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Espera Por Mi - Tia Louise PDF
Espera Por Mi - Tia Louise PDF
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Réplicas
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Epílogo
Cerca de mí
Entrégate a mí
Sobre la autora
Espera por mí
Querido Taron
Debería haberte dicho esto hace mucho tiempo…
Querido Taron
¿Hay un tiempo para el perdón?
Si lo hay, no creo que haya llegado a ese punto…
Querido Taron
Todavía te amo…
Una carta que nunca envié.
Rayos, ni siquiera terminé de escribirla.
Taron Rhodes era el mejor amigo de mi hermano.
Y el hombre más atractivo que había visto en mi vida.
Pero él era más que eso.
Él jalaba mi cola de caballo, me mojaba la camiseta y me
tiraba al lago mientras yo me reía a carcajadas.
Fuertes brazos bronceados y ojos aguamarina. Esa sonrisa
traviesa y deslumbrante.
¿He mencionado que tenía un trasero como para morderlo?
Él fue mi primer beso, mi primera vez, mi primer amor.
Le dije que lo esperaría…
Todavía estoy esperando, porque Taron Rhodes sigue
siendo el hombre de mis sueños.
Y guardo un secreto que tiene sus mismos ojos aguamarina.
Noel LaGrange me robó el corazón cuando tenía
dieciocho años, empujándome y llamándome fantoche.
Sawyer, su hermano, me molería a golpes si supiera
cuántas veces nos besamos ese verano, eso sin contar todas las
otras cosas que hicimos.
Todo cambió cuando Sawyer y yo nos enlistamos en la
marina.
Nos retiramos con honores, pero no pude volver y cumplir
mi promesa.
En cambio, me fui a vivir a la ciudad, donde ni las drogas o
el dinero, pudieron sanar la herida que me estaba matando.
Sólo sus ojos color whisky y su cabello oscuro, sus brazos
delgados y su dulce perfume pueden devolverme la esperanza.
Rompí su corazón y también el mío, pero voy a
recuperarla.
Si es que ella todavía está esperando por mí.
Para los amantes de las canciones tristes y las dulces sorpresas…
Para mi esposo, que quería una historia sobre el huerto de duraznos donde creció y
para Ilona, mi amiga.
Prólogo
Noel
∞∞∞
Todos mis pensamientos de esperar y mi preocupación por
dejarla desaparecen al ver a Noel a horcajadas sobre mi
regazo, ahuecando mis mejillas en sus manos, diciendo cuánto
me desea.
—Bésame, Taron. —Su voz es ronca, exigente y mis
manos agarran su suave trasero con el que he soñado todas las
noches.
Estoy duro como una roca mientras ella arrastra sus uñas a
través de mi barba, mientras nuestros labios se encuentran.
Tira de mis labios con los suyos, los muerde y exhala un
ronroneo suave.
—¿No quieres esto?
Sus labios se mueven hacia mi mejilla y hasta mi ceja antes
de que ella se aleje para mirarme a los ojos. Sus hermosos ojos
dorados…
—No quiero lastimarte. —Es un susurro y con él se va lo
último de mi resistencia.
—Entonces no lo hagas.
Se mueve sobre mi regazo y la luz de la luna brilla en su
piel. Alejo la sábana y la agarro por la cintura, girándola para
que esté debajo de mí. Exhala algo entre una risa y un suspiro
mientras cubro su boca nuevamente con la mía.
Nuestros besos son hambrientos, exigentes, alimentados
por cada caricia negada, cada provocación desperdiciada, cada
vez que nos acercamos tanto para separarnos.
Mi boca se mueve desde sus labios hasta su barbilla, hacia
su cuello, hasta la suave curva de su pecho. Levantándome
sobre mis talones, miro sus pequeños senos subiendo y
bajando rápidamente. Su hermoso cuerpo está extendido frente
a mí en la cama como una tierra inexplorada que quiero
reclamar. Su cabello como un abanico alrededor de sus
hombros en ondas oscuras y sedosas. Se me hace agua la boca.
Me duele la polla. Nunca olvidaré esta noche.
—Eres tan hermosa. —Mi voz es de reverente asombro.
Dobla la rodilla y se frota los muslos.
—Has algo. —Su susurro está lleno de risas nerviosas.
Me hace sonreír.
Inclinándome, pongo mis labios en su vientre plano y sus
dedos se enroscan en mi cabello. Sigo una línea hasta su
cadera, rozando mis dientes sobre la piel suave allí. Soy
recompensado con un gemido.
Es virgen. Nunca he estado con una virgen, pero lo he
estado pensando desde que me lo dijo. No quiero lastimarla.
Quiero que sea lo más placentero posible para ella.
Mis labios se mueven más abajo, hasta la parte superior de
su hueso púbico, y ella tiembla.
—¿Podrías, ahh…
Su pregunta desaparece cuando mi boca se abre sobre ella,
barriendo mi lengua adentro para saborear su inocencia. Es
dulce, delicada, agua y suave almizcle. Estoy hambriento,
trazando mi lengua alrededor de su clítoris, jalando y
chupando el pequeño brote allí escondido.
—Oh, Dios… oh, eso es tan… oh… —Se sacude, girando
y tirando de las sábanas.
Levanto la barbilla, miro hacia arriba y veo su espalda
arqueada y su piel enrojecida. Su mano va a mi cara, y vuelvo
sobre ella, ansioso por su orgasmo. La quiero empapada de
deseo cuando la tome por primera vez.
Otra pasada de mi lengua y deslizo mi dedo adentro para
probarla. Ella se resiste y gime, y está muy mojada. Deslizo
otro dedo dentro de ella.
—Taron, Dios mío. —Sus rodillas se levantan y siento los
pequeños estremecimientos ondular en sus piernas.
Me inclino para besarla de nuevo, más profundo, lamiendo
una y otra vez, en el último pase ella se rompe. Su cuerpo se
levanta y sus piernas se aprietan. Gime mi nombre,
retorciéndose en las sábanas mientras agarro un condón y lo
enrollo rápidamente.
Arrodillándome sobre ella, separo sus muslos.
—Ábrete para mí, nena.
Ella trata de hacer lo que yo digo, pero sé que no
comprende hasta qué punto…
—¿Confías en mí? —Es una pregunta amable y amorosa.
Los ojos redondos están sobre los míos y ella asiente. Mis
labios trazando líneas en su suave cuello, y la beso, tirando
suavemente de la piel entre mis dientes, haciéndola temblar.
Sostengo sus muslos, separándolos más y alineando mi polla
con su núcleo mojado.
—Aférrate a mí. —Mis labios rozan su oreja y mi voz se
rompe.
Sus manos agarran mis hombros y empujo por completo,
todo el camino dentro de ella y me detengo. Jódeme, ella está
tan apretada.
—Ahh… —grita y yo espero, sintiendo su cuerpo moverse
ligeramente, muriendo por dentro mientras contengo mi
instinto de tomarla.
Ella se siente tan bien.
Ha sido tanto tiempo.
Estoy abrumado por la intensidad de mis sentimientos por
ella.
A través de la niebla de todo, mi cerebro logra formar una
oración coherente.
—¿Estás bien? —le susurro al oído.
Sus manos se mueven a la parte superior de mis hombros y
asiente.
—Sí, sí, es tan grande.
Mis caderas se mueven, lentamente al principio. El primer
empujón la hace soltar un gemido tembloroso, así que me
quedo quieto otra vez, luchando contra cada impulso en mi
cuerpo.
—¿Todavía estás bien? —Levantando mi cabeza, veo que
sus ojos están cerrados.
Ella asiente.
—Estoy bien. Muy bien. Sigue adelante. —Sus ojos
marrones dorados se abren, están llenos de lujuria, de anhelo.
—¿Estás segura? —Me inclino para besar esos labios de
capullo de rosa, su labio inferior más grande que el superior.
—Estoy segura. Quiero esto, te quiero a ti.
Es todo lo que necesito escuchar. Mis brazos la rodean,
acercándola hacia mí mientras mis caderas se mecen más
fuerte, empujando dentro y fuera, devorando mi deseo por ella.
Mis ojos se cierran, pero lo siento cuando ella se une a mí.
Siento que sus caderas comienzan a moverse, meciéndose en
el tiempo, llevándome, encontrando mis empujes con los
suyos.
Liberándola de mi abrazo, me levanto para besarla,
reclamar su boca y acariciar su lengua con la mía.
Ella agarra mis mejillas y me devuelve el beso con igual
fervor, estoy perdido en mi orgasmo. Empujándome una y otra
vez, me emociona lo bien que se siente, tan apretada, tan
mojada. Mi trasero se contrae, el placer me arrastra. El sudor
me gotea por la mejilla mientras me corro con un fuerte
gemido, duro y largo.
Sosteniendo profundamente dentro de ella, gimo otra vez
mientras mi polla late, mientras lleno el condón. Me aferro a
ella como mi ancla para este mundo. Mi mente está en blanco
y todo lo que sé es que ella y yo compartimos esta experiencia.
Es increíble.
Gradualmente, el mundo comienza a volver a enfocarse.
Estoy respirando con dificultad y abro los ojos para verla
sonriéndome. Ella se levanta para besar mi cuello y yo ahueco
la parte de atrás de su cabeza, sosteniéndola hacia mí.
Envuelvo mi otro brazo alrededor de su parte superior del
cuerpo, aplanando sus suaves senos contra mi pecho.
En este momento entiendo el concepto de dos
convirtiéndose en uno. Siento que se ha convertido en parte de
mí. Soy el primero para ella, pero ella es mi primera virgen.
Me siento protector, como si ahora me perteneciera, tan jodido
como eso pueda sonar.
Algo dentro de mí hace clic, nunca dejaré que le pase nada
malo.
Nunca quiero dejarla ir.
Comienza a moverse y aflojo mi agarre.
—Será mejor que me limpie. Podría haber llenado de
sangre todas tus sábanas.
Quiero decir que no me importa. Entonces me doy cuenta
de que estas sábanas en realidad le pertenecen, al igual que la
cama.
—Lo siento. —Me paro y la ayudo a ir al baño—. ¿Puedo
traerte algo?
—Asegúrate de que la cama no esté arruinada. Ni siquiera
pensé en traer una toalla.
Corre al baño y yo reviso las sábanas, todas limpias. La
frustración y la ira en mi pecho se han disuelto en satisfacción
y calma.
—Sal de ahí para que pueda abrazarte y llenarte de besos.
La puerta se abre y ahí está ella. Se ha cubierto con una
toalla, sonriéndome.
—¿Te estás burlando de mí?
Apoyando mi brazo en el marco de la puerta sobre su
cabeza, me inclino para besarla, tirando sus labios con los
míos.
—Nunca. Quiero abrazarte y tal vez hacerlo de nuevo.
—Vaya. —Sonríe, estirándose para besarme de nuevo—.
Eso suena más como tú. Tendrás que guardar eso para otro
momento, tenemos que dormir.
Se dirige hacia la puerta, pero la agarro por la cintura.
—Espera.
Una gran sonrisa está en sus labios cuando se da la vuelta
para encontrarse conmigo. Se desvanece en calor y ella pone
su palma contra mi mejilla.
—¿Qué?
—Quiero que te quedes conmigo. Pondré la alarma
temprano, de verdad quiero dormir contigo, abrazarte.
Parpadeando varias veces, asiente, siguiéndome a la cama
otra vez. Me arrastro primero, acostado sobre mi espalda,
después ella se acomoda, apoyando su mejilla en mi pecho.
Paso los dedos por su pelo largo y deslizo el pulgar por su
hombro suave. Así es como debe sentirse el cielo.
El cielo es encontrar aquello sin lo que no puedes vivir.
El infierno es saber que tendrás que dejarlo ir.
Capítulo 10
Noel
∞∞∞
La competencia de comer duraznos está en marcha cuando
nos detenemos frente al centro cívico de la ciudad y al
ayuntamiento. Las tiendas se alinean en el perímetro y un gran
puesto de pastelillos nos recibe en la entrada.
Taron paga los diez dólares del boleto de entrada y nos
dirigimos directamente al puesto de la señora Jenny. La madre
de Mindy es más bajita y alrededor de cuarenta libras más
pesada que yo. Su cabello oscuro está cortado cerca de sus
orejas y cuelga en rizos alrededor de sus mejillas. Esta noche,
ella lleva un vestido morado con pequeñas flores por todas
partes.
—Las velas con olor a durazno casi se han terminado. —La
voz clara de la señora Jenny se eleva por encima del ruido de
las personas que hablan y la banda en vivo tocando al final de
la fila.
—¡Agotadas! —Mi voz suena fuerte y mi corazón salta a
mi garganta—. ¡Apenas es la primera noche! No creo que me
quede suficiente para hacer más de aquí a el sábado.
—Esa loción que hiciste es un gran éxito también. —Me
entrega una bolsa de vinilo verde que contiene cheques y
dinero en efectivo—. La gente dice que les encanta el aroma.
Mirando a Taron, presiono mi codo contra su costado.
—Ese es el que tú hiciste. El que llevo esta noche.
Pero en lugar de estar emocionado por mí, su ceño se
frunce.
—¿Por qué lo vendes? Ese es sólo para ti. Es tu aroma
característico.
—¡Taron! —Mi voz se hace más fuerte—. Estoy tratando
de empezar un negocio.
—Sí, lo entiendo, pero sólo quiero ese olor en ti.
—Hay más de trescientos millones de personas en este
país. No creo que los pocos que compren mi loción te va a
quitar que me huelas.
—Te oleré. —Se inclina y le da a mi cuello una inhalación
aguda, luego un pequeño mordisco, y yo me río. La felicidad
burbujea en mi estómago. Nunca me he sentido tan optimista.
La ceja izquierda de la señora Jenny se levanta mientras
ella nos observa detenidamente.
—Noel Aveline, no me has presentado a tu novio.
—Aveline. —La voz de Taron es baja en mi oído y me
pone la piel de gallina en los brazos.
—Oh, señora Jenny Ray, este es Taron Rhodes. —Extiendo
mi mano de él a ella—. Es el amigo de Sawyer, de los
marinos.
—¿Ah sí? —Ella sonríe y asiente, me siento avergonzada
de repente, como si supiera lo que hicimos en la despensa.
—Encantado de conocerla, señora Ray. —Taron le da la
mano tan cortésmente.
—¿Estás en la marina con Sawyer? —Su voz tiene ese tono
como cuando nos sorprendió a Mindy y a mí escabulléndonos
por la ventana de la habitación de Mindy.
—Sí, señora.
—¿Entonces te vas a ir con él al final de la semana?
—Sí, señora.
Sus ojos oscuros se mueven hacia los míos, y siento ese
nudo doloroso en mi garganta. Una voz suave está en mi
cabeza. No íbamos a hablar de esto, recuerda. Sólo que eso
fue algo que Taron y yo decidimos extraoficialmente entre
nosotros dos.
Como si eso lo detuviera.
—Es una pena que no tengamos tiempo para conocerte
mejor.
Lágrimas están a punto de llenar mis ojos, pero las
parpadeo rápidamente. Esta noche es para tomarse de las
manos, disfrutar que estamos enamorados y celebrar el hecho
de que tengo un mercado para mi tienda, no para llorar.
Taron no pierde el ritmo.
—¿Autumn’s Bounty, cómo se te ocurrió el nombre?
Me concentro en la etiqueta blanca con un contorno de
durazno del sol sobre un árbol.
—Me gusta el nombre Autumn. Mindy me ayudó con el
diseño.
—Me encanta. —Me guiña un ojo y luego se vuelve hacia
la señora Jenny—. Necesito un par de esos bálsamos labiales
de allí.
La señora Jenny recoge dos pequeños frascos y los
sostiene.
—Estos también se venden como panes calientes. Será
mejor que tengas cuidado, porque se los podrían llevar sin
pagar.
Mis ojos se abren.
—¿La gente se los está robando?
—No que yo sepa. Sólo digo. —Espera mientras Taron le
pasa un veinte, trato de decidir si estoy enojada o halagada—.
También es más caro de lo que la gente está acostumbrada a
gastar en bálsamo labial.
—Tiene un precio para el mercado. —Estoy a punto de
defenderme cuando Taron me agarra del brazo.
—Quiero ver el concurso de comer pasteles si no nos lo
hemos perdido. —Su expresión me dice que no discuta.
—¿Está bien, señora Jenny, necesita que me quede?
Nos mira y su expresión se suaviza.
—No, cariño. Sigue y disfruta el festival. Te haré saber si
necesito algo.
Caminando alrededor de la mesa, le doy un fuerte abrazo.
—Gracias.
Mi mano está de vuelta en Taron mientras caminamos a
través de las filas de tiendas, pasando la banda
—Jolie Blonde. —Dudo un momento. Es mi canción
favorita. Pero Taron me da un tirón y seguimos hacia el
pabellón, donde las mesas de picnic están dispuestas en una
fila y un grupo de niños y adultos se sientan frente a pasteles
de duraznos con baberos a cuadros rojos y blancos atados
alrededor de sus cuellos.
Vemos la primera ronda, conmigo teniendo arcadas y risas.
Entonces Taron ve la exhibición de autos antiguos. Me lleva a
una hilera de autos, desde viejos carros hasta elegantes autos
de carrera. Está especialmente interesado en el brillante
Modelo T. El propietario, un hombre de Ferriday, se complace
en contarle todo al respecto. Al verlos hablar, me sorprende
saber que mi hombre es un friki de los coches antiguos.
Mi hombre… las palabras saltaron a mi mente sin querer.
¿Puedo llamarlo así?
Mi corazón dice un rotundo sí, pero nunca hemos tenido la
conversación. ¿Soy suya?
Mientras hablan del carro, examino los terrenos de la feria.
Las pancartas están celebrando el aniversario del festival. Veo
a mi hermano parado con los brazos cruzados al lado de otro
hombre mayor dentro de la tienda oficial del cultivador de
duraznos. La forma en que habla, considerando, pensativo, me
hace extrañar a mi papá.
A mi padre le encantaba el festival. Era su época favorita
del año y no sólo porque señalaba el final de nuestros días de
trabajo más duro. Era simbólico de lo que había logrado.
Había pasado de ser un don nadie a ser un líder en nuestra
pequeña comunidad.
Un dolor viejo y familiar está en mis huesos, los ojos de mi
hermano atrapan los míos. Él sonríe y yo hago un pequeño
saludo. Taron camina detrás de mí, poniendo su mano en mi
cintura y veo el cambio en la expresión de Sawyer, como si
estuviera viendo por primera vez lo que ha estado frente a sus
ojos durante dos semanas. No estoy segura de sí debería de
estar preocupada o contenta.
—¿Qué más quieres hacer? —Ignoro esa idea y me doy
vuelta para mirar a Taron.
—Oh, he hecho esto cien veces. ¿Qué te gustaría ver?
Él entrecierra los ojos como si estuviera pensando.
—El concurso de la princesa del festival. Quiero ver qué
tipo de supermodelos tienen compitiendo este año.
—Es un concurso para niñas de seis años.
—El cual no ganaste. Esas niñas tienen que usar esteroides
para haberte derrotado.
—Eso no existe.
—Todavía quiero ver qué tipo de sistema manipulado están
ejecutando aquí. Podrías ganar un concurso envuelta en un
costal de yute.
Sacudo la cabeza, riendo.
—No quería estar en el concurso.
—Deja de poner excusas y guíame por el camino indicado.
Un vendedor ambulante nos intercepta y nos guía hacia la
rueda de la fortuna, algo que preferiría hacer antes que volver
a visitar el fracaso de mi infancia.
Una mirada a mi cara y Taron compra dos boletos para que
podamos llegar hasta arriba y volver a bajar. Estamos en
nuestros asientos, me acerco a su lado, pasando su brazo sobre
mi hombro y pensando en todas las cosas buenas que están
pasando mi línea de productos es un éxito, con este hombre
maravilloso en mi brazo, escuché a Sawyer diciendo que había
sido nuestra mejor cosecha en años, gracias a las manos
adicionales.
Tantas cosas buenas.
Mi corazón está tan lleno de gratitud.
El viento sopla en ráfagas cortas mezcladas con el aroma
metálico de la lluvia a medida que nos elevamos. Se acerca
una tormenta y pienso en lo que se está construyendo entre
Taron y yo. Nuestro amor es salvaje como un tornado,
consumidor y feroz, pero al mismo tiempo, puede ser suave
como una mariposa, como la forma en que me toca la mejilla
en este momento.
Mis ojos se posan en los suyos y él sonríe.
—Noel Aveline LaGrange. —Hay tanto amor en sus ojos
que me deja sin aliento—. Eres la chica más bonita que he
visto.
Las pestañas oscuras enmarcan sus ojos pálidos y deslizo
mi pulgar sobre su labio inferior.
—Eres el chico más guapo que he visto.
Eso me gana una sonrisa sexy.
—¿Ah sí?
—Sí. —Acercándome más, pongo mi barbilla en su
hombro—. Nunca había sido tan feliz en mi vida.
—Yo también soy muy feliz. —Su brazo se aprieta a mi
alrededor—. Quisiera que…
Su voz se apaga y me duele el pecho. Sé lo que quiere. Es
lo que deseo para cada noche que me abraza mientras
dormimos. Desearía que no se fuera. Ojalá pudiéramos estar
juntos siempre. Desearía que las mejores cosas de mi vida no
siempre parecieran terminar.
Desearía que nuestro amor durara.
Levantando la barbilla, me encuentro con su mirada seria.
Las luces parpadean en sus ojos como un millón de promesas
que aún tenemos que hacer.
Él atrapa mi mejilla y atrae mi boca hacia la suya,
separando mis labios y trazando su lengua a lo largo de la mía.
Mis entrañas se incendian y siento que mi estómago se eleva
cuando la rueda se mueve, llevándonos de vuelta al suelo.
Los relámpagos iluminan las nubes, llevo su muñeca hacia
mis rodillas, debajo de mi falda, pasando sus dedos más arriba
hasta el ápice de mis muslos. Su mirada se oscurece cuando
descubre mi secreto y mi estómago se tensa. Me encanta la
mirada hambrienta en sus ojos.
—Ven conmigo. —Su voz es áspera como papel de lija y
me saca rápidamente de nuestros asientos, baja las escaleras y
cruza la corta distancia hasta el centro cívico.
El certamen se encuentra en las rondas finales, la música
suena, acompañada por la voz del señor Newman el maestro
de ceremonias anunciando los nombres de los cinco finalistas.
El rugido está en mis oídos, pero mi atención se centra en
una cosa, ya que me lleva rápidamente a una habitación
pequeña, una oficina vacía con sólo una señal de salida que
proporciona una luz verde pálida. Entramos y él me apoya
contra la puerta, se arrodilla y levanta mi falda.
Mi mano vuela para sostenerme en la pared, y no lo
detendría ni, aunque pudiera.
Empuja su nariz en mi coño desnudo y las rodillas me
fallan.
—Taron… —Es un susurro tenso mientras su cálida lengua
hace su primer paso sobre mi resbaladizo clítoris—. Oh, Dios,
sí…
Unas manos fuertes agarran mis muslos y me elevan más
alto. Me extiende más cuando su boca se profundiza,
cubriéndome, luego desliza su lengua hacia arriba
nuevamente, enfocándose en mi clítoris.
Su barba raspa mis muslos internos y mis caderas se doblan
involuntariamente. Mi cabeza cae hacia atrás contra la puerta y
una explosión de música cubre mis gemidos.
Me hace correrme tan fuerte, mis muslos se estremecen en
su agarre. Salvajes gemidos ondulan desde mi vientre. Un
millón de fuegos artificiales se disparan por mis venas con una
variación del tema de señorita América y lo que me está
haciendo es mejor que cualquier premio imaginario.
Con un último beso en la unión de mis piernas, él se
levanta, cubriendo mi boca con la suya y amortiguando mis
gemidos. Mis manos luchan con las suyas para desabrochar
sus pantalones, empujarlos hacia abajo y liberar su enorme
polla.
Mi ansiedad por él es mucha.
Mi necesidad de él es tan profunda que la siento hasta en la
médula.
No me hace esperar.
Con un fuerte empujón, él está adentro, dejando escapar un
gemido bajo. Mi brazo está alrededor de sus hombros,
sujetando su cuello mientras me empuja más alto, empujando
más profundo mientras estoy atrapada contra la puerta y es tan
bueno. Quiero abrazarlo para siempre, abrazarlo tan fuerte y
nunca dejarlo ir.
La fricción entre nosotros me lleva de nuevo al acantilado
con él.
Nuestros cuerpos agarran y jalan, gemimos al unísono
mientras salimos de la sensación. Es increíble, nuestra
respiración se agita. Puedo sentir su corazón latir contra mi
pecho. La música de afuera se apaga, sólo somos nosotros en
este espacio.
En estos últimos días, lo que está sucediendo entre nosotros
es sobre lujuria, necesidad y obsesión con nuestros cuerpos,
pero también se trata de amor juvenil, amor feroz, un amor tan
fuerte que podría sobrevivir…
Y tener esa sombra que se avecina justo al lado. El tiempo
se está acabando, como Cenicienta en el baile. El dolor de
saber que, en unas pocas horas, todo cambiará, que todo
volverá a ser como era antes y no podremos abrazarnos de esta
manera por mucho, mucho tiempo.
Capítulo 11
Taron
∞∞∞
El pastel amarillo se vuelve dorado y miro sobre su
hombro.
—Solo unos segundos más. —
Noel está frente a mí, sosteniendo una espátula mientras
observa su primer lote de pastelillos en la sartén.
—Es como hacer panqueques. —Extiende la mano y
rápidamente les da la vuelta a los cuatro, perfectamente
dorados.
