienda mejor el “‘tiensaje”” de la cUra~dominante, se lo suele asumir_como Un “val necesa. io”, algo que da trabajo pero también resultados tid matar en él la semilla de su cultura, _. ‘Ung_lengua_puede ser considerada a tres niveles: auditivo, id cuand: do se la lee. Los gripos “critura alfabética, por lo que el cuadro preaculturativo, toma- do al tiempo actual, seria el siguiente: Entiende Habla Lee Lengua indigena + + Lengua nacional - - - izaci6n_bilingtie comienza ensefiando bir en su lengua, que es sin.duda un pa 5) Ofr, Donald D. Olson, “Mayan affinities with chipaya of Bolivia", Ef Gl Intemational Journal of American Linguisties, Vol. XXX, oct, 1964, sv positivo en su evolucién cultural, al permitirle afirmar su universo, facilitando su supervivenci d esto no es mas qué Un medio, Pronto empezardn las clases dé ~“*castellanizacin” (6 su eqivalente, si es otro el idioma col nial), y-elindigena podra-yarentender el castellano, luego ha- ‘blarlo, y-finalmente leerlo y escribirlo. Podremos referimos en: tones a un bilingilismo perfecto, pc mre, y que representaremos asi Entiende Habla Lee ind + + + Lengiia indigena + cf 4 Lengua nacional sro esta etapa es transitoria, por la deculturacién que su- fet el mismo ae 0 aculturativo, Pronto dejarin de hablar Ja lengua indigena, y por Jo tanto, de escribirla. Luego_ya no enténderdn discurso alguno en la misma, y menos-podrin lei . La-asimilacin nos deparard entonces linguist Lengua indigena Lengua nacional Fue Ia Iglesia la primera en combatit, ya en lejanas épocas, elagrafismo indigenas, a fin de imponerles mejor s x la deculturacion, temerosa “de las formas religiosas y morales propias de esos pueblos. Result ser uno de los més eficaces métodos-acuiturativos. Junto con el cristianismo, entraban en la vida del indio las pautas occidenta- les, pues los misioneros se cuidaron de no separar ambas cosas. Hoy en dia opera el Instituto Lingilistico de Verano, la institu, cid religiosa més destacada en la lucha contra el agrafismo, ue ha impuesto Ia Biblia (y la cultura europea) a mas de cua, trocientos grupos étnicos americanos, como veremos luego, O sea, ni el Estado ni Jas misiones adoptan ante el indigena una Tactitud de ‘espeto,..base_primaria_de todo pluralismio. El len suaje dominante se ha cargado de un fuerte valor so “a Sef aceptado-como-supetior por ambo: ci6n interétnica, por mas que intrinsecamente ‘ables, en cuanto a potencialidad expresiva, 8 Sobre la alfabetizacion y la escritura Es comin la suposicién de que alfabetizar a un pueblo indi-_ ena es hi jen inapreciable que invalida toda critica, encia que se funda en_el desprecio de las culturds dgrafas,, istentadas en. ci 1. Rousseau afirmaba que el len Suaje oral es superior al escrito. Los campesinos suelen hablar mejor-que:la-gente“de- la citidad, pues sus palabras estin mas cargadas de significado. Para Guy de Bosschere, la tradicién oral “es el museo vibrante y sonoro (y sin duda ‘imaginario’ de la permanencia del ser. Su forma y su contenido son la poe- sia misma”*. Lévi-Strauss, Por otra parte, sefiala que la escritu- a, desde sus origenes en Egipto y China, jugé un rol importan- te entre las armas del opresor. Pareciera que més que iluminar los hombres favoreci6 su esclavitud, por el amplio poder que orga a sus cultores. A cudntos grupos étiicos se desposeyd en América a través de la escritura! Hubo un caso entre los xa. ~~ vanites del Brasil en que se decrete la caducidad de los déréctios~ sobre una tierra que ocupaban por el vencimiento de un térmi. 1o para peticionar, plazo que todos desconocian, pero que se consider valido por haber sido publicado en algunos diarios ~—_Sipitalinos. La Tey-escrita se presume_conocida, y nada excuse su ignorancia. “Cada Vez ie se habla de escritura se piensa en la alfabética, como si fuera la tnica escritura, por ser la tinica de Occidente. Para Morgan, el alfabeto era la puerta de salida de la barbarie superior y la de ingreso a la civilizacién. Con este ctitetio, no solo los aztecas y los mayas, sino también los egipcios y los chinos eran bérbaros. Ena América-precolombina existieron distintas escrituras, y algunas legan hasta épocas muy recien- tesy incluso actuales. Desde formas previas comié litoglifos~p. {roglifes y pictogratias, y sistemas paralelos nemotécnicos, has- ta complejas_y_auténticas estructuras_ideograficas y jeroglifi, as, aunque atin.no alcanzan a componer sistemas silébicos o alfabéticas”. Los esquimales grababan signos