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213 Cartografia y escritura cartografica. Los diferentes Pert de la Geografia y Descripcién Universal de las Indias de Juan Lépez de Velasco” Alejandra Vega Palma Centro de estudios culturales latinoamericanos Facultad de Filosofia y Humanidades Universidad de Chile Introduccién Este trabajo propone una relectura de la Geografia y Descripcién Universal de las Indias de Juan Lépez de Velasco. Escrita en Madrid hacia 1574, esta obra ha sido tradicionalmente concebida como una sintesis del saber acerca del Nuevo Mundo a la fecha de su redaccién. Relegada a la condicién de mero compendio, ha recibido insufi- ciente atencién por considerarse fruto de un saber de segunda mano, labor de un sabio de gabinete que nunca pis6 suelo americano. Como tal, ha sido frecuentemente desvalorizada por expresar un conocimiento superficial acerca de unos territorios que otros escritos del mismo periodo habfan presentado con mucho mayor detalle®?. El acercamiento que propongo se nutre de enfoques historiogréficos que, desde hace ya varias décadas, se interesan por las précticas del saber: los sujetos, los programas de conocimiento, los mundos construidos y sus contextos de significacién y circulacién, Es desde esta perspectiva que propongo abordar la obra de Lépez de Velasco. Desde mi punto de vista, la Geografia de Velasco reviste gran interés. Primero, por tratarse de una obra emanada del cfrculo estrecho del Consejo de Indias. Dada esta condicién, permite problematizar las articulaciones entre poder y saber en el seno mismo de la burocracia metropolitana, donde se discuten y fijan los lineamientos de la politica indiana castellana, Concebida por y para los miembros del Consejo, esta obra se distin- gue de los relatos sobre el Nuevo Mundo realizados por agentes directos de la Corona © por los vasallos que actuaban en nombre de ella, pero que insctiben expresamente su produccién en el contacto con el tertitorio americano. Adicionalmente, se trata de un relato escrito acompafiado de un conjunto de mapas, Jo que permite poner de relieve las relaciones entre los lenguajes que recrean el espacio te trabajo forma parte de los resultados del proyecto FONDECYT 1070938. Para alivianar la lectura, en adelante citaremos esta obra como la Geografia. © Una excepeién la constituye el estudio de Jean-Pierre Berthe (1998) quien propone un clarificador acercamiento al personaje y una primera lectura critica de la obra 214 Alejandra Vega Palma en el contexto de Ja obra: la narracién y la cartografia. Esta doble entrada constituye un material privilegiado para indagar en cémo inciden las reglas y particularidades de {a prictica cartogréfica y del lenguaje escrito en la imagen que se provee del tertitorio, Por titimo, la condicién de compendio —de escrito redactado a partir de otros es- Critos— permite relevar las divergencias entre los diferentes pasajes en que se describe y denota el territorio, En la trama de lo que Ricardo Padrén denomina escritura cartografica (2004: 45 y ss), me interesa reconocer la multiplicidad de practicas discursivas a partir de las cuales el texto ha sido elaborado. Estos tres ejes articulan la relectura que propongo, que tiene como horizonte una reflexién acerca de los enunciados en disputa en la construccién del territorio colonial. Sobre el autor y la obra Desde que Marcos Jiménez de la Espada realizara la primera edici6n de las Re- laciones geogréficas de Indias en 1881, sabemos que la Geografia de Juan Lopez de Velasco fue el resultado directo de Ia labor iniciada en 1567 por Juan de Ovando en el Consejo de Indias, primero en su condicién de visitador y, posteriormente, como Presidente de dicho organismo (Jiménez de la Espada [1881] 1965: 42 y ss.). Ovando lego a ordenar la casa, desplegando una vasta reforma que pretendia abarcar no sélo Ja institucionalidad metropolitana de gobierno de las Indias, sino también los extensos territorios hispanos de ultramar. La primera manifestacién tangible de esta labor fue la dictacién de un cuerpo legal destinado a regular el funcionamiento del propio Consejo de Indias (1571). Entre otras