Beso el costado de su cuello, sosteniendo su cintura,
fascinado por la sensación de su espalda contra mi pecho. El
fin de semana se acerca y Sawyer les dijo a todos que
durmieran hasta tarde, lo que naturalmente significa que
hemos estado despiertos desde el amanecer robándole al
tiempo cada momento que podemos.
Anoche la abracé tan cerca de mí mientras dormía. Mi
rostro estaba en su cabello, e hice todo lo posible para
memorizar su aroma, sentir su cuerpo contra el mío, haciendo
todo lo que estaba en mi poder para imprimirla en mi mente.
Nunca quiero olvidar cómo se siente en mis brazos.
El baile del festival es esta noche y ella dijo que iría
conmigo. Hemos hecho todo lo posible para no pensar en el
futuro, pero ya no podemos evitar la verdad. Es mi última
noche en la ciudad. Mañana, me voy antes del amanecer y se
siente como un peso de plomo presionando sobre mi pecho.
Mi barbilla reposa sobre su hombro y tomo otra inhalación
profunda mientras ella sirve los pequeños pasteles de maíz.
Luego se da vuelta en mis brazos y pone sus manos sobre mi
pecho.
—Decidí cambiar la fragancia que voy a vender. —Su
cabeza se inclina hacia un lado y me sonríe—. La voy a seguir
haciendo, pero será solo para mí.
No sé por qué eso me hace tan feliz, pero lo hace.
—¿Me enviarás una botella?
—Te daré el que tengo. Lo pondré en tu maleta.
Paso mis dedos por el costado de su cabello, me agacho y
beso su mejilla, justo cuando la puerta se abre y Leon irrumpe
en la cocina. Nos separamos, pero estoy seguro de que me vio
abrazándola, besándola.
De cualquier manera, él no dice nada al respecto.
—¿Está listo el desayuno? —Él baja un plato sin hacer
contacto visual.
Noel está de vuelta en la estufa, colocando cuatro pasteles
más en la plancha caliente.
—Casi. A menos que quieras huevos.
—No, con esto tengo.
Pongo unas tiras de tocino a freír y camino para reiniciar la
cafetera. Mis ojos siguen cada movimiento de Noel. Estoy
grabándolos en mi mente cuando Sawyer se une a nosotros,
quejándose por el ruido en la casa y no dejar dormir.
Noel corta los últimos duraznos del refrigerador y tenemos
un desayuno tranquilo. Creo que se trata de algo más que
simplemente el final de la cosecha y el agotamiento. Creo que
es porque el hecho de lo que viene se está asentando. Me voy
por la mañana, luego, unos días después, Sawyer se irá. Y no
volveremos en mucho tiempo.
El desayuno ha terminado y todos llevamos nuestros platos
al fregadero. Leon inmediatamente comienza a cargar el
lavavajillas, pero Noel lo detiene y lo abraza brevemente.
—Es tu fin de semana de cumpleaños. Ve a buscarme
duraznos y haré helado. —Él se dirige hacia la puerta, y
cuando nuestros ojos se encuentran, ella asiente—. Ve con él.
Una dulce sonrisa está en sus labios, mientras salgo,
siguiendo a Leon cuesta arriba. Hoy lleva más tiempo buscar
en los árboles casi pelados. Principalmente queda fruta poco
madura, pero podemos encontrar algunas que han cambiado
desde que se fueron los recolectores.
Celebramos el cumpleaños real de Leon hace unos días,
pero el festival pareció captar la atención de todos. Ha estado
inusualmente callado los últimos días, me pregunto si es por
cierta adolescente.
—Entonces… —Caminamos uno al lado del otro entre los
árboles—. ¿Betsy y tú?
Él no responde de inmediato. Sigue mirando alrededor,
busca una rama, encontrando dos duraznos más.
Después de ponerlos en el cubo que estoy sosteniendo, él
dirige esos ojos color avellana hacia mí.
—¿Entonces, Noel y tú? —Su tono agudo me pilla
desprevenido.
No estoy seguro de cómo responderle o por qué
exactamente parece tan enojado. Doy unos pasos hacia otro
árbol y busco las ramas, volviendo con las manos vacías.
Aclarando mi garganta, lo miro.
—Algo como eso.
Cruzando los brazos, me mira.
—¿Desde cuándo?
Frotando mi mano sobre mi barbilla, comienzo a subir
lentamente la colina.
—Casi desde el primer día. —Sonrío, recordando que se
cayó en la cocina directamente a mis brazos.
Fue como un regalo del cielo.
—¿La amas?
Amor. Es una palabra que he pensado más de una vez, pero
nunca la he dicho en voz alta. Aquí, en esta arboleda fragante
con este chico que me recuerda mucho a mí mismo, decido
que es hora de ser honesto.
—Sí.
—¿Ella lo sabe?
Mis labios se presionan y sacudo la cabeza.
—No.
—¿Por qué no?
—No lo sé. —Exhalando una respiración profunda, me
nivelo con él—. No es justo decirle que la amo y marcharme.
No es justo pedirle a ella que me espere. No sé qué podría
pasar en los próximos dieciocho meses.
—Estabas bastante seguro de ti mismo cuando llegaste
aquí.
—¿Lo estaba? —Pienso como era antes, hace catorce días,
parece que fue hace una vida. Me siento como una persona
completamente diferente del tipo que entró aquí en medio de
la noche, recién salido del entrenamiento básico con Sawyer.
—Dijiste que cuidarías a mi hermano. Dijiste que no
dejarías que le pasara nada.
No había pensado que me estaba escuchando.
—Lo dije en serio. —Levantando la barbilla, me encuentro
con sus ojos.
—Tendrás que cuidarte si planeas cumplir esa promesa.
El lado de mi boca se levanta con una sonrisa.
—Creo que lo haré.
Se da vuelta y comienza a bajar la colina hacia la casa.
—Noel es una persona seria. Ella tiene planes y no se
enamora de cualquiera. De hecho, no creo que ella haya tenido
un novio antes de ti.
—Está bien. —No voy a decir que lamento escucharlo.
—Si le preguntas o no, ella te va a esperar. —Se acerca y
toma el cubo de duraznos—. Y para que lo sepas, te voy a
tumbar los dientes si le haces daño a mi hermana.
La emoción me golpea fuerte en el pecho. Disminuyo el
paso, lo veo alejarse de mí, trotar por los escalones de atrás y
entrar en la casa.
Noel está allí, pero no voy con ella. Necesito pensar.
Necesito decidir mis próximos movimientos y lo que voy a
decir. De cualquier manera, tengo que decirle la verdad antes
de irme.
Capítulo 12
Noel
∞∞∞
La presencia de Sawyer me impide desmoronarme en los
próximos días, al igual que los constantes mensajes de texto y
llamadas de Taron. Hacemos videollamada todas las noches al
mismo tiempo que solíamos sentarnos en mi habitación y
hablar, su rodilla contra la mía, viéndome trabajar en mi
sueño.
Él se ve muy bien, pero solo quiero tocar su rostro una vez
más. Quiero sentir el calor de su piel. Me da fuerza, pero, aun
así, estoy tan sola que me duele hasta en los huesos.
El día que Sawyer tiene que irse es casi más de lo que
puedo soportar.
Después de perder a nuestros padres, los tres formamos un
vínculo tan fuerte que pensé que nunca estaríamos separados.
Por supuesto, nos casaríamos y tendríamos nuestras familias,
pero siempre creí que estaríamos en el mismo lugar, cerca uno
del otro. Nos unimos a través de un trauma tan intenso, ¿cómo
podríamos estar separados?
Lanza su mochila en la parte trasera de su Silverado y le da
un abrazo a Leon. Mi hermano menor no quiere llorar delante
de nosotros. Él quiere ser un hombre fuerte. Él le dice adiós a
Sawyer y se va corriendo hacia la arboleda.
Mi hermano entiende
—Me ocuparé de él. —Parpadeo las lágrimas, sonriéndole
con valentía.
Sawyer se ve muy bien yendo a servir y proteger a nuestro
país. Es un hombre guapo. Tiene el cabello oscuro, la
mandíbula cuadrada y la complexión fuerte de nuestro padre y
los labios carnosos y los ojos color avellana de nuestra madre.
Las chicas del pueblo se desmayan por él, pero salía con
Tatum Ray, la hermana mayor de Mindy. Cuando ella se fue
para seguir su sueño de convertirse en actriz, él bajó la cabeza
y se centró en el huerto.
Ahora él se va.
Se aclara la garganta y mira por encima del hombro hacia
las arboledas.
—Le dije a Dutch que estaba dejando el huerto en tus
manos.
Su tono es uniforme, decidido, pero se siente como si
hubiera caído una bomba.
—¿Ah sí? —Mis ojos están muy abiertos.
—Le pedí que te cuidara como lo hizo por mí cuando me
hice cargo por primera vez, pero es tu lugar. Tú eres la jefa
mientras yo no estoy. —Sus ojos color avellana se encuentran
con los míos, estoy segura de que él ve la sorpresa allí—. ¿Si
eso está bien?
Solo me toma un segundo arrancar la mandíbula del suelo.
—¡Sí, eso está muy bien!
Él asiente con la cabeza de esa manera tranquila.
—Te vi este verano. Tienes lo que se necesita para estar a
cargo. Leon puede hacerse cargo del grupo de los chicos.
Tendrás que contratar a alguien para que trabaje como capataz,
Digger u otra persona.
—¡Sawyer! —Doy un paso adelante, abrazándolo con
fuerza, sintiendo las lágrimas escapando por las esquinas de
mis ojos—. Gracias.
Manos fuertes van desde mis costados hasta mi espalda, él
me abraza con firmeza.
—Creo en ti, hermana. Hazme sentir orgulloso de ti.
Mi nariz está caliente y requiere toda la fuerza de voluntad
que poseo no echarme a llorar.
—Lo haré, te lo prometo. —Me limpio la cara con la mano
—. Cuídate mucho, hazlo por nosotros.
Sus labios se curvan en una sonrisa y asiente brevemente
antes de subir a su camioneta y alejarse.
Capítulo 13
Noel
Septiembre
∞∞∞
Mi mejor amiga tiene un lápiz en el moño en su cabeza,
estamos susurrando en clase de administración.
—¿Escarcha?
—Sí, ¿qué has oído sobre una helada este año? —Estoy
pensando en mi falta de habilidades de gestión la primera
mitad del año y me siento culpable.
Mindy me mira como si acabara de brotar una cabeza
adicional.
—¿Hablas en serio?
—Estoy tratando de hacer un mejor trabajo haciendo un
seguimiento de las cosas mientras Sawyer está fuera.
Nuestro profesor nos asigna la tarea, nos despide y nuestras
voces se hacen más fuertes por el rugido de los estudiantes que
salen.
—Me alegro. —Se pone de pie y nos dirigimos al final de
la fila, donde veo a Deacon esperando en la puerta.
Es difícil pasarlo por alto, alto con cabello castaño oscuro y
ojos melancólicos. Como de costumbre, está vestido con jeans
y una chaqueta. No creo que él quiera exudar riqueza. Creo
que es solo su estado normal de cosas.
—¿Pensé que él había regresado a Dallas?
—Así fue. —Ella lo mira y lo saluda con la mano—. Su
familia lo hizo enojar otra vez, así que regresó.
—¿Entonces, están saliendo ahora? —La miro de reojo.
Ella nunca ha hecho nada oficial entre ellos.
—No lo sé. —Se encoge un poco de hombros—. No estoy
segura de que él sea mi tipo.
Sacudiendo mi cabeza, le doy un apretón.
—Es el tipo de alguien.
—¿Irás a ver a la señorita Jessica hoy?
—Justo después de las clases.
—Allá te veo.
∞∞∞
—Oh, me encanta el olor de esta crema para pies. —La
señorita Jessica se sienta en un sofá de vinilo en la sala de
recreación frotando mi loción en sus pies—. No puedo creer
que esto no se haya vendido.
Se pone un calcetín esponjoso y se inclina para estudiar la
botella.
Se ha convertido en una de mis mejores clientes, le traigo
sus favoritos de mi línea descontinuada junto con cosas nuevas
que estoy intentando. Por supuesto, nunca la hago pagar por
nada.
—Tal vez no le puse el nombre correcto. —Busco en la
pequeña bolsa que tengo hoy—. Como cuando no creí que este
exfoliante de azúcar iba a funcionar bien, pero lo llamé
“Pasión de durazno” y salió volando de los estantes.
—Creo que es difícil apasionarse por cosas para los pies.
—Creo que tener la palabra pie en el nombre es un
problema.
Me quita el frasco de exfoliante color caramelo y lo abre,
oliéndolo.
—Me alegra que me hayas traído más de esto. Funciona
muy bien en mis codos.
Saco otro frasco pequeño.
—Estoy probando una crema para los ojos. Pruébela y me
dice que le parece.
—Oh, me encanta la crema para los ojos. —Ella toma el
frasco pequeño y desenrosca la tapa, aplicándose un poco
mientras nos sentamos una al lado de la otra—. Huele muy
rico, ojalá supiera cómo usar internet para poder decirles a
todos lo bueno que son tus productos.
Me río y ella se estira para tomar mi mano.
—Pareces feliz hoy. ¿Es por Taron?
—No lo sé. —Frunzo el ceño al pensar en lo que puede que
haya cambiado—. Creo que tal vez sea la primavera.
Su vieja mano manchada acaricia la mía bruscamente, ella
asiente.
—Cuando mi hermano Bill estaba en el servicio, los
primeros meses siempre fueron los más difíciles. Sólo
teníamos cartas en esos días y parecía que pasaba una pequeña
eternidad entre cada una.
—No me lo puedo imaginar. —Taron y yo ya no hacemos
Facetime todos los días, pero nuestros textos son bastante
continuos—. Tal vez las flores de durazno lo hicieron. Los vi
aparecer en los árboles y decidí que era hora de volver al
juego.
Ella asiente.
—¿El juego viene siendo tu negocio?
—Y poniendo en marcha el huerto. Y enfocándome en mis
clases. —Pienso en todos los pedidos que llegan todos los días
para mis productos—. Pero sobre todo mi negocio. Tengo que
estar al tanto para seguir obteniendo ganancias, que es la única
vez que Sawyer parece interesado.
—Lo vas a conseguir. —Ella sonríe, apretando mi mano—.
Cuando tu hermano regrese y Taron regrese, tendrás tu tienda.
Hace que parezca que se han ido hace unos días. Ojalá
fuera así.
—Tal vez Sawyer no me deje construir nada en el huerto.
No quiere turistas en el camino. Tengo que demostrarle que
son clientes valiosos.
Frunzo el ceño como si en verdad estuviera considerando
esto y recojo los artículos que hice para ella. Mis movimientos
llaman su atención.
—¿Cuánto te debo por esto?
—Oh —sonrío y exhalo una carcajada—. No se preocupe
por eso.
—Me preocupo por eso, Noel Aveline. —Su voz ronca se
eleva—. Nunca vas a hacer crecer tu negocio regalando cosas
y siempre pago mis facturas.
—Le diré algo. —Le acaricio la mano—. Le pediré a
Mindy que lo deduzca de su cuenta.
Su cuenta imaginaria.
La anciana asiente.
—Bueno. Dejaremos que Mindy se encargue.
—Me ocuparé de eso ahora. Luego tengo que ir a casa a
preparar la cena para Leon.
—¿Volverás la próxima semana?
—Si puedo antes. —Le doy un apretón—. Avíseme con
Mindy si necesita algo.
Esa noche, acostada en mi cama, pienso en nuestra
conversación mientras escribo un mensaje de texto a Taron.
La señorita Jessica preguntó por ti hoy.
Le presenté a Taron usando mi aplicación Facetime hace un
tiempo y habrías pensado que estábamos viendo el primer
hombre en la luna. Los puntos grises rebotan cuando responde.
Dile que cuando estés harta de mí, comenzaré a salir con
ella.
Sus chistes me hacen sonreír.
Nunca me cansaré de ti.
Es difícil incluso imaginar tal cosa en nuestra situación
actual.
Me dijo que cuando Sawyer regrese, puedo abrir mi tienda.
No tienes que esperar.
Mordiéndome el labio, estudio mi teléfono. No quiero
molestarlo sobre sus planes, pero no había considerado que
podríamos estar separados así una y otra vez durante años y
años. ¿Puedo despedirme de él indefinidamente? La
alternativa hace que sea fácil decir que sí, pero es muy difícil
de imaginar. ¿Es posible acostumbrarse a esta vida?
Necesitaría ayuda con un huerto, una tienda y la escuela.
Observo los puntos grises mientras él responde.
¿No estás contenta con estar en línea?
—Taron —suspiro su nombre en voz alta. Tocando el icono
de la cámara, espero mientras suena. Necesito verlo para esto.
Un momento después aparece su hermoso rostro y quiero
llorar.
—Hola, princesa. ¿Estás bien?
Mis ojos escanean su entorno.
—¿Estás en un armario?
—Medio baño. Pensé que podríamos necesitar privacidad.
—Delgadas arruguitas aparecen en las esquinas de sus ojos
mientras sonríe.
No llamé por la razón por la que está pensando y ahora que
veo su rostro, estoy teniendo dudas. Tal vez deberíamos
esperar para discutir el futuro, estoy actuando como si él me
pidiera que me casara con él o algo así, lo cual no hizo.
—Necesitaba escuchar tu voz.
Se inclina hacia un lado y su rostro se acerca un poco.
—No se está haciendo más fácil.
Mis ojos se llenan de lágrimas.
—No.
La sonrisa se borra de sus labios y su expresión se vuelve
seria.
—¿Estás teniendo dudas?
—¡No! —Akela salta sobre la cama ante el repentino
aumento de mi voz. Pongo mi mano sobre su cabeza y ella me
lame la nariz—. Todavía estoy esperándote. Es que… es que
me puse a pensar si querías volver a hacer esto.
Él exhala una carcajada.
—Patton ya está haciendo planes para cuando salgamos.
No estoy segura de lo que eso significa, pero sé que Patton
vive en Nashville.
—¿Estás teniendo dudas? —Mi pecho está tan apretado
que apenas puedo respirar.
—No. —El calor en su voz pone más lágrimas en mis ojos
—. Todavía me alegro de haber hecho esto, pero tal vez habría
tomado una decisión diferente si te hubiera conocido primero.
—No me hubieras conocido si no te hubieras enlistado.
Su cabeza se inclina de lado a lado. Parpadeando,
rápidamente deslizo la lágrima de mi mejilla. No quiero llorar
cada vez que hablamos.
—Ya casi estamos de regreso, princesa. Espérame, espera
por mí un poco más.
—Sí. —Mi voz se rompe en un susurro, pero lo digo en
serio con todo mi corazón.
—Te amo, Noel.
Asintiendo, cierro los ojos.
—Te amo.
∞∞∞
Digger se encuentra conmigo en la puerta del Denny’s
cuando salgo de la camioneta a la mañana siguiente.
—¿Noel? ¿Qué estás haciendo aquí?
Todavía está oscuro afuera, estoy usando jeans desteñidos y
una camiseta gris de manga larga con una gorra de béisbol
azul. Mis botas y un abrigo completan el look.
—Es hora de que me presente en estas reuniones.
—Pero es muy temprano.
Mi ceño se frunce, mientras lo estudio.
—Tú estás aquí.
—Sí, pero no necesitas estarlo. Deberías de estar
durmiendo tranquilita en tu cama.
—Ya descansé lo suficiente. —Érase una vez, cuando
Digger no me molestaba tanto. Ahora cada palabra que sale de
su boca me hace rechinar los dientes—. Sawyer estará ausente
por un tiempo, si es que no se vuelve a enlistar.
—Él no hará eso. —Digger se ríe como si fuera un niño—.
Le dijo a mi papá que volvería cuando terminaras la
universidad.
De nuevo, quiero gruñirle a mi hermano mayor. ¿Por qué
él no me dijo eso?
—De cualquier manera, el lugar no funcionará solo durante
cuatro años.
Alcanzando la puerta, estoy lista para pasar a Digger y
entrar al restaurante. Me detiene y me pasa el brazo por los
hombros.
—Necesitas contratar a un capataz y dejar que se encargue
de todo. Estoy aquí, listo para hacerlo por ti.
—No eres mi capataz. —Me libero de su agarre—. Sawyer
me dejó a cargo. Decidiré qué debe suceder en mi huerto.
Él exhala un ruido divertido y yo continúo hasta donde está
Ed Daniels junto al cubículo donde están sentados algunos de
los hombres tomando café. Cuando camino, todos dejan de
hablar y me miran.
—¿Noel? —El señor Daniels se endereza y se ajusta la
gorra—. ¿Cómo estás?
—Bien gracias. —Mi voz suena demasiado baja, me siento
realmente insegura—. Me preguntaba si sabes si habrá algo de
una helada.
El hombre se ríe entre dientes.
—Sería un hombre rico si pudiera predecir una helada.
Digger se une a nosotros.
—Noel quiere tomar un café.
La forma en que lo dice me hace preguntarme si ya les dijo
a estos hombres que es mi capataz.
—Sawyer me dejó a cargo. Y pensé que era mejor estar
enterada de lo que viene.
—Pensé que estabas haciendo productos de belleza. —Ed
esboza una sonrisa que parece falsa, me pregunto si está de
acuerdo con mi hermano acerca de traer turistas a los huertos.
—He comenzado mi propio negocio, si eso es lo que
quieres decir.
Jeff Priddy se acerca.
—Así es. Mi tía Jessica llamó anoche. Dijo que quiere
darle a Noel el viejo cobertizo para convertirlo en una tienda.
—¿Qué? —Una mezcla de sorpresa y confianza llena mi
pecho con este anuncio.
—Probablemente esté lleno de ratas, pero ella dijo que
puedes tenerlo si quieres.
—Sí, lo quiero. Gracias. —Por desagradable que pueda ser
la posibilidad de ratas, tengo un perro y el viejo cobertizo está
a solo un cuarto de milla del huerto. Esta noche haré un
paquete de especial para mi cliente número uno.
—En cuanto a las heladas, es mejor mirar las noticias y el
cielo. —Él continúa, y me pregunto si podría estar de mi lado
después de todo—. La humedad mantiene baja la posibilidad
de formación de heladas, por lo que más lluvia significa menos
heladas. Los cielos despejados son una señal de advertencia.
—Gracias de nuevo. —Asiento y cuando Flo aparece,
levanto un dedo.
Ella me trae una taza de café ligero y yo me siento en una
de las mesas frente al cubículo donde se sientan los demás.
Escucho mientras discuten las últimas noticias. Nunca me
importó la política o lo que sucedió en la frontera, así que hago
todo lo posible para absorber todo.
Sawyer dijo que el padre de Digger me cuidaría, pero no
quiero que Digger esté demasiado cerca de mi negocio.
Mientras continúan, pienso en lo que ha hecho la señorita
Jessica, dándome su viejo cobertizo. Me pregunto cuánto
trabajo llevará convertirlo en una tienda. Tendré que esperar
hasta el verano para trabajar en ello, hasta después de la
cosecha, pero al menos puedo ir a revisarlo.
Los hombres comienzan a separarse, y me dirijo a Jeff, con
la esperanza de tener una idea de lo que hay que hacer para
transferir la propiedad. Puede que tenga que guardarlo durante
unos meses, pero no quiero dejarlo ir. Una cosa que sé con
certeza es que nunca se sabe lo que podría pasar.
Todavía mantengo esas palabras en mi mente cuando todo
mi mundo se desmorona.
Capítulo 16
Taron
Julio
Un año.
Un año pude hablar con él cuando quise. Podía ver su
rostro, escuchar su voz. Ahora todo se ha vuelto
completamente oscuro.
Mis entrañas tiemblan y en lugar de llorar, todo lo que hago
es temblar.
Marley fue secuestrado. Eso es todo lo que sé.
Taron me llamó y su voz era tensa. Me contó lo que sabían
y cómo cambió la posibilidad de tomar el permiso para venir a
verme.
Tener la promesa de verlo, tocarlo, abrazarlo, incluso por
un día y que me la quitaran fue como si me mostraran la puerta
al cielo para después cerrármela en la nariz.
Me dijo que Patton insistió en que se les asignara la misión
de rescate. Dijo que nadie estaría más dedicado al rescate de
Marley que ellos. Le dije que lo amo. Me dijo que no estaba
seguro de cuándo podría contactarme nuevamente.
Terminamos esa llamada y la cuenta atrás comenzó.
Dos semanas pasan en silencio hasta que mi hermano por
fin aparece.
Me enviaron un número y un código especial. Todo es muy
secreto y de alta seguridad. Mis ojos se llenan de lágrimas en
el momento en que veo su rostro, cubierto de una barba
desaliñada. Él habla y su voz es un bálsamo para mi
tembloroso interior.
—Me dejaron llamarte porque me consideran el jefe de la
casa. —La voz de Sawyer es de disculpa, como si supiera que
quiero saber de alguien más, lo cual hago, pero dame un
respiro.
—Estoy tan contenta de que me hayas llamado. —No
puedo evitar el miedo en mi tono.
—No tengo mucho que decir aparte de que todos estamos
bien.
—Eso es suficiente. —Me duele la garganta y las lágrimas
me nublan los ojos—. Gracias a Dios que están bien.
—Taron está bien, pero Marley está… —Gira la cara hacia
un lado y puedo ver por la flexión de su mandíbula que es
malo—. Vamos a profundizar para recuperarlo. Es posible que
no pueda contactarte por un tiempo.
—Por favor, ten cuidado. —La desesperación está en mi
voz—. Cuida de… todos ustedes.