sobre hueso-o”” marfil de morsa. En América del Norte predominaron las pic- tografias. Ahf estén los calendarios de invierno de la Confede- 8) Guy de Bosschere, De la tradicién oral @ la literatura, Buenos Ale Fes, Rodolfo Alonso Heiter, 1973, 1D Gfr. Cantos Letiner, ‘Las eserituras americans clones y problemas etnoseiniologicos de tinny Situarig indlgenista del tnstituto indigenista Interumericano, Me- racién Dakota efectuados sobre pieles. Los mayas estamparon sus ideogramas en piedras, y también en “libros”, manuscritos doblados en acordeén. Los glifos representarian sonidos, qui- zas silabas enteras, hasta un numero de trescientos o cuatro- cientos, exuberancia que nos dice que su sistema no era de ti- po alfabético ni silébico, pero si expresivo, con lo que cumplia su finalidad. Los aztecas usaron una escritura jeroglifica. Los textos de sus c6dices se iluminaban con colores que tenian a su vez un significado preciso. En ellos se registraban incluso cAlculos y anotaciones calendéricas. Y ahi, finalmente, esté el complicado sistema incaico del quipu, también usado por los indigenas de la Columbia Britdnica, los toltecas de México, los caribes venezolanos, y hasta por los guaranies y araucanos, y las tabletas de madera de la isla de Pascua. Todo esto se perde- ra en los primeros embates de la conquista, por ordenes de obispos que veian al diablo en todo signo grafico no occiden- tal. Ahora los artificios del olvido hacen creer al indigenista que por primera vez en la historia, y gracias a su gesti6n, estos pueblos disponen de una escritura, La cuestién no es alfabeti- zar por alfabetizar, sino saber de antemano para qué habrd de ser usada esa escritura, cual serd la carga del vehiculo. Si eS pas ra aculturar, para destruir al grupo étnico en cuanto.tal, sus pa- trones culturales de identidad, mejor serd que esos educadores regresen a sus-hogares;y-que-el indigena'se-quede con-su-tradi 93 tora, por la fricci6n propia de los sistemas interétnicos, ante la expansiOn ereciente de la sociedad nacional. Y serin verticales cuando interviene una voluntad especifica del colonizador. Es- tos, a Su vez, pueden ser dirigidos 0 inducidos, y forzados. Aculturacién-forzada-es la que se lleva @ cabo en forma com” pulsiva, encerrando a los indigenas en reservas y reducciones de las que no se les permitird salir, y sometiéndolos.a un inten- so bombardeo cultural. La aculeuracion sera dirigida o inducida” suplantanido"Ta violencia _p cia”, y_onientandolo em un plan falsamente evolutivo, pues solo atenderd las necesida® des del grupo dominante, y significard la muerte de Ja cultura dominada, Actian convenciendo, por inducciéa,més.que-por imposici6n, aunque no siempre ¢3 fécil deslindar ambos con- ceptos, anté la ausencia de una real opci digenas, Esta intervencidn tiende a crear les de interaccién étnica, un falso paraiso donde el indio conta- ricon un relative buen trato-y-algunos-servicios “desinteresa- dos”, que lo levardn.por_un.camino sin_regreso,a través de una explotacién_ econémica de tipo patemnalista. Las nuevas necesi- dades que van abriendo un surco en el espiritu dél grupo lo dis- tancian de sus valores tradicionales, y pronto no tendré mas re- curso que aceptar el triste papel que le asigna la sociedad na- cional. ‘Tanto_la_aculturacién.forzada_cor clasificadas en laica y religiosa. La la privada, segin séa°eI E vengan, La aculturacién ser religiosa cuando se deja Ja con: “duccién-del” proceso ent manos de congregaciones religiosas, que perseguiran’la”conversion del indigena —con todo lo aie ello implica—, y a veces también una finalidad econémica, co- ‘mo la apropiacién de todo o parte del territorio tribal y la ex- plotacién de una mano de obra barata. Esta actividad acultu- Tante puede desarrollarse en misiones o en parroquias, El cuadro de las alternativas de todo sistema interétnico se- ria entonces el siguiente n que la socieda a algunos dé Dialogea > Autodesarooevoltivo Expontises Hoszonta ies Relsién aera scataraia Fonts Religioss Verse Ofc ties — Diss 0 Digedao Pavada | Retains En la Segunda Parte de esta obra se analizaré especificamen- te la aculturacién vertical, en sus dos formas, aunque obviando la distincion entre oficial y privada. Pero antes de ocuparme de ella, y para completar el marco tedrico de las relaciones inter- tnicas, me referiré a los factores de destribalizacién, que siempre inciden en un sistema conflictivo. 95

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