medidas, estas Ordenanzas estipularon la obligacion que recafa sobre el conjunto del Consejo de Indias de “fener hecha descripcién cumplida y cierta del estado de las Indias, sobre [las cuales} pueda auer gouernacion”. Para ello, se dejaron claramente establecidas las obligaciones del Cosmographo y choronista de las Indias, cargo que por estar adscrito al Consejo (Ordenanzas Reales n° 3 y 117 [1571] en: Pacheco, Cardenas y Torres de Mendoza 1864-1884: 406-460), se diferenciaba de los anteriores nombramientos de cronista. Pocos meses después y para dar cumplimiento a este mandato, Ovando consiguié que uno de sus protegidos, Juan Lépez de Velasco, fuera nombrado para este cargo (Jiménez de la Espada [1881] 1965: 53). En la dedicatoria a Felipe TI de la Geografia, Lopez de Velasco retoma, casi tex- tualmente, el mandato expresado en el cuerpo legal de 1571 al seftalar OPor entender lo mucho que ynporta que en este Real Consejo aya Relacién cierta y particular de las cosas de las Yndias para enderecar el gobierno dellas: he recopilado con la mayor bre~ bedad [ ] esta geographia general”. Las palabras del propio Velasco destacan el estatuto ‘* Debido quizds al acceso a reproduceiones de mala calidad, Berthe (1998: 166) califica los mapas manuscritos de Lépez de Velasco conservados en la John Carter Brown Library en la Universidad de Brown exrdneamente como “bosquejos poco legibles”. La colecci6n digitalizada y disponible en la web revela, por el contrario, un trazo claro y preciso en todos los mapas que componen esta obra (ver hup/Avww.brown.edwFacilifies/John Carter Brown Library/pages/ea_hmpg.html, consultado en marzo 2008). © ‘Traducimos Cartographic literature como esctiture cartogrifica, en raz6n de la mayor amplitud que tiene el concepto literature en inglés, respecto de literatura en castellano. El autor utiliza el termino para referir a los enunciados geogréficos dispersos en los textos que revelan una visién del entomo natural, insistiendo en la amplia variedad de registros donde esta operacidn esti presente. Cartografia y escritura cartogréfica 215 metropolitano de su obra, resultado del trabajo de un miembro de Consejo y destinada de manera explicita a los otros miembros del mismo organismo, que compartfan una necesidad. Esta instalacién espacial ¢ institucional se refuerza al declarar a continuacién Velasco: “A Vuestra Alteza supplico reciba [esta Geografia] en seruicio y la favorezca con tenerla presente para (sic; contra] los que de aquellas partes vinieren informando de las cosas dellas con relaciones enderecadas solo a fin de sus pretensiones (Lopez de Velasco [1574] 1894: vi). De modo que la Geografia tiene el meritorio valor, nos informa el autor, de estar libre de “as pretensiones” con que los testigos de vista y actores de los hechos del Nuevo Mundo tifien su visién de las cosas al presentar sus informes ante el Consejo. El texto deslinda de este modo un saber metropolitano, cierto y confiable, que se arroga Lopez de Velasco y que se pone al servicio del Rey, de otro saber, identificado con las relacio- nes producidas en tas Indias, y caliticado de sospechoso porque esti al servicio de las pretensiones particulares de quienes escriben. En la extensa obra redactada por Lopez de Velasco, la sospecha que recae sobre las relaciones de particulares que proveen noticias equivocas o contradictorias aparece reiteradas veces al dar cuenta de Jos territorios de América (Ibid.: 355, 439, 521). Particularmente grave le parece al cosmégrafo las vanas noticias de riqueza, tantas veces defraudadas, con que ciertas relaciones presentan las provincias sometidas a la Corona. Asf, al referir a los territorios al oriente de los Andes, Lépez de Velasco sefiala: WDe las provincias que dicen del Dorado, aunque la fama que ha habido de sus riquezas es muy grande, y de muchos codiciada y deseada, no se sabe cosa cierta ni averiguada que poder escribir més de que, de los descubrimientos que se han hecho por el rio Marafién abajo, y de indios que han salido de aquellas provincias para las de Quito y Pert, y también de los que caen a la parte del mediodia por las provincias del Rio de la Plata, se