—Lo haré. —Él asiente—. ¿Ustedes están bien, necesitan
algo?
Te necesitamos.
—Estamos bien. No te preocupes por nosotros. Aquí todo
sigue igual, ya sabes.
—Te quiero, hermana. —Sus ojos color avellana se
encuentran con los míos y mi corazón late más rápido. La
ansiedad me retuerce el pecho.
—Te quiero, Sawyer. —No quiero colgar—. Por favor
llama pronto o lo que sea, envíame una carta. Y por favor dile
a Taron que…
—Se lo diré.
La línea se queda en silencio y dejo caer la cara en mis
manos.
Es lo último que escucho por otro mes. Leon comienza su
último año de bachillerato. Las clases comienzan en la
universidad, hago todo lo posible para aparecer mental y
físicamente compuesta. La señorita Jessica me consuela con
historias de cuando su hermano estaba en Vietnam. Historias
como “la hora más oscura siempre es antes del amanecer”. La
quiero mucho, no quiero decirle que no ayudan en absoluto.
Debería comenzar a limpiar su antiguo cobertizo. Debería
presentar más productos a mi línea. Debería hablar con Digger
sobre la cosecha. Tantas cosas que debería hacer, sin embargo,
todo lo que hago es esperar.
El sol sale todas las mañanas, rompiendo doradas sobre las
hileras de árboles de hojas verdes. El sol se pone todas las
noches, proyectando largas sombras sin respuestas ni alivio.
Voy a la iglesia cada vez que las puertas están abiertas. Me
voy a la cama y rezo para que Dios no se lleve a otro de mis
seres queridos. Mis oraciones son siempre las mismas. Por
favor, Dios. Por favor, ya he perdido lo suficiente.
Cada día es una larga línea que conduce a la siguiente,
hasta que llega el día.
Estoy parada en la colina, mirando hacia el horizonte. Mis
ojos siguen el angosto camino de tierra que pasa por esa vieja
casa en la colina y justo donde el azul se encuentra con el
beige, veo una tenue nube de polvo elevarse.
Mi corazón salta a mi garganta y enseguida estoy corriendo
cuesta abajo. Leon está en el patio y me llama, pero no me
detengo. No siento el suelo bajo de mis pies. No noto el
paisaje al pasar. Es todo es borroso, lo único que puedo ver es
la camioneta plateada que se acerca a paso de tortuga.
Las lágrimas cubren mis mejillas y veo que el vehículo se
detiene. La puerta se abre y sale una figura oscura. Su cabello
es desordenado, largo, y un rastrojo le cubre las mejillas. No
dejo de correr hasta que nos abrazamos, abrazándonos fuerte y
por mucho tiempo.
—Sawyer… —Sólo puedo decir su nombre—. Estás vivo.
Su gran mano agarra la parte de atrás de mi cabeza y
escucho su corazón latir.
—He vuelto a casa, he vuelto para no volver a irme.
Capítulo 18
Taron
∞∞∞
Está oscuro cuando llego a la dirección que Sawyer me
envió un mensaje. Pasé el vuelo de tres horas retorciéndome
las manos, preguntándome si mi hermano me iba a dar lo que
le pedí.
Dijo que debería esperar, pero es lo último que tengo la
intención de hacer. Estoy enojada con él por dejar que Taron
me diera la espalda así. Se supone que debería estar de mi
lado, como el protector hermano mayor. En cambio, no me
dijo nada más al entregarme la carta.
Estoy furiosa con ambos por actuar como si no fuera lo
suficientemente fuerte como para manejar lo que pueda pasar.
Como si no hubiera sacrificado estos últimos casi dos años.
Ahora, de pie en el vestíbulo del lujoso edificio, espero a
que se abran las puertas plateadas. Mi hermano dijo que Taron
vive con Marley. Patton los acomodó para que tomaran
trabajos en la empresa de bienes raíces comerciales de su
padre y los instaló en un apartamento.
Nada de eso tiene sentido. Taron dijo que creció sin nada,
el único hijo de una madre soltera que regresó a las montañas
cuando él estaba en el bachillerato, pero aquí vive como un
rey. Al menos, así es como se ve desde el exterior.
La puerta del ascensor se abre a un vestíbulo de color beige
con acentos de caoba marrón oscuro. Cruzo el pequeño
vestíbulo y espero, tratando de calmar mi respiración antes de
tocar.
Mi mano tiembla cuando la levanto, pero mi ojo capta el
anillo turquesa en mi dedo.
Yo hice una promesa.
Apretando los ojos, golpeo fuerte y firme.
Ninguna respuesta.
Siento que al respirar me acabo el aire del lugar. Tomo otra
inhalación temblorosa, exhalo y luego vuelvo a hacerlo, esta
vez con los ojos abiertos. Toco más fuerte, más tiempo, luego
espero.
Incluso me duelen los latidos del corazón. No he visto a
Taron en persona en mucho tiempo. Mi hermano dijo que está
herido; él me envió una carta diciéndome que no viniera. Soy
muy impulsiva.
Un hilo de miedo, frío como el hielo se filtra a través de mi
pecho.
¿Qué sucede si encuentro algo que no quiero ver?
¿Qué pasa si su cara está destrozada o está en una silla de
ruedas?
¿Qué pasa si su cerebro está dañado?
¿Qué pasa si perdió una extremidad?
En realidad, nunca consideré la posibilidad. Asumí que
sería como mi hermano: físicamente completo, sufriendo
internamente.
Estos pensamientos bombardean mi mente, pero una calma
tranquilizadora llena mi pecho. No importa: podemos
enfrentar cualquiera de estos desafíos juntos.
Amo a este hombre.
—¿Quién es? —Su voz es severa a través de la puerta.
—¿Taron? —La mía es clara, cortando el miedo.
Está en silencio al otro lado.
Mis ojos se dirigen a la mirilla en el medio de la puerta y
mi respiración se detiene.
¿Me está mirando ahora? ¿Va a abrir la puerta?
Los segundos pasan en los latidos del corazón… uno…
dos… tres…
La ansiedad aumenta, apretándome el pecho hasta que oigo
girar el pomo. La puerta se abre silenciosamente y mis ojos se
llenan de lágrimas cuando veo su hermoso rostro, sus ojos
hipnóticos.
—Taron. —Corriendo hacia adelante, estoy en sus brazos.
Su aroma me rodea y todo vuelve a inundarme. Todas las
noches que pasamos escuchando nuestras voces colgando de la
línea, alimentándonos de nuestras llamadas como si fueran
maná caído del cielo. Todas las veces que me acosté en mi
cama, memorizando su rostro a través de la pantalla
parpadeante. Todas las burlas y coqueteos, todos los deseos y
promesas.
—Estás aquí. —Su voz vibra en todo mi ser.
Sus fuertes brazos me rodean, mi cabeza está apoyada
contra su pecho. Oigo latir su corazón, su aliento gira dentro y
fuera.
—Eres real. —Las lágrimas corren por mis mejillas.
Lo abrazo con todas mis fuerzas, deseando poder sangrar
mi alma en la suya, darle lo que necesita, sanar lo que sea que
lo lastime, lo que sea que lo haga decir palabras que no quiere
decir.
Da un paso atrás, guiándome a su apartamento y cerrando
la puerta, cerrando la cerradura. Sus ojos están tan cansados.
Pequeñas líneas marcan las esquinas y su barba es más gruesa.
Ha perdido peso, es tan alto que me sigo perdiendo en él, pero
mi hermano tiene razón, ha cambiado.
—Noel… —Desliza sus dedos a lo largo de la línea de mi
cabello y más lágrimas inundan mis ojos.
Sus caricias son iguales.
Lo tomo por las mejillas, guiando su rostro hacia el mío
para que me bese. Se inclina hacia mí, presionando su mano
contra la puerta detrás de mí. Su boca se abre, su lengua se
desliza a lo largo de la mía, pero sus músculos están rígidos,
como si se estuviera conteniendo, luchando contra algo.
Envolviendo mis brazos alrededor de su cuello, levanto mis
labios hacia su oreja.
—He esperado tanto para volver a sentirte en mis brazos.
Sus hombros colapsan, su resistencia se desmorona y sus
brazos rodean mi cintura, acercándome a él. Ha pasado tanto
tiempo. Sé que me necesita tanto como yo a él. Recuerdo la
noche en que pensamos que volvería a casa, el corazón se me
retorció al pensar que podría volver a verlo.
Todo está aquí ahora mismo.
No hablamos. Me besa de nuevo y el calor que siempre
hemos compartido vuelve a la vida. Sus manos se mueven por
mi espalda, deslizándose debajo de mi blusa, encontrando mi
piel. Un ruido se filtra de mi garganta, saco mi blusa sobre mi
cabeza.
Con cada beso, cada caricia, nos hemos estado moviendo,
tropezando hacia atrás, hasta ahora estamos en su habitación.
Hace una mueca mientras se quita la camisa, casi como si
hubiera estado en una pelea. Escaneo su cuerpo en busca de
cicatrices, pero no veo ninguna. Las líneas en su torso son más
profundas. Sí, ha perdido peso, pero todavía está tan
musculoso.
Mi cara está en el medio de su pecho, me levanto para
presionar mi boca contra su ancho hombro, plantando un beso
contra su piel caliente. Su sabor salado en mi lengua y siento
su palma contra mi espalda, su otra mano tambaleándose con
mi sostén. Moviendo mis manos para atrás, me lo quito
rápidamente y nuestros cuerpos desnudos se presionan.
—He soñado con esto muchas veces —gime.
Su mano está en mi cara y siento su dureza presionando
contra mi estómago.
—No podría vivir sin ti un día más. —Mi voz es un jadeo,
mis manos están en su cintura, desabrochando su cinturón tan
rápido.
El espacio entre mis muslos es cálido y pulsante. Estoy
completamente eléctrica, cada toque aviva mi necesidad.
—Noel… —Él gime una débil protesta que cubro con mi
boca mientras se sienta a un lado de la cama.
Me quito los pantalones y me subo a su regazo a
horcajadas, sintiendo su gruesa polla contra mis muslos. Estoy
palpitante y caliente. Me he tocado muchas veces, me he dado
tantos orgasmos a larga distancia en la pantalla, su voz en mi
computador portátil.
Sus dedos se deslizan ligeramente sobre la piel de mi
trasero y me levanto de rodillas, cayendo firmemente,
sentándolo completamente dentro de mí.
Su gemido es puro deseo que me encrespa los dedos de los
pies. Me pongo de rodillas otra vez y me dejo caer, sintiéndolo
profundamente dentro de mí, saboreando los sonidos de su
hambre, sus manos agarrando mi trasero. Me está moviendo
ahora, tirando de mí hacia arriba y hacia abajo por su polla,
gimiendo mientras lo monto, persiguiendo el orgasmo que se
eleva en mi estómago. Con cada ruido que hace, mi cuerpo se
calienta más.
Nuestros pechos se deslizan juntos, sudor y calor y cientos
de noches de necesidad. Mis pechos rebotan, él atrapa uno,
guiándolo hacia su boca y besando mi pezón duro.
Mi cabeza cae hacia atrás y gimo ruidosamente.
—Taron… sí… —Mis caderas se mueven hacia adelante
cuando se rompe mi orgasmo, retumbando en mis entrañas.
Me estremezco y me levanto, envolviendo mis brazos
alrededor de él, besando desde su cuello hasta su mejilla, mis
manos enredadas en su cabello. Él continúa meciéndome un
poco más, acercándome, enterrándose hasta la empuñadura,
gimiendo, llenándome profundamente.
Estamos jadeando, envueltos en los brazos del otro,
resbaladizos por el sudor y brillando en el resplandor
crepuscular. Mientras se desliza más alto en la cama, me
abraza contra él y me acurruca en sus brazos mientras nos
deslizamos entre las sábanas.
Me doy cuenta de que su cama no está hecha.
—¿Te desperté? —Mi voz es tranquila, más alta que la de
él.
Respira brevemente y sacude la cabeza.
—No estaba durmiendo.
Nuestros cuerpos están al ras, mis pechos recostados contra
su pecho duro y respiramos juntos. Deslizo mis dedos a lo
largo de su cabello y él hace lo mismo, mirándome con
asombro. Estoy seguro de que mis ojos están llenos de la
misma emoción.
—¿Qué estás haciendo aquí? —Su voz es tierna,
sinceramente preguntando.
—¿Creías que no vendría?
—Te dije que no lo hicieras. —Sus ojos brillan, la idea de
verlo llorar hace que mi pecho duela—. Mi hermosa princesa,
eres tan buena.
—Mi guapo príncipe. —Sonrío, pero sus ojos se
estremecen.
—Tan lejos de ser un príncipe. —Su barbilla cae mientras
levanta mi mano, besando el anillo en mi dedo—. Tu anillo.
—Me queda perfecto, nunca me lo quito.
Una sonrisa triste enrosca sus labios y me besa de nuevo a
lo largo de la mandíbula, hasta la oreja. El deseo zumba a
través de mi piel. Podría hacerle el amor toda la noche y seguir
sin estar satisfecha, pero esta pesadez pende en el aire a
nuestro alrededor.
—¿Estás bien? —Levanto mi mano para tocar su mejilla.
—Por ahora sí.
No es suficiente, pero lo abrazo y lo atraigo contra mí.
Quiero sentir el peso de su cuerpo. Se siente tan bien. Sus
grandes manos se deslizan a lo largo de mis costados, no pasa
mucho tiempo antes de que se deslice dentro de mí
nuevamente. Nuestras bocas se unen y nos balanceamos
juntos, lentamente al principio antes de acelerar.
Se levanta sobre mí, empujando más rápido. Una gota de
sudor gotea por su frente, mis manos viajan por sus fuertes
brazos. Mis dedos siguen las líneas de sus músculos, levanto
mis caderas para encontrarme con él, superando el orgasmo,
sintiéndolo en la punta de los dedos de los pies cuando llega
un fuerte grito. Empujes duros, empujes profundos.
Nuestra respiración es pesada mientras bajamos una vez
más. Estoy segura de que apenas estamos comenzando nuestra
reunión. Me gira, con esos brazos fuertes alrededor de mi
cintura, sonrío mientras mi espalda presiona contra su pecho.
Me arrullo con una falsa sensación de seguridad en sus brazos
mientras me quedo dormida.
Algo me dice que esto no durará.
∞∞∞
Me despierto sola antes del amanecer. Al principio, estoy
desorientada, luego recuerdo que estoy en la habitación de
Taron. Saliendo de la cama, me dirijo a la pequeña maleta de
mano que traje conmigo. La rodé por la puerta, pero ahí fue
donde se quedó. Ahora estoy buscando ropa para cubrir mi
cuerpo desnudo.
Envolviéndome en su camisa, inhalo profundamente su
aroma, limpio y masculino. Me tambaleo hacia la sala de estar,
esperando encontrarlo en la cocina.
Está vacío.
—¿Taron? —Mi voz hace eco en el espacio vacío.
Sin respuesta. Nada. Se acaba de ir. Levanto mi teléfono y
rápidamente envío un mensaje.
¿Saliste por pizza a medianoche?
Sin puntos grises, sin llamadas perdidas, sin nota. El miedo
me recorre las venas, agarro una manta del respaldo del sofá,
envolviéndome en ella. Me siento durante mucho tiempo,
mirando por las puertas de cristal del balcón con vistas al
horizonte de Nashville. La autopista interestatal atraviesa los
altos edificios y los autos como luciérnagas que pasan junto a
ellos.
Mis ojos se vuelven pesados cuando el horizonte comienza
a palidecer y me quedo dormida.
Todavía estoy sola cuando vuelvo a abrir los ojos y tomo
mi teléfono, marcando el número de Taron. Va al buzón de voz
y dejo un mensaje.
“Estoy preocupada, ¿dónde diablos estás?”
Otra hora pasa. Doy una vuelta por su departamento, busco
en los cajones y busco alguna pista. Encuentro un encendedor
y papel para fumar. Estoy preocupada, pero recuerdo lo que
dijo sobre Marley y la marihuana. ¿Habría cambiado eso
después de retirarnos? No lo sé. Encuentro una tarjeta de
presentación de Fletcher Properties. ¿Podría haber ido a
trabajar?
No sé lo que hace en el sector inmobiliario, pero ¿tal vez él
está trabajando en algo que tiene una fecha límite? Él estaba
dormido cuando llegué… ¿Tal vez había planeado pasar toda
la noche trabajando?
Mis dedos se ciernen sobre el teclado de mi teléfono, listos
para marcar cuando escucho un ruido en la puerta. Con una
inhalación brusca, me giro para verlo entrar en el apartamento.
Todavía usa la ropa que llevaba la noche anterior: jeans
desteñidos y una camiseta de manga larga. No es exactamente
la vestimenta de trabajo
Se endereza cuando me ve y se aclara la garganta, girando
hacia el área de la cocina.
—Hola.
—Hola. —Lo miro, preguntándome si me está evitando—.
Traté de llamarte.
—¿Oh sí? —Levanta su teléfono y sus cejas se arquean.
—¿Estás bien? —Cerrando el espacio entre nosotros,
agarro su brazo—. ¿Qué está pasando, a dónde fuiste?
—Eso no es tu problema.
—Creo que sí lo es. —Mi voz es más aguda de lo que
pretendo. Estoy luchando con el miedo residual mezclado con
la frustración mezclada con este dolor en mi pecho.
Está agitado, repentinamente frustrado, y retira su mano.
—No te pedí que vinieras, Noel. De hecho, fue todo lo
contrario.
Estoy sorprendida por sus palabras. Se sienten como una
puñalada en el pecho después de anoche. O supongo que
después de las pocas horas que pasamos juntos. Ahora que lo
pienso, después de quedarme dormida, no sé lo que hizo.
—Estaba preocupada por ti. Sawyer dijo que estabas
herido, claramente algo está mal.
—Me hirieron. —Sus ojos brillan y me doy cuenta de que
nunca lo he visto enojado. Da miedo—. Siempre tengo dolor
ahora. ¿Sabes cómo es eso, que cada movimiento irradia
agonía a través de tu cuerpo?
Su voz es un cuchillo, mis ojos se humedecen. Parpadeo
rápidamente.
—No, no tengo idea. ¿Qué puedo hacer? Deja que te
ayude.
—No puedes ayudarme. Nadie puede. —Aprieta la
mandíbula y veo un brillo de transpiración en el labio—.
Necesitas irte a casa.
Otro destello de angustia se extiende por mi pecho. Tengo
problemas para respirar.
—¿Al menos me dirás lo que pasó? La última vez que
hablamos, ibas por Marley, entonces…
—Entonces todo cambió. —Se inclina hacia adelante y
agarra la mesa, claramente adolorido.
—Taron…
Inhalando bruscamente, sale de la habitación, va al baño y
cierra la puerta. Espero, escuchando mientras abre el botiquín.
Escucho el ruido de las pastillas que se agitan en una botella,
agua corriendo, luego silencio. Mis entrañas se revuelven,
tengo los ojos húmedos. Mi corazón está rompiéndose
lentamente.
Después de varios minutos, la puerta se abre y él está más
tranquilo. Sus músculos parecen relajados. Se parece más a lo
que fue anoche, solo que una sombra oscura lo sigue.
—No podemos estar juntos, Noel. No soy el mismo
hombre que conociste, esta es mi vida ahora.
—¿Qué? —Mi voz se quiebra—. ¿Cuál es tu vida ahora?
¡Dime!
—Dolor… —Gruñe, moviéndose lentamente a través de la
habitación hacia el sofá y bajándose con cuidado—. Dolor y
drogas.
Los ojos aguamarina miran a los míos, como si me
estuviera desafiando a juzgarlo.
Me desplomo de rodillas a sus pies, sosteniéndolo,
rogando.
—Taron, solo déjame intentar…
—¡No! —grita, interrumpiéndome. Sus ojos se cierran y el
músculo de su mandíbula se flexiona mientras inhala
lentamente, exhala y me mira directamente a los ojos, con la
mandíbula apretada—. Quiero que te vayas a casa, Noel.
Quiero que te vayas.
Todo dentro de mí se desmorona.
—No puedo hacer eso. —Mi voz se rompe en mis
lágrimas, pero él agarra mis brazos con fuerza, arrastrándome
a mis pies.
—Sí puedes y es lo que vas a hacer.
—Estas hiriéndome. —Lágrimas corren por mis mejillas y
veo dolor reflejarse en sus ojos—. ¿Por qué estás haciendo
esto?
—Cuando vuelva no quiero encontrarte aquí. —Me suelta
con un pequeño empujón. Baja las cejas, y se da vuelta, yendo
hacia la puerta—. Encuentra a alguien que te merezca. Porque
ese no soy yo.
—Sí lo eres…
—NO. —Está en mi cara, su aliento caliente en mis ojos
cerrados—. No te quiero aquí.
Cada palabra es un latigazo en mi corazón que ya sangra.
—Se acabó, Noel. Vete. A. Tu. Casa
∞∞∞
Sentada junto a la ventana del avión, contemplo las nubes
grises que oscurecen el horizonte. Mi equipaje de mano
pequeño está en el compartimiento superior, en el exterior, me
veo como cualquier otro viajero. Pero en mi corazón, un
tornado ha aterrizado y está girando y demoliendo todo. Con la
velocidad del sonido, arrasando lo que encuentra a su paso,
arrancando árboles del suelo, enredando sus tentáculos
alrededor de mi alma y tirando de las raíces…
Mi hermano me rodea con el brazo y me lleva a casa desde
el aeropuerto. Mi visión está nublada por la tormenta que azota
mi pecho. No se detendrá hasta que todo esté destruido.
La casa está a oscuras. Mi hermano habla, pero no puedo
escuchar las palabras. Voy a mi habitación y cierro la puerta.
Réplicas
Noel
∞∞∞
—Tengo que decir que me sorprende saber de ti. —La voz
de Sawyer es inconfundible. El suena feliz—. ¿Todo está bien
en Nashville?
—Navegamos entre ríos revueltos, pero creo que estamos
saliendo.
—Cierto. —Su tono cambia—. Patton me lo dijo, es una
pena.
—Él va a estar bien.
—¿Y tú?
Un nudo se forma en mi garganta. Vergüenza, mi
compañera constante vuelve para atormentarme.
—Estoy bien, he estado limpio por algunos años.
—Me alegra oír eso. —Su voz es grave, pero no es por eso
por lo que llamé.
—Hemos contratado algunas personas nuevas. Estoy
pensando en tomar un descanso de Fletcher International.
—Por lo que escuché, tienes el dinero para hacerlo.
—Sí —me las arreglo para reír—. Intentamos convencerte.
¿Lo recuerdas?
—Esa vida no es para mí.
Mi estómago se contrae. No sé por qué esto se siente difícil
de decir.
—En realidad es por eso por lo que llamé, tampoco creo
que sea la vida para mí. Ya no.
—Me preguntaba cuándo llamarías para decirme eso.
Supongo que tenías tus razones para esperar.
No estoy seguro de lo que quiere decir.
—Sí, bueno, he estado pensando en ese verano en
Harristown… —He estado pensando en Noel—. El tiempo
que pasé en el huerto fue…
¿El mejor verano de mi vida?
—Caliente, agotador. —Bromea y me río.
—No todo fue tan malo.
—Me espera mucho trabajo el próximo año. Es hora de
rotar los árboles.
La bienvenida en su tono aumenta mi confianza.
—¿Qué significa eso?
—Significa que necesito ayuda. Los árboles de durazno
producen un máximo de veinte años, si tienes suerte. Estamos
en el año quince. Tengo que empezar a plantar nuevos y
eliminar los viejos. Es mucho trabajo.
—No le temo al trabajo duro. —Mi estómago se contrae
por la anticipación—. ¿La cabaña del capataz todavía está
vacía?
—La tendré lista para ti. —Se ríe.
—Dame unos días para arreglar todo aquí.
Quiero preguntar sobre ella, pero no lo hago. Me despido y
terminamos la llamada. Ver a Noel nuevamente es como
imaginarme el cielo sin poder tocarlo. Trato de pensar en lo
que diré, mi corazón late más rápido. ¿Cómo se verá ella
ahora? Quiero irme hoy, pero tengo que hablar con Patton.
Rápidamente le envío un correo electrónico pidiéndole
reunirse conmigo lo antes posible, luego me dirijo a mi
apartamento para comenzar a empacar.
Capítulo 21
Noel
Siete años.
Han pasado siete años desde que la señorita Jessica me dio
este viejo cobertizo y finalmente voy a abrir la puerta
principal.
Quedé embarazada, abandoné la universidad durante un
año para tener al bebé, volví a la escuela, me gradué y además
cursé una maestría.
Ahora finalmente voy a tener una tienda como tal.
Tan pronto como me deshaga de las ratas.
Akela está justo a mi lado, con las orejas levantadas. Sus
hombros se erizan como si sintiera los roedores que acechan al
otro lado de la puerta desvencijada.
Aprieto los dientes, entrecierro los ojos y alzo la escoba
más alto. Mi corazón late en mi pecho, es ahora o nunca.
Colocando mi bota directamente en el centro de la puerta, le
doy un fuerte empujón mientras grito.
—¡Que no haya ratas!
Como si eso hiciera una diferencia.
Salto hacia atrás y la puerta apenas se mueve una pulgada.
Todo está tranquilo.
Mis hombros caen con mi exhalación, pero vuelvo a reunir
mi coraje.
—Está bien, chica. Esta vez vamos a entrar.
Akela brinca de lado a lado y le acaricio la cabeza. Doy un
paso adelante, lista para patear, y ella reanuda la postura de
ataque.