ha venido a levantar esta fama de riquezas que suele ser ordinaria en los nuevos descubrimientos, y aunque en este podria ser cierta, en los més suele faltar” (Ibid: 397). Contra la légica del infundio malintencionado, se erige la obra de Velasco. . Fue Jiménez de la Espada quien, acertadamente, inscribié la labor realizada por Ovando y Lépez de Velasco en una trama mayor. En ésta se conjugaban los mandatos regios de informar que recayeron sobre diferentes sujetos ¢ instituciones, en lo que hoy podemos denominar précticas de elaboracién y circulacién del conocimiento que se desplegaron a ambos lados del Atléntico, desde fines del siglo XV y a lo largo de toda la centuria siguiente. Las huellas de estas précticas nos Megan por medio de su mate- rializaci6n en una notable produccién documental. En una instruccién fechada en 1576 y transerita por Justo Zaragoza, se sefiala, en efecto: DPorque todo esto que ha escripto [Velasco] en este libro lo ha sacado de los derroteros y papeles que el Consejo le ha dado y destos de Santa Cruz” (Zaragoza 1894: viii): papeles, derroteros y relaciones de particulares, asf como el contenido del “area encorada vieja” que conservaba los traba~ jos cartogrificos y geograficos del insigne cosmédgrafo real de la Casa de Contratacién, Alonso de Santa Cruz, y entregados al Consejo en 1567, luego de su fallecimiento (Cuesta Domingo 2000: 16). Fue la familiaridad con los “papeles de Indias” lo que habria valida- do, en buena medida, el nombramiento de Velasco para el cargo de cosmégrafo y serfa esa familiaridad, la que le permitirfa levar a cabo su empresa (Berthe 1998: 147, 150). La realizacién de esta Geografia es contempordnea en el tiempo a la redaccién final de las ordenanzas e instrucciones fechadas en 1573 y 1577 y conocidas por la historio- 216 Alejandra Vega Palma grafia como Cuestionarios para la formacién de las Relaciones Geogréficas de Indias (Solano 1988). En ocasiones suele confundirse el corpus de estas Relaciones Geogrdficas de Indias, esctitas como respuestas a los cuestionarios a partir de 1578 (Jiménez de la Espada [1881] 1965: 54) con el material utilizado hasta 1574 por Lépez de Velasco para redactar su Geografia®. Lo cierto es que, desde la década de 1530 y, fruto de la accién directa de Alonso de Santa Cruz, se habfan venido ensayando y definiendo las précticas discursivas que permitian enunciar el territorio y el espacio que se estaba conquistando y construyendo (Bustamante 2000), y que estén presentes tanto en los cuestionatios como en las Rela- ciones Geogréficas de Indias y en la Geografia que aqui comentamos (Altuna 2002 11,16). Estas practicas eran expresidn de la modernidad de los aparatos estatales ibéricos, que habfan ido precisando los mecanismos destinados a cuantificar, cuadricular, medir y deslindar con el claro objetivo de gobernar. Es decir, un programa del saber al servicio del ejercicio metropolitano del poder, que tomaba distancia de los actores de la con- quista, de sus relatos cruzados de pretensiones, y articulaba un modelo de conocimiento que los propios agentes estatales pensaban poder aplicar a todos los territorios de forma homogénea y certera. Las diversas cédulas ¢ instrucciones emanadas del Consejo de Indias durante este tiempo buscan restituir el rol del Monarca en la produccién del saber acerca de Jos ter- ritorios coloniales. El rey expresa su voluntad de saber y el mandato de informar que recae sobre sus agentes y vasallos, cuya funcién se limita a hacer cumplir la voluntad regia, La formula ret6rica presente en la cédula enviada en marzo de 1533 a Tenustitan México es la misma que, con variaciones menores, se retoma en los sucesivos mandatos: “Queremos tener entera noticia de las cosas de esta tierra... vos mando” (Diego Encina 1945: 343). Esta restituci6n permitfa un desplazamiento de la figura del conocimiento erigida por los propios actores americanos en sus escritos que enarbolaba la condicién de testigo de vista como fundamento de la validez del saber (Invernizzi 1990: 28-29; Myers 1993: 184). Contra la soberanfa de los testigos de vista, el saber cierto y confiable que Velasco atribuye a su Geografia permite articular una visién de América y sus territorios acorde con el programa imperial de dominio de estas tierras. La ret6rica imperial Las Indias, Islas y Tierra firme del Mar Océano de los Reyes de Castilla que comunmente Ilaman Nuevo Mundo, es toda la tierra y mares compren- didos en un hemisferio o mitad del mundo de 180 grados de latitud de norte para el mediodia y otras tantas de longitud de oriente a poniente, comenzada a contar de 30 0 40 grados al occidente del meridiano de Toledo (Lopez de Velasco [1574] 1894: 1). Esta frase, que da inicio a la Geografia, es una proposicién elocuente en que se declaran dos cosas que me parecen fundamentales. Primero, el Nuevo Mundo pertenece © Para el caso especifico de Nueva Espafia, Berthe (1998) coteja la Geografia de Lépez de Velasco con algunas respuestas al cuestionario enviado al arzobispado de México en 1569, cuyos contenidos yy estructura estin inspirados en una misma matrz. Cartografia y escritura cartogréfica 217 a los Reyes de Castilla. Y segundo, el Nuevo Mundo es la suma de tierras y mares que se comprenden en una cierta mitad del mundo. La afirmacién, redactada en modo indi- cativo, sin adjetivos, citas a los antiguos ni a la politica contingente, refuerza su aparente neutralidad gracias al lenguaje matematico mediante el cual expresa los lindes de la mitad aludida, inscribiendo asf esta declaracidn en Ia retérica de validacién que se habfa ins- taurado con la geografia renacentista entre los cosmégrafos europeos (Harley 2001: 77). E] mapa que acompafia esta declaraci6n contiene sus propias estrategias para afirmar la relacién entre Castilla y el Nuevo mundo, estrategias que, al igual que en el parrafo comentado, ocultan los artificios de la ret6rica imperial (Figura 1), Nos referimos al primer mapa de la Geografia de Lépez de Velasco, que leva por titulo Demarcacién y navegacion de lay Yndias. Aqui tampoco se procede inscribiendo el poder de modo ostentoso: no hay banderas, blasones ni cartelas con extensas declaraciones que apelen a la grandeza del Principe o Ia misién providencial que encarna el Sefior. Sin embargo, la declaracién visual que nos ofrece el mapa es igualmente elocuente. En primer Jugar, las Ifneas que marcan la latitud — su grosor, su color ~ son las mismas que fijan el espacio denotado como castellano en la carta, Asf, el mapa naturaliza las marcas de Ia politica imperial hispana, transformadas en trazos neutros, libres de cualquier huella de polémica 0 discordia, al equipararse a los trazos de los trépicos y el Ecuador. sous Wariant fer 2 | Figura 1. Juan Lépez de Velasco, Demarcacion y nauegacion de Yndia, ca. 1575, £. 1, manuserito, tinta sobre papel, 265 x 333 mum. John Carter Brown Librar, Brown University. 218 Alejandra Vega Palma Pero ademds, otras Ifneas vienen a corroborar la sutil construccién de un espacio imperial. Me refiero a aquellas dibujadas para representar lo que en el texto de la Geo- graffa se denomina “las cuatro navegaciones como generales” (Lopez de Velasco [1574] 1894: 63), que vinculan el Nuevo Mundo con el Viejo y que articulan el conjunto del espacio cartografiado por medio de un tnico punto situado en la peninsula ibérica: una Iinea punteada que sale de Sevilla y Sankticar de Barrameda y comunica La Espafiola, Nombre de Dios, Veracruz, La Plata, El Estrecho, Panami, el Callao, Acapuleo y desde alli, las islas de la China y del poniente; una Ifnea punteada que logra enlazar este ex- tenso Nuevo Mundo representado y sujetarlo visualmente desde el espacio metropolitano, La operaci6n de naturalizar las relaciones de poder presente tanto en el texto como en el mapa de Velasco comentados, tiene como resultado la construccién de un territorio acorde con la accién imperial. Lo que sv nus oficce es, en efecto, un vasto espacio -ex- tensos océanos, el continente americano, las islas del Pacffico— que se allana al dominio metropolitano, lo autoriza y afirma. La misma articulacién entre programa de conocimiento y de dominio se expresa en otros niveles de la obra que quisiera destacar. En primer lugar, se manifiesta por medio de Ja toponimia general empleada para dar cuenta del