Mi bota contra la madera, empujo más fuerte, gritando una
vez más—: ¡Por favor, dios, que no haya ratas!
La puerta se abre de golpe, rebotando en la pared y yo salto
hacia atrás.
De nuevo, no pasa nada.
El interior está en silencio.
—Darcy Hayes dijo que no importa lo talentosa que seas.
Dijo que a los jueces lo único que les importa es tu vestido, tu
cabello y cómo sonríes. Y cómo caminas. —Una niña de
metro diez de estatura y con la cabeza coronada de rizos
dorados camina detrás de mí, sin siquiera detenerse para
respirar.
—Tara Dove. —Mi voz es sorprendentemente tranquila—.
Te dije que te quedaras en la casa.
—¡Tengo que conseguir patrocinios, mamá, Darcy Hayes
dijo que su tío Digger ya le ha comprado tres anuncios de
página completa!
Doy un paso adelante con cuidado, alumbrando con mi
linterna los pisos de madera del viejo cobertizo. Están
cubiertos de una capa de polvo tan espesa que parecen grises
en lugar de marrones.
—Digger Hayes siempre ha sido un presumido. —Camino
hacia una gran caja de cartón en el medio de la habitación.
Escucho jadear a mi hija.
—Ella ya me lleva mucha ventaja, y ni siquiera puede
cantar You Are My Sunshine.
—Dove. —Me detengo para enfrentarla—. Falta más de un
año para el concurso, tienes mucho tiempo para vender esas
po…patrocinios.
Me mira con esos ojos aguamarina que nunca dejarán de
parecerse a los de su papá, haciendo un puchero
—Darcy dijo que odias el concurso porque no ganaste.
—Por todos los… —Sacudiendo mi cabeza, le doy una
patada a la caja con mi bota—. No me gustan los concursos
porque son solo un montón de opiniones. No son la realidad.
O en el caso del certamen de la princesa del festival, la
cuenta bancaria de la concursante.
Le doy un empujoncito a la pesada caja, esperando ver qué
pasa después. Hasta ahora, parece que las historias sobre que
este lugar estaba infestado de ratas fueron puras
exageraciones.
—¿Por qué estás aquí, mamá? —Dove camina hacia un
viejo escritorio que se amontona contra la pared—. Mi tío
Sawyer dijo que se encargaría de limpiar.
Sintiendo alrededor de las paredes, mis dedos aterrizan en
un interruptor de luz. Lo giro hacia arriba y hacia abajo, pero
no pasa nada.
—Tu tío Sawyer ya tiene suficiente con plantar todos esos
durazneros. Soy perfectamente capaz de…
¡aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
Un ratoncito blanco cruza el espacio haciéndome gritar y
saltar sobre el escritorio. Akela ataca después de eso,
deslizándose hasta detenerse en la grieta en el piso.
—¡Un ratón, mamá, un ratón! —Dove grita lo
suficientemente fuerte como para romper el vidrio, y salto y la
agarro a mi cadera, agarro la linterna nuevamente y me dirijo
hacia la puerta—. ¡Era Angelina Ballerina!
—Creo que dejaremos que Sawyer venga a poner algunas
trampas esta noche.
Mi hija se retuerce en mis brazos, mirando hacia atrás con
los ojos redondos.
—¿Si mi tío Sawyer atrapa el ratón, puedo tenerlo en mi
habitación?
—Los ratones no viven en las casas con la gente.
—Ese sí.
La cargo en mi cadera, sostengo su mano mientras
caminamos cuesta arriba hacia la casa, Akela corre junto a
nosotras. Sólo damos unos pasos antes de que Dove comience
a saltar.
Miro hacia abajo a sus brillantes rizos rubios y sonrío.
—¿Qué te hace pensar en el concurso?
—Hoy entregaron formularios de patrocinio en clase. La
señorita Jenny dijo que todos necesitamos participar. Es una
tradición.
—No estoy segura de eso. —Levantándola debajo de los
brazos, la ayudo a subir los escalones traseros a la cocina, uno
por uno.
—Dijo que mi abuela ganó todos los concursos. ¿Es eso
cierto?
—Es verdad.
—¿Me parezco a ella?
—Un poco. —No esperaba esa pregunta.
—¡Vivaaaaaaaaaaaaaaaaaa! —Ella bombea su pequeño
puño sobre su cabeza mientras sale corriendo por la puerta. Un
desvío rápido y corre directamente hacia mi hermano parado
en la barra—. ¡Leon está en casa!
Ella arroja sus brazos alrededor de sus piernas, y él la
empuja sobre su cadera.
—Hey, cabeza de chorlito. ¿Cuánto es tres por tres?
—¡No soy una cabeza de chorlito! —chilla mi hija—.
¡Nueve!
—¿Cuánto es cuatro por cinco?
—¡Veinte!
—¿Cuánto es seis por…? —Él la mira por el rabillo del ojo
y los de ella se abren de par en par—. ¿Siete?
Dove cierra los ojos y grita—: ¡Cuarenta y dos!
—Sí —se ríe—. ¿Quién dijo que las chicas no son buenas
con los números?
—¡Nadie! —Dove sostiene su cuello mientras él la hace
saltar entre sus brazos. Le doy un rápido beso en la mejilla.
Leon la pone tan hiperactiva.
—Hola, bicho raro. ¿Qué tal tu día?
—Bien. ¿Ya está la cena? Me muero de hambre.
—Siempre estás muriendo de hambre. —Voy al
refrigerador y saco una bolsa de plástico con tres filetes
marinados adentro—. Creo que tienes lombrices.
—¿Mi tío Leon tiene gusanos? —Dove arruga su nariz.
—Te los voy a pasar.
—¡Qué asco! —Chilla y corre hacia la sala. Corto
zanahorias, apio, espárragos y papas rojas y las pongo en la
sartén de hierro en uno de los fogones. Es la misma receta que
he estado haciendo durante años, pero trato de cambiarla un
poco.
—¿Dónde está Sawyer?
—Está hablando con Deacon sobre comprar árboles y esa
mierda.
—¡Leon! —Siseo, pero la música de un arpa y flautas
tocando el tema de Angelina Ballerina suena fuerte en la sala.
—Ella no nos está escuchando.
—No importa, ten cuidado con lo que dices. —Le doy un
pellizco y regreso a la estufa, moviendo todo al horno.
Deacon Dring se ha convertido en nuestro asesor financiero
desde que regresó de Dallas. Mindy es la única que conoce
toda la historia del hombre guapo que sigue regresando a
nuestra ciudad. Sólo sé que él da buenos consejos financieros,
me ha ayudado varias veces con mi negocio.
—Necesito que ponga algunas trampas en el viejo
cobertizo.
—¿Finalmente estás concentrándote en tu sueño? —Sus
ojos color avellana se suavizan, aunque trato de mantener a
Leon como un niño en mi cabeza, sé que es un hombre de
veintidós años.
—Nunca me di por vencida, pero tenía prioridades. Cuidar
los asuntos más importantes antes de que pueda volver a
resolverlos.
—Prioridades. —Él asiente, con una pizca de sonrisa en su
voz—. Menuda prioridad.
Observamos en el catálogo las variedades de durazneros y
cuánto tiempo tardarán en enviarse, ya sean de raíz pelada o
envueltos en yute.
—Podemos plantarlas casi en cualquier momento, pero
creo que quiere preparar el suelo por ahora y esperar hasta
principios de abril.
Estoy a punto de mencionar la tienda cuando mi hermano
mayor entra por la puerta.
—Huele bien aquí.
—¡Oh! —Regreso a la estufa y saco del horno la sartén
chisporroteante de carne, papas y verduras—. La cena está
lista para cuando quieran.
Nos sentamos a comer, Dove comparte su bistec conmigo.
—Mi mamá vio un ratón en el viejo cobertizo y gritó muy
fuerte. ¡Akela intentó comérselo!
Sawyer le sonríe cálidamente y luego me mira.
—Voy a poner algunas trampas antes de irme a la cama esta
noche.
Quiero decir que no tiene qué, pero decido dejarlo esta vez.
Después de haber comido, Dove ayuda a Leon a limpiar los
platos y a cargar el lavavajillas. Sawyer sale al porche y yo lo
sigo, mirando las colinas del huerto, la tierra de nuestra
familia.
Sé que este trabajo le pesa bastante. Va a requerir una gran
inversión inicial y establecer una nueva cosecha tiene su
propio conjunto de riesgos y problemas. Sin mencionar la
necesidad de manos adicionales.
—¿Deacon encontró en nuestros libros la opción de
contratar a alguien de tiempo completo?
Él me mira y pone un fuerte brazo alrededor de mis
hombros.
—Es interesante cómo las cosas parecen solucionarse con
el tiempo. A veces se siente como providencia divina.
Eso me sorprende. Mi hermano nunca ha sido
particularmente espiritual.
—¿Qué quieres decir?
—Encontré a alguien que trabajará por alojamiento y
comida.
—¿Quién? —le pregunto llena de curiosidad.
La puerta se abre y mi pequeño torbellino sale corriendo al
porche.
—¡Mamá, ya me lavé los dientes, es hora de dormir!
Ella toma la mano de mi hermano y le da un tirón. Él la
levanta y ella lo abraza con fuerza.
—Buenas noches, tío Sawyer.
—Buenas noches, mi pequeña niña. —La gran mano de
Sawyer acaricia su pequeña espalda y el calor llena mi pecho.
Sus ojos se encuentran con los míos—. Podemos hablar de eso
mañana, descansa.
Dando un paso adelante, beso su mejilla y tomo a mi niña
de sus brazos. Se menea y me lleva a la casa, donde nos
acurrucamos como siempre con un libro de Angelina Ballerina
y su ratón de peluche.
Dove se acurruca más abajo en las mantas a mi lado y
descansa la cabeza en mi brazo, pasando el dedo por un rizo
dorado. Como siempre, estoy sorprendida por ella. Ella
cambió mi vida. Ella me salvó la vida.
Cuando mi corazón se estaba desgarrando, ella vino y me
trajo la paz.
Ella calmó la tormenta y trajo la luz del sol.
Toda la felicidad y el amor que disfrutamos ese verano está
encerrada en su pequeño cuerpo. Incluso con esos ojos
aguamarina que a veces despiertan el dolor dormido en mi
pecho, me llenan de alegría.
Mis ojos se cierran y el sonido de su respiración me lleva a
las arenas del sueño.
Capítulo 22
Taron
∞∞∞
Dove todavía está en la cocina cuando regreso a la casa.
Está de pie en una silla, inclinándose sobre la mesa con un
ratón de peluche marrón con un vestido verde a su lado. Por un
minuto la veo tan concentrada en lo que está haciendo.
Su ceño está fruncido y su nariz se levanta al final. Esa
cabecita llena de cabello rubio. Ella es perfecta.
Me acerco y el piso cruje, se sienta en la silla y me mira
fijamente por un momento.
—Mi mamá dice que, si ves a alguien que necesita una
sonrisa, deberías darle una tuya. —Me sonríe y un pequeño
hoyuelo aparece justo debajo de su boca, como el de su madre.
Y así de rápido, me roba el corazón.
—¿Necesito una sonrisa?
—Creo que sí. —Todavía está sonriendo, mostrando sus
dientes de leche—. ¿Cómo te llamas?
—Taron.
—Eso suena como mi nombre. —Se para en la silla y
comienza a colorear nuevamente—. ¿Te gusta colorear?
—Por supuesto. —Me siento a su lado, tomo el crayón azul
y empiezo con el abrigo de un ratón con gafas—. ¿Cómo te
llamas?
—Tara Dove Noel LaGrange. —Lo dice como si estuviera
leyendo un guion, asintiendo con la barbilla al pronunciar cada
palabra.
—Ese es un nombre bonito. Me gusta Tara.
—Es por mi papá. Mi mamá me dijo que es un príncipe
guapísimo, dijo que es por eso por lo que tengo los ojos azules
cuando los de ella son marrones.
Un destello de emoción aprieta mi pecho.
—¿Dónde está tu mamá?
—Abajo en su nueva tienda. —Hace un gesto de disgusto,
arrugando la nariz, es adorable—. No es realmente nueva. Es
muy vieja, pero mi mamá dice que será lo mejor que haya
visto cuando termine de arreglarla. Le dije que ya he visto
mucho.
—¿Ah sí? —Quiero reír. Quiero atraerla hacia mí y
abrazarla. Quiero que Noel esté aquí para poder sostenerlas a
ambas en mis brazos. Es un sueño que no merezco tener y me
duele hasta los huesos.
—¿Eres un príncipe?
—No. Nunca he sido un príncipe. —A pesar de lo que su
madre solía decir.
—Tengo muchas ganas de conocer a mi papá.
Mi estómago se contrae, no estoy seguro de qué hacer con
esto. ¿Cómo le decimos la verdad a esta hermosa niña?
La veo rellenando un tutú rosado en la página.
—¿Qué pasa si tu mamá estaba imaginándoselo y tu papá
no es un príncipe?
—Claro que lo es. —asegura levantando las cejas.
Dejo el crayón azul y agarro uno café, comenzando el
tronco de un árbol.
—¿Qué pasa si él es un hombre normal, como tú tío
Sawyer?
Ella deja de colorear y hace un puchero con su boca tan
bonita, pensando.
—¿Es un héroe? Mi mamá dice que el tío Sawyer es un
héroe.
Mi sueño de ganar el amor de Noel, de ser lo
suficientemente bueno como para merecerla, impregna mi
mente y me aprieta la garganta.
—Él quería ser un héroe, pero sucedieron cosas malas. Fue
a un lugar realmente oscuro.
—¿Como el príncipe Phillip?
—No lo conozco.
Sus ojos se ponen serios.
—Él estaba atrapado en un calabozo oscuro, pero
Merryweather, el hada, lo ayudó a escapar. Luego tuvo que
cortar grandes arbustos espinosos y luchar contra un dragón
antes de poder llegar hasta donde estaba la Bella Durmiente y
salvarla del malvado hechizo.
—Eso es bastante denso. —Considero los aspectos
metafóricos de su historia y me imagino que puedo trabajar
con esto—. Él tenía que hacer algo así, pero eso no lo
convierte en un príncipe.
Su cabeza se inclina hacia un lado.
—¿Es un buen hombre?
Dejo el crayón y acaricio su pequeña espalda mientras me
levanto. Quiero explicarle todo. Quiero decirle que a pesar de
que nos acabamos de conocer, cortaría espinos y pelearía con
un dragón por ella. Quiero decirle que soy su papá y que la
amo.
—Está trabajando en mejorar.
Ella asiente, volviendo a su dibujo—: Creo que eso es
suficiente.
Capítulo 23
Noel
∞∞∞
Es tarde cuando finalmente decido terminar con el día.
Solo me tomé un descanso para comer el almuerzo que
había agarrado al salir por la puerta y les envié un mensaje de
texto a los muchachos.
El almuerzo corre por su cuenta.
Dove corrió la colina un par de veces con Akela para
verme en mis manos y rodillas fregando el piso “como
Cenicienta con las burbujas que cantan”, palabras textuales.
Fingió barrer mientras bailaba con la escoba con su versión
del tema de apertura de Angelina Ballerina, y cuando se
aburrió, Akela corrió con ella de regreso hacia la casa.
Sawyer había sacado todos los roedores muertos antes de
que mi pequeña princesa tuviera la oportunidad de verlos.
Luego, cuando finalmente se hizo demasiado oscuro para ver,
arrastré mi cuerpo exhausto un cuarto de milla hacia la casa,
cansada de un día completo de limpieza.
Un día completo para evitar el elefante en el huerto.
El cobertizo se ve bastante bien, lo que hace una buena
limpieza. Los pisos son de un bonito pino amarillo con líneas
oscuras. Las paredes necesitan una capa de pintura y esa
enorme caja necesita ser clasificada. Parece ser principalmente
cartas viejas y cosas familiares, necesito llevárselo a la
señorita Jessica.
Dove está acurrucada en mi cama con Alice, el ratón,
cuando salgo de la ducha. Mi cabello está húmedo y envuelto
en una toalla, estoy usando pantalones de chándal y una
camiseta que se cae de un hombro.
Yendo a donde ella duerme, paso mi dedo por su manita
enroscada en un puño en su mejilla. La acusación de Sawyer
esta mañana pesa en mi pecho.
¿Por qué no se lo dije?
¿Cómo se lo digo ahora?
Un día de trabajo nada ha hecho por aclararme la cabeza.
Todavía no tengo idea de qué hacer con esto, el hombre o el
regalo perfecto que nos han dado.
Una cosa sé con certeza, no volveré a enamorarme de
Taron Rhodes.
No dejaré que me destruya como casi lo hizo…
Estoy frotando la toalla en mi cabello cuando un golpecito
en mi ventana me hace saltar. Akela levanta la cabeza de sus
patas, donde está acostada a los pies de Dove, y cuando lo ve,
hasta parece sonreír.
Mi tonto corazón intenta latir más rápido, el mismo
corazón que él arrancó de mi pecho.
Deja de ser sádico, corazón. Casi acaba contigo la última
vez, ¿recuerdas?
Enterré esos sentimientos y pavimenté un camino encima
de ellos, pero claramente tenían raíces de árboles, tan
profundas que nunca pude deshacerme de todas. Sus ojos
aguamarina buscan los míos a través del cristal y todo dentro
de mí se calienta. Viejos sentimientos rompen mis defensas
como pequeños árboles rompiendo el concreto.
Voy lentamente a donde él espera, levantando la ventana
para que pueda mover las piernas hacia la habitación. Casi
espero que me atrape por la cintura y me atraiga hacia él,
cubra mi boca con la suya y me bese sin sentido.
—Hola. —Su voz es baja, cálida, sexy. Su cabello es más
largo, un mechón ha caído sobre un ojo, desafiándome a pasar
los dedos por él. Cruzando los brazos sobre el pecho, me
siento muy expuesta con mis pantalones de chándal, recién
salida de la ducha, con el cabello mojado.
—Perdón por molestarte. Pensé que necesitábamos hablar.
—Está bien. —Soy cautelosa, precavida. Puede que todavía
tenga el poder de sacudirme, pero dejé de ser impulsiva hace
mucho tiempo—. ¿De qué quieres hablar?
—¿Tengo que decirlo? —Su sonrisa sexy ilumina sus ojos
hipnóticos y mi estómago se tensa. Sus ojos nunca cambian,
incluso si él lo hizo.
Cuando fui a Nashville, estaba delgado, débil y herido.
Estaba atormentado y la oscuridad se cernía a su alrededor
como una nube.
Ya no es así.
Ahora es su viejo yo otra vez, pero mejorado. Sus
antebrazos están más gruesos y sus hombros estiran su camisa.
Estoy segura de que debajo de su ropa es el mismo
físicamente, y puedo decir por dentro que es más confiado,
más relajado, más seguro que nunca.
—Escuché que ganaste mucho dinero en Nashville. —¿Ser
rico es la diferencia?
Él mira hacia abajo, casi como si estuviera avergonzado.
—Patton tuvo esta idea para la compañía de su padre.
Quería convertirlo en el Airbnb de bienes raíces comerciales.
En realidad, fue bastante brillante.
—Supongo que es por eso por lo que nunca volví a tener
noticias tuyas. —Sí, un ataque directo, eso es lo que sale de mi
boca.
Se rasca el costado de la barba con el pulgar, me pregunto
si sabe lo jodidamente sexy que es, especialmente cuando me
mira de esa manera.
—No confiaba en mí mismo contigo.
Mis ojos se entrecierran. Lo que sea que eso signifique.
Se pone de pie, dando un paso en mi habitación, observo su
estatura, su cuerpo musculoso y saludable, que llena
completamente mi espacio.
—Tenemos una hija.
Esa vieja energía magnética entre nosotros está en sus ojos
cuando me mira, la siento en mi núcleo, en mis pezones
endurecidos. Incluso si trato de pelear, mi cuerpo recuerda
todo.
Su voz es tierna cuando se acerca para ver a Dove
durmiendo en mi cama.
—Ella es tan bonita.
—Ella se parece a su papá.
Se estremece y luego sus ojos buscan los míos.
—¿Por qué no me lo dijiste?
Mi corazón late más rápido, hago todo lo posible para
luchar contra mis lágrimas, para reunir la fuerza que siempre
me ha robado tan fácilmente.
—No voy a discutir contigo sobre eso.
—Tenía derecho a saberlo.
—Y te iba a decir… —Mis manos tiemblan, todas las
emociones con las que luché hace tanto tiempo están en la
superficie, como si nunca se hubieran ido—. Empecé una carta
cien veces diferentes… Supongo que no sabía qué decir
después de lo que sucedió.
Después de que me gritaste y me echaste.
—Podrías haberme llamado.
—No. —Le digo llena de rencor—. No después de la forma
en que lo dejaste.
Yendo a mi armario, me estiro para alcanzar el estante más
alto, donde hay una caja en la parte de atrás. Una caja que
contiene una carta deseándome feliz cumpleaños, una calaca
de madera, una funda de almohada con la que dormí todas las
noches y una caja con un anillo turquesa que prometí que
nunca me quitaría.
Moviendo estos recuerdos a un lado, busco las hojas de
papel arrugadas.
Ni siquiera las leo.
No tengo que hacerlo.
Saliendo del armario, regreso a donde está parado y empujo
las hojas contra su pecho.
—Ten.
Las lágrimas amenazan, pero no lloraré delante de él.
—No estaba tratando de esconderte nada, realmente no
sabía qué decir. No quería que pensaras que estaba tratando de
echarte la soga al cuello con un bebé.
Sus grandes manos se cierran sobre las mías, quitándome
los papeles.
—Eso no es lo que quise decir. —Su voz es tranquila—.
Nunca hubiera pensado eso.
—¿Ah sí?
—Mi papá nunca estuvo allí cuando yo era niño. No estoy
seguro de si él sabía que yo existía, no le haría eso a ningún
hijo mío.
Dolor como fragmentos de vidrio cortan a través de mis
entrañas. Levanto mis ojos llorosos hacia los suyos y le digo la
verdad.
—Me hiciste daño, Taron. Me lastimaste más de lo que me
han lastimado en mi vida… Me hiciste dejar de creer en el
amor, casi me haces dejar de creer en algo que es importante
para mí. —Una inhalación entrecortada me ayuda a terminar
—. Entonces ella nació. Ella me trajo de vuelta, ella me dio
esperanza. Ella me dio paz. Es por eso por lo que la llamé
Dove, porque es mi pequeña paloma.
—Noel, yo…
—¿Mamá? —La voz somnolienta de nuestra hija nos hace
dar un paso atrás.
Ella levanta su pequeña barbilla y su puño se cierra,
buscándome sobre la cama donde yo debería estar acostada a
su lado.
—¿Mamá, qué está pasando?
Taron me mira como si no estuviera seguro de qué hacer.
—Vete —le digo antes de subir a la cama y deslizarme a su
lado.
La acerco a mi pecho cuando lo escucho en silencio
escaparse de mi ventana. Metiendo su cabeza bajo mi barbilla,
la beso, protegiendo su cuerpo con el mío mientras dejo que
las lágrimas caigan silenciosamente por mis mejillas.
Me digo que no volveré a hacer esto. Me recuerdo lo lejos
que he llegado.
No lo necesito para ser feliz. Ya no le pertenezco.
Esta vez requiere más esfuerzo, pero calmo mi respiración.
Lo pongo a un lado una vez más, lo pongo de nuevo en la
caja a la que pertenece y me quedo dormida.
Capítulo 24
Taron
∞∞∞
Antes de que suene la alarma, ya estoy fuera de la cama,
poniéndome los jeans, metiendo los pies en las botas y
deslizando la camiseta sobre mi cabeza. Le doy a mis dientes
una cepillada rápida. No es tan fresca esta mañana, pero viene
el día de acción de gracias, luego la navidad… el cumpleaños
de Noel.
Akela me saluda a mitad de camino, levantando sus patas
delanteras y dando un salto feliz. Le rasco rápido la cabeza
antes de detenerme en los escalones de atrás.
Ver a Noel por la puerta antes de que ella se dé cuenta de
que estoy aquí siempre ha sido mi parte favorita de la mañana.
Lleva pantalones de chándal color gris y una camiseta de
manga larga, su bonito cabello oscuro cuelga en ondas por la
espalda.
Nuestro pequeño duendecillo se sienta en el mostrador a su
lado.
—¿Por qué no te gustan los concursos, mamá? —Dove
frunce el ceño, pareciendo muy concentrada en revolver lo que
sea que esté en el recipiente que sostiene.
—No es que no me gusten. La cosa es que creo que son
tontos. —Mis ojos se sienten atraídos por el lindo y pequeño
trasero de Noel mientras se inclina hacia adelante en el
refrigerador, de pie con un cartón de huevos en la mano.
Espero hasta que los deje esta vez, sintiendo una sonrisa
mientras recuerdo lo que pasó la última vez que me vio.
—Es como pegar una cinta azul en uno de esos cerdos en la
feria estatal. —Ella termina, rompiendo los huevos uno tras
otro en un tazón.
—No soy un cerdo —protesta Dove arrugando la nariz.
—No, no lo eres. —Su madre le da un golpecito en la nariz
—. Eres mi palomita, ahora dame esa masa. Ya lo has revuelto
lo suficiente.
Se mueve sobre el mostrador, dándome la espalda.
—Pero quiero ser la princesa del festival del durazno.
Parece seguro, así que abro la puerta.
—Buenos días, señoritas.
Los ojos de Noel vuelan hacia los míos, ella parpadea
rápidamente, volviéndose hacia la estufa.
—Buenos días.
—¿Necesitas ayuda? —Mi voz es tranquila y entro
lentamente, como si me estuviera acercando a un animal
herido.
—¡Taron! —Dove se desliza para mirarme y veo que Noel
frunce la boca. Le dije a Dove que me llamara Taron porque
todavía no sabía qué hacer—. Mi mamá dice que los concursos
son como poner cintas a los cerdos, pero yo quiero ser la
princesa del festival del durazno. ¿Qué te parece?
Ella parpadea esos brillantes ojos hacia mí expectante,
dejándome hipnotizado.
—Ah bueno. Eres muy bonita. —Eso la hace sonreír—.
¿Qué vas a hacer para la prueba de talento?
Supongo que tienen prueba de talento. ¿No todos los
concursos la tienen?
—Bailar como Angelina Ballerina. —Ella menea su
cabecita como señalando lo obvio—. ¿Has visto el programa
de Angelina Ballerina?
—No, lo cierto es que no.
—Ven. —Levanta el ratón de peluche marrón que yace en
la barra a su lado y se desliza entre mis brazos. Sentada en mi
cadera, señala la sala—. Podemos ver dónde sale el señor
Operatski mientras mi mamá nos prepara el desayuno.
La abrazo. Realmente me gusta tenerla tan cómoda en mis
brazos, pero me pregunto en qué me he metido con este
concurso.
Noel me salva.
—Dove, Taron necesita ayudarme con los pastelillos de
maíz. Puedes ver a Angelina mientras hablamos.
Sus pequeños hombros caen, pero ella se mueve fuera de
mis brazos.
—Está bien —resopla, atravesando la puerta y entrando en
la sala.
Escucho el sonido de arpas y flautas, observo por un
segundo mientras ella balancea sus brazos de lado a lado y
gira, moviendo su pierna detrás de ella.
—¿Angelina Ballerina? —Me acerco a donde Noel coloca
la masa en la sartén caliente.
—Es una caricatura, un ratón que baila. —Me pasa el
cuenco y da un paso atrás, poniendo su mano en su cadera—.
¿Por qué te dice Taron?
—No sabía qué decirle. No la iba hacer que me dijera señor
y pensé que probablemente era demasiado pronto para que ella
me llamara…
—Es demasiado pronto. —La voz de Noel me corta, pero
parece más protectora que enojada.
Observo la masa freírse en la sartén mientras pienso en lo
que quiero decir. Pienso en lo que hablamos en la noche y en
cómo estar junto a ella en este momento, preparando el
desayuno como solíamos despierta un anhelo tan profundo,
que tengo que pelear ese instinto que me llama a tirar de ella
contra mi pecho.
Quiero a mi familia.
—Te seguí mientras yo estaba en Nashville. —La miro
sonriendo—. Tu negocio realmente despegó.
—¿Entonces eres un acosador? —Esos ojos dorados me
miran y me encojo de hombros, volteando los cuatro pasteles
rápidamente.
—¿Alguna vez me buscaste en internet?
—No —responde rápido, luego agrega en voz baja—. No
me atreví.
Otra punzada de dolor. Doy un momento más largo a los
cuatro pasteles antes de sacarlos en un plato. Poniendo el tazón
a un lado, la enfrento directamente.
—No quiero lastimarte, Noel.
—Me dijiste eso y lo hiciste.
—Yo tampoco quiero pelear contigo. Esa no es la razón por
la que regrese.
Vierte la mezcla de huevo revuelto en la sartén grande y
cuando comienza a burbujear, me mira.
—¿Por qué volviste?
Por ti… Sawyer y Leon nos interrumpen entrando en la
habitación.
—Huele bien aquí. —Sawyer se acerca para tomar mi
mano antes de ir a la mesa.
Leon ni siquiera me mira. Toma cinco platos y va a la
mesa, colocando uno en su lugar.
Ambos visten blazers y pantalones caqui.
—¿Cuál es la ocasión? —Me acerco a donde Sawyer está
sirviendo café de una jarra.
—Vamos a la iglesia. —Noel pasa junto a mí, pone el tazón
de huevos y el plato de pastelillos de maíz sobre la mesa—.
Dove, ven a desayunar.
¿Iglesia? Al leer mi rostro, Sawyer responde a mi pregunta
silenciosa.
—Hemos estado yendo más regularmente desde que nació
Dove.
—Dove, desayuno. —Noel abre un cajón y saca tenedores
y cuchillos y luego me mira—. No tienes que ir.
—No, claro que quiero ir, es que… —Miro los jeans y la
camiseta de manga larga que llevo puesta—. Necesito
cambiarme de ropa.
∞∞∞
Sé la fuente y no el desagüe está en el letrero frente al
pequeño edificio de ladrillo. No tengo idea de lo que eso
significa, pero creo que lo descubriré.
Adentro, me sorprende ver tantas caras que reconozco.
Noel lleva a Dove a otra parte donde dice que irá a la escuela
dominical. Sawyer se acerca para hablar con un hombre del
que estoy seguro es Ed Daniels y Leon nos deja para sentarse
con una chica linda que no conozco. Me pregunto qué le pasó
a Betsy.
—¿Dios mío, es este Taron? —Una voz temblorosa me
llama la atención, volteo para ver hacia abajo para ver a una
ancianita con cabello fino y gris peinado en un moño en la
nuca.
Está bien vestida con una bata que tiene flores pequeñas
por todas partes. Ha pasado mucho, mucho tiempo, pero la
reconozco de inmediato.
—¿Señorita Jessica? —Tomando su mano extendida,
abrazo cuidadosamente su frágil cuerpo y ella se ríe.
—Tienes buena memoria.
Recuerdo todo sobre esos días, incluso su cara sonriente
apareciendo en mi teléfono durante una de mis muchas
llamadas.
—No podría olvidarla.
—Sigues siendo tan encantador como siempre. —Ella
acaricia mi mano con brusquedad, noto que una mujer con una
etiqueta con su nombre está de pie al lado mirándola—.
¿Cuándo llegaste?
—Llegué tarde el viernes por la noche.
—¿Supongo que ya conociste a tu hija?
—Sí, señora.
—Es una belleza, tan dulce como su mamá. —Desliza su
mano en el hueco de mi brazo, mientras la ayudo a caminar
por el pasillo central hasta una fila donde se detiene—.
¿Cuánto tiempo piensas quedarte?
Echando un vistazo a donde Noel acaba de regresar al
pequeño santuario, bajo la voz antes de contestar—: Con
suerte, por mucho tiempo.
Eso ilumina sus ojos grises.
—Estoy tan feliz. Esta es una buena noticia.
Se sienta lentamente hacia el banco, levanto la vista para
ver un par de ojos oscuros que observan cada uno de mis
movimientos. Mindy se sienta en el banco al lado de su madre
y, por la expresión de la cara de la mujer, la señora Jenny no
cree que el que yo esté aquí sea algo bueno.
Los acordes suenan desde el órgano al frente de la iglesia, y
rápidamente me uno a Sawyer y Noel en un banco al otro lado
del pasillo. Sawyer está al final con Noel entre nosotros dos.
Un hombre delgado con gafas se para en el púlpito al frente de
la habitación y extiende sus manos para darnos la bienvenida.
Luego, al organista se le une un piano que toca un himno,
sostengo el cancionero marrón para Noel y para mí. Parece
sorprendida de que conozca la canción, pero crecí en
Nashville, no en Nepal.
Unos cuantos himnos más y nos tomamos un momento
para estrechar la mano. Mindy aparece al lado de Noel,
sonriéndome. Sus ojos verdes están muy abiertos, ha recogido
su cabello castaño en una cola de caballo.
—¿Taron Rhodes? ¡Qué sorpresa es esta! —Sus ojos van a
los de su amiga—. ¿Cuándo pasó esto?
—Ayer. —Noel la abraza y no puedo entender lo que dice
al oído de Mindy.
Mindy se hace hacia atrás ligeramente, mirándola
directamente a los ojos.
—Más te vale.
Su madre está detrás de ella, abrazando a Sawyer y luego
volviéndose hacia Noel.
—¿Te sientes bien, cariño?
—Estoy bien. —La voz de Noel se pone nerviosa y la
mujer se enfrenta a mí.
—Así que has vuelto. —No es una pregunta y ella no está
sonriendo.
—Sí, señora. —Extiendo la mano para estrechar la de ella.
Ella no sacude la mía, así que la bajo, limpiándola en mis
jeans oscuros—. Espero que eso no sea un problema.
—Yo también.
El pastor toma su lugar en el podio y todos nos sentamos.
Él comienza a hablar sobre formas en que podemos ser fuentes
refrescantes, que dan vida, en lugar de agotar la felicidad de
los que nos rodean.
Miro alrededor del lugar mientras él continúa hablando,
recordando lo que Noel me dijo acerca de las personas que
intervinieron para cuidar de ellos después de que sus padres
murieron. Los ojos severos de la señora Jenny se encuentran
con los míos, creo que merezco su desaprobación. Supongo
que para ella soy un desagüe.
Ya no más.
El pastor nos dice que bajemos la cabeza y, cuando me
estoy volviendo, veo un ceño que no había esperado. Digger
Hayes me está mirando desde el frente.
Bastardo.
Se dice el amén final y el órgano irrumpe en la doxología.
Noel se para a mi lado y Sawyer dice que él irá por Dove.
Toco su brazo ligeramente, pero ella lo quita de mi alcance.
—Nunca me dijiste por qué volviste. —Incluso enojada
conmigo, ella sigue siendo tan hermosa.
Lleva un grueso suéter naranja que hace brillar sus ojos
color ámbar y pantalones negros que abrazan sus curvas hasta
los botines negros en sus pies.
Su cabello oscuro cuelga sobre un hombro en suaves ondas
hacia su pecho. La recuerdo anoche en su habitación solo con
esa camiseta delgada y pantalones de chándal, su cabello
húmedo por la ducha. Todavía es tan hermosa y a la defensiva.
Ella es una mujer ahora, la madre de mi hija. Quiero que
sea la madre de todos mis hijos. Regresé porque mi vida nunca
estará completa sin ella, pero es demasiado pronto para decir
todo eso. Tengo que ganarlo primero.
En cambio, extiendo mi mano, escoltándola hasta el fondo
del templo.
—Tal vez deberíamos tomarlo con calma.
—Puedes tomarlo como quieras. No voy a ir a ningún lado
contigo.
Nos detenemos para que Noel abrace a la señorita Jessica
en la puerta de atrás. Ella me dice que vaya a verla y la abrazo
nuevamente antes de que la enfermera la lleve a una camioneta
que espera en la acera.
Sostengo la puerta para que Noel salga del santuario.
—¿Podemos tratar de ser amigos, por el bien de Dove?
Nuestra hija viene caminando y saltando. Sawyer sostiene
una de sus manos y en la otra tiene un puñado de papeles.
—Haría cualquier cosa por ella —contesta con seguridad.
No es exactamente lo que tenía en mente, pero puedo
trabajar con eso.
—Taron Rhodes. No esperaba verte de nuevo aquí. —La
voz de Digger hace que mi piel se erice, nos detenemos,
volviéndonos hacia él.
A su lado, una niña con el pelo castaño y rizado
perfectamente. La chiquilla mira a mi hija con el ceño
fruncido, creo que la antipatía viene de familia.
—No volví para verte. —Mi voz es serena. Estamos en la
iglesia, así que no planeo ponerme al tú por tú con él.
—Si la historia es nuestra guía, te irás tan pronto como
obtengas lo que quieres.
Dove desliza su pequeña mano en la mía y mi mandíbula se
aprieta.
—Me fui a servir a mi país como bien sabes.
—El tío Digger donó dos mil dólares para hacer un espacio
de oficina de Dixie Gem en el centro cívico. —La voz de la
niña es tan sarcástica como la de su tío.
Dove jadea y sus ojos se dirigen a los míos. Me toma por
sorpresa cuando se vuelve hacia mí, una oleada de protección
inunda mi pecho.
—¿Esta es tu sobrina, Hayes? —Asiento con la cabeza
hacia la niña que lleva un abrigo de leopardo a juego y un
gorro de punto con botas negras.
—Así es. —Él sonríe con orgullo a la niña, que
actualmente le hace una mueca mi hija.
Tengo una necesidad sádica de tirar de su gorro sobre su
rostro.
Noel habla, su voz molesta.
—Momento inusual para una donación de ese tamaño,
Digger.
—¿Darcy, qué te he dicho sobre hablar de los asuntos
familiares en público?
Ella lo mira con falso remordimiento en los ojos.
—Lo siento, tío Digger. —Luego le saca la lengua a mi
hija.
—Buenos días, hermanos, hermanas. —El pastor se acerca,
evitando que yo agarre a Digger por el cuello—. Veo que
tenemos un visitante hoy. Soy el pastor Sinclair.
—Pastor, este es Taron Rhodes. —La voz de Noel es suave,
pero no estoy listo para dejarlo pasar—. Taron estaba en la
marina con mi hermano.
—Bueno, gracias por tu servicio. —El hombre mayor me
da la mano y yo rompo mi guerra de miradas con Digger—.
Bienvenido a la iglesia metodista. Espero verte de nuevo.
—Gracias, señor. Estaré de regreso.
—¡Se queda en la cabaña! —Dove salta a mi lado
sonriendo y sosteniendo mi mano—. Está ayudando al tío
Sawyer con los nuevos árboles.
—¿Ah sí? —El hombre se inclina para sonreírle a mi hija,
sosteniendo su Biblia a su lado—. Ese es un gran trabajo. Voy
a orar para que Dios los proteja y les de buen clima.
Noel sonríe, colocando su mano sobre el hombro de Dove.
—Gracias, pastor. Creo que todos deberíamos irnos a
almorzar.
—Sermón muy interesante, Pastor. —El tono de Digger es
arrogante como siempre—. Nunca había escuchado esa
expresión antes, pero su elaboración sobre el tema me edificó.
Santo Dios.
—Le doy las gracias por ello…
Siguen hablando, pero Noel agarra la mano de Dove y nos
aleja rápidamente. Una vez que estamos en la camioneta de
Sawyer, que ahora ella conduce, deja escapar un ruido
exasperado.
—Lo mismo digo.
Dove nos mira con ojos preocupados.
—Darcy seguramente ganará el concurso de la princesa del
festival del durazno.
Los labios de Noel se tensan y ella sacude la cabeza.
—No es así como funciona, cariño. Al menos, no es así
como se supone que debe funcionar.
Una nota de preocupación está en su voz, y decido
enfrentar a Digger de frente en esta locura del concurso.
Lo que el idiota no sabe es que no es el único con una gran
cuenta bancaria.
Capítulo 25
Noel
∞∞∞
La señorita Jessica lleva una bata cubierta de pavos cuando
llego al ancianato. La felicidad pura ilumina sus ojos mientras
saca cada producto de su bolsa de regalo.
—Oh, esta es mi crema para los ojos favorita. —Ella le da
vuelta en su mano, examinando la etiqueta. Le ayudo a
quitarle la tapa y ella lo olisquea—. Me encanta este aroma.
Va por la exclusiva crema para pies que hago sólo para ella
y para mí, una vela de canela y durazno, bálsamo labial y mi
loción corporal perfumada, que nuevamente, hago nada más
para nosotras.
—Dove está tan triste que no pudo estar aquí para ayudar a
repartir los regalos, pero es una de las peregrinas en la obra
escolar.
—Estoy segura de que está haciendo un papel increíble.
—En realidad, no hace mucho, se baja del barco en
Plymouth Rock y creo que ella lleva una biblia y unas ramas
de maíz. —La señorita Jessica se ríe y le paso los brazos por
los delgados hombros—. Estoy tan agradecida de haberla
conocido esa navidad.
—Estoy agradecida por ti y Dove. Me mantienen joven. —
Ella es muy feliz. Es difícil creer que ahora tiene ochenta y
seis—. ¿Y cómo van las cosas con Taron? Te digo que es un
joven muy guapo, cada vez que lo veo en la iglesia, tengo que
abanicarme.
Mis labios se aprietan. Quiero evitar este tema, pero ella lo
lee en mi cara.
—Parece que se está esforzando mucho.
—Está haciendo un gran esfuerzo. —Asiento, sosteniendo
su mano pecosa—. Tengo mucho miedo. Él fue mi primer
amor. Lo amaba sin restricciones, sin importarme nada más y
casi me mata.
Su rostro se pone serio y parpadea ante nuestras manos
juntas.
—Lo se cariño. Lo recuerdo.
—Sé que se supone que debemos perdonar a las personas.
¿Pero cómo puedo olvidar eso?
Asiente antes de responder—: Sólo el tiempo puede
responder esa pregunta. Sé qué harás lo correcto. Siempre lo
haces.
La gratitud me abruma y nuevamente, la abrazo. Por un
momento nos sentamos en un abrazo silencioso.
—La tienda está quedando muy linda. Pinté las paredes de
un tono durazno claro con ribetes verdes. Los pisos son de un
pino muy bonito y estoy instalando estantes y cajas…
—Oh, desearía poder verlo. —Su voz tiene tanto anhelo, sé
que podemos hacerlo.
—Hablaré con Mindy para que nos ayude. Si puede ir a la
iglesia, no creo que haya problema en venir a ver su antigua
propiedad.
—Mi agenda está despejada. —Ella está bromeando, pero
me hace recordar.
—Encontré una caja de papeles viejos, cartas y cosas.
Necesito traerlo para que las revise.
Ella sacude la cabeza.
—No tenía nada de valor en ese viejo cobertizo. Estoy
segura de que son recibos antiguos y libros de contabilidad.
—Aun así, probablemente los revise de todos modos para
estar segura. —Le doy un último abrazo—. Me tengo que ir a
la escuela, pero en cuanto haya organizado todo le aviso.
Quizás Taron pueda ayudarnos.
Estoy a punto de irme cuando su agarre en mi mano se
tensa.
—Recuerda que son las noches más oscuras las que
producen las estrellas más brillantes. Si te está mostrando sus
verdaderas intenciones, créele.
—¿Cómo sé cuáles son los verdaderos?
—Lo sabrás.
Capítulo 26
Taron
∞∞∞
Hacer galletas y ver Navidad en Mouseland logran sacar a
mi hija de los brazos de su padre. Leon se dirige a pasar el rato
con amigos y Sawyer ha traído su camioneta, así que de
regreso a casa Taron y yo nos quedamos solos por primera vez
desde esa tarde después de la fiesta de acción de gracias en la
escuela.
—¿No sientes como que te falta un brazo? —No puedo
evitar provocarlo mientras manejo por la carretera hacia la
casa.
—Sí. —Él exhala una carcajada, moviéndose en su asiento.
Me pregunto si le duele la espalda. Nunca se queja de eso—.
El día que se enteró, no estaba seguro de cómo iba a
responder, estaba nervioso.
—Lamento no haber estado allí contigo. No tenía idea de
que había escuchado a Charlene hacer ese anuncio.
—Eso no fue como planeamos decirle. —Me mira en la
oscuridad y la luz en sus ojos calienta todo mi cuerpo. Se
ensanchan y él agarra el tablero—. ¡Mierda, cuidado!
Golpeando los frenos, giro el volante con fuerza hacia la
derecha, evitando por poco a una cierva corriendo por la
carretera. Giro el volante a la izquierda nuevamente para evitar
voltearnos, y la camioneta patina antes de detenerse con un
tirón.
—Mierda —jadeo, sosteniendo la camioneta recta con
manos temblorosas. Todo mi cuerpo se sacude del susto.
—Vaya, por poco no esquivas a ese ciervo —bromea
Taron.
La adrenalina surge en mis venas, haciéndome reír. Los dos
lo hacemos, él se acerca para apretarme el hombro cuando
giramos en el camino del huerto, estaciono la camioneta en el
camino entre la casa y la cabaña.
Salta y se acerca para ayudarme a bajar.
—¿Estás bien? —Se para frente a mí, sus manos en mi
cintura, buscando mi rostro.
Su aroma limpio y masculino me envuelve, quiero
acurrucarme más cerca para resguardarme del aire frío. Quiero
que me abrace. Quiero pasar mis dedos por su cabello y
besarlo como solía hacerlo.
—Ahora estoy bien. —Mi voz es tranquila.
—Tenemos que hacerles saber a esos muchachos de Rápido
y Furioso que se les ha escapado una de sus dobles.
—No juegues con eso.
Nos quedamos un momento más, sus manos en mi cintura,
mis manos sobre sus antebrazos. Mi respiración se ha agitado
y mirarlo a los ojos hace que esa electricidad que hace tanto
tiempo no sentía viaje por todo mi cuerpo. Ese viejo tirón
entre nosotros es más fuerte que nunca, alimentado por nuestro
pasado, nuestro presente y la pequeña niña que nos une.
—Deacon parece un buen tipo. —Sus manos se deslizan de
mí y retrocede.
—¿Sí? —Estoy confundida y frustrada por este cambio
inesperado.
—El otro día cuando llegó, ya sabes… pero los escuché
hablando. Has tenido mucho éxito. Estoy orgulloso de ti. —
Desliza una mano por el costado de su cabello, lo empuja
hacia atrás y me mira—. No me necesitas, pero quiero ser
parte de la vida de Dove. Quiero cuidar de ella y de ti.
Su voz se suaviza en la última parte, si aún no tenía la
ventaja, con esas palabras, reclama la propiedad de mi
corazón.
—Hace mucho tiempo, me atrapaste cuando me caí. —Mi
voz es un alto contraste con la suya—. Dijiste que me salvarías
si alguna vez lo necesitaba.
—Dijiste que tú también me salvarías a mí.
Acercándome, pongo mis manos en sus brazos.
—No pude salvarte antes…
—Realmente no te lo permití. —El arrepentimiento llena
su voz.
Lo he escuchado muchas veces. Lo sé muy bien. Dolly
diría que las tormentas hacen que los árboles echen raíces
más profundas…
—¿Quizás podamos intentarlo de nuevo? —Nuestros ojos
se encuentran y las palabras apenas salen de mi boca cuando
sus brazos rodean mi cintura, tirando de mí firmemente contra
su cuerpo.
Se está moviendo rápido, como si hubiera estado
esperando, cubriendo mi boca con la suya, separando mis
labios. Lo persigo para seguirle el paso y un suave gemido se
escapa de mi garganta. Su beso es ansioso, hambriento,
barriendo su lengua hacia la mía. Agarro sus hombros y su
aroma me embriaga. La firmeza de su cuerpo contra el mío es
como una droga.
Mis manos acarician el rastrojo que cubre su barbilla,
moviéndose más alto, enroscándose en su cabello suave. Sus
labios tiran de los míos, pellizcándolos. Me levanta y mis
piernas inmediatamente rodean su cintura.
Las botas raspan el porche de madera de la cabaña mientras
él intenta abrir la puerta. Sus labios se separan de los míos y
gimo, inclinándome hacia adelante, besando su cuello, más
alto hasta su oreja. Siento su erección entre mis piernas y
tengo la urgencia de que él me llene.
Bajándome a mis pies, me sostiene frente a él. Estamos
respirando rápido
—¿Es esto lo que quieres?
Asintiendo, levanto la barbilla y cierro los ojos para otro
beso, pero él me agarra la barbilla.
—Noel, quiero hacerte el amor. Quiero estar contigo toda
la noche.
—Me gustaría que dejaras de hablar, entonces.
Él sonríe y estamos de vuelta. Bocas desesperadas,
hambrientas.
Estamos en la cabaña y él me da una orden.
—Acuéstate en la cama.
Ni siquiera lo dudo.
Capítulo 28
Taron
∞∞∞
A la mañana siguiente, me despierto para encontrar sábanas
frías a mi lado. Esto no está nada bien.
Me pongo mis jeans, seguidos rápidamente por mis botas y
una Henley verde oscuro. Me cepillo los dientes, una gorra en
mi cabeza y cruzo el patio con Akela saltando a mi lado. Juro
que ella está sonriendo.
Me detengo en la puerta de atrás, el amor se expande en mi
pecho mientras veo a mi chica moverse por la cocina, su
cabello recogido en un moño desordenado en su cabeza.
—¿Alguien todavía tiene hambre después de la cena que
tuvimos ayer? —Cierro el espacio entre nosotros, empujándola
firmemente contra mi pecho.
—Leon siempre tiene hambre. —Ella me sonríe y la beso
suavemente.
Entonces lo pienso mejor y le doy otro beso más largo,
separando los labios y juntando nuestras lenguas. Ella sabe a
sol y jugo de naranja, sabe a lo que quiero beber toda mi vida,
cuando me retiro, la luz en sus ojos me llena de tanta gratitud.
—Suéltame, tengo que preparar el desayuno. —Ella sonríe,
ese pequeño hoyuelo aparece debajo de su boca.
Doy un paso atrás, admirando ese trasero mientras se da
vuelta para cavar en el refrigerador.
—Tal vez deberías conseguir algo de la despensa.
Ella se endereza rápidamente, rosa ruborizando sus
mejillas.
—¡Taron, quieto! —Ella mira por encima del hombro—.
Sawyer está en la sala.
Por mucho que sé que le encanta estar aquí, estoy
empezando a ver algunos inconvenientes de vivir con sus
hermanos.
—¿Cuándo llega mi bebé a casa?
—¿No estás disfrutando tu descanso? —Noel arquea una
ceja sobre su hombro mientras rompe los huevos en el tazón.
—No. —Exhalo una risita—. La extraño.
Me he acostumbrado a su dulce voz que me llama cada dos
segundos, cargándola en mi cadera y escuchando sus
pensamientos, sobre todo. Ella es una parlanchina y me
encanta.
—Pide y se te concederá. —Me sonríe y escucho
conmoción en la otra habitación.
Sawyer los saluda viniendo por la puerta y dos niñas corren
hacia la cocina, con tutús de purpurina rosa y púrpura, y
comienzan a bailar.
—¡Papá, mira lo que nos consiguió la señora Tamara! —
Ella gira, saltando y moviendo su pierna detrás de ella.
Su amiga Beverly “Boo”, una niña pequeña con el pelo
oscuro cortado a la altura de las orejas hace lo mismo. La
hermana de Mindy entra, llevando una maletita y colocándola
sobre el mostrador.
—Se quedaron despiertas después de la medianoche viendo
películas. No pude hacerlas dormir. —Ella se acerca y Noel
besa su mejilla.
—No te preocupes por eso. Tienen hasta el lunes para
ponerse al día.
—Hablaron sin parar sobre ir a patinar en hielo. Bill dijo
que averiguaría si en el coliseo van a organizar eso, te lo haré
saber.
Tamara acorrala a Beverly, las niñas se abrazan y se
despiden antes de salir por la puerta de atrás. Dove salta y
levanta los brazos. La cargo sobre mi cadera para que pueda
despedirse de su mejor amiga hasta que se pierdan de vista.
Luego se me escapa de los brazos y baila en la sala para ver su
programa favorito.
Noel me da la espalda. Las galletas calientes están en un
plato, ella corta rápidamente pequeñas porciones de
mantequilla y las pone sobre cada una.
Mis manos vuelan a su cintura y me inclino para besarle la
nuca, justo debajo de la oreja, inhalando su aroma, coco,
duraznos, un toque de rosas. Me siento feliz, como si
finalmente estuviera en casa rodeado de mi gente
Deslizo mi mano hacia adelante para ahuecar su pecho y
ella inhala bruscamente.
—Taron.
Ella deja caer el cuchillo sobre el mostrador, girando en
mis brazos.
Mirando hacia abajo, sonrío, deslizando mi pulgar por su
barbilla.
—Lo siento.
—Eso es mentira. —Sus labios se presionan en una sonrisa
y ella parpadea. Nuestros ojos se encuentran, es eléctrico.
—Tienes razón. Me gustaría llevarte a esa despensa y… —
Quiero deslizar mi mano por sus pantalones, pero ella aprieta
sus dedos alrededor de mis muñecas.
—Creo que debemos reducir la velocidad un poco.
No me importa esto.
—¿Alguna razón en particular?
Ella se encoge de hombros, levantando el cuchillo otra vez.
—No quiero que Dove piense que estamos juntos hasta
que… a menos que estemos seguros.
—Estoy seguro. —Tengo el estómago apretado, pero le
hablo con calma—. ¿Tú no lo estás?
Ella parpadea rápidamente, poniendo una porción de
mantequilla en la última galleta.
—No lo sé… supongo que quiero estar completamente
segura.
El cuchillo está en el mostrador y la detengo. Cogiendo su
barbilla, levanto su rostro para que nuestra mirada se
encuentre.
—Entiendo eso y me lo merezco. —Los ojos ambarinos se
alejan y se posan en mi pecho, justo sobre mi corazón, donde
está escrito su nombre—. Te lo probaré, Noel. No te
decepcionaré de nuevo.
—Lo estoy intentando —dice susurrando.
Levantando su mano, beso su palma. Nuestros ojos se
encuentran, espero que ella pueda ver la profundidad de mi
compromiso. Espero que pueda ver mi corazón.
—Te esperaré.
Es algo difícil de hacer. Es insoportable estar tan cerca,
haberla tenido entre mis brazos toda la noche y todavía sentir
que ella quiere mantener su distancia, pero es mi culpa.
Necesita tiempo.
Tiempo, no voy a mentir y a decir que esto me gusta, pero
ella lo es todo para mí. Dove lo es todo para mí. Por eso estoy
aquí y estoy preparado para recuperarla.
∞∞∞
Después del desayuno, quiero trabajar. Quiero estar solo y
pensar un rato. Quiero sudar.
Sawyer dice que debemos asegurarnos de que las raíces de
los nuevos árboles estén bien cubiertas. La temperatura está
bajando, se está moviendo un frente frío y han pronosticado
algo de lluvia, posiblemente nieve.
Dove se ha quedado dormida en el sofá frente al televisor
mientras salgo para comenzar. Acabo de terminar de revisar el
lienzo en la primera fila de árboles cuando me doy cuenta de
que Leon está parado con las manos en los bolsillos mirando
hacia el muelle de carga.
—Hey. —Voy a donde él está esperando.
—Hey. —Él me mira. Su ira se ha enfriado, he estado
esperando tener esta conversación—. He estado enojado
contigo por un buen tiempo.
—Lo sé.
—Sawyer dijo que habías sido herido, pero no entiendo qué
tipo de lesión te hace olvidar tus promesas.
Se me hace un nudo en la garganta y es como si me hubiera
golpeado de nuevo en el costado. Siento que estoy de vuelta en
ese lugar del que sigo tratando de escapar, intentando salir del
agujero en el que he caí.
—Comencé con analgésicos. —La vergüenza se calienta en
mi pecho. Odio esta debilidad. Odio admitir lo lejos que fallé.
Aun así, sé que cada vez que intente correr, la negación solo
conduce a la oscuridad—. La fuerza de esa adicción es algo
que nunca olvidaré.
Me estudia con el ceño fruncido. Leon es inteligente, puedo
verlo pensando en esto.
—¿Así que ya lo venciste?
—Nunca lo voy a vencer del todo… pero aprendí a
combatirlo. He aprendido cuándo alejarme. Cuando buscar
ayuda. —Miro mis botas desgastadas.
Ambos nos quedamos callados un momento. Un pájaro
canta en la esquina superior de la bodega y desearía que Akela
pusiera su cabeza debajo de mi mano.
Levantando mis ojos, me encuentro con los suyos.
—Lamento haberte decepcionado, Leon.
Se endereza y su mandíbula se flexiona. Luego asiente.
—Eres realmente dulce con Dove, esa niña te adora.
—Yo la amo, ella es algo por lo que luchar… como lo es
Noel. —Me refiero a estas palabras con todo mi corazón—.
Eres un buen tío, aprecio que la hayas cuidado cuando no
pude.
Él cambia su peso de un pie al otro, levanto la vista para
ver que su expresión se ha aliviado.
—Ellas son mi familia.
Mis labios se aprietan y asiento. Por supuesto. Si he
aprendido algo sobre Sawyer, Noel y Leon, es que la familia
es lo primero.
Después de lo que han sobrevivido, lo entiendo.
—Pensé que podrías ser mi familia una vez. —Me mira de
reojo.
—Me gustaría eso. Más que nada, es por eso por lo que
estoy aquí ahora.
—Sawyer dice que a veces a las buenas personas también
se les viene el mundo encima. Tenemos que perdonarlos
porque nunca sabemos cuándo podría ser nuestro turno de
necesitar que nos perdonen.
Tragando el nudo en mi garganta, asiento.
—Tu hermano es un tipo inteligente.
—Generalmente tiene razón sobre la gente.
Al levantar la vista, veo que Leon me extiende una mano.
Doy un paso adelante y lo tomo, estrechándole la mano y
poniendo la otra encima.
Una sonrisa se dibuja en sus labios y da un paso adelante
para abrazarme brevemente.
—También eres parte de nuestra familia.
Capítulo 29
Noel
∞∞∞
Dove está acurrucada durmiendo en mi cama mientras
guardo la ropa en mi armario cuando un golpeteo en mi
ventana me hace saltar. Miro alrededor de la puerta y veo a
Taron haciendo una mueca fuera del cristal.
Akela ya ni siquiera levanta la cabeza. Cruzando la
habitación, subo el vidrio de la ventana para abrirla y él se
sienta, balanceando sus piernas dentro y empujándome entre
ellas.
—Hace frio. —Cierro la ventana detrás de él, revisando por
encima de mi hombro para asegurarme de que Dove sigue en
el país de los sueños, con Alice agarrada a su lado.
Riéndome, me rindo en su beso. Él cubre mi boca con la
suya, separando mis labios y encontrando mi lengua,
poniéndome caliente y resbaladiza.
Mi corazón late tan fuerte que me duele el pecho. Estar en
su cama, hacer el amor con él era la satisfacción de la
necesidad de todo un año, y quiero que me abrace de nuevo,
me dé la vuelta, empuje y reclame lo que es suyo.
Levantando la barbilla, apenas puedo recuperar el aliento
cuando sus manos pasan por debajo de mi camisa, ahuecando
ligeramente mis senos.
—Taron. —Dejo caer mi frente sobre la suya, arrastrando
mis uñas por su barba—. ¿Qué estás haciendo aquí?
—Te echaba de menos. —Inclina la cabeza y su barba
raspa mi piel mientras su boca se cierra sobre un pezón erecto.
—Oh —jadeo mientras él lo chupa firmemente haciendo
que mis rodillas se doblen. Reprimo un gemido y él se
endereza, atrapando mis mejillas.
—Te quiero en mi cama. Ahora.
La electricidad está en mis venas, y quiero decir que sí.
—Es arriesgado, si se despierta y yo no estoy aquí, se va a
asustar mucho.
Sus ojos se dirigen a nuestra nena que duerme en la cama.
—Esa pequeña niña. —Él suspira, sus manos se mueven
hacia mi espalda, cálidas palmas presionándome contra su
pecho.
Siento los latidos de su corazón a través de su camisa, no
quiero dejarlo ir. Considero decirle que se acueste en la cama
conmigo, pero no creo que seamos lo suficientemente fuertes
para eso.
—Toma un abrigo y ven conmigo. —Sale por la ventana
otra vez, yo agarro mi abrigo grueso y esponjoso,
envolviéndolo sobre mi camiseta.
—Se está congelando aquí afuera. —Me pongo los
calcetines de lana y me acurruco más cerca de él en el
columpio del porche—. Ven.
Abro mi abrigo y me monto en su regazo mientras él me
rodea con sus brazos y nos balanceamos. Por un momento nos
quedamos en silencio, dejando que nuestros cuerpos se
calienten entre sí.
Cuando habla, su tono ha cambiado. Es tranquilo, solemne.
—Cada segundo de la misión para rescatar a Marley,
pensaba en ti. Estuve preocupado por ti. Soñé contigo. Fue el
tiempo más largo que habíamos pasado sin hablar desde que
nos conocimos.
Mi corazón late más rápido ante sus palabras, pero me
quedo quieta. Necesitamos tener esta conversación.
—Sawyer pudo llamarte porque lo consideraban cabeza de
familia y era posible que nos mataran en la misión.
Bajo mi barbilla, poniendo mis ojos húmedos contra su
hombro. Recuerdo aquellos días claros como el sonido de una
campana.
Continúa, su voz neutral, sus músculos tensos.
—Finalmente lo encontramos. Estaba en lo profundo de la
jungla, en una vieja choza abandonada, yo fui el primero en
cruzar la puerta.
Una pausa.
Un respiro.
Siento que se traga el nudo que le oprime la garganta.
—Él estaba en muy mal estado. No aseguré el interior
como debería haberlo hecho. No busqué a nadie más. Fui
directo a él y comencé a cortar las cuerdas. Estaba sangrando y
apenas consciente. Me sentí tan aliviado de haberlo
encontrado, pero también estaba pensando en ti, finalmente
podría contactarte.
Girando la cara, presiono mis labios contra su piel.
—No la vi en la esquina. No la vi hasta que fue demasiado
tarde, estaba balanceando un machete en nuestras cabezas.
Hice lo único que sabía hacer. Saqué mi arma y disparé.
Mi garganta se tensa, me siento, buscando sus ojos. Están
abatidos, no se encuentran con los míos. Pongo mi mano en su
mejilla, quiero que me diga qué le pasa, quiero entenderlo.
—¿Qué…?
—La maté, era solo una niña, probablemente una víctima
de secuestro. No lo sé. Tuvimos que dejarla atrás… nunca lo
sabré.
Me duele el corazón por el dolor en su voz.
—¿Eso era lo que te estaba comiendo por dentro?
—Me caí al salir y me lesioné. Las lesiones de espalda son
prácticamente una licencia médica automática. Me dieron un
corazón púrpura y me enviaron a casa. Pero sabía lo que había
hecho. Nunca podría, no puedo olvidarla tirada en el piso en
esa casucha en la selva.
—Oh, Taron. —Lágrimas se derraman sobre mis mejillas y
envuelvo mis brazos alrededor de sus hombros, abrazándolo
con todo mi corazón, deseando poder eliminar este dolor.
Estamos en silencio por un momento, balanceándonos
lentamente en el columpio, compartiendo este terrible
recuerdo. Mis manos se deslizan hacia arriba y hacia abajo por
sus anchos hombros, tratando de calmarnos a ambos.
Sentándome, me seco los ojos y coloco mis manos sobre su
cuello. Ha sido lo suficientemente fuerte como para decirme
esto. Soy lo suficientemente fuerte como para escucharlo.
—Lamento mucho que te haya pasado todo eso.
Sus hermosos ojos se encuentran con los míos, son como el
mar, azul verdoso y brillante.
—¿Puedes perdonarme?
—¡Por supuesto! —Me inclino hacia adelante besando sus
labios y presionando mi mejilla contra la suya.
—No fue tu culpa.
Frunce el ceño y sacude la cabeza como si no pudiera
aceptar lo que estoy diciendo.
—Nuestra hija quiere que yo sea un héroe. No sé cómo
decirle que eso es algo que nunca seré.
Me tiemblan las entrañas y no puedo dejar que él crea esto.
No sé cómo hacer que me escuche, puedo ver que esta carga es
tan pesada que casi me lo quita por completo.
—Nuestra hija te amará pase lo que pase. Porque la amas
incondicionalmente.
Él exhala un profundo suspiro antes de decir—: Nunca seré
su héroe.
—Nunca es mucho tiempo.
Capítulo 30
Taron
∞∞∞
—Esto es muy elegante. —La señorita Jessica está en el
asiento delantero de mi Tahoe y pasa la mano por el
reposabrazos de cuero—. No creo que me haya subido en un
vehículo tan grande y lujoso antes.
—Es sólo una camioneta. —Acaricio su mano delgada.
—Me siento como una reina que va a ver mi viejo
cobertizo en todo su esplendor.
—Espero que les guste —Noel llama desde la segunda fila
—. Espero que la gente venga a comprar cuando esté abierto.
Su amiga mira por el espejo retrovisor.
—Va a ser un éxito. ¡Ya lo verás!
Dove es ajena a nuestras preocupaciones.
—Boo dijo que su papá la llevó a patinar sobre hielo en
Monroe la semana pasada. ¡Quiero patinar sobre hielo, papá!
Me encuentro con sus ojos en el espejo.
—Le voy a pedir la información, mi amor.
—El tío Leon dijo que el estanque está muy frío y debería
tener hielo. Apuesto a que podría patinar sobre hielo allí. —
Mira por la ventana el sol poniente, hago una nota mental para
llevar a esta niña a una pista y rápido.
Ha estado preguntando por semanas.
—Ese estanque siempre ha estado tan frío como la
antártica. —La señorita Jessica se ríe—. No está muy lejos de
la bodega o debería decir tu nueva tienda.
—Tu papá me arrojó en nuestra primera cita. —Noel me
guiña un ojo en el espejo.
—¡Papá! —Dove me grita.
—Tu mamá me empujó de una plataforma. Casi me rompí
todas las costillas.
—¡No es cierto! —La voz de Noel se eleva y me río.
La señorita Jessica se ríe más y nos detenemos frente a la
nueva tienda.
—¡Dios mío! —Ella junta sus manos frente a su boca—.
¿Pero qué es esto? Qué cambio, es increíble.
Detengo la camioneta y Noel salta rápidamente, abriendo la
puerta del lado del pasajero. Troto para ayudarlas a ambas, la
señorita Jessica es ligera como una ramita, su emoción es
contagiosa.
—Taron pintó el exterior. —Noel toma su mano y mientras
estoy frente a ella, la señorita Jessica me da un fuerte abrazo.
Me inclino para abrazarla, agradecido por esta dulce
ancianita. Ella siempre me ha tratado con calidez y aceptación,
incluso después de que regrese.
—Qué buen hombre —dice, dándome palmaditas en la
mejilla.
—Sí, lo es. —Noel afirma enfáticamente y mi pecho se
llena con algo parecido al orgullo.
—¡Papá, ayúdame! —Dove está fuera de su silla de pie en
medio de los asientos.
Me acerco y la bajo al suelo, ella sale corriendo a la tienda
con Akela saltando justo a su lado.
—¡Esa niña tiene más energía que un conejo! —La señorita
Jessica se ríe, Noel toma su mano, caminando lentamente
sobre el terreno irregular hasta la acera que construimos.
Dove atraviesa la puerta y la deja abierta. Estamos muy
cerca, cuando la señorita Jessica ve el interior, jadea.
Las paredes están pintadas de melocotón, hemos lijado y
barnizado los pisos para que el cálido pino amarillo sea suave
y acogedor. Las manos de Noel se cruzan delante de sus labios
y ella mira a su amiga inspeccionar el lugar. Estoy bastante
seguro de que está conteniendo la respiración, queriendo que
se sienta orgullosa. Pongo mis brazos alrededor de sus
hombros. Yo estoy orgulloso.
Con la puesta de sol a través de las nuevas ventanas, el
lugar se ve absolutamente dorado.
—Tengo que conseguir un electricista aquí para que
podamos obtener algo de luz y calor. —Noel extiende sus
manos—. De otra manera…
—Me encanta. —Los ojos de la señorita Jessica están
llorosos—. Es realmente Autmn’s Bounty.
—¡El tío Leon está en casa! —Dove salta sobre los dedos
de los pies frente a la ventana al oír el paso de una camioneta.
Leon toca un poco la bocina y nosotros saludamos. Dove
sale corriendo por la puerta con el perro justo detrás de ella.
—¡Está empezando a nevar!
Noel grita tras ella.
—Ve directo a la casa. Se está haciendo de noche.
Observo su cabeza dorada mientras brinca colina abajo, un
destello de vacilación se mueve por mi pecho.
—Creo que ella está bien sola.
Pero Noel está distraída mostrándole a su amiga las vitrinas
y los estantes empotrados. Me detengo mientras discuten
dónde poner todo. Del cielo caen gruesos montones de nieve,
sé que no durará. Hace frío, pero no tenemos nevadas tan al
sur.
El sol se ha ido para cuando terminamos de dejar a la
señorita Jessica en el ancianato.
—¡Necesitamos otro lote de bombones, Noel! —La
enfermera nos saluda en la puerta y toma la mano de la
señorita Jessica.
—Está bien.
—Se fueron en cinco minutos.
La mandíbula de la señorita Jessica cae.
—¡Ni siquiera los pude probar!
Noel la abraza y le habla en voz baja al oído.
—Traeré un lote especial para usted la próxima semana.
Eso la satisface, estamos en el camino a la casa cuando
Noel se acerca y toma mi mano.
—Lo pasamos muy bien.
Mi mano se cierra sobre la de ella y quiero decirle lo que
hay en mi corazón. Quiero hacer de ella y Dove mi familia de
una vez por todas. Decido que esta noche, después de que
todos estén en la cama. Iré a su ventana y entonces podremos
hablar.
Salta de la camioneta cuando llegamos a la casa y sube
corriendo los escalones traseros.
—Estoy segura de que Leon está preocupado por su cena.
Abriendo la puerta, ella llama.
—Dove, Leon, estamos de vuelta.
Estoy a medio camino de la puerta cuando escucho que el
pánico golpea a Noel.
—¿Qué quieres decir con que ella no está aquí?
—Pensé que ella estaba con ustedes… —Leon está de pie,
Sawyer justo a su lado.
Nuestros ojos se encuentran mientras un sudor helado baja
por mi espalda.
—¿Qué está pasando?
—Dove nunca volvió a la casa. —La voz de Noel se eleva
una octava. Gira sobre sus talones y sale corriendo por la
puerta trasera, gritando—: ¡Dove, Dove!
Grita su nombre de nuevo, más fuerte, estoy justo detrás de
ella, todos lo estamos.
—¡Dove! —La voz profunda de Sawyer se proyecta a
través de la colina. Él agarra el brazo de Noel—. ¿Hace cuánto
la viste, dónde estaba ella?
El rugido está en mis oídos. Todavía puedo ver su pequeña
cabeza rubia saltando lejos de mí colina abajo, Akela justo
detrás de ella.
—¿Aproximadamente una hora, tal vez menos? —La
adrenalina corre por mis venas—. Fue justo después de que
Leon nos pasó. Ella quería volver aquí para verlo.
Leon sale corriendo cuesta arriba hacia la tienda.
—Voy a revisar en la colina.
—Está nevando… —Noel tiembla, gruesas lágrimas bajan
por sus mejillas—. Ella dijo que estaba nevando.
—¡Piensa! —Sawyer nos ordena—. ¿A dónde podría haber
ido?
Tomamos abrigos y linternas. El aire se está congelando y
las capas de nieve aún caen al suelo.
—Está muy frio. Oh, Dios, hace mucho frío. —La voz de
Noel tiembla.
Estoy en pánico internamente, pero trato de mantener la
concentración.
—Akela está con ella.
Noel sale corriendo en la dirección en que se fue su
hermano y yo estoy justo detrás de ella, con linternas
encendidas a lo largo del camino.
Mi estómago está lleno de calambres. Un millón de
imágenes horribles pasan en mi mente, pero me niego a
dejarme llevar por ellas. Si se cae, la encontraremos. Si se
distraía y quería construir un muñeco de nieve, la
encontraremos. Si ella decidiera vagar por el bosque…
¿Por qué ella haría eso?
Nos encontramos con Leon trotando en nuestra dirección.
—No vi ninguna señal de ella.
—¡Oh, Dios! —Noel se derrumba, pero estoy ahí para
abrazarla—. No crees que alguien…
—No. —Sawyer la corta bruscamente—. Hubiéramos visto
a alguien o huellas de alguien.
—¡No se pudo haber ido sola! —La voz de Noel se eleva a
un grito. Todo su cuerpo está temblando.
Ella está llorando, pero no completamente descompuesta,
estoy tratando de obligar a mi cerebro a concentrarse.
—Akela está con ella… —La voz de Sawyer es tensa. Él
está pensando, pero puedo decir que está como yo, cerca del
borde—. ¿A dónde iría?
La realización nos golpea a los dos al mismo tiempo.
—¡El estanque! —Se vuelve hacia su hermano menor—.
Consigue ayuda.
Leon corre hacia la bodega, mientras que el resto de
nosotros carga en la dirección opuesta hacia la pequeña
arboleda en la distancia. La mano de Noel está apretada en la
mía. Su hermano está delante de nosotros y nuestros pies
emiten sonidos húmedos y agitados en la nevada que cae.
—Oh, Dios, por favor… —La voz de Noel es baja, tensa.
Mis entrañas están sacudidas por el terror. Mi niña
pequeña, mi bailarina, mi ratoncita. Ella tiene que estar bien.
Invoco mi entrenamiento militar, mi pensamiento estratégico,
me concentro bajo presión a medida que nos acercamos al
estanque que se encuentra entre dos ríos. En el verano, es
relativamente tranquilo, pero como señaló el hermano de Noel,
la corriente crece más en el invierno.
El hielo está en la boca de mi estómago cuanto más nos
acercamos. Es demasiado tranquilo. Dios, escucho el primer
gemido de un perro cuando el fuerte ruido del vehículo de tres
ruedas rompe el silencio.
Leon corre por la colina, uniéndose a nosotros rápidamente,
Sawyer apunta la linterna sobre la superficie. Dos líneas que
atraviesan la cara nevada nos muestran por dónde se aventuró.
Él ilumina más arriba y aparece el reflejo amarillo de los ojos
de Akela a unos treinta metros de distancia. Está en el agua,
sus patas delanteras arañan el hielo.
—¡Dove! —Noel suelta un grito.
Leon apaga el motor y escuchamos los gemidos de Akela,
el chasquido de sus garras mientras lucha por salir del agua.
Sawyer atrapa a Noel alrededor de la cintura antes de que
pueda cargar sobre el hielo delgado. Leon tiene una cuerda
amarilla de nylon que está atando alrededor de la jaula en la
parte posterior del ATV. Parece que nos lleva demasiado
tiempo, pero nos estamos moviendo lo más rápido que
podemos.
—Es lo mejor que pude encontrar. —Su voz es agitada y la
envuelvo varias veces alrededor de mis brazos mientras me
dirijo hacia el agua.
Sawyer le pasa a su hermana a Leon.
—Espera, Noel.
—¡No! —ella grita, tratando de liberarse.
—Vámonos. —Dejo a Sawyer atrás, caminando
cuidadosamente lo más lejos que puedo antes de caer sobre mi
vientre para evitar romper el hielo.
Mis ojos parpadean rápidamente y mi corazón está
martilleando en mi pecho. Veo a la perra, pero está muy
oscuro. No puedo ver si Dove está allí.
—¡Alumbra aquí! —Mi voz está rasgada de miedo.
Miro más de cerca y veo su manita agarrando el cuello de
Akela. Su cara está presionada en la parte posterior del pelaje
de la perra, Akela lucha para aferrarse al borde del hielo. Sus
uñas se rascan, se está cansando.
—Buena chica, Akela. Buena chica. —Tengo que mantener
la calma—. ¿Dove, puedes oírme? ¡Dove!
Su cabeza no se mueve y yo me giro, deslizándome hacia
ellas. Estoy casi al borde. No puedo romper este hielo o todos
nos hundiremos, podríamos perderlas a ambas.
El agua golpea mis piernas y corta como un cuchillo, hace
tanto frío. Sé por mi entrenamiento que debo mantener la
calma en una situación como esta, pero la hipotermia es mi
mayor temor. No sé cuánto tiempo llevan aquí afuera.
Deslizándome hacia un lado, mi mano hace contacto con la
pata de Akela.
—Te tengo. Te tengo, niña. —Mi voz es pánico controlado,
calmado con un borde—. Ya casi.
—¡Ata la cuerda a su alrededor! —Sawyer grita.
Se está quedando atrás, sabiendo que demasiado peso
puede hacer que toda la superficie ceda. No hay forma de que
Leon y Noel puedan sacarnos a todos de aquí. Con la
temperatura del agua, nos moriríamos de frío en minutos, lo
que me aterroriza ahora.
Mientras miro, veo que su pequeña mano pierde el control
sobre el perro.
—¡Dove! —grito más fuerte—. ¡Aguanta a Akela, Dove,
papá está aquí!
Me lanzo en pánico y es un error crítico. El hielo se rompe.
Mi mano se cierra alrededor de la pequeña cuando todo se
vuelve negro, somos golpeados por algo que parece un tren de
carga, empujándonos hacia el agua.
Lo último que escucho es el grito de Noel.
Capítulo 31
Noel
∞∞∞
—Vinimos tan pronto como nos enteramos. —La señora
Jenny y Mindy corren por el estrecho pasillo hacia donde
estoy parada afuera de las puertas de la sala de emergencias
con mis hermanos.
—¿Qué está pasando? —Mi mejor amiga toma mi mano.
—No lo sé aún. —El brazo de Sawyer me rodea, pero no
he dejado de temblar desde que salimos de la casa—. Dove
está inconsciente. Piensan que está sufriendo un choque de
agua fría. Taron estuvo con nosotros todo el tiempo hasta que
se cayó. Creo que el hielo lo golpeó.
—Señor, no. —La señora Jenny da un paso adelante y me
abraza.
Hasta ahora he estado completamente insensible, como si
hubiera caído en las aguas heladas, pero con el colapso de mi
antiguo pilar de fuerza, siento que mi interior se derrumba. El
peso de esto es más de lo que puedo soportar.
—No puedo perderlos. —se me rompe la voz.
Se aclara la garganta, agarrándome los hombros y
sosteniéndome recta.
—Ellos van a estar bien. El Señor dijo que no nos daría
más de lo que podemos soportar.
Mis ojos están muy abiertos y secos. Me he quedado sin
lágrimas, pero eso no significa que no me muera por dentro.
Se abre la puerta del hospital y sale un joven de uniforme azul.
—¿LaGrange?
—Esos somos nosotros. —Sawyer avanza rápidamente.
—¿Cuál de ustedes es la madre?
Todos me ponen las manos encima y yo doy un paso al
frente.
—Soy yo.
Nos mira a los cinco parados como un frente unido,
Sawyer, Leon, la señora Jenny, Mindy y yo.
—¿Supongo que ustedes son toda la familia?
La señora Jenny extiende una mano suplicante.
—Sí, cuéntenos qué está pasando.
—Ella está estable. Sus signos vitales son fuertes…
—Oh, gracias a Dios. —Exhalamos colectivamente de
puritito alivio.
—Pero ella está en un estado de inconsciencia
postraumática. La estamos monitoreando, pero me preocupa
que haya sufrido una falta de oxígeno en el cerebro mientras
estaba en el agua.
Mi pecho se siente vacío. Empiezo a caer hacia adelante,
pero mi hermano mayor me abraza.
—¿Qué significa eso? —La voz de Sawyer está ronca por
la preocupación.
El médico presiona sus labios antes de contestar.
—Podría significar cualquier cosa. No lo sabremos hasta
que ella recupere la conciencia.
Tengo problemas para respirar. Mi garganta esta apretada.
La señora Jenny me abraza mientras mi hermano habla con el
médico.
—¿Cuánto tiempo estará así?
—No lo sé, pero en este momento la vamos a trasladar a
una habitación. Con suerte, escuchar la voz de su madre y
hablar con ella la traerá de vuelta, es cosa de esperar. Haré que
la enfermera les muestre el camino.
—Gracias, doctor. —dice Leon.
Mi hermano ayuda a mi amiga a bajarme a una silla azul.
—Nos sentaremos con ella. Hablaremos con ella y ella se
va a despertar. —La voz de la señora Jenny es segura—. Sabes
que no le para el pico, va a querer unirse a la conversación.
Ya no sé nada. Me duelen los hombros y siento que toda
esperanza se me escapa.
—¿Y qué hay de Taron? —Sueno ronca—. ¿Nos dijeron
algo sobre él?
—Lo último que supe es que estaba siendo tratado por una
lesión en la cabeza.
—Oficialmente tengo la cabeza dura. —Su voz baja y rica
es como un bálsamo para mis doloridas entrañas.
Mi mano tiembla cuando extiendo la mano, él está
conmigo, frente a mí, sosteniéndome en su fuerte abrazo.
—Taron. —Apenas puedo hablar—. Estás bien.
Se inclina hacia atrás y atrapa mis ojos. Un pequeño
vendaje se encuentra sobre su sien izquierda y un hematoma
feo y púrpura está en su mejilla izquierda, pero está vivo.
Desliza su mano debajo de mi brazo y me ayuda a levantarme.
—La tuve conmigo todo el tiempo. No sé qué sucedió
cuando se rompió el hielo, perdí el conocimiento brevemente.
—Salvaste la vida de tu hija. —La señora Jenny se estira
para abrazarlo con fuerza—. Siempre supe que eras un buen
hombre, lo probaste esta noche.
—¿Familia LaGrange? —Nuestro círculo se abre para una
joven enfermera con uniforme de color caqui—. Puedo llevar
a dos de ustedes a ver a Dove. ¿Están sus padres aquí?
—Esos somos nosotros. —Taron toma mi mano y la
seguimos por el pasillo tranquilo, pasando puertas decoradas
con globos de papel y animales pintados.
No quiero pensar en la tortura de ser obligado a permanecer
aquí esperando indefinidamente. No puedo dejar que mi mente
vaya a lo que eso significaría en última instancia.
—Aquí estamos. —La enfermera nos lleva a una
habitación oscura donde mi bebé yace en una cama grande
rodeada de pitidos y un ventilador.
—Oh no. —Susurro, pero Taron me mantiene de pie.
Nos quedamos solos y voy a su lado. Su cabello dorado
está alrededor de su rostro en ondas húmedas, pero sus
hermosos ojos están cerrados. Un tubo transparente está en su
nariz, su pequeño pecho sube y baja.
—No necesita la ayuda del ventilador para respirar. —
Taron se para detrás de mí, hablando en voz baja—. Eso tiene
que ser una buena señal. Es como si ella estuviera durmiendo.
—¿Dove? —Mi voz es más fuerte—. Mamá está aquí. Por
favor despierta.
El silencio es mi única respuesta.
El silencio y el ruido de las máquinas.
Parpadeo ojos preocupados hacia su padre, veo su rostro
serio. Él está mirando su pequeño cuerpo, esperando tan
indefenso como yo cualquier señal de que todavía está allí.
Cualquier indicio de que va a volver.
El médico dice que las primeras veinticuatro horas son
críticas. Nos dice que, si está inconsciente más tiempo que eso,
el riesgo de daño cerebral aumenta dramáticamente.
Mi corazón no puede desatarse. Está apretado como un
puño en mi pecho, por mucho que quiera creer las palabras de
la señora Jenny, tengo que levantarme y caminar.
Taron es lo contrario. Él está a su lado, su mano grande
debajo de la suya más pequeña, observando su carita y
esperando.
—Hey niña, hora de despertar. —Puedo escuchar el dolor
en su voz y eso me rompe de nuevo.
—Oh, Taron. —Pongo mis manos sobre sus hombros
mientras las lágrimas calientan mis ojos.
Él no deja de mirarla. Él solo espera, sosteniendo su mano.
Capítulo 32
Taron
∞∞∞
Estamos de vuelta en el centro cívico, es casi lo mismo que
fue la noche del baile del Festival. Mirando a mi alrededor,
veo las caras familiares de nuestros amigos sonriéndonos.
Todo el pueblo sabe lo que le sucedió a Dove… y cómo la
salvamos todos, pero principalmente a su papá.
—Me alegra que hayan podido venir. —Ed Daniels nos
detiene en la puerta, estrechando la mano de Taron y dándome
un abrazo.
Sawyer está en la parte de atrás hablando con Jeff Priddy y,
cuando nuestros ojos se encuentran, sus cejas se elevan. Me
hace una seña con el pulgar hacia arriba y sacudo la cabeza
con una sonrisa.
Mindy se arremolina con un chico que no conozco justo
detrás de ella. Ella está en un hermoso vestido amarillo y su
cita está en un traje color lavanda bien hecho a medida. Está
claro que no están juntos de una manera romántica.
—Maravilloso. —Ella da un paso adelante para besar mis
dos mejillas—. Te ves como una supermodelo.
—Gracias. —La abrazo, hablando cerca de su oído—.
Esperaba que estuvieras con Deacon. —
—Está en Dallas. —Ella hace un gesto a su escolta—.
Noel, Taron, este es William. Nos conocimos en la escuela de
arte y él está buscando un nuevo compañero de apartamento.
—Encantado de conocerte, William. —Taron le da la mano
y las cejas de William se levantan.
—¿Es este el héroe del que he estado escuchando? Tú estás
usando ese traje, señor. Bravo.
—Gracias, supongo. —Taron le palmea el hombro y Mindy
se ríe.
—Tienes que aprender a recibir un cumplido, T.
—Espera. —Mi ceño se frunce—. ¿Qué es todo este cuento
de compañeros de apartamento, te vas a mudar?
—Estoy pensando en mudarme a Dallas. Tengo una oferta
de trabajo en una empresa de diseño, y bueno, creo que es hora
de un cambio.
—Ni se te ocurra. —Sostengo su brazo, pero ella me
empuja.
—Es tu cumpleaños. Dallas no está tan lejos, puedes venir
a verme en cualquier momento. Hablaremos de eso más tarde.
—Ella pone su mano en el brazo de William y me lanza un
beso—. Feliz cumpleaños, que te diviertas.
Ellos se alejan y yo miro a mi hermoso hombre.
Me mira y sonríe, quitándome el aliento.
—¿Bailamos?
La banda toca una lenta canción navideña sobre conducir a
casa para navidad y Taron me acerca, coloca su mano contra
mi espalda baja y sostiene la otra contra su pecho.
Nos balanceamos de lado a lado, estoy perdida en un lugar
mágico con sus brazos a mi alrededor, las luces amarillas
centelleantes que brillan en sus ojos hipnóticos y el calor que
se eleva de nuestros cuerpos presionados.
—He estado tratando de decidir qué regalarte para tu
cumpleaños. —Su boca está en mi oído y el susurro de su
aliento sobre mi piel me da escalofríos.
—Salvaste a nuestra hija de ahogarse. Ese es el mejor
regalo del mundo.
—Ese no fue tu regalo. —Besa mi mejilla—. Salvar a Dove
fue para todos nosotros. Es por eso por lo que todos lo
hicimos.
Mi corazón se aprieta, es tan cierto.
—Así que tenía algunas cosas en mente, creo que he
decidido cuál será.
Levantando la barbilla, le sonrío.
—Es divertido escucharte decidir justo frente a mí.
Me besa la barbilla y me saca de la pista de baile.
—Ven conmigo.
Nuestras manos están juntas mientras él me lleva
rápidamente a la puerta. Me muerdo el labio, estoy orgullosa y
un poco cohibida después de ver su sexy arrogancia, noto que
las cabezas se vuelven cuando pasa y pienso en la primera vez
que vi a Taron Rhodes. Creí que era un dios. Ahora sé que él
es todo eso y más.
Salimos a la noche y el aire frío me golpea.
—¡Está helado aquí afuera!
Se detiene para quitarse la chaqueta y me la pone sobre los
hombros. Deslizo mis brazos en las mangas y él me lleva un
poco más lejos, donde está el quiosco en medio del parque.
Las decoraciones navideñas iluminan el paisaje en bonitos
tonos de rojo, dorado y verde. Nunca me importó haber nacido
el día de navidad. El mundo entero está bellamente decorado,
las canciones son increíbles y es realmente difícil no sentir el
amor en nuestro pequeño pueblo.
Taron me pone de frente a él y me acerca de nuevo.
—Quería hablar contigo sobre esto por un tiempo, pero
siempre pasa algo.
—¿Hablar conmigo, de qué?
—Espera un momento. —Él toca su pecho y luego se
detiene, exhalando una carcajada—. Mi culpa.
Al acercarse, siente el bolsillo de su abrigo, que es
demasiado grande.
—Hablé con Sawyer sobre esto hace un tiempo… —Da un
paso atrás y cae sobre una rodilla.
—Oh, Dios mío. ¿Taron, qué estás…?
—Noel Aveline, no te merezco. Yo nunca lo he hecho. Me
fui para tratar de demostrar que podía ser lo suficientemente
bueno para ti, pero lo jodí todo…
—Taron, no, tú no…
—Este no es realmente un regalo de cumpleaños para ti,
porque si dices sí, me darás el mejor regalo que podría pedir.
—Saca un hermoso anillo. Una delicada argolla de oro blanco
que se envuelve delicadamente alrededor de una piedra
enorme—. Es una piedra lunar. Representa nuevos comienzos,
éxito y buena fortuna. Eres la única fortuna que quiero. Eres el
amor de mi vida. Eres la madre de mis hijos. Eres la mitad de
mí sin la que no puedo vivir. ¿Te casarías conmigo?
Mi garganta está tan apretada que apenas puedo hablar. Las
lágrimas inundan mis ojos, sólo puedo asentir rápidamente
mientras sostengo una mano sobre mi nariz, no queriendo que
me vea llorar feo.
—Oh, Taron, sí. Por supuesto que sí, te amo.
Se levanta, deslizando el hermoso anillo en el tercer dedo
de mi mano izquierda.
—Sé que no es tradicional.
Alcanzando, pongo mi mano en su mejilla, sonriendo de
oreja a oreja.
—Nada de nosotros lo es.
Inclinándose, cubre mi boca con la suya, besándome
despacio, curvando su lengua contra la mía.
—Vamos a decirle a todos.
—¿Qué?
Agarrando mi mano, me lleva corriendo hacia el centro
cívico. Mantengo las solapas de su chaqueta cerradas haciendo
mi mejor esfuerzo para mantener el ritmo y cuando volvemos
al salón de baile lleno de gente, él irrumpe por las puertas y
grita—: ¡Ella dijo que sí!
Toda la sala estalla en vítores. La gente suelta serpentinas y
chorros de confeti vuelan a nuestro alrededor. Se escuchan los
corchos de champán y la banda se lanza a tocar All I Want for
Christmas is You.
—¡Síííííííííí, chica! —Mindy corre y me agarra por la
cintura—. Felicidades, a ustedes dos.
Sawyer se acerca y le da la mano a Taron y luego me
abraza.
—Estoy muy feliz por ti, hermana.
Mis ojos se calientan ante sus palabras, miro a Taron, que
me mira con tanto orgullo en sus ojos.
—¿Hiciste todo esto?
Él asiente, sonriendo de esa manera que me dan ganas de
arrancarle toda la ropa.
—Me alegra que hayas dicho que sí o me habrías
avergonzado.
—Como si fuera a decir que no. —Levanto la mano para
abrazarlo y él me levanta del suelo.
Todos aplauden nuevamente mientras gira en un lento
círculo, sosteniéndome en sus brazos. Me río y él me humilla.
Estamos rodeados de tantos amigos, nuestra familia. Nada más
falta contarles a dos personas más.
—Tenemos que decirles a Dove y Leon.
—Bueno, Leon ya lo sabe. Al menos, él sabe que estaba
planeando preguntarte.
Bailamos un poco más, sacudiendo las manos de los
amigos y abrazando el cuello, hasta que no puedo soportarlo
más. Luego nos despedimos y salimos, de vuelta a la casa.
Dove está sentada en el sofá entre Leon y Akela cuando
llegamos. Leon se levanta, le da a Taron un apretón de manos
y aprieta mi brazo.
—Bienvenido a la familia.
Sus palabras claramente significan mucho para Taron, pero
estoy concentrado en la pequeña señorita que nos mira con
tanta curiosidad. Yendo hacia ella, me siento y tomo su mano
en la mía.
—¿Está bien si hablamos por un minuto?
Ella se da vuelta, frunciendo el ceño.
—¿Estoy en problemas?
—¡No! —Taron se ríe—. En absoluto, nena. Solo
queríamos hablar contigo sobre algo, saber cómo te sientes al
respecto.
—Está bien. —Asiente, mirándonos como un pequeño
adulto.
Aclarando mi garganta, tomo la delantera.
—Dove, amas a tu papá, ¿verdad? —Ella asiente
enfáticamente y yo sigo adelante—. Yo también amo a tu
papá. Así que estábamos pensando, bueno, decidimos…
Me quedo sin saber qué decir, entonces Taron interviene.
—Tu mamá dijo que se casaría conmigo. Va a ser mi
esposa y todos vamos a vivir juntos como una familia. ¿Eso
está bien?
Ella no reacciona de inmediato, mis nervios entran en
acción.
—¿Dove, eso está bien?
Sus brillantes ojos parpadean rápidamente y su pequeña
barbilla tiembla. Taron y yo reaccionamos a la vez.
—¿Cariño, qué pasa? —Tomo su mano, poniendo la otra
en su hombro.
—¿Significa esto que mi papá nos va a llevar, nunca más
volveré a ver al tío Sawyer o al tío Leon, Boo o Akela?
—¡No! —Tengo un nudo en la garganta y casi lloro—. No,
bebé, eso no es lo que hemos querido decir.
—Dove —la voz de Taron es gentil—. Me gusta vivir aquí.
Nunca te alejaría de tu familia.
—Tu papá se va a convertir en parte de nuestra familia, de
verdad.
Mientras hablamos, su expresión cambia. Ella comienza a
sonreír y aunque escapa una pequeña lágrima, salta al sofá y
agita las manos.
—¡Vamos a tener una boda! Al igual que al final de La
Sirenita, tendremos arcoíris y música, ¿y puedo usar un
vestido elegante como el tuyo, mamá?
Quitándome las lágrimas, empiezo a reír y la abrazo.
—Por supuesto que sí.
Taron nos rodea a ambas con sus fuertes brazos, pero solo
podemos sostener a nuestra pequeña nena un segundo antes de
que ella se levante del sofá y baile por todo el lugar.
—¡Una boda y nada va a cambiar! —Salta, levanta la
pierna detrás de ella y hace sus movimientos de baile de
Angelina.
—Bueno, una cosa tendrá que cambiar. —La voz baja de
Taron nos hace hacer una pausa. Lo miramos con los ojos muy
abiertos, preguntándonos qué va a decir—. Tendrás que
empezar a dormir en tu habitación de arriba.
Mis labios se presionan, luchando contra una sonrisa y
Dove frunce el ceño.
—¿No quieres dormir conmigo?
—Solo en ocasiones especiales. También necesitamos tu
mamá y yo nuestro tiempo especial.
Me sorprende lo preocupada que estoy por su reacción. Sus
grandes ojos se mueven hacia un lado, parece pensar bien su
respuesta.
—¿Puede Akela dormir conmigo?
—¡Sí! —Su papá y yo respondemos a la vez.
—¡Yupiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii! —Levanta las manos y comienza a
bailar de nuevo con Akela en el sofá mirando. Estoy bastante
segura de que está sonriendo.
Más tarde esa noche, cuando me quito la ropa de fiesta y
Dove está profundamente dormida en mi cama, me deslizo por
la ventana y corro hacia la cabaña. Taron está en la puerta
cuando llego allí.
—Iba de camino a verte. —Sonríe, mirándome.
Doy un paso adelante y lo abrazo. Igual de rápido, me
envuelve en sus fuertes brazos. Nos abrazamos por un largo
momento, escucho su respiración entrando y saliendo.
Escucho los latidos de su corazón. Siento la fuerza de su
cuerpo contra el mío.
—Gracias por regresar.
Se inclina, deslizando sus pulgares por mis mejillas.
—Gracias por esperar por mí.
—Gracias por amarme.
Aprieta los brazos y me mete la cabeza debajo de la
barbilla.
—Nunca dejaré de hacerlo.
Levantando la barbilla, busco sus labios. Él cubre mi boca
con la suya y no pasa mucho antes de estar en su cama. Está
entre mis piernas, convirtiéndonos en uno, los cuerpos
cubiertos de sudor, respirando con dificultad cuando
terminamos.
Sus brazos me rodean, estoy muy agradecida por las raíces
que eran demasiado profundas para ser destruidas. Pienso en
nuestro futuro y el camino por delante. Sé que no será sin sus
baches y valles, pero después de todo lo que hemos pasado,
estoy segura de que podemos enfrentar cualquier desafío que
pueda surgir.
Aprendí que el amor es un tornado, destructivo, feroz y
poderoso. También es una mariposa, suave, gentil, hermosa.
Pero para llegar a la mariposa, debes atravesar el tornado. El
amor tiene que transformarte. Tienes que crecer y es difícil,
cambia la vida, da miedo y es un viaje aterrador, pero al salir
del otro lado, hemos extendido nuestras alas.
Cambiamos el dolor y la pérdida por algo mucho más
hermoso, valioso y duradero. Hemos creado algo original y
nuevo.
Al cruzar el patio hacia la casa, miro a la luna y pienso en
el anillo en mi dedo. Nuevos comienzos, curación, comienzo
de buena fortuna y bendición. Haciendo una pausa, escucho la
voz de mi madre. Incluso escucho a mi papá.
La familia no deja de existir sólo porque no puedes verla.
La familia es algo irrompible, para siempre. Está en los
árboles, extendiéndose hasta los cielos. Es tradición, risas y
amor. Mi último agradecimiento es para ellos.
Estamos comenzando una nueva familia, esta familia no
tiene miedo del tornado.
Esta familia puede volar.
Epílogo
Taron
∞∞∞
Dos meses más tarde, estábamos rompiéndonos la espalda,
sudando en la cosecha. Mi lesión me detuvo un poco, pero
pude entrar y hacer todo menos acarrear las tarimas con los
duraznos empacados. Tuvimos otra temporada exitosa y los
nuevos árboles produjeron brotes y sus raíces se están
agarrando a la tierra con fuerza.
Al igual que nuestra familia.
Noel planeó la gran inauguración de su tienda para que
coincidiera con el inicio del festival del durazno. Estaba
aterrorizada, primero que nadie aparecería y luego que todos
aparecerían, vendería de todo, tendría que cerrar la tienda y
todos los que vinieran más tarde se enojarían con ella.
Creo que mi bella esposa puede ser un poco loca a veces, y
la amo por eso.
—Nena, solo tendrás que cerrar los ojos y abrir esa puerta.
—Deslicé mis dedos por su hermoso cabello mientras apoyaba
su mejilla contra mi pecho desnudo.
—He soñado con esto durante tanto tiempo… —Su voz
estaba aterrorizada, la besé y la abracé, haciendo todo lo
posible para consolarla.
No durmió toda la noche.
Me lo hizo saber, se había quedado despierta por mis
ronquidos, por la llegada de Dove alrededor de las 2 a.m.
Nuestra niña está teniendo dificultades para quedarse en su
cama, incluso con Akela allí con ella. Me levanto todas las
mañanas con el pie de una niña pequeña en la cara y nuestra
hija durmiendo boca abajo entre su madre y yo.
A veces, Akela también está a los pies de la cama. No estoy
seguro de cómo encajamos los cuatro en la cama de Noel, pero
nos las arreglamos.
Todavía tenemos nuestro “tiempo a solas” todas las noches
hasta que nos quedamos dormidos. En cuanto a la
espontaneidad, lo descubrimos antes de casarnos.
¿Tengo que decirte que la tienda de Noel fue un gran éxito?
Vendió sus artículos más populares, pero la mayoría de la
gente estaba emocionada por el nuevo negocio en la ciudad.
Estaban emocionados de inscribirse en su lista de correo e
incluso reclutó a algunos de los artesanos, cocineros,
apicultores y fabricantes de condimentos de durazno locales
para abastecer sus estantes.
—¡Es lo que siempre soñé hacer! —Sus brazos estaban
alrededor de mi cuello y obtuve el beneficio de su emoción en
abrazos, besos y sexo de celebración.
Lo que nos lleva a esta noche…
El concurso de la princesa del festival.
No le creí a mi esposa cuando me describió esta
experiencia antes. Siempre pensé en los concursos como una
tontería, mierda de mujeres.
Ahora deseo no haber alentado a Dove a seguir su sueño.
Desearía haberla alentado a centrarse en sus habilidades
matemáticas, que aparentemente no cuentan para nada en este
ámbito.
Estamos a la mitad.
Las luces brillan otra vez y es hora de que comience la
prueba de talento. Estoy parado en la parte de atrás del lugar
con los otros padres, pero mi pecho está dolorosamente
apretado mientras espero que Dove suba al escenario.
—No puedo creer que estemos haciendo esto. —Noel
camina a mi lado con las manos cruzadas delante de sus
labios.
También aprendí esto sobre mi esposa, cuando está
nerviosa, asustada o preocupada, no puede quedarse quieta.
—Lo va a hacer muy bien. —Cruzo los brazos sobre mi
pecho como los otros padres, me doy cuenta de que es un
movimiento defensivo.
Esto es una mierda.
—Y ahora tenemos a la señorita Dove LaGrange-Rhodes
cantando Over the Rainbow. —El imbécil maestro de
ceremonias de Shreveport la presenta en su voz teatral. Uno
pensaría que ella está a punto de ser la próxima concursante en
La Rueda de la Fortuna.
Dove sale con un vestido a cuadros azul y blanco, una
peluca roja brillante en la cabeza con dos coletas, una pequeña
canasta y Akela a su lado. La sala se ríe de la perrita y Dove se
lanza a su canción con una confianza que me impresiona.
Parece que ella tuviera más de dieciséis años en lugar los
seis que en realidad tiene. No lo digo porque soy su padre,
pero en realidad tiene muy buena voz, dulce y clara, ella tiene
buen ritmo. No es del calibre de Broadway, pero es buena.
Camina lentamente, canta sobre pájaros y pedirle un deseo
a una estrella, todo mientras mira melancólicamente con Akela
a su lado. Mis ojos se dirigen a los cinco “famosos” jueces
invitados, ellos no sonríen. Bajan la mirada a su escritorio,
algunos toman notas. Todo lo que sé es que es mejor que esos
imbéciles decidan qué es la mejor cantante que han escuchado.
—Ahora lo entiendo. —Me inclino para susurrarle a mi
esposa.
—¿Qué? —Noel me mira.
—Los concursos son una mierda.
Dove termina y la sala estalla en aplausos, mirando a mi
alrededor, veo a algunas mujeres secándose los ojos y aplaudo
más fuerte, haciendo un silbido de taxi con los dedos. Noel
niega con la cabeza, pero no me importa. Mi bebé lo hizo muy
bien.
Caminando hacia el área del vestidor, paso a una mujer con
un abrigo de pieles y me detengo.
—¡Frente en alto! —susurra, mirando a la chica en el
escenario ahora—. Sonríe.
Me inclino hacia un lado, mirando alrededor de las alas y
veo que Darcy está en el escenario cantando Good Morning,
Baltimore.
Mi ceño se frunce cuando miro desde la niña en el
escenario a la mujer a un lado del telón frunciendo el ceño y
moviendo los brazos como si la niña no estuviera haciendo un
buen trabajo. Quiero decir, está bien, Darcy es un poco pesada,
pero está haciendo un trabajo decente hablando, cantando la
canción.
Siento un tirón en mi cintura, veo a mi pequeña Dorothy-
Dove frente a mí. Sonriendo, la coloco sobre mi cadera y la
abrazo.
—Estuviste increíble.
Ella empuja hacia atrás, mirándome preocupada y
asintiendo con la cabeza hacia el escenario donde la mamá
pierde su mierda detrás de mí.
—¡No! —La mujer sisea—. ¡Sonríe, Darcy, con ganas!
Dove mira hacia el escenario, su ceño todavía está
fruncido. Sigo su mirada hacia donde Darcy está agitando sus
manos, actuando con su pequeña peluca y su atuendo de los
años cincuenta.
Ella termina y la sala estalla en aplausos, Digger en la
primera fila de pie y aplaudiendo. Darcy regresa tras el
escenario, la mujer tira de su cuello.
—Eso fue terrible. Es muy posible que hayas caminado
dormida durante toda tu presentación.
La barbilla de Darcy está doblada hacia abajo, estoy a
punto de decirle algo a la mujer.
—Lo siento, mamá.
Toma la mano de la niña y la arrastra más allá del
escenario, miro a Dove.
Mi hija no dice una palabra, pero sus ojos azules son
grandes y reflexivos.
Ella se inclina hacia adelante y besa mi mejilla.
—Tengo que volver allí, papá.
La bajo y ella va a esperar con las otras niñas mientras los
jueces consultan y toman su decisión. Regreso a donde Noel
camina por la parte trasera del centro cívico mordiéndose las
uñas.
—¿Cómo se ve? —Me mira, sus ojos color ámbar son tan
grandes como los de su hija.
—Bien, es muy buena con todo este jaleo.
El maestro de ceremonias dice los nombres y lleva a las
últimas cinco niñas al escenario como un verdadero concurso
de esos que salen en la televisión.
Él las nombra una a una. Boo queda como la cuarta
finalista, aplaudimos en voz alta, dándole un abrazo a Tamara.
—Al menos lo hizo bien —se ríe. A todos nos encantó Boo
tocando una canción con copas de cristal como su prueba de
talento.
—Es todo lo que Bill sabía enseñarle —explica Tamara—.
Mi talento es la costura y no puedes coser un vestido para un
concurso.
Ya anunciaron a dos, Darcy y Dove son las únicas niñas en
el escenario. Mi corazón late tan fuerte que estoy por
infartarme. Noel entierra su cabeza en mi pecho y yo la abrazo
con más fuerza. Los ojos de Dove están tan grandes y llenos
de emoción. No puedo soportar la idea de que vaya a salir
decepcionada.
Sin embargo, a un lado, veo a la madre de Darcy con el
ceño fruncido, mis ojos se dirigen a la pequeña sobrina de
Digger. Por primera vez, la veo mirando a mi hija y
poniéndose un poco más erguida, levantando la barbilla un
poco más.
Nauseas siento en la boca del estómago. El maestro de
ceremonias toma un sobre con brillo y avanza hacia el centro
del escenario sonriendo.
—Y nuestros jueces han decidido. La princesa del festival
del durazno de este año, que asumirá todos los deberes de la
princesa y recibirá una beca por un monto de cinco mil dólares
es…
Los dedos de Noel se aprietan en mi camisa y mis ojos se
clavan en los de mi hija.
Parece que el tiempo se detiene.
—La primera finalista es Dove LaGrange-Rhodes, lo que
significa que la señorita Darcy Hayes es la princesa del
festival del durazno…
Su voz se desvanece cuando mi mirada se acerca a la de
Dove. Ella parpadea y una verdadera sonrisa se pinta en su
boca. Le ponen la cinta de la primera finalista y una pequeña
tiara, pero también le da a Darcy un abrazo genuino.
Noel es todo lo contrario a mi lado.
—¿Qué? —Su voz se eleva—. Qué montón de mierda…
—Shh. —Pongo mi mano sobre su boca y la acerco a mi
pecho—. Espera un minuto. Veamos qué tiene que decir Dove.
—Ella no necesita un concurso para decirle que es una
superestrella. Por eso odio estas cosas… tontas.
Darcy brinca a lo largo del escenario con una corona casi
más grande que su cabeza y un ramo de rosas más grande que
su cuerpo. Ella se inclina y su madre se para a un lado del
telón pavoneándose.
Dove asiente con la cabeza y se mueve hacia el ala opuesta,
estamos allí para tomar sus manos y abrazarla.
—¡Lo hiciste tan bien, bebé! —Noel la abraza fuerte,
besando sus mejillas—. No podría estar más orgullosa de ti,
fue increíble.
—Lo sé, mamá. —Ella abraza a su madre, pero parece
preocupada.
—¿Qué te pasa por esa cabecita, mi amor? —Me pongo en
cuclillas a su lado, poniendo mis manos sobre su pequeña
cintura.
Ella no me responde de inmediato, se da la vuelta y
observo mientras se dirige hacia donde entra Darcy en el área
de detrás del escenario.
—¡Felicidades, Darcy! —Ella se acerca y la abraza—.
Realmente me gustó tu canción, todo fue muy divertido.
Hiciste un gran trabajo.
La mujer con el abrigo enciende un cigarrillo y frunce el
ceño a las dos niñas que se abrazan.
Darcy parece sorprendida.
—Gracias, Dove. Me gustó lo que hiciste con tu perrita.
—Quizás puedas venir a jugar conmigo y con Boo a la casa
un día de estos.
La sobrina de Digger parpadea y su rostro parece brillar.
—¡Estaría muy bien! —Parece realmente emocionada y yo
sigo sin creerlo.
Estoy muy orgulloso de mi bebé en este momento. Dove y
Darcy se toman de las manos y se abrazan una vez más antes
de que mi hija regrese a donde Noel y yo estamos parados.
Estoy seguro de que la cara de Noel luce tan sorprendida como
la mía.
—Estoy realmente cansada. —Dove atrapa nuestras manos
y nos empuja hacia la salida—. Vamos a casa ahora.
Celebramos el cumpleaños de Leon con un asado hecho
por Sawyer y todos brindamos por Dove como la primera
finalista del certamen. Y debo decir que ella realmente parece
estar contenta.
No lo ha admitido, por supuesto, pero creo que ver a la
madre de Darcy ha tenido mucho que ver con eso. Está
acurrucada en el sofá junto a Sawyer cuando decimos buenas
noches antes del baile de festival.
Han pasado ocho años desde mi último baile y no ha
cambiado mucho. Los hombres de la asociación de
productores se alinean en la parte de atrás, asintiendo y
saludándonos cuando entramos.
Noel es más una celebridad este año debido al éxito de su
tienda, algunos de sus nuevos colegas se acercan a saludarla y
establecen horarios para reunirse y discutir el espacio en los
estantes.
Estamos bailando en el suelo y le sonrío a su cara bonita.
Estoy en jeans oscuros, una camisa caqui y un blazer azul.
Noel luce hermosa con un vestido verde corto con pequeños
lunares por todas partes. Se envuelve alrededor de sus
hombros estrechos, y su cabello oscuro le recorre la espalda.
Sus labios son de color rosa brillante, se ve tan jodidamente
sexy.
—Voy a ir directo al grano, esposa. —Me inclino para
hablarle directamente al oído—. No puedo esperar para sacarte
este vestido.
Sus ojos marrones brillan cuando me mira.
—No puedo esperar a que me lo quites, esposo.
Mierda. Por cosas como esta nunca nos quedamos hasta el
final de estos bailes.
—Vámonos. —Me doy vuelta y empiezo a llevarla a la
puerta, pero ella se aleja.
Riendo, ella sacude la cabeza.
—Necesito al menos hablar con la señora Jenny y que la
gente me vea. Ahora soy dueña de un negocio.
—Hazlo rápido.
De hecho, nos quedamos otra hora en el baile antes de que
pueda robármela. Todo el viaje de regreso, mi mano está entre
sus rodillas y ella apoya la cabeza en mi hombro, besando y
mordiendo mi oreja, diciéndome las cosas sucias que quiere
que hagamos.
—Vamos a provocar un accidente. —Es importante que
ella lo sepa.
Aparco el Tahoe y salimos besándonos mientras nos
dirigimos a la puerta. Ella se ríe cuando la levanto y la llevo
dentro de la cabaña del capataz. La mantenemos lista en caso
de que la necesitemos.
Los dos estamos sudorosos y respiramos con dificultad al
terminar. He tenido mi cara entre sus muslos, me ha montado
como un poni en la feria, nos acostamos uno al lado del otro
satisfechos, entrelazando nuestros dedos y viendo la luz de la
luna colarse a través de las ventanas.
—Me sentí tan orgullosa de Dove hoy. —Mira nuestras
manos mientras nuestros dedos se cruzan y giran en medio de
los dos. La luz brilla sobre la piedra lunar de su anillo de
compromiso y su argolla de matrimonio—. Se está
convirtiendo en una señorita muy rápido.
—Es una buena niña. —Me estoy quedando dormido, pero
Noel tira de mi mano.
—He estado esperando un buen momento para decirte esto,
pero hemos estado tan ocupados…
Mi ceño se frunce y me pongo de lado.
—¿Pasa algo?
—Bueno… —Se da vuelta para que su mejilla esté sobre la
almohada, ella me mira como dudando.
Mi pecho se contrae, no puedo evitar sonreír. Todo de ella
siempre ha sido tan preciado para mí.
—Como sabes, realmente no hemos estado prestando
mucha atención al control de la natalidad…
En el momento en que las palabras salen de su boca, mi
garganta se seca.
—¿Qué estás diciendo?
—Fui a consulta con el doctor Fieldstone la semana pasada.
Parece que vamos a tener un nuevo pequeño miembro en la
familia la próxima primavera.
Ella deja escapar un chillido cuando la volteo sobre su
espalda. Alejando la sábana, extiendo mi palma sobre su
estómago plano.
—¿Aquí? —Presiono mis labios contra su piel, justo
encima de su ombligo.
Ella se ríe y asiente con la cabeza.
—Es demasiado pronto para saber si es una niña o un
niño…
Cerrando los ojos, bajo la frente a su estómago. Mete los
dedos a los lados de mi cabello.
—¿Estás feliz? —Su voz suena un poco preocupada.
—Noel, estoy muy feliz. —Mi voz se rompe y la abrazo
con más fuerza—. Muy feliz.
Ella se inclina hacia atrás, encontrando mis ojos.
—No hemos estado casados por un año. Ni siquiera hemos
podido irnos de luna de miel.
—Te llevaré a donde quieras ir, mi amor. —Inclinándome
hacia adelante, capturo sus labios con los míos—. Piensa a
dónde quieres ir y está hecho, tenemos todo el tiempo del
mundo.
—Oh, Taron. —Me abraza, enterrando su rostro en mi
cuello—. No tienes idea lo feliz que me haces.
Esas palabras son todo lo que siempre quiero escuchar.
Ella me ha dado todo lo que siempre he querido.
Ella me ama, esperó por mí…
Sólo unos días después, mi dulce hija tiene una fiesta con
su mejor amiga, Boo, y su nueva amiga, Darcy. Cuando
Digger deja a su sobrina, ni siquiera me molesta ya su
presencia.
—Supongo que tengo que aguantarte. —Su labio se curva
cuando deja a Darcy.
—Vas a tener que aprender a vivir con ello. —Extendiendo
mi mano, estoy un poco sorprendido cuando él la estrecha. Por
otra parte, estoy acostumbrado a idiotas mucho más grandes
que Digger Hayes.
De pie en la cocina, abrazo a Noel, mis manos están sobre
su estómago mientras vemos a las niñas jugar.
—Siempre dices que tu papá es un príncipe. —El tono de
Darcy no ha cambiado, pero el de mi Dove sí.
—Mi papá no es un príncipe —mi hija responde
dulcemente—. Es un héroe. Nos salvó a mi mamá y a mí.
Mi corazón se llena de tanto amor, deslizo mi palma sobre
el estómago de Noel, para susurrarle al oído—: Y me salvaste
tú a mí también.
—Dije que esperaría por ti.
—Gracias a Dios que lo hiciste.
FIN
***
¡Gracias por leer ESPERA POR MÍ!
Espero que hayas disfrutado de conocer a Taron, Noel, Dove y
toda la familia.
CERCA DE MÍ, viene en camino, es la historia de un
hermano mayor con una gran responsabilidad sobre la
espalda que se ha enamorado de la mejor amiga de su
hermana.
Es la historia de Sawyer y muy pronto estará disponible en
español.
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Cerca de mí
Sawyer LaGrange.
Es el hermano mayor de mi mejor amiga.
Es callado, melancólico, pecaminosamente atractivo….
Pelo oscuro, una barbita desaliñada que crece en su
mandíbula cuadrada y dueño de una musculatura que me
encanta trazar con mis dedos y después con los labios…
Él siempre hace lo correcto.
Hasta que…
Dicen que la vida te da lo que tienes el coraje de pedirle.
Bueno, soy valiente.
Y lo quiero a él.
Secretos.
Todos los tienen.
Grande, pequeño, inocente… prohibido.
Mindy es una línea que nunca debería haber cruzado.
Pero lo hice.
Ella es hermosa, extrovertida y tentadora.
Y las reglas fueron hechas para romperlas.
Las rompimos todas.
Ahora estoy en casa, liberado del servicio con cicatrices
ocultas.
Ahora mis secretos son como demonios que crecen cada
día.
Intento dejarla, pero en cambio, me aferro a ella.
Ella es mi razón para pelear y caminaré por el infierno para
ser el hombre que ella se merece.
Para darle una razón para que se quede cerca de mí.
(CERCA DE MÍ es una historia auto-conclusiva del
hermano mayor de mi mejor amiga, segundas
oportunidades, romance militar. No contiene engaños).
Prólogo
Sawyer
Patton
Hace siete años en una jungla suramericana
El reloj está corriendo.
Tenemos que movernos rápido o todo esto se va a ir a la
mierda.
El sudor me baja por los costados, y exhalo lentamente,
calmando mi pulso.
El aire se ha puesto pesado y húmedo, tan espeso que es
casi visible y tan caliente que es casi imposible respirar.
El bosque tropical forma una barrera densa de hojas anchas
y brillantes, estamos escondidos en la maleza alrededor de una
pequeña cabaña hecha de bloques de ladrillo.
Nuestro objetivo es un punto verde que parpadea en la
pantalla, está justo en frente de nosotros.
Está aquí.
—Moviéndome en, las once en punto. —Escucho decir a
Taron a través del auricular que llevo en el oído.
—Viniendo del sureste. —Contesta Sawyer rápido, con su
marcado acento sureño.
—Silencio, saben por qué estamos aquí. —Doy la orden,
firme y clara.
Soy el líder de esta misión de rescate, somos tres hombres,
ninguno está dispuesto a cometer errores.
Rodeamos la casucha. Está todo tranquilo y oscuro. Las
ventanas no son más que agujeros sin vidrio, cuadrados vacíos
que podrían esconder cualquier cosa: vigilantes armados,
alineándonos con la mira de sus armas.
O él podría estar solo.
No, esto nunca es tan fácil.
Él podría estar muerto.
Mi mandíbula se tensa y retrocedo en el pensamiento.
¿De qué les serviría muerto?
Arrodillándome, levanto lentamente mi arma, ajustando la
mira, enfocándome en la puerta principal. Hemos estado
rastreando señales de radio, correos electrónicos y direcciones
IP, hasta que los aislamos aquí.
Han pasado dos semanas desde que Marley fue atacado
cuando salió a cargar combustible. Por lo que hemos podido
reconstruir, lo derribaron con un gas paralizante, un químico
peligrosísimo.
Después de eso comenzaron los videos.
Dos semanas de imágenes granuladas de nuestro amigo y
compañero de la marina atado a una silla con una bolsa sobre
su cabeza. Se la arrancaron para mostrarnos sus ojos
hinchados y ensangrentados.
El siguiente paso fueron exigencias: armas y dinero. Es lo
que todos quieren. Ha llegado el momento de la verdad en
pleno corazón de una jungla sudamericana.
Estamos cansados, sedientos y centrados en recuperar a
nuestro amigo, secuestrado fuera de servicio en una parada de
rutina en nuestro camino hacia una misión de rutina en
Caracas.
Sawyer se registra desde su punto, mientras observamos
cómo Taron se arrastra por el frente de la pequeña
construcción, acercándose a la desgastada puerta de madera.
Su arma está en su pecho mientras la alcanza con cuidado y
golpea.
Tres golpes bruscos y esperamos.
Nadie respira
Ninguna respuesta.
Me mira y yo asiento. Estoy al frente y al centro, listo para
cubrirlo.
Nadie pasa por encima de mí.
Nadie se lleva a mis hombres.
Somos hermanos, nunca hemos dejado a nadie atrás.
Mi corazón late como un mazo contra mis costillas. Por
mucho que hayamos entrenado, esta escena es completamente
impredecible. Esperamos tener el elemento sorpresa.
Esperamos que sus secuestradores crean que todavía estamos
en México, pero podrían ser más inteligentes de lo que les
damos crédito. Con un gruñido bajo, sacudo la cabeza.
No es probable.
Estos narcotraficantes se atrevieron a secuestrar a un
marino. Lo único que nos impide incendiar todo este lugar es
mi creencia de que podemos extraerlo sin causar víctimas
innecesarias.
Taron tiene la mandíbula apretada, las mangas de su camisa
café que se ve debajo del chaleco antibalas están manchadas
de sudor y su cabello castaño claro está mojado. Todas
nuestras caras están restregadas con camuflaje, haciendo que
el blanco de nuestros ojos parezca brillar.
El aliento se me queda en la garganta. Mi mejilla está
presionada contra el cañón de mi arma, mientras el ruido de
las cigarras se eleva como un coro a nuestro alrededor. Crece
más fuerte, una advertencia.
Me quito ese pensamiento de la cabeza, estoy enfocado en
lo que está haciendo Taron.
La sombra de Sawyer emerge de la maleza por el extremo
opuesto de la casa. Están actuando bajo mis órdenes, pero
somos hermanos. Nos hemos apoyado mutuamente desde el
primer día. Esto es más que un rescate. Marley es parte de
nuestra familia.
Taron se aleja del muro de hormigón y mi dedo está listo en
el gatillo. Lo único que se interpone entre nosotros y lo que
está por suceder es una puerta de madera.
Levanta la pierna y le da una fuerte patada a la puerta,
haciéndola volar contra la pared el ruido resuena en la
tranquilidad de la noche. Su espalda está contra la pared otra
vez, y él espera, preparándose una lluvia de balas.
Pero no hay ni un solo disparo.
Tres latidos, tres respiraciones silenciosas. Asiento. Se da
vuelta rápidamente, arma a la altura de los ojos y camina por
el espacio, balanceando su arma de lado a lado. Sawyer está a
su lado, estoy fuera de posición avanzando para cubrirlos.
—¡Marley! —El arma de Taron baja y se precipita hacia
adelante. Estoy en la puerta para verlo sacar la bolsa de la cara
de nuestro amigo, entonces todo me golpea como una
bofetada.
Su cabeza cae hacia adelante, balanceándose como un
trompo. No entiendo sus murmullos. De sus labios hinchados
gotea una espesa corriente de sangre.
La rabia se mezcla con la adrenalina. Lo golpearon casi
hasta matarlo y las cuerdas con que lo amarraron se le han
clavado en la piel. Taron está cortando rápidamente sus
ataduras mientras Sawyer y yo hacemos revisión de la cabaña.
Parece desierta, lo que me pone en alerta, aquí debe haber un
artefacto explosivo en algún lado. La habitación vacía no tiene
luz en el interior, proyectando largas sombras en las esquinas.
Con un ruido sordo, las rodillas de Marley caen al suelo.
Taron se inclina para ayudarlo a levantarse, y ahí es cuando
la veo. Ojos verdes brillando como un gato en la oscuridad.
—¡No! —Grito mientras ella se precipita hacia adelante,
gritando, justo a tiempo para que Taron se dé la vuelta y vea el
machete levantado en su mano.
La luz destella de la cuchilla plateada, la explosión de la
pistola de Taron nos ensordece en el pequeño espacio, y ella
cae como una piedra, una salpicadura sangrienta como un
megáfono que se despliega en el suelo detrás de su pequeño
cuerpo. Largos abanicos de cabello color caramelo alrededor
de su cabeza y es apenas una jovencita.
—Dios, no. —Él deja escapar un gemido de dolor mientras
la pistola cae al suelo.
Por un momento, no podemos movernos, no podemos
apartar la mirada de la niña que yace muerta a nuestros pies.
Mis ojos se calientan, pero los aprieto brevemente, apretando
los dientes evitando que las emociones se desborden. Marley
murmura unas palabras incoherentes. Apenas es consciente,
golpeado casi sin reconocimiento. Ni siquiera puedo decir si
nos reconoce. El machete está a sus pies, junto a la niña
muerta.
Ella los habría matado a ambos si Taron no hubiera hecho
lo que hizo.
El combate no deja lugar a dudas. La vacilación es cómo
terminas muerto, reducido a la mitad por un adolescente que
de otro modo pasarías por alto. Una chica que nunca debería
haber estado aquí. Bastardos que usan niños para pelear sus
batallas.
—Sácalo de aquí. —Una orden brusca sale de mi boca.
Cuando Taron no se mueve, subo el volumen—. ¡He dicho que
se vayan de aquí!
Lucha por levantar a Marley sobre su hombro, y Sawyer se
adelanta para ayudarlo. Soy el último en salir de la cabaña,
dándole un último barrido antes de darme la vuelta, a tiempo
de ver a Taron caer al suelo y luego llorar de dolor.
—Mierda —Él rueda a su lado, la sangre empapando su
espalda baja desde donde aterrizó sobre un árbol roto.
—¡Patton, detente! —Grita Sawyer, en el mismo momento
que vemos el alambre de la trampa.
Nadie sabe cómo no lo vimos. Sawyer alza a Marley sobre
sus hombros. Es fuerte como un buey por trabajar en el huerto
de duraznos de su familia en casa. Lanzo mi rifle sobre mi
hombro y me agacho, agarrando el brazo de Taron.
—¿Puedes caminar?
Su cara está arrugada en agonía, pero se las arregla para
asentir.
—Sácanos de aquí.
Mi rostro entero está contorsionado por la preocupación,
mi determinación está forzada por el hecho de que
necesitamos para terminar esta misión. Nuestro vehículo todo
terreno está cuesta abajo, escondido en la maleza, seguimos a
Sawyer, con Taron apoyándose fuertemente en mí.
Su sangre empapa su ropa sobre la mía, goteando hasta sus
pantalones. Esta lesión podría enviarlo a casa, y Marley está
peor. Pero todos llevamos la procesión por dentro. Salvamos a
nuestro hombre, pero todos estamos marcados por lo que
dejamos atrás.
Es muy tarde para cambiarlo. Nos ocuparemos de las
cicatrices más tarde.
Cuando la batalla haya terminado.
<3 Tia
Sobre la autora
Tia Louise es la autora más vendida y premiada del USA
TODAY de un romance súper sexy y caliente.
Ya sean multimillonarios, marinos, boxeadores, vaqueros,
padres solteros o grandes empresarios, todos sus héroes son
alfas con corazones de oro. Todas sus heroínas son las mujeres
fuertes y atrevidas. TODOS sus finales son felices para
siempre.
Louise, ex maestra, periodista y editora de libros, vive en el
medio oeste de los Estados Unidos con su grandioso esposo y
dos genias adolescentes.
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