Nuevo Mundo en el mapa de la figura 1. El tetritorio de la accién imperial se identifica genéricamente como las Indias y se despliega como una suma de espacios individualizados en relacién con el Ienguaje neutro de las direcciones cardinales: las Indias del Norte, las Indias del Mediodfa y las Indias del Poniente, Se trata de una nomenclatura que tiene por efecto borrar toda historia, representando el territorio como un espacio ya dado al dominio castellano. Mediante este artificio, se ocultan no s6lo los topénimos contradictorios que expresaban las disputas europeas por los tertitorios allende el Atlintico, sino también las historias de las hazafias de los conquistadores cuyos nombres aparecian vinculados con espacios que se fueron dotando de identidad en el imaginario europeo, a medida que se difundieron ¢ hicieron familiares los relatos de las hazafias en La Espafiola y Cuba, México, Perl y Brasil. Aqui cobra sentido 1a primera frase de la Geografia ya citada: se trata de un espacio definido por la posesin imperial y el lenguaje de la geografia moderna, y no por la accién de sus agentes en el territorio conquistado. Aparece entonces un espacio homogéneo, gracias a la adopeién de una voz, autorizada a repertoriar, de una vez y mediante una nomenclatura uniforme, el conjunto de los dominios territoriales. La propia estructura de la Geografia de Velasco retoma esta propuesta toponimica, dando cuenta, sucesivamente, de los territorios que componen las Indias del Norte, las Indias del Mediodta y las Tndias del Poniente, produciendo el mismo efecto homogenei- zador. Bajo estas grandes unidades geograficas, la obra presenta por medio de sus mapas y capitulos una sucesién de provincias 0 audiencias que componen el territorio. Para un lector habituado a la terminologia burocratica con se organiza y gobierna el imperio hispano en América, llama poderosamente la atencidn la ausencia de los virreinatos ‘como instancias articuladoras de la cartograffa y la narracién. Aunque no puede evitarse la mencién a la existencia de ellos, lo que la obra nos presenta son grandes espacios geogrificos —Indias del Norte, Indias del Mediodfa, Indias del Poniente — compuestos por una sucesién de provincias 0 audiencias. La descripcién misma de las provincias y audiencias sigue un modelo regular que también opera reforzando la homogeneizacién. Para cada territorio, se procede sefialando el nombre de la provincia descrita; la adscripcisn politico-administrativa: su ubicacién por Cartografia y escritura cartogréfica 219 grados, los limites jurisdiccionales y las distancias en leguas respecto de otros espacios; la cantidad de pueblos y ciudades de espafioles; el mimero total de vecinos, encomen- deros e indios tributarios; el afio de fundacién; la division eclesidstica; la descripcién cosmografica de la tierra y de los indios y, finalmente, la hidrograffa y los caminos, Esta estructura se aplica a todos los territorios descritos, produciendo un efecto nivelador al quedar todo el espacio sometido a un mismo programa epistémico. El resultado de este proceder es la presentacién de una sucesi6n de tertitorios acotadas, sin jerarqufa evidente, con caracteristicas diversas y, por lo mismo, muchas veces complementaria Me parece que aqui también estd operando la subordinacién al territorio imperial de las pretensiones contra las cuales previene Lépez de Velasco al Rey; subordinacién que busca borrar en este caso tanto el gran México de Hernan Cortés como el extraordinario Perii de Francisco Pizarro. Sin embargo, este programa de conocimiento no se despliega sin tensiones internas, Manifestacién de lo anterior es el lugar ambivalente que ocupa el Peri en el relato, territorio sometido a las operaciones de nivelacién y homogeneizacién y que, al mismo tiempo, se sustrae a ellas, haciendo emerger la grandeza virreinal Tensiones en Ja escritura cartografica de Lépez de Velasco: entre la grandeza vir- reinal del Perd y la invis izacién de su territorio En la trama de los textos europeos escritos ¢ impresos a partir de 1534, las analogias entre Per y descubrimiento, Pera y riqueza, Per y tesoros y, por esa via, entre Pert y Nuevo Mundo, son recurrentes y reiteradas. Estas asociaciones dan cuenta de Ia fijacién de una cierta identidad territorial a partir de las narraciones de la captura de Atahualpa en Cajamarca y el tesoro por él reunido como rescate, Mucho debieron impresionar estos relatos, reiterados tanto por los protagonistas europeos de estos hechos como por otros actores que escribieron durante el periodo de la consolidacién institucional del poder hispano en la region. Manifestacién evidente de lo mismo son una serie de mapas impresos mis allé de las fronteras del imperio hispano, en que se visibiliza esta vinculacién. Se trata de obras en las cuales el conjunto del continente sudamericano se denomina Peril, 0 bien, de mapas en que el topénimo Perii aparece claramente destacado entre los otros que se utilizan para dar cuenta de la América meridional. A modo de ejemplo remito a tres expresiones significativas de esta prictica. En primer lugar, el mapa del hemisferio occidental titulado Universalle della parte del Mondo Nuovamente Ritrovata de Giacomo Gastaldi. Este mapa fue publicado por Gio- vanni Battista Ramusio en el tercer volumen de su Delle Navigationi et Viaggi dedicado al Nuevo Mundo (1556). En él se lee “El PERV” en grandes caracteres en el coraz6n de América del sur, top6nimo que se equilibra visualmente con la inscripeién “LA NOVA SPAGNA” inscrita en la parte superior del continente. Por su parte, el mapa de América del sur y el Caribe impreso en 1565 por Paolo Forlani traslada esta asociacién al titulo de la obra. En la parte superior de la hoja y junto a la dedicatoria, la cartela anuncia en grandes letras de molde que el espacio cartografiado corresponde a La descrittione di tutto il Peru en circunstancias que el espacio cartografiado abarca desde la Peninsula de Florida y las Antillas hasta Tierra del Fuego. Andloga es la declaracién del mapa flamenco impreso por Gerard de Jode en 1578, cuya carta de América del sur y el Caribe incluida en su Spectelum Orbis Terrarum se titula Americae Perwvi. En ambos casos, el topénimo 220 Alejandra Vega Palma Pert aparece como descriptor de América, adoptando 1a funcién del tropo literario de la sinéedoque, al identificar una parte con el todo y el todo con Ia parte. En clara oposicién a estas representaciones europeas del espacio americano, todo parece indicar que este Peri, primado de América, no cabia en el relato imperial que se estaba construyendo desde la metrépolis, manifiesto en la obra de Velasco. No me refiero a una exclusién metafrica sino literal, ya que la revisién de la cartografia de la Geografia revela que el Perti no existe en la recreacién metropolitana del Nuevo Mundo: el topsnimo ha sido eliminado del espacio representado, No se encuentra presente en ninguno de Jos mapas generales ni tampoco en los mapas parciales en que se cartografia esta zona geografica, correspondicntes a la Audiencia de Quito, la Audiencia de Lima (Figura 2) y la Audiencia de Charcas. Al homogeneizar y nivelar los territorios, al na- turalizar el espacio como territorio imperial, los mapas que componen la Geografia de Velasco han invisibilizado el Peri. Figura 2. Juan L6pez de Velasco, Deseripcion de la Audiencia de Lima, ca. 1575, £, 53, manuserito, tinta sobre papel, 265 x 333 mm. John Carter Brown Library, Brown University. Diferente es a situacién si nos detenemos en Ja escritura cartogréfica, en la narra- cién escrita de esta misma obra, donde el Peri si aparece, aunque ocupa un lugar ambi- Cartografia y escritura cartografica. 221 valente. De buenas a primeras, en la introduccién general acerca de las Indias que hace el autor, el Perit como territorio no cumple ninguna funci6n articuladora del espacio: es s6lo un topénimo entre otros, al cual se asocian ciertas particularidades. Leemos que en el Perti hay ovejas, hierba de coca y la mina de Potosf, tal como existen piedras preciosas en el Nuevo Reino de Granada y en Nueva Espafia, abundante cochinilla, asf como unos paijaros cuyas plumas sirven para hacer imagenes, (Lopez. de Velasco [1574] 1894: 17-25). Pero en esa escritura laten y se entretejen también otros significados, que recuerdan el rol desempefiado por el topénimo Pert en las narraciones de la conquista de América. Es aqui donde adquiere sentido la metéfora del texto como una colcha de retazos (Millén de Benavides, 2001)”, que nos permite pensar la Geografia como un texto urdido a partir de otros textos, en los que las asociaciones entre Pert, riqueza y América resonaban de manera poderosa y permanente. Ese Perd ausente de los mapas es, ni mas ni menos, “la provincia mayor y mds sefialada de las Indias que caen a ta parte del mediodia” (Lépez de Velasco [1574] 1894: 399); provincia sobre la cual diré Inego Velasco que no tiene igual en Nuevo Mundo: “de todo lo descubierto de las Indias es el mejor pedazo de tierra lo que se comprende en este distrito” (Ibid.: 459). No en vano, nos dice el cosmégrafo, Pert es el destino predilecto de ociosos y vagabundos: “Se tiene esta gente [vagabundos espanoles] por de mucho inconveniente para la quietud y sosiego de la tierra, y por esto no se da licencia pasar é ella, sino los menores que se puedan, especialmente para el P donde ha sido esta gente de mayor inconveniente, como lo han mostrado las rebeliones y desasosiegos que en aquellas provincias ha habido (Ibid.: 37). Perti primado, Perti codiciado. Se trata, por lo mismo de un Perd de limites difusos, a imagen de esta grandeza que se oculia y se declara. En un pasaje, se nos dice que el Perii incluye las audiencias de Quito, Los Reyes y Charcas. Mas adelante, se sefiala que apela a “lo que era el imperio de los Ingas en su tiempo” y que conquisté Pizarro. Para sugerir después, que decir Perit equivale a evocar todo el extenso territorio que corre entre Popayan y el Estrecho (Jbid.: 399-400). Un Peri, dice finalmente la Geografia, que “mis propiamente es lo que cae en el distrito de la audiencia de los Reyes” (Ibid.: 457-458), Se trata, lo hemos dicho, de enunciados fragmentarios, que permanecen como huellas aisladas en una trama en la que formalmente ya no tienen cabida; un texto cuya estructura narrativa propone una manera de leer el territorio en la cual las historias y las grandezas particulares quedaran supeditadas al relato imperial. Pese a esta politica homogeneizadora del cosmégrafo real del Consejo de Indias, el Perti siguié desempefiando una funcién clave en las relecturas del territorio del Nuevo Mundo. No s6lo en las obras escritas, que continuaron relatando a la magnitud de pie- zas de oro y plata que la hueste hispana habfa encontrado en su avance por el territorio andino, sino también en la cartografia. Cuando en 1584, Abraham Ortelius reimprimis su Theatrum Orbis Terrarum, in- cluy6 uno de los primeros mapas impresos del Pert de los que se tenga noticia®, En La autora utiliza esta expresién para revisar ta autorfa del Epitome de la conquista de Nueva Granada, tradicionalmente atribuida a Gonzalo Jiménez de Quesada. La imagen me parece lticida y productiva. “A diferencia de los otros mapas del Perd alos que hemos aludido, que son mapas en que se carto- grafia el conjunto del territorio americano o de América del sur. 222. Alejandra Vega Palma una tnica plancha de cobre, el grabador colocé tres mapas, titulados respectivamente Perwiae Avriferae Regionis Typus, La Florida y Guastecan. De ellos, nos interesa el mapa de! Perti (Figura 3), atribuido a Didaco Mendezio de acuerdo a la informacién de Ja cartela, cartégrafo identificado por Dennis Reinhartz (1998: 218) como Diego Hurtado de Mendoza, erréneamente a nuestro juicio™. De entrada, el titulo de este mapa, Avriferae Regionis Typus retoma la asociacién entre Pert y riqueza minera a fa que hemos aludido. Pero ademas, este mapa nos interesa ya que su trazado sugiere que una de sus fuentes indudables fue la cartografia de Lépez de Velasco que hemos estado analizando, atin inédita por esas fechas. Dos elementos nos permiten establecer esta relaci6n, El primero, la gran coincidencia toponimica tanto para los accidentes costeros como para los asentamientos humanos. ¥ en segundo lugar, Ja forma de representar el relieve andino como dos franjas longitudinales, idea presente en numerosos textos europeos desde la década de 1530 pero ausente de la cartogratia hasta estos mapas. ‘Si aceptamos la idea que Didaco Mendezio/Ontelius tomé 1a cartografia de Lépez de Velasco para elaborar su propio mapa de esta region, el titulo de la obra, que contradice el ejercicio cartografico de Velasco, constituye un interesante contrapunto. Esta tensién se manifiesta asimismo en el texto impreso al verso de este mapa. En los parrafos introductorios en que se habla de este territorio, Ortelius informa a sus lectores de los significados fluctuantes asociados con el topénimo Pert: “Los espaiioles dividen la parte sur de América en cinco regiones denominadas Castilla del Oro, Po- payana, Perti, Chili y Brazil. En tiempos pasados, antes de la llegada de los espaioles, y bajo el gobierno de los Incas, el Pert era mucho mds vasto que lo que es al presente, tal como Girava y otros relatan. Hoy esté confinado a Quito por el Norte y Plata por el sur”. Hecha esta aclaracién, el texto da cuenta de las caracteristicas de esta tierra, explicando, de paso, el titulo utilizado en su obra: “Que se trata del pats mds rico en oro dei mundo esté escrito por muchos autores. Francisco de Jerez escribe que en el Cuzco habia casas cuyo piso, muros y cielo estaban completamente cubiertos con planchas de oro. Girava relata que los habitantes de la provincia de Anserma estaban armados con oro, de pies a cabeza. Sus cotas de mala, sus pecheras, y sus arneses para piernas eran completamente de oro. El mismo autor confirma que de unas minas de oro cerca de Quito sale més oro que tierra” (Ortelius [1584]1595: 9), Lo que parece manifestarse en este caso, asi como en las divergencias constata- das en la propia obra de Velasco, es la complejidad de los procesos involucrados en la fijaci6n de significados que acompafian la consolidaci6n del poder hispano en América. Se trata de dindmicas que se despliegan en el tiempo y que conjugan la traduccién a la lengua de los conquistadores de las territorialidades ind{genas preexistentes a la invasion © El autor sefiala textualmente: “Diego Hurtado de Mendoza (1503-1575), about whom little else seems to be known”. Resulta curiosa tanto la atribucién de la autorfa como la afirmacién del desco- nocimiento acerca de esta figura renacentista, pues mucho se ha escrito sobre el cronista, diplomético ¥ poeta, cuyo nombre y fechas de nacimiento y muerte coinciden con el personaje sefialado por Reinhartz. Didaco Mendezio podrfa ser mas bien Diego Méndez, autor de una Corografia peruana, impresa en Sevilla en 1608 (Esteve Barba 1965: 641). © Nuestra traduccisn no proviene directamente del latin de la edicién consultada, sino de una tra- duccién al inglés del latin realizada por Marcel van den Broecke httpu/www.orteliusmaps.com! book/ort_text9.html. consultado marzo 2008). Cartografia y escritura cartogréfica 223 Figura 3. Didaco Mendezio, Perwviae Auriferae Regiones Tipus, grabado, 337 x 223 mm, en Abraham Ortelius, Theatrum Orbis Terrarum, Amberes, [1584] 1595. Archivo Central Andrés Bello, Universidad de Chile, Coleccién Sala Neruda. 224 Alejandra Vega Palma europea, los relatos cargados de pretensiones de los protagonistas de la conquista, el gjercicio de autoafirmacién del poder metropolitano e, incluso, la intervencién de otros actores europeos, en este caso, impresores y cartégrafos del Viejo Mundo. En el ejercicio del nombrar y describir, en la prictica de cartografiar, 1o que se esta desplegando es la disputa entre actores y programas de conocimiento que confluyen en la construccién del espacio colonial. Siglas JCBL — John Carter Brown Library en la Universidad de Brown ACAB ~ Archivo Central Andrés Bello, Universidad de Chile Fuentes Lopez de Velasco, Juan ([ca. 1574] 1894), Geografia y descripcién universal de las Indias recopilada por el cosmégrafo-cronista Juan Lopez de Velasco desde el aito de 1571 al de 1574, publicada por primera vez en el Boletin de la Sociedad Geogréfica de ‘Madrid con adiciones ¢ ilustraciones por Justo Zaragoza, Establecimiento Tipogeafico de Fortanet, Madrid. Lépez de Velasco, Juan (ca. 1575), Demarcacién y division de las Indias, ms., JCBL, Codex Sp 7/1-SIZE, 